treintayseis años en ésto del rock´n´roll (brick inside)

A propósito del hilo del cumpleaños del Vedder, he echado la vista atrás y anda que no ha llovido.

En el 78 abrió un bar en mi pueblo que ponía música con un sistema de audio de gran potencia que escandalizaba a los viejos del lugar y asustaba a los bambinos como yo. Habladurías a tutiplén. Ese verano comencé a fumar a escondidas con el resto de la chavalada y lo hacíamos en un esqueleto de un edificio del que se habían detenido las obras y, con los ladrillos, nos habíamos construido un zulo/ático en el cuarto piso, con el cielo como único testigo de nuestras meriendas tabaqueras. Cuando pasábamos por delante del bar mirábamos tímidamente a los chavales que estaban sentados en el banco fuera, y la música que salía por puertas y ventanas todavía me sonaba extraña. Aún mis tímpanos sólo se habían familiarizado con la música de la radio, y no era otra que la de peret, manolo escobar, cuatro gitanas folklóricas, beatles versioneados por hispánicos y alguna apuesta de eurovisión.

El hermano de uno de mis mejores amigos estudiaba medicina y sacaba unas notazas que sus padres emocionados le compraban todo lo que su boca pedía. Como el pobre diablo se pasaba la vida estudiando en la biblioteca, tenía en barbecho hasta el verano, su magnífica cadena hifi y su sorprendente colección de discos. Mi amigo un día que estaba en su casa me enseñó a hurtadillas aquel pedazo de museo, aquel foco infeccioso que nos envenenó de por vida (más a mí que a él, todo hay que decirlo). La curiosidad mata al gato, y así nos volvimos expertos limpiando vinilos e intentando no quedasen huellas de haber pasado esos pillos por ahí. Con el tiempo lo descubrió, la bronca a su hermano pequeño fue buena, pero ya fue tarde. Para entonces ya sabíamos quiénes eran lo mismo Jerry Rafferty, Supertramp o John Denver, que Joe Cocker, Janis Joplin, Jimi Hendrix o Bob Seger, o incluso Pink Floyd, Scorpions o AC/DC.
En 1º de BUP los descubrimientos fueron masivos. Cada dos por tres iba a casa de mi amigo con una cinta de cassette, y no me iba de allí hasta no completar la grabación. Las noches tenían pocas horas, mi radiocassette philips echaba chispas. Radio AM, cintas, luego Radio tres. Y yo lo grababa todo. Otro amigo nuestro tenía una tia en Canadá y en verano le caían unos cuantos discos. Así conocimos muchos muy buenos, entre ellos el London Calling de The Clash en el 79 u 80. Otro vecino tenía creo que otra tia que pasaba por andorra y le traía lo último de lo último. Y yo grabándolo todo. Mi hermano, con cuatro años, ya identificaba las cintas. La que más le gustaba era el let there be rock de los australianos más relevantes.

En los recreos del instituto por la mañana, alguna vez ya nos atrevíamos a ir a ese lúgubre antro de perversión a comernos un pincho de tortilla -cojonudo, lo tenía que decir-, e incluso entrábamos alguna tarde y nos tomábamos alguna cerveza (casi siempre una, no había más dinero, y si lo había era para el futbolín). Y escuchábamos música, buena música, la mejor. Abajo, uno de mis primos (primo segundo), siempre allí, con unas pintas parecidas a Robert Plant, y siempre alguien jugando en la maquinita de primero asteroides y luego marcianos que bajaban como una persiana desde la parte superior de la pantalla. En la parte de arriba del bar se reunían los jóvenes que disfrutaban con la música canción a canción. Nosotros los imberbes les imitábamos haciendo que tocábamos la guitarra y gilipolladas parecidas, pero nos lo pasábamos bien. Los productos del cáñamo ya estaban pululando por ahí, evidentemente, y mi primo protagonista. La peña los disfrutaba, y no hacían daño a nadie. Alcohol, cáñamo, rock´n´roll, todo de forma clandestina, como si se estuviese delinquiendo o peor aún, cometiendo un pecado mortal.

Recuerdo la noche en la que vinieron dos chavales ya mayores al bar y oí cómo le decían al dueño que si podían ver de cerca la  colección de discos y apuntarlos en una lista, porque querían abrir un bar en Santander y molaba el ambiente de este "garito". Allí estuvieron un buen rato. Ese bar de mi pueblo fue referencia de rock en la región.

En la sala de recreativos del pueblo, que aún se la llamaba los billares, los enanos jugábamos al futbolín como nunca soñarían ni Neskens ni Kempes, mientras los mayores le daban al billar y metían monedas en la máquina de discos. Así pudimos escuchar nutbush city limits del live bullet de seger, el whatever you want de los status quo o alguna de pink floyd o la elo. Gracias

Comenzaron a caer las primeras experiencias en música en vivo: Bloque, Jarcha, Nuestro Pequeño Mundo, Ibio, Olga Manzano y Manuel Picón, Jamón Soprano, Cierzo, 32 Interior, Melopea Intensiva, Miguel Rios, Leño (estos dos ya en el 83) y mil modestas bandas que venían a tocar a un bar cerca del anterior que les dejaba allí tocar los viernes. Otra referencia regional. Tiempo después, el bar que estaba pared con pared comenzó tambien a dar conciertos en directo, al principio coordinándose/alternándose con el otro viernes y sábados, luego nos coincidían. La epidemia parecía imparable

Y yo, con toda la suerte del mundo, los tenía allí. Menudo empachos a una cerveza que tenía san miguel llamada especial o selecta, no recuerdo, con una botella de forma inusual de un tercio de capacidad a setenta pesetas, si no recuerdo mal que estaba cojonudísima. Allí ví lo que nunca pudiera haber imaginado. Sí, mucha banda modesta, punk, heavy, pop, folk, qué mas da, hoy en día desaparecidos, pero con más actitud que la que puedas ver un viernes completo del azkena hoy en dia.

Y en el 86 ví a Rory Gallagher en la plaza de toros de Gijón, y ahí comenzó la locura

Esto no es un brick, nacho.

Grande nacho.

metalbert escribió:Esto no es un brick, nacho.

Grande nacho.

he editado el tema pa poner que era un ladrillo después de ver la magnitud de mi relato, no sea que le de a alguien un soponcio. jeje

Es evidente lo que voy a poner...





(me hubiera encantado vivir el rockerío ochentero españó)

Muy chulo, nacho.

Me he leido el ladrillo enterito, Nacho. Me ha molau

Pero creo que te ha faltado decir el nombre del pueblo y de paso el del bar.

que pena que internet se ha cargado toda la mistica de descubrir discos, de tenerte que gustr por cojones el disco en el que has invertido sabe dios cuantas pagas por que no tendras otro hasta no se cuando, encontrar en otro país un disco que en el tuyo ya esta descatalogado......

¡Bonito relato!

Me ha encantado el brick Nacho. Yo tampoco olvidaré nunca el punto de inflexión que tuvo mi vida cuando le pillé a mi hermano el vinilo de The Wall y acto seguido mi primo me grabó el Lick it up.

Angus Glop escribió:Me ha encantado el brick Nacho. Yo tampoco olvidaré nunca el punto de inflexión que tuvo mi vida cuando le pillé a mi hermano el vinilo de The Wall

Lo que mal empieza...

PD_buen relato nostálgico Nach

Vida inside. Entrañable, Nacho

Bien por Nacho!

Grande. La historia, salvo diferencias geográficas, de muchos de nosotros.

manel. escribió:Grande. La historia, salvo diferencias geográficas, de muchos de nosotros.

manel, somos de la misma quinta, lógico es que hayan sido vidas casi paralelas

próximamante nuevo episodio de otro ladrillo en mi muro

Grande, Nacho!

nacho escribió:
próximamante nuevo episodio de otro ladrillo en mi muro

Qué historia más molona, Nacho. Y qué bien contada, con que corazón.
Historias parecidas son la patria chica de cada uno de nosotros.

Bueno, ahí va:
¿Por qué dije AM al hablar de radio? la FM era totalmente asquerosa en mi región en aquel tiempo. Radio Tres tardó bastante en llegar aquí, recuerdo las pruebas de sonido. Una grabación contínua en la que decían que era una prueba y decían "Cú Cú" para probar graves y "Tras, Tras" para agudos y luego seguido "Cu, Cu, Tras", jejeje, qué memoria. Allá en los principios de los ochenta en radio fórmulas como la de los cuarenta criminales llegué a oír -y grabar- el hot rockin´de los judas priest. En el 79 y 80 lo único potable que oía en la radio era en la AM, una cadena francesa (ni puta idea de francés que tengo, oiga), pero que así como a las once de la noche emitían rock del que me gustaba, emitían discos en directo -que yo en aquel tiempo pensaban que eran conciertos en directo- y que cómo no, grabé.

Ahí estuvo el mítico directo de los Kinks o el If you want blood de mis amigos, Bon y su pandilla. Las grababa en unas malditas cintas Scotch que, no sé si por la humedad del norte, se convertían en retos para mi pobre radiocassette. A las diez reproducciones o así se volvían duras de cojones las hijaputas. Era como cargar ochenta ladrillos gigantes del 7 en el saxo y querer subir una cuesta sabiendo que estás pegando con los bajos en el alquitrán. Esta comparación sólo la va a entender alguien que haya trabajado en la construcción o que haya imitado a los de bricomanía, pero me es igual. Hacéos a la idea de remolcar un xtrail con la marcha metida y el freno mano dado con un twingo.

Bueno, seguimos adelante: los ochenta y pico. Comenzábamos a movernos para ver conciertos, que aún tímidamente empezaban a llegar a la región. La herramienta era el tren de "cercanías". A Santander una hora y bastante, para ir a sitios cutres en los que los conciertos eran de gente modesta, pero sudorosos a tope. Si tardaban en comenzar nos poníamos nerviosos, si el retraso era grande, vuelta a casa en el último tren tras tres canciones y una buena cagada en la puta madre de la banda. Los conciertos en el 56 (con los primeros Sex-pi-r), el Cairo (con los primitivos Nada, pre deltonos), la sala Up (en la que tocaron todos, todos) o el Drink, ... bob marley se hubiera agobiado allí...

Conciertones como el del sardinero con Luz Casal (a la que sólo se la oía por monitores), Leño (oooooohhhhhh) y Miguel Ríos, bah, con diluvio final incluído, aunque fue igual, me hicieron feliz, aunque llegase a casa de mi tía como un pollo allá como a las cinco, pero feliz.
Otro chou memorable el de los Barones Rojos, cuando aún lo eran, con los Watios de teloneros, en la plaza de toros, dormida en la estación y vuelta en tren a la mañana siguiente. Otro; el de Ramoncín en la plaza de toros (sí, a su vuelta de nicaragua, en la gira de Corta!) con fiesta allnight en la desaparecida calle Panamá, en la que terminé bromeando con Hormaechea, el presidente regional y vuelta en el primer tren, o en recuerdo de esas peripecias después, la de Dr Feelgood con Mr Lee a tope, en Reinosa, ya en el 90, de hora y media de trayecto de ida y otro tanto de vuelta, llegando al catre a las diez de la mañana.
Todas ellas hicieron mella en mí, unas más otras menos, pero tal vez ninguna llegase al alma tanto como el día que un chavalillo de mi pueblo me subió a su buhardilla y con su guitarra Ariran (copia de una Gibson ES 335) me hizo en un rato un concierto con el repertorio de Elvis de aquel mítico disco que todos sabemos. Memorable. O la vez que, nada más comprar mi primera guitarra eléctrica, pedí a otro muchacho, que cuando aquello ya era famoso por lo bien que tocaba la guitarra, que viniese a casa a afinarme la guitarra. Jo, jamás conseguiré que se me pongan los pelos tan de punta oyendo blues como cuando Rasilluca tocó mi guitarra. Cuánta gente anónima hay por el mundo verdaderamente superiores a muchos de los que adoramos. Gente que simplemente no estuvieron donde, cuando y con quien debían.

Un amigo mío formó una banda de thrash metal. Mordor. Y yo, en todos sus ensayos. Trabajadores a más no poder, y siempre riendo. Si salía mal, la repetían una y otra vez. Eso es trabajar y pasárselo bien. Fui a muchos de sus conciertos, los regionales. Cuando se hicieron la gira por toda España se me pùsieron los dientes largos, pero no pude seguirles. Cuando no se puede, no se puede. Y vaya dientes que se me quedaron cuando Javi me contó emocionado que, creo que en San Sebastián, después del show que habían dado en Anoeta, creo, se fueron a tomar unas copas y vieron a los Mordor tocando en directo y, muy enrollaos, fueron luego a hablar con ellos (y sacarse fotos) los Pantera. Que yo recuerde el Anselmo y el difunto. Buff, y yo tan lejos.
Cuando por fín saqué carnet de conducir me dejaba mi padre el 127 y a los conciertos de Mordor llevé al mocoso de mi hermano, que tendría cuando aquella catorce o quince años. Quién me iba a decir que, con el tiempo, mi hermano terminaría siendo cantante de esa banda.

A Torrelavega se iba poco, pocos conciertos, mucho yonky

Continuará, que hoy me he difuminao un poco

este va a ser un topic imprescindible.
De los que entras porque realmente te apetece leer lo que el bueno de nacho relata tan bien.
Un placer vamos.

metalbert escribió:este va a ser un topic imprescindible.
De los que entras porque realmente te apetece leer lo que el bueno de nacho relata tan bien.
Un placer vamos.

no seas pelota, que hoy no he hilao fino

nacho escribió:

metalbert escribió:este va a ser un topic imprescindible.
De los que entras porque realmente te apetece leer lo que el bueno de nacho relata tan bien.
Un placer vamos.

no seas pelota, que hoy no he hilao fino

tu ves las mierdas que escribimos en general los otros?

lo digo en serio joder

Me has emocionado, Nacho, y de paso, me has hecho recordar mis inicios y andanzas en esto de la música, y me he vuelto a emocionar con los recuerdos.

Gracias por compartirlo.

conciertos y conciertos. Unos más nefastos, otros menos. Había antes una faceta que no se da últimamente y antes era una sana costumbre: los conciertos de patio de colegios, institutos y facultades. Antes, al menos aquí, cuando eran las fiestas del pueblo, o llegaban las vacaciones o yo qué sé excusa, se montaban conciertos en cutre templetes, que no tienen nada que ver con la típica actuación del cole, en la que tocaban las bandas locales y de las localidades vecinas.

Recuerdo con catorce años ver en la puerta de mi instituto en un cutre templete a una ruidosa banda de rock duro (mucho boogie) llamada "al rojo vivo" o algo así, que tardaron tanto en probar sonido que me tuve que ir sin que terminasen la tercera o  cuarta canción sin estar lejos de casa. El show era al mediodía un viernes (salíamos a la una y media) y nos dieron las tres allí a lo tonto. Llegué a casa temiendo por mi integridad, llegar tarde a comer, ufff bronca. Dos años después recuerdo del concierto de ese año que hubo una banda que sonaban distinto, bien, muy bien y creo que de sus cenizas salió algo positivo: "Adrenalina".

De los que me acerqué a ver en el área de Torrelavega no recuerdo nada que me llamase la atención, bueno sí, siempre ocurría algo:  o se ponía a llover, o se estropeaba el equipo, o el  ayuntamiento no daba conexión de luz, o  había una batalla campal, o un yonki nos tocaba lo que ya se sabe y nos jodía el concierto, o un punky nos ponía nerviosos rompiendo a nuestro lado botellas de cerveza o vino -no había nacido el boom de los calimochos, aún no había cachis, ni botellas de plástico, ni tetrabricks- y nos jodía la tarde, o simplemente eran muuuuuuuy malos. Para olvidar.

Años más tarde, muchos, casi ayer, en Viveda conseguí ver algo realmente positivo e inolvidable: un espectáculo, dado en el susodicho templete en el patio del colegio del puebluco por un genio de la batería, Chus Gancedo, él solo, de espaldas al público (diez, contados, incluyendo a sus padres, sus amigos y el que escribe) hizo con su batería lo que muchos nunca se atreverían. Sin escudarse en un bajista, guitarristas, teclados o cantantes a los que echarles la culpa, se hizo un concierto de batería como nunca he visto ni lograré volver a ver. Increíble, genial, imposible de copiar. Era el telonero, luego salió Guillermo Cides con su stick, hizo su show,no estuvo mal, y luego al terminar, Chus subió y le dijo que si se hacían una improvisación ellos dos. Memorable. Y yo allí, con los elegidos. Junto a mí otro genio, éste de las seis cuerdas: Juan Madera. Cualquiera es único en su especie: Juan ha abandonado (espero que temporalmente) este rollo y ahora vive en Cataluña y da clases de guitarra. Guillermo es una eminencia en eso del stick, argentino afincado en madrid, da clases también, y de Chus, qué decir, ha ganado varios concursos internacionales y es un máquina








Ahora les divierte la fusión, pero antes le daban a cosas más digeribles por las mayorías foreras. Juan tenía una banda llamada Madera de Blues y antes que esa otra llamada crema negra. Ví ambas, varias veces cada una. En los principios de Madera de Blues (olía a SRV en el ambiente) tocaron en la discoteca que quedaba cuando aquello abierta en mi pueblo. Nos contamos: siete, contando a los miembros de la banda y al aquí firmante. Qué recital, madre mía. Y pasaron sin pena ni gloria, qué pena, qué difícil es llegar a las orejas de la mayoría. Y luego ves quiénes se forran y con qué mierda, uff

En las fiestas del pueblo de Tanos ví a la banda de mi hermano pequeño, Karonte y a unos imberbes que por aquella ya usaban marshalls de los caros y guitarras más que decentes. No me parecieron gran cosa, pero ya ves, consiguieron subir y subir. La Fuga. Ver para creer.

En la universidad aún pude ver cosas guapas en templetes. En frente de la facultad de ciencias, todas las bandas de estudiantes de la facultad. Lo mismo una que sonaban a los beatles que una que superaba en brutalidad a los metallica de aquel tiempo, vaya popurrí. Ya empezaba la peña a buscar entretenimiento con cosas tan idiotas como lanzarse al vacío desde un escenario. En un escenario de bar la altura es una mierda, en un templete te la juegas cual paracaidista en Normandía. Pues allá va uno que se lanzó y la peña se apartó. Vaya peazo castaña que se metió. Sangraba por nariz y boca como un cerdo en san martín. Al principio me reí, luego ya empecé a ver la seriedad del momento. Al pobre infeliz se lo llevaron al hospital y la cosa siguió. Sé que está vivo. Ahora bien, no sé si le habrá recobrado el conocimiento, si alguna vez lo tuvo.

Un par de años y de templetes después, el decano se encargó de plantar en la plaza una estatua y jardín para que no se volviese a disfrutar allí de nada. Mierda pa él

nacho escribió:Sé que está vivo. Ahora bien, no sé si le habrá recobrado el conocimiento, si alguna vez lo tuvo.

Jeje, me salió del alma. Si el anterior era another brick on the wall, éste de anoche fue un thick as a brick

me acabo de leer la primera parte y me ha molado, que vivencias tan diferentes, aunque con resultados parecidos, .. la música nos puede llegar de tantas maneras, .. grande, nacho