RONDA 6.10 DEL DESAPARECIDO CONCURSO DE MICROS. QUE DICE HANK QUE PONGA QUE HA GANADO ELOY

Frase: ___ desapareció sin dejar rastro

Quien quiera puede añadir un sujeto antes de la frase (desde un nombre propio hasta "Su suegra"), pero no es imprescindible. Así, a lo loco.

Reglas:

Diccionario microrrelatil:

HALL OF FAME:

hall del caos:

FICHEROS DE REGISTROS HISTÓRICOS DE RESULTADOS:

ACTAS DE ESTA EDICION, PREVIAS A LA RONDA ACTUAL:

CLASIFICACIÓN VI EDICIÓN:

Txukrutttttt



01.- Animales y otros

Desapareció sin dejar rastro, aunque esa era su intención. Durante semanas había estado  pensando en el suicidio. Después, constató que no era capaz de semejante salvajada, por lo que tuvo que elaborar un Plan B. Puso todas sus cosas en orden y una mañana de octubre, salió por la puerta para no regresar jamás. Llegó a un pueblecito de costa sin nombre y pasó unos días en su único hostal. Pensando. Analizando. Olvidando. La vida en la ciudad se había convertido en pesadilla, en condena, en desasosiego. Sabía que el problema residía en él, aunque era consciente de que la solución también. Tomaba café en el único bar del pueblo y leía a Kafka. Pronto comenzó a ver alacranes. Y también serpientes y tarántulas. Sonia era la camarera del bar. Hermosa, difusa, animal. Se gustaron. E hicieron el amor. El día de su muerte, ella se había convertido en serpiente.






02.- Casa vacía

La puerta de la casa desapareció sin dejar rastro, al igual que muchas otras de mis pertenencias antes. Así fue como perdí el contacto con el exterior.
Desde hace algún tiempo que venía notando cómo mi hogar se iba difuminando poco a poco. Al principio fue el mando de la televisión, luego fue el gato y, con el paso de los días, más y más cosas se fueron sumando a una larga lista de evanescencias. Llegó el punto en que dejé de recordar qué permanecía en la casa y qué se había disipado ya.

Sin manera alguna de salir, me acurruqué en una esquina en el abismo hueco, aislado dentro de mi casa vacía, sin nada y nadie a quien recordar, a la espera del momento de mi desvanecimiento.






03.-Anunciación

La pesadilla de la noche desapareció sin dejar rastro en el humor matutino de Mildred. Como todos los días se despertó con una sonrisa y comenzó su rutina habitual besando tiernamente a Herbert, que siempre necesitaba unos 5 minutos más. Se dirigió con paso alegre a hacer el café y las tostadas, en las que amorosamente untaba la cantidad justa de mantequilla distribuida de manera maravillosamente equilibrada.

- Sabes, cariño, hoy he soñado que empezaban a desaparecer todas las personas cuyo trabajo no fuese hacer felices a los demás, ¿no es divertido?

Herbert, recompuesto después del fantástico desayuno preparado con devoción por Mildred, cogió el maletín y se dirigió al coche. Ya sentado frente al volante empezó a sentir una especie de desasosiego cuando escuchó en las noticias que Steve Bannon había sido secuestrado. Mientras, la luz del garaje iba perdiendo intensidad avisando que estaba próxima a apagarse.





04.-Cabaré maldito

El cabaré desapareció sin dejar rastro de su glamur. Con él se fue su colección de rocambolescos personajes y sus secretos, y a cambio nos quedó la desazón y un negro esqueleto de madera chamuscada.

Y porque las historias son más ciertas que la realidad, creamos su leyenda decidiendo que el incendio lo provocó la pelea entre el forzudo y el maestro de ceremonias.

Titán había reparado en cómo miraba el maestro a su hermosa Colette, y enfureció de tal manera que nadie pudo pararlo. El pianista loco aprovechó para decorar con una melodía endemoniada aquella escena, y aquel lisiado que ayudaba entre bastidores y que era objeto constante de burlas, Adrien, se apresuró a sellar todas las salidas cuando vio que la lámpara arrojada por Titán prendía las cortinas, y las llamas pusieron fin a las miles de historias de amor, celos y odio que aquellas paredes habían acogido.






05.-Tu serie favorita

El capítulo desapareció sin dejar rastro, como siempre, pero la serie seguiría: un argumento muy breve adaptado a la identidad de la elegida; un galanteo con el inicio apetecido, seguido de las maniobras previsibles. Todo mental, por supuesto; y un final tramposo justo a tiempo. A veces mejor y otras peor, como todo. Luego a esmerarte un poco en limpiar tus gotitas. Sin rastro en la mente ni en el pijama. Así hasta la próxima. Muchísimas veces en la vida.






06.- No oyes ni ladrar a los perros

La antigua metrópolis, luego ciudad, pueblo, aldea, cementerio y páramo

(primero hicieron las maletas los turistas, después los comercios, hubo fuga de habitantes y poco a poco fueron desvaneciéndose los barrios. Un día se vio un solar donde había estado el ayuntamiento. Las iglesias pasaban a mejor vida, los pasos de cebra eran de camaleón, los edificios agarraban los áticos y se iban a las Américas dejando agujeros en las encías de las avenidas; las estatuas, sin palomas cubriéndolas, murieron de melancolía. Las esquinas no conectaban ya nada.

Los callejones se desangraban por nuevas aperturas, a los bares se los llevó la resaca. Cuando el asfalto oyó que iban a hundirlo en un pantano, harto de extenderse en caminos que no llevaban a ningún lugar, agarró la carretera por la que habían huído previamente espíritus, fantasmas, cementerios y recuerdos y se fue replegando sobre sí)

finalmente desapareció sin dejar rastro.






07.-  aos linguísti o

La letra “ ” desapare ió sin dejar rastro en el abe edario,  ausando gran revuelo y estupor en toda la pobla ión e indigna ión y  ólera entre es ritores, editores, periodistas y otros profesionales del mundo de las letras. ¿ ómo podremos seguir es ribiendo ahora? Eruditos en linguísti a, espe ialmente en fonéti a y fonología fueron  onsultados dada la gravedad y la urgen ia de la situa ión y la ne esidad de solu ionar  uanto antes el problema. ¿Deberíamos dejar de pronun iar también el fonema? ¿Qué ha er? ¿Sustituirla  on una o lusión glotal? También en ortografía: ¿Usar la “k”, “q” y “s” en su lugar? “Unos kojones, ¿qué qoño estáis disiendo?”, fue la inestimable aporta ión de un  ono ido miembro de la Real A ademia de la Lengua a través de las redes so iales. Un gran número de posibles arreglos se han propuesto pero, de momento, ninguno que  uente  on el sufi iente  onsenso para ser aprobado.






08.- Cauce seco, vestigio del invierno

Desapareció sin dejar rastro. Huyó, quizá con su amor de juventud, y con un montón de sueños, probablemente. Y me da rabia ver al vecindario echar de menos su optimismo, su vitalidad. Era un molino en continuo deshielo, dicen. Era un cobarde, pienso. Se llevó el ánimo, tengo que creer, y el sentido del humor, estoy seguro.

Una mañana de niebla me sacó corriendo hasta una cumbre cercana. Generoso, para la pausa me brindó un cielo en llamas, y al escapar el sol del cepo, gritó en silencio: Verás, al aviso del calor. Y corrió la niebla a concentrarse en el ombligo del valle, para subir como una chimenea enroscada, y alzarse al cielo, como la vulgar sábana de nubes que cada día que no madrugo veo. Bueno, o eso debo creer, porque también se llevó la memoria. Lo único que me dejó fue este cuerpo, lastrado, sin caudal.






09.- Hermana

Desapareció sin dejar rastro, un día desperté y simplemente ya no estaba. Mis padres, creyentes con pedigrí, saldaron el suceso con gesto confiado asegurándome que ahora estaba en un lugar mejor; un lugar que -según ellos- nada tenía que ver con la muerte. Siempre me había sentido afortunado de no compartir su devoción, pero desde entonces incluso lamentaba todos los ratos que dejé de pasar con mi hermana dada mi negativa a acompañarlos al culto. También lamentaba comprobar cada día que su cuarto vacío seguía dando techo y comida a todos los interrogantes que por allí pasasen sin importar su condición ni procedencia, tanto huesped amenazaba con quebrarme definitivamente. Quizá era el momento de acercarme a la iglesia y compartir su paz.






10.- La canasta milagrosa

La pelota desapareció sin dejar rastro. Recién encestada en la primera jugada, traspasó el aro pero nunca cayó al parqué. Los jugadores sobre la cancha, los banquillos y la grada no daban crédito. Se había volatilizado, igual que las catorce siguientes que introdujeron a modo de prueba. Conscientes de estar ante una situación un tanto anómala desoyeron al bachiller, que pedía intervención del CSIC, y llamaron buscar al párroco. El diagnóstico fue concluyente: milagro, y de los gordos.
En consecuencia la canasta fue desmontada y atornillada a media altura en la iglesia, entre la pila bautismal y la imagen de San Gregorio. Y allí depositan cada domingo sus ruegos los feligreses. Hojitas caligrafiadas que piden por la paz en el mundo, la lluvia en el campo y recambios para la cosechadora. Deseos sencillos, mundanos, que nunca caen al suelo ni en saco roto. En eso, dicen algunos, consiste la fe.





11.- El fichaje más caro del fútbol español

Lorenzo Juarros García Villanueva Covarrubias Altube Pérez Satrústegi Díaz García García García García (esto es de cuando follaron primo con primo) Ruiz Sánchez Contreras Santamaría Rodríguez Alonso Blanco Moreno Fernández Torres Romero N´Dongo (de un tatarabuelo mandingo viene esto, y también otra cosa) Molina Gil Ortiz García Vega Escobar Porras Bustos Castillo Montenegro García García García (otra época de hambruna sexual) Toledo Páez Cruz Gutiérrez Sosa Rivero González Flores Medina Martínez Álvarez Correa Hernández Castro Leiva Soto Delgado García García García de Borbón (no comment) Quiroga Silva Tapia Garrido Vidal Saavedra Donoso Muñoz Jaramillo Alfayate Cerezo Lucas Martín Ayala Mendoza Caballero Jiménez Lorenzo Parra San Pedro Jeremías Ezequiel Abraham Oseas Caín Adányeva desapareció sin dejar rastro.






12.- El Búnker

Desapareció sin dejar rastro del búnker inexplicablemente. Todo el equipo de seguridad revisó la habitación palmo a palmo y las imágenes de las cámaras de seguridad fotograma a fotograma, sin obtener respuesta. La fuga era imposible, o eso pensábamos, pues la única salida era la puerta, la cual se abre sólo desde fuera por código y no hay ventanas, conductos de aires, ni similares. Las cámaras graban las 24 horas desde todos los ángulos posibles y tres personas las analizan desde una sala que a su vez está vigilada por dos cámaras.

Yo personalmente revisé el vídeo hasta la saciedad, obsesionado con hallar el cómo. Veo perfectamente como dice adiós con la mano y desaparece de la imagen acto seguido.

Desde que ocurrió hace ya quince años, todas las noches las paso en el búnker intentando encontrar la solución, pero cada vez estoy más convencido de que no la hay.






13.- Pasión fluvial de un mundo soltero

El cura de Villachorriño desapareció sin dejar rastro. También el carnicero, el mecánico y el maestro. En Villachorriño vivían cuatro, tres sin coche, ningún niño y sólo un beato. Pero en verano contaban que Villachorriño era un pueblo muy cuco, sin río, pero guapo.

María subía montañas. Qué fuerte era María. María se cayó a un barranco. Qué daño se hizo María. Poner ruedas a una silla es muy divertido, pero qué tonta María, que ahora lloraba cuando antes reía.

¡Gabi era más majo! Se dio una hostia en coche y perdió la memoria, la cordura y el manejo de balón en el campo. Ahora se ríe igual de un gol que del claxon del reparto.

Gorgonio tiene más años que Carracuca. Un millón de días ha vivido Gorgonio, dos mil al sol con María, y cien con Gabi, afilando palos.

El otro no cabe en el relato.






14.- Justina y la máquina de fabricar incertidumbre

El perrillo de aguas de doña Esperanza —el señor Pericles— desapareció sin dejar rastro. Extraño suceso, pues el susodicho únicamente abandonaba las faldas de su dueña para deponer resecos bolitos en una escudilla de alpaca. Justina, azorada, voceó su nombre y recorrió en su busca las calles de la otrora lujosa urbanización ¡Qué desgracia! se lamentaba, ¡QUÉ DESGRACIA! Pero es que su cofia no estaba; ¡Ahí va, y el delantal tampoco!
Volvió sobre sus pasos terriblemente abatida, sin el señor Pericles y sin el preceptivo uniforme. Ya en la residencia, un turbador sofoco la hizo bajar hasta el sotanillo. La centrifugadora emanaba un aura boreal y tornasolada. «Dime, Justina ¿Para qué servir?, la inquirió el ominoso tambor metálico: el pelo de Justina encaneció al mismo instante. Luego se perdió entre las mansiones deshabitadas. A pocos pasos la seguía el diminuto señor Pericles; feliz como un reyezuelo coronado de espuma.






15.- Tempus Fugit

El tiempo desapareció sin dejar rastro. Como si hubiese desertado de su función, dejó de haber pasado, presente o futuro. En algunos sitios se limitó a detenerse, pero en otros se confundió bajo un verwirrung alocado de acontecimientos. ¿Aquello era un velocirraptor persiguiendo al comandante Slavetsky? ¿Esos morlocks estaban desayunando trilobites frescos? Como relojes blandos, algunos instantes duraban una eternidad y viceversa. Unos amantes posponían su encuentro para antes de ayer, un funcionario atendía puntual a una cita. TOC TIC, un péndulo contravenía una orden antigua. ¡El delirio! En cualquier caso, la vida sólo era un fragmento, existir suponía una singularidad en el río del tiempo. La entropía también ganaba en su ausencia. «Pero, narrador metadiegético», protesta mañana y nunca una voz que trae un cálido olor a alcaravea, «usted tampoco debería existir. Una narración sin tiempo no es posible». Opino que tiene razón —retrocausalidad es servidumbre— y callo aquí.






16.- ¡Qué carallo!

El Antorcha desapareció sin dejar rastro una noche de Caribe calmo y Polaris a estribor. Nadie se atrevió a decirle al capitán Drake que habían arrojado por la borda en el barril de los desperdicios al cocinero pelirrojo capturado en Baiona, por trapacear con los naipes.

Despertó en una playa con cientos de indígenas escrutando su melena y los restos del barril. Le acogieron como a un dios redentor. Dedicó el resto de su vida a su civilización y a prepararles para recibir naves invasoras. Les enseñó a obtener aceite de coco y plantó las semillas de pimiento que logró rescatar del tonel. Les adiestró en la pesca y cocción del pulpo, muy abundante en la isla.

Décadas después, cuando fondeó el primer galeón corsario decenas de indígenas pelirrojos les recibieron en la playa mostrando la piedra sagrada, grabada por el Antorcha antes de morir:

Pulpo A Feira.

Ración, 15 ducados

Media ración, 8.






17.- Cronodonuts

Aquella masa desapareció sin dejar rastro en el horno.
Paula quedó boquiabierta.
—¿Dónde está?
—¡Lo comimos hace mucho! —solté una carcajada—. ¿Recuerdas tu cumpleaños cuando papá trajo un donut enorme? Acabamos de cocinarlo.
—No entiendo.
—¿No te extrañaba desayunar donuts cada mañana desde entonces?, ¿y que siempre hubiese comida? Sabíamos que no había dinero desde que murió mamá.
Paula seguía confusa.
—¡Una máquina del tiempo, hermanita! Envía comida al pasado. Solo necesitamos añadir algún ingrediente que estuviese cerca del horno en el momento al que la mandaremos. Ahora que funciona, debemos preparar la comida de todos estos años, y donuts, claro —sonreí.
—Pero no tenemos ese ingrediente.
—¿Hace cuánto no ves a papá? Pobre, siempre manejaba el horno.
Paula palideció.
—Quien dijo que el amor mueve el mundo, nunca había pasado hambre. Saca las bolsas de carne del frigorífico, tenemos mucho que guisar, si no no estaríamos aquí ahora.






18.- La Fuente (1917)

La pieza original despareció sin dejar rastro. Nunca se supo si algún coleccionista avispado la robó de la exposición de la Sociedad de Artistas Independientes, si fue retirada por algún crítico indignado o si los servicios de limpieza la confundieron con basura y la arrojaron al contenedor. Ni siquiera estamos seguros de si el urinario blanco con la firma de R. Mutt llegó a salir del estudio de Marcel Duchamp o si todo fue un montaje fotográfico.

Lo que sí se sabe es que con aquella pieza de porcelana, Duchamp inauguró el arte moderno tal y como lo conocemos. La mayor genialidad, el mayor embuste, ambas cosas a la vez. A partir del urinario, el arte ya no volvió a ser lo mismo. Lo importante ya no es lo que hay dentro del cuadro o encima del pedestal, sino lo que pasa en la cabeza del espectador al ver esos objets trouvés.






19.- El licenciado y la licencia

El cliente desapareció sin dejar rastro aprovechando que Bautista se ocupaba de una anciana con cara de pocos amigos. Sobre la barra, la copa de moscatel intacta.
—Un café con leche, joven —pidió ella con voz firme—. Bien caliente.
Bautista la miró con atención escrutando de forma minuciosa su rostro. Tras unos instantes colocó un vaso que rellenó con una buena ración de bourbon.
—Le he pedido un café con leche.
—Usted beba esto, es lo que quiere —aseguró él sin inmutarse.
—Pero usted qué sabrá —protestó— ¿Habrase visto?
No dejaban de sorprenderle este tipo de actitudes. Trató de sosegarse ya que acaso desconocían que cada gesto, la mirada, cierta entonación…mostraban bien a las claras un deseo concreto, aunque lejano de ser admitido.
—Señora, tómese el bourbon y no me joda. Si sabré yo lo que quiere. Que me acabo de licenciar en psicología, mujer. Ande, beba, beba.





20.- Aguardiente

Desapareció sin dejar rastro, como si nunca hubiera sido. Cuando se acercaba al teleclub desafinando con su cochambrosa zanfona, los parroquianos reían y le pagaban un caneco de orujo por dos duros. Más ajado que viejo, de dientes podridos, vestía una chaqueta de paño de lana llena de manchurrones y polainas nunca secas, y pasaba las tardes sentado frente al pilón, intentando avistar la enagua de alguna de las mozas mientras llenaban sus baldes. Esa tarde lo vi tirado en la esquina del bar y me acerqué. Agarró con fuerza mi muñeca y me atrajo hasta casi tocar nuestras narices. Su aliento hedía a curda y sarro. “Ayúdame, vienen por mí” repetía con ojos de orate. Asustado, me zafé y corrí a casa a esconderme. Nunca supe más de él. Pero cada noche, arrebujado bajo las mantas, aún creo escuchar los chirridos de la zanfona, y aquella voz aguardentosa suplicando.






21.- Do you have a second team in the NBA?

La lógica desaparecio sin dejar rastro.
- Son 21 no 241. El vértigo lo dan los titulares y los periodistas que no saben hacer su trabajo:
- Ver vídeo
- 3
- 1
- ¿Estás seguro de que deseas borrar tu mensaje?
- 18 Hace 10 horas
- Ildefonso Gonzalez
- Los fallecidos en las últimas 24h según Sanidad son 21 no 241, este vídeo lo explica.
- Lo que es una pasada es que ningún medio se dé cuenta y lo corrija.






22.- Martino Divino, cantante fino

Martino Divino desapareció sin dejar rastro en 1985. Era mi cantante favorito; sospecho que el de nadie más. Un día de 1982 lo escuché en la emisora local de Torrelavega. Me enamoró. Era un tipo con voz de rana que paría canciones de technopop desafinadas. Compré sus maquetas, acudí a sus escasos conciertos. Martino, de negro y teñido platino, agitaba su flequillo, aporreaba su ajado sintetizador y se dolía de Cantabria; creía que en Madrid triunfaría. Pero Radio 3 no le hizo caso, insultó a Servando Carballar y DRO le cerró las puertas. Martino Divino no soportó tamaño desatino: se esfumó. En Madrid nadie sabía, a Torrelavega no regresó. Yo huí de Cantabria cuando saqué plaza de inspectora laboral. Nunca olvidé a Martino.

Hoy, mientras revisaba una empresa de tocino en Zafra, he empezado a canturrear ‘Marino profundo'. El matarife más mayor ha agitado el flequillo y me ha sonreído.






23.- Jaculatoria de la mano

El padrastro desapareció sin dejar rastro. Mi madre dijo que habían sido sus rezos a San Bartolomé, que necesitaba reponer lo perdido pero mi padre insistió que habían sido sus cánticos ceremoniales. Cuando vinieron a la cocina para ver el milagro y me vieron sacando la mano llena de ampollas del horno comprendieron que iban a tener que volver a dar explicaciones al pediatra y tal vez de nuevo a la policía.






24.- Mayores problemas

Calanthe (así era como le gustaba que le llamara), desapareció sin dejar rastro. Ninguna de sus pertenencias estaba en la habitación cuando desperté ayer. Es cierto que no tenía muchas, pero me resultó raro.  Nunca había estado tanto tiempo fuera.

Muchas ideas revolotearon por mi cabeza. Al principio la sensación de alegría me invadió, pero duró poco, y fue la preocupación la que inundó la habitación. ¿Qué haría ahora sin él? Dependía de él para todo, él era quien me cuidaba (a su manera), pero me procuraba un techo, me daba de comer… y ahora sólo quedan unas pocas latas. Si casi no tenía fuerzas para gritar, ¿cómo iba a poder abrir los cajones sin llave? Ni si quiera lo intenté con aquella puerta, que a saber de qué me separaba.  

Derrotada, me senté al borde de la cama acariciándome la tripa para apaciguar a la bestia. Sólo podía esperar.






25.- Ya lo decía yo

El microrrelatista desapareció sin dejar rastro. Salvo unas hojas emborronadas con nombres extraños como: RegSound, Stoneheart, Troy, Fritz… que había rodeado de tibias y calaveras, puñales sanguinolentos, guadañas, motosierras… y una enigmática frase: “Ya lo decía yo”. Contratado por horas, un discípulo aventajado de José M.ª Villarejo fue incapaz de arrojar luz sobre su paradero: “probablemente está como una puta cabra” fue su veredicto.
Por fin, el primo segundo del cuñado de un confidente de la comisaría de Pinto le sopló al teniente de guardia que había localizado al interfecto chuzándose como si no hubiese un mañana y pintarrajeando servilletas en un bar de Parla.
Entre que el primo segundo era medio gilipollas y hablaba con la mascarilla puesta aunque estaba en su domicilio y el teniente estaba algo idem, fue un milagro que el recado llegara a alguien que, finalmente, resolvió dejar a aquel pobre diablo en paz.






26.- Grullas alzando el vuelo

Las grullas desaparecieron sin dejar rastro y el viejo samurái quedó sin su preciada compañía. Era un insólito paraje: de jade blanco por encima de su armadura y curvados muros nevados. Como ave desconfiada, con cautela, se aproximó a la frondosidad donde las ondulaciones convergían en una grieta sudorosa y oscura. Su anciano corazón intuyó que aquel lance sería mortal; pues así lo predicaban el silencio del viento y las aguas calladas ¡Pero latía con furia bajo el cuero y el metal! Hombres, espíritus, demonios: a todos había enfrentado, pero ninguno —ni la nada, siquiera— había enturbiado hasta aquel día su visión del vacío. El samurai echó a un lado el espeso ramaje y sin mirar atrás se adentró en la brecha. En la corte, mientras, la joven concubina abrigaba su pálidez con su kimono predilecto; oscuro y opulentamente bordado en seda: el que dibujaba las grullas alzando el vuelo.






27.- Miel negra

El recuerdo desapareció sin dejar rastro. Despertó empapada de alivio; recordaba el sufrimiento, pero no el motivo:  en su lugar, una especie de pequeño vacío luminoso. Pagó. Tenía otros recuerdos dolorosos, molestos, que parecían expandirse cada vez más. Claro que podemos suprimirlos, le dijeron. Esta vez, al despertar, notó su mente  como una sucesión de estancias desamuebladas, sólo aquí y allá el piano de cola de su boda, el sofá de su primer beso, los platos de casa de sus padres, barras de bar con sus amigos. Le dijeron que haría falta un defrag, y que tenían en promoción suprimir la formación de malos recuerdos futuros. Tras el proceso, las empleadas la golpearon, le quitaron el dinero y la arrojaron fuera. De bruces en la acera, sobre su propia sangre, lo olvidó. Vive feliz. Sólo a veces nota un sabor a muerte, a podredumbre dulce, a miel negra.






28.- Wunand

Desapareció sin dejar rastro de la celda de la prisión. Lo paradójico, era que Wunand era el único acusado de las cinco desapariciones acaecidas en la región. Defenestrado por los suyos, Wunand vivía en una desvencijada choza a las afueras de la ciudad. Sobre él se contaban mil historias: para unos era un loco huraño, para otros un santo capaz de extirpar cualquier mal del corazón de los hombres; pero lo cierto era que nadie lo conocía de verdad. El día que la policía entró en su choza encontraron clavados en la madera de las paredes unos retratos pintados a mano de los vecinos desaparecidos, sus rostros reflejaban un dolor y un sufrimiento tan insondables que dolía mirarlos—es una mala broma—dijo el hombre al mando.

El día que Wunand desapareció sin dejar rastro la policía volvió a entrar en su desvencijada choza, clavado en la pared encontraron su autorretrato.






29.- Recambio

El puto billete de mil duros desapareció sin dejar rastro material. Claro, no es un saco de trigo roto, pero algún indicio quisiera anotar. Benito, por Lapicero conocido, quiso pasar por primer testigo de un misterio imposible de asumir, diciendo que, efectivamente, posó el diario sobre el dinero, y tras ojear las esquelas ni siquiera reparó en cerrar, y mucho menos en comprobar lo que era indudable que allí debajo quedó. La madre que me parió, dijo Colache, haciéndose pasar por la acusación formal, alzando repetidas veces el brazado de papeles, viendo la barra limpia y preguntando a los demás: ¿Y dónde cojones están? Te lo están diciendo, Colache, sin pistas, ni lógica sobre la que desandar, hay que calmarse y, de momento, sacar otro para pagar. Después ya discutiremos si existe ladrón, enigma, o si acaso quizá, fuiste tú el que nos quisiste engañar. Porque, habrá otro ¿verdad?





30.- Mujer invisible.del sigo XXI
- Se quitó las bragas y desapareció sin dejar rastro
- ¿y las bragas?
- se las llevó
- la la la la la la la la la la la la la la la la la la la lala la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la lala la la la la la la la la la
la la la la la la la la la la la la la la la la la la lala la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la lala la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la la.

Se acabó la fiesta de la democracia.

¡Qué pintualidad!

Stoneheart escribió:¡Qué pintualidad!

Fdc Y para eso necesitamos que no haya un solo payaso triste
Quique Setién desapareció sin dejar rastro
Stoner le sigue la pista

Joder, qué frase.

La raya desapareció sin dejar rastro...

Se va a haber un foyón de cocaína

Pandemadrid:

El Rastro desapareció sin dejar rastro.

Salud,
z

Debería haber una gala de fdc

Z 3
Mugu 2
Tacitus 1

Por fin un podio.

Si pones follón en vez de foyón te doy mis treses

Venga, va, hago gala:

En tercera posición, el gran Tacitus, con Y para eso necesitamos que no haya un solo payaso triste

Con el mejor puesto, el abuelo y La raya desapareció sin dejar rastro...

Adiviné que era de mugu en cuanto lo vi. No sé si fue ver el avatar de mugu a la izquierda, si fue un pálpito o qué, pero lo tuve clarísimo.

Y campeonísimo de la ronda, con su enorme relato Pandemadrid, nuestro referente, DaviiiiiiiiiiZ Zetaaaaaaaa

Me voy a la cama, que no son horas. Felicidades a los premiados. ¿Hay frase?

Ganador!
Administras ronda de fdc

Pon frase

Venga, todos a la cama, cojones.

Cabeceras aun no... pero bolita al hilo ya!

Toro escribió:Cabeceras aun no... pero bolita al hilo ya!

No hay prisa. Sólo faltaba.

FDC
Desapareció sin dejar rastro.....reg ya no quería ser sexto.
m

qué madrugón

m señor escribió:FDC
Desapareció sin dejar rastro.....reg ya no quería ser sexto.
m

Sí quiero, pero no colaboráis

¡Relatos de ninjas!

Autista, Autista, Autista campeón...

m señor escribió:FDC
Desapareció sin dejar rastro.....reg ya no quería ser sexto.
m

Enhorabuena Autista!!

Qué bien, ya hay frase, administración loable!

RegSound escribió:

m señor escribió:FDC
Desapareció sin dejar rastro.....reg ya no quería ser sexto.
m

Sí quiero, pero no colaboráis

Sorry Reg, me siento usurpadora

Qué desagradable es el GIF ese de arriba.
Encima bien grandote, por Dios...

DON escribió:Qué desagradable es el GIF ese de arriba.
Encima bien grandote, por Dios...

Arreglado, señor DON.

Autista escribió:

DON escribió:Qué desagradable es el GIF ese de arriba.
Encima bien grandote, por Dios...

Arreglado, señor DON.

Prefecto.

Su nombre estará en la lista de regalos navideños.

Ah, y ya tengo un par de joyitas en la bandeja de entrada.

Autista escribió:Ah, y ya tengo un par de joyitas en la bandeja de entrada.

Ponte una en cada oreja y hazte una foto a ver qué tal te quedan

Hola, cómo andamios?

mugu escribió:

Autista escribió:Ah, y ya tengo un par de joyitas en la bandeja de entrada.

Ponte una en cada oreja y hazte una foto a ver qué tal te quedan

Igual hablaba de sus joyitas

Nomeko7 escribió:Hola, cómo andamios?

Nome, qué tal?

Esmeralda escribió:

mugu escribió:

Autista escribió:Ah, y ya tengo un par de joyitas en la bandeja de entrada.

Ponte una en cada oreja y hazte una foto a ver qué tal te quedan

Igual hablaba de sus joyitas

No os pongo ningún gif que luego DON se lleva un disgusto.

Autista escribió:

Esmeralda escribió:

mugu escribió:

Autista escribió:Ah, y ya tengo un par de joyitas en la bandeja de entrada.

Ponte una en cada oreja y hazte una foto a ver qué tal te quedan

Igual hablaba de sus joyitas

No os pongo ningún gif que luego DON se lleva un disgusto.

Oooohhhh

Esmeralda escribió:

Nomeko7 escribió:Hola, cómo andamios?

Nome, qué tal?

Confitado....
m

m señor escribió:

Esmeralda escribió:

Nomeko7 escribió:Hola, cómo andamios?

Nome, qué tal?

Confitado....
m

                           

Me daba apuro hacer este tipo de bromas, pero viendo que es nuestro problema porque no sabemos ni leer ni votar....sin acritud eh, puedes darme poeta negro

FdC

Hall of Fame

Salakov desapareció sin dejar rastro

Espero que ayude a motivarte, no quiero yo sentirme mal ahora

mugu escribió:Venga, todos a la cama, cojones.

¿Notaste cómo te hicimos caso y nos callamos todos tras tu mensaje? ¿Has visto el respeto que tenemos a los mayores?

Salud,
z

El karma me lo paga con un confinamiento selectivo

Esmeralda escribió:

Nomeko7 escribió:Hola, cómo andamios?

Nome, qué tal?

Bien, Esme. Aquí agazapado.

Bueh, qué rico el vinacho.