RONDA 44 DEL FANTABULOSO CONCURSO DE MICRORRELATOS. 30 RELATAZOS PUBLICADOS ¡A VOTAR!

Rhonda escribió:Con una frase tan maja, debiéramos andar por 20 ya, lo menos.

borogis escribió:01.- La envidia no

La envidia es una declaración de inferioridad.
—Napoleón Bonaparte—

De todos los pecados,
la envidia, el peor.


Sin problema puedo entender la lujuria,
el placer descontrolado de la carne,
o incluso, consustancial, como buen vasco,
empatizar con el dulce pecado de la gula.
Los iracundos tampoco me son desconocidos
—¡el reptil que fuimos acecha!—,
y en este mundo consumista de dementes
resulta inevitable rodearse de codiciosos.
Y qué decir, ¡ay!, de la soberbia o la pereza,
el espejo desde el que se eleva mi colchón,
el colchón donde dejo descansar mi espejo.


Todo esto declaro, confieso y firmo.


No obstante, juro y perjuro
que la ENVIDIA me es desconocida.
Vergonzoso cáncer espiritual
de acomplejados incapaces,
larva parasitaria de autodisminuidos,
erupcionando atópicamente
—¡una eflorescencia multicolor!—
con la vistosidad de los eczemas
de quien no se soporta a sí mismo.
Ni siquiera es necesario destacar:
los envidiosos son imaginativos
y fabrican su propio alimento.


La envidia no.


Mi envidiable suerte.

borogis escribió:02.- Cali-Gula

De todos los pecados me quedo con la lujuria, sabia consejera en esos momentos de decadencia existencial. Una vez abracé la gula, aunque más tarde me di cuenta de que era lujuria disfrazada, ya que lo único que hacía era devorar cuerpos y más cuerpos. Y lo mismo sucedió con la avaricia, ya que quería todos esos cuerpos tan solo para mí. Pereza sentí cuando quise abandonar el hábito de sucumbir frente a toneladas y toneladas de carne ajena. Y fue la ira causada por el desamor la que me condujo a mi pecado preferido, ya que sentía envidia de todos aquellos que eran libres. Finalmente, me pudo la soberbia, ya que me sentía por encima de todas aquellas almas perdidas, dándome pie a perpetuar mi actitud frente al más salvaje de los pecados capitales: la lujuria.

Desgraciadamente, esa orgía de pecados capitales me condujo a mi triste final.

borogis escribió:03.- Cristo, qué discípulos

De todos los pecados la tacañería era su preferido, y a ello se dedicaba con la mayor devoción. En realidad, para mossèn Pi i Casalins el verdadero pecado era gastar el dinero que tanto costaba recaudar, dada la naturaleza algo rácana de sus feligreses. Ellos estaban acostumbrados a verlo por la calle con la sotana raída y llena de lamparones, e incluso a comulgar aquellas hostias revenidas que sacaba del armarito de la sacristía y que tenían que compartir entre varios. Les daba vergüenza sacar a Santa Engràcia en la romería, con el manto comido por las polillas.
Cuando falleció, aplastado por la talla de Jesucristo, que se había vuelto negro por no gastar en limpieza, todos sintieron algo parecido a la justicia poética. Y todo por haberla fijado en la pared con el pegamento que compró en el chino de la plaza, ya que unos clavos le parecían demasiado caros.

borogis escribió:04.- El castillo de Cavendish
- !De todos los pecados! !Qué es aquello tras las colinas my lord!
- Los veinte mil más barrigudos de Escocia preparados para la batalla.
- El señor nos acoja en su seno.

borogis escribió:05.- Microrrelatista pecador

De todos los pecados, sólo acato la pereza.

borogis escribió:06.- AL FIN EL CULPABLE PAGARÁ

De todos los pecados que había sobre la mesa del departamento de gula en la sede central del averno eligieron uno al azar.
No se lo podían creer, el primero fue el de Clemens Wilmenrod, tenían en sus manos al  creador de la tosta Hawaí, la primera variante de la pizza hawaiana.
El encargado de gula llamo al jefe general de la gastrimargia para comunicarle dicho pecado.
El jefe general comprobó que era verídico y se dispuso a trasladarle la información a Belzebú.
Una vez analizado todo el proceso por Belzebú, hasta él mismo murmuró que no había castigo suficiente para tal hijo de perra.

borogis escribió:07.- La ley de la pregnacia

De todos los pecados existentes, no había ninguno que en algún momento no le hubieran atribuido. Historias de lujuria y sangre, rituales de magia negra, juego, drogadicción (entre otras) corrieron de boca en boca a lo largo de los años. Viéndolo por primera vez, nadie habría llegado a semejante conclusión: su aspecto era sombrío pero no extravagante, era reservado pero no descortés y siempre parecía tener prisa por llegar a su casa. El día que la policía derribó su puerta a causa del hedor nauseabundo que emanaba de ella, hubo un gran revuelo en el barrio. Su cuerpo yacía en el suelo de su estudio junto a miles de folios apilados. En estos, se alternaban dibujos y una suerte de narración distópica, pero apenas un solo golpe de vista bastaba para dilucidar su trasfondo: la historia de un hombre cuyo único pecado era no saber hacerse entender.

borogis escribió:
8.- La docente Remedios

—...de todos los pecados, libra Señor a estas pobres almas atormentadas, concédeles tu perdón y apacigua sus ansias de pecar.
Un silencio respetuoso invadió el templo. Los ojos de don Severo se perdían en el vacío; un sudor frío recorría su cuerpo.
¡Ooooooooooh, señor!  —gimió en falsete, al tiempo que todos los feligreses elevaban sus ojos al cielo.
Remedios aprovechó el éxtasis colectivo para abandonar el cobijo que le daba la casulla del oficiante y escabullirse.
Esperó en la sacristía, como hacía siempre, la llegada de don Severo. Éste se presentó ufano.
—Has vuelto a perder Reme —le dijo con sonrisa pícara—. Mientras no culmines tu pecado antes de finalizar la oración no quedarás redimida.
—Mire, a mí no me importa chupársela mientras dice usted misa. Tiene una polla estupenda y es limpio. Me fastidia tener que follar con los monaguillos mientras espero.
—Eso no es pecado, Reme, es docencia.

borogis escribió:9.- Sacramento y Penitencia

De todos los pecados a los que Mosén Bernardo había dado absolución en sus treinta y dos años como sacerdote, ninguno le había perturbado hasta el punto no dejarle dormir durante una noche entera.
Pecado de odio, más que evidente. El de blasfemia, en grado superlativo. Amenaza de homicidio, sin duda el más inquietante para el confesor.
Cantó el gallo, una tibia luz comenzaba a filtrarse por las contraventanas, y aquellas ásperas palabras no paraban de dar tumbos en su cabeza:
- Bendígame padre, porque he pecado. Mi última confesión fue el día de mi primera comunión. Esta mañana le he visto con mi Antonia retozando entre los marjales del molino...

borogis escribió:10.- El perdón

De todos los pecados que el padre Daniel había comprendido y perdonado durante más de veinte años, nunca había escuchado uno como aquel. En la oscura privacidad de su confesionario había sabido de envidias y mentiras, hurtos e infidelidades, haciendo de su vida un paciente receptáculo en el que su rebaño trocaba miserias por penitencias.
Pero aquella tarde de noviembre, una voz anciana le sacó de su modorra y le habló de una chica joven, un tiempo de miseria y un niño bajo un soportal. Jamás había escuchado una voz que ansiara tanto perdón.
No existe pecado cuando las circunstancias nos sobrepasan, hija mía, dijo un tanto inquieto.
Lo sé, dijo un susurro apenas audible. Te pusieron un bonito nombre, Daniel.
Perdió el mundo de vista, nunca supo cuanto tiempo. Pero al apartar la cortina, la anciana había desaparecido llevándose con ella la carga, ahora aliviada, de toda una vida.

borogis escribió:11.- El memorial Salazar

De todos los pecados y herejías cuya veracidad me encomendaron investigar, examinados los hechos, ninguno puede darse por cierto.  Según mis pesquisas se han levantado falsos testimonios por envidias entre lugareños: los montes ardieron la noche de San Juan no en agasajo al Maligno, sino fruto de rencillas entre labriegos. Esa noche se cometieron múltiples pecados carnales en una bacanal bajo el influjo del vino, llegando un pastor a practicar bestialismo con una oveja, nunca con un macho cabrío. Yo mismo he probado las pócimas supuestamente mágicas sin resultados, aunque mi nariz rota atestigua que ciertas setas de la zona afectan al entendimiento hasta el punto de creerse uno más liviano que el aire.
Estas conductas, sin duda pecaminosas, no bastan para sustentar los cargos de brujería, por lo que recomiendo la revocación del auto de fe levantado contra los habitantes de Zugarramurdi, así como la retirada de los sambenitos.

borogis escribió:12.- Reflexiones en el coche

De todos los pecados que cometí con él, la soberbia me arañaba el corazón. Inclino la cabeza de dolor, apoyando mi frente en la ventanilla. La vibración del coche se propaga al resto del cuerpo, la visión se emborrona. Las señales de tráfico pasan a toda velocidad  con un verde prado de fondo. No puedo distinguir nada, cierro los ojos.

En la radio comienza "hey jude", canturreo cada estrofa como en tantos viajes de vacaciones, horas en carreteras repitiendo mil veces las cintas de mi padre. La canción coge fuerza y me giro para acabar gritando el tarareo a coro con él, como siempre.

Vuelvo de mi ensoñación viendo a mi esposa Linda al volante. Mi mente había abandonado este viaje de vuelta del crematorio, donde le dije adiós con el recuerdo de la bronca de hace una semana. No fui capaz de pedirle perdón y abrazarle por última vez.

Eloy escribió:Un crimishow

Bravo

borogis escribió:¡Enorme show Crimi!



Bien vale una absolución y bula para seguir pecando, que el resto de parroquianos tomen ejemplo...

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:01.- La envidia no

La envidia es una declaración de inferioridad.
—Napoleón Bonaparte—

De todos los pecados,
la envidia, el peor.


Sin problema puedo entender la lujuria,
el placer descontrolado de la carne,
o incluso, consustancial, como buen vasco,
empatizar con el dulce pecado de la gula.
Los iracundos tampoco me son desconocidos
—¡el reptil que fuimos acecha!—,
y en este mundo consumista de dementes
resulta inevitable rodearse de codiciosos.
Y qué decir, ¡ay!, de la soberbia o la pereza,
el espejo desde el que se eleva mi colchón,
el colchón donde dejo descansar mi espejo.


Todo esto declaro, confieso y firmo.


No obstante, juro y perjuro
que la ENVIDIA me es desconocida.
Vergonzoso cáncer espiritual
de acomplejados incapaces,
larva parasitaria de autodisminuidos,
erupcionando atópicamente
—¡una eflorescencia multicolor!—
con la vistosidad de los eczemas
de quien no se soporta a sí mismo.
Ni siquiera es necesario destacar:
los envidiosos son imaginativos
y fabrican su propio alimento.


La envidia no.


Mi envidiable suerte.

Veo aquí a un Emil Cioran de las Vascongadas. El lenguaje trasluce algo de soberbia, pero esta semana el mambo va de pecados, así que bien 

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:02.- Cali-Gula

De todos los pecados me quedo con la lujuria, sabia consejera en esos momentos de decadencia existencial. Una vez abracé la gula, aunque más tarde me di cuenta de que era lujuria disfrazada, ya que lo único que hacía era devorar cuerpos y más cuerpos. Y lo mismo sucedió con la avaricia, ya que quería todos esos cuerpos tan solo para mí. Pereza sentí cuando quise abandonar el hábito de sucumbir frente a toneladas y toneladas de carne ajena. Y fue la ira causada por el desamor la que me condujo a mi pecado preferido, ya que sentía envidia de todos aquellos que eran libres. Finalmente, me pudo la soberbia, ya que me sentía por encima de todas aquellas almas perdidas, dándome pie a perpetuar mi actitud frente al más salvaje de los pecados capitales: la lujuria.

Desgraciadamente, esa orgía de pecados capitales me condujo a mi triste final.

Los pecados capitales condensados en un relato con trasfondo histórico. Lujuriosamente hilado...

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:03.- Cristo, qué discípulos

De todos los pecados la tacañería era su preferido, y a ello se dedicaba con la mayor devoción. En realidad, para mossèn Pi i Casalins el verdadero pecado era gastar el dinero que tanto costaba recaudar, dada la naturaleza algo rácana de sus feligreses. Ellos estaban acostumbrados a verlo por la calle con la sotana raída y llena de lamparones, e incluso a comulgar aquellas hostias revenidas que sacaba del armarito de la sacristía y que tenían que compartir entre varios. Les daba vergüenza sacar a Santa Engràcia en la romería, con el manto comido por las polillas.
Cuando falleció, aplastado por la talla de Jesucristo, que se había vuelto negro por no gastar en limpieza, todos sintieron algo parecido a la justicia poética. Y todo por haberla fijado en la pared con el pegamento que compró en el chino de la plaza, ya que unos clavos le parecían demasiado caros.

¡Por los clavos de Cristo!, en este casi se puede oler el moho y la roña de la sacristía. Lo barato sale caro, el refranero es casi como la biblia

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:04.- El castillo de Cavendish
- !De todos los pecados! !Qué es aquello tras las colinas my lord!
- Los veinte mil más barrigudos de Escocia preparados para la batalla.
- El señor nos acoja en su seno.

Se avecinan hondanada de hostias en las highlands. La pereza va implícita (en mi opinión), pero esto va de pecados 

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:05.- Microrrelatista pecador

De todos los pecados, sólo acato la pereza.

Ingenioso, tal como este cómic que viene al pelo:

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:06.- AL FIN EL CULPABLE PAGARÁ

De todos los pecados que había sobre la mesa del departamento de gula en la sede central del averno eligieron uno al azar.
No se lo podían creer, el primero fue el de Clemens Wilmenrod, tenían en sus manos al  creador de la tosta Hawaí, la primera variante de la pizza hawaiana.
El encargado de gula llamo al jefe general de la gastrimargia para comunicarle dicho pecado.
El jefe general comprobó que era verídico y se dispuso a trasladarle la información a Belzebú.
Una vez analizado todo el proceso por Belzebú, hasta él mismo murmuró que no había castigo suficiente para tal hijo de perra.

Puede que al autor esto le parezca Heavy, pero mi tita Ana tenía una compañera en el instituto que a veces merendaba un bocadillo de anchoas con Nocilla (casi vomito al escribir estas líneas)

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:07.- La ley de la pregnacia

De todos los pecados existentes, no había ninguno que en algún momento no le hubieran atribuido. Historias de lujuria y sangre, rituales de magia negra, juego, drogadicción (entre otras) corrieron de boca en boca a lo largo de los años. Viéndolo por primera vez, nadie habría llegado a semejante conclusión: su aspecto era sombrío pero no extravagante, era reservado pero no descortés y siempre parecía tener prisa por llegar a su casa. El día que la policía derribó su puerta a causa del hedor nauseabundo que emanaba de ella, hubo un gran revuelo en el barrio. Su cuerpo yacía en el suelo de su estudio junto a miles de folios apilados. En estos, se alternaban dibujos y una suerte de narración distópica, pero apenas un solo golpe de vista bastaba para dilucidar su trasfondo: la historia de un hombre cuyo único pecado era no saber hacerse entender.

Este me recuerda un poco a Boo Radley, el personaje de matar un ruiseñor. Alguien a quien nadie conoce en realidad pero del cual hay innumerables habladurías

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:
8.- La docente Remedios

—...de todos los pecados, libra Señor a estas pobres almas atormentadas, concédeles tu perdón y apacigua sus ansias de pecar.
Un silencio respetuoso invadió el templo. Los ojos de don Severo se perdían en el vacío; un sudor frío recorría su cuerpo.
¡Ooooooooooh, señor!  —gimió en falsete, al tiempo que todos los feligreses elevaban sus ojos al cielo.
Remedios aprovechó el éxtasis colectivo para abandonar el cobijo que le daba la casulla del oficiante y escabullirse.
Esperó en la sacristía, como hacía siempre, la llegada de don Severo. Éste se presentó ufano.
—Has vuelto a perder Reme —le dijo con sonrisa pícara—. Mientras no culmines tu pecado antes de finalizar la oración no quedarás redimida.
—Mire, a mí no me importa chupársela mientras dice usted misa. Tiene una polla estupenda y es limpio. Me fastidia tener que follar con los monaguillos mientras espero.
—Eso no es pecado, Reme, es docencia.

    Puede que el Papa Francisco sea muy abierto, pero dudo que apruebe estos métodos para evitar que los seminarios se queden vacíos.

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:9.- Sacramento y Penitencia

De todos los pecados a los que Mosén Bernardo había dado absolución en sus treinta y dos años como sacerdote, ninguno le había perturbado hasta el punto no dejarle dormir durante una noche entera.
Pecado de odio, más que evidente. El de blasfemia, en grado superlativo. Amenaza de homicidio, sin duda el más inquietante para el confesor.
Cantó el gallo, una tibia luz comenzaba a filtrarse por las contraventanas, y aquellas ásperas palabras no paraban de dar tumbos en su cabeza:
- Bendígame padre, porque he pecado. Mi última confesión fue el día de mi primera comunión. Esta mañana le he visto con mi Antonia retozando entre los marjales del molino...

Este es Old School total, jugando al engaño y con sorpresa final. Me recuerda a una canción que cantan en el pueblo en que trabajo en la pascua:

-¿Para qué quiere el cura lo que le cuelga?
Que se lo eche a los gatos que se entretengan

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:10.- El perdón

De todos los pecados que el padre Daniel había comprendido y perdonado durante más de veinte años, nunca había escuchado uno como aquel. En la oscura privacidad de su confesionario había sabido de envidias y mentiras, hurtos e infidelidades, haciendo de su vida un paciente receptáculo en el que su rebaño trocaba miserias por penitencias.
Pero aquella tarde de noviembre, una voz anciana le sacó de su modorra y le habló de una chica joven, un tiempo de miseria y un niño bajo un soportal. Jamás había escuchado una voz que ansiara tanto perdón.
No existe pecado cuando las circunstancias nos sobrepasan, hija mía, dijo un tanto inquieto.
Lo sé, dijo un susurro apenas audible. Te pusieron un bonito nombre, Daniel.
Perdió el mundo de vista, nunca supo cuanto tiempo. Pero al apartar la cortina, la anciana había desaparecido llevándose con ella la carga, ahora aliviada, de toda una vida.

Magistral, parece un película en blanco y negro de las Hurdes o algún sitio de la España profunda

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:11.- El memorial Salazar

De todos los pecados y herejías cuya veracidad me encomendaron investigar, examinados los hechos, ninguno puede darse por cierto.  Según mis pesquisas se han levantado falsos testimonios por envidias entre lugareños: los montes ardieron la noche de San Juan no en agasajo al Maligno, sino fruto de rencillas entre labriegos. Esa noche se cometieron múltiples pecados carnales en una bacanal bajo el influjo del vino, llegando un pastor a practicar bestialismo con una oveja, nunca con un macho cabrío. Yo mismo he probado las pócimas supuestamente mágicas sin resultados, aunque mi nariz rota atestigua que ciertas setas de la zona afectan al entendimiento hasta el punto de creerse uno más liviano que el aire.
Estas conductas, sin duda pecaminosas, no bastan para sustentar los cargos de brujería, por lo que recomiendo la revocación del auto de fe levantado contra los habitantges de Zugarramurdi, así como la retirada de los sambenitos.

Otro relato histórico, magníficamente narrado 

Criminal pentatónico escribió:

borogis escribió:12.- Reflexiones en el coche

De todos los pecados que cometí con él, la soberbia me arañaba el corazón. Inclino la cabeza de dolor, apoyando mi frente en la ventanilla. La vibración del coche se propaga al resto del cuerpo, la visión se emborrona. Las señales de tráfico pasan a toda velocidad  con un verde prado de fondo. No puedo distinguir nada, cierro los ojos.

En la radio comienza "hey jude", canturreo cada estrofa como en tantos viajes de vacaciones, horas en carreteras repitiendo mil veces las cintas de mi padre. La canción coge fuerza y me giro para acabar gritando el tarareo a coro con él, como siempre.

Vuelvo de mi ensoñación viendo a mi esposa Linda al volante. Mi mente había abandonado este viaje de vuelta del crematorio, donde le dije adiós con el recuerdo de la bronca de hace una semana. No fui capaz de pedirle perdón y abrazarle por última vez.

Muy triste este, me ha recordado a una canción de Hendrik Rover que está basada en el libro "¿acaso no matan a los caballos?". La canción se llama desilusión: "abrázame por si no hay otro momento, para poder despedirme de ti"...

borogis escribió:14.- Retribución

De todos los pecados nace un filo. Y de todas las empuñaduras, ninguna más barata y chapucera que el asesino Hiratos.
Negra es la capa que confunde sus zancadas, fiel testimonio del brutal carácter de las polillas, y negra es la calleja donde se escurre fuera de la vista, como un pie de una sandalia. Reaparece sobre un tejado, sube y baja aristas, perfilando en el cielo un diagrama que tarda demasiado en conocerse errado. Retrocede sobre sus pasos, salta de cornisa en cornisón, maldiciendo su maldición hasta coronar el objetivo. Sigiloso como gato en celo, se desprende por la fachada junto a una fuga de retumbos y tejas, rebota en el balcón y atraviesa la cristalera en una contorsión abolida de orgullo.
Se levanta, renqueante, sabiendo que nunca olvidará lo sufrido; y con todo, no puede evitar sonreír cuando contempla la hoja babeada de lamentos, hundida para siempre en el etcétera.

borogis escribió:13.- Vida y milagros de San Molicio, mártir



De todos los pecados nos libra San Molicio mártir, patrón de la pereza, el reggaetón y la seborrea. Cuando codicio dineros ajenos o deseo mujer prójima pienso cuán fatigoso sería y recuerdo su oración:

San Molicio, San Molicio,
Aléjanos del trabajo
Y rescátanos del vicio.

Cuentan que, cuando Nerón, hubo obras en los baños del Coliseo para la Copa César (Pretores 2 – 1 Procónsules). Yendo entre los esclavos a trabajar, nuestro joven hispano vio la altura del edificio y se quedó transido, los ojos cerrados, un hilo de saliva divinorum colgando: ¡Milagro! Molicio había inventado la siesta. Así empezó la Insurrectio Coliseorum: 100 esclavos muertos, 15 leones con indigestión. Cuando sacaron a Molicio a la arena, hizo de su toga toalla, tumbóse sobre ella y pidió al César un tintus estivalis. Le hicieron gran sangría: así ascendió a los cielos, desde donde reza por nosotros, ova rascante, ad bartola iacente.

borogis escribió:12.- Reflexiones en el coche

De todos los pecados que cometí con él, la soberbia me arañaba el corazón. Inclino la cabeza de dolor, apoyando mi frente en la ventanilla. La vibración del coche se propaga al resto del cuerpo, la visión se emborrona. Las señales de tráfico pasan a toda velocidad  con un verde prado de fondo. No puedo distinguir nada, cierro los ojos.

En la radio comienza "hey jude", canturreo cada estrofa como en tantos viajes de vacaciones, horas en carreteras repitiendo mil veces las cintas de mi padre. La canción coge fuerza y me giro para acabar gritando el tarareo a coro con él, como siempre.

Vuelvo de mi ensoñación viendo a mi esposa Linda al volante. Mi mente había abandonado este viaje de vuelta del crematorio, donde le dije adiós con el recuerdo de la bronca de hace una semana. No fui capaz de pedirle perdón y abrazarle por última vez.

borogis escribió:Bien Toro bien, gran show!

Así me gusta!

borogis escribió:11.- El memorial Salazar

De todos los pecados y herejías cuya veracidad me encomendaron investigar, examinados los hechos, ninguno puede darse por cierto.  Según mis pesquisas se han levantado falsos testimonios por envidias entre lugareños: los montes ardieron la noche de San Juan no en agasajo al Maligno, sino fruto de rencillas entre labriegos. Esa noche se cometieron múltiples pecados carnales en una bacanal bajo el influjo del vino, llegando un pastor a practicar bestialismo con una oveja, nunca con un macho cabrío. Yo mismo he probado las pócimas supuestamente mágicas sin resultados, aunque mi nariz rota atestigua que ciertas setas de la zona afectan al entendimiento hasta el punto de creerse uno más liviano que el aire.
Estas conductas, sin duda pecaminosas, no bastan para sustentar los cargos de brujería, por lo que recomiendo la revocación del auto de fe levantado contra los habitantes de Zugarramurdi, así como la retirada de los sambenitos.

borogis escribió:10.- El perdón

De todos los pecados que el padre Daniel había comprendido y perdonado durante más de veinte años, nunca había escuchado uno como aquel. En la oscura privacidad de su confesionario había sabido de envidias y mentiras, hurtos e infidelidades, haciendo de su vida un paciente receptáculo en el que su rebaño trocaba miserias por penitencias.
Pero aquella tarde de noviembre, una voz anciana le sacó de su modorra y le habló de una chica joven, un tiempo de miseria y un niño bajo un soportal. Jamás había escuchado una voz que ansiara tanto perdón.
No existe pecado cuando las circunstancias nos sobrepasan, hija mía, dijo un tanto inquieto.
Lo sé, dijo un susurro apenas audible. Te pusieron un bonito nombre, Daniel.
Perdió el mundo de vista, nunca supo cuanto tiempo. Pero al apartar la cortina, la anciana había desaparecido llevándose con ella la carga, ahora aliviada, de toda una vida.

borogis escribió:
8.- La docente Remedios

—...de todos los pecados, libra Señor a estas pobres almas atormentadas, concédeles tu perdón y apacigua sus ansias de pecar.
Un silencio respetuoso invadió el templo. Los ojos de don Severo se perdían en el vacío; un sudor frío recorría su cuerpo.
¡Ooooooooooh, señor!  —gimió en falsete, al tiempo que todos los feligreses elevaban sus ojos al cielo.
Remedios aprovechó el éxtasis colectivo para abandonar el cobijo que le daba la casulla del oficiante y escabullirse.
Esperó en la sacristía, como hacía siempre, la llegada de don Severo. Éste se presentó ufano.
—Has vuelto a perder Reme —le dijo con sonrisa pícara—. Mientras no culmines tu pecado antes de finalizar la oración no quedarás redimida.
—Mire, a mí no me importa chupársela mientras dice usted misa. Tiene una polla estupenda y es limpio. Me fastidia tener que follar con los monaguillos mientras espero.
—Eso no es pecado, Reme, es docencia.

borogis escribió:07.- La ley de la pregnacia

De todos los pecados existentes, no había ninguno que en algún momento no le hubieran atribuido. Historias de lujuria y sangre, rituales de magia negra, juego, drogadicción (entre otras) corrieron de boca en boca a lo largo de los años. Viéndolo por primera vez, nadie habría llegado a semejante conclusión: su aspecto era sombrío pero no extravagante, era reservado pero no descortés y siempre parecía tener prisa por llegar a su casa. El día que la policía derribó su puerta a causa del hedor nauseabundo que emanaba de ella, hubo un gran revuelo en el barrio. Su cuerpo yacía en el suelo de su estudio junto a miles de folios apilados. En estos, se alternaban dibujos y una suerte de narración distópica, pero apenas un solo golpe de vista bastaba para dilucidar su trasfondo: la historia de un hombre cuyo único pecado era no saber hacerse entender.

borogis escribió:06.- AL FIN EL CULPABLE PAGARÁ

De todos los pecados que había sobre la mesa del departamento de gula en la sede central del averno eligieron uno al azar.
No se lo podían creer, el primero fue el de Clemens Wilmenrod, tenían en sus manos al  creador de la tosta Hawaí, la primera variante de la pizza hawaiana.
El encargado de gula llamo al jefe general de la gastrimargia para comunicarle dicho pecado.
El jefe general comprobó que era verídico y se dispuso a trasladarle la información a Belzebú.
Una vez analizado todo el proceso por Belzebú, hasta él mismo murmuró que no había castigo suficiente para tal hijo de perra.

borogis escribió:05.- Microrrelatista pecador

De todos los pecados, sólo acato la pereza.

borogis escribió:04.- El castillo de Cavendish
- !De todos los pecados! !Qué es aquello tras las colinas my lord!
- Los veinte mil más barrigudos de Escocia preparados para la batalla.
- El señor nos acoja en su seno.