Acerca de las subvenciones públicas

La Le Pen Family bastante tiene con pasar del antisemitismo filonazi (y proárabe, por supuesto) del yayo al discurso de la expulsión de los moriscos de la rubia sin ponerse coloraos.

Bueno, he auditado montones de subvenciones. Desde finales de junio estoy en intensivo del tema. Ahora mismo (bueno, ahora mismo estoy procrastinando) estoy auditando una. En septiembre volveré con más.

He visto de todo. Subvenciones de auténticas chorradas, un montón. De temas interesantes, también. Fraudes o rozando el larguero algunas. Muchas veces, y esto es apreciación personal, me da la impresión que la subvención es EL fin en sí mismo, y no tanto el desarrollo, la cultura, el arte...

Pero vaya, que yo estoy a favor. Muy a favor, pero tiene que haber más control. Más subvenciones, mucho más control, más auditorías

Luego están los cazadores profesionales de subvenciones... esa gente que conoce gente que no para de inventar asociaciones, actividades, eventos... para generar la subvención. O viceversa.... los que dan la subvención idean un acto para ella, y ponen a su primo. Esto es muy murciano.

A mi la multa de Europa por no cumplir el déficit me está tocando mucho los cojoncillos ultimamente porque una de las salidas posibles es, efectivamente, no pagar un duro, pero a cambio de dejar de recibir las subvenciones de los fondos europeos de las que llevo viviendo más de una década. Yo y medio mundo rural español. En diciembre me veo, de nuevo, en la puta calle. Gracias Rajoy

La opinión de Thomas Bernhard sobre la farsa del arte subvencionado :

Thomas Bernhard : Siempre he sido una persona libre, no tengo ninguna pensión y escribo mis libros de una forma totalmente natural, de acuerdo con el curso de mi vida. Sólo quien es de veras independiente puede realmente, en el fondo, escribir bien. Porque cuando uno depende de lo que sea, se nota en cada una de sus frases. La dependencia paraliza cada frase que se escribe. Por eso no hay más que frases paralíticas, páginas paralíticas, libros paralíticos, sencillamente porque la gente es dependiente : una esposa, una familia, tres hijos, el divorcio, un Estado, una empresa, un seguro, el jefe. Ya pueden escribir lo que quieran, la dependencia se nota siempre, y por eso es malo, está paralizado, paralítico.

Krista Fleischmann : Pero muchos escritores viven por debajo del mínimo existencial, ¿no deben...?

T. B. : Eso es culpa suya, yo he vivido siempre por mis propios medios, nunca he tenido una subvención, de mí no se ha ocupado nunca nadie, hasta hoy. Estoy en contra de toda subvención, de toda pensión, y a los artistas no hay que darles ni un Groschen. Eso sería lo ideal, y entonces quizá saldría alguna cosa. A los artistas hay que cerrarles y prohibirles por completo las puertas que quieran atravesar. No se les debe dar nada, sino ponerlos en la calle. Eso no se hace, y por eso hay aquí un arte malo y una literatura mala. Consiguen meterse en un periódico, en algún Ministerio, se presentan como genios y acaban en el despacho 463, con archivadores, porque se los mantiene hasta el fin de sus días. Así no se puede escribir un buen libro.

K. F. : ¿Eso quiere decir que no debe haber ningún patrocinio ?

T. B. : ¡Ningún patrocinio de las actividades artísticas ! Todo tiene que mantenerse por sí mismo. Tampoco se debe subvencionar a las grandes instituciones. Hay que seguir el principio mercantil de "devora o muere". Por eso aquí todo lo cultural está destruido, porque se subvenciona todo. Por muy grande que sea la idiotez que uno haga, le lloverán las subvenciones y lo echarán a perder.

K. F. : ¿Qué pasa con los teatros federales, por ejemplo con el Burgtheater ?

T. B. : En el fondo, todo eso habría que suprimirlo también. Hay que hacer las cosas como en el comercio, representar pequeñas óperas que se mantengan por sí mismas, y entonces todo volverá a ser natural. Se puede decir con una frase : suprimir todo lo que sea subvención y fomento. Nunca le daría diez chelines a un artista joven; nada en absoluto. Que salga y se convertirá en alguien, o quizá no. También yo lo hice así. Pero Austria es un Estado de subvenciones, se subvenciona todo, cualquier cerebro estúpido se ve aquí cubierto de subvenciones y prótesis, y el Estado tapona siempre ojos y orejas con dinero, de forma que la gente no ve ya, no oye ya y no es nada ya.



El libro definitivo sobre el tema, escrito por un antiguo funcionario socialista de la cultura que dimitió asqueado por la política cultural de su ministerio y las relaciones podridas entre poder político y mundo artístico ("Lo único peor que un príncipe que se las da de artista, es un artista que se las da de príncipe") :

Michel Schneider - La comédie de la culture

Randiano a la vista!!