RONDA 9, SEXTA TEMPORADA DEL ELECTRIZANTE CONCURSO DE MICRORRELATOS AZKENA - GALA A LAS 22:15 h

fritz escribió:

Vinny Vedecci escribió:

Annie escribió:Me agobia no estar leyendo los relatos. Voy a imprimirlos y alejarme del ordenador.

Pero entonces hazlo con pipa y monóculo.

fritz escribió:Voy a hacer como los sevillanos, que para decir una cosa primero dicen que van a decir una cosa;  os voy a decir una cosa: el número de veces que leéis vuestro micro una vez publicado pero como "desconectados" es inversamente proporcional al número de puntos que obtiene el micro considerando el número de participantes en la ronda.

Puntos=(1/n° visualizaciones)x participts.

Stoneheart escribió:No he entendido muy bien eso del show colaborativo; además, cuando os da por escribir cosas como "narrador intradiegético" se me queda cara de idiota, así que voy a hacer lo que puedo y, si eso, me apuntáis y pongo lo que toque.

RegSound escribió:

fritz escribió:Voy a hacer como los sevillanos, que para decir una cosa primero dicen que van a decir una cosa;  os voy a decir una cosa: el número de veces que leéis vuestro micro una vez publicado pero como "desconectados" es inversamente proporcional al número de puntos que obtiene el micro considerando el número de participantes en la ronda.

Puntos=(1/n° visualizaciones)x participts.

Eloy escribió:1.- Revolución Monguer

La noche del gran apagón comenzaron los disturbios, cuando la masa hambrienta de estupidez tomó la calle para terminar dando un golpe de Estado y revertir el curso de la historia para siempre. Aquellos fueron unos días intensos y absurdos.
Los monguers tomaron el poder y deconstruyeron la realidad en base a su propia epistemología. De esta manera, la capital del país pasó a llamarse Babia, la dificultad para abrir una lata de bebida fue convertida en deporte nacional y las audiencias de televisión crecieron como nunca se había visto. La gente deambulaba por la calle con la boca abierta y la mirada absorta a ninguna parte, cuando chocaban entre sí ni siquiera se inmutaban y seguían caminando a quién sabe dónde.

Los conflictos desaparecieron en todo el planeta, a cambio de sacrificar la inteligencia de la humanidad.

Eloy escribió:2.- El duende de Belfast

La noche del gran apagón fui invocado. Todos querían su golpe de fortuna. 

Yo, Connor Connolly, un leprechaun de 1,87, caminé aquella noche por Belfast. Nos imaginan seres pequeños...graciosos y traviesos mamarrachos pelirrojos vestidos de verde...amantes del oro. Lo único cierto es lo del oro. Ponen leche en las ventanas para atraernos, pero yo acudo al whiskey. 

Aquella noche me dirigí al primer pub que encontré. El local estaba en penumbra gracias a unas velas. Los hombres bebían, cantaban, llamaban a la suerte. Jugué con la avaricia de los que allí había y todos mostraron su peor lado. Más tarde regresé satisfecho al bosque con suficientes dientes de oro recién arrancados. "Quizá la próxima vez me conjuren niños", pensé.

Dicen que si mantienes la mirada fija a un leprechaun, lo atrapas porque no puede moverse y le puedes pedir favores...pero has de poder verlo venir.

Eloy escribió:3.- Roaming

La noche del gran apagón yo no estaba en casa.
La noche del gran apagón estaba en las Bahamas abriendo cocos a dentetelladas.
La noche del gran apagón lo único que mojé fue mis huevos en la mar salada.
La noche del gran apagón los daikirys estaban estupendos.
La noche del gran apagón yo era feliz.
Entonces me llamaron de la Guardia Civil.

Eloy escribió:4.- Huelga indefinida

La noche del gran apagón nos sorprendió en un claro del bosque. Tumbados, con la cabeza señalando al sur, le iba a señalando a Lidia estrellas y constelaciones que ella, aunque no pudiera verlas, era capaz de imaginar en su mente brillante y opaca. Fue al tomar su mano y dirigirla hacia Casiopea «…y allí está Casiopea, con su estrella más brillante, Segin, indicando…». Y de pronto, como si alguien pulsara un interruptor, se apagaron las estrellas, todas y cada una. También el sol cerró los ojos, haciendo añicos el espejo que es la luna. A la huelga de fotones se sumaron los electrones, dejando el planeta huérfano de toda luz.
No hemos vuelto a vernos desde entonces, aunque Lidia y los que son como ella, nos ayudan a vivir en la oscuridad. Una oscuridad que ellos pueden ver y entender. Me pregunto si no serán los elegidos.

Eloy escribió:5.- De lechuzas y hombres

La noche del gran apagón, todo el mundo habla de eso; como si alguna noche no fuera oscura. Yo me fui a dormir, no salí al balcón con Rubén a encender velas, los tapones evitaron que escuchara cuando empezaron las canciones.

Me despertó la luz que se filtraba por la persiana. Tropecé al entrar a sala, estaba oscura, solo la luz del teléfono dejaba entrever a Rubén sentado con una chica.
- Estaba sin batería y ha venido a seguir el apagón aquí.
- Flipante –la chica tenía los ojos grandes e iluminados, como una lechuza enchispada– toda la noche compartiendo sensaciones por twitter, una comunión increíble.
- A las 8 dicen que vuelve la luz –dijo Rubén con una decepción que secundó la lechuza cerrando lo ojos.

Levanté la persiana hasta que hizo tope y salí a la calle a desayunar.

Eloy escribió:6.- A dos velas

La noche del gran apagón se me encendió la bombilla. Deudas, letras, acreedores, pagarés, impagos, ruina, quiebra, suicidio: todo desaparecía con una sola muerte. ¡Viva el seguro de vida de mi suegra!
  No había tiempo que perder: actuar inmediatamente, mientras todos gritaban a oscuras. Que nadie se enterara y menos mi mujer, claro, no se fuera a poner tiquismiquis.
  Así que agarré el candelabro de plata antes que nadie y con él le abrí la nuca en el sitio.
  La verdad es que llevaba tiempo pensándolo. No había sido fácil meter todas esas ratas en la central eléctrica.
  Arrastré el cuerpo al sótano esquivando gritos, sollozos y sofocos.
  Encendí una cerilla.
  Cagonmivida. No era mi suegra.
  Volví a subir, otro zurriagazo con el candelabro, vuelta al sótano a ponerla con mi suegro.
  ¡Mi mujer!
  Vuelta arriba. Tercer candelabrazo. Iba a ser difícil culpar de todo al mayordomo.

Eloy escribió:
7.- Efecto 2000

La noche del gran apagón fue un descalabro, dicen algunos. Aquella gran revolución que se anunciaba para el nuevo milenio nunca llegó, ni internet ni la telefonía móvil se llegaron a desarrollar. Nunca sabremos qué ventajas podrían haber traído, pero creo que a mí no me ha ido tan mal estos años.

Ayer me llamaron para contratarme en la oferta de trabajo que vi publicada en el periódico, y ahora como todos los jueves, me dirijo a la biblioteca municipal mientras en el walkman suena lo nuevo de Tool.

Llego al tablón y veo que ha sido una semana productiva. Quince relatos colgados, menos mal que los presentamos mecanografiados y no a mano. Los leo todos, cojo la papeleta, marco mis votos y la meto en el buzón. Ahora voy a casa de Quique, que ayer alquiló en el videoclub un nuevo capítulo de Juego de Tronos, y estoy expectante.

Eloy escribió:8.- Autoridades y expertos, desconcertados

La noche del gran apagón cambió la nacionalidad a un tercio de la población

Reuters. Un cada vez mayor número de personas continúa colapsando las líneas telefónicas de emergencias y acudiendo en masa a juntas de distrito, ayuntamientos, consulados y embajadas. “Me acosté blanco, español, y me he levantado panchito, de esos que nos vienen a quitar el trabajo”, atestiguaba uno de los afectados. “Estoy indignado. Mi DNI se ha convertido en NIE y pone que mi nacionalidad es peruana”, explicaba otro hombre de aspecto andino ante los micrófonos de los periodistas en una de las comisarias del Barrio de Salamanca de Madrid. “Yo no duermo esta noche por si acaso, ¡qué horror!”, añadía exaltada una señora rubia que contemplaba la escena. Se desconocen las causas del suceso, aunque algunos investigadores consultados lo atribuyen al apagón generalizado y a la extraña bruma que cubrió el país la pasada madrugada.

Eloy escribió:9.- (Des)aparición

La noche del gran apagón usé el walkie-talkie que me dejó papá antes de que desapareciera para ver si contactaba con alguien. Tras innumerables mensajes sin respuestas me tumbé en la cama desanimado y volví a usar el walkie una vez más.

-Hola, soy Alan. Cambio y corto.
-Alan, ¿eres tú? Soy papá.
-¿Papá? No es posible.
-Alan, escúchame atentamente. Hará unos tres días bajé al sótano y se fue la luz. Subí para ver los fusibles, pero todo estaba oscuro y sin electricidad. Así ha seguido hasta hoy que por fin ha vuelto la electricidad. Estoy en casa, pero aquí no hay nadie, ¿dónde os encontráis?
-Pero papá, no puede ser. Mamá y yo estamos en casa y no hay electricidad, además de que desapareciste hace más de cuatro años, no tres días.
-Voy para tu habit...

En ese momento la luz volvió y se perdió la transmisión.

Eloy escribió:10.- Delìlirum Còrdia

La noche del gran apagón escuché unos tenues chasquidos. Parecía como si estuvieran masticando restos de carne en la penumbra. Atravesé varias habitaciones contiguas, tanteando, hasta que arribé a una gran puerta, que atravesé. Aquel sonido se había intensificado hasta hacerse insoportable. Se clavó en mi cabeza como millones de mazazos de férreo metal. Extraje mi encendedor del bolsillo trasero e iluminé la oscura habitación. Su cuerpo estaba abierto, destripado, hurgado, vaciado, expoliado de alma y corazón. Un deforme ser sin ojos escarbaba con manos de bisturí y diminutas navajas, mientras decenas de liliputienses secuaces mordían, arrancaban y tragaban todo lo que encontraban a su paso. Las sobras acababan amontonadas a un lado del inerte cuerpo. El deforme ser se percató de mi presencia, lanzando velozmente un largo brazo trasero hacia donde me encontraba, hasta que me inmovilizó. Recuerdo mis sagaces mordiscos y la sangre goteando con su perpetua musicalidad.

Eloy escribió:11.- La era del Caos

«La noche del Gran Apagón Racional vimos la luz». Las pidntaas con el lema iudnanabn las faadchas que qubdeaan en pie en la ciduad. Ddsee enonctes, tdoo ha cmbaidao praa smpriee. El «acidismo» es la crrointee eritispual de la sdociead, y hmeos toadmo cmanios inmpnblases hcae una dcédaa. Cundao, allequa nchoe, los teorrstiras aintssietma fueorn aabditos tars soaltr las garends nuebs de ádcio soebr nustrea ciduad, psaraon a ser los mrárites que nos mstroaon el sdentio rael de la exsintceia, el siensintdo del easclivsta pnseaimento racioanl y la sprueacíma de la eexprinecia sbroe los cnsouctrtos mntelaes. Aents del evnteo, crmeíaos en mceáinca, en eusctutrra soical, en csaua y eecfto, en oerdnaoedrs y en el oerdn. Arhoa nos hmeos eentragdo al coas, a la fsuión con la ntauarzela, la iomprcviasión, el aazr y el plcaer sensorial. Ya no hay reagls, sloo hay vdia, tdoo es onáirgco. Aellquos hréoes nos hciireon lirebs.

Eloy escribió:12.- Una leyenda de la Baja Sajonia

La noche del gran apagón de 1812 se recuerda todavía hoy en Goslar con indisimulado y supersticioso júbilo. No habían dado las diez en el reloj de la Torre Maltermeister cuando todo fanal, quinqué o candelabro extinguió su luz sin explicación alguna. Las gentes, tan temerosas de Dios como del Diablo, atisbaban el exterior sin comprender.
Cuenta entonces la leyenda que una figura oscura, anormalmente alta, fue vista portando la única antorcha encendida en toda la villa. Y a su vera el burgomaestre, el comisario y el capellán, seis ediles y otros tantos magistrados. Las fuerzas vivas en procesión hacia las primeras estribaciones de las montañas de Harz. Y aunque no hubo testigos, siempre se dijo que entraron en la mina Rammelsberg, con los candiles de sapo apagándose acusadoramente a su paso.
Como luciérnagas que despidieran un desfile de tiranos a los que nadie volvió a ver ni añorar jamás.

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:12.- Una leyenda de la Baja Sajonia

La noche del gran apagón de 1812 se recuerda todavía hoy en Goslar con indisimulado y supersticioso júbilo. No habían dado las diez en el reloj de la Torre Maltermeister cuando todo fanal, quinqué o candelabro extinguió su luz sin explicación alguna. Las gentes, tan temerosas de Dios como del Diablo, atisbaban el exterior sin comprender.
Cuenta entonces la leyenda que una figura oscura, anormalmente alta, fue vista portando la única antorcha encendida en toda la villa. Y a su vera el burgomaestre, el comisario y el capellán, seis ediles y otros tantos magistrados. Las fuerzas vivas en procesión hacia las primeras estribaciones de las montañas de Harz. Y aunque no hubo testigos, siempre se dijo que entraron en la mina Rammelsberg, con los candiles de sapo apagándose acusadoramente a su paso.
Como luciérnagas que despidieran un desfile de tiranos a los que nadie volvió a ver ni añorar jamás.

¡Enhorabuena, Eloy!

Eloy escribió:13.- Clases nocturnas

La noche del gran apagón muchos fulanos salieron a los balconcitos. Llevaban linternas como en fin de año. Yo debía acudir a clase para adultos pero di media vuelta. Me puse del lado de los fulanos y abrí unas latas de la nevera para beberlas con ellos. Entonces pensé en la central eléctrica, en sus (buenos) hombres de ciencia sudando electrones, comprobando turbinas y cada uno de los fusibles, rascando sus calvas repletas de fórmulas que nadie en este barrio entendería.

Luego caí de pleno. Me hundí en la butaca. Los fulanos se despidieron, marcharon con sus familias. Acunaron a sus hijos y se fueron a la cama con sus mujeres. Me quedé solo, sujetando una lata vacía. No había electricidad, pero en el subterráneo trabajaba imparable un viejo motor. PBOM PBOM PBOM. Golpeaba a tipos como yo. Los trituraba sin descanso.

Eloy escribió:14.- Extraordinario

La noche del gran apagón tuvimos que cambiar nuestras rutinas. Se apagó la nevera, así que en lugar de pedir la cena por Glovo, nos hicimos unos bocadillos con lo que había en la despensa. Como la tele no funcionaba, leímos a los chicos un cuento a la luz de las velas, nada de jugar al Fortnite ni ver Boing hasta tarde. La cerveza se quedó caliente, abrimos una botella de vino y salimos a beberla al balcón. Con la ciudad a oscuras, podíamos ver las estrellas. No funcionaba el móvil, así que en lugar de discutir tonterías en los grupos de Whatsapp o etiquetar fotos en Instagram, estuvimos hablando durante un buen rato. Nos fuimos a la cama pero no nos pusimos a ver series en las tabletas, ya que tampoco funcionaban Netflix ni HBO. En lugar de eso, la noche del apagón, por primera vez en mucho tiempo, volvimos a hacer el amor.

Eloy escribió:15.- Lo que la oscuridad revela

La noche del gran apagón el portero descubrió que no había nadie al otro lado del transistor para explicarle los últimos fichajes y escándalos de su equipo, pero tenía una vieja gramola y discos de pizarra, y acabó bailando Strauss en el portal con la fregona.

La anciana de los 101 gatos del primero descubrió que éstos no combinan bien con velas encendidas por toda la casa, pero tenía al amable vecino del ático, con buen olfato y hábil con el extintor.

La chica del segundo descubrió que no tenía cargado el satisfyer, pero tenía dedos y el recuerdo húmedo de cómo se hacía.

El matrimonio del tercero descubrió que el negro de la televisión les abrumaba, pero también que no tenían que esperar al sábado para que fuera sábado.

El preparacionista del ático descubrió que, aunque tenía todo lo necesario para sobrevivir aislado durante meses, debía mudarse urgentemente a un entresuelo con alarma de incendios.

Eloy escribió:16.- Ladran los perros

La noche del gran apagón en nuestra ciudad, cómo olvidarla: Cabecea el tictac sobre las últimas brasas de un serojo de roble cuando escucho un coche llegar. Apenas me da tiempo a agarrar el candil y aplacar a los perros. Tarda en distinguirse tu silueta entre la polvareda de luz, viniendo hacia la portalada. Rompemos el contraluz pero conservamos el silencio. Ese código de mutismo será salvado por la rutina del hogar: dos taburetes bajos, una pota de café, la lumbre reviviendo, aún sus escarpines bajo el escaño. Ladran los perros, se ilumina la calle, me cuesta desperezarme del fuego. Se calman los ladridos, cruje la puerta, siempre te espero. La cocina refulgente, las tablas cobrizas, vigilia de gestos. Alborotan los perros, asomo al corral, identifico tus pasos. No te esperaba, si te soy sincero. ¿No hay luz en la ciudad? Estoy pensando en volverme, de nuevo.

Eloy escribió:17.- Accidentes

La noche del gran apagón me pilló al pie de la ventana. Prosigamos, me dije avanzando hacia el centro del salón. Mi pie derecho resbaló sobre la alfombra, perdí el equilibrio y me di un sonoro porrazo contra el suelo. Me levanté con la cabeza dolorida y proseguí hasta hincar la rodilla en el borde de la mesita de metacrilato. ¡Ostia puta!, exploté mientras sentía manar la sangre, pierna abajo. Cojeando, me aparté de la mesita para dirigirme a la planta superior, pero rocé el aparador y un enorme jarrón se rompió sobre mi pie izquierdo. ¡Me cago en la cona!, solté tras proferir un alarido de dolor. Volví a trastabillarme subiendo las escaleras y las bajé rebotando hasta aterrizar de nuevo en el salón. Tumbado boca arriba, golpeado en cabeza, rodilla, pie y ahora espalda, me dio por pensar que esa casa no iba a poder desvalijarla.

m señor escribió:

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:12.- Una leyenda de la Baja Sajonia

La noche del gran apagón de 1812 se recuerda todavía hoy en Goslar con indisimulado y supersticioso júbilo. No habían dado las diez en el reloj de la Torre Maltermeister cuando todo fanal, quinqué o candelabro extinguió su luz sin explicación alguna. Las gentes, tan temerosas de Dios como del Diablo, atisbaban el exterior sin comprender.
Cuenta entonces la leyenda que una figura oscura, anormalmente alta, fue vista portando la única antorcha encendida en toda la villa. Y a su vera el burgomaestre, el comisario y el capellán, seis ediles y otros tantos magistrados. Las fuerzas vivas en procesión hacia las primeras estribaciones de las montañas de Harz. Y aunque no hubo testigos, siempre se dijo que entraron en la mina Rammelsberg, con los candiles de sapo apagándose acusadoramente a su paso.
Como luciérnagas que despidieran un desfile de tiranos a los que nadie volvió a ver ni añorar jamás.

¡Enhorabuena, Eloy!

m

Eloy escribió:18.- Ese maldito 29 de septiembre

La noche del gran apagón llevaba seis días de vigilia. No tanto por la carga de trabajo como por saber que ahí terminaba todo. Al séptimo descansé.
Lo organicé para ser yo quien apagara los últimos focos. Me pareció que Ana me miró. Lloré. Intenté secarle el sudor a Nacho y casi lo consigo. Lloré. Y José Mari estuvo a punto de firmarme un autógrafo en una foto suya, pero me contuve.  “Tristeza pucelana en este mágico 92” escribí después con tinta y lágrimas en su foto.  
Hoy reconozco que falsifiqué su letra.
No sé de dónde saqué tanta inspiración.
Con un poco del albero me hice un reloj de arena, pero como homenaje, nunca le di la vuelta. Otra de mis genialidades.
Como digo yo, los magos del pop sifónico.
Se fueron los más grandes.
(Otra confesión: con el dinero que gané esos días, volví a comprar su discografía).

Eloy escribió:Yep, que et deixes el 19!!!

Eloy escribió:19.- La trampera

La noche del gran apagón el ascensor quedó parado entre el tercero y el cuarto. Yo venía de correr; la vecina pesada, del supermercado, con su horrible perfume y su afabilidad pegajosa. Puedo soportarlo, me dije, y entré forzando una sonrisa, mientras ella parloteaba, quejándose a ráfagas rápidas del gobierno, del tiempo, de su marido. De pronto, una sacudida, la oscuridad. Pulsar botones, el timbre, gritar, aporrear la puerta metálica. Así gastamos la primera media hora. Siguió parloteando. Me prestó su chaqueta, para que no me enfriara. Siéntate en el suelo conmigo, toma, agua, decía con aquella sonrisa meliflua, hipnótica. Me senté. Pasaron dos horas, tres, hablaba, reía. Empecé a contestar, a contar, como borracha. Terminé por orinar delante de ella en la botella vacía, mientras se relamía paladeando las palabras: No te dé vergüenza. Si todas hacemos lo mismo, mujer.

Fue el viernes. He puesto el piso en venta.

Stoneheart escribió:
13. Annie

Annie escribió:

Stoneheart escribió:
13. Annie

jajaja. ¡Según te leí la queja por la palabra fulanos, sabía que me lo ibas a encalomar!

Eloy escribió:

m señor escribió:

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:12.- Una leyenda de la Baja Sajonia

La noche del gran apagón de 1812 se recuerda todavía hoy en Goslar con indisimulado y supersticioso júbilo. No habían dado las diez en el reloj de la Torre Maltermeister cuando todo fanal, quinqué o candelabro extinguió su luz sin explicación alguna. Las gentes, tan temerosas de Dios como del Diablo, atisbaban el exterior sin comprender.
Cuenta entonces la leyenda que una figura oscura, anormalmente alta, fue vista portando la única antorcha encendida en toda la villa. Y a su vera el burgomaestre, el comisario y el capellán, seis ediles y otros tantos magistrados. Las fuerzas vivas en procesión hacia las primeras estribaciones de las montañas de Harz. Y aunque no hubo testigos, siempre se dijo que entraron en la mina Rammelsberg, con los candiles de sapo apagándose acusadoramente a su paso.
Como luciérnagas que despidieran un desfile de tiranos a los que nadie volvió a ver ni añorar jamás.

¡Enhorabuena, Eloy!

m

No es mío pero, como le dije a su autor, lo firmaría gustoso.

Vinny Vedecci escribió:

RegSound escribió:

fritz escribió:Voy a hacer como los sevillanos, que para decir una cosa primero dicen que van a decir una cosa;  os voy a decir una cosa: el número de veces que leéis vuestro micro una vez publicado pero como "desconectados" es inversamente proporcional al número de puntos que obtiene el micro considerando el número de participantes en la ronda.

Puntos=(1/n° visualizaciones)x participts.

Ese GIF debería de aparecer por defecto cuando se quotea un mensaje de Fritz.

Stoneheart escribió:

Annie escribió:

Stoneheart escribió:
13. Annie

jajaja. ¡Según te leí la queja por la palabra fulanos, sabía que me lo ibas a encalomar!

Bueno, pero no sólo ha sido por eso.

Annie escribió:

Pues fallaste. Pero sí, yo diría que es de un pureta.

Vinny Vedecci escribió:Yo ni puedo decir si el mío es mío...

Stoneheart escribió:

Vinny Vedecci escribió:Yo ni puedo decir si el mío es mío...

No te he vislumbrado.

Chinaski escribió:Pues como ya es mañana, he escogido mis Siete Magníficos y los nombro para que quede constancia. Las semanas venideras estoy cambiando de trabajo y ando muy liado, así que no sé si podré hacer mi lamentable chou.
Aunque sólo sea para contradecir a Vinny, no he seleccionado el relato 2!

6.- A dos velas
7.- Efecto 2000  
10.- Delìlirum Còrdia
12.- Una leyenda de la Baja Sajonia
15.- Lo que la oscuridad revela
16.- Ladran los perros
17.- Accidentes

Vinny Vedecci escribió:Habrá que seguir con el colaborativo, aunque después del megashow de Stoneheart va a saber a poco.

Toro escribió:

Vinny Vedecci escribió:Habrá que seguir con el colaborativo, aunque después del megashow de Stoneheart va a saber a poco.

Hay que pedalear

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:10.- Delìlirum Còrdia

La noche del gran apagón escuché unos tenues chasquidos. Parecía como si estuvieran masticando restos de carne en la penumbra. Atravesé varias habitaciones contiguas, tanteando, hasta que arribé a una gran puerta, que atravesé. Aquel sonido se había intensificado hasta hacerse insoportable. Se clavó en mi cabeza como millones de mazazos de férreo metal. Extraje mi encendedor del bolsillo trasero e iluminé la oscura habitación. Su cuerpo estaba abierto, destripado, hurgado, vaciado, expoliado de alma y corazón. Un deforme ser sin ojos escarbaba con manos de bisturí y diminutas navajas, mientras decenas de liliputienses secuaces mordían, arrancaban y tragaban todo lo que encontraban a su paso. Las sobras acababan amontonadas a un lado del inerte cuerpo. El deforme ser se percató de mi presencia, lanzando velozmente un largo brazo trasero hacia donde me encontraba, hasta que me inmovilizó. Recuerdo mis sagaces mordiscos y la sangre goteando con su perpetua musicalidad.

En mi vida he escuchado tal cosa (gracias, Google), pero es tan asqueroso que me dan ganas de intentarlo.