RONDA 10.13 DEL NOSTÁLGICO CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA

RELATOS A CONCURSO

1.- Saudade

¡Qué cosa la nostalgia! —pensó para sus adentros—. Tantos años transitando por el mundo terrestre para de repente sentir el más grande esplín que nadie hubiera podido imaginar. La playa estaba en calma, las aves marinas dibujaban tenues sombras sobre las olas y el hombre se aproximaba al cambio. Abandonó sus ropas sobre un nido de cangrejos y tanteó el agua de la orilla con los pies. La temperatura era perfecta. Se sumergió inhalando el oxígeno del exterior por última vez. Nadó hacia las profundidades marinas hasta que divisó la pequeña cajita de madera que su madre pez le había regalado en 1969. Excitado abrió la pequeña tapita de nácar que cubría la superficie de la caja y accedió a su viejo mundo.

Sentado en la orilla de la playa no percibió cambio alguno, sin embargo, inclinó la cabeza hacia arriba y se topó con el hombre que había vendido su mundo.

* * *

2.- Pasar página

-¡Qué cosa la nostalgia! Cuando pienso en nosotros…
-Yo nunca pienso en nosotros. No te añoro, no pienso en ti lo más mínimo, no me pregunto cómo te irá, no imagino qué te diría si estuvieras a mi lado, ni en las tonterías que te contaría, ni en nuestros silencios cómplices.
No, no charlo mentalmente contigo mirando el mar, ni me sorprendo queriendo escuchar tus consejos. No me duele el alma pensando en abrazarte, ni recuerdo nuestros paseos riendo bajo la lluvia, ni nuestras charlas frente a la chimenea, ni nuestros juegos entre las sábanas. En ningún momento espero encontrarte sentado detrás de mí, observándome mientras me maquillo ante el espejo y nunca, nunca me despierto creyendo sentir tus manos acariciándome.
Casi ni te recuerdo, apenas pienso en ti. No siento nostalgia por lo nuestro. De hecho, para mí es como si no hubieras existido nunca. Lo he superado por completo, he pasado página.


* * *

3.- El espejo negro

¡Qué cosa la nostalgia! Nos había llevado hacia grandes avances tecnológicos. Megan se acomodó en la silla. Los expertos conectaban los cables en su frente. Cerró los ojos y retrocedió a su infancia. Por fin volvía a ver a sus padres, jugar con su perrito en el jardín…
Revivió su juventud, las fiestas universitarias, su primer novio, la primera ruptura… Despertó llorando.
—Ha sido bastante realista —dijo secándose los ojos.
—Bien, hagamos otra prueba.
Volvió a cerrar los ojos y retrocedió hasta ser un bebé. Era la primera vez que veía aquello conscientemente. Luego volvió al útero materno.
—Nunca habíamos retrocedido tanto. ¡Es fantástico! —gritó emocionado un científico— Un momento…
El reloj siguió retrocediendo. Megan se encontraba en el trono en el interior de la pirámide. La reina Cleopatra ordenaba las ejecuciones del día.
Megan despertó abriendo los ojos en blanco. Se levantó arrancando los cables de la máquina, pero ya no era ella.


* * *

4.- Por el camino de Swann o la nostalgia recobrada

Qué cosa la nostalgia, imposible abstraerse de ella… ¡y una mierda!
Llevo ciento once años  siendo devorada por una legión de gafapastas, por gente que no sabe quién cojones fuiste, o peor aún: ¡que ni siquiera se leyeron tu libro! Porque esta es otra, menudo tostón infumable...
Que digo yo que podrías haber utilizado un croissant o un brioche; como si allí encerrado todo el día en tu habitación, tumbado en la cama tocándote los huevos, no te pusieras tibio con toda clase de pâtisseries.
También es cierto ―lo reconozco― que nunca antes se había prostituido tanto una metáfora, pero Marcel… ¿no había otro recurso literario?
Me río de Prometeo y de los paseítos de Sísifo, ¡ja! Por tu culpa mi agonía se eterniza encadenada al imaginario colectivo.
Sois todos como Etón, el águila del Cáucaso. Vuestro insaciable afán de nostalgia me ha condenado: miga tras miga, devorada para siempre.

¡Proust, yo te maldigo!


* * *

5.- Renacuajo metamorfoseado

¡Qué cosa la nostalgia! Aparece sin llamar al timbre, sin una nota, sin nada. Emerge y se adhiere a uno irremediablemente. Ayer mientras paseaba, encontré un ramillete de espliego en medio del césped. Los veranos de mi infancia huelen así, a lavándula, saben a pepino recién cortado con sal y suenan a “Cantares” de Joan Manuel Serrat. Cerré los ojos y volvía a tener 7 años, me encontré mareada sentada entre mis hermanos en el Seat Ronda blanco. Me invadió un esplín infinito al recordar aquellos meses de julio en familia. Rememoro cada aguadilla en el río Cañamares, el helado de “pirindola” que siempre terminaba consiguiendo y la búsqueda de renacuajos entre el fango. Mi reino por volver a meter los pies en aquel lodazal y pasar horas buscando al anfibio con patas. Conseguir ese proyecto de rana te convertía en un semidiós. Creo ser conocedora de la fórmula de la felicidad: un día soleado, un Mikolapiz y un renacuajo con zancas.


* * *

6.- Un plato vacío

¡Qué cosa la nostalgia!


* * *

7.- Posverdad

¡Qué cosa la nostalgia!, la gran tramposa en el juego de cartas de la memoria.
Te muestra el brillo de las sábanas blancas tendidas en la terraza, el pitido del trenet cuando cruzaba el paso a nivel, el sabor de las rosquilletas del ultramarinos de la esquina, el resplandor del mar que te hacía imaginar grandes aventuras y el dulce olor de la mula del abuelo mientras le acariciabas la cabeza.
Pero te oculta esas interminables tardes de invierno en la casa helada, los arañazos en las rodillas, las impertinentes moscas, o la profunda desesperanza de una solitaria adolescencia.
Por si no bastara, la nostalgia tiene una cruel estafa final. La pena anticipada por lo que ahora tienes y sabes que inevitablemente perderás.


* * *

8.- Me abraza una anaconda

¡Qué cosa la nostalgia! Aparece sin más y se queda contigo un rato, abrazándote y dejándote sin aire como si de una anaconda se tratase. No puedes evitar pensar en cuando va a desaparecer ese abrazo, a veces un rato corto, otras veces horas, incluso días. Cuentan las malas lenguas que ha habido nostalgias de semanas y, rara vez, de años. Pero lo peor es lo que le ocurre a unos (muy) pocos desafortunados, que ese abrazo es perenne y la nostalgia se mezcla con el esplín haciendo que tu vida se hunda en un desasosiego profundo. Le dieron el nombre de depresión, pero se que no lo es, porque yo aun siento como la anaconda me esta abrazando, sin que haya rastro de ningún dementor en la sala, porque yo quiero volver a tener mi vida, pero la anaconda no me suelta.


* * *

9.- Reflejos de Aiglatson

Que cosa la nostalgia. Marta, buscando revivir el amor y juventud perdidos, inventó un cristal neural para experimentar nuevamente momentos felices de su vida. Conectándose, revivía tardes soleadas, risas de amigos, y el confort de su hogar. Pero comenzó a ver cosas que no había vivido nunca: viajes, éxitos profesionales, dinero… estaba viendo posibles futuros.
Se levantó y se dirigió al espejo. Miró las arrugas que asomaban en su rostro, la soledad en sus ojos, la habitación vacía. La figura del cristal era exitosa, alegre, llena de vida. Ya no reconocía a la mujer del reflejo.
Experimentaba la aiglatson, la ansiedad de alcanzar esos futuros, vivirlos ya, ahora.
Volvió al cristal. Era más fácil seguir conectada que aceptar la amarga realidad.
Ya no importaba lo que viera; esos futuros parecían inalcanzables, pero al menos la distraía del presente vacío. Decidió no volver a desconectarse y quedarse saltando entre aquellas imágenes, entre pasado y futuro.


* * *

10.- Volver a casa

Qué cosa la nostalgia, ese remolino que te atrapa y te devuelve a la niñez. Que en tu andar errante dirige tus pasos hacia el barrio donde creciste. Cómo ha cambiado, en aquella esquina había unos ultramarinos, allí aún permanece abierta la mercería donde mamá compraba telas. ¿Trabajará todavía doña Reme? Cómo va a trabajar, si entonces era ya muy mayor. Sin darte cuenta estás frente a tu antigua casa y te asalta un deseo irrefrenable. Necesitas ver de nuevo el salón, la cocina, tu habitación; saber quién los habita ahora. Tocas el timbre, nadie contesta. La puerta de la valla cede fácilmente al empujarla, no puedes evitar pasar al jardincillo. Repintaron el viejo columpio, pero sigue firme en su sitio. Travieso, decides subirte, cuánto hacía... Agazapado al otro lado de la ventana, un niño observa aterrado su balanceo vacío. Quiere creer que se trata del viento, aunque las hojas del abedul permanezcan inmóviles.


* * *

11.- Último chiste del comediante

¡Qué cosa la nostalgia!, piensa mientras asciende al escenario. El entarimado cruje igual que antaño, la cortina verdemarrón es la misma apolillada de entonces, sin embargo… El comediante mira hacia el público y hace una reverencia. Antes el humo del café-club le habría hecho toser, también eso echa de menos. El tabaco. Poder encender un cigarro. El comediante toma asiento y bebe medio cubalibre de un sorbo. Se sacude la caspa. Carraspea. Hace años habría podido contar ocho horas ininterrumpidas de chistes: chistes de enanos, chistes de gangosos, chistes de mujeres, chistes de maricones… Ah, buenos tiempos. Tiempos de libertad. Ahora, en cambio, lo políticamente correcto le obliga a avergonzarse. Como último recurso, a modo de reconversión industrial, le quedó burlarse de sí mismo. De sí mismo. Menuda humillación.

—Qué dura la vida del comediante —empieza el show—. ¿Sabéis qué me pasó ayer?

Monólogos, los llaman.


* * *

12.- A buen recaudo?

¡Qué cosa la nostalgia! masculló Benítez. Había logrado capturarla tras año y medio de persecución por ocho países diferentes. Casi la tuvo en sus manos en un barrio cochambroso a las afueras de Moscú y luego en Florencia, en una vieja parada de tranvía. Pero fue finalmente en las casas desconchadas de la Alfama, en Lisboa, donde logró apresarla.
Recién sacada del furgón policial, la nostalgia parecía triste, presa del esplín, y miraba a todos con cierta frialdad, como si estuviese refugiándose tras una pátina de desinterés.
La Interpol ya había sido informada del gran logro pero Benítez no pensaba en los titulares, el ascenso, las medallas y los honores. Tan solo la miraba con atención, rezongando ininteligiblemente.
Finalmente se acercó hasta ella, metiendo la cabeza entre los barrotes. Algo parecía inquietarle. Ella fijó sus ojos en los de él y le espetó lacónicamente: "a ver qué hacéis, no sabéis vivir sin mi".


* * *

13.- Una tregua

¡Qué cosa la nostalgia! Sentada en su escritorio en la oficina, Julia recuerda con melancolía el tiempo irrepetible en que fue pájaro. De entre todos los momentos del día, le gustaba especialmente serlo al atardecer, cuando podía jugar a desenmarañar los últimos rayos de sol que quedaban enredados en las ramas de los cerezos. Luego, desde lo más alto del chopo más alto, contemplaba ese instante extraordinario en que la sombra de cada hombre, de cada bestia, de cada árbol se alargaba y se alargaba en un intento de alcanzar el infinito. Entonces sentía una alegría inmensa de estar viva y de tener alas...
El borboteo de la máquina de café la arranca bruscamente de su recuerdo. Julia mira la pantalla del ordenador y los ojos se le llenan de números y de angustia. Están ya a cuatro del mes y las nóminas tienen que estar listas para mañana.


* * *

14.- No hay nostalgia peor

¡Qué cosa la nostalgia! Terrible dolencia, pero sin tratamiento alguno. Como doctor en neurología centré todos mis esfuerzos en encontrar una cura que liberara a la humanidad de tan innecesario sufrimiento. Tras años de investigación, logré sintetizar una sustancia capaz de inhibirla completamente. Ante la imposibilidad de experimentar con animales algo tan intrínsecamente humano, decidí testar sus efectos personalmente. Tras someterme al tratamiento, no he vuelto a ser el mismo. El pasado ha dejado de atormentarme, disfruto exclusiva e intensamente del presente y el futuro no me angustia, pues cuando llegue tan sólo será presente. Los resultados parecían exitosos, mi cerebro funcionaba mejor, de un modo más racional. Sin embargo, el sistema límbico, ahí donde reside la memoria olfativa, resultó ser inmune al tratamiento. Hace días olí un perfume en el metro. Desde entonces no puedo dejar de llorar, sin recordar el porqué. Además, ahora sufro anemoia, nostalgia por lo que nunca jamás sucedió.


* * *

15.- Acentúa lo positivo

¡Qué cosa la nostalgia! Pensé al entrar en la casa de mi difunto hermano. Había heredado todo lo que era suyo, pero eso no aliviaba mi dolor.

Me puse uno de sus jerséis pensando que usar su ropa era uno de los primeros pasos para superar su muerte. Me quedaba bien, así que supuse que el paso sería más grande si me ponía sus pantalones y zapatos de marca.

¡Qué guapo! Dije delante del espejo. Entonces decidí, para aliviar mi dolor, coger algo del dinero que mi hermano tenía por casa y salir a cenar a su restaurante preferido.

Copa tras copa, me fui animando hasta que vi a la novia de mi hermano, que andaba con la misma pena que yo. Le dije que podíamos ir a la que ahora era mi casa para pasar el mal trago juntos y, como homenaje, bailar la canción favorita de mi hermano.

¡Vamos! Me dijo ella.


* * *

16.- ¡Qué cosa la nostalgia!

¡Qué cosa la nostalgia! 
Es seductora la nostalgia. ¿Necesitas que te explique por qué? Te envidio, entonces.
Vive en nuestros sentidos: el color de un nuevo día, un olor que nos asalta o un sabor que asaltamos, una canción oportuna, una ráfaga de viento templado, la niebla escondida en el bosque. 
La nostalgia es la triste respuesta de hoy a la alegría de ayer. Es huir del futuro haciendo un esplín hacia el pasado. Huir del futuro, que es sinónimo de renegar del presente.
Es seductora la nostalgia, para los viejos y enfermos. No así para los niños.
¿Es triste o alegre? Según sea quién busque a quién, si tú a ella o ella a ti.


* * *

17.- Agua de todas las lluvias

Qué cosa la nostalgia. Nos desafía en cada nueva tumba, porque todos somos enterradores de recuerdos. Algo muere, algo concluye, y el peso es insoportable, así que hay que enterrarlo, sellar el sepulcro con hormigón y alisarlo bien, porque así al mirar atrás sólo se ve su rótulo (“Papá”, “Andrés”, “Colegio”, “Antigua casa”), formando un amable camino homogéneo que se va difuminando. Y de esta forma, la memoria es un lugar bien urbanizado donde poder volver, cada vez con menos dolor. Aquella sonrisa restallante, aquel silencio doloroso, aquel sabor a invierno: todo acabará, en su tiempo, bajo un uniforme mortero de olvido.
Pero qué cosa, la nostalgia. Deja huellas de gato testarudo al colarse sobre el cemento aún fresco. Y en alguna tumba, en algún recuerdo, quedan marcadas para siempre, y las minúsculas cavidades en forma de garra retendrán, mientras vivas, el agua de todas las lluvias.


* * *

18.- Nostalgia nostra

¡Qué cosa la nostalgia! El sentido del olfato, puede transportarte años atrás en una fracción de segundo. El olor a tierra mojada, me lleva a esas tardes lluviosas cuando me desviaba por el bosque antes de llegar a casa. La posterior bronca de mi madre no importaba, después de disfrutar saltando por encima de los charcos o dejando marcadas mis zapatillas en barro. Ahora ese olor me lleva al día que conocí a Roberto, en uno de mis desvíos. Él estaba trabajando, le debí caer en gracia, y me enseñó todo lo que necesitaba. Desde entonces estuve a su sombra, lloviera o no.

15 años después, otro día lluvioso, aquí estoy en el bosque. A Roberto no le gustó la idea de diversificación del negocio, y menos a sus espaldas. Es duro cavar en tierra mojada. Termino el hoyo e inhalo profundamente, por última vez, las imágenes se acumulan.


* * *

Esplín, yo lo estaba dejando

Humor a raudales.

Ya tengo el relato. Chúpate esa, Hankie.

Pero sólo en la cabeza. Y sólo el inicio. Y tal vez no vaya a ningún lado. Pero estar, está.

Por cierto, ¿hay algún certamen literario de nostalgia, Sala?

Que ya nos conocemos…

Zzzz escribió:Por cierto, ¿hay algún certamen literario de nostalgia, Sala?

Que ya nos conocemos…

¡TODOS!

Y esto empieza tal que así...

1.- Saudade

¡Qué cosa la nostalgia! —pensó para sus adentros—. Tantos años transitando por el mundo terrestre para de repente sentir el más grande esplín que nadie hubiera podido imaginar. La playa estaba en calma, las aves marinas dibujaban tenues sombras sobre las olas y el hombre se aproximaba al cambio. Abandonó sus ropas sobre un nido de cangrejos y tanteó el agua de la orilla con los pies. La temperatura era perfecta. Se sumergió inhalando el oxígeno del exterior por última vez. Nadó hacia las profundidades marinas hasta que divisó la pequeña cajita de madera que su madre pez le había regalado en 1969. Excitado abrió la pequeña tapita de nácar que cubría la superficie de la caja y accedió a su viejo mundo.

Sentado en la orilla de la playa no percibió cambio alguno, sin embargo, inclinó la cabeza hacia arriba y se topó con el hombre que había vendido su mundo.

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No, ganar a Hank es imposible

Cabeceras actualizadas!!!

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN X EDICIÓN:

¿Qué puede salir mal? 

Esmeralda escribió:Esplín, yo lo estaba dejando  

FdC

¡Pahabermematao!

¡Qué cosa la nostalgia! ¡Cómo añoro mi época de atleta y mis dientes! Fui tan feliz hasta el esplín final...

Coño, Cartarescu y Tarkovsky. Vaya dupla para echarse una buena siesta.

Zzzz escribió:Ya tengo el relato. Chúpate esa, Hankie.

Pero sólo en la cabeza. Y sólo el inicio. Y tal vez no vaya a ningún lado. Pero estar, está.

Zzzz escribió:No, ganar a Hank es imposible  

jajajajajaja

Nuxe escribió:


¿Qué puede salir mal? 

¡Planazo, Nuxe!

Eduardo Montenegro escribió:

Esmeralda escribió:Esplín, yo lo estaba dejando  

FdC

¡Pahabermematao!

¡Qué cosa la nostalgia! ¡Cómo añoro mi época de atleta y mis dientes! Fui tan feliz hasta el esplín final...

Es que no perdona una, nuestra casa es un sainete

Pero qué será un esplín…

Eduardo Montenegro escribió:

Esmeralda escribió:Esplín, yo lo estaba dejando  

FdC

¡Pahabermematao!

¡Qué cosa la nostalgia! ¡Cómo añoro mi época de atleta y mis dientes! Fui tan feliz hasta el esplín final...

Te habría dado los treses... si llegas a poner añolo

Zzzz escribió:Pero qué será un esplín…

Una característica que tienen los electrones, que es jodida de explicar, no creas...

"Esplín" creo que se lo leí a Kundera, aunque ahora no recuerdo en qué libro.

Pero esto es ambrosía.

Toro escribió:

Zzzz escribió:Pero qué será un esplín…

Una característica que tienen los electrones, que es jodida de explicar, no creas...

Tan jodida como esplinete bailando sobre las dos princesas de esplín doctors??

¿Y el verbo? ¿Dónde está el verbo?

Es el spleen de Paco Martínez Soria

Esplín

Nuxe escribió:


¿Qué puede salir mal? 

Las ganas de vivir huyen

Me gusta el concepto 

Toro escribió:

Zzzz escribió:Pero qué será un esplín…

Una característica que tienen los electrones, que es jodida de explicar, no creas...

Esplín it to me, please.

salakov escribió:"Esplín" creo que se lo leí a Kundera, aunque ahora no recuerdo en qué libro.

Pero esto es ambrosía.

¿Esto lo ha escrito Brian Dennehy?

Cómo os la coló Kundera...

Eduardo Montenegro escribió:

Esmeralda escribió:Esplín, yo lo estaba dejando  

FdC

¡Pahabermematao!

¡Qué cosa la nostalgia! ¡Cómo añoro mi época de atleta y mis dientes! Fui tan feliz hasta el esplín final...

Yo te había dao un tresillo, paquete tumbes.

Por supuesto, DYANGO. Así, con mayúsculas. TEMAZO DE LA VIDA.

Entre Dyango y Pepe Vélez, no sé a quién mataría antes.

Perdón, pero… ¿no falta una coma? “¡Qué cosa, la nostalgia!”

Estoy muerta, ¿no?

Airun escribió:Perdón, pero… ¿no falta una coma? “¡Qué cosa, la nostalgia!”

Ambas correctas, dependiendo de la entonación que le quieras dar supongo.

Tengo una idea cojonuda. Incluso he estado tentado de anunciarla antes de escribirla.
No sé cómo la voy a llevar a cabo, pero sé que tendré que explicarla...

Qué fue del premio al relatista incomprendido?

(Me faltan dos birras más para abrirle un privado a Salakov y explicarle mi genial idea)

"Cuídate mucho de aquel que no sintió la nostalgia..."

Le ACABo de mandar a Salakov por privado mi idea.
He considerado justo hacerlo.
Y más aún hacerlo público.


Hola.

Nuxe, estás chispa, amigo.

Salakov también está a cervezas, me ha mandado un privado diciendo que se va a quedar la idea de Nuxe para él, y me envía la que iba a escribir él para que la use yo.

Yo ya tenía una idea, así que se la enviaré a Zzzz para que la use él.

Zetas, tu idea se la envías a quien quieras, y así hasta cerrar el círculo.
O hasta que alguien reciba la idea de m, y tengamos que poner pasta entre todos para pagarle el terapeuta.




No me digáis que no sería divertido.  

Eduardo Montenegro escribió:Salakov también está a cervezas, me ha mandado un privado diciendo que se va a quedar la idea de Nuxe para él, y me envía la que iba a escribir él para que la use yo.

Yo ya tenía una idea, así que se la enviaré a Zzzz para que la use él.

Zetas, tu idea se la envías a quien quieras, y así hasta cerrar el círculo.
O hasta que alguien reciba la idea de m, y tengamos que poner pasta entre todos para pagarle el terapeuta.




No me digáis que no sería divertido.  

Bien, pero mi idea es la (más) mejor.

Nuxe escribió:

Eduardo Montenegro escribió:Salakov también está a cervezas, me ha mandado un privado diciendo que se va a quedar la idea de Nuxe para él, y me envía la que iba a escribir él para que la use yo.

Yo ya tenía una idea, así que se la enviaré a Zzzz para que la use él.

Zetas, tu idea se la envías a quien quieras, y así hasta cerrar el círculo.
O hasta que alguien reciba la idea de m, y tengamos que poner pasta entre todos para pagarle el terapeuta.




No me digáis que no sería divertido.  

Bien, pero mi idea es la (más) mejor.

Entonces volverá a ganar Salakov, ¿no?

Yo tengo nostalgia en las lumbares. In Spain we call it lumbalgia.

Nomeko7 escribió:Yo tengo nostalgia en las lumbares. In Spain we call it lumbalgia.

Lumbares, qué lugares!

Eduardo Montenegro escribió:

Nomeko7 escribió:Yo tengo nostalgia en las lumbares. In Spain we call it lumbalgia.

Lumbares, qué lugares!

Cualquier tiempo lumbar fue mejor...

Zzzz escribió:Nuxe, estás chispa, amigo.

Doy fe.

Nuxe escribió:

Zzzz escribió:Nuxe, estás chispa, amigo.

Doy fe.

Ya te notario yo algo raro.

¡Cachopos los de Bilbao!