Behemoth "I Loved you at your Darkest" (2018) (p24)

Infernu escribió:

Musick escribió:Este grupo me empieza a dar una pereza...van con el piñón fijo...

El último disco me lo salté.y mira que me apasionaban sobre todo en la época de Satanica y Thelema.

Yo le pasé una escucha y lo olvidé totalmente, a mí me encantan el Demigod, The Apostasy y con el que empecé con ellos que es el Evangelion. Pero uff están pillando un camino que me da pereza brutal ponerme con un disco de ellos...

Escuchado. No está mal. Para los no habituales de metal es un disco muy asequible y directo.
No descubre nada. Vamos, un 7.

Evolardo escribió:Escuchado. No está mal. Para los no habituales de metal es un disco muy asequible y directo.
No descubre nada. Vamos, un 7.

Same here. Escuchado por primera vez, se puede escuchar pero no tengo prisa para una segunda....

Lo escuchas y lo olvidas , un poco plano , pero ya es una constante en la banda .. , aunque no llegan a aburrir están en una etapa un tanto repetitiva

primera escucha, aunque no espero nada, el anterior ni me gustó...
la banda perdió el mojo tras The Satanist, su mejor obra...

starfuckers escribió:Lo escuchas y lo olvidas , un poco plano , pero ya es una constante en la banda .. , aunque no llegan a aburrir están en una etapa un tanto  repetitiva

escuchado, parece otro de esos trabajos publicados para cumplir contrato... insípido y olvidable...

Mola el vídeo

Muy bueno

Wacken Open Air 2022

Bloodstock 2022

Videoclip para "Once Upon A Pale Horse":

Reconciliadísimo con la banda después de la sacada de chorra en Resurrection Fest. Menudo bolazo.

Cuando empezaron a tocar Once Upon a Pale Horse parecían los putos Satyricon.

Recordad ponerlo a 4k 50fps.

El concierto de Behemoth en buena calidad, 4k y 50 fps

Resurrection_Fest escribió:

El concierto de Behemoth en buena calidad, 4k y 50 fps

Brutal, de los mejores conciertos de la pasada edición.

Disponible el 30 de abril : Behemoth - Philharmonie de Paris | ARTE Concert


Edit. 30 de octubre 2024 :



Behemoth aparece en este extracto del libro de Hartmut Rosa que trata del vínculo entre Heavy Metal y Romanticismo (página 161) :


Hace más de dos siglos, el movimiento cultural del Romanticismo propuso un contramodelo estético en respuesta a la Ilustración guiada por una razón sobria, oponiéndose a la forma «muda» y cosificada de nuestra relación con el mundo.

A través del arte - poesía, pintura y música -, el Romanticismo aspiraba a un reencantamiento del mundo que no fuera mera apariencia estética y bella ilusión, sino que pretendía abrir una experiencia diferente y, en consecuencia, una comprensión distinta de la realidad. La realidad ya no podía captarse dentro de un sistema cerrado sobre sí mismo, sino que sólo podía circunscribirse, y por tanto adivinarse, en un movimiento siempre cambiante y contradictorio. Poetas, artistas y pensadores como Lord Byron, Mary Shelley, William Wordsworth y John Keats, así como Novalis, Clemens Brentano, Joseph von Eichendorff, los hermanos Schlegel, Bettina y Achim von Arnim, Caspar David Friedrich, Franz Schubert, Robert Schumann y muchos otros, han intentado pensar, poetizar, describir, pintar y poner música a esta relación con la realidad.

Podría decirse que el corazón del Romanticismo reside en la idea de que es posible experimentar una relación diferente con la realidad y el universo, pero que esta relación nunca puede ser pensada o formulada de forma coherente o sistemática. Por eso, el Romanticismo pretende, en particular, poner en movimiento la relación cerrada y fija que la sociedad burguesa-capitalista ilustrada tiene con el mundo, sacudirla literalmente; revelar grietas por las que vuelva a ser posible la experiencia - o más bien el presentimiento - de un mundo que nos responde y con el que estamos unidos por una relación de resonancia, un mundo en el que el interior y el exterior, el bien y el mal, el principio y el fin están estrechamente ligados entre sí.

En el metal, el cielo (heaven o sky) y el alma, los dioses y los demonios, el pasado, el presente y el futuro, las esferas más elevadas y los abismos más profundos, los monstruos aullantes y los ángeles cantores están unidos precisamente por una relación así, siempre fluctuante y arremolinada, nunca fija y, sin embargo, siempre perceptible. En una palabra: el heavy metal es, en casi todos los aspectos, hijo del Romanticismo; se alimenta del «modelo romántico», es decir, de los modelos culturales, las prácticas y las formas de expresión forjadas en torno a 1800, sin llegar nunca a encajar en su molde. El parentesco entre el heavy metal y el Romanticismo ya se ha observado con frecuencia en la literatura dedicada a este género musical. Baste recordar aquí algunas de las características centrales que comparten ambos.

Ante todo, el Romanticismo y el metal comparten el gusto por las leyendas, los cuentos y los mitos, de los que extraen motivos e imágenes. Los diablos, espíritus y demonios, y la fascinación por la oscuridad que caracterizan al metal, proceden del lado más oscuro del Romanticismo, de E.T.A. Hoffmann (Los elixires del diablo) o de Samuel Taylor Coleridge, cuya lúgubre balada «The Rime of the Ancient Mariner» fue musicada por Iron Maiden en el álbum Powerslave. Lo mismo ocurre con la fascinación por la muerte. La estética de lo feo y lo grotesco, tan evidente en el metal, también tiene sus orígenes en el Romanticismo, sobre todo en el Romanticismo francés, y especialmente en Victor Hugo.

Además, la idea de una existencia artística opuesta al conformismo burgués (y a la lógica comercial de las discográficas) e impulsada por una inspiración especial se hace eco de una convicción fundamental de los románticos. Por último, el ideal del artista virtuoso - el guitar hero - que alcanza en éxtasis una realidad trascendente, y la esperanza de que el arte lleve en sí un elemento de salvación o redención, por lo cual debe ser un fin en sí mismo, son ingredientes esenciales del «modelo romántico». Pero, sobre todo, me parece que el heavy metal comparte con el romanticismo el deseo fundamental de romper la coraza que se ha construido en torno al alma del sujeto moderno, separándola casi irreversiblemente del universo o realidad última que lo rodea. Y romperla no intelectualmente, sino «mágicamente».

Pero está claro que es más fácil abrir una grieta en la experiencia del mundo evocando imágenes del mal y de la oscuridad que recurriendo al simbolismo de la luz. ¿Por qué? En primer lugar, porque los grandes principios de la teología cristiana han impregnado tan fuertemente la cultura occidental que ellos mismos tienden a fijarse y cosificarse, al tiempo que siguen ocupando una gran parte del ámbito sagrado; de ahí el simbolismo anticlerical a menudo presente en el metal.

Por otra parte, no existe una «satanología» culturalmente transmitida y canonizada. En segundo lugar, porque el miedo es un elemento fundamental de nuestra relación con el mundo, y las imágenes de salvación y redención están contaminadas por la sospecha de encubrir y reprimir ese miedo, es decir, de eludir la seriedad existencial. La grieta se abre bajo nuestros pies cuando los símbolos y las imágenes del bien y del mal, de la luz y de la oscuridad, se ponen de nuevo en movimiento, cuando se busca un encuentro espiritual en el que las posiciones del sujeto que experimenta y del objeto de su experiencia no están fijadas de antemano.

Tomemos por ejemplo una canción como "O Father, O Satan, O Sun" de Behemoth, grupo de puro black metal. Escuchar este tema (y ver su vídeo) es una experiencia especial en sí misma, que requiere unos nervios de acero. Hay dos cosas que llaman inmediatamente la atención. La primera es que, desde el título y a lo largo de toda la canción, los atributos de divinidad, pureza y santidad están casi omnipresentes. Sólo que aquí es el propio Satanás quien ha ocupado el lugar de Dios, en su calidad de portador de la luz (en latín Lucifer). Lo segundo es que tanto el texto como las imágenes del clip están impregnados de simbolismo religioso y mitología cristiana. Pero en conjunto, el texto, el lenguaje visual y la música, cuyos sombríos acordes recuerdan a la música sacra cristiana, crean una atmósfera muy ambivalente. Así que surge la pregunta: ¿hablan en serio? ¿Pero serios sobre qué? ¿Y qué se toman en serio los oyentes?

En mi opinión, la respuesta a estas preguntas está en el concepto de ironía romántica. Su idea fundamental es que el arte permite tomarse algo completamente en serio y, al mismo tiempo, no tomárselo en serio, refutarlo. Según Sandra Kerschbaumer, esto está en el corazón mismo del modelo romántico: «La coincidencia de un descentramiento moderno y una semántica de la unidad que va en contra de este desarrollo produce una tensión que es tensión entre la conciencia moderna de la contingencia y la aspiración a proyectos holísticos de sentido -cuyo estatus se invierte constantemente: entre la afirmación y la negación, entre el deseo de verdad y la ironía».


Sobre el romanticismo oscuro :

Spoiler:

Hartmut Rosa menciona los libros de James Rovira sobre la relación del rock con el romanticismo :

Rock and Romanticism – Rock as Romanticism: Romanticism as Rock

Romanticism and Rock – Philosophy of Contemporary Song

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