RONDA 1 - III EDICIÓN DEL COLOSAL CONCURSO DE MICRORRELATOS AZKENEROS - Votación cerrada - Gala a las 22h

Pueden usar cualquier forma verbal de "Empezar". Empiezo, empezó, empezaremos.... y sé que existen más.  



NORMAS DEL CONCURSO

LAS REGLAS DE ESTE JUEGO SON:

Clasificación final por podiums de la II EDICIÓN:

Clasificación final por puntos totales de la II EDICIÓN:

RELATOS A CONCURSO:

01 - La Cena
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Lentamente, comencé a darme cuenta de que la historia narrada en él tenía puntos en común con el capítulo de mi vida que estaba afrontando en aquel momento. Fui atando cabos, verificando recuerdos en mi mente; hasta que me di cuenta de que todo encajaba. Sin lugar a dudas, el muy hijo de puta se estaba follando a mi novia. Y tracé un plan. Tenía claro que ella iba a pagar por su infidelidad; pero él, uno de mis mejores amigos, iba a sufrir la peor de las consecuencias. Aquella noche Susana desapareció; como de costumbre, me dijo que había quedado con Ana para cenar. Y allí estaba yo: plantificado frente a la casa de Ernesto. Estrangularla fue lo más sencillo de todo. Lo más complicado fue cortarle la polla a Ernesto. Horas después la cociné y me la comí.

02 - Un mal libro.
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. No sé cómo consiguió hacerlo, pero lo aseguro que ha sido impactante. El libro se iba convirtiendo en fiel reflejo de mis andanzas. Cada día se reescribía describiendo con pelos y señales todo lo que hacía. Al principio pensé que se trataba de una broma, luego...bueno, usted ya sabe de lo que hablo.
Supongo que estará orgulloso del resultado. Se venderá muy bien, de eso estoy seguro. Aunque en realidad el libro lo hemos escrito los tres; usted, una historia anodina; yo vivía lo que usted no se atrevía a escribir y él...¿Es eso, verdad? El libro no se gustaba a sí mismo y decidió mejorarse. Lo veo en sus ojos, usted no tenía ni idea.
En fin, el libro espera su final y éste será el suyo. No se moleste en gritar, termine sus días con dignidad.

03 - En mi honor
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual y el ruido de sus hojas me persiguió durante toda mi vida. Lamento haber perdido tantos amigos durante el viaje, pero el viaje no se puede desterminar, no hay fórmula ni aplicación para ello. Ni siquiera existe esa palabra subrayada. Es el castigo del poeta. ¿Qué quieres contarme ahora? Estoy aquí, arrinconado en el bar. No creas que va a ser fácil escapar de ti. En la calle, el día gris me vigila, y mañana el día gris me retará de nuevo antes de que mi almohada empuje mi cabeza. Y al mirar su libro, sentiré el calor sin que luzca el sol.

04 - Mi historia interminable
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Año 1986, Círculo de Lectores, portada en la que dos serpientes entrelazadas —el Auryn, descubrirías más tarde— dejaban ver un palacio, un jardín. En su interior letras en dos tonos: carmesí para la realidad, verde para la fantasía. Y la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura (¿o sería más preciso escribir “la historia de un niño leyendo la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura”?). Capas de lectura, el lector leyéndose.

Nombres aliterados, Atreyu, Fújur, el terror de Ygrámul el múltiple. Y la imaginación, los libros, como válvula de escape de una realidad gris que no terminas de entender: desindustrialización, heroína, OTAN NO, nubes radiactivas desde Chernobyl. Y tú escapando de la Gran Nada a lomos de un dragón blanco de la suerte.

Página a página.

05 - Detalles
Empezó a leer su libro de forma totalmente casual e inconstante. En esperas repentinas y plantones inesperados. Hasta el tercer capítulo no fue consciente de que las palabras se repetían. Pensó que se trataba de un error en la impresión. Luego, concienzudamente, detectó que el cuarto capítulo contenía una frase diferente casi disimulada entre todas las demás. En los capítulos siguientes apenas un adjetivo, apenas un párrafo, apenas un nombre. Era una novela insólita, desde luego, enfermiza, que reproducía con detalle cada día en la vida del autor. Y cada día replicaba casi al anterior.
Tardó un tiempo en darse cuenta de que se trataba de su propio viejo diario. Y aunque hubiera una fiesta aquí, un amigo allá, un pequeño viaje en otro momento… todo se confundía con el torrente inapelable de la rutina.

06 - El anciano librero
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Entre el polvo de la vieja librería parecía más olvidado que el resto. La cubierta de piel, oscurecida por los años, no mostraba título ni autor.
Al abrirlo unas finas páginas amarillentas con manchas marrones casi se deshicieron a mi tacto. Arrugué los ojos y descubrí en ellas unas letras desconocidas.
Me giré con curiosidad al anciano librero que me miraba sonriendo:
- Lea joven, lea.
- No entiendo... - balbuceé confuso.
Giré de nuevo la cabeza y cuál fue mi sorpresa que me encontré leyendo en voz alta el largo texto. No pude parar de leer. Al pasar la página ésta se deshizo. Y la siguiente. En cuestión de segundos (¿o fueron horas?) el libro entero se desintegró. Miré pero el anciano ya no estaba allí. Su risa macabra resonaba por la librería mientras el fuego quemaba el último libro.

07 - Atrapado en el laberinto
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual y no tardó en atraparme. Se trataba de una novela de espías titulada Laberinto, narrada en primera persona. El protagonista buscaba un mensaje codificado en una revista editada por unos estudiantes de historia. Se detuvo en la reseña de un ensayo sobre antropología. Era una obra exhaustiva, en la que se repasaban cientos de autores. El crítico no escatimó en detalles, por lo que supe de un litografista holandés, que acompañó a Stanley en su exploración del Congo, que había realizado una serie de litografías sobre escenas de la jungla que nunca se atrevió a publicar. En su diario, el holandés contaba que existía una tribu completamente dedicada a representar alegorías, en una especie de teatro salvaje y blasfemo contínuo. Eran historias que se remontaban a la noche de los tiempos, en la que me sumí enfrascado en aquella lectura.

08 - El inolvidable amor
Empezamos a leer su libro de forma totalmente casual. No recordábamos cómo llegó a nuestras manos, pero solo viendo la portada unas tímidas gotas comenzaron a caer por nuestras mejillas.
En él se contaban historias sobre épocas de guerra, de migraciones a Francia, trabajos en Burdeos y duras vivencias en chabolas descuidadas.
El ambiente cambiaba con versos sobre paseos por la playa durante oscuras noches de Luna nueva, de besos bajo la luz de las estrellas y tiernas caricias en camas de arena.
Leímos llorosos relatos sobre regresos soñados, de nacimientos que nuestros cerebros olvidaron pero que provocaban duros golpes en el pecho. De hijos amados, de hijos perdidos.
Las imágenes que recorrían nuestras cansadas y húmedas miradas nos acercaban recuerdos que quizá una vez vivimos.
Terminamos dándonos un cálido beso bañado en lágrimas y leyendo la contraportada.
-Con mucho amor, vuestro hijo Rodolfo.
Recordad dar la vuelta al libro-.

09 - Última esperanza.
Empezaría a leer su libro de forma totalmente casual. O al menos, eso le diría a ella. Era una buena idea, o al menos, eso creía... Me lo leí previamente unas seis veces hasta memorizarlo, subrayando las partes más hermosas de el. Le haría detallados análisis de esos fragmentos, para así tratar de lograr un mejor acercamiento.
Si, eso haré...

10 - Un principio azaroso
Empezó a leer su libro de forma totalmente casual. Así arrancaba mi nueva novela. Tras escribir esa frase, me acosté pensando en los posibles avatares que esperaban a mi personaje. Al levantar, encendí el ordenador mientras acompañaba el primer cigarro con un café. Con sorpresa advertí que unas nuevas líneas habían aparecido en el documento. El personaje en cuestión, leía una de mis novelas al tiempo que escribía anotaciones a pie de página. Cada cierto tiempo abría el documento. Al principio las notas eran graciosas e incluso inocentes. Pero con el paso de los días se fueron haciendo más incisivas, destrozando cada renglón de mi obra y trazando una caricatura rayana en la grosería de mí.
Enfadado, imprimí el documento. Tras leerlo detenidamente, hice una bola y lo lancé al vacío. Esa noche un meteorito destrozó mi casa. Decidí entonces que en mi nueva novela no dejaría nada al azar.

11 - La obra de una vida
Empecé a leer su libro de forma casual. Aquella anciana repartía ejemplares frenéticamente en la Rambla el día de Sant Jordi, ejemplares que los transeúntes agarraban sin mirar. Yo le quise pagar. “No, por favor. ¡Léelo!”. Y, mientras me alejaba, gritó: “¡Es la obra de una vida!”. En el tren lo abrí, curiosa. El prólogo era enternecedor. La autora explicaba que le había llevado cuarenta años redactar aquella novela. Rechazada en todas las editoriales, ella misma se había financiado la primera edición. Y, a continuación, la novela. Duré seis páginas. Aquello no había por donde cogerlo. Incongruencias gramaticales, pomposidad, afectación, frases incoherentes… En cuanto bajé del tren, tiré la obra de una vida a la primera papelera que encontré.

12 - Nominal.
Empezó a leer su libro de forma totalmente casual, siempre le llamaron la atención los libros de ese estilo y la publicidad de "libro personalizado" había calado en el.
Nadie más que el propietario podía leerlo, para el resto de Cotillas que miraban por encima del hombro solo eran hojas en blanco pero el lector leía los consejos de ayuda para lo que cada uno necesitase.
Encontrarse en el metro el libro perdido y ser el nuevo dueño le permitió leerlo. Solo había una frase : mátalos a todos.


13 - Tú lo verás
Empezaré a leer su libro de forma totalmente casual (lo tengo todo planeado). Me pintaré las uñas azul Niágara (que hacen juego con el lomo del libro) y me pondré el vestido escotado de Asos (confío que no se distraiga intentando mirarme las tetas). Entonces bajaré al parque (qué asco las palomas) y me sentaré en un banco junto a la ruta para corredores (buscaré un banco lejos de viejos verdes). Abriré el libro por la página 143 (porque el 14 de marzo es mi cumpleaños), esperaré a que pase (por Dios, que no esté sudando) y tiraré mi bolso a sus pies por descuido (tengo que acordarme de sacar los condones). Entonces podré pasar a la segunda parte del plan (que, lo verás cuando llegue el momento, es mucho mejor).

14 - Sin título
Había empezado a leer su libro de forma totalmente casual. Había caído sobre su árbol desde la barquilla del doctor Fergusson, tras encontrarlo este junto a una rosa en un diminuto planeta abandonado. Pero el joven barón Cosimo ignoraba que aquel libro sin título no estaba predestinado a ser leído, sino a ser perpetuamente perdido y encontrado.
Al igual que tantos antes que él, no pudo pasar de la primera frase. En un descuido, el grueso volumen resbaló de sus manos y aterrizó sobre las patitas de un apresurado conejo que, sorprendido, lo entregó a una niña desorientada.
La pequeña entró a la madriguera con él bajo el brazo, pero en su caída tuvo que soltarlo. Rebotando entre túneles laterales, durante kilómetros, el libro cayó a los pies del profesor Lidenbrock. El viejo científico, perplejo, empezó a leer: Eres real, no lo olvides nunca.
De repente, la tierra tembló y...

15 - Destripe
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Al principio pensé que era un dietario o un tratado de historia extrañamente prolijo en detalles. Hasta que encontré las páginas con los hechos todavía por llegar. En una noche de lectura febril supe que mi padre moriría en brazos de una mujer que no era mi madre, que mi hijo no llegaría a adulto y que, consumida, mi esposa no tardaría en seguir sus pasos al otro lado.
Cuando Él volvió enseguida supo a qué se debía mi  insoportable angustia. Le he implorado desde entonces tener una mejor historia, una mejor vida para mi. Finalmente ha accedido a utilizar su pluma. Observo como repasa mi página y tacha con grueso trazo negro “pasó toda la noche leyendo el Libro”.  No sé qué va a suceder ahora. Y por eso le estoy eternamente agradecido.

16 - Ficción inconclusa
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual, hace tres días. La última mañana del encuentro de escritores vi un portátil encendido en una mesa de la cafetería y eché un vistazo sin proponérmelo. Se describía la depresión de un tal Antoine, un escritor devastado por un divorcio. Yo me había divorciado recientemente y estaba saliendo de una depresión. Después se narraba una torpe caída de Antoine en el baño. Aún me dolía una cadera por culpa de algo idéntico ocurrido el mes pasado. Sin pensármelo, eché mano de un pendrive para copiar el texto y leerlo en casa.
De su fallecimiento, por infarto, me enteré ayer. Dejó sin terminar esa última novela. En ella él estaba narrando, sin conocerme, mi vida durante los últimos dos años. Habíamos acordado vernos este sábado. El libro se interrumpía mientras Antoine luchaba contra un agresivo linfoma tras superar la depresión.

17 - El libro de los deseos perdidos.
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. En realidad no era más que un legajo lleno de palabras garabateadas casi ilegibles. Pero el título si se podía leer perfectamente: «El libro de los deseos perdidos». Lo encontré por casualidad en un baúl lleno de polvo en el desván de la casa del pueblo. Lo había escrito una pariente lejana que había dedicado toda su vida a cuidar de un pariente enfermo. Lo narrado en sus distintas partes era muy simple. Solo había breves descripciones de países desconocidos, aventuras no vividas y deseos no realizados. Hasta ese momento no sabía casi nada de Antonia Beltrán Hurtado pero no pude evitar acabar llorando mas de una vez leyendo lo que había escrito sobre sus deseos frustrados.

18 - De dioses, hombres y ratones. Capítulo final.
Empezó a leer su libro de forma totalmente casual hacía ya más de cincuenta días. El libro de David Griffin. Ése y otros que le asignó su superior de la misma forma. Como todas las lecturas de todos los abades de la ciudadela.
El abad Ignatius, aquel día, comenzó a leer los libros que correspondían a algunas de las vidas que comenzaban en el año 1951. Y conocían la "Regla de Lectura", por supuesto. Un único capítulo por día. Un año en la vida de cada persona debía ser leído cada día por los abades. Nunca, bajo ningún concepto, debían leer más allá de ese capítulo. Jamás. Pero el abad Ignatius tenía en mente una pecaminosa idea que orbitaba en su cerebro desde hacía años. Sí, ésa era. Leer el siguiente capítulo. Y lo hizo con el libro de David Griffin en el capítulo LV.
Pasó página y....
Fin.

19 - La vida es pura poesía
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Estaba siguiendo a Rebeca por los pasillos de la biblioteca del instituto cuando se giró, creo, y cogí un libro cualquiera para disimular. Rebeca, o se llamaba Laura, no sé, quedó gratamente sorprendida con mi elección. Sólo fue la primera de tantas otras a las que hemos rendido juntos, mi querido poemario, todos estos años.

Ahora que ya no puedo perseguir ninfas, ha llegado el momento de pasar de la solapa y la reseña de la contraportada. Sé que tus poemas evocarán mil antiguos recuerdos de otras tantas vidas ya vividas.

20 - Royal Canin
Empezamos a leer su libro de forma totalmente casual. Nunca habíamos encontrado uno, a pesar de que los antiguos nos hablaran de ellos. Más abajo del sur-sur, de donde veníamos, sólo quedaba tierra quemada. En las páginas de aquel libro no aparecían los creadores ni sus profecías ni sus risueños hocicos junto al pienso-pienso, sólo eran letras-letras de historias y adornos. Aquella noche la pasamos mal y hundidos en el triste fracaso, porque aunque nuestro viaje fuera una huída también buscábamos una respuesta. A menudo nos acercábamos a barricadas con toneladas de basura bordeando las ruinas de las ciudades. Cada día retomábamos el camino olisqueando cada palmo de terreno. Salían grupos a nuestro encuentro, algunos amistosos, otros a colmillo. Pero teníamos la prueba: el saco Royal-Royal donde aparecían los supremos junto al mucho-pienso, entonces sacudían todos las colas alegres. Así crecía nuestra manada y así continua todavía nuestra búsqueda.

21- Me quería.
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual, lágrimas se deslizaban por mi triste cara deformada por el ácido a medida que las páginas iban alcanzando el final. No podía entender tanta maldad, yo era el hijo de un violador, no lo sabía, nunca lo supe. Hace 10 años, a mis siete, dijo que escribía un libro para mí, que algún día lo encontraría, que me gustaría, que lo entendería. Lo que recuerdo era su sonrisa en aquel momento, macabra y oscura.

Ella me había mutilado y quemado siendo yo muy niño, luego me abandonó. Unos familiares se ocupaban de mí de vez en cuando, años después, supe que había muerto quemada, como mi cara. Antes de leer la maldad que me había dejado como regalo, soñaba que con la mano que me quedaba, le abría la puerta de casa, regresaba, nos abrazábamos, mi madre me quería, la perdonaba.

22 - Ocaso
Empezaste a leer su libro de forma totalmente casual hasta que dejó de ser un libro como cualquier otro para convertirse en la luz más brillante que jamás habías contemplado. Entonces te preguntaste cómo pudiste haber vivido tanto tiempo en la oscuridad, ignorante de la Verdad, ahogado en un océano de incertidumbres.
Ahora te preguntas si realmente aquel era el camino, si mereció la pena dejarlo todo atrás y viajar a lo desconocido. Si sirvió para algo tanta lucha y tantísimo horror. Si la Verdad era la Verdad. Te preguntas todo eso mientras los milicianos rodean tu cuello con una cadena atada a una viga de la misma casa donde meses antes degollaste junto a tus compañeros a todos aquellos aldeanos que no fueron capaces de huir o esconderse. Y aunque no sabes qué responder, por un momento deseas no haber leído jamás aquel libro.

23 - Gracias
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Me encontré un ejemplar abandonado en un asiento del andén del metro, cerca de la salida. El título, "Aprenda a pensar en positivo", me llamó la atención por algún motivo, pese a haberme considerado siempre una persona optimista y con ganas de vivir.

Desde que lo abrí por primera vez, no he podido abandonarlo más que por las necesidades básicas para la supervivencia. He pasado siete apasionantes días hundiéndome en sus valiosas enseñanzas.

Ahora que lo he terminado, querido autor, no puedo hacer menos que agradecerle la manera en que me ha abierto los ojos.

Cuando haya descubierto qué ocurre durante los segundos que dura una caída desde un octavo piso, su libro estará aquí en la repisa, esperando a otro ávido lector al que llevar por el camino de la verdad.

24 - James Joyce y yo.

Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. This is not my cup of tea, dije, poniendo voz de finolis, mientras hacía un ridículo gesto con el dedo meñique. Luego metí el marcapáginas en mitad de aquel enorme volumen y cerré los ojos. Fue a la mañana siguiente cuando me encontraron muerto junto al Ulises.
Debería haber sentido pena pero creedme si os digo que de haber podido me hubiera descojonado vivo. Ja. Vivo... Hasta el juez que acudió a levantar el cadáver asentía con cierto respeto mientras mis hijos se miraban entre sí bastante confusos. Los pobres ocultaban el asco que les daba aquel cuerpo poniendo su mejor de cara de fíjate-si-al-final-va-a-resultar-que-no-conocíamos-a-papá.
Que lo entierren con el libro, dijo mi viuda, algo celosa, en su breve monólogo exterior. Nunca la había engañado con un libro.  Ja. Un libro... Y además, qué libro.

25 - Lectura entre líneas
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual pero terminó siendo el libro que me acompañó a la tumba. No sé si fue mucho antes del accidente o no, cuando lo encontré al recoger sus cosas. En él, Elena había escrito, entre los huecos que dejaban las distintas frases, las suyas propias. Hablaba de lo mucho que sufría, de sus pocas ganas de vivir y del infierno en que se había convertido su vida. "Yo moriré y nadie se acordará de mí". Por muy ilustre profesor de literatura que fuera yo no supe verlo. Ahora, a punto de jubilarme, les digo a mis alumnos. No den por hecho todo lo que os dice la gente, aprended a leer entre líneas.

26 - Bastov o iod.
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual, a las 20 páginas empezé a sufrir cambios. A las 40 páginas me volví vintage.
Al año lo casual fué dejando paso a un hipterismo moderado.
A los dos años iba como un cura.
Hoy dia, voy por la mitad del libro.
Y el armario a rebosar.
Leerse la biblia en ucraniano es duro

Bueno, algo es algo. He sumado los puntos a la clasificación.

Espero que bien.

En breve frase

Veo que hay el mismo tiempo entre ediciones que entre rondas

Espero ansioso la frase de la semana.

Quedé séptimo en puntos totales-> Nomeko7.

Habrá que resetear, supongo.

jonikk escribió:Veo que hay el mismo tiempo entre ediciones que entre rondas

yo dejaría pasar agosto. pero mi intermitencia como relatista me resta credibilidad...

Frase establecida!!!!! Ya podéis empezar a escribir

silver escribió:Frase establecida!!!!! Ya podéis empezar a escribir

Gran frase por cierto, me gusta mucho...

Creo que es mi frase favorita desde que me converti en minirrelatista. Bravo, Silverio. Si necesitas consejo sobre como administrar una ronda con chispa soy tu hombre.
PD: Si veo astronautas en esta ronda estare un mes sin entrar al foro. Os aviso.

totalmente

Nomeko7 escribió:totalmente

Me gusta que os guste. Tenía unas 100 frases preparadas

silver escribió:

Nomeko7 escribió:totalmente

Me temo que hay que quitarlo.

Nomeko7 escribió:

silver escribió:

Nomeko7 escribió:totalmente

Me temo que hay que quitarlo.

Totalmente cierto

El fin de semana casi no me conecto pero haré el esfuerzo de vez en cuando para ver si mi bandeja desborda creatividad.

Si alguien esperaba a ello puedo decir que ya tengo la bandeja totalmente vacía, pueden proceder cuando y como gusten

Enhorabuena Silver. Espero que con tu administracion esta semana no descuides las ofertas de amazon, algunos necesitamos saciar nuestro consumismo.

Felicidades a todos por esas 100 rondazas. A ver si esta edicion logro participar con frecuencia.

Tercer edición

silver escribió:

Nomeko7 escribió:

silver escribió:

Nomeko7 escribió:totalmente

Me temo que hay que quitarlo.

Totalmente cierto

Del todo.

Banderola cortesía del gran DON

Muchas gracias

Magnifico
Que placer descansar de eloy 

Gran frase. Preveo más de una mención al Necronomicón.

He visto que he salvado el rosco una semana más. Estamos que lo petamos. Enhorabuena a los premiados y a todos en general por estar convirtiendo este hilo en una leyenda, o casi.
Vamos a por la frase!

A todo esto, hace ya tres o cuatro rondas que quiero meter con calzador una idea que he tenido, pero la frase inicial me lo impide totalmente.

Mete la idea con calzador. No va a ser precisamente la primera vez que se hace.

Bandeja vacía, molicie completa

Tomad el tiempo que queráis

Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Molicie veraniega.

silver escribió:Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Llegarán, ya verás...

Eloy escribió:

silver escribió:Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Llegarán, ya verás...

Mira tu bandeja, igual por inercia la gente te los está mandado a tí

En esta ronda a mi no pueden echarme la culpa. Creo que la Biblioteca Nacional y el Archivo de Indias en verano solo abren por las mañanas. Igual los que se documentan para juntar 150 palabras lo tienen mas complicado.

almorvi escribió:En esta ronda a mi no pueden echarme la culpa. Creo que la Biblioteca Nacional y el Archivo de Indias en verano solo abren por las mañanas. Igual los que se documentan para juntar 150 palabras lo tienen mas complicado.

Primer relatazo

silver escribió:

Primer relatazo  

silver escribió:

Primer relatazo  

silver escribió:

Eloy escribió:

silver escribió:Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Llegarán, ya verás...

Mira tu bandeja, igual por inercia la gente te los está mandado a tí

Esta tarde-noche publico el relato que tengo en la bandeja y los 7 u 8 que estáis escribiendo en estos precisos momentos

Eloy escribió:

silver escribió:

Eloy escribió:

silver escribió:Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Llegarán, ya verás...

Mira tu bandeja, igual por inercia la gente te los está mandado a tí

metalbert escribió:

Eloy escribió:

silver escribió:

Eloy escribió:

silver escribió:Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Llegarán, ya verás...

Mira tu bandeja, igual por inercia la gente te los está mandado a tí

borogis escribió:

metalbert escribió:

Eloy escribió:

silver escribió:

Eloy escribió:

silver escribió:Bien, récord absoluto de participación. 0. Eso o borré la bandeja equivocada.

Quién envíe relato casi seguro gana.

Llegarán, ya verás...

Mira tu bandeja, igual por inercia la gente te los está mandado a tí

primera tanda de relatos...

01 - La Cena
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Lentamente, comencé a darme cuenta de que la historia narrada en él tenía puntos en común con el capítulo de mi vida que estaba afrontando en aquel momento. Fui atando cabos, verificando recuerdos en mi mente; hasta que me di cuenta de que todo encajaba. Sin lugar a dudas, el muy hijo de puta se estaba follando a mi novia. Y tracé un plan. Tenía claro que ella iba a pagar por su infidelidad; pero él, uno de mis mejores amigos, iba a sufrir la peor de las consecuencias. Aquella noche Susana desapareció; como de costumbre, me dijo que había quedado con Ana para cenar. Y allí estaba yo: plantificado frente a la casa de Ernesto. Estrangularla fue lo más sencillo de todo. Lo más complicado fue cortarle la polla a Ernesto. Horas después la cociné y me la comí.

02 - Un mal libro.
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. No sé cómo consiguió hacerlo, pero lo aseguro que ha sido impactante. El libro se iba convirtiendo en fiel reflejo de mis andanzas. Cada día se reescribía describiendo con pelos y señales todo lo que hacía. Al principio pensé que se trataba de una broma, luego...bueno, usted ya sabe de lo que hablo.
Supongo que estará orgulloso del resultado. Se venderá muy bien, de eso estoy seguro. Aunque en realidad el libro lo hemos escrito los tres; usted, una historia anodina; yo vivía lo que usted no se atrevía a escribir y él...¿Es eso, verdad? El libro no se gustaba a sí mismo y decidió mejorarse. Lo veo en sus ojos, usted no tenía ni idea.
En fin, el libro espera su final y éste será el suyo. No se moleste en gritar, termine sus días con dignidad.

03 - En mi honor
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual y el ruido de sus hojas me persiguió durante toda mi vida. Lamento haber perdido tantos amigos durante el viaje, pero el viaje no se puede desterminar, no hay fórmula ni aplicación para ello. Ni siquiera existe esa palabra subrayada. Es el castigo del poeta. ¿Qué quieres contarme ahora? Estoy aquí, arrinconado en el bar. No creas que va a ser fácil escapar de ti. En la calle, el día gris me vigila, y mañana el día gris me retará de nuevo antes de que mi almohada empuje mi cabeza. Y al mirar su libro, sentiré el calor sin que luzca el sol.

Llueven relatos, dice. Esto es más bien un pequeño sirimiri

A ver si llega la tormenta

mugu escribió:Llueven relatos, dice. Esto es más bien un pequeño sirimiri

A ver si llega la tormenta

Preveo mínimos históricos

04 - Mi historia interminable
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Año 1986, Círculo de Lectores, portada en la que dos serpientes entrelazadas —el Auryn, descubrirías más tarde— dejaban ver un palacio, un jardín. En su interior letras en dos tonos: carmesí para la realidad, verde para la fantasía. Y la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura (¿o sería más preciso escribir “la historia de un niño leyendo la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura”?). Capas de lectura, el lector leyéndose.

Nombres aliterados, Atreyu, Fújur, el terror de Ygrámul el múltiple. Y la imaginación, los libros, como válvula de escape de una realidad gris que no terminas de entender: desindustrialización, heroína, OTAN NO, nubes radiactivas desde Chernobyl. Y tú escapando de la Gran Nada a lomos de un dragón blanco de la suerte.

Página a página.

silver escribió:04 - Mi historia interminable
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Año 1986, Círculo de Lectores, portada en la que dos serpientes entrelazadas —el Auryn, descubrirías más tarde— dejaban ver un palacio, un jardín. En su interior letras en dos tonos: carmesí para la realidad, verde para la fantasía. Y la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura (¿o sería más preciso escribir “la historia de un niño leyendo la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura”?). Capas de lectura, el lector leyéndose.

Nombres aliterados, Atreyu, Fújur, el terror de Ygrámul el múltiple. Y la imaginación, los libros, como válvula de escape de una realidad gris que no terminas de entender: desindustrialización, heroína, OTAN NO, nubes radiactivas desde Chernobyl. Y tú escapando de la Gran Nada a lomos de un dragón blanco de la suerte.

Página a página.

Oh, oh, oh.

Identificadísimo.

Godofredo escribió:

silver escribió:04 - Mi historia interminable
Empecé a leer su libro de forma totalmente casual. Año 1986, Círculo de Lectores, portada en la que dos serpientes entrelazadas —el Auryn, descubrirías más tarde— dejaban ver un palacio, un jardín. En su interior letras en dos tonos: carmesí para la realidad, verde para la fantasía. Y la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura (¿o sería más preciso escribir “la historia de un niño leyendo la historia de un niño que huye de la realidad a través de la lectura”?). Capas de lectura, el lector leyéndose.

Nombres aliterados, Atreyu, Fújur, el terror de Ygrámul el múltiple. Y la imaginación, los libros, como válvula de escape de una realidad gris que no terminas de entender: desindustrialización, heroína, OTAN NO, nubes radiactivas desde Chernobyl. Y tú escapando de la Gran Nada a lomos de un dragón blanco de la suerte.

Página a página.

Oh, oh, oh.

Identificadísimo.

Entre La Historia Interminable y Momo, Michael Ende rey de las lecturas infantiles

Por cierto... In Silver We Trust!