RONDA 27 > CONCURSO DE MICRO RELATOS ARF > II ED. > A LAS 21:30 GALA BORRACHUZA

*** FUERZA, VIEJO PECK ***




LA FRASE PARA LA RONDA Nº 27, II ED.

La mancha en la moqueta



Para curiosear lo acontecido en episodios anteriores, no lo duden, aquí

https://docs.google.com/document/d/1jB5odLgZy0AhOo0xPpbUOefot-Ps7D2nrKfKS25i7v4/edit?pref=2&pli=1

MR KUPAK:

EL CAMBIANTE UNIVERSO DE MR STONER:

MANDAMIENTOS, REGLAS Y OBLIGACIONES:

Histérico de puntos, aquí

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RELATOS A CONCURSO - RONDA 27




1.- No digas que no te avisamos
La mancha en la moqueta fue lo que hizo pensar a mi ex-mujer que la terapia no estaba poniendo el foco sobre el verdadero problema. Me habían diagnosticado deseo sexual hipoactivo, pero al igual que la joroba: mi problema no era falta, era más bien sobra. Ella solía llegar tarde de trabajar, así que yo mataba el tiempo dándome vidilla en diferentes páginas porno. No hace falta ser muy listo para imaginar lo que sucedía entonces…
Presa de la desconfianza, se compró una lámpara de luz negra semejante a la de la policía científica que puso al descubierto miles de colonias de espermatozoides por todo el salón. Tal y como suponéis me pidió el divorcio, el estrés empeoró mi diabetes y me he quedado ciego. Siendo sinceros, los curas ya me advirtieron de esto, pero la verdad es que no lo supe ver.



2.- Maite
La mancha en la moqueta no se va de mi cabeza. Doy vueltas en el vagón de camino al trabajo. ¿Estará pensando en mí como pienso en ella? ¿Me echará de menos en este preciso instante? Me distraigo mientras vacío las papeleras de la Calle Mayor, mira este chicle pisado, se parece a mi mancha. Por las noches sueño con ella. Me despierto con angustia hasta el beso de buenos días. Las tardes son una delicia, mi día ha ido bien ¿qué tal el tuyo? bien, como cualquier otro cariño, nos damos el beso de la tarde. Estoy leyendo un libro, se llama "La ley del sentimiento", es bonito, creo que habla de nosotros, cuenta nuestra historia, cuando lo termine te lo paso. A veces miro al suelo y es extraño, parece de madera. Nos damos el beso de buenas noches.



3.- Gorvachov
La mancha de la moqueta era el único indicio que había en su contra. Era sangre de Leonord, la desaparecida. No teníamos nada. El cerco era mínimo, no se correspondía con un ataque violento. Nadie asesina dejando sólo una pequeña mancha, sin ningún rastro más alrededor. Además, en esa habitación no habían limpiado. "Agente, recuerde que yo denuncié la desaparición". Lo extraño es que el sospechoso no sabía por qué la moqueta estaba así. Era tan fácil como decir que ella sufrió un corte fortuito, el típico accidente doméstico. Su retorcida teoría es que se fue voluntariamente. La sangre era solo un intento de arruinarle la vida. La siguiente inspección no iba mucho mejor, media hora mirando aquella prueba, aguantando ese intenso olor a Titanlux. Entonces noté como si una paloma me cagara encima, toqué mi coronilla y era sangre mezclada con pintura… Un portazo sonó a mi espalda. "Maldición".



4.- Musa vs Ego                        
La mancha en la moqueta es parte del piso. Quiero un nuevo propietario que sepa apreciarla. Yo ya no sé disfrutarlo. Necesito una vía de escape. Y es que esa mancha se ha apoderado de mi vida, se ha convertido en mi musa. Lo peor de todo es no recordar como surgió. Un día desperté y la vi. Me obcequé, al principio intenté limpiarla, adquirí todo tipo de quitamanchas y nada. Supe que tenía que estar allí por algún motivo, la mancha debía existir y quién era yo para decidir lo contrario. Desde que la acepté mi creatividad experimentó un auge, mis creaciones fueron mejor recibidas que nunca. Exposiciones, conferencias, galerías llenas de mis fotografías... Pero hoy me encuentro estancado y harto, aunque al mismo tiempo agradecido por todo lo que me ha dado esa mancha. Tan contrariado que solo espero que en mi nueva mansión salga otra mancha mejor.



5.- Lágrimas e insomnio 
La mancha en la moqueta me tenía hipnótizado... Mientras que el run-run de mis pensamientos me tocaba los cojones otra vez... Ya está aquí otra vez... Ese "dulce" recuerdo volvía a golpear mi cabeza. 
Pues nada... Otra noche de insomnio y lágrimas... Y ojalá putas y coca, pero creo que algún vil forero las tiene con el... 
Por cierto... ¿Cómo se quita la sangre seca de una moqueta? 
Bueno... Da igual, ya llamaré a mi madre mañana y le pregunto...



6.- Amor manchado
La mancha en la moqueta se cansó y se largó. No quería saber nada de la moqueta. Le aburrían sus ácaros, su color gris y su tacto áspero. Hacía ya tiempo que ni siquiera disfrutaban cuando hacían sus cosas de mancha y moqueta. Así que se levantó, estiró sus recién adquiridas piernas y se marchó durante la noche.
Recorrió el mundo, conoció a muchas moquetas y las manchó, pero también hizo lo propio con alfombras, cortinas, servilletas, camisas… Era feliz. No se comprometía y si se cansaba simplemente buscaba otro tejido que ensuciar. 
Y nunca echó de menos a esa primera moqueta. No espere, lector, un caballero arrepentido que tras años de promiscuidad se arrepiente y retorna a la amada. Esta es la historia de una mancha, y las manchas no tienen sentimientos. Como espero que usted sepa, las manchas solo quieren una cosa: manchar. 
Y el resto, son licencias literarias.



7.- Momentos mágicos
La mancha en la moqueta del salón contiguo, tres de las cuatro paredes de la cocina sucias, gotas en el techo, los azulejos del baño , del otro lado del pasillo, pringados, los cristales goteando, restos en las puertas de los electrodomésticos. No se me esta dando bien dar de comer al bebé.



8.- Tótem y Tabú
La mancha en la moqueta y mi verga en su mano. Mi cara de sorpresa, Papá tras la puerta y una mujer negando; mi madre en la tumba, Edipo gozando.



9.- Doppelgänger
La mancha en la moqueta era reciente. En la habitación mi mujer dormía con una sonrisa satisfecha y la piel perlada de gotitas de sudor. Las sábanas también estaban impregnadas de aquella substancia. La ola de calor subsahariana le estaba haciendo mella y se estaba deshaciendo. Pronto necesitaría alimento. Lo encontré en la cocina, babeando ponzoña, inclinado sobre el cuerpo de mi hijo, impregnándolo de aquel veneno gástrico blanquecino que consumía su carne. Me acerqué por detrás con sigilo y lo agarré por el cuello, clavando mis dedos en aquel cuello blando. Lo arrastré hasta el fogón y lo encendí sobre su cara, una lívida y viscosa pantomima de la mía, que se fue derritiendo hasta que me quemé los dedos sujetando aquel cuello sin cabeza. En la bañera prendí fuego al cuerpo y mientras se fundía como la cera, me preguntaba qué había fallado en el experimento.



10.- Gomorra
La mancha en la moqueta como vestigio del placer: residuo fósil, estela del goce ajeno. Los cuerpos arremolinándose ad libitum, confundiéndose los miembros en un guarismo incontable de piernas, brazos y torsos desnudos, la saliva deslizándose por mi espina dorsal; ahí, en ese mismo instante en que un éxtasis absoluto y sincero —en tal tesitura juzgado erróneamente por mí como inmarcesible— amenaza con trizar mi juicio, mi misma consciencia, a mí mismo, en dos mitades perfectas, justo entonces, en ese perfecto momento, me derramo en plenitud, sin diques, llorando de placer todas y cada una de las lágrimas del océano...
(...)
Cuanta poesía en una orgía. Para que luego digan que sólo es sexo.



11.- Limpieza del hogar
¡Una mancha en la moqueta de la salita! La visión le descompuso.
-¡¡ROSA!!
-¿Qué?
-¡¡Mira!! ¡¡Has manchado la moqueta!!
-¿Y por qué he tenido que ser yo?
-¡Porque yo no voy comiendo por toda la casa!
-Antonio, las moquetas son sucias. Ya te dije que mejor parquet.
-La moqueta es limpia si tú no eres marrana.
-Y si paso la aspiradora tres veces al día como pretendes. Antonio, esto no puede ser. No tenemos una casa para vivir, sino para ser esclavos de ella. Trabajo todo el día y no...
-¡¡Deberías ser esclava  de tu casa!!!
Rosa profirió un aullido animal. Se bajó pantalones y bragas y rompió a orinar. Antonio intentó detenerla, pero recibió un tremebundo mordisco en la mano. ¡Le hizo sangre, la muy bruta! ¡Se le infectaría! ¡Y gangrenaría! Antes de desmayarse aún pudo ver a Rosa defecando como un pato por la salita mientras reía desquiciadamente.



12.- Auge y caída de un malhechor
La mancha en la moqueta le delató. Eusebio creía haber cometido el crimen perfecto pero esa pequeña mácula torció su destino. Robó el cuerpo, grande y pesado, de forma sigilosa. Extendió el plástico que recubría el cuerpo en el suelo. Arrojó el cuerpo al suelo y se ensañó con él de manera violenta. Lo molió a palos, su parte preferida como confesaría después, y salivando, fue desgarrando partes del mismo degustándolas suavemente en una lasciva bacanal nunca antes experimentada.. Luego recogió los restos metódicamente y los envolvió en el plástico. Todos menos uno. Era casi invisible, salvo a la visión de Luisa. Experta en estos menesteres, no se le escapó el pedacito fundido en la moqueta. Luego comprobó que la mona de Pascua, hecha de setenta centímetros de chocolate, no estaba en la despensa. Eusebio, a sus dos años, feliz y con el estómago aullando, recibió su primer castigo.



13.- Claroscuro
La mancha en la moqueta con la forma exacta de su figura sólo podía significar dos cosas: una, la cantidad de horas (¿días?) que había pasado allí tendido, mirando al techo, mientras yo estaba fuera; dos, que se había marchado. Técnicamente hablando, la verdadera mancha era todo lo demás: la parte de la superficie de moqueta que había pasado todo ese tiempo sin una persona encima protegiéndola del polvo. Pero ¿quién decide cuál es el espacio negativo y cuál el positivo? Al fin y al cabo, hasta que no averigüe adónde se ha ido esta vez, su ausencia se extenderá por todo el universo… excepto la no-mancha en la moqueta con su forma, en el que sigue presente aunque sea a medias.



14.- El calzador de sueños

¿La mancha en la moqueta?

Todo empezó con un secreto. Un secreto tan inmenso que parecía imposible. Tal era su magnitud que cuanto más se reprimía, mayor era el deseo de liberación. La tensión aumentó y aumentó hasta que, finalmente, explotó. Y en un torrente infinito, las palabras colmaron el largo silencio. 
Las palabras dieron forma; fueron aire, mar y tierra, se elevaron hasta cimas nunca vistas e iluminaron las solitarias noches. 
Los verbos se hicieron esperar; requería tiempo escoger el conjunto adecuado. Pero con ellos, el agua bulló de agitación, la tierra germinó en exuberantes colores y el aire vibró en nuevas y asombrosas melodías.
Por fin, las palabras habían encontrado su lugar. Todas excepto una. Siempre curiosa, nunca satisfecha, se embarcó en una búsqueda ciega y despiadada que terminó por destruir la preciosa armonía. 
Esa palabra eres tú. Basta de preguntas y a dormir, que mañana hay colegio.



15.- El ama de llaves
La mancha en la moqueta reaparecía al poco de haberla eliminado. Pero eso no era lo más insólito. Doris, el ama de llaves, se percató, cuando los vecinos de abajo necesitaron ayuda extra, de que la alfombra análoga en aquel salón presentaba una mancha parecida. Averiguó que en el primero un lamparón similar martirizaba a la sirvienta y que en el bajo el portero había renunciado ya a limpiarla. Encontró mancha incluso en el sótano, donde el hijo del portero, estafador incipiente, se escondía a veces. Curiosamente, observó, no hay rastro en los techos.
Doris, que renunció en favor de su hermano a estudiar biología, pasó meses realizando cuantos ensayos científicos supo diseñar hasta que un dío intuyó una causa más sutil. Anotó cientos de datos sobre los habitantes del edificio. Y aunque nunca pudo comprobar su teoría, sabía que era cierta. Envidia. Envidia que rezuma. Envidia invisible, incesante, perfecta.



16.- SMI
La mancha en la moqueta era la única imperfección en las muy blancas oficinas del Banco Mundial en Ginebra. La mancha no oscurecía no se resecaba y permanecía inalterable, como recién hecha. El jefe de todo aquello la veía a diario en el pasillo que daba a su amplio despacho, en su edificio. La pisaba siempre que podía, apretándole indistintamente la suela de cualquiera de sus dos brillantes y perfectos zapatos de piel natural. Podría haber ordenado cambiar la moqueta, o toda la planta, incluso el edificio entero si hubiera querido. Pero el señor presidente disfrutaba aplastándola. Tenía la creencia de que cada pisotón le arrebataba unas cuantas fibras de suciedad. Así la estrangulaba bajo su zapato, con adquirido disimulo, parándose ante ella con cualquier excusa. Pero nunca consiguió borrarla. Aquella mancha en la moqueta era el único centímetro limpio de un lugar manchado hasta los cimientos.



17.- Absentismo mental
La mancha en la moqueta me miraba, era extraño. Su olor me provocaba náuseas y su color me daba grima.
-¿Qué es esa cosa que me mira con desprecio? -Pregunté anonadado a Ana.
-¿Qué mancha? Yo solo veo un delicioso puddin de chocolate.
Y Ana se lanzó a lamerlo. Vi como la mancha cambiaba su expresión a una de intenso placer, como si estuviera excitada por los lametazos.
De pronto Dani calló al suelo inerte. Me acerqué. No respiraba. ¡Qué mierda estábamos tomando!. Volví a mirar a Ana y lo que chupaba ya no tenía expresión, era un charco de diarrea que Coby soltó tras probar aquel misterioso líquido. Cogí la botella y leí con dificultad: Absenta, 90°. Sabía que ese bicho amarillo que nos la vendió después de comer las setas no era trigo limpio. Y caí desplomado junto a la mancha, que de nuevo me miraba. Sonriente.



18.- Rorschach in love
La mancha en la moqueta trajo a mi mente su ausencia. Su contorno había evolucionado de forma caprichosa para mostrar una silueta femenina. Rememoré nuestro último encuentro; el momento en que, unidos nuestros labios, tuvimos la absurda idea de permitir que dos lágrimas, una suya y otra mía, unieran sus fuerzas para caer al suelo alfombrado de la habitación. Quisieron entonces los hados que ambas gotas cogidas de la mano se desparramaran formando una nítida imagen de dos caras besándose.
Desde entonces me fijo en las manchas, en las nubes, en las sombras..., en todo aquello que me dé la posibilidad de volver a verla.



19.- ¿Sueñan los androides de protocolo con embajadas virtuales?
La mancha en la moqueta era de plasma sanguíneo THX22, algo evidente para unos ojos expertos como los de Rick. Ese color era inconfundible. La sorpresa llegó cuando le dijeron que era de un androide de protocolo. Sin cadáver no hay crimen, pensó. El misterio era qué hacía ese tipo engolado en esa parte de la ciudad. Rick inspeccionó el lugar, ejemplo de arquitectura retro de finales del siglo XX, muy valorada en la actualidad. La carpintería de aluminio y la moqueta eran originales. Era sin duda el legado más perdurable de aquella época. Se dejó de ensoñaciones y se puso a trabajar. Las huellas en la habitación contigua le dieron una pista. Sin duda una unidad R2 había pasado por ahí. Bien, probablemente era un crimen pasional. Eso le gustaba. Sintió una presión en la sien. Rachel, telepáticamente, le recordaba que comprase los fideos para la cena



20.- Una reputación que mantener
La mancha en la moqueta me faltaba. Debería haber sido de las más fáciles de conseguir, pero curiosamente se me resistía. Y eso que llevaba en aquel piso más de un año, y al principio conseguí de una tacada varias piezas clásicas. Una toalla de baño con restregón ocre, varias sábanas acartonadas aquí y allí y un manchurrón de vómito en el felpudo de la entrada. Eso sólo en las dos primeras semanas.
Luego están las dos cortinas con quemaduras de pitillo, el pañuelo con un moco seco del tamaño de un euro…en fin, para qué seguir. Pero la moqueta ahí sigue, impecable e impoluta.
Tampoco es que no pueda vivir sin ella, pero en dos meses se celebrará el XVI Congreso de Coleccionistas de Manchas y Lamparones Involuntarios, y  aunque mis colegas me conocen y me respetan, presentarme sin una mancha en la moqueta…no sé, uno tiene una reputación.



21.- Apurado
La mancha en la moqueta fue la causante de no llegar a tiempo.



22.- Underground microrrelatista
La mancha en la moqueta tenía forma de gallina. Y por más que trataba de eliminarla seguía devolviendome la mirada.



23.- Remedios caseros
La mancha en la moqueta desapareció con agua tibia y jabón.[/quote]



24.- Mancha adentro
La mancha en la moqueta se acercaba lentamente a Julián. Desde el accidente, Julián, tetrapléjico, pasaba los días y las noches mirando. No podía hacer otra cosa. Mirar.
Y la mancha en la moqueta se acercaba lentamente a su cama. Julián estaba seguro. Lo notaba.
Y le hablaba.
- Julián. Julián. Quieres conocerme.

Cinco años después, Julián amaneció muerto.



25.- Declaración de intenciones
La mancha en la moqueta seguía allí. Nunca entendí por qué mi madre, amante del orden y la limpieza hasta la tiranía, jamás quisiera retirarla. Era sobrecogedor volver a pisar aquella casa después de tantos años y distancia entre nosotras. Como si todos los días que el rencor borró me llovieran encima. Como si su muerte me abriera una ventana en la que contemplar los pasos que dimos mal.
Me senté desolada sobre la moqueta. Me pregunté cómo hubieran sido nuestras vidas sin la mancha que nos dejó la muerte de mi padre, sin su tristeza crónica, que me hizo invisible. Sentí tanta rabia que quise arrancar la mancha y… descubrí una trampilla, y una habitación llena de mí: mi cuna, mis muñecas, cuadernos con deberes que nunca corrigió, cuentos que nunca me leyó, portadas de revista con fotos de mi boda, recortes de periódico con reseñas de mis libros…



26.- Vecino
La mancha de la moqueta era solo un reflejo de la luna. Fue el diagnóstico del lunático del 5º, compañero de tute de mi viejo y fumador de hierba. Mi madre casi le abofetea “por tomarnos el pelo”. Su pelo es precioso, señora, a sus pies, replicó el vecino lunático y adulador. Mi padre sesteaba en el sofá de escay. “A mis pies ni nombrarlos, no tienes tú categoría...” Son espléndidos señora, dijo el vecino lunático, adulador y fetichista. Mi madre resopló, mi padre roncaba. “Lárguese de aquí, ipso-facto” aulló mi progenitora. No entiendo el euskera, dijo el vecino lunático, adulador, fetichista e inculto. “Madre de Dios” suspiró ella. Líbranos del mal, dijo el vecino lunático, adulador, fetichista, inculto y santurrón. Mi madre me miró, musitando “yo le rompo la crisma”. Mi padre abrió los ojos, primero, y la boca, después: ¿Hace un tute?

Ronda de fluidos, los tiempos verbales a su conveniencia...

Madre de dios... en la moqueta no!!!... que luego no te quedas seguro de si lo has limpiado bien.

Kupak escribió:Madre de dios... en la moqueta no!!!... que luego no te quedas seguro de si lo has limpiado bien.

Y los ácaros ¿qué, eh? ¿es que nadie piensa nunca en los ácaros?

Eloy escribió:

Kupak escribió:Madre de dios... en la moqueta no!!!... que luego no te quedas seguro de si lo has limpiado bien.

Y los ácaros ¿qué, eh? ¿es que nadie piensa nunca en los ácaros?

Bah, esos van a su bola, no son flojos como nosotros, sobreviven sí o sí.

Lo malo las alergias, mira si somos flojos.

Primer relato recibido.


Aprendan de ello los rezagados (y no miro a nadie...)

Ya sé que eso es una alfombra y no una moqueta, pero...

estoy en blanco

Stoner escribió:estoy en blanco

Fase 1:
1- Joder, qué frase más chunga, no se me ocurre nada.

Yo voy por la fase 2:
2- Vaya, tengo una idea, puede quedar bien

Ánimo a tod@s!!!

En fase 3:
3- Joder, qué relato más majo, al final la frase no iba a ser tan mala.

Ka.

Spoiler:

pues no

Stoner escribió:pues no

Lluvia de ideas, escribes todas las palabras que se te ocurran con la mancha en la cabeza, sin pensar, esa es la clave... luego vas asociando y eleminando... el relato no sale solo pero ayuda.

También está bien decidir de qué color es la mancha, no se tiene que reflejar en el relato pero ayuda también.

Mis sinco.

Epa.

En un lugar de la moqueta, una mancha de cuyo origen no quiero acordarme

(extracto de las memorias de Bill Clinton)

tacitus escribió:En un lugar de la moqueta, una mancha de cuyo origen no quiero acordarme

(extracto de las memorias de Bill Clinton)

No hay chucruts domingueros?

No doy ni una. Y ya van...

YOMISMO escribió:No hay chucruts domingueros?

Sólo un par, pero de nivelaco...


Venga, ahí van 

1.- No digas que no te avisamos

La mancha en la moqueta fue lo que hizo pensar a mi ex-mujer que la terapia no estaba poniendo el foco sobre el verdadero problema. Me habían diagnosticado deseo sexual hipoactivo, pero al igual que la joroba: mi problema no era falta, era más bien sobra. Ella solía llegar tarde de trabajar, así que yo mataba el tiempo dándome vidilla en diferentes páginas porno. No hace falta ser muy listo para imaginar lo que sucedía entonces…
Presa de la desconfianza, se compró una lámpara de luz negra semejante a la de la policía científica que puso al descubierto miles de colonias de espermatozoides por todo el salón. Tal y como suponéis me pidió el divorcio, el estrés empeoró mi diabetes y me he quedado ciego. Siendo sinceros, los curas ya me advirtieron de esto, pero la verdad es que no lo supe ver.

2.- Maite

La mancha en la moqueta no se va de mi cabeza. Doy vueltas en el vagón de camino al trabajo. ¿Estará pensando en mí como pienso en ella? ¿Me echará de menos en este preciso instante? Me distraigo mientras vacío las papeleras de la Calle Mayor, mira este chicle pisado, se parece a mi mancha. Por las noches sueño con ella. Me despierto con angustia hasta el beso de buenos días. Las tardes son una delicia, mi día ha ido bien ¿qué tal el tuyo? bien, como cualquier otro cariño, nos damos el beso de la tarde. Estoy leyendo un libro, se llama "La ley del sentimiento", es bonito, creo que habla de nosotros, cuenta nuestra historia, cuando lo termine te lo paso. A veces miro al suelo y es extraño, parece de madera. Nos damos el beso de buenas noches.

Tan bien...

Venga y un tercero...

3.- Gorvachov

La mancha de la moqueta era el único indicio que había en su contra. Era sangre de Leonord, la desaparecida. No teníamos nada. El cerco era mínimo, no se correspondía con un ataque violento. Nadie asesina dejando sólo una pequeña mancha, sin ningún rastro más alrededor. Además, en esa habitación no habían limpiado. "Agente, recuerde que yo denuncié la desaparición". Lo extraño es que el sospechoso no sabía por qué la moqueta estaba así. Era tan fácil como decir que ella sufrió un corte fortuito, el típico accidente doméstico. Su retorcida teoría es que se fue voluntariamente. La sangre era solo un intento de arruinarle la vida. La siguiente inspección no iba mucho mejor, media hora mirando aquella prueba, aguantando ese intenso olor a Titanlux. Entonces noté como si una paloma me cagara encima, toqué mi coronilla y era sangre mezclada con pintura… Un portazo sonó a mi espalda. "Maldición".

Que maravilla  .

Eloy escribió:3.- Gorvachov

La mancha de la moqueta era el único indicio que había en su contra. Era sangre de Leonord, la desaparecida. No teníamos nada. El cerco era mínimo, no se correspondía con un ataque violento. Nadie asesina dejando sólo una pequeña mancha, sin ningún rastro más alrededor. Además, en esa habitación no habían limpiado. "Agente, recuerde que yo denuncié la desaparición". Lo extraño es que el sospechoso no sabía por qué la moqueta estaba así. Era tan fácil como decir que ella sufrió un corte fortuito, el típico accidente doméstico. Su retorcida teoría es que se fue voluntariamente. La sangre era solo un intento de arruinarle la vida. La siguiente inspección no iba mucho mejor, media hora mirando aquella prueba, aguantando ese intenso olor a Titanlux. Entonces noté como si una paloma me cagara encima, toqué mi coronilla y era sangre mezclada con pintura… Un portazo sonó a mi espalda. "Maldición".

Mola!!!

Spoiler:

Eloy escribió:1.- No digas que no te avisamos

La mancha en la moqueta fue lo que hizo pensar a mi ex-mujer que la terapia no estaba poniendo el foco sobre el verdadero problema. Me habían diagnosticado deseo sexual hipoactivo, pero al igual que la joroba: mi problema no era falta, era más bien sobra. Ella solía llegar tarde de trabajar, así que yo mataba el tiempo dándome vidilla en diferentes páginas porno. No hace falta ser muy listo para imaginar lo que sucedía entonces…
Presa de la desconfianza, se compró una lámpara de luz negra semejante a la de la policía científica que puso al descubierto miles de colonias de espermatozoides por todo el salón. Tal y como suponéis me pidió el divorcio, el estrés empeoró mi diabetes y me he quedado ciego. Siendo sinceros, los curas ya me advirtieron de esto, pero la verdad es que no lo supe ver.

Yo de momento bien, llevo gafas pero creo que no tiene que ver... interesante cadena causal. Ah, luces negras, molan.

Eloy escribió:2.- Maite

La mancha en la moqueta no se va de mi cabeza. Doy vueltas en el vagón de camino al trabajo. ¿Estará pensando en mí como pienso en ella? ¿Me echará de menos en este preciso instante? Me distraigo mientras vacío las papeleras de la Calle Mayor, mira este chicle pisado, se parece a mi mancha. Por las noches sueño con ella. Me despierto con angustia hasta el beso de buenos días. Las tardes son una delicia, mi día ha ido bien ¿qué tal el tuyo? bien, como cualquier otro cariño, nos damos el beso de la tarde. Estoy leyendo un libro, se llama "La ley del sentimiento", es bonito, creo que habla de nosotros, cuenta nuestra historia, cuando lo termine te lo paso. A veces miro al suelo y es extraño, parece de madera. Nos damos el beso de buenas noches.

Debe ser muy guapa esa mancha, Maite, me gusta ese nombre, suena acogedor.

Cuídala mucho!!!

Molicie.

YOMISMO escribió:Molicie.

Pero como nunca. nano...

Impugno! No hay verbo!

La frasecita es dificil de cojones.

Neska escribió:Impugno! No hay verbo!

No creo que sea condición sine qua non.

Una frase sin verbo es igualmente una frase.




 
Menos impugnaciones y más escribir!!!

YOMISMO escribió:La frasecita es dificil de cojones.

Es tan fácil o difícil como cualquier otra. 



Dadle cuatro vueltas y las musas aparecerán...

Esperando a las musas...

Spoiler:

4.- Musa vs Ego                        

La mancha en la moqueta es parte del piso. Quiero un nuevo propietario que sepa apreciarla. Yo ya no sé disfrutarlo. Necesito una vía de escape. Y es que esa mancha se ha apoderado de mi vida, se ha convertido en mi musa. Lo peor de todo es no recordar como surgió. Un día desperté y la vi. Me obcequé, al principio intenté limpiarla, adquirí todo tipo de quitamanchas y nada. Supe que tenía que estar allí por algún motivo, la mancha debía existir y quién era yo para decidir lo contrario. Desde que la acepté mi creatividad experimentó un auge, mis creaciones fueron mejor recibidas que nunca. Exposiciones, conferencias, galerías llenas de mis fotografías... Pero hoy me encuentro estancado y harto, aunque al mismo tiempo agradecido por todo lo que me ha dado esa mancha. Tan contrariado que solo espero que en mi nueva mansión salga otra mancha mejor.

5.- Lágrimas e insomnio 

La mancha en la moqueta me tenía hipnótizado... Mientras que el run-run de mis pensamientos me tocaba los cojones otra vez... Ya está aquí otra vez... Ese "dulce" recuerdo volvía a golpear mi cabeza. 
Pues nada... Otra noche de insomnio y lágrimas... Y ojalá putas y coca, pero creo que algún vil forero las tiene con el... 
Por cierto... ¿Cómo se quita la sangre seca de una moqueta? 
Bueno... Da igual, ya llamaré a mi madre mañana y le pregunto...

6.- Amor manchado

La mancha en la moqueta se cansó y se largó. No quería saber nada de la moqueta. Le aburrían sus ácaros, su color gris y su tacto áspero. Hacía ya tiempo que ni siquiera disfrutaban cuando hacían sus cosas de mancha y moqueta. Así que se levantó, estiró sus recién adquiridas piernas y se marchó durante la noche.
Recorrió el mundo, conoció a muchas moquetas y las manchó, pero también hizo lo propio con alfombras, cortinas, servilletas, camisas… Era feliz. No se comprometía y si se cansaba simplemente buscaba otro tejido que ensuciar. 
Y nunca echó de menos a esa primera moqueta. No espere, lector, un caballero arrepentido que tras años de promiscuidad se arrepiente y retorna a la amada. Esta es la historia de una mancha, y las manchas no tienen sentimientos. Como espero que usted sepa, las manchas solo quieren una cosa: manchar. 
Y el resto, son licencias literarias.

Ya tenemos frase???

Eloy escribió:4.- Musa vs Ego                        

La mancha en la moqueta es parte del piso. Quiero un nuevo propietario que sepa apreciarla. Yo ya no sé disfrutarlo. Necesito una vía de escape. Y es que esa mancha se ha apoderado de mi vida, se ha convertido en mi musa. Lo peor de todo es no recordar como surgió. Un día desperté y la vi. Me obcequé, al principio intenté limpiarla, adquirí todo tipo de quitamanchas y nada. Supe que tenía que estar allí por algún motivo, la mancha debía existir y quién era yo para decidir lo contrario. Desde que la acepté mi creatividad experimentó un auge, mis creaciones fueron mejor recibidas que nunca. Exposiciones, conferencias, galerías llenas de mis fotografías... Pero hoy me encuentro estancado y harto, aunque al mismo tiempo agradecido por todo lo que me ha dado esa mancha. Tan contrariado que solo espero que en mi nueva mansión salga otra mancha mejor.

Mol be, clarito y al grano... yo ante la duda me movería, una mancha que no se va es una mancha para siempre, y una mancha para siempre es una marcha a la que puedes volver en cualquier momento. Lo de la creatividad no acabo de entenderlo, no creo en las musas, creo que crear es buscar significados... hacen falta preguntas antes de tener respuestas y la mejor manera de descubrir nuevas perguntas es moverse. Escorpio, te espera una semana maravillosa.

7.- Momentos mágicos

La mancha en la moqueta del salón contiguo, tres de las cuatro paredes de la cocina sucias, gotas en el techo, los azulejos del baño del otro lado del pasillo, pringados, los cristales goteando, restos en las puertas de los electrodomésticos. No se me esta dando bien dar de comer al bebé.

¿Cómo se participa en esto?

¿Cuelgo un microrrelato aquí y ya? ¿O debo mandárselo a alguien?

salakov escribió:¿Cómo se participa en esto?

¿Cuelgo un microrrelato aquí y ya? ¿O debo mandárselo a alguien?

Las bases están en el primer post.

Relato de máximo 150 palabras, con la frase de inicio dada.

Me lo mandas a mi por privado

salakov escribió:¿Cómo se participa en esto?

¿Cuelgo un microrrelato aquí y ya? ¿O debo mandárselo a alguien?

Bienvenido Salakov!

El relato por privado a Eloy, tienes las instrucciones en el primer post...