U.F.O. (El Platillo Volante)

beriboogie escribió:

PaulKossoff escribió: Como os la habéis arreglado para no dejar al rubio teutón fuera ...

Si señor, esa era la intención

Dan Defensor escribió:Queridos uferos, desde el cariño y el respeto, creo que nos ciega la pasión por UFO.

En 1981 yo era un joven heavy canario de de catorce años y escuché el segundo disco de MSG que me pareció un pepinazo de la hostia.

Entonces pensaba que UFO, a quienes admiraba ya de niño, apenas tenían que hacer ante la irresistible ascensión de la New Wave Of British Heavy Metal y la competencia del grupo de su propio ex-guitarrista. UFO habían perdido (de momento) la partida, y sus discos iban siendo cada vez peores mientras iban perdiendo miembros hasta quedarse Mogg prácticamente solo facturando discos deficientes como Midemeanor.

Esto es así.

Zascandil escribió:

Dan Defensor escribió:Queridos uferos, desde el cariño y el respeto, creo que nos ciega la pasión por UFO.

En 1981 yo era un joven heavy canario de de catorce años y escuché el segundo disco de MSG que me pareció un pepinazo de la hostia.

Entonces pensaba que UFO, a quienes admiraba ya de niño, apenas tenían que hacer ante la irresistible ascensión de la New Wave Of British Heavy Metal y la competencia del grupo de su propio ex-guitarrista. UFO habían perdido (de momento) la partida, y sus discos iban siendo cada vez peores mientras iban perdiendo miembros hasta quedarse Mogg prácticamente solo facturando discos deficientes como Midemeanor.

Esto es así.

Pues no le digo yo que no.

Dan Defensor escribió:

Zascandil escribió:

Dan Defensor escribió:Queridos uferos, desde el cariño y el respeto, creo que nos ciega la pasión por UFO.

En 1981 yo era un joven heavy canario de de catorce años y escuché el segundo disco de MSG que me pareció un pepinazo de la hostia.

Entonces pensaba que UFO, a quienes admiraba ya de niño, apenas tenían que hacer ante la irresistible ascensión de la New Wave Of British Heavy Metal y la competencia del grupo de su propio ex-guitarrista. UFO habían perdido (de momento) la partida, y sus discos iban siendo cada vez peores mientras iban perdiendo miembros hasta quedarse Mogg prácticamente solo facturando discos deficientes como Midemeanor.

Esto es así.

Pues no le digo yo que no.

ESta frase me recuerda a la canción El Oni de La Charanga del tío Honorio.

Zascandil escribió:Bueno, aprovechando que la vena crítica está surgiendo en nuestras atormentadas almas uferas, y, aunque no estamos aún en lunes, me adelanto a inaugurar la semana "No place to run". que, visto lo visto, es decir lo mismo que inaugurar la "travesía en el desierto". A ver cómo nos las apañamos para aparecer tan brillantes en nuestros análisis como en la gloriosa etapa Schenker.

El mundo necesita gente valiente como Zascandil: open fire!






Nota de la redacción: aunque en mi última reseña introduje una morcilla y fue un éxito absoluto, no he querido hacerlo de nuevo, por no repetirme, como la morcilla en sí.

Espero que, a pesar de ello, leáis el texto en su integridad. Ya veréis qué mono me ha quedado.


¿Qué hacer cuando has perdido a unos de los mejores guitarristas del mundo? Fácil respuesta: continuar. No place to run, de 1980 es el inicio de la nueva era para U.F.O., “nuevo” guitarrista, Paul Chapman, esta vez establecido de manera permanente en la banda, incluso nuevo concepto de presentación de disco, con portada y contraportada protagonizadas por sendas y excelentes fotografías de la banda en una gasolinera. Atrás quedaron los desasosegantes conceptos de Hipgnosis, que ahora se decantan por la sencillez, aunque siguen siendo los responsables del trabajo artístico.

No es de extrañar que, tras haber bebido de las fuentes del éxito, habiendo grabado el colosal directo de 1979, girando exitosamente por Estados Unidos, perder a Schenker hubiera sido un varapalo enorme para las aspiraciones de la banda. El estado físico del grupo, cercano a la extenuación acentuado por el abuso de las sustancias que todos conocemos había desembocado en una especie de punto de no retorno, parece perfectamente lógico que el título para el nuevo disco fuera No place to run. En mi humilde parecer, retrata perfectamente el estado en el que el grupo se encontraba.

Seguimos con cambios, tras las últimas experiencias americanas con Obsession e, incluso, Strangers in the night, U.F.O. retornan a su tierra natal, al hogar, pérfida Albión que denominaron los antiguos. Incluso el cambio de nacionalidad de los guitarristas, del alemán Schenker al galés Chapman podría significar otro rasgo de esta “vuelta a casa”: Para grabar, también se decantan por estudios británicos, efectivamente, AIR estudios de Londres es el lugar elegido para la realización de No place to run, pero si todo esto fuera poco, seguro que cuando se diga el nombre del productor, nadie permanecerá impasible: nada menos que George Martin, otrora genio de los controles con The Beatles y ahora responsable máximo de la grabación de una de las bandas más adoradas del Hard Rock, también conocida por sus excesos de todo tipo. La combinación no podía ser, en consecuencia, más chocante.

No nos extenderemos mucho más en la relación productor/producidos, sólo hacer mención que ninguna de las partes terminó muy satisfecha con la experiencia, el grupo se quejaba de que George Martin no estaba acostumbrado grabar separadamente los instrumentos, al tiempo que el productor, haciendo gala de su proverbial caballerosidad inglesa, simplemente se dedicó a declarar que “una vez produje a un grupo de heavy metal y la experiencia no me terminó de llenar en absoluto”.

Como fuera, y más allá de las circunstancias adversas a las que se enfrentaba nuestro grupo, nos encontramos en 1980, para muchos, el año más glorioso del Heavy Metal, todo un mundo de posibilidades se abría en el mercado musical para los grupos de pelo largo y sonidos estridentes. Una nueva generación de músicos se abría paso, pero otra no tan joven también quería participan del festín. Para ello, U.F.O. entregan su octavo disco en estudio con la intención de demostrarnos que aun tienen mucho en la recámara.


Sí, en el disco encontramos trallazos tipo Lettin’ go, que para mi gusto puede considerarse un clásico de la banda y ¡cómo gana este tema en directo! Acabo de escuchar el cd de su actuación en BBC y pone los pelos de punta. Realmente, y como comentaba Mogg, el directo de U.F.O. en esta época poco tenía que envidiar a sus años dorados con Schenker.. De acuerdo, vale, la magia de aquellos solos del alemán ya no estaba y eso es irrefutable, pero también es cierto que la nueva llegada de Chapman había aportado un notable grado de contundencia en los riffs: Lettin’ go, es un claro ejemplo de ello, pero también tenemos Take it or leave it,,,

Con No place to run, la costumbre de interpretar versiones de viejos clásicos del rock and roll, como ya hicieran en sus primeros discos, vuelve a ser retomada. Esta vez le toca el turno a Mystery train con resultados realmente explosivos. El tema, célebre por su interpretación por Elvis, es llevado al terreno hard rockero, con un Mogg espléndido, tanto en la entrada del tema como en su desarrollo. Chapman, también luce con su guitarra en una gran versión que estaría destinada a proporcionar grandes momentos en directo.

Young blood sería la canción más comercial del disco, single perfecto. En cierto sentido recuerda a Only you can rock me, por el tratamiento de la melodía, que aquí resulta más arrastrada y, en cualquier caso, encantadora. Young blood, where are you going now? Me encanta cómo se inserta la letra, la voz y la música en esta canción. Para mi, y lo diré mil veces, este tema estaba destinado a reinar en los charts, aunque fuera durante sólo una semana!

No se ha dicho hasta ahora, pero el dúo Way-Mogg protagonizan la composición del disco, aunque es justo reconocer que el tema que abre No place to run es un honor concedido a Chapman. Bonito detalle por parte de la banda, sin duda, para quien era el “new kid”, a pesar de su efímero pasado ufero.

¿Y qué se puede decir de la canción que da nombre al disco? Pues que es puro U.F.O. y otro gran trabajo de Chapman al solo. Tiene, en general, un punto callejero este tema y una cadencia tan pronunciada, que no puedes hacer otra cosa que entregarte a ella. Que nadie se pierda el final, protagonizado por Chapman, quien también participa en la composición de This fire burns tonight, con compañía de Pete Way, que yo creo que estaba encantado con la presencia del nuevo guitarrista.

Paul Raymond y sus teclados parece ser el miembro con una participación más discreta en este disco, habida cuenta que Andy Parker, se nos sigue presentado como el sólido batería que siempre ha sido. Sin embargo, nos proporciona un tema en su totalidad, Take it or leave it, una preciosa y pausada canción, que no desentonaría al lado de otras piezas del mismo corte del pasado. Mogg, como es habitual en él en estos registros, lo borda. Por fin, podemos escuchar de manera clara el piano de Raymond. Precioso tema.

Gone in the night, cierra la primera cara del vinilo. Y por cierto, otro momento donde Paul Raymond se hace más presente, aunque el tema me parece por terminar, al tiempo que algo previsible, pero aun así, mantiene buenos momentos, llevado por la participación del teclista con la inestimable ayuda, de nuevo, de Paul Raymond.

Money, money es otro gran aporte, con un riff deliciosamente comercial y con un desarrollo del mismo porte. Especialmente Pete Way brilla con luz propia, pero es que todo el grupo está soberbio.

El disco termina con Anyday, y qué os queréis que os diga. Suena que da gusto. Pese a su inicio lento, la tormenta se bate sobre nosotros. Es, de nuevo, un tema típico de la banda, con varios cambios de ritmo. Mogg, canta, y canta muy bien, tanto en su parte más relajada como en la más rockera, haciendo Way un gran trabajo, para terminar Chapman llevando la nave a buen puerto.

El resultado final en cuanto a producción se refiere, diríamos que podría haber sido más ajustado a la calidad de las canciones, que, por otro lado se nos presentan como un excelente ramillete de las posibilidades de la banda en esos críticos momentos. Lógicamente, todos echamos de menos el monstruoso legado de Schenker y todas esas composiciones de los 70 tan arrebatadoramente geniales: U.F.O. se había convertido en otra banda muy distinta. La crítica que se puede consultar en All music no es, precisamente, muy benévola con No place to run. Es obvio que si lo enfrentamos con las obras clásicas del pasado, las comparaciones son verdaderamente odiosas. No podemos caer, pues, en esta tentación.

A pesar de todo, siento un cariño especial por No place to run. Me encanta la actitud que destila este disco, ya desde su callejera portada y cómo U.F.O. fueron capaces de reencontrarse a si mismos como banda. Finalmente, no deja de ser un alivio pensar el título no era más que un diagnóstico erróneo. Sí que había hacia donde correr. Por suerte, con su nueva formación, el platillo nos garantizó nuevos placeres para los nuevos tiempos.

Old Logan escribió:

Zascandil escribió:Bueno, aprovechando que la vena crítica está surgiendo en nuestras atormentadas almas uferas, y, aunque no estamos aún en lunes, me adelanto a inaugurar la semana "No place to run". que, visto lo visto, es decir lo mismo que inaugurar la "travesía en el desierto". A ver cómo nos las apañamos para aparecer tan brillantes en nuestros análisis como en la gloriosa etapa Schenker.

El mundo necesita gente valiente como Zascandil: open fire!






Nota de la redacción: aunque en mi última reseña introduje una morcilla y fue un éxito absoluto, no he querido hacerlo de nuevo, por no repetirme, como la morcilla en sí.

Espero que, a pesar de ello, leáis el texto en su integridad. Ya veréis qué mono me ha quedado.


¿Qué hacer cuando has perdido a unos de los mejores guitarristas del mundo? Fácil respuesta: continuar. No place to run, de 1980 es el inicio de la nueva era para U.F.O., “nuevo” guitarrista, Paul Chapman, esta vez establecido de manera permanente en la banda, incluso nuevo concepto de presentación de disco, con portada y contraportada protagonizadas por sendas y excelentes fotografías de la banda en una gasolinera. Atrás quedaron los desasosegantes conceptos de Hipgnosis, que ahora se decantan por la sencillez, aunque siguen siendo los responsables del trabajo artístico.

No es de extrañar que, tras haber bebido de las fuentes del éxito, habiendo grabado el colosal directo de 1979, girando exitosamente por Estados Unidos, perder a Schenker hubiera sido un varapalo enorme para las aspiraciones de la banda. El estado físico del grupo, cercano a la extenuación acentuado por el abuso de las sustancias que todos conocemos había desembocado en una especie de punto de no retorno, parece perfectamente lógico que el título para el nuevo disco fuera No place to run. En mi humilde parecer, retrata perfectamente el estado en el que el grupo se encontraba.

Seguimos con cambios, tras las últimas experiencias americanas con Obsession e, incluso, Strangers in the night, U.F.O. retornan a su tierra natal, al hogar, pérfida Albión que denominaron los antiguos. Incluso el cambio de nacionalidad de los guitarristas, del alemán Schenker al galés Chapman podría significar otro rasgo de esta “vuelta a casa”: Para grabar, también se decantan por estudios británicos, efectivamente, AIR estudios de Londres es el lugar elegido para la realización de No place to run, pero si todo esto fuera poco, seguro que cuando se diga el nombre del productor, nadie permanecerá impasible: nada menos que George Martin, otrora genio de los controles con The Beatles y ahora responsable máximo de la grabación de una de las bandas más adoradas del Hard Rock, también conocida por sus excesos de todo tipo. La combinación no podía ser, en consecuencia, más chocante.

No nos extenderemos mucho más en la relación productor/producidos, sólo hacer mención que ninguna de las partes terminó muy satisfecha con la experiencia, el grupo se quejaba de que George Martin no estaba acostumbrado grabar separadamente los instrumentos, al tiempo que el productor, haciendo gala de su proverbial caballerosidad inglesa, simplemente se dedicó a declarar que “una vez produje a un grupo de heavy metal y la experiencia no me terminó de llenar en absoluto”.

Como fuera, y más allá de las circunstancias adversas a las que se enfrentaba nuestro grupo, nos encontramos en 1980, para muchos, el año más glorioso del Heavy Metal, todo un mundo de posibilidades se abría en el mercado musical para los grupos de pelo largo y sonidos estridentes. Una nueva generación de músicos se abría paso, pero otra no tan joven también quería participan del festín. Para ello, U.F.O. entregan su octavo disco en estudio con la intención de demostrarnos que aun tienen mucho en la recámara.


Sí, en el disco encontramos trallazos tipo Lettin’ go, que para mi gusto puede considerarse un clásico de la banda y ¡cómo gana este tema en directo! Acabo de escuchar el cd de su actuación en BBC y pone los pelos de punta. Realmente, y como comentaba Mogg, el directo de U.F.O. en esta época poco tenía que envidiar a sus años dorados con Schenker.. De acuerdo, vale, la magia de aquellos solos del alemán ya no estaba y eso es irrefutable, pero también es cierto que la nueva llegada de Chapman había aportado un notable grado de contundencia en los riffs: Lettin’ go, es un claro ejemplo de ello, pero también tenemos Take it or leave it,,,

Con No place to run, la costumbre de interpretar versiones de viejos clásicos del rock and roll, como ya hicieran en sus primeros discos, vuelve a ser retomada. Esta vez le toca el turno a Mystery train con resultados realmente explosivos. El tema, célebre por su interpretación por Elvis, es llevado al terreno hard rockero, con un Mogg espléndido, tanto en la entrada del tema como en su desarrollo. Chapman, también luce con su guitarra en una gran versión que estaría destinada a proporcionar grandes momentos en directo.

Young blood sería la canción más comercial del disco, single perfecto. En cierto sentido recuerda a Only you can rock me, por el tratamiento de la melodía, que aquí resulta más arrastrada y, en cualquier caso, encantadora. Young blood, where are you going now? Me encanta cómo se inserta la letra, la voz y la música en esta canción. Para mi, y lo diré mil veces, este tema estaba destinado a reinar en los charts, aunque fuera durante sólo una semana!

No se ha dicho hasta ahora, pero el dúo Way-Mogg protagonizan la composición del disco, aunque es justo reconocer que el tema que abre No place to run es un honor concedido a Chapman. Bonito detalle por parte de la banda, sin duda, para quien era el “new kid”, a pesar de su efímero pasado ufero.

¿Y qué se puede decir de la canción que da nombre al disco? Pues que es puro U.F.O. y otro gran trabajo de Chapman al solo. Tiene, en general, un punto callejero este tema y una cadencia tan pronunciada, que no puedes hacer otra cosa que entregarte a ella. Que nadie se pierda el final, protagonizado por Chapman, quien también participa en la composición de This fire burns tonight, con compañía de Pete Way, que yo creo que estaba encantado con la presencia del nuevo guitarrista.

Paul Raymond y sus teclados parece ser el miembro con una participación más discreta en este disco, habida cuenta que Andy Parker, se nos sigue presentado como el sólido batería que siempre ha sido. Sin embargo, nos proporciona un tema en su totalidad, Take it or leave it, una preciosa y pausada canción, que no desentonaría al lado de otras piezas del mismo corte del pasado. Mogg, como es habitual en él en estos registros, lo borda. Por fin, podemos escuchar de manera clara el piano de Raymond. Precioso tema.

Gone in the night, cierra la primera cara del vinilo. Y por cierto, otro momento donde Paul Raymond se hace más presente, aunque el tema me parece por terminar, al tiempo que algo previsible, pero aun así, mantiene buenos momentos, llevado por la participación del teclista con la inestimable ayuda, de nuevo, de Paul Raymond.

Money, money es otro gran aporte, con un riff deliciosamente comercial y con un desarrollo del mismo porte. Especialmente Pete Way brilla con luz propia, pero es que todo el grupo está soberbio.

El disco termina con Anyday, y qué os queréis que os diga. Suena que da gusto. Pese a su inicio lento, la tormenta se bate sobre nosotros. Es, de nuevo, un tema típico de la banda, con varios cambios de ritmo. Mogg, canta, y canta muy bien, tanto en su parte más relajada como en la más rockera, haciendo Way un gran trabajo, para terminar Chapman llevando la nave a buen puerto.

El resultado final en cuanto a producción se refiere, diríamos que podría haber sido más ajustado a la calidad de las canciones, que, por otro lado se nos presentan como un excelente ramillete de las posibilidades de la banda en esos críticos momentos. Lógicamente, todos echamos de menos el monstruoso legado de Schenker y todas esas composiciones de los 70 tan arrebatadoramente geniales: U.F.O. se había convertido en otra banda muy distinta. La crítica que se puede consultar en All music no es, precisamente, muy benévola con No place to run. Es obvio que si lo enfrentamos con las obras clásicas del pasado, las comparaciones son verdaderamente odiosas. No podemos caer, pues, en esta tentación.

A pesar de todo, siento un cariño especial por No place to run. Me encanta la actitud que destila este disco, ya desde su callejera portada y cómo U.F.O. fueron capaces de reencontrarse a si mismos como banda. Finalmente, no deja de ser un alivio pensar el título no era más que un diagnóstico erróneo. Sí que había hacia donde correr. Por suerte, con su nueva formación, el platillo nos garantizó nuevos placeres para los nuevos tiempos.

Zascandil escribió:Bueno, aprovechando que la vena crítica está surgiendo en nuestras atormentadas almas uferas, y, aunque no estamos aún en lunes, me adelanto a inaugurar la semana "No place to run". que, visto lo visto, es decir lo mismo que inaugurar la "travesía en el desierto". A ver cómo nos las apañamos para aparecer tan brillantes en nuestros análisis como en la gloriosa etapa Schenker.

El mundo necesita gente valiente como Zascandil: open fire!






Nota de la redacción: aunque en mi última reseña introduje una morcilla y fue un éxito absoluto, no he querido hacerlo de nuevo, por no repetirme, como la morcilla en sí.

Espero que, a pesar de ello, leáis el texto en su integridad. Ya veréis qué mono me ha quedado.


¿Qué hacer cuando has perdido a unos de los mejores guitarristas del mundo? Fácil respuesta: continuar. No place to run, de 1980 es el inicio de la nueva era para U.F.O., “nuevo” guitarrista, Paul Chapman, esta vez establecido de manera permanente en la banda, incluso nuevo concepto de presentación de disco, con portada y contraportada protagonizadas por sendas y excelentes fotografías de la banda en una gasolinera. Atrás quedaron los desasosegantes conceptos de Hipgnosis, que ahora se decantan por la sencillez, aunque siguen siendo los responsables del trabajo artístico.

No es de extrañar que, tras haber bebido de las fuentes del éxito, habiendo grabado el colosal directo de 1979, girando exitosamente por Estados Unidos, perder a Schenker hubiera sido un varapalo enorme para las aspiraciones de la banda. El estado físico del grupo, cercano a la extenuación acentuado por el abuso de las sustancias que todos conocemos había desembocado en una especie de punto de no retorno, parece perfectamente lógico que el título para el nuevo disco fuera No place to run. En mi humilde parecer, retrata perfectamente el estado en el que el grupo se encontraba.

Seguimos con cambios, tras las últimas experiencias americanas con Obsession e, incluso, Strangers in the night, U.F.O. retornan a su tierra natal, al hogar, pérfida Albión que denominaron los antiguos. Incluso el cambio de nacionalidad de los guitarristas, del alemán Schenker al galés Chapman podría significar otro rasgo de esta “vuelta a casa”: Para grabar, también se decantan por estudios británicos, efectivamente, AIR estudios de Londres es el lugar elegido para la realización de No place to run, pero si todo esto fuera poco, seguro que cuando se diga el nombre del productor, nadie permanecerá impasible: nada menos que George Martin, otrora genio de los controles con The Beatles y ahora responsable máximo de la grabación de una de las bandas más adoradas del Hard Rock, también conocida por sus excesos de todo tipo. La combinación no podía ser, en consecuencia, más chocante.

No nos extenderemos mucho más en la relación productor/producidos, sólo hacer mención que ninguna de las partes terminó muy satisfecha con la experiencia, el grupo se quejaba de que George Martin no estaba acostumbrado grabar separadamente los instrumentos, al tiempo que el productor, haciendo gala de su proverbial caballerosidad inglesa, simplemente se dedicó a declarar que “una vez produje a un grupo de heavy metal y la experiencia no me terminó de llenar en absoluto”.

Como fuera, y más allá de las circunstancias adversas a las que se enfrentaba nuestro grupo, nos encontramos en 1980, para muchos, el año más glorioso del Heavy Metal, todo un mundo de posibilidades se abría en el mercado musical para los grupos de pelo largo y sonidos estridentes. Una nueva generación de músicos se abría paso, pero otra no tan joven también quería participan del festín. Para ello, U.F.O. entregan su octavo disco en estudio con la intención de demostrarnos que aun tienen mucho en la recámara.


Sí, en el disco encontramos trallazos tipo Lettin’ go, que para mi gusto puede considerarse un clásico de la banda y ¡cómo gana este tema en directo! Acabo de escuchar el cd de su actuación en BBC y pone los pelos de punta. Realmente, y como comentaba Mogg, el directo de U.F.O. en esta época poco tenía que envidiar a sus años dorados con Schenker.. De acuerdo, vale, la magia de aquellos solos del alemán ya no estaba y eso es irrefutable, pero también es cierto que la nueva llegada de Chapman había aportado un notable grado de contundencia en los riffs: Lettin’ go, es un claro ejemplo de ello, pero también tenemos Take it or leave it,,,

Con No place to run, la costumbre de interpretar versiones de viejos clásicos del rock and roll, como ya hicieran en sus primeros discos, vuelve a ser retomada. Esta vez le toca el turno a Mystery train con resultados realmente explosivos. El tema, célebre por su interpretación por Elvis, es llevado al terreno hard rockero, con un Mogg espléndido, tanto en la entrada del tema como en su desarrollo. Chapman, también luce con su guitarra en una gran versión que estaría destinada a proporcionar grandes momentos en directo.

Young blood sería la canción más comercial del disco, single perfecto. En cierto sentido recuerda a Only you can rock me, por el tratamiento de la melodía, que aquí resulta más arrastrada y, en cualquier caso, encantadora. Young blood, where are you going now? Me encanta cómo se inserta la letra, la voz y la música en esta canción. Para mi, y lo diré mil veces, este tema estaba destinado a reinar en los charts, aunque fuera durante sólo una semana!

No se ha dicho hasta ahora, pero el dúo Way-Mogg protagonizan la composición del disco, aunque es justo reconocer que el tema que abre No place to run es un honor concedido a Chapman. Bonito detalle por parte de la banda, sin duda, para quien era el “new kid”, a pesar de su efímero pasado ufero.

¿Y qué se puede decir de la canción que da nombre al disco? Pues que es puro U.F.O. y otro gran trabajo de Chapman al solo. Tiene, en general, un punto callejero este tema y una cadencia tan pronunciada, que no puedes hacer otra cosa que entregarte a ella. Que nadie se pierda el final, protagonizado por Chapman, quien también participa en la composición de This fire burns tonight, con compañía de Pete Way, que yo creo que estaba encantado con la presencia del nuevo guitarrista.

Paul Raymond y sus teclados parece ser el miembro con una participación más discreta en este disco, habida cuenta que Andy Parker, se nos sigue presentado como el sólido batería que siempre ha sido. Sin embargo, nos proporciona un tema en su totalidad, Take it or leave it, una preciosa y pausada canción, que no desentonaría al lado de otras piezas del mismo corte del pasado. Mogg, como es habitual en él en estos registros, lo borda. Por fin, podemos escuchar de manera clara el piano de Raymond. Precioso tema.

Gone in the night, cierra la primera cara del vinilo. Y por cierto, otro momento donde Paul Raymond se hace más presente, aunque el tema me parece por terminar, al tiempo que algo previsible, pero aun así, mantiene buenos momentos, llevado por la participación del teclista con la inestimable ayuda, de nuevo, de Paul Raymond.

Money, money es otro gran aporte, con un riff deliciosamente comercial y con un desarrollo del mismo porte. Especialmente Pete Way brilla con luz propia, pero es que todo el grupo está soberbio.

El disco termina con Anyday, y qué os queréis que os diga. Suena que da gusto. Pese a su inicio lento, la tormenta se bate sobre nosotros. Es, de nuevo, un tema típico de la banda, con varios cambios de ritmo. Mogg, canta, y canta muy bien, tanto en su parte más relajada como en la más rockera, haciendo Way un gran trabajo, para terminar Chapman llevando la nave a buen puerto.

El resultado final en cuanto a producción se refiere, diríamos que podría haber sido más ajustado a la calidad de las canciones, que, por otro lado se nos presentan como un excelente ramillete de las posibilidades de la banda en esos críticos momentos. Lógicamente, todos echamos de menos el monstruoso legado de Schenker y todas esas composiciones de los 70 tan arrebatadoramente geniales: U.F.O. se había convertido en otra banda muy distinta. La crítica que se puede consultar en All music no es, precisamente, muy benévola con No place to run. Es obvio que si lo enfrentamos con las obras clásicas del pasado, las comparaciones son verdaderamente odiosas. No podemos caer, pues, en esta tentación.

A pesar de todo, siento un cariño especial por No place to run. Me encanta la actitud que destila este disco, ya desde su callejera portada y cómo U.F.O. fueron capaces de reencontrarse a si mismos como banda. Finalmente, no deja de ser un alivio pensar el título no era más que un diagnóstico erróneo. Sí que había hacia donde correr. Por suerte, con su nueva formación, el platillo nos garantizó nuevos placeres para los nuevos tiempos.

Zascandil escribió:Gracias a todos, muchachos. Tras vuestras laudatorias palabras y gifs, me voy plenamente contento y feliz a la cama.

Me encantaría soñar que estoy en un concierto de U.F.O. rockeando con todos vosotros.

Dan Defensor escribió:

Zascandil escribió:Gracias a todos, muchachos. Tras vuestras laudatorias palabras y gifs, me voy plenamente contento y feliz a la cama.

Me encantaría soñar que estoy en un concierto de U.F.O. rockeando con todos vosotros.

Por lo pronto, tú y yo nos vemos en Tommy "Varóoooon".

Zascandil escribió:

Dan Defensor escribió:

Zascandil escribió:Gracias a todos, muchachos. Tras vuestras laudatorias palabras y gifs, me voy plenamente contento y feliz a la cama.

Me encantaría soñar que estoy en un concierto de U.F.O. rockeando con todos vosotros.

Por lo pronto, tú y yo nos vemos en Tommy "Varóoooon".

¡Tengo que pillar la entrada esta semana! Ya vamos viendo cómo quedamos

Je, je, si aparece en el escenario la Reina Ácida te puede dar algo, amigo Dan

Dan Defensor escribió:

Zascandil escribió:

Dan Defensor escribió:

Zascandil escribió:Gracias a todos, muchachos. Tras vuestras laudatorias palabras y gifs, me voy plenamente contento y feliz a la cama.

Me encantaría soñar que estoy en un concierto de U.F.O. rockeando con todos vosotros.

Por lo pronto, tú y yo nos vemos en Tommy "Varóoooon".

¡Tengo que pillar la entrada esta semana! Ya vamos viendo cómo quedamos

Je, je, si aparece en el escenario la Reina Ácida te puede dar algo, amigo Dan

Me tiro a su cuello.

Gregg escribió:Excelente reseña Zas !!

Pequeñas puntualizaciones del loco del noroeste:

El álbum se registró en los AIR Studios de Londres y también en los AIR de Montserrat, en el Caribe, ambos diseñados por George Martin.

El bajo en Anyday en las partes "tranquilas" lo toca Paul Chapman, de ahí que no suene nada a Pete.

En cuanto al contenido del disco, yo lo veo como una continuación de Obsession. Pasa que en medio está esa animalada que es SITN y no nos deja ver el bosque. En Obsession ya existía esa melancolía, esa pausa, que ahora continúa en No Place To Run. Vale que Obsession dió más en el clavo pero ya sabemos que ahí tocaba el loco teutón dándole ese punto a las canciones. Es como si Phil Mogg reclamase de sus huestes que exprimiesen un poco más esas emociones que afloraban en el disco de las bolas en la cara.

Sobre Young Blood, el único single del disco (¿por qué?? demonios, No Place To Run es un mega clásico !!), decir que la banda no estaba nada contenta de como quedó, se quejaban de que Martin la había suavizado en demasía, que la versión que tocaban ellos en ensayo era mejor.

Zascandil escribió:Bueno, aprovechando que la vena crítica está surgiendo en nuestras atormentadas almas uferas, y, aunque no estamos aún en lunes, me adelanto a inaugurar la semana "No place to run". que, visto lo visto, es decir lo mismo que inaugurar la "travesía en el desierto". A ver cómo nos las apañamos para aparecer tan brillantes en nuestros análisis como en la gloriosa etapa Schenker.

El mundo necesita gente valiente como Zascandil: open fire!






Nota de la redacción: aunque en mi última reseña introduje una morcilla y fue un éxito absoluto, no he querido hacerlo de nuevo, por no repetirme, como la morcilla en sí.

Espero que, a pesar de ello, leáis el texto en su integridad. Ya veréis qué mono me ha quedado.


¿Qué hacer cuando has perdido a unos de los mejores guitarristas del mundo? Fácil respuesta: continuar. No place to run, de 1980 es el inicio de la nueva era para U.F.O., “nuevo” guitarrista, Paul Chapman, esta vez establecido de manera permanente en la banda, incluso nuevo concepto de presentación de disco, con portada y contraportada protagonizadas por sendas y excelentes fotografías de la banda en una gasolinera. Atrás quedaron los desasosegantes conceptos de Hipgnosis, que ahora se decantan por la sencillez, aunque siguen siendo los responsables del trabajo artístico.

No es de extrañar que, tras haber bebido de las fuentes del éxito, habiendo grabado el colosal directo de 1979, girando exitosamente por Estados Unidos, perder a Schenker hubiera sido un varapalo enorme para las aspiraciones de la banda. El estado físico del grupo, cercano a la extenuación acentuado por el abuso de las sustancias que todos conocemos había desembocado en una especie de punto de no retorno, parece perfectamente lógico que el título para el nuevo disco fuera No place to run. En mi humilde parecer, retrata perfectamente el estado en el que el grupo se encontraba.

Seguimos con cambios, tras las últimas experiencias americanas con Obsession e, incluso, Strangers in the night, U.F.O. retornan a su tierra natal, al hogar, pérfida Albión que denominaron los antiguos. Incluso el cambio de nacionalidad de los guitarristas, del alemán Schenker al galés Chapman podría significar otro rasgo de esta “vuelta a casa”: Para grabar, también se decantan por estudios británicos, efectivamente, AIR estudios de Londres es el lugar elegido para la realización de No place to run, pero si todo esto fuera poco, seguro que cuando se diga el nombre del productor, nadie permanecerá impasible: nada menos que George Martin, otrora genio de los controles con The Beatles y ahora responsable máximo de la grabación de una de las bandas más adoradas del Hard Rock, también conocida por sus excesos de todo tipo. La combinación no podía ser, en consecuencia, más chocante.

No nos extenderemos mucho más en la relación productor/producidos, sólo hacer mención que ninguna de las partes terminó muy satisfecha con la experiencia, el grupo se quejaba de que George Martin no estaba acostumbrado grabar separadamente los instrumentos, al tiempo que el productor, haciendo gala de su proverbial caballerosidad inglesa, simplemente se dedicó a declarar que “una vez produje a un grupo de heavy metal y la experiencia no me terminó de llenar en absoluto”.

Como fuera, y más allá de las circunstancias adversas a las que se enfrentaba nuestro grupo, nos encontramos en 1980, para muchos, el año más glorioso del Heavy Metal, todo un mundo de posibilidades se abría en el mercado musical para los grupos de pelo largo y sonidos estridentes. Una nueva generación de músicos se abría paso, pero otra no tan joven también quería participan del festín. Para ello, U.F.O. entregan su octavo disco en estudio con la intención de demostrarnos que aun tienen mucho en la recámara.


Sí, en el disco encontramos trallazos tipo Lettin’ go, que para mi gusto puede considerarse un clásico de la banda y ¡cómo gana este tema en directo! Acabo de escuchar el cd de su actuación en BBC y pone los pelos de punta. Realmente, y como comentaba Mogg, el directo de U.F.O. en esta época poco tenía que envidiar a sus años dorados con Schenker.. De acuerdo, vale, la magia de aquellos solos del alemán ya no estaba y eso es irrefutable, pero también es cierto que la nueva llegada de Chapman había aportado un notable grado de contundencia en los riffs: Lettin’ go, es un claro ejemplo de ello, pero también tenemos Take it or leave it,,,

Con No place to run, la costumbre de interpretar versiones de viejos clásicos del rock and roll, como ya hicieran en sus primeros discos, vuelve a ser retomada. Esta vez le toca el turno a Mystery train con resultados realmente explosivos. El tema, célebre por su interpretación por Elvis, es llevado al terreno hard rockero, con un Mogg espléndido, tanto en la entrada del tema como en su desarrollo. Chapman, también luce con su guitarra en una gran versión que estaría destinada a proporcionar grandes momentos en directo.

Young blood sería la canción más comercial del disco, single perfecto. En cierto sentido recuerda a Only you can rock me, por el tratamiento de la melodía, que aquí resulta más arrastrada y, en cualquier caso, encantadora. Young blood, where are you going now? Me encanta cómo se inserta la letra, la voz y la música en esta canción. Para mi, y lo diré mil veces, este tema estaba destinado a reinar en los charts, aunque fuera durante sólo una semana!

No se ha dicho hasta ahora, pero el dúo Way-Mogg protagonizan la composición del disco, aunque es justo reconocer que el tema que abre No place to run es un honor concedido a Chapman. Bonito detalle por parte de la banda, sin duda, para quien era el “new kid”, a pesar de su efímero pasado ufero.

¿Y qué se puede decir de la canción que da nombre al disco? Pues que es puro U.F.O. y otro gran trabajo de Chapman al solo. Tiene, en general, un punto callejero este tema y una cadencia tan pronunciada, que no puedes hacer otra cosa que entregarte a ella. Que nadie se pierda el final, protagonizado por Chapman, quien también participa en la composición de This fire burns tonight, con compañía de Pete Way, que yo creo que estaba encantado con la presencia del nuevo guitarrista.

Paul Raymond y sus teclados parece ser el miembro con una participación más discreta en este disco, habida cuenta que Andy Parker, se nos sigue presentado como el sólido batería que siempre ha sido. Sin embargo, nos proporciona un tema en su totalidad, Take it or leave it, una preciosa y pausada canción, que no desentonaría al lado de otras piezas del mismo corte del pasado. Mogg, como es habitual en él en estos registros, lo borda. Por fin, podemos escuchar de manera clara el piano de Raymond. Precioso tema.

Gone in the night, cierra la primera cara del vinilo. Y por cierto, otro momento donde Paul Raymond se hace más presente, aunque el tema me parece por terminar, al tiempo que algo previsible, pero aun así, mantiene buenos momentos, llevado por la participación del teclista con la inestimable ayuda, de nuevo, de Paul Raymond.

Money, money es otro gran aporte, con un riff deliciosamente comercial y con un desarrollo del mismo porte. Especialmente Pete Way brilla con luz propia, pero es que todo el grupo está soberbio.

El disco termina con Anyday, y qué os queréis que os diga. Suena que da gusto. Pese a su inicio lento, la tormenta se bate sobre nosotros. Es, de nuevo, un tema típico de la banda, con varios cambios de ritmo. Mogg, canta, y canta muy bien, tanto en su parte más relajada como en la más rockera, haciendo Way un gran trabajo, para terminar Chapman llevando la nave a buen puerto.

El resultado final en cuanto a producción se refiere, diríamos que podría haber sido más ajustado a la calidad de las canciones, que, por otro lado se nos presentan como un excelente ramillete de las posibilidades de la banda en esos críticos momentos. Lógicamente, todos echamos de menos el monstruoso legado de Schenker y todas esas composiciones de los 70 tan arrebatadoramente geniales: U.F.O. se había convertido en otra banda muy distinta. La crítica que se puede consultar en All music no es, precisamente, muy benévola con No place to run. Es obvio que si lo enfrentamos con las obras clásicas del pasado, las comparaciones son verdaderamente odiosas. No podemos caer, pues, en esta tentación.

A pesar de todo, siento un cariño especial por No place to run. Me encanta la actitud que destila este disco, ya desde su callejera portada y cómo U.F.O. fueron capaces de reencontrarse a si mismos como banda. Finalmente, no deja de ser un alivio pensar el título no era más que un diagnóstico erróneo. Sí que había hacia donde correr. Por suerte, con su nueva formación, el platillo nos garantizó nuevos placeres para los nuevos tiempos.

Dan Defensor escribió:EJeje, estupenda tu firma, Kossoff.

Por cierto, chicos, hagamos hincapié en las guitarras de Paul Chapman.
Acostumbrado como estaba yo a principios de los ochenta a las Les Paul, las SG, las Flying V, las Stratocaster e incluso, a las llamados "Superstratos", y las nuevas guitarras que iban a romper el dominio Gibson-Fender, esto es, las Jackson, Hammer, Ibanez, B.C. Rich etc., viene el bueno de Chapman y aparece con guitarras Roland, más asimiladas al rollo techno-pop y a la música electrónica y sintetizada.

Gregg escribió:Mi apreciación PERSONAL:

The Michael Schenker Group (1980) vs No Place to Run (1980)
Grandes canciones arruinadas por una producción horrorosa/Un disco quizás algo menor pero con grandes temas - y con una excelente producción.

Gregg escribió:

Dan Defensor escribió:EJeje, estupenda tu firma, Kossoff.

Por cierto, chicos, hagamos hincapié en las guitarras de Paul Chapman.
Acostumbrado como estaba yo a principios de los ochenta a las Les Paul, las SG, las Flying V, las Stratocaster e incluso, a las llamados "Superstratos", y las nuevas guitarras que iban a romper el dominio Gibson-Fender, esto es, las Jackson, Hammer, Ibanez, B.C. Rich etc., viene el bueno de Chapman y aparece con guitarras Roland, más asimiladas al rollo techno-pop y a la música electrónica y sintetizada.

Dan, disculpa, esa guitarra es una BC Rich, y Chapman la utilizó por primera vez en la grabación de The Wild The Willing & The Innocent

Dan Defensor escribió:

Gregg escribió:

Dan Defensor escribió:EJeje, estupenda tu firma, Kossoff.

Por cierto, chicos, hagamos hincapié en las guitarras de Paul Chapman.
Acostumbrado como estaba yo a principios de los ochenta a las Les Paul, las SG, las Flying V, las Stratocaster e incluso, a las llamados "Superstratos", y las nuevas guitarras que iban a romper el dominio Gibson-Fender, esto es, las Jackson, Hammer, Ibanez, B.C. Rich etc., viene el bueno de Chapman y aparece con guitarras Roland, más asimiladas al rollo techno-pop y a la música electrónica y sintetizada.

Dan, disculpa, esa guitarra es una BC Rich, y Chapman la utilizó por primera vez en la grabación de The Wild The Willing & The Innocent

Cojones, pues estaba yo equivocado.
Gracias, Gregg.
Estupenda guitarra de rara forma.
Entonces ¿qué guitarra utilizó en No Place to Run, una Firebird?

Gregg escribió:

Gregg escribió:Hoy he podido escuchar a "buen" volumen el álbum de la semana.

Que bien suena la sección rítmica en este disco.

Y, demonios, el tema título es una de las mejores canciones de UFO, que ya es decir.

Take Or Leave It es la antecesora de Never Trust A Stranger, la siguiente canción de Raymond en ver la luz oficialmente. Aunque la segunda tiene en el estribillo el trabajo del loco teutón esta tiene al vocalista más evocativo. Que desesperado suena en este tema Phil...

Money Money es de esas canciones de UFO que están ahí escondidas. Nadie habla de ellas pero la pones y es ... la pera !!

Gone In The Night siempre me ha gustado muchísimo.

Gregg escribió:

Gone In The Night siempre me ha gustado muchísimo.