Ronda 7.47 del CONCURSO DE MICRORRELATOS!! Recepción cerrada!! Formulario en el tercer post

La frase:

Quedamos en los coches de choque...



2 puntos extra para los relatos recibidos hasta las 23.59 del lunes
1 punto extra para los relatos recibidos hasta las 23.58 del martes

Cabeceras actualizadas (gracias Toro!!)

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VII EDICIÓN:

1-En la feria

“Quedamos en los coches de choque, a las siete”, me pidió Malena por teléfono. Malena, la que adornaba con su sonrisa el hastío de mis días y de la que estaba secretamente enamorado, llevaba una semana sin aparecer por clase y quería que el “empollón” la pusiera al día. Yo hubiera elegido un lugar donde estar solos, pero no me atreví.

Cuando llegué, Malena conducía uno de los cochecitos, y su imagen ejercía tal poder sobre mí que tardé un instante en descubrir que con ella estaba el alumno repetidor de insolente barbilla, y que a cada topetazo la abrazaba riendo. Cuando Malena me vio, condujo hasta el borde de la pista, donde yo estaba parado. Extendió una mano y le entregué los apuntes de la semana. “Eres un encanto” dijo, y dieron media vuelta. Con el corazón encogido me dirigí a la Casa del Terror para purgar mi pena.



2-Nunca es tarde

Quedamos en los coches de choque tras habernos cruzado varias veces en distintos lugares del recinto. Esperando cola para adquirir magníficas nubes de algodón de azúcar aprovechamos para intercambiar unas palabras. Coincidimos ambos en que nuestra atracción favorita eran aquellos coches pero nuestras familias también coincidían en negarnos su uso por los peligros que entrañaban. Sincronizando los relojes, en media hora nos escabulliríamos para encontrarnos en la caseta de las fichas. Así lo hicimos. Cambiamos todo el dinero que teníamos por diversión garantizada en forma de discos de plástico circulares. Reímos, disfrutamos, nos magullamos. Entre viaje y viaje tuvimos tiempo de saber algo más de nosotros… dónde vivíamos, qué más cosas nos gustaban… todo iba de maravilla hasta que por fin nos encontraron y nos separaron casi sin poder despedirnos. De vuelta a casa pensé que había llegado el momento de aceptar que me llevaran a una residencia de ancianos.


3-SHEILA Y DIANA

Quedamos en los coches de choque tal y como nos había ordenado. En principio no le di mucha importancia, ya que achaqué aquel extraño sueño al calor y a los lugumbas del fin de semana. Pero cuando Sheila me llamó por la mañana y me dijo “sabes qué tía, qué fuerte, anoche soñé con un enano calvo que me decía que...” Ya no la dejé terminar, nerviosa le conté mi parte, y “qué dices, es exactamente lo mismo, tía”.  

Al despertar no podía moverme. Supe que estaba atada a un soporte en forma de aspa, con las piernas abiertas y los brazos extendidos hacia arriba, porque así estaba Sheila. Era como verse ante un espejo, las dos babeando, amordazadas. Nuestros sollozos cesaron cuando el Amo del Calabozo entró. Las promesas de un mundo mágico y poder nos cegaron de nuevo, eso, y su látigo de siete puntas.



4-VIAJAR EN ÉPOCA DE CRISIS

Quedamos en los coches de choque desde donde comenzará nuestro viaje, a territorio prohibido, a los mundos que soñamos explorar tantas veces, a las tierras donde nadie nos conoce, a lugares donde no necesitamos llevar equipaje, ni dinero, ni abrigo...
Quedamos en los coches de choque para viajar sin rumbo y volar sin alas, para sentir entre todas las dimensiones y en alguna otra más, la que nos encontremos por el camino...
Quedamos en los coches de choque desprovistos de miedos, de corazas, muros y completamente desarmados...
Quedamos en los coches de choque con tabaco, papel, costo y mechero...



5-Romeo is bleeding

Quedamos en los autos de choque como cada noche desde que había comenzado el cálido verano. La hora era siempre la misma: las dos de la madrugada. El recinto permanecía cerrado pero Virginia, que era la hija del propietario de la feria, le robaba las llaves a su progenitor sin que este sospechara nada.

Todo era silencio cuando nos acurrucábamos en aquellos viejos autos y nos besábamos. Sin embargo, la música sonaba en nuestros corazones: saxofones, violines, violas. Era como estar en Manhattan en una película de Allen, como caminar de la mano de Auster intentando adivinar cuál de todos los azares nos conquistaría esa noche.

Estábamos a cuarenta grados. Era una verdadera locura. Observarla desnuda en aquella especie de plató abandonado repleto de viejos y oxidados autos, le confería a nuestro ritual una magia especial. Hasta que un día de agosto se encendieron repentinamente las luces.


6-Primer amor

Quedamos en los coches de choque; cada uno eligió el suyo y chocamos hasta hacernos cardenales en los muslos. A partir de ese momento compartimos cosas buenas y bastantes colisiones, chocamos por nuestros amigos y amigas, por nuestros gustos musicales, por nuestras familias, por las ciudades a las que viajar y finalmente por mi falta de ambición. Ella se fue dando un portazo y yo me quedé a solas con una enorme cantidad de intimidad desperdiciada.

Han pasado muchos años pero aún me levanto sobresaltado en algunas ocasiones. Cuando eso sucede soy consciente de que no podré conciliar el sueño otra vez. Me levanto dejando a mi mujer durmiendo plácidamente, voy al cuarto de mis hijos y los beso. Mientras me tomo el café pienso que las cosas me van bastante bien, pero también que volvería sin dudarlo a aquella primera cita; eso es lo que más me choca.


7-Sueños inalcanzables

«Quedamos en los coches de choque» suponía un duelo a muerte en mi pueblo. Como si de una promesa funesta se tratase, quien pronunciaba esas palabras te estaba convocando a un combate sin segundos vencedores. Una intrincada maraña de empalmes multiplicaba por mil la potencia de los autos: aquello era una masacre distópica, una orgía sangrienta, Mad Max enloquecido en un pueblo del bajo Aragón. Yo decidí redactar mi propia esquela cuando el Zapatones me retó. «Solos tú y yo, maricón», dijo. Eran las fiestas de 1998 y despejaron la pista para nosotros. De fondo, réquiem indigno, sonaba Camela. El techo chisporroteaba con el Zapatones enfebrecido tras de mí. Iba a alcanzarme, la superficie rielando de energía, cuando un tercer coche entró en juego. ¡Bum!, mi archienemigo fue empentado hacia alguna luna de Marte. Desde el auto salvador, recibí un guiño cómplice. Dios, qué bueno estaba el hermano del Zapatones.


8-Sudores y canalillos YMCA (yonmen, ders nou nid tu fil daun, ased, yonmen…..its fan tustei at de Guaaaaaaaaaaaiemsiei)

Quedamos en los coches de choque todos los días a las seis de la tarde. Un grupito de chicas también va por allí todas las tardes y a estos les gusta ir a tontear. Hoy no tengo ganas de ir, Hace un calor ensordecedor (si es que eso puede ser). El sudor me recorre de arriba a abajo anegando cada pliegue de mi piel, y tengo muchos. Solo de pensar en estar allí plantado viéndolos hacer el capullo, me enferma. Allí el calor será peor aún, lo que unido a la música sofocante con que nos castigan, convertirá aquella jungla en un hábitat extremo.
Además, me jode mucho tanto gestito y mirada condescendiente. ¡Odio la conmiseración, coño! No quepo en los coches. ¡Ya está! ¡Sí, estoy muy gordo! ¿Qué cojones pasa?
Hoy pienso escaparme a las camas elásticas. A ver si tienen huevos de venir, que se enteran.


9-Representación

Quedamos en los coches de choque, pero tú nunca llegaste.
Cada minuto que pasaba de la hora acordada, la mochila me pesaba más en la espalda y en el alma.
Aunque nos habíamos jurado que nada ni nadie nos separaría, comprendí que no te atreverías y abandoné el pueblo solo.
Hoy, cuarenta años después, he regresado para el entierro de mi madre.
Cuando me has abrazado, ante la atenta mirada de tu mujer, he notado como tu corazón se sigue acelerando como entonces y he sentido pena por ti, pensando que una noche de feria te traicionaste, te dejaste vencer por el temor y decidiste convertir tu vida en puro teatro.


10-Manejar con cuidado

Quedamos en los coches de choque como se nos indicó. ¿Qué demente reuniría a diez enfermos con huesos de cristal para su siniestro juego? Tomé el vehículo asignado —verde jade, lo consideré un buen presagio— mientras contemplaba los aterrados rostros de mis adversarios. Una melodía infantil fue el detonante que arrancó los autos al unísono. Algunos cometieron el error de embestir al más cercano, quedando tan desmadejados como sus víctimas, el resto simplemente trataba de esquivarse. Tenía un plan; si circulaba pegado en paralelo a aquellos cercanos al bordillo bloquearía su salida, conduciéndolos a una inevitable colisión con algún auto caído. Funcionaba; uno tras otro, mis oponentes se convirtieron en un amasijo de huesos quebrados. Finalmente, mi coche se detuvo, la música cesó; había sobrevivido, el millón de dólares era mío. Dinero suficiente para vivir junto con los ocho anteriores. Una última vez y me retiraría, me prometí de nuevo.


11-Extraños

—Quedamos en los coches de choque en una hora— te dije al bajar del tren.
Poco antes discutías con tu hermana en la cola del Saltamontes; me indignó ver cómo te quitaba el helado, el tique y el sitio en la cola. Huiste a los servicios llorando, humillado. Maldita abusona. Te perdí de vista cuando el imbécil de mi primo me puso la enésima zancadilla, pisoteando mi Frigopié y la poca dignidad que me quedaba tras una tarde soportando su tiranía.
Coincidimos en un vagón del tren de la bruja, me presenté y te conté mi plan.
Cuando nos reencontramos, tu mirada de cobarde cambió al espanto al oír la ambulancia y los gritos de auténtico pánico que salían de la Casa del Terror, y viste la sangre en mis manos.
Ahora te toca a ti, mi primo es ese de verde. Va a la noria, es sólo un empujón.


12-La feria del barrio

Quedamos en los coches de choque. No quiso que le acompañara a comprarlo, pero no le perdí de vista. Aprovechando el bullicio de la gente, me lo dio a escondidas y tardé un suspiro en ingerirlo. Pronto noté el cosquilleo en las manos.

Me sentía más enérgico, quería montar en todas las atracciones posibles. Con el subidón empezamos en los coches. La mezcla de música, luces y choques por detrás me bastó para acabar con ganas de más. Aunque prefería probar otras, como la montaña rusa, donde un dragón de colores me acompañó gritando y echando fuego durante todo el trayecto. Más alucinante fue el tiovivo, cuando todos los animales se liberaron de sus ataduras y corrieron libres.

-“Jesús, ¿no le habrás dado azúcar al niño después de cenar, no?”

-“Tú tampoco podrías haberte resistido a la cara que puso cuando pasamos por el puesto de algodón…”


13-Cita a ciegas

-Quedamos en los coches de choque.
-¿Los que están junto a la casa del terror?
-No, los otros, los que están junto a los coches que vuelan.
-¿Los coches que vuelan? ¿Hay ahora una atracción en honor a Carrero Blanco?
-Sí, esos que en medio tienen un canguro y van arriba y abajo.
-Eso es el canguro, de toda la vida.
-Bueno, yo que sé, pero te veo en esos.
-En los coches que vuelan.
-No, en los coches de choques de al lado del canguro.
-¿Y cómo te reconoceré?
-Llevaré un algodón de azúcar de los azules, y cuando pienses "Por favor, que no sea ese", pues ese seré yo.
-Creo que no nos vamos a encontrar en la vida.


14-Choques

Quedamos en los autos de choque para llevarme al chaval de fin de semana. Ella esperaba en la terraza de al lado. No hablamos demasiado, tampoco teníamos de qué. Un par de frases cruzadas sobre maleta, bañador y poco más. Las luces multicolor bailoteaban en su rostro, triste, mientras contemplaba a nuestro hijo dando topetazos. «Esa es la chica con la que sale», señaló afilada. «Desde aquí parece mona». «No le digas que te lo he contado, no vayas a meter la pata...». En la pista, sus autos se embistieron de frente, y los dos se deshicieron en carcajadas y miradas traviesas. Quizá para ellos sería diferente. Quizá con el tiempo sus choques no pasarían de divertidos a hirientes, no tornarían en dolorosos ni lo emponzoñarían todo.
La bocina me sacó de mi ensoñación, y me levanté para ir a buscarle.
«El domingo a las ocho de vuelta. Pasadlo bien».


15-Ordalía de sangre

Quedaron en los autos de choque Ever Banega, Oihan Sancet y Neymar. Desde una esquina, como un moai viviente mirando al mar, apareció la cabeza de Ángel Carromero. Un par de minutos después, lo hizo su cuerpo.
Sobre esa pista iban a haber más que palabras, Juan Carlos Ablanedo se santiguó.



16-Esperación

«Quedamos en los coches de choque a las 8». Siquiera miré la hora, acudí fugazmente.
El ser más hermoso que existía quería quedar conmigo, ¿podía tener más fortuna? No me importaba esperar, estaba en una nube.
Ignoro el tiempo transcurrido, horas, días, siglos... Tampoco me importa.
Esperando, repaso visualmente el amasijo, que conozco de memoria, de hierros oxidados sobre la pista, conquistada por un variopinto grupo de fauna y flora.
Tras el cristal de la taquilla se aprecian aún restos óseos del feriante, impolutos de carne devorada por insectos. Pobre desgraciado.
Soy un manojo de nervios, puede aparecer en cualquier momento. Compadezco a los demás y sus grises vidas, ignorantes infelices, desconocen lo que es tener una ilusión vital multicolor como la mía.
El amago de sonrisa me rasga el pómulo derecho. Se desprende cayendo al suelo envuelto de una amalgama pútrida verdosa. Intentaré permanecer más inmóvil hasta que aparezca.


17-Eleven y Mike

Quedamos en los autos de choque, juntamos todo el dinero que teníamos y lo gastamos en fichas. Estuvimos toda la tarde dando viajes. Cuando solo nos quedó una ficha, compartimos el coche. Ramón el abusón venía a por nosotros, nos iba a machacar, pero pisé el acelerador a fondo y el coche salió volando. Sobrevolamos las camas elásticas, hicimos un looping sobre la caseta de tiro, rodeamos la tómbola y nos llevamos un perrito piloto. Subimos, subimos, subimos. La gente alucinaba. Cuando estábamos a cien metros de altura, Mike dijo: “¡Vamos a la playa!”. Pusimos rumbo a la costa, pero justo entonces sonó la bocina, el coche se paró y nos estrellamos contra la noria. Nos quedamos en la barqueta más alta. Vinieron los bomberos con una escalera larguísima a sacarnos, pero no queríamos bajar.

“He encontrado otra ficha en el bolsillo. Esperaremos a que vuelva a sonar la bocina.”


18-En un rato

“quedamos en los autos de choque a las ocho”

Leí el mensaje nada más entrar en la feria, calculé cuánto tardaría en llegar y respondí.

Un rótulo luminoso coronaba la entrada. Delante de mí, una niña llevaba un globo en la mano. Varias canciones tontas se cruzaban desde altavoces opuestos. Siguiendo el globo, llegué a unos caballitos y me quedé mirando cómo giraban: un pequeño universo, con sus propias leyes físicas.

Un poco más adelante, me monté en la noria. Desde arriba las atracciones parecían juguetes desperdigados.

Al bajar, el vuelo de las últimas gaviotas me llevó a una montaña rusa. Nada más arrancar, los pensamientos desaparecieron y me convertí en una hoja a merced del viento.
Con el pulso aún acelerado, me senté en un banco frente al mar, a comer algodón de azúcar. Recordé que tenía que mirar el móvil pero tenía las manos ocupadas.


19-Fuga y misterio.

Quedamos donde los coches de choque, pero los coches se habían marchado.


20-Una noche de verano.

Quedamos en los coches de choque, dijo el Piñas.

Al Piños no le convencía la propuesta pero no quería discutir.

Allí se encontraron a María Ángeles del Consuelo con sus amigas del barrio alto, todas arregladas, todas muy guapas.

Peñas quería robarle el Audi TT a la madre de MariÁngeles pero cuando la vio reír desenfadada cambió de idea y solo quería que les invitara al baile en el club náutico.
Al Piños tampoco le convencía, pensaba que nadie querría besar a un chico sin paletos delanteros.
Fueron invisibles para ellas, las vinieron a recoger a media noche sus padres en sus lujosos coches y se quedaron bebiendo en el parque, imaginando cómo sería el club náutico y todo lo que podrían afanar.



21-Clásicos

Quedamos en los coches de choque y si te doy tres veces por detrás es que está todo. Yo habré hablado con Blas y tendrás vía libre con la chica. Entonces me llevo al Blas y lo distraigo con la carabina, con sacar un peluche gigante o con robar entradas para la del terror. Esto sale a que tienes media hora más o menos, casi 45 minutos si consigo que Blas se tome un par de vinos dulces. No, qué dices, no seas mariconazo, ¿yo con el Blas? te meto dos hostias, a mí me gusta la Gemma, que lo digo siempre, que menudo par de tetas. Pero que sí, que déjamelo a mí, que del Blas me ocupo yo y así te apañas tus cosas.


22-Pandilleros

Quedamos en los autos de choque que habían instalado en la plaza junto a la residencia. La Juana había estado guardando sus pastillas para dormir y se las había colado en la sopa al personal, así que teníamos vía libre. Salimos todos juntos de El dulce retiro, pero apenas cruzamos unas miradas de desprecio con Los indies camino de las ferias. Desde que le robaron el sonotone al Vicentín, afrenta que los muy falsos todavía negaban, el ambiente estaba muy enrarecido, y al final Los ochenteros los habíamos retado a un ajuste de cuentas.
Pronto las banderas de los autos chisporroteaban, dentaduras postizas salían despedidas a cada choque para crujir aplastadas por los coches de los rivales, alguno sacó a pasear su muleta repartiendo chichones...
—¿Dónde estabais? —preguntó el Vicentín cuando nos vio volver, renqueantes pero henchidos de orgullo y bailoteando como en el Thriller de Michael Jackson.


23-Amor de verano

Quedamos en los coches de choque, decía su última carta, como el verano pasado. Miré cada mañana el descampado vacío, hasta que por fin llegaron los feriantes y sentí brincar mi corazón viendo las caravanas aparcadas, los tendales improvisados y los toldos de colores. Al día siguiente empezarían las fiestas y nos veríamos. Me puse siete camisetas hasta que me decidí por la primera, me peiné con cuidado sonriendo al espejo, salí dando esquinazo a mi hermana pequeña y llegué cuando quitaban las fundas de los coches. Encendieron las luces, las sirenas, la música, y compré 100 pesetas de fichas. Las cambiaba de mano cuando notaba demasiado sudor, mirando los grupos de adolescentes que iban llegando, buscando. La pista se llenó de chillidos y volantazos, la cola aumentaba, pero no llegaba. Me fui a casa con la fichas apretadas en la mano y la garganta apretada. Nunca volvió a escribirme.

Ole!!!

Hago pole con el temazo

Eduardo Montenegro escribió:Ole!!!

Hago pole con el temazo

A esta no le podría poner un pero ni Nacho Vegas Autista.

Veo venir cinco relatos autobiográficos, que los Power Rangers relatistas lo tenemos reciente.

FdC

Autillos

«Quedamos en los coches de choque y me susurraste “El don de la ternura” mientras te agarraba la mano…», proclamó la inocente damisela, envuelta en una casi completa oscuridad solo interceptada por iridiscentes luces de color azul, rubí y esmeralda que provenían de los autillos chocantes. «Perdona, pero no soy Nacho Vegas, y lo que te susurraba, más bien gritaba, era una canción de un grupo heavy escandinavo. Debes estar algo teniente. Y lo que me agarrabas no era la mano, sino el nabo», respondió el aguerrido portador de una camiseta de Blind Guardian. «No me importa que no seas Nacho, no me importa lo que me gritaras, solo quiero montar cuarenta veces en los coches y que esta noche no acabe nunca», declaró solemnemente la damisela. «Errrr, es que he quedado con unos colegas y…» … «Te jodes. Soy la forera del año y de aquí no te mueves», interrumpió.

Estoy a punto de cerrar la ronda y darle la victoria a Vinny por este maravilloso fdc

Lastima que haya dicho heavy escandinavo al referirse a Blind Guardian. Son alemanes no auti?

Es como si dices que las cabezas de la Isla de Pascua miran al interior.

Ante todo RIGORRRRR

abrimos la ronda con un micro fantastico:

1-En la feria

“Quedamos en los coches de choque, a las siete”, me pidió Malena por teléfono. Malena, la que adornaba con su sonrisa el hastío de mis días y de la que estaba secretamente enamorado, llevaba una semana sin aparecer por clase y quería que el “empollón” la pusiera al día. Yo hubiera elegido un lugar donde estar solos, pero no me atreví.

Cuando llegué, Malena conducía uno de los cochecitos, y su imagen ejercía tal poder sobre mí que tardé un instante en descubrir que con ella estaba el alumno repetidor de insolente barbilla, y que a cada topetazo la abrazaba riendo. Cuando Malena me vio, condujo hasta el borde de la pista, donde yo estaba parado. Extendió una mano y le entregué los apuntes de la semana. “Eres un encanto” dijo, y dieron media vuelta. Con el corazón encogido me dirigí a la Casa del Terror para purgar mi pena.

A los del underground nos resta?
m

a ti no te resto nada, m!

Troy Mc Clure escribió:a ti no te resto nada, m!

Martes 00:00 entonces....

m

venga vale

bonita frase, aunque podría haber sido los choques de coche...

¿Qué son los “coches de choque”?

¿Ahora llamamos así a los “autos de choque”?

salakov escribió:¿Qué son los “coches de choque”?

¿Ahora llamamos así a los “autos de choque”?

soy vehículos de choque...

salakov escribió:¿Qué son los “coches de choque”?

¿Ahora llamamos así a los “autos de choque”?

Son los coches de choque. Los autos son locos, de toa la vida.

De pequeño me ponía Penélope Glamour.





A mi hermana le molaba este otro.
Un tanto fálico, creo.

salakov escribió:¿Qué son los “coches de choque”?

La pedasilla de un disléxico

Eduardo Montenegro escribió:
A mi hermana le molaba este otro.
Un tanto fálico, creo.

Muñecas tratando de escapar a su destino

Esmeralda escribió:

Muñecas tratando de escapar a su destino

Da para microrelato, sin duda.

Yo también digo "autos de choque". ¿Se puede cambiar?

Eduardo Montenegro escribió:

salakov escribió:¿Qué son los “coches de choque”?

¿Ahora llamamos así a los “autos de choque”?

Son los coches de choque. Los autos son locos, de toa la vida.

De pequeño me ponía Penélope Glamour.





A mi hermana le molaba este otro.
Un tanto fálico, creo.

Yo era del dúo cavernícola....

m

Stoneheart escribió:

Esmeralda escribió:

Muñecas tratando de escapar a su destino

Da para microrelato, sin duda.

Yo también digo "autos de choque". ¿Se puede cambiar?

Es un clamor.

m señor escribió:

Eduardo Montenegro escribió:

salakov escribió:¿Qué son los “coches de choque”?

¿Ahora llamamos así a los “autos de choque”?

Son los coches de choque. Los autos son locos, de toa la vida.

De pequeño me ponía Penélope Glamour.





A mi hermana le molaba este otro.
Un tanto fálico, creo.

Yo era del dúo cavernícola....

m

Yo no veo que el cambio de nombre afecte al sentido de la frase, no excluiría de mis votos a los que lo hagáis

Mira qué coincidencia, Andalucía y Bilbao q los llaman igual

Esmeralda escribió:Yo no veo que el cambio de nombre afecte al sentido de la frase, no excluiría de mis votos a los que lo hagáis

Mira qué coincidencia,  Andalucía y Bilbao q los llaman igual

Mi padre les llamaba "autochoques".

Nacho Vegas está en Gandía,  algo más ligero de ropa que el otro día

Esmeralda escribió:


Nacho Vegas está en Gandía,  algo más ligero de ropa que el otro día

m

Esmeralda escribió:Yo no veo que el cambio de nombre afecte al sentido de la frase, no excluiría de mis votos a los que lo hagáis

Mira qué coincidencia,  Andalucía y Bilbao q los llaman igual

No, aqui son coches de choques. Y es mas, hay pueblos profundo que los llaman coches trompazos

RegSound escribió:

Esmeralda escribió:Yo no veo que el cambio de nombre afecte al sentido de la frase, no excluiría de mis votos a los que lo hagáis

Mira qué coincidencia,  Andalucía y Bilbao q los llaman igual

No, aqui son coches de choques. Y es mas, hay pueblos profundo que los llaman coches trompazos

Creo que lo dice por mí.

se puede poner autos de choque, como si fuerais de ultramar

además de controversias lingüisticas, hemos recibido unos nuevos y excelentes relatos

2-Nunca es tarde

Quedamos en los coches de choque tras habernos cruzado varias veces en distintos lugares del recinto. Esperando cola para adquirir magníficas nubes de algodón de azúcar aprovechamos para intercambiar unas palabras. Coincidimos ambos en que nuestra atracción favorita eran aquellos coches pero nuestras familias también coincidían en negarnos su uso por los peligros que entrañaban. Sincronizando los relojes, en media hora nos escabulliríamos para encontrarnos en la caseta de las fichas. Así lo hicimos. Cambiamos todo el dinero que teníamos por diversión garantizada en forma de discos de plástico circulares. Reímos, disfrutamos, nos magullamos. Entre viaje y viaje tuvimos tiempo de saber algo más de nosotros… dónde vivíamos, qué más cosas nos gustaban… todo iba de maravilla hasta que por fin nos encontraron y nos separaron casi sin poder despedirnos. De vuelta a casa pensé que había llegado el momento de aceptar que me llevaran a una residencia de ancianos.

3-SHEILA Y DIANA

Quedamos en los coches de choque tal y como nos había ordenado. En principio no le di mucha importancia, ya que achaqué aquel extraño sueño al calor y a los lugumbas del fin de semana. Pero cuando Sheila me llamó por la mañana y me dijo “sabes qué tía, qué fuerte, anoche soñé con un enano calvo que me decía que...” Ya no la dejé terminar, nerviosa le conté mi parte, y “qué dices, es exactamente lo mismo, tía”.

Al despertar no podía moverme. Supe que estaba atada a un soporte en forma de aspa, con las piernas abiertas y los brazos extendidos hacia arriba, porque así estaba Sheila. Era como verse ante un espejo, las dos babeando, amordazadas. Nuestros sollozos cesaron cuando el Amo del Calabozo entró. Las promesas de un mundo mágico y poder nos cegaron de nuevo, eso, y su látigo de siete puntas.

Troy Mc Clure escribió:se puede poner autos de choque, como si fuerais de ultramar

jajajaja

Troy Mc Clure escribió:LA frase es:

Quedamos en los coches de choque...



2 puntos extra para los relatos recibidos hasta las 23.59 del lunes

Si vienen nacho.vegas en pelotas 1 punto al micro.
m

tenemos otro micro chulísimo para animar la mañana del domingo:

4-VIAJAR EN ÉPOCA DE CRISIS

Quedamos en los coches de choque desde donde comenzará nuestro viaje, a territorio prohibido, a los mundos que soñamos explorar tantas veces, a las tierras donde nadie nos conoce, a lugares donde no necesitamos llevar equipaje, ni dinero, ni abrigo...
Quedamos en los coches de choque para viajar sin rumbo y volar sin alas, para sentir entre todas las dimensiones y en alguna otra más, la que nos encontremos por el camino...
Quedamos en los coches de choque desprovistos de miedos, de corazas, muros y completamente desarmados...
Quedamos en los coches de choque con tabaco, papel, costo y mechero...

Entonces, ¿se admiten “autos de choque”?

Troy Mc Clure escribió:se puede poner autos de choque, como si fuerais de ultramar

Exacto, como argentinos. Bien tirado ahí.

En Sestao también se decían “autos de choque”.

Arriba!

Bolita al hilo, mañana me pongo con los deberes

tenemos otro fantástico micro para llevar mejor la bajona del domingo por la noche

5-Romeo is bleeding

Quedamos en los autos de choque como cada noche desde que había comenzado el cálido verano. La hora era siempre la misma: las dos de la madrugada. El recinto permanecía cerrado pero Virginia, que era la hija del propietario de la feria, le robaba las llaves a su progenitor sin que este sospechara nada.

Todo era silencio cuando nos acurrucábamos en aquellos viejos autos y nos besábamos. Sin embargo, la música sonaba en nuestros corazones: saxofones, violines, violas. Era como estar en Manhattan en una película de Allen, como caminar de la mano de Auster intentando adivinar cuál de todos los azares nos conquistaría esa noche.

Estábamos a cuarenta grados. Era una verdadera locura. Observarla desnuda en aquella especie de plató abandonado repleto de viejos y oxidados autos, le confería a nuestro ritual una magia especial. Hasta que un día de agosto se encendieron repentinamente las luces.

¿Habéis visto este cortometraje de Vigalondo? Está guapez.

Troy Mc Clure escribió:
1-En la feria

“Quedamos en los coches de choque, a las siete”, me pidió Malena por teléfono. Malena, la que adornaba con su sonrisa el hastío de mis días y de la que estaba secretamente enamorado, llevaba una semana sin aparecer por clase y quería que el “empollón” la pusiera al día. Yo hubiera elegido un lugar donde estar solos, pero no me atreví.

Cuando llegué, Malena conducía uno de los cochecitos, y su imagen ejercía tal poder sobre mí que tardé un instante en descubrir que con ella estaba el alumno repetidor de insolente barbilla, y que a cada topetazo la abrazaba riendo. Cuando Malena me vio, condujo hasta el borde de la pista, donde yo estaba parado. Extendió una mano y le entregué los apuntes de la semana. “Eres un encanto” dijo, y dieron media vuelta. Con el corazón encogido me dirigí a la Casa del Terror para purgar mi pena.

Calzachoque: indemne.

Troy Mc Clure escribió:además de controversias lingüisticas, hemos recibido unos nuevos y excelentes relatos

2-Nunca es tarde

Quedamos en los coches de choque tras habernos cruzado varias veces en distintos lugares del recinto. Esperando cola para adquirir magníficas nubes de algodón de azúcar aprovechamos para intercambiar unas palabras. Coincidimos ambos en que nuestra atracción favorita eran aquellos coches pero nuestras familias también coincidían en negarnos su uso por los peligros que entrañaban. Sincronizando los relojes, en media hora nos escabulliríamos para encontrarnos en la caseta de las fichas. Así lo hicimos. Cambiamos todo el dinero que teníamos por diversión garantizada en forma de discos de plástico circulares. Reímos, disfrutamos, nos magullamos. Entre viaje y viaje tuvimos tiempo de saber algo más de nosotros… dónde vivíamos, qué más cosas nos gustaban… todo iba de maravilla hasta que por fin nos encontraron y nos separaron casi sin poder despedirnos. De vuelta a casa pensé que había llegado el momento de aceptar que me llevaran a una residencia de ancianos.

Calzachoque: indemne.

Troy Mc Clure escribió:3-SHEILA Y DIANA

Quedamos en los coches de choque tal y como nos había ordenado. En principio no le di mucha importancia, ya que achaqué aquel extraño sueño al calor y a los lugumbas del fin de semana. Pero cuando Sheila me llamó por la mañana y me dijo “sabes qué tía, qué fuerte, anoche soñé con un enano calvo que me decía que...” Ya no la dejé terminar, nerviosa le conté mi parte, y “qué dices, es exactamente lo mismo, tía”.  

Al despertar no podía moverme. Supe que estaba atada a un soporte en forma de aspa, con las piernas abiertas y los brazos extendidos hacia arriba, porque así estaba Sheila. Era como verse ante un espejo, las dos babeando, amordazadas. Nuestros sollozos cesaron cuando el Amo del Calabozo entró. Las promesas de un mundo mágico y poder nos cegaron de nuevo, eso, y su látigo de siete puntas.

Calzachoque: grave.

Troy Mc Clure escribió:tenemos otro micro chulísimo para animar la mañana del domingo:

4-VIAJAR EN ÉPOCA DE CRISIS

Quedamos en los coches de choque desde donde comenzará nuestro viaje, a territorio prohibido, a los mundos que soñamos explorar tantas veces, a las tierras donde nadie nos conoce, a lugares donde no necesitamos llevar equipaje, ni dinero, ni abrigo...
Quedamos en los coches de choque para viajar sin rumbo y volar sin alas, para sentir entre todas las dimensiones y en alguna otra más, la que nos encontremos por el camino...
Quedamos en los coches de choque desprovistos de miedos, de corazas, muros y completamente desarmados...
Quedamos en los coches de choque con tabaco, papel, costo y mechero...

Calzachoque: siniestro total.

Troy Mc Clure escribió:tenemos otro fantástico micro para llevar mejor la bajona del domingo por la noche

5-Romeo is bleeding

Quedamos en los autos de choque como cada noche desde que había comenzado el cálido verano. La hora era siempre la misma: las dos de la madrugada. El recinto permanecía cerrado pero Virginia, que era la hija del propietario de la feria, le robaba las llaves a su progenitor sin que este sospechara nada.

Todo era silencio cuando nos acurrucábamos en aquellos viejos autos y nos besábamos. Sin embargo, la música sonaba en nuestros corazones: saxofones, violines, violas. Era como estar en Manhattan en una película de Allen, como caminar de la mano de Auster intentando adivinar cuál de todos los azares nos conquistaría esa noche.

Estábamos a cuarenta grados. Era una verdadera locura. Observarla desnuda en aquella especie de plató abandonado repleto de viejos y oxidados autos, le confería a nuestro ritual una magia especial. Hasta que un día de agosto se encendieron repentinamente las luces.

Calzachoque: un arañacito de nada.

Esmeralda escribió:


Nacho Vegas está en Gandía,  algo más ligero de ropa que el otro día

Pero vamos a ver...

Autista escribió:

Esmeralda escribió:


Nacho Vegas está en Gandía,  algo más ligero de ropa que el otro día

Pero vamos a ver...

No, por dios, ver no.
 Con intuir tenemos más que suficiente.