MICRORRELATOS: Ronda 34 de la 3ª Edicion Concurso Foro Azkena. HANK ARRASA!!!

Rhonda escribió:Estamos a 4 relatos de #SalvarCachorrito

Rhonda escribió:Bueno. Informo que el precioso cachorrito ha sido sacrificado por un Dios vengativo y sediento de sangre, de manera horrenda y cruel, padeciendo una larga y atrozmente dolorosa agonía. Pero bueno, así son las cosas y si Dios pide una cosa y no se le otorga, pues hace lo que tiene que hacer.

Rhonda escribió:Y nada de excusas de Champions, txokos o niños, que nos conocemos

m señor escribió:

Rhonda escribió:Y nada de excusas de Champions, txokos o niños, que nos conocemos

¿Conciertos disco y ensayos vale?
m

Rhonda escribió:

m señor escribió:

Rhonda escribió:Y nada de excusas de Champions, txokos o niños, que nos conocemos

¿Conciertos disco y ensayos vale?
m

¿Sin parar desde el viernes?

Rhonda escribió:

m señor escribió:

Rhonda escribió:Y nada de excusas de Champions, txokos o niños, que nos conocemos

¿Conciertos disco y ensayos vale?
m

¿Sin parar desde el viernes?

Eloy escribió:Cojonuda administración pese a las circunstancias

Mañana voto, que me falta repasar los últimos

Spoiler:

salakov escribió:Oye, qué pocos relatos.

¿Y si votamos 3 / 2 / 1?

Spoiler:

Toro escribió:9.- El príncipe valiente.

Llamé a información y pedí el número del santero Joao. Inmediatamente después pedí cita, me la dieron enseguida, no debía de tener mucha clientela un martes trece. Pedí un muñeco vudú de mi persona, me lo hizo con pelo y uñas que me arrancó en una ceremonia oscura, densa y con mucho humo.
Salí con mi número de allí, con la sensación de estar alcanzando mi meta.
No fue así, le hice de todo al mundo, sin obtener ninguna consecuencia letal en mi vida, ese no era el camino.

Toro escribió:10.- El ministerio de la felicidad suprema.

Llamé a información y pedí el número para la cita. Me dieron fecha y hora para el encuentro. Según los algoritmos utilizados por los funcionarios del ministerio de la felicidad suprema la mujer elegida era perfecta. Y el grado de compatibilidad inmejorable. Me dijeron que era imposible que esta vez fallase. Llegó el día y me vestí con mis mejores galas, y me estudié a la perfección las frases facilitadas por el ministerio para que todo fuera a la perfección. Llegué al restaurante asignado y allí estaba ella esperándome. Realmente era perfecta, y la conversación estuvo a la altura de los estándares preparados por el ministerio.

Diez años después saltaron todas las alarmas en el ministerio de la felicidad suprema. Otra pareja concertada por ellos había acabado en tragedia. Un asesinato y un suicidio. Y por más que analizaron los datos jamás fueron capaces de entender lo que realmente fallaba.

Toro escribió:11.- Sin esperanza

Llamé a Información y pedí el número pero no quisieron proporcionármelo, me dijeron que no disponían de ese número pero que podían proporcionarme el de su representante, yo insistí, quiero hablar personalmente con él, no quiero representantes ni agentes que me llenen la cabeza de palabrerías y falsas promesas, quiero que me escuche, que me diga por qué si yo haciendo todo lo que me habían dicho que hiciera, por qué todo iba tan mal.
Miraba desde la ventana la carretera, llovía, comenzaba a anochecer y aún no había llegado el coche de papá, 5876DVB, un opel gris, berlina, no aparecía e intentaba recordar que pecado había cometido, mamá me dijo que debía portarme bien o las desgracias llegarían a nuestra casa.

Toro escribió:12.- Voz

Llamé a información y pedí el número del hombre que me atendía. (Soplido de risa sobre el teléfono). El número personal, insistí. Le expliqué que era lógico que se riese y añadí cuatro razones de mi insistencia:

-          Una, este es tu número del trabajo, no estaría bien proponerte así una cita; dos, no eres capricho momentáneo, esta es la tercera vez que hablamos en un mes; tres, soy mayor para saber que una gran voz no va necesariamente acompañada de un físico espléndido y cuatro, me debes un baile desde el instituto.


Un minuto eterno y respondió:

-          Llama mañana.
     
Al día siguiente tuve que llamar tres veces hasta dar con él. “Hola”, dije. Empezó a sonar “exit music”, la apnea fue inmediata. Cuando acabó, él añadió en un susurro:

-          ya no te debo nada, Elena - y colgó.






(Aunque la historia, claro, no acaba ahí).

Toro escribió:13.- La Chopeitia no te olvida.

Llamé a información y pedí el número de La Chopeitia. Que su apellido fuera raro ayudó a que la localizara en menos de quince minutos. “Gracias, papá” pensé mirando al cielo como si el infierno no existiera. Marqué aquel número. No hablé; no respiré. Nada más colgar, como si escuchar su mecánica voz gritando digas como un papagayo me hubiera confirmado algo, agarré con decisión el papel en el que había apuntado la dirección que en información me habían dado. Llamé a la puerta. Aquel ding-dong se transformó, en mi cabeza, en los insistentes digas que La Chopeitia me había dicho por teléfono. Abrió la puerta pero tampoco hablé; la Chopeitia sí. Pensé en tapar aquel quién-eres, quién-eres, poniendo en su boca el papel de periódico que arranqué del periódico el día después en que papá murió: su esquela. La abracé. Tengo ganado el cielo. Chopeitia, Chopeitia. No te olvida.

Toro escribió:14.- El jefe infiltrado

Llame a información y pedí el número de Información. No las tenía yo todas conmigo.
—Este mismo al que está llamando caballero —respondió una cantarina voz con amabilidad.
—Sí, estoy seguro de ello —repuse armado de paciencia—. Pero, verá usted. Tengo cierto problema con mi memoria que no puedo explicarle ahora. ¿Es tan amable de dictármelo?
—Por supuesto, caballero. Tome nota, por favor...¿Alguna cosa más?
—No he oído nada, amable informante. ¿Podría repetirlo?
—Faltaría más. Anote...¿Lo tiene ya?
—Que si lo tengo, que si lo tengo. ¿Qué cojones voy a tener si no has dicho nada?
—Se le habrá olvidado, buen hombre. La memoria...
—Me cago en tu puta madre, pajillera de mierda. Que me digas el número de información. Ya
—Sí señor, para servirle...¿Ahora sí?
Sin responderle, colgué y marqué el número del Supervisor.
—Armando —dije sin preámbulos—, la nueva ha pasado la prueba. Contratada.

Toro escribió:15.- Delitos y faltas

Llamé a información y pedí el número y dirección de Georg Fischer. Al cabo de una hora estaba en su apartamento. Esperé fumando mientras una débil lluvia repiqueteaba en las ventanas. Después de medio paquete de cigarrillos oí el crepitar de unas llaves. Se abrió la puerta y Georg entró. Las arrugas, la calvicie y la decrepitud eran un buen disfraz, no lo reconocí. Tardó en percibir mi presencia. Cuando lo hizo dijo: “Ya era hora”. Me lo puso fácil. No tenía ganas de pasar por el trámite de las torturas y los suplicios, algo engorroso, largo y poco higiénico. Así que un certero disparo acabó con la vida de Alois Brunner, el carnicero de Drancy. Ese fue mi primer pensamiento. Tomándole las huellas dactilares comprendí el error. Otro más. No soy el más minucioso, lo reconozco. No podía haber muchos Georg Fischer en Damasco así que llamé a información.

Rhonda escribió:Votado.

Rhonda escribió:Arreglado

sapir escribió:

Rhonda escribió:Arreglado

Con lo que mola liarla parda.

Toro escribió:

sapir escribió:

Rhonda escribió:Arreglado

Con lo que mola liarla parda.

Calla calla... que no se puede descarta que la lien varios aun

salakov escribió:¿3 / 2 / 1 / 1?

Spoiler:

Hank escribió:ya lo he visto... ¡¡votado!!

Toro escribió:

Hank escribió:ya lo he visto... ¡¡votado!!

Gracias por el aviso, voy a intentar ponerlo en el titulo

Kupak escribió:Llamé a información y pedí el número para votar fatalmente, hecho.

Toro escribió:

RELATOS

1.- Calle Acacias

Llamé a información y pedí el número. Apunté: 26-52-7. Me senté en una mesa al borde de la acera, la silla era de plástico de chiringuito. Pedí una Coca-Cola Zero por lo del azúcar, la bebida desentonaba con el ambiente desgastado que era de caña y aceitunas pasadas. Al principio no me dí cuenta porque no tenía presencia, era un hombre muy mayor, concentrado en el siguiente paso, sin rumbo aparente, muy delgado, parecía no mirar a ningún sitio. Se fue acercando despacio, como un muerto viviente, se sentó en la mesa colindante y sacó del bolsillo del pantalón un puñado de monedas de cobre que dejó en silencio sobre la mesa. Al rato apareció el regente del minúsculo establecimiento y le dejó un platito con mejillones, recogió cuatro o cinco monedas y le dijo al hombre "hoy están buenos".

Toro
Hank
salakov

Creo que viví cerca de Acacias.
Lo acabo de mirar y no.

2.- Un hilo de vida

Llamé a información y pedí el número, esta frase podía resumir todo lo interesante que ha pasado en mi vida los últimos meses. Generalmente, tenía que llamar varias veces hasta que ella me atendía. Una vez que aparecía al otro lado de la línea, trataba de dilatar el proceso lo máximo posible: dudaba, divagaba un poco, buscaba la manera de que ella dijera cualquier cosa por nimia que fuera. Su voz me trasmitía calma, calidez y amabilidad. Esta mañana he marcado ese número tal y como vengo haciendo desde tiempo atrás, un mensaje en bucle anunciaba el cese del servicio. He sentido que el delgado hilo de cobre que me mantenía unido al mundo se ha quebrado. Ha llegado el momento de salir de esta casa, mi coche sorprendido de ser arrancado en el garaje lo sabe, Thom Yorke también lo sabe: “a handshake of carbón monoxide, no alarms…”.

Toro
Hank
salakov

No eniendo la referencia a Radiohead. Me gusta lo del bucle.

3.- Ofelia Cruz (qué ídem)

Llamé a información y pedí el número de Alfonso Cruz, que era el padre de Ofelia Cruz -qué nombre tan feo para la chica más guapa de clase-. Estaba loco por ella. Me dio su teléfono para quedar y lo perdí. Bajo ningún concepto podía confesarlo, así que me busqué la vida. En el 003 no les constaba el tal Alfonso. Cogí las páginas azules y busqué por la dirección. Como no sabía el piso, llamé a ocho números diferentes preguntando por Ofelia. Siete “te equivocas” y un bufido recibí. Por fin, en el noveno…
-¿Está Ofelia?
(…)
-¿Sí?
-Ofelia, ¿vamos mañana a ver ‘Pretty Woman’? Así comprobarás, como te dije, que tú estás más buena que la prota y…
-¡¡Nena!! ¡Es para ti!
Ahora tengo el whatsapp de Ofelia, su Facebook y su Instagram. Al próximo subnormal que me suelte “antes todo molaba más”, le rompo la cara.

Toro
Hank
salakov

Antes todo molaba más.

4.- Mi barba tiene tres pelos (exégesis rebañega)

…si no tuviera tres pelos, ya no sería una barba.
—Miliki—

Llamé a información y pedí el número de una barbería. Mi barba empezaba a mostrar cierto aspecto hirsuto, menesteroso, desmañado. Necesitaba un arreglo.
—Una barbería, ¿eh? —replicó la operadora—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro…
—No serás  uno de esos millenials barbudos, ¿no? Ya sabes, que parecéis salidos de un remake de “Los niños del Brasil”, todos clónicos, el Irán de los ayatollahs, cortados por el mismo patrón en honor de la santa uniformidad.
—Pero…
—Que luego, mecagonlaputa, con esa papada de pelícano algunos parecéis Bud Spencer —prosiguió su diatriba—. ¿Y lo que pica una barba cuando nos coméis el coño?
—Bueno, yo no…
—Todo pose, todo postureo. Imbéciles y monocromáticos . Falsos viriles, aborregados, ¡rebañegos! Y luego con esas voces de pito, incapaces de mirar a una mujer a los ojos. Qué puto asco.
Y colgó.
(…)
¿Rebañego?, resonando en la oquedad de mi cabeza. ¿Rebañego yo?

Toro
Hank
salakov

Los niños de Brasil es esa peli en la que clonaban a Hitler, no?

5.- Noche de Viernes Santo

Llamé a información y pedí el número de una tecnofarmacia:

—...la más cercana al acceso 34, pero fuera de la neópolis.
—Hay una a kilómetro y medio, ¿le transfiero?
—Sí.

La hemorragia y los fluidos sobre los asientos dejaban un insoportable olor en la cápsula. Agarré su mano.

— ¿Dígame?
— ¿Tenéis apósitos coagulantes de nanobots?
—Déjeme comprobar el almacén.

Ella comenzó a temblar. Soñábamos con un bonito alumbramiento esa noche, aunque la legislación de natalidad nos había hecho prófugos. El sistema no permitía las concepciones fruto de violaciones, tras demostrarse la portabilidad genética de la conducta criminal. ¿Pero quién le podía hacer renunciar a algo que sentía suyo mirando sus ojos?

—Lo siento, vendimos la última esta tarde.
—Mierda... —Suspiré—. Gracias.

Vi angustia en su mirada, la besé la frente.

—Lo encontraremos a tiempo.

Incluso yo no lo creía, pero no podía soportar oler la muerte otra vez esa noche.

Toro
Hank
salakov

Si me pinchan sangro-dijo el nanobot.

6.- TRANSMUTACIÓN

Llamé a información y pedí el número de mi propia casa. Lo había olvidado. Como había olvidado mi nombre y mi origen. Tampoco recordaba el nombre de mi calle; ni el piso en el que vivía. No recordaba el nombre de mis padres, ni el de mis abuelos; ni mucho menos el nombre de todas las mujeres que habían pasado por mi vida. Es más, no estaba seguro de que realmente hubieran existido. Abandoné mi aparato celular sobre la mesa de la cocina y me dirigí al cuarto de baño. Me miré al espejo y allí no había nadie. Lo siguiente fue darme cuenta de que no reconocía la casa, ya que no fui capaz de recordar el camino de vuelta a la cocina donde minutos antes sorbía de mi café. Segundos después sonó el teléfono. Al otro lado, mi nuevo yo:

¿Estás preparado? – preguntó la otra voz.

Toro
Hank
salakov

Esta historia se vendió en Cannes en 2016 con Justin Theroux como protagonista.
Un poco Lost Highway.
7.- Ordenar por fin la casa

Llamé a información y pedí el número de ayuda a la drogadicción. Me había dado cuenta de que lo que tenía a mi alrededor era lo que no quería. Un china, una aguja, un gramo, un mechero, un cinta elástica,... miré el DNI, con sus correspondientes trozos de mugre de cocaína en el filo de haber picado. Volví a mirar de nuevo a los altavoces. Sonaba "Línea 1", la causante de la apertura de ojos, y pensé "No me jodas, Los Planetas van a reconducir mi vida"


Toro
Hank
salakov

No esperaba el giro de Los Planetas. Droga para muy drogadictos.

8.- Motivos personales

Llamé a información y pedí el número de Limpiezas Técnicas SL. Un contacto que no desvelaré me habló de su otra línea de negocio. Tras la palabra en clave les expuse todo lo que necesitaban saber. Cómo desconectar la alarma, la llave bajo la maceta. No, no había perros. La mujer se acostaba pronto. ¿Arma blanca o de fuego? Un disparo bastaría. Tras algunas preguntas más aceptaron el trabajo sin pedir motivos. El próximo viernes a medianoche, pago por adelantado.
Hoy, hecho un ovillo en la cama, un niño de siete años tiembla esperando la llegada del monstruo. Cree saber lo que le espera, pero esta noche será distinto. El viejo carrillón de mi abuelo da las doce, escucho abrirse la puerta del porche trasero. Unos pasos levitan, siento la sombra a mi espalda. Sentado en la butaca del salón, agacho la cabeza y ofrezco mi nuca a la bala.

Toro
Hank
salakov

Me falta que hubiera ganado antes un millón de dólares.

9.- El príncipe valiente

Llamé a información y pedí el número del santero Joao. Inmediatamente después pedí cita, me la dieron enseguida, no debía de tener mucha clientela un martes trece. Pedí un muñeco vudú de mi persona, me lo hizo con pelo y uñas que me arrancó en una ceremonia oscura, densa y con mucho humo.
Salí con mi número de allí, con la sensación de estar alcanzando mi meta.
No fue así, le hice de todo al mundo, sin obtener ninguna consecuencia letal en mi vida, ese no era el camino.


Hank
m señor
salakov
Toro

No hay que forzar al karma

10.- El ministerio de la felicidad suprema.

Llamé a información y pedí el número para la cita. Me dieron fecha y hora para el encuentro. Según los algoritmos utilizados por los funcionarios del ministerio de la felicidad suprema la mujer elegida era perfecta. Y el grado de compatibilidad inmejorable. Me dijeron que era imposible que esta vez fallase. Llegó el día y me vestí con mis mejores galas, y me estudié a la perfección las frases facilitadas por el ministerio para que todo fuera a la perfección. Llegué al restaurante asignado y allí estaba ella esperándome. Realmente era perfecta, y la conversación estuvo a la altura de los estándares preparados por el ministerio.

Diez años después saltaron todas las alarmas en el ministerio de la felicidad suprema. Otra pareja concertada por ellos había acabado en tragedia. Un asesinato y un suicidio. Y por más que analizaron los datos jamás fueron capaces de entender lo que realmente fallaba.

Hank
Toro

El algoritmo de Carlos Sobera.

11.- Sin esperanza

Llamé a Información y pedí el número pero no quisieron proporcionármelo, me dijeron que no disponían de ese número pero que podían proporcionarme el de su representante, yo insistí, quiero hablar personalmente con él, no quiero representantes ni agentes que me llenen la cabeza de palabrerías y falsas promesas, quiero que me escuche, que me diga por qué si yo haciendo todo lo que me habían dicho que hiciera, por qué todo iba tan mal.
Miraba desde la ventana la carretera, llovía, comenzaba a anochecer y aún no había llegado el coche de papá, 5876DVB, un opel gris, berlina, no aparecía e intentaba recordar que pecado había cometido, mamá me dijo que debía portarme bien o las desgracias llegarían a nuestra casa.

Hank
Rhonda
Hank2
Toro


No todo el mundo tiene suerte atrayendo a las desgracias.
12.- Voz

Llamé a información y pedí el número del hombre que me atendía. (Soplido de risa sobre el teléfono). El número personal, insistí. Le expliqué que era lógico que se riese y añadí cuatro razones de mi insistencia:

-          Una, este es tu número del trabajo, no estaría bien proponerte así una cita; dos, no eres capricho momentáneo, esta es la tercera vez que hablamos en un mes; tres, soy mayor para saber que una gran voz no va necesariamente acompañada de un físico espléndido y cuatro, me debes un baile desde el instituto.


Un minuto eterno y respondió:

-          Llama mañana.
     
Al día siguiente tuve que llamar tres veces hasta dar con él. “Hola”, dije. Empezó a sonar “exit music”, la apnea fue inmediata. Cuando acabó, él añadió en un susurro:

-          ya no te debo nada, Elena - y colgó.






(Aunque la historia, claro, no acaba ahí).


Toro

Joder. La que estáis dando con Radiohead...

13.- La Chopeitia no te olvida.

Llamé a información y pedí el número de La Chopeitia. Que su apellido fuera raro ayudó a que la localizara en menos de quince minutos. “Gracias, papá” pensé mirando al cielo como si el infierno no existiera. Marqué aquel número. No hablé; no respiré. Nada más colgar, como si escuchar su mecánica voz gritando digas como un papagayo me hubiera confirmado algo, agarré con decisión el papel en el que había apuntado la dirección que en información me habían dado. Llamé a la puerta. Aquel ding-dong se transformó, en mi cabeza, en los insistentes digas que La Chopeitia me había dicho por teléfono. Abrió la puerta pero tampoco hablé; la Chopeitia sí. Pensé en tapar aquel quién-eres, quién-eres, poniendo en su boca el papel de periódico que arranqué del periódico el día después en que papá murió: su esquela. La abracé. Tengo ganado el cielo. Chopeitia, Chopeitia. No te olvida.


Toro

El estilo no me cuadra con una señora llamada La Chopeitia.

14.- El jefe infiltrado

Llame a información y pedí el número de Información. No las tenía yo todas conmigo.
—Este mismo al que está llamando caballero —respondió una cantarina voz con amabilidad.
—Sí, estoy seguro de ello —repuse armado de paciencia—. Pero, verá usted. Tengo cierto problema con mi memoria que no puedo explicarle ahora. ¿Es tan amable de dictármelo?
—Por supuesto, caballero. Tome nota, por favor...¿Alguna cosa más?
—No he oído nada, amable informante. ¿Podría repetirlo?
—Faltaría más. Anote...¿Lo tiene ya?
—Que si lo tengo, que si lo tengo. ¿Qué cojones voy a tener si no has dicho nada?
—Se le habrá olvidado, buen hombre. La memoria...
—Me cago en tu puta madre, pajillera de mierda. Que me digas el número de información. Ya
—Sí señor, para servirle...¿Ahora sí?
Sin responderle, colgué y marqué el número del Supervisor.
—Armando —dije sin preámbulos—, la nueva ha pasado la prueba. Contratada.


Toro

Bad words

15.- Delitos y faltas

Llamé a información y pedí el número y dirección de Georg Fischer. Al cabo de una hora estaba en su apartamento. Esperé fumando mientras una débil lluvia repiqueteaba en las ventanas. Después de medio paquete de cigarrillos oí el crepitar de unas llaves. Se abrió la puerta y Georg entró. Las arrugas, la calvicie y la decrepitud eran un buen disfraz, no lo reconocí. Tardó en percibir mi presencia. Cuando lo hizo dijo: “Ya era hora”. Me lo puso fácil. No tenía ganas de pasar por el trámite de las torturas y los suplicios, algo engorroso, largo y poco higiénico. Así que un certero disparo acabó con la vida de Alois Brunner, el carnicero de Drancy. Ese fue mi primer pensamiento. Tomándole las huellas dactilares comprendí el error. Otro más. No soy el más minucioso, lo reconozco. No podía haber muchos Georg Fischer en Damasco así que llamé a información.


Toro

RegSound escribió:Luego tranquilamente releeré y votaré.

Pero si diré desde ya que somos una panda de malnacidos que con lo bien que lo ha hecho toro y habiéndose prestado voluntario para llevar esta ronda, solo le hemos entregado 15 relatos

#yoapoyoatoro

Nomeko7 escribió:

Toro escribió:

RELATOS

Spoiler:

Igual es que se llama George y no Georg.

RegSound escribió:Luego tranquilamente releeré y votaré.

Pero si diré desde ya que somos una panda de malnacidos que con lo bien que lo ha hecho toro y habiéndose prestado voluntario para llevar esta ronda, solo le hemos entregado 15 relatos

#yoapoyoatoro