1 AÑO 1 DISCO <---- Los '90

rocket69 escribió:Pixies "Bossanova" (1990)
Guns N' Roses "Use Your Illusion I & II" (1991)
Su Ta Gar "Hortzak Estuturik" (1992)
Negu Gorriak "Borreroak Baditu Milaka Aurpegi" (1993)
Emperor - In the Nightside Eclipse (1994)
Alice In Chains (1995)
Tori Amos - Boys For Pele (1996)
Whiskeytown "Stranger Almanac" (1997)
Smashing Pumpkins "Adore" (1998)
Berri Txarrak "Ikasten" (1999)

Dust N Bones !? escribió:De Dissection he escuchado, a recomendación de Barbie, sus dos discos más aclamados, y me parecen enormes.

Dust N Bones !? escribió:No te gustan Union Carbide Productions ??  

Annie escribió:

punkuboi escribió:Y la versión underground, no baja de calidad con respecto a la más mainstream:

Bastro - Sing the troubled beast (1990)
Arcwelder - Jacket made in Canada (1991)
Alice Donut - The Untidy Suicides of your Degenerate Children (1992)
Demilich – Nespithe (1993)
Cryptopsy - Blasphemy made flesh (1994)
Medeski, Martin & Wood - Friday afternoon in the universe (1995)
Godflesh - Songs of love and hate (1996)
Idol Punch – Idol music (1997)
The Monorchid - Who put out the fire (1998)
Pinback - This is Pinback (1999)

Crowd of Isolated - Memories And Scars (1990)
Autopsy - Mental Funeral (1991)
Snuff - Reach (1992)
diSEMBOWELMENT - Transcendence Into the Peripheral (1993)
AntiSeen - Eat More Possum (1994)
Sator - Stereo (1995)
The Fixtures - Devil's Playground (1996)
Bill Fox - Shelter From The Smoke (1997)
DM3 - Rippled Soul (1998)
Hugo Race & The True Spirit - Last Frontier (1999)
Tarantula Hawk - Tarantula Hawk (2000)

Annie escribió:Cobarde. ¿Y tú te defines como soundista? ¡Jaaa! Alguien debería incluir en el manifiesto la obligatoriedad de hacer listas continuamente.

Esta es mi prometido Top 100 de 1995. Evidentemente no todos los considero de 10/10, pero sí que en todos ellos veo algo fantástico. Algo que en algunos de los que faltan y a otra gente le parecen geniales, nunca conseguí encontrar. Supongo que aquí saldrán muchos títulos que encajan en esa definición. El 101 es "New Beginning" de Tracy Chapman, así que el nivel sigue decreciendo. Lo que no decrecen son mis ganas de seguir encontrando discos que trastoquen este orden.


1. Blue Mountain . Dog Days (1995). O cómo las pequeñas cosas pueden llegar a ser las más importantes. Quizá un disco menor para el mundo discográfico; no en mi vida.

2. Blind Melon. Soup (1995). No sé cómo pude tardar tanto en encontrar a esta banda. Indiscutible disco grande del rock.

3. Doctor Deseo. Gotas de dolor...un charco de olvido (1995). Mi devoción por ellos es desmedida, y este es mi disco preferido. Tienen su mejor trabajo de guitarras, y una ambiente tan húmedo, oscuro y callejero como muestra la portada.

4. Chris Isaak. Forever Blue (1995). Para ser un clásico al estilo de los clásicos no basta con parecer tener carisma, hay que tener carisma. Chris es un Elegido.

5. Matthew Sweet. 100% Fun (1995). Mi disco preferido de Matthew Sweet. También quizá su disco más multiforme. Suena tan delicado como siempre, pero con un punto de nitidez que no le he vuelto a escuchar.

6. Wilco. A.M. (1995). Este disco dio una nueva esperanza al rock clásico, que personalmente creo que fue consumada a través de la propia discografía de la banda. A "Being there" le di un reconocimiento inmediato, pero con "A.M." necesité mirar atrás para concederle su grandeza justa. Es más de lo que fue.

7. The Jayhawks. Tomorrow the Green Grass (1995). Los juegos y armonías vocales de Olson/Louris son magia pura, y la secuencia de los 7 primeros temas es de nivel clásico.

8. Urge Overkill. Exit the Dragon (1995). Un rezagado de la New Wave que consigue sobrevivir sin mirar el calendario. Se le sancionó levemente por una producción más pulcra de lo habitual, pero para mí tiene el mejor repertorio de toda su carrera.

9. Teenage Fanclub. Grand Prix (1995). Uno de los ingredientes imprescindibles del power pop es la inocencia, y esta banda quizá base la mayor parte de su potencia en esa candidez. Este disco contiene algunos de los mejores temas del género que he escuchado jamás.

10. Morphine. Yes (1995). Los principales valores de este disco poco tienen que ver con el espíritu fálico del rock musculoso que aparenta, por eso cuantas más veces lo escuchas, menos te das cuenta que no piensa en guitarras.

11. Gene. Olympian (1995). La sombra de The Smiths y el estigma del Brit robaron a este disco, y a esta banda, el mérito que correspondía. Ya es tarde para reconocerles su sitio, porque tendría que saltar por encima del arraigo y el éxito de algunos otros con demasiado nombre.

12. Whiskeytown. Faithless Street (1995). Si algo le sobra a Ryan Adams es confianza en sí mismo. Aquí se pasó, porque estoy seguro de que no sintió el más mínimo miedo al pretender editar el mejor disco country rock desde hacía décadas. Creo que lo intentó, y también creo que casi lo consiguió.

13. Monster Magnet. Dopes to Infinity (1995). El rock volvía a ser macarra, ¡por fin! Sin divagaciones, frustraciones ni romanticismos.

14. Elliott Smith. Elliott Smith (1995). No es mi disco preferido suyo, pero escuchándolo no me cuesta sentir miedo, ternura, júbilo, serenidad, aprensión y dicha, a la vez. El mismo amalgama de reacciones caóticas que piensas que sólo tu propia incongruencia puede provocarte. Es Elliott Smith, el cantautor de los 90.

15. Pulp. Different Class (1995). Llenar un disco de singles no te asegura emoción. Llenarlo de sueños rotos, pretensiones caídas y romanticismo decadente pone las cosas mucho más fáciles.

16. Albert Pla. Supone Fonollosa (1995). Al principio me pareció desacertado tratar de mostrar la sensibilidad de los poemas de José María Fonollosa a través de una manera de cantar tan obscena, pero es imposible explicar esa delicadeza sin un medio extremo. Es indisolublemente bello y putrefacto, por ambas partes.

17. Tricky. Maxinquaye (1995). No creo en el triphop, pero desde este primer disco soy devoto de Tricky. Su música es tan intrigante y enigmática que parece perversa.

18. Anathema. The Silent Enigma (1995). El arranque del disco con "Restless oblivion" parece el opening de una nueva era. Y en cierto modo puede que lo fuera, y que se pueda cifrar este instante como uno de los muchos antes y después habidos a lo largo de la historia del Metal.

19. Mojave 3. Ask Me Tomorrow (1995). No son Mojave 3 del todo, tienen un pie en Slowdive todavía, pero ya no es tan etéreo todo. Hay sensaciones más naturales y fáciles de capturar. Nunca me cansaré de celebrar que exista esta banda.

20. Tish Hinojosa. Frontejas (1995). No es la voz, es la manera de cantar esas canciones. Parece mentira que en medio de una maraña de bandas garage, noise, grind, cayera rendido a la primera escucha de un disco de rancheras. Pero se ha convertido en uno de mis discos en castellano de cabecera de todos los tiempos.

21. Sparklehorse. Vivadixiesubmarinetransmissionplot (1995). Lo-fi on hi-fi. Con el debut de Sparklehouse se avistan indicios de vida inteligente en el rock alternativo.

22. Los Fabulosos Cadillacs. Rey Azúcar (1995). Demasiado ecléctico para el mercado, demasiado alejado de lo anglosajón para la crítica culta. Piensas que si un disco así no ha conseguido más reconocimiento, ya ningún disco en castellano lo hará. Otro "Sandinista" para la sombra.

23. Corcobado y Los Chatarreros de sangre y cielo. Arco iris de lágrimas (1995). No supe valorarlo en el momento, quizá porque intuí en algunos temas una clara intención comercial de single que me pudo molestar, pero revisado con los años, qué coño, es tan irreverente, corrosivo y sangrante como siempre, tanto en los temas más violentos como en los más románticos.

24. Negu Gorriak. Ideia zabaldu (1995). Fue el punto de mayor madurez de la banda. No sólo había una rica inversión de estilos y detalles, sino que consiguieron conservar la frescura de ideas del comienzo. Una pena que fuera la antesala de su despedida.

25. Ratos de Porão. "Feijoada Acidente?" - International (1995). Los discos tributo y de versiones se llegaron a convertir en una pantomima apresurada para sangrar un reconocimiento que uno no sabe bien dónde encajar. Cuesta encontrar en esta época discos que aprovechen un buen repertorio ajeno en su favor, para hacer un disco propio. Los "American Recordings" de Cash lo lograron, y éste también.

26. Immaculate Fools. Woodhouse (1995). Siempre huí de los sonidos folk británicos, pero la devoción por las melodías de Immaculate Fools y la voz de Kevin Weatherill representaban para mí demasiadas cosas como para apartar la vista de un disco así.

27. The Nomads. Made in Japan (Recorded in Sweden) (1995). Cuando empezaba a ebullir la emoción por la escena garage punk, Nomads parecía que llevaban veinte años de ventaja.

28. Paul Weller. Stanley Road (1995). Fue el primer disco en solitario que escuché de Paul Weller, y quedé prendado de la elegancia de su sonido y la delicadeza de sus composiciones. Es cierto que tiempo después he sabido reubicarlo un poco más abajo de lo que pensé que era, pero objetivamente siguen siendo innegables aquí algunos de los mejores temas de su carrera.

29. PJ Harvey. To Bring You My Love (1995). Sólo conseguí entender a PJ a través del rastro de Patti Smith por eso no es mi disco preferido suyo, pero sí que fue donde conecté con ella por primera vez.

30. Sator. Stereo (1995). Tardé en entender que el éxito jamás llamará a la puerta de algunas bandas, por eso durante un tiempo pensé que este giro comercial de Sator sería su empujón definitivo. En los 90, Turbonegro, Nomads o Sator, a algunos nos hicieron creer que el rock nórdico dominaría el mundo, pero entre los putos Oasis y Nirvana nos quedó claro que el orden terrenal de la música está en manos de otras cuestiones.

31. Roky Erickson. All That May Do My Rhyme (1995). Cualquier momento de Roky tiene capacidad para conmover, ya sea en clave psicodélica, a ritmo de su gibson o como aquí, disfrazado de country folker.

32. Cesária Évora. Cesaria (1995). Me sorprendía la voz de Cesaria Evora, pero hasta que no escuché este disco no la sentí cercana. Tiene mucho mucho blues.

33. Ron Sexsmith. Ron Sexsmith (1995). Para ser un mojigato tiene mucho descaro a la hora de desplegar recursos que descubran tus secretos. Este disco parece una confesión en voz baja que no pudiste controlar. Tan íntimo que parece tuyo.

34. The Allman Brothers Band. An Evening With The Allman Brothers Band (2nd Set) (1995). La segunda parte de un directo de la tercera época de Allman Brothers es aún una cosa muy seria.

35. Dead Moon. Nervous Sooner Changes (1995). Cuesta disociar un disco de Dead Moon de su obra completa, porque más que forjarse a través de los títulos, se han hecho sitio a través de su forma. Este fue el primer disco que compré de ellos porque me pareció irresistible su portada. Después vi que era lo mismo que sus grabaciones: hiperrealismo.

36. The Jazz Butcher. Illuminate (1995). La primera vez que oí a Jazz Butcher fue a través de un tema de este disco, y no podía creerme que hubieran pasado tan desapercibidos hasta ese momento. No era yo sólo, era el mundo entero el que no había tenido ojos.

37. Bon Jovi. These Days (1995). Cien años odiándoles para después rendirme en este disco. Hay sentimientos que parecen tan evidentes que los creemos ridículos. También son hijos de Dios.

38. Pretenders. The Isle of View (1995). Me repele la saga de unpluggeds de los 90, pero debo reconocer que a algunos de sus temas más pop el aspecto que toman aquí les reluce. También es la fuerza del directo.

39. John Lee Hooker. Chill Out (1995). Que los discos de John Lee Hooker de los 90, de "The healer" a "Chill out", pasando por "Mr. Lucky" fueran un descarado rescate comercial no significa que no fueran acertados en sus formas, en su contenido, y sobre todo en su mérito. Además en otra década quizá no, pero en esta fueron necesarios.

40. Morbid Angel. Domination (1995). La mejor definición del riff marcha atrás deathmetalero. No se puede decir un disco referente, pero sí un disco muy especial de una banda referente.

41. Kyuss ...And the Circus Leaves Town (1995). No fue el colofón final a una discografía notablemente creciente, pero al menos pretendió ser levemente diferente y consiguió agruparse complementariamente a sus dos obras maestras anteriores en una trilogía inolvidable.

42. Spiritualized. Pure Phase (1995). Cada disco de Spiritualized es un viaje a otra parte, pero me cuesta enfrentar los unos a los otros. No obstante este debe ser el momento más triposo que recuerdo de ellos, y por lo tanto el más fascinante.

43. Yo La Tengo. Electr-o-Pura (1995). El rock indie también ha sido interesante en algún momento.

44. Ned's Atomic Dustbin. Brainbloodvolume (1995). Uno de los errores que sentí en el llamado rock alternativo fue la pretensión descontrolada de abarcar géneros, sin la intención de concretar y pulir. A veces demasiada fusión sin sentido. Pues este disco en su momento me sorprendió por todo lo contrario, por el equilibrio y densidad de influencias. Nunca entendí porqué pasó desapercibido.

45. Spacemen 3. Translucent Flashbacks (The Glass Singles) (1995) Técnicamente estoy haciendo trampas hablando de 1995 con una recopilación de temas de finales de los 80, pero no soy el único que ha escuchado siempre estos singles del tirón en esta edición como si fueran un disco en sí mismo.

46. Distain! Cement Garden (1995). Me cuesta justificarme porque sé que si en 1995 me hubieran presentado ésto, habría montado en cólera, y unos años después me entró sin vaselina. Uno de los discos más emotivos de electro pop que he escuchado.

47. The Verve. A Northern Soul (1995). Nunca entenderé el reparto de premios del pop británico; rosas para los mediocres, oscuridad para los osados. Dicen que Richard Ashscroft al menos recibió la compensación del éxito fugaz con el siguiente disco de Verve, pero traducido viene a significar olvido; mierda, en castellano.

48. Darkthrone. Panzerfaust (1995). La trilogía Black que precede a ésto tiene mucho peso, pero creo que salvando el respeto por el sonido de esos discos, éste es mi preferido por temas, producción y actitud; crusty, macarra y épico a partes iguales.

49. Truly. Fast Stories...From Kid Coma (1995). Debe ser la versión más inteligente del grunge que he escuchado. O mejor dicho, la única manera grunge que he escuchado que me ha gustado realmente.

50. Ramones. Adios Amigos (1995). Una de las mayores decepciones musicales de mi vida fue ver a Ramones en la gira del 91, y mi pasión por la banda quedó afectada durante varios años. Pero habría que ser muy necio para menospreciar cualquiera de sus discos de estudio.

51. Saint Vitus. Die Healing (1995). Sólo Dios sabe porqué Saint Vitus no dominan el mundo del Metal. Enésimo disco monumental.

52. Mercury Rev. See You on the Other Side (1995). Descubrí este disco después de tenerles asumidos como una banda preciosista a través del orden, y me sigue costando entenderles a través del caos. Sigo prefiriendo sus melodías posteriores, pero no puedo pasar por alto un disco tan astral.

53. Celestial Season. Solar Lovers (1995). Doom melancólico sin necesidad de histrionismo gótico. Una de las piezas olvidadas del Metal que nunca debería olvidarse.

54. Man Is the Bastard. Thoughtless (1995). Lógicamente ha mermado la impresión, pero en su momento me impactó que una banda hardcore punk pudiera sonar tan insana y violenta a través de unos ritmos tan ralentizados. El ruidismo y la sensación rítmica contranatura me desconcertaron desde la primera escucha.

55. Suffocation. Pierced From Within (1995). Siento que tras este disco la saturación de brutalidad death ya no consiguió ir a más, y que en ese sentido han sido vanos todos los buenos y malos discos posteriores por estirar las posibilidades del género.

56. Mike Scott. Bring 'em All In (1995). A veces parecen descartes de Waterboys, providencialmente aprovechados semidesnudos para justificar su primer disco en solitario tras la ruptura de la banda. Pero eso no impide que el disco sea bonito, emotivo, brillante, porque hay algo que, más allá de lo que falta, está: su voz.

57. Natalie Merchant. Tigerlily (1995). Descubrí tardíamente a esta mujer, entre otras cosas porque nunca soporté a 10.000 Maniacs, pero en vez de regodearme en mi retraso, lo primero que hice fue quejarme de que su discografía fuera tan corta. Este disco recoge la mejor tradición de las grandes voces folk americanas de finales de los 60 y los 70.

58. Paul Chain. Alkahest (1995). Alguien dijo que para escuchar a cuatro hipsters fusilando riffs de Sabbath, era mejor acurrucarse en Paul Chain. Yo digo que habiendo Paul Chain, qué cojones me cuentan a mí de "Forbidden".

59. Low. Long Division (1995). Imposible superar el impacto de su debut, pero "Long division" sigue conservando los espacios de silencio como reacción a la estridencia noventera. Sin duda son un alivio generacional.

60. Gov't Mule. Gov't Mule (1995). Por mucha dependencia estilística que sufran Gov´t Mule, por mucha sinrazón de sincanciones que haya en su repertorio, es suficiente la presencia de la guitarra y la voz de Warren Haynes para justificar el blues.

61. Tindersticks. Tindersticks [II] (1995). Escucharles haciendo de Walkabouts en "Travelling light", con la propia Carla, sacudió el miedo que me daba su romanticismo tenebroso. Fue mirarles a través de un agujero diferente, que cambió mi idea de la banda.

62. Steve Earle. Train a Comin' (1995). Me alegro de no haber escuchado este disco en su momento porque lo habría usado como arma arrojadiza contra la falsa pretensión de disco acústico que fue "The ghost of Tom Joad". No necesita desplazar a otro para tener su sitio.

63. Jeff Dahl. Bliss (1995). La primera vez que vi el nombre de Jeff Dahl fue en ese disco tributo a Ramones de 1991 titulado "Gabba gabba hey", y lo apunté en la agenda como preferente. Su punk es sexy y elegante, sin dejar de ser macarra. No me hace gracia que en este disco sea más Marc Bolan que Johnny Thunders, pero su carácter underground es un salvoconducto.

64. Slowdive. Pygmalion (1995). No comparto la idea pop de Slowdive, y lo que más me atrae de ellos es la volatilidad kraut, que en este disco domina cada minuto. La teoría de que el sentido común de las canciones quedó apartado para forjar el nacimiento paralelo de Mojave 3, y de que este es un disco experimental en solitario de Neil Halstead, jugaron en mi favor.

65. Emmylou Harris. Wrecking Ball (1995). Cada vez que suena este disco, me castiga la culpabilidad de olvidarme tan a menudo de esta mujer. Su discografía está llena de pequeños buenos discos, pero este es una joya escondida.

66. Leftfield. Leftism (1995). Hasta poco después de editarse ésto yo no había oído nunca un disco completo de electrónica bailable. Leftfield y Underworld fueron una gran sorpresa porque barrieron de mi cabeza el concepto de música chunga e inculta a que asociaba ignorantemente yo el maquineo.

67. Marianne Faithfull. A Secret Life (1995). Para muchos una farsante, para mí una de las mejores voces femeninas del rock. La prefiero interpretando standards dentro del rock que a merced de un compositor y unos arreglos de cuerda, pero después de 10 años, y tras un directo como "Blazing away", despertar con un disco de temas nuevos de este nivel es loable.

68. Don Caballero. Don Caballero 2 (1995). Ciertamente han acabado agotando la fórmula pero aquí aún eran capaces de sonar locos y frescos a la vez, retorcidos y entretenidos.

69. Los Coronas. Los Coronas (1995). Su posterior discografía, mucho más exquisita y refinada, ha empequeñecido este disco, pero cuando salió fue osado para la escena nacional.

70. St Germain. Boulevard (1995). Es injusto despreciar a una banda porque sufra el aplauso de ser cool. No tiene el nivel personal de "Tourist" pero es un gran despliegue de espontaneidad y luminotecnia. Es guay, sí.

71. Autopsy. Shitfun (1995). Coprocríticas, no interesan para el rockanrol. ¿Problemas con las letras? Quizá sean más humanistas las de "Metal funeral". Es difícil aferrarse a un género musical tan estrecho sonando diferente disco tras disco, y Autopsy es una de las pocas bandas que lo ha conseguido.

72. Guided by Voices. Alien Lanes (1995). Algo tan espontáneo, directo y crudo puede interpretarse como intencionadamente cool, pero creo que el resultado es demasiado honesto como para estar orquestado.

73. Gari. Gari (1999). Hertzainak no era sólo Gari, pero Gari en solitario ha sido para mí una secuela brillante, y como la gran mayor parte del rock en euskera, ignorado más allá de sus fronteras. Un verdadero desperdicio.

74. Wim Mertens. Jérémiades (1995). Descubrí a Wim Mertens por esa época, y creo que fue a través de una docena de discos de golpe, así que reconozco que me cuesta discernir algunos. Pero recuerdo reclamar éste, entre otros dos o tres, porque me sorprendía cómo podía incluír esa manera de cantar dentro de lo que yo pensaba que era un concepto clásico.

75. Haemorrhage. Emetic Cult (1995). Cuanto más jóvenes somos menos criterio y más osadía tenemos, y aunque sigamos haciendo las mismas cosas, como Haemorrhage, tenemos más reparos y somos más críticos. En cierto modo eso también significa ser menos sinceros. No es su mejor disco, pero es inmediato como una respuesta adolescente.

76. Kim Fowley & Ben Vaughn. Kings of Saturday Night (1995). Puede ser un crimen decir que me acerqué al disco porque conocía a Ben Vaughn, y no a Kim Fowley, pero hasta él mismo se vio atraído por él. Loco rock`n´roll.

77. John Hiatt. Walk On (1995). A excepción de con su debut y con su reciente "Same old man", nuinca tuve la sensación de que fuera algo sumamente especial cada disco que salía o descubría de John Hiatt. Sin embargo todos y cada uno los sentí necesarios y acertados.

78. Buffalo Tom. Sleepy Eyed (1995). No quería que me salpicara el grunge pero supongo que es inevitable que en uno u otro disco se colara. En mi descargo diré que el sentido pop que le concede Bill Janovitz a las canciones se aleja del tono hard que me distancia de otras bandas más metidas en el género. Llegué al disco a través del tema "Souvenir", y me pareció casi power.

79. Electric Wizard. Electric Wizard (1995). Cuando sientes que un debut es algo tan importante como la continuidad más coherente que has escuchado de los Sabbath de los 70, y con cada siguiente disco que van sacando te das cuenta que sólo estabas ante una muestra sin pulir de sus posibilidades, sabes que se trata de una gran banda.

80. Brujeria. Raza odiada (1995). Con miembros de Maná.

81. Neil Young. Mirror Ball (1995). Un disco de Neil Young es más que esto, pero sigue siendo Neil Young, claro. Pearl Jam no son Crazy Horse, ni siquiera para lo que requería el disco.

82. Van Morrison. Days Like This (1995). Este Van Morrison fue criticado por cómodo, insulso, repulido, plano, aburrido. Afortunadamente para mí a principios de los 90 estaba completamente atrapado por su halo, y cada nueva grabación era exprimida, y magnificado el más mínimo detalle. No lo recomiendo, pero sí lo disfruto.

83. The Quill. The Quill (2000). Tuve la suerte de descubrir a la banda fuera de tiempo, con la edición de "Voodoo caravan", porque si no habrían caído en mi prejuicioso desdén hacia la afinidad grunge. En ese momento ya fui más consciente de su marco Hard, y donde hubiera visto a Soundgarden supe ver a Whitesnake. Acierto de banda.

84. D.A.D. Helpyourselfish (1995). D.A.D. es una de esos grupos que uno no entiende porqué no han triunfado dentro de su estilo, incluso cuando, como en este disco, cuando ido evolucionando a la par que otras compañeros. Suenan grunge sin perder el Hair, como Skid Row en "Subhuman race", de este mismo año, pero unos son de New Jersey y otros de Dinamarca. ¿será eso?

85. Motörhead. Sacrifice (1995). Si me obligaran a desechar una época de Motorhead, sé que le tocaría a la de Wurzel, como cuarteto, pero eso no significa siquiera que me parezca regular. Prefiero la versión punk o rockanrolera de ellos, pero metaleando son demoledores. Dentro de esta época, éste último y "1916" son mis preferidos.

86. Cathedral. The Carnival Bizarre (1995). Mutar de una visión deathmetalera de Comus a una hardstoner de ZZ Top fue un golpe sangriento para mucha gente. No comparto la pasión de estos Cathedral, pero tampoco practico el desprecio. Prefiero otros de sus discos, pero éste tiene su peso.

87. Fu Manchu. Daredevil (1995). No se puede negar que la fórmula de Fu Manchu a veces es plana, pero suenan cojonudo. Y cuando en otras bandas el hecho de que casi todos los temas de casi todos los discos se parezcan es un problema, con ellos lo único que hace es ahorrarte el trabajo de decidir con cuál quieres disfrutar un buen rato.

88. Red House Painters. Ocean Beach (1995). Que sea el disco folk en solitario de Mark Kozelek parece molestarle a alguna gente. A mí no.

89. Today Is the Day. Willpower (1994). En los 90 el hardcore se convirtió en un reto para mí. Cada vez que veía en un zine un nombre de una banda, era desconcertante, no sabía qué locura de sonido podía esperarme al otro lado. Aún hoy sigue pareciéndome inquietante ésto, y provocándome incertidumbre cada vez que lo pincho.

90. The Highwaymen. The Road Goes on Forever (1995). La suma de sus nombres no se ajusta al resultado final, pero la suma de sus voces sí justifica el resultado parcial.

91. The Charlatans. The Charlatans (1995). No cuesta ver el pecado britpop, pero tampoco hace falta fijarse demasiado para ver las referencias rockeras a Faces, Kinks o Stones.

92. Skunk Anansie. Paranoid & Sunburnt (1995). No considero que tenga buenas canciones, pero la voz de esta tía es capaz de sustentar un disco.

93. Zeni Geva. Freedom Bondage (1995). Posiblemente si no hubiera salido con Alternative Tentacles, ni hubieran sido japoneses, no habría sentido curiosidad, pero aprovechado en mi favor, sumé otro interesante capítulo noise con que definir una década de caos.

94. El Vez. El Vez Is Alive! (1995). Tratar de recoger un show de El Vez en un disco es complicado, aunque si tratáramos de definir ambos, creo que coincidiríamos en algunos adjetivos: descabellado, alocado, extravagante, divertido. Además el único sentido del propio personaje es el directo, así que se puede considerarse cualquier grabación suya en directo como lo correcto.

95. Rancid ...And Out Come the Wolves (1995). El peor disco del 77, o del 80, británicos, se mea en esto, porque tiene demasiada tontuna californiana, pero hay que reconocer que los temas estaban inspirados y tocados respetablemente.

96. Iced Earth. Burnt Offerings (1995). En los 90 tenía perdida en absoluto la confianza en el Heavy clásico, y esta banda fue una de las pocas que fugazmente me devolvió cierta esperanza. Y este disco contenía uno de los principales temas que me motivaban.

97. Loreena McKennitt. A Winter Garden: Five Songs for the Season (1995). Que sea un ep y aparezca en esta lista no es porque lo reclame entre sus discos celebrados, pero lo grabé en la misma cinta que "The mask and the mirror" y acabé oyéndolo las mismas veces ... No obstante la interpretación de "Snow" y el aire oriental de "God rest", sí son reseñables.

98. The Archers of Load. Vee Vee (1995). De tono cansino y espíritu desganado, parece una secuela Indie de la depresión grunge, pero tiene una apariencia doméstica que lo vuelve cariñoso; sus riffs suenan a radiocasette que no puede con la cinta. Lo considero una perversión dentro de mis gustos.

99. Abhinanda. Never Ending Well of Bliss (1995) Un ep straight edge no debería recoger suficiente mérito para aparecer en una lista como esta, pero tengo mis vicios.

100. Papas Fritas. Papas Fritas (1995). Se puede hacer pop lelo y escapar del tedio. O eso, o caer en gracia.

Annie escribió:

Dust N Bones !? escribió:De Dissection he escuchado, a recomendación de Barbie, sus dos discos más aclamados, y me parecen enormes.

Dissection es algo innegociable para mí. No paso por ello. No me busques tampoco en los matices sinfónicos de Emperor. Me dan lo mismo los elogios; no soporto ese metal, ampuloso para mí.

Dust N Bones !? escribió:No te gustan Union Carbide Productions ??  

Soy gran fan de Pleasure Fuckers. ¿Sirve de algo la respuesta?  

Rockenberg escribió:por ejemplo

1990/DANZIG Lucifge
1991/GNR Use Your Illusions
1992/ALICE IN CHAINS Dirt
1993/SEPULTURA Chaos AD
1994/CORROSION OF CONFORMITY Deliverance
1995/BLIND MELON Soup
1996/THE AFGHAN WHIGS Black Love
1997/WHISKEYTOWN Strangers Almanac
1998/BACKYARD BABIES Total 13
1999/DGENERATION Trough The Darknessn

javi clemente escribió:95. Rancid ...And Out Come the Wolves (1995). El peor disco del 77, o del 80, británicos, se mea en esto, porque tiene demasiada tontuna californiana, pero hay que reconocer que los temas estaban inspirados y tocados respetablemente.


Menudo golpe bajo de Annie escondido al final de la lista.

Annie escribió:

javi clemente escribió:95. Rancid ...And Out Come the Wolves (1995). El peor disco del 77, o del 80, británicos, se mea en esto, porque tiene demasiada tontuna californiana, pero hay que reconocer que los temas estaban inspirados y tocados respetablemente.


Menudo golpe bajo de Annie escondido al final de la lista.

   A ver ... reconozco que el disco tiene ingeniosos temas punks, pero dime honestamente si conoces un disco punk británico entre 1977 y 1980 que tenga menos garra, y a fin de cuentas esencia, que esto. Que no, que no. Que seguro que hay muchísimas cosas peores, pero a Rancid, y este disco en concreto, se les tiene muy bien considerados, y no creo que valgan más que las bandas que se consideraban secundarias del género. No veo nunca en las listas que sí salen Rancia a bandas como Vice Squad, Oi! Polloi, Cock Sparrer, Cockney Rejects, Subhumans, Conflict, Agent Orange, y un montón de ellas más, que están aún consideradas un escalafón por debajo de Adicts, Blitz, Stiff Little Fingers, GBH , Peter & the Test Tube Babies, etc, etc ... ¡¡que tampoco aparecen!! A mí me parece un agravio comparativo muy grave. Todas estas bandas tenían más alma que Rancid, sin quitarles mérito a éstos, donde lo tienen. Es como querer comparar a Minor Threat, Underdog o Articles of Faith con Good Riddance, Hot Water Music y Lag Wagon. No, no. Tienen sus cosas buenas que decir, pero yo veo demasiado claro que en el punk, en el núcleo de la furia, poco pueden equipararse. California is La Patagonia.

Dust N Bones !? escribió:

Annie escribió:

Dust N Bones !? escribió:De Dissection he escuchado, a recomendación de Barbie, sus dos discos más aclamados, y me parecen enormes.

Dissection es algo innegociable para mí. No paso por ello. No me busques tampoco en los matices sinfónicos de Emperor. Me dan lo mismo los elogios; no soporto ese metal, ampuloso para mí.

Dust N Bones !? escribió:No te gustan Union Carbide Productions ??  

Soy gran fan de Pleasure Fuckers. ¿Sirve de algo la respuesta?  

Grande Kike Turmix por su importancia en el mundo del rock n roll en este país, pero Pleasure Fuckers aún gustándome, nunca me parecieron nada del otro mundo. De hecho, me parecen mejores Sin City Six que es la banda que montaron después varios de ellos.

deniztek escribió:

Annie escribió:Cobarde. ¿Y tú te defines como soundista? ¡Jaaa! Alguien debería incluir en el manifiesto la obligatoriedad de hacer listas continuamente.

Esta es mi prometido Top 100 de 1995. Evidentemente no todos los considero de 10/10, pero sí que en todos ellos veo algo fantástico. Algo que en algunos de los que faltan y a otra gente le parecen geniales, nunca conseguí encontrar. Supongo que aquí saldrán muchos títulos que encajan en esa definición. El 101 es "New Beginning" de Tracy Chapman, así que el nivel sigue decreciendo. Lo que no decrecen son mis ganas de seguir encontrando discos que trastoquen este orden.


1. Blue Mountain . Dog Days (1995). O cómo las pequeñas cosas pueden llegar a ser las más importantes. Quizá un disco menor para el mundo discográfico; no en mi vida.

2. Blind Melon. Soup (1995). No sé cómo pude tardar tanto en encontrar a esta banda. Indiscutible disco grande del rock.

3. Doctor Deseo. Gotas de dolor...un charco de olvido (1995). Mi devoción por ellos es desmedida, y este es mi disco preferido. Tienen su mejor trabajo de guitarras, y una ambiente tan húmedo, oscuro y callejero como muestra la portada.

4. Chris Isaak. Forever Blue (1995). Para ser un clásico al estilo de los clásicos no basta con parecer tener carisma, hay que tener carisma. Chris es un Elegido.

5. Matthew Sweet. 100% Fun (1995). Mi disco preferido de Matthew Sweet. También quizá su disco más multiforme. Suena tan delicado como siempre, pero con un punto de nitidez que no le he vuelto a escuchar.

6. Wilco. A.M. (1995). Este disco dio una nueva esperanza al rock clásico, que personalmente creo que fue consumada a través de la propia discografía de la banda. A "Being there" le di un reconocimiento inmediato, pero con "A.M." necesité mirar atrás para concederle su grandeza justa. Es más de lo que fue.

7. The Jayhawks. Tomorrow the Green Grass (1995). Los juegos y armonías vocales de Olson/Louris son magia pura, y la secuencia de los 7 primeros temas es de nivel clásico.

8. Urge Overkill. Exit the Dragon (1995). Un rezagado de la New Wave que consigue sobrevivir sin mirar el calendario. Se le sancionó levemente por una producción más pulcra de lo habitual, pero para mí tiene el mejor repertorio de toda su carrera.

9. Teenage Fanclub. Grand Prix (1995). Uno de los ingredientes imprescindibles del power pop es la inocencia, y esta banda quizá base la mayor parte de su potencia en esa candidez. Este disco contiene algunos de los mejores temas del género que he escuchado jamás.

10. Morphine. Yes (1995). Los principales valores de este disco poco tienen que ver con el espíritu fálico del rock musculoso que aparenta, por eso cuantas más veces lo escuchas, menos te das cuenta que no piensa en guitarras.

11. Gene. Olympian (1995). La sombra de The Smiths y el estigma del Brit robaron a este disco, y a esta banda, el mérito que correspondía. Ya es tarde para reconocerles su sitio, porque tendría que saltar por encima del arraigo y el éxito de algunos otros con demasiado nombre.

12. Whiskeytown. Faithless Street (1995). Si algo le sobra a Ryan Adams es confianza en sí mismo. Aquí se pasó, porque estoy seguro de que no sintió el más mínimo miedo al pretender editar el mejor disco country rock desde hacía décadas. Creo que lo intentó, y también creo que casi lo consiguió.

13. Monster Magnet. Dopes to Infinity (1995). El rock volvía a ser macarra, ¡por fin! Sin divagaciones, frustraciones ni romanticismos.

14. Elliott Smith. Elliott Smith (1995). No es mi disco preferido suyo, pero escuchándolo no me cuesta sentir miedo, ternura, júbilo, serenidad, aprensión y dicha, a la vez. El mismo amalgama de reacciones caóticas que piensas que sólo tu propia incongruencia puede provocarte. Es Elliott Smith, el cantautor de los 90.

15. Pulp. Different Class (1995). Llenar un disco de singles no te asegura emoción. Llenarlo de sueños rotos, pretensiones caídas y romanticismo decadente pone las cosas mucho más fáciles.

16. Albert Pla. Supone Fonollosa (1995). Al principio me pareció desacertado tratar de mostrar la sensibilidad de los poemas de José María Fonollosa a través de una manera de cantar tan obscena, pero es imposible explicar esa delicadeza sin un medio extremo. Es indisolublemente bello y putrefacto, por ambas partes.

17. Tricky. Maxinquaye (1995). No creo en el triphop, pero desde este primer disco soy devoto de Tricky. Su música es tan intrigante y enigmática que parece perversa.

18. Anathema. The Silent Enigma (1995). El arranque del disco con "Restless oblivion" parece el opening de una nueva era. Y en cierto modo puede que lo fuera, y que se pueda cifrar este instante como uno de los muchos antes y después habidos a lo largo de la historia del Metal.

19. Mojave 3. Ask Me Tomorrow (1995). No son Mojave 3 del todo, tienen un pie en Slowdive todavía, pero ya no es tan etéreo todo. Hay sensaciones más naturales y fáciles de capturar. Nunca me cansaré de celebrar que exista esta banda.

20. Tish Hinojosa. Frontejas (1995). No es la voz, es la manera de cantar esas canciones. Parece mentira que en medio de una maraña de bandas garage, noise, grind, cayera rendido a la primera escucha de un disco de rancheras. Pero se ha convertido en uno de mis discos en castellano de cabecera de todos los tiempos.

21. Sparklehorse. Vivadixiesubmarinetransmissionplot (1995). Lo-fi on hi-fi. Con el debut de Sparklehouse se avistan indicios de vida inteligente en el rock alternativo.

22. Los Fabulosos Cadillacs. Rey Azúcar (1995). Demasiado ecléctico para el mercado, demasiado alejado de lo anglosajón para la crítica culta. Piensas que si un disco así no ha conseguido más reconocimiento, ya ningún disco en castellano lo hará. Otro "Sandinista" para la sombra.

23. Corcobado y Los Chatarreros de sangre y cielo. Arco iris de lágrimas (1995). No supe valorarlo en el momento, quizá porque intuí en algunos temas una clara intención comercial de single que me pudo molestar, pero revisado con los años, qué coño, es tan irreverente, corrosivo y sangrante como siempre, tanto en los temas más violentos como en los más románticos.

24. Negu Gorriak. Ideia zabaldu (1995). Fue el punto de mayor madurez de la banda. No sólo había una rica inversión de estilos y detalles, sino que consiguieron conservar la frescura de ideas del comienzo. Una pena que fuera la antesala de su despedida.

25. Ratos de Porão. "Feijoada Acidente?" - International (1995). Los discos tributo y de versiones se llegaron a convertir en una pantomima apresurada para sangrar un reconocimiento que uno no sabe bien dónde encajar. Cuesta encontrar en esta época discos que aprovechen un buen repertorio ajeno en su favor, para hacer un disco propio. Los "American Recordings" de Cash lo lograron, y éste también.

26. Immaculate Fools. Woodhouse (1995). Siempre huí de los sonidos folk británicos, pero la devoción por las melodías de Immaculate Fools y la voz de Kevin Weatherill representaban para mí demasiadas cosas como para apartar la vista de un disco así.

27. The Nomads. Made in Japan (Recorded in Sweden) (1995). Cuando empezaba a ebullir la emoción por la escena garage punk, Nomads parecía que llevaban veinte años de ventaja.

28. Paul Weller. Stanley Road (1995). Fue el primer disco en solitario que escuché de Paul Weller, y quedé prendado de la elegancia de su sonido y la delicadeza de sus composiciones. Es cierto que tiempo después he sabido reubicarlo un poco más abajo de lo que pensé que era, pero objetivamente siguen siendo innegables aquí algunos de los mejores temas de su carrera.

29. PJ Harvey. To Bring You My Love (1995). Sólo conseguí entender a PJ a través del rastro de Patti Smith por eso no es mi disco preferido suyo, pero sí que fue donde conecté con ella por primera vez.

30. Sator. Stereo (1995). Tardé en entender que el éxito jamás llamará a la puerta de algunas bandas, por eso durante un tiempo pensé que este giro comercial de Sator sería su empujón definitivo. En los 90, Turbonegro, Nomads o Sator, a algunos nos hicieron creer que el rock nórdico dominaría el mundo, pero entre los putos Oasis y Nirvana nos quedó claro que el orden terrenal de la música está en manos de otras cuestiones.

31. Roky Erickson. All That May Do My Rhyme (1995). Cualquier momento de Roky tiene capacidad para conmover, ya sea en clave psicodélica, a ritmo de su gibson o como aquí, disfrazado de country folker.

32. Cesária Évora. Cesaria (1995). Me sorprendía la voz de Cesaria Evora, pero hasta que no escuché este disco no la sentí cercana. Tiene mucho mucho blues.

33. Ron Sexsmith. Ron Sexsmith (1995). Para ser un mojigato tiene mucho descaro a la hora de desplegar recursos que descubran tus secretos. Este disco parece una confesión en voz baja que no pudiste controlar. Tan íntimo que parece tuyo.

34. The Allman Brothers Band. An Evening With The Allman Brothers Band (2nd Set) (1995). La segunda parte de un directo de la tercera época de Allman Brothers es aún una cosa muy seria.

35. Dead Moon. Nervous Sooner Changes (1995). Cuesta disociar un disco de Dead Moon de su obra completa, porque más que forjarse a través de los títulos, se han hecho sitio a través de su forma. Este fue el primer disco que compré de ellos porque me pareció irresistible su portada. Después vi que era lo mismo que sus grabaciones: hiperrealismo.

36. The Jazz Butcher. Illuminate (1995). La primera vez que oí a Jazz Butcher fue a través de un tema de este disco, y no podía creerme que hubieran pasado tan desapercibidos hasta ese momento. No era yo sólo, era el mundo entero el que no había tenido ojos.

37. Bon Jovi. These Days (1995). Cien años odiándoles para después rendirme en este disco. Hay sentimientos que parecen tan evidentes que los creemos ridículos. También son hijos de Dios.

38. Pretenders. The Isle of View (1995). Me repele la saga de unpluggeds de los 90, pero debo reconocer que a algunos de sus temas más pop el aspecto que toman aquí les reluce. También es la fuerza del directo.

39. John Lee Hooker. Chill Out (1995). Que los discos de John Lee Hooker de los 90, de "The healer" a "Chill out", pasando por "Mr. Lucky" fueran un descarado rescate comercial no significa que no fueran acertados en sus formas, en su contenido, y sobre todo en su mérito. Además en otra década quizá no, pero en esta fueron necesarios.

40. Morbid Angel. Domination (1995). La mejor definición del riff marcha atrás deathmetalero. No se puede decir un disco referente, pero sí un disco muy especial de una banda referente.

41. Kyuss ...And the Circus Leaves Town (1995). No fue el colofón final a una discografía notablemente creciente, pero al menos pretendió ser levemente diferente y consiguió agruparse complementariamente a sus dos obras maestras anteriores en una trilogía inolvidable.

42. Spiritualized. Pure Phase (1995). Cada disco de Spiritualized es un viaje a otra parte, pero me cuesta enfrentar los unos a los otros. No obstante este debe ser el momento más triposo que recuerdo de ellos, y por lo tanto el más fascinante.

43. Yo La Tengo. Electr-o-Pura (1995). El rock indie también ha sido interesante en algún momento.

44. Ned's Atomic Dustbin. Brainbloodvolume (1995). Uno de los errores que sentí en el llamado rock alternativo fue la pretensión descontrolada de abarcar géneros, sin la intención de concretar y pulir. A veces demasiada fusión sin sentido. Pues este disco en su momento me sorprendió por todo lo contrario, por el equilibrio y densidad de influencias. Nunca entendí porqué pasó desapercibido.

45. Spacemen 3. Translucent Flashbacks (The Glass Singles) (1995) Técnicamente estoy haciendo trampas hablando de 1995 con una recopilación de temas de finales de los 80, pero no soy el único que ha escuchado siempre estos singles del tirón en esta edición como si fueran un disco en sí mismo.

46. Distain! Cement Garden (1995). Me cuesta justificarme porque sé que si en 1995 me hubieran presentado ésto, habría montado en cólera, y unos años después me entró sin vaselina. Uno de los discos más emotivos de electro pop que he escuchado.

47. The Verve. A Northern Soul (1995). Nunca entenderé el reparto de premios del pop británico; rosas para los mediocres, oscuridad para los osados. Dicen que Richard Ashscroft al menos recibió la compensación del éxito fugaz con el siguiente disco de Verve, pero traducido viene a significar olvido; mierda, en castellano.

48. Darkthrone. Panzerfaust (1995). La trilogía Black que precede a ésto tiene mucho peso, pero creo que salvando el respeto por el sonido de esos discos, éste es mi preferido por temas, producción y actitud; crusty, macarra y épico a partes iguales.

49. Truly. Fast Stories...From Kid Coma (1995). Debe ser la versión más inteligente del grunge que he escuchado. O mejor dicho, la única manera grunge que he escuchado que me ha gustado realmente.

50. Ramones. Adios Amigos (1995). Una de las mayores decepciones musicales de mi vida fue ver a Ramones en la gira del 91, y mi pasión por la banda quedó afectada durante varios años. Pero habría que ser muy necio para menospreciar cualquiera de sus discos de estudio.

51. Saint Vitus. Die Healing (1995). Sólo Dios sabe porqué Saint Vitus no dominan el mundo del Metal. Enésimo disco monumental.

52. Mercury Rev. See You on the Other Side (1995). Descubrí este disco después de tenerles asumidos como una banda preciosista a través del orden, y me sigue costando entenderles a través del caos. Sigo prefiriendo sus melodías posteriores, pero no puedo pasar por alto un disco tan astral.

53. Celestial Season. Solar Lovers (1995). Doom melancólico sin necesidad de histrionismo gótico. Una de las piezas olvidadas del Metal que nunca debería olvidarse.

54. Man Is the Bastard. Thoughtless (1995). Lógicamente ha mermado la impresión, pero en su momento me impactó que una banda hardcore punk pudiera sonar tan insana y violenta a través de unos ritmos tan ralentizados. El ruidismo y la sensación rítmica contranatura me desconcertaron desde la primera escucha.

55. Suffocation. Pierced From Within (1995). Siento que tras este disco la saturación de brutalidad death ya no consiguió ir a más, y que en ese sentido han sido vanos todos los buenos y malos discos posteriores por estirar las posibilidades del género.

56. Mike Scott. Bring 'em All In (1995). A veces parecen descartes de Waterboys, providencialmente aprovechados semidesnudos para justificar su primer disco en solitario tras la ruptura de la banda. Pero eso no impide que el disco sea bonito, emotivo, brillante, porque hay algo que, más allá de lo que falta, está: su voz.

57. Natalie Merchant. Tigerlily (1995). Descubrí tardíamente a esta mujer, entre otras cosas porque nunca soporté a 10.000 Maniacs, pero en vez de regodearme en mi retraso, lo primero que hice fue quejarme de que su discografía fuera tan corta. Este disco recoge la mejor tradición de las grandes voces folk americanas de finales de los 60 y los 70.

58. Paul Chain. Alkahest (1995). Alguien dijo que para escuchar a cuatro hipsters fusilando riffs de Sabbath, era mejor acurrucarse en Paul Chain. Yo digo que habiendo Paul Chain, qué cojones me cuentan a mí de "Forbidden".

59. Low. Long Division (1995). Imposible superar el impacto de su debut, pero "Long division" sigue conservando los espacios de silencio como reacción a la estridencia noventera. Sin duda son un alivio generacional.

60. Gov't Mule. Gov't Mule (1995). Por mucha dependencia estilística que sufran Gov´t Mule, por mucha sinrazón de sincanciones que haya en su repertorio, es suficiente la presencia de la guitarra y la voz de Warren Haynes para justificar el blues.

61. Tindersticks. Tindersticks [II] (1995). Escucharles haciendo de Walkabouts en "Travelling light", con la propia Carla, sacudió el miedo que me daba su romanticismo tenebroso. Fue mirarles a través de un agujero diferente, que cambió mi idea de la banda.

62. Steve Earle. Train a Comin' (1995). Me alegro de no haber escuchado este disco en su momento porque lo habría usado como arma arrojadiza contra la falsa pretensión de disco acústico que fue "The ghost of Tom Joad". No necesita desplazar a otro para tener su sitio.

63. Jeff Dahl. Bliss (1995). La primera vez que vi el nombre de Jeff Dahl fue en ese disco tributo a Ramones de 1991 titulado "Gabba gabba hey", y lo apunté en la agenda como preferente. Su punk es sexy y elegante, sin dejar de ser macarra. No me hace gracia que en este disco sea más Marc Bolan que Johnny Thunders, pero su carácter underground es un salvoconducto.

64. Slowdive. Pygmalion (1995). No comparto la idea pop de Slowdive, y lo que más me atrae de ellos es la volatilidad kraut, que en este disco domina cada minuto. La teoría de que el sentido común de las canciones quedó apartado para forjar el nacimiento paralelo de Mojave 3, y de que este es un disco experimental en solitario de Neil Halstead, jugaron en mi favor.

65. Emmylou Harris. Wrecking Ball (1995). Cada vez que suena este disco, me castiga la culpabilidad de olvidarme tan a menudo de esta mujer. Su discografía está llena de pequeños buenos discos, pero este es una joya escondida.

66. Leftfield. Leftism (1995). Hasta poco después de editarse ésto yo no había oído nunca un disco completo de electrónica bailable. Leftfield y Underworld fueron una gran sorpresa porque barrieron de mi cabeza el concepto de música chunga e inculta a que asociaba ignorantemente yo el maquineo.

67. Marianne Faithfull. A Secret Life (1995). Para muchos una farsante, para mí una de las mejores voces femeninas del rock. La prefiero interpretando standards dentro del rock que a merced de un compositor y unos arreglos de cuerda, pero después de 10 años, y tras un directo como "Blazing away", despertar con un disco de temas nuevos de este nivel es loable.

68. Don Caballero. Don Caballero 2 (1995). Ciertamente han acabado agotando la fórmula pero aquí aún eran capaces de sonar locos y frescos a la vez, retorcidos y entretenidos.

69. Los Coronas. Los Coronas (1995). Su posterior discografía, mucho más exquisita y refinada, ha empequeñecido este disco, pero cuando salió fue osado para la escena nacional.

70. St Germain. Boulevard (1995). Es injusto despreciar a una banda porque sufra el aplauso de ser cool. No tiene el nivel personal de "Tourist" pero es un gran despliegue de espontaneidad y luminotecnia. Es guay, sí.

71. Autopsy. Shitfun (1995). Coprocríticas, no interesan para el rockanrol. ¿Problemas con las letras? Quizá sean más humanistas las de "Metal funeral". Es difícil aferrarse a un género musical tan estrecho sonando diferente disco tras disco, y Autopsy es una de las pocas bandas que lo ha conseguido.

72. Guided by Voices. Alien Lanes (1995). Algo tan espontáneo, directo y crudo puede interpretarse como intencionadamente cool, pero creo que el resultado es demasiado honesto como para estar orquestado.

73. Gari. Gari (1999). Hertzainak no era sólo Gari, pero Gari en solitario ha sido para mí una secuela brillante, y como la gran mayor parte del rock en euskera, ignorado más allá de sus fronteras. Un verdadero desperdicio.

74. Wim Mertens. Jérémiades (1995). Descubrí a Wim Mertens por esa época, y creo que fue a través de una docena de discos de golpe, así que reconozco que me cuesta discernir algunos. Pero recuerdo reclamar éste, entre otros dos o tres, porque me sorprendía cómo podía incluír esa manera de cantar dentro de lo que yo pensaba que era un concepto clásico.

75. Haemorrhage. Emetic Cult (1995). Cuanto más jóvenes somos menos criterio y más osadía tenemos, y aunque sigamos haciendo las mismas cosas, como Haemorrhage, tenemos más reparos y somos más críticos. En cierto modo eso también significa ser menos sinceros. No es su mejor disco, pero es inmediato como una respuesta adolescente.

76. Kim Fowley & Ben Vaughn. Kings of Saturday Night (1995). Puede ser un crimen decir que me acerqué al disco porque conocía a Ben Vaughn, y no a Kim Fowley, pero hasta él mismo se vio atraído por él. Loco rock`n´roll.

77. John Hiatt. Walk On (1995). A excepción de con su debut y con su reciente "Same old man", nuinca tuve la sensación de que fuera algo sumamente especial cada disco que salía o descubría de John Hiatt. Sin embargo todos y cada uno los sentí necesarios y acertados.

78. Buffalo Tom. Sleepy Eyed (1995). No quería que me salpicara el grunge pero supongo que es inevitable que en uno u otro disco se colara. En mi descargo diré que el sentido pop que le concede Bill Janovitz a las canciones se aleja del tono hard que me distancia de otras bandas más metidas en el género. Llegué al disco a través del tema "Souvenir", y me pareció casi power.

79. Electric Wizard. Electric Wizard (1995). Cuando sientes que un debut es algo tan importante como la continuidad más coherente que has escuchado de los Sabbath de los 70, y con cada siguiente disco que van sacando te das cuenta que sólo estabas ante una muestra sin pulir de sus posibilidades, sabes que se trata de una gran banda.

80. Brujeria. Raza odiada (1995). Con miembros de Maná.

81. Neil Young. Mirror Ball (1995). Un disco de Neil Young es más que esto, pero sigue siendo Neil Young, claro. Pearl Jam no son Crazy Horse, ni siquiera para lo que requería el disco.

82. Van Morrison. Days Like This (1995). Este Van Morrison fue criticado por cómodo, insulso, repulido, plano, aburrido. Afortunadamente para mí a principios de los 90 estaba completamente atrapado por su halo, y cada nueva grabación era exprimida, y magnificado el más mínimo detalle. No lo recomiendo, pero sí lo disfruto.

83. The Quill. The Quill (2000). Tuve la suerte de descubrir a la banda fuera de tiempo, con la edición de "Voodoo caravan", porque si no habrían caído en mi prejuicioso desdén hacia la afinidad grunge. En ese momento ya fui más consciente de su marco Hard, y donde hubiera visto a Soundgarden supe ver a Whitesnake. Acierto de banda.

84. D.A.D. Helpyourselfish (1995). D.A.D. es una de esos grupos que uno no entiende porqué no han triunfado dentro de su estilo, incluso cuando, como en este disco, cuando ido evolucionando a la par que otras compañeros. Suenan grunge sin perder el Hair, como Skid Row en "Subhuman race", de este mismo año, pero unos son de New Jersey y otros de Dinamarca. ¿será eso?

85. Motörhead. Sacrifice (1995). Si me obligaran a desechar una época de Motorhead, sé que le tocaría a la de Wurzel, como cuarteto, pero eso no significa siquiera que me parezca regular. Prefiero la versión punk o rockanrolera de ellos, pero metaleando son demoledores. Dentro de esta época, éste último y "1916" son mis preferidos.

86. Cathedral. The Carnival Bizarre (1995). Mutar de una visión deathmetalera de Comus a una hardstoner de ZZ Top fue un golpe sangriento para mucha gente. No comparto la pasión de estos Cathedral, pero tampoco practico el desprecio. Prefiero otros de sus discos, pero éste tiene su peso.

87. Fu Manchu. Daredevil (1995). No se puede negar que la fórmula de Fu Manchu a veces es plana, pero suenan cojonudo. Y cuando en otras bandas el hecho de que casi todos los temas de casi todos los discos se parezcan es un problema, con ellos lo único que hace es ahorrarte el trabajo de decidir con cuál quieres disfrutar un buen rato.

88. Red House Painters. Ocean Beach (1995). Que sea el disco folk en solitario de Mark Kozelek parece molestarle a alguna gente. A mí no.

89. Today Is the Day. Willpower (1994). En los 90 el hardcore se convirtió en un reto para mí. Cada vez que veía en un zine un nombre de una banda, era desconcertante, no sabía qué locura de sonido podía esperarme al otro lado. Aún hoy sigue pareciéndome inquietante ésto, y provocándome incertidumbre cada vez que lo pincho.

90. The Highwaymen. The Road Goes on Forever (1995). La suma de sus nombres no se ajusta al resultado final, pero la suma de sus voces sí justifica el resultado parcial.

91. The Charlatans. The Charlatans (1995). No cuesta ver el pecado britpop, pero tampoco hace falta fijarse demasiado para ver las referencias rockeras a Faces, Kinks o Stones.

92. Skunk Anansie. Paranoid & Sunburnt (1995). No considero que tenga buenas canciones, pero la voz de esta tía es capaz de sustentar un disco.

93. Zeni Geva. Freedom Bondage (1995). Posiblemente si no hubiera salido con Alternative Tentacles, ni hubieran sido japoneses, no habría sentido curiosidad, pero aprovechado en mi favor, sumé otro interesante capítulo noise con que definir una década de caos.

94. El Vez. El Vez Is Alive! (1995). Tratar de recoger un show de El Vez en un disco es complicado, aunque si tratáramos de definir ambos, creo que coincidiríamos en algunos adjetivos: descabellado, alocado, extravagante, divertido. Además el único sentido del propio personaje es el directo, así que se puede considerarse cualquier grabación suya en directo como lo correcto.

95. Rancid ...And Out Come the Wolves (1995). El peor disco del 77, o del 80, británicos, se mea en esto, porque tiene demasiada tontuna californiana, pero hay que reconocer que los temas estaban inspirados y tocados respetablemente.

96. Iced Earth. Burnt Offerings (1995). En los 90 tenía perdida en absoluto la confianza en el Heavy clásico, y esta banda fue una de las pocas que fugazmente me devolvió cierta esperanza. Y este disco contenía uno de los principales temas que me motivaban.

97. Loreena McKennitt. A Winter Garden: Five Songs for the Season (1995). Que sea un ep y aparezca en esta lista no es porque lo reclame entre sus discos celebrados, pero lo grabé en la misma cinta que "The mask and the mirror" y acabé oyéndolo las mismas veces ... No obstante la interpretación de "Snow" y el aire oriental de "God rest", sí son reseñables.

98. The Archers of Load. Vee Vee (1995). De tono cansino y espíritu desganado, parece una secuela Indie de la depresión grunge, pero tiene una apariencia doméstica que lo vuelve cariñoso; sus riffs suenan a radiocasette que no puede con la cinta. Lo considero una perversión dentro de mis gustos.

99. Abhinanda. Never Ending Well of Bliss (1995) Un ep straight edge no debería recoger suficiente mérito para aparecer en una lista como esta, pero tengo mis vicios.

100. Papas Fritas. Papas Fritas (1995). Se puede hacer pop lelo y escapar del tedio. O eso, o caer en gracia.

   


  

Rockin' Yakuza escribió:

Annie escribió:

javi clemente escribió:95. Rancid ...And Out Come the Wolves (1995). El peor disco del 77, o del 80, británicos, se mea en esto, porque tiene demasiada tontuna californiana, pero hay que reconocer que los temas estaban inspirados y tocados respetablemente.


Menudo golpe bajo de Annie escondido al final de la lista.

   A ver ... reconozco que el disco tiene ingeniosos temas punks, pero dime honestamente si conoces un disco punk británico entre 1977 y 1980 que tenga menos garra, y a fin de cuentas esencia, que esto. Que no, que no. Que seguro que hay muchísimas cosas peores, pero a Rancid, y este disco en concreto, se les tiene muy bien considerados, y no creo que valgan más que las bandas que se consideraban secundarias del género. No veo nunca en las listas que sí salen Rancid a bandas como Vice Squad, Oi! Polloi, Cock Sparrer, Cockney Rejects, Subhumans, Conflict, Agent Orange, y un montón de ellas más, que están aún consideradas un escalafón por debajo de Adicts, Blitz, Stiff Little Fingers, GBH , Peter & the Test Tube Babies, etc, etc ... ¡¡que tampoco aparecen!! A mí me parece un agravio comparativo muy grave. Todas estas bandas tenían más alma que Rancid, sin quitarles mérito a éstos, donde lo tienen. Es como querer comparar a Minor Threat, Underdog o Articles of Faith con Good Riddance, Hot Water Music y Lag Wagon. No, no. Tienen sus cosas buenas que decir, pero yo veo demasiado claro que en el punk, en el núcleo de la furia, poco pueden equipararse. California is La Patagonia.

Muy de acuerdo Annie, pero no olvidemos dos detalles importantes que quizá lo explique, estaban en Epitaph y contaban con el apoyo de la MTV.
R.Y