Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

+169
Zorro_Gris
albichuela
Hanset
Cachalote
borogis
prosineck
Zoetrope
thunderpussy
txemarifk
uM
Fogerty79
salakov
MEMYSELF&I
DAVIDCOVERDALE
DarthMercury
mjbellido
Blas
David Z.
arise
Rhonda
TheRover
Ellis
Soulone
metalbert
Nashville
Sutter Cane
crancranc
disturbiau
Van
keith_caputo
pinkpanther
Esmeralda
Mingus
ruso
Dee-Dee
KIM_BACALAO
Drakixx
Johnny Kashmir
El facha catalán
atila
rockero deprimido
Musho
Boohan
soldadouniversal
Lazaretto
iontxu
bitx
starfuckers
JE_DD
Riff
millino
Chenel
Jud
Dumbie
Emeritus Pope
Moderno
watts
Davies
Caffeine
Wyno
Mr Vinagres
Apocalypse Dude
thespidersfrommars
Inútil
BlueStarRider
The Hustler
SleazeGirl
atabal
Wonton Sopabuena
Pier
pantxo
locovereas
DumDumBoy
el xavea e`lamoto
Gallardo
Sugerio
BLINK503
gavitana
Guy Threepwood
Humpty Dumpty
karlos gasteiz
Koikila
butanero
Fridge
Bastard Son Of Lemmy
Zul
Axlferrari
icarus
Dani
Godofredo
Yen
káiser
RockRotten
el barón
Yusefly
jonikk
kaneda
VelvetRevolution
Daeshu
loaded
boro
SEÑOR KAPLAN
uno cualquiera
Shunt
Stoner
Soporte
javi clemente
Stonerider
Woody
sonic buzzard
Frusciante
hellpatrol
Requexu
Zispa
morley
Rikileaks
Balachina
Pendejo
wakam
DoginthePark
CrackerSoul
Evolardo
Iker
señor rosa
Perseide
Adso
goscinny
Ricky´s Appetite
Elephant Man
modes garcia
Pike
Txemari
deniztek
Chernobyl
coolfurillo
litelyeloubich
DeGuindos al Pavo
Barchi
dantes
celtasnake
Eloy
red_mosquito
katrastrov
Attikus
Itlotg
SISTER-MORPHINE
R'as Kal Bhul
polaris
ZoSo
eldritch
Eric Sachs
Oscar DeGarmo
Hank
Zarpas
mugu
freakedu
Supernaut
red ryder
jackinthebox
Zeppo
Gora Rock
Javier Maroto
Lorenzombie
helterstalker
Resurrection
Sugar Bug
Maniac is out
Goletti
Telekon
173 participantes

Página 1 de 17. 1, 2, 3 ... 9 ... 17  Siguiente

Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Telekon 30.12.12 16:23

salvando las distancias abismales de años luz entre ambos, el otro dia estuve escuchando temas de miguel y me gustaron, tambien vi el especial de nochebuena y oye ni tan mal

Telekon

Mensajes : 6797
Fecha de inscripción : 08/11/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Goletti 30.12.12 16:27

Poner aqui el gif del chaval que se vuela la cabeza. O el del abuelo simpson entrando y saliendo, o si hay alguno que ilustre el fin de los días, ese.

Goletti
Goletti

Mensajes : 7648
Fecha de inscripción : 17/12/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Maniac is out 30.12.12 16:28

Y La Guardia nuestros Lynyrd Skynyrd...
Maniac is out
Maniac is out

Mensajes : 41178
Fecha de inscripción : 24/03/2008

http://www.maniactshirts.com

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Sugar Bug 30.12.12 16:29

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Tumblr_m9motxzJ0f1ryyatlo1_500
Sugar Bug
Sugar Bug

Mensajes : 111195
Fecha de inscripción : 26/02/2010

https://www.julioiglesias.com/

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Resurrection 30.12.12 16:36

Hoy es día 30 de diciembre, no el 28.
Resurrection
Resurrection

Mensajes : 289
Fecha de inscripción : 16/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Telekon 30.12.12 16:37

jajajajaja

es bowie pero en cutre cañi

Telekon

Mensajes : 6797
Fecha de inscripción : 08/11/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por helterstalker 30.12.12 16:47

Ouh yeah, Miguel Bosé patea y peta culos
helterstalker
helterstalker

Mensajes : 8449
Fecha de inscripción : 19/10/2010

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Lorenzombie 30.12.12 16:49

facepalm
Lorenzombie
Lorenzombie

Mensajes : 7992
Fecha de inscripción : 04/02/2012

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Javier Maroto 30.12.12 16:51

La época de Bandido y Sevilla es imitación total ( casposa y cutre, pero imitación ) del Bowie de los 80.
Javier Maroto
Javier Maroto

Mensajes : 29170
Fecha de inscripción : 04/08/2012

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Gora Rock 30.12.12 16:52

Goletti escribió:Poner aqui el gif del chaval que se vuela la cabeza. O el del abuelo simpson entrando y saliendo, o si hay alguno que ilustre el fin de los días, ese.

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? TerremotoLISB1_1
Gora Rock
Gora Rock

Mensajes : 35735
Fecha de inscripción : 26/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Zeppo 30.12.12 17:48

Se nota que tiene que ser fan del duque.. cyclops
Zeppo
Zeppo

Mensajes : 99532
Fecha de inscripción : 02/04/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por jackinthebox 30.12.12 17:50

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Hunky-dory

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Goya+Awards+2010+Photocall+RspsvrQAP30l

A quien se parece David Bowie es a Bimba Bosé, no a Miguel...
jackinthebox
jackinthebox

Mensajes : 24171
Fecha de inscripción : 24/07/2010

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Zeppo 30.12.12 17:52

jackinthebox escribió:Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Hunky-dory

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Goya+Awards+2010+Photocall+RspsvrQAP30l

A quien se parece David Bowie es a Bimba Bosé, no a Miguel...

Clavaditos.. Cool
Zeppo
Zeppo

Mensajes : 99532
Fecha de inscripción : 02/04/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por red ryder 30.12.12 17:54

Estas de coña supongo. En otros paises lapidan por menos.
red ryder
red ryder

Mensajes : 7375
Fecha de inscripción : 18/01/2012

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Supernaut 30.12.12 17:55

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? 199490_640px

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Dentro4
Supernaut
Supernaut

Mensajes : 7716
Fecha de inscripción : 19/01/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por freakedu 30.12.12 17:56

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Tumblr_inline_mfts8izpLy1qbhmtm

_________________
Es Miguel Bose nuestro David Bowie? EYsqeCd
freakedu
freakedu
Moderador

Mensajes : 75022
Fecha de inscripción : 25/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por mugu 30.12.12 20:10

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Clint_ew
mugu
mugu

Mensajes : 26475
Fecha de inscripción : 25/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Zarpas 30.12.12 20:12

me parece una comparacion intolerable, menuda falta de respeto para el puto Bowie.. "rey de los goblins, rey de los goblins, si estas por aqui, llevate al Bosé lejos de aqui.."
Zarpas
Zarpas

Mensajes : 11584
Fecha de inscripción : 14/05/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Hank 30.12.12 20:15

Goletti escribió:Poner aqui el gif del chaval que se vuela la cabeza. O el del abuelo simpson entrando y saliendo, o si hay alguno que ilustre el fin de los días, ese.


Arrow2

y eso que no soy fan de Bowie !!

jeje
Hank
Hank

Mensajes : 96893
Fecha de inscripción : 18/08/2011

https://web.telegram.org/k/#@AlbumOfThe_Day

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Oscar DeGarmo 30.12.12 20:23

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Fl8sbm
Oscar DeGarmo
Oscar DeGarmo

Mensajes : 4510
Fecha de inscripción : 11/05/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Eric Sachs 30.12.12 20:27

Las Autoridades competentes les recuerdan que no todas las setas que hay en el bosque son comestibles de manera inocua.
Eric Sachs
Eric Sachs

Mensajes : 69787
Fecha de inscripción : 06/03/2012

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por eldritch 30.12.12 20:30

No. Bowie es el Bosé inglés.
eldritch
eldritch

Mensajes : 2650
Fecha de inscripción : 11/09/2012

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por ZoSo 30.12.12 20:36

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Tumblr_m944riY7SI1qb6cnho1_400
ZoSo
ZoSo

Mensajes : 7391
Fecha de inscripción : 24/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por ZoSo 30.12.12 20:38

Telekon escribió:salvando las distancias abismales de años luz entre ambos, el otro dia estuve escuchando temas de miguel y me gustaron, tambien vi el especial de nochebuena y oye ni tan mal

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? IbdlqcKCWJKpA3
ZoSo
ZoSo

Mensajes : 7391
Fecha de inscripción : 24/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por polaris 30.12.12 20:39

Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing Laughing


Última edición por polaris el 30.12.12 20:40, editado 1 vez
polaris
polaris

Mensajes : 16797
Fecha de inscripción : 25/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por ZoSo 30.12.12 20:40

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? DXZMy
ZoSo
ZoSo

Mensajes : 7391
Fecha de inscripción : 24/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Sugar Bug 30.12.12 20:42

http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=2914512

ya ni troleamos con cariño...
Sugar Bug
Sugar Bug

Mensajes : 111195
Fecha de inscripción : 26/02/2010

https://www.julioiglesias.com/

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por R'as Kal Bhul 30.12.12 20:46

Bosé.... He tenido la desgracia de oir parte de su último disco en la sección de música de el Corte Ingles y puedo decir que es una de la mayores mierdas que un ser humano puede escuchar... Intolerable. Y ya no hablo de su versión de la sintonía de "Cuentame" porque me pongo a llorar de los nervios.
R'as Kal Bhul
R'as Kal Bhul

Mensajes : 68266
Fecha de inscripción : 07/06/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por SISTER-MORPHINE 30.12.12 21:01

Telekon escribió:salvando las distancias abismales de años luz entre ambos, el otro dia estuve escuchando temas de miguel y me gustaron, tambien vi el especial de nochebuena y oye ni tan mal

affraid
SISTER-MORPHINE
SISTER-MORPHINE

Mensajes : 5687
Fecha de inscripción : 27/06/2010

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Itlotg 30.12.12 21:10

ZoSo escribió:
Telekon escribió:salvando las distancias abismales de años luz entre ambos, el otro dia estuve escuchando temas de miguel y me gustaron, tambien vi el especial de nochebuena y oye ni tan mal

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? IbdlqcKCWJKpA3

A Bosé que le den por culo, sólo quiero saber si es gif es un fake o no Very Happy
Itlotg
Itlotg

Mensajes : 18299
Fecha de inscripción : 04/09/2012

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Attikus 30.12.12 21:15

Topics como este le alegran a uno el día. Very Happy
Attikus
Attikus

Mensajes : 22048
Fecha de inscripción : 19/03/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Zeppo 30.12.12 21:32

Y Serrat es nuestro Dylan.. Cool
Zeppo
Zeppo

Mensajes : 99532
Fecha de inscripción : 02/04/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por katrastrov 30.12.12 21:51

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Bath_faint

katrastrov

Mensajes : 32317
Fecha de inscripción : 01/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por katrastrov 30.12.12 21:51

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Epicwin_tve

katrastrov

Mensajes : 32317
Fecha de inscripción : 01/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por katrastrov 30.12.12 21:52

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Brkfsttfnyys

katrastrov

Mensajes : 32317
Fecha de inscripción : 01/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por katrastrov 30.12.12 21:52

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Fail

katrastrov

Mensajes : 32317
Fecha de inscripción : 01/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por red_mosquito 30.12.12 21:53

Yo también tuve la desgracia de ver un rato el especial de nochevieja ese y lo que más me llamó la atención es que Miguel Bosé de muy chungo. Aparte de unos problemas de movilidad más que evidentes tiene una barriga muy extraña. De ahí que sea uno de mis candidatos a la defunción en el año 2013.
red_mosquito
red_mosquito

Mensajes : 40956
Fecha de inscripción : 28/09/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por katrastrov 30.12.12 21:54

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Axldontcry

katrastrov

Mensajes : 32317
Fecha de inscripción : 01/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Eloy 30.12.12 21:54

La única comparación que admite Miguel Bosé -ayer, hoy y siempre- es con un excremento de ñu secándose al sol de la sabana, reseco, retorcido e infestado de moscas, hormigas y otros insectos.
Eloy
Eloy

Mensajes : 85050
Fecha de inscripción : 24/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Oscar DeGarmo 30.12.12 21:58

Telekon escribió:salvando las distancias abismales de años luz entre ambos, el otro dia estuve escuchando temas de miguel y me gustaron, tambien vi el especial de nochebuena y oye ni tan mal

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Tumblr_llgk07QYLf1qd48zdo1_500
Oscar DeGarmo
Oscar DeGarmo

Mensajes : 4510
Fecha de inscripción : 11/05/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por katrastrov 30.12.12 22:00

jackinthebox escribió:Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Hunky-dory

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Goya+Awards+2010+Photocall+RspsvrQAP30l

A quien se parece David Bowie es a Bimba Bosé, no a Miguel...
La portada del Hunky Dory está coloreada, éste era su aspecto real entonces:

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? David-bowie1971-1

katrastrov

Mensajes : 32317
Fecha de inscripción : 01/02/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por ZoSo 30.12.12 22:01

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? 1351183493_jumping_into_swimming_pool_fail
ZoSo
ZoSo

Mensajes : 7391
Fecha de inscripción : 24/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por ZoSo 30.12.12 22:02

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Goya+Awards+2010+Photocall+RspsvrQAP30l

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? WtvHa
ZoSo
ZoSo

Mensajes : 7391
Fecha de inscripción : 24/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por celtasnake 30.12.12 22:04

Eloy escribió:La única comparación que admite Miguel Bosé -ayer, hoy y siempre- es con un excremento de ñu secándose al sol de la sabana, reseco, retorcido e infestado de moscas, hormigas y otros insectos.

Como firme defensor de los excrementos de ñu secándose al sol de la sabana, resecos, retorcidos e infestados de moscas, hormigas y otros insectos, protesto enérgicamente ante el atropelio que se ha sometido a dichos excrementos en este mensaje.

Rechazamos y nos repugna la desfortunada y desagradable comparación, y cómo tal, exigimos una disculpa y una rectificación inmediata. Bronca :ble:
celtasnake
celtasnake

Mensajes : 47527
Fecha de inscripción : 09/05/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por dantes 30.12.12 23:36

Laughing Laughing Laughing ¡Miguel Bosé eliodertorero salió rana elioputa! Laughing
dantes
dantes

Mensajes : 3602
Fecha de inscripción : 17/03/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por freakedu 31.12.12 0:32

Eloy escribió:La única comparación que admite Miguel Bosé -ayer, hoy y siempre- es con un excremento de ñu secándose al sol de la sabana, reseco, retorcido e infestado de moscas, hormigas y otros insectos.

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Rafa%20Mendez%202

_________________
Es Miguel Bose nuestro David Bowie? EYsqeCd
freakedu
freakedu
Moderador

Mensajes : 75022
Fecha de inscripción : 25/03/2008

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Zeppo 31.12.12 1:04

dantes escribió: Laughing Laughing Laughing ¡Miguel Bosé eliodertorero salió rana elioputa! Laughing

Laughing
Zeppo
Zeppo

Mensajes : 99532
Fecha de inscripción : 02/04/2011

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Barchi 31.12.12 8:47

El título del topic esta dentro de esa costumbre ancestral en España del tipo "Baron Rojo son nuestros Purple". Ahí se ve que pensamos que nuestros músicos sólo pueden aspirar a imitar el canon.

Dicho esto, la música de Bosé es repulsiva.
Barchi
Barchi

Mensajes : 7893
Fecha de inscripción : 26/04/2009

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por Hank 31.12.12 9:01

Barchi escribió:El título del topic esta dentro de esa costumbre ancestral en España del tipo "Baron Rojo son nuestros Purple". Ahí se ve que pensamos que nuestros músicos sólo pueden aspirar a imitar el canon.

Dicho esto, la música de Bosé es repulsiva.

es que nuestros músicos solo pueden aspirar a eso, ....... igual que la TV, etc, etc
Hank
Hank

Mensajes : 96893
Fecha de inscripción : 18/08/2011

https://web.telegram.org/k/#@AlbumOfThe_Day

Volver arriba Ir abajo

Es Miguel Bose nuestro David Bowie? Empty Re: Es Miguel Bose nuestro David Bowie?

Mensaje por DeGuindos al Pavo 31.12.12 10:33

Miguel Bosé ES nuestro Bowie, eso es indiscutible. Otra cosa es que esté a su nivel, que, bueno, no.
DeGuindos al Pavo
DeGuindos al Pavo

Mensajes : 10958
Fecha de inscripción : 28/07/2012

Volver arriba Ir abajo

Página 1 de 17. 1, 2, 3 ... 9 ... 17  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.