Concurso de MICRORRELATOS *16ª Ronda* A las 14 horas comienzan las votaciones

Normas:

Kupak: Me tomo en serio que aquí algunos ofrecen algo de ellos a los demás. Ni más ni menos.

PODÉIS VER LOS RELATOS DE TODAS LAS RONDAS ORDENADOS POR AUTOR EN ESTE LINK

https://docs.google.com/document/d/1jB5odLgZy0AhOo0xPpbUOefot-Ps7D2nrKfKS25i7v4/edit?usp=sharing


Frase: Cogió papel y boli...

Clasificación General:

Clasificación global por puntos:

Sentir microrrelatista (By Stoner):

1. Jaque

Cogió papel y boli para poder proseguir la partida de ajedrez con su difícil contrincante. La maniobra de Heimlich no había surtido efecto y el tiempo corría en su contra.

Aunque la forma del cuerpo del bolígrafo no era la adecuada para su propósito sí podría dar uso preciso al clip, lo extrajo y lo dobló de tal manera que obtuvo un filo cortante con el cual pudo realizar una incisión por debajo de la nuez. Enrolló en cilindro el papel para conformar una improvisada cánula que permitiese el flujo de aire hacia sus pulmones. Instantes después su contrincante recuperó la consciencia.

Evidentemente no había sido buena idea dar jaque mate inesperado a su rival mientras éste comía un bocadillo de chistorra, aunque no quedaba tan claro quién de los dos había ganado la partida realmente.

2. ¿Internet? ¿Qué coño es Internet?

Cogió papel y boli y se sentó en el escritorio a esperar a las musas. No tardaron mucho en llegar. La idea le pareció bastante buena, el problema fue plasmarla en palabras. Pero después de numerosos tachones y antes de desbordar la papelera con las versiones fallidas consiguió una de la que estar mínimamente satisfecho, así que la guardó en un sobre, le puso un sello y la echó al buzón que había al lado de su casa.

"Bueno, — pensó — ya está. Espero que les guste a algunos, no muchos. Hacer cuarenta y pico fotocopias de cuarenta y pico microrrelatos para mandarlas a cuarenta y pico concursantes tiene que ser un puto infierno. Pobre _ _ _ _ _ _ _ _ ."

3. El iletrado Sr. Pérez

Cogió papel y boli, su mano temblorosa escribió con cierta premura e inseguridad. Colocó el mensaje con mucho cuidado y salió de allí con cierto remordimiento. ¿Olvidaba algo?

Santi miraba nervioso. Elvira lo tranquilizó con un gesto.
-Hazlo tú -le dijo con suavidad
Santi destapó el escondrijo y su boca se torció en un extraño gesto. Allí solo había un papel junto a algo parecido a una pequeña perla. Tomó el papel entre sus manos y lo puso de forma que ambos pudieron leer: "Te devo cinco euros"
Elvira notó como su temperatura subía de forma repentina.
-No se lo ha llevado -musitó Santi- se habrá quedado sin dinero esta noche.
-Y ha puesto "debo" con v -apuntó Elvira
-Mamaaaaaa -le reprochó Santi- que es un ratón. Ya es bastante que sepa escribir.

4. ¿Y Tú Qué Miras?

Cogió papel y boli y dibujó su mirada una vez más. Esta noche la elegida era muy especial. Metió el dibujo en el bolsillo del abrigo y apagó la luz. Antes de salir miró una vez más los frascos apilados contra la pared. Cientos de canicas flotando le observaban en la oscuridad. Qué orgulloso estaba de su colección.

5. 13 años

Cogió papel y boli y se despidió de él…
Aun recuerdo mis trucos baratos para engatusarla… “Tomorrow contra mimorrow” le decía en inglés apretando mis labios frente a los suyos. Con esa picaresca de “estoy de coña” pero si cuela, cuela. O verme recitando poesías con voz entrecortada, entre el ridículo y el abismo. (Las poesías no eran mías pero la selección sí). Incluso acompañarla de noche a su barrio, caladero de yonkis,  haciéndome el gallito sin tener ni media ostia. (Que no la tengo ni a día de hoy). Los castigos de mi madre por llegar tarde eran condecoraciones para mí. Utilicé todo tipo de montajes para hacerla creer que no quería un simple “Aquí te pillo y aquí te mato”.
Fue un shock encontrarla comiéndose la lengua con mi vecino del 11. Cuando un mes después, Juan me enseñó la nota, no pude disimular mi alegría.

6. La comanda.

Cogió papel y boli y apuntó la comanda.
De beber, agua. Ya la mandaré a Níger. Allí la necesitan mas que yo.
De aperitivo, leche materna. Ya la mandaré a La India. Allí mueren sin ella.
De primer plato, una bandera blanca. Ya la mandaré a Sierra Leona. Allí la degustaran como agua de Mayo.
De segundo plato pongame un solomillo de tierra. Ya lo mandaré a Ruanda. Allí se comen la tierra y aquí se escupen las gambas.
De postre pongame una tarta de chocolate. Ya la mandaré a Haití. Allí comen galletas de barro,la tarta les sabrá a gloria.

7. Brigadas Discordantes

Cogió papel y boli. Tenía la mano temblorosa. Un torrente de recuerdos convulsionó sus entrañas. Ira y euforia se retaron, bailando y luchando juntas en una batalla sin cuartel.

Maldijo la manera perversa en que la sociedad había travestido los mecanismos del lenguaje. Siglos de estudios y enseñanzas tirados a la borda por el afán lucrativo de unos pocos.

TC 4.0, murmuró enfurecido. Telepatía cibernética de última generación. Añoraba los viejos tiempos. Aquellos en que la gente torcía el gesto al salir de su consulta.

Brigadas Discordantes. Esbozó una sonrisa. No sabía de su existencia hasta el día anterior. Boom ! Se acabó. C´est fini. Fue algo histórico. Un nuevo comienzo.

La sala contigua estaba repleta. Que pase el primero, dijo. Escuchó con desdén. Por fin llegó su hora. Garabateó cuatro líneas.

- Aquí tiene, señor.
- Doctor, no entiendo su letra.
- Yo tampoco. Ahí está la gracia.

8. Homenaje

Cogió papel y boli y se puso a garabatear algunas palabras que había encontrado en su interior.

"Calles, libros, noches, rostros".

No entendía por qué esos vocablos azotaban su mente.

"Tierra, nombre, biblia, día".

Términos que continuaba vomitando en aquel trozo de papel.

"Muerte, hermana, gloria, lobo".

Palabras que irremediablemente constituían el drama de su abatimiento.

"Perros, amigos, luna, compañera".

La tristeza evocaba los buenos tiempos y se tornaba en nostalgia.

"Palomas, parques".

Tras la última "s" sintió silencio, calma y soledad. Su alma se vació y fue consciente de la necesidad de purga. ¿Qué haría ahora?

9. Indecisión

Cogió papel y boli y trazó tres columnas: “Esenciales”, “Accesorias” y “Prescindibles”. Miró a su alrededor y empezó a apuntar lo que veía. El roído poster de Héroes del Silencio, la colección de botellas de cerveza belgas, el trofeo del campeonato de futbito del instituto… Había demasiadas cosas y empezó a agobiarse. Las gotas de sudor estaban empapando el papel y ya no distinguía en que columna estaba el cepillo de dientes eléctrico. Estrujó la hoja. Cogió otro papel, el boli y salió corriendo a la cocina. Volvió a trazar las columnas, añadiendo esta vez una cuarta: “Fundamentales”. El deshuesador de aceitunas, la licuadora, el separador de yemas… No pudo añadir nada más a la lista. El calor era ya insoportable y el fuego llegó a prender el papel. Cogió el boli y salió corriendo al salón. Aún le daba tiempo de elegir algo que salvar de aquel incendio.

10. Retazos

Cogió un papel y boli, atrás quedaron los cuadernos de lista de canciones, de poemas de amor, de películas para volver a ver, no mas anillar pensamientos como vía de escape. Ahora solo papel y boli para dejar los escritos libres, a merced del viento y del que lo quiera leer en cafeterías, bares de copas, parques o conciertos.
Me encontré un dibujo a carboncillo en la biblioteca decía: devuelve ilusiones.
Pequeños mensajes sin botellas, con vida propia.

11. Simple.

Cogió papel y boli del congelador del laboratorio, ajustó la presión de la tinta y deslizó el prototipo. Un trazo firme certificó el éxito del proyecto. No sólo escribía en ingravidez, también a cualquier temperatura. El profesor Fisher marcó el teléfono de la NASA, aliviado tras dos años de trabajo y un millón de dólares invertidos. A través de la ventana, la luna parecía más cercana. Algún día, pensó orgulloso, barras y estrellas ondearán en su superficie, y este bolígrafo será el único capaz de plasmarlo.

Al otro lado del telón de acero, los ingenieros del Soyuz brindaban con Vodka. Sobre la mesa de reuniones, un lapicero esperaba su momento de gloria.

12. Querido….

Cogió papel y boli, estaba dispuesto a escribirle una segunda carta. Le diría que agradecía todo lo que había hecho, era la primera vez que recordaba a todo el mundo contento y feliz. El país que tanto salía en la tele ya no era bombardeado, las pistolas habían caducado y los cañones del mundo se habían atascado, incluso Juan había dejado de molestarle. La violencia ahora sólo era una quimera, un concepto del pasado. En los periódicos sólo hablaban de la nueva era que se abría para la humanidad. Pero lo que él le había pedido, lo que realmente ansiaba era el Robot forajido del láser, lo de la paz mundial sólo lo había puesto al principio y porque mamá le había dicho que también tenía que pensar en el resto de niños del mundo.

Así que desdobló la hoja y comenzó a escribir: “Puto gordinflón…”

13. 27 vs 1

Cogió papel y boli e hizo lo que tantas veces había oído recomendar a los psicólogos, dividir la hoja en dos columnas y apuntar los pros y los contras de la idea que rondaba su cabeza. El resultado del ejercicio fue sorprendentemente clarificador, con veintisiete anotaciones en un lado y sólo una en el otro. Visto para sentencia. Puso rumbo a casa de su cuñada y de camino tiró el papel a la basura, después de echar un último vistazo a esa frase que destacaba solitaria a la izquierda de la línea vertical: "Vaciarle dentro mis atormentadas pelotas". Veintisiete virtuosas advertencias dormirían entre desperdicios el sueño de los justos, mientras una prodigiosa erección le conducía a su destino como la varilla de un zahorí.

14. Frío

Cogió papel y boli. Redactar un apresurado escrito era su nuevo objetivo. No en vano era la única manera de vengarse. Frío en los tobillos.

Un vistazo atrás y allí estaba el maletín de piel, con su bendito cierre hermético. Frío en las rodillas. Sonreía. Era feliz en ese momento, aunque sabía que todo había acabado. La sonrisa tornó en carcajada cuando firmó el documento. Frío en el vientre.

Guardó cuidadosamente el testamento y abrazó fuertemente el maletín, confiando en el rigor mortis. La risa era ya histérica. Frío en el pecho. Entonces recordó que su hijo le había abrazado con la misma intensidad esa misma tarde mientras le descubría el olor del cloroformo. En ese momento brotaron lágrimas que se mezclaron con el agua sucia del fondo del lago. Y el frío le invadió.

15. San Calentín

Cogió papel y boli y le escribió a su marido Paco la lista de la compra para esa noche tan especial, y en la parte de atrás de la nota le dibujó un enorme corazón atravesado por una flecha. Paco saludó a Carmen Miriam la cajera mientras depositaba sus compras en la cinta: una botella de cava, nata, bombones, condones y lubricante, quedando el dibujo de la nota ahí encima. María, al verlo, le dijo con una enorme sonrisa y los ojos llorosos de emoción: “Si que has tardado, bribón”.

16. Esfera de luz y silencio

Cogió papel y boli y se deshizo de ellos. Nunca más los volvería a utilizar. Vería declinar los días sin apuntar nada; día gris tras día gris, sin nombres, sin fechas. Pasarían los meses, las estaciones, los años. Y no apuntaría nada. Cerraría los ojos y sonreiría satisfecha en su mecedora. Allí su vida resplandecería igual que la primerísima y luminosa página de su cuaderno infantil, sin tachones, sin renglones torcidos, sin manchas de tinta. No, ya no haría falta volver a escribir nada. Todo lo importante había sido escrito. Era inolvidable.

17. Por fin

Cogió papel y boli y empezó a escribir con su mejor caligrafía.
“Queridos Reyes Magos, este año no quiero que me traigáis juguetes. Sólo quiero que el abuelito se ponga bien.”
En el espacio sobrante de la hoja, dibujó a un anciano apoyado en un bastón y a un niño, ambos cogidos de la mano, sonriendo.
Ese año le trajeron la PlayStation.

18. La lista de la compra

Cogió papel y boli y anotó:

1 rasuradora
1 espuma de afeitar
1 plátano
1 pepino
1 racimo de cerezas
100 gramos de fresas
1 bote de leche condensada
1 bote de Nutella de 400 gramos
1 bote de miel de la granja San Francisco de 500 gramos
1 bote de nata montada marca blanca
6 yogures de sabores marca Danone
1 fuet casa tarradellas
1 bote de aceite de coco marca blanca

Indudablemente, aquel iba a ser el  mejor polvo de su vida.

19. Asperger

Cogió papel y boli e inmediatamente los dispuso a modo de vela y mástil para no perder el paso de la comitiva. Una manada de insectos sabios navegaba sobre océanos de sangre mortal mientras en su lomo héroes supratecnológicos reconfiguraban la maldad que divisaban a su paso, reduciéndola a una lluvia de pétalos etéreos. Satisfecho con su creación, divagaba sobre el nombre de su nuevo cosmos cuando el timbre de su madre llamándolo fijó su mirada en el reloj. Aún tenía tiempo de matarla y desayunar antes de ir al colegio. Y de dibujar dos ataúdes para estar siempre juntos.

20. Un deseo

Cogió papel y boli, se sentó, y escribió lo único que deseaba en ese momento. Le dio al papel forma de avión, abrió la ventana y apuntó hacia la casa en la que ella vivía ahora. Lo lanzó hacia allí y el avión comenzó a planear, pero pasó de largo, salió del pueblo y siguió volando y volando. Pasaron los días. Cruzó ciudades y desiertos, océanos y montañas. Las lluvias y la nieve estuvieron a punto de deshacerlo, el sol quemó sus alas y los vientos quisieron derribarlo, pero siguió volando. Por fin, cuatro meses y una vuelta al mundo después, volvió a entrar por su ventana y cayó a sus pies. Lo miró atónito. Recogió y extendió el maltrecho papel. A duras penas reconoció su propia letra: "Sólo deseo que vuelvas conmigo". Sonrió con incredulidad. El avión había cumplido su deseo. A su manera.

21. Su nombre

Cogió papel y boli y se dispuso a hacer recuento de las personas a las que había hecho daño en su vida.

Pronto se angustió así que se levantó y fue hacia la cocina. Preparó un té rojo y mordisqueó pensativo un sándwich de cangrejo después de recortar los bordes con un cuchillo.

Observó la mesa donde escribía, la silla (que cada día se asemejaba más a un insecto) y salió de la cabaña en dirección al bosque. Deambuló entre la niebla y los árboles escuchando música en sus auriculares, una vieja canción de Simon y Garfunkel sobre yerbas extrañas.

Volvió y se duchó, decidió masturbarse bajo el agua tibia pero resultó un acto mecánico y desapasionado.

Aún con la toalla en la cintura volvió al despacho y retomó la lista de personas a las que realmente había hecho daño en su vida.

En la lista solo aparecía su nombre.

22. ---

Cogió papel y boli:
Lista de cosas que hacer
FUMAR
MATAR
FUMAR

23. Líneas

Cogió papel y boli y trazó dos rectas paralelas casi perfectas. Sobre una anotó su nombre. Sobre la otra, el de ella. Llenó decenas de folios de líneas equidistantes con pulcritud y decisión durante varias horas, puede que días. Compró ropa a rayas. Cortinas y sábanas a rayas. Cubrió los muebles con vinilos rayados. En su firma aparecieron dos pequeñas líneas paralelas. Especulares, punzantes, y que jamás podrían tocarse.

Tiempo después conoció a Susana, a quien enternecieron su manera excéntrica de vestir y la original tapicería de su coche, por ese orden. Y él, desplomándose violentamente en las curvas de su sonrisa, no consiguió recordar el origen de aquella cuestión tan superficial.

24. Esbozos

Cogió papel y boli y empezó a dibujar.

Cuando vio pasar a una cincuentona cansada, con ceño fruncido, arrastrando bolsas de la compra, sus manos comenzaron a moverse rápidamente a través del papel para dibujarla bailando y riéndose, melena al viento, a la luz de la luna en una playa tropical lejana.

Luego su mirada se volvió hacia un adolescente, de hombros encorvados y la cara llena de granos, que paseaba contemplando el mundo a través de gafas de lente gruesa, y le dibujó en actitud triunfante, sosteniendo en alto un trofeo delante de millones de hinchas aplaudiéndole.

Y así, cada día, sentado en el mismo banco de la misma plaza sin que nadie le viera aunque el veía a todos, ese pequeño hombre invisible transformaba la tristeza en felicidad y la derrota en victoria con su boli y  papel.

25. María

Cogió papel y boli para escribirle una nota de amor a María. Ella, sentada dos filas más adelante, escuchaba atenta al profesor de Historia mientras él trataba de dar con las palabras adecuadas. Hola María. Apenas sabes quién soy pero me gustas mucho. No. Me gustas, no. Te quiero. ¡Te amo! Te amo desde el primer día en que te vi. Tus ojos azules como diamantes me hipnotizan. ¿Diamantes? ¿Diamantes o zafiros? Zafiros. Son zafiros. Sueño con besar esos labios rojos como el fuego. ¡Wow! Eso está bien. Mola. Y decirte todas las noches que… ¡Toma! ¡Te he dado en todo el cogote! En ese mismo instante, María se giró instintivamente y lo miró con fiereza desde su pupitre. Él, todavía con el bolígrafo en la boca y varias bolitas de papel en la mano, no acababa de entender cómo se le había ido tanto la cabeza.

26. La Espera

Cogió papel y boli y escribió las últimas líneas, tan borracho que ni siquiera tuvo constancia
de la transcendencia de su acto siguiente. Nadie sabía dónde estaba, y eso que había avisado mediante constantes
preguntas sobre aquel desfiladero. Supuso que a nadie se le habría ocurrido buscar allí. La carta no era para nadie,
pero era una despedida. Se dió cuenta de lo maravillosa que era la vida, aún sin ella.
Disfrutó de un cigarro, con aquella preciosa vista, en la que el verde ocre de una noche invernal se juntaba con
el barco fantasmal de la niebla sobre el valle.

- Sólo queda esperar, mamá.
- Yo estaré aquí todo el rato, cariño, no tengas miedo.
- Tengo ganas de verte.
- Yo también tengo ganas de verte, mi amor.

Tiró la carta por el precipicio y volvió sobre sus pasos.

27. Caricaturista en las Ramblas

Cogió papel y boli y miró fijamente a la joven sentada enfrente. Ella sonreía.
Al lado, un cartel rezaba: ¡Aquí! el caricaturista más rápido de la ciudad.
No lo hacía por dinero, ya que al final nunca pedía nada a cambio. Ver la cara que les quedaba a los guiris al mirar el dibujo era su recompensa.
Con precisión trazó un gran número seis, después un cuatro, y con mano temblorosa los unió con un semicírculo.
Se echó atrás, miró su obra, y le entregó el papel a la chica "aquí tienes tu retrato".

28. Otoño e invierno

Cogió papel y boli y empezó a verter su sentimiento de culpabilidad en la hoja, a ver si así le ocupaba menos espacio allí arriba: “Lo vi por primera vez en la cena de empresa. Me miraba constantemente. Sus ojos clavados derivaron en unas copas y lo obvio de después. Rompió mi tranquila y tediosa rutina en mil pedazos y los recompuso formando un puzzle mucho más frágil a la vez que mágico. Unos meses más tarde creí que no debía arriesgar mi estabilidad y el beso de buenos días de cada mañana por sexo visceral y una conexión especial.”

Guardó el papel y puso aquella canción que era tan de los dos. Recordó lo último que él le dijo: que no soportaba su miedo a equivocarse. En ese momento ella se dio cuenta de que los mayores errores son aquellos que no se cometen.

29. La historia de J.W

Cogió papel y boli, me preguntó mi nombre, y al decírselo soltó una carcajada. Entonces sacó de su bolsillo  una caja pequeña y alargada en la que se podía leer “Marine Band”, y me la entregó en lugar del autógrafo.

Recuerdo que hace muchos años, tuve que juzgar el caso de un chaval negro, que tras dejar un dólar y medio en el mostrador de una tienda, se dio a la fuga con una armónica que valía dos.
Sabía que el fiscal intentaría arrancarle la piel a tiras. Pero eso no iba a suceder aquel día.

Así que le pregunté: ¿Sabes tocarla?

-Por supuesto contestó.

Y aunque no era Sonny Boy Williamson, tocaba con mucho entusiasmo.

Le pagué el medio dólar que debía más una propina al tendero, y dí el asunto por zanjado.

Ahora sé que estaba en lo cierto: “Junior Wells solo necesitaba una armónica, no un reformatorio”

30. La silla

Cogió papel y boli y volvió a intentarlo. Inutilmente. Se echó a la calle con el eco de un portazo, enervado por la sequía. Caminó por dentro de sí mismo media ciudad y regresó más calmado. No la vio hasta que se sentó en la sala con una cerveza. Era un silla vulgar, plegable y de madera. La tocó, no tenía polvo ni marcas. Nadie más tenía llave de su apartamento. Volvió a la calle.
Esta vez caminó despacio. Había oído de los desórdenes mentales de los escritores. Había oído de consecuencias de la sequedad creativa. Decidió atar los cabos. Dar un paso adelante, actuar para llevar las cosas a su terreno.
Al regresar la silla seguía allí, pero ya no parecía interrogarle. Sonrió. Cogió papel y boli y se puso a contar la historia de un escritor sin inspiración que un día hallaba una silla extraña en su casa.

31. Rimbombancia

Cogió papel y boli y escribió:

    Voy a escribirte unos versos a ti que me habitas.
    A ti que surcas sin piedad mis áreas reservadas.
    A ti que me haces lluvia en la sequía y sol invierno.
    Para invitarte a mi silencio,
    éste que dice tantas cosas.
    Para contarte que tú lo pueblas siempre:
    sentado, inerte, silencioso.

    Déjame ocultarme entre tus pupilas
    para tener la certeza de que aún existo.

    Sí, voy a escribirte unos versos
    para invitarte a mirar la vida conmigo,
    para esculpir tu nombre
    letra por letra en mi alma,
    para romper estas paredes
    que apagan mi voz a tus oídos
    y en las que sólo puedo escribirte unos versos.

    A ti que te pienso, a ti que te sueño, a ti que te amo.
   
    Cuando pueda deshacerme de estas tinieblas que me ciegan...
    quisiera escribirte unos versos.
    Pero nunca sabría cómo empezarlos.

32. Pronto partiré...

Cogió papel y boli. Me lo acercó.

- Anda abuelo, escríbeme algo. Me encanta que hagas esos garabatos que no entiendo. Parece mentira que en vuestra infancia aprendiérais a escribir así y que no hubiera ordenadores...

- Ahí tienes. Dos palabras y tres puntos.

- Dime abuelo, ¿qué has puesto? Parecen muy extrañas. Nunca me habías escrito eso.

- Te quiero...

33. La marca de Caín

Cogió papel y boli para escribir una lista de buenos propósitos, pero la tinta estaba tan seca que la hoja se rasgó en cuanto el boli la rozó.
Por mucho que lo intentara, Caín no lograba levantar cabeza.

34. El signo de los siete

Cogió papel y boli y dibujó el signo de los siete. Dobló el papel  y lo deslizó en el bolsillo de la chaqueta del periodista. Por el signo lo reconocerían.

Cuando el periodista volvió del servicio continuó con sus preguntas, pero siguió sin recibir respuestas satisfactorias.

-Ha visto cosas que no debería –dijo el doctor Martínez antes de despedirse-. No siga indagando. Hay cosas que es mejor no saber. Destruya las fotos.

Salió del restaurante pensando en la conversación y en el ceremonial que había vislumbrado en aquel almacén y sintió un escalofrío: sabían que lo había visto. En el callejón lo invadió un insoportable hedor a muerte. Las luces de las farolas parpadearon dejándolo a oscuras un instante. Cuando volvieron, tenía siete perros negros delante, observándolo con una mirada diabólica. Algo palpitaba en el bolsillo de su chaqueta. Nadie oyó sus gritos.

35. Ella

Cogió papel y boli e hizo una nota de despedida. Ella le esperaba. Recordó cuando la vio por primera vez en el hospital, quedó prendado de su eterna sonrisa, de esos ojos más antiguos que el mismo mundo. Quiso pasar el resto de su vida cogido de su mano, pero coquetamente le respondió “hoy no es tu día, cariño”.

Tardó mucho tiempo en volver a verla, pero Ella no había cambiado nada. Miraba fijamente su rizado pelo color ala de cuervo con la fascinación de quién está al pie del oscuro abismo. Su elegante cuello blanco estaba veteado por un collar negro, una serpiente que comía su cola en un ciclo sin fin. Cogió su mano, era fría pero le reconfortó. Tuvo un momento de duda que se desvaneció cuando Ella le guiñó un ojo.

Los que leyeron su nota lloraron. Pero los labios fríos de Él todavía sonreían.

36. Yo quiero estar contigo...

Cogió papel y boli y empezó a escribir con una caligrafía redonda, tratando de ocultar su personal letra picuda: “Te voi (primero pensó en ‘boy’, pero creyó que era una falta de ortografía demasiado falsa, demasiado delatora) a matar. Entérate…”. ¡Oh, no! ¡Ya se había vuelto a colar una tilde! Y esa puntuación... Rompió el papel. No, por mucho que lo intentaba, no conseguía simular la amenaza escrita de un palurdo iletrado. Suspiró. Si al menos tuviera dinero para contratar a un ex mercenario balcánico... Uno baratito; lo justo para amedrentar. Se encendió un cigarrillo, mientras en el piso de al lado retumbaba, a volumen brutal y por decimoquinta vez consecutiva, ‘Bailando’ de Enrique Iglesias.

37. Procrastinación

Cogió papel y boli. Nada. No se le ocurría nada. Sin ideas. Dos negaciones afirman, pero en realidad no aparecían las palabras. Se le ocurría nada. No se le ocurría algo. Tampoco hay muchas ganas. Encima estoy hablando de mí mismo en tercera persona. Odio eso. Quiero hacer terapia. Psicodrama. Estoy cansado. Voy a dejar esto. Pero en realidad disfruto haciéndolo. Me relaja. Igual sigo. No sé cuantas palabras llevo. Lo dejo así y lo mando. Esto han sido mis pensamientos en los últimos tres minutos. Tengo mucho trabajo y estoy perdiendo el tiempo. Procrastinación. Ahora sí lo dejo.

38. Pequeñas cosas

Cogió papel y boli y se dispuso a escribir la nota. Dudó bastante en hacerlo pero finalmente sus fuertes convicciones le obligaron a ello. No le había pasado nunca al desaparcar, pero el sol y la proximidad del vehículo terminaron por cimentar la catástrofe. El estropicio era considerable, sobre todo en el vehículo colindante. De inmediato reconoció el coche siniestrado y eso fue finalmente lo que le impulsó a dejar la nota. La misiva decía: "Siento mucho el golpe que le he dado a tu coche hijo de puta, la próxima vez intentaré quemarlo". Como presidente de la compañía sabía que cualquiera de los empleados de su empresa podría ser el centro de la ira de su querido vicepresidente y yerno. Con una sonrisa pensó que finalmente había sido un buen día.

39. Un pedacito de infancia

Cogió papel y boli, pero era inútil, lo miró con cariño y lo volvió a guardar en el viejo plumier junto a los rotrings y el compás. Sentía pasión por el plumier y su boli Papermate azul, reseco y con la goma carcomida, ya no podía escribir ni borrar con él. Había sido su más fiel compañero de escuela y aún olía a clase. Mirando el plumier pensó que era afortunado de tener aquel pedacito de su infancia y dio gracias a no supo quién, de que el plumier estuviera con él, en su cartera, cuando la explosión destrozo su hogar.

40. La confesión

Cogió papel y boli, apartó de un manotazo las botellas vacías que poblaban la mesa y empezó a escribir a gran velocidad, sin importarle el alboroto formado por el incesante sonido de las sirenas, que atronaban la habitación entera pese a que las ventanas estaban cerradas. Por encima del bullicio, aquel cansino policía del megáfono amenazando con una intervención armada en caso de no entregarse. No, no era el momento. No hasta que terminase aquella maldita nota.

Tras darle muchas vueltas, el texto le desesperó e hizo un ovillo con aquel papel. No paraba de jadear, ya que la adrenalina cerraba su garganta, bullía su sangre y le provocaba un ligero tembleque en las manos. Cogió otro papel y escribió:

“Yo no la secuestré. Fue ella quien decidió venir conmigo”

El ruido del estallido le sorprendió abandonando la habitación.

41. Terapia de choque

Cogió papel y boli.- Procuren ser sinceros, es fundamental – había dicho el terapeuta. “Eres un cabronazo. Estoy harta de tus putas guitarras, los amplificadores y la colección de cacharritos que no dejas de comprar y que no sirven más que para estar haciendo ruido todo el día. Harta de tus ensayos, de que te vayas a tocar  y llegues borracho, de que no te importe nada más que tu música y esa mierda de banda. No soporto a tus amigos los ‘musiquitos’ y vuestras putas conversaciones sobre festivales, giras, discos o instrumentos, en los antros a los que me arrastras para ver a fracasados como tú. Estoy tan harta que o cambian las cosas o se acabó”. Respiró profundamente, estaba temblando. Poco a poco fue levantando la vista hasta que lo vio, moviendo levemente la cabeza. Lo supo al instante. ¡El muy hijo de puta estaba escribiendo una canción!

42. ¿Vendrías conmigo?

"Cogió papel y boli y se puso a escribir algo que él nunca pudo leer. Después tiró la hoja al fuego, se puso su abrigo y se marchó de su vida para siempre.

Desde ese día piensa en ella todas las noches. Cuando lo hace, coge papel y boli y escribe sus dudas, sentimientos aleatorios o preguntas vagas acerca del amor, que después lanza al fuego."

Mi personaje jamás dejó de preguntarse si ella le amaba y quizás fue eso lo que le impidió saber lo que ella escribió en aquel papel. Quizás por eso quiero ser muy claro: ¿Vendrías conmigo?

43. Cambiando rutinas

Cogió papel y boli y se acercó a la detenida. Sin dejar de mirarla ya que su infracción había sido bastante grave, saludó cortésmente: -"Buenas noches, señora, ¿sabe usted por qué la he detenido?"
-"No, agente, estoy muy sorprendida, ¿qué he hecho?"
Mientras la cacheaba le abrió las piernas.
-"Qué manos más robustas tiene usted", dijo ella.
-"Robusta tengo mi polla, señora y ahora cállese, ha sido usted una zorrita muy, muy mala..." contestó su marido mientras la percutía por detrás.

44. ...

cogió papel y boli del escritorio de su hija.
"mary-lou, me voy a dormir. mañana hablaremos muy seriamente."
la llamó una vez más. esta vez escuchó la vibración de su inseparable teléfono debajo de la cama.
obviamente no era normal. y abrió los ojos. ropa por el suelo, en la cama, sobre la mesa, en la silla...
encendió la luz de la hab
itación y observó. con ojo profesional.
el disco de van halen en el tocadiscos, el teléfono, unas gotas de sangre en la almohada...
- rita, mary-lou ha desaparecido. pásate por los antros por donde merodea andy whistle, a ver si descubres algo.

tú y tu rebeldía, -pensó- te has pasado. finjir tu propio secuestro para fugarte con ese macarra...

45. Ya si eso mañana

Cogió papel y boli, se sentó, encendió el flexo, bostezó, mordisqueó la capucha del boli, miró el techo, la pared, el mueble, la radio, la mosca en la ventana, la ventana, el vaho del cristal y el cristal en sí. Crujió el boli con las muelas, manoseó el papel y pensó: Mañana lo escribo.

46. No me olvides.

Cogió papel y boli y escribió unas palabras. Acababa de recibir la llamada más dolorosa de su corta vida. 16 años y con el corazón roto en mil pedazos, dobló el papel, lo metió en su bolsillo y lo llevó siempre consigo.
Pasaron los años y nunca consiguió ni quiso olvidarla, cada canción que escribía surgía del poso amargo de aquel desengaño adolescente, quizás por ello recibió el favor del público llegando a ser una estrella mundial.
Esa noche, como de costumbre, llegar hasta la limusina al terminar el concierto se había convertido casi en misión imposible, decenas de fans se agolpaban en el trayecto. Entre ellas, una cara desconocida pero familiar. Una sonrisa como no veía desde hacía veinte años.
Mientras conducía de la mano hacia el coche a la hija de Lucía, un viejo trozo de papel le quemaba en el bolsillo.

Eso es minimalismo

Ya iremos dejando cosas por aquí en spoliers para que completes

(Edito aquí para que lo tengas a manao, atabal)

Clasificación General:

Clasificación global por puntos:

Cosas:

Sentir microrrelatista (By Stoner):

Lema:

Gracias. Actualizaré y publicaré relatos como buenamente pueda, porque paso el día fuera de casa y, aunque dispongo de un ipad mini, las operaciones de copiapega con ese invento son una puta tortura.

... y se fumó el boli

mugu escribió:... y se fumó el boli

Neska escribió:Eso es minimalismo

Ya iremos dejando cosas por aquí en spoliers para que completes

(Edito aquí para que lo tengas a manao, atabal)

Clasificación General:

Clasificación global por puntos:

Cosas:

Sentir microrrelatista (By Stoner):

¡Muchas gracias, Neska!
He puesto varias, me voy a dormir y mañana sigo.

Está todo listo, atabal. Lo que quieras lo pones y lo que no no

¡Qué descanses!

Frase muy abierta. Bien Atabal bien. Creo que dará juego.

 

Adso escribió:

Yo de esto ni me acuerdo!

..  apuntó: media docena huevos, 1 lechuga.

Rhonda escribió:..  apuntó: media docena huevos, 1 lechuga.

...y se lió a tirarle bolitas al cogote de neska y rondha.

No se me ocurre nada.

Diría que es de las frases mas abiertas de las rondas.

Cogió papel y boli y escribió: 'querida mujer: no me hagas sufrir, hoy me decido a escribirte cartas de amor sincero...'

No me parece tan abierta como otras, pero me gusta. Creo que va a ganar Neska por 4a vez o Borogis por primera. Les pega esta frase a su estilo.

Cogió papel y boli y se lo dejó claro y por escrito. "DEJA MIS TETAS DE UNA PUTA VEZ"

Sean escribió:No me parece tan abierta como otras, pero me gusta. Creo que va a ganar Neska por 4a vez o Borogis por primera. Les pega esta frase a su estilo.

No fastidies, que yo estoy muy a gusto escribiendo relatos de menciones.

Yo también creo que no es una frase tan abierta...

Neska escribió:

Sean escribió:No me parece tan abierta como otras, pero me gusta. Creo que va a ganar Neska por 4a vez o Borogis por primera. Les pega esta frase a su estilo.

No fastidies, que yo estoy muy a gusto escribiendo relatos de menciones.

Yo también creo que no es una frase tan abierta...

Yo tampoco la veo tan abierta... Aparte de que (creo que) no me va nada bien... Igual intento hacer algo diferente, a ver si soy capaz...

Es que cogió papel y boli...

O te lías a hacer bolitas de papel y usarlo de cervatana como decía Sugar arriba, o te pones a escribir.

Con lo que va a haber notas, cartas... a tutiplén.

Lo grande es que... después no las habrá, porque somos así

Hobre, la frase se puede convertir en la más abierta de todas de forma muy sencilla:

Cogió papel y boli y comenzó a escribir un microrrelato: "......."  

Si presento esto debería ganar, ¿no?

Cogió papel y boli y comenzó a escribir un microrrelato: "La tristeza le invadió de nuevo al escuchar esa maldita canción. Volvía a ser el momento de su función. Odiaba actuar en público y no veía el momento de escapar de allí. Una mirada al cielo estrellado le recordó que ahora sería de día en su Canadá natal y sus hijos estarían jugando en el río. Las trompetas cesaron y se abrió la puerta que daba paso al anfiteatro. Vestido con tan solo un gorrito multicolor, el oso entró pedaleando a la arena bajo un estruendo de aplausos.
"

rudicio escribió:Si presento esto debería ganar, ¿no?

Cogió papel y boli y comenzó a escribir un microrrelato: "La tristeza le invadió de nuevo al escuchar esa maldita canción. Volvía a ser el momento de su función. Odiaba actuar en público y no veía el momento de escapar de allí. Una mirada al cielo estrellado le recordó que ahora sería de día en su Canadá natal y sus hijos estarían jugando en el río. Las trompetas cesaron y se abrió la puerta que daba paso al anfiteatro. Vestido con tan solo un gorrito multicolor, el oso entró pedaleando a la arena bajo un estruendo de aplausos.
"

m

hostia, amanezco en Menorca y me topo con esta complicada frase, aunque me gusta, creo que dará juego, ...

Bien, bien, tengo una idea en mente. Veremos...

Últimamente las frases son cortitas, cortitas... cuando a alguno le dé por hacer una frase de quince palabras nos vamos a descojonar.

Neska escribió:Es que cogió papel y boli...

O te lías a hacer bolitas de papel y usarlo de cervatana como decía Sugar arriba, o te pones a escribir.

Con lo que va a haber notas, cartas... a tutiplén.

Lo grande es que... después no las habrá, porque somos así

Precisamente a mi se me ocurre lo primero y no me gusta. No consigo idear algo que se salga de los patrones que marca la frase.

rudicio escribió:Si presento esto debería ganar, ¿no?

Cogió papel y boli y comenzó a escribir un microrrelato: "La tristeza le invadió de nuevo al escuchar esa maldita canción. Volvía a ser el momento de su función. Odiaba actuar en público y no veía el momento de escapar de allí. Una mirada al cielo estrellado le recordó que ahora sería de día en su Canadá natal y sus hijos estarían jugando en el río. Las trompetas cesaron y se abrió la puerta que daba paso al anfiteatro. Vestido con tan solo un gorrito multicolor, el oso entró pedaleando a la arena bajo un estruendo de aplausos.
"

Sin duda lo hubiera votado

Neska escribió:Es que cogió papel y boli...

O te lías a hacer bolitas de papel y usarlo de cervatana como decía Sugar arriba, o te pones a escribir.

Con lo que va a haber notas, cartas... a tutiplén.

Lo grande es que... después no las habrá, porque somos así

También creo que va a haber muchas notas y cartas. vamos a leer unas cuantas cartas de amor y notas de suicidio  

Pensé en hacer uno de un náufrago que escibe un mensaje y lo mete en una botella, pero no me acaba de convencer la idea. Además me recuerda a la peli de Tom Hanks.

Ya tengo algo.

My Buddy escribió:

Neska escribió:Es que cogió papel y boli...

O te lías a hacer bolitas de papel y usarlo de cervatana como decía Sugar arriba, o te pones a escribir.

Con lo que va a haber notas, cartas... a tutiplén.

Lo grande es que... después no las habrá, porque somos así

También creo que va a haber muchas notas y cartas. vamos a leer unas cuantas cartas de amor y notas de suicidio  

Pensé en hacer uno de un náufrago que escibe un mensaje y lo mete en una botella, pero no me acaba de convencer la idea. Además me recuerda a la peli de Tom Hanks.

Yo he tenido la misma idea del náufrago pero cuando iba a escribir el mensaje, el único boli que tenía no le pintaba .

Balachina escribió:Ya tengo algo.

rudicio, me parece un punto de partida cojonudo, o final, mejor dicho... xD

Búho Lunático escribió:rudicio, me parece un punto de partida cojonudo, o final, mejor dicho... xD

Pues igual tenia que haberla desarrollado....

Lo cierto es que la dirección a la que empuja con fuerza la frase es a escribir, anotar, dibujar o marcar algo sobre un papel. Eso es lo que dicta la lógica. Existen rutas alternativas, siempre las hay, pero son caminos retorcidos que en parte invalidan el sentido natural de la acción inicial. Sería grandioso leer cuarenta cartas, cuarenta anotaciones triviales, cuarenta testamentos, cuarenta recetas de cocina, cuarenta listas de teléfonos, cuarenta documentos secretos, cuarenta notas de despedida y cuarenta declaraciones de amor. Pero como dijo alguien, seguramente no vaya a ser de ese modo.

Qué plazo hay?

rudicio escribió:

My Buddy escribió:

Neska escribió:Es que cogió papel y boli...

O te lías a hacer bolitas de papel y usarlo de cervatana como decía Sugar arriba, o te pones a escribir.

Con lo que va a haber notas, cartas... a tutiplén.

Lo grande es que... después no las habrá, porque somos así

También creo que va a haber muchas notas y cartas. vamos a leer unas cuantas cartas de amor y notas de suicidio  

Pensé en hacer uno de un náufrago que escibe un mensaje y lo mete en una botella, pero no me acaba de convencer la idea. Además me recuerda a la peli de Tom Hanks.

Yo he tenido la misma idea del náufrago pero cuando iba a escribir el mensaje, el único boli que tenía no le pintaba .

Es el tipo de idea que descartas porque piensas que se le habrá ocurrido a mucha gente. Me daba pereza intentar hacer algo original con el naúfrago. En esta ronda se puede escribir lo que quieras. Si tenías un relato ya pensado le añades escribió y dos puntos y puedes poner un relato entero a continuación. Pero mola más enganchar bien la frase, hacerlo con sentido.

Fenderman escribió:Qué plazo hay?

Hasta el miércoles a las 14 h.

Quizá habría que ponerlo en el título del hilo para que sea más fácil informar de los distintos momentos del hilo (publicación, votación, ganadores...)

Es paradójico que con una frase así uno sufra con más facilidad el síndrome de la hoja en blanco.

Ruego no aportéis ideas que puedan orientar el relato, para que cada uno lo sufra a su manera y convoque a sus propias musas.

CrackerSoul escribió:Es paradójico que con una frase así uno sufra con más facilidad el síndrome de la hoja en blanco.

Ruego no aportéis ideas que puedan orientar el relato, para que cada uno lo sufra a su manera y convoque a sus propias musas.

DON escribió:Lo cierto es que la dirección a la que empuja con fuerza la frase es a escribir, anotar, dibujar o marcar algo sobre un papel. Eso es lo que dicta la lógica. Existen rutas alternativas, siempre las hay, pero son caminos retorcidos que en parte invalidan el sentido natural de la acción inicial. Sería grandioso leer cuarenta cartas, cuarenta anotaciones triviales, cuarenta testamentos, cuarenta recetas de cocina, cuarenta listas de teléfonos, cuarenta documentos secretos, cuarenta notas de despedida y cuarenta declaraciones de amor. Pero como dijo alguien, seguramente no vaya a ser de ese modo.

DON tío, este post es ya casi un microrrelato en sí mismo

Por cierto me encantó "El corazón de la noche" con Indiana Jones y todo...

Ayer a la noche, antes de irme a dormir, escribí varios relatos con la frase. Entro a leer el topic hoy y ya veo a gente echando mis ideas a perder. Ya no es mediante relatos fuera de concurso, sino directamente anuncias la idea. Eso no mola nada.

Balachina escribió:

DON escribió:Lo cierto es que la dirección a la que empuja con fuerza la frase es a escribir, anotar, dibujar o marcar algo sobre un papel. Eso es lo que dicta la lógica. Existen rutas alternativas, siempre las hay, pero son caminos retorcidos que en parte invalidan el sentido natural de la acción inicial. Sería grandioso leer cuarenta cartas, cuarenta anotaciones triviales, cuarenta testamentos, cuarenta recetas de cocina, cuarenta listas de teléfonos, cuarenta documentos secretos, cuarenta notas de despedida y cuarenta declaraciones de amor. Pero como dijo alguien, seguramente no vaya a ser de ese modo.

DON tío, este post es ya casi un microrrelato en sí mismo

Por cierto me encantó "El corazón de la noche" con Indiana Jones y todo...

Muchas gracias Balachina, solamente era una reflexión acerca de lo angosto que es el punto de partida y de lo insólito - y extraordinario - que sería ver todos los relatos escritos como notas, cartas o misivas.

En cuanto a "El corazón de la noche", me alegro que te gustara... muchas gracias

Saludos

es que es muy grande, DON, se merecía ganar, además por goleada

Fuera de concurso.

Cogió papel y boli. Era viernes y la liturgia se repetía. Recuerdo su llegada al centro. Sus gritos y alaridos. La forma en que nos miraba. Todo en él desprendía un aura misterioso. A lo largo de los años, cientos de relatos empezaron a decorar sus paredes. Día tras día, recitaba extrañas normas. Al principio, cinco o seis. Con el tiempo la lista era inabarcable. Por las noches sollozaba. Ya llegan, decía. Nunca supimos de qué hablaba. Los jueves, cuando anochecía, se sentaba frente al televisor. Cambiaba de canal compulsivamente, nervioso, histérico. Qué quieres ver, le preguntábamos. No respondía. Su rostro mudaba y volvía a tumbarse. Nunca supimos su nombre. Tan sólo el pseudónimo que atistaba en la cubierta de sus libretas. Pero eso ahora es lo de menos.

Dust N Bones !? escribió:Fuera de concurso.

Cogió papel y boli. Era viernes y la liturgia se repetía. Recuerdo su llegada al centro. Sus gritos y alaridos. La forma en que nos miraba. Todo en él desprendía un aura misterioso. A lo largo de los años, cientos de relatos empezaron a decorar sus paredes. Día tras día, recitaba extrañas normas. Al principio, cinco o seis. Con el tiempo la lista era inabarcable. Por las noches sollozaba. Ya llegan, decía. Nunca supimos de qué hablaba. Los jueves, cuando anochecía, se sentaba frente al televisor. Cambiaba de canal compulsivamente, nervioso, histérico. Qué quieres ver, le preguntábamos. No respondía. Su rostro mudaba y volvía a tumbarse. Nunca supimos su nombre. Tan sólo el pseudónimo que atistaba en la cubierta de sus libretas. Pero eso ahora es lo de menos.

Dust, con la ronda recién estrenada me parece una tocada de huevos empezar a poner relatos fuera de concurso que no sean de coña como el Rudicio. Seguro que "impugnator man" opina lo mismo.

CrackerSoul escribió:

Dust N Bones !? escribió:Fuera de concurso.

Cogió papel y boli. Era viernes y la liturgia se repetía. Recuerdo su llegada al centro. Sus gritos y alaridos. La forma en que nos miraba. Todo en él desprendía un aura misterioso. A lo largo de los años, cientos de relatos empezaron a decorar sus paredes. Día tras día, recitaba extrañas normas. Al principio, cinco o seis. Con el tiempo la lista era inabarcable. Por las noches sollozaba. Ya llegan, decía. Nunca supimos de qué hablaba. Los jueves, cuando anochecía, se sentaba frente al televisor. Cambiaba de canal compulsivamente, nervioso, histérico. Qué quieres ver, le preguntábamos. No respondía. Su rostro mudaba y volvía a tumbarse. Nunca supimos su nombre. Tan sólo el pseudónimo que atistaba en la cubierta de sus libretas. Pero eso ahora es lo de menos.

Dust, me parece una tocada de huevos empezar a poner relatos fuera de concurso que no sean de coña como el Rudicio. Seguro que "impugnator man" opina lo mismo.

Es que este es de coña.
Una broma interna del topic.

Dust N Bones !? escribió:

CrackerSoul escribió:

Dust N Bones !? escribió:Fuera de concurso.

Cogió papel y boli. Era viernes y la liturgia se repetía. Recuerdo su llegada al centro. Sus gritos y alaridos. La forma en que nos miraba. Todo en él desprendía un aura misterioso. A lo largo de los años, cientos de relatos empezaron a decorar sus paredes. Día tras día, recitaba extrañas normas. Al principio, cinco o seis. Con el tiempo la lista era inabarcable. Por las noches sollozaba. Ya llegan, decía. Nunca supimos de qué hablaba. Los jueves, cuando anochecía, se sentaba frente al televisor. Cambiaba de canal compulsivamente, nervioso, histérico. Qué quieres ver, le preguntábamos. No respondía. Su rostro mudaba y volvía a tumbarse. Nunca supimos su nombre. Tan sólo el pseudónimo que atistaba en la cubierta de sus libretas. Pero eso ahora es lo de menos.

Dust, me parece una tocada de huevos empezar a poner relatos fuera de concurso que no sean de coña como el Rudicio. Seguro que "impugnator man" opina lo mismo.

Es que este es de coña.
Una broma interna del topic.

¿Un homenaje a "impugnator man" y sus normas?

CrackerSoul escribió:

Dust N Bones !? escribió:

CrackerSoul escribió:

Dust N Bones !? escribió:Fuera de concurso.

Cogió papel y boli. Era viernes y la liturgia se repetía. Recuerdo su llegada al centro. Sus gritos y alaridos. La forma en que nos miraba. Todo en él desprendía un aura misterioso. A lo largo de los años, cientos de relatos empezaron a decorar sus paredes. Día tras día, recitaba extrañas normas. Al principio, cinco o seis. Con el tiempo la lista era inabarcable. Por las noches sollozaba. Ya llegan, decía. Nunca supimos de qué hablaba. Los jueves, cuando anochecía, se sentaba frente al televisor. Cambiaba de canal compulsivamente, nervioso, histérico. Qué quieres ver, le preguntábamos. No respondía. Su rostro mudaba y volvía a tumbarse. Nunca supimos su nombre. Tan sólo el pseudónimo que atistaba en la cubierta de sus libretas. Pero eso ahora es lo de menos.

Dust, me parece una tocada de huevos empezar a poner relatos fuera de concurso que no sean de coña como el Rudicio. Seguro que "impugnator man" opina lo mismo.

Es que este es de coña.
Una broma interna del topic.

¿Un homenaje a "impugnator man" y sus normas?

Más o menos.

Pero no creo que le pise la idea a nadie.
Joder, que es una bizarrada de relato de cachondeo.