RONDA 50 DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS. ¡ESTAMOS DE FIESTA! 51 RELATOS A VOTAR: LEAN Y ELIJAN 6...

ATENCIÓN: IMPORTANTE

Dadas las circunstancias y la cantidad de relatos recibidos, por los poderes que me han sido conferidos como administrador y para facilitar la toma de decisiones durante las votaciones vamos a repartir más puntos de lo habitual:

3 puntos a un relato
2 puntos a dos relatos
1 punto a tres relatos

Hay que votar entonces seis relatos en total con 3, 2, 2, 1, 1 y 1

expectativas iniciales:

FRASE:

Pasaron tres

REGLAS:

CLASIÓN PODIUMS TRAS RONDA 49:

CLASIFICACIÓN PUNTOS TOTALES TRAS RONDA 49:

RELATOS A CONCURSO

01.- CUATRO

Pasaron tres. La primera era rubia, exuberante, aunque algo bajita. Lo que más destacaba de ella eran sus enormes pechos y su vagina de diseño. La segunda, creo que colombiana, era también hermosa; dotada con uno de esos enormes traseros latinos que hacen las delicias de los más viciosos. Y la última, la tercera, era puro ébano; de esas negras que cuando te miran extirpan parte de tu alma y lo poco que pueda quedar de tu corazón.

Los cuatro pasamos a la acción. Aunque no recuerdo el tiempo que transcurrió hasta que me desmayé, sobrepasado por la intensidad de aquel diabólico y ansiado sexo. Toda la vida anhelando una experiencia así y voy y me desmayo. «Qué patético – pensé.» La última imagen que quedó grabada en mi memoria fue la de la negra y la rubia devorando mi suculenta polla, mientras la colombiana sentaba su culo sobre mi cara.

02.-Azúcar moreno

Pasaron tres años y el foro comenzó a flaquear: usuarios que se daban de baja, otros que desaparecían sin despedirse, a ese ritmo sería un foro muerto más de internet en pocos meses. Así que, para mantener viva la llama, el administrador se creó un par de nicks. Algo inofensivo al principio, su nick madridista discutía vehementemente con su análogo culé, su nick heavy se lamentaba del cartel del Azkena mientras su homólogo folkie pedía oukeleles. Cosas así.
La cosa comenzó a resultar violenta cuando, varios miles de nicks después, para mantener la farsa recurría a colgar fotos de desconocidos que encontraba por redes sociales (etiquetando a sus múltiples yos), por no mencionar el esfuerzo de escribir semanalmente veinte microrrelatos distintos, cada uno con el estilo diferencial de su alter ego inventado.
Todo fuera por prolongar la ilusión de ese último usuario real que todavía poblaba el foro. Sí, tú.

03.- Reflexiones de un melocotón agresivo: capitulo XV.

Pasaron tres  vacas dos besugos y  una fila de  patos cantando el cara el sol .
Luego vinieron luces  en el tejado  sonidos de ultratumba  y rayos arañando vertiginosamente mi piel.
Lava fundida en las articulaciones y maelstrom estomacal no tardaron en seguir.
Esa maldita puerta cerrada  y el eco ensordecedor.
Nadie para escuchar mi llanto.
Fueron días horribles.
A veces creo que todavía estoy allí.
Sudo.

04.-La batalla de Villazorín

Pasaron tres horas apostados al otro lado del río, esperando el alba para atacar. Finalmente el sargento decidió dividir la patrulla en dos flancos y entrar al pueblo por ambos extremos.
Cerrando una fila, el recluta Ramírez vio cómo un escarabajo trepaba por su bota y se colaba pierna arriba. Horrorizado, intentó desabrocharse el pantalón quitando sin querer la anilla de la granada en su cinto. La explosión que lo volatilizó desató el infierno. En tres minutos murieron dos vacas, un rucio y el resto del pelotón en un inverosímil fuego cruzado.
Cuando la noticia llegó a Comandancia el capitán Jovellanos dio un respingo. Nunca habría pensado que al mandar aquellos inútiles a ocupar un pueblo abandonado, ni que fuera para perderles de vista unos días, acabarían matándose entre ellos.
Descolgando el teléfono, ordenó redactar una noticia sobre la heroica muerte del tercer pelotón en la cruenta batalla de Villazorín.

05.- Los diarios de Armin Meiwes: el día que conocí el foro azkena

Pasaron tres candidatos por casa varios días antes, pero les deje marchar. No estaban convencidos, y necesito que lo estén.

Odio la soledad. Desde niño. Mi amigo imaginario no me satisface, solo me proporciona sexo, y ansío una unión mayor, sobre todo ahora, con el vacío tras la muerte de madre.

En aquel foro encontré al ingeniero berlinés con quien unirme plenamente.

Fue la noche soñada, bañada de alcohol y barbitúricos.
Brandes me llamaba por mi nick, sus palabras siguen resonando en mi cabeza:
— ¡Córtalo de una vez, Franky!
Obedecí, le ampute el pene para pasarlo por la sartén y ambos lo degustamos. Después lo acuchillé y lo llevé a la mesa de descuartizar, envasando cada pedazo, mientras grababa todo. Guardé cada paquete ordenadamente en el congelador.

Han pasado ya tres semanas y las provisiones escasean. Tengo que empezar de cero, en un nuevo foro, y necesito otro nick.

06.- Julián el sádico.
 
 
“Dejadle que siga, a ver hasta dónde llega”

07.- 3 acontecimientos

Pasaron tres acontecimientos el mismo día que explican la situación:

ACONTECIMIENTO 1: Silvia perdió una moneda de 20 céntimos que no se paró a buscar pensando que era poco dinero.

ACONTECIMIENTO 2: César decidió esa mañana empezar un libro y lo guardó en la mochila.

ACONTECIMIENTO 3: Clara realizó mal el pedido y le llegaron 17 minichapatas integrales menos.

En el desayuno, Silvia pidió su café americano con una minichapata integral con pavo y aceite, pero Clara le dijo que no le quedaban, así que le ofreció un mollete integral y Silvia aceptó. A la hora de pagar, sus 2,70€ fueron 2,90€ y Silvia llevaba 2,70€. César esperaba detrás nervioso porque al leer el libro mientras desayunaba consumió su tiempo de descanso e iba tarde, por ello pagó los 20 céntimos que le faltaban a Silvia.
Silvia y César hoy son padres de una preciosa niña, de nombre Clara.

08.- TUS OJOS Y MIS LABIOS

Pasaron tres estrellas fugaces. La mar calma. El agradable calor de su cuerpo. Olas desinteresadas que acarician la orilla. Nadie parecía observarnos. Tumbados juntos sobre la hamaca. Ya no hace falta conversar.
Conocí a Lucía en el trayecto en ferry desde la capital a aquella pequeña isla, los dos íbamos escapando de todo sin buscar nada y menos a nadie, pero la cercanía de nuestro idioma quiso que nos necesitáramos en aquel entorno ajeno.
No nos hizo falta nada, solo compartirnos y disfrutarnos.
Aquella fue la última noche en el paraíso. Bajo la enorme cúpula del cielo estrellado. Comencé a sentirme después de mucho tiempo.

09.- El apocalipsis caerá en lunes


Pasaron tres días y empezaron a mosquearse. Pasaron cuatro y hasta Magdalena dudó. Cinco y ya aquello fue un sindiós: “Oye, pues igual no era Él…”

   Pedro dijo, con un gallo en la voz, lo que todos pensaban: “si hubiéramos seguido a Brian, como decía Judas…”

  - “¡Pues este resucita aunque sea a hostias! ¡Tengo mil crucifijos encargados!
   - “¡Y yo el evangelio medio escrito…!”

   Consideraron el mitraísmo, el ajedrez, el suicidio. Finalmente Santiago, ciego de Espíritu Santo (¡El licor quitaespantos!) tuvo una visión: “mira, decimos que resucitó y Santas Pascuas. Que está en los cielos, ten fe y lo verás”.

   13 lenguas a coro: “¡Aleluya!”


  Pero los dioses no cuentan el tiempo como nosotros y un día mesiánico son mil años (descontando domingos). Así que hacia el 3.333 aparecerá en Roma y le dirá al Papa negro: “¿Pero qué cojones es todo este tinglado?”

   Y habrá llanto y crujir de dientes.

10.- Fóllame.

Pasaron tres décadas hasta que la guitarra encontró un nuevo dueño. Reposaba  dentro del maletero de un Impala del 67 formando parte de un lote policial que no llegó a subastarse. Porque se perdió el expediente y porque el subcomisario Carter, mecánico vocacional los domingos y trovador diletante en ratos libres, ordenó llevarlo hasta su garaje por una mas que apetecible cifra.
El coche era bonito pero ella era algo fuera de lo corriente. Lo supo nada más abrir el estuche; en letras doradas: «El Coño del Diablo». Ese era su nombre. Era una belleza y hasta un aficionado como Frank Carter sabía distinguirlo. Cuando la hizo sonar creyó que un terremoto le pateaba el estómago. Y dejó el cuerpo de policía, las llaves inglesas y la poesía para solteronas. Rejuveneció. Tanto que volvió a los dieciséis. No a los suyos. A otros nuevos nunca antes vividos.

11.- La Reencarnación

Pasaron tres vidas hasta que comprendí el proceso de reencarnación que mi alma experimentaba.

Primero fui carpintero. Viví y morí de forma aburrida.
Retrocedí al mismo punto espacio temporal. Nací siendo el hijo de mi propia vida anterior. Abandoné pronto el hogar y me dediqué a viajar dando charlas. Todo se fue de las manos y morí crucificado.
Tercera vida. Vuelta a empezar. Me miré al espejo y lo tuve claro:

- Ya que soy una puta paloma, al menos me follo a la madre del chalado.

12.- Axl reparte amor

Pasaron tres días tras el concierto y todavía tenía tembleque en las manos. La resaca fue horrible, pero lo peor era el amor propio. Llevaba años esperando aquello, el grupo de su vida, la reunión esperada, y además en la Catedral. Las localidades tenían buena visibilidad y estaban muy cerca de la barra. Tantos nervios, tanta excitación, para que al final le pudiera la euforia. Su hermano le dijo que le tuvo que llevar a rastras hasta su casa, y al día siguiente estuvo vomitando en la oficina.

Mark Lanegan estuvo bien, pero no tuvo volumen. “It’s so easy” fue un gran comienzo, “Welcome to the jungle” un sueño hecho realidad, “Attitude” le hizo mucha ilusión, pero con “Black hole sun” empezaron a torcerse las cosas. No recordaba nada desde el comienzo de “Sweet child o’ mine”.

13.- La memoria.

Pasaron tres años hasta que conseguí olvidar.

Te olvidé, sí. A ti.
Me esmeré en eliminarte, en reciclar tu basura, en expulsarte de mis vacíos y mis líos, retrocediendo en cada esquina, en aquella casa o en ese bar.

Qué se yo, si ya no me acuerdo de ti y ni de cómo lo hice, porque el camino de la desmemoria se anda más fácil cuando te olvidas también a ti mismo.
Eso dicen.
O eso he querido entender.

Te olvidé tanto, tanto y tanto.
Y vuelves.
Y ahora ya no recuerdo ni cómo empezar a pensarte.

14.- This is the end, my friend

Pasaron tres minutos desde que empecé la guardia hasta que me quedé dormido. Llevábamos muchos días de batallas constantes y el cansancio empezaba a hacer mella. Me desperté justo para ver como un grupo de cuatro boches pretendía infiltrarse en nuestra trinchera. Me levanté sigiloso como una gacela y me cargué a los cuatro sin que ninguno de mis compañeros se despertara siquiera. Hasta me dio tiempo a enterrar la bandera blanca con la que pensaban rendirse antes de que el cabo Dugan viniera a relevarme.

15.- Algo original

Pasaron tres ediciones completas sin que se decidiera a participar en aquel concurso de microrrelatos. Mientras tanto se dedicó a aprender. A vivir. A acumular experiencias.

Viajó a las montañas del Canadá en busca de osos y vio un colorido airapurú. Se lamentó de no haber cogido su teléfono móvil. Aunque tampoco hubiera podido conectarse a ninguna Wifi desde la que subir la foto a las redes sociales, claro. Así que le sacó una Polaroid y la guardó en la mochila, junto al rallador de queso.

La cassette de Epigmenio Cruz que había tenido la precaución de llevarse consigo convirtió el viaje de vuelta en un fluido plano secuencia. “La música que hizo llorar a Bob Dylan”, se repitió, mientras atravesaba el umbral de la casa hambriento de letras.

En cuanto ayudara al abuelo a encontrar el cuchillo, se podría a teclear.

Seguro que esta vez daba con algo original.

16.- Me gusta leer

Pasaron tres trenes casi seguidos hacia el mismo destino. El primero de alta velocidad, nuevo y hasta lujoso, lleno de ejecutivos encorbatados y de señoras con traje y chaqueta. El segundo, de gama media-alta, poblado por otras tribus, con otros uniformes y rasgos comunes. Mismas barbas y medias melenas, mismo tipo de camiseta. Cualquiera diría que eran ganadores de un concurso entre abonados a Netflix.
Por fin, el tercer tren, el que paraba en todos los apeaderos, traqueteaba todo el camino, sin wifi ni cobertura de móvil en todo el trayecto, sin aire acondicionado pero con ventanas que podían abrirse sin miedo a salir volando. Ahí subimos cuatro gatos mal contados, todos solos, teníamos cierta diversidad estética que nos individualizaba.
No sé los demás, pero yo había escogido ese tren que tardaba ocho horas porque por fin podría acabarme de una vez ese libro.
Y con suerte empezar otro.

17.- 51 Puertas (la búsqueda)

Pasaron tres largos años hasta llegar allí. Un brillo cegador atravesaba los ventanales mientras una solitaria Erika golpeaba de forma fantasmal un folio en blanco. Del fondo de la sala, emergió la figura de un hombre uniformado:
— ¿Cómo has llegado aquí?
— He cruzado 148 puertas y parajes reales e imaginarios. Pero no siempre fue firme mi paso y tal como Abtu (que surcaba los cielos de naciente a poniente) y Anet (Surcaba de noche el camino inverso bajo tierra), me he debatido entre equilibrios contrarios. Algunas veces, me he sorprendido hablándome en una voz que sonaba ajena y he sentido felicidad al descubrir dentro de mí cosas que ignoraba.
— No es poco lo que has encontrado.
Con amabilidad y sonriendo, el hombre extrajo un folio con un texto incompleto del rodillo de la máquina:
—algunas palabras y frases que faltan, están tras las próximas 51 puertas.

18.- Raíces.

Pasaron tres milenios y la cápsula del tiempo permanecía inalterable.
Al fin una sacudida, luego otra, un zumbido creciente hasta que la luz iluminó la pequeña caja metálica por primera vez en siglos. Tras una breve pausa, la encorvada figura buscó en su bolsillo y sacó una pequeña llave con la que abrió la cerradura y fue sacando el precioso contenido, depositándolo con mimo sobre el césped: Un ejemplar de El País del 20 de octubre de 1993, una edición de bolsillo de la Constitución Española, unas tizas, un compás, un boli BIC, una peonza, unos cromos de los Caballeros de Zodiaco… y al fin, semiescondida en una esquina, la foto de 7ºB del Colegio Blas de Otero, y en la segunda fila, la tercera por la derecha, Lucía, más preciosa que nunca, dando sentido por un momento a la insoportable inmortalidad.

19.- Adiós Júpiter

Pasaron tres de los satélites de Júpiter frente a nuestros ojos y se estrellaron contra el sol de repente. La hecatombe. La comunidad científica, con evidente desconcierto, trataba de esclarecer qué ocurriría mientras advenedizos líderes religiosos pregonaban el fin de la humanidad en los siguientes días. Y entre el histerismo general, al cabo de 24 horas y sin previo aviso, Júpiter y el resto de sus satélites desaparecieron. Se evaporaron. Para siempre. Sin dejar rastro. Y todos nos preparamos para lo peor. Al cabo de una semana, sorprendentemente, no había ocurrido gran cosa. Ni cambios de órbita en los planetas, ni lluvias de meteoritos, ni llamaradas de fuego, ni nada de aquello que las mentes más brillantes habían predicho. No pasó nada. Nada en los meses siguientes. Nada en los posteriores años. La más absoluta nada, como si aquello hubiera sido un simple error de programación sin importancia.

20.- Mejor no te calles

- Pasaron tres, cuatro, cinco, seis semanas y aquel barquito, y aquel barquito navegó, …
- No es así, lo sabes, ¿no?
- Sí, pero me da igual, lo hago para que me cuadre con el inicio del microrrelato.
- Vaya chorrada, deberías empezar cómo te diera la real gana, no entiendo esa norma estúpida.
- Bueno, me da igual que no lo entiendas. Déjame seguir con el microrrelato.
- Cómo quieras, ya me callo.
- Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas...
- ¡Ves, ahora sí!
- Ya, ¿y ahora qué?
- Ah, pues tú sabrás, es tu microrrelato.
- Pues cállate ya y déjame seguir. Gracias.
- ...
- ...

21.- Joker's Saloon

Pasaron tres a la taberna. Un inglés, un francés y un español.
Se sentaron a un lado de la barra, observando como les miraban con los ojos bien abiertos resaltando:
"Haced algo gracioso".
El inglés soltó un suspiro y pidió una buena cerveza, el francés hizo lo propio y el español, pidió otra.
Los tres conversaron tranquilamente, parecían conocerse de varios chistes atrás, pero se les notaba quemados.
El inglés pidió otra cerveza, mientras que el francés fue al baño. El español todavía tenía la suya a medias.
Al entrar al baño, mientras orinaba, alguien se puso en el urinario contiguo, con la cara sonriente, de oreja a oreja, mirándole fijamente. No pudo acabar.
Salió y se reunió con sus compañeros, que miraban al frente, decaídos, mientras el resto del local sostenía aquella inquietante sonrisa.
Terminaron, pagaron y regresaron al piso donde continúan escribiendo aquellas historias que siempre maldicen.

22.- El sabor de la gloria

Pasaron 3 minutos exactos hasta que el pelotón donde iba Van Goossens atravesó la línea de meta, lo que le bastaba para ser el nuevo maillot amarillo. Lo conocía demasiado bien para saber cuándo flaqueaba, y al ver su mirada perdida en las primeras rampas supo que era el momento. Tiró el pinganillo y salió disparado ante los improperios del resto de sus compañeros de equipo. Estaba harto de tener que tirar de él y de aguantar su chulería, de no poder luchar por el triunfo porque así lo decidía el palurdo del director y los patrocinadores.
Espoleado por el público, y por miles de seguidores en sus casas a los que había despertado de una plácida siesta, logró su objetivo. Lloró en el podium entre aplausos y miradas de odio. Mañana el coche de su equipo lo atropellaría en un accidente fortuito. Llegó al hospital de amarillo y con una sonrisa de satisfacción.

23.- Barcelona-Canfranc-Barcelona.
Pasaron tres trenes en 1967, afirma el guardanoches de la estación de Canfranc. En el primero llegó él. En el segundo se marchó de vuelta a Barcelona con una chica del pueblo. A los pocos meses la pobre regresó llorando y con un bebé llamado Jaime. En el tercer tren, claro.

Sus amigos le llamaban “Jaume”, mitad en serio, mitad en broma: su padre era barcelonés; su madre una mujer abandonada. Nada destacable, afirma la madre de Jaime, hasta que a los dieciocho cogió el mismo tren que en 1967 había tomado su padre. Destino: Barcelona o la mitad de la vida que desconocía.

Desde que pisó Sants, Jaume supo que iba a terminar conociendo a su padre por las buenas o por malas y, mira por dónde, de tanto buscar se lo fue a encontrar en un espejo. Qué pena no tener un pueblo al que escapar, afirma Carme.

24.- Ni siquiera el tiempo

Pasaron tres canciones ñoñas de los 80, tres cervezas acodado en la barra viendo cómo la clase que se graduó en el 92 seguía con sus bailes ridículos, más gordos, más calvos y con una conversación que se había quedado allí, entre los pupitres y el polvo de tiza que no se despegaba de los borradores.
En algún momento en que el espejo tras el camarero me devolvió mi imagen me di cuenta de que no, que ni siquiera el tiempo me ha hecho converger con esta gente. Tengo pelo, no estoy gordo y me sigue gustando el rock And roll.

25.- Filología microrrelática

Pasaron tres tristes tigres y dos desenladrilladores con diecisiete diocesanos deshaciéndose por el calor y el abandono. El concurso había terminado y nadie había reivindicado los trabalenguas, a pesar de que muchos habían crecido repitiéndolos y desgranándolos, memorizándolos y soportándolos como a la ortografía, como a la gramática. Se juntaron con las rimas chuscas y los vulgarismos casi olvidados, con los números escritos con dígitos y con algunos tipos de comillas y guiones. Además los esperaban en la velada las cacofonías, los calambures, las similiquidincis y muchas metáforas incomprendidas.
Se miraron, se reconocieron y se sintieron extrañamente felices porque en el fondo eran parte de esta lengua caótica, exagerada a veces y escurridiza otras que parecía excluirlos de la lírica pero que los honraba en las fiestas y las galas, en la vida real, en lo salvaje.

26.- La explotación minera

Pasaron tres meses desde la primera notificación hasta que decidí presentarme personalmente en la mina. No había noticias de los ingenieros enviados a ejecutar la expropiación, así que viajé hasta aquel poblacho donde el temor hacia la familia Castaño era reverencial. Nadie quería hablar, excepto una viuda que había perdido a sus hijos en la explotación, que me indicó el camino monte arriba, advirtiéndome que eran gente peligrosa.
Me perdí en el bosque y llegué al anochecer. La casa estaba vacía. En la cuadra encontré a un chaval subnormal, atado, en condiciones infrahumanas. Lo solté y me mostró el sendero hasta la bocamina, aunque no quiso entrar conmigo y no lo culpo. Recorrí las galerías y en el corazón de la tierra, atisbé el horror del Gran Gusano devorando el cuerpo del último ingeniero, mientras los Castaño recogían el mineral de la galería horadada por la bestia primigenia.

27.- Los polos iguales se repelen


Pasaron tres angelitos de la mano. Uno entre Henriqueta y yo, otro entre nuestros vecinos de mesa y el tercero entre ellos y nosotros. La ocasión la pintan calva, pensé.
—Mi diletante vecino —exclamé sin rubor—, ¿se dedica usted a las bebidas de recreo?
—¡Leopoldo, por dios!—me reconvino Henriqueta—. No seas grosero.
—No importa, señorita—replicó—. Pues sí, a eso me dedico
—Tengo oídos —repuse—. Qué no daría usted por un gasógeno Briet y alcohol de menta de Ricqlès. O un buen sifón de Herranz.
—No entiendo —balbuceó.
—Esta juventud. ¿Ves, Henriqueta? Todos tontos.
—¡Leopoldo, por favor!
—Querida Henriqueta, soy esclavo de mi desinteresada, valga la redundancia, munificencia para con los iletrados. Además, le recomendaría fosfatina para él, de Falieres, y polvos de arroz (poudre de riz) de Veloutine para ella.
Salieron pitando del restaurante. Ni se apercibió de que leía antiguos anuncios expuestos en la pared del comedor.

28.- Magnicida silente

Pasaron tres a la historia. Y luego cinco. Tras esos diez. Más tarde fueron veinte. Cuando pasó de cien perdió la cuenta. El Gran Negus doblegó a sus enemigos uno tras otro. Se valió de la pericia de la espada, de estrategias arteras, de hábil diplomacia y de cruel opresión. El puño de hierro y el guante de seda. Vileza y nobleza. Utilizó todo lo que tenía a su alcance para vencer.
Sólo un enemigo silencioso fue capaz de hacerle frente. Al principio Negus no parecía notar sus golpes. Pero poco a poco el hombre más poderoso del mundo empezó a sentir  el dolor. Tic. Le temblaron las rodillas. Tac. Y con la última exhalación del anciano el Tiempo salió, como siempre, victorioso.

29.- I Believe in The Man in The Sky

Pasaron 3 siglos y la búsqueda continuaba, desde su ciudad de origen hasta casi la otra punta del globo. La investigación había involucrado a cientos de expertos en la materia para encontrar los restos del Rey de los Reyes.

El monarca dominó durante décadas. Para la época, su fama creció de una manera espectacular, invadiendo casi todas las casas del mundo entero. Incluso con el declive de su reinado debido a varias enfermedades, siguió cosechando adeptos a su causa, y más aún después de su muerte y las extrañas circunstancias que la rodearon.

Fue en el 2025, cuando se llevó a cabo la exhumación del cadáver, cuando se confirmó que quien estaba enterrado en su tumba no era Su Majestad. Ni siquiera con la tecnología con la que se cuenta en la actualidad se ha conseguido dar con el paradero de aquel hombre nacido en Memphis. La leyenda seguía viva.

30.- El señor del valle.

Pasaron tres décadas, pensaba melancólico que la nieve ya no lo sepultaba completamente como en su dulce infancia, pero también pensaba orgulloso en sus heridas, que ahora alojaban ardillas y hasta alguna perdiz blanca. Era él quien aullaba con sus ramas la dirección del viento, el que atraía con prepotencia al relámpago para proteger al pastor y el que daba sombra a aquellos encuentros prohibidos de adolescentes. Era el señor del valle, como el rebeco el de las cumbres y el gavilán el de los cielos, y nadie lo dudaba.

31.- Primera falta

Pasaron tres semanas más, otros veintiún angustiosos días sin manchar la compresa que cada mañana se ponía con la esperanza de que sólo hubiese sido un raro desajuste. Sollozaba en silencio, con la cabeza hundida en la almohada, cuando sintió la puerta de su habitación abrirse sin apenas hacer ruido. En cuanto notó la áspera mano de su padre acariciándole el pelo, se dio la vuelta y separó ligeramente las piernas. Aquella noche no vio sentido a resistirse.

32.- Relato Redondo.

Pasaron tres catorce quince nueve por un radio dos veces y se volvieron a encontrar.

33.- Guerra Civil

Pasaron tres balas zumbando su oído antes de que una reventara su abdomen y le matara. Enfrente, el cañón del rifle temblaba en manos de su propio vecino, que lloraba por los muertos pero no podía dejar de disparar, jaleado por la turba que exigía sangre para limpiar España. El fusilado nunca volvería a ver a su hija, nacida a pocos metros de la casa donde el asesino regresaría, atormentado, sin poder olvidar el rostro del fusilado, que le acompañaría el resto de su vida. Huyó a Francia, y nunca volvió a llorar, hasta que su hijo le presentó a su prometida  << Ella es María... también es de Trujillo >> y reconoció en el rostro de aquella mujer  el del hombre que fusiló. Y entonces sí, las lágrimas volvieron a brotar, con el mismo peso, con la misma crudeza, que todas las balas que desearía haber fallado aquella noche de 1936.

34.- La Macdonaldización y gentrificación de los sueños humanos.

Pasaron tres décadas desde la última vez en la que pude navegar por las aguas del río Yann. Sin tiempo para soñar o fantasear con mundos mejores tuve que olvidar esas quimeras. Me decía a mí mismo que así es la vida, que hay cosas más importantes que hacer que perder el tiempo con esa clase de cosas. Pero tres décadas después supuestamente lo tengo todo. Se puede decir que he triunfado en la vida, pero en el fondo no tengo nada. ¿Qué es el éxito o el dinero si ni siquiera tienes tiempo para soñar o vivir? Esa noche decidí volver a soñar con visitar las ciudades costeras del río Yann. Pero al desembarcar en un pequeño puerto pesquero desperté aterrado ante lo que vi. Un McDonald’s y un Starbucks estaban situados en un lugar de honor entre los locales del paseo marítimo.

35.- La romería

Pasaron tres, después dos y por último la mejor de todas que, despistada, se había quedado rezagada. Porque semejantes bellezas siempre van juntas, bien lo sabía Ramiro. Apoyado en la pared las vio llegar desde lo lejos y hasta que no pasaron junto a él y se le perdieron de vista no dejó de contemplarlas.
Todas tenían los ojos camuflados debajo de las pestañas más grandes que jamás había visto. A su paso levantaron la cabeza con un gesto de autosuficiencia sabedoras de su estatus en el valle. De reojo Ramiro pudo contemplar lo que, sin discusión, mejor tenían: unas ubres perfectamente llenas y redondas como sandías.
Una vez hubieron pasado, Ramiro se ayudó de la vara de avellano y continuó, pensativo, su camino hacia la romería.

36.- Atraco (casi) perfecto

Pasaron tres segundos desde que accionó el pulsador de alarma hasta que sus sesos decoraron la pared del banco. El atraco estaba transcurriendo sin incidentes hasta entonces. Los tres encapuchados habían entrado, escopetas en mano, encañonando a todos los presentes. Los clientes se transformaron en estatuas, y los empleados se mostraron colaborativos, metiéndoles en bolsas hasta el último billete de la caja fuerte. Un trabajo limpio. Con toda tranquilidad, los atracadores comenzaron a marcharse con las bolsas llenas de dinero. Fue en ese momento cuando todo se torció; la alarma sonó y empezó la masacre: las recortadas comenzaron a escupir cartuchos en todas direcciones, arrancando a su paso trozos de carne y huesos.

Cuando la policía llegó, los atracadores ya se habían esfumado, pero la escena que habían dejado detrás era indescriptible. Poco podían imaginar que todo se desató cuando un empleado intentó cobrarles 5 céntimos por cada bolsa.

37.- Esto no es un micro. Es una declaración de amor.

Pasaron tres años… No. Pasaron no. Han pasado. Han pasado 3 años con todas sus semanas y… lo lamento, pero no puedo. No sirvo para esto. No lo sé hacer. Ni siquiera entiendo cómo llegué a convertirme en miembro estable. Aquel fue un año duro a nivel familiar. De confrontaciones, de decisiones difíciles ante una enfermedad que llevaba demasiado tiempo estando ahí y que se estaba llevando más de una vida. Y a mí escribir siempre me ha sacado del pozo. Pero ahora no puedo. No sé cómo se hace pensar una idea y escribirla. No lo sé hacer. O sale o no sale. Y no sale si no hay demonios. Esto es una estupidez porque demonios siempre hay, pero no todos son igual de dolorosos. En cualquier caso no quería faltar. No por concursar, simplemente para deciros:

Gracias por salvarme la vida.

38.- Iker

Pasaron tres estelas blancas por el cielo de Oporto. Iker se estremeció. Él sabía que no eran aviones,  sino fumigaciones promovidas por los Illuminati para intoxicar a la población. Ya habían alcanzado Portugal. Hacía meses que Iker había desinstalado el cancerígeno wifi de casa (su chica tenía que actualizar su instagram desde el Starbucks); no había vacunado a los niños para evitarles el autismo (y, a cambio, les consiguió un par de varicelas y un sarampión). Pero todos sus esfuerzos eran inútiles. No se podía huir de ellos, así que sólo quedaba plantarles cara. Iker se colocó su casco reflectante, para que no accedieran a sus pensamientos, agarró el láser que había fabricado aprovechando que no había sido convocado y disparó al cielo. No sólo los chemtrails no se disolvieron sino que, encima, un cuarto se les sumó. Desesperado, decidió llamar a su tocayo en busca de ayuda urgente.

39.- Me dijeron que era una fase...

Pasaron tres lonchas de queso por debajo de la puerta. Con un poso de hastío. Con desidia, con dejadez.
Pasaron y quedaron junto a cientos de otras lonchas de queso. Algunas mordisqueadas por insectos, otras pocas por algún ratón, casi todas descompuestas, pútridas, mezcladas en un único e inestable montón de moho y plástico.
Pasaron tres lonchas de queso y crujió un delicado rezongar de un gastado quimono de seda justo antes de catorce lentos y delicados pasos.
Pasaron para dejar, de nuevo, suspendido el tiempo alrededor de las viejas luces de un router de NTT.
Pasaron tres lonchas de queso como habían pasado miles.
Pasaron tres lonchas de queso como pasarían aún quince.
Pasó la parca, sin ser vista, cinco años antes.
Pasaron otras tres lonchas de queso.
Y otros catorce pasos.
Pasó el tiempo.
Pasó Tokyo.
Pasó.

40.- El aire que vuela

Pasaron tres interminables minutos mientras le realizaban las maniobras de recuperación, el agua brotaba a borbotones de su boca pero no daba signos de recuperación, el enfermero golpeaba su pecho desesperado, la enfermera trataba de encontrar la vena para ponerle una vía mientras la gente se agolpaba en derredor, unos rezando, otros llorando, los más atónitos intentando encontrar una explicación a este despropósito.
La tarde lucía tranquila, como siempre a esta hora el leve poniente se echaba mientras el sol se acostaba sobre el horizonte, la vida cruel continuaba ajena.

41.- La noche de San Lorenzo

Pasaron tres caballos camuflados entre la niebla. La aldea entera se atrincheraba en sus casas: sólo podían esperar. Cada vez que el sonido de los cascos se acercaba a una puerta, alguien detrás contenía la respiración hasta que dejaba de oírlo por completo. Era un sonido opaco y pesado como el de un contrabajo. Dos ancianas mataban el tiempo jugando al dominó en la penumbra, y se frotaban los hombros para combatir el frío. Tras haber vivido tantas noches de San Lorenzo, sabían que dentro de unas horas los caballos habrían terminado de cruzar la aldea, los hogares empezarían a iluminarse tímidamente y las calles recuperarían poco a poco el movimiento, pero eso no impedía que hasta entonces se estremecieran con cada pequeño choque de una pieza contra la mesa.

42.- EL PREMIO

Pasaron tres . Con caminar inseguro. Sudor en sus frentes. Manos temblorosas. Mercurio, Júpiter y Absolom. Última habitación. Enésima puerta al fondo. La prueba definitiva requería todo su ingenio. Sus experiencias vitales, pensamientos, destreza serían probados en esta última batalla. ¿El premio?  El premio algo por encima de deseos humanos. Más allá de nuestra propia existencia. Volvamos a la prueba. 7 llaves. Colores mate relucientes para 13 cajas con sorprendentes formas. Solo una de esas llaves en una de esas cajas les llevaría al premio inalcanzable para el deseo humano. Una cuenta atrás inaplacable como hoja de guillotina. Probaron el malva, el dorado y el púrpura. Probaron múltiples llaves en múltiples cajas. Al final la plateada en la caja en forma esférica les dio la llave final. Corrieron a la puerta del fondo y la abrieron. Allí estaba el premio. Era... lo siento, me quedé sin palabras para descripciones...

43.- Llamada sin respuesta

Pasaron tres  cuartos de hora de la hora en la que tenía que llegar a casa. Ya la había llamado varias veces, pero no conseguía dar con ella.

— ¡Tranquilízate, no seas exagerada!— se decía así misma en alto.

Cinco tonos y saltaba el puto contestador. Su corazón iba a mil aunque quisiera mantener la calma, cada tono que sonaba y no escuchaba su voz… el pellizco se iba haciendo más grande en el estómago.  Cada idea que le rondaba por la cabeza era peor que la anterior.
Y la incertidumbre la estaba matando.

Habían pasado 5 horas desde su última conexión al whasap. Ya le había dejado también 3 audios.

Escuchó la puerta de entrada, y corriendo fue a mirar. Era ella.

— Lo sé, llego tarde. Perdona. He perdido el móvil y hemos estado buscándolo.

Fue tal el alivio que sintió que sólo dijo:

— ¡Estás castigada!


44.- Pues, yo conozco a alguien que…

Pasaron tres meses y tres semanas hasta que decidí usar el tándem que nos regalaron mis padres por navidad. Había estado dos meses manipulando a mi hermana para que les convenciese de que era lo único que quería por reyes. Tenía ocho años, dos menos que yo, y no sabía que los reyes no existen ni qué era difícil que fuésemos a usarlo. El día del estreno, motivado por el inicio de la vuelta, fui a subir una y otra vez la cuesta del parque, sin mi hermana, por supuesto. Greta me vio y me pidió montar, no fue como en mis sueños porque me había cansado subiendo yo solo con el tándem la maldita cuesta, pero fue un deseo cumplido. Nunca he vuelto a usar esa bici. A caprichoso y exhibicionista, no me gana nadie.

45.- " Paco Lobatón visitó la oficina del Inem, era el primer caso que no había resuelto y Rosa María Mateo no se andaba con chiquitas"


Pasaron tres ediciones y el abuelo no había aparecido. Ni el cuchillo.

46.- Diario del olvido.

Pasaron tres imágenes fugaces y difuminadas por mi cabeza. Era todo lo que quedaba de algún recuerdo. Recuerdos residuales los denominaban. Imposibles de ubicar o retener. Los recuerdos se iban diluyendo hasta esfumarse, cierto, pero no estábamos preparados para las consecuencias. “Revivir los recuerdos es vivirlos y os privan de vivir el futuro” nos dijeron. Nos prometieron la vida eterna. O casi. Lo notamos de inmediato. Menos mortalidad, menos anhelos, menos sentimientos. Perdimos la memoria pero conservamos el conocimiento asociado a ella. Cualquier suceso vivido era transferido a través de la red al L-Utru y borrado de nuestra memoria. Quedaba registrado desde cientos de puntos de vista diferentes y podía consultarse. Y olvidarse de nuevo. Una vez que el proceso se inició ellos nos abandonaron, tan rápidamente como llegaron…
Amy cerró de golpe el diario. No entendía, y menos recordaba, nada de lo que había escrito hacía tres años.

47.- En las afueras... O algo

Pasaron tres gajos y cuarto desde que la naranja anunció la medianoche, y la actividad no tenía visos de recogerse. La biosfera del cuenco vibraba como un totum perdido de revolutum. Confusión rebozada de vida, flotaba, fletaba en sopa primorosa. Járdines de macacos patrullaban polis de yogur. Jaurías de...  pese a su carencia de color y a la mala resolución. Los grillos cri, criaban aliteraciones. Los Arnstein, como tantos judíos, estaban muertos. Sobre medio garbanzo, la figura de un geómetra -cuya mitad era testa, cuyos ojos no se correspondían-, acunaba una encruzijada de rubio bruñido. Y en su superficie un centenar de mil personas, ateridas, demudadas por el desastre, bailaban la desnudez de dos cubitos.
Todo eso y más, ocurría mientras tú te preguntabas y yo me escabullía.

48.- Juntos

Pasaron tres vidas juntos.
Él nació en el número tres, ella en el treinta y tres de la misma calle.
Jugaron al tres en raya en el patio de tierra y aprendieron a decir tres tristes tigres en la puerta del colegio.
Se casaron con sólo tres invitados, no se podía más.
Padecieron tres guerras sin merecerlo y sufrieron tres posguerras como pudieron.
Tuvieron tres hijos, y perdieron uno a los tres meses.
Él tuvo tres infartos, ella era fuerte como un roble.
Élla murió el día tres de marzo. Él falleció tres días después.
Pasaron tres vidas juntos, reza el epitafio.

49.- El rubio

- Pasaron tres y se cayó el de en me... Joder así no era.
Esto era una señora que tenía un perro que se llamaba Mis... Bah yo así no puedo.
(Llamando)
-Jose estoy desesperado si quieres yo soy la raya y luego te invito a una.

50.- Noche en el Secadero

Pasaron tres minutos desde que subió a las habitaciones del Secadero, el prostíbulo mas mugriento del D.F. Calculé que ya tendría los pantalones por los tobillos y era mi momento.

Abrí la puerta con sigilo y, efectivamente, los labios de Anselma ya estaban abrazando el prepucio de Johnny el Tierno. Sudoroso y frunciendo el mostacho se quitó el sombrero, percatándose de que tenía mi 45 a un palmo de su entrecejo.
Ella, sin soltar su miembro, aprovechó para sacarse una navaja de la bota y en dos rápidos movimientos cercenó su verga y clavó la navaja en mi rodilla derecha. Nos quitó las carteras, mi pistola y se fue.

Desde entonces Johnny y yo somos inseparables. El me ayuda con mi cojera y yo le cambio la sonda diariamente. Escribimos rancheras juntos, jugamos al dominó, vemos westerns y entre medias, planeamos nuestra venganza.

51.- American Pie

Pasaron tres tipos al interior del hall refugiándose de la ventisca que llevaba azotándonos desde finales de enero.
Hice saber al que encabezaba la pequeña comitiva, enjuto y con unas vistosas gafas de pasta, que el piloto esperaba ya en el interior de la avioneta. Le seguía uno que le doblaba en corpulencia y con la cabeza hundida en las solapas de un abrigo que le amortiguaba la tos. Cerraba el trío un chicano del que sin haber injerencia alguna por mi parte, alegaba repetidamente que su asiento lo había ganado en una apuesta.
Desaparecieron de mi vista conforme iban accediendo a la pista de despegue envuelta en aquella desapacible madrugada. Pasaban tres noches de aquel febrero de 1959.

¡¡¡Edita con la frase, normas, etc!!!

sapir escribió:¡¡¡Edita con la frase, normas, etc!!!

Sitio!

Pillo simio!!!

VAmos con los primeros relatos...

01.- CUATRO

Pasaron tres. La primera era rubia, exuberante, aunque algo bajita. Lo que más destacaba de ella eran sus enormes pechos y su vagina de diseño. La segunda, creo que colombiana, era también hermosa; dotada con uno de esos enormes traseros latinos que hacen las delicias de los más viciosos. Y la última, la tercera, era puro ébano; de esas negras que cuando te miran extirpan parte de tu alma y lo poco que pueda quedar de tu corazón.

Los cuatro pasamos a la acción. Aunque no recuerdo el tiempo que transcurrió hasta que me desmayé, sobrepasado por la intensidad de aquel diabólico y ansiado sexo. Toda la vida anhelando una experiencia así y voy y me desmayo. «Qué patético – pensé.» La última imagen que quedó grabada en mi memoria fue la de la negra y la rubia devorando mi suculenta polla, mientras la colombiana sentaba su culo sobre mi cara.

borogis escribió:01.- CUATRO

Pasaron tres. La primera era rubia, exuberante, aunque algo bajita. Lo que más destacaba de ella eran sus enormes pechos y su vagina de diseño. La segunda, creo que colombiana, era también hermosa; dotada con uno de esos enormes traseros latinos que hacen las delicias de los más viciosos. Y la última, la tercera, era puro ébano; de esas negras que cuando te miran extirpan parte de tu alma y lo poco que pueda quedar de tu corazón.

Los cuatro pasamos a la acción. Aunque no recuerdo el tiempo que transcurrió hasta que me desmayé, sobrepasado por la intensidad de aquel diabólico y ansiado sexo. Toda la vida anhelando una experiencia así y voy y me desmayo. «Qué patético – pensé.» La última imagen que quedó grabada en mi memoria fue la de la negra y la rubia devorando mi suculenta polla, mientras la colombiana sentaba su culo sobre mi cara.

02.-Azúcar moreno

Pasaron tres años y el foro comenzó a flaquear: usuarios que se daban de baja, otros que desaparecían sin despedirse, a ese ritmo sería un foro muerto más de internet en pocos meses. Así que, para mantener viva la llama, el administrador se creó un par de nicks. Algo inofensivo al principio, su nick madridista discutía vehementemente con su análogo culé, su nick heavy se lamentaba del cartel del Azkena mientras su homólogo folkie pedía oukeleles. Cosas así.
La cosa comenzó a resultar violenta cuando, varios miles de nicks después, para mantener la farsa recurría a colgar fotos de desconocidos que encontraba por redes sociales (etiquetando a sus múltiples yos), por no mencionar el esfuerzo de escribir semanalmente veinte microrrelatos distintos, cada uno con el estilo diferencial de su alter ego inventado.
Todo fuera por prolongar la ilusión de ese último usuario real que todavía poblaba el foro. Sí, tú.

03.- Reflexiones de un melocotón agresivo: capitulo XV.

Pasaron tres vacas dos besugos y una fila de patos cantando el cara el sol .
Luego vinieron luces en el tejado sonidos de ultratumba y rayos arañando vertiginosamente mi piel.
Lava fundida en las articulaciones y maelstrom estomacal no tardaron en seguir.
Esa maldita puerta cerrada y el eco ensordecedor.
Nadie para escuchar mi llanto.
Fueron días horribles.
A veces creo que todavía estoy allí.
Sudo.

borogis escribió:03.- Reflexiones de un melocotón agresivo: capitulo XV.

Pasaron tres  vacas dos besugos y  una fila de  patos cantando el cara el sol .
Luego vinieron luces  en el tejado  sonidos de ultratumba  y rayos arañando vertiginosamente mi piel.
Lava fundida en las articulaciones y maelstrom estomacal no tardaron en seguir.
Esa maldita puerta cerrada  y el eco ensordecedor.
Nadie para escuchar mi llanto.
Fueron días horribles.
A veces creo que todavía estoy allí.
Sudo.

creo que salakov dirá algo de este.

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04.-La batalla de Villazorín

Pasaron tres horas apostados al otro lado del río, esperando el alba para atacar. Finalmente el sargento decidió dividir la patrulla en dos flancos y entrar al pueblo por ambos extremos.
Cerrando una fila, el recluta Ramírez vio cómo un escarabajo trepaba por su bota y se colaba pierna arriba. Horrorizado, intentó desabrocharse el pantalón quitando sin querer la anilla de la granada en su cinto. La explosión que lo volatilizó desató el infierno. En tres minutos murieron dos vacas, un rucio y el resto del pelotón en un inverosímil fuego cruzado.
Cuando la noticia llegó a Comandancia el capitán Jovellanos dio un respingo. Nunca habría pensado que al mandar aquellos inútiles a ocupar un pueblo abandonado, ni que fuera para perderles de vista unos días, acabarían matándose entre ellos.
Descolgando el teléfono, ordenó redactar una noticia sobre la heroica muerte del tercer pelotón en la cruenta batalla de Villazorín.

Esto es todo de momento, gran cosecha de fin de semana, seguid así...

¿oukeleles?

borogis escribió:02.-Azúcar moreno

Pasaron tres años y el foro comenzó a flaquear: usuarios que se daban de baja, otros que desaparecían sin despedirse, a ese ritmo sería un foro muerto más de internet en pocos meses. Así que, para mantener viva la llama, el administrador se creó un par de nicks. Algo inofensivo al principio, su nick madridista discutía vehementemente con su análogo culé, su nick heavy se lamentaba del cartel del Azkena mientras su homólogo folkie pedía oukeleles. Cosas así.
La cosa comenzó a resultar violenta cuando, varios miles de nicks después, para mantener la farsa recurría a colgar fotos de desconocidos que encontraba por redes sociales (etiquetando a sus múltiples yos), por no mencionar el esfuerzo de escribir semanalmente veinte microrrelatos distintos, cada uno con el estilo diferencial de su alter ego inventado.
Todo fuera por prolongar la ilusión de ese último usuario real que todavía poblaba el foro. Sí, tú.

Confieso que alguna vez he pensado sobre esto

borogis escribió:02.-Azúcar moreno

Pasaron tres años y el foro comenzó a flaquear: usuarios que se daban de baja, otros que desaparecían sin despedirse, a ese ritmo sería un foro muerto más de internet en pocos meses. Así que, para mantener viva la llama, el administrador se creó un par de nicks. Algo inofensivo al principio, su nick madridista discutía vehementemente con su análogo culé, su nick heavy se lamentaba del cartel del Azkena mientras su homólogo folkie pedía oukeleles. Cosas así.
La cosa comenzó a resultar violenta cuando, varios miles de nicks después, para mantener la farsa recurría a colgar fotos de desconocidos que encontraba por redes sociales (etiquetando a sus múltiples yos), por no mencionar el esfuerzo de escribir semanalmente veinte microrrelatos distintos, cada uno con el estilo diferencial de su alter ego inventado.
Todo fuera por prolongar la ilusión de ese último usuario real que todavía poblaba el foro. Sí, tú.

Fuck yeah!

Toro escribió:

borogis escribió:02.-Azúcar moreno

Pasaron tres años y el foro comenzó a flaquear: usuarios que se daban de baja, otros que desaparecían sin despedirse, a ese ritmo sería un foro muerto más de internet en pocos meses. Así que, para mantener viva la llama, el administrador se creó un par de nicks. Algo inofensivo al principio, su nick madridista discutía vehementemente con su análogo culé, su nick heavy se lamentaba del cartel del Azkena mientras su homólogo folkie pedía oukeleles. Cosas así.
La cosa comenzó a resultar violenta cuando, varios miles de nicks después, para mantener la farsa recurría a colgar fotos de desconocidos que encontraba por redes sociales (etiquetando a sus múltiples yos), por no mencionar el esfuerzo de escribir semanalmente veinte microrrelatos distintos, cada uno con el estilo diferencial de su alter ego inventado.
Todo fuera por prolongar la ilusión de ese último usuario real que todavía poblaba el foro. Sí, tú.

Confieso que alguna vez he pensado sobre esto

Sugar y yo también

tacitus escribió:¿oukeleles?

Ouyeah

Eres buen candidato para haber escrito el 1

ksmith escribió:

borogis escribió:01.- CUATRO

Pasaron tres. La primera era rubia, exuberante, aunque algo bajita. Lo que más destacaba de ella eran sus enormes pechos y su vagina de diseño. La segunda, creo que colombiana, era también hermosa; dotada con uno de esos enormes traseros latinos que hacen las delicias de los más viciosos. Y la última, la tercera, era puro ébano; de esas negras que cuando te miran extirpan parte de tu alma y lo poco que pueda quedar de tu corazón.

Los cuatro pasamos a la acción. Aunque no recuerdo el tiempo que transcurrió hasta que me desmayé, sobrepasado por la intensidad de aquel diabólico y ansiado sexo. Toda la vida anhelando una experiencia así y voy y me desmayo. «Qué patético – pensé.» La última imagen que quedó grabada en mi memoria fue la de la negra y la rubia devorando mi suculenta polla, mientras la colombiana sentaba su culo sobre mi cara.

La vagina delata al autor

Koikila escribió:

ksmith escribió:

borogis escribió:01.- CUATRO

Pasaron tres. La primera era rubia, exuberante, aunque algo bajita. Lo que más destacaba de ella eran sus enormes pechos y su vagina de diseño. La segunda, creo que colombiana, era también hermosa; dotada con uno de esos enormes traseros latinos que hacen las delicias de los más viciosos. Y la última, la tercera, era puro ébano; de esas negras que cuando te miran extirpan parte de tu alma y lo poco que pueda quedar de tu corazón.

Los cuatro pasamos a la acción. Aunque no recuerdo el tiempo que transcurrió hasta que me desmayé, sobrepasado por la intensidad de aquel diabólico y ansiado sexo. Toda la vida anhelando una experiencia así y voy y me desmayo. «Qué patético – pensé.» La última imagen que quedó grabada en mi memoria fue la de la negra y la rubia devorando mi suculenta polla, mientras la colombiana sentaba su culo sobre mi cara.

La vagina delata al autor

Se detecta el fragor

Eloy escribió:

Koikila escribió:

ksmith escribió:

borogis escribió:01.- CUATRO

Pasaron tres. La primera era rubia, exuberante, aunque algo bajita. Lo que más destacaba de ella eran sus enormes pechos y su vagina de diseño. La segunda, creo que colombiana, era también hermosa; dotada con uno de esos enormes traseros latinos que hacen las delicias de los más viciosos. Y la última, la tercera, era puro ébano; de esas negras que cuando te miran extirpan parte de tu alma y lo poco que pueda quedar de tu corazón.

Los cuatro pasamos a la acción. Aunque no recuerdo el tiempo que transcurrió hasta que me desmayé, sobrepasado por la intensidad de aquel diabólico y ansiado sexo. Toda la vida anhelando una experiencia así y voy y me desmayo. «Qué patético – pensé.» La última imagen que quedó grabada en mi memoria fue la de la negra y la rubia devorando mi suculenta polla, mientras la colombiana sentaba su culo sobre mi cara.

La vagina delata al autor

Se detecta el fragor

Y la polla suculenta, es un subgénero microrrelatil

UNo más...

05.- Los diarios de Armin Meiwes: el día que conocí el foro azkena

Pasaron tres candidatos por casa varios días antes, pero les dejé marchar. No estaban convencidos, y necesito que lo estén.

Odio la soledad. Desde niño. Mi amigo imaginario no me satisface, solo me proporciona sexo, y ansío una unión mayor, sobre todo ahora, con el vacío tras la muerte de madre.

En aquel foro encontré al ingeniero berlinés con quien unirme plenamente.

Fue la noche soñada, bañada de alcohol y barbitúricos.
Brandes me llamaba por mi nick, sus palabras siguen resonando en mi cabeza:
— ¡Córtalo de una vez, Franky!
Obedecí, le ampute el pene para pasarlo por la sartén y ambos lo degustamos. Después lo acuchillé y lo llevé a la mesa de descuartizar, envasando cada pedazo, mientras grababa todo. Guardé cada paquete ordenadamente en el congelador.

Han pasado ya tres semanas y las provisiones escasean. Tengo que empezar de cero, en un nuevo foro, y necesito otro nick.

tacitus escribió:

Toro escribió:

borogis escribió:02.-Azúcar moreno

Pasaron tres años y el foro comenzó a flaquear: usuarios que se daban de baja, otros que desaparecían sin despedirse, a ese ritmo sería un foro muerto más de internet en pocos meses. Así que, para mantener viva la llama, el administrador se creó un par de nicks. Algo inofensivo al principio, su nick madridista discutía vehementemente con su análogo culé, su nick heavy se lamentaba del cartel del Azkena mientras su homólogo folkie pedía oukeleles. Cosas así.
La cosa comenzó a resultar violenta cuando, varios miles de nicks después, para mantener la farsa recurría a colgar fotos de desconocidos que encontraba por redes sociales (etiquetando a sus múltiples yos), por no mencionar el esfuerzo de escribir semanalmente veinte microrrelatos distintos, cada uno con el estilo diferencial de su alter ego inventado.
Todo fuera por prolongar la ilusión de ese último usuario real que todavía poblaba el foro. Sí, tú.

Confieso que alguna vez he pensado sobre esto

Sugar y yo también

De ahi el titulo supongo

Arriba con esto

joder, no encontraba el topic

Tengo que ponerme que no tengo ni idea ahora mismo

Ahí va uno para amenizar la mañana del lunes...

¡Seguimos a buen ritmo!

06.- Julián el sádico.
 
 

ksmith escribió:

borogis escribió:03.- Reflexiones de un melocotón agresivo: capitulo XV.

Pasaron tres  vacas dos besugos y  una fila de  patos cantando el cara el sol .
Luego vinieron luces  en el tejado  sonidos de ultratumba  y rayos arañando vertiginosamente mi piel.
Lava fundida en las articulaciones y maelstrom estomacal no tardaron en seguir.
Esa maldita puerta cerrada  y el eco ensordecedor.
Nadie para escuchar mi llanto.
Fueron días horribles.
A veces creo que todavía estoy allí.
Sudo.

creo que salakov dirá algo de este.

Nada que objetar. El narrador es un melocotón y todo el mundo sabe que en Mundo Melocotón no hay comas.

Prosigan.

Os veo perezosos esta mañana lunes.

Solo un relato...


¡Vamos que estamos de celebración!

Están todos en otra fiesta de la melancolía en plan "Love the 90's".

Creo que ahora andan dilucidando si era mejor Chimo Bayo o Paco Pil.

salakov escribió:Están todos en otra fiesta de la melancolía en plan "Love the 90's".

Creo que ahora andan dilucidando si era mejor Chimo Bayo o Paco Pil.

1001 relatos?

Toro escribió:

salakov escribió:Están todos en otra fiesta de la melancolía en plan "Love the 90's".

Creo que ahora andan dilucidando si era mejor Chimo Bayo o Paco Pil.

1001 relatos?

Tampoco hay demasiado meneo por allí...

borogis escribió:

Toro escribió:

salakov escribió:Están todos en otra fiesta de la melancolía en plan "Love the 90's".

Creo que ahora andan dilucidando si era mejor Chimo Bayo o Paco Pil.

1001 relatos?

Tampoco hay demasiado meneo por allí...

Joder que impacientes estais....

La gente allí viste muy raro...

Pegaría en "La riñonera de Damià"

Y en el traje de Pizzi.

Y en Culés.

FdC

pasaron tres, pero podrían haber sido diez, o incluso cien; eso era lo de menos... la cuestión es que pasaron tres...

tacitus escribió:
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A mí a esquio...

los chandals apestan

Vamos con un relato más para la hora del vermú...

07.- 3 acontecimientos

Pasaron tres acontecimientos el mismo día que explican la situación:

ACONTECIMIENTO 1: Silvia perdió una moneda de 20 céntimos que no se paró a buscar pensando que era poco dinero.

ACONTECIMIENTO 2: César decidió esa mañana empezar un libro y lo guardó en la mochila.

ACONTECIMIENTO 3: Clara realizó mal el pedido y le llegaron 17 minichapatas integrales menos.

En el desayuno, Silvia pidió su café americano con una minichapata integral con pavo y aceite, pero Clara le dijo que no le quedaban, así que le ofreció un mollete integral y Silvia aceptó. A la hora de pagar, sus 2,70€ fueron 2,90€ y Silvia llevaba 2,70€. César esperaba detrás nervioso porque al leer el libro mientras desayunaba consumió su tiempo de descanso e iba tarde, por ello pagó los 20 céntimos que le faltaban a Silvia.
Silvia y César hoy son padres de una preciosa niña, de nombre Clara.

borogis escribió:07.- 3 acontecimientos

Pasaron tres acontecimientos el mismo día que explican la situación:

ACONTECIMIENTO 1: Silvia perdió una moneda de 20 céntimos que no se paró a buscar pensando que era poco dinero.

ACONTECIMIENTO 2: César decidió esa mañana empezar un libro y lo guardó en la mochila.

ACONTECIMIENTO 3: Clara realizó mal el pedido y le llegaron 17 minichapatas integrales menos.

En el desayuno, Silvia pidió su café americano con una minichapata integral con pavo y aceite, pero Clara le dijo que no le quedaban, así que le ofreció un mollete integral y Silvia aceptó. A la hora de pagar, sus 2,70€ fueron 2,90€ y Silvia llevaba 2,70€. César esperaba detrás nervioso porque al leer el libro mientras desayunaba consumió su tiempo de descanso e iba tarde, por ello pagó los 20 céntimos que le faltaban a Silvia.
Silvia y César hoy son padres de una preciosa niña, de nombre Clara.

Siete relatos y ya podemos decir que el nivelón es espectacular.

No podía ser menos en una ronda tan especial...

tacitus escribió:
el 3 me gusta
me huele a m

¿Y no vas a hacer campaña?.....

m

[quote="Hank"]

borogis escribió:07.- 3 acontecimientos

Pasaron tres acontecimientos el mismo día que explican la situación:

ACONTECIMIENTO 1: Silvia perdió una moneda de 20 céntimos que no se paró a buscar pensando que era poco dinero.

ACONTECIMIENTO 2: César decidió esa mañana empezar un libro y lo guardó en la mochila.

ACONTECIMIENTO 3: Clara realizó mal el pedido y le llegaron 17 minichapatas integrales menos.

En el desayuno, Silvia pidió su café americano con una minichapata integral con pavo y aceite, pero Clara le dijo que no le quedaban, así que le ofreció un mollete integral y Silvia aceptó. A la hora de pagar, sus 2,70€ fueron 2,90€ y Silvia llevaba 2,70€. César esperaba detrás nervioso porque al leer el libro mientras desayunaba consumió su tiempo de descanso e iba tarde, por ello pagó los 20 céntimos que le faltaban a Silvia.
Silvia y César hoy son padres de una preciosa niña, de nombre Clara.

[que/quote]
Neskismo!
m