Haikus
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Haikus
¿Buenos libros de haikus o sobre la historia e idiosincrasia de los haikus? ¿experiencias al respecto? Gracias
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Joseba escribió:¿Buenos libros de haikus o sobre la historia e idiosincrasia de los haikus? ¿experiencias al respecto? Gracias
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Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Adso escribió:En cierta forma...
pues no se si lo acabo de revender hace poco... igual me lo tengo que comprar de nuevo
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Joseba escribió:Adso escribió:En cierta forma...
pues no se si lo acabo de revender hace poco... igual me lo tengo que comprar de nuevo
Los haikus son una forma de poesía tradicional japonesa compuesto por tres versos de cinco, siete y cinco moras. En ellos, el poeta describe una emoción profunda generalmente provocada por la percepción de la naturaleza, siempre manteniendo un estilo asimétrico caracterizado por la sencillez, la austeridad y la naturalidad de sus composiciones.
«Seda» no solo consigue emular la estructura narrativa de estos versos, también capta la esencia que los inspira, el aware. Cuando Hervé Joncour realiza su primer viaje a Japón, Alessandro Baricco consigue transmitir la nostalgia del personaje por su país natal y, al mismo tiempo, la emoción ante el descubrimiento de una nueva cultura tan alejada de la influencia occidental. Esta conmoción espiritual persiste a su regreso a Francia y se incrementa con cada nueva expedición, convirtiéndolo en un viajero de destino incierto entre ambos países.
El autor ilustra el conflicto existencial de su protagonista a través de una sucesión de detalles de estética sencilla, pero de gran contenido simbólico. La huella de los labios en la taza, el retorno de los pájaros, el roce de la seda… Es decir, la aparente austeridad del texto atesora, en realidad, una riqueza léxica poco empleada en las novelas occidentales.
Es cierto que la novela de Alessandro Baricco requiere una gran paciencia, pero la lectura pausada de sus capítulos nos proporciona una experiencia lingüística irrepetible. De hecho, cuando decidimos retomarla después de un tiempo, observamos que nuestra percepción de las escenas descritas es diferente en base a nuestra experiencia.
En este sentido, los capítulos que describen los sucesivos viajes de Hervé Joncour entre los dos países reflejan ese cambio. El camino no se ha visto alterado por las circunstancias, pero si el viajero que los recorre. Precisamente, la precisión de sus descripciones permite al autor centrarse en la historia sin necesidad de recurrir a diálogos superfluos u otros elementos que pudiesen desviar la atención del lector, como suele ocurrir en la mayoría de las novelas actuales.
A pesar de esta sobriedad, Alessandro Baricco no descuida el contexto en el que se ubica la historia, sabiendo reflejar la evolución experimentada por el país nipón y el contraste cultural, que nos permite introducirse de forma paulatina en una historia de amor y erotismo de gran complejidad.
Si bien, el tratamiento del argumento conlleva el menosprecio de algunos personajes por parte del autor. «Seda» nos describe un triángulo amoroso, la infidelidad de un hombre hacia su país, su cultura y, por en ende, su mujer ante la atracción que ejerce sobre él lo desconocido, el exotismo de lo diferente. Con todo, la presencia de la mujer que despierta su deseo resulta anecdótica, casi inexistente en contraposición con otros personajes.
Esta ausencia condiciona el resto de la novela, dificultando la comprensión de algunos fragmentos que hacen referencia al conflicto interno de Hervé Joncour. De hecho, obsérvese la trascendencia que tienen los escasos diálogos con su esposa frente a la fugacidad de los encuentros con ella.
Con todo, Alessandro Baricco consigue una novela capaz de estremecer al lector con la simple caricia de las palabras. La belleza del verso convertida en prosa a través de un viaje hacia el autodescubrimiento y la complejidad del amor, así como las difíciles elecciones que debemos realizar durante su transcurso. «Seda» es evocadora, sensual y exótica. En definitiva, una experiencia para los sentidos.
LO MEJOR: La sencillez estética en contraposición con la riqueza gramatical de los capítulos. La contraposición entre ambas culturas. La evolución de sus personajes.
LO PEOR: Una novela infravalorada y asociada con la película. El detrimento de los personajes femeninos a favor de los masculinos. La lectura requiere una gran paciencia por parte del lector, poco acostumbrado a la estructura narrativa oriental.
(María Del Carmen Horcas López en LA DISECCIONADORA DE LIBROS)
Adso- Mensajes : 33136
Fecha de inscripción : 03/12/2013
Re: Haikus
Adso escribió:Joseba escribió:Adso escribió:En cierta forma...
pues no se si lo acabo de revender hace poco... igual me lo tengo que comprar de nuevo
Los haikus son una forma de poesía tradicional japonesa compuesto por tres versos de cinco, siete y cinco moras. En ellos, el poeta describe una emoción profunda generalmente provocada por la percepción de la naturaleza, siempre manteniendo un estilo asimétrico caracterizado por la sencillez, la austeridad y la naturalidad de sus composiciones.
«Seda» no solo consigue emular la estructura narrativa de estos versos, también capta la esencia que los inspira, el aware. Cuando Hervé Joncour realiza su primer viaje a Japón, Alessandro Baricco consigue transmitir la nostalgia del personaje por su país natal y, al mismo tiempo, la emoción ante el descubrimiento de una nueva cultura tan alejada de la influencia occidental. Esta conmoción espiritual persiste a su regreso a Francia y se incrementa con cada nueva expedición, convirtiéndolo en un viajero de destino incierto entre ambos países.
El autor ilustra el conflicto existencial de su protagonista a través de una sucesión de detalles de estética sencilla, pero de gran contenido simbólico. La huella de los labios en la taza, el retorno de los pájaros, el roce de la seda… Es decir, la aparente austeridad del texto atesora, en realidad, una riqueza léxica poco empleada en las novelas occidentales.
Es cierto que la novela de Alessandro Baricco requiere una gran paciencia, pero la lectura pausada de sus capítulos nos proporciona una experiencia lingüística irrepetible. De hecho, cuando decidimos retomarla después de un tiempo, observamos que nuestra percepción de las escenas descritas es diferente en base a nuestra experiencia.
En este sentido, los capítulos que describen los sucesivos viajes de Hervé Joncour entre los dos países reflejan ese cambio. El camino no se ha visto alterado por las circunstancias, pero si el viajero que los recorre. Precisamente, la precisión de sus descripciones permite al autor centrarse en la historia sin necesidad de recurrir a diálogos superfluos u otros elementos que pudiesen desviar la atención del lector, como suele ocurrir en la mayoría de las novelas actuales.
A pesar de esta sobriedad, Alessandro Baricco no descuida el contexto en el que se ubica la historia, sabiendo reflejar la evolución experimentada por el país nipón y el contraste cultural, que nos permite introducirse de forma paulatina en una historia de amor y erotismo de gran complejidad.
Si bien, el tratamiento del argumento conlleva el menosprecio de algunos personajes por parte del autor. «Seda» nos describe un triángulo amoroso, la infidelidad de un hombre hacia su país, su cultura y, por en ende, su mujer ante la atracción que ejerce sobre él lo desconocido, el exotismo de lo diferente. Con todo, la presencia de la mujer que despierta su deseo resulta anecdótica, casi inexistente en contraposición con otros personajes.
Esta ausencia condiciona el resto de la novela, dificultando la comprensión de algunos fragmentos que hacen referencia al conflicto interno de Hervé Joncour. De hecho, obsérvese la trascendencia que tienen los escasos diálogos con su esposa frente a la fugacidad de los encuentros con ella.
Con todo, Alessandro Baricco consigue una novela capaz de estremecer al lector con la simple caricia de las palabras. La belleza del verso convertida en prosa a través de un viaje hacia el autodescubrimiento y la complejidad del amor, así como las difíciles elecciones que debemos realizar durante su transcurso. «Seda» es evocadora, sensual y exótica. En definitiva, una experiencia para los sentidos.
LO MEJOR: La sencillez estética en contraposición con la riqueza gramatical de los capítulos. La contraposición entre ambas culturas. La evolución de sus personajes.
LO PEOR: Una novela infravalorada y asociada con la película. El detrimento de los personajes femeninos a favor de los masculinos. La lectura requiere una gran paciencia por parte del lector, poco acostumbrado a la estructura narrativa oriental.
(María Del Carmen Horcas López en LA DISECCIONADORA DE LIBROS)
gracias, luego leo mas detenidamente lo que has puesto, que vengo de shibuya de fiesta y estoy como en otro mundo...
respecto al proyecto que tengo entre manos, se pretende deconstruir el haiku... hablando en plata, hacerlo como me salga de los huevos
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Si hay alguien más que tenga experiencia o recomendaciones, me comenta, por favor.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Algunos haikus de mi cosecha:
El pálido estanque
refleja la luna nueva.
Lágrima de vida durmiente.
Caminas por el bosque de toriis,
extienden a tu paso sus ramas invisibles.
La eternidad que les otorgas.
El agua del sakura,
sus pétalos flotantes.
Haikus a la deriva.
Camino a Fushimi Inari
me esperan los pasillos rojos.
Acaso estés en lo alto.
Se vacían los templos,
la isla queda desierta.
Partes en el último ferry.
Los tejados son azules
incluso al anochecer.
La luna en Japón es distinta.
Subo los escalones
de Higashi-Honganji.
Ceremonia bajo la lluvia.
Los ojos del tiempo
se abaten sobre el visitante
del templo de las mil estatuas.
Viajo entre los jardines
de Arashiyama
donde el tiempo se diluye.
Las fuentes del onsen,
aleteo de pájaros brillantes.
Lluvia de lágrimas putrefactas.
Hoy te he visto
a través del bosque de bambúes,
bajo lágrimas de plata.
La niebla caía
hacia el estanque de grullas.
Fue un breve encuentro contigo.
En el bosque
el sol penetra con sus llamas.
Rasga los miedos del tiempo.
Pirámide de kimonos
en el umbral estigio
del onsen.
Remontando la cuesta
de Kiyomizu-Dera
un caracol.
La parca
recorre los bosques
del Fuji eterno.
El resplandor de Hiroshima
y de Nagasaki
y de la cerrada puerta del onsen.
Reflejos en Ginza,
en sus escaparates hipster,
en sus estanques de solitarias lágrimas.
En Nara, en el parque inabarcable,
la estatua escondida vigila
más allá de la luz y las sombras.
El nombre japonés femenino
más hermoso
se encuentra en el templo dorado.
La muerte
tan bella
en templos olvidados.
Un gusano
en el vergel de Kansai
sobre un cervatillo muerto.
El dolor
del rocío
del sakura flotante.
Tu despertar
forma capas de rocío
en mis ojos pálidos.
Sueña la nube grís
que sigues ahí abajo.
Hoy no lloverá.
Arashiyama, Ashiya. Nombres
de un Japón incorpóreo
cuando eclipsa el hanami.
Me encuentro en soledad
en Nishi-Akasi
hacia la primavera de Osaka.
En el nenúfar
se posa el pájaro.
Expiras en tu lecho.
El lunar en el rostro
de la eterna sonrisa
artificial de la geisha.
El pálido estanque
refleja la luna nueva.
Lágrima de vida durmiente.
Caminas por el bosque de toriis,
extienden a tu paso sus ramas invisibles.
La eternidad que les otorgas.
El agua del sakura,
sus pétalos flotantes.
Haikus a la deriva.
Camino a Fushimi Inari
me esperan los pasillos rojos.
Acaso estés en lo alto.
Se vacían los templos,
la isla queda desierta.
Partes en el último ferry.
Los tejados son azules
incluso al anochecer.
La luna en Japón es distinta.
Subo los escalones
de Higashi-Honganji.
Ceremonia bajo la lluvia.
Los ojos del tiempo
se abaten sobre el visitante
del templo de las mil estatuas.
Viajo entre los jardines
de Arashiyama
donde el tiempo se diluye.
Las fuentes del onsen,
aleteo de pájaros brillantes.
Lluvia de lágrimas putrefactas.
Hoy te he visto
a través del bosque de bambúes,
bajo lágrimas de plata.
La niebla caía
hacia el estanque de grullas.
Fue un breve encuentro contigo.
En el bosque
el sol penetra con sus llamas.
Rasga los miedos del tiempo.
Pirámide de kimonos
en el umbral estigio
del onsen.
Remontando la cuesta
de Kiyomizu-Dera
un caracol.
La parca
recorre los bosques
del Fuji eterno.
El resplandor de Hiroshima
y de Nagasaki
y de la cerrada puerta del onsen.
Reflejos en Ginza,
en sus escaparates hipster,
en sus estanques de solitarias lágrimas.
En Nara, en el parque inabarcable,
la estatua escondida vigila
más allá de la luz y las sombras.
El nombre japonés femenino
más hermoso
se encuentra en el templo dorado.
La muerte
tan bella
en templos olvidados.
Un gusano
en el vergel de Kansai
sobre un cervatillo muerto.
El dolor
del rocío
del sakura flotante.
Tu despertar
forma capas de rocío
en mis ojos pálidos.
Sueña la nube grís
que sigues ahí abajo.
Hoy no lloverá.
Arashiyama, Ashiya. Nombres
de un Japón incorpóreo
cuando eclipsa el hanami.
Me encuentro en soledad
en Nishi-Akasi
hacia la primavera de Osaka.
En el nenúfar
se posa el pájaro.
Expiras en tu lecho.
El lunar en el rostro
de la eterna sonrisa
artificial de la geisha.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Haikus de mi cosecha... algo menos serios:
Noche de Akihabara.
Tiene de oscura
lo que yo de maricón.
Apartad, cervatillos.
Se aproxima por los campos
el tren bala a toda hostia.
Japonesitas
acudid
a papaíto.
Nipones.
Amarillos de rasgados ojos
y pequeños penes.
Un Totoro gigante
nos da la bienvenida
a la casa de putas.
Se extiende el parque imperial
inabarcable, infinito.
Micciono en una de sus esquinas.
Botella de sake
sin graduación
reventada en tu cabeza.
Me pregunto en el onsen, dolorido,
de donde vendrá el dicho
de que los japoneses la tienen pequeña.
Un nenúfar solitario
en el onsen.
Es mi erección.
Pedalean por las aceras de Tokyo.
Los unos hablan por móvil, los otros fuman.
Los japos son bastante payasetes.
Me confundo de salida
en la estación de Shinjuku.
¡Barrio de las putas!
Ameyoko, Ueno.
Enganchados al pachinko
viejos verdes desdentados.
Los humanoides
de ojos horadados
residen en Akihabara.
El gaijin afirma:
"No hay mayor necio
que el japonés necio."
Al calor del sakura
tu efigie
me la pone bien dura.
Se agradece al despertar
esa rosa de tu boca
en mi miembro levitar.
Noche de Akihabara.
Tiene de oscura
lo que yo de maricón.
Apartad, cervatillos.
Se aproxima por los campos
el tren bala a toda hostia.
Japonesitas
acudid
a papaíto.
Nipones.
Amarillos de rasgados ojos
y pequeños penes.
Un Totoro gigante
nos da la bienvenida
a la casa de putas.
Se extiende el parque imperial
inabarcable, infinito.
Micciono en una de sus esquinas.
Botella de sake
sin graduación
reventada en tu cabeza.
Me pregunto en el onsen, dolorido,
de donde vendrá el dicho
de que los japoneses la tienen pequeña.
Un nenúfar solitario
en el onsen.
Es mi erección.
Pedalean por las aceras de Tokyo.
Los unos hablan por móvil, los otros fuman.
Los japos son bastante payasetes.
Me confundo de salida
en la estación de Shinjuku.
¡Barrio de las putas!
Ameyoko, Ueno.
Enganchados al pachinko
viejos verdes desdentados.
Los humanoides
de ojos horadados
residen en Akihabara.
El gaijin afirma:
"No hay mayor necio
que el japonés necio."
Al calor del sakura
tu efigie
me la pone bien dura.
Se agradece al despertar
esa rosa de tu boca
en mi miembro levitar.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 02/09/2008
Re: Haikus
Joseba escribió:Haikus de mi cosecha... algo menos serios:
Noche de Akihabara.
Tiene de oscura
lo que yo de maricón.
Apartad, cervatillos.
Se aproxima por los campos
el tren bala a toda hostia.
Japonesitas
acudid
a papaíto.
Nipones.
Amarillos de rasgados ojos
y pequeños penes.
Un Totoro gigante
nos da la bienvenida
a la casa de putas.
Se extiende el parque imperial
inabarcable, infinito.
Micciono en una de sus esquinas.
Botella de sake
sin graduación
reventada en tu cabeza.
Me pregunto en el onsen, dolorido,
de donde vendrá el dicho
de que los japoneses la tienen pequeña.
Un nenúfar solitario
en el onsen.
Es mi erección.
Pedalean por las aceras de Tokyo.
Los unos hablan por móvil, los otros fuman.
Los japos son bastante payasetes.
Me confundo de salida
en la estación de Shinjuku.
¡Barrio de las putas!
Ameyoko, Ueno.
Enganchados al pachinko
viejos verdes desdentados.
Los humanoides
de ojos horadados
residen en Akihabara.
El gaijin afirma:
"No hay mayor necio
que el japonés necio."
Al calor del sakura
tu efigie
me la pone bien dura.
Se agradece al despertar
esa rosa de tu boca
en mi miembro levitar.
Ihsahn- Mensajes : 2969
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