RONDA 7.40 DEL EGOÍSTA CONCURSO DE MICRORRELATOS. GALA, EN BREVE.

Frase: Todos trajeron algo, excepto...

150 palabras máximo. RONDA NOTORIZADA.

Quienes envíen su relato antes de las 23:59 horas del lunes podrán elegir entre participar con un segundo relato a concurso o un punto extra.

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Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

TOROTILLAS Y CACHOPOS A CONCURSO

1. ARTABÁN I

Todos trajeron algo, excepto Artabán, el cuarto rey mago.
La historia, injustamente se ha olvidado de él y ha encumbrado a los otros tres.
Artabán, traía como ofrenda para el crío, no uno, sino tres pedruscos: el más brillante de los diamantes, símbolo de la verdad; el más puro jaspe rojo para proteger y dar felicidad; y un precioso rubí, que con su brillo transmitía amor, poder y liderazgo .
«Ten mucho cuidado y no tardes, recuerda que el martes cumple años tu séptimo hijo, Taharqa».
—Taharqa... —logra eructar entre balbuceos Artabán.
Lleva días arrastrando su cuerpo de taberna en taberna, mendigando para que alguien se apiade y prolongue su embriaguez. Tras treinta años de encierro en el palacio de Jerusalén, lo último que quiere es recordar. Bebe para que el alcohol diluya toda Meroe, arrastrando consigo a su mujer, a Taharqa. «¿Cuántos años tendrás ahora, mi pequeñín?», se pregunta.

   

2. ARTABÁN II *

Todos trajeron algo, excepto Manio, el más joven del grupo.
—¿Y bien, cuál es tu excusa esta vez?
—Lo siento Alessio, anoche tuve que doblar guardia y me ha sido imposible traer las cebollas.
—Bueno, aunque una tortilla sin cebolla... —una jarra de vino cae al suelo, y junto ella el mendigo que la sostiene. Los cinco milicianos se giran en bloque.  
—Fijaos, ¿no es ese el viejo de la celda VII?
—Sí, sí, se le ve en forma, jajaja —ríen todos.
Artabán, se levanta del suelo, y tambaleante se dirige hacia la puerta: ha reconocido a uno de sus captores y necesita escapar de allí.
Abre los ojos, el cielo de Jerusalén se le muestra como nunca. A su alrededor escucha voces y el roznido de unos asnos.
—Pobre idiota —comenta una mujer mientras Artabán, el cuarto rey mago, siente el torrente que desde el Gólgota acoge su alma.

*Información de interés, o no.:

   

3. El bardo

Todos trajeron algo, excepto aquel individuo que se presentó a última hora. Desde una distancia prudencial observé cómo bisbiseaban entre ellos los anfitriones, deliberando si debían permitirle la entrada. Los gestos y la expresión de sus rostros comunicaban de manera fehaciente que bien no recordaban, bien no sabían quién era aquel sujeto.
Finalmente decidieron dejarle pasar, ofreciéndole una bebida y un asiento que dispusieron para que se acomodara junto al resto de invitados. No tardó en convertirse en el centro de atención gracias a los cautivadores cuentos que relató para deleite de los presentes. Se retiró justo cuando le solicitábamos con fervor que comenzara a contar otro, cosa que rechazó pues se estaba haciendo tarde y debía regresar a su casa, disculpándose con profusa y genuina tristeza.
Tiempo después nos invitó a su cumpleaños. Nadie acudió con regalos, pero todos llevábamos preparadas nuestras mejores historias para contar durante la fiesta.

   

4. Olvido 5

Todos trajeron algo, excepto Juan Carlos Ablanedo.

¡Menudo potro! ¡Juancar, págate un cachopo!

   

5. Magia potagia

—Todos trajeron algo, excepto Luis, que apareció con las manos vacías. Llegó cabizbajo, diciendo que no se había atrevido ni con un triste ratón.
—¿Probasteis a hacer la pócima sin el pelo de rata?
—Espera, que eso no es lo peor. Edu, el encargado de llevar las uñas de murciélago, se derrumbó a los pocos minutos reconociendo que se las había cortado a su canario y las había pintado después con rotulador negro.
—Vaya tela.
—Pero ahí no queda la cosa. Pablo, el que iba a traer la lengua de serpiente, aprovechó lo de Edu para confesar que lo suyo era una anchoa de lata.
—Madre mía.
—Las hojas de artemisa de Carlos, del geranio de la vecina.
—¿Y tú? Dime que llevaste la absenta que asegurabas haber encontrado en un cementerio.
—Era el Ruavieja de mi padre.
—Quizá deberíais pensaros mejor lo del club de aprendices de mago.
—Quizá.

   

6. Un presente para el emperador

Todos trajeron algo, excepto aquel último invitado, envuelto en una extraña capa. El emperador jugueteaba con un prisma de Mandaari con el que había sido obsequiado cuando le ordenaron avanzar.

—No parece que traigas regalo alguno, humanoide —observó el guardia real.
—Se equivocan, pues traigo todo —replicó extendiendo su mano vacía.
—¡Si es algún tipo de broma, plebeyo, ordenaré tu ejecución! —amenazó el soberano.
—Majestad, no lo ve puesto que carece de dimensión, pero aquí yace un punto de masa infinita que contiene todo aquello conocido.
—¡Maldito bufón! —se levantó airado— ¿Piensas que creo en magias absurdas? ¿Y cómo podría ser eso si nosotros estamos fuera de él?
—Es otro universo posible —explicó—, su tiempo no ha comenzado aún.
—¿Pretendes reírte de mí, charlatán? Te daré muerte con mis propias manos —sentenció el monarca— ¡Apresadle!

Antes de que lo alcanzasen, exhaló su hálito sobre la palma y entonces comenzó todo.

   

7. O.A.

Todos trajeron algo, excepto Johnny, que se sentó a mi lado.
—Hola, me llamo Nico y tengo sueños.
—Hola, Nico.
Inauguré con el consabido ritual otra reunión de Oníricos Anónimos, donde todos traíamos nuestros sueños; Marcus sus pesadillas recurrentes con gaviotas, Paul sobrevolando la ciudad, y así el elenco habitual hasta que le cedí la palabra.
—Yo… Soy Johnny… —titubeó—. Sinceramente… No recuerdo sueños —Confesó—. Cuando descanso todo es negro. Vine aquí porque he observado a varios de vosotros, y pese a vuestro problema, parecéis más felices, risueños. Quiero experimentarlo y pensé que podríais ayudarme.
Le miré conmovido. También él sabía que soñar era mal hábito, algo a extinguir. Así nos lo enseñan desde pequeños. Lo anhelaba igualmente, pero no podría ser.
—Johnny —expuse compasivamente—, tu ni debes, ni puedes soñar.
Hubiese jurado que aquel cíborg, de haber tenido eyectores lacrimales, habría roto a llorar allí mismo.

   

8. Tacumwah, la desterrada

Todos trajeron algo, excepto Tacumwah. El orgulloso Keokuk portaba un salmón enorme, Uncas había cazado un zorro, pero la joven del pueblo niska había vuelto con las manos vacías. «No tenía hambre», dijo. El chamán hizo un gesto a Tacumwah, que sacó un pequeño hatillo de su wigwam y partió, expulsada de la tribu. Caminó con la mirada fija en sus mocasines durante días hasta alcanzar las montañas Skeena, donde se asentó, cobijada por las criaturas del bosque, y nunca pasó penurias. Cuando sentía hambre, algún conejo se le acercaba y ofrecía su pescuezo. Entonces ella lo desnucaba, lo preparaba con respeto y daba gracias a Amala por sujetar el poste sobre el que gira el mundo. Después, se sentaba junto al fuego y salmodiaba viejas tonadas rodeada de animales. Dicen que, mucho tiempo después de que el poblado desapareciera, aún se podía escuchar su voz entre centenarios cedros rojos.

   

9. Fiesta de cumpleaños

Todos trajeron algo, excepto la muerte que vino a llevarse algo.

   

10. Nunca se me olvidará

Todos trajeron algo, excepto tú.

   

11. Parece mentira.

Todos trajeron algo. Excepto Jordi, que lo llevó.

   

12. Los jueves Hacendado, por favor

Todos trajeron "algo", excepto el dron de los cocineros impostores, pero os lo cuento así para avisaros y no meterme en líos, porque se creen la hostia de listos. Esto es lo que oí:

-En lugar de "algo" llevaremos "alga", así, que parezca inclusivo, pero en sobrecitos de Mercadona; "Algas con arroz" (20 gramos). Total, los jueves están enchufaos y ni se enteran. Y con suerte cae algún punto
. (Como éste)

   

13. Fiesta

Todos trajeron algo, excepto Rogelio. Cuando le preguntamos por qué, se encogió de hombros. Así que juntamos todo y empezamos la fiesta. Red Bull, licor de frutas, Black vodka… Aquello era un paraíso. Menos para Rogelio. Se sentó en un rincón, sin hablar con nadie, mirando a su alrededor, como buscando algo. La noche seguía su curso, pero Roge no se levantaba de su sitio, cada vez más nervioso. Me acerqué con un par de chupitos para animarlo, pero me tuve que ventilar los dos tragos. Ni tan mal. Me di cuenta de que la Ruth me estaba mirando y me acerqué. Tras un rato de cháchara, le cogí la mano para irnos a algún lugar apartado donde echar un polvo, pero nos interrumpió un grito. Me giré para ver a Rogelio en pelotas desgañitándose delante de todos… ¡Claro, las putas setas de su tío! Y me quedé sin follar.

   

14. Guateque (Parador de Alcañiz, abril de 2020)

Todos trajeron algo, excepto el tejón. Emboscado bajo una capucha benedictina, el armadillo había cumplido su parte y los baños acontecían montañas de nieve. El raposo, por su lado, había traído un inhibidor de frecuencia y se encargaba de que los móviles aguardasen fuera. Todos se divertían. El oso compadreaba con el castor, el ciervo bebía ensimismado un Macallan Decanter, la mofeta le hacía una generosa mamada —profunda, espumajosa, llena de arcadas— al búho. Bajo las máscaras habitaban jueces y jefes de policía, comisionistas y miembros de la nobleza, tronistas de Mediaset y ministros de Fomento. Era una fiesta de puta madre, sopesó el tejón con la chorra fuera, y se hizo un selfie para enviárselo a su homólogo inglés. Que aprendiese ese pelomocho indecente, se regaló otra loncha y ordenó que, ¡rápido!, alguien succionase su agujero del culo.

Fuera el mundo aguantaba la respiración. Eso hacía todo incluso mejor.

   

15. Los progenitores llevan razón

Todos trajeron algo, excepto yo, que llevé un alguien. Me reprochaban que a que se debía el no haber llevado nada comestible. Les contesté que eso era mentira, yo lo que presente era comestible. Me miraron raro, pero cuando lo probaron, todos me dieron su aprobación. Ya lo decía mi madre "no puedes decir que no te gusta si no lo pruebas".

   

16. Vocación

Todos trajeron algo, excepto Felipe, el chico nuevo.
Habíamos acordado crear un fondo común para comprar un regalo a nuestro tutor.
-La empresa de mi padre está en un ERE y no cobra desde hace más de cuatro meses- se excusó, avergonzado.
Aquel fin de curso no hubo presente (lo recaudado fue para Felipe y su familia) pero yo decidí mi futuro laboral.
Y ahora, muchos años después, cada vez que me pongo la toga, recuerdo a aquel chico tímido y a la clase de Tercero A.

   

17. En la fiesta de Blas

Todos trajeron algo, excepto el último. Había prometido traer postre para todos, pero llegó borracho como una cuba, con los pantalones empapados oliendo a orines y una sonrisa tan bobalicona que daba pena verlo.
Como impulsado por un resorte, se lanzó en plancha  sobre la ponchera y ambos cayeron al suelo con un estruendo de cristales rotos.
Restregó la lengua por el suelo tratando de absorber el néctar alcoholico derramado. La lengua, hecha jirones, comenzó a balbucear ensangrentada:
-Ya veis qué problema, habiendo sangre en las venas.

   

18. Inviolable

Todos trajeron algo, excepto Juanito. Él estaba acostumbrado a ir siempre a los sitios sin llevar nada, siempre invitado. No le hacía falta decir nada, su mera presencia hacía adoptar a todos los presentes una actitud de reverencia y servilismo. Al principio se sentía un poco abrumado, pero en seguida empezó a disfrutar de aquello, le resultaba adictivo. Llegó un momento en que ya no recordaba la razón de aquella devoción, y le daba igual. No importaba lo que hiciera, él estaba por encima del bien y del mal. Pero entonces cometió un error. El error no fue lo que hizo, sino pedir disculpas por ello. Entonces mucha gente empezó a darle la espalda. Su presencia ya no era siempre bienvenida. Decidió marcharse allí donde seguían tratándole como un rey. Pero no había día en que no maldijera a los que publicaron aquella foto con el puto elefante.

   

19. No mires abajo

Todos trajeron algo, excepto el vizcaíno Natxo Ibargüen, que no tenía el cuerpo para almuerzo ni para posar en foto alguna. Pero el patrón manda, tuvo que obedecer y sentarse con sus compañeros. Inicialmente iban a ser doce, el fotógrafo pretendía evocar a los apóstoles, y a doce ordenaron subir. A Santiago el Viejo, albañil gallego emigrado a la gran manzana, le pesó la edad, le venció el sueño americano, o simplemente llevaba las suelas más desgastadas que sus compañeros. Natxo no pudo hacer más que verle caer, como a tantos otros, y persignarse mientras el alarido se desvanecía entre los ruidos de la obra y la calle, decenas de pisos más abajo. Fue el primer mártir de aquella mañana. El joven vasco perdió el apetito y comenzó ese día a fumar, tratando de aplacar sus temblores. Y perdió también a su único amigo, ese día que alcanzó la inmortalidad.

   

20. Hipoteca

Todos trajeron algo, excepto el cabo Zheng. Michaels había conseguido unas rocas con el Litolab, Sorofsky traía dos depósitos atmosféricos de diferentes biomas...
—Señor, me fallaron los controles...
—Queda suspendido, cabo —cortó el teniente con brusquedad—. Retírese. Iniciaremos el retorno las 17:00 hora terrestre.
—Sí, señor.
Ya en su camarote, Zheng revisaba las últimas comunicaciones enviadas desde casa hacía ya dos meses. Mei y los niños esperaban ansiosos su vuelta. Creían que con el éxito de la expedición conseguiría el ascenso para poder seguir pagando su apartamento en Nueva Boston.
La había cagado bien. Se iba a cubrir el rostro con las manos cuando algo en sus brazos llamó su atención. Sus venas habían adquirido un tono rosáceo, y numerosos bultos correteaban bajo su piel. Tras un instante de sorpresa, se levantó para dirigirse al puesto del teniente. Sonreía. Despues de todo, parecía que él también había traído algo.

   

21. Nada

Todos trajeron algo, excepto ése, que hasta aquel momento tenía nombre pero lo perdió nada más llegar con las manos vacías. En un instante, toda su identidad desapareció de la Historia: ya no era nadie. O, peor aún, sería ése para el resto de su vida. El silencio repentino a su alrededor le cortó el cuello, y solo pudo balbucear una tímida excusa, que brotó de sus labios entre espasmos.

—Me… he… olvid…

Antes de que pudiera terminar, el anfitrión tuvo un gesto de piedad, cogió una servilleta y le limpió la sangre que le salía lentamente de la nariz, junto con trozos de cerebro licuado.

Tras el vergonzoso incidente, comenzó la fiesta.

   

22. Razones

Todos trajeron algo, excepto Marcos. Al menos vino disfrazado. El resto, reunimos nuestras municiones: huevos, papel higiénico y alguna piedrecilla, no queríamos herir a nadie. Pero sí asustar.

Nos colocamos las máscaras, y nos dirigimos a casa de Carlos. Desde la valla, pudimos confirmar nuestras sospechas. Ahí estaba con sus colegas en el porche despreocupados del mundo, o lo que es peor, de las humillaciones que nos habían proferido este curso. Motivados por la venganza, lanzamos todo lo que teníamos y salimos corriendo sin mirar atrás, mientras escuchábamos sus gritos de ira.

Antes de volver a casa me pase de nuevo a espiarle. Carlos estaba llorando y limpiando el estropicio que los huevos habían provocado en las ventanas. Sólo quería que se sintiera mal por cómo nos trata, pero ese llanto era algo más… y fue cuando vi que su padre estaba en casa, y parecía estar recolocándose el cinturón.

Eduardo, tu relato se lo envías a Toro, que te acabo de poner en la lista de ignorados.

FdC

Viceversa

Todos trajeron algo, excepto Olga.

Vinny Vedecci escribió:Eduardo, tu relato se lo envías a Toro, que te acabo de poner en la lista de ignorados.

Venga, dame otra oportunidad, prometo corregir esta desviación mía. Si es que me brota, tengo incontinencia rumbera.

Qué raro, estaba el hilo más arriba pero no veo ningún mensaje nuevo.

Venga, hombre.

(Hay que recuperar esta sana costumbre)

Stoneheart escribió:Venga, hombre.

(Hay que recuperar esta sana costumbre)

¡Administración lamentable!

A ver si recuperáis también la sana costumbre de hacer shows, porque ni uno en la ronda anterior. Al menos hubo torotilla y cachopov para comer.

Sorprende que algunos, incluso habiendo vascos entre ellos, no se dieran cuenta de que la sartén en la que cocina Salakov es de unos ochenta centímetros de diámetro.

Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Vinny Vedecci escribió:A ver si recuperáis también la sana costumbre de hacer shows, porque ni uno en la ronda anterior. Al menos hubo torotilla y cachopov para comer.

Sorprende que algunos, incluso habiendo vascos entre ellos, no se dieran cuenta de que la sartén en la que cocina Salakov es de unos ochenta centímetros de diámetro.

Intercambiaremos papeles que me toca cachopo mañana y quiero hacer foto a ver...

pido el var para esa coma

Toro escribió:Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Troy Mc Clure escribió:pido el var para esa coma

Pide, pide...

Troy Mc Clure escribió:pido el var para esa coma

El árbitro que habita en mi sofá y se bebe mis cervezas dice que esa coma es conveniente, pero no obligatoria. También lo dice la RAE, pero de esa gente me fío menos.

Vuelve a subir el hilo y no veo mensajes nuevos.

Lo que sí veo es el primer relato de la ronda.

1. ARTABÁN I

Todos trajeron algo, excepto Artabán, el cuarto rey mago.
La historia, injustamente se ha olvidado de él y ha encumbrado a los otros tres.
Artabán, traía como ofrenda para el crío, no uno, sino tres pedruscos: el más brillante de los diamantes, símbolo de la verdad; el más puro jaspe rojo para proteger y dar felicidad; y un precioso rubí, que con su brillo transmitía amor, poder y liderazgo .
«Ten mucho cuidado y no tardes, recuerda que el martes cumple años tu séptimo hijo, Taharqa».
—Taharqa... —logra eructar entre balbuceos Artabán.
Lleva días arrastrando su cuerpo de taberna en taberna, mendigando para que alguien se apiade y prolongue su embriaguez. Tras treinta años de encierro en el palacio de Jerusalén, lo último que quiere es recordar. Bebe para que el alcohol diluya toda Meroe, arrastrando consigo a su mujer, a Taharqa. «¿Cuántos años tendrás ahora, mi pequeñín?», se pregunta.

Toro escribió:Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Vinny comiéndome el culo. Maldito sea.

Ya en Vallecas bebiendo un Pisco Sour. Porque el glamour se tiene o no se tiene.

salakov escribió:

Toro escribió:Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Vinny comiéndome el culo. Maldito sea.

Ya en Vallecas bebiendo un Pisco Sour. Porque el glamour se tiene o no se tiene.

«Vinny comiéndome el culo» evoca imágenes horribles.

Zzzz escribió:

salakov escribió:

Toro escribió:Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Vinny comiéndome el culo. Maldito sea.

Ya en Vallecas bebiendo un Pisco Sour. Porque el glamour se tiene o no se tiene.

«Vinny comiéndome el culo» evoca imágenes horribles.

Dímelo a mí.

Bueno, espera...

Anda, si ya hay frase

Y relato

Vinny Vedecci escribió:A ver si recuperáis también la sana costumbre de hacer shows, porque ni uno en la ronda anterior. Al menos hubo torotilla y cachopov para comer.

Sorprende que algunos, incluso habiendo vascos entre ellos, no se dieran cuenta de que la sartén en la que cocina Salakov es de unos ochenta centímetros de diámetro.

cocina con la sartén pequeña????

espero que le larguen del txoko...

Zzzz escribió:

salakov escribió:

Toro escribió:Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Vinny comiéndome el culo. Maldito sea.

Ya en Vallecas bebiendo un Pisco Sour. Porque el glamour se tiene o no se tiene.

«Vinny comiéndome el culo» evoca imágenes horribles.

y no precisamente glamourosas...

El choco son esos clubes que excluyen mujeres?

Esmeralda escribió:El choco son esos clubes que excluyen mujeres?

Creo que algunos excluyen a las ciudadanas vascas. Mujeres no sé si habrán intentado entrar.

Alfredo Amestoy, un grande.

Esmeralda escribió:El choco son esos clubes que excluyen mujeres?

No se si quedan de esos… lo que si que es tradicion que se mantiene, es que cocinen los hombres…

Vinny Vedecci escribió:

Zzzz escribió:

salakov escribió:

Toro escribió:Cabeceras actualizadas          

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

Vinny comiéndome el culo. Maldito sea.

Ya en Vallecas bebiendo un Pisco Sour. Porque el glamour se tiene o no se tiene.

«Vinny comiéndome el culo» evoca imágenes horribles.

Dímelo a mí.

Bueno, espera...

Y aquí, en el txoko:

¡Mira, Neptuno!

salakov escribió:¡Mira, Neptuno!

eso es el ayuntamiento de bilbao, manipulador!

salakov escribió:¡Mira, Neptuno!

No mancilles el honor de la Diosa.

salakov escribió:¡Mira, Neptuno!

Como decía Stevie Wonder, Cibeles... no conduzcas.

Vinny Vedecci escribió:

salakov escribió:¡Mira, Neptuno!

Como decía Stevie Wonder, Cibeles... no conduzcas.

Lo dice Riki López en un temazo, pero como es cantautor español y lo dice en español, pues nada, os lo perdéis

Qué cosa más rara. Otra vez el hilo arriba sin haber mensajes nuevos. Algo estará fallando en el foro.

¡Saramago y Zurita! ¡Doble combo!

Vinny Vedecci escribió:Qué cosa más rara. Otra vez el hilo arriba sin haber mensajes nuevos. Algo estará fallando en el foro.

Venga, Vinny, que sé que me lees, no te hagas el duro. Sé que te pasa como a mí, que ya no puedo vivir sin tus comentarios. He mostrado propósito de enmienda, sufro por no poder ponerte el "Perdóname" del Dúo Dinámico, pero no lo pongo, pa que veas que me estoy reformando.

Al pueblo le cansan las frases.

El pueblo quiere CONCEPTO.

salakov escribió:Al pueblo le cansan las frases.

El pueblo quiere CONCEPTO.

No

Eduardo Montenegro escribió:

Vinny Vedecci escribió:Qué cosa más rara. Otra vez el hilo arriba sin haber mensajes nuevos. Algo estará fallando en el foro.

Venga, Vinny, que sé que me lees, no te hagas el duro. Sé que te pasa como a mí, que ya no puedo vivir sin tus comentarios. He mostrado propósito de enmienda, sufro por no poder ponerte el "Perdóname" del Dúo Dinámico, pero no lo pongo, pa que veas que me estoy reformando.

Autista escribió:

Qué gran grupo. A ver qué hacen ahora que han comprado Twitter.

106 horas y 42 minutos hasta el cierre de recepción de relatos.

2. El bardo

Todos trajeron algo, excepto aquel individuo que se presentó a última hora. Desde una distancia prudencial observé cómo bisbiseaban entre ellos los anfitriones, deliberando si debían permitirle la entrada. Los gestos y la expresión de sus rostros comunicaban de manera fehaciente que bien no recordaban, bien no sabían quién era aquel sujeto.
Finalmente decidieron dejarle pasar, ofreciéndole una bebida y un asiento que dispusieron para que se acomodara junto al resto de invitados. No tardó en convertirse en el centro de atención gracias a los cautivadores cuentos que relató para deleite de los presentes. Se retiró justo cuando le solicitábamos con fervor que comenzara a contar otro, cosa que rechazó pues se estaba haciendo tarde y debía regresar a su casa, disculpándose con profusa y genuina tristeza.
Tiempo después nos invitó a su cumpleaños. Nadie acudió con regalos, pero todos llevábamos preparadas nuestras mejores historias para contar durante la fiesta.

Se está convirtiendo por costumbre el poder escribir dos relatos si.....

¿Qué opinan los puristas.sobre esto?

m

Esmeralda escribió:

salakov escribió:Al pueblo le cansan las frases.

El pueblo quiere CONCEPTO.

No