Ciudades que visitar: Nápoles.
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Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
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Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
En 10 días estaré en Palermo.
¿Alguien que haya estado podría colgar por aquí sus impresiones de la ciudad, las visitas recomendables (más allá de lo que ponga en una guía turística convencional)?
Y ya de paso si puede, comentar también algo de Catania.
Gracias.
¿Alguien que haya estado podría colgar por aquí sus impresiones de la ciudad, las visitas recomendables (más allá de lo que ponga en una guía turística convencional)?
Y ya de paso si puede, comentar también algo de Catania.
Gracias.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Me he encontrado una crónica que escribí sobre mi viaje por polonia en el 2010. Por si alguién le interesa.
ahí va pues (no soy ni tan siquiera junta letras)
Aquí comienza mi diario sobre el viaje a Polonia que he realizado en el mes de Agosto. Lo he ido confeccionando día tras día en momentos puntuales en trozos de papel que me iba encontrando por ahí. Está hecho sobre la marcha, apuntando cosas que me resultaban curiosas en el momento. Es posible que encontréis ciertas contradicciones, porque mi visión de las cosas iba cambiando como cambia el clima en Polonia, ahora hace sol, ahora llueve.
Polonia me parece un país increíble, lleno de contrastes, de un pasado muy marcado por unos hechos terribles, pero que no debe oscurecer su magnifica historia de años atrás.
También deseo que este diario sirva para próximos viajeros que vayan a visitar aquel país, con datos que antes de tomar el avión asustan y que te crean dudas. Espero pues que sirva como ayuda.
Mi viaje comienza un 9 de agosto desde Zaragoza, con parada en Barcelona para tomar el autobús al aeropuerto de Girona. Es un aeropuerto casi en su totalidad copado por Ryanair. Lo primero de todo, lo que nos hace temer por nuestra cartera es el hecho de subir las maletas al avión, si se excede de peso o de tamaño, si nos van a controlar los líquidos, etc.
Hay unas básculas que te ayudan a conocer todos estos detalles. A mi personalmente no me miraron ni el tamaño de la mochila, ni los kilos y no me abrieron nada para ver si llevaba o no líquidos, así que con cara de satisfacción tomo el avión rumbo a la preciosa Gdansk.
El aeropuerto de Gdansk es bastante pequeño, con un aire un tanto cutre. La ciudad me recibe con lluvia y aunque en un principio pensé tomar la línea 210 que te lleva al centro, el hecho de no llevar Zlotys sueltos y el agua que caía me decanto por tomar un taxi que al cambio no me cobra mucho. El albergue en el que me alojo es el happy Seven, cerca del Hotel Hilton de Gdansk, a 2 minutos de Rybackie Pobrzeze. Realmente no me alojé en ese albergue. No recordaba bien las fotos del hostal, y el taxista me llevó a una dirección que yo pensaba equivocada. Ante la duda, pregunté a la chica que regentaba el local si ese era el albergue, ya que no ponía cartel. Bueno, el tema es que una vez en España me he dado cuenta que no era ese, pero la chica dijo que sí, así que…dudarlo en esos momentos estaba fuera de lugar. ¿La primera en la frente?, bueno, si cuando vas al extranjero te tienen que hacer una, a dios gracias que solo fuera esa.
No hay bien que por mal no venga y allí conozco a Ray y a Juanlu, dos chicos que venían desde Berlín con la idea de visitar Kaliningrado. Me fui con ellos pues a tomar contacto con la ciudad, bajo la incesante lluvia nos topamos con unas carpas donde servían cerveza y daban de comer, el lugar perfecto, un oasis en una ciudad tan apagada por la tormenta que estaba cayendo. Cerveza de trigo de medio litro, Vigos, unas salchichas enormes y la compañía de un polaco que con la excusa de pedirme tabaco se juntó con nosotros en una agradable conversación sobre Polonia, su idioma y porque no, sobre sus mujeres. Nos echaron de la carpa por su cierre, así que bajo la lluvia seguimos buscando un lugar para seguir charlando y beber cerveza. Encontramos el pub que mas tarde, días después sería mi favorito en Gdansk y posiblemente en toda Polonia recorrida, Pub Duszek, ul. Świetego Ducha 119/121. Un pub ucraniano, ambientado de una manera muy Kitch, con un increíble surtido de cervezas y un violinista que todas las tardes tocaba versiones de los Beatles, un maravilloso lugar para descansar donde también dan de comer. Con una terraza de piedra dando a la calle donde se podía mirar y observar a la inmensa cantidad de gente que ha salido a curiosear por los cientos de puestos callejeros que en verano invaden Gdansk. Nos bebemos unas cantas cervezas rusas y ucranianas de medio litro y el cansancio nos lleva a la cama, nos despedimos de Piotr y espero ansioso el nuevo día que ya de una manera relajada me enseñará la ciudad.
Me despierto pronto y me voy a dar una vuelta por el muelle. La visión de las casas con colores varios me hace sentir bien. Gdansk es una ciudad preciosa, llena de colores, como digo, cargada de decoración con piedra gris y ladrillo rojo. Su calle Mariacka, llena de patios de piedra dando a la calle me parece excepcional. Dlugi Targ, Dluga, en definitiva, su camino real es precioso, me deja totalmente alucinado. Gdansk no es una ciudad especialmente grande, así que todo se concentra cerca de esos lugares, dejarte llevar por esos callejones llenos de vida es fantástico.
Nadie me supo explicar porque estaban esas carpas ahí, dando comida y bebida, el hecho es que disfruto sobremanera con el Golonka (codillo con guarnición) y con el szazslik (brocheta de carne con cebolla a la plancha y guarnición) por muy poco dinero. Nunca pagué mas de 40 zloty por un plato de esos y medio litro de cerveza, ni 10 euros y salía de allí sin muchas ganas de cenar. De vez en cuando volvía al Pub duszek para escribir este diario y sobre todo para disfrutar del violinista y de la cerveza AbBIBCbKE…tal cual.
Ese mismo día fui al Westerplatte, lugar donde comenzó la segunda guerra mundial. Un lugar de peregrinación para muchos polacos, donde puedes encontrar Bunkers, torres de vigilancia, memoriales por los caídos allí, edificios destrozados por las bombas y una escultura gigantesca en forma de tótem que simboliza los héroes del sitio. Para los fans de la segunda guerra mundial es casi obligatorio si se acercan por la ciudad. Es fácil llegar, muchos barcos, entre ellos réplicas de veleros piratas te llevan al lugar y te devuelven tal como te han llevado por un precio un poco mal alto que el plato de comida que esperaba comerme cuando acabó la excursión. Durante el viaje pasamos por los mastodonticos barcos que están atracados en los muelles y por los famosos astilleros de Gdansk. Imagino que conocéis su historia.
Antes de todo eso, por la mañana me despido de mis amigos de albergue, Juanlu y Ray, que se encaminan a Kaliningrado, con los avisos de Piotr de que tuvieran cuidado por esas tierras. Me gustaría saber como les fue la experiencia, aunque realmente lo doy por perdido ya que no nos dimos ninguna dirección o teléfono para volver a hablar entre nosotros, espero que les fuera todo genial.
Esa misma tarde hago una pequeña incursión en la estación de tren a ojear como puedo sacar los billetes para Malbork. En un principio me da cierto temor el hecho de que no me entiendan, pero al día siguiente, cuando debía ir a ver el castillo me di cuenta que tampoco es tan difícil cuando la señora de la ventanilla, una mujer de no menos de 50 años, me habla en inglés y me facilita no solo los billetes a Malbork si no los billetes para mi próximo viaje a Varsovia.
Me gustaría añadir que viajar solo por Polonia tiene un peligro y es el hecho de salir a tomar cervezas tú solo. Salir a echar unas cervezas es llenar tu cuerpo con 1 o 2 litros por el tamaño que tienen, así que es casi obligación decir que normalmente me iba algo cieguete a dormir, no sin antes pasear por el muelle disfrutando en ese estado del ambiente con el que te encontrabas, que no es poco.
Día pues para viajar a una nueva ciudad, Malbork. Está a una hora y media desde Gdansk, camino a Varsovia, el tren, no es que sea muy cómodo, pero los paisajes son preciosos. Cruzo el Wisla por un puente de hierro gigante que me encanta, que nunca se acaba y me topo de morros con una enorme construcción de ladrillo rojo. La estación está algo alejada del castillo, pero con un sentido de orientación normal enseguida lo encuentras, luego vereis que no fue tan fácil volver. La ciudad está llena de edificios del estilo socialista, todos iguales. Otro de los peligros en Polonia es no conocer su comida. Como digo, he tenido bastante suerte, pero por la mañana, esperando el tren he visto una pastelería con productos apetitosos. Elegí uno al “tun-tun” y al darle el primer bocado, con ansías, como el que va a morder la mejor tarta del mundo, me doy cuenta que es de remolacha, y yo odio la remolacha, o al menos metida en hojaldre…, risas…vaya por dios. Bueno, en Malrbork me pasa algo parecido. Al bajar del tren la sed era descomunal, oh! Una máquina de refrescos…agua…primer trago como si fuera por el desierto…, oh! Con gas! Y yo odio el agua con gas, mas risas. Y es que decir agua sin gas en polaco es algo complicado, al menos decirlo de tirón sin equivocarte.
La visita al castillo no me defrauda, 35 Zl la entrada y mucho turista. Me topo con muy pocos españoles y disfruto como un enano de su magnifica construcción, de sus detalles, de su historia, aunque después de 2 horas de ver ladrillo rojo llega un momento que el hambre me gana y decido dejarlo por hoy, es demasiado grande para continuar con el estómago vacío y el calor que hace.
Sigo el camino de vuelta, el camino que yo pensaba era el acertado hasta la estación de trenes. Tenía como referencia unos edificios, pero todos me siguen pareciendo iguales. Doy por hecho que me he perdido, así que al primer chico joven con el que me topo le pregunto. Pone cara de extrañeza cuando le pregunto si voy bien y él me dice que voy en dirección totalmente equivocada o mejor dicho, vas bien si lo que quiero es volver a Gdansk andando. Darek (toma ya) que así se llama el buen chaval dice que me acompaña hasta la estación. Hablamos sobre España, su clima…cosas sin importancia, pero que hacen que el camino a la estación sea ameno y no resulte incomodo, porque había un buen trecho desde el punto en el que yo había perdido la pista y la estación de trenes. Cuando me despido y le digo que ha salvado mi vida me pregunta si tengo billete y si lo sabré sacar, yo dudo un poco y él hace todas las gestiones. De verdad darek, estés donde estés, te ganaste el cielo, porque según me dijo, él no vivía ni remotamente cerca de donde estábamos. La vuelta a Gdansk es un horror, la hora, con el sol cayendo sobre nosotros , la lentitud del tren, en resumen que lo único que la salva es de nuevo ver aquellos maravillosos paisajes. Todo me parece que tiene un encanto especial, tan “usado”, es algo que realmente me apasiona.
Así pues, de nuevo en Gdansk, lo primero que me viene a la mente es volver a mi pub favorito, a beber mi cerveza rusa favorita. En cada esquina me enamoro, literalmente. La belleza de las mujeres polacas es espectacular, puede sonar mal decirlo, pero vas girándote cada pocos metros porque ves auténticos bellezones por la calle. Ayer terminé borracho y hoy me da la sensación que acabaré igual.
Por cierto, como nota anecdótica, me doy cuenta que los polacos no conocen los calcetines tobilleros.
La tarde antes de irme siento una tristeza enorme al tener que dejar la ciudad. La excitación de saber que mañana conoceré una ciudad como Varsovia, ver el concierto del grupo inglés The Cult y encontrarme con Sabina, mi amiga polaca, no pueden luchar contra la precoz melancolía que supone recordar estos 3 días en la joya del báltico. Así que intento exprimir a tope el poco tiempo que me queda y salgo al muelle con ganas de vivir esos instantes. Sentado en una banco de piedra escucho una música. Es un vagabundo con una guitarra cantando una y otra vez la misma canción. Me acerco, me pide un cigarro y me pregunta de donde soy. Al conocer mi nacionalidad, obviamente, hablamos de fútbol, mejor dicho, él habla de fútbol, aun mejor dicho todavía, balbucea alguna palabra en inglés intentando hablar de fútbol. Le doy un cigarro, charlamos como los dos mejor podemos y me dedica la misma canción y por el estribillo yo imagino que se llamaba “victoria”. Me siento en otro banco de piedra, al lado de dos señoras polacas y disfruto como un enano de sus extrañas artes sinfónicas. En poco tiempo se va acercando mas gente y entre todos creamos un ambiente de lo mas divertido.
Unas horas mas tarde y una cuantas cervezas mas, paseando por el muelle descubro a otros músicos. Estos, encima del barco pirata, van tocando versiones con sus guitarras acústicas y creedme, fu un momento mágico porque el lugar y el momento también lo eran. Tras unas cuantas canciones y muchos aplausos decido que ya es hora de ir a dormir, aunque si no hubiese sido por mi grado de borrachera me hubiese quedado mas tiempo disfrutando del momento.
Gdansk es una ciudad estupenda, se ve muy rápido y muy fácil, pero ese ambiente no lo he conseguido encontrar en ningún otro punto de Polonia que he visitado, sin duda, el lugar que mas me ha gustado de mi viaje por esas tierras.
Varsovia, entre los símbolos y el Hard Rock Cafe.
Ha llegado el día de dejar Gdansk y tomar rumbo a Varsovia. Aunque tengo la sensación de haberme dejado algo, me siento bastante satisfecho porque la sensación que tengo es que Gdansk se vive y si me he dejado algo de ver no lo voy a echar de menos, su ambiente, sin duda, es lo mejor de todo. Además, el hecho de saber que esa noche voy a ir de concierto hace que la excitación por llegar rápido a la capital esté por las nubes.
Tomo el tren de segunda clase, son compartimentos de 6 personas y me preparo para 6 horas de tren. Hace muchas paradas en infinidad de pueblos, a veces las paradas son excesivamente largas. Veo por el cristal que están reformando muchos tramos de vías, así como acicalando su entorno, supongo que será por la próxima Eurocopa que se va a realizar conjuntamente con Ucrania… ¿una excusa para volver al país? Posiblemente si, sin duda.
Llego pues a la gigantesca Varsovia y me recibe uno de los puntos fuertes de mi viaje, el palacio de la cultura de la ciudad. Un autentico símbolo del comunismo, grande, recargado del que no te cansas al mirarlo, el que ahora quieren tirar abajo pugna con los carteles del Hard Rock cafe y los centros comerciales futuristas.
Es un espectáculo increíble ver semejante edificio plantado en medio de una plaza gigante, con ramificaciones de avenidas también enormes, Emilii Platter, Al, jerozolimskie, Marszalkowska…gigantescos paseos muy diferentes a la pequeña y recogida Gdansk.
Con decisión empiezo a andar hasta la nowe miasto que es donde tengo mi hotel y voy disfrutando de las maravillosas vistas que la ciudad me depara y haciendo un plan mental de las cosas que me apetecen ver, aunque el día de hoy lo tengo ya mas que completo, he quedado con mi amiga sabina y tengo que ir al club Stodola, en pole mokotowskie para ver a The Cult en un festival llamado Open Mind. El hotel es el Ibis Stare Miasto ( Ul, General We. Andersa ) , con una relación calidad precio extraordinaria. Pensaba que ib a llevarme una decepción pero todo lo contrario, muy recomendable a 40 euros la noche en habitación doble.
Quedo pues con Sabina, una guapa polaca que me enseña la ciudad vieja, me lleva al mejor lugar para comer Pirioggi de toda Varsovia, según ella, y recorremos tras la comida, krakowskie przedmiescie y nowy Swiat, dos de las arterias principales de Varsovia, que se unen para crear un boulevard lleno de vida, de tiendas, de cafeterías antiguas y de bonitos edificios con monumentos o la visión del palacio real, invadido en sus puertas aquellos días por personas que reclamaban los derechos para las personas muertas en el accidente que dejó huérfana a la política polaca y que no habían recibido aun compensaciones ni reconocimientos. Unos días después, vi en la televisión polaca como la policia, en algunos casos con violencia, los echaban de la puerta del palacio presidencial en el que estaban protestando.
Antes de eso, callejeamos por la ciudad vieja, la barbacana de Varsovia, el castillo real y sus coloridas casas, algunas de ellas con un aire antiguo y falta de restauración que a mi personalmente me parece encantador.
Había comprado mi billete de 3 días que sirve tanto para tranvías, autobuses o metro. El metro de Varsovia solo tiene una línea, pero para los trayectos que tenía pensados en mi plan era perfecto, ya que te olvidas de trasbordos y perderte entre colores y líneas. El bono de 3 días puedes comprarlo en cualquier kiosko y no costaba mucho, no recuerdo el precio exacto, pero para lo que ofrece y sus posibilidades, era un chollo.
Visitamos los jardines Saski, el monumento al soldado desconocido y alucino con la mega construcción de la opera nacional de Varsovia, un edificio también muy cargado que te hace recordar la historia mas cercana de la ciudad y sus conexiones con la Unión Soviética.
Tomamos después el metro a la sala, a recoger los tickets comprados por Internet y compruebo que en Polonia la seguridad está por encima de todo. Unas buenas decenas de seguratas custodian el recinto, una sala cerrada, enorme con varios locales unidos y que ya desde muy pronto presenta un gran ambiente. Yo me vuelvo al hotel, porque realmente solo me interesan los cabezas de cartel y ahí, como en casi todo el país pecan de algo que me ha tenido estupefacto, el aire acondicionado brilla por su ausencia, y ya sabéis lo que es un concierto de rock de tantas horas, o quizás no, yo si, sin aire y con miles de tipos con pelos largos por ahí, el olor a chotuno siempre es la nota importante del acontecimiento. Así que con una cama blandita, una buena ducha para mi solo y el canal internacional español en la televisión, opto por volver a la habitación hasta el momento de que empiece el grupo que quiero ver. Me despido de Sabina, mi guía durante todo ese día y espero ansioso que sean las 10 de la noche.
The Cult estuvieron algo flojos, quizás al final del concierto dieron mas de sí, pero bueno, ya los había visto y aunque disfruto con el show, la curiosidad me mata y doy unas vueltas por el recinto tomando nota de el ambiente polaco en un concierto de estas características. Evidentemente acompañado por unas cervezas de medio litro, que aun siendo una sala, su precio no excede de 3 euros, que vayan tomando nota en nuestro país, donde beber en los conciertos es mas caro que llenar el tanque de gasolina a un Hummer.
Termina pues el concierto y para que nos vamos a engañar, camino algo borracho buscando el metro de vuelta, muy eficaz, rápido y limpio.
Me despierto sin resaca. Es algo que he comprobado a mi vuelta, la cerveza en Polonia no te llena tanto y no te deja tan resacoso, amigos, aquí nos están tomando el pelo. La primera cerveza que me he tomado en España en un sitio un poco especial me sentó como un navajazo en el corazón, ni tan rica, ni tan barata, ya echo de menos Polonia.
Así que, dándole gracias a dios de no tener resaca lo primero que hago es ponerme las pilas para llegar pronto al monumento del levantamiento de Varsovia, en la nowe miasto camino del viejo
El día hoy fue largo, muy largo, con una interesante caminata por el antiguo ghetto judío del que ya no queda mas que una sinagoga y algunos restos de el muro. Además, visité la cárcel de pawiak y algunos que otros monumentos, pero comencemos por el principio, como dios manda.
De nuevo visito la ciudad vieja, el monumento del levantamiento me parece extraordinario, si, con ese toque comunisti de las esculturas mas realistas. El castillo real, las callecitas coloreadas, fotografío una y otra vez esas bellas esquinas y es que Polonia es un paraíso para los fotógrafos, no hay duda de ello.
Visito la iglesia de la santa cruz y confirmo lo que día tras día me tenía en ascuas, si son realmente tan beatos los polacos como dicen. Lo son, lo confirmo, jamás había visto unas colas tan grandes para confesarse. O son muy religiosos o cometen muchos pecados a lo largo del día, porque buscando el corazón de Chopin, escondido en una de las columnas de la iglesia, me topo con una fila esperando que el cura de turno o de guardia les de la bendición y el perdón.
Bajo por Al, Jerozolimskie, arteria principal de la ciudad, gozando con la visión del centro y de nuevo alucinando con el palacio de la cultura, es algo soberbio. Músicos, puestos callejeros, puestos en los que venden de todo. A mi me da por comer un trozo de pizza y mientras lo voy acabando me topo con el músico mas maravilloso que mis ojos han visto nunca, un tipo tocando con dos palos una silla en medio de la calle. Si pensáis que el tío lo hacía bien, que era un virtuoso, estáis muy equivocados, de allí no salían mas que los ruidos que pueden hacer dos palos pegados contra una silla, pero el tío lo hacía con ganas y cariño y ahí seguía, bajo un sol de justicia dale que te pego al “instrumento”.
Caminando llego hasta la sinagoga nozyk, en la calle Twarda, comienzo del ghetto judío. Me doy cuenta que lo único que queda son los edificios baratos de la época socialista. Me encuentro parte del muro, dos trozos pequeños adornados con flores y velas, algo muy común ya en mis visitas a lugares de interés.
Deseoso de encontrar la cárcel de pawiak acelero el ritmo porque además de que tengo hambre, hace mucho calor. La cárcel está en la calle Dzielna, pero tened cuidado, esa calle es larguísima y os podéis confundir. Está al comienzo de la calle, en la parte mas cercana a la avenida del general Andersa.
La visión de su pequeño museo es estremecedor. Miles de documentos con el membrete nazi, fotos de caídos en la prisión, brazaletes judíos, trajes de rayas y objetos personales de los presos. No se puede hacer fotos, pero uno con gran maestría hace unas cuantas, esto no puede quedar así. Me meto donde las celdas, con mas documentos, un traje de un guardia de la época, un traje de un SS funcionario de prisiones y las propias celdas en si, que te dan a entender lo que pasaron los pobres ahí dentro en su día. Fuera del recinto tenemos un árbol, la réplica de un árbol, con la réplica de las chapas que los familiares colocaban ahí a modo de homenaje. Una alambrada que quedó en pie, ya que la prisión casi en su totalidad fue tirada abajo y unas placas conmemorativas a los fallecidos en aquel agujero de injusticia.
Siguiente paso la umschlagplatz. Otro monumento a los judíos llevados a los campos de concentración. Este es el lugar exacto donde embarcaban a las personas que luego acababan en Treblinka. Un monumento que de pararte a pensar te hace incluso daño mirar. Unos cuantos nombres de personas que fueron llevadas a las cámaras de gas, unas cuantas velas y flores a sus pies y la visión del edificio donde estaban las oficinas.
Después de tanto andar, lo único que necesito es por este orden, una ducha, una piwo y unos pieroggi. La ducha la consigo, la piwo la consigo y los pieroggi, Ay! Los pieroggi los devoro!. Vuelvo a Zapiecek, el restaurante de ayer, pido un plato de mixtos y por algo mas de 10 euros me como un plato con 11 enormes pieroggi, medio litro de cerveza y un café riquísimos, en la calle Dluga, al lado de la barbacana. Un placer para el paladar. La zona, el sitio, la comida y las camareras hacen que me sienta increíblemente bien.
Salgo de allí lleno, satisfecho y feliz y justo enfrente tengo la barbacana, con pintores, vendedores y una chica cantando como los ángeles, tirada en el suelo, canciones en polaco. Me siento, me fumo un cigarro, escucho 5 o 6 canciones y decido ir a la ciudadela, bordeando el Wisla.
Pronto me doy cuenta que la misión es casi imposible. La lejanía, el que va cayendo la noche y la imposibilidad de cruzar por un lugar que el plano me indicaba peatonal me hacen desistir y vuelvo al hotel, no sin antes sorprenderme con un montón de policías. Y es que duermo al lado de un campo de fútbol. Mas y mas policías, gritos y gritos en las gradas. Le pregunto a un policía que si es el campo del Legia de Varsovia, y me responde negativamente, es el campo del Polonia de Varsovia. Por un momento la curiosidad me hace pensar en comprar un ticket, pero el sentido común aquí si ha trabajado al 100% y lo dejo pasar. En la habitación del hotel pongo la televisión y veo que ha comenzado el partido. Polonia de Varsovia contra el legia de Varsovia, toma ya!. Durante un instante creo ver a José María Baquero como entrenador de uno de los dos equipos. Bajo al bar del hotel, pido la correspondiente piwo y pregunto al camarero si es partido oficial de liga, como respuesta recibo un “superderbi!” y me confirma que Baquero es el entrenador del Polonia.
Hoy hay muchos españoles en el hotel, prefiero guardarme los comentarios que tengo escritos en los papeles.
Sigo viendo el partido y charlando con los dos camareros. Hablamos de fútbol, obviamente y de lo grandes que son ahí las cervezas. Por cierto, el Polonia ganó 3-0.
Me voy a la cama bastante tocadito por las piwo a esperar un nuevo día, mañana toca Cracovia, aunque antes de coger el tren me paso por el museo del ejercito polaco a ver la chatarra que tienen fuera de él, ya que no me da tiempo a entrar dentro del recinto.
El resumen es que Varsovia no es fea, es lo que pasa con los hombres polacos, no son feos, pero ante tanta belleza femenina, los pobres se quedan en ná. Pues con Varsovia lo mismo, Gdansk es tan bella y Cracovia es tan especial y encantadora, que la pobre Varsovia se queda en una gran urbe con muchos sitios que descubrir si tienes ganas de hacerlo.
Cracovia. Viviendo bajo la lluvia.
Aquí comienza la tercera parte de mi viaje, posiblemente la mas intensa de todas, la parte de mi viaje mas cargada de emociones y sentimientos cruzados. Por una parte me encuentro con una ciudad llena de encanto, pero destartalada, gris por los tres días de lluvia pero llena de ambiente de bares y licorerías abiertas hasta bien entrada la noche.
Cracovia es una ciudad que no te deja indiferente, porque sentirse indiferente en esta ciudad es la peor de las injusticias.
Salgo en un rato de la estación de Varsovia, estación centralna. La noche anterior me había pasado con la cerveza y tenía por delante otro de esos largos viajes que vives cuando decides ir en tren por Polonia.
Hay un tren que sale a la una que cuesta tres veces menos que el que en un principio iba a tomar. Hablando con la mujer de la taquilla no consigo entender cual es la diferencia, pienso que hay gato encerrado, pero el sentido común me falló, digo yo que quizás por la leve resaca que aun llevo. Espero pues la llegada del tren y nada mas ver entrar los vagones por el andén me doy cuenta cual es la diferencia. Unos vagones cargados de personas, de trastos por los pasillos, con un calor sofocante, sin asientos, llenos de mochileros que van a hacer el trayecto de una manera mas barata. Durante lo que me cuesta pasar de la entrada del vagón hasta el final de este pienso que me he equivocado y que así va a ser difícil pasar las 3 horas que tarda el tren en llegar a Cracovia, así que pido permiso a unas españolas que tenía delante y decido bajar, pagar el otro billete y tomar el siguiente tren que sale tres cuartos de hora mas tarde. Bien, he perdido diez euros, pero aunque llevo una mochila en la espalda no tengo porque sufrir aquello.
El siguiente tren es igual al que tomé al venir a la capital, es otro cantar, aunque el compartimento que me toca no tiene aire acondicionado, o quizás estuviera estropeado y a esas horas el sol pega bien fuerte por las ventanillas.
Como es normal, durante el trayecto el tren para varías veces, así que aprovecho para salir y fumar un cigarro, siempre al lado de los revisores, por supuesto. Era gracioso porque cuando se oía el pitido del tren todos subíamos escopeteados de nuevo al vagón.
Una vez en Cracovia me cuesta encontrar el camino al albergue y mira que es fácil, pero estoy totalmente descentrado. La avenida de Westerplatte es una de las calles principales del centro de la ciudad, pero el hecho de que empalme en ese mismo punto con otra avenida y la manía de los polacos en hacer pasillos subterráneos por muchas de sus calles para cruzarlas me hace estar un buen tiempo buscando la calle adecuada. Una vez que la encuentro todo va rodado y llego al albergue. Está en el Kazimierz, cerca de la calle Miodowa, que con el tiempo será mi calle favorita de la ciudad. El albergue se llama Good Bye Lenin, con un intento, a veces un poco cutre de crear un ambiente de época comunista, pero lo importante es que está limpio, es grande, con bar y una terraza en la que tomar una cerveza nocturna o desayunar escuchando el tren pasar a unos pocos metros de allí.
En la habitación, mixta, me encuentro con seis irlandesas que están viajando por Europa, que no se cortan un pelo en medio desnudarse delante de un extraño y que van dejando las bragas tiradas por el suelo. Tras la ducha, nos presentamos, hacemos bromas sobre nuestros idiomas y obviamente les invito a tomar unas cervezas en la terraza. Me invitan a ir a un pub cercano, pero estoy tan cansado que desisto y me quedo tomando piwo en la terraza, mezclado por una cantidad enorme de franceses e ingleses que invaden el hostel.
De nuevo me despierto pronto, las irlandesas ya están en pie y veo que se van en taxi a tomar un tren para Viena, salvo Sara que tiene que volver a su país y ahí que nos quedamos los dos charlando de cosas sin mucha importancia, aunque el rato es muy ameno.
Hoy he decidido que voy a visitar el barrio judío, pasar hasta podgorze y volver por el puente por donde pasaban los deportados al ghetto. La excursión puede que sea la que mas me motiva desde que estoy en Polonia y no me defrauda, desde la plaza Bohaterow, donde está el homenaje a los deportados, con las sillas alineadas marcando direcciones concretas, hasta la fábrica de schlinder o el fragmento de muro que aun queda. La plaza Bohaterow era el punto exacto donde salían los judíos a campos de concentración como el de Belzec o Plazow. En esa misma plaza se ejecutaron a muchos de ellos en plena calle, a la vista de todos y algunas sillas de la plaza indican esos lugares. Uno de los callejones mas famosos aun conserva impactos de bala. Me enfrento al callejón y entro, no es ni un callejón casi. Al dar el primer paso dentro empiezo a escuchar unos gritos desde una casa, no son a mi, eso está claro. Son unos gritos desgarradores de alguien y mi permanencia en el callejón se hace mas agobiante. Miro, fotografío los impactos de bala, quedo allí durante un rato pensando la trascendencia de seméjate lugar y cuando ya empieza a convertirse en algo duro salgo de allí escopeteado porque entre los gritos y el mal rato la situación empieza a ser escalofriante.
La apteka pod orlem, es una farmacia museo, que estaba cerrada el día que fui yo, que se puede visitar. En aquellos días miles de judíos fueron ayudados por los regentes de este lugar y una placa conmemorativa lo indica en su fachada. Fue una pena que estuviera cerrada, así como la fábrica de Oskar Schlinder, no sé si es que el día 15 de agosto también se celebra en Polonia, el hecho es que casualidad o no, me quedé con las ganas de ver dos puntos importantes en mi viaje.
No me queda otra opción pues que visitar el trozo de muro que aun queda en pie. El muro está perdido por callejuelas (Ul, Lwowska 25-29), entre edificios antiguos bastante dejados, con falta de reforma, pero que a mi se me antojan maravillosos, porque aunque se piense que no queda nada del ghetto judío, su propia esencia está en esas mismas calles. No hay que buscar símbolos, ni trozos de muros, el ghetto en su totalidad se expone ante nuestros ojos y no hay que imaginar mucho para que te vengan a la mente supuestas escenas de lo que allí mismo, ante tus ojos, debajo de tus pies pasó.
El poco muro que queda es imponente, su forma fue claramente una amenaza para los propios judíos, con su parte superior imitando a las lápidas de sus antepasados, con una clara intención en tal ejecución. Por la mañana había estado en el cementerio nuevo judío, que de nuevo no tiene nada y obviamente entiendes el significado. En ese cementerio puedes toparte de morros con muros hechos a base de las propias lápidas. Los nazis obligaban a los judíos a exhumar a sus muertos y con las placas hacer una calzada y unos muros. El cementerio está muy dejado y no deja de ser un cementerio, pero las malas yerbas se lo están comiendo todo, aun así, si estáis por allí os podéis acercar.
Caminando por Podgorze me topo con la iglesia mas bonita que he visto en Polonia, Kosziol Jozefa, está en la plaza Podgorski, una impresionante construcción de ladrillo rojo, con dos torres menores que una inmensa de color verde que al ser Domingo está llena, pero llena de feligreses.
Cruzo el famoso puente que viene de la avenida de Krakowska, del centro del Kazimierz, un puente que podéis ver en la lista de Schlinder y que era por el que cruzaban los deportados. Un puente de hierro, antiguo, como los que a mi me gustan, por donde cruza el tranvía de una punta a la otra. Otro punto histórico de la ciudad. Ya que estoy allí me acerco a la calle Jozefa 12, donde Spielberg grabó una de las escenas mas famosas de la película. No sé si recordáis aquella imagen cuando los nazis entran en el ghetto para llevar a los judíos al campo y un niño pequeño avisa a los soldados de que nadie hay en el edificio. Realmente no fue el lugar exacto, porque no está en el ghetto, pero es lo de menos, es un patio interior, ahora lleno de mesas y bares para comer y que al entrar hace que sueltes una pequeña sonrisa, porque te suena mucho de haberlo visto en infinidad de veces. Saliendo por la parte contraría te topas con el mercado donde cientos de puestos se juntan entre ellos para vender sobre todo ropa. Como ya es hora de comer me voy a la calle Miodowa, calle llena de restaurantes y decido entrar en uno donde sirven pieroggi. Todos a mi alrededor son polacos, de hecho, lo normal ahí es sentarse en la mesa con desconocidos si no hay mas sitios en otras. Así que unas buenas señoras me piden permiso y se sientan a comer en mi mesa junto a mi. No es caro comer, y las raciones son suficientes, algo mas que suficientes.
De allí, a un paso, tenemos el castillo Wawel, una mega construcción que utilizaron los nazis mientras estuvieron en Cracovia. No voy a contar nada de él, es tan grande, tan inmenso, podría llevar tanto tiempo…
Es sin duda una parte fundamental de la ciudad y las vistas tanto interiores como exteriores son preciosas, pero tengo la mala suerte de que empieza a llover y me coge en medio de la tormenta sin saber donde ir ni que tranvía tomar, así que como tenía el propaganda tan cerca decido hacer una visita (Miodowa 20). El interior está cargadísimo con objetos del antiguo régimen. Tocadiscos, cuadros, placas, cámaras, radios, etc. Por la tarde lo regenta una cincuentona y su clientela no es la que esperaba encontrar, pensaba que iba a estar lleno de gente joven y extranjera, pero nada mas lejos de la realidad, parece viendo a los clientes que sea un bar de barrio mas. Entre tanto “trasto” y con un ambiente excelente, sonando de fondo blues polaco, rock setentero y algún clásico de los ochenta me siento a disfrutar de mi piwo, cerca de una ventana viendo como llueve y escribiendo mi diario, a veces creo que soy un intelectual del tres al cuarto viendo las escenas que yo mismo me preparo en el bar…ni de coña!.
Una vez en el albergue me doy cuenta que estoy perdiendo el tiempo, que la lluvia no puede fastidiar mis planes, así que en el túnel de la estación de trenes, esquivando a un grupo de punkies me compró un paraguas de 3€. También compro papel de liar, ya que fumo tabaco de ese tipo y me pregunto que es lo que me voy a encontrar, efectivamente no es el mejor papel del mundo, pero hace sus funciones, al menos con el primer cigarro, el segundo, ejem…prefiero gastar el poco que me queda que me llevé de España.
Me voy al barrio viejo, y con la lluvia no se admira bien el esplendor de la plaza. Digo lo mismo que con el castillo Wawel, hay tantas cosas por relatar y contar, tantos detalles que dejo al viajero que lo descubra por él mismo. Como nota apuntaré que durante mi estancia en Cracovia no me había cruzado con ningún español, cosa que no ocurre dentro del mercado donde los puestos están totalmente copados por cientos de españoles, imagino que va en nuestra naturaleza.
Quizás mis interés en la ciudad sean totalmente diferentes a los turistas que vienen de mi país, porque no es esta la zona que mas me ha gustado, ni creo que es la mas interesante de Cracovia, pero bueno, cada uno fabrica su viaje según sus gustos.
La plaza está llena de lugares donde poder comer algo. Esos bares a su vez están lleno de camareras preciosas y pienso que debo entrar en uno donde las camareras sean así, pero como todos tienen camareras preciosas no me decido por ninguno, aunque me hubiese gustado entrar en todos. Pasaba de largo uno y el siguiente aun tenía una carta mejor, bueno, no me fijaba precisamente en la carta.
De vuelta por Miodowa entro al habana, un bar con música latina, pero sin llegar a ser un bar de baile. Está ambientado como si del caribe se tratara, pero con una camarera polaca, claro. Me tomo la cerveza de rigor y vuelvo hacía el albergue, no sin antes parar en el BoraBora a tomar una hamburguesa.
Si alguna vez vais a Polonia y en especial a Cracovia, veréis miles de licorerías por sus calles.
En el albergue me encuentro dos parejas de catalanes que estaba haciendo el InterRail. Enseguida hacemos migas y decidimos salir a tomar algo juntos, les recomiendo el propaganda, por supuesto. Allí, alucinados por el precio de la ronda que nos tomamos, muy barata, charlamos sobre nuestros viajes, durante poco tiempo, porque se nos junta un suizo, joven él, para deleitarnos con sus artes en los idiomas.
Aun así nos vamos pronto a dormir, aunque si os soy sincero, yo no tenía muchas ganas, el hecho de no tener en la habitación a las irlandesas y tener como nuevos compañeros a un grupo de portugueses, secos como la pechuga de pollo mal hecha, un poco guarretes y desordenados, me da algo de mal rollo.
Próximo paso Auschwitz-birkenau.
auschwitz-birkenau, últimas horas en Polonia.
Por fin me pude ir a dormir. El bar del Good Bye Lenin está lleno de chavales muy jóvenes intentando ligar y montando un follón considerable. Durante un buen rato me quedo observando a la chavalería mientras bebo mis cervezas para coger mejor el sueño. Me despido de las parejas de catalanes esperando volver a vernos en Auschwitz o quizás la tarde siguiente en el bar, aunque aquello no ocurrió y bueno, siempre me quedaré con la duda de saber si les gustó o no Auschwitz.
Me levanto con una extraña mezcla, nervioso pero a la vez feliz. Hoy voy a cumplir uno de mis sueños, que no es ni mas ni menos que visitar los campos de concentración y exterminio, lo sé, un extraño sueño, pero me encanta saber sobre aquella época de la historia contemporánea. Voy a la estación de autobuses, saco mi billete a Oświęcim, pueblo donde están los campos. Espero al autobús y ante mi sorpresa veo que no es muy grande, mas bien es un minibus, mejor dicho, es una furgoneta grande con asientos, asi que ahí van dos consejos: 1- No os alejéis mucho de donde aparca, porque los turistas subimos rápido a coger plaza y 2 – llevad agua, si puede ser fresca porque como dije en capítulos anteriores, el aire acondicionado no se estila mucho por Polonia y el viajecito con tanto calor fue un poco sofocante.
Una hora y cuarto mas o menos de viaje entre bellos paisajes. Luego, cuando fui a tomar el tren rápido al aeropuerto de Cracovia, pude comprobar que el tren Oświęcim era bastante mas moderno de lo que había leído por foros y blogs, así que antes de nada, pensad en la opción del tren.
He llegado a la puerta del campo uno, siento muchos nervios y ansiedad por empezar a conocer el terreno. Hay muchísimos turistas, muchos. Hasta las tres de la tarde es obligatorio entrar con guía, pero yo tengo muy claro que no quiero hacerlo así, por eso tomé la decisión de ir primero a Birkenau cogiendo el autobús gratuito que hay en el mismo aparcamiento del campo I.
Me gustaría aclarar que el minibus te deja a unos 200 metros de la entrada y que la vuelta se toma ahí también.
Una vez en el autobús lanzadera al campo II veo a lo lejos la entrada, por donde entraban los trenes de la muerte. Mis sensaciones en ese momento son muy intensan y nada mas bajar, lo que hago es ir al comienzo de la vía, que no al final, a sacar unas fotos de la entrada.
El campo es enorme, jamás hubiera imaginado que lo era tanto. Una extensa planicie llena de chimeneas de barracones desmantelados. La vía que lo cruza, la vía donde bajaban los judíos que iban a las cámaras de gas las recorro por encima, deteniéndome de vez en cuando a coger unas piedras como recuerdo.
Aquí voy a hacer como he hecho en otros momentos de mi relato. Son muchas, muchas las cosas que puedo relatar sobre los campos. Voy a hacer un pequeño resumen porque esto lo tiene que vivir uno mismo, uno que realmente quiera vivirlo. Empezaré diciendo que la visita especial para mi fue el campo II. Fotos donde se ve el mismo lugar que estas pisando pero lleno de personas, las placas conmemorativas en homenaje a los fallecidos que te vas encontrando por todo el campo, los árboles en la parte este mas alejada, donde fusilaban a muchos de ellos por no llegar a un número limitado para llenar las cámaras o todo lo contrario, porque no daban abasto con tantos como llegaban, los agujeros donde depositaban esos cuerpos para quemarlos al aire libre…, son demasiadas cosas duras para contarlas en un relato que intenta hacer pasar un buen momento leyéndolo. Así pues, lo dejo a la elección del lector, buscar mas información si lo desea.
Durante cuatro horas recorro a buen paso el campo II. El cielo se está poniendo negro y ya empiezo a conocer el clima por estos Lares. Tomo el autobús lanzadera al campo I y compro unas guías, por no mas de un euro y un libro sobre Menguele que me leí enseguida viniendo en avión a España.
El campo I no me impresiona tanto. He de decir que no pude ver el crematorio ya que la tormenta era muy fuerte, como pocas veces había visto yo una tormenta de verano. Aguardo en uno de los pabellones entre personas que iban con guía y unos holandeses que estaban grabando algo. Llevaban cámaras y equipo bastante sofisticado y entre ellos había dos tipos bien vestidos que eran grabados por las cámaras mientras contaban cosas ¡ A ver si he salido en algun documental ¡. Durante el poco rato que estuve en el I vi, por supuesto, las maletas expuestas, las gafas, etc. Tuve mi momento gracioso, que no es el lugar pero no lo pude evitar, al ver como la gente seguía a los guías en fila india, pegados a las cristaleras como polluelos que siguen a la madre mirando los objetos expuestos sin parar de caminar. Creo, que esta visita debe hacerse de otra manera, pero cada uno elije lo que mas le puede gustar.
Aunque me queda la espinita del horno del campo I, me siento satisfecho por poder visitar el muro donde se fusilaban a muchos, las horcas y poder ver in situ las alambradas con carteles que sugerían un alto, de muy suave manera con una calavera pintada en el cartel.
Después de estar tres cuartos de hora metido en el pabellón con los holandeses grabando y viendo a la gente mojarse por la calle, decido que tengo que salir de allí y buscar la mejor manera de volver a Cracovia. Así que me lanzo a la entrada principal, con la bolsa llena de piedras y libros con las guías, corriendo como un poseso y al final consigo, haciendo una parada de media hora, llegar a la parada del minibus a la ciudad, con la gran suerte de ver el minibus a punto de partir.
El resumen que saco de los campos es que quizás uno está sugestionado por las vitrinas que exponen ropas y demás objetos de las pobres personas que allí murieron, pero yo pienso que es bastante mas explicito pasear a tu aire por aquellos lugares donde realmente sientes algo especial. Aquel momento en el bosque, pensando en lo terrible de aquellos días fueron para mi lo que mas me impresionó de la visita a los campos, pero me di cuenta que pocas personas se animan a llegar hasta allí y lo entiendo. Si primero se visita el campo I, viendo la extensión de Birkenau, pocas ganas te quedan de llegar hasta allí andando, pero creo que el esfuerzo merece la pena.
La vuelta a Cracovia es bastante mas “divertida” que la ida. Caían auténticos mares de agua y ríos cruzaban por la carretera. Yo estaba situado delante del todo, en un asiento individual, al lado del conductor y en serio, poco se veía por el cristal. Nuestro chófer, un tipo valiente fan de Queen, conducía con una sola mano en muchos tramos, hablaba con el móvil o cambiaba con mucho arte el Cd que llevaba puesto, estirándose para abrir la guantera, cambiándolo de caja al reproductor y subiendo el volumen, todo esto agarrando el volante con una mano mientras poco se veía por los cristales de la furgoneta. No es que temiera por mi vida, lo que yo sentía realmente era frustración porque tras quitar un cd de Queen, puso otro del mismo grupos y la verdad, una hora y mucho escuchando a Queen, para mi es un sacrificio enorme, mas que asustarme en las curvas viendo como habla por el teléfono y conduce solo con una mano mientras veo ríos pasar por la calzada.
Una vez ya en la ciudad, suelto aire, me tranquilizo y me voy rápido a ducharme y cambiarme porque voy mojadito de arriba abajo, calado totalmente porque la tormenta que dejamos en Oświęcim la volví a coger en Cracovia.
Aquel día cené como los ángeles y me bebí hasta las copas de los pinos dando gracias a dios por estar vivo tras esa vuelta en el minibus.
Último día en Polonia.
Siento mucha pena al levantarme y darme cuenta que esta aventura se acaba. La aventura ha sido magnifica, durante nueve días he conocido lugares preciosos, sitios que me han conmovido, personas magnificas. He bebido y he comido por poco dinero y lo que mas me mata es volver de nuevo a la rutina. He viajado por otros países, y jamás había tenido la sensación de unión como con esta tierra. Tiene sus defectos, pero muchísimas mas virtudes como para volver un día. La humildad de sus gentes, la educación y su preparación para comunicarse con los extranjeros me ha agradado. Incluso para pedir dinero por la calle he notado una educación especial.
Cuando caminaba por las callejuelas de la zona mas turística me topé con una señora de no menos de ochenta años, de rodillas en el suelo, temblándole las manos, pidiendo algo. Envuelta en un pañuelo y encima de un cartón. Yo tenía un montón de zlotys sueltos que no quería llevar conmigo y mas que en un acto de amabilidad o filantropía y si en una acción de quitarme peso de encima solté un buen puñado de monedas al lado de ella. Su reacción, como el que le da unos juguetes a un niño, me llegó al alma. No quiero hacer de esto mi beatificación y doy por hecho que te lo puedes encontrar en cualquier esquina de cualquier ciudad del mundo, pero fue la gota que colmó el vaso sobre lo que pienso de la gente polaca.
Por esas mismas callejuelas aprovecho antes de ir al aeropuerto para comer, para tomar un café. Hay muchos de ellos, muy bonitos en su interior, pero me quedó principalmente con el cafe Goledia, en la calle del mismo nombre. Un lugar sofisticado, con un ambiente muy acogedor y un café muy bien preparado por una camarera, que además de guapa, me atiende excepcionalmente.
También me gustaría comentar, por si hay algun seguidor de estas cosas, que el museo de la gestapo estaba en obras, desde el día tres de agosto, así que me volví a perder algo que tenía en mente, pero bueno, como siempre puedes sacar algo positivo, durante la caminata que me dí, pude fotografíar un trabant.
Y aquí termina mi experiencia por esta ciudad, por delante tengo el viaje al aeropuerto y un vuelo de tres horas a Reus, donde tengo que hacer noche.
Todavía me quedaba alguna anécdota que vivir, como ser registrado por un militar en el aeropuerto. No me pitó el arco de seguridad, a muchos de otras personas si. No me hicieron abrir mi mochila cuando pasó por el arco de las pertenencias, a otras personas si, pero, si tu trabajo es registrar, a quién registras? Es obvio, al chico tatuado con camiseta de festival de rock y bermudas vaqueras, es así, es un axioma universal. Riéndome busco un banco donde sentarme y seguir leyendo el libro comprado en Auschwitz esperando el vuelo, un vuelo, dicho sea de paso que me pareció un autentico cachondeo. Ryanair lo es, es una jarana. Desde el piloto dándonos la bienvenida con un tono bastante jocoso, como si fuéramos a algún alter o el auxiliar de vuelo bailando en la parte de atrás con la azafata. Hinqué mis codos en las rodillas, baje levemente la cabeza cuando el avión despegaba, recé lo poco que sé y desee llegar lo mas pronto posible a España.
Y este es todo mi relato. Me he dejado muchas cosas, seguro, porque lo iba escribiendo a ratos. Muchas de las experiencias se han quedado únicamente para mi, solo para mi.
Polonia es un gran país, te das cuenta cuando pagas mas de tres euros en una terraza de verano en mi ciudad
ahí va pues (no soy ni tan siquiera junta letras)
Aquí comienza mi diario sobre el viaje a Polonia que he realizado en el mes de Agosto. Lo he ido confeccionando día tras día en momentos puntuales en trozos de papel que me iba encontrando por ahí. Está hecho sobre la marcha, apuntando cosas que me resultaban curiosas en el momento. Es posible que encontréis ciertas contradicciones, porque mi visión de las cosas iba cambiando como cambia el clima en Polonia, ahora hace sol, ahora llueve.
Polonia me parece un país increíble, lleno de contrastes, de un pasado muy marcado por unos hechos terribles, pero que no debe oscurecer su magnifica historia de años atrás.
También deseo que este diario sirva para próximos viajeros que vayan a visitar aquel país, con datos que antes de tomar el avión asustan y que te crean dudas. Espero pues que sirva como ayuda.
Mi viaje comienza un 9 de agosto desde Zaragoza, con parada en Barcelona para tomar el autobús al aeropuerto de Girona. Es un aeropuerto casi en su totalidad copado por Ryanair. Lo primero de todo, lo que nos hace temer por nuestra cartera es el hecho de subir las maletas al avión, si se excede de peso o de tamaño, si nos van a controlar los líquidos, etc.
Hay unas básculas que te ayudan a conocer todos estos detalles. A mi personalmente no me miraron ni el tamaño de la mochila, ni los kilos y no me abrieron nada para ver si llevaba o no líquidos, así que con cara de satisfacción tomo el avión rumbo a la preciosa Gdansk.
El aeropuerto de Gdansk es bastante pequeño, con un aire un tanto cutre. La ciudad me recibe con lluvia y aunque en un principio pensé tomar la línea 210 que te lleva al centro, el hecho de no llevar Zlotys sueltos y el agua que caía me decanto por tomar un taxi que al cambio no me cobra mucho. El albergue en el que me alojo es el happy Seven, cerca del Hotel Hilton de Gdansk, a 2 minutos de Rybackie Pobrzeze. Realmente no me alojé en ese albergue. No recordaba bien las fotos del hostal, y el taxista me llevó a una dirección que yo pensaba equivocada. Ante la duda, pregunté a la chica que regentaba el local si ese era el albergue, ya que no ponía cartel. Bueno, el tema es que una vez en España me he dado cuenta que no era ese, pero la chica dijo que sí, así que…dudarlo en esos momentos estaba fuera de lugar. ¿La primera en la frente?, bueno, si cuando vas al extranjero te tienen que hacer una, a dios gracias que solo fuera esa.
No hay bien que por mal no venga y allí conozco a Ray y a Juanlu, dos chicos que venían desde Berlín con la idea de visitar Kaliningrado. Me fui con ellos pues a tomar contacto con la ciudad, bajo la incesante lluvia nos topamos con unas carpas donde servían cerveza y daban de comer, el lugar perfecto, un oasis en una ciudad tan apagada por la tormenta que estaba cayendo. Cerveza de trigo de medio litro, Vigos, unas salchichas enormes y la compañía de un polaco que con la excusa de pedirme tabaco se juntó con nosotros en una agradable conversación sobre Polonia, su idioma y porque no, sobre sus mujeres. Nos echaron de la carpa por su cierre, así que bajo la lluvia seguimos buscando un lugar para seguir charlando y beber cerveza. Encontramos el pub que mas tarde, días después sería mi favorito en Gdansk y posiblemente en toda Polonia recorrida, Pub Duszek, ul. Świetego Ducha 119/121. Un pub ucraniano, ambientado de una manera muy Kitch, con un increíble surtido de cervezas y un violinista que todas las tardes tocaba versiones de los Beatles, un maravilloso lugar para descansar donde también dan de comer. Con una terraza de piedra dando a la calle donde se podía mirar y observar a la inmensa cantidad de gente que ha salido a curiosear por los cientos de puestos callejeros que en verano invaden Gdansk. Nos bebemos unas cantas cervezas rusas y ucranianas de medio litro y el cansancio nos lleva a la cama, nos despedimos de Piotr y espero ansioso el nuevo día que ya de una manera relajada me enseñará la ciudad.
Me despierto pronto y me voy a dar una vuelta por el muelle. La visión de las casas con colores varios me hace sentir bien. Gdansk es una ciudad preciosa, llena de colores, como digo, cargada de decoración con piedra gris y ladrillo rojo. Su calle Mariacka, llena de patios de piedra dando a la calle me parece excepcional. Dlugi Targ, Dluga, en definitiva, su camino real es precioso, me deja totalmente alucinado. Gdansk no es una ciudad especialmente grande, así que todo se concentra cerca de esos lugares, dejarte llevar por esos callejones llenos de vida es fantástico.
Nadie me supo explicar porque estaban esas carpas ahí, dando comida y bebida, el hecho es que disfruto sobremanera con el Golonka (codillo con guarnición) y con el szazslik (brocheta de carne con cebolla a la plancha y guarnición) por muy poco dinero. Nunca pagué mas de 40 zloty por un plato de esos y medio litro de cerveza, ni 10 euros y salía de allí sin muchas ganas de cenar. De vez en cuando volvía al Pub duszek para escribir este diario y sobre todo para disfrutar del violinista y de la cerveza AbBIBCbKE…tal cual.
Ese mismo día fui al Westerplatte, lugar donde comenzó la segunda guerra mundial. Un lugar de peregrinación para muchos polacos, donde puedes encontrar Bunkers, torres de vigilancia, memoriales por los caídos allí, edificios destrozados por las bombas y una escultura gigantesca en forma de tótem que simboliza los héroes del sitio. Para los fans de la segunda guerra mundial es casi obligatorio si se acercan por la ciudad. Es fácil llegar, muchos barcos, entre ellos réplicas de veleros piratas te llevan al lugar y te devuelven tal como te han llevado por un precio un poco mal alto que el plato de comida que esperaba comerme cuando acabó la excursión. Durante el viaje pasamos por los mastodonticos barcos que están atracados en los muelles y por los famosos astilleros de Gdansk. Imagino que conocéis su historia.
Antes de todo eso, por la mañana me despido de mis amigos de albergue, Juanlu y Ray, que se encaminan a Kaliningrado, con los avisos de Piotr de que tuvieran cuidado por esas tierras. Me gustaría saber como les fue la experiencia, aunque realmente lo doy por perdido ya que no nos dimos ninguna dirección o teléfono para volver a hablar entre nosotros, espero que les fuera todo genial.
Esa misma tarde hago una pequeña incursión en la estación de tren a ojear como puedo sacar los billetes para Malbork. En un principio me da cierto temor el hecho de que no me entiendan, pero al día siguiente, cuando debía ir a ver el castillo me di cuenta que tampoco es tan difícil cuando la señora de la ventanilla, una mujer de no menos de 50 años, me habla en inglés y me facilita no solo los billetes a Malbork si no los billetes para mi próximo viaje a Varsovia.
Me gustaría añadir que viajar solo por Polonia tiene un peligro y es el hecho de salir a tomar cervezas tú solo. Salir a echar unas cervezas es llenar tu cuerpo con 1 o 2 litros por el tamaño que tienen, así que es casi obligación decir que normalmente me iba algo cieguete a dormir, no sin antes pasear por el muelle disfrutando en ese estado del ambiente con el que te encontrabas, que no es poco.
Día pues para viajar a una nueva ciudad, Malbork. Está a una hora y media desde Gdansk, camino a Varsovia, el tren, no es que sea muy cómodo, pero los paisajes son preciosos. Cruzo el Wisla por un puente de hierro gigante que me encanta, que nunca se acaba y me topo de morros con una enorme construcción de ladrillo rojo. La estación está algo alejada del castillo, pero con un sentido de orientación normal enseguida lo encuentras, luego vereis que no fue tan fácil volver. La ciudad está llena de edificios del estilo socialista, todos iguales. Otro de los peligros en Polonia es no conocer su comida. Como digo, he tenido bastante suerte, pero por la mañana, esperando el tren he visto una pastelería con productos apetitosos. Elegí uno al “tun-tun” y al darle el primer bocado, con ansías, como el que va a morder la mejor tarta del mundo, me doy cuenta que es de remolacha, y yo odio la remolacha, o al menos metida en hojaldre…, risas…vaya por dios. Bueno, en Malrbork me pasa algo parecido. Al bajar del tren la sed era descomunal, oh! Una máquina de refrescos…agua…primer trago como si fuera por el desierto…, oh! Con gas! Y yo odio el agua con gas, mas risas. Y es que decir agua sin gas en polaco es algo complicado, al menos decirlo de tirón sin equivocarte.
La visita al castillo no me defrauda, 35 Zl la entrada y mucho turista. Me topo con muy pocos españoles y disfruto como un enano de su magnifica construcción, de sus detalles, de su historia, aunque después de 2 horas de ver ladrillo rojo llega un momento que el hambre me gana y decido dejarlo por hoy, es demasiado grande para continuar con el estómago vacío y el calor que hace.
Sigo el camino de vuelta, el camino que yo pensaba era el acertado hasta la estación de trenes. Tenía como referencia unos edificios, pero todos me siguen pareciendo iguales. Doy por hecho que me he perdido, así que al primer chico joven con el que me topo le pregunto. Pone cara de extrañeza cuando le pregunto si voy bien y él me dice que voy en dirección totalmente equivocada o mejor dicho, vas bien si lo que quiero es volver a Gdansk andando. Darek (toma ya) que así se llama el buen chaval dice que me acompaña hasta la estación. Hablamos sobre España, su clima…cosas sin importancia, pero que hacen que el camino a la estación sea ameno y no resulte incomodo, porque había un buen trecho desde el punto en el que yo había perdido la pista y la estación de trenes. Cuando me despido y le digo que ha salvado mi vida me pregunta si tengo billete y si lo sabré sacar, yo dudo un poco y él hace todas las gestiones. De verdad darek, estés donde estés, te ganaste el cielo, porque según me dijo, él no vivía ni remotamente cerca de donde estábamos. La vuelta a Gdansk es un horror, la hora, con el sol cayendo sobre nosotros , la lentitud del tren, en resumen que lo único que la salva es de nuevo ver aquellos maravillosos paisajes. Todo me parece que tiene un encanto especial, tan “usado”, es algo que realmente me apasiona.
Así pues, de nuevo en Gdansk, lo primero que me viene a la mente es volver a mi pub favorito, a beber mi cerveza rusa favorita. En cada esquina me enamoro, literalmente. La belleza de las mujeres polacas es espectacular, puede sonar mal decirlo, pero vas girándote cada pocos metros porque ves auténticos bellezones por la calle. Ayer terminé borracho y hoy me da la sensación que acabaré igual.
Por cierto, como nota anecdótica, me doy cuenta que los polacos no conocen los calcetines tobilleros.
La tarde antes de irme siento una tristeza enorme al tener que dejar la ciudad. La excitación de saber que mañana conoceré una ciudad como Varsovia, ver el concierto del grupo inglés The Cult y encontrarme con Sabina, mi amiga polaca, no pueden luchar contra la precoz melancolía que supone recordar estos 3 días en la joya del báltico. Así que intento exprimir a tope el poco tiempo que me queda y salgo al muelle con ganas de vivir esos instantes. Sentado en una banco de piedra escucho una música. Es un vagabundo con una guitarra cantando una y otra vez la misma canción. Me acerco, me pide un cigarro y me pregunta de donde soy. Al conocer mi nacionalidad, obviamente, hablamos de fútbol, mejor dicho, él habla de fútbol, aun mejor dicho todavía, balbucea alguna palabra en inglés intentando hablar de fútbol. Le doy un cigarro, charlamos como los dos mejor podemos y me dedica la misma canción y por el estribillo yo imagino que se llamaba “victoria”. Me siento en otro banco de piedra, al lado de dos señoras polacas y disfruto como un enano de sus extrañas artes sinfónicas. En poco tiempo se va acercando mas gente y entre todos creamos un ambiente de lo mas divertido.
Unas horas mas tarde y una cuantas cervezas mas, paseando por el muelle descubro a otros músicos. Estos, encima del barco pirata, van tocando versiones con sus guitarras acústicas y creedme, fu un momento mágico porque el lugar y el momento también lo eran. Tras unas cuantas canciones y muchos aplausos decido que ya es hora de ir a dormir, aunque si no hubiese sido por mi grado de borrachera me hubiese quedado mas tiempo disfrutando del momento.
Gdansk es una ciudad estupenda, se ve muy rápido y muy fácil, pero ese ambiente no lo he conseguido encontrar en ningún otro punto de Polonia que he visitado, sin duda, el lugar que mas me ha gustado de mi viaje por esas tierras.
Varsovia, entre los símbolos y el Hard Rock Cafe.
Ha llegado el día de dejar Gdansk y tomar rumbo a Varsovia. Aunque tengo la sensación de haberme dejado algo, me siento bastante satisfecho porque la sensación que tengo es que Gdansk se vive y si me he dejado algo de ver no lo voy a echar de menos, su ambiente, sin duda, es lo mejor de todo. Además, el hecho de saber que esa noche voy a ir de concierto hace que la excitación por llegar rápido a la capital esté por las nubes.
Tomo el tren de segunda clase, son compartimentos de 6 personas y me preparo para 6 horas de tren. Hace muchas paradas en infinidad de pueblos, a veces las paradas son excesivamente largas. Veo por el cristal que están reformando muchos tramos de vías, así como acicalando su entorno, supongo que será por la próxima Eurocopa que se va a realizar conjuntamente con Ucrania… ¿una excusa para volver al país? Posiblemente si, sin duda.
Llego pues a la gigantesca Varsovia y me recibe uno de los puntos fuertes de mi viaje, el palacio de la cultura de la ciudad. Un autentico símbolo del comunismo, grande, recargado del que no te cansas al mirarlo, el que ahora quieren tirar abajo pugna con los carteles del Hard Rock cafe y los centros comerciales futuristas.
Es un espectáculo increíble ver semejante edificio plantado en medio de una plaza gigante, con ramificaciones de avenidas también enormes, Emilii Platter, Al, jerozolimskie, Marszalkowska…gigantescos paseos muy diferentes a la pequeña y recogida Gdansk.
Con decisión empiezo a andar hasta la nowe miasto que es donde tengo mi hotel y voy disfrutando de las maravillosas vistas que la ciudad me depara y haciendo un plan mental de las cosas que me apetecen ver, aunque el día de hoy lo tengo ya mas que completo, he quedado con mi amiga sabina y tengo que ir al club Stodola, en pole mokotowskie para ver a The Cult en un festival llamado Open Mind. El hotel es el Ibis Stare Miasto ( Ul, General We. Andersa ) , con una relación calidad precio extraordinaria. Pensaba que ib a llevarme una decepción pero todo lo contrario, muy recomendable a 40 euros la noche en habitación doble.
Quedo pues con Sabina, una guapa polaca que me enseña la ciudad vieja, me lleva al mejor lugar para comer Pirioggi de toda Varsovia, según ella, y recorremos tras la comida, krakowskie przedmiescie y nowy Swiat, dos de las arterias principales de Varsovia, que se unen para crear un boulevard lleno de vida, de tiendas, de cafeterías antiguas y de bonitos edificios con monumentos o la visión del palacio real, invadido en sus puertas aquellos días por personas que reclamaban los derechos para las personas muertas en el accidente que dejó huérfana a la política polaca y que no habían recibido aun compensaciones ni reconocimientos. Unos días después, vi en la televisión polaca como la policia, en algunos casos con violencia, los echaban de la puerta del palacio presidencial en el que estaban protestando.
Antes de eso, callejeamos por la ciudad vieja, la barbacana de Varsovia, el castillo real y sus coloridas casas, algunas de ellas con un aire antiguo y falta de restauración que a mi personalmente me parece encantador.
Había comprado mi billete de 3 días que sirve tanto para tranvías, autobuses o metro. El metro de Varsovia solo tiene una línea, pero para los trayectos que tenía pensados en mi plan era perfecto, ya que te olvidas de trasbordos y perderte entre colores y líneas. El bono de 3 días puedes comprarlo en cualquier kiosko y no costaba mucho, no recuerdo el precio exacto, pero para lo que ofrece y sus posibilidades, era un chollo.
Visitamos los jardines Saski, el monumento al soldado desconocido y alucino con la mega construcción de la opera nacional de Varsovia, un edificio también muy cargado que te hace recordar la historia mas cercana de la ciudad y sus conexiones con la Unión Soviética.
Tomamos después el metro a la sala, a recoger los tickets comprados por Internet y compruebo que en Polonia la seguridad está por encima de todo. Unas buenas decenas de seguratas custodian el recinto, una sala cerrada, enorme con varios locales unidos y que ya desde muy pronto presenta un gran ambiente. Yo me vuelvo al hotel, porque realmente solo me interesan los cabezas de cartel y ahí, como en casi todo el país pecan de algo que me ha tenido estupefacto, el aire acondicionado brilla por su ausencia, y ya sabéis lo que es un concierto de rock de tantas horas, o quizás no, yo si, sin aire y con miles de tipos con pelos largos por ahí, el olor a chotuno siempre es la nota importante del acontecimiento. Así que con una cama blandita, una buena ducha para mi solo y el canal internacional español en la televisión, opto por volver a la habitación hasta el momento de que empiece el grupo que quiero ver. Me despido de Sabina, mi guía durante todo ese día y espero ansioso que sean las 10 de la noche.
The Cult estuvieron algo flojos, quizás al final del concierto dieron mas de sí, pero bueno, ya los había visto y aunque disfruto con el show, la curiosidad me mata y doy unas vueltas por el recinto tomando nota de el ambiente polaco en un concierto de estas características. Evidentemente acompañado por unas cervezas de medio litro, que aun siendo una sala, su precio no excede de 3 euros, que vayan tomando nota en nuestro país, donde beber en los conciertos es mas caro que llenar el tanque de gasolina a un Hummer.
Termina pues el concierto y para que nos vamos a engañar, camino algo borracho buscando el metro de vuelta, muy eficaz, rápido y limpio.
Me despierto sin resaca. Es algo que he comprobado a mi vuelta, la cerveza en Polonia no te llena tanto y no te deja tan resacoso, amigos, aquí nos están tomando el pelo. La primera cerveza que me he tomado en España en un sitio un poco especial me sentó como un navajazo en el corazón, ni tan rica, ni tan barata, ya echo de menos Polonia.
Así que, dándole gracias a dios de no tener resaca lo primero que hago es ponerme las pilas para llegar pronto al monumento del levantamiento de Varsovia, en la nowe miasto camino del viejo
El día hoy fue largo, muy largo, con una interesante caminata por el antiguo ghetto judío del que ya no queda mas que una sinagoga y algunos restos de el muro. Además, visité la cárcel de pawiak y algunos que otros monumentos, pero comencemos por el principio, como dios manda.
De nuevo visito la ciudad vieja, el monumento del levantamiento me parece extraordinario, si, con ese toque comunisti de las esculturas mas realistas. El castillo real, las callecitas coloreadas, fotografío una y otra vez esas bellas esquinas y es que Polonia es un paraíso para los fotógrafos, no hay duda de ello.
Visito la iglesia de la santa cruz y confirmo lo que día tras día me tenía en ascuas, si son realmente tan beatos los polacos como dicen. Lo son, lo confirmo, jamás había visto unas colas tan grandes para confesarse. O son muy religiosos o cometen muchos pecados a lo largo del día, porque buscando el corazón de Chopin, escondido en una de las columnas de la iglesia, me topo con una fila esperando que el cura de turno o de guardia les de la bendición y el perdón.
Bajo por Al, Jerozolimskie, arteria principal de la ciudad, gozando con la visión del centro y de nuevo alucinando con el palacio de la cultura, es algo soberbio. Músicos, puestos callejeros, puestos en los que venden de todo. A mi me da por comer un trozo de pizza y mientras lo voy acabando me topo con el músico mas maravilloso que mis ojos han visto nunca, un tipo tocando con dos palos una silla en medio de la calle. Si pensáis que el tío lo hacía bien, que era un virtuoso, estáis muy equivocados, de allí no salían mas que los ruidos que pueden hacer dos palos pegados contra una silla, pero el tío lo hacía con ganas y cariño y ahí seguía, bajo un sol de justicia dale que te pego al “instrumento”.
Caminando llego hasta la sinagoga nozyk, en la calle Twarda, comienzo del ghetto judío. Me doy cuenta que lo único que queda son los edificios baratos de la época socialista. Me encuentro parte del muro, dos trozos pequeños adornados con flores y velas, algo muy común ya en mis visitas a lugares de interés.
Deseoso de encontrar la cárcel de pawiak acelero el ritmo porque además de que tengo hambre, hace mucho calor. La cárcel está en la calle Dzielna, pero tened cuidado, esa calle es larguísima y os podéis confundir. Está al comienzo de la calle, en la parte mas cercana a la avenida del general Andersa.
La visión de su pequeño museo es estremecedor. Miles de documentos con el membrete nazi, fotos de caídos en la prisión, brazaletes judíos, trajes de rayas y objetos personales de los presos. No se puede hacer fotos, pero uno con gran maestría hace unas cuantas, esto no puede quedar así. Me meto donde las celdas, con mas documentos, un traje de un guardia de la época, un traje de un SS funcionario de prisiones y las propias celdas en si, que te dan a entender lo que pasaron los pobres ahí dentro en su día. Fuera del recinto tenemos un árbol, la réplica de un árbol, con la réplica de las chapas que los familiares colocaban ahí a modo de homenaje. Una alambrada que quedó en pie, ya que la prisión casi en su totalidad fue tirada abajo y unas placas conmemorativas a los fallecidos en aquel agujero de injusticia.
Siguiente paso la umschlagplatz. Otro monumento a los judíos llevados a los campos de concentración. Este es el lugar exacto donde embarcaban a las personas que luego acababan en Treblinka. Un monumento que de pararte a pensar te hace incluso daño mirar. Unos cuantos nombres de personas que fueron llevadas a las cámaras de gas, unas cuantas velas y flores a sus pies y la visión del edificio donde estaban las oficinas.
Después de tanto andar, lo único que necesito es por este orden, una ducha, una piwo y unos pieroggi. La ducha la consigo, la piwo la consigo y los pieroggi, Ay! Los pieroggi los devoro!. Vuelvo a Zapiecek, el restaurante de ayer, pido un plato de mixtos y por algo mas de 10 euros me como un plato con 11 enormes pieroggi, medio litro de cerveza y un café riquísimos, en la calle Dluga, al lado de la barbacana. Un placer para el paladar. La zona, el sitio, la comida y las camareras hacen que me sienta increíblemente bien.
Salgo de allí lleno, satisfecho y feliz y justo enfrente tengo la barbacana, con pintores, vendedores y una chica cantando como los ángeles, tirada en el suelo, canciones en polaco. Me siento, me fumo un cigarro, escucho 5 o 6 canciones y decido ir a la ciudadela, bordeando el Wisla.
Pronto me doy cuenta que la misión es casi imposible. La lejanía, el que va cayendo la noche y la imposibilidad de cruzar por un lugar que el plano me indicaba peatonal me hacen desistir y vuelvo al hotel, no sin antes sorprenderme con un montón de policías. Y es que duermo al lado de un campo de fútbol. Mas y mas policías, gritos y gritos en las gradas. Le pregunto a un policía que si es el campo del Legia de Varsovia, y me responde negativamente, es el campo del Polonia de Varsovia. Por un momento la curiosidad me hace pensar en comprar un ticket, pero el sentido común aquí si ha trabajado al 100% y lo dejo pasar. En la habitación del hotel pongo la televisión y veo que ha comenzado el partido. Polonia de Varsovia contra el legia de Varsovia, toma ya!. Durante un instante creo ver a José María Baquero como entrenador de uno de los dos equipos. Bajo al bar del hotel, pido la correspondiente piwo y pregunto al camarero si es partido oficial de liga, como respuesta recibo un “superderbi!” y me confirma que Baquero es el entrenador del Polonia.
Hoy hay muchos españoles en el hotel, prefiero guardarme los comentarios que tengo escritos en los papeles.
Sigo viendo el partido y charlando con los dos camareros. Hablamos de fútbol, obviamente y de lo grandes que son ahí las cervezas. Por cierto, el Polonia ganó 3-0.
Me voy a la cama bastante tocadito por las piwo a esperar un nuevo día, mañana toca Cracovia, aunque antes de coger el tren me paso por el museo del ejercito polaco a ver la chatarra que tienen fuera de él, ya que no me da tiempo a entrar dentro del recinto.
El resumen es que Varsovia no es fea, es lo que pasa con los hombres polacos, no son feos, pero ante tanta belleza femenina, los pobres se quedan en ná. Pues con Varsovia lo mismo, Gdansk es tan bella y Cracovia es tan especial y encantadora, que la pobre Varsovia se queda en una gran urbe con muchos sitios que descubrir si tienes ganas de hacerlo.
Cracovia. Viviendo bajo la lluvia.
Aquí comienza la tercera parte de mi viaje, posiblemente la mas intensa de todas, la parte de mi viaje mas cargada de emociones y sentimientos cruzados. Por una parte me encuentro con una ciudad llena de encanto, pero destartalada, gris por los tres días de lluvia pero llena de ambiente de bares y licorerías abiertas hasta bien entrada la noche.
Cracovia es una ciudad que no te deja indiferente, porque sentirse indiferente en esta ciudad es la peor de las injusticias.
Salgo en un rato de la estación de Varsovia, estación centralna. La noche anterior me había pasado con la cerveza y tenía por delante otro de esos largos viajes que vives cuando decides ir en tren por Polonia.
Hay un tren que sale a la una que cuesta tres veces menos que el que en un principio iba a tomar. Hablando con la mujer de la taquilla no consigo entender cual es la diferencia, pienso que hay gato encerrado, pero el sentido común me falló, digo yo que quizás por la leve resaca que aun llevo. Espero pues la llegada del tren y nada mas ver entrar los vagones por el andén me doy cuenta cual es la diferencia. Unos vagones cargados de personas, de trastos por los pasillos, con un calor sofocante, sin asientos, llenos de mochileros que van a hacer el trayecto de una manera mas barata. Durante lo que me cuesta pasar de la entrada del vagón hasta el final de este pienso que me he equivocado y que así va a ser difícil pasar las 3 horas que tarda el tren en llegar a Cracovia, así que pido permiso a unas españolas que tenía delante y decido bajar, pagar el otro billete y tomar el siguiente tren que sale tres cuartos de hora mas tarde. Bien, he perdido diez euros, pero aunque llevo una mochila en la espalda no tengo porque sufrir aquello.
El siguiente tren es igual al que tomé al venir a la capital, es otro cantar, aunque el compartimento que me toca no tiene aire acondicionado, o quizás estuviera estropeado y a esas horas el sol pega bien fuerte por las ventanillas.
Como es normal, durante el trayecto el tren para varías veces, así que aprovecho para salir y fumar un cigarro, siempre al lado de los revisores, por supuesto. Era gracioso porque cuando se oía el pitido del tren todos subíamos escopeteados de nuevo al vagón.
Una vez en Cracovia me cuesta encontrar el camino al albergue y mira que es fácil, pero estoy totalmente descentrado. La avenida de Westerplatte es una de las calles principales del centro de la ciudad, pero el hecho de que empalme en ese mismo punto con otra avenida y la manía de los polacos en hacer pasillos subterráneos por muchas de sus calles para cruzarlas me hace estar un buen tiempo buscando la calle adecuada. Una vez que la encuentro todo va rodado y llego al albergue. Está en el Kazimierz, cerca de la calle Miodowa, que con el tiempo será mi calle favorita de la ciudad. El albergue se llama Good Bye Lenin, con un intento, a veces un poco cutre de crear un ambiente de época comunista, pero lo importante es que está limpio, es grande, con bar y una terraza en la que tomar una cerveza nocturna o desayunar escuchando el tren pasar a unos pocos metros de allí.
En la habitación, mixta, me encuentro con seis irlandesas que están viajando por Europa, que no se cortan un pelo en medio desnudarse delante de un extraño y que van dejando las bragas tiradas por el suelo. Tras la ducha, nos presentamos, hacemos bromas sobre nuestros idiomas y obviamente les invito a tomar unas cervezas en la terraza. Me invitan a ir a un pub cercano, pero estoy tan cansado que desisto y me quedo tomando piwo en la terraza, mezclado por una cantidad enorme de franceses e ingleses que invaden el hostel.
De nuevo me despierto pronto, las irlandesas ya están en pie y veo que se van en taxi a tomar un tren para Viena, salvo Sara que tiene que volver a su país y ahí que nos quedamos los dos charlando de cosas sin mucha importancia, aunque el rato es muy ameno.
Hoy he decidido que voy a visitar el barrio judío, pasar hasta podgorze y volver por el puente por donde pasaban los deportados al ghetto. La excursión puede que sea la que mas me motiva desde que estoy en Polonia y no me defrauda, desde la plaza Bohaterow, donde está el homenaje a los deportados, con las sillas alineadas marcando direcciones concretas, hasta la fábrica de schlinder o el fragmento de muro que aun queda. La plaza Bohaterow era el punto exacto donde salían los judíos a campos de concentración como el de Belzec o Plazow. En esa misma plaza se ejecutaron a muchos de ellos en plena calle, a la vista de todos y algunas sillas de la plaza indican esos lugares. Uno de los callejones mas famosos aun conserva impactos de bala. Me enfrento al callejón y entro, no es ni un callejón casi. Al dar el primer paso dentro empiezo a escuchar unos gritos desde una casa, no son a mi, eso está claro. Son unos gritos desgarradores de alguien y mi permanencia en el callejón se hace mas agobiante. Miro, fotografío los impactos de bala, quedo allí durante un rato pensando la trascendencia de seméjate lugar y cuando ya empieza a convertirse en algo duro salgo de allí escopeteado porque entre los gritos y el mal rato la situación empieza a ser escalofriante.
La apteka pod orlem, es una farmacia museo, que estaba cerrada el día que fui yo, que se puede visitar. En aquellos días miles de judíos fueron ayudados por los regentes de este lugar y una placa conmemorativa lo indica en su fachada. Fue una pena que estuviera cerrada, así como la fábrica de Oskar Schlinder, no sé si es que el día 15 de agosto también se celebra en Polonia, el hecho es que casualidad o no, me quedé con las ganas de ver dos puntos importantes en mi viaje.
No me queda otra opción pues que visitar el trozo de muro que aun queda en pie. El muro está perdido por callejuelas (Ul, Lwowska 25-29), entre edificios antiguos bastante dejados, con falta de reforma, pero que a mi se me antojan maravillosos, porque aunque se piense que no queda nada del ghetto judío, su propia esencia está en esas mismas calles. No hay que buscar símbolos, ni trozos de muros, el ghetto en su totalidad se expone ante nuestros ojos y no hay que imaginar mucho para que te vengan a la mente supuestas escenas de lo que allí mismo, ante tus ojos, debajo de tus pies pasó.
El poco muro que queda es imponente, su forma fue claramente una amenaza para los propios judíos, con su parte superior imitando a las lápidas de sus antepasados, con una clara intención en tal ejecución. Por la mañana había estado en el cementerio nuevo judío, que de nuevo no tiene nada y obviamente entiendes el significado. En ese cementerio puedes toparte de morros con muros hechos a base de las propias lápidas. Los nazis obligaban a los judíos a exhumar a sus muertos y con las placas hacer una calzada y unos muros. El cementerio está muy dejado y no deja de ser un cementerio, pero las malas yerbas se lo están comiendo todo, aun así, si estáis por allí os podéis acercar.
Caminando por Podgorze me topo con la iglesia mas bonita que he visto en Polonia, Kosziol Jozefa, está en la plaza Podgorski, una impresionante construcción de ladrillo rojo, con dos torres menores que una inmensa de color verde que al ser Domingo está llena, pero llena de feligreses.
Cruzo el famoso puente que viene de la avenida de Krakowska, del centro del Kazimierz, un puente que podéis ver en la lista de Schlinder y que era por el que cruzaban los deportados. Un puente de hierro, antiguo, como los que a mi me gustan, por donde cruza el tranvía de una punta a la otra. Otro punto histórico de la ciudad. Ya que estoy allí me acerco a la calle Jozefa 12, donde Spielberg grabó una de las escenas mas famosas de la película. No sé si recordáis aquella imagen cuando los nazis entran en el ghetto para llevar a los judíos al campo y un niño pequeño avisa a los soldados de que nadie hay en el edificio. Realmente no fue el lugar exacto, porque no está en el ghetto, pero es lo de menos, es un patio interior, ahora lleno de mesas y bares para comer y que al entrar hace que sueltes una pequeña sonrisa, porque te suena mucho de haberlo visto en infinidad de veces. Saliendo por la parte contraría te topas con el mercado donde cientos de puestos se juntan entre ellos para vender sobre todo ropa. Como ya es hora de comer me voy a la calle Miodowa, calle llena de restaurantes y decido entrar en uno donde sirven pieroggi. Todos a mi alrededor son polacos, de hecho, lo normal ahí es sentarse en la mesa con desconocidos si no hay mas sitios en otras. Así que unas buenas señoras me piden permiso y se sientan a comer en mi mesa junto a mi. No es caro comer, y las raciones son suficientes, algo mas que suficientes.
De allí, a un paso, tenemos el castillo Wawel, una mega construcción que utilizaron los nazis mientras estuvieron en Cracovia. No voy a contar nada de él, es tan grande, tan inmenso, podría llevar tanto tiempo…
Es sin duda una parte fundamental de la ciudad y las vistas tanto interiores como exteriores son preciosas, pero tengo la mala suerte de que empieza a llover y me coge en medio de la tormenta sin saber donde ir ni que tranvía tomar, así que como tenía el propaganda tan cerca decido hacer una visita (Miodowa 20). El interior está cargadísimo con objetos del antiguo régimen. Tocadiscos, cuadros, placas, cámaras, radios, etc. Por la tarde lo regenta una cincuentona y su clientela no es la que esperaba encontrar, pensaba que iba a estar lleno de gente joven y extranjera, pero nada mas lejos de la realidad, parece viendo a los clientes que sea un bar de barrio mas. Entre tanto “trasto” y con un ambiente excelente, sonando de fondo blues polaco, rock setentero y algún clásico de los ochenta me siento a disfrutar de mi piwo, cerca de una ventana viendo como llueve y escribiendo mi diario, a veces creo que soy un intelectual del tres al cuarto viendo las escenas que yo mismo me preparo en el bar…ni de coña!.
Una vez en el albergue me doy cuenta que estoy perdiendo el tiempo, que la lluvia no puede fastidiar mis planes, así que en el túnel de la estación de trenes, esquivando a un grupo de punkies me compró un paraguas de 3€. También compro papel de liar, ya que fumo tabaco de ese tipo y me pregunto que es lo que me voy a encontrar, efectivamente no es el mejor papel del mundo, pero hace sus funciones, al menos con el primer cigarro, el segundo, ejem…prefiero gastar el poco que me queda que me llevé de España.
Me voy al barrio viejo, y con la lluvia no se admira bien el esplendor de la plaza. Digo lo mismo que con el castillo Wawel, hay tantas cosas por relatar y contar, tantos detalles que dejo al viajero que lo descubra por él mismo. Como nota apuntaré que durante mi estancia en Cracovia no me había cruzado con ningún español, cosa que no ocurre dentro del mercado donde los puestos están totalmente copados por cientos de españoles, imagino que va en nuestra naturaleza.
Quizás mis interés en la ciudad sean totalmente diferentes a los turistas que vienen de mi país, porque no es esta la zona que mas me ha gustado, ni creo que es la mas interesante de Cracovia, pero bueno, cada uno fabrica su viaje según sus gustos.
La plaza está llena de lugares donde poder comer algo. Esos bares a su vez están lleno de camareras preciosas y pienso que debo entrar en uno donde las camareras sean así, pero como todos tienen camareras preciosas no me decido por ninguno, aunque me hubiese gustado entrar en todos. Pasaba de largo uno y el siguiente aun tenía una carta mejor, bueno, no me fijaba precisamente en la carta.
De vuelta por Miodowa entro al habana, un bar con música latina, pero sin llegar a ser un bar de baile. Está ambientado como si del caribe se tratara, pero con una camarera polaca, claro. Me tomo la cerveza de rigor y vuelvo hacía el albergue, no sin antes parar en el BoraBora a tomar una hamburguesa.
Si alguna vez vais a Polonia y en especial a Cracovia, veréis miles de licorerías por sus calles.
En el albergue me encuentro dos parejas de catalanes que estaba haciendo el InterRail. Enseguida hacemos migas y decidimos salir a tomar algo juntos, les recomiendo el propaganda, por supuesto. Allí, alucinados por el precio de la ronda que nos tomamos, muy barata, charlamos sobre nuestros viajes, durante poco tiempo, porque se nos junta un suizo, joven él, para deleitarnos con sus artes en los idiomas.
Aun así nos vamos pronto a dormir, aunque si os soy sincero, yo no tenía muchas ganas, el hecho de no tener en la habitación a las irlandesas y tener como nuevos compañeros a un grupo de portugueses, secos como la pechuga de pollo mal hecha, un poco guarretes y desordenados, me da algo de mal rollo.
Próximo paso Auschwitz-birkenau.
auschwitz-birkenau, últimas horas en Polonia.
Por fin me pude ir a dormir. El bar del Good Bye Lenin está lleno de chavales muy jóvenes intentando ligar y montando un follón considerable. Durante un buen rato me quedo observando a la chavalería mientras bebo mis cervezas para coger mejor el sueño. Me despido de las parejas de catalanes esperando volver a vernos en Auschwitz o quizás la tarde siguiente en el bar, aunque aquello no ocurrió y bueno, siempre me quedaré con la duda de saber si les gustó o no Auschwitz.
Me levanto con una extraña mezcla, nervioso pero a la vez feliz. Hoy voy a cumplir uno de mis sueños, que no es ni mas ni menos que visitar los campos de concentración y exterminio, lo sé, un extraño sueño, pero me encanta saber sobre aquella época de la historia contemporánea. Voy a la estación de autobuses, saco mi billete a Oświęcim, pueblo donde están los campos. Espero al autobús y ante mi sorpresa veo que no es muy grande, mas bien es un minibus, mejor dicho, es una furgoneta grande con asientos, asi que ahí van dos consejos: 1- No os alejéis mucho de donde aparca, porque los turistas subimos rápido a coger plaza y 2 – llevad agua, si puede ser fresca porque como dije en capítulos anteriores, el aire acondicionado no se estila mucho por Polonia y el viajecito con tanto calor fue un poco sofocante.
Una hora y cuarto mas o menos de viaje entre bellos paisajes. Luego, cuando fui a tomar el tren rápido al aeropuerto de Cracovia, pude comprobar que el tren Oświęcim era bastante mas moderno de lo que había leído por foros y blogs, así que antes de nada, pensad en la opción del tren.
He llegado a la puerta del campo uno, siento muchos nervios y ansiedad por empezar a conocer el terreno. Hay muchísimos turistas, muchos. Hasta las tres de la tarde es obligatorio entrar con guía, pero yo tengo muy claro que no quiero hacerlo así, por eso tomé la decisión de ir primero a Birkenau cogiendo el autobús gratuito que hay en el mismo aparcamiento del campo I.
Me gustaría aclarar que el minibus te deja a unos 200 metros de la entrada y que la vuelta se toma ahí también.
Una vez en el autobús lanzadera al campo II veo a lo lejos la entrada, por donde entraban los trenes de la muerte. Mis sensaciones en ese momento son muy intensan y nada mas bajar, lo que hago es ir al comienzo de la vía, que no al final, a sacar unas fotos de la entrada.
El campo es enorme, jamás hubiera imaginado que lo era tanto. Una extensa planicie llena de chimeneas de barracones desmantelados. La vía que lo cruza, la vía donde bajaban los judíos que iban a las cámaras de gas las recorro por encima, deteniéndome de vez en cuando a coger unas piedras como recuerdo.
Aquí voy a hacer como he hecho en otros momentos de mi relato. Son muchas, muchas las cosas que puedo relatar sobre los campos. Voy a hacer un pequeño resumen porque esto lo tiene que vivir uno mismo, uno que realmente quiera vivirlo. Empezaré diciendo que la visita especial para mi fue el campo II. Fotos donde se ve el mismo lugar que estas pisando pero lleno de personas, las placas conmemorativas en homenaje a los fallecidos que te vas encontrando por todo el campo, los árboles en la parte este mas alejada, donde fusilaban a muchos de ellos por no llegar a un número limitado para llenar las cámaras o todo lo contrario, porque no daban abasto con tantos como llegaban, los agujeros donde depositaban esos cuerpos para quemarlos al aire libre…, son demasiadas cosas duras para contarlas en un relato que intenta hacer pasar un buen momento leyéndolo. Así pues, lo dejo a la elección del lector, buscar mas información si lo desea.
Durante cuatro horas recorro a buen paso el campo II. El cielo se está poniendo negro y ya empiezo a conocer el clima por estos Lares. Tomo el autobús lanzadera al campo I y compro unas guías, por no mas de un euro y un libro sobre Menguele que me leí enseguida viniendo en avión a España.
El campo I no me impresiona tanto. He de decir que no pude ver el crematorio ya que la tormenta era muy fuerte, como pocas veces había visto yo una tormenta de verano. Aguardo en uno de los pabellones entre personas que iban con guía y unos holandeses que estaban grabando algo. Llevaban cámaras y equipo bastante sofisticado y entre ellos había dos tipos bien vestidos que eran grabados por las cámaras mientras contaban cosas ¡ A ver si he salido en algun documental ¡. Durante el poco rato que estuve en el I vi, por supuesto, las maletas expuestas, las gafas, etc. Tuve mi momento gracioso, que no es el lugar pero no lo pude evitar, al ver como la gente seguía a los guías en fila india, pegados a las cristaleras como polluelos que siguen a la madre mirando los objetos expuestos sin parar de caminar. Creo, que esta visita debe hacerse de otra manera, pero cada uno elije lo que mas le puede gustar.
Aunque me queda la espinita del horno del campo I, me siento satisfecho por poder visitar el muro donde se fusilaban a muchos, las horcas y poder ver in situ las alambradas con carteles que sugerían un alto, de muy suave manera con una calavera pintada en el cartel.
Después de estar tres cuartos de hora metido en el pabellón con los holandeses grabando y viendo a la gente mojarse por la calle, decido que tengo que salir de allí y buscar la mejor manera de volver a Cracovia. Así que me lanzo a la entrada principal, con la bolsa llena de piedras y libros con las guías, corriendo como un poseso y al final consigo, haciendo una parada de media hora, llegar a la parada del minibus a la ciudad, con la gran suerte de ver el minibus a punto de partir.
El resumen que saco de los campos es que quizás uno está sugestionado por las vitrinas que exponen ropas y demás objetos de las pobres personas que allí murieron, pero yo pienso que es bastante mas explicito pasear a tu aire por aquellos lugares donde realmente sientes algo especial. Aquel momento en el bosque, pensando en lo terrible de aquellos días fueron para mi lo que mas me impresionó de la visita a los campos, pero me di cuenta que pocas personas se animan a llegar hasta allí y lo entiendo. Si primero se visita el campo I, viendo la extensión de Birkenau, pocas ganas te quedan de llegar hasta allí andando, pero creo que el esfuerzo merece la pena.
La vuelta a Cracovia es bastante mas “divertida” que la ida. Caían auténticos mares de agua y ríos cruzaban por la carretera. Yo estaba situado delante del todo, en un asiento individual, al lado del conductor y en serio, poco se veía por el cristal. Nuestro chófer, un tipo valiente fan de Queen, conducía con una sola mano en muchos tramos, hablaba con el móvil o cambiaba con mucho arte el Cd que llevaba puesto, estirándose para abrir la guantera, cambiándolo de caja al reproductor y subiendo el volumen, todo esto agarrando el volante con una mano mientras poco se veía por los cristales de la furgoneta. No es que temiera por mi vida, lo que yo sentía realmente era frustración porque tras quitar un cd de Queen, puso otro del mismo grupos y la verdad, una hora y mucho escuchando a Queen, para mi es un sacrificio enorme, mas que asustarme en las curvas viendo como habla por el teléfono y conduce solo con una mano mientras veo ríos pasar por la calzada.
Una vez ya en la ciudad, suelto aire, me tranquilizo y me voy rápido a ducharme y cambiarme porque voy mojadito de arriba abajo, calado totalmente porque la tormenta que dejamos en Oświęcim la volví a coger en Cracovia.
Aquel día cené como los ángeles y me bebí hasta las copas de los pinos dando gracias a dios por estar vivo tras esa vuelta en el minibus.
Último día en Polonia.
Siento mucha pena al levantarme y darme cuenta que esta aventura se acaba. La aventura ha sido magnifica, durante nueve días he conocido lugares preciosos, sitios que me han conmovido, personas magnificas. He bebido y he comido por poco dinero y lo que mas me mata es volver de nuevo a la rutina. He viajado por otros países, y jamás había tenido la sensación de unión como con esta tierra. Tiene sus defectos, pero muchísimas mas virtudes como para volver un día. La humildad de sus gentes, la educación y su preparación para comunicarse con los extranjeros me ha agradado. Incluso para pedir dinero por la calle he notado una educación especial.
Cuando caminaba por las callejuelas de la zona mas turística me topé con una señora de no menos de ochenta años, de rodillas en el suelo, temblándole las manos, pidiendo algo. Envuelta en un pañuelo y encima de un cartón. Yo tenía un montón de zlotys sueltos que no quería llevar conmigo y mas que en un acto de amabilidad o filantropía y si en una acción de quitarme peso de encima solté un buen puñado de monedas al lado de ella. Su reacción, como el que le da unos juguetes a un niño, me llegó al alma. No quiero hacer de esto mi beatificación y doy por hecho que te lo puedes encontrar en cualquier esquina de cualquier ciudad del mundo, pero fue la gota que colmó el vaso sobre lo que pienso de la gente polaca.
Por esas mismas callejuelas aprovecho antes de ir al aeropuerto para comer, para tomar un café. Hay muchos de ellos, muy bonitos en su interior, pero me quedó principalmente con el cafe Goledia, en la calle del mismo nombre. Un lugar sofisticado, con un ambiente muy acogedor y un café muy bien preparado por una camarera, que además de guapa, me atiende excepcionalmente.
También me gustaría comentar, por si hay algun seguidor de estas cosas, que el museo de la gestapo estaba en obras, desde el día tres de agosto, así que me volví a perder algo que tenía en mente, pero bueno, como siempre puedes sacar algo positivo, durante la caminata que me dí, pude fotografíar un trabant.
Y aquí termina mi experiencia por esta ciudad, por delante tengo el viaje al aeropuerto y un vuelo de tres horas a Reus, donde tengo que hacer noche.
Todavía me quedaba alguna anécdota que vivir, como ser registrado por un militar en el aeropuerto. No me pitó el arco de seguridad, a muchos de otras personas si. No me hicieron abrir mi mochila cuando pasó por el arco de las pertenencias, a otras personas si, pero, si tu trabajo es registrar, a quién registras? Es obvio, al chico tatuado con camiseta de festival de rock y bermudas vaqueras, es así, es un axioma universal. Riéndome busco un banco donde sentarme y seguir leyendo el libro comprado en Auschwitz esperando el vuelo, un vuelo, dicho sea de paso que me pareció un autentico cachondeo. Ryanair lo es, es una jarana. Desde el piloto dándonos la bienvenida con un tono bastante jocoso, como si fuéramos a algún alter o el auxiliar de vuelo bailando en la parte de atrás con la azafata. Hinqué mis codos en las rodillas, baje levemente la cabeza cuando el avión despegaba, recé lo poco que sé y desee llegar lo mas pronto posible a España.
Y este es todo mi relato. Me he dejado muchas cosas, seguro, porque lo iba escribiendo a ratos. Muchas de las experiencias se han quedado únicamente para mi, solo para mi.
Polonia es un gran país, te das cuenta cuando pagas mas de tres euros en una terraza de verano en mi ciudad
Txemari- Mensajes : 39571
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Gran crónica
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Tengo yo una cuenta pendiente con Polonia. Hace cosa de dos años fui a Cracovia con unos colegas y el tema degeneró en una semana de desenfreno, funerales de presidentes muertos, volcanes, caos aereo y una vuelta a Irlanda digna de Phileas Fogg.
Como aventura fue antológica, pero poco disfutable.
Como aventura fue antológica, pero poco disfutable.
o'tuerto- Mensajes : 24261
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Por otro lado, me interesaría saber de ciudades para visitas relampago, de fin de semana. A ser posible fuera de topicos tipo Londres y cosas por el estilo.
Otra cosa, para los conocedores de Inglaterra, el Lake District no queda lejos de Manchester, verdad?
Otra cosa, para los conocedores de Inglaterra, el Lake District no queda lejos de Manchester, verdad?
o'tuerto- Mensajes : 24261
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Palermo
Resulta extrañamente fascinante que una ciudad pueda ser dolorosamente bella y orgullosamente fea a la vez.
Palermo, lugar de casas caídas, de fachadas roídas, de coches en las aceras, policía inexistente, y putas en cada esquina.
Palermo de viejas iglesias en oscuros edificios, gatos, gatos, y más gatos. Santos en viejas hornacinas, anarquía en el tráfico, ruidosos mercados callejeros.
Palermo de edificios señoriales, da la espalda a un mar que parece inexistente, inerte excepto en zonas puntuales.
Ciudad terriblemente sincera. Palermo te habla directamente y te cuenta sus viejos secretos. Más valdría no descubrir muchos de ellos.
Resulta extrañamente fascinante que una ciudad pueda ser dolorosamente bella y orgullosamente fea a la vez.
Palermo, lugar de casas caídas, de fachadas roídas, de coches en las aceras, policía inexistente, y putas en cada esquina.
Palermo de viejas iglesias en oscuros edificios, gatos, gatos, y más gatos. Santos en viejas hornacinas, anarquía en el tráfico, ruidosos mercados callejeros.
Palermo de edificios señoriales, da la espalda a un mar que parece inexistente, inerte excepto en zonas puntuales.
Ciudad terriblemente sincera. Palermo te habla directamente y te cuenta sus viejos secretos. Más valdría no descubrir muchos de ellos.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Palermo debe molar mucho.
Txemari- Mensajes : 39571
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Está bastante bien, aunque igual me esperaba un poquitín más... de todas formas, sí, mola. Ya contaré más cosas de Palermo en este u otros topics...ĆeMaRiĆ escribió:Palermo debe molar mucho.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Zascandil- Mensajes : 22169
Fecha de inscripción : 13/01/2011
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Zascandil escribió:Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Por mucho que a Joseba le parezca nombre de puticlub, yo visitaría San Severo
http://enigmasymitos.blogspot.com.es/2010/01/el-secreto-del-principe-de-sansevero.html
Dani- Mensajes : 44198
Fecha de inscripción : 13/08/2010
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
elDani escribió:Zascandil escribió:Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Por mucho que a Joseba le parezca nombre de puticlub, yo visitaría San Severo
http://enigmasymitos.blogspot.com.es/2010/01/el-secreto-del-principe-de-sansevero.html
¡Hey, muchas gracias! Apuntado a la lista de cosas por ver esa visita a Sansevero. Además, por lo que he leído en el enlace que has enviado, fue Templo simbólico de la Masonería. Muy interesante.
Zascandil- Mensajes : 22169
Fecha de inscripción : 13/01/2011
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
De nada. La verdad es que el sitio parece acojonante.Zascandil escribió:elDani escribió:Zascandil escribió:Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Por mucho que a Joseba le parezca nombre de puticlub, yo visitaría San Severo
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¡Hey, muchas gracias! Apuntado a la lista de cosas por ver esa visita a Sansevero. Además, por lo que he leído en el enlace que has enviado, fue Templo simbólico de la Masonería. Muy interesante.
Dani- Mensajes : 44198
Fecha de inscripción : 13/08/2010
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
elDani escribió:De nada. La verdad es que el sitio parece acojonante.Zascandil escribió:elDani escribió:Zascandil escribió:Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Por mucho que a Joseba le parezca nombre de puticlub, yo visitaría San Severo
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¡Hey, muchas gracias! Apuntado a la lista de cosas por ver esa visita a Sansevero. Además, por lo que he leído en el enlace que has enviado, fue Templo simbólico de la Masonería. Muy interesante.
¿parece? ¿no has estado?
Zascandil- Mensajes : 22169
Fecha de inscripción : 13/01/2011
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Zascandil escribió:elDani escribió:De nada. La verdad es que el sitio parece acojonante.Zascandil escribió:elDani escribió:Zascandil escribió:Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Por mucho que a Joseba le parezca nombre de puticlub, yo visitaría San Severo
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¡Hey, muchas gracias! Apuntado a la lista de cosas por ver esa visita a Sansevero. Además, por lo que he leído en el enlace que has enviado, fue Templo simbólico de la Masonería. Muy interesante.
¿parece? ¿no has estado?
Estás loco, el que entra en esa calle no sale con vida
Dani- Mensajes : 44198
Fecha de inscripción : 13/08/2010
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Napoles está ahora mismo en mi top tres de ciudades europeas a visitar tras Estambul y Berlin. Esa Capilla de San Severo promete mucho... ¿alguna web de lugares frikis de estos masónicos o herméticos?, gracias.elDani escribió:Zascandil escribió:Vamos de vacaciones a Nápoles y el hotel está en el barrio de Chaia. ¿Alguien sabe qué tal es ese barrio?
Después recorreremos la costa Amalfitana ¿Algún pueblito o lugar curioso recomendable de la zona?
¡Muchas gracias!
Por mucho que a Joseba le parezca nombre de puticlub, yo visitaría San Severo
http://enigmasymitos.blogspot.com.es/2010/01/el-secreto-del-principe-de-sansevero.html
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Pues debería animarse todo el mundo. El vuelo desde Madrid nos ha salido por sólo 120 euros.
A mí la camorra
A mí la camorra
Zascandil- Mensajes : 22169
Fecha de inscripción : 13/01/2011
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Bueno, rescato el topic por si alguien quiere añadir algo.
También para decir que mis experiencias sobre otra ciudad de obligada visita (Berlín) las estoy poniendo en el topic "Saludos desde Berlín".
También para decir que mis experiencias sobre otra ciudad de obligada visita (Berlín) las estoy poniendo en el topic "Saludos desde Berlín".
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
BUDAPEST
A la noche, no habra ciudad del mundo donde escuches mas la palabra "sex?" si eres un tio... Lo de las putas en esta ciudad es un no parar.
Entra a cualquier patio interior de cualquier portal, mira las fachadas de las casas desde las calles, penetra en los pasajes sean o no de mercado... estaras de repente en la jodida guerra fria, siendo un personaje mas de El Topo.
Baja al laberinto subterraneo de Buda y acojonate visitando la tumba de Dracula, amen de otras dependencias singulares en unos pasadizos ya de por si cojonudos.
Pierdete por los parques... puedes andar kilometros sin ver un jodido coche... entra a algun jardin secreto y tomate un refrigerio mientras el ruido de una cascada te transporte a un lugar muy lejano... ve a los museos... en el del Terror estaras acojonado entre los nazis y los comunistas... no tendras escapatoria.
Visita el barrio judio y el mejor garito del mundo mundial, que es el Szimpla Kert... pero no le quedan a la zaga otros ruin pubs y garitos parecidos...
Es que Budapest mola y mucho, joder. Pero mucho.
A la noche, no habra ciudad del mundo donde escuches mas la palabra "sex?" si eres un tio... Lo de las putas en esta ciudad es un no parar.
Entra a cualquier patio interior de cualquier portal, mira las fachadas de las casas desde las calles, penetra en los pasajes sean o no de mercado... estaras de repente en la jodida guerra fria, siendo un personaje mas de El Topo.
Baja al laberinto subterraneo de Buda y acojonate visitando la tumba de Dracula, amen de otras dependencias singulares en unos pasadizos ya de por si cojonudos.
Pierdete por los parques... puedes andar kilometros sin ver un jodido coche... entra a algun jardin secreto y tomate un refrigerio mientras el ruido de una cascada te transporte a un lugar muy lejano... ve a los museos... en el del Terror estaras acojonado entre los nazis y los comunistas... no tendras escapatoria.
Visita el barrio judio y el mejor garito del mundo mundial, que es el Szimpla Kert... pero no le quedan a la zaga otros ruin pubs y garitos parecidos...
Es que Budapest mola y mucho, joder. Pero mucho.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Se añaden por aquí desde mi última intervención Belgrado, Osaka, Tokio, Bakú, Ereván, Tbilisi y Salónica.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Se le echa de menos a Murdock.
atila- Mensajes : 30965
Fecha de inscripción : 20/07/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Quien sea universitario debe visitar Bolonia obligatoriamente. Los demás también, pero los universitarios sobre todo.
xupis- Mensajes : 7074
Fecha de inscripción : 12/12/2012
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
va a ser un infierno para los blancos mañana, Pedrerol lo ha dicho.
thunderpussy- Mensajes : 28153
Fecha de inscripción : 27/03/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Joseba escribió:Se añaden por aquí desde mi última intervención Belgrado, Osaka, Tokio, Bakú, Ereván, Tbilisi y Salónica.
Añado Odessa. A la altura de las antedichas.
También (aunque en bastante menor medida) Bucarest, Chisinau, Tiraspol.
Joseba- Mensajes : 71963
Fecha de inscripción : 03/09/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
El gran escritor de Nápoles es Raffaele La Capria. Cumplió 95 años hace poco.
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
«The Gulf of Naples in the morning» 1843
Ivan Aivazovsky, Moonlight in Naples, 1842
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
En unas semanas voy para Napoli. 4 días. Como no voy solo no me podré pegar un viaje a mi manera y deberé recurrir a un tipo de turismo más convencional. Dispondré de vehículo. ¿Recomendaciones?
Gracias y saludos
Gracias y saludos
MANCHETTE- Mensajes : 2009
Fecha de inscripción : 24/09/2016
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Este año no se les escapa el Scudetto. Temporada trágica para los maradonianos, si...
uno cualquiera- Mensajes : 34990
Fecha de inscripción : 15/10/2011
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
MANCHETTE escribió:En unas semanas voy para Napoli. 4 días. Como no voy solo no me podré pegar un viaje a mi manera y deberé recurrir a un tipo de turismo más convencional. Dispondré de vehículo. ¿Recomendaciones?
Gracias y saludos
Desde Nápoles puedes cruzar en ferry a Capri, que es todo lo opuesto a Nápoles.
Si tienes coche (también se puede en tren) aprovecha a visitar Pompeya.
Disfruta del viaje y de la pizza Napolitana.
PD cuidado con los pasos de cebra
Lemonheads- Mensajes : 409
Fecha de inscripción : 05/09/2022
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Lemonheads escribió:MANCHETTE escribió:En unas semanas voy para Napoli. 4 días. Como no voy solo no me podré pegar un viaje a mi manera y deberé recurrir a un tipo de turismo más convencional. Dispondré de vehículo. ¿Recomendaciones?
Gracias y saludos
Desde Nápoles puedes cruzar en ferry a Capri, que es todo lo opuesto a Nápoles.
Si tienes coche (también se puede en tren) aprovecha a visitar Pompeya.
Disfruta del viaje y de la pizza Napolitana.
PD cuidado con los pasos de cebra
Joder, ya fui y volví hace meses. Pero gracias en todo caso.
Ciudad fascinante. La sitúo junto a Palermo y Porto.
A evitar la conducción, bajo mi punto de vista. A Pompeya se llega de muerte en tren.
MANCHETTE- Mensajes : 2009
Fecha de inscripción : 24/09/2016
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Axlferrari escribió:El gran escritor de Nápoles es Raffaele La Capria.
Aprovecho que Manchette se va a Nápoles para mencionar la publicación dentro de unos días de un libro de Raffaele La Capria (1922-2022) :
https://www.edicioneselsalmon.com/2023/01/19/la-nostalgia-de-la-belleza/
"Mi sentimiento de la Naturaleza ya no es el mismo que antes; y aquí, en Capri, soy más consciente de ello que en ningún otro lugar. Es un sentimiento que proviene de una experiencia traumática vivida por mi generación, sólo por la nuestra, en la historia de la humanidad. Sólo nosotros hemos experimentado, en el breve arco de una vida, el tiempo en que la Naturaleza (el mar, el cielo, la tierra) era la misma que había sido siempre a lo largo de milenios, y el tiempo en que ha dejado de serlo, y está enferma, sufriente, sin alma, como el fondo del mar. ¿Cómo disfrutar, entonces, de su Belleza con toda tranquilidad, cómo admirar unas vistas o un bello paisaje?"
«Cuando la degradación de la ciudad y la naturaleza alcanza semejantes cotas, ¿cómo poder admirar la belleza de mares, iglesias o monumentos? La belleza está infectada por la fealdad que la rodea, y aunque esté ahí, una especie de infelicidad se interpone entre ella y nuestra mirada. ¿El mundo que amamos? Era ese mundo de colores y transparencias que nos mostraron Pissarro, Manet, Monet, Renoir, Degas o Matisse, para hacernos sentir más fuerte el dolor de haberlo perdido».
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
- Spoiler:
Augusto Lovatti - Sole di Capri, 1883
Augusto Lovatti (Roma 1852 / Capri - Napoli 1921)
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
MANCHETTE escribió:Lemonheads escribió:MANCHETTE escribió:En unas semanas voy para Napoli. 4 días. Como no voy solo no me podré pegar un viaje a mi manera y deberé recurrir a un tipo de turismo más convencional. Dispondré de vehículo. ¿Recomendaciones?
Gracias y saludos
Desde Nápoles puedes cruzar en ferry a Capri, que es todo lo opuesto a Nápoles.
Si tienes coche (también se puede en tren) aprovecha a visitar Pompeya.
Disfruta del viaje y de la pizza Napolitana.
PD cuidado con los pasos de cebra
Joder, ya fui y volví hace meses. Pero gracias en todo caso.
Ciudad fascinante. La sitúo junto a Palermo y Porto.
A evitar la conducción, bajo mi punto de vista. A Pompeya se llega de muerte en tren.
A mí no me resultoó tan duro el tema conducir. Iba preparado para lo peor por lo que había oído -leido. También es cierto que cogí el coche en la estación y de ahí se salía casi directo a la autopista , y luego lo devolví en el aeropuerto.
Es cojonuda Nápoles
rebellion- Mensajes : 51049
Fecha de inscripción : 23/02/2009
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Raffaele La Capria fue guionista de la película Las manos sobre la ciudad (dirigida por Francesco Rosi), vencedora en 1963 del León de Oro a la mejor película del Festival de Venecia. El film denuncia la especulación y corrupción urbanística en Nápoles.
https://www.filmaffinity.com/es/film893152.html
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
este año voy con mis amigos 2/3 días a Albania, a ver qué tal
tengo muchas ganas de hacer Nápoles y Marsella
tengo muchas ganas de hacer Nápoles y Marsella
gayeta- Mensajes : 14102
Fecha de inscripción : 08/06/2015
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Napoles,Costa Amalfitana,en invierno me seduce bastante,aunque la costa creo que estará todo txapao y puede ser un poco deprimente
terremoto73- Mensajes : 13162
Fecha de inscripción : 08/10/2014
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Nápoles, ciudad de las artes | ARTE en español
A la sombra del Vesubio, Nápoles, en plena expansión turística, puede presumir de tener el título de "ciudad de las artes". Desde Pompeya, donde el tiempo se detuvo hace dos mil años, hasta las obras maestras de Caravaggio, pasando por la capilla de Sansevero y su hermoso Cristo velado, la ciudad exhibe hoy sus tesoros.
Un joven escritor napolitano : Alessio Forgione - Wikipedia
Amoresano vive en Nápoles, tiene casi treinta años y no ha encontrado su lugar en el mundo. Sus días pasan lentamente, entre vivir con sus padres, ver los partidos del Nápoles, pasar las tardes con su amigo Russo en los bares y buscar trabajo. Tras otra entrevista de trabajo infructuosa, decide agotar todos sus ahorros y dejarlo todo, pero un encuentro amoroso reaviva sus deseos y esperanzas.
El lenguaje ágil de Alessio Forgione, entretejido de ternura y humor, narra las andanzas de un joven en plena efervescencia generacional, en un Nápoles inesperado y electrizante.
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
- Spoiler:
En Cannes 2024, Paolo Sorrentino presenta una de sus mejores películas. «Parthenope» se hace eco de la leyenda de la sirena napolitana para pintar un suntuoso retrato de mujer y una oda a Nápoles en forma de ópera. Belleza y soledad magnificadas por la puesta en escena.
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Nápoles millonaria (1950) - FilmAffinity
Relato sobre personas comunes y corrientes que viven en Nápoles entre 1940 y 1950 bajo el dominio de los fascistas, primero, los nazis y luego las fuerzas de ocupación aliadas. El principal de los ciudadanos es Gennaro Iovine (Eduardo De Filippo ) que, inocentemente, tiene una predilección por meterse en problemas, y su amigo Pasquale Miele (Totò).
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Estamos planeando viaje a Napoli en diciembre
Sería una semana, aproximadamente
Somos un grupo numeroso
Tres parejas de boomers con un total de 7 churumbeles Z y hasta algún novio
TOTAL: Unos 14
El año pasado hicimos recorrido por Sicilia, de Catania a Palermo pasando por sitios varios
Pero este año igual vale la pena hacerlo todo desde allí
Así que a falta de comentarios posteriores sobre planes concretos, etc
¿Es racional fijar el campo base en Napoli y luego irse moviendo por ahí volviendo siempre al punto de partida?
¿O sería aconsejable buscar un par de sitios para pernoctar?
El primer caso entiendo que evitaría alquilar coches y tal, que no es problema tampoco, porque una vez conducido por Sicilia, tampoco puede ser mucho peor. Pero claro, mover ese campamento tiene un coste de energía que igual se puede ahorrar
Sería una semana, aproximadamente
Somos un grupo numeroso
Tres parejas de boomers con un total de 7 churumbeles Z y hasta algún novio
TOTAL: Unos 14
El año pasado hicimos recorrido por Sicilia, de Catania a Palermo pasando por sitios varios
Pero este año igual vale la pena hacerlo todo desde allí
Así que a falta de comentarios posteriores sobre planes concretos, etc
¿Es racional fijar el campo base en Napoli y luego irse moviendo por ahí volviendo siempre al punto de partida?
¿O sería aconsejable buscar un par de sitios para pernoctar?
El primer caso entiendo que evitaría alquilar coches y tal, que no es problema tampoco, porque una vez conducido por Sicilia, tampoco puede ser mucho peor. Pero claro, mover ese campamento tiene un coste de energía que igual se puede ahorrar
tacitus- Mensajes : 42154
Fecha de inscripción : 18/05/2016
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
tacitus escribió: Estamos planeando viaje a Napoli en diciembre
Sería una semana, aproximadamente
Somos un grupo numeroso
Tres parejas de boomers con un total de 7 churumbeles Z y hasta algún novio
TOTAL: Unos 14
El año pasado hicimos recorrido por Sicilia, de Catania a Palermo pasando por sitios varios
Pero este año igual vale la pena hacerlo todo desde allí
Así que a falta de comentarios posteriores sobre planes concretos, etc
¿Es racional fijar el campo base en Napoli y luego irse moviendo por ahí volviendo siempre al punto de partida?
¿O sería aconsejable buscar un par de sitios para pernoctar?
El primer caso entiendo que evitaría alquilar coches y tal, que no es problema tampoco, porque una vez conducido por Sicilia, tampoco puede ser mucho peor. Pero claro, mover ese campamento tiene un coste de energía que igual se puede ahorrar
Pinta espectacular, querido tacitus
javi clemente- Mensajes : 121999
Fecha de inscripción : 09/05/2008
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
tacitus escribió: Estamos planeando viaje a Napoli en diciembre
Sería una semana, aproximadamente
Somos un grupo numeroso
Tres parejas de boomers con un total de 7 churumbeles Z y hasta algún novio
TOTAL: Unos 14
El año pasado hicimos recorrido por Sicilia, de Catania a Palermo pasando por sitios varios
Pero este año igual vale la pena hacerlo todo desde allí
Así que a falta de comentarios posteriores sobre planes concretos, etc
¿Es racional fijar el campo base en Napoli y luego irse moviendo por ahí volviendo siempre al punto de partida?
¿O sería aconsejable buscar un par de sitios para pernoctar?
El primer caso entiendo que evitaría alquilar coches y tal, que no es problema tampoco, porque una vez conducido por Sicilia, tampoco puede ser mucho peor. Pero claro, mover ese campamento tiene un coste de energía que igual se puede ahorrar
Haciendo base en napoles y sin coche se puede visitar de excursión de día capri, procida (me encantó) en barco. Y pompeya en tren muy fácil te deja en la entrada.
El volcán no sé, no lo visité pero imagino que también.
Si tenéis intención de visitar Costa amalfitana , yo cambiaría de hotel.
rebellion- Mensajes : 51049
Fecha de inscripción : 23/02/2009
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Gracias por responder, Rebellion. Tomo nota
A ver si este finde avanzo en mis investigaciones
Gracias por la buena onda, bro Clem
A ver si este finde avanzo en mis investigaciones
Gracias por la buena onda, bro Clem
tacitus- Mensajes : 42154
Fecha de inscripción : 18/05/2016
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Unos cuantos vídeos sobre Nápoles, Tacitus.
Fascinante ciudad que me gustaría visitar algún día.
- Spoiler:
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Tomo nota, gracias
Los veré todos con mucho interés
Voy a hacer inmersión napolitana
De momento hoy spaghetti con salsa napolitana
Los veré todos con mucho interés
Voy a hacer inmersión napolitana
De momento hoy spaghetti con salsa napolitana
tacitus- Mensajes : 42154
Fecha de inscripción : 18/05/2016
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
Dame consejos R’as
Aunque yo tengo previsto ir en diciembre
Aunque yo tengo previsto ir en diciembre
R'as Kal Bhul escribió:Desde Nápoles, 32 grados, el puto infinito infierno. Denme los 40 de Madrid por favor. Todo el día como bañado en sudor.
tacitus- Mensajes : 42154
Fecha de inscripción : 18/05/2016
Re: Ciudades que visitar: Nápoles.
tacitus escribió:Dame consejos R’as
Aunque yo tengo previsto ir en diciembreR'as Kal Bhul escribió:Desde Nápoles, 32 grados, el puto infinito infierno. Denme los 40 de Madrid por favor. Todo el día como bañado en sudor.
Haces bien.
R'as Kal Bhul- Mensajes : 68751
Fecha de inscripción : 08/06/2008
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