BADFINGER
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Roy Batty
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Refrescospepito
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Badfinger (Elección multiple).
BADFINGER
Badfinger es un grupo tan desgraciado que ni siquiera tiene un topic propio en el Foro (el que existe está compartido on Fairport Convention, vaya tela) y además, la información está repartida y confusa. Quiero paliar esta falta con todo un topic dedicado solo a ellos.
Mi conocimiento y audición de Badfinger son muy escasos, solo controlo el álbum del dedo, por lo que agradezco consejos sobre la banda. Thanks.
Última edición por Refrescospepito el Jue 19 Sep 2019 - 18:37, editado 1 vez
Refrescospepito- Mensajes : 17237
Fecha de inscripción : 03/03/2009
Re: BADFINGER
Yo tengo estos tres
y este otro (Straight up)
El del dedo no le tengo
y este otro (Straight up)
El del dedo no le tengo
Última edición por Stoner el Jue 19 Sep 2019 - 20:03, editado 1 vez
Re: BADFINGER
Una banda con una calidad notabilísima y un potencial comercial que no le iba a la zaga a la que la industria -y un manager que era un perfecto hijo de puta- le hundió la carera sin apenas despeinarse.
De hecho si hubiera que explicar cómo las editoriales y el negocio discográfico en general pueden arruinar a una banda (y de paso, su vida), la historia de Badfinger sería el ejemplo perfecto.
Que a día de hoy las figuras de Pete Ham y Tom Evans (y su trágico final, calcado) sea tan desconocida e incluso ninguneada da idea de ello. Ni siquiera la conexión Beatles ha jugado a su favor en ese sentido.
Particularmente No Dice y Straight Up me parecen dos discazos imprescindibles.
Y por supuesto Without You, uno de sus temas más famosos, que Harry Nilsson confundió con un tema de los Beatles la primera vez que lo escuchó y que poco después grabaría, llevándolo al número uno de las listas americanas.
Una de las tres mejores bandas -junto a Man y Budgie- salidas de Gales en la era clásica del rock.
Sin discusión.
De hecho si hubiera que explicar cómo las editoriales y el negocio discográfico en general pueden arruinar a una banda (y de paso, su vida), la historia de Badfinger sería el ejemplo perfecto.
Que a día de hoy las figuras de Pete Ham y Tom Evans (y su trágico final, calcado) sea tan desconocida e incluso ninguneada da idea de ello. Ni siquiera la conexión Beatles ha jugado a su favor en ese sentido.
Particularmente No Dice y Straight Up me parecen dos discazos imprescindibles.
Y por supuesto Without You, uno de sus temas más famosos, que Harry Nilsson confundió con un tema de los Beatles la primera vez que lo escuchó y que poco después grabaría, llevándolo al número uno de las listas americanas.
Una de las tres mejores bandas -junto a Man y Budgie- salidas de Gales en la era clásica del rock.
Sin discusión.
Última edición por Eloy el Jue 19 Sep 2019 - 20:04, editado 1 vez
Eloy- Mensajes : 85406
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: BADFINGER
El No Dice es una maravilla. Lo más cerca que estaré nunca de que me gusten los Beatles
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Lo que no se es porque no editan sus discos en vinilo.
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Pendejo escribió:Lo más cerca que estaré nunca de que me gusten los Beatles
SINVERGÜENZA
Roy Batty- Mensajes : 15599
Fecha de inscripción : 13/03/2013
Re: BADFINGER
Banda exquisita, y el No Dice uno de esos discos imprescindibles que no pueden faltar en cualquier colección
Roy Batty- Mensajes : 15599
Fecha de inscripción : 13/03/2013
Re: BADFINGER
Roy Batty escribió:Pendejo escribió:Lo más cerca que estaré nunca de que me gusten los Beatles
SINVERGÜENZA
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Jamás una banda de rock fue tan buena y tuvo tanta mala suerte
La desdichada historia de Badfinger excede todos los infortunios imaginables
Cuando a Paul McCartney le preguntan por Badfinger, su eterna expresión optimista se transforma en un mohín de tristeza. Y dice: “Oh, Badfinger. Su historia es una tragedia de Shakespeare". Efectivamente, el beatle, que fue el primer valedor el grupo, tiene razón. La historia del rock tiene un hueco para Badfinger. Ahora hay que averiguar cuánta oscuridad es capaz de contener ese hueco. El grupo galés fue un diamante que cayó en un cubo de porquería. Grabaron canciones sublimes y vendieron mucho, pero apenas les llegó un dinero que se quedó en el camino en manos de intermediarios mafiosos.
Sus dos líderes, desesperados y arruinados, acabaron sofocando su tristeza colocándose una soga al cuello. Primero uno, Peter Ham, con 27 años; luego el otro, Tom Evans, con 36 años. Esta es su desdichada historia.
Sí, Badfinger es una banda de los años setenta. Pero prueben a pincharla ahora, en 2017: sus preciosistas composiciones ejercen una labor purificadora con YouTube y Spotify escupiendo reggaeton machote y electrónica plastificada. La vigencia de la música de Badfinger es tan poderosa que el creador de Breaking bad, Vince Gilligan, decidió cerrar la última escena de toda la serie, esa que esperaban millones de seguidores, con una canción de los galeses, la sensacional Baby blue.
Todo en Badfinger tiene un envoltorio de tragedia que va más allá del rockero depresivo y saturado de drogas. Su historia tiene un componente que excede al musical: para mucha gente que lo vivió, perder a Badfinger fue como perder la inocencia. La banda giraba en torno a Pete Ham, un tipo de media melena castaña nacido en Swansea (Gales) en 1947 y con una notable sensibilidad para componer bellas canciones pop, al estilo de los Beatles más sofisticados. “Lo hizo solo, con 19 años, en una habitación de Swansea. Acompañado de una guitarra compuso todas esas obras maestras. Nadie en el pop creó algo tan bueno tan joven”. El que habla es Dan Matovina, biógrafo del grupo, autor de Without you: the tragic story of Badfinger.
Badfinger durante una actuación televisiva en los setenta. De blanco, arriba, Pete Ham; al lado, vestido de cuadros, Tom Evans. Getty
Cuando Matovina habla de “algo tan bueno” se refiere a las canciones del primer disco de Badfinger, Magic christian music (1970), esas que enamoraron tanto a Paul McCartney que les fichó para el sello discográfico de los Beatles, Apple Records. De hecho, fue el primer lanzamiento de la compañía creada por los cuatro de Liverpool. McCartney confiaba a ciegas en el grupo; incluso les prestó un tema rompedor, Come and get it, el primer éxito de los galeses.
Había más beatles seducidos por Badfinger, como George Harrison. Sobre todo por el talento de Pete Ham, al que le ofrece (y acepta) acompañarle en el legendario concierto de por Bangladesh en el Madison Square Garden neoyorquino. Y John Lennon, que les pide que colaboren en su disco Imagine. Todo parecen buenas noticias para Badfinger, salvo por una cuestión crucial: el dinero no llega. Su primer mánager, Bill Collins, cedió a la presión de Stan Polly, un oscuro hombre de negocios americano que despreciaba la música, y le encargó las finanzas del grupo. Había nacido la bestia negra del grupo: Stan Polly, un estafador con una pila de demandas en su buzón de correos. Luego se descubriría que tenía relaciones con el crimen organizado.
Una de las primeras decisiones de Polly fue romper con el sello de los Beatles, Apple, y pasar a formar parte de Warner. Eso propició la firma de un nuevo contrato donde Polly era el máximo beneficiario. Mientras, Pete Ham componía con el otro líder del grupo, Tom Evans, canciones de rock que podían formar parte de la mejor cosecha de Lennon y McCartney. Discos como No dice (1970), Straight up (1971) o Ass (1973). Y canciones como Without you, de la que McCartney dijo: “Probablemente sea la mejor canción de todos los tiempos”. Ese tema, en versión de Harry Nilsson, ocupó los primeros puestos de las listas de ventas durante varias semanas. Esta situación tenía que haber hecho millonarios a Badfinger. Pero no: el dinero se quedaba en la cuenta del viscoso Polly.
Wish you were here (1974) es el último disco de Badfinger en el que participa Pete Ham. Otro gran disco que, como todo en esta historia, trae veneno dentro. La discográfica Warner, harta de las trampas de Polly, demanda al mánager y al grupo, que no da crédito. Además de no tener dinero la demanda de Warner les podría arrebatar hasta sus casas. La noche del 23 de abril, un desesperado Pete Ham acude a buscar a Tom Evans. Se van a tomar unas copas y entre los vapores etílicos maldicen su suerte. Cuando se despiden, Ham le dice a su compañero: “No te preocupes. Tengo un plan. Sé lo que hacer. Adiós”.
No se vieron más. Pete Ham fue encontrado la mañana del 24 de abril de 1975 ahorcado en una de las habitaciones de su casa. Tenía 27 años (¡la edad maldita!) y su novia, Anne Herriot, estaba embarazada de ocho meses del primer hijo de la pareja. No fue suficiente motivación para evitar la soga. Ham dejó una escueta nota donde apuntaba al responsable de su decisión:
“Te quiero, Anne. Y también a nuestra futura hija, Blair. Pero no me permitieron amar y confiar en la gente. Así está mejor. Pete.
Pd: Stan Polley es un bastardo sin alma. Lo llevaré conmigo”.
La noticia del suicidio de Ham hundió a su amigo y compañero Tom Evans. “Cuando Pete murió, Tom entró en una gran depresión. Se había suicidado su gran amigo. Dejó de hablar con la gente. Se aisló. Se sentía solo y perdido”, dice Marianne Evans, esposa de Tom, en un documental de la BBC. El grupo siguió adelante sin Pete, con el liderazgo de Tom Evans y, en menor medida, del bajista Joey Molland. Fichan a dos nuevos músicos. Uno de ellos es Joe Tansin, que enseguida ve que algo no marcha bien: “Tom estaba siempre muy triste, sin duda por la muerte de Pete. Y, además, había mucha droga y alcohol. Eso se convirtió en algo más importante que la música”.
Aún así, esta nueva formación edita dos discos con momentos notables; el último, Say no more, en 1981. Pero las tensiones entre los músicos provocaron que se partiera en dos. El descontrol fue tal que durante unos meses estuvieron de gira dos Badfinger: el de Evans y el de Molland. Fue cuando el teléfono sonó para dar una nueva mala noticia a la parte más débil del grupo, Tom Evans: un promotor de Milwaukee le reclamaba judicialmente cinco millones de dólares por un incumplimiento de contrato que Evans desconocía y que tenía que ver con las trampas de Polly. Fue un nuevo clavo en la tumba de Evans. Habla su pareja, Marianne: “Tom no dormía. Se levantaba a las tres de la mañana. Yo le veía allí, cabizbajo. Él repetía: ‘Qué vamos a hacer. Lo vamos a perder todo”. Tenían un niño de seis años.
Un 19 de noviembre de 1983 y tras una fuerte discusión con Joey Molland sobre el dinero de los derechos de autor de Without you, Stephem, el hijo de Tom, encuentra a su padre ahorcado en una de las habitaciones de la casa. Tenía 36 años y habían pasado ocho desde el suicidio de su amigo Pete Ham.
Stan Polley vivió los años ochenta y los noventa acorralado por las irregularidades de sus negocios (tanto musicales como de otras áreas), pero siempre logró sortear la cárcel. Murió en California en 2009, con 86 años.
Joey Molland, el único miembro vivo de la formación clásica de Badfinger, sigue tocando en locales las canciones del grupo. Cumplió 70 años en 2017. Muchas veces se presenta como Joey Molland’s Badfinger. El núcleo duro de los seguidores del grupo le critica por apropiarse del nombre de una banda cuyas mejores composiciones firman Pete Ham y Tom Evans. Él se defiende: “No tienen ni idea de por lo que he pasado. Intento tocar sus canciones lo mejor que puedo y mantenerlas vivas. Algunas veces hago algo de dinero; otras no”.
Un controvertido capítulo más en la historia de la mejor banda de la historia con la peor mala suerte.
Sacado de ElPais.
La desdichada historia de Badfinger excede todos los infortunios imaginables
Cuando a Paul McCartney le preguntan por Badfinger, su eterna expresión optimista se transforma en un mohín de tristeza. Y dice: “Oh, Badfinger. Su historia es una tragedia de Shakespeare". Efectivamente, el beatle, que fue el primer valedor el grupo, tiene razón. La historia del rock tiene un hueco para Badfinger. Ahora hay que averiguar cuánta oscuridad es capaz de contener ese hueco. El grupo galés fue un diamante que cayó en un cubo de porquería. Grabaron canciones sublimes y vendieron mucho, pero apenas les llegó un dinero que se quedó en el camino en manos de intermediarios mafiosos.
Sus dos líderes, desesperados y arruinados, acabaron sofocando su tristeza colocándose una soga al cuello. Primero uno, Peter Ham, con 27 años; luego el otro, Tom Evans, con 36 años. Esta es su desdichada historia.
Sí, Badfinger es una banda de los años setenta. Pero prueben a pincharla ahora, en 2017: sus preciosistas composiciones ejercen una labor purificadora con YouTube y Spotify escupiendo reggaeton machote y electrónica plastificada. La vigencia de la música de Badfinger es tan poderosa que el creador de Breaking bad, Vince Gilligan, decidió cerrar la última escena de toda la serie, esa que esperaban millones de seguidores, con una canción de los galeses, la sensacional Baby blue.
Todo en Badfinger tiene un envoltorio de tragedia que va más allá del rockero depresivo y saturado de drogas. Su historia tiene un componente que excede al musical: para mucha gente que lo vivió, perder a Badfinger fue como perder la inocencia. La banda giraba en torno a Pete Ham, un tipo de media melena castaña nacido en Swansea (Gales) en 1947 y con una notable sensibilidad para componer bellas canciones pop, al estilo de los Beatles más sofisticados. “Lo hizo solo, con 19 años, en una habitación de Swansea. Acompañado de una guitarra compuso todas esas obras maestras. Nadie en el pop creó algo tan bueno tan joven”. El que habla es Dan Matovina, biógrafo del grupo, autor de Without you: the tragic story of Badfinger.
Badfinger durante una actuación televisiva en los setenta. De blanco, arriba, Pete Ham; al lado, vestido de cuadros, Tom Evans. Getty
Cuando Matovina habla de “algo tan bueno” se refiere a las canciones del primer disco de Badfinger, Magic christian music (1970), esas que enamoraron tanto a Paul McCartney que les fichó para el sello discográfico de los Beatles, Apple Records. De hecho, fue el primer lanzamiento de la compañía creada por los cuatro de Liverpool. McCartney confiaba a ciegas en el grupo; incluso les prestó un tema rompedor, Come and get it, el primer éxito de los galeses.
Había más beatles seducidos por Badfinger, como George Harrison. Sobre todo por el talento de Pete Ham, al que le ofrece (y acepta) acompañarle en el legendario concierto de por Bangladesh en el Madison Square Garden neoyorquino. Y John Lennon, que les pide que colaboren en su disco Imagine. Todo parecen buenas noticias para Badfinger, salvo por una cuestión crucial: el dinero no llega. Su primer mánager, Bill Collins, cedió a la presión de Stan Polly, un oscuro hombre de negocios americano que despreciaba la música, y le encargó las finanzas del grupo. Había nacido la bestia negra del grupo: Stan Polly, un estafador con una pila de demandas en su buzón de correos. Luego se descubriría que tenía relaciones con el crimen organizado.
Una de las primeras decisiones de Polly fue romper con el sello de los Beatles, Apple, y pasar a formar parte de Warner. Eso propició la firma de un nuevo contrato donde Polly era el máximo beneficiario. Mientras, Pete Ham componía con el otro líder del grupo, Tom Evans, canciones de rock que podían formar parte de la mejor cosecha de Lennon y McCartney. Discos como No dice (1970), Straight up (1971) o Ass (1973). Y canciones como Without you, de la que McCartney dijo: “Probablemente sea la mejor canción de todos los tiempos”. Ese tema, en versión de Harry Nilsson, ocupó los primeros puestos de las listas de ventas durante varias semanas. Esta situación tenía que haber hecho millonarios a Badfinger. Pero no: el dinero se quedaba en la cuenta del viscoso Polly.
Wish you were here (1974) es el último disco de Badfinger en el que participa Pete Ham. Otro gran disco que, como todo en esta historia, trae veneno dentro. La discográfica Warner, harta de las trampas de Polly, demanda al mánager y al grupo, que no da crédito. Además de no tener dinero la demanda de Warner les podría arrebatar hasta sus casas. La noche del 23 de abril, un desesperado Pete Ham acude a buscar a Tom Evans. Se van a tomar unas copas y entre los vapores etílicos maldicen su suerte. Cuando se despiden, Ham le dice a su compañero: “No te preocupes. Tengo un plan. Sé lo que hacer. Adiós”.
No se vieron más. Pete Ham fue encontrado la mañana del 24 de abril de 1975 ahorcado en una de las habitaciones de su casa. Tenía 27 años (¡la edad maldita!) y su novia, Anne Herriot, estaba embarazada de ocho meses del primer hijo de la pareja. No fue suficiente motivación para evitar la soga. Ham dejó una escueta nota donde apuntaba al responsable de su decisión:
“Te quiero, Anne. Y también a nuestra futura hija, Blair. Pero no me permitieron amar y confiar en la gente. Así está mejor. Pete.
Pd: Stan Polley es un bastardo sin alma. Lo llevaré conmigo”.
La noticia del suicidio de Ham hundió a su amigo y compañero Tom Evans. “Cuando Pete murió, Tom entró en una gran depresión. Se había suicidado su gran amigo. Dejó de hablar con la gente. Se aisló. Se sentía solo y perdido”, dice Marianne Evans, esposa de Tom, en un documental de la BBC. El grupo siguió adelante sin Pete, con el liderazgo de Tom Evans y, en menor medida, del bajista Joey Molland. Fichan a dos nuevos músicos. Uno de ellos es Joe Tansin, que enseguida ve que algo no marcha bien: “Tom estaba siempre muy triste, sin duda por la muerte de Pete. Y, además, había mucha droga y alcohol. Eso se convirtió en algo más importante que la música”.
Aún así, esta nueva formación edita dos discos con momentos notables; el último, Say no more, en 1981. Pero las tensiones entre los músicos provocaron que se partiera en dos. El descontrol fue tal que durante unos meses estuvieron de gira dos Badfinger: el de Evans y el de Molland. Fue cuando el teléfono sonó para dar una nueva mala noticia a la parte más débil del grupo, Tom Evans: un promotor de Milwaukee le reclamaba judicialmente cinco millones de dólares por un incumplimiento de contrato que Evans desconocía y que tenía que ver con las trampas de Polly. Fue un nuevo clavo en la tumba de Evans. Habla su pareja, Marianne: “Tom no dormía. Se levantaba a las tres de la mañana. Yo le veía allí, cabizbajo. Él repetía: ‘Qué vamos a hacer. Lo vamos a perder todo”. Tenían un niño de seis años.
Un 19 de noviembre de 1983 y tras una fuerte discusión con Joey Molland sobre el dinero de los derechos de autor de Without you, Stephem, el hijo de Tom, encuentra a su padre ahorcado en una de las habitaciones de la casa. Tenía 36 años y habían pasado ocho desde el suicidio de su amigo Pete Ham.
Stan Polley vivió los años ochenta y los noventa acorralado por las irregularidades de sus negocios (tanto musicales como de otras áreas), pero siempre logró sortear la cárcel. Murió en California en 2009, con 86 años.
Joey Molland, el único miembro vivo de la formación clásica de Badfinger, sigue tocando en locales las canciones del grupo. Cumplió 70 años en 2017. Muchas veces se presenta como Joey Molland’s Badfinger. El núcleo duro de los seguidores del grupo le critica por apropiarse del nombre de una banda cuyas mejores composiciones firman Pete Ham y Tom Evans. Él se defiende: “No tienen ni idea de por lo que he pasado. Intento tocar sus canciones lo mejor que puedo y mantenerlas vivas. Algunas veces hago algo de dinero; otras no”.
Un controvertido capítulo más en la historia de la mejor banda de la historia con la peor mala suerte.
Sacado de ElPais.
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Yo admito que los conocí con el final de Breaking Bad
Pero desde entonces les he metido mucha tralla de la buena.
Pero desde entonces les he metido mucha tralla de la buena.
victorrt- Mensajes : 7113
Fecha de inscripción : 16/12/2016
Re: BADFINGER
Yo también los descubrí hace relativamente poco, pero eso es lo de menos. El No Dice y el Straight Up son dos discos sobresalientes
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Este de jotdown esta mejor estructurado.
Si William Shakespeare o León Tolstoi hubiesen escrito una novela sobre la ascensión y caída de un grupo musical, el resultado hubiese sido muy similar a la biografía de Badfinger. Lo que sucedió con aquel grupo es uno de los relatos más descorazonadores en la historia de la industria musical: cuatro veinteañeros que lo tenían todo para triunfar y que de hecho triunfaron… aunque una década más tarde dos de ellos ya se habían quitado la vida por causa de los problemas económicos; precisamente los dos que escribieron una canción que convirtió en multimillonarios a Harry Nilsson y Mariah Carey. Badfinger fueron exprimidos por la maquinaria discográfica. Exprimidos, masticados, digeridos y regurgitados sin recompensa alguna.
Bueno, bonito, barato: Badfinger
Badfinger: pudieron ser los nuevos Beatles, pero habían nacido para perder.
A finales de los sesenta el futuro de estos cuatro muchachos galeses no podía parecer más prometedor. Los cuatro famosos Beatles, que rara vez se ponían de acuerdo, sí coincidieron en una cosa: quedaron impresionados por el potencial de los jovencísimos Badfinger. No dudaron en contratarlos; de hecho, Badfinger fue el primer grupo fichado por Apple Records, la discográfica de los “cuatro fabulosos” de Liverpool. Cuando los Beatles anunciaron su separación, no mucho después, la prensa se apresuró en señalar a Badfinger como los “próximos Beatles”. Incluso los propios ex-Beatles sostenían esa opinión. Así pues, lo tenían todo a favor.
Eran cuatro cándidos veinteañeros galeses que habían estado viviendo juntos en una modesta casa de Londres y que de repente se vieron protagonizando el sueño de sus vidas. Durante un breve periodo todo pareció ir sobre ruedas. Tomemos aire y enumeremos sus logros: grabaron un primer disco con Apple, Magic Christian Music, y con él tuvieron su primer éxito gracias a una canción que el mismísimo Paul McCartney había escrito expresamente para ellos. Después, para el segundo álbum, los Beatles les concedieron toda la libertad artística posible y acceso a todos los recursos de que disponían; los Badfinger devolvieron el favor pariendo lo que terminaría siendo su obra maestra, No dice. El disco estaba casi al nivel de que habían hecho los propios Beatles; durante la grabación, dicen, el productor del disco tenía que mirar a través del cristal para cerciorarse de que los Beatles no se habían colado en el estudio y estaban grabando las voces ellos mismos. Así de similares sonaban en algunas canciones. No dice fue su segundo éxito gracias al arrebatador single No matter what, compuesto por Pete Ham, el líder y miembro más brillante del grupo. Aquel extraordinario disco también contenía la desgarradora versión original —y también la mejor versión— de la balada Without you, aunque por entonces no tuvo gran impacto.
El tercer LP del grupo, Straight up, obtuvo nuevos éxitos a ambos lados de Atlántico y los Badfinger hicieron su primera gira por los Estados Unidos. Por si todo esto fuese poco, George Harrison les contrató para ejercer como banda de acompañamiento en su primer disco en solitario (que terminó siendo número uno en ventas) y John Lennon también invitó a algunos de los Badfinger a la grabación del legendario Imagine. Mientras esto sucedía, llegó una noticia inesperada: Without you se convirtió en un éxito mundial de enormes dimensiones. Aunque no en su versión original, sino reinterpretada por el cantante Harry Nilsson, pero de igual modo podía suponer un torrente de dinero en concepto de derechos de autor. Without You fue el mayor negocio jamás iniciado por Badfinger (como dijo George Harrison por entonces: “no se me ocurre una canción que sea más famosa ahora mismo”). Así eran las cosas para Badfinger a principios de los setenta: el público los apreciaba, la prensa los amaba, los ex-Beatles mimaban su carrera, tenían varios éxitos a sus espaldas y una de sus canciones vendía millones de discos, aunque fuese en voz de otra persona. ¿Qué podía salir mal?
Cuando los números no cuadran
Durante el tour por Estados Unidos, uno de los miembros del grupo se enamoró de una chica americana. Al terminar la gira se la llevó a vivir con él a Inglaterra. La chica, obviamente, suponía que su famoso novio, que se codeaba con los Beatles y había colado varias canciones en las listas de éxitos, tendría una residencia lujosa y un estilo de vida desahogado. El asombro de la chica no conoció límites cuando comprobó que los Badfinger y sus respectivas parejas seguían viviendo juntos en la misma casa de siempre, en la que ni siquiera había televisión o nevera. Aquello no tenía ningún sentido: ¿unas estrellas del rock que no podían cambiar de residencia? ¿Harry Nilsson se había hecho millonario con Without you y ellos, que habían escrito la canción, seguían viviendo de la misma manera que cuando no eran nadie? ¿Dónde estaban los derechos de autor de Without you y el resto de sus éxitos? La realidad era que los Badfinger no tenían dinero. Nada de dinero. Incluso el comprar cuerdas nuevas para las guitarras suponía un problema financiero; así de arrastrado era su dia a día. Pero eso, a ellos, no parecía importarles. Los cuatro músicos, en su infinita ingenuidad, pasaban el tiempo comportándose como niños con juguetes nuevos. Estaban tan encantados por poder grabar discos y salir de gira con sus ídolos que ni siquiera se habían preocupado por las sustanciosas ganancias que ya deberían haber estado recibiendo.
Eso significaba, por descontado, que alguien en su entorno sí se estaba preocupando por esas ganancias. Aquí es cuando entra en escena uno de los mayores desaprensivos en la historia de la industria musical: un estadounidense astuto y manipulador llamado Stan Polley, el manager de Badfinger. Aunque después se supo que tenía un pasado dudoso e incluso lazos con el crimen organizado, Polley era un tipo carismático y embaucador que no tuvo problemas para conseguir que los inocentes miembros del grupo confiasen ciegamente en él. El manager creó la empresa Badfinger Enterprises para gestionar las finanzas de la banda; el resultado fue que ninguno de los músicos veía nunca un céntimo. Pete Ham, el líder del grupo, era un individuo extraordinariamente confiado y las explicaciones que Polley le daba para justificar la falta de dinero le parecieron convincentes, por lo menos al principio. Tanto era así, que el grupo llegó a renovar su contrato con Polley a pesar de las advertencias de gente de su entorno, donde se veía con incredulidad cómo los cuatro chavales se dejaban estafar impunemente. Pero ellos no tenían experiencia alguna de la vida. Badfinger había sido prácticamente su único mundo, casi su primer trabajo, y eran felices con el hecho de haber alcanzado la fama.
A Polley no le bastaba con quedarse todo el dinero. Le molestaba la influencia que los ex-Beatles aún tenían sobre sus representados. McCartney, Lennon y Harrison habían apadrinado al grupo y, aunque no ejercían como managers, sí constituían una importante guía de referencia. Dado que él quería tener control total sobre el grupo, se las arregló para que Badfinger abandonasen Apple Records, lo cual hicieron a regañadientes. Trabajando para los Beatles recibían un trato artístico privilegiado y se sentían como en su casa, pero embaucados una vez más por el carisma de Polley y por el hecho de que en otros lugares les ofrecían más dinero (aunque luego ese dinero no llegase a sus bolsillos), finalmente cedieron. Se marcharon a Warner Brothers, para disgusto de los Beatles.
Crónica de una muerte no anunciada
El maquiavélico manager se había salido con la suya. Y le entraron las prisas para que Badfinger publicasen un nuevo disco, ya que de esa manera el grupo (es decir, él) podría recibir cuanto antes un suculento anticipo de Warner. Las prisas resultaron contraproducentes: el nuevo disco, llamado sencillamente Badfinger, no resultó especialmente brillante. Para colmo, coincidió en las tiendas con el último LP que habían grabado para Apple, titulado Ass. De repente tenían dos discos completamente diferentes en la calle, compitiendo por un mismo público y confundiendo a los compradores. Las ventas de ambos discos sufrieron por ello, y las posiciones de sus canciones en las listas cayeron en picado. El grupo estaba disgustado; empezaba a resultar evidente que abandonar Apple había sido un error. Pete Ham, que empezaba a entender que toda la situación olía a podrido, anunció su intención de abandonar Badfinger. Pero los ejecutivos de Warner Brothers, sabiendo que Ham era el el genio de la banda y el principal compositor, pusieron sus cartas sobre la mesa: si él se iba, no seguirían trabajando con el resto del grupo. Para no dejar tirados a sus compañeros, pues, Pete Ham cedió y volvió para grabar otro disco. Tristemente, aquella decisión sería su sentencia de muerte.
Toda la mala suerte y todos los reveses que estaban sufriendo sin entender muy bien cómo ni por qué no impidieron que Badfinger tuviesen aún energía para seguir intentándolo. Pusieron la carne en el asador con la grabación de Wish you were here, que resultó siendo uno de sus mejores discos, casi tan bueno como No dice. Obtuvieron muy buenas críticas. Parecía que el álbum iba a ser bien recibido por el público… pero la discográfica Warner ya había demandado a Stan Polley. Le habían dado el anticipo que demandaba, pero el maquiavélico manager había respondido con una gestión nefasta y turbias maniobras en torno a los ingresos de Badfinger. El resultado fue que, para evitar que Polley continuase haciendo de las suyas, la propia Warner decidió ¡que Wish you were here fuese retirado de las tiendas cuando acababa de salir a la venta! Como es lógico, sin presencia en las tiendas, el LP fue un completo fracaso. La situación dentro del grupo se volvió insostenible. No podían entender lo que estaba pasando. Stan Polley, para evitarse problemas, se volvió a su país, prometiendo que buscaría giras o grabaciones. Después, sencillamente dejó de contestar al teléfono. De repente, los cuatro miembros de Badfinger se dieron cuenta de que estaban metidos en un lío. Warner había retirado su último disco de la circulación. Ellos apenas conseguían salir adelante porque no habían recibido ingresos de sus éxitos. No conseguían localizar a su manager. No entendían qué demonios estaba sucediendo.
Pete Ham empezó a venirse abajo. Finalmente se había mudado con su mujer a una modesta casa para la que había tenido que firmar una hipoteca, porque tenían un niño pequeño y estaban esperando un segundo hijo, pero de repente su vida había dado un giro muy surrealista: Harry Nilsson se había hecho multimillonario gracias a una de sus canciones, pero él, con todo su talento y sus viejos discos en las listas, no podía hacer frente a la hipoteca. No podía seguir trabajando para Warner a causa del contencioso legal de la compañía con el ilocalizable Stan Polley. Tampoco podía permitirse un buen abogado. Día tras día esperaba una llamada de su manager anunciándole que por fin había conseguido un nuevo contrato discográfico o una nueva gira en los Estados Unidos, pero esa llamada nunca llegaba. Ham, cada vez más recluido en su casa, empezó a desesperarse. Sus compañeros de grupo, cuando le visitaban, llegaron a ver quemaduras en su piel; era tal su estado de frustración que se apagaba cigarrillos en los brazos. Finalmente, el único telefonazo que recibió fue uno en el que le comunicaron que Stan Polley no solamente estaba desaparecido, sino que se había fugado con todas las ganancias de la banda. Aquella misma noche, mientras su mujer y su hijo dormían, Pete Ham —el hombre que escribió Without You, una de las canciones más bellas (y más rentables) de la historia— se ahorcó en su garaje porque no podía hacer frente a los pagos de su vivienda y afrontaba un más que posible desahucio. Era el 23 de abril de 1974, tres días antes de su vigésimo octavo cumpleaños. Dejó una nota de suicidio, dirigida a su mujer y su retoño, que decía simplemente:
“Anne, te quiero. Blair, te quiero. Ya no puedo querer a todo el mundo y confiar en cualquiera. Esto es lo mejor. Pete.
PS: Stan Polley es un cabrón desalmado. Me lo llevaré conmigo”
El suicidio de Pete Ham no solamente dejó helado a todo el entorno de Badfinger, sino que sacó a la luz las miserias de la maquinaria del éxito, de una cruel industria musical, que aplastaba sin misericordia a los más ingenuos. Supuso una intolerable vergüenza para la industria del disco. Pete Ham había hecho ricos a otros, pero siete años después de su debut discográfico nunca había tenido una libra en el bolsillo. Era el paradigma de artista romántico, un individuo sensible que vivía en su propio mundo y al que se había explotado sin piedad. Tras la muerte de Ham, el grupo se deshizo. Los restantes miembros estaban devastados y en aquel momento no parecía tener sentido continuar sin él. Sólo uno de ellos continuó ligado al negocio musical como anónimo músico de sesión en Gales. Los otros dos miembros supervivientes —incluido el baijsta Tom Evans, que había ayudado a componer Without you— se quedaron en Estados Unidos realizando trabajos tales como la instalación de moquetas.
Retorno, disputas, royalties y más tragedia
A final de los setenta, un grupo de fans del grupo, entre los que había varios músicos, convencieron a Tom Evans y al guitarra Joey Molland para que reformaran Badfinger y volvieran a la carretera. Lo hicieron. Entre 1979 y 1981 grabaron un par de discos que no obtuvieron demasiado éxito pero que les sirvieron para retornar a los escenarios. Sin embargo, la antigua camaradería se había esfumado: Evans y Holland terminaron discutiendo, se separaron, y cada uno de ellos formó su propia versión del grupo para continuar haciendo giras. Con lo cual, ¡había dos grupos llamados Badfinger ofreciendo conciertos al mismo tiempo! Las situaciones surrealistas relacionadas con esta banda parecían no tener fin.
El conflicto fue resuelto por los tribunales: Joey Molland se salió con la suya y pudo seguir girando bajo el nombre Badfinger, mientras que Tom Evans tuvo que resignarse y volverse a casa, aunque por lo menos recibió una buena noticia: habían empezado a llegarle cheques por la parte de derechos de autor que le correspondía como coautor de Without you. Sin embargo, como era de esperar con un grupo cuyo nombre era ya sinónimo de mala suerte, la buena noticia duró poco. Durante los jóvenes e ingenuos de años de hermandad en que habían vivido juntos al inicio de sus carreras, los miembros de Badfinger habían hecho un pacto verbal por el que se prometieron que todos ellos recibirían la misma cantidad en concepto de royalties, hubiesen participado o no en la composición de las canciones. Un pacto entre amigos que no tuvo consecuencias mientras Stan Polley fue su manager: como les había robado todos esos derechos de autor, no había existido dinero que repartir, así que tampoco hubo disputas. Pero ahora que Tom Evans sí estaba empezando a cobrar, sus antiguos compañeros querían su parte proporcional. También se subió al carro como Bill Collins, el primer manager del grupo, quien por cierto se había negado a ayudar a Pete Ham cuando este se lo había pedido en sus momentos más bajos. En base al antiguo pacto verbal, el asunto llegó a los tribunales. Las cosas se complicaron aún más: al comenzar la vista, y como medida judicial preventiva, Evans había tenido que disolver su versión de Badfinger. Haciéndolo, había dejado colgado a un promotor con el que ya había firmado contrato para una gira que ahora, por mandato del juez, no podía llevar a cabo. El promotor le demandó por varios cientos de miles de dólares. Evans no podía afrontar esa demanda y menos ahora que los jugosos derechos de autor de Without you, el tema que ayudó a componer, estaban bajo disputa judicial. Era un dinero que no podía utilizar mientras no hubiese una sentencia, suponiendo que le fuese favorable. De repente, estaba jugándose que su casa fuese embargada, como le había pasado a Ham, pero también una posible condena carcelaria.
Hundido, Tom Evans comenzó a obsesionarse con Pete Ham. Hablaba de él cada vez más, diciendo que Pete estaba en “un lugar mejor”, al que también él preferiría ir. Cuanto más desesperada era su situación económica y más negro su futuro en los tribunales, más inestable se volvió su estado de ánimo. Llegó a llamar por teléfono a su ex-compañero Joey Molland para, con tono desquiciado y entre reproches, amenazar con quitarse la vida. No era una amenaza vana. Esa misma noche, Tom Evans se ahorcó en un árbol de su jardín. El cuerpo fue descubierto por su hijo pequeño. El niño fue hasta su madre diciendo “hay un señor colgado de un árbol y se parece a papá”. Aquel segundo suicidio resultaba todavía más chocante e inesperado que el primero, sucedido siete años antes. La gente cercana a Evans todavía está convencida de que se ahorcó pensando que, si moría del mismo modo que Pete Ham, podría reunirse con él en alguna otra parte. Como Ham, Evans era un artista indefenso que no pudo sobrevivir a un negocio cuya despiadada maquinaria tardó demasiado en entender.
La maldición de Badfinger
En los años 90, Mariah Carey volvió a convertir Without you en un éxito mundial. La publicación de la canción coincidió con la muerte de Harry Nilsson (¿otro signo de mala suerte?). Aunque la versión de Carey es (al menos desde mi punto de vista) bastante irritante y ella no solía tener el detalle de citar a los autores de la canción, lo cierto es que su éxito sirvió para reivindicar, al menos de cierta manera, la importancia histórica de Badfinger. Pero ni siquiera eso podía salir bien: durante una ceremonia en la que la industria discográfica premiaba a Without you (la de Carey) como canción del año, los cuatro miembros de Badfinger fueron citados como autores del tema, lo cual molestó muchísimo a los familiares de Pete Ham y Tom Evans, únicos compositores del tema. Ni siquiera una mención nostálgica durante una ceremonia podía transcurrir sin malos rollos.
Con los años, Badfinger han vuelto a ser reconocidos y se les suele citar como pioneros del “power pop”, una definición bastante simplista —por no decir estúpida— cuando uno escucha discos como No dice. Lo cierto es que, a pesar de toda su mala suerte y todas sus desgracias, consiguieron ser los nuevos Beatles, al menos en cuanto a sonido. Basta escuchar I can’t take it, la canción que abría aquel No dice. Es difícil de entender cómo un tema así no se convirtió en un gran hit durante los setenta; difícilmente ningún otro grupo ha sonado tan próximo a los Beatles Los juegos de voces, los arreglos, la estructura de la canción… a nadie le hubiese sorprendido encontrársela en mitad del Abbey Road o el White album. Lo realmente fascinante de Badinger es que, a diferencia de muchos imitadores de los Beatles (y lo siento por los fans de Oasis) no sólo tenían un inconmensurable talento sino que supieron captar la esencia de sus ídolos, sin copiarlos. Quizá no eran tan versátiles ni dominaban tantos registros como los Beatles, eso está claro, pero cuando querían sonar como sus ídolos no se trataba de una simple imitación. Ellos lo llevaban en el ADN.
Todo esto también forma parte de su maldición y de su aureola. El ser recordados únicamente como “los pioneros del power pop” o ser ignorados por los millones de individuos que han escuchado las diferentes versiones de Without you hechas por otros artistas, con frecuencia infieles al espíritu de la original, son prolongaciones póstumas de su mala suerte. Cuando Pete Ham cantaba la estrofa inicial con voz tristona y Tom Evans berreaba con desesperación el estribillo, eso es algo que no pueden igualar los gorgoritos de Mariah Carey, pero lo peor es que a casi nadie le importa. Hay gente que prefiere la versión de Nilsson ¡e incluso la de Carey! Habrá incluso quien prefiera la terrorífica carnicería que los aborrecibles Il Divo hicieron con la canción. Por descontado, eso no tiene ningún sentido, pero si no hubiesen tenido tan mala suerte incluso décadas después de haber desaparecido no hubieran sido Badfinger. Hay historias que, sencillamente, no podían terminar bien.
Si William Shakespeare o León Tolstoi hubiesen escrito una novela sobre la ascensión y caída de un grupo musical, el resultado hubiese sido muy similar a la biografía de Badfinger. Lo que sucedió con aquel grupo es uno de los relatos más descorazonadores en la historia de la industria musical: cuatro veinteañeros que lo tenían todo para triunfar y que de hecho triunfaron… aunque una década más tarde dos de ellos ya se habían quitado la vida por causa de los problemas económicos; precisamente los dos que escribieron una canción que convirtió en multimillonarios a Harry Nilsson y Mariah Carey. Badfinger fueron exprimidos por la maquinaria discográfica. Exprimidos, masticados, digeridos y regurgitados sin recompensa alguna.
Bueno, bonito, barato: Badfinger
Badfinger: pudieron ser los nuevos Beatles, pero habían nacido para perder.
A finales de los sesenta el futuro de estos cuatro muchachos galeses no podía parecer más prometedor. Los cuatro famosos Beatles, que rara vez se ponían de acuerdo, sí coincidieron en una cosa: quedaron impresionados por el potencial de los jovencísimos Badfinger. No dudaron en contratarlos; de hecho, Badfinger fue el primer grupo fichado por Apple Records, la discográfica de los “cuatro fabulosos” de Liverpool. Cuando los Beatles anunciaron su separación, no mucho después, la prensa se apresuró en señalar a Badfinger como los “próximos Beatles”. Incluso los propios ex-Beatles sostenían esa opinión. Así pues, lo tenían todo a favor.
Eran cuatro cándidos veinteañeros galeses que habían estado viviendo juntos en una modesta casa de Londres y que de repente se vieron protagonizando el sueño de sus vidas. Durante un breve periodo todo pareció ir sobre ruedas. Tomemos aire y enumeremos sus logros: grabaron un primer disco con Apple, Magic Christian Music, y con él tuvieron su primer éxito gracias a una canción que el mismísimo Paul McCartney había escrito expresamente para ellos. Después, para el segundo álbum, los Beatles les concedieron toda la libertad artística posible y acceso a todos los recursos de que disponían; los Badfinger devolvieron el favor pariendo lo que terminaría siendo su obra maestra, No dice. El disco estaba casi al nivel de que habían hecho los propios Beatles; durante la grabación, dicen, el productor del disco tenía que mirar a través del cristal para cerciorarse de que los Beatles no se habían colado en el estudio y estaban grabando las voces ellos mismos. Así de similares sonaban en algunas canciones. No dice fue su segundo éxito gracias al arrebatador single No matter what, compuesto por Pete Ham, el líder y miembro más brillante del grupo. Aquel extraordinario disco también contenía la desgarradora versión original —y también la mejor versión— de la balada Without you, aunque por entonces no tuvo gran impacto.
El tercer LP del grupo, Straight up, obtuvo nuevos éxitos a ambos lados de Atlántico y los Badfinger hicieron su primera gira por los Estados Unidos. Por si todo esto fuese poco, George Harrison les contrató para ejercer como banda de acompañamiento en su primer disco en solitario (que terminó siendo número uno en ventas) y John Lennon también invitó a algunos de los Badfinger a la grabación del legendario Imagine. Mientras esto sucedía, llegó una noticia inesperada: Without you se convirtió en un éxito mundial de enormes dimensiones. Aunque no en su versión original, sino reinterpretada por el cantante Harry Nilsson, pero de igual modo podía suponer un torrente de dinero en concepto de derechos de autor. Without You fue el mayor negocio jamás iniciado por Badfinger (como dijo George Harrison por entonces: “no se me ocurre una canción que sea más famosa ahora mismo”). Así eran las cosas para Badfinger a principios de los setenta: el público los apreciaba, la prensa los amaba, los ex-Beatles mimaban su carrera, tenían varios éxitos a sus espaldas y una de sus canciones vendía millones de discos, aunque fuese en voz de otra persona. ¿Qué podía salir mal?
Cuando los números no cuadran
Durante el tour por Estados Unidos, uno de los miembros del grupo se enamoró de una chica americana. Al terminar la gira se la llevó a vivir con él a Inglaterra. La chica, obviamente, suponía que su famoso novio, que se codeaba con los Beatles y había colado varias canciones en las listas de éxitos, tendría una residencia lujosa y un estilo de vida desahogado. El asombro de la chica no conoció límites cuando comprobó que los Badfinger y sus respectivas parejas seguían viviendo juntos en la misma casa de siempre, en la que ni siquiera había televisión o nevera. Aquello no tenía ningún sentido: ¿unas estrellas del rock que no podían cambiar de residencia? ¿Harry Nilsson se había hecho millonario con Without you y ellos, que habían escrito la canción, seguían viviendo de la misma manera que cuando no eran nadie? ¿Dónde estaban los derechos de autor de Without you y el resto de sus éxitos? La realidad era que los Badfinger no tenían dinero. Nada de dinero. Incluso el comprar cuerdas nuevas para las guitarras suponía un problema financiero; así de arrastrado era su dia a día. Pero eso, a ellos, no parecía importarles. Los cuatro músicos, en su infinita ingenuidad, pasaban el tiempo comportándose como niños con juguetes nuevos. Estaban tan encantados por poder grabar discos y salir de gira con sus ídolos que ni siquiera se habían preocupado por las sustanciosas ganancias que ya deberían haber estado recibiendo.
Eso significaba, por descontado, que alguien en su entorno sí se estaba preocupando por esas ganancias. Aquí es cuando entra en escena uno de los mayores desaprensivos en la historia de la industria musical: un estadounidense astuto y manipulador llamado Stan Polley, el manager de Badfinger. Aunque después se supo que tenía un pasado dudoso e incluso lazos con el crimen organizado, Polley era un tipo carismático y embaucador que no tuvo problemas para conseguir que los inocentes miembros del grupo confiasen ciegamente en él. El manager creó la empresa Badfinger Enterprises para gestionar las finanzas de la banda; el resultado fue que ninguno de los músicos veía nunca un céntimo. Pete Ham, el líder del grupo, era un individuo extraordinariamente confiado y las explicaciones que Polley le daba para justificar la falta de dinero le parecieron convincentes, por lo menos al principio. Tanto era así, que el grupo llegó a renovar su contrato con Polley a pesar de las advertencias de gente de su entorno, donde se veía con incredulidad cómo los cuatro chavales se dejaban estafar impunemente. Pero ellos no tenían experiencia alguna de la vida. Badfinger había sido prácticamente su único mundo, casi su primer trabajo, y eran felices con el hecho de haber alcanzado la fama.
A Polley no le bastaba con quedarse todo el dinero. Le molestaba la influencia que los ex-Beatles aún tenían sobre sus representados. McCartney, Lennon y Harrison habían apadrinado al grupo y, aunque no ejercían como managers, sí constituían una importante guía de referencia. Dado que él quería tener control total sobre el grupo, se las arregló para que Badfinger abandonasen Apple Records, lo cual hicieron a regañadientes. Trabajando para los Beatles recibían un trato artístico privilegiado y se sentían como en su casa, pero embaucados una vez más por el carisma de Polley y por el hecho de que en otros lugares les ofrecían más dinero (aunque luego ese dinero no llegase a sus bolsillos), finalmente cedieron. Se marcharon a Warner Brothers, para disgusto de los Beatles.
Crónica de una muerte no anunciada
El maquiavélico manager se había salido con la suya. Y le entraron las prisas para que Badfinger publicasen un nuevo disco, ya que de esa manera el grupo (es decir, él) podría recibir cuanto antes un suculento anticipo de Warner. Las prisas resultaron contraproducentes: el nuevo disco, llamado sencillamente Badfinger, no resultó especialmente brillante. Para colmo, coincidió en las tiendas con el último LP que habían grabado para Apple, titulado Ass. De repente tenían dos discos completamente diferentes en la calle, compitiendo por un mismo público y confundiendo a los compradores. Las ventas de ambos discos sufrieron por ello, y las posiciones de sus canciones en las listas cayeron en picado. El grupo estaba disgustado; empezaba a resultar evidente que abandonar Apple había sido un error. Pete Ham, que empezaba a entender que toda la situación olía a podrido, anunció su intención de abandonar Badfinger. Pero los ejecutivos de Warner Brothers, sabiendo que Ham era el el genio de la banda y el principal compositor, pusieron sus cartas sobre la mesa: si él se iba, no seguirían trabajando con el resto del grupo. Para no dejar tirados a sus compañeros, pues, Pete Ham cedió y volvió para grabar otro disco. Tristemente, aquella decisión sería su sentencia de muerte.
Toda la mala suerte y todos los reveses que estaban sufriendo sin entender muy bien cómo ni por qué no impidieron que Badfinger tuviesen aún energía para seguir intentándolo. Pusieron la carne en el asador con la grabación de Wish you were here, que resultó siendo uno de sus mejores discos, casi tan bueno como No dice. Obtuvieron muy buenas críticas. Parecía que el álbum iba a ser bien recibido por el público… pero la discográfica Warner ya había demandado a Stan Polley. Le habían dado el anticipo que demandaba, pero el maquiavélico manager había respondido con una gestión nefasta y turbias maniobras en torno a los ingresos de Badfinger. El resultado fue que, para evitar que Polley continuase haciendo de las suyas, la propia Warner decidió ¡que Wish you were here fuese retirado de las tiendas cuando acababa de salir a la venta! Como es lógico, sin presencia en las tiendas, el LP fue un completo fracaso. La situación dentro del grupo se volvió insostenible. No podían entender lo que estaba pasando. Stan Polley, para evitarse problemas, se volvió a su país, prometiendo que buscaría giras o grabaciones. Después, sencillamente dejó de contestar al teléfono. De repente, los cuatro miembros de Badfinger se dieron cuenta de que estaban metidos en un lío. Warner había retirado su último disco de la circulación. Ellos apenas conseguían salir adelante porque no habían recibido ingresos de sus éxitos. No conseguían localizar a su manager. No entendían qué demonios estaba sucediendo.
Pete Ham empezó a venirse abajo. Finalmente se había mudado con su mujer a una modesta casa para la que había tenido que firmar una hipoteca, porque tenían un niño pequeño y estaban esperando un segundo hijo, pero de repente su vida había dado un giro muy surrealista: Harry Nilsson se había hecho multimillonario gracias a una de sus canciones, pero él, con todo su talento y sus viejos discos en las listas, no podía hacer frente a la hipoteca. No podía seguir trabajando para Warner a causa del contencioso legal de la compañía con el ilocalizable Stan Polley. Tampoco podía permitirse un buen abogado. Día tras día esperaba una llamada de su manager anunciándole que por fin había conseguido un nuevo contrato discográfico o una nueva gira en los Estados Unidos, pero esa llamada nunca llegaba. Ham, cada vez más recluido en su casa, empezó a desesperarse. Sus compañeros de grupo, cuando le visitaban, llegaron a ver quemaduras en su piel; era tal su estado de frustración que se apagaba cigarrillos en los brazos. Finalmente, el único telefonazo que recibió fue uno en el que le comunicaron que Stan Polley no solamente estaba desaparecido, sino que se había fugado con todas las ganancias de la banda. Aquella misma noche, mientras su mujer y su hijo dormían, Pete Ham —el hombre que escribió Without You, una de las canciones más bellas (y más rentables) de la historia— se ahorcó en su garaje porque no podía hacer frente a los pagos de su vivienda y afrontaba un más que posible desahucio. Era el 23 de abril de 1974, tres días antes de su vigésimo octavo cumpleaños. Dejó una nota de suicidio, dirigida a su mujer y su retoño, que decía simplemente:
“Anne, te quiero. Blair, te quiero. Ya no puedo querer a todo el mundo y confiar en cualquiera. Esto es lo mejor. Pete.
PS: Stan Polley es un cabrón desalmado. Me lo llevaré conmigo”
El suicidio de Pete Ham no solamente dejó helado a todo el entorno de Badfinger, sino que sacó a la luz las miserias de la maquinaria del éxito, de una cruel industria musical, que aplastaba sin misericordia a los más ingenuos. Supuso una intolerable vergüenza para la industria del disco. Pete Ham había hecho ricos a otros, pero siete años después de su debut discográfico nunca había tenido una libra en el bolsillo. Era el paradigma de artista romántico, un individuo sensible que vivía en su propio mundo y al que se había explotado sin piedad. Tras la muerte de Ham, el grupo se deshizo. Los restantes miembros estaban devastados y en aquel momento no parecía tener sentido continuar sin él. Sólo uno de ellos continuó ligado al negocio musical como anónimo músico de sesión en Gales. Los otros dos miembros supervivientes —incluido el baijsta Tom Evans, que había ayudado a componer Without you— se quedaron en Estados Unidos realizando trabajos tales como la instalación de moquetas.
Retorno, disputas, royalties y más tragedia
A final de los setenta, un grupo de fans del grupo, entre los que había varios músicos, convencieron a Tom Evans y al guitarra Joey Molland para que reformaran Badfinger y volvieran a la carretera. Lo hicieron. Entre 1979 y 1981 grabaron un par de discos que no obtuvieron demasiado éxito pero que les sirvieron para retornar a los escenarios. Sin embargo, la antigua camaradería se había esfumado: Evans y Holland terminaron discutiendo, se separaron, y cada uno de ellos formó su propia versión del grupo para continuar haciendo giras. Con lo cual, ¡había dos grupos llamados Badfinger ofreciendo conciertos al mismo tiempo! Las situaciones surrealistas relacionadas con esta banda parecían no tener fin.
El conflicto fue resuelto por los tribunales: Joey Molland se salió con la suya y pudo seguir girando bajo el nombre Badfinger, mientras que Tom Evans tuvo que resignarse y volverse a casa, aunque por lo menos recibió una buena noticia: habían empezado a llegarle cheques por la parte de derechos de autor que le correspondía como coautor de Without you. Sin embargo, como era de esperar con un grupo cuyo nombre era ya sinónimo de mala suerte, la buena noticia duró poco. Durante los jóvenes e ingenuos de años de hermandad en que habían vivido juntos al inicio de sus carreras, los miembros de Badfinger habían hecho un pacto verbal por el que se prometieron que todos ellos recibirían la misma cantidad en concepto de royalties, hubiesen participado o no en la composición de las canciones. Un pacto entre amigos que no tuvo consecuencias mientras Stan Polley fue su manager: como les había robado todos esos derechos de autor, no había existido dinero que repartir, así que tampoco hubo disputas. Pero ahora que Tom Evans sí estaba empezando a cobrar, sus antiguos compañeros querían su parte proporcional. También se subió al carro como Bill Collins, el primer manager del grupo, quien por cierto se había negado a ayudar a Pete Ham cuando este se lo había pedido en sus momentos más bajos. En base al antiguo pacto verbal, el asunto llegó a los tribunales. Las cosas se complicaron aún más: al comenzar la vista, y como medida judicial preventiva, Evans había tenido que disolver su versión de Badfinger. Haciéndolo, había dejado colgado a un promotor con el que ya había firmado contrato para una gira que ahora, por mandato del juez, no podía llevar a cabo. El promotor le demandó por varios cientos de miles de dólares. Evans no podía afrontar esa demanda y menos ahora que los jugosos derechos de autor de Without you, el tema que ayudó a componer, estaban bajo disputa judicial. Era un dinero que no podía utilizar mientras no hubiese una sentencia, suponiendo que le fuese favorable. De repente, estaba jugándose que su casa fuese embargada, como le había pasado a Ham, pero también una posible condena carcelaria.
Hundido, Tom Evans comenzó a obsesionarse con Pete Ham. Hablaba de él cada vez más, diciendo que Pete estaba en “un lugar mejor”, al que también él preferiría ir. Cuanto más desesperada era su situación económica y más negro su futuro en los tribunales, más inestable se volvió su estado de ánimo. Llegó a llamar por teléfono a su ex-compañero Joey Molland para, con tono desquiciado y entre reproches, amenazar con quitarse la vida. No era una amenaza vana. Esa misma noche, Tom Evans se ahorcó en un árbol de su jardín. El cuerpo fue descubierto por su hijo pequeño. El niño fue hasta su madre diciendo “hay un señor colgado de un árbol y se parece a papá”. Aquel segundo suicidio resultaba todavía más chocante e inesperado que el primero, sucedido siete años antes. La gente cercana a Evans todavía está convencida de que se ahorcó pensando que, si moría del mismo modo que Pete Ham, podría reunirse con él en alguna otra parte. Como Ham, Evans era un artista indefenso que no pudo sobrevivir a un negocio cuya despiadada maquinaria tardó demasiado en entender.
La maldición de Badfinger
En los años 90, Mariah Carey volvió a convertir Without you en un éxito mundial. La publicación de la canción coincidió con la muerte de Harry Nilsson (¿otro signo de mala suerte?). Aunque la versión de Carey es (al menos desde mi punto de vista) bastante irritante y ella no solía tener el detalle de citar a los autores de la canción, lo cierto es que su éxito sirvió para reivindicar, al menos de cierta manera, la importancia histórica de Badfinger. Pero ni siquiera eso podía salir bien: durante una ceremonia en la que la industria discográfica premiaba a Without you (la de Carey) como canción del año, los cuatro miembros de Badfinger fueron citados como autores del tema, lo cual molestó muchísimo a los familiares de Pete Ham y Tom Evans, únicos compositores del tema. Ni siquiera una mención nostálgica durante una ceremonia podía transcurrir sin malos rollos.
Con los años, Badfinger han vuelto a ser reconocidos y se les suele citar como pioneros del “power pop”, una definición bastante simplista —por no decir estúpida— cuando uno escucha discos como No dice. Lo cierto es que, a pesar de toda su mala suerte y todas sus desgracias, consiguieron ser los nuevos Beatles, al menos en cuanto a sonido. Basta escuchar I can’t take it, la canción que abría aquel No dice. Es difícil de entender cómo un tema así no se convirtió en un gran hit durante los setenta; difícilmente ningún otro grupo ha sonado tan próximo a los Beatles Los juegos de voces, los arreglos, la estructura de la canción… a nadie le hubiese sorprendido encontrársela en mitad del Abbey Road o el White album. Lo realmente fascinante de Badinger es que, a diferencia de muchos imitadores de los Beatles (y lo siento por los fans de Oasis) no sólo tenían un inconmensurable talento sino que supieron captar la esencia de sus ídolos, sin copiarlos. Quizá no eran tan versátiles ni dominaban tantos registros como los Beatles, eso está claro, pero cuando querían sonar como sus ídolos no se trataba de una simple imitación. Ellos lo llevaban en el ADN.
Todo esto también forma parte de su maldición y de su aureola. El ser recordados únicamente como “los pioneros del power pop” o ser ignorados por los millones de individuos que han escuchado las diferentes versiones de Without you hechas por otros artistas, con frecuencia infieles al espíritu de la original, son prolongaciones póstumas de su mala suerte. Cuando Pete Ham cantaba la estrofa inicial con voz tristona y Tom Evans berreaba con desesperación el estribillo, eso es algo que no pueden igualar los gorgoritos de Mariah Carey, pero lo peor es que a casi nadie le importa. Hay gente que prefiere la versión de Nilsson ¡e incluso la de Carey! Habrá incluso quien prefiera la terrorífica carnicería que los aborrecibles Il Divo hicieron con la canción. Por descontado, eso no tiene ningún sentido, pero si no hubiesen tenido tan mala suerte incluso décadas después de haber desaparecido no hubieran sido Badfinger. Hay historias que, sencillamente, no podían terminar bien.
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Pues yo a estos los descubrí siendo muy chaval a traves de un extenso recopilatorio de rock 70s que tenían mis viejos. Contenía "Baby Blue", "Day After Day" y "No Matter What", temas a la altura de lo mejor de los Beatles clásicos. Mas tarde cuando me dió por indagar en su discografía me sorprendió que fueran tan desconocidos.
eskoriez- Mensajes : 28375
Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: BADFINGER
Vaya su bidón fue escuchar ese tema que tenía casi olvidado en ese apoteosico final.victorrt escribió:Yo admito que los conocí con el final de Breaking Bad
Pero desde entonces les he metido mucha tralla de la buena.
eskoriez- Mensajes : 28375
Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: BADFINGER
Extraño que te gusten tanto siendo tan parecidos a una de tus bandas mas odiadasPendejo escribió:Yo también los descubrí hace relativamente poco, pero eso es lo de menos. El No Dice y el Straight Up son dos discos sobresalientes
eskoriez- Mensajes : 28375
Fecha de inscripción : 13/01/2014
Re: BADFINGER
eskoriez escribió:Extraño que te gusten tanto siendo tan parecidos a una de tus bandas mas odiadasPendejo escribió:Yo también los descubrí hace relativamente poco, pero eso es lo de menos. El No Dice y el Straight Up son dos discos sobresalientes
Ya ves.
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
Pendejo escribió:eskoriez escribió:Extraño que te gusten tanto siendo tan parecidos a una de tus bandas mas odiadasPendejo escribió:Yo también los descubrí hace relativamente poco, pero eso es lo de menos. El No Dice y el Straight Up son dos discos sobresalientes
Ya ves.
Eskoriez tiene toda la razón, pero al mismo tiempo esto de los gustos musicales no suele obedecer a razones lógicas, y está bien así...
En cualquier caso, muy mal, Pendejo...
Última edición por bottleofdenial el Vie 20 Sep 2019 - 13:39, editado 1 vez
bottleofdenial- Mensajes : 7935
Fecha de inscripción : 31/07/2014
Re: BADFINGER
Y con respecto a Badfinger, pues como la mayoría, pienso que No Dice y Straight Up son dos discazos...Muy triste su historia...
bottleofdenial- Mensajes : 7935
Fecha de inscripción : 31/07/2014
Re: BADFINGER
Yo me sabía hasta la letra de Suitcase, que no puede ser más Beatles
Jefe Rojo- Mensajes : 2667
Fecha de inscripción : 22/05/2013
Re: BADFINGER
El que no controlo es Wish you were here
Lo poco que escuché ayer me gustó.
Voy a ver que tal.
Lo poco que escuché ayer me gustó.
Voy a ver que tal.
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: BADFINGER
A ver Eskoriez exagera. No los odio. Lo único que esto de los Beatles es mi talón de Aquiles.bottleofdenial escribió:Pendejo escribió:eskoriez escribió:Extraño que te gusten tanto siendo tan parecidos a una de tus bandas mas odiadasPendejo escribió:Yo también los descubrí hace relativamente poco, pero eso es lo de menos. El No Dice y el Straight Up son dos discos sobresalientes
Ya ves.
Eskoriez tiene toda la razón, pero al mismo tiempo esto de los gustos musicales no suele obedecer a razones lógicas, y está bien así...
En cualquier caso, muy mal, Pendejo...
Pendejo- Mensajes : 50011
Fecha de inscripción : 29/03/2008
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