1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
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deniztek
Little Bastard
pinkpanther
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1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
En esta ocasión toca el turno de otro de los mas grandes del blues, de Howlin' Wolf.
A ver si hay suerte y recuperamos el nivel de participación de Chuck Berry, aunque no se porque tengo mis dudas.
Por lo menos que sirva para que alguno descubra temas tan grandes como Moanin’ at midnight, o un disco tan enorme como Moanin' in the Moonlight.
Si votáis la opción otro, por favor decirme que disco que queréis que entre en esa opción.
Gracias por participar.
A ver si hay suerte y recuperamos el nivel de participación de Chuck Berry, aunque no se porque tengo mis dudas.
Por lo menos que sirva para que alguno descubra temas tan grandes como Moanin’ at midnight, o un disco tan enorme como Moanin' in the Moonlight.
Si votáis la opción otro, por favor decirme que disco que queréis que entre en esa opción.
Gracias por participar.
Última edición por pinkpanther el Dom 23 Nov 2014 - 10:46, editado 1 vez
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Moaning in the moonlight. Aunque yo lo tengo y parece más bien un recopilatorio...
Little Bastard- Mensajes : 19918
Fecha de inscripción : 11/02/2009
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
http://www.jotdown.es/2012/11/mis-hombres-favoritos-howlin-wolf/
Algún día debería contarse la historia de cómo la música ha salvado, literalmente, a tanta gente de una muerte temprana y violenta. Y esto va por los que la hacen, y también por los que la escuchan. Su compañía, su calor, en su condición inequívocamente humana, es un misterio eterno. Es así de asombroso. Porque la música nos ampara y nos ayuda a evadirnos, para empezar, de nosotros mismos. Después, es una de las más efectivas armas contra el tedio, el miedo, la literalidad del momento, el futuro y los demás.
Si en estas estamos, Howlin’ Wolf es un cálido compañero. Uno de los mejores. Feroz y cariacontecido pero efectivo como pocos. En los infinitos misterios sin resolver, hemos aprendido que hay canciones que hielan la sangre y, a su vez, reconfortan como un trago de agua en el desierto abrasador.
Es lo que sucede, por ejemplo, con su Moanin’ at midnight, una de las mejores grabaciones de blues de todos los tiempos. Un aullido que es la conjunción precisa entre lo que significa sentirse aterrado en este mundo y, a su vez, ser intencionadamente aterrador. Un profundo lamento de dolor, más allá del tiempo. Sobre esta canción, grabada en 1951, ha escrito Ted Gioia, experto en blues, “en una época de empalagosas baladas y canciones para bailar, este vibrante himno al trastorno bipolar difícilmente podría convertirse en un éxito”. Y, efectivamente, no lo fue. No obstante, los años le han dado la razón a Wolf: él se adelantó a su tiempo al expresar la angustia de una forma tan cruda y directa. Sin más.
La canción empieza diciendo: “alguien está llamando a mi puerta. Estoy tan hecho polvo que no sé dónde ir”:
Moanin’ at midnight:
Así era Wolf: un tipo que arrastraba heridas indelebles de una infancia terrorífica. Un grandullón que infundía miedo a todos los que se cruzaban con él. Un genuino artista y creador que, con su rudo arte, dibujó un cuadro de rabia y vitalidad extrañamente actual. A través de su voz, cruda e hipnótica, Wolf escupe toda su ira y su miedo, y también con ella logra acariciar nuestros pensamientos más oscuros. Es pura expresión, capaz de transmitir todos los sentimientos, desde la ira a la más devastadora de las tristezas, pasando por la furia homicida. El blues de Wolf, —en realidad Chester Burnett (West Point-Mississippi, 1910-Chicago, 1976)— es, en definitiva, la exacta medida de sí mismo. De ahí el inmenso poder y la fuerza de su música, de una fiereza indestructible tanto tiempo después. Su contemporaneidad, en tiempos tan sombríos como estos, es un enigma que permanece enterrado en su tumba.
Burnett era un tipo de mirada pétrea que pesaba 130 kilos y medía casi dos metros. Se mató literalmente a trabajar toda su vida, en la plantación primero y en los escenarios después. Sufrió dos ataques de corazón, un aparatoso accidente de coche, condenó su hígado a diálisis y solo se lo pudo llevar por delante un cáncer como la copa de un pino. A su entierro en Chicago acudieron miles de personas: las autoridades tuvieron que habilitar unas pantallas en la calle para que toda la gente que acudió a despedirle pudiera verlo. Quizá, de alguna forma, la multitud quería agradecerle su música, una suerte de bálsamo agridulce que sigue teniendo la extraña virtud de ser la mejor de las compañías en los momentos peores.
Y es que Wolf, enlatado o, mejor, en vivo, era algo sencillamente sensacional. Un compendio de presencia abrumadora y voz correosa espoleada por una rabia y una tristeza infinitas. Una mezcla audaz y única que asombró a todos. Sam Phillips —para quién grabó la nombrada Moanin´at midnight y su descubridor antes de dar con perlas del tamaño de Elvis Presley, Johnny Cash o Jerry Lee Lewis— dijo de él que, de todos los que había tratado, era el artista que más le había impresionado. Un criterio compartido: Frank Schiffman, dueño del legendario Apollo de New York, afirmó que nadie en su club pudo igualar jamás la explosividad de un directo de Wolf, frente a frente, ante su público. Eso en un escenario mítico que pisaron estrellas de todo tamaño y condición, de Count Basie a Sarah Vaughn, pasando por James Brown a Aretha Franklin.
Efectivamente, la huella de Wolf es profunda y perdurable. Viene de lejos y no parece tener fin. En la década de los 60, retazos de su furia llegaron a ser retransmitidos por televisión, en gran parte gracias a la generosidad y el espíritu de justicia de jovenzuelos como Keith Richards o Brian Jones. Howlin’ Wolf fue uno de los reconocidos maestros de los Rolling Stones, entre otras muchas bandas. Está por escribir otro libro que explique los suculentos frutos de la tierna idolatría adolescente —de Mick Jagger a Jim Morrison, de Eric Clapton a Iggy Pop— por hombres de la talla de Howlin’ Wolf o Muddy Waters. Cuando llegan los adultos, los chicos callan y escuchan:
How many more years, en presencia de los Rolling Stones:
El arte. ¿De qué hablamos aquí? El mito del bluesman, en Howlin’ Wolf, alcanza cotas de perfección: infancia miserable y desoladora, ambiente opresivo, la música como salvavidas al que aferrarse. En solo tres acordes. Para explicar, por ejemplo, que siendo niño su madre —una fanática religiosa— lo repudió, lo echó de casa y que recorrió kilómetros de tierra helada con los pies descalzos. Iba en busca de su tío, su única oportunidad para sobrevivir. Y que este resultó un sádico que lo acogió solo como bestia de carga. Lo mataba a trabajar, le pegaba con un látigo de cuero y le daba de comer las sobras.
Pero Wolf sobrevivió para contarlo. A su manera y bajo sus condiciones. Con el dolor a cuestas y mirándolo cara a cara. Optó por la música tras ver a Charlie Patton, del que se decía que tenía la voz de un león. La clave en Wolf es que era un tipo que a nadie importaba que consiguió una formación musical magistral. Aprendió de los mejores. Si Patton le enseñó a manejar la guitarra y el sentido del espectáculo, de Sonny Boy Williamson II aprendió el uso de la armónica. Tocó con Son House, con Jimmy Rogers, con el mismísimo Robert Johnson.
En su camino, se los fue encontrando a todos mientras trabajaba en campos de algodón y maíz y se pateaba en los garitos más infames del Delta, donde las fiestas de fin de semana duraban doce horas y consistían en beber licor venenoso, pelearse a punta de pistola —con algún muerto que contar— y follar por las esquinas. Entre cosechas, montó un día banda propia. Y ya nadie pudo pararlo, aunque a punto estuvo de no contarlo: tenía algunos pequeños problemas de gestión de grupo, y aplicaba a los músicos el mismo trato que había aprendido de los capataces en las plantaciones. Esto es, los amenazaba o les pegaba si no seguían a pies juntillas sus directrices. A veces llevaba encima un cuchillo, otras pistola. Todos aprendieron rápido, alguno estaba muy descontento y las peleas con armas le dieron algún susto.
En estas, dejó el campo y se trasladó hasta Memphis. A finales de los 40 la ciudad hervía: había bebida, juego, prostitución, y música para amenizar todo eso, es decir, muchas oportunidades de trabajo en clubs, bares y cafés. Montó nueva banda. Pendenciera, violenta, electrificada hasta los dientes ya en años tan tempranos. Se llamaban los House Rockers, y las guitarras se nutrían de acoples y distorsión. Su pianista se apodaba Destruction. Eran apocalípticos y el sonido hacía temblar las paredes. Y, por encima y ante todos, la hipnótica presencia de Wolf: la cruda y salvaje energía de su voz ponía los pelos de punta y dejaba al público en trance.
La leyenda creció por las calles de Memphis y Wolf empezó a colaborar con una radio local. Su signo de distinción era el aullido. Nuestro Howlin’ había encontrado su camino, pero no nos llevemos a engaño: su apodo es hijo del miedo. Dicen los libros que, de niño, Wolf se escondía debajo de la cama cuando le contaban el cuento de Caperucita y su abuela imitaba al lobo. Fue años después cuando Chester Burnett decidió hacer suya esta identidad y convertirse en aullador.
El resto es historia: de Memphis pasó a Chicago. Allí se midió codo con codo con Muddy Waters, y fue en esa ciudad donde grabó una de las interpretaciones fundamentales de su carrera, Smokestack lightnin, un ripio hipnótico hecho de retazos de soledad y abandono. Un clásico del blues reconvertido por Wolf en un himno a la infancia más desolada. Un éxito en las listas, y un bombazo para el sello de los benditos hermanos Chess:
Smoke stack lightnin:
El arrojo de Wolf conmocionó la ciudad. Hasta ese momento todas las bandas tocaban sentadas, pero él llegó con un cable de micro kilométrico para moverse a sus anchas entre el público. O donde hiciera falta: no era extraño acudir al Zanzíbar o al 708 Club, y verlo dejar el escenario, cruzar la puerta y salir a la calle sin dejar de cantar y bailar hasta el próximo cruce.
Hombres y mujeres no podían apartar los ojos de él. La franqueza con la que desplegaba su energía sexual dejaba mudos a muchos: contoneaba su inmenso culo, caminaba a cuatro patas y hablaba de su cola “más larga que la de un lobo”. Con el lanzamiento de Spoonful, Wolf añadió un enorme cucharón de cocina al arsenal que empleaba en el escenario y lo blandía como un símbolo fálico. Uno de sus trucos más extravagantes consistía en agitar una cocacola y metérsela bajo los pantalones: entonces se acercaba al micro, se bajaba la cremallera, sacaba la punta de la botella y rociaba al público con la efervescente bebida.
Dicen que de día Wolf era casi convencional, un hombre de vida familiar con un secreto íntimo: a lo largo de casi 15 años, cuando la música le daba un respiro, iba a la escuela. Acudió al Colegio Crane a aprender a leer y a escribir a finales de los 50, a estudiar Secundaria en el Instituto Wendell Phillips a mediados de los 60, y a ampliar sus conocimientos en la Escuela nocturna de Comercio Jones a inicios de los 70.
En sus últimos años, tenía confusión mental y su salud se desmoronaba. Pocos años antes de morir, fue a tocar cerca de su ciudad natal y consiguió ver a su madre: él le ofreció dinero, y esta lo tiró al suelo y escupió. Para ella, lo que su hijo hacía era música del diablo. Wolf, el gigantón que daba miedo, se pasó todo el viaje de vuelta a Chicago llorando.
Algún día debería contarse la historia de cómo la música ha salvado, literalmente, a tanta gente de una muerte temprana y violenta. Y esto va por los que la hacen, y también por los que la escuchan. Su compañía, su calor, en su condición inequívocamente humana, es un misterio eterno. Es así de asombroso. Porque la música nos ampara y nos ayuda a evadirnos, para empezar, de nosotros mismos. Después, es una de las más efectivas armas contra el tedio, el miedo, la literalidad del momento, el futuro y los demás.
Si en estas estamos, Howlin’ Wolf es un cálido compañero. Uno de los mejores. Feroz y cariacontecido pero efectivo como pocos. En los infinitos misterios sin resolver, hemos aprendido que hay canciones que hielan la sangre y, a su vez, reconfortan como un trago de agua en el desierto abrasador.
Es lo que sucede, por ejemplo, con su Moanin’ at midnight, una de las mejores grabaciones de blues de todos los tiempos. Un aullido que es la conjunción precisa entre lo que significa sentirse aterrado en este mundo y, a su vez, ser intencionadamente aterrador. Un profundo lamento de dolor, más allá del tiempo. Sobre esta canción, grabada en 1951, ha escrito Ted Gioia, experto en blues, “en una época de empalagosas baladas y canciones para bailar, este vibrante himno al trastorno bipolar difícilmente podría convertirse en un éxito”. Y, efectivamente, no lo fue. No obstante, los años le han dado la razón a Wolf: él se adelantó a su tiempo al expresar la angustia de una forma tan cruda y directa. Sin más.
La canción empieza diciendo: “alguien está llamando a mi puerta. Estoy tan hecho polvo que no sé dónde ir”:
Moanin’ at midnight:
Así era Wolf: un tipo que arrastraba heridas indelebles de una infancia terrorífica. Un grandullón que infundía miedo a todos los que se cruzaban con él. Un genuino artista y creador que, con su rudo arte, dibujó un cuadro de rabia y vitalidad extrañamente actual. A través de su voz, cruda e hipnótica, Wolf escupe toda su ira y su miedo, y también con ella logra acariciar nuestros pensamientos más oscuros. Es pura expresión, capaz de transmitir todos los sentimientos, desde la ira a la más devastadora de las tristezas, pasando por la furia homicida. El blues de Wolf, —en realidad Chester Burnett (West Point-Mississippi, 1910-Chicago, 1976)— es, en definitiva, la exacta medida de sí mismo. De ahí el inmenso poder y la fuerza de su música, de una fiereza indestructible tanto tiempo después. Su contemporaneidad, en tiempos tan sombríos como estos, es un enigma que permanece enterrado en su tumba.
Burnett era un tipo de mirada pétrea que pesaba 130 kilos y medía casi dos metros. Se mató literalmente a trabajar toda su vida, en la plantación primero y en los escenarios después. Sufrió dos ataques de corazón, un aparatoso accidente de coche, condenó su hígado a diálisis y solo se lo pudo llevar por delante un cáncer como la copa de un pino. A su entierro en Chicago acudieron miles de personas: las autoridades tuvieron que habilitar unas pantallas en la calle para que toda la gente que acudió a despedirle pudiera verlo. Quizá, de alguna forma, la multitud quería agradecerle su música, una suerte de bálsamo agridulce que sigue teniendo la extraña virtud de ser la mejor de las compañías en los momentos peores.
Y es que Wolf, enlatado o, mejor, en vivo, era algo sencillamente sensacional. Un compendio de presencia abrumadora y voz correosa espoleada por una rabia y una tristeza infinitas. Una mezcla audaz y única que asombró a todos. Sam Phillips —para quién grabó la nombrada Moanin´at midnight y su descubridor antes de dar con perlas del tamaño de Elvis Presley, Johnny Cash o Jerry Lee Lewis— dijo de él que, de todos los que había tratado, era el artista que más le había impresionado. Un criterio compartido: Frank Schiffman, dueño del legendario Apollo de New York, afirmó que nadie en su club pudo igualar jamás la explosividad de un directo de Wolf, frente a frente, ante su público. Eso en un escenario mítico que pisaron estrellas de todo tamaño y condición, de Count Basie a Sarah Vaughn, pasando por James Brown a Aretha Franklin.
Efectivamente, la huella de Wolf es profunda y perdurable. Viene de lejos y no parece tener fin. En la década de los 60, retazos de su furia llegaron a ser retransmitidos por televisión, en gran parte gracias a la generosidad y el espíritu de justicia de jovenzuelos como Keith Richards o Brian Jones. Howlin’ Wolf fue uno de los reconocidos maestros de los Rolling Stones, entre otras muchas bandas. Está por escribir otro libro que explique los suculentos frutos de la tierna idolatría adolescente —de Mick Jagger a Jim Morrison, de Eric Clapton a Iggy Pop— por hombres de la talla de Howlin’ Wolf o Muddy Waters. Cuando llegan los adultos, los chicos callan y escuchan:
How many more years, en presencia de los Rolling Stones:
El arte. ¿De qué hablamos aquí? El mito del bluesman, en Howlin’ Wolf, alcanza cotas de perfección: infancia miserable y desoladora, ambiente opresivo, la música como salvavidas al que aferrarse. En solo tres acordes. Para explicar, por ejemplo, que siendo niño su madre —una fanática religiosa— lo repudió, lo echó de casa y que recorrió kilómetros de tierra helada con los pies descalzos. Iba en busca de su tío, su única oportunidad para sobrevivir. Y que este resultó un sádico que lo acogió solo como bestia de carga. Lo mataba a trabajar, le pegaba con un látigo de cuero y le daba de comer las sobras.
Pero Wolf sobrevivió para contarlo. A su manera y bajo sus condiciones. Con el dolor a cuestas y mirándolo cara a cara. Optó por la música tras ver a Charlie Patton, del que se decía que tenía la voz de un león. La clave en Wolf es que era un tipo que a nadie importaba que consiguió una formación musical magistral. Aprendió de los mejores. Si Patton le enseñó a manejar la guitarra y el sentido del espectáculo, de Sonny Boy Williamson II aprendió el uso de la armónica. Tocó con Son House, con Jimmy Rogers, con el mismísimo Robert Johnson.
En su camino, se los fue encontrando a todos mientras trabajaba en campos de algodón y maíz y se pateaba en los garitos más infames del Delta, donde las fiestas de fin de semana duraban doce horas y consistían en beber licor venenoso, pelearse a punta de pistola —con algún muerto que contar— y follar por las esquinas. Entre cosechas, montó un día banda propia. Y ya nadie pudo pararlo, aunque a punto estuvo de no contarlo: tenía algunos pequeños problemas de gestión de grupo, y aplicaba a los músicos el mismo trato que había aprendido de los capataces en las plantaciones. Esto es, los amenazaba o les pegaba si no seguían a pies juntillas sus directrices. A veces llevaba encima un cuchillo, otras pistola. Todos aprendieron rápido, alguno estaba muy descontento y las peleas con armas le dieron algún susto.
En estas, dejó el campo y se trasladó hasta Memphis. A finales de los 40 la ciudad hervía: había bebida, juego, prostitución, y música para amenizar todo eso, es decir, muchas oportunidades de trabajo en clubs, bares y cafés. Montó nueva banda. Pendenciera, violenta, electrificada hasta los dientes ya en años tan tempranos. Se llamaban los House Rockers, y las guitarras se nutrían de acoples y distorsión. Su pianista se apodaba Destruction. Eran apocalípticos y el sonido hacía temblar las paredes. Y, por encima y ante todos, la hipnótica presencia de Wolf: la cruda y salvaje energía de su voz ponía los pelos de punta y dejaba al público en trance.
La leyenda creció por las calles de Memphis y Wolf empezó a colaborar con una radio local. Su signo de distinción era el aullido. Nuestro Howlin’ había encontrado su camino, pero no nos llevemos a engaño: su apodo es hijo del miedo. Dicen los libros que, de niño, Wolf se escondía debajo de la cama cuando le contaban el cuento de Caperucita y su abuela imitaba al lobo. Fue años después cuando Chester Burnett decidió hacer suya esta identidad y convertirse en aullador.
El resto es historia: de Memphis pasó a Chicago. Allí se midió codo con codo con Muddy Waters, y fue en esa ciudad donde grabó una de las interpretaciones fundamentales de su carrera, Smokestack lightnin, un ripio hipnótico hecho de retazos de soledad y abandono. Un clásico del blues reconvertido por Wolf en un himno a la infancia más desolada. Un éxito en las listas, y un bombazo para el sello de los benditos hermanos Chess:
Smoke stack lightnin:
El arrojo de Wolf conmocionó la ciudad. Hasta ese momento todas las bandas tocaban sentadas, pero él llegó con un cable de micro kilométrico para moverse a sus anchas entre el público. O donde hiciera falta: no era extraño acudir al Zanzíbar o al 708 Club, y verlo dejar el escenario, cruzar la puerta y salir a la calle sin dejar de cantar y bailar hasta el próximo cruce.
Hombres y mujeres no podían apartar los ojos de él. La franqueza con la que desplegaba su energía sexual dejaba mudos a muchos: contoneaba su inmenso culo, caminaba a cuatro patas y hablaba de su cola “más larga que la de un lobo”. Con el lanzamiento de Spoonful, Wolf añadió un enorme cucharón de cocina al arsenal que empleaba en el escenario y lo blandía como un símbolo fálico. Uno de sus trucos más extravagantes consistía en agitar una cocacola y metérsela bajo los pantalones: entonces se acercaba al micro, se bajaba la cremallera, sacaba la punta de la botella y rociaba al público con la efervescente bebida.
Dicen que de día Wolf era casi convencional, un hombre de vida familiar con un secreto íntimo: a lo largo de casi 15 años, cuando la música le daba un respiro, iba a la escuela. Acudió al Colegio Crane a aprender a leer y a escribir a finales de los 50, a estudiar Secundaria en el Instituto Wendell Phillips a mediados de los 60, y a ampliar sus conocimientos en la Escuela nocturna de Comercio Jones a inicios de los 70.
En sus últimos años, tenía confusión mental y su salud se desmoronaba. Pocos años antes de morir, fue a tocar cerca de su ciudad natal y consiguió ver a su madre: él le ofreció dinero, y esta lo tiró al suelo y escupió. Para ella, lo que su hijo hacía era música del diablo. Wolf, el gigantón que daba miedo, se pasó todo el viaje de vuelta a Chicago llorando.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Little Bastard escribió:Moaning in the moonlight. Aunque yo lo tengo y parece más bien un recopilatorio...
Es su primer disco que contiene singles que anteriormente no se habian editado en ningún otro disco.
Que puede considerarse un recopilatorio, pues depende, igual como cualquier disco de singles, salvo que esos singles no se hubieran editado en ningún otro disco como es el caso.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
pinkpanther escribió:Little Bastard escribió:Moaning in the moonlight. Aunque yo lo tengo y parece más bien un recopilatorio...
Es su primer disco que contiene singles que anteriormente no se habian editado en ningún otro disco.
Que puede considerarse un recopilatorio, pues depende, igual como cualquier disco de singles, salvo que esos singles no se hubieran editado en ningún otro disco como es el caso.
Vale, me has convencido...
Little Bastard- Mensajes : 19918
Fecha de inscripción : 11/02/2009
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Little Bastard escribió:pinkpanther escribió:Little Bastard escribió:Moaning in the moonlight. Aunque yo lo tengo y parece más bien un recopilatorio...
Es su primer disco que contiene singles que anteriormente no se habian editado en ningún otro disco.
Que puede considerarse un recopilatorio, pues depende, igual como cualquier disco de singles, salvo que esos singles no se hubieran editado en ningún otro disco como es el caso.
Vale, me has convencido...
Toma, te lo dedico.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
pinkpanther escribió:Little Bastard escribió:pinkpanther escribió:Little Bastard escribió:Moaning in the moonlight. Aunque yo lo tengo y parece más bien un recopilatorio...
Es su primer disco que contiene singles que anteriormente no se habian editado en ningún otro disco.
Que puede considerarse un recopilatorio, pues depende, igual como cualquier disco de singles, salvo que esos singles no se hubieran editado en ningún otro disco como es el caso.
Vale, me has convencido...
Toma, te lo dedico.
Little Bastard- Mensajes : 19918
Fecha de inscripción : 11/02/2009
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
pinkpanther escribió:
Discazo. Bien acompañado por algunos alumnos..
Última edición por deniztek el Dom 23 Nov 2014 - 10:01, editado 1 vez
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Little Bastard escribió:Moaning in the moonlight. Aunque yo lo tengo y parece más bien un recopilatorio...
Lo he localizado en spotify.
yo tengo el first album, US, 1959...que creo que es el howlin' wolf-rockin' chair.
Última edición por deniztek el Lun 24 Nov 2014 - 17:02, editado 3 veces
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
http://escuchateesto.blogspot.com.es/2013/12/howlin-wolf-eric-clapton-las.html
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
http://www.memoriasdeunfonografo.com/2014/10/the-howlin-wolf-story-secret-history-of.html
The Howlin' Wolf Story: The Secret History of Rock & Roll
Casi dos metros de estatura y más de cien kilos peso. Esa era la carta de presentación de este titán del blues. Un tipo que procedía, como mandan los cánones, de las plantaciones de algodón, en las que trabajó durante su juventud. Pero emigró pronto a Chicago para encontrarse con todo el movimiento que allí se estaba creando de la mano de Muddy Waters, Buddy Guy y los hermanos Chess, entre tantos otros.
Howlin’ Wolf retorció el género y lo mezcló con influencias de Charley Patton y Jimmie Rodgers para dar la forma definitiva al blues contemporáneo que conocemos desde los años sesenta. Pero más allá del blues, y como el propio título nos anticipa, este documental entronca su música directamente con el rock & roll. Quizá enfocándose demasiado en su figura, indudablemente indispensable, pero no la única a mencionar sobre los orígenes del rock & roll.
El documental nos ofrece un buen número de actuaciones en directo de los años sesenta y setenta, entre las cuales es especialmente reseñable la actuación de Son House interpretando el clásico John The Revelator y la de Wolf en un bar de Chicago. Aunque también tenemos oportunidad de deleitarnos con las apariciones de Bukka White, Hubert Sumlin, Memphis Slim, Willie Dixon y Muddy Waters, además de varios miembros de sus bandas y su familia. The Howlin' Wolf Story desgrana la vida del músico sin entrar en muchos detalles, aunque con varias anécdotas interesantes, pero es de las pocas oportunidades que tenemos de ver a estos músicos en directo. Y ahí radica sobre todo su interés.
The Howlin' Wolf Story: The Secret History of Rock & Roll
Casi dos metros de estatura y más de cien kilos peso. Esa era la carta de presentación de este titán del blues. Un tipo que procedía, como mandan los cánones, de las plantaciones de algodón, en las que trabajó durante su juventud. Pero emigró pronto a Chicago para encontrarse con todo el movimiento que allí se estaba creando de la mano de Muddy Waters, Buddy Guy y los hermanos Chess, entre tantos otros.
Howlin’ Wolf retorció el género y lo mezcló con influencias de Charley Patton y Jimmie Rodgers para dar la forma definitiva al blues contemporáneo que conocemos desde los años sesenta. Pero más allá del blues, y como el propio título nos anticipa, este documental entronca su música directamente con el rock & roll. Quizá enfocándose demasiado en su figura, indudablemente indispensable, pero no la única a mencionar sobre los orígenes del rock & roll.
El documental nos ofrece un buen número de actuaciones en directo de los años sesenta y setenta, entre las cuales es especialmente reseñable la actuación de Son House interpretando el clásico John The Revelator y la de Wolf en un bar de Chicago. Aunque también tenemos oportunidad de deleitarnos con las apariciones de Bukka White, Hubert Sumlin, Memphis Slim, Willie Dixon y Muddy Waters, además de varios miembros de sus bandas y su familia. The Howlin' Wolf Story desgrana la vida del músico sin entrar en muchos detalles, aunque con varias anécdotas interesantes, pero es de las pocas oportunidades que tenemos de ver a estos músicos en directo. Y ahí radica sobre todo su interés.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Mi voto para Howlin wolf. Es este
http://en.wikipedia.org/wiki/Howlin%27_Wolf_%28album%29
¿no?
Tienen otra versión distinta de spoonful de la que puso pantera.
aparte de temazos como Tell me o wang dang doodle o Little baby.
Adoro este album
http://en.wikipedia.org/wiki/Howlin%27_Wolf_%28album%29
¿no?
Tienen otra versión distinta de spoonful de la que puso pantera.
aparte de temazos como Tell me o wang dang doodle o Little baby.
Adoro este album
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
borogis escribió:Mi voto para Howlin wolf. Es este
http://en.wikipedia.org/wiki/Howlin%27_Wolf_%28album%29
¿no?
Tienen otra versión distinta de spoonful de la que puso pantera.
aparte de temazos como Tell me o wang dang doodle o Little baby.
Adoro este album
El disco completo en modo lista de youtube.
https://www.youtube.com/playlist?list=PLW79q83govkUlIZhlxI8G48bOlf25DQr8
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
A ver...
En este caso yo creo que los recopilatorios son imprescindibles. Su primer lp era Moaning at The Moonlightt y recopilaba sus singles hasta el 59, y el segundo, Rocking Chair, los de la época 59/62.
En el primero salen Moanin'at Midnight, How Many More Years o Smokestake Lightning, pero es que en el segundo salen Wang Dang Doodle, Back Door Man, Spoonful, Little Red RoosterI Ain't Superstitious, Goin' Down Slow o Killing Floor.
Los dos son recopilatorios, pero son discos con entidad propia, con portadas míticas y reconocidos en todas partes. Yo creo que deberían entrar los dos por decreto.
Ahora bien, si sólo ha de ser uno, está claro que debería ser Rockin' Chair (o Howling Wolf, que son el mismo)
En este caso yo creo que los recopilatorios son imprescindibles. Su primer lp era Moaning at The Moonlightt y recopilaba sus singles hasta el 59, y el segundo, Rocking Chair, los de la época 59/62.
En el primero salen Moanin'at Midnight, How Many More Years o Smokestake Lightning, pero es que en el segundo salen Wang Dang Doodle, Back Door Man, Spoonful, Little Red RoosterI Ain't Superstitious, Goin' Down Slow o Killing Floor.
Los dos son recopilatorios, pero son discos con entidad propia, con portadas míticas y reconocidos en todas partes. Yo creo que deberían entrar los dos por decreto.
Ahora bien, si sólo ha de ser uno, está claro que debería ser Rockin' Chair (o Howling Wolf, que son el mismo)
Última edición por haserretuta el Vie 21 Nov 2014 - 19:30, editado 1 vez
haserretuta- Mensajes : 19753
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
haserretuta escribió:A ver...
En este caso yo creo que los recopilatorios son imprescindibles. Su primer lp era Moaning at The Moonlightt y recopilaba sus singles hasta el 59, y el segundo, Rocking Chair, los de la época hasta el 62.
En el primero salen Moanin'at Midnight, How Many More Years o Smokestake Lightning, pero es que en el segundo salen Wang Dang Doodle, Back Door Man, Spoonful, Little Red RoosterI Ain't Superstitious, Goin' Down Slow o Killing Floor.
Los dos son recopilatorios, pero son discos con entidad propia, con portadas míticas y reconocidos en todas partes. Yo creo que deberían entrar los dos por decreto.
Ahora bien, si sólo ha de ser uno, debería ser Rockin' Chair (o Howling Wolf, que son el mismo)
Sabias palabras
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
haserretuta escribió:A ver...
En este caso yo creo que los recopilatorios son imprescindibles. Su primer lp era Moaning at The Moonlightt y recopilaba sus singles hasta el 59, y el segundo, Rocking Chair, los de la época hasta el 62.
En el primero salen Moanin'at Midnight, How Many More Years o Smokestake Lightning, pero es que en el segundo salen Wang Dang Doodle, Back Door Man, Spoonful, Little Red RoosterI Ain't Superstitious, Goin' Down Slow o Killing Floor.
Los dos son recopilatorios, pero son discos con entidad propia, con portadas míticas y reconocidos en todas partes. Yo creo que deberían entrar los dos por decreto.
Ahora bien, si sólo ha de ser uno, está claro que debería ser Rockin' Chair (o Howling Wolf, que son el mismo)
Pero vota al de la silla que se nos queda atrás en esta carrera de caracoles
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
7 votos ya!!!!
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
borogis escribió:haserretuta escribió:A ver...
En este caso yo creo que los recopilatorios son imprescindibles. Su primer lp era Moaning at The Moonlightt y recopilaba sus singles hasta el 59, y el segundo, Rocking Chair, los de la época hasta el 62.
En el primero salen Moanin'at Midnight, How Many More Years o Smokestake Lightning, pero es que en el segundo salen Wang Dang Doodle, Back Door Man, Spoonful, Little Red RoosterI Ain't Superstitious, Goin' Down Slow o Killing Floor.
Los dos son recopilatorios, pero son discos con entidad propia, con portadas míticas y reconocidos en todas partes. Yo creo que deberían entrar los dos por decreto.
Ahora bien, si sólo ha de ser uno, está claro que debería ser Rockin' Chair (o Howling Wolf, que son el mismo)
Pero vota al de la silla que se nos queda atrás en esta carrera de caracoles
Ya.
Pero es que deberían estar los dos...
haserretuta- Mensajes : 19753
Fecha de inscripción : 25/03/2008
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Si se pudiera anular el voto quitaría el london sessions y pondría el howlin' wolf..
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Menudo trío calavera..este lo tengo pendiente de escucha.
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Joder ese trio Deniztek... brutal...
He votado al rocking chair. No sabia q era recopilata tb. Me flipa.
He votado al rocking chair. No sabia q era recopilata tb. Me flipa.
Pike- Mensajes : 19284
Fecha de inscripción : 15/07/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Pike escribió:Joder ese trio Deniztek... brutal...
He votado al rocking chair. No sabia q era recopilata tb. Me flipa.
Si Pantera computa mi cambio de voto entra ese rockin'..
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
A ver ahora Denizte.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
pinkpanther escribió:A ver ahora Denizte.
ahora veo que has puesto lo de anular..
Última edición por deniztek el Dom 23 Nov 2014 - 10:56, editado 2 veces
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Última edición por deniztek el Dom 23 Nov 2014 - 10:57, editado 1 vez
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Hecho! ahora hay empate porque alguien debe haber votado al primero hace nada..
Gracias Pantera.
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Y digo yo...
Para que entre cualquiera de los dos recopilatorios y se quede el otro fuera... ¿No sería mejor incluir un The Best Of Chess como el que había y que entren las canciones que han de entrar?
Es que éste es un caso flagrante de recopilatorio en la lista.
Para que entre cualquiera de los dos recopilatorios y se quede el otro fuera... ¿No sería mejor incluir un The Best Of Chess como el que había y que entren las canciones que han de entrar?
Es que éste es un caso flagrante de recopilatorio en la lista.
haserretuta- Mensajes : 19753
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Solo puede quedar uno.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
pinkpanther escribió:Solo puede quedar uno.
Si sigue el empate entran los dos, no?
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
deniztek escribió:pinkpanther escribió:Solo puede quedar uno.
Si sigue el empate entran los dos, no?
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Un verdadero gigante, Howlin Wolf
Un coloso de verdad
Un coloso de verdad
Coltrane- Mensajes : 19467
Fecha de inscripción : 10/02/2012
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Si quieren votar haganlo pronto, que en un rato cierro esto.
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: 1001 discos. Sustitución de recopilatorios. Howlin' Wolf. Elige su mejor disco de estudio.
Dejo la encuesta abierta pero lo cierro con estos resultados:
Moanin' in the Moonlight42% 42% [ 5 ]
Howlin' Wolf33% 33% [ 4 ]
The London Howlin' Wolf Sessions17% 17% [ 2 ]
The Howlin' Wolf Album8% 8% [ 1 ]
The Back Door Wolf0% 0% [ 0 ]
The Super Super Blues Band0% 0% [ 0 ]
Otro0% 0% [ 0 ]
Moanin' in the Moonlight42% 42% [ 5 ]
Howlin' Wolf33% 33% [ 4 ]
The London Howlin' Wolf Sessions17% 17% [ 2 ]
The Howlin' Wolf Album8% 8% [ 1 ]
The Back Door Wolf0% 0% [ 0 ]
The Super Super Blues Band0% 0% [ 0 ]
Otro0% 0% [ 0 ]
pinkpanther- Mensajes : 99330
Fecha de inscripción : 24/03/2008
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