RONDA 42 DEL INIGUALABLE CONCURSO DE MICRORRELATOS ARF. Lean y voten, damas y caballeros.

FRASE DE LA SEMANA: Nunca había vuelto a subir al desván.

Reglas:

REGISTRO HISTÓRICO:

ACTAS DE ESTA EDICION, HASTA LA GALA ACTUAL:

CLASIFICACIÓN IV EDICIÓN:

RELATOS a CONCURSO



1.- No para de rezar
Nunca había vuelto a subir al desván que utiliza ahora mi hermanita como gimnasio, obsesionada por mejorar el ritmo que fluye de su bellísimo cuerpo andrógino. Los Juegos están cerca y la medalla es posible. Y claro, sus tensiones necesitan alivios.
En la planta baja, fluyen de mis dedos acordes sublimes de Chopin. Jamás me supuso un problema aceptar mi -notoria- condición. En el conservatorio fui siempre admirado. El Carnegie me espera pero mis tensiones necesitan alivios.
Descansan las cenizas de mamá bajo el sauce del jardín y la abuelita no para de rezar.
Ha oído que en la prisión, a tres internos se les fue la mano con papá. Por uxoricida. Nadie lo ha sentido. Ni la abuelita. Aunque no para de rezar.
Y por subir, descubrió ayer que el incesto es algo más que una figura penal. Y no para de rezar.


2.- Desde lo del desván, el deseo es desdén
Nunca había vuelto a subir al desván de sus devaneos, aquel presidido por un desvencijado sofá bajo un orgulloso póster de una esvástica, recuerdo de un inoportuno desvío por el que anduvo siendo un joven desvalido y que hoy no es más que un desvaído pasado que quiere mantener presente.
Su última experiencia, desbaratada a última hora por un inoportuno desvanecimiento, terminó en un desbarajuste que trajo como consecuencia no pocas desavenencias con unos padres educados en la tradición más puritana.
Desabotona ausente una blusa que deja al descubierto un par de secretos, secretos a voces, a decir verdad; secretos que ha de desvalijar en aquel viejo desván, ansiado aliado de su deseo . Mientras sus dedos navegan firmes por formas sinuosas, se devana los sesos buscando la manera de regresar al hogar de sus desvaríos.


3.- Los devastadores efectos del solipsismo
Nunca había vuelto a subir al desván.
Nunca había vuelto a bajar al sótano.
El desván olía a polvo y madera vieja; además, se escuchaban ruidos.
El sótano apestaba a humedad; y se notaba una presencia en él.
Reconocía que el desván le ponía los pelos de punta, ese reñir de la madera carcomida.
Admitía que el sótano le causaba tremendo espanto, ese gorgoteo gutural de la caldera.
Por eso nunca subía al desván.
Por eso nunca bajaba al sótano.

De tal forma, temerosos uno del otro, vivían el fantasma del desván y el fantasma del sótano. Ajenos a toda realidad que no fuera la suya particular, cada uno soberano de su propio reino: un desvencijado desván, un miserable sótano. Ambos muertos de miedo, incapaces de vencer aquella cobardía antigua que les condenaba a una eternidad de desesperanza e incomunicación. Ambos invisibles para el prójimo. Mortalmente tristes. Tristemente solos.


4.- No me caigo bien (me caigo mal)
Nunca había vuelto a subir al desván. Y aquella foto me miraba con desdén.
Y desesperanzado me veía en el espejo. Tan joven y tan viejo.
Desde que no estoy, no estás y no estamos y no está.
Despierta, que canta el tiempo, y cómo canta, que parece eterno.
Digamos que no desespero, sino espero, que algún día, el descanso sea, pues eso, eterno


5.- Diccionario sin escrúpulos
Nunca había vuelto a subir al desván también conocido como ático, buhardilla, guardilla, altillo, sobrado o doblado.
Nunca había rebuscado en el contenedor de basura buscando alimento conocido como cualquier sustancia normalmente ingerida por seres vivos con fines nutricionales.
Nunca había cagado en el bosque conocido como un ecosistema donde la vegetación predominante la constituyen los árboles y matas.​ 
Nunca.
Y así se quedó congelada en ese banco del parque o terreno situado en el interior de una población, que se destina a prados, jardines y arbolado sirviendo como lugar de esparcimiento y recreación de los ciudadanos.
Carámbano eterno.


6.- Regreso infantil
Nunca había vuelto a subir al desván desde que dejó de ser el cuarto de juegos para convertirse en el trastero. Recuerdo cuando tenía once años y pasaba allí horas jugando con los muñecos de playmobil, viendo una y otra vez la colección de cromos del momento o jugando con el stick de hockey antes de salir hacia el entrenamiento.
Esta mañana he subido a dejar la bicicleta porque se le ha roto la cadena y he visto las cajas de los muñecos de playmobil. Nostálgico, he construido una ciudad de nuevo y me he puesto a jugar con ellos cuando repentinamente ha entrado humo por la ventana. Me he asomado a la ventana asustado pensando que algo se estaba quemando, pero lo que he visto ha sido a mis padres más jóvenes y hablando de comprarse un coche por valor de dos millones de pesetas mientras preparaban una barbacoa.


7.- Scalextric y Pupitre Luminoso
Nunca había vuelto a subir al desván. Por allí estaría aún el Scalextric en su caja, que por dentro era amarilla y que tenía unos huequecitos en el cartón que albergaban las ruedas y escobillas de los dos Tyrrell Ford, uno amarillo y el otro verde. También estaría su primera cartera y aquel nazareno terrorífico de porcelana. Sabía que si subía encontraría de nuevo su infancia y vería de nuevo a su madre que, como cada noche, estaría frente al Pupitre Luminoso enseñándole a pintar con dulzura mientras su padre le recordaba desde el dormitorio que ya hacía catorce años de la desconexión.


8.-Esqueletos
Nunca había vuelto a subir al desván, desde que escondió allí todos sus esqueletos años ha (eran demasiados). Tomás abrió la puerta con temor, pero debía hacerlo. Había esqueletitos chiquititos; la pedrada a su primo Quique, los discos que robó en el Corte Inglés. Pero a él le interesaba uno de los grandes. Anduvo rebuscando entre cuando le levantó la novia a su amigo Miguel y la vez que puso laxante en las birras de la cuadrilla. Al fin lo encontró. El esqueleto de su relación con Claudia. Se enfrentó a lo perro que fue con ella. A todas las infidelidades, a todos los chantajes, a todos los “te-quiero-demasiado”. Cinco años maravillosos y tres de ponzoña absoluta patrocinados por su mala cabeza. ¿Debía llamarla y pedir disculpas? El esqueleto abrió su hiperdentada boca.
-Déjala en paz, pelmazo.
Cómo le jodía que el puto saco de huesos tuviera razón.


9.- La casa blanca
Nunca había vuelto a subir al desván, como si hubiera decidido no recordar. Para él, la memoria era algo parecido a un desván: una especie de habitación a la que uno decide entrar o no.
Para ella, los malos recuerdos eran fantasmas que habitaban en aquel desván. Fantasmas que tenían la misma libertad que el humo para salir o entrar por cada una de las grietas de la desgastada madera que daba forma a aquella vieja casa blanca.
Los días de lluvia debían espantar a aquel humo y cerraban, a cal y canto, el desván. Pero era la lluvia la que hacía que la casa blanca empezará a crujir en lamentos. Era el agua que caiga de las grietas la que, con su perfecta distancia de tiempo entre gota y gota, ponía fecha y putrefacción a cada una de las desgracias ocurridas en aquella vieja casa blanca.


10.- El hombre gris y la maqueta ferroviaria
Nunca había vuelto a subir al desván, pero tras la enésima discusión con su mujer algo lo empujó a subir las escaleras. Al abrir la trampilla la vio: la vieja maqueta ferroviaria. No sintió una emoción especial, pero una fuerza invisible lo arrastró hacia ella y casi sin darse cuenta estaba allí sentado sosteniendo un pincel y dispuesto a pintar al grisáceo hombre del andén. A la hora del almuerzo su mujer subió al desván, él la despidió con un gesto de desdén pero algo llamó su atención, un cambio apenas perceptible que la mantuvo expectante en el quicio de la puerta. Fue por la noche cuando los cambios resultaron más evidentes, su marido seguía pintando minuciosamente mientras trozos de pintura gris se desportillaban de su propio cuerpo amontonándose a sus pies. Entonces la miró y sus mortecinos ojos verdes parecieron recobrar el antiguo brillo de su juventud.


11.- Bonehead
Nunca había vuelto a subir al desván desde que dejó allí arriba los trastos después de abandonar la banda. No les guardaba rencor a los hermanos, pero en aquel momento había acabado harto de ellos. Se necesitaba mucha paciencia para aguantarles.
Sin embargo, ahora lo echaba de menos. Llevaba tiempo esperando la señal y por fin había sonado el teléfono. Era el momento de volver a la carretera. Cogió la maleta y la bajó al salón. La abrió y allí estaba su vieja y preciosa Epiphone. Tenía buen aspecto, no había más que cambiarle las cuerdas y revisar las pastillas.
Iba a ser un 2020 muy ocupado. Glastonbury, Roskilde, Kobetas y cierre de gira europea en Wembley. No tenían previsto ir al Primavera, le habían dicho que no tocarían en Barcelona hasta que Gabi convenciera a Messi para jugar en el City.
Quizás en 2021.


12.- Habitas tiernas y primeros guisantes de primavera
Nunca había vuelto a subir al desván desde crío. Recordará el trajín de tardes de mayo que olían a hierba, aquella buhardilla y un corro de banquetas, baldes, sacos de arpillera y diestras manos desgranando ahora haba, ahora guisante entre canciones viejas y grescas familiares más viejas si cabe; recordará cómo arrastraba los cubos repletos de vainas vacías para las pitas, sorteando plastas de guano de las escaleras del gallinero mientras con ojos anhelantes buscaba a su prima en la penumbra de la cuadra.
Ahora el desván huele a moho y herrumbre, él compra bolsitas de insulsa menestra congelada en el súper y su prima está casada con un arquitecto. Se girará y volverá a bajar al zaguán arrastrando el crujir de los escalones. Cerrará la puerta, colgará apresuradamente el letrero de “se vende” en la aldaba y conducirá de vuelta a la ciudad.


13.- Dependencia
Nunca había vuelto a subir al desván. Era demasiado fuerte, no nos dimos cuenta de que empezó a desentumecerse en medio del angosto corredor y fue extenuante arrojarlo dentro. Aturdidos por la tensión, mirábamos arrodillados el añoso portón, mientras Felipe aporreaba y gritaba mi nombre al otro lado. Calló un instante, quizás el hedor le hizo preguntarse dónde se hallaba, justo antes de ser consciente de que no estaba solo. Después, ese ruido que hace una manta empapada al extenderse, el repulsivo gorjeo y los gemidos de una ofrenda aún viva siendo vaciada.
No volvió a mencionar lo ocurrido aquella ya lejana noche, pero desde entonces me limité a llevarles a casa. Ahora papá no está, quiso volver con ella y se entregó a su abrazo. A veces siento que estoy tan agotada como él.
Este ni sé cómo se llama, pero duerme ya; debo regresar, Madre estará hambrienta.


14.- Antiguo alumno
Nunca había vuelto a subir al desván de mi antigua escuela. Lo recordaba más grande y luminoso. También el director parecía distinto. Hombre parco en palabras, los años le habían impreso una pátina de cordialidad, cuasi alegría ante la inesperada visita de su antiguo alumno. Tropezando por entre cartabones, mapamundis y colchonetas, el anciano lanzaba un ¿recuerdas? tras otro, mostrándome libretas y exámenes en pulcras, aplicadas caligrafías.
Abrió un anuario. ¿Recuerdas? dijo por enésima vez. Rebusqué en aquel blanco y negro reconociendo apellidos y travesuras, amistades de otra vida. Hasta que eché en falta a un compañero. Y luego a otro y otro. Huecos. Busqué a mi profesor.
¿Por qué no están Rodríguez ni Villanueva, ni el Señor Amadeo? –dije- ¿Ni usted, ni tampoco yo?
Levanté la vista hacia él. Vi el calendario en la pared, a través de él. Y ¿sabéis?, si hubiéramos tenido rostro, nos habríais visto sonreír.


15.- ¡Por los papeles!
Nunca había vuelto a subir al desván, habían sido años de psicólogo y tratamiento de choque. Diez escaleras le separaban, uno (por la abuela que siempre gritaba), dos (por el abuelo que siempre se reía), tres (por mi madre que retomó la tradición), cuatro (porque me lo merezco), cinco (por mi hermano para enseñarle el camino), seis (por ese terror a que se vuelva a repetir), siete (por mi mujer que conoce la historia), ocho (por mi hijo), nueve...
- ¡¡que no pises que está FREGAOOOO!

Caí rodando, todo se fue a la mierda.


16.- Advertencias
Nunca había vuelto a subir al desván. No se había sentido preparado.
Todo seguía como lo recordaba, nadie había vuelto, estaba consiguiendo su objetivo.
Estanterías de libros, cajas con vinilos al lado de aquella torre llena de polvo… Por fin ojeó la esquina; el cómic de Superman bocabajo abierto, y aquella mancha, ya verdácea, deslucida en la moqueta junto al cascanueces oxidado. Levantó la mirada al espejo de pared, aterrado ante la idea de que su mente le hiciese revisionar aquella horrible escena tras su reflejo de años atrás. Pero solo vio vigas marrones y tableros del tejado. Ni rastro de aquella imagen. De nada de ella... ni siquiera él.
Un ruido en la calle. Alguien quería entrar. Descendió rápidamente al salón, debajo del parqué, para seguir emitiendo avisos y quejas quebradas al ser pisoteado por extraños, y disuadirlos de que pudieran correr su fantasmagórica suerte en aquella maldita casa.


17.- Pez
Nunca había vuelto a subir al desván desde que se marchó de casa de sus padres. Debían haber pasado veinte años. O doce. O tres. Daba igual, porque, mientras el resto de la casa (y del universo) se había retorcido como un gusano y ni siquiera las paredes estaban en el mismo sitio, en el desván todavía era un adolescente. Se asomó al ventanuco y contempló el cielo rojo y las entrañas de una ciudad que gemía por la boca de las sirenas. O a lo mejor lo que vio fue a sus vecinos viviendo vidas normales. Cerró las cortinas azules y la luz del sol convirtió el desván en una pecera. Se tumbó encima de un colchón viejo y sonrió con todos sus músculos cansados. Lo llamarían, preguntarían por él, le echarían de menos y luego le olvidarían. Nunca volvería a bajar.


18.- Siempre habrá nuevas historias que vivir.
Nunca había vuelto a subir al desván del colegio desde hacía más de diez años.  Los primeros años iba al menos un par de veces a la semana. Y rememoraba la fabulosa historia allí vivida. Pero según fue pasando el tiempo cada vez le pesaba más revivir dichos recuerdos. Hasta que decidió dejar de subir al desván y olvidarlo todo. No se podía vivir siempre en el pasado. Pero no se había dado cuenta de que tendría que llenar de historias su presente y futuro.  Hasta que un día descubrió por casualidad una foto suya. Debía de tener unos once años y en ella estaba en ese desván leyendo un libro. Y se imaginó abriendo el libro…

« ¡Al enfrentarse con su verdadero ser, la mayoría de los hombres huyen gritando! »

« Pero siempre habrá nuevas historias que vivir… »


19.- Cauto
Nunca había vuelto a subir al desván porque la escalera (una reliquia desplegable gracias a un cordel) llevaba años oxidada; tras varias mudanzas probablemente nada tendría valor especial.
Una noche recordó una voz y una frase escrita. Escrita en una carta dentro de una caja dentro del desván. Y no podía librarse de ella.
Por si acaso, mandó sellar la puerta.


20.- Sin título
Nunca había vuelto a subir al desván. Para qué hacerlo ahora. Para qué desbaratar la clausura. Condenados enseres: por viejos, por feos, por anticuados. Ninguno regresó del olvido. No, no subiría. Retiro inmutable. Asombro baldío. No, no sería una sombra más entre ciegos.


21.- Música en vena
Nunca había vuelto a subir al desván, pero después de unos años sintió que lo necesitaba. Quería colocarse como hacía antes, sentir la sensación de la aguja.
Ahora todo es más efímero, cuando no estás puesto con una cosa, lo estás con otra. No hay tiempo para recrearse. Añoraba ir al rastro con sus amigos a pillar material y luego disfrutarlo en su casa.
Era hora de recuperar aquel espacio. Subió y buscó la caja que tanto ansiaba. Quitó con cuidado la cinta americana y ahí encontró agujas, todas a estrenar. Colocó la adecuada en el tocadiscos que acababa de desempolvar, y cogió el primer disco del montón qué había debajo de una sábana. Lo colocó sobre la plataforma y empezó a girar, ahora todo fluía.
Aquello lo transportó al pasado, y lentamente retiró la aguja mientras se dejaba llevar por Miles Davis y la heroína circulaba por su sangre.

Gran frase...

Me gustaba mas la que pusiste antes....
m

Pues sería por algo...


Hugo? Que Hugo ni que Hugo!

Mola

Los desvanes, las buhardillas (les golfes que decimos en catalán, qué cosas)...siempre me han fascinado.

Y creo que son un buen motivo literario.
Buenos y malos recuerdos, oscuridad y pesadillas, el pasado, la nostalgia, lo intruso, lo desconocido...


Espero que les inspire.

Al tajo!!

m señor escribió:Me gustaba mas la que pusiste antes....
m

¿La de tender la lavadora?

Eloy escribió:

m señor escribió:Me gustaba mas la que pusiste antes....
m

¿La de tender la lavadora?

Esa....Esa. ...La lista molaba....pero entiendo que no tengas escrito ningeniería micro para ganar con la lista....
Jajajajaja. ..
m

FdC:

Nunca había vuelto a subir al desván. Estaba demasiado ocupado viendo como demonios se puede "tender" una lavadora.

Desvanes, maletas, cadenas...

Meh.

Frase!!!

Con cabeceras y todo!! y el último acta!!

salakov escribió:Desvanes, maletas, cadenas...

Meh.

Referentes clásicos.
La narración por el placer de narrar, de contar.


¡Desintrospecciónate! ¡Yo te lo ordeno!

Venga, hombre.

Gran frase, espero participar esta ronda

Toro, te has dejado olvidado esto en el hilo de la ronda pasada, ya te lo traigo:

Autista escribió:Toro, te has dejado olvidado esto en el hilo de la ronda pasada, ya te lo traigo:

Estaba esperando el momento....

Que es este:

Clasificaciones actualizadas!!!!!

borogis escribió:Gran frase, espero participar esta ronda

Ojala... pero pinta que va a haber un trabajo enorme en winter is coming desde el lunes... y yo deseando!

Toro escribió:

Autista escribió:Toro, te has dejado olvidado esto en el hilo de la ronda pasada, ya te lo traigo:

Estaba esperando el momento....

Que es este:

Clasificaciones actualizadas!!!!!

Disfruta del momento

Autista escribió:

Toro escribió:

Autista escribió:Toro, te has dejado olvidado esto en el hilo de la ronda pasada, ya te lo traigo:

Estaba esperando el momento....

Que es este:

Clasificaciones actualizadas!!!!!

Disfruta del momento  

Lo dices como si fuera a ser efímero

aqui estamos

Toro escribió:

Autista escribió:

Toro escribió:

Autista escribió:Toro, te has dejado olvidado esto en el hilo de la ronda pasada, ya te lo traigo:

Estaba esperando el momento....

Que es este:

Clasificaciones actualizadas!!!!!

Disfruta del momento  

Lo dices como si fuera a ser efímero

 No era en ese sentido, la verdad es que está la cosa de
De hecho, creo que voy a aprovechar el pique para meterlo en un gif y hacer un poco de spam por ahí, a ver si se me vuelve a mosquear alguien

Caguen la leche.

Eloy escribió:

salakov escribió:Desvanes, maletas, cadenas...

Meh.

Referentes clásicos.
La narración por el placer de narrar, de contar.


¡Desintrospecciónate! ¡Yo te lo ordeno!

Pero las introspecciones es lo que más me gusta.

No es culpa del autor, es culpa del lector.

salakov escribió:

Eloy escribió:

salakov escribió:Desvanes, maletas, cadenas...

Meh.

Referentes clásicos.
La narración por el placer de narrar, de contar.


¡Desintrospecciónate! ¡Yo te lo ordeno!

Pero las introspecciones es lo que más me gusta.

No es culpa del autor, es culpa del lector.

te salvas de que te diga que a ti lo que te gusta es meterte el dedo en el culo porque trabajo en una biblioteca infantil, que si no te lo diría.

Sugar Bug escribió:

salakov escribió:

Eloy escribió:

salakov escribió:Desvanes, maletas, cadenas...

Meh.

Referentes clásicos.
La narración por el placer de narrar, de contar.


¡Desintrospecciónate! ¡Yo te lo ordeno!

Pero las introspecciones es lo que más me gusta.

No es culpa del autor, es culpa del lector.

te salvas de que te diga que a ti lo que te gusta es meterte el dedo en el culo porque trabajo en una biblioteca infantil, que si no te lo diría.

Fake news.

He ido repetidas veces al proctólogo y no me gusta. No disfruto. Y mira que es guapo el ladrón...

salakov escribió:

Sugar Bug escribió:

salakov escribió:

Eloy escribió:

salakov escribió:Desvanes, maletas, cadenas...

Meh.

Referentes clásicos.
La narración por el placer de narrar, de contar.


¡Desintrospecciónate! ¡Yo te lo ordeno!

Pero las introspecciones es lo que más me gusta.

No es culpa del autor, es culpa del lector.

te salvas de que te diga que a ti lo que te gusta es meterte el dedo en el culo porque trabajo en una biblioteca infantil, que si no te lo diría.

Fake news.

He ido repetidas veces al proctólogo y no me gusta. No disfruto. Y mira que es guapo el ladrón...

te susurra al oído antes? si es que no, no tienes nada que hacer.

Qué cabrón, ¡no lo hace!

salakov escribió:Qué cabrón, ¡no lo hace!

( y este ruido lo oyes?)

Era inevitable que salakov se pusiera reflexivo en periodo electoral y este año tenemos para parar un tren.

Los ciclistas tienen que aprovechar las pajaras del contrario..

Me voy al desvan a ver

Primer relato en bandeja

Así,sí

Eloy escribió:Primer relato en bandeja

Así,sí

¿Es muy introspectivo?

Autista escribió:

Eloy escribió:Primer relato en bandeja

Así,sí

¿Es muy introspectivo?

¿tiene citas?
m

Cuanta competitividad

Hallazgo de hoy, esta es la fuente que la ciudad de Chicago dedicó a Nelson Algren:



Para que reflexionéis sobre la gloria literaria.

Tres excelentes relatos han subido ya al desván, damas y caballeros.

Esperamos un par más e inauguramos edición...

Eloy escribió:Tres excelentes relatos han subido ya al desván, damas y caballeros.

Esperamos un par más e inauguramos edición...

Un poco de rock clásico para amenizar la espera...

Es aquí lo de escribir? Me gustaría volver a participar en el hilo, no sólo mandando el relato

Toro escribió:

Eloy escribió:Tres excelentes relatos han subido ya al desván, damas y caballeros.

Esperamos un par más e inauguramos edición...

Dos tiradas de publicaciones de 20 micros serian lo suyo.  .....
m

Eloy escribió:Un poco de rock clásico para amenizar la espera...

RegSound escribió:Es aquí lo de escribir? Me gustaría volver a participar en el hilo, no sólo mandando el relato

A tu aire.

Opina sobre algún disco, explica alguna anécdota, ofende a algún colectivo...



Lo que gustes  

¡Hablemos de los andaluces!

salakov escribió:¡Hablemos de los andaluces!

Malditos vagos, y encima los hay que se regodean de ser béticos. HIJOS DE PUTA!

¿Y los que les gusta Weezer? ¡Los peores!

Eloy escribió:

RegSound escribió:Es aquí lo de escribir? Me gustaría volver a participar en el hilo, no sólo mandando el relato

A tu aire.

Opina sobre algún disco, explica alguna anécdota, ofende a algún colectivo...



Lo que gustes  

o raja de tu marido, que eso siempre gusta...