Barricada-la esquina del topic

favorite 77 escribió:Qué tristeza.

Llevo toda la vida escuchando todos esos discos y nunca me canso. Barricada tenían algo, no sé el qué, que los hacía inmortales.

Sutter Cane escribió:

favorite 77 escribió:Qué tristeza.

Llevo toda la vida escuchando todos esos discos y nunca me canso. Barricada tenían algo, no sé el qué, que los hacía inmortales.

 

Sin duda. Y en una noche como esta... que uno no pueda salir a gritar absurdo y ebrio canciones de Barricada en un bar...

Sutter Cane escribió:

favorite 77 escribió:Qué tristeza.

Llevo toda la vida escuchando todos esos discos y nunca me canso. Barricada tenían algo, no sé el qué, que los hacía inmortales.

 

Sin duda. Y en una noche como esta... que uno no pueda salir a gritar absurdo y ebrio canciones de Barricada en un bar...

favorite 77 escribió:Qué tristeza.

Llevo toda la vida escuchando todos esos discos y nunca me canso. Barricada tenían algo, no sé el qué, que los hacía inmortales.

millino escribió:Estoy roto ahora mismo, pero necesito sacarme el veneno y rendir mi insignificante homenaje.

 Barricada es uno de los grupos de mi vida. Musicalmente, letristicamente. Pero son mucho más que eso, son la banda sonora de mi adolescencia, de mi juventud y de mi adultez, porque jamás los he dejado. Incluso de mi niñez, porque fue mi viejo quien llevaba todo el día cassettes de Barricada en el coche y con el empecé a tararear sus canciones. En el curro, en momentos desgraciados, en momentos inmensamente felices, en días mortalmente aburridos, en días en que estaba en éxtasis, en todas partes y en todos los lugares, Barricada sonaban de fondo como parte fundamental de mi vida 

Ya se que lo que voy a decir ahora no estará todo el mundo de acuerdo, pero además para los que somos de Iruña, de Navarra, es algo más que una banda. Es algo nuestro, muy nuestro, si, compartido con todo el país y más allá, pero es una banda que representaba a una ciudad, a unos barrios, a una zona concreta, aunque sus canciones fuesen universales. Y eso se lleva muy dentro. Al menos yo, ya se que a otros les parecerá chovinismo o una soberana gilipollez, pero yo siempre lo he vivido así.

D.E.P. Boni, y gracias por tanto

eskoriez escribió:

Evolardo escribió:Yo me quedé en el balas blancas..

Su último gran disco

Ashra escribió:Y aunque esta no la cante Boni, no puedo resistirme a ponerla hoy en bucle. Se que Trumbo es fan y seguro que otros también

5150van escribió:Grandes historias, Modes, Annie, Mazinger... grupos con el que muchos crecimos. Y se nos va Boni, pero permanece su música, y ese montón de recuerdos, las primeras juergas, siempre con la banda sonora de BARRICADA, coincidiendo con la época de su mayor popularidad, sonando en todos los bares de Jarauta, y como se pasaban en el Viana, en la época del doble directo, que ponían el vídeo del concierto desde que abrían el bar, hasta que lo cerraban, jaja... pon esa música de nuevo, son un montón de recuerdos... hasta siempre Boni!!!!

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Attikus escribió:

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Joder, muy grande.

GhostofCain escribió:

Attikus escribió:

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Joder, muy grande.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

ruso escribió:Grande Annie como siempre.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

haserretuta escribió:Nunca he conectado con Barricada pero es imposible no sentirse concernido e identificado leyendo a un grande como Annie.

Balachina escribió:Recuerdo que durante un tiempo entre los colegas era imposible encontrar el "Noche de Rocknroll", era como un disco fantasma, sabíamos que había un disco antes del "Barrio conflictivo" pero nadie sabía como conseguirlo... si nos hubieran dicho en ese momento que llegaría el día que con un solo clic conseguiríamos cualquier discografía...

Tres cosas más:

- Ayer me quedé hasta tarde para ver el documental del Drogas, muy chulo, eso sí vi que Don Enrique repitió hasta la saciedad y en forma de puya que Barricada eran él y el Boni, a Alfredo ni le nombró... me gustó el docu y eso que es una formula que ya está un poco sobada.

- Pensándolo un poco creo que su mejor disco fue "Rojo", por canciones, por producción, por letras...

- Creo que uno de los saltos cualitativos en la carrera de Barricada (al igual que le pasó a Extremoduro) fue aparecer en Plastic, en aquella época lo veíamos TODO DIOS:

Ashra escribió:Y aunque esta no la cante Boni, no puedo resistirme a ponerla hoy en bucle. Se que Trumbo es fan y seguro que otros también

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Annie escribió:Es curiosa la sensación de cercanía que percibes cuando se muere un músico que marcó una época tan lejana y crucial de tu vida, y que además recuerdas ver en persona. La suma de ambas cosas, su omnipresencia artística y la confirmación física de que es una persona común, casi lo convierten en alguien conocido.

Descubrí a Barricada como muchos, en ese lugar que ya no reconocemos, que se llama el barrio.  En la sala de juegos costaba 10 pesetas poner “La silla eléctrica” o “Noche de rock and roll”, que era un dineral, pero desde crío vi claro que con la música no iba a ahorrar. Recuerdo la emoción cuando salió “Barrio conflictivo”, aunque aún no tenía conciencia de lo que era una novedad discográfica, pero pensé que tenía que comprarlo para ver cómo era. Tengo grabado en la memoria la primera escucha porque en aquel momento me pareció tan diferente que me sentí impactado. Era mi último año viviendo en Euskadi lo pasé en una casa que no era la mía, y ese momento me caló tanto que todo lo que puedo decir de aquella habitación en la que dormí pasan esa escena. Estaba sentado en la cama para abrir la cinta, con las piernas cruzadas y el radiocasete en el regazo. La portada no se parecía a nada que pudiera haber imaginado, y el sonido tampoco. Hoy suena ridículo decir esto de Barricada, pero hoy también sigo sintiendo lo mismo, que no he conseguido emparejar ese disco en mi vida con otro.

Empecé el instituto en un lugar donde no conocía a nadie y donde nadie parecía conocer a Barricada, así que fue fácil hacer amigos con la música. Mi primer gran amigo se quedó colgado de ellos, y lo primero que hizo fue dejarse el pelo como Boni. Y no podía evitar ver referencias a ellos en todas partes. Tanto que un día nos pusieron a una chica nueva en el pupitre de delante y creyó distinguir los rasgos de Boni en su cara … y la bautizó Boni. Y el nombre perduró porque aquella chica se convirtió en mi primer gran amor. Cuánto nos quisimos. Éramos críos, no necesitábamos nada para ser felices. Con el tiempo fui viendo que el amor es más complicado cuanto más le reclamamos, cuanto más conscientes somos de su grandeza, cuanto más miedo le tenemos. Pero en aquel momento no necesitábamos nada. Nada. Ni reloj ni calendario, ni deseo ni compromiso, estar era todo lo que nos llenaba. Después fuimos atropellados.

Hay un debate en el hilo del mejor disco de 2020, y aunque trato de seguir las novedades, no puedo evitar sentir de un modo más intenso la música que formaba parte de un tiempo en que todo era diferente. Para la música también, pero sobre todo para mí, claro. Lamento tener que ir hacia delante, no poder quedar atrapado en un bucle de felicidad, y por eso estoy tan enganchado a los viejos discos, porque no conozco mejor máquina del tiempo. Escuchando “Barrio conflictivo” soy capaz de sentirme al lado de Boni. Qué paradoja temporal que canciones como “Pon esa música” revivan con absoluta claridad un tiempo tan remoto mientras se sienten escritas simultáneamente las cantas, 35 años después.

Me acuerdo mucho de esa chica, y siempre suena Barricada. El instituto se acabó, y empezó la vida. Demasiado pronto. Un día me di cuenta que habíamos dejado de vernos, sin despedirnos, sin darnos cuenta. Supongo que las necesidades que empezaron a apremiarnos llenaron la distancia. Desde entonces sólo la vi una vez, como diez años después. Yo estaba en la segunda planta de un ambulatorio mirando por la ventana, y vi un cadáver caminado hacia las escaleras de entrada. Jugué a ese juego de imaginar las vidas de los desconocidos que te cruzas, y cuando iba por la tercera miseria se me heló la suspicacia al reconocer a Boni. He cometido bastantes tropelías, pero nunca me he sentido más avergonzado de mí mismo que ese día. Di un paso atrás para que el reflejo de la ventana me protegiera; tuve tanto miedo de que la realidad estropeara el refugio de mi pasado.

¿Cómo no sentir entonces la muerte de Boni? Yo no fui nada en su vida, pero él es un montón de recuerdos, él me ha protegido muchas veces. Y seguirá haciéndolo.

Balachina escribió:Recuerdo que durante un tiempo entre los colegas era imposible encontrar el "Noche de Rocknroll", era como un disco fantasma, sabíamos que había un disco antes del "Barrio conflictivo" pero nadie sabía como conseguirlo... si nos hubieran dicho en ese momento que llegaría el día que con un solo clic conseguiríamos cualquier discografía...

Tres cosas más:

- Ayer me quedé hasta tarde para ver el documental del Drogas, muy chulo, eso sí vi que Don Enrique repitió hasta la saciedad y en forma de puya que Barricada eran él y el Boni, a Alfredo ni le nombró... me gustó el docu y eso que es una formula que ya está un poco sobada.

- Pensándolo un poco creo que su mejor disco fue "Rojo", por canciones, por producción, por letras...

- Creo que uno de los saltos cualitativos en la carrera de Barricada (al igual que le pasó a Extremoduro) fue aparecer en Plastic, en aquella época lo veíamos TODO DIOS:

Steve Trumbo escribió:No puedo escuchar otra cosa hoy que no sea Barricada.
Enorme el legado que deja Boni. Enorme. Qué canciones.