¿Qué porcentaje de chicas del mundo son ................

quieres mimos? escribió:Pues para despedirme mejor, ya que es bastante probable que empezase por aquí hablando de pajas, me iré de la misma forma. Al más puro Joseba style. que no conocía este topic.

Lo primero, yo siempre he dicho que el porno en internet (junto con spotify y el KH7) es el mejor invento de la humanidad y lo sigo defendiendo y defenderé siempre hasta que me muera.

El video ese que puso shunt lo puse yo hace eones y no conseguí tanto seguimiento. .

Alguno ha flipado cuando yo comenté por aquí que hace muchos años estuve un par de veces 2 meses sin cascarmela. Ahora sigo en el hábito del 99% de mi vida desde los 9 y sobretodo desde los 19 años. Porno y pajas que ni todo el foro junto. Pero hace unos meses lo dejé, a medias, durante un tiempo me masturbaba solamente 3 veces al mes y vi porno aún con menos frecuencia. Pues fue maravilloso, si tuviese que destacar tres conductas negativas en mi: tendencia excesiva al caos (aclaro que esto es negativo sólo porque vivo en una sociedad de retrasados, de gente que lleva al menos 40 años de retraso, pero el caso es que lo es), procrastinación y nula inteligencia emocional.

-----------Esto que cuento aquí es una experiencia personal. No es una cura ni nada así. Y como dice uno de mis artistas favoritos, las 2 claves de la vida son: "el exceso con moderación" y "no aprender jamás de los errores de los demás, porque los demás son estúpidos"--------------

Pues durante esa etapa no sólo fui capaz de ser bastante creativo (algo muy inusual en mí), me sirvió de empujón para centrarme en mi y currar después de un estancamiento horriblemente largo, y sobretodo, para volver a sentir emociones y reconocerlas. Algo que, al menos de esta manera y durante tanto tiempo no me pasaba desde hace 10 años. Llevaba 10 años entumecido en ansiedad (no diagnosticada, o mejor dicho, creo que con diagnóstico negativo) y adicciones estúpidas.

No sólo dejé el porno, vale, tambien el puto candy crush y me había alejado del foro.

¿Por qué he vuelto (a las 3 cosas)? Porque esas emociones me han hecho ver lo gilipollas que soy y he sido en 9 años lo que me ha creado aún más ansiedad. El año pasado fue horrible, éste ha tenido cosas horribles y ahora me enfrento a 6 meses en los que voy a cambiar mi vida y el apoyo que tengo no es el que necesito, sólo lo es en unas pequeñas parcelitas demasiado lejanas. Me paso el 99 % del tiempo pensando en la revancha que me voy a tomar cuando esos cambios me salgan mal, porque la probabilidad de que salgan bien es de un 1 %. Sólo tengo rencor por haber sido tan retrasado durante tanto tiempo.

Y aunque las adicciones vengan fatal y creen más ansiedad, yo ahora necesito estar entumecido a ratos para poder funcionar.

Pero por si alguien se identifica con: tendencia al caos + procrastinación + nula inteligencia emocional (haber vuelto a perder esto es lo que más me jode) que pruebe, como dice shunt.

Si tengo que hacer un ranking de las 3 cosas que más daño me hacen para abandonar esas conductas o rasgos.

Este foro.
Los putos juegos de FB.
El porno en internet y machacarmela compulsivamente.

Las vuelvo a dejar hoy y ya las retomaré cuando pueda.

Zygmunt Bauman escribió:
En latín, cras significa “mañana”. Esa palabra solía ser semánticamente laxa y se la utilizaba también para referirse, como la célebremente vaga mañana, a un “después” indefinido —al futuro como tal— “Procrastinar” es situar algo entre las cosas que pertenecen al mañana. Situar algo allí, lo que implica de entrada que el lugar natural de esa cosa no es mañana, que la cosa en cuestión no pertenece al mañana por derecho propio. Por deducción, pertenece a otra parte.

El precepto de actitud/comportamiento que sentó las bases de la sociedad moderna y que hizo que la manera moderna de estar-en-el-mundo fuera a la vez posible e ineludible fue el principio de postergación de la gratificación (de la satisfacción de un deseo o necesidad, del momento de una experiencia placentera, del placer). Bajo esta forma la procrastinación hizo su entrada a la escena moderna (o más precisamente la modernizó). Como explicara Max Weber, fue más bien esa dilación particular, y no la premura y la impaciencia, la que se tradujo en innovaciones modernas tan espectaculares y trascendentes como, por un lado, la acumulación de capital y, por el otro, la difusión y el afianzamiento de la ética del trabajo. El deseo de progreso exacerbaba y atizaba los esfuerzos; pero la advertencia de “no todavía”, “justo ahora no”, orientaba esos esfuerzos hacia su consecuencia imprevista, que fue conocida con los nombres de “crecimiento”, “desarrollo”, “aceleración” y, por esa razón, “sociedad moderna”. Bajo la forma de “postergación de la gratificación”, la procrastinación conservó toda su ambivalencia interna. Libido y Tánato se enfrentaban en cada gesto de aplazamiento, y cada demora significaba el triunfo de Libido sobre su enemigo mortal. El deseo urgía al esfuerzo con la promesa de la gratificación, pero esa urgencia conservaba su poder en tanto la tan ansiada gratificación no pasara de ser una promesa. Todo el poder de motivación del deseo residía en esa insatisfacción. Finalmente, y para mantenerse con vida, el deseo tuvo que desear sólo su propia supervivencia.
Asimismo, bajo la forma de “postergación de la gratificación”, la procrastinación puso el arado de la tierra y la siembra por encima de la cosecha y la ingesta de sus frutos, la inversión por encima de la toma de ganancias, el ahorro por encima del gasto, la autonegación por encima de la autoindulgencia, y el trabajo por encima del consumo.
A causa de su ambivalencia, la procrastinación alimentó dos tendencias opuestas. Una de ellas condujo a la ética del trabajo, que confundió los fines con los medios y exaltó las virtudes del trabajo por el trabajo mismo y la idea de la postergación del placer como un valor en sí mismo, un valor tan exquisito que superaba incluso a aquellos otros valores a los que pretendía servir, postergación que la ética del trabajo propugnaba que debía extenderse indefinidamente. La otra tendencia condujo a la estética del consumo, que subordina el trabajo al rol secundario, meramente instrumental, de servir de abono, una actividad cuyo único valor se desprende no de lo que es, sino de lo que posibilita, y reduce al mínimo posible la larga lista de abstenciones y renunciamientos, quizá necesarios, pero en todo caso siempre penosos, que éste implica. Por ser una espada de doble filo, la procrastinación sirvió a la sociedad moderna tanto en su etapa “sólida” como en su etapa “fluida”, productiva como consumista, pero agobió cada una de estas fases con tensiones y conflictos axiológicos y de comportamiento sin solución. El pasaje hacia la actual sociedad de consumo significó entonces no tanto un cambio de valores sino más bien una profundización que llevó el principio de la procrastinación hasta el límite. Hoy, ese principio se ha vuelto muy vulnerable, ya que ha perdido el escudo protector que le proporcionaba la sanción ética. La postergación de la gratificación ya no es un signo de virtud moral. Es lisa y llanamente un obstáculo, una carga pesada que es índice de la imperfección de los acuerdos sociales, de la inadecuación personal, o de ambas.

quieres mimos? escribió:Al más puro Joseba style.