Tom Waits , repaso a su discografía.

pinkpanther escribió:

watts escribió:La verdad es que en el curro no me dejan respirar y en casa tampoco y estoy entregado a la causa de los 1001 discos, así que no puedo comentar tanto como me gustaría ni en este hilo ni en el de Mellencamp, pero voy escuchando los discos con vosotros.

Creo que después del comentario del Barón y las puntualizaciones posteriores poco más queda que añadir. Obra maestra. No sabía de donde venía el nombre, pero todo encaja, sí. Ni siquiera voy a elegir una favorita, pero las más reposadas de este disco son tan maravillosas como las más frikis o bailables (sí, yo bailo con Tom Waits, que pasa!)

Tiene flow.

FRANKS WILD YEARS
Un Operachi Romantico in Two Acts



El año, 1986
El escenario, un pequeño teatro de provincias, de tablas sucias y crujientes, con asientos de terciopelo raído y pequeños palcos, casi todos vacíos.

Bajan las luces, el patio de butacas está casi a oscuras. Un foco ilumina el centro del telón, bajado. Desde detrás de los cortinajes aparece de repente un hombrecillo pálido, con un traje pasado de moda. Lleva en la mano un micrófono vintage, como los usados en los años cincuenta. En la otra, un cigarrillo.

Da una calada, lanza el humo hacia el lejano artesonado, se acerca el micro a los labios y pide silencio. Esta es la historia de Frank, dice. Empieza cuatro años atrás.


PRÓLOGO


Frank lo tenía casi todo para ser feliz, dice el hombre del micro. Una casita de dos piezas y un horno con autolimpiado. Conducía un sedan, su mujer era discreta y preparaba unos bloody marys de puta madre, y tenían un encantador perrito, un chihuahua ciego con, eso sí, la epidermis un poco chunga.

Pero un día Frank se metió un par de lingotazos de camino a casa y compró un galón de gasolina. Roció la casa entera y le pegó fuego.

Al otro lado de la calle, poco antes de pillar la autopista rumbo al norte, Frank reía contemplando las llamas...


El hombre del micro tira el cigarrillo al suelo, se da la vuelta y desaparece por donde ha venido. Se apaga el foco, oscuridad de nuevo...






Se levanta el telón.

PRIMER ACTO

Frank conduce un desvencijado sedan de camino a Reno. En el asiento del copiloto hay una bolsa con restos de comida, un paquete de Camel y varias botellas empezadas de Mickey's Big Mouths. Frank enciende la radio, buscando algo que no suene a lo de siempre. Sus dedos se detienen en un dial concreto. ¿Qué puñetas es esto?? Parece una brass band formada por lunáticos. ¿A qué suena? ¿de qué planeta son estas percusiones? ¿por qué chirría la guitarra de esa forma? ¿quién la maltrata?...¿y quién es ese tipo que parece que cante desde el interior de un megáfono averiado? Hang on st. Christopher on the passenger side, open it up tonight the devil can ride, gruñe el tipo de la radio...
Frank mira la figurilla de San Cristóbal que danza, enganchada por la cocorota al parabrisas, y no puede evitar una amarga sonrisa. Enciende un camel y golpea con sus manos el volante, al ritmo de ese ritmo marciano...

Las notas se interrumpen pero entra otro tema inmediatamente. Frank se dispone a quitarlo, pero se detiene al escuchar la voz del mismo tipo escupir el primer verso...’ I'm going straight to the top, oh yeah’...
Joder sí, ahí voy yo, hijos de puta. Directo a la cima.
Frank se deja llevar por el tema, cabecea, enciende otro camel. Se ve a sí mismo en un club pidiendo otra botella de champagne. En el escenario, un grupo de mutantes armados con extraños utensilios perpetran la rumba más extraña que ha oído nunca. Le parece reconocer unas congas y un contrabajo, pero el resto de instrumentos...¿qué coño tocan estos freaks? ¿eso que se oye al fondo es un órgano? ¿dónde está? la gente se levanta de las mesas y sale a bailar y lo hace frenéticamente, el cantante se contorsiona al frente con los ojos ocultos tras un sombrero de ala corta, mientras grita I'm going straight to the top, up where the air is fresh and clean...Frank sale del club y cierra la radio.

Se detiene en un motel. El sol está a punto de ponerse y lleva todo el día conduciendo. En la habitación hay una copia de un cuadro de Hopper sin marco, una mancha en la moqueta y varias cucarachas.
En el cajón de la mesita encuentra una Biblia y detrás, una caja.
La abre.
Emerge una pequeña bailarina y, con un click, empieza a girar. Y suena la música.
Una música que le lleva tres décadas atrás. Cuando el circo llegaba a su pueblo. Un pueblo de mierda cuando pasas de los quince, pero un lugar de ensueño hasta ese momento. Y cada verano llegaba el circo, y los freaks, y el mismo león un año más cascao, y los payasos y las trapecistas y el hombre forzudo con sus pesas de madera.
Aparcaban en círculo a las afueras, y montaban la carpa y la música que sonaba cada tarde, antes de empezar la función, era algo muy parecido a lo que sale de la caja que tiene ahora entre las manos. Se deslizaba entre las carretas y entre las jaulas, a través de unos altavoces oxidados y rotos, una música hecha de bombillas de colores, de maquillaje y de saltos mortales, una música que emociona a la vez que estremece, que acaricia a la vez que asusta.
Vuelve a sentir lo mismo, la bailarina le pide al viento que la lleve lejos de allí , y Frank cierra la caja justo cuando las últimas notas se desvanecen.





No puede conciliar el sueño, va al bar del motel.

Un vaso de brandy y un centavo en el juke box. Al azar.
Suena un saxo...¿una trompeta?..entra un ritmo de burdel, y esa voz, es esa voz otra vez...¿lo es? Suena en un agudo falsete, falla notas, cacarea.
Una mujer se le acerca. Apenas si tendrá cuarenta años, pero no los lleva muy bien. Le pide a Frank que le invite. Tentación. A él le recuerda a su mujer, allá donde esté. La misma belleza mal pintada, las mismas cicatrices. Tentación.
Le paga una copa, se toma él otra. La mujer la apura en dos tragos y recuesta la cabeza en la barra y se duerme. El jukebox repite su letanía: tentación, tentación, tentación,  no la puedo resistir...

Hay una pianola en un extremo del bar. Frank se pide otra copa, enciende un cigarrillo, se sienta y toca apenas dos notas. Sigue pensando en su mujer... where are the arms that held me?
Inmediatamente  suena una música por todo el local. Frank se gira en la banqueta. Y ahí están sus amigos, todos los que dejó atrás. Aquellos con los que juró que nunca se separarían. Sentados en las mesas, en la barra. Mirándolo, levantando sus copas en brindis hacia él. Frank canta con voz ebria, el piano desgrana las mismas dos notas, también ha bebido lo suyo. Una canción de hace años, un vals destartalado, que habla de recuerdos robados y sueños inocentes.
Sus amigos cantan con él, todos a la vez, a destiempo, y el vals rueda en círculo , y rueda y rueda...

...and It's such a sad old feeling
all the fields are soft and green
and it's memories that I'm stealing
but you're innocent when you dream

Después ya no recuerda nada. Sólo las cucarachas.


El canto estridente de un gallo arranca a Frank de sus sueños inocentes y le regala una bonita resaca. Frank pone la radio mientras se afeita, pensando en beber algo antes de desayunar. La misma voz otra vez, rota, le da los buenos días con una extraña pero alegre tarantella. Curiosamente el acordeón y las marimbas le despejan la cabeza, la resaca se desvanece , el día aparece luminoso. Frank se siente capaz de todo y canta una letra que no sabe pero que intuye: in the morning, I’ll be gone...
El gallo vuelve a cantar, Frank se despide de las cucarachas y sale a la carretera de nuevo.

Tras todo un día conduciendo, Frank aparca detrás de un café a las afueras de un pueblo fantasma. Sentado en el capó del coche, mientras el sol se pone, piensa en que las cosas no han ido muy bien hasta entonces, pero confía en su suerte.
Enciende un cigarrillo, pega un trago de la petaca mientras el cielo se vuelve  azul oscuro,y luego violeta, y pronto sólo queda una franja dorada en el horizonte. Y recuerda cómo lo dejó todo atrás y por qué.

If you want to go
where the rainbows end
you'll have to say goodbye
all our dreams come true
baby up ahead
and it's out where your memories lie

Sí, hay que esperar a que llegue el mañana, porque el presente había sido una mierda y el futuro no pintaba mejor. Abre el maletero y saca su acordeón. No, mejor la guitarra, este crepúsculo necesita cuerdas. Se sienta en el capó de nuevo y rasga una melodía sencilla, que parece escapada del pueblo abandonado que tiene a sus espaldas. Las notas resuenan quedas en la noche recién estrenada, se escapan por la carretera trazando una línea recta y Frank desgrana unos versos para explicarle a nadie sus planes, y por qué hace lo que hace: today is grey skies, tomorrow is tears, you'll have to wait til yesterday is here...Se inquieta, casi se conmueve pero inmediatamente se serena. No sabe que ha compuesto la canción americana perfecta.

Esa noche Frank duerme en el coche, mientras en su cabeza suena una canción de cuna que escuchó alguna vez, en algún lugar, y de la que sólo recuerda la melodía y unos curiosos versos ‘if I fall asleep in your arms, please wake me up in my dreams...’
A medianoche se despierta, hace demasiado frío. Enciende un cigarrillo y abre una botella de bourbon y enciende la radio. Otra vez esa voz. Otra vez esa extraña música. En esta ocasión con una instrumentación mínima, apenas voz y órgano. Y la creciente sensación de que esas canciones le hablan a él. Hablan de él.

dream away when everyone's gone
dream away your grey skies tooo
dream away and nothing is wrong
dreams have wishes that are waiting for you

Mira por la ventanilla, todo está oscuro. Justo cuando termina la canción el dj dice ‘acabamos de escuchar ‘Frank’s Theme’, en la voz de...
Pero el resto no se escucha. Interferencias, ruido. Nada.

Frank sonríe, está a punto de echarse a reír. ‘Frank’s Theme’, piensa. Hay que joderse.
Toma otro sorbo de bourbon.

Se apagan las luces. Telón.








SEGUNDO ACTO

Se levanta el telón

Frank aparece en un café, un antro que parece haber sido trasladado ladrillo a ladrillo desde el puerto de Marsella. Suena el acordeón y el olor a chanson y a pernod lo impregna todo, incluso a la mujer que baila como una muñeca desmadejada, sola, en medio del bar. De espaldas parece el fantasma de Edith Piaff, de visita a la ciudad del pecado. No lo es. Pero como si lo hubiera sido. It’s more than rain, canta el tipo bajito y enclenque,  en un escenario en penumbra. It's more than rain that falls on our parade tonight...
Llueve de todo, piensa Frank. Y sale a la calle.



Enciende un cigarro y ve en la calle a ese tipo, con una Biblia en la mano, y detrás suyo una carroza desvencijada, tirada por un mulo. Avanza por la calle principal, mientras la banda pone banda sonora a su discurso con un suave fondo de saxos mientras la guitarra y el bajo juegan al gato y al ratón. El tipo sermonea y la música le sigue, lo aúpa y lo envuelve.

if you walk with Jesus
he's gonna save your soul
you gotta keep the devil
way down in the hole

Cuidado con el diablo, Frank.
Enciende un cigarro mientras la comitiva sigue su camino, predicando. Tira la cerilla al suelo y piensa que en el fondo todo el mundo tendría que saber que el demonio no existe, se trata sólo de Dios cuando está borracho.

Frank pasea por el casco antiguo de la ciudad, cuando de una ventana oye salir una melodía que le es familiar: I'm going straight to the top...Coño, esto ha de ser una premonición, piensa. Lo único es que ahora la canción no parece interpretada  por una pandilla de cubanos mutantes, sino que tiene un regusto a Sinatra, a crooner de pajarita y whiskey en la mano, que no acaba de entender...

Se mete en otro bar. Hace frío, una copa para calmar los escalofríos. Luego otra y si acaso otra.
A las doce de la noche Frank repta por las calles, desorientado e inflamable, y sin detenerse empieza a aullar. Cree estar cerca de su sueño y le canta, le grita a Nueva York. Cuidado, orgullosa ciudad, porque ahí voy y te tomaré. Extended la alfombra, que esté la banda preparada, enfriad el champagne porque ahí voy. Frank oye aplausos y vítores, la gente sabe que está preparado.
Luego cae inconsciente en un banco del parque.

Frank sueña sueños de borracho: turbantes, cadáveres que conducen y una llamada desde Estambul. Es su mujer, que vuelve a casa. Disfruta de su sueño, tanto que decide ponerle música. Coge un banjo y se dedica a seguir la percusión hasta que entra el Farfisa a todo trapo, radiante; pronto llegará su mujer. Cree ver a Ali Baba. Despierta y vomita.

Amanece y Frank necesita un trago. El parque está envuelto en bruma. Camina tratando de refugiarse de la humedad. Bajo el puente del lago hay dos tipos sentados junto a un fuego que arde en un bidón. Le invitan a sentarse y le ofrecen café y matarratas.  
Tienen un carrito con un ampli. Les pregunta si son músicos ambulantes. Uno de ellos coge la guitarra y el otro saca un acordeón sobre el que había estado sentado.
Suenan unos acordes suaves, sincopados, y entra el acordeón.
Frank escucha y bebe y poco a poco despierta y sonríe y llora y siente que es la música más hermosa que jamás ha escuchado. Siente un enorme poso de melancolía en el fondo de su taza de café. Y la añoranza se le echa encima como un alud.

the cat'll sleep in the mailbox
and we'll never go to town
til we bury every dream in
the cold cold ground

Frank se levanta, les da las gracias y se va. En una esquina, de camino a su coche, ve a un negro tocando un piano. Estas cosas sólo pasan en esta ciudad, piensa. El negro empieza a hablar de St Louis, de Kansas City...y de volver a casa. Volver a casa en tren, el mismo tren que te alejó de ella.

Frank se siente confuso. Nueva York está cerca, pero ¿quiere realmente tomarla? ¿valdrá la pena? O quizás sea mejor tomar el camino de vuelta para ver si en casa todavía queda algo en pie, algo a lo que aferrarse. La música del negro le parece la más triste del mundo.

Al volante del sedan, Frank conduce ahora sí con un objetivo. Quiere recuperar lo que dejó atrás; se detiene junto a un cartel que indica ‘A Casa, 550 Millas’. Enciende un cigarrillo, sonríe y sale del coche.
Se acerca al borde del escenario, y sacando una petaca del bolsillo, la lanza a un tipo de la primera fila. Saluda con dos dedos y desaparece por un lateral del escenario.





EPÍLOGO

Según el programa del teatro, ‘Franks Wild Years’ fue un musical escrito por Tom Waits y su mujer, Kathleen Breenan. La obra de teatro fue estrenada en el Briar St. Theatre de Chicago, Illinois el 22 de junio de 1986, e interpretada por la compañía de teatro Steppenwolf.
Al año siguiente Waits lo editaba como su décimo álbum de estudio. Diversas canciones del disco han aparecido en films y series de TV a lo largo de los años.
Los años salvajes de Frank son, en definitiva, la idónea clausura de una trilogía  singularmente perfecta, una de las reinvenciones más sorprendentes en la historia de la música popular del siglo XX.
O eso dice el libreto este.





Yo, personalmente, no he visto la obra original y ni siquiera sé de qué puñetas va. ‘Franks Wild Years’ siempre me ha parecido una obra en la que perderse, en la que uno tenía todo el derecho de interpretar lo que le diera la gana, partiendo de una mínima premisa argumental (la de preguntarse qué había sido de Frank desde que apareciera -e inmediatamente- desapareciera del mundo en ‘Swordfishtrombones).

Y los cientos de veces que lo he escuchado, he disfrutado imaginando situaciones, personajes. A veces repetían, otras veces los cambiaba. Para mi este disco siempre ha sido como una película  o una obra de teatro pero vivas, cambiantes. A cada nueva escucha, yo imaginaba nuevas y distintas peripecias para Frank.

Así que dándole vueltas a este ‘encargo’ para el foro, pensé que por qué no plasmar una de esas fantasías.

Da igual lo lejos que esté mi versión de lo que realmente significan estas canciones. Se trata sólo de un juego. Al que invito a cualquiera que lea esto: poneos el disco, servíos  un generoso vaso de licor, encended un cigarro los que fuméis, y pensad en quién coño es Frank, por dónde anda, qué piensa y qué hace...y qué escucha.


Y recordad que pase lo que pase, uno siempre es inocente cuando sueña...

Maravillosa manera de abordar la reseña de este disco, Eloy. Fantástica.

Me voy a la cama, mañana comento más, porque adoro también este disco.

Joder, vaya pasada tio. Gracias.

Que cago en mi puta vida Eloy.
Que grande eres.

Joder, Eloy, enorme. Muchas gracias.

Bravo, Eloy!!!

Gigántico, enormérrimo, bravísimo Eloy.

Menudo curro que te has pegado.

Una maravilla

Como mola este topic

Enorme Eloy, que barbaridad de crítica.

Impresionante Eloy

después de esto ya podemos cerrar el foro.

bravo, eloy!

Aiba la hostia.
Que buena....

Acertadísimo cambio de título.

Me ha gustado mucho.

La primera vez que escuché "los años salvajes de Eloy", me sentí como si tras acabar con una botella de  Plymouth, asistiese en perfecta armonía al concierto de una banda completamente borracha, cuyo maestro de ceremonias nos cantaba con la cabeza metida en la taza del wc mientras vomitaba.

Para al rato estar bailando Temptation con una guiri en muy mal estado. Alta y flaca, con un tirante de su blusa bajado, que insinúa un pecho pequeño de pezón rosado. Casi he de apuntalarla contra una columna porque se me cae. Ni el grito disonante de la canción la asusta.

Demasiado alcohol para que pueda ocurrir nada bueno.
Demasiado alcohol para que no ocurra nada.

Coño, mirando el libreto veo que la obra de teatro la dirigió un tal... ¡Gary Sinise! ¿Será el de Forrest Gump y CSI? Pues vaya, no es un actor por el que tenga especial simpatía...



Edito: Investigando por internet compruebo que sí, que es el mismo Gary Sinise (obviamente mucho antes de que se hiciera famoso por el cine o la televisión). Curioso. Pues aparte de ser un actor que nunca me ha llamado especialmente la atención debe ser un considerable facha, republicano acérrimo... Pero ahora tendré que mirarle con unos ojos un poco diferentes si fue quien dirigió esta obra...

Respecto al disco: una joya en la que me costó entrar. Y mira que me encantaban Swordfishtrombones y Rain Dogs, pero éste se me hacía más duro, no sé, había pasajes que me resultaban incluso más marcianos que en los dos discos anteriores, me parecía que le lastraba su origen teatral, y no terminaba de entender de qué iba este delirio de los años salvajes de Frank.

Fue cuestión de tiempo. Frank's Wild Years es una maravilla, un disco extraño y absorbente en el que perderse, para interpretarlo dejándote llevar por los sueños y la magia, por la melancolía y la nostalgia... O sea, como lo ha hecho Eloy y cómo nos lo ha ofrecido de manera magistral.

Y aunque a alguien le cueste un poco la parte más marciana, es imposible negar que canciones como "Innocent When You Dream", "Yesterday Is Here", "Way Down In The Hole" o "Cold Cold Ground" son de lo más grande que se ha grabado nunca, por dios...

BillyBudd escribió:Coño, mirando el libreto veo que la obra de teatro la dirigió un tal... ¡Gary Sinise! ¿Será el de Forrest Gump y CSI? Pues vaya, no es un actor por el que tenga especial simpatía...

En efecto, es él. Yo tampoco tenía ni idea hasta que vi ese libreto...

Por otro lado muchas gracias a todos por los halagos, me alegro de que os haya gustado. La verdad es que lo pasé muy bien escribiéndolo. Y además este topic está quedando niquelao, he disfrutado mucho leyendo las reseñas y recuperando discos, así que tenía que esforzarme.

Y lo colgué anoche porque esta mañana ando muy atareao y sabía que no tendría tiempo de 'editarlo' correctamente.

Luego me paso de nuevo si puedo.

Tercer disco de 10 consecutivo. Tiene tan buenos momentos que es difícil quedarse con uno, aunque Innocent when you dream" siempre estará ahí.

el baron de la birra escribió:Tercer disco de 10 consecutivo. Tiene tan buenos momentos que es difícil quedarse con uno, aunque Innocent when you dream" siempre estará ahí.

Innocent When You Dream es mas que una canción, es un himno, para mi uno de los mayores que se han hecho en la historia de la música.

Por lo demás estoy con la opinión general, estamos ante su tercera obra maestra consecutiva, un disco igual mas "difícil" que Rain Dogs o Swordfishtrombones, pero un disco que tiene esa magia que solo tienen los elegidos.

puto amo, Eloy .... magistral tu critica, así como el álbum. Me pasa como a ti que este disco me hace viajar a distintas aventuras e historias que posiblemente no tienen nada que ver el texto original de la mano del amigo Frank. También me costo entrar en el, pero una vez le pille el punto paso a ser otro imprescindible en mi vida. A mi hija le canto Innocent when you Dream cada noche para dormirla, imaginad hasta que punto amo esa canción. Eso si, normalmente utilizo la melodía e improviso la letra

Tercer discos consecutivo de 10. Y todavía queda un cuarto 10 consecutivo, aunque ya fuera de la mítica trilogía.

BillyBudd escribió:Tercer discos consecutivo de 10. Y todavía queda un cuarto 10 consecutivo, aunque ya fuera de la mítica trilogía.

Cierto.

Por cierto, a raíz de la gran crítica de Eloy sobre Franks Wild Years echo de menos que no hablemos de Big Time.

Sublime, Eloy.

Y sí, Big Time tiene reinterpretaciones magistrales, como ese Telephone Call from Istambul salido del averno.

Genial Eloy.

Disco de 10.

Bien, Eloy, bien. Nivelazo en este topic...

Frank's Wild Years supone el final de los años salvajes de Waits y la más ddlirante de sus obras. Con el epílogo, casi igual de delirante de Big Time...
Waits siguió y sigue sacando grandes discos pero se ha acomodado en su posición. Cuando sale un disco de Tom sabemos los ingredientes que vamos a encontrar, combinados con proporciones distintas, pero todos ellos están en estas tres obras maestras. Aquí sobre todo, entra ese aroma a Music Hall disléxico y (siempre) borracho. Menos mal que están los temas más standard para guiar el conjunto porque si no este disco sería muy áspero, pero es que Innocent, Yesterday, Cold Cold Ground... uff

Eloy escribió:FRANKS WILD YEARS
Un Operachi Romantico in Two Acts



El año, 1986
El escenario, un pequeño teatro de provincias, de tablas sucias y crujientes, con asientos de terciopelo raído y pequeños palcos, casi todos vacíos.

Bajan las luces, el patio de butacas está casi a oscuras. Un foco ilumina el centro del telón, bajado. Desde detrás de los cortinajes aparece de repente un hombrecillo pálido, con un traje pasado de moda. Lleva en la mano un micrófono vintage, como los usados en los años cincuenta. En la otra, un cigarrillo.

Da una calada, lanza el humo hacia el lejano artesonado, se acerca el micro a los labios y pide silencio. Esta es la historia de Frank, dice. Empieza cuatro años atrás.


PRÓLOGO


Frank lo tenía casi todo para ser feliz, dice el hombre del micro. Una casita de dos piezas y un horno con autolimpiado. Conducía un sedan, su mujer era discreta y preparaba unos bloody marys de puta madre, y tenían un encantador perrito, un chihuahua ciego con, eso sí, la epidermis un poco chunga.

Pero un día Frank se metió un par de lingotazos de camino a casa y compró un galón de gasolina. Roció la casa entera y le pegó fuego.

Al otro lado de la calle, poco antes de pillar la autopista rumbo al norte, Frank reía contemplando las llamas...


El hombre del micro tira el cigarrillo al suelo, se da la vuelta y desaparece por donde ha venido. Se apaga el foco, oscuridad de nuevo...






Se levanta el telón.

PRIMER ACTO

Frank conduce un desvencijado sedan de camino a Reno. En el asiento del copiloto hay una bolsa con restos de comida, un paquete de Camel y varias botellas empezadas de Mickey's Big Mouths. Frank enciende la radio, buscando algo que no suene a lo de siempre. Sus dedos se detienen en un dial concreto. ¿Qué puñetas es esto?? Parece una brass band formada por lunáticos. ¿A qué suena? ¿de qué planeta son estas percusiones? ¿por qué chirría la guitarra de esa forma? ¿quién la maltrata?...¿y quién es ese tipo que parece que cante desde el interior de un megáfono averiado? Hang on st. Christopher on the passenger side, open it up tonight the devil can ride, gruñe el tipo de la radio...
Frank mira la figurilla de San Cristóbal que danza, enganchada por la cocorota al parabrisas, y no puede evitar una amarga sonrisa. Enciende un camel y golpea con sus manos el volante, al ritmo de ese ritmo marciano...

Las notas se interrumpen pero entra otro tema inmediatamente. Frank se dispone a quitarlo, pero se detiene al escuchar la voz del mismo tipo escupir el primer verso...’ I'm going straight to the top, oh yeah’...
Joder sí, ahí voy yo, hijos de puta. Directo a la cima.
Frank se deja llevar por el tema, cabecea, enciende otro camel. Se ve a sí mismo en un club pidiendo otra botella de champagne. En el escenario, un grupo de mutantes armados con extraños utensilios perpetran la rumba más extraña que ha oído nunca. Le parece reconocer unas congas y un contrabajo, pero el resto de instrumentos...¿qué coño tocan estos freaks? ¿eso que se oye al fondo es un órgano? ¿dónde está? la gente se levanta de las mesas y sale a bailar y lo hace frenéticamente, el cantante se contorsiona al frente con los ojos ocultos tras un sombrero de ala corta, mientras grita I'm going straight to the top, up where the air is fresh and clean...Frank sale del club y cierra la radio.

Se detiene en un motel. El sol está a punto de ponerse y lleva todo el día conduciendo. En la habitación hay una copia de un cuadro de Hopper sin marco, una mancha en la moqueta y varias cucarachas.
En el cajón de la mesita encuentra una Biblia y detrás, una caja.
La abre.
Emerge una pequeña bailarina y, con un click, empieza a girar. Y suena la música.
Una música que le lleva tres décadas atrás. Cuando el circo llegaba a su pueblo. Un pueblo de mierda cuando pasas de los quince, pero un lugar de ensueño hasta ese momento. Y cada verano llegaba el circo, y los freaks, y el mismo león un año más cascao, y los payasos y las trapecistas y el hombre forzudo con sus pesas de madera.
Aparcaban en círculo a las afueras, y montaban la carpa y la música que sonaba cada tarde, antes de empezar la función, era algo muy parecido a lo que sale de la caja que tiene ahora entre las manos. Se deslizaba entre las carretas y entre las jaulas, a través de unos altavoces oxidados y rotos, una música hecha de bombillas de colores, de maquillaje y de saltos mortales, una música que emociona a la vez que estremece, que acaricia a la vez que asusta.
Vuelve a sentir lo mismo, la bailarina le pide al viento que la lleve lejos de allí , y Frank cierra la caja justo cuando las últimas notas se desvanecen.





No puede conciliar el sueño, va al bar del motel.

Un vaso de brandy y un centavo en el juke box. Al azar.
Suena un saxo...¿una trompeta?..entra un ritmo de burdel, y esa voz, es esa voz otra vez...¿lo es? Suena en un agudo falsete, falla notas, cacarea.
Una mujer se le acerca. Apenas si tendrá cuarenta años, pero no los lleva muy bien. Le pide a Frank que le invite. Tentación. A él le recuerda a su mujer, allá donde esté. La misma belleza mal pintada, las mismas cicatrices. Tentación.
Le paga una copa, se toma él otra. La mujer la apura en dos tragos y recuesta la cabeza en la barra y se duerme. El jukebox repite su letanía: tentación, tentación, tentación,  no la puedo resistir...

Hay una pianola en un extremo del bar. Frank se pide otra copa, enciende un cigarrillo, se sienta y toca apenas dos notas. Sigue pensando en su mujer... where are the arms that held me?
Inmediatamente  suena una música por todo el local. Frank se gira en la banqueta. Y ahí están sus amigos, todos los que dejó atrás. Aquellos con los que juró que nunca se separarían. Sentados en las mesas, en la barra. Mirándolo, levantando sus copas en brindis hacia él. Frank canta con voz ebria, el piano desgrana las mismas dos notas, también ha bebido lo suyo. Una canción de hace años, un vals destartalado, que habla de recuerdos robados y sueños inocentes.
Sus amigos cantan con él, todos a la vez, a destiempo, y el vals rueda en círculo , y rueda y rueda...

...and It's such a sad old feeling
all the fields are soft and green
and it's memories that I'm stealing
but you're innocent when you dream

Después ya no recuerda nada. Sólo las cucarachas.


El canto estridente de un gallo arranca a Frank de sus sueños inocentes y le regala una bonita resaca. Frank pone la radio mientras se afeita, pensando en beber algo antes de desayunar. La misma voz otra vez, rota, le da los buenos días con una extraña pero alegre tarantella. Curiosamente el acordeón y las marimbas le despejan la cabeza, la resaca se desvanece , el día aparece luminoso. Frank se siente capaz de todo y canta una letra que no sabe pero que intuye: in the morning, I’ll be gone...
El gallo vuelve a cantar, Frank se despide de las cucarachas y sale a la carretera de nuevo.

Tras todo un día conduciendo, Frank aparca detrás de un café a las afueras de un pueblo fantasma. Sentado en el capó del coche, mientras el sol se pone, piensa en que las cosas no han ido muy bien hasta entonces, pero confía en su suerte.
Enciende un cigarrillo, pega un trago de la petaca mientras el cielo se vuelve  azul oscuro,y luego violeta, y pronto sólo queda una franja dorada en el horizonte. Y recuerda cómo lo dejó todo atrás y por qué.

If you want to go
where the rainbows end
you'll have to say goodbye
all our dreams come true
baby up ahead
and it's out where your memories lie

Sí, hay que esperar a que llegue el mañana, porque el presente había sido una mierda y el futuro no pintaba mejor. Abre el maletero y saca su acordeón. No, mejor la guitarra, este crepúsculo necesita cuerdas. Se sienta en el capó de nuevo y rasga una melodía sencilla, que parece escapada del pueblo abandonado que tiene a sus espaldas. Las notas resuenan quedas en la noche recién estrenada, se escapan por la carretera trazando una línea recta y Frank desgrana unos versos para explicarle a nadie sus planes, y por qué hace lo que hace: today is grey skies, tomorrow is tears, you'll have to wait til yesterday is here...Se inquieta, casi se conmueve pero inmediatamente se serena. No sabe que ha compuesto la canción americana perfecta.

Esa noche Frank duerme en el coche, mientras en su cabeza suena una canción de cuna que escuchó alguna vez, en algún lugar, y de la que sólo recuerda la melodía y unos curiosos versos ‘if I fall asleep in your arms, please wake me up in my dreams...’
A medianoche se despierta, hace demasiado frío. Enciende un cigarrillo y abre una botella de bourbon y enciende la radio. Otra vez esa voz. Otra vez esa extraña música. En esta ocasión con una instrumentación mínima, apenas voz y órgano. Y la creciente sensación de que esas canciones le hablan a él. Hablan de él.

dream away when everyone's gone
dream away your grey skies tooo
dream away and nothing is wrong
dreams have wishes that are waiting for you

Mira por la ventanilla, todo está oscuro. Justo cuando termina la canción el dj dice ‘acabamos de escuchar ‘Frank’s Theme’, en la voz de...
Pero el resto no se escucha. Interferencias, ruido. Nada.

Frank sonríe, está a punto de echarse a reír. ‘Frank’s Theme’, piensa. Hay que joderse.
Toma otro sorbo de bourbon.

Se apagan las luces. Telón.








SEGUNDO ACTO

Se levanta el telón

Frank aparece en un café, un antro que parece haber sido trasladado ladrillo a ladrillo desde el puerto de Marsella. Suena el acordeón y el olor a chanson y a pernod lo impregna todo, incluso a la mujer que baila como una muñeca desmadejada, sola, en medio del bar. De espaldas parece el fantasma de Edith Piaff, de visita a la ciudad del pecado. No lo es. Pero como si lo hubiera sido. It’s more than rain, canta el tipo bajito y enclenque,  en un escenario en penumbra. It's more than rain that falls on our parade tonight...
Llueve de todo, piensa Frank. Y sale a la calle.



Enciende un cigarro y ve en la calle a ese tipo, con una Biblia en la mano, y detrás suyo una carroza desvencijada, tirada por un mulo. Avanza por la calle principal, mientras la banda pone banda sonora a su discurso con un suave fondo de saxos mientras la guitarra y el bajo juegan al gato y al ratón. El tipo sermonea y la música le sigue, lo aúpa y lo envuelve.

if you walk with Jesus
he's gonna save your soul
you gotta keep the devil
way down in the hole

Cuidado con el diablo, Frank.
Enciende un cigarro mientras la comitiva sigue su camino, predicando. Tira la cerilla al suelo y piensa que en el fondo todo el mundo tendría que saber que el demonio no existe, se trata sólo de Dios cuando está borracho.

Frank pasea por el casco antiguo de la ciudad, cuando de una ventana oye salir una melodía que le es familiar: I'm going straight to the top...Coño, esto ha de ser una premonición, piensa. Lo único es que ahora la canción no parece interpretada  por una pandilla de cubanos mutantes, sino que tiene un regusto a Sinatra, a crooner de pajarita y whiskey en la mano, que no acaba de entender...

Se mete en otro bar. Hace frío, una copa para calmar los escalofríos. Luego otra y si acaso otra.
A las doce de la noche Frank repta por las calles, desorientado e inflamable, y sin detenerse empieza a aullar. Cree estar cerca de su sueño y le canta, le grita a Nueva York. Cuidado, orgullosa ciudad, porque ahí voy y te tomaré. Extended la alfombra, que esté la banda preparada, enfriad el champagne porque ahí voy. Frank oye aplausos y vítores, la gente sabe que está preparado.
Luego cae inconsciente en un banco del parque.

Frank sueña sueños de borracho: turbantes, cadáveres que conducen y una llamada desde Estambul. Es su mujer, que vuelve a casa. Disfruta de su sueño, tanto que decide ponerle música. Coge un banjo y se dedica a seguir la percusión hasta que entra el Farfisa a todo trapo, radiante; pronto llegará su mujer. Cree ver a Ali Baba. Despierta y vomita.

Amanece y Frank necesita un trago. El parque está envuelto en bruma. Camina tratando de refugiarse de la humedad. Bajo el puente del lago hay dos tipos sentados junto a un fuego que arde en un bidón. Le invitan a sentarse y le ofrecen café y matarratas.  
Tienen un carrito con un ampli. Les pregunta si son músicos ambulantes. Uno de ellos coge la guitarra y el otro saca un acordeón sobre el que había estado sentado.
Suenan unos acordes suaves, sincopados, y entra el acordeón.
Frank escucha y bebe y poco a poco despierta y sonríe y llora y siente que es la música más hermosa que jamás ha escuchado. Siente un enorme poso de melancolía en el fondo de su taza de café. Y la añoranza se le echa encima como un alud.

the cat'll sleep in the mailbox
and we'll never go to town
til we bury every dream in
the cold cold ground

Frank se levanta, les da las gracias y se va. En una esquina, de camino a su coche, ve a un negro tocando un piano. Estas cosas sólo pasan en esta ciudad, piensa. El negro empieza a hablar de St Louis, de Kansas City...y de volver a casa. Volver a casa en tren, el mismo tren que te alejó de ella.

Frank se siente confuso. Nueva York está cerca, pero ¿quiere realmente tomarla? ¿valdrá la pena? O quizás sea mejor tomar el camino de vuelta para ver si en casa todavía queda algo en pie, algo a lo que aferrarse. La música del negro le parece la más triste del mundo.

Al volante del sedan, Frank conduce ahora sí con un objetivo. Quiere recuperar lo que dejó atrás; se detiene junto a un cartel que indica ‘A Casa, 550 Millas’. Enciende un cigarrillo, sonríe y sale del coche.
Se acerca al borde del escenario, y sacando una petaca del bolsillo, la lanza a un tipo de la primera fila. Saluda con dos dedos y desaparece por un lateral del escenario.





EPÍLOGO

Según el programa del teatro, ‘Franks Wild Years’ fue un musical escrito por Tom Waits y su mujer, Kathleen Breenan. La obra de teatro fue estrenada en el Briar St. Theatre de Chicago, Illinois el 22 de junio de 1986, e interpretada por la compañía de teatro Steppenwolf.
Al año siguiente Waits lo editaba como su décimo álbum de estudio. Diversas canciones del disco han aparecido en films y series de TV a lo largo de los años.
Los años salvajes de Frank son, en definitiva, la idónea clausura de una trilogía  singularmente perfecta, una de las reinvenciones más sorprendentes en la historia de la música popular del siglo XX.
O eso dice el libreto este.





Yo, personalmente, no he visto la obra original y ni siquiera sé de qué puñetas va. ‘Franks Wild Years’ siempre me ha parecido una obra en la que perderse, en la que uno tenía todo el derecho de interpretar lo que le diera la gana, partiendo de una mínima premisa argumental (la de preguntarse qué había sido de Frank desde que apareciera -e inmediatamente- desapareciera del mundo en ‘Swordfishtrombones).

Y los cientos de veces que lo he escuchado, he disfrutado imaginando situaciones, personajes. A veces repetían, otras veces los cambiaba. Para mi este disco siempre ha sido como una película  o una obra de teatro pero vivas, cambiantes. A cada nueva escucha, yo imaginaba nuevas y distintas peripecias para Frank.

Así que dándole vueltas a este ‘encargo’ para el foro, pensé que por qué no plasmar una de esas fantasías.

Da igual lo lejos que esté mi versión de lo que realmente significan estas canciones. Se trata sólo de un juego. Al que invito a cualquiera que lea esto: poneos el disco, servíos  un generoso vaso de licor, encended un cigarro los que fuméis, y pensad en quién coño es Frank, por dónde anda, qué piensa y qué hace...y qué escucha.


Y recordad que pase lo que pase, uno siempre es inocente cuando sueña...

Absolutamente magistral la critica del señor Eloy. Solo queda levantarse y aplaudir!

watts escribió:Bien, Eloy, bien. Nivelazo en este topic...

Frank's Wild Years supone el final de los años salvajes de Waits y la más ddlirante de sus obras. Con el epílogo, casi igual de delirante de Big Time...
Waits siguió y sigue sacando grandes discos pero se ha acomodado en su posición. Cuando sale un disco de Tom sabemos los ingredientes que vamos a encontrar, combinados con proporciones distintas, pero todos ellos están en estas tres obras maestras. Aquí sobre todo, entra ese aroma a Music Hall disléxico y (siempre) borracho. Menos mal que están los temas más standard para guiar el conjunto porque si no este disco sería muy áspero, pero es que Innocent, Yesterday, Cold Cold Ground... uff

No hubiera estado mal verle en esa gira, no.

Menuda crítica Eloy, aplausos.
No hace falta decir mucho más, sólo que las sensaciones que da el disco son exactamente esas. Además tampoco sabría explicarlo muy bien, aunque lo dicho por PLdG en cuatro líneas es también magnífico.

Lo jodido es que yo ahora me siento como Jeff Beck tras ver por primera vez a Hendrix, diciendo aquello de "...y yo qué coño hago ahora..."

"Never could stand that dog."

Está todo ahí.

Joder , que bien me lo he pasado ....

espectacular el texto!!!

Como mañana por la mañana voy a  tener complicado comentar el Bone Machine, lo haré está noche

...hell doesn´t want you...

Ooooohhhhhh

Ese disco me vuelve loco, ese Goin' Out West....


CAVIAR

El Bone Machine sería una obra maestra y punto álgido en la discografía de cualquiera, sólo que en el caso de Waits, sus tres discos anteriores ya eran obras maestras. Pues con este, cuatro seguidas.

En 1992 Waits es un hombre felizmente casado con su ya inseparable Kathleen Brennan y un padre orgulloso de los hijos que ha tenido con ella. Tras muchos años y duras giras finalmente tiene el respeto de la industria y colegas de profesión. Es llamativo pues, en estas circunstancias, que su próximo disco acabe siendo su trabajo más oscuro y retorcido, plagado de referencias a la muerte, los asesinatos, la condenación y la miseria del hombre. ¿Por qué, entonces?...simplemente por la fascinación que siente por el lado más oscuro de las personas, por aquello que lo provoca y por sus consecuencias. Siempre la ha tenido. Y además, hace ya tiempo que no publica disco y vuelve a sentir la necesidad de hacerlo.

Se encerrará en los estudios Prairie Sun Recording de California , en una sala oscura con paredes de hormigón visto que se conocerá como la “habitación Waits” y donde se rodeará de instrumentos y cualquier aparato o cacharro del que pueda extraer sonidos interesantes. Junto a habituales como Larry Taylor, participarán y colaborarán amigos como Keith Richards, Les Claypool o Bryan “Brain” Mantia (Hi, Axl…)

También tiene muy claro cómo serán las canciones, sencillas en la estructura y la instrumentación. Más de una vez las creará sólo con uno o dos músicos acompañándole. Pero lo que le vuelve loco es el sonido, y se vuelca en crear una atmósfera cargada y densa, con los graves bien fuertes y ecos saturando los espacios aunque la canción sólo la formen una guitarra y su voz.
Con los pasajes más apocalípticos de la Biblia como inspiración, y la sordidez del Renfield que interpreta ese año para el Drácula de Coppola como referencia en “su habitación”, en breve tendrá acabado el disco.

Desde la portada se advierte que algo ha cambiado, y avisa de lo que hay dentro. Una borrosa imagen de Waits en tonos oscuros, y él gritando, con cuernos y unas estrafalarias gafas. No hay ni rastro de las imágenes urbanas de vida nocturna, ni el romanticismo, ni el tierno patetismo de anteriores portadas. Es un demonio cabrón que se ríe de la desgracia del hombre, es la voz del averno, es la máquina de huesos.


Y son sonidos de huesos a modo de percusión lo que empieza a sonar - cuenta la leyenda que huesos humanos - y Waits narra sus particulares visiones del apocalipsis, con cuervos tan grandes como aviones y leones de tres cabezas. De repente, como si a un mulo le hubiera picado una avispa en los cojones, brama el título de la canción …AND THE EARTH DIED SCREAMING…el infierno no te quiere y el cielo está lleno, caen langostas y truchas, truenos, y entre el caos, mientras la tierra muere, sigo aquí, soñando contigo.

And the earth died screaming...While I lay dreaming...Dreaming of you

Entre tanta miseria ese contrapunto romántico tan acertado enfatiza aún más el fin del mundo. Como si hiciera falta. Apabullante inicio de disco que acaba con unas solitarias notas de chamberlin, un extraño instrumento precursor del mellotrón, y que al igual que éste tiene un sonido irreal y onírico.

Es la mejor forma de entrar en Dirt in the ground, y lo primero que suelta el muy cabrón es What does it matter, a dream of love or a dream of lies, we're all gonna be the same place when we die (qué importa un sueño de amor o un sueño de mentiras, todos iremos al mismo sitio cuando muramos)...cargándose de un plumazo el único atisbo de esperanza que había en la anterior canción. Todo da igual, todos vamos a morir y seremos suciedad esparcida por el suelo. Con un tono de jazz fúnebre y su voz en falsete, con sólo dos canciones ya queda claro que esto es lo más negativo y oscuro que ha hecho nunca.

Y aunque en el fondo la base musical sea el blues y el jazz más primitivo, es la manera de retorcer esos estilos y jugar con ellos lo que hace único a este disco. Las percusiones son extrañas, aparecen y desaparecen, para crear sonidos utiliza artilugios que sólo él sabe de dónde ha sacado, y se divierte con su voz, bramando y chillando, susurrando o cantando en falsete (hay que decir que a Waits le vuelve loco la manera de cantar de Jagger en I just want to see his face)

Con Such a scream y All strip down se repiten estas características. En la primera, con la desquiciada batería de Brain, una mujer te llevará a la perdición de mano del diablo. En la segunda, con el extraordinario Joe Gore a la quitarra siguiendo la voz de Waits, todos hacemos cola antes las puertas, ¿del cielo o del infierno?...da igual.

Who are you da aparentemente un respiro al oyente, preciosidad de canción, balada tristona y melancólica, únicamente con Waits a la guitarra y percusión y un Larry Taylor al bajo que es uno de los pilares más importantes de todo el disco. Un Waits que emociona cantando desde las tripas y preguntando si has llorado, preguntando a un antiguo amor, a un amigo que ha traicionado, o tal vez al diablo…que cada uno elija. Don´t you know this is war…tell me who are you this time? (¿no sabes que esto es la guerra?...dime quién eres esta vez)

Con The ocean doesn´t want me, Waits y su chamberlin se bastan para volver en minuto y pico a la oscuridad, los sueños y esa atmósfera enrarecida y densa del inicio del disco en una fantasía suicida. Imposible describir qué estilo de música es esto.

Sin embargo Jesus gonna be here, con Taylor a la guitarra, es un blues antiguo, sacado de principios de siglo, temeroso de Dios y el Diablo, y Waits como un predicador…ceceando.

En A little rain aparece el Waits más clásico, con ese piano que hasta ahora parecía olvidado y una steel guitar que llena la canción de melancolía. Baladón con una de mis estrofas preferidas del disco,
She was 15 years old
And never seen the ocean
She climbed into a van
With a vagabond
And the last thing she said
Was, "I love you mom."
(…ella tenía 15 años y nunca había visto el océano; se metió en una furgoneta con un vagabundo, y lo último que dijo fue “te quiero mamá”…)

Y a mí me da por pensar que esa misma chica es la que se intentará suicidar en The ocean doesn´t want me. No será la última vez que las canciones parecen conectadas entre sí. Y no sólo porque la palabra “Bones” se repita llamativamente en la mayoría de canciones.

Termina la primera mitad del disco, o la primera cara del disco original, como se prefiera, y uno ya tiene la sensación de que es uno de los trabajos más particulares del autor, también de los mejores, y la segunda cara lo confirma totalmente.


Al igual que Earth died screaming, ésta empieza con In the colosseum, también un blues tribal, extraño y oscuro, con Waits vomitando toda la decadencia del imperio, putas decapitadas, miembros amputados y orgía de sangre y veneno con ramalazos de humor negrísimo… It´s always much more sporting when there´s families in the pit…(siempre es mucho más divertido cuando hay famílias en el foso). Podría ser una fantasía sobre la violencia del circo romano, pero también su visión de la sociedad norteamericana y su propia decadencia. Aunque nunca ha sido un escritor especialmente político, podría verse así (canciones de denuncia como la futura Day after tomorrow de Real Gone y su crítica a la guerra de Irak muestran que al menos el tema no le es ajeno). También hay que recordar que es la época de la guerra del golfo, y, vaya, otro Bush en la Casa Blanca. Waits no es el único, ese mismo año otro veterano como Leonard Cohen en el extraordinario The Future plantea también una sociedad occidental que se va al garete.

Sigue la demostración de poder con Goin´ out west, blues rock de riff apabullante y sonido saturadísimo, los graves bien presentes y él bramando. Muy grande, y uno de los mejores momentos del disco. Incluso la MTV utilizará el inicio de la canción como sintonía. 1992, año grunge, y él podía, y sabía, meter tanto ruido y miedo como el que más.

Con Murder in the red barn aparece el Waits más rural, y con Black wings y sus aires de western otro momento magistral. Medio tiempo (con un solo de Joe Gore que sorprende metiendo unas notas distorsionadas y disonantes en medio del mismo) para hablar de alguien a quien todos temen. Un asesino, algunos dicen que bajo el abrigo tiene alas, a quien nadie admite conocer. Sin embargo algunos le admiran, e incluso una vez salvo a una nena de ahogarse…

Con lo que otra vez le doy vueltas al tema, ¿es el protagonista de esta canción quien salva de ahogarse en el océano a la chica de A little rain? ¿es el diablo?...y desvariemos aún un poco más, que por algo estamos con el disco que estamos…si él es el diablo, que ya ha anunciado su llegada al principio del disco, ¿le exige a ella como pago que trabaje para él consiguiéndole almas? ¿es ella entonces la mujer de Such a scream? ¿La que provoca los asesinatos del granero rojo?...ah, pues estáis jodidos, por mucho que penséis que Jesús estará aquí para salvaros...

Tras esa maravilla vuelve el Waits más clásico y baladista con otra preciosidad de canción, Whistle down the wind, uno de los escasos momentos en que nos recuerda quién fue en los setenta, aunque…I´m not all I thought I´d be (no soy todo lo que pensé que sería)…

Llegamos al tramo final del disco, y I don´t wanna grow up es una de esas canciones himno, necesarias para cualquiera que quiera mantener la inocencia y no verse engullido por un modo de vida que simplemente no entiende. Magnífica en su sencillez, y cómo llenan todos los espacios sólo con una guitarra y un bajo. Otra vez más el trabajo en cuanto a texturas y densidad del sonido es soberbio. Y magnífica también la versión que hicieron los Ramones.

Tras el corto interludio instrumental de Let me get up on it, con That feel se pone punto y final al viaje. Compuesta e interpretada junto a Keith Richards, es una canción emocionante como pocas y toda una declaración de intenciones de la pareja de marras…Well there´s one thing you can lose, it´s that feel…sé tú mismo, aunque la cagues y te jodan, tal vez rudo y un poco tocapelotas, como ese diablo cabroncete que es Waits en el video de I don´t wanna grow up, pero no pierdas ese sentimiento. Y desde el inicio de la canción con ese sonido seco y fuerte de la batería hasta que el coro final de los dos borrachuzos se va apagando uno no puede más que asentir y darles la razón.


No sé si tiene sentido intentar poner este disco por encima o debajo de otros. Lo que tengo claro es que la Máquina de Huesos es una de sus grandes obras, de las grandes de verdad (a veces pienso cómo habría sonado si hubiera participado el enorme Marc Ribot), y por imposible que pueda parecer, a la altura de su trilogía 80´s. En cierta forma es la culminación de ésta, y abre nuevos caminos y sonidos que vendrán en discos futuros.

Y aún así no me entró fácilmente al principio, y cuando finalmente me hice con él, tras años de leer alabanzas y de no encontrarlo en ninguna tienda, me costó pillarle el punto. Me gustaba, pero no tanto como se suponía debía hacerlo.
Pero escuchándolo en una época confusa, cuando canta en el tema inicial que el mundo se va a la mierda y yo sólo puedo seguir soñando contigo, algo cambió, y todo empezó a tener sentido, a funcionar las canciones como un todo. Porque siempre hay una “ella”, para bien o para mal. Siempre.

Igual que hay discos que no puedes forzar ni buscar; ya se encargarán ellos de encontrarte a ti cuando sea el momento…y cómo se ríe el cabrón…

Para mí éste es el disco, con mayúsculas.
Muy buena reseña, bravo.

Bravísimo Star!

Buena reseña y enorme disco. Está en mi top 3 de Waits.

Tuve la suerte de pillarlo en vinilo no hace mucho a precio más que razonable (no hay reediciones y se cotiza a precio de oro...)

Joder, otra crítica con mayúsculas, y van...

Este disco me parece muy rupturista dentro de su etapa rupturista.
Veo la trilogía anterior como una unidad, como una roca, y Bone Machine un paso más.
Un vuelta más de transgresión, pero en la que recupera elementos del pasado más clásico y explora pasajes más folk. 
El Mule Variations es superior en mi opinión, pero Bone Machine siempre quedará como la vuelta de tuerca cuando la tuerca no podía girar más.
Su paso al abismo de la locura.

Por todo eso, amo este disco.

Enorme crítica Starsailor.

Bravo.

Y si, estamos ante otra obra maestra, su trilogia Swordfish, Rain Dogs y Frank Wild Years parecía insuperable, pero aquí Waits vuelve a sorprender y se marca otro disco de 10 que como mínimo lo iguala a ese nivel.

Bravo, Starsailor. Yo también tardé en hacerme con el disco, no se por qué ya que los demás discos de Island se encontraban sin problemas, pero este era más esquivo.
Ya entrando en la música, me parece otro disco sobresaliente, aunque si que lo veo unas décimas inferior a los dos discos anteriores y más o menos a la par con Swordfishtrombones.
Lo que sí que me encanta es el tono oscuro del disco, resumido en la letra de Dirt in the ground.

Cojonuda crítica!!!

Yo este disco lo veo un poco, poquísimo, por debajo de la fantástica trilogía que formas Swordfish, Rain Dogs y Frank wild years, pero aun así me parece un disco de 10.

elway escribió:Joder, otra crítica con mayúsculas, y van...

Este disco me parece muy rupturista dentro de su etapa rupturista.
Veo la trilogía anterior como una unidad, como una roca, y Bone Machine un paso más.
Un vuelta más de transgresión, pero en la que recupera elementos del pasado más clásico y explora pasajes más folk. 
El Mule Variations es superior en mi opinión, pero Bone Machine siempre quedará como la vuelta de tuerca cuando la tuerca no podía girar más.
Su paso al abismo de la locura.

Por todo eso, amo este disco.

Cojonudo crítica, y ya van unas cuantas, menudo libro nos va a quedar!!!

Cuando parecía que ya no se podía ir más allá, después de una trilogía histórica.Tom encontró una nueva vía, una nueva reencarnación. Un disco difícil y duro pero un discazo en cualquier caso....

Por ser un poco tocapelotas, para mi Jesus Gonna be here es un gospel más que un blues, aunque sí tiene ese sonido de guitarra del delta...

Por cierto, creo que Tom Waits debe ser el tipo con más vidoclips no oficiales cojonudos en el mundo. Para muestra:

Gracias a todos la verdad es que lo he pasado de puta madre revisionando el disco estos últimos días.

Sí que es cierto que Jesus tiene mucho de góspel también, y no es en absoluto ser tocapelotas, por mí cuanto más se comente y más opiniones hayan de los discos mejor.

Decir que no hubo gira de Bone Machine, estaba un poco hasta los huevos de dejarse la piel en los escenarios y ya podía tomarse la libertad de hacer lo que quisiera, además que prefería quedarse en casa con los críos. Pero qué grande hubiera sido de haberse hecho...

Y Keith Richards publicó a los pocos meses su Main Offender, con portada en tonos muy parecidos a la de Waits curiosamente.

Cada vez que leo una reseña de este topic agradezco haber llegado tarde para pillar disco porque el nivel es inalcanzable

Grande Starsailor...