KRAFTWERK: DISCOGRAFÍA COMENTADA.

thejesu escribió:A ver que cojo sitio, otro fan de Kraftwerk por aquí.

Bienvenido, Thejesu.

  

Llegamos al quinto álbum del grupo (sexto si contamos el álbum de Oranisation) y damos la entrada al nuevo miembro, otro (¡otro!) percusionista eléctrico, Karl Bartos.

Con Bartos (al que vi de pincha en una lejana edición del MetroRock en Madrid), el cuarto miembro de peso de la banda, se consolidan ya Kraftwerk como un sólido grupo de cuatro miembros.

La música es ya completamente y totalmente producida por sintetizadores (exceptuando la voz humana) y ya será así para los restos.
La imagen del cuarteto nos refleja a unos jóvenes perfectamente peinados y trajeados, un poco al estilo de los años veinte o treinta, en lo que iba a ser una de las líneas de trabajo de su imagen en los próximos años: el retrofuturismo.

El álbum es el primero en contar con una versión alemana y otra internacional (inglesa), aunque en esta ocasión solo diferirán en el título del álbum y las canciones, teniendo el tema titular del álbum cantado en ambos idiomas.

Las canciones del disco son cortas, de corte pop, con dominio total de los teclados, olvidándose de aquella canción larga que dominaba todo el L.P. y las improvisaciones/experimentaciones. Con Radioactivity Kraftwerk buscaban a un público lo más amplio posible y sus píldoras musicales iban a calar mucho en la Europa de la época.

Tras enfrentarnos a una elegante, pero severa, portada que muestra un viejo aparato de radio alemán, un misterioso "Contador Geiger", inaugura el disco y deja paso Radio Activity, con su extraño romanticismo y esa decadente elegancia en sus ritmos lentos e hipnóticos, donde un expansivo teclado vertebra toda la canción.

Radioland (también cantada en alemán e inglés)  incide en esa seriedad y tristeza melancolía por medio de unas parcas letras que nos hablan de cómo sintonizar una radio. La canción, llena de ruiditos  que parecen sacados de una vieja película de marcianos, y de voces con vocoder, el tema discurre por esa senda algo triste y desoladora que domina todo el álbum.

Airwaves supone un respiro en toda esta gravedad, un tema rockero a su manera, donde parecen, ya, unos robots bailando.

A partir de aquí el álbum desbarra en una serie de cortes llenos de ondas de radio y multitud de efectos, mezclados con voces humanas distorsionadas y efectos de vocoder. Y es que es difícil encontrar en 1975 cortes tan radicales como Radio Stars o Uranium.

La "rockera" Antenna y el suave instrumental Transistor (que anuncia a Franz Schubert) parecen poner un poco de orden, justo cuando el disco se precipita hasta a la (des)carga emocional final, con un Ohm sweet ohm lírico, romántico y sencillamente perfecto.

En fin, hay que sentirlo.

Yo le doy un  

Este es el segundo disco "conceptual" de Kraftwerk, en el sentido de que tratan las canciones sobre un tema.
El anterior, "Autobahn", iba sobre los viajes en coche, y este disco, "Radio-Activity", sobre la radio y las ondas de radio, amén de los contadores geiger, el sistema morse, etc.

Refrescospepito escribió:



Llegamos al quinto álbum del grupo (sexto si contamos el álbum de Oranisation) y damos la entrada al nuevo miembro, otro (¡otro!) percusionista eléctrico, Karl Bartos.

Con Bartos (al que vi de pincha en una lejana edición del MetroRock en Madrid), el cuarto miembro de peso de la banda, se consolidan ya Kraftwerk como un sólido grupo de cuatro miembros.

La música es ya completamente y totalmente producida por sintetizadores (exceptuando la voz humana) y ya será así para los restos.
La imagen del cuarteto nos refleja a unos jóvenes perfectamente peinados y trajeados, un poco al estilo de los años veinte o treinta, en lo que iba a ser una de las líneas de trabajo de su imagen en los próximos años: el retrofuturismo.

El álbum es el primero en contar con una versión alemana y otra internacional (inglesa), aunque en esta ocasión solo diferirán en el título del álbum y las canciones, teniendo el tema titular del álbum cantado en ambos idiomas.

Las canciones del disco son cortas, de corte pop, con dominio total de los teclados, olvidándose de aquella canción larga que dominaba todo el L.P. y las improvisaciones/experimentaciones. Con Radioactivity Kraftwerk buscaban a un público lo más amplio posible y sus píldoras musicales iban a calar mucho en la Europa de la época.

Tras enfrentarnos a una elegante, pero severa, portada que muestra un viejo aparato de radio alemán, un misterioso "Contador Geiger", inaugura el disco y deja paso Radio Activity, con su extraño romanticismo y esa decadente elegancia en sus ritmos lentos e hipnóticos, donde un expansivo teclado vertebra toda la canción.

Radioland (también cantada en alemán e inglés)  incide en esa seriedad y tristeza melancolía por medio de unas parcas letras que nos hablan de cómo sintonizar una radio. La canción, llena de ruiditos  que parecen sacados de una vieja película de marcianos, y de voces con vocoder, el tema discurre por esa senda algo triste y desoladora que domina todo el álbum.

Airwaves supone un respiro en toda esta gravedad, un tema rockero a su manera, donde parecen, ya, unos robots bailando.

A partir de aquí el álbum desbarra en una serie de cortes llenos de ondas de radio y multitud de efectos, mezclados con voces humanas distorsionadas y efectos de vocoder. Y es que es difícil encontrar en 1975 cortes tan radicales como Radio Stars o Uranium.

La "rockera" Antenna y el suave instrumental Transistor (que anuncia a Franz Schubert) parecen poner un poco de orden, justo cuando el disco se precipita hasta a la (des)carga emocional final, con un Ohm sweet ohm lírico, romántico y sencillamente perfecto.

En fin, hay que sentirlo.

Yo le doy un  

¡Magnífica revisión!

    

Me encata la versión que hicieron Manta Ray Y Schwarz de Antenna.

https://www.youtube.com/watch?v=o9I0PnoWPBg



  

     


Mi versión en vinilo viene raspada. Ni inserts, ni letras, ni foto de la banda ni pollas...   

Little Bastard escribió:     


Mi versión en vinilo viene raspada. Ni inserts, ni letras, ni foto de la banda ni pollas...   

    

Mi versión cassette grabada es aun más pobre   

deniztek escribió:

Little Bastard escribió:     


Mi versión en vinilo viene raspada. Ni inserts, ni letras, ni foto de la banda ni pollas...   

    

Mi versión cassette grabada es aun más pobre   

Como no le ponga pilas a los walkman es que ya no puedo oír ni cassettes...  

Yeah, yo iba a poner también la canción de Schwarz/Manta Ray, una gran versión.

Tuve la suerte de ver a Schwarz en un Wintercase en la Apolo de Barcelona, hace comon siete años, hicieron "Antenna" y yo fui el único que les hice caso.

Tremendo.

Un genio del cómic como Miguel Ángel Martín, dentro de su serie "Brian The Brain" hizo un homenaje a la canción "Radio-Activity" por medio de unos  personajes enfermos terminales que iban en sillas de puedes y formaban un grupo techno y hacían esa versión.

1977: año cero del punk británico y/o europeo, pero los cuatro de Düsseldorf decidieron ponerse en contra de la imagen feísta y el aturdimiento sonoro que aquella disciplina rockera deudora del beat y la moda mod y glam traía consigo.

Elegantemente trajeados, en una portada en b/n, Florian, Ralf, Wolgang y Karl aparecen con pinta de unos sobrios señores de los años treinta, vestidos de forma anticuada y con un arte de fotografía como de otro tiempo.
Es notable que Florian aparece con el broche de la semicorchea que ya luciera en la portada del tercer álbum de Kraftwerk, Ralf und Florian, 1973.

Dentro, el álbum supone una especie de regresión de sonido en cuanto a que da un paso atrás ante los hallazgos de su anterior disco, Radio-Activity. Trans-Europe Express (que, sin embargo, sí retoma el "concepto" de discos anteriores de brindar un L.P. a un tema y este long-play estaría dedicado al transporte en tren a través de Europa) vuelve al viejo planteamiento de una canción que domina todo el disco y otros cuantos temas "menores". En este caso, serían dos las canciones largas, que ocupan el primer corte de cada cara, salpicados cada lado del L.P. por canciones que son, aunque más cortas, tan importantes como las titulares.

Con respecto al álbum anterior, el disco está exento de ese dramatismo romántico y esa emoción pesimista, sustituyéndola por una "elegancia y decadencia" mezclada con algo de ironía y los primeros ejemplos de esa fascinación por la vida no humana así como los primeros albores de esa idea del hombre-máquina que ya avanzaron los fotógrafos Man Ray o Cartier-Bresson décadas atrás y que ellos iban a tomar como ideal a partir del próximo álbum

Europe Endless, que es uno de mis temas favoritos del grupo, abre el disco. El corte empieza con un patrón de sintetizador que entonces se llamaba "secuenciación" y que hoy conocemos como "programación", esto es, un diseño de una melodía que luego se repite en un loop, pudiéndose cambiar de patrón o de escala tan solo apretando un botón. Tras este inicio, sobre el que se superpone una melodía principal, un impactante y sorprendente beat de batería electrónica, muy atractivo, va a acompañar al resto del tema sin casi inmutarse, en una perfecta imitación de una batería acústica normal, con su hi-hat y todo. Ralf canta con una especie de "desapasionamiento" con el que lo haría un señorito europeo de los años treinta hastiado de una vida de lujo y placeres. A la mitad del tema, un solo de sintetizador recuerda a la flauta del Florian de los primeros tiempo del grupo, quizás en un alarde de volver a aquella primera época. El tema habla sobre esa Europa añorada, la Europa de entre guerras, donde todo parecía que era próspero y cuando viajar era viajar de verdad, no transportarse.

Aquel dramatismo del álbum Radio-Activity parece estar presente en The Hall Of Mirrors, no ya solo en esa especie de tenebroso techno-pop, con una percusión imitando unos pasos en la oscuridad, sino por el tema del que trata: el cambio de personalidad y la delectación sobre uno mismo. Esta especie de narciso protagonista de la canción se siente como una suerte de Dorian Gray ante el espejo, que le devuelve una imagen a veces bella y otras, grotesca.

Tanta seriedad y frialdad, con un Ralf cantando como si estuviera él mismo dentro del espejo y no se pudiera mover, contrasta con la ironía y el extraño ritmo bailable de Showroom Dummies, con sus efectos sonoros y la voz de Ralf que parece un bisturí, cantando en inglés con ese exageradamente marcado acento germano. La letra va sobre unos maniquíes de escaparate de tienda de modas que salen por la noche de marcha y la lían parda. Esta canción cuenta con una curiosa versión del grupo alemán Señor Coconut.




Tan magnífica cara A no tiene una correspondencia por igual en la B.

La larga canción que da título al álbum (y que incluye otro tema, Metal On Metal), siempre me resultó algo pesada, repetitiva de más y con la imaginación justa. Suerte que en el futuro Kraftwerk se abstendrían de componer temas-coñazo como este, que trata de viajar a París y luego a Viena y luego a Düsseldorf, con una percusión machacona y unos teclados que imitan en todo a una máquina de vapor de esas antiguas. La verdad es que, pese a su duración y el que sea algo aburrida, este tema ilustra perfectamente los viajes en tren: casi que podemos ver a una maquina moverse al ritmo descriptivo de esta música. La voz de Ralf incide en esa repetición percutiva, con mucho vocoder, y el tema se transporta penosamente de forma tediosa hasta hacerse casi insoportable tanta repetición robótica de la frase principal que da título a la canción (y al álbum). Este es un ejemplo más de la incipiente fusión hombre-máquina que sería la nueva idea de explotación de imagen de y de música a partir de 1978.

El suave lirismo de Franz Schubert, tema dedicado al genial compositor austriaco del siglo XIX, un tema sin percusión y con un imaginativo y, por momentos, emocionante teclado , transita el disco hacia el final con un Endless Endless que nos despide con un susurro y que nos invita a entrar en el letargo y, de nuevo, ensoñación de una Europa que está definitivamente perdida, a pesar de contradecir el mismo título de la canción, "inacabable, inacabable".

Fin del viaje.

Refrescospepito escribió:

1977: año cero del punk británico y/o europeo, pero los cuatro de Düsseldorf decidieron ponerse en contra de la imagen feísta y el aturdimiento sonoro que aquella disciplina rockera deudora del beat y la moda mod y glam traía consigo.

Elegantemente trajeados, en una portada en b/n, Florian, Ralf, Wolgang y Karl aparecen con pinta de unos sobrios señores de los años treinta, vestidos de forma anticuada y con un arte de fotografía como de otro tiempo.
Es notable que Florian aparece con el broche de la semicorchea que ya luciera en la portada del tercer álbum de Kraftwerk, Ralf und Florian, 1973.

Dentro, el álbum supone una especie de regresión de sonido en cuanto a que da un paso atrás ante los hallazgos de su anterior disco, Radio-Activity. Trans-Europe Express (que, sin embargo, sí retoma el "concepto" de discos anteriores de brindar un L.P. a un tema y este long-play estaría dedicado al transporte en tren a través de Europa) vuelve al viejo planteamiento de una canción que domina todo el disco y otros cuantos temas "menores". En este caso, serían dos las canciones largas, que ocupan el primer corte de cada cara, salpicados cada lado del L.P. por canciones que son, aunque más cortas, tan importantes como las titulares.

Con respecto al álbum anterior, el disco está exento de ese dramatismo romántico y esa emoción pesimista, sustituyéndola por una "elegancia y decadencia" mezclada con algo de ironía y los primeros ejemplos de esa fascinación por la vida no humana así como los primeros albores de esa idea del hombre-máquina que ya avanzaron los fotógrafos Man Ray o Cartier-Bresson décadas atrás y que ellos iban a tomar como ideal a partir del próximo álbum

Europe Endless, que es uno de mis temas favoritos del grupo, abre el disco. El corte empieza con un patrón de sintetizador que entonces se llamaba "secuenciación" y que hoy conocemos como "programación", esto es, un diseño de una melodía que luego se repite en un loop, pudiéndose cambiar de patrón o de escala tan solo apretando un botón. Tras este inicio, sobre el que se superpone una melodía principal, un impactante y sorprendente beat de batería electrónica, muy atractivo, va a acompañar al resto del tema sin casi inmutarse, en una perfecta imitación de una batería acústica normal, con su hi-hat y todo. Ralf canta con una especie de "desapasionamiento" con el que lo haría un señorito europeo de los años treinta hastiado de una vida de lujo y placeres. A la mitad del tema, un solo de sintetizador recuerda a la flauta del Florian de los primeros tiempo del grupo, quizás en un alarde de volver a aquella primera época. El tema habla sobre esa Europa añorada, la Europa de entre guerras, donde todo parecía que era próspero y cuando viajar era viajar de verdad, no transportarse.

Aquel dramatismo del álbum Radio-Activity parece estar presente en The Hall Of Mirrors, no ya solo en esa especie de tenebroso techno-pop, con una percusión imitando unos pasos en la oscuridad, sino por el tema del que trata: el cambio de personalidad y la delectación sobre uno mismo. Esta especie de narciso protagonista de la canción se siente como una suerte de Dorian Gray ante el espejo, que le devuelve una imagen a veces bella y otras, grotesca.

Tanta seriedad y frialdad, con un Ralf cantando como si estuviera él mismo dentro del espejo y no se pudiera mover, contrasta con la ironía y el extraño ritmo bailable de Showroom Dummies, con sus efectos sonoros y la voz de Ralf que parece un bisturí, cantando en inglés con ese exageradamente marcado acento germano. La letra va sobre unos maniquíes de escaparate de tienda de modas que salen por la noche de marcha y la lían parda. Esta canción cuenta con una curiosa versión del grupo alemán Señor Coconut.




Tan magnífica cara A no tiene una correspondencia por igual en la B.

La larga canción  que da título al álbum (y que incluye otro tema, Metal On Metal), siempre me resultó algo pesada, repetitiva de más y con la imaginación justa. Suerte que en el futuro Kraftwerk se abstendrían de componer temas-coñazo como este, que trata de viajar a París y luego a Viena y luego a Düsseldorf, con una percusión machacona y unos teclados que imitan en todo a una máquina de vapor de esas antiguas. La verdad es que, pese a su duración y el que sea algo aburrida, este tema ilustra perfectamente los viajes en tren: casi que podemos ver a una maquina moverse al ritmo descriptivo de esta música. La voz de Ralf incide en esa repetición percutiva, con mucho vocoder, y el tema se transporta penosamente de forma tediosa hasta hacerse casi insoportable tanta repetición robótica de la frase principal que da título a la canción (y al álbum). Este es un ejemplo más de la incipiente fusión hombre-máquina que sería la nueva idea de explotación de imagen de y de música a partir de 1978.

El suave lirismo de Franz Schubert, tema dedicado al genial compositor austriaco del siglo XIX, un tema sin percusión y con un imaginativo y, por momentos, emocionante teclado , transita el disco hacia el final con un Endless Endless que nos despide con un susurro y que nos invita a entrar en el letargo y, de nuevo, ensoñación de una Europa que está definitivamente perdida, a pesar de contradecir el mismo título de la canción, "inacabable, inacabable".

Fin del viaje.

    

La dupla formada por Trans-Europe Express y Metal On Metal es posiblemente mi momento favorito de Kraftwerk.

  

sapir escribió:

Refrescospepito escribió:

1977: año cero del punk británico y/o europeo, pero los cuatro de Düsseldorf decidieron ponerse en contra de la imagen feísta y el aturdimiento sonoro que aquella disciplina rockera deudora del beat y la moda mod y glam traía consigo.

Elegantemente trajeados, en una portada en b/n, Florian, Ralf, Wolgang y Karl aparecen con pinta de unos sobrios señores de los años treinta, vestidos de forma anticuada y con un arte de fotografía como de otro tiempo.
Es notable que Florian aparece con el broche de la semicorchea que ya luciera en la portada del tercer álbum de Kraftwerk, Ralf und Florian, 1973.

Dentro, el álbum supone una especie de regresión de sonido en cuanto a que da un paso atrás ante los hallazgos de su anterior disco, Radio-Activity. Trans-Europe Express (que, sin embargo, sí retoma el "concepto" de discos anteriores de brindar un L.P. a un tema y este long-play estaría dedicado al transporte en tren a través de Europa) vuelve al viejo planteamiento de una canción que domina todo el disco y otros cuantos temas "menores". En este caso, serían dos las canciones largas, que ocupan el primer corte de cada cara, salpicados cada lado del L.P. por canciones que son, aunque más cortas, tan importantes como las titulares.

Con respecto al álbum anterior, el disco está exento de ese dramatismo romántico y esa emoción pesimista, sustituyéndola por una "elegancia y decadencia" mezclada con algo de ironía y los primeros ejemplos de esa fascinación por la vida no humana así como los primeros albores de esa idea del hombre-máquina que ya avanzaron los fotógrafos Man Ray o Cartier-Bresson décadas atrás y que ellos iban a tomar como ideal a partir del próximo álbum

Europe Endless, que es uno de mis temas favoritos del grupo, abre el disco. El corte empieza con un patrón de sintetizador que entonces se llamaba "secuenciación" y que hoy conocemos como "programación", esto es, un diseño de una melodía que luego se repite en un loop, pudiéndose cambiar de patrón o de escala tan solo apretando un botón. Tras este inicio, sobre el que se superpone una melodía principal, un impactante y sorprendente beat de batería electrónica, muy atractivo, va a acompañar al resto del tema sin casi inmutarse, en una perfecta imitación de una batería acústica normal, con su hi-hat y todo. Ralf canta con una especie de "desapasionamiento" con el que lo haría un señorito europeo de los años treinta hastiado de una vida de lujo y placeres. A la mitad del tema, un solo de sintetizador recuerda a la flauta del Florian de los primeros tiempo del grupo, quizás en un alarde de volver a aquella primera época. El tema habla sobre esa Europa añorada, la Europa de entre guerras, donde todo parecía que era próspero y cuando viajar era viajar de verdad, no transportarse.

Aquel dramatismo del álbum Radio-Activity parece estar presente en The Hall Of Mirrors, no ya solo en esa especie de tenebroso techno-pop, con una percusión imitando unos pasos en la oscuridad, sino por el tema del que trata: el cambio de personalidad y la delectación sobre uno mismo. Esta especie de narciso protagonista de la canción se siente como una suerte de Dorian Gray ante el espejo, que le devuelve una imagen a veces bella y otras, grotesca.

Tanta seriedad y frialdad, con un Ralf cantando como si estuviera él mismo dentro del espejo y no se pudiera mover, contrasta con la ironía y el extraño ritmo bailable de Showroom Dummies, con sus efectos sonoros y la voz de Ralf que parece un bisturí, cantando en inglés con ese exageradamente marcado acento germano. La letra va sobre unos maniquíes de escaparate de tienda de modas que salen por la noche de marcha y la lían parda. Esta canción cuenta con una curiosa versión del grupo alemán Señor Coconut.




Tan magnífica cara A no tiene una correspondencia por igual en la B.

La larga canción  que da título al álbum (y que incluye otro tema, Metal On Metal), siempre me resultó algo pesada, repetitiva de más y con la imaginación justa. Suerte que en el futuro Kraftwerk se abstendrían de componer temas-coñazo como este, que trata de viajar a París y luego a Viena y luego a Düsseldorf, con una percusión machacona y unos teclados que imitan en todo a una máquina de vapor de esas antiguas. La verdad es que, pese a su duración y el que sea algo aburrida, este tema ilustra perfectamente los viajes en tren: casi que podemos ver a una maquina moverse al ritmo descriptivo de esta música. La voz de Ralf incide en esa repetición percutiva, con mucho vocoder, y el tema se transporta penosamente de forma tediosa hasta hacerse casi insoportable tanta repetición robótica de la frase principal que da título a la canción (y al álbum). Este es un ejemplo más de la incipiente fusión hombre-máquina que sería la nueva idea de explotación de imagen de y de música a partir de 1978.

El suave lirismo de Franz Schubert, tema dedicado al genial compositor austriaco del siglo XIX, un tema sin percusión y con un imaginativo y, por momentos, emocionante teclado , transita el disco hacia el final con un Endless Endless que nos despide con un susurro y que nos invita a entrar en el letargo y, de nuevo, ensoñación de una Europa que está definitivamente perdida, a pesar de contradecir el mismo título de la canción, "inacabable, inacabable".

Fin del viaje.

    

La dupla formada por Trans-Europe Express y Metal On Metal es posiblemente mi momento favorito de Kraftwerk.

  

Por cierto, yo a este disco le doy un   

Refrescospepito escribió:

sapir escribió:

Refrescospepito escribió:

1977: año cero del punk británico y/o europeo, pero los cuatro de Düsseldorf decidieron ponerse en contra de la imagen feísta y el aturdimiento sonoro que aquella disciplina rockera deudora del beat y la moda mod y glam traía consigo.

Elegantemente trajeados, en una portada en b/n, Florian, Ralf, Wolgang y Karl aparecen con pinta de unos sobrios señores de los años treinta, vestidos de forma anticuada y con un arte de fotografía como de otro tiempo.
Es notable que Florian aparece con el broche de la semicorchea que ya luciera en la portada del tercer álbum de Kraftwerk, Ralf und Florian, 1973.

Dentro, el álbum supone una especie de regresión de sonido en cuanto a que da un paso atrás ante los hallazgos de su anterior disco, Radio-Activity. Trans-Europe Express (que, sin embargo, sí retoma el "concepto" de discos anteriores de brindar un L.P. a un tema y este long-play estaría dedicado al transporte en tren a través de Europa) vuelve al viejo planteamiento de una canción que domina todo el disco y otros cuantos temas "menores". En este caso, serían dos las canciones largas, que ocupan el primer corte de cada cara, salpicados cada lado del L.P. por canciones que son, aunque más cortas, tan importantes como las titulares.

Con respecto al álbum anterior, el disco está exento de ese dramatismo romántico y esa emoción pesimista, sustituyéndola por una "elegancia y decadencia" mezclada con algo de ironía y los primeros ejemplos de esa fascinación por la vida no humana así como los primeros albores de esa idea del hombre-máquina que ya avanzaron los fotógrafos Man Ray o Cartier-Bresson décadas atrás y que ellos iban a tomar como ideal a partir del próximo álbum

Europe Endless, que es uno de mis temas favoritos del grupo, abre el disco. El corte empieza con un patrón de sintetizador que entonces se llamaba "secuenciación" y que hoy conocemos como "programación", esto es, un diseño de una melodía que luego se repite en un loop, pudiéndose cambiar de patrón o de escala tan solo apretando un botón. Tras este inicio, sobre el que se superpone una melodía principal, un impactante y sorprendente beat de batería electrónica, muy atractivo, va a acompañar al resto del tema sin casi inmutarse, en una perfecta imitación de una batería acústica normal, con su hi-hat y todo. Ralf canta con una especie de "desapasionamiento" con el que lo haría un señorito europeo de los años treinta hastiado de una vida de lujo y placeres. A la mitad del tema, un solo de sintetizador recuerda a la flauta del Florian de los primeros tiempo del grupo, quizás en un alarde de volver a aquella primera época. El tema habla sobre esa Europa añorada, la Europa de entre guerras, donde todo parecía que era próspero y cuando viajar era viajar de verdad, no transportarse.

Aquel dramatismo del álbum Radio-Activity parece estar presente en The Hall Of Mirrors, no ya solo en esa especie de tenebroso techno-pop, con una percusión imitando unos pasos en la oscuridad, sino por el tema del que trata: el cambio de personalidad y la delectación sobre uno mismo. Esta especie de narciso protagonista de la canción se siente como una suerte de Dorian Gray ante el espejo, que le devuelve una imagen a veces bella y otras, grotesca.

Tanta seriedad y frialdad, con un Ralf cantando como si estuviera él mismo dentro del espejo y no se pudiera mover, contrasta con la ironía y el extraño ritmo bailable de Showroom Dummies, con sus efectos sonoros y la voz de Ralf que parece un bisturí, cantando en inglés con ese exageradamente marcado acento germano. La letra va sobre unos maniquíes de escaparate de tienda de modas que salen por la noche de marcha y la lían parda. Esta canción cuenta con una curiosa versión del grupo alemán Señor Coconut.




Tan magnífica cara A no tiene una correspondencia por igual en la B.

La larga canción  que da título al álbum (y que incluye otro tema, Metal On Metal), siempre me resultó algo pesada, repetitiva de más y con la imaginación justa. Suerte que en el futuro Kraftwerk se abstendrían de componer temas-coñazo como este, que trata de viajar a París y luego a Viena y luego a Düsseldorf, con una percusión machacona y unos teclados que imitan en todo a una máquina de vapor de esas antiguas. La verdad es que, pese a su duración y el que sea algo aburrida, este tema ilustra perfectamente los viajes en tren: casi que podemos ver a una maquina moverse al ritmo descriptivo de esta música. La voz de Ralf incide en esa repetición percutiva, con mucho vocoder, y el tema se transporta penosamente de forma tediosa hasta hacerse casi insoportable tanta repetición robótica de la frase principal que da título a la canción (y al álbum). Este es un ejemplo más de la incipiente fusión hombre-máquina que sería la nueva idea de explotación de imagen de y de música a partir de 1978.

El suave lirismo de Franz Schubert, tema dedicado al genial compositor austriaco del siglo XIX, un tema sin percusión y con un imaginativo y, por momentos, emocionante teclado , transita el disco hacia el final con un Endless Endless que nos despide con un susurro y que nos invita a entrar en el letargo y, de nuevo, ensoñación de una Europa que está definitivamente perdida, a pesar de contradecir el mismo título de la canción, "inacabable, inacabable".

Fin del viaje.

    

La dupla formada por Trans-Europe Express y Metal On Metal es posiblemente mi momento favorito de Kraftwerk.

  

Por cierto, yo a este disco le doy un   

Yo le doy un   

Otra magnífica revisión. ¡Grande Refres!

    

Grande!!!!

Aunque también discrepo en cuanto a la homónima..

Yeah, Sapir, a mí ese momento que tú dices me parece que no pasa de lo correcto y ya me pareció eso cuando compré el disco.

Por cierto que este es el primer L.P. comprado que tengo de Kratwerk.
Lo pillé a finales de los ochenta en el rastro de S/C de Tenerife y es una edición española del mismo año 1977, con la galleta rosa de Capitol.

El álbum contaba con una portada distinta en la edición original para Inglaterra en el propio 1977 y, en Alemania, el el disco se cambió el titulo por el de Trans-EuropA Express.

Las canciones estaban dobladas al alemán en la versión teutona, con Ralf cantando en su lengua materna.

Probablemente, mi favorito junto con "Die Mensch Machine". A "Autobahn" en cambio nunca le pillé el punto.

Refrescospepito escribió:Yeah, Sapir, a mí ese momento que tú dices me parece que no pasa de lo correcto y ya me pareció eso cuando compré el disco.

Por cierto que este es el primer L.P. comprado que tengo de Kratwerk.
Lo pillé a finales de los ochenta en el rastro de S/C de Tenerife y es una edición española del mismo año 1977, con la galleta rosa de Capitol.

El álbum contaba con una portada distinta en la edición original para Inglaterra en el propio 1977 y, en Alemania, el el disco se cambió el titulo por el de Trans-EuropA Express.

Las canciones estaban dobladas al alemán en la versión teutona, con Ralf cantando en su lengua materna.

A mí me parece que se adelanta claramente a parte de la música industrial de los ochenta. Blixa Bargled debió de escuchar esa dupla más de una, dos y tres veces.

  

Aquí otro fan, tuve un compañero de piso que daba mucho la brasa con ellos pero yo ni caso, hasta que les vi en un FIB y acabé rendido a sus pies, aún hoy lo recuerdo como uno de los mejores conciertos que he visto.

Muy currados los análisis, Refrescos, los estoy leyendo con mucha atención   .Mi favorito es The Man Machine.

Funkymen escribió:Aquí otro fan, tuve un compañero de piso que daba mucho la brasa con ellos pero yo ni caso, hasta que les vi en un FIB y acabé rendido a sus pies, aún hoy lo recuerdo como uno de los mejores conciertos que he visto.

Muy currados los análisis, Refrescos, los estoy leyendo con mucha atención   .Mi favorito es The Man Machine.

Yeah, yo también estuve en el FIB 2004 viéndoles, y solo unos meses antes, también acudí al concierto que dieron en Madrid en La Riviera: impresionante ver a esos cuatro señores fondones, con un espectáculo alucinante de luz y sonido y ese sonido robótico y analítico, y la sempiterna palmera de La Riviera en medio.

El concierto de Madrid fue mucho mejor que el de Benicàssim, por cierto.

Refrescospepito escribió:Yeah, Sapir, a mí ese momento que tú dices me parece que no pasa de lo correcto y ya me pareció eso cuando compré el disco.

Por cierto que este es el primer L.P. comprado que tengo de Kratwerk.
Lo pillé a finales de los ochenta en el rastro de S/C de Tenerife y es una edición española del mismo año 1977, con la galleta rosa de Capitol.

El álbum contaba con una portada distinta en la edición original para Inglaterra en el propio 1977 y, en Alemania, el el disco se cambió el titulo por el de Trans-EuropA Express.

Las canciones estaban dobladas al alemán en la versión teutona, con Ralf cantando en su lengua materna.

Yo lo tengo en vinilo con la segunda portada que pones, la de en blanco y negro, y pone bien lo de EUROPE   

¿galleta rosa? la mía es color vino o algo así   

Editado por EMI-Odeon, barcelona, 1977.

No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

    

deniztek escribió:

Refrescospepito escribió:Yeah, Sapir, a mí ese momento que tú dices me parece que no pasa de lo correcto y ya me pareció eso cuando compré el disco.

Por cierto que este es el primer L.P. comprado que tengo de Kratwerk.
Lo pillé a finales de los ochenta en el rastro de S/C de Tenerife y es una edición española del mismo año 1977, con la galleta rosa de Capitol.

El álbum contaba con una portada distinta en la edición original para Inglaterra en el propio 1977 y, en Alemania, el el disco se cambió el titulo por el de Trans-EuropA Express.

Las canciones estaban dobladas al alemán en la versión teutona, con Ralf cantando en su lengua materna.

Yo lo tengo en vinilo con la segunda portada que pones, la de en blanco y negro, y pone bien lo de EUROPE   

¿galleta rosa? la mía es color vino o algo así   

Editado por EMI-Odeon, barcelona, 1977.

Eso, cojones, color vino, o Burdeos, como dice mi novia.   
Es que yo, pa esto de los colores...

Estupenda reseña, aunque a mi el tétrico machaconismo de Metal On Metal siempre me pareció fascinante (a la par que me acojonaba de enano cuando me la ponía mi old brother)

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

Refrescospepito escribió:

deniztek escribió:

Refrescospepito escribió:Yeah, Sapir, a mí ese momento que tú dices me parece que no pasa de lo correcto y ya me pareció eso cuando compré el disco.

Por cierto que este es el primer L.P. comprado que tengo de Kratwerk.
Lo pillé a finales de los ochenta en el rastro de S/C de Tenerife y es una edición española del mismo año 1977, con la galleta rosa de Capitol.

El álbum contaba con una portada distinta en la edición original para Inglaterra en el propio 1977 y, en Alemania, el el disco se cambió el titulo por el de Trans-EuropA Express.

Las canciones estaban dobladas al alemán en la versión teutona, con Ralf cantando en su lengua materna.

Yo lo tengo en vinilo con la segunda portada que pones, la de en blanco y negro, y pone bien lo de EUROPE   

¿galleta rosa? la mía es color vino o algo así   

Editado por EMI-Odeon, barcelona, 1977.

Eso, cojones, color vino, o Burdeos, como dice mi novia.   
Es que yo, pa esto de los colores...

    

Yo también me lío pero me ha venido la inspiración con lo del vino    entre marrón y granate, es un color raro..   pero desde luego es más oscuro que el rosa y por éso te he comentado..entonces tenemos la misma edición, no?   

deniztek escribió:

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

    

  

sapir escribió:

deniztek escribió:

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

    

  

ya comentaremos el Man Machine..  

deniztek escribió:

sapir escribió:

deniztek escribió:

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

    

  

ya comentaremos el Man Machine..  

    

sapir escribió:

deniztek escribió:

sapir escribió:

deniztek escribió:

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

    

  

ya comentaremos el Man Machine..  

    

¿vinilo?     

deniztek escribió:

sapir escribió:

deniztek escribió:

sapir escribió:

deniztek escribió:

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

    

  

ya comentaremos el Man Machine..  

    

¿vinilo?     

MP3. Es uno de esos raros grupos que estando entre mis favoritos nunca me compré nada de ellos.

  

sapir escribió:

deniztek escribió:

sapir escribió:

deniztek escribió:

sapir escribió:

deniztek escribió:

loaded escribió:

sapir escribió:No me dais envidia. Yo lo tengo en MP3.

  

Yo en CD   

Pero original   

    

    

  

ya comentaremos el Man Machine..  

    

¿vinilo?     

MP3. Es uno de esos raros grupos que estando entre mis favoritos nunca me compré nada de ellos.

  

  

La serie media de Emi, creo que Fama o MFP, editaría de nuevo esta álbum con esta curiosa portada que, a la sazón, ya había sido empleada para ilustrar el single de Trans -Europe Express internacional.





Se editaría un single alemán, uno con el tema titular y Franz Schubert en la cara B y otro con Showroom Dummies.

Algunas versiones alemanas en L.P. posteriores tenían esta portada.

Rendez-vous aux Champs Élysées...

Con una imagen rompedora entre filo-nazi, pro-bolchevique y hasta gay-friendly con reminiscencias de los show room dummies, se presentaban los Kraftwerk en 1978, en el año de... ¡la música disco! Porque sí, mucho punk y mucha new wave pero lo que mandaba en aquella época, pese a quien le pese, era el disco-sound, que arrasaba con todo gracias a los Bee Gees y la película Fiebre del Sábado Noche, que hizo que el sonido funk de los setenta tuviera una versión más amplia y para todos los públicos: una vez más los blancos ganaban la partida a los negros en su propio terreno.
El AOR sería la segunda música mayoritaria mundial y digamos que el prog. de estadio (Supertramp) la tercera. Aún se tendría que esperar un par de años más para que la new wave invadiera de todo de forma bestial, pero en aquella época, finales de los setenta, los grupos "dinosáuricos" se cambiaron al disco o al AOR antes incluso de volver a cambiar de chaqueta y actualizar su sonido a los nuevos cánones de la nueva ola.

Pero los cuatro de Düsseldorf no estaban para seguir ninguna tendencia. Ellos ya habían marcado camino, varios caminos, y este sería, de una vez por todas, el definitivo.
The model, la canción estrella del álbum, es la piedra filosofal de todo lo que posteriormente se llegó a llamar techno-pop, que tantísimo éxito tendría en Europa, especialmente el Reino Unido, a principios de los ochenta, siguiendo los postulados musicales y sonoros de este álbum, mas no los estéticos, pues entre los grupos techno triunfarían los dúos más que los cuartetos con una imagen y un show escénico rígido como el de estos cuatro señores alemanes.

Dentro, el álbum avanzaba eones sobre un sonido nuevo que Kraftwerk inventaron y que aquí hacían transitar por el camino más pop y comercial pero sin perder un ápice de calidad. Así, combinaban sus ideas teóricas del hombre-máquina con una música pop, en principio sencilla y fácil, con motivos de baile y canciones cortas que todos pudieran tararear.

En el aspecto "teórico", Kraftwerk tuvieron que conocer de primera mano las teorías de El modulor de Le Corbusier o las del hombre-máquina de Richard Hamilton, pasando, cómo no, por la visión de la máquina que amplía al hombre de Cartier-Bresson; sin embargo, Kraftwerk van más allá y ellos proponen la fusión total de la máquina con el hombre, a lo brandel-mosca, pero sin todo ese sufrimiento involuntario.

El sonido general del álbum y las letras inciden  esa idea y todavía se permiten ensoñaciones lírico-románticas, reminiscencia de los viejos tiempos, en la magnífica Neon Lights, pieza central del álbum y de mis favoritas de los alemanes.

Un nueva obra maestra.

Yo le doy un  

El primer disco de Kraftwerk que tuve y, en mi opinión, el más accesible. También es de mis favoritos.

loaded escribió:El primer disco de Kraftwerk que tuve y, en mi opinión, el más accesible. También es de mis favoritos.

El más accesible sin duda.
En el siguiente álbum, que tardarían tres años en entregar, es curioso como, en vez de seguir la exitosa estela de "techno para todos los públicos" su música se hace más dura, radical y abstracta, como para entendidos, a pesar de que contiene una de sus canciones más pop y más recordadas: Pocket Calculator.

Grande Fresh!

Gran disco..y muy interesante lo que dices en los dos primeros párrafos.

deniz chet escribió:Grande Fresh!

Gran disco..y muy interesante lo que dices en los dos primeros párrafos.

¿Deniz... Chet?    

Refrescospepito escribió:

deniz chet escribió:Grande Fresh!

Gran disco..y muy interesante lo que dices en los dos primeros párrafos.

¿Deniz... Chet?    

    

Nick alternativo cuando estoy en la campiña con el portátil del "suegro"..podría usar el habitual pero me hacía ilusión tener un doble nick   

Chet por el avatar, ni que decir tiene..

deniz chet escribió:

Refrescospepito escribió:

deniz chet escribió:Grande Fresh!

Gran disco..y muy interesante lo que dices en los dos primeros párrafos.

¿Deniz... Chet?    

    

Nick alternativo cuando estoy en la campiña con el portátil del "suegro"..podría usar el habitual pero me hacía ilusión tener un doble nick   

Chet por el avatar, ni que decir tiene..

Ah, jajaj, OK.
SI yo también tengo un par de nicks alternativos.

Refrescospepito escribió:

deniz chet escribió:

Refrescospepito escribió:

deniz chet escribió:Grande Fresh!

Gran disco..y muy interesante lo que dices en los dos primeros párrafos.

¿Deniz... Chet?    

    

Nick alternativo cuando estoy en la campiña con el portátil del "suegro"..podría usar el habitual pero me hacía ilusión tener un doble nick   

Chet por el avatar, ni que decir tiene..

Ah, jajaj, OK.
SI yo también tengo un par de nicks alternativos.

Lo sé, lo sé..  

Otro discazo más. Mí favorito junto con el Trans Europe Express y el Computer World.

  

La popularidad del grupo a finales de los setenta era grande: Paul McCartney diría en esa época que Kraftwerk era, probablemente, el grupo que más ha influido en el rock después de los Beatles; Pete Townshend declaró, hablando de su tema Sister Disco para el álbum de Los Who, Who are you: "For this track I spent a lot of hours programming my analogue sequencers in my ARP 2500 studio synthesizer. It isn't quite KRAFTWERK, but in 1976 I don't think they were doing much better" y David Bowie le dedicó al bueno de Florian Schneider esta canción incluida en Heroes.

El primer disco de Kraftwerk que yo recuerdo ver en las estanterías de las tiendas de discos de Tenerife, allá por 1981. Entonces la banda ya era una auténtica eminencia.

A pesar de que tardaran tres años en completar su nuevo álbum (y no haber tenido la visión o el interés de erigirse en adalides del movimiento techno-pop) los Kraftwerk eran considerados por todos como los reyes de toda música electrónica hecha con sintetizadores (hay que puntualizar, pues, estrictamente, hasta Led Zeppelin hacían música "electrónica"), así, los alemanes entran en la nueva década con un disco loco que es casi una fiesta de los maniquíes, o de los show room dummies, los robots, los models, los man machines y cualesquiera de los alter-ego artificiales de los cuatro de Düsseldorf.

Y es un disco loco porque, sobre todo, predomina el baile y los ritmos machacones, anunciando tanto la música "máquina", incluso el "bacalao" como el pop industrial. Y es que este disco significa, para mí al menos, un "departure" de lo que era su música hasta entonces, ya que esta se hace mucho más distante de todo lo que huela a humano adoptando, sin embargo, al mismo tiempo, un fino humor y una sutil ironía.

A la vez, Kraftwerk iniciarían con este álbum su gran conquista mundial (algo muy alemán) y para este elepé se hizo una campaña bestial de promoción, una gira por todo el globo e, incluso, el tema principal, Pocket Calculator, fue editado en varios idiomas, incluido el japonés.



Cómo sería la cosa de su fama que esta canción, Pocket Calculator, recuerdo yo que fue la sintonía de un programa canario "aireado" en la televisión canaria el verano 1981 y que se llamó Repaso, programa en el cual, por cierto, participó mi hermana.
Justo esta pequeña anécdota la recojo en mi novela Rajasangre, editado el año pasado, y que, con el permiso de ustedes, reproduzco este pasaje aquí:

Genoveva escogió una casete de Kraftwerk. No  tenía en mucha estima al grupo alemán por considerar su música demasiado mecánica, aunque poseía algún recuerdo infantil, especialmente del programa Repaso, un concurso televisivo que se emitía en la Televisión Canaria cuando ella era chica y que consistía en que unos niños y niñas tenían que responder a una serie de preguntas que se les hacía y, para contestarlas, se les daba un tiempo para pensar y la música que salía mientras discurrían era  Pocket Calculator de Kraftwerk. Claro, ella entonces no sabía qué diantre de música era aquella y nunca le gustó el programa, a pesar de que sus padres se empeñaban en que lo viera con la esperanza de que pudiera participar; incluso rellanaron las solicitudes y todo, pero no salió elegida. Solo años después y gracias, por supuesto, a su primo Gerardo Máximo, supo de quién era esa canción y pudo conseguir pasar de cinta a cinta la casete, también grabada, que tenía su primo de LP Computer World;  sin embargo, el álbum no le gustó nada...

Con respecto a Kraftwerk y a mi novela volveremos más adelante.

Conceptualmente, este álbum es un adelantado a su tiempo: Kraftwerk vaticinaban que un futuro no muy lejano las computadoras iban a dominar el mundo y que en cada casa iba a haber un ordenador y, en fin, ese sería ya el fin del concepto "kraftkiano", la auténtica fusión del hombre con la máquina, ya unidos y felices para siempre.

Otra cosa importante: me parece que es el disco de Kraftwerk mejor grabado y con sonidazo de concierto de rock (solo puedo halbar de mi copia española de 1981). Yo siempre pensé que Ralf y Florian, también productores aquí, habían hecho un trabajo sobresaliente. Es casi como si Chris Thomas (productor, entre otros, del Bollocks de los Sex Pistols) hubiera sido contratado y hubiera añadido infinitas capas de sonidos de sintetizador una tras otra.

Yo le doy un  

Interesantísimo texto.   
Vamos a hacer los deberes... 

Little Bastard escribió:Interesantísimo texto.   
Vamos a hacer los deberes... 

Gracias, caballero.

Agradecería todo comentario.

Refrescospepito escribió:

Little Bastard escribió:Interesantísimo texto.   
Vamos a hacer los deberes... 

Gracias, caballero.

Agradecería todo comentario.

Poco que añadir a lo ya dicho por ti. Otro   

Me quito el sombrero ante Kraftwerk y ante usted...