INTEGRISMO CATÓLICO y CÓDIGO PENAL

Basándonos en el principio de intervención mínima del Derecho Penal, este artículo no debería estar en el Código Penal. Eso para empezar, y desde mi punto de vista, claro.

Por otro lado creo que es una interpretación sumamente estricta calificando como punitivo un hecho tan liviano como el que nos ocupa. Y la condena es absolutamente desproporcionada. La mayoría de estos casos suelen zanjarse con el perdón del ofensor y, en caso contrario, una multa leve; pero sancionar con más de 50 millones de pesetas un hecho que ni siquiera incide en el insulto o la referencia explícita a la confesión de los 'ofendidos' es de una severidad pasmosa.

Está claro que sólo ofende aquel que puede, y con este rapapolvo creo que Javier Krahe -que lleva haciendo de la sátira su forma de vida desde que los mismos que se ofuscan dirigían la moral pública- ha logrado su cometido: reírse de este puritanismo idiota, y dejar en evidencia su nula capacidad para encajar el humor. Lo próximo será que nos multen por decir "Me cago en Dios" en público o hacer un chiste sobre la muerte de Jesús en la cruz, o sobre cómo se iba de putas y se acaba enamorando de una de ellas.

Por último, dejar constancia del coñazo que me produce las viñetas del Mahoma de los cojones. Krahe se mete con la Iglesia Católica porque se ha llevado ostias como panes cuando era chaval y estudiaba en los Maristas y porque le ha tocado crecer en una sociedad donde el fundamentalismo católico imperaba en la moral y en la conducta ciudadana. No sé por qué tiene que hablar de Alá, Buda o sus muertos todos. Él ha sufrido el fanatismo y se mete con el fanatismo que conoce. Es como criticar la institución monárquica en referencia hacia el Rey Juan Carlos y que alguien te diga "eh amigo, peor están con el Rey Mohamed en Marruecos". Mucha tontería es lo que hay y muchas ganas de eludir la crítica en casa para poder mirarse uno el ombligo a gusto.

Donde cualquier persona con dos dedos de frente debería decir que todo este proceso es de una sinrazón estratosférica, nos encontramos con que se ataca al crítico y no a la crítica. En fin, país.

A Javier Krahe ya se le había expulsado de los espacios públicos por hacer una ácida crítica del poder establecido, en aquel entonces darle estopa a Felipe González y su socialismo descafeinado y 'otaniano'. Está claro que la gilipollez no tiene color. Supongo que todos lo recordaréis.