Carne de GIF

Todos en nuestras vidas hemos hecho cosas, bien por embriaguez, o por gilipollez transitoria que nos han puesto en la situación de que si hubiera salido mal y hubiera habido una cámara presente podríamos haber acabado en un gif dando la vuelta al mundo o en un recopilatorio de fails de youtube.

Contemos esas experiencias. Yo recuerdo con doce o trece años, con mis amigos, coger una puerta de una cuba de escombros y tirarnos por una escalera de unos cuarenta escalones de los grandes. No sé como no nos partimos algo haciendo el trineo con una puta puerta de paso de las portuguesas.

Mi vida es un gif desanimado.

Supongo que cuando nos colamos en el campo de Golf de Mondariz Balneario en San Juan, de noche, para ir "de tramo" por el campo con los Boogies (para encenderlos solo tenías que tener una llave pequeña que entrara en la rendija, tirarlo por una cuesta girar la llave y pisar el acelerador) chocando unos con otros.


Mas recientemente me pegué una hostia bien guapa contra un arbol de frente por ir mirando el puto Guasas.

Yo vi como un chaval pisaba una mierda, se resbalaba cayendo de espaldas y al levantarse volver a resbalar con el frenazo cayendo esta vez de morros

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Yo, una Nochevieja, me tambaleé borracho y aterricé de espaldas sobre un vómito ajeno. Tenía unos 18 años y estaba, vestido de traje, en un lamentable cotillón. Cualquier posibilidad de pillar cacho quedó automáticamente descartada.

Un colega se desmayó... y le dijimos... achoooo que te has desmayado...y dijo levantandose...yo???? que va...y se volvió a desmayar.

En el festival de Ebrovisión, que se celebra en la antigua fábrica de tornillos (creo recordar), el cual tiene dos puertas de acceso separadas por un par de metros. Pues un colega, con un pedal considerable, estuvo más de un minuto dándose de cabezazos contra la pared, intentando acertar con una de las puertas para entrar al recinto.

Otra vez, bajando las escaleras de un restaurante, vi que abajo empezaban a subirlas unas chicas la mar de monas. Puse mi mejor cara de tipo duro, metí tripa, saqué pecho y, no sé muy bien cómo, tropecé y caí a trompicones hasta los pies de las muchachas. Normalmente en esos casos me levanto a toda hostia y quito hierro al asunto, aunque me duela horrores, pero esa vez no pude ni fingir porque estaba viendo las estrellas y me quedé ahí tirado como un perro. Recuerdo las risas como si fuesen un coro bien organizado, arriba las voces graves de mis amigos y abajo las agudas de las muy putas.

en una suerte de mini plaza Garibaldi que nos montábamos de críos en el barrio, pelábamos los cables de una farola y nos cogíamos de la mano para darnos descargas... obviamente, al úLtimo le llegaba menos descarga, con lo que rotábamos