PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA

por Zzzz 16.08.24 0:24

¡Queda inaugurada la décima edición!

Esta no es la frase, que podía serlo, pero no. La frase será la siguiente:

LA PLAYA
ESTABA DESIERTA

A buen seguro podréis mirar a vuestro alrededor o evocar recuerdos recientes para escribir un relato de un maximo de 150 palabras sin contar las de la frase, que no computan.

PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA Dog-ocean

PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA Dog-ocean

Aquí debajo, los pagos de Toro.

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ACTAS DE ESTA EDICION, PREVIAS A LA RONDA ACTUAL:

Fichero generales edición IX:
https://docs.google.com/spreadsheets/d/1brTnzsKELYuol1CtUDZDWNeLuDdxrGgtZfJ7Oyanlrk/edit?resourcekey#gid=503060618

por Zzzz 16.08.24 0:26

Parking de relatos

1.- Now you see it now you don´t

La playa estaba desierta. O eso quise creer cuando introduje mis pies en la arena. De repente, aquello se convirtió en una gran fiesta. Se me acercó un camarero de ojos azules y depositó un Martini en mi mano. Sorbí, pestañeé y continué caminando, mirando aquí y a allá. Unas jóvenes pasaron a mi lado mostrando sus hermosos pechos mientras fotografiaban el momento para colgarlo después en las RRSS. Dos maduritos tatuados hasta las cejas me pasaron un poco de cocaína, que esnifé sin cuestionar su origen. ¡Qué colocón! En una especie de barraca de madera envejecida se estaba celebrando una orgía. Se escuchaban gemidos, golpes, y también sutiles zarandeos. Me sorprendió ver a una septuagenaria ataviada con un delicado bañador entrando en la barraca. Me acabé el Martini y deposité la copa en una barra abandonada. De repente allí no había nadie. Fue entonces cuando abrí los ojos.

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2.- La playa seguía estando desierta en su corazón.

La playa estaba desierta. Herminia Giner se levantaba todos los días sobre las 06 a. m. Llevaba décadas haciéndolo. Al menos desde que su pareja Beñat del Rio había partido pero no había regresado. Iba todos los días a primera hora para esperarle en vano. Al principio la playa estaba efectivamente desierta pero según iban pasando los años se fue llenando más y más. Chiringuitos, hoteles, bañistas, viajeros, en definitiva gente viviendo sus vidas. Pero para Herminia todo eran ilusiones, la playa seguía estando desierta en su corazón.

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3.- El regreso

La playa estaba desierta. El calor de julio al mediodía era insoportable. La casa estaba tal y como quedó, aquella noche del 31 de diciembre de 2062, después de que aquellos seres atacaran la tierra en un intento de colonización. Después de cinco años de combates, habíamos conseguido volver a la normalidad, con un costo humano y económico brutal, pero con la ilusión de volver a ocupar nuestras casas, las que aún seguían en pie. Cuando abrí el salón, el suelo estaba lleno de restos de cotillón, y el baño aún tenía la pota fosilizada que echó mi cuñado cuando Spotify cortó la música para dar la noticia de la invasión.
De niño, disparé a un gato por diversión, dejando a una vieja viuda desolada. Aquel día, juré que nunca más quitaría la vida a un ser vivo y acabo de ser condecorado por eliminar a más de 300 alienígenas.

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4.- María Isabel y el submarino

La playa estaba desierta, como en la canción, y alguien había escrito varios nombres en la arena. María Isabel no era uno de ellos. El listado era este

Ludivina
Crisogono
Austrisigilio
Cimodocea
Ursicino
Eduviges
Lugérico
Alipio
Ubilián

Nueve nombres que yo había oído mentar a mi padre muchos años atrás. Vecinos suyos de cuando era un niño.
Llamé a mi mujer que estaba mojándose los pies
—Mira, María Isabel, el nombre de tu padre —y señalé con el dedo a Austrisigilio.
—¡Ohhh! —dijo ella.
Y me puse triste, pensé en que esas personas que yo imaginé viejas cuando mi padre me contaba, alguna vez fueron niños. Niños con esos nombres.
Y lloré por ellos lágrimas que fueron a parar al mar. Y meé desde la orilla porque la playa estaba desierta.
Y no cagué porque no tenía ganas que, si no, un submarino estaría recorriendo ahora mismo la costa atlántica.

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5.- El otro punto de vista

La playa estaba desierta. Estaba anocheciendo, mi momento preferido para pasear sola, sin que nadie me molestara… hasta que apareció él. Lleva semanas observándome, persiguiéndome. Noto su mirada fija en mí en todo momento. El otro día, incluso se me acercó. Salí corriendo. No me siento orgullosa de ello, pero a saber qué podría pasar. Cuando por fin reuní valor para pedirle que me dejara tranquila, para decirle que quería estar sola, que, de hecho, aunque quisiera compañía, no me interesan los chicos (algo que él debería entender, ya que, al parecer, también le gustan las mujeres, como a mí), vi su mirada y su sonrisa depredadora y huí. Llevo días escondiéndome cada vez que lo veo, sigiloso y siniestro. De repente, salió de su escondite y, en el silencio, gritó NOELIAAAAAAAA. ¡Hasta aquí hemos llegado! Definitivamente, que se quede él con la playa, yo pasearé mi insomnio por otro sitio.

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6.- Paz

La playa estaba desierta, había leído que fuera de la hora punta estaba más calmada, pero no me imaginaba esto. Ni un alma, sin adolescentes con sus altavoces, sin familias a grito pelado, sin niños correteando, nadie jugando a las palas..un lujo.
Plantó su sombrilla cerca de la orilla, puso la silla debajo, colocó la nevera cerca.
Una vez terminó la primera cerveza, sacó el periódico, quedándose dormido al rato.
Una sacudida lo despertó. Incrédulo, vió cómo su nevera había desaparecido, y con ella, sus cervezas. Volvió a notar movimientos bajo la silla. Se estaba hundiendo lentamente, la sombrilla también.
Pudo alejarse un poco para ver cómo desaparecían sus cosas engullidas por la arena, y salió corriendo hacia el paseo marítimo. Seguía sin ver a nadie. Cada paso le costaba más, hasta que entendió que él mismo estaba siendo devorado.
Esa tarde va a ser difícil quitarse toda la arena, pensó.

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7.- Borborigmos

La playa estaba desierta. Tras comprobar la inusual fortuna de un pedazo de costa asturiana para él solo, el madrileño se puso a disfrutar de la misma. No había abierto la primera Mahou cuando un borborigmo resonó a su espalda. El madrileño se giró asustado y constató que no había nadie tras de sí. Cáspita, ¿serían sus propias tripas las causantes? Por si acaso, más valía prevenir, en ese punto dio cuenta de la ensaladilla rusa —«sin mahonesa, operación biquini»— y la txistorra —«¡ninguna mejor que la asturiana!»— que había llevado para tal fin. Pero en ese momento un segundo borborigmo, más fuerte que el primero, atronó en la playa. ¡Maldita sea, qué sonido! ¡Un borborigmo digno de uno madrileño! Profundamente escamado, el madrileño amusgó los ojos y a lo lejos advirtió un ejército de hoscos lugareños. Tras la luz tamizada de La Franca, todos parecían hambrientos. Y llevaban tenedores. Uno incluso una Thermomix.

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8.- Bitch beach

La playa estaba desierta, salvo cuatro parejitas, una pandilla cerca de las escaleras, varias familias y los cinco equipos de volley-playa que estaban entrenando.
Saqué mi guitarra, en realidad la bandurria de mi generoso primo Jorge. Comencé a cantar. Nunca había tocado la bandurria, pero salí airoso. Es decir, dos fortachones me llevaron por el aire hasta la orilla y me estamparon contra las olas. Cogí rapidamente la indirecta.
Llegaba a mis oídos el armonioso trino de los pájaros, o sea, los graznidos de las gaviotas. Dos de ellas se encapricharon más tarde de mi sandwich de atún y se lo cedí gustoso, aunque prefirieron arrebatármelo contundentemente.
Paseando, posé mi vista en un par de senos y metí la pata, pues hundí mi pie derecho en la única medusa del arenal. Ante la ausencia de socorristas y un dolor del demonio, subí al coche de vuelta a la civilización.

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9.- Náufrago

La playa estaba desierta. Como cada amanecer, salió de la cabaña y escrutó el horizonte en busca de señales. Un avión o la silueta de un barco. Nada. Aunque ya albergaba pocas esperanzas sabía que esa rutina lo mantenía cuerdo. Reajustó las piedras que conformaban el gigantesco mensaje de ayuda en la arena; las tortugas habían movido alguna. Tal vez asase hoy una si la trampa de pulpos estaba vacía. Se acordó de sus primeros días, de lo que tardó en atrapar el primero, del hambre insoportable, la sensación de sentirse morir. Qué absurdo, si fuese rescatado sería triste perder aquellos conocimientos, pensó recogiendo unas ramas. Entonces, un zumbido familiar le hizo mirar al cielo. Una figura blanca cruzaba el azul infinito. ¡Una avioneta! Corrió playa arriba agitando los brazos. ¿Lo habrían visto? La aeronave sobrevoló un par de veces su cabeza y arrojó algo antes de desaparecer definitivamente. Era un balón de Nivea.

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10.- Victoria

La playa estaba desierta, era el momento perfecto para hacerlo, sin nadie presionándole, con tiempo...
Siempre había temido al mar. Le decían que debía enfrentarse a sus miedos, que era irracional.
Inspiró profundamente, cerrando los ojos unos segundos. Dio un paso al frente. La tensión aumentó, aun estando a cierta distancia. Un paso más. La presión aumentó en su cabeza. Relájate… No hay nadie. Despacio...
Avanzó un paso más, el agua rozaba sus dedos, la arena estaba húmeda. El agua cubrió sus tobillos, empezó a marearse. Respiró profundamente, pero ya estaba perdido. La cabeza le daba vueltas. No había llegado hasta ahí para nada, así que siguió avanzando. El agua cubrió sus rodillas, luego su cintura. Empezó a perder la cabeza, ya no distinguía lo que era real de lo que no. Oyó cómo en la orilla todos sus amigos y familiares aplaudían, un segundo antes de perder la consciencia y caer al agua.

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11.- Miedo y asco en sa platja

La playa estaba desierta en su memoria. Recordaba el silencio y ese vacío que tanto le llenaba el espíritu. Ahora sólo había chiringuitos, hamacas, sombrillas y muchedumbre.
Despertó de esa ensoñación cuando le reclamaron desde la mesa catorce. Le pedían con malos modos y un impecable alemán la comida. Él iba tomando la comanda fantaseando con que sería el momento perfecto para accionar un cinturón de explosivos. El desastre climático lo arreglaría todo, pero no podía esperar tanto.
Al volver con el pedido sonó la señal acordada. Estampó el plato de comida en la cara del turista y comenzó el día de furia. Sabotearon las comunicaciones anulando internet. Soltaron cucarachas y ratas en los hoteles, quemaron los coches de alquiler que encontraron, y como Jesús en el templo, volcaron las mesas de las terrazas ahuyentando a “la plaga”.
—Algo habrá que hacer— decía mientras le esposaba la policía.

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12.- La sed

La playa estaba desierta. Alberto, su marido, nadaba a lo lejos. No hizo ademán de saludarlo, sin sus gafas de miope, habría sido un milagro que la viera. Retomó la lectura de su novela.

—Antes, este mar ardía en llamas.

Dio un respingo. Había sentido el aliento caliente de aquel extraño rozándole la nuca. Alberto nadaba ahora a espalda, trazando molinetes con una cadencia perfecta. El desconocido cogió un puñado de arena y dejó que le escurriera entre los dedos.

—Esto no es arena, son huesos de dragón molidos. Cuando el dragón despierta sediento, es necesario hacer un sacrificio para apaciguarlo.

Sus palabras y la calma en su voz le helaron la sangre. El hombre comenzó a acariciarle el pie. Uñas largas y mugrientas dibujaban círculos en torno al tobillo.

Levantó la vista buscando a su marido. Los ojos se le habían llenado de lágrimas. El mar era una mancha difusa, centelleante y verde.

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13.- Cumpleaños en junio

La playa estaba desierta. Desde lo alto de las dunas, el joven Hans y sus tres amigos contemplaban bajar la marea. Lejos de su Hamburgo natal, dejaban transcurrir las jornadas en un dulce, casi hedonista sopor. El sol descendía lentamente mientras descorchaban una botella de vino, despistada en la taberna del pueblo. Recordaban, divertidos, las chicas a las que acompañaron a casa la semana pasada; sin pasar a mayores, pero con una incierta promesa.
Faltaba poco para que la luna se alzara y su luz rielara sobre las olas. Doblada la bisagra de medianoche, Hans cumpliría años. Pensó en su madre y en el strudel que tan bien horneaba cada seis de junio. Fue entonces cuando, a través del Canal, un sordo rumor de cuatrimotores penetró en el búnker. Los cuatro amigos se miraron y Hans supo, en aquel instante, que no volvería a casa. Que nunca cumpliría veintidós años.

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14.- Cosmos

La playa estaba desierta, el momento perfecto para empezar de nuevo. Uno, dos, tres… Dicen que hay más estrellas en el universo que granos de arena en todas las playas del mundo.

'No puedo viajar por el espacio, pero puedo contar granos de arena. Así sabré cuán grande es el universo', le dijo a su madre.

Desde que leyó a un tal Carl Sagan afirmar esto en 1980, baja a la playa cada día a contar estrellas en el cielo. Las guarda en una caja, el día termina, y vuelve a empezar.

—Sísifo, está anocheciendo. ¿Vienes a cenar?"

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15.- Tranquilidad en la playa

La playa estaba desierta, por lo cual me serviría de espacio para coger aire. Caminé hacia la orilla y observé mi alrededor. Nada a la izquierda, nada a la derecha, nadie hasta el paseo marítimo y en el agua tampoco. Me quité los zapatos y metí los pies en el agua, dando la sensación de que iba a salir humo de ellos al tenerlos ardiendo tras el largo recorrido que me llevó hasta allí. Una vez que los pies dejaron de palpitar, me senté en la arena y comencé a relajarme. Cuando me quise dar cuenta estaba tumbado con los ojos cerrados. Tranquilidad después de tanto tiempo. De repente empecé a notar como la arena se movía sin haber viento, así que me incorporé y pude ver como salían cientos de ellos de debajo de la arena. ¡MIERDA!, TOCABA CORRER DE NUEVO.

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16.- El mar fiel duerme aquí, sobre mis tumbas

La playa estaba desierta, no había agua y sólo se escuchaba el lamento de las criaturas muertas en aquel cementerio marino: esqueletos desnudos de océano, golpeados por la desolación y el viento que se filtraba entre bosques pétreos de posidonias, espinas y nácar vacío.
A su espalda, junto al cadáver líquido que la tuvo cautiva, se erigía la ciudad que aún conservaba su hueca estructura. Una lúgubre coraza que había sobrevivido a la gran explosión mientras la humanidad moría de dolor, extinguiéndose ante sus pies sobre una lenta agonía provocada por los agentes químicos y por su estupidez.
Y allí estaba ella. Había conseguido regresar gracias a su instinto, desplazándose sobre sus diez patas articuladas. Todo un milagro.
La langosta entonces imaginó el azul manchado por el sol y la luna.

Y el sol o la luna
la vieron caer.

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17.- Incomunicacion

La playa estaba desierta. Perfecto, como le habían asegurado. Era una de esas calitas que solo los lugareños conocían.
Daba por bien empleados los 50 euros que se había gastado invitando a los viejos en el bar.
Nunca le dejaría de sorprender cómo a estos seres se les soltaba la lengua con el alcohol, con lo que le costaba a él articular palabras.

Buscó el lugar más despejado y empezó a montar el tinglado. Era la segunda vez ya, así que no le costó tanto.
Una vez terminó, aquello ya sí parecía un transmisor.

Tranquilamente, se despojó de su disfraz de humano, encendió el transmisor y se sentó a esperar.
No tardarían en volver a buscarle.
Esperó, esperó y se desesperó.
El altavoz solo repetía continuamente el mismo mensaje:
“El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura”.

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18.- Una de arena

La playa estaba desierta, me adormecía el sonido relajante del mar cuando la vi llegar, agitando un paño blanco con todo el frescor salvaje de los limones del Caribe. ¡Fa, qué belleza! Giré la vista y allí estaba la mujer perfecta, trotando por la orilla con sus trenzas afro al viento. Entonces apareció una rubia con enormes pechos, bañador y flotador de rescate rojos, venía hacia mí a cámara lenta, menuda vigilante de la playa.
Quizás fue el calentón, o un golpe de calor, el caso es que todo se estropeó.
Mientras un orondo ministro franquista entraba en el agua, un chiquillo irrumpía en la playa llorando, anunciando la muerte de Chanquete, un barbudo discutía con Wilson, su pelota, mientras su hermano gemelo desembarcaba entre explosiones preguntándome por un tal Ryan.

Entonces desperté sobre el montón de arena de la obra, mecido por el runrún de la hormigonera.
Afortunadamente, porque odio la puta playa.

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19.- Acosadora

La playa estaba desierta, pero Marta seguía sintiéndose observada. Las huellas sobre la arena que llegaban al mar eran recientes. El aire salado penetraba en sus pulmones mientras avanzaba hacia la orilla. Su pulso retumbaba en sus oídos mientras el frío de las olas mordía sus tobillos como dientes afilados. El cielo teñía de un púrpura profundo, y el rugido del mar parecía acercarse con cada suspiro que daba. Un crujido a sus espaldas la hizo girarse y ver una sombra desvanecerse. Un brillo captó su atención. Con dedos temblorosos, desenterró una botella sintiendo su vidrio frío y áspero. Al abrirla, el papel crujió suavemente, y sus ojos recorrían cada letra con horror creciente reconociendo su propia caligrafía: "No sigas buscando, ya estoy aquí". Al levantar la vista una figura borrosa emergía avanzando entre la bruma violácea. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Marta empezó a distinguir su propio rostro reflejado en aquellos ojos vacíos.

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20.- Dejarse llevar

La playa estaba desierta y el mar bravío. En la inmensidad nos encontrábamos mi padre y yo con 4 años. Él me tendía la mano, siempre cálida, para que no tropezase en la arena mientras nos dirigíamos al agua. Mi padre es un hombre repleto de historias y parco en palabras al mismo tiempo. Aun así, con escasos vocablos, me enseñó a leer el mar. Las olas rompían furiosas y aquel día me explicó cómo no tenerlas miedo. Desde que era un renacuajo supe interpretar las mareas y conocer a las corrientes de retorno que te empujan mar adentro. Comprendí que no había que temer las olas gigantes porque si las buceas por debajo el cuerpo baila con el agua. Y también que si un remolino te arrastra, dejarse llevar es la mejor opción para volver a la superficie. Gracias a él comprendí cómo dominar el miedo con regusto a salitre.

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21.- Zapatos rojos

La playa estaba desierta. Desde la colina sólo se veían unos zapatos rojos abandonados en la arena y unas pisadas que desaparecían justo en el lugar al que las olas alcanzaban en ese momento. Con ese gesto, el mar iría borrando el último rastro de una mujer de la que sólo quedará su recuerdo y una duda flotando en el aire, como lo harán los zapatos en el agua cuando suba la marea.

Alguien, en algún lugar no muy alejado de esa playa, estará empezando a echar de menos a una mujer con zapatos rojos. Se hará el tonto y se preguntará qué ha ocurrido, si alguna vez aparecerá su cuerpo o si pudo haber hecho algo para salvarla. Está preocupado, pero confía en que el tiempo arregle todos los problemas o los haga desaparecer de la misma forma en la que los peces se comen a los ahogados.

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22.- El misterioso caso del.....

La playa estaba desierta y mi culo lleno de arena, la mujer con la que estaba marchó con mi ropa cuando fui a refrescarme, no me ha dejado ni las chanclas.
Es de noche, estoy borracho y desnudo, llamaría a mi madre, pero murió hace años y además no tengo dinero, ni móvil.
El objetivo de llegar al hotel con un mínimo de dignidad pasa por recordar mis clases de costura y tener suerte de encontrar unas cuantas hojas de palmera, entonces ocurrió lo inesperado.…

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23.- Primeras vacaciones solo con papá

La playa estaba desierta, la marea bajando y aún faltaban tres horas para que llegaran los demás. Seguimos a papá, que eligió el lugar justo enfrente de la bajada al arenal, para que todos lo vieran. Había estado viendo tutoriales y nos repartió palas y cubos, antes de dibujar el contorno en la arena húmeda. “Aquí, el foso. Aquí, primera muralla, aquí va un puente. Empecemos por el edificio principal.” El día anterior el padre de las gemelas había construido un castillo enorme, con foso y balsa y el nuestro se había derrumbado. “Se va a enterar”, mascullaba papá bajo el pálido amanecer, mientras paleaba. Nos quedamos allí mirándole, soñolientos, inmóviles y helados. Se volvió hacia nosotros. “Venga, cavad, luego desayunaremos”. Empezamos a cavar con las palas, como cuando lo hacíamos por gusto, sólo que ahora la arena estaba fría y arañaba los ojos si te los frotabas.

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por Zzzz 16.08.24 0:26

Votaciones fatales

por Zzzz 16.08.24 0:28

Aquí abajo es donde vienen las cosas quejas por la frase que se parece mucho a una de la ronda 23 de la segunda edición o porque a mí no me gusta la playa que soy más de montaña.

por Eduardo Montenegro 16.08.24 0:57

A ver si vamos a tener que recuperar a Fulgencio y Fulgencia... Very Happy

PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA 20230833

por salakov 16.08.24 8:15

por Sugar Bug 16.08.24 8:33

FdC

Vacaciones en Svalbard.

La playa estaba desierta

por Sugar Bug 16.08.24 8:38

FdC

Juan, en invierno tampoco te aguanto.

La playa estaba. Desierta, pero estaba.

por Zzzz 16.08.24 9:26

La décima edición promete ser histórica, de momento tenemos a Sugar quemando pólvora en salvas. Los recientes JJOO tal vez hayan resucitado el espíritu de Mary Lou Retton.

En cuanto a Fulgencio y Fulgencia, ya les toca disfrutar de nuevo de la playa. Esta vez junto a sus hijos, supongo que tanto tiempo después habrán tenido descendencia.

por RegSound 16.08.24 9:33

Habia leido "La playa estaba despierta"... la verdad es que molaba mas cheers

por Eduardo Montenegro 16.08.24 10:30

RegSound escribió:Habia leido "La playa estaba despierta"... la verdad es que molaba mas

Reg, quillo, usté puede poner despierta, de siesta o lo que quiera, lo importante es que vuelva.

por Zzzz 16.08.24 10:33

Necesitamos una buena cuota soundista esta edición, haz caso a Montenegro, Reggie, que es un referente moral.

por LeChaperonRouge 16.08.24 10:34

No puedo evitar leer la frase canturreando…

por Sugar Bug 16.08.24 10:58

Eduardo Montenegro escribió:
RegSound escribió:Habia leido "La playa estaba despierta"... la verdad es que molaba mas

Reg, quillo, usté puede poner despierta, de siesta o lo que quiera, lo importante es que vuelva.

a ver, que es zevillano, "la playa estaba de siesta" sería más apropiado...

por Felix the cat 16.08.24 11:12

Lo lea o no, yo también quiero solidarizarme con Aurora y mandarle mucho ánimo y un abrazo.

por Sugar Bug 16.08.24 11:14

Zzzz escribió: tenemos a Sugar quemando pólvora en salvas.

ya no puede uno ni venir a quemar ideas de los relatos de otros...

FdC

El nombre del viento de los dragones.

La playa estaba desierta. A lo lejos, Stephen king se alejaba buscando la torre oscura.

- vete a tomar por culo, stephen king, que llevas siete libros de la misma tontá y hasta el pistolero está a punto de matarte!!!!

por Zzzz 16.08.24 11:23

Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

por Sugar Bug 16.08.24 11:41

Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

el quijote!!!!

por Felix the cat 16.08.24 11:43

Chesil beach- Ian McEwan

por Eduardo Montenegro 16.08.24 11:43

FdC

Suerte de verano

La playa estaba desierta, eran las 6 de la mañana del 16 de agosto. Cinco minutos después llegó uno de Cuenca, después un toledano, luego una pareja asturiana. Todos venían sin toalla pero con mucha ilusión. Se iban colocando en ordenada fila de a uno. Ya con los tobillos en el mar, se puso un catalán detrás de un gallego.

-Escolta, nen, ¿el último de la cola para Doña Manolita?

-Eu son, rapaciño. ¡Carallo, qué cola!

-Disculpa, creía que la platja era nudista.

PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA El-calvo-de-la-loteria

PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA El-calvo-de-la-loteria

por Hank 16.08.24 11:46

Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

dos de mis escritores preferidos, salto de uno a otro, intermitentemente...

por RegSound 16.08.24 11:48

Hank escribió:
Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

dos de mis escritores preferidos, salto de uno a otro, intermitentemente...

Estará salakov contento...

por Hank 16.08.24 11:51

RegSound escribió:
Hank escribió:
Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

dos de mis escritores preferidos, salto de uno a otro, intermitentemente...
Estará salakov contento...

lo sé, pero sabe que me la pela... jajajaja

son dos magos de las palabras, por mucho que le pese a Salaka...

ahora estoy el del Pájaro que da cuerda al mundo... enganchado es poco...

por Sugar Bug 16.08.24 11:51

Hank escribió:
Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

dos de mis escritores preferidos, salto de uno a otro, intermitentemente...

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por Zzzz 16.08.24 11:54

Felix the cat escribió:Chesil beach- Ian McEwan

Leído. Creo que era ese que era la crónica de un polvo desastroso.

El Quijote también leído, este no recuerdo que tuviese polvos.

por Felix the cat 16.08.24 12:01

Ja, ja, ja... algo así. Una de esas novelas con varias capas como casi todo McEwan. En todo caso, feliz lectura. Y sí, creo que Murakami es algo inane pero, truños como 1Q84 aparte, es un tipo con bastante magia.

por Hank 16.08.24 12:06

Felix the cat escribió:Ja, ja, ja... algo así. Una de esas novelas con varias capas como casi todo McEwan. En todo caso, feliz lectura. Y sí, creo que Murakami es algo inane pero, truños como 1Q84 aparte, es un tipo con bastante magia.

su primera parte me pareció cojonuda, me falta leerme la segunda... Smile

por CocH. 16.08.24 12:34

Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

por Hank 16.08.24 12:42

CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

que no se te mosquee Salaka... Smile

por Felix the cat 16.08.24 12:43

CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

PRIMERA RONDA DE LA DÉCIMA EDICIÓN DEL LEGENDARIO Y PLAYERO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA 1f602

por RegSound 16.08.24 12:45

CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

Es usted un inteligente caballero

por Sugar Bug 16.08.24 13:06

RegSound escribió:
CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.
Es usted un inteligente caballero

fantástica observación, voto a brios

por LeChaperonRouge 16.08.24 13:06

Zzzz escribió:
Felix the cat escribió:Chesil beach- Ian McEwan

Leído. Creo que era ese que era la crónica de un polvo desastroso.

El Quijote también leído, este no recuerdo que tuviese polvos.

Leí recientemente “primer amor, últimos ritos” de McEwan, le achaco la culpa de mis relatos turbios del verano.

por Sugar Bug 16.08.24 13:07

FdC

Aguantame el cubata, illojuan.

La playa estaba desierta. El mar bañaba tu piel. Cantando con mi guitarra para ti, María Isabel.

por Zzzz 16.08.24 13:49

CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

Esa es la actitud. Recuerde que hay que escribir con los meñiques levantados y una pipa (de girasol no, de las otras) colgando de la boca.

Al final he empezado Tokyo Blues, pero creo que me dará tiempo a acabarlo y pasarme a Stephen King antes de irme de la playa.

por Hank 16.08.24 13:50

Zzzz escribió:
CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

Esa es la actitud. Recuerde que hay que escribir con los meñiques levantados y una pipa (de girasol no, de las otras) colgando de la boca.

Al final he empezado Tokyo Blues, pero creo que me dará tiempo a acabarlo y pasarme a Stephen King antes de irme de la playa.

masterpiece...

hace poco vi la peli, que no está mal...

por mugu 16.08.24 13:58

Sugar Bug escribió:
Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

el quijote!!!!

El Marca

por mugu 16.08.24 13:59

Hank escribió:
CocH. escribió:Décima edición. hay que participar, joder.

No sólo enviando micros y nanos, sino participando en el hilo. A ver si se me pega algo de vuestra grandilocuencia y pomposidad. Y de paso aprendo a poner adjetivos antes del nombre.

que no se te mosquee Salaka...

El ínclito Salaka Laughing

por Zzzz 16.08.24 14:01

mugu escribió:
Sugar Bug escribió:
Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

el quijote!!!!

El Marca

Y el Interviú de Marta Sánchez.

por mugu 16.08.24 14:02

Mucho ánimo, Aurora. Algo he leído por ahí.

Un abrazo

por mugu 16.08.24 14:05

Zzzz escribió:
mugu escribió:
Sugar Bug escribió:
Zzzz escribió:Hablando de Stephen King. No sé si empezarme uno de él o de Murakami para leer en la playa…

En pocas horas saldré de dudas.

el quijote!!!!

El Marca

Y el Interviú de Marta Sánchez.

Si le vas a hacer una interviú a Marta Sánchez y necesitas que alguien te sujete el micro, a mí no me llames.
Prueba a escribir mi nombre en la playa a ver si hago ¡ZAS! y aparezco a tu lado

por mugu 16.08.24 14:06

Me dicen por línea interna que era “chas” y no “zas”.
Si es que no presto atención, coño

por Felix the cat 16.08.24 14:08

A veces me viene a la cabeza, cuando pienso en una playa, la música de los mushashos que hicieron la original. Los viejos del lugar recordarán esto:

por Nomeko7 16.08.24 14:22

La posición Metalregneko pasa a llamarse Metalregtoroneko.

por Zzzz 16.08.24 14:53

Nomeko7 escribió:La posición Metalregneko pasa a llamarse Metalregtoroneko.

Estuviste rozando la gloria. Vas a tener que esforzarte más este año. Pero no tanto, que si no, acabas en podio y la cagas.

por Zzzz 16.08.24 15:02

Tengo que ponerme a publicar la montonera de relatos que me han llegado. Vamos a ello que me voy a tomar un café y a saludar al lector que duerme.

por Zzzz 16.08.24 15:04

1.- Now you see it now you don´t

La playa estaba desierta. O eso quise creer cuando introduje mis pies en la arena. De repente, aquello se convirtió en una gran fiesta. Se me acercó un camarero de ojos azules y depositó un Martini en mi mano. Sorbí, pestañeé y continué caminando, mirando aquí y a allá. Unas jóvenes pasaron a mi lado mostrando sus hermosos pechos mientras fotografiaban el momento para colgarlo después en las RRSS. Dos maduritos tatuados hasta las cejas me pasaron un poco de cocaína, que esnifé sin cuestionar su origen. ¡Qué colocón! En una especie de barraca de madera envejecida se estaba celebrando una orgía. Se escuchaban gemidos, golpes, y también sutiles zarandeos. Me sorprendió ver a una septuagenaria ataviada con un delicado bañador entrando en la barraca. Me acabé el Martini y deposité la copa en una barra abandonada. De repente allí no había nadie. Fue entonces cuando abrí los ojos.

por Zzzz 16.08.24 15:08

2.- La playa seguía estando desierta en su corazón.

La playa estaba desierta. Herminia Giner se levantaba todos los días sobre las 06 a. m. Llevaba décadas haciéndolo. Al menos desde que su pareja Beñat del Rio había partido pero no había regresado. Iba todos los días a primera hora para esperarle en vano. Al principio la playa estaba efectivamente desierta pero según iban pasando los años se fue llenando más y más. Chiringuitos, hoteles, bañistas, viajeros, en definitiva gente viviendo sus vidas. Pero para Herminia todo eran ilusiones, la playa seguía estando desierta en su corazón.

por Zzzz 16.08.24 15:12

3.- El regreso

La playa estaba desierta. El calor de julio al mediodía era insoportable. La casa estaba tal y como quedó, aquella noche del 31 de diciembre de 2062, después de que aquellos seres atacaran la tierra en un intento de colonización. Después de cinco años de combates, habíamos conseguido volver a la normalidad, con un costo humano y económico brutal, pero con la ilusión de volver a ocupar nuestras casas, las que aún seguían en pie. Cuando abrí el salón, el suelo estaba lleno de restos de cotillón, y el baño aún tenía la pota fosilizada que echó mi cuñado cuando Spotify cortó la música para dar la noticia de la invasión.
De niño, disparé a un gato por diversión, dejando a una vieja viuda desolada. Aquel día, juré que nunca más quitaría la vida a un ser vivo y acabo de ser condecorado por eliminar a más de 300 alienígenas.

por Zzzz 16.08.24 15:15

4.- María Isabel y el submarino

La playa estaba desierta, como en la canción, y alguien había escrito varios nombres en la arena. María Isabel no era uno de ellos. El listado era este

Ludivina
Crisogono
Austrisigilio
Cimodocea
Ursicino
Eduviges
Lugérico
Alipio
Ubilián

Nueve nombres que yo había oído mentar a mi padre muchos años atrás. Vecinos suyos de cuando era un niño.
Llamé a mi mujer que estaba mojándose los pies
—Mira, María Isabel, el nombre de tu padre —y señalé con el dedo a Austrisigilio.
—¡Ohhh! —dijo ella.
Y me puse triste, pensé en que esas personas que yo imaginé viejas cuando mi padre me contaba, alguna vez fueron niños. Niños con esos nombres.
Y lloré por ellos lágrimas que fueron a parar al mar. Y meé desde la orilla porque la playa estaba desierta.
Y no cagué porque no tenía ganas que, si no, un submarino estaría recorriendo ahora mismo la costa atlántica.