Premio Negro-Poeta de Tele5, 7ª edición del concurso de microrrelatos de La Plazoleta (HISTÓRICO)

02 - El relato que hizo llorar a Spielberg y Salavov

Lo yebava siempre en la kaveza pegado.
un dildo xxl rosa pra max señas.
kada bez que se hagatxava en el altovus a recojer el vono menstrual que se le avia kaido enpitonava a halguien kon lo punta del cipote plastico.
!como gritavan los ijos de puta;
parecia como si les ubieran atakado con un kuchiyo.
ai san martines menos excandalosos.

Gran ronda, ¡copón!

https://www.foroazkenarock.com/t66881-ronda-7-2-del-reutilizable-concurso-de-microrrelatos-votaciones-hasta-las-2200-h-gala-a-partir-de-las-2230-h

16. Sueños recordatorios

¿Eso es un pelo? Sí, flotando en el agua, no quiero saber de qué vecino puede ser. Pago la comunidad para tener mi piscina impoluta, si quisiera bañarme en mierda iría al mar. Me toca a mi solucionarlo, cojo el cacharro de limpiar y me dispongo a quitarlo, pero cuando intento levantarlo, me es imposible.
Como si el pelo hubiera cobrado vida, se revuelve en el agua y se zafa del recogedor, se enrolla al palo y me lo arrebata. Pierdo el equilibrio y caigo al agua, tragando una buena porción. Me entran ganas de vomitar, pero no me da tiempo a reaccionar. Aquel animal se acerca, e intento huir. Consigue agarrar mi tobillo e intenta hundirme. No me suelta, se han multiplicado, y ahora una mata de pelo me lleva hasta al fondo.
Empapado en sudor me despierto. Hoy es el día, no puedo perder el vuelo a Turquía.

2. Fenotipos extremos

Eran dos y eran el mismo genotipo, lo cual llamaba mucho la atención teniendo en cuenta que eran un hombre y un caballo. De hecho, ninguno recordaba su vida sin el otro. Óscar recuerda haber cuidado y montado a Freedom toda la vida. Freedom recuerda desde pequeño ser acariciado por Óscar y como le tiraba de la crin cuando eran pequeños por miedo a caerse las primeras veces que lo montó.

Cuando se supo que compartían información genética, mamá y papá no quisieron decir nada y se encerraron en el cuarto. Óscar les preguntaba a través de la puerta que porque no querían ir a verlos participar en las olimpiada de Copenhague 2048 con el esfuerzo que les había costado llegar hasta allí. Mamá abrió la puerta y apesadumbrada sólo atinó a decir que el mundo no estaba aun preparado para descubrir a los minotauros.

Excelente ronda, muchachada.

https://www.foroazkenarock.com/t66949-rotonda-08-del-concurso-de-literatos-era-vii-no-votar-es-de-cobardes

El destino se burla de Pi (13)

Pilar se ocupaba en un huerto pequeño de la recolección y distribución de todo tipo de hortalizas, pero aquella semana no consideró su cosecha suficiente para presentar sus productos en la feria del jueves, por lo que decidió dejar el terreno en barbecho un par de temporadas. Así fue como sus clientes habituales, fidelizados tras años de ofrecerles semanalmente productos de calidad, tuvieron que buscar alternativa, y descubrieron el Mercadona y los pepinos Hacendado. Jamás volvieron a comprar en su puesto del mercado, fue su ruina.

Ahora Pili quema su vida con Lola, en barra americana de siete a tres.

05. La vida social de Lord y Lady Palsgrave

Recuerdo poco de aquella velada, querido, creo que tome demasiado de aquel excelente Chablis que, según el embajador, fue embotellado exclusivamente para celebrar sus diez años en Knightsbridge. Aún temiendo que se revuelva el tío Harvey en su tumba, reconozcamos que esos franceses saben organizar fiestas y los londinenses cómo deleitarnos con ellas. Si no, preguntemos a Lady Cunningham por qué salió apresuradamente de una estancia superior atusándose el vestido tras el secretario de Defensa, cuyo chaleco llevaba un botón desabrochado. Pero sabes que eso apenas me interesaba, querido, pues disfrutábamos de una deliciosa conversación sobre caballos berberiscos con los Gailbright. Emily lucia aquel maravilloso broche de aguamarinas que perteneció a la vieja arpía; ella nunca creyó en el matrimonio de su primogénito con la pelirroja irlandesa y, Dios mío, no puedo juzgarla por ello. Supongo que lo pasaríamos bien, debió de ser una fiesta memorable, querido, ¿no crees?

Gran ronda.

https://www.foroazkenarock.com/t67034-votaciones-de-la-rotonda-11-del-concurso-de-los-literatos-y-hogar-del-microrrelato-temp-7

03.- ¿Cómo es el mundo fuera de una cabeza estadounidense?

Nadie imaginaba que la maestra de francés nunca hubiese estado en París. Se sorprendieron todavía más cuando confesó que ni siquiera en Lyon, Marsella, Burdeos o Niza. El runrún de los demás profesores cada vez era más elevado. Vista la incredulidad reinante, Brigitte preguntó el motivo por el que les resultaba tan extraño que no hubiese visitado Francia. "¿Qué ni siquiera has visitado Francia?" gritó Justin, el maestro de valores morales y éticos.
Visto el galimatías que se había montado, Susan, la directora se dirigió a Brigitte intentando averiguar como es que había conseguido acceder a la plaza de maestra de francés por idioma nativo, a lo que Brigitte, viendo la ignorancia de sus compañeros, gritó: "PORQUE SOY DE LA PARTE FRANCÓFONA CANADIENSE Y ESTO ES CONNECTICUT, ¡JODER!".
-O sea... ¿Qué Francia está en Canadá? -preguntó Will, el de geografía.

3.- No quiero ser esa persona

Mi pesadilla era esa persona que decía ser culta y de buen gusto, pero los hechos lo desmontaban. Como ejemplos teníamos su amor a Cartarescu en la lectura o a Viva Suecia y Nacho Vegas en la música. Se declaraba votante de izquierdas, aunque uno de sus mayores hobbies era el de atizar continuamente a los autónomos. Incluso se enorgullecía de ser del País Vasco, pero constantemente hacía referencia a su pasado castellano manchego.

Su ego le llevó a crear un premio (basado en el rigor o eso intentaba hacer creer) en el que castigaba al peor relato que escribían los que decía que eran sus amigos (lo cual era una falacia enorme, nadie lo consideraba amigo), según su criterio arbitrario. También, este propio ego, se personificó en un supuesto erudito del fútbol, pero tampoco es que fuese cierto.

Por todo ello, me da miedo, no quiero ser así.

9.- Pesadilla infantil

—Tenemos que hablar, así ve que estamos despiertas y no viene.
—No pasará nada, hermanita, no existen los monstruos debajo de la cama.
—Tú es que tienes nueve. Yo tengo miedo.
—Vale, hoy no voy a mi cuarto, duermo contigo.
—Contigo tengo menos miedo. Si viene prefiero hacerme la dormida, luego se va.
—Duérmete, que no pasa nada.
Un chasquido del suelo me despertó, ¿sería real? Quedé inmóvil con los ojos abiertos de espaldas a la puerta.
El colchón se movió y rechinó el somier. Escuchaba sonidos a oscuras. Parecía algo rozando mantas y sábanas.
Y ese olor de colonia… fuerte, intenso, como cuando sale el tío Fran del baño.
De pronto sentí una mano llegar a mi muslo y se detuvo. Seguía muda y paralizada. Se levantó y sonó el suelo mientras se iba.
Martita se giró para abrazarme.
—Ven mañana también, que contigo se ha ido antes —sollozó.

(meh)

(me abuuuuuuuuuuuuurro)

4. Giungla gialla (1981, Arnoldo Terenzi)

Ahora que ya nadie se acordaba de mí, recibí la llamada de mi viejo agente. Habló atropelladamente... ¡Claro que conocía al director americano! Vaffanculo... ¿quién no? Deseaba comer conmigo al día siguiente en Palermo, yo no tenía nada mejor que hacer, otro alimentaría a los gatos. Desmintiendo su reputación, fue realmente cortés; repasó admirativamente mi película antes de llegar al meollo, su proyecto de remake. Preguntó mucho. Le conté cómo la convertimos en objeto de culto; una actriz amateur a quien cambiamos el nombre, su contrato de confidencialidad y posterior desaparición... alimentamos la leyenda. Dijeron que era real —imbéciles, la chica acabó siendo mujer del productor—. Como no, también hablamos de los Teyupu, la deforestación amazónica exterminó a esos pequeños salvajes. Tristemente, su versión habría de prescindir de su presencia y el equipo, de su hospitalidad natural. Jamás olvidaré el dulce sabor de aquella carne con la que nos agasajaban.

18. No volveré a dormir

Ahora que ya nadie se acuerda de ellas, han vuelto. Eran exactamente iguales, como pueden serlo dos gemelas, siempre juntas. No tenían madre, había muerto al nacer ellas; su padre ya se había largado antes, según cacareaba incesantemente su tía. También contaba que se hacían pis en la cama, cuánto gastaban, cómo les adaptaba la ropa que recogía en la parroquia. Meonas, pordioseras, muertas de hambre, ¡asesinas! les gritábamos en las idas y venidas al colegio. Un día quemé aquellos mugrosos ositos de peluche que llevaban, la clase rió mientras chisporroteaban sobre el cemento del patio. Ellas no lloraron, nunca lloraban; solo clavaron sus ojos planos en mi, mucho rato. Aquel curso enfermaron y se mudaron. Las olvidamos. Pero anoche las vi. Venimos por los ositos, dijeron, estamos muertas, pero por fin te hemos encontrado, dijeron, acercándose despacio. Desperté saboreando un miedo oxidado. Sé que cuando vuelva a dormirme, estarán esperando.

07- La Tranquilidad del Capitán Zoo

El pulpo colgaba de un gancho adherido por sus ventosas. El loro se posaba sobre su hombro derecho, repitiendo: "¡Alpiste, capitán!" Decían las antiguas lenguas que en el ojo vacío que tapaba su parche, se encontraba un caracol que no babeaba. Un par de perros correteaban constatemente de proa a popa y viceversa.

Los demás marineros nunca entendieron porqué su navío se dedicaba a rescatar animales lesionados o moribundos de los siete mares, en vez de buscar tesoros ocultos y pueblos donde poder saquear y violar.

El capitán envejecía y comenzaba a no poder realizar viajes largos, por lo que le comunicó a su tripulación que el barco sería para ellos y podían usarlo para fechorías o para seguir con su rutina.

Los marineros decidieron finalmente que beber vino y fornicar siempre con la misma persona no era mal precio a pagar por no meterse en problemas con otros piratas.

21- Amor submarino

El pulpo colgaba de un gancho del techo de la cueva submarina. Se quitó el pasamontañas para ver mejor la ostra. Por un instante, soñó con la vida que podría llevar en las Bahamas cuando vendiera aquella enorme perla. Se descolgó cin precaución, sujetándose con tres de sus patas, y se estiró para tocarla. ¡Mierda, no llegaba por apenas medio metro. Al hacer un último esfuerzo, la soga tejida con algas se rompió y el pulpo cayó dentro de la ostra. Esta se cerró, pero no del todo, sólo lo suficiente para atrapar las patas del cefalópodo, y le dijo:
—Hola, guapo, ¿vienes mucho por aquí?