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Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
[quote="Estela Reynolds"]Ayer empezé a leer "Años Salvajes" y lo he dejado hoy mismo en la página 30 por coñazo.
Cuenta la historia de un chavalín que se va a vivir a Hawai con su familia. El chico es caneado habitualmente en su escuela por otros chavales autóctonos. Todos los días practica el surf....y ahí el autor se empieza a meter con tecnicismos de ese deporte que me han obligado a dejar la lectura.
PD: Ni siquiera me interesa el surf.
Años salvajes está muy bien, hombre. Y tampoco me interesa nada el surf, pero este libro no solo va de surf, también de sus aventuras por el mundo en busca de la mejor ola....
Cuenta la historia de un chavalín que se va a vivir a Hawai con su familia. El chico es caneado habitualmente en su escuela por otros chavales autóctonos. Todos los días practica el surf....y ahí el autor se empieza a meter con tecnicismos de ese deporte que me han obligado a dejar la lectura.
PD: Ni siquiera me interesa el surf.
Años salvajes está muy bien, hombre. Y tampoco me interesa nada el surf, pero este libro no solo va de surf, también de sus aventuras por el mundo en busca de la mejor ola....
ed- Mensajes : 412
Fecha de inscripción : 13/06/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Axlferrari escribió:A Javier Rodríguez Hidalgo no le ha gustado Patria :
https://edicioneselsalmon.com/2017/06/27/patria-una-novela-que-refleja-muy-bien-el-conflicto-austrohungaro/En definitiva, Patria, lejos de ayudar al entendimiento entre vascos y no vascos, no ha hecho más que dificultar aún más las cosas. Sus lectores acabarán el libro tan bien informados sobre LQHPEEPVLUCA como —con el permiso de Berlanga— sobre el conflicto austrohúngaro, y podrán sumarse al coro de reflexiones sobre esa «sociedad enferma» que ha sido la culpable de todo esto. Por de pronto, la novela ya ha relanzado alguno de los peores estereotipos sobre los vascos, como la figura de la matriarca vengadora, mezcla de Brunhilda y la tía Tula, o del mocetón inocentote, noble bruto que se deja manejar al antojo de los profetas de la guerra.
Esta última figura era ya uno de los puntos débiles de los Episodios Nacionales del mismísimo Galdós (nadie es perfecto), que se servía de ella en su tercera parte, Cristinos y carlistas, para narrar la primera carlistada. Si bien esta serie quedaba muy por debajo del nivel de las dos series precedentes, al menos Galdós nunca llegó a la caricatura grosera de sus personajes ni a maltratar a sus lectores como Aramburu. Pero los Episodios Nacionales siguen siendo entretenidísimos y muy útiles para conocer el siglo XIX, mientras que Patria es tan aconsejable para comprender LQHPEEPVLUCA como las novelas de Ken Follet o Ildefonso Falcones lo son para estudiar la Baja Edad Media. Por el contrario, su éxito dice mucho de España y de sus fantasmas, de sus fobias y sus obsesiones, porque prefiere condenar antes que comprender, pues confunde comprender con justificar.
La mejor crítica que he leído de Patria. Y eso que a mí me ha parecido estupenda.
Roundabout- Mensajes : 7016
Fecha de inscripción : 28/08/2013
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Ahora estoy con "Voces de Chernobil" de Svetlana Aleksiévich.
Pinta muy bien.
Pinta muy bien.
Roundabout- Mensajes : 7016
Fecha de inscripción : 28/08/2013
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Roundabout escribió:Ahora estoy con "Voces de Chernobil" de Svetlana Aleksiévich.
Pinta muy bien.
Durísima, pero me gustó mucho.
loaded- Mensajes : 46000
Fecha de inscripción : 20/04/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Roundabout escribió:Axlferrari escribió:A Javier Rodríguez Hidalgo no le ha gustado Patria :
https://edicioneselsalmon.com/2017/06/27/patria-una-novela-que-refleja-muy-bien-el-conflicto-austrohungaro/En definitiva, Patria, lejos de ayudar al entendimiento entre vascos y no vascos, no ha hecho más que dificultar aún más las cosas. Sus lectores acabarán el libro tan bien informados sobre LQHPEEPVLUCA como —con el permiso de Berlanga— sobre el conflicto austrohúngaro, y podrán sumarse al coro de reflexiones sobre esa «sociedad enferma» que ha sido la culpable de todo esto. Por de pronto, la novela ya ha relanzado alguno de los peores estereotipos sobre los vascos, como la figura de la matriarca vengadora, mezcla de Brunhilda y la tía Tula, o del mocetón inocentote, noble bruto que se deja manejar al antojo de los profetas de la guerra.
Esta última figura era ya uno de los puntos débiles de los Episodios Nacionales del mismísimo Galdós (nadie es perfecto), que se servía de ella en su tercera parte, Cristinos y carlistas, para narrar la primera carlistada. Si bien esta serie quedaba muy por debajo del nivel de las dos series precedentes, al menos Galdós nunca llegó a la caricatura grosera de sus personajes ni a maltratar a sus lectores como Aramburu. Pero los Episodios Nacionales siguen siendo entretenidísimos y muy útiles para conocer el siglo XIX, mientras que Patria es tan aconsejable para comprender LQHPEEPVLUCA como las novelas de Ken Follet o Ildefonso Falcones lo son para estudiar la Baja Edad Media. Por el contrario, su éxito dice mucho de España y de sus fantasmas, de sus fobias y sus obsesiones, porque prefiere condenar antes que comprender, pues confunde comprender con justificar.
La mejor crítica que he leído de Patria. Y eso que a mí me ha parecido estupenda.
Ashra- Mensajes : 20068
Fecha de inscripción : 27/06/2010
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Me resulta llamativa la frase la mejor crítica que he leído del libro. Hace más de 40 años, Doris Lessing escribía sobre ello en su prefacio de El Cuaderno Dorado.
Es muy lúcido e interesante. Pongo esa parte en spoiler por si alguien le apetece leerlo.
(...)
Es muy lúcido e interesante. Pongo esa parte en spoiler por si alguien le apetece leerlo.
(...)
- Spoiler:
- Ocuparme en ver qué intentaba hacer me lleva a hablar de los críticos y al
peligro de provocar un bostezo. Esta triste riña entre escritores y críticos,
comediógrafos y críticos, a la que el público ya está tan acostumbrado, hace que
piense de ella lo mismo que de las querellas infantiles « ¡Oh, sí! ¡Niñerías! Otra vez
a las andadas...» o «...Vosotros, los escritores, recibís todos esos elogios, o si no
elogios, mucha atención; entonces, ¿por qué os sentís siempre tan heridos?». Y el
público está casi en lo cierto. Por razones de las que ahora no voy a hablar,
tempranas y valiosas experiencias en mi vida de escritora me dieron un sentido de
perspectiva acerca de los críticos y comentaristas. Pero a propósito de esta novela,
«El cuaderno dorado», lo perdí: pensé que en su mayor parte las críticas eran
demasiado tontas para ser verdaderas. Recuperando el equilibrio, comprendí el
problema. Y es que los escritores buscan en los críticos un alter ego, ese otro yo
más inteligente que él mismo, que se ha dado cuenta de dónde quería llegar, y que
le juzga tan sólo sobre la base de si ha alcanzado o no el objetivo. Nunca encontré
a un escritor que, enfrentado finalmente con ese raro ser, un crítico auténtico, no
pierda toda su paranoia y se vuelva atentamente agradecido: ha hallado lo que
cree necesitar. Pero lo que él, el escritor, pide, es imposible. ¿Por qué debería
esperar ese ser extraordinario, el perfecto crítico —que ocasionalmente existe—,
por qué debería haber alguien más que comprenda lo que intenta hacer? En
definitiva, sólo hay una persona hilando ese capullo particular, sólo una cuyo
interés sea hilarlo.
No les es posible a los críticos y comentaristas proporcionar lo que ellos
mismos pretenden y los escritores desean tan ridícula e infantilmente.
Eso se debe a que los críticos no han sido educados en tal sentido. Su
entrenamiento va en dirección opuesta.
Todo empieza cuando el niño tiene apenas cinco o seis años, cuando entra
en la escuela. Empieza con notas, calificaciones, premios, «bandas», «medallas»,
estrellas y, en ciertas partes, hasta galones. Esta mentalidad de carreras de
caballos, ese modo de pensar en vencedor y en vencidos, conduce a lo siguiente:
«El escritor X está o no unos cuantos pasos delante del escritor Y. El escritor Y ha
caído más atrás. En su último libro, el escritor Z ha rayado a mayor altura que el
escritor A». Desde el principio, se entrena al niño a pensar así: siempre en términos
de comparación, de éxito y de fracaso. Es un sistema de desbroce: el débil se
desanima y cae. Un sistema destinado a producir unos pocos vencedores siempre
compitiendo entre sí. Según mi parecer —aunque no es éste el lugar donde
desarrollarlo—, el talento que tiene cada niño, prescindiendo de su cociente de
inteligencia, puede permanecer con él toda su vida, para enriquecerle a él y a
cualquier otro, si esos talentos no fueran considerados mercancías con valor en un
juego de apuestas al éxito.
Otra cosa que se enseña desde el principio es desconfiar del propio juicio. A
los niños se les enseña sumisión a la autoridad, cómo averiguar las opiniones y
decisiones de los demás y cómo citarlas y cumplirlas.
En la esfera política, al niño se le explica que es libre, demócrata, con un
pensamiento y una voluntad libres, que vive en un país libre, que toma sus propias
decisiones. Al mismo tiempo, es un prisionero de las suposiciones y dogmas de su
tiempo, que él no pone en duda, debido a que nunca le han dicho que existieran.
Cuando el joven ha llegado a la edad de escoger «seguimos dando por descontado
que una elección es inevitable— entre el arte y las ciencias, escoge a menudo las
artes por creer que ahí hay humanidad, libertad, verdadera elección. Él no sabe que
ya ha sido moldeado por un sistema: ignora que la misma elección es una falsa
dicotomía arraigada en el corazón de nuestra cultura. Quienes lo notan y no quieren
ser sometidos a un moldeado ulterior, tienden a irse en un intento medio
inconsciente e instintivo de encontrar trabajo donde no vuelvan a ser divididos
contra ellos. Con todas nuestras instituciones, desde la policía hasta las academias,
desde la medicina a la política, prestamos poca atención a los que se van, ese
procedimiento de eliminación que siempre se produce y que excluye, muy
tempranamente, a quienes podrían ser originales y reformadores, dejando a
aquellos que se sienten atraídos por una cosa, porque eso es precisamente lo que
ya son ellos mismos. Un joven policía abandona el cuerpo porque dice que no le
gusta lo que debe hacer. Un joven profesor abandona la enseñanza, quebrantado
su idealismo. Este mecanismo social funciona casi sin hacerse sentir; sin embargo,
es poderoso como cualquiera- para mantener nuestras instituciones rígidas y
opresoras.
Esos muchachos, que se han pasado años dentro del sistema de
entrenamiento, se convierten en críticos y comentaristas y no pueden dar lo que el
autor, el artista, busca tan tontamente: juicio original e imaginativo. Lo que pueden
hacer, y lo hacen muy bien, es decirle al escritor si el libro o la comedia concuerda
con los modelos corrientes de pensar y sentir, con el clima de opinión. Son como el
papel de tornasol. Son veletas valiosas. Son los barómetros más sensibles a la
opinión pública. Podéis ver los cambios de modas y de opiniones entre ellos mucho
antes que en ninguna parte, excepción hecha del terreno político —se trata de
personas cuya educación ha sido precisamente ésa—, buscando fuera de ellas
mismas para saber sus opiniones, para adaptarse a las figuras de la autoridad, para
«oír opiniones», frase maravillosa y reveladora.
Puede que no exista otro medio de educar al pueblo. Al menos, no lo creo.
Entretanto, sería de gran ayuda describir por lo menos correctamente las cosas,
llamarlas por su nombre. Idealmente, lo que debería decirse y repetirse a todo niño
a través de su vida estudiantil, es algo así:
«Estáis siendo indoctrinados. Todavía no hemos encontrado un sistema
educativo que no sea de indoctrinación. Lo sentimos mucho, pero es lo mejor que
podemos hacer. Lo que aquí se os está enseñando es una amalgama de los
prejuicios en curso y las selecciones de esta cultura en particular. La más ligera
ojeada a la historia os hará ver lo transitorios que pueden ser. Os educan personas
que han sido capaces de habituarse a un régimen de pensamiento ya formulado por
sus predecesores. Se trata de un sistema de autoperpetuación. A aquellos de
vosotros que sean más fuertes e individualistas que los otros, les animaremos para
que se vayan y encuentren medios de educación por sí mismos, educando su propio
juicio. Los que se queden deben recordar, siempre y constantemente, que están
siendo modelados y ajustados para encajar en las necesidades particulares y
estrechas de esta sociedad concreta.»
Como cualquier otro escritor, recibo continuamente cartas de jóvenes que
están a punto de escribir tesis y ensayos acerca de mis libros, desde varios países,
especialmente de los Estados Unidos. Todos dicen: «Déme, por favor, una lista de
los artículos sobre su obra, las críticas que los expertos hayan escrito sobre usted».
También piden mil detalles totalmente inútiles que no vienen al caso, pero que se
les ha enseñado a considerar importantes, tantos detalles que parecen los de un
expediente del departamento de inmigración.
Esas peticiones las contesto de la siguiente forma: «Querido estudiante:
Está usted loco. ¿Para qué gastar meses y años escribiendo miles de palabras
acerca de un libro, o hasta sobre un autor, cuando hay cientos de libros que
esperan ser leídos? ¿No se da cuenta que es víctima de un sistema pernicioso? Y si
usted ha escogido por su cuenta mi obra como tema y si usted tiene que escribir
una tesis —y créame que le estoy muy agradecida que lo que he escrito lo haya
encontrado usted útil—, entonces ¿por qué no lee lo que he escrito y se hace una
idea propia acerca de lo que usted piensa, cotejándolo con su propia vida, con su
propia experiencia? ¡Olvídese de los profesores Blanco y Negro!».
«Estimado escritor —me contestan—: Debo saber lo que dicen los expertos,
porque si no los cito mi profesor no me va a dar nota.»
Éste es un sistema internacional, absolutamente idéntico, desde los Urales
hasta Yugoslavia, desde Minnesota hasta Manchester.
El caso es que estamos tan acostumbrados a él que ya ni nos damos cuenta
de lo malo que es.
No puedo acostumbrarme, debido a que abandoné la escuela a la edad de
catorce años. Durante cierto tiempo sentí pesar por eso y creí haber perdido algo
de mucho valor. Ahora estoy muy contenta de tan afortunada salida. Después de la
publicación de «El cuaderno dorado», me metí entre ceja y ceja encontrar algo
acerca del mecanismo literario, examinar el proceso que crea al crítico y al
comentarista. Hojeé incontables exámenes escritos y no podía dar crédito a mis
ojos. Me senté en clases donde se enseña literatura y no podía dar crédito a mis
oídos.
Quizá digáis: «Es una reacción exagerada y no tiene derecho a decir tales
cosas, porque usted misma confiesa que nunca ha sido parte del sistema». Pero
creo que no exagero en absoluto y que la reacción de alguien del exterior es
valiosa, simplemente porque es fresca y no está mediatizada por una lealtad a una
educación particular.
Pero después de esta investigación no tuve dificultad en contestar mis
propias preguntas: ¿Por qué tienen tan estrechas miras, por qué son tan
personales, cómo poseen tan poco talento? ¿Por qué siempre atomizan y
desprecian por qué les fascinan tanto los detalles y se desinteresan del conjunto?
¿Por qué su interpretación de la palabra crítica es siempre la de encontrar faltas?
¿Por qué acuden siempre a los escritores en conflicto unos con otros, y no a
aquellos que se complementan...? Simplemente, porque han sido entrenados para
pensar así. La persona valiosa que comprende lo que usted está haciendo, lo que
usted está intentando, y puede hacerle una crítica válida y darle un consejo, es casi
siempre alguien que está fuera del mecanismo literario, incluso fuera del sistema
universitario. Puede que se trate de un estudiante que acaba de empezar y que
siente aún amor por la literatura, o quizá sea una persona que piensa mucho y lee
mucho, siguiendo su propio instinto.
A esos estudiantes que tienen que pasarse un año o dos escribiendo tesis
sobre un libro, les digo: «Solamente hay una manera de leer, que es huronear en
bibliotecas y librerías, tomar libros que llamen la atención, leyendo solamente esos,
echándolos a un lado cuando aburren, saltándose las partes pesadas y nunca,
absolutamente nunca, leer algo por sentido del deber o porque forme parte de una
moda o de un movimiento. Recuerde que el libro que le aburre cuando tiene veinte
o treinta años, le abrirá perspectivas cuando llegue a los cuarenta o a los cincuenta
años, o viceversa. No lea un libro que no sea para usted el momento oportuno.
Recuerde que ante todos los libros que se han impreso, hay tantos o más que
nunca se han publicado o que nunca han sido escritos, incluso ahora, en esta época
de reverencia al papel impreso. La historia, e incluso la ética social, se enseñan por
medio de historias, y la gente a la cual se ha condicionado para que piense sólo en
términos de lo que está escrito —y desgraciadamente todos los productos de
nuestro sistema educativo no pueden hacer otra cosa— pierden lo que tienen ante
la vista. Por ejemplo, la historia real de África está aún en custodia de narradores
de historia negros y hombres sabios, historiadores negros, médicos negros: se trata
de una historia oral, a salvo del hombre blanco y de sus depredaciones. En todas
partes, si mantiene usted despierta la mente, encontrará la verdad en palabras que
no han sido escritas. Así que no deje nunca que la palabra escrita se adueñe de
usted. Debe saber, por encima de todo, que el hecho de que tenga que pasarse un
año o dos con un libro o un autor significa que usted ha sido mal instruido, que
usted debía haber sido educado para leer a su manera, de una preferencia a otra;
debiera haber aprendido a seguir su propio sentimiento, intuitivamente, acerca de
lo que necesita y no la manera como debe citarse a los otros».
Pero, desgraciadamente, casi siempre es demasiado tarde.
Pareció, de momento, que las recientes rebeliones estudiantiles irían a
cambiar las cosas, como si fuera lo bastante fuerte su impaciencia ante el material
muerto que les enseñan para sustituirlo por otro más fresco y útil. Pero parece que
la rebelión ya pasó. Lamentable. Durante aquel vivaz período en los Estados
Unidos, recibí cartas donde me contaban qué en las aulas los estudiantes habían
rehusado tomar apuntes y llevaban a clase libros de su propia elección, y que
habían encontrado apropiados para su vida. Las clases emocionaban. A veces eran
violentas, enojadas y excitantes, con calor vital. Claro está que eso ocurrió
solamente con profesores simpatizantes y decididos a ponerse del lado de los
estudiantes contra la autoridad y preparados para las consecuencias. Existen
maestros conscientes de que imparten una enseñanza de mala calidad y aburrida,
pero afortunadamente quedan muchos que, con un poco de suerte, pueden
derrumbar lo que está mal, aunque los estudiantes hayan perdido su ímpetu.
Mientras tanto, hay un país...
Hace treinta o cuarenta años que, en ese país, un crítico hizo una lista
privada de escritores y poetas que él, personalmente, consideraba que constituían
lo más valioso para la literatura, dejando a un lado a todos los demás. Esta lista la
defendió públicamente durante largo tiempo y la imprimió, porque la Lista se
convirtió de inmediato en un tema muy polémico. Millones de palabras se
escribieron en pro y en contra, nacieron escuelas y sectas atacándola y
defendiéndola. A pesar de los años transcurridos, la discusión continúa... y a nadie
le parece esta situación ridícula...
En ese país hay libros de crítica de inmensa complejidad y conocimiento que
tratan, a veces de segunda o tercera mano, de obras originales: novelas, comedias,
historias. La gente que escribe esos libros constituye todo un estrato en
universidades de todo el mundo; se trata de un fenómeno internacional, de la capa
superior del mundo literario. Sus vidas han sido empleadas en la crítica y para
criticar la crítica de los otros críticos. Éstos consideran su actividad más importante
que la misma obra original. Es posible que los estudiantes de literatura empleen
más tiempo leyendo críticas y críticas de críticas del que invierten en la lectura de
poesía, novelas, biografías, narraciones... Muchísima gente contempla este estado
de cosas como normal y no como triste y ridículo...
En el país en cuestión leí recientemente un ensayo sobre Antonio y
Cleopatra, debido a un joven a punto de pasar a cursos superiores. Rebosaba
originalidad y entusiasmo inspirado por la pieza teatral; el sentimiento que una
enseñanza real de la literatura debería causar. El ensayo fue devuelto por el
profesor con este comentario: «No puedo calificar su trabajo; usted no ha citado a
los expertos». Pocos maestros considerarían eso triste y ridículo...
La gente de ese país que se considera educada, y realmente superior y más
refinada que la gente ordinaria que no lee, se acercó a un escritor (o a una
escritora) y lo felicitó por haber obtenido una buena crítica en alguna parte, pero no
creyó fuera menester leer el libro o pensar siquiera que en lo que está interesada
es en el éxito...
Cuando en el país a que nos referimos aparece un libro que, por ejemplo,
trata de la observación de las estrellas, inmediatamente una docena de sociedades,
colegios y programas de televisión escriben al autor pidiéndole que vaya y les hable
de la observación de las estrellas. Lo último que se les ocurriría hacer sería leer el
libro. Esta conducta se considera muy normal y nada ridícula...
Un hombre o una mujer joven de ese país, comentarista o crítico que no ha
leído nada más del escritor que la obra que tiene ante sí, escribe paternalmente, o
más bien como aburrido o como si considerara que las buenas calificaciones deben
otorgarse a un ensayo acerca del autor de marras —que puede que haya escrito
quince libros y haya estado escribiendo durante veinte o treinta años—, y da al
mencionado escritor instrucciones sobre lo que debe escribir en lo sucesivo y cómo.
Nadie piensa que esto sea absurdo, por lo menos el joven con toda seguridad no va
a pensarlo. Porque a ese joven crítico o comentarista le han enseñado a hacer
propaganda en artículos desde Shakespeare hasta nuestros días...
Un profesor de arqueología de ese país puede escribir sobre una tribu de
América del Sur, que tiene un avanzado conocimiento de las plantas, de medicina y
de métodos psicológicos: «Lo sorprendente es que ese pueblo carezca de lenguaje
escrito...». Y nadie considera absurdo el razonamiento del profesor.
En ocasión del centenario de Shelley, la misma semana y en tres revistas
literarias diferentes, tres jóvenes de idéntica educación, procedentes de
universidades parecidas —siempre del país al que venimos refiriéndonos—,
pudieron escribir trabajos literarios sobre Shelley, condenándole con los elogios
más débiles y en tono idéntico todos ellos, como si hicieran al poeta un gran favor
al mencionarlo, y nadie parece creer que haya algo seriamente equivocado en
nuestro sistema literario.
Finalmente, esta novela continúa siendo para su autora la más instructiva de
las experiencias. Ejemplo al canto. Diez años después de haberla escrito me llegan,
en una semana, tres cartas sobre ella remitidas por personas inteligentes, bien
informadas e interesantes, que se han tomado la molestia de sentarse a la mesa
para escribirme. Pueden estar una en Johannesburgo, otra en San Francisco y una
tercera en Budapest. Y aquí estoy yo, sentada, en Londres, leyendo esas cartas una
tras de la otra, agradecida como siempre a quienes me escriben y encantada de
que mi prosa haya estimulado, iluminado... o incluso molestado. Pero una de las
cartas trata íntegramente de la guerra de los sexos y de la falta de humanidad del
hombre hacia la mujer, y la corresponsal llena páginas y más páginas acerca de eso
solamente porque ella —y no solamente ella— no puede ver nada más en el libro.
La segunda carta trata de política. Probablemente es de un viejo rojo como
yo misma, y escribe muchas páginas acerca de política, sin mencionar otro tema.
Ese tipo de cartas solían ser las más comunes cuando el libro era reciente.
La tercera carta, de una clase en otro tiempo rara, pero que ahora ya tiene
compañeras, la escribe un hombre o una mujer que no puede ver en el libro más
que el tema del desequilibrio mental.
Pero el libro sigue siendo el mismo.
Y, claro está, esos incidentes sacan de nuevo a colación preguntas acerca de
qué ve la gente cuando lee un libro y por qué cierta gente ve alguno de los
aspectos y nada en absoluto de los otros, y lo raro que es un autor con una visión
tan clara de su libro, tan distinta de la que tienen del mismo sus lectores.
Y de este modo de pensar surge otra conclusión: no solamente resulta
infantil que un escritor persiga que los lectores vean lo que él ve, y que entiendan
la estructura y la intención de una novela como él las ve. Que el autor desee esto
demuestra que no ha entendido el punto más fundamental: a saber, que el libro
está vivo y es poderoso, fructificador y capaz de promover el pensamiento y la
discusión solamente cuando su forma, intencionalidad y plan no se comprenden,
debido a que el momento de captar la forma, la intencionalidad y el plan coincide
con el momento en que no queda ya nada por extraer.
Y cuando la trama, el modelo y la vida interior de un libro están tan claros
para el lector como para el propio autor, quizás haya llegado el momento de echar
a un lado el libro, como si ya hubiera pasado su momento, y empezar algo nuevo.
Doris Lessing Junio 1971
Para leerlo más cómodamente, aquí está el texto del libro con su prefacio.
https://ferrusca.files.wordpress.com/2013/11/el-cuaderno-dorado_dorislessing.pdf
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Criminal pentatónico escribió:salakov escribió:Criminal pentatónico escribió:Con estos dos:
Muy bueno.
Y el de los caballos, también.
Me gustó el de todos los caballos hermosos, aunque dicen que el mejor de la trilogía de la frontera es "las ciudades de la llanura". Habrá que comprobarlo
Justo es el que me falta por leer de la trilogía...
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
El Botones Sacarino escribió:Me resulta llamativa la frase la mejor crítica que he leído del libro. Hace más de 40 años, Doris Lessing escribía sobre ello en su prefacio de El Cuaderno Dorado.
Es muy lúcido e interesante. Pongo esa parte en spoiler por si alguien le apetece leerlo.
(...)
- Spoiler:
Ocuparme en ver qué intentaba hacer me lleva a hablar de los críticos y al
peligro de provocar un bostezo. Esta triste riña entre escritores y críticos,
comediógrafos y críticos, a la que el público ya está tan acostumbrado, hace que
piense de ella lo mismo que de las querellas infantiles « ¡Oh, sí! ¡Niñerías! Otra vez
a las andadas...» o «...Vosotros, los escritores, recibís todos esos elogios, o si no
elogios, mucha atención; entonces, ¿por qué os sentís siempre tan heridos?». Y el
público está casi en lo cierto. Por razones de las que ahora no voy a hablar,
tempranas y valiosas experiencias en mi vida de escritora me dieron un sentido de
perspectiva acerca de los críticos y comentaristas. Pero a propósito de esta novela,
«El cuaderno dorado», lo perdí: pensé que en su mayor parte las críticas eran
demasiado tontas para ser verdaderas. Recuperando el equilibrio, comprendí el
problema. Y es que los escritores buscan en los críticos un alter ego, ese otro yo
más inteligente que él mismo, que se ha dado cuenta de dónde quería llegar, y que
le juzga tan sólo sobre la base de si ha alcanzado o no el objetivo. Nunca encontré
a un escritor que, enfrentado finalmente con ese raro ser, un crítico auténtico, no
pierda toda su paranoia y se vuelva atentamente agradecido: ha hallado lo que
cree necesitar. Pero lo que él, el escritor, pide, es imposible. ¿Por qué debería
esperar ese ser extraordinario, el perfecto crítico —que ocasionalmente existe—,
por qué debería haber alguien más que comprenda lo que intenta hacer? En
definitiva, sólo hay una persona hilando ese capullo particular, sólo una cuyo
interés sea hilarlo.
No les es posible a los críticos y comentaristas proporcionar lo que ellos
mismos pretenden y los escritores desean tan ridícula e infantilmente.
Eso se debe a que los críticos no han sido educados en tal sentido. Su
entrenamiento va en dirección opuesta.
Todo empieza cuando el niño tiene apenas cinco o seis años, cuando entra
en la escuela. Empieza con notas, calificaciones, premios, «bandas», «medallas»,
estrellas y, en ciertas partes, hasta galones. Esta mentalidad de carreras de
caballos, ese modo de pensar en vencedor y en vencidos, conduce a lo siguiente:
«El escritor X está o no unos cuantos pasos delante del escritor Y. El escritor Y ha
caído más atrás. En su último libro, el escritor Z ha rayado a mayor altura que el
escritor A». Desde el principio, se entrena al niño a pensar así: siempre en términos
de comparación, de éxito y de fracaso. Es un sistema de desbroce: el débil se
desanima y cae. Un sistema destinado a producir unos pocos vencedores siempre
compitiendo entre sí. Según mi parecer —aunque no es éste el lugar donde
desarrollarlo—, el talento que tiene cada niño, prescindiendo de su cociente de
inteligencia, puede permanecer con él toda su vida, para enriquecerle a él y a
cualquier otro, si esos talentos no fueran considerados mercancías con valor en un
juego de apuestas al éxito.
Otra cosa que se enseña desde el principio es desconfiar del propio juicio. A
los niños se les enseña sumisión a la autoridad, cómo averiguar las opiniones y
decisiones de los demás y cómo citarlas y cumplirlas.
En la esfera política, al niño se le explica que es libre, demócrata, con un
pensamiento y una voluntad libres, que vive en un país libre, que toma sus propias
decisiones. Al mismo tiempo, es un prisionero de las suposiciones y dogmas de su
tiempo, que él no pone en duda, debido a que nunca le han dicho que existieran.
Cuando el joven ha llegado a la edad de escoger «seguimos dando por descontado
que una elección es inevitable— entre el arte y las ciencias, escoge a menudo las
artes por creer que ahí hay humanidad, libertad, verdadera elección. Él no sabe que
ya ha sido moldeado por un sistema: ignora que la misma elección es una falsa
dicotomía arraigada en el corazón de nuestra cultura. Quienes lo notan y no quieren
ser sometidos a un moldeado ulterior, tienden a irse en un intento medio
inconsciente e instintivo de encontrar trabajo donde no vuelvan a ser divididos
contra ellos. Con todas nuestras instituciones, desde la policía hasta las academias,
desde la medicina a la política, prestamos poca atención a los que se van, ese
procedimiento de eliminación que siempre se produce y que excluye, muy
tempranamente, a quienes podrían ser originales y reformadores, dejando a
aquellos que se sienten atraídos por una cosa, porque eso es precisamente lo que
ya son ellos mismos. Un joven policía abandona el cuerpo porque dice que no le
gusta lo que debe hacer. Un joven profesor abandona la enseñanza, quebrantado
su idealismo. Este mecanismo social funciona casi sin hacerse sentir; sin embargo,
es poderoso como cualquiera- para mantener nuestras instituciones rígidas y
opresoras.
Esos muchachos, que se han pasado años dentro del sistema de
entrenamiento, se convierten en críticos y comentaristas y no pueden dar lo que el
autor, el artista, busca tan tontamente: juicio original e imaginativo. Lo que pueden
hacer, y lo hacen muy bien, es decirle al escritor si el libro o la comedia concuerda
con los modelos corrientes de pensar y sentir, con el clima de opinión. Son como el
papel de tornasol. Son veletas valiosas. Son los barómetros más sensibles a la
opinión pública. Podéis ver los cambios de modas y de opiniones entre ellos mucho
antes que en ninguna parte, excepción hecha del terreno político —se trata de
personas cuya educación ha sido precisamente ésa—, buscando fuera de ellas
mismas para saber sus opiniones, para adaptarse a las figuras de la autoridad, para
«oír opiniones», frase maravillosa y reveladora.
Puede que no exista otro medio de educar al pueblo. Al menos, no lo creo.
Entretanto, sería de gran ayuda describir por lo menos correctamente las cosas,
llamarlas por su nombre. Idealmente, lo que debería decirse y repetirse a todo niño
a través de su vida estudiantil, es algo así:
«Estáis siendo indoctrinados. Todavía no hemos encontrado un sistema
educativo que no sea de indoctrinación. Lo sentimos mucho, pero es lo mejor que
podemos hacer. Lo que aquí se os está enseñando es una amalgama de los
prejuicios en curso y las selecciones de esta cultura en particular. La más ligera
ojeada a la historia os hará ver lo transitorios que pueden ser. Os educan personas
que han sido capaces de habituarse a un régimen de pensamiento ya formulado por
sus predecesores. Se trata de un sistema de autoperpetuación. A aquellos de
vosotros que sean más fuertes e individualistas que los otros, les animaremos para
que se vayan y encuentren medios de educación por sí mismos, educando su propio
juicio. Los que se queden deben recordar, siempre y constantemente, que están
siendo modelados y ajustados para encajar en las necesidades particulares y
estrechas de esta sociedad concreta.»
Como cualquier otro escritor, recibo continuamente cartas de jóvenes que
están a punto de escribir tesis y ensayos acerca de mis libros, desde varios países,
especialmente de los Estados Unidos. Todos dicen: «Déme, por favor, una lista de
los artículos sobre su obra, las críticas que los expertos hayan escrito sobre usted».
También piden mil detalles totalmente inútiles que no vienen al caso, pero que se
les ha enseñado a considerar importantes, tantos detalles que parecen los de un
expediente del departamento de inmigración.
Esas peticiones las contesto de la siguiente forma: «Querido estudiante:
Está usted loco. ¿Para qué gastar meses y años escribiendo miles de palabras
acerca de un libro, o hasta sobre un autor, cuando hay cientos de libros que
esperan ser leídos? ¿No se da cuenta que es víctima de un sistema pernicioso? Y si
usted ha escogido por su cuenta mi obra como tema y si usted tiene que escribir
una tesis —y créame que le estoy muy agradecida que lo que he escrito lo haya
encontrado usted útil—, entonces ¿por qué no lee lo que he escrito y se hace una
idea propia acerca de lo que usted piensa, cotejándolo con su propia vida, con su
propia experiencia? ¡Olvídese de los profesores Blanco y Negro!».
«Estimado escritor —me contestan—: Debo saber lo que dicen los expertos,
porque si no los cito mi profesor no me va a dar nota.»
Éste es un sistema internacional, absolutamente idéntico, desde los Urales
hasta Yugoslavia, desde Minnesota hasta Manchester.
El caso es que estamos tan acostumbrados a él que ya ni nos damos cuenta
de lo malo que es.
No puedo acostumbrarme, debido a que abandoné la escuela a la edad de
catorce años. Durante cierto tiempo sentí pesar por eso y creí haber perdido algo
de mucho valor. Ahora estoy muy contenta de tan afortunada salida. Después de la
publicación de «El cuaderno dorado», me metí entre ceja y ceja encontrar algo
acerca del mecanismo literario, examinar el proceso que crea al crítico y al
comentarista. Hojeé incontables exámenes escritos y no podía dar crédito a mis
ojos. Me senté en clases donde se enseña literatura y no podía dar crédito a mis
oídos.
Quizá digáis: «Es una reacción exagerada y no tiene derecho a decir tales
cosas, porque usted misma confiesa que nunca ha sido parte del sistema». Pero
creo que no exagero en absoluto y que la reacción de alguien del exterior es
valiosa, simplemente porque es fresca y no está mediatizada por una lealtad a una
educación particular.
Pero después de esta investigación no tuve dificultad en contestar mis
propias preguntas: ¿Por qué tienen tan estrechas miras, por qué son tan
personales, cómo poseen tan poco talento? ¿Por qué siempre atomizan y
desprecian por qué les fascinan tanto los detalles y se desinteresan del conjunto?
¿Por qué su interpretación de la palabra crítica es siempre la de encontrar faltas?
¿Por qué acuden siempre a los escritores en conflicto unos con otros, y no a
aquellos que se complementan...? Simplemente, porque han sido entrenados para
pensar así. La persona valiosa que comprende lo que usted está haciendo, lo que
usted está intentando, y puede hacerle una crítica válida y darle un consejo, es casi
siempre alguien que está fuera del mecanismo literario, incluso fuera del sistema
universitario. Puede que se trate de un estudiante que acaba de empezar y que
siente aún amor por la literatura, o quizá sea una persona que piensa mucho y lee
mucho, siguiendo su propio instinto.
A esos estudiantes que tienen que pasarse un año o dos escribiendo tesis
sobre un libro, les digo: «Solamente hay una manera de leer, que es huronear en
bibliotecas y librerías, tomar libros que llamen la atención, leyendo solamente esos,
echándolos a un lado cuando aburren, saltándose las partes pesadas y nunca,
absolutamente nunca, leer algo por sentido del deber o porque forme parte de una
moda o de un movimiento. Recuerde que el libro que le aburre cuando tiene veinte
o treinta años, le abrirá perspectivas cuando llegue a los cuarenta o a los cincuenta
años, o viceversa. No lea un libro que no sea para usted el momento oportuno.
Recuerde que ante todos los libros que se han impreso, hay tantos o más que
nunca se han publicado o que nunca han sido escritos, incluso ahora, en esta época
de reverencia al papel impreso. La historia, e incluso la ética social, se enseñan por
medio de historias, y la gente a la cual se ha condicionado para que piense sólo en
términos de lo que está escrito —y desgraciadamente todos los productos de
nuestro sistema educativo no pueden hacer otra cosa— pierden lo que tienen ante
la vista. Por ejemplo, la historia real de África está aún en custodia de narradores
de historia negros y hombres sabios, historiadores negros, médicos negros: se trata
de una historia oral, a salvo del hombre blanco y de sus depredaciones. En todas
partes, si mantiene usted despierta la mente, encontrará la verdad en palabras que
no han sido escritas. Así que no deje nunca que la palabra escrita se adueñe de
usted. Debe saber, por encima de todo, que el hecho de que tenga que pasarse un
año o dos con un libro o un autor significa que usted ha sido mal instruido, que
usted debía haber sido educado para leer a su manera, de una preferencia a otra;
debiera haber aprendido a seguir su propio sentimiento, intuitivamente, acerca de
lo que necesita y no la manera como debe citarse a los otros».
Pero, desgraciadamente, casi siempre es demasiado tarde.
Pareció, de momento, que las recientes rebeliones estudiantiles irían a
cambiar las cosas, como si fuera lo bastante fuerte su impaciencia ante el material
muerto que les enseñan para sustituirlo por otro más fresco y útil. Pero parece que
la rebelión ya pasó. Lamentable. Durante aquel vivaz período en los Estados
Unidos, recibí cartas donde me contaban qué en las aulas los estudiantes habían
rehusado tomar apuntes y llevaban a clase libros de su propia elección, y que
habían encontrado apropiados para su vida. Las clases emocionaban. A veces eran
violentas, enojadas y excitantes, con calor vital. Claro está que eso ocurrió
solamente con profesores simpatizantes y decididos a ponerse del lado de los
estudiantes contra la autoridad y preparados para las consecuencias. Existen
maestros conscientes de que imparten una enseñanza de mala calidad y aburrida,
pero afortunadamente quedan muchos que, con un poco de suerte, pueden
derrumbar lo que está mal, aunque los estudiantes hayan perdido su ímpetu.
Mientras tanto, hay un país...
Hace treinta o cuarenta años que, en ese país, un crítico hizo una lista
privada de escritores y poetas que él, personalmente, consideraba que constituían
lo más valioso para la literatura, dejando a un lado a todos los demás. Esta lista la
defendió públicamente durante largo tiempo y la imprimió, porque la Lista se
convirtió de inmediato en un tema muy polémico. Millones de palabras se
escribieron en pro y en contra, nacieron escuelas y sectas atacándola y
defendiéndola. A pesar de los años transcurridos, la discusión continúa... y a nadie
le parece esta situación ridícula...
En ese país hay libros de crítica de inmensa complejidad y conocimiento que
tratan, a veces de segunda o tercera mano, de obras originales: novelas, comedias,
historias. La gente que escribe esos libros constituye todo un estrato en
universidades de todo el mundo; se trata de un fenómeno internacional, de la capa
superior del mundo literario. Sus vidas han sido empleadas en la crítica y para
criticar la crítica de los otros críticos. Éstos consideran su actividad más importante
que la misma obra original. Es posible que los estudiantes de literatura empleen
más tiempo leyendo críticas y críticas de críticas del que invierten en la lectura de
poesía, novelas, biografías, narraciones... Muchísima gente contempla este estado
de cosas como normal y no como triste y ridículo...
En el país en cuestión leí recientemente un ensayo sobre Antonio y
Cleopatra, debido a un joven a punto de pasar a cursos superiores. Rebosaba
originalidad y entusiasmo inspirado por la pieza teatral; el sentimiento que una
enseñanza real de la literatura debería causar. El ensayo fue devuelto por el
profesor con este comentario: «No puedo calificar su trabajo; usted no ha citado a
los expertos». Pocos maestros considerarían eso triste y ridículo...
La gente de ese país que se considera educada, y realmente superior y más
refinada que la gente ordinaria que no lee, se acercó a un escritor (o a una
escritora) y lo felicitó por haber obtenido una buena crítica en alguna parte, pero no
creyó fuera menester leer el libro o pensar siquiera que en lo que está interesada
es en el éxito...
Cuando en el país a que nos referimos aparece un libro que, por ejemplo,
trata de la observación de las estrellas, inmediatamente una docena de sociedades,
colegios y programas de televisión escriben al autor pidiéndole que vaya y les hable
de la observación de las estrellas. Lo último que se les ocurriría hacer sería leer el
libro. Esta conducta se considera muy normal y nada ridícula...
Un hombre o una mujer joven de ese país, comentarista o crítico que no ha
leído nada más del escritor que la obra que tiene ante sí, escribe paternalmente, o
más bien como aburrido o como si considerara que las buenas calificaciones deben
otorgarse a un ensayo acerca del autor de marras —que puede que haya escrito
quince libros y haya estado escribiendo durante veinte o treinta años—, y da al
mencionado escritor instrucciones sobre lo que debe escribir en lo sucesivo y cómo.
Nadie piensa que esto sea absurdo, por lo menos el joven con toda seguridad no va
a pensarlo. Porque a ese joven crítico o comentarista le han enseñado a hacer
propaganda en artículos desde Shakespeare hasta nuestros días...
Un profesor de arqueología de ese país puede escribir sobre una tribu de
América del Sur, que tiene un avanzado conocimiento de las plantas, de medicina y
de métodos psicológicos: «Lo sorprendente es que ese pueblo carezca de lenguaje
escrito...». Y nadie considera absurdo el razonamiento del profesor.
En ocasión del centenario de Shelley, la misma semana y en tres revistas
literarias diferentes, tres jóvenes de idéntica educación, procedentes de
universidades parecidas —siempre del país al que venimos refiriéndonos—,
pudieron escribir trabajos literarios sobre Shelley, condenándole con los elogios
más débiles y en tono idéntico todos ellos, como si hicieran al poeta un gran favor
al mencionarlo, y nadie parece creer que haya algo seriamente equivocado en
nuestro sistema literario.
Finalmente, esta novela continúa siendo para su autora la más instructiva de
las experiencias. Ejemplo al canto. Diez años después de haberla escrito me llegan,
en una semana, tres cartas sobre ella remitidas por personas inteligentes, bien
informadas e interesantes, que se han tomado la molestia de sentarse a la mesa
para escribirme. Pueden estar una en Johannesburgo, otra en San Francisco y una
tercera en Budapest. Y aquí estoy yo, sentada, en Londres, leyendo esas cartas una
tras de la otra, agradecida como siempre a quienes me escriben y encantada de
que mi prosa haya estimulado, iluminado... o incluso molestado. Pero una de las
cartas trata íntegramente de la guerra de los sexos y de la falta de humanidad del
hombre hacia la mujer, y la corresponsal llena páginas y más páginas acerca de eso
solamente porque ella —y no solamente ella— no puede ver nada más en el libro.
La segunda carta trata de política. Probablemente es de un viejo rojo como
yo misma, y escribe muchas páginas acerca de política, sin mencionar otro tema.
Ese tipo de cartas solían ser las más comunes cuando el libro era reciente.
La tercera carta, de una clase en otro tiempo rara, pero que ahora ya tiene
compañeras, la escribe un hombre o una mujer que no puede ver en el libro más
que el tema del desequilibrio mental.
Pero el libro sigue siendo el mismo.
Y, claro está, esos incidentes sacan de nuevo a colación preguntas acerca de
qué ve la gente cuando lee un libro y por qué cierta gente ve alguno de los
aspectos y nada en absoluto de los otros, y lo raro que es un autor con una visión
tan clara de su libro, tan distinta de la que tienen del mismo sus lectores.
Y de este modo de pensar surge otra conclusión: no solamente resulta
infantil que un escritor persiga que los lectores vean lo que él ve, y que entiendan
la estructura y la intención de una novela como él las ve. Que el autor desee esto
demuestra que no ha entendido el punto más fundamental: a saber, que el libro
está vivo y es poderoso, fructificador y capaz de promover el pensamiento y la
discusión solamente cuando su forma, intencionalidad y plan no se comprenden,
debido a que el momento de captar la forma, la intencionalidad y el plan coincide
con el momento en que no queda ya nada por extraer.
Y cuando la trama, el modelo y la vida interior de un libro están tan claros
para el lector como para el propio autor, quizás haya llegado el momento de echar
a un lado el libro, como si ya hubiera pasado su momento, y empezar algo nuevo.
Doris Lessing Junio 1971
Para leerlo más cómodamente, aquí está el texto del libro con su prefacio.
https://ferrusca.files.wordpress.com/2013/11/el-cuaderno-dorado_dorislessing.pdf
¡Qué gran prólogo!
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
El Botones Sacarino escribió:Comenzando:
Si, gran prefacio.
Aprovecho para comentar que el libro ya me lo terminé hace un tiempo. Si una de las cualidades de un gran libro es recoger el ambiente, ideología y filosofía de una época, este sin duda ninguna lo logra. Un libro muy vasto y potente, incluso incómodo, una obra maestra del siglo XX.
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Obra maestra
Balachina- Mensajes : 23835
Fecha de inscripción : 23/08/2012
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Efectivamente, amén. "El camino" de Delibes es una maldita obra maestra.
Me apunto el de Doris Lessing, de la que solo he leído una novelita corta... y la verdad es que no me dijo mucho.
Me apunto el de Doris Lessing, de la que solo he leído una novelita corta... y la verdad es que no me dijo mucho.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
El lector podrá encontrar aquí la primera aparición del primordial Chtulhu, las historias de Conan, Kull o Solomon Kane, los ciclos de Clark Ashton Smith, los primeros cuentos de Henry Kuttner, C. L. Moore o Robert Bloch, las fabulosas ilustraciones de Finlay, Bok o Coye, las relaciones entre los diversos autores y, en general, los entresijos editoriales de todas esas revistas míticas, desde los comienzos de la era pulp hasta los años 70.
https://tienda.cyberdark.net/weird-tales-y-el-pulp-de-fantasia-y-terror-n250124.html
Bokor- Mensajes : 17596
Fecha de inscripción : 31/03/2013
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Terminado anoche, estoy maravillado, no tengo palabras, es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Literatura en estado puro.
Escribí un comentario sobre el libro, lo dejo en spoiler.
- Spoiler:
- Lo acabo de terminar, anoche estuve leyendo hasta las 5 de la mañana, incapaz de parar. Me alegro de que este libro haya caído en mis manos, es lo mejor que he leído en mucho tiempo, y me hace recobrar la pasión por la literatura: ese poder, al menos conmigo, solo lo tienen los grandes libros, al menos los que yo considero grandes libros.
Esta escritora escribe fantásticamente, es una fuera de serie, tiene estilo, ingenio y recursos para dar y tomar. Lo primero que me ha llamado la atención, es su prosa: pulcra, precisa, fluida. Se lee como la seda. Luego me ha llamado la atención, lo sustancioso de su escritura. No sobra nada, ni un párrafo, ni una frase, ni una palabra. He leído muy lentamente, saboreando, volviendo sobre mis pasos continuamente, porque la genialidad saltaba en cualquier momento. Muchos escritores tienden a escribir de más, no es el caso aquí, todo lo contrario. Pero no solo es que sea precisa, tiene la virtud de que todo lo que escribe es interesante. No soy de subrayar libros, si lo hiciera, podría haberlo emborronado de frases, citas o párrafos que me llamaron la atención.
Siguiendo por orden, lo siguiente en asombrarme, es la estructura. Se puede decir que los capítulos son cuentos, algunos los podrías leer tranquilamente de forma independiente, aunque son interdependientes entre si (el libro forma un conjunto perfectamente unitario). Lo más increíble es que es literatura pura y dura, hay personajes (muchos), diálogos, descripciones, el tratamiento de grandes temas de la vida, pero es literatura hecha con innovación, con modernidad, los capítulos cuentos te llevan atrás y adelante en el espacio tiempo, no es la típica novela lineal; alucinante conocer los diferentes personajes desde diferentes puntos de vista (desde dentro y desde fuera) y en diferentes etapas de su vida (y no solo los personajes principales), desde la madurez a la juventud, desde el movimiento punk de finales de los setenta, viajando por sitios tan diversos como San Francisco, Nueva York, Nápoles o Kenia, pasando por los años 90, 2000, hasta pasar el presente y llegar al futuro 2020. Ni siquiera esos saltos son lineales. La gran literatura nunca va a morir, simplemente se adapta a los tiempos.
Uno de los grandes temas que trata es el paso del tiempo, ese amigo canalla, precisamente, empieza con una cita del gran Marcel Proust, y no puede ser menos acertada. A veces nos vemos en el pasado y no nos reconocemos, pero el pasado nos persigue, no podemos renunciar a él. En algún sitio leí que a partir de los 40 comienzas a ver la vida por un retrovisor. El libro es muy vívido en este asunto. A veces tenemos recuerdos conscientes, pero otras veces son inconscientes y nos asaltan cuando menos lo esperamos, incluso recuerdos que teníamos olvidados.
Algunos capítulos podrían ganar tranquilamente un concurso de cuentos, juntos forman una miscelánea polifónica tan profunda como fascinante. Además, es sencillo de seguir, está todo muy bien hilvanado, el guión en si es portentoso.
Yo soy muy amante de los cuentos, y los cuentos norteamericanos me gustan especialmente. Tenía la sensación de estar leyendo la mejor tradición del cuento norteamericano. Fue tan fuerte mi sensación, que tuve que buscar en la biografía de Jennifer Egan, y, efectivamente, ha escrito cuentos (un libro de relatos llamado Esmerald City).
Para colmo, por si fuera poco, aunque cuando alguien escribe tan bien el tema o los temas que trate para mí pasan a ser secundarios, el libro respira música. Está relacionado con el mundo del rock: industria, productores, músicos, fans, melómanos… Es también una forma de ver los cambios del mundo, y como nos afectan y nos cambian, desde la era predigital, a la era digital actual. Por ejemplo, Bennie, uno de los personajes principales, un productor de éxito, es un amante del sonido analógico. Algunos capítulos son antológicos. Otro ejemplo, el capítulo 3, cuenta el primer concierto de una banda punk de finales de los 70, un grupo de adolescentes, tantos músicos como amigos que se juntan después de la escuela. Es un relato evocador y salvaje, deslumbrante. Aunque para ser sincero, todos los capítulos son interesantes, cada cual tendrá sus favoritos, incluido los personajes (a los que les coges cariño, aún con sus imperfecciones; esos personajes están muy vivos). Incluso hay un capítulo hecho con PowerPoint, muy original, y funcional.
Otra cosa que me gustó del libro, que es muy divertido, me he reído mucho, pero al mismo tiempo es serio, o sea, trata los grandes dramas de la vida, es triste, melancólico, esclarecedor, realista, pero al mismo tiempo mágico y divertido. Cómo se supone que es la vida. Gran mérito conseguir alto tan potente.
Me declaro fan de El tiempo es un canalla. Una genialidad. Quiero releerlo, aunque tendré que dejar pasar un tiempo prudencial. Lo ideal sería leer más literatura de Jennifer Egan, de pronto me interesa todo lo que ha escrito, por desgracia, no hay nada más publicado en castellano. Tiene tres novelas anteriores, un libro de cuentos, y ensayos que escribe para diferentes publicaciones (no sé de que serán, me gustaría que fueran ensayos literarios). Habrá que esperar a que se vayan animando a traducir su obra. Por lo pronto, gracias a Editorial minúscula por editar El tiempo es un canalla, en un buen formato además. Lo más difícil ahora será elegir lectura, tendré que afinar mucho, cualquier libro en comparación corre las de perder. Lo bueno es que, como he dicho anteriormente, me hace recobrar pasión por la lectura.
Dejo el primer capítulo por si a alguien le apetece leerlo. Una forma genial, en mi opinión, de comenzar un libro. A mí desde la página uno me tenía comiendo de la mano.
http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/Cultura/tiempo-canalla.pdf
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Oye, pues me alegro de que te haya gustado.
Esto demuestra que la literatura es subjetiva, lo que para un lector vale, para otro no.
Esto demuestra que la literatura es subjetiva, lo que para un lector vale, para otro no.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Como la música. Ahora comenzaré con éste.
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Libro recomendable con banda sonora noventera, su poquito de amor y su ración de dolor.
Devorado en cuatro sentadas, con lo que no puedo decir que no sea entretenido.
Me pasa con los libro de esta editorial como con las películas de Sundance, tienen temas y maneras de contarlos que me gustan, a veces más y otras menos, pero se me hace siempre como si me contaran una historia ya conocida.
Salud y R&R!!
black mummy- Mensajes : 4144
Fecha de inscripción : 22/10/2014
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
El Botones Sacarino escribió:
Terminado anoche, estoy maravillado, no tengo palabras, es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Literatura en estado puro.
Escribí un comentario sobre el libro, lo dejo en spoiler.
- Spoiler:
Lo acabo de terminar, anoche estuve leyendo hasta las 5 de la mañana, incapaz de parar. Me alegro de que este libro haya caído en mis manos, es lo mejor que he leído en mucho tiempo, y me hace recobrar la pasión por la literatura: ese poder, al menos conmigo, solo lo tienen los grandes libros, al menos los que yo considero grandes libros.
Esta escritora escribe fantásticamente, es una fuera de serie, tiene estilo, ingenio y recursos para dar y tomar. Lo primero que me ha llamado la atención, es su prosa: pulcra, precisa, fluida. Se lee como la seda. Luego me ha llamado la atención, lo sustancioso de su escritura. No sobra nada, ni un párrafo, ni una frase, ni una palabra. He leído muy lentamente, saboreando, volviendo sobre mis pasos continuamente, porque la genialidad saltaba en cualquier momento. Muchos escritores tienden a escribir de más, no es el caso aquí, todo lo contrario. Pero no solo es que sea precisa, tiene la virtud de que todo lo que escribe es interesante. No soy de subrayar libros, si lo hiciera, podría haberlo emborronado de frases, citas o párrafos que me llamaron la atención.
Siguiendo por orden, lo siguiente en asombrarme, es la estructura. Se puede decir que los capítulos son cuentos, algunos los podrías leer tranquilamente de forma independiente, aunque son interdependientes entre si (el libro forma un conjunto perfectamente unitario). Lo más increíble es que es literatura pura y dura, hay personajes (muchos), diálogos, descripciones, el tratamiento de grandes temas de la vida, pero es literatura hecha con innovación, con modernidad, los capítulos cuentos te llevan atrás y adelante en el espacio tiempo, no es la típica novela lineal; alucinante conocer los diferentes personajes desde diferentes puntos de vista (desde dentro y desde fuera) y en diferentes etapas de su vida (y no solo los personajes principales), desde la madurez a la juventud, desde el movimiento punk de finales de los setenta, viajando por sitios tan diversos como San Francisco, Nueva York, Nápoles o Kenia, pasando por los años 90, 2000, hasta pasar el presente y llegar al futuro 2020. Ni siquiera esos saltos son lineales. La gran literatura nunca va a morir, simplemente se adapta a los tiempos.
Uno de los grandes temas que trata es el paso del tiempo, ese amigo canalla, precisamente, empieza con una cita del gran Marcel Proust, y no puede ser menos acertada. A veces nos vemos en el pasado y no nos reconocemos, pero el pasado nos persigue, no podemos renunciar a él. En algún sitio leí que a partir de los 40 comienzas a ver la vida por un retrovisor. El libro es muy vívido en este asunto. A veces tenemos recuerdos conscientes, pero otras veces son inconscientes y nos asaltan cuando menos lo esperamos, incluso recuerdos que teníamos olvidados.
Algunos capítulos podrían ganar tranquilamente un concurso de cuentos, juntos forman una miscelánea polifónica tan profunda como fascinante. Además, es sencillo de seguir, está todo muy bien hilvanado, el guión en si es portentoso.
Yo soy muy amante de los cuentos, y los cuentos norteamericanos me gustan especialmente. Tenía la sensación de estar leyendo la mejor tradición del cuento norteamericano. Fue tan fuerte mi sensación, que tuve que buscar en la biografía de Jennifer Egan, y, efectivamente, ha escrito cuentos (un libro de relatos llamado Esmerald City).
Para colmo, por si fuera poco, aunque cuando alguien escribe tan bien el tema o los temas que trate para mí pasan a ser secundarios, el libro respira música. Está relacionado con el mundo del rock: industria, productores, músicos, fans, melómanos… Es también una forma de ver los cambios del mundo, y como nos afectan y nos cambian, desde la era predigital, a la era digital actual. Por ejemplo, Bennie, uno de los personajes principales, un productor de éxito, es un amante del sonido analógico. Algunos capítulos son antológicos. Otro ejemplo, el capítulo 3, cuenta el primer concierto de una banda punk de finales de los 70, un grupo de adolescentes, tantos músicos como amigos que se juntan después de la escuela. Es un relato evocador y salvaje, deslumbrante. Aunque para ser sincero, todos los capítulos son interesantes, cada cual tendrá sus favoritos, incluido los personajes (a los que les coges cariño, aún con sus imperfecciones; esos personajes están muy vivos). Incluso hay un capítulo hecho con PowerPoint, muy original, y funcional.
Otra cosa que me gustó del libro, que es muy divertido, me he reído mucho, pero al mismo tiempo es serio, o sea, trata los grandes dramas de la vida, es triste, melancólico, esclarecedor, realista, pero al mismo tiempo mágico y divertido. Cómo se supone que es la vida. Gran mérito conseguir alto tan potente.
Me declaro fan de El tiempo es un canalla. Una genialidad. Quiero releerlo, aunque tendré que dejar pasar un tiempo prudencial. Lo ideal sería leer más literatura de Jennifer Egan, de pronto me interesa todo lo que ha escrito, por desgracia, no hay nada más publicado en castellano. Tiene tres novelas anteriores, un libro de cuentos, y ensayos que escribe para diferentes publicaciones (no sé de que serán, me gustaría que fueran ensayos literarios). Habrá que esperar a que se vayan animando a traducir su obra. Por lo pronto, gracias a Editorial minúscula por editar El tiempo es un canalla, en un buen formato además. Lo más difícil ahora será elegir lectura, tendré que afinar mucho, cualquier libro en comparación corre las de perder. Lo bueno es que, como he dicho anteriormente, me hace recobrar pasión por la lectura.
Dejo el primer capítulo por si a alguien le apetece leerlo. Una forma genial, en mi opinión, de comenzar un libro. A mí desde la página uno me tenía comiendo de la mano.
http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/Cultura/tiempo-canalla.pdf
Me alegro de que te haya gustado tanto. El capítulo final cuando lo leí me resultó un poco absurdo, pero hoy en día con los móviles creo que no iba nada desencaminada
polilla- Mensajes : 1624
Fecha de inscripción : 27/05/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
black Mumbai escribió:
Libro recomendable con banda sonora noventera, su poquito de amor y su ración de dolor.
Devorado en cuatro sentadas, con lo que no puedo decir que no sea entretenido.
Me pasa con los libro de esta editorial como con las películas de Sundance, tienen temas y maneras de contarlos que me gustan, a veces más y otras menos, pero se me hace siempre como si me contaran una historia ya conocida.
Salud y R&R!!
Muy chulo, yo también lo disfruté mucho.
polilla- Mensajes : 1624
Fecha de inscripción : 27/05/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
El Botones Sacarino escribió:
Como la música. Ahora comenzaré con éste.
Se lo he regalado a mi hermana, ya me dirás qué tal.
De Margaret Atwood leí "El asesino ciego", y la verdad es que muy bien.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
polilla escribió:El Botones Sacarino escribió:
Terminado anoche, estoy maravillado, no tengo palabras, es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Literatura en estado puro.
Escribí un comentario sobre el libro, lo dejo en spoiler.
- Spoiler:
Lo acabo de terminar, anoche estuve leyendo hasta las 5 de la mañana, incapaz de parar. Me alegro de que este libro haya caído en mis manos, es lo mejor que he leído en mucho tiempo, y me hace recobrar la pasión por la literatura: ese poder, al menos conmigo, solo lo tienen los grandes libros, al menos los que yo considero grandes libros.
Esta escritora escribe fantásticamente, es una fuera de serie, tiene estilo, ingenio y recursos para dar y tomar. Lo primero que me ha llamado la atención, es su prosa: pulcra, precisa, fluida. Se lee como la seda. Luego me ha llamado la atención, lo sustancioso de su escritura. No sobra nada, ni un párrafo, ni una frase, ni una palabra. He leído muy lentamente, saboreando, volviendo sobre mis pasos continuamente, porque la genialidad saltaba en cualquier momento. Muchos escritores tienden a escribir de más, no es el caso aquí, todo lo contrario. Pero no solo es que sea precisa, tiene la virtud de que todo lo que escribe es interesante. No soy de subrayar libros, si lo hiciera, podría haberlo emborronado de frases, citas o párrafos que me llamaron la atención.
Siguiendo por orden, lo siguiente en asombrarme, es la estructura. Se puede decir que los capítulos son cuentos, algunos los podrías leer tranquilamente de forma independiente, aunque son interdependientes entre si (el libro forma un conjunto perfectamente unitario). Lo más increíble es que es literatura pura y dura, hay personajes (muchos), diálogos, descripciones, el tratamiento de grandes temas de la vida, pero es literatura hecha con innovación, con modernidad, los capítulos cuentos te llevan atrás y adelante en el espacio tiempo, no es la típica novela lineal; alucinante conocer los diferentes personajes desde diferentes puntos de vista (desde dentro y desde fuera) y en diferentes etapas de su vida (y no solo los personajes principales), desde la madurez a la juventud, desde el movimiento punk de finales de los setenta, viajando por sitios tan diversos como San Francisco, Nueva York, Nápoles o Kenia, pasando por los años 90, 2000, hasta pasar el presente y llegar al futuro 2020. Ni siquiera esos saltos son lineales. La gran literatura nunca va a morir, simplemente se adapta a los tiempos.
Uno de los grandes temas que trata es el paso del tiempo, ese amigo canalla, precisamente, empieza con una cita del gran Marcel Proust, y no puede ser menos acertada. A veces nos vemos en el pasado y no nos reconocemos, pero el pasado nos persigue, no podemos renunciar a él. En algún sitio leí que a partir de los 40 comienzas a ver la vida por un retrovisor. El libro es muy vívido en este asunto. A veces tenemos recuerdos conscientes, pero otras veces son inconscientes y nos asaltan cuando menos lo esperamos, incluso recuerdos que teníamos olvidados.
Algunos capítulos podrían ganar tranquilamente un concurso de cuentos, juntos forman una miscelánea polifónica tan profunda como fascinante. Además, es sencillo de seguir, está todo muy bien hilvanado, el guión en si es portentoso.
Yo soy muy amante de los cuentos, y los cuentos norteamericanos me gustan especialmente. Tenía la sensación de estar leyendo la mejor tradición del cuento norteamericano. Fue tan fuerte mi sensación, que tuve que buscar en la biografía de Jennifer Egan, y, efectivamente, ha escrito cuentos (un libro de relatos llamado Esmerald City).
Para colmo, por si fuera poco, aunque cuando alguien escribe tan bien el tema o los temas que trate para mí pasan a ser secundarios, el libro respira música. Está relacionado con el mundo del rock: industria, productores, músicos, fans, melómanos… Es también una forma de ver los cambios del mundo, y como nos afectan y nos cambian, desde la era predigital, a la era digital actual. Por ejemplo, Bennie, uno de los personajes principales, un productor de éxito, es un amante del sonido analógico. Algunos capítulos son antológicos. Otro ejemplo, el capítulo 3, cuenta el primer concierto de una banda punk de finales de los 70, un grupo de adolescentes, tantos músicos como amigos que se juntan después de la escuela. Es un relato evocador y salvaje, deslumbrante. Aunque para ser sincero, todos los capítulos son interesantes, cada cual tendrá sus favoritos, incluido los personajes (a los que les coges cariño, aún con sus imperfecciones; esos personajes están muy vivos). Incluso hay un capítulo hecho con PowerPoint, muy original, y funcional.
Otra cosa que me gustó del libro, que es muy divertido, me he reído mucho, pero al mismo tiempo es serio, o sea, trata los grandes dramas de la vida, es triste, melancólico, esclarecedor, realista, pero al mismo tiempo mágico y divertido. Cómo se supone que es la vida. Gran mérito conseguir alto tan potente.
Me declaro fan de El tiempo es un canalla. Una genialidad. Quiero releerlo, aunque tendré que dejar pasar un tiempo prudencial. Lo ideal sería leer más literatura de Jennifer Egan, de pronto me interesa todo lo que ha escrito, por desgracia, no hay nada más publicado en castellano. Tiene tres novelas anteriores, un libro de cuentos, y ensayos que escribe para diferentes publicaciones (no sé de que serán, me gustaría que fueran ensayos literarios). Habrá que esperar a que se vayan animando a traducir su obra. Por lo pronto, gracias a Editorial minúscula por editar El tiempo es un canalla, en un buen formato además. Lo más difícil ahora será elegir lectura, tendré que afinar mucho, cualquier libro en comparación corre las de perder. Lo bueno es que, como he dicho anteriormente, me hace recobrar pasión por la lectura.
Dejo el primer capítulo por si a alguien le apetece leerlo. Una forma genial, en mi opinión, de comenzar un libro. A mí desde la página uno me tenía comiendo de la mano.
http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/Cultura/tiempo-canalla.pdf
Me alegro de que te haya gustado tanto. El capítulo final cuando lo leí me resultó un poco absurdo, pero hoy en día con los móviles creo que no iba nada desencaminada
A mi me parece otra genialidad, casi se comunican mejor por textos y mensajes que hablando, sobre todo la chica más joven. Luego está el bebé, que no para de reclamar el aparato, handset lo llaman, que es casi una extensión del cuerpo, pero los padres han decidido retrasar su entrada en el mundo digital (aunque la sensación que te queda es que es imposible debido al mundo que les rodea). Luego está el roquero que va a reaparecer después de muchos años, y está un poco confuso.
¿Y el capítulo anterior, el de PowerPoint? Cuando lo empecé a leer no sabía bien de que iba, pero cuando me di cuenta que era un diario hecho por la hija de Sasha... aluciné. Es un capítulo original y atrevido, pero efectivo. Un diario sintético y moderno. Cuando la hija está mirando una foto de la madre, de joven, fuera de una sala antes de un concierto (años 90): "Tiene aspecto de alguien a quien querría conocer, o incluso de alguien que me gustaría ser". Por favor.
Aprovecho para comentar algo que tiene gracia. Cuando una obra de arte me gusta mucho, me contagia y, de alguna manera, eso me sale por algún lado, ya sea en pensamiento o actitud. Me ha pasado con este libro. Cuando iba por la mitad más o menos, abrí un topic de una banda a la que solo había escuchado una canción. No fue algo premeditado, pero al rato reflexioné y me di cuenta que lo hice jugando a ser Bennie o Sasha; o sea, apostar por un grupo que te entra como la seda y crees que tiene un talento especial. De hecho, al comienzo del libro, en la pared de su apartamento de Nueva York, Sasha tenía anotado algunos objetivos, y este era una de ellos: "Descubrir una banda y convertirme en su mánager".
https://www.foroazkenarock.com/t57077-the-wild-reeds-a-veces-una-cancion-basta?highlight=the+wild+reeds
Sin este libro, posiblemente no hubiese abierto ese hilo. Fue como un juego pero al mismo tiempo un atrevimiento. ¿Por qué no? Me planteé, pero de forma inconsciente, como he dicho. El día que El Botones Sacarino quiso ser mánager. ¡Cosas!
¿Y el capítulo anterior, el de PowerPoint? Cuando lo empecé a leer no sabía bien de que iba, pero cuando me di cuenta que era un diario hecho por la hija de Sasha... aluciné. Es un capítulo original y atrevido, pero efectivo. Un diario sintético y moderno. Cuando la hija está mirando una foto de la madre, de joven, fuera de una sala antes de un concierto (años 90): "Tiene aspecto de alguien a quien querría conocer, o incluso de alguien que me gustaría ser". Por favor.
Aprovecho para comentar algo que tiene gracia. Cuando una obra de arte me gusta mucho, me contagia y, de alguna manera, eso me sale por algún lado, ya sea en pensamiento o actitud. Me ha pasado con este libro. Cuando iba por la mitad más o menos, abrí un topic de una banda a la que solo había escuchado una canción. No fue algo premeditado, pero al rato reflexioné y me di cuenta que lo hice jugando a ser Bennie o Sasha; o sea, apostar por un grupo que te entra como la seda y crees que tiene un talento especial. De hecho, al comienzo del libro, en la pared de su apartamento de Nueva York, Sasha tenía anotado algunos objetivos, y este era una de ellos: "Descubrir una banda y convertirme en su mánager".
https://www.foroazkenarock.com/t57077-the-wild-reeds-a-veces-una-cancion-basta?highlight=the+wild+reeds
Sin este libro, posiblemente no hubiese abierto ese hilo. Fue como un juego pero al mismo tiempo un atrevimiento. ¿Por qué no? Me planteé, pero de forma inconsciente, como he dicho. El día que El Botones Sacarino quiso ser mánager. ¡Cosas!
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Maravilloso. Obra maestra.
Karlos- Mensajes : 7153
Fecha de inscripción : 07/02/2009
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Acabo de leer "Hombres salmonela en el planeta Porno" de Yasutaka Tsutsui y me ha encantado. Un corto libro de cuentos de humor en estado puro.
No conocía al escritor y veo que muchas de sus historias han sido llevadas al cine, algunas reconocidas como: "La chica que saltaba a través del tiempo" o "Paprika" y otras cuyas ideas has servido para guiones como "Origen", "El show de Truman" y "Tarde de perros".
En concreto de este libro no hay ninguna idea que pueda ser adaptada hoy en día, lejos del cine X, Pero mejor, todo sabe mas fresco y con ese placer de leer algo que es políticamente incorrecto
No conocía al escritor y veo que muchas de sus historias han sido llevadas al cine, algunas reconocidas como: "La chica que saltaba a través del tiempo" o "Paprika" y otras cuyas ideas has servido para guiones como "Origen", "El show de Truman" y "Tarde de perros".
En concreto de este libro no hay ninguna idea que pueda ser adaptada hoy en día, lejos del cine X, Pero mejor, todo sabe mas fresco y con ese placer de leer algo que es políticamente incorrecto
_________________
Blas- Admin
- Mensajes : 40155
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
el barón escribió:
¿Qué tal este?
Adso- Mensajes : 33136
Fecha de inscripción : 03/12/2013
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Adso escribió:el barón escribió:
¿Qué tal este?
No está mal, el estilo es bastante original y se lee en una patada.
el barón- Mensajes : 24825
Fecha de inscripción : 06/04/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Roundabout escribió:Ahora estoy con "Voces de Chernobil" de Svetlana Aleksiévich.
Pinta muy bien.
Yo lo tengo a medias ahora mismo
millino- Mensajes : 24989
Fecha de inscripción : 19/09/2013
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Estela Reynolds escribió:Ayer empezé a leer "Años Salvajes" y lo he dejado hoy mismo en la página 30 por coñazo.
Cuenta la historia de un chavalín que se va a vivir a Hawai con su familia. El chico es caneado habitualmente en su escuela por otros chavales autóctonos. Todos los días practica el surf....y ahí el autor se empieza a meter con tecnicismos de ese deporte que me han obligado a dejar la lectura.
PD: Ni siquiera me interesa el surf.
Hace unos días acabé el ultimo libro de Joel Dicker. Una maravilla. Uno de los libros mas amenos que he leído en mi vida. Le acabé en una semana.
Recomiendo esta maravilla.
Me acabo de bajar el anterior libro del suizo.
Pues libro también muy ameno el de Harry Quebert.
"Un escritor (35 años) se va a vivir a un pueblecito de nueva Inglaterra para escribir un libro y allí conoce a un chica (15 años) de la que se enamora. La chica desaparece y al cabo de unos cuantos años aparece enterrada en el jardín de la casa de su novio escritor".
No me gustó tanto como El libro de Baltimore pero también le recomiendo.
Me voy a poner la semana que viene con este:
Estela Reynolds- Mensajes : 2880
Fecha de inscripción : 18/10/2011
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Marvel cómics: La historia jamás contada
Lo he puesto también en el topic de los cómics, no me gustaría dejar de recomendarlo a todos aquellos fans de Marvel que es a quien va dirigido. Se lee de forma muy amena, y es interesante conocer todas las trifulcas y trapos sucios que hubo en el aparantemente plácido bullpen desde su creación hasta prácticamente nuestros días. Disfruté especialmente la etapa lisérgica de Steve Englehart y Steve Gerber o cuando el tirano de Jim Shooter cogió las riendas. La edición española consta además de un capítulo especial sobre la publicación de los cómics Marvel en España.
Como único punto negativo, destacar que hacia el final se centra en una maraña legal sobre quién tiene los derechos de qué que resulta un poco cansina. Pero en general, un libro más que recomendable.
jackinthebox- Mensajes : 24296
Fecha de inscripción : 24/07/2010
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Al ser practicada la autopsia, se halló la caja craneana de un agente de policía vacía de todo rastro de cerebro y rellena, en cambio, de diarios viejos. La opinión pública se conmovió y asombró por lo que fue calificado de macabra mistificación. Estamos también dolorosamente conmovidos, pero de ninguna manera asombrados. No vemos por qué se esperaba descubrir otra cosa.
Alfred Jarry (1873-1907)
http://www.pepitas.net/libro/patafisica-especulaciones
Bokor- Mensajes : 17596
Fecha de inscripción : 31/03/2013
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
el barón escribió:
Leído, me decepcionó un poco porque tenía las expectativas muy altas. Sorprendente Sacks en todo caso.
Nomeko7- Mensajes : 38200
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Nomeko7 escribió:el barón escribió:
Leído, me decepcionó un poco porque tenía las expectativas muy altas. Sorprendente Sacks en todo caso.
A mí me gustó, aunque la parte final no tanto, dejando su vida un tanto de lado y centrándose en la ciencia.
el barón- Mensajes : 24825
Fecha de inscripción : 06/04/2008
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
El que yo leí de Oliver Sacks y me encantó fue el famoso El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, súper interesante; lo devoré.
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Por cierto que he retomado este que lo dejé olvidado no sé por qué y lo he vuelto a empezar.
Bien, me está pareciendo muy propio para el verano...
Balachina- Mensajes : 23835
Fecha de inscripción : 23/08/2012
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Balachina escribió:
Por cierto que he retomado este que lo dejé olvidado no sé por qué y lo he vuelto a empezar.
Bien, me está pareciendo muy propio para el verano...
Me gustó, pero sin más.
De Neil Gaiman quizá esperaba más, algo a la altura de los números buenos de The Sandman...
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
salakov escribió:Balachina escribió:
Por cierto que he retomado este que lo dejé olvidado no sé por qué y lo he vuelto a empezar.
Bien, me está pareciendo muy propio para el verano...
Me gustó, pero sin más.
De Neil Gaiman quizá esperaba más, algo a la altura de los números buenos de The Sandman...
Me recuerda, salvando las distancias, a Paul Auster.
Por cierto me he propuesto releer este verano "El libro de las ilusiones" mi favorito.
De aquí viene la idea:
https://www.planetadelibros.com/seleccion-editorial/paul-auster-2017/133?utm_source=anuncio&utm_campaign=IR_PAulAuster&utm_medium=social
Balachina- Mensajes : 23835
Fecha de inscripción : 23/08/2012
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
A mí Paul Auster no me gusta. Una vez comencé a leer un libro suyo y no había manera, me resultaba muy artificioso, lo abandoné ni a medias. Quizás no elegí bien el libro pero me da igual, ya se que no es posible, en la vida a veces pasan estas cosas, tuvimos un encontronazo y hasta ahí llegamos él y yo.
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Hoy se cumplen 200 años de la muerte de Jane Austen, posiblemente mi escritor favorito, así, en general.
Como homenaje pongo uno de mis pasajes favoritos, perteneciente a Orgullo y Prejuicio,
Es la proposición de matrimonio que le hace el reverendo Collins a Elizabeth, de lo más cómico que he leído, siendo realista, porque hay gente que se confunde con eso, la literatura de Jane Austen no es romántica, yo la considero realista.
Como homenaje pongo uno de mis pasajes favoritos, perteneciente a Orgullo y Prejuicio,
Es la proposición de matrimonio que le hace el reverendo Collins a Elizabeth, de lo más cómico que he leído, siendo realista, porque hay gente que se confunde con eso, la literatura de Jane Austen no es romántica, yo la considero realista.
"La idea de que el señor Collins con toda su solemne seriedad se viese arrebatado por sus sentimientos a punto estuvo de hacer reír a Elizabeth, lo que le hizo perder la oportunidad de aprovechar aquel breve receso e impedirle que siguiese adelante.
-Las razones que me impulsan al matrimonio son varias: primera, que juzgo lo más acertado para cualquier clérigo que esté en buena situación económica (como yo lo estoy) predicar a sus feligreses el matrimonio con su propio ejemplo; segunda, que estoy convencido de que con casarme seré mucho más feliz; y tercera (y esto debí tal vez mencionarlo antes), que se trata de un consejo personal y de una recomendación de la muy noble señora a la que tengo el honor de llamar protectora mía. En dos ocasiones se ha dignado darme su opinión al respecto, ¡sin yo pedírsela!; el último sábado por la noche, antes de que yo viniese de Hunsford, en uno de los intervalos de nuestra partida de cuatrillo, justamente cuando la señora Jekinson estaba arreglando el escabel de la señorita de Bourgh, me dijo: "Señor Collins, debe usted casarse. Un clérigo en las condiciones suyas debe casarse… Sea acertado en la elección, escoja, por consideración a mi, una mujer distinguida, y por lo que a usted respecta, una mujer activa y útil, que no se haya educado con muchas pretensiones y que sea capaz de de sacar el mayor partido posible de una renta pequeña. Este es el consejo que le doy. Busque esa clase de mujer lo antes posible, tráigala a Hunsford y yo iré a visitarla inmediatamente". Quiero decirle de paso, hermosa prima mía, que considero que esa distinción y amabilidad de lady Catherine de Bourgh no es una de las menores ventajas que está en mi mano ofrecerle. Su trato, como ya verá, es superior a todo lo que yo pudiera describirle, y creo que el ingenio y la vivacidad que usted posee serán del agrado de aquella señora, especialmente cuando se vean puestos en su sitio por el silencio y el respeto que su rango necesariamente impone. Estas son las razones que me han traído a Longbourn, en vez de buscar esposa en mi misma vecindad, en la que hay mujeres muy simpáticas, se lo aseguro. Teniendo como tengo que heredar esta finca a la muerte de su honorable padre (que viva muchos años más), decidí para tranquilizar mis escrúpulos elegir esposa entre sus hijas a fin de que el perjuicio que había de causarles fuese lo más pequeño posible, cuando llegue ese fatídico momento… y vuelvo a repetir que ojalá se retrase mucho años. Esta ha sido mi razón especial, querida prima, y espero que no desmereceré por ella su opinión. Y ya solo me queda declararle la violencia de mi afecto en la forma más viva que me sea posible. De la dote no quiero ni hablar, y me abstendré de mencionar siquiera ese asunto a su padre, pues bien se que no podría dársela; creo que su única fortuna se reducirá a mil libras de valores al cuatro por ciento, en cuya posesión no entraría usted hasta después del fallecimiento de su madre. Quiero pues, guardar silencio acerca de todo eso y le doy la seguridad de que no saldrá de mis labios una sola palabra de reproche por ese motivo cuando estemos casados.
Era preciso interrumpirlo cuanto antes.
-No se precipite, señor -exclamó Elizabeth-. Se olvida de que todavía no he dado mi contestación. Voy a dársela sin pérdida de tiempo. Sírvase aceptar mis más expresivas gracias por el honor que me hace con su proposición, honor que reconozco plenamente, pero que no tengo más remedio que declinar.
-Antes de hablarle -replicó el señor Collins con un solemne ademán- sabía yo que la costumbre exige que una señorita rechace las insinuaciones del hombre a quien secretamente piensa aceptar cuando éste se dirige a ella por vez primera; e incluso se dan casos en que lo rechaza por segunda y hasta por tercera vez. De modo, pues, que no me siento descorazonado, ni mucho menos, por lo que usted acaba de decirme; tengo, a pesar de todo, la esperanza de conducirla al altar antes de mucho tiempo". (…)
-Pasaje perteneciente al capítulo diecinueve-
-Las razones que me impulsan al matrimonio son varias: primera, que juzgo lo más acertado para cualquier clérigo que esté en buena situación económica (como yo lo estoy) predicar a sus feligreses el matrimonio con su propio ejemplo; segunda, que estoy convencido de que con casarme seré mucho más feliz; y tercera (y esto debí tal vez mencionarlo antes), que se trata de un consejo personal y de una recomendación de la muy noble señora a la que tengo el honor de llamar protectora mía. En dos ocasiones se ha dignado darme su opinión al respecto, ¡sin yo pedírsela!; el último sábado por la noche, antes de que yo viniese de Hunsford, en uno de los intervalos de nuestra partida de cuatrillo, justamente cuando la señora Jekinson estaba arreglando el escabel de la señorita de Bourgh, me dijo: "Señor Collins, debe usted casarse. Un clérigo en las condiciones suyas debe casarse… Sea acertado en la elección, escoja, por consideración a mi, una mujer distinguida, y por lo que a usted respecta, una mujer activa y útil, que no se haya educado con muchas pretensiones y que sea capaz de de sacar el mayor partido posible de una renta pequeña. Este es el consejo que le doy. Busque esa clase de mujer lo antes posible, tráigala a Hunsford y yo iré a visitarla inmediatamente". Quiero decirle de paso, hermosa prima mía, que considero que esa distinción y amabilidad de lady Catherine de Bourgh no es una de las menores ventajas que está en mi mano ofrecerle. Su trato, como ya verá, es superior a todo lo que yo pudiera describirle, y creo que el ingenio y la vivacidad que usted posee serán del agrado de aquella señora, especialmente cuando se vean puestos en su sitio por el silencio y el respeto que su rango necesariamente impone. Estas son las razones que me han traído a Longbourn, en vez de buscar esposa en mi misma vecindad, en la que hay mujeres muy simpáticas, se lo aseguro. Teniendo como tengo que heredar esta finca a la muerte de su honorable padre (que viva muchos años más), decidí para tranquilizar mis escrúpulos elegir esposa entre sus hijas a fin de que el perjuicio que había de causarles fuese lo más pequeño posible, cuando llegue ese fatídico momento… y vuelvo a repetir que ojalá se retrase mucho años. Esta ha sido mi razón especial, querida prima, y espero que no desmereceré por ella su opinión. Y ya solo me queda declararle la violencia de mi afecto en la forma más viva que me sea posible. De la dote no quiero ni hablar, y me abstendré de mencionar siquiera ese asunto a su padre, pues bien se que no podría dársela; creo que su única fortuna se reducirá a mil libras de valores al cuatro por ciento, en cuya posesión no entraría usted hasta después del fallecimiento de su madre. Quiero pues, guardar silencio acerca de todo eso y le doy la seguridad de que no saldrá de mis labios una sola palabra de reproche por ese motivo cuando estemos casados.
Era preciso interrumpirlo cuanto antes.
-No se precipite, señor -exclamó Elizabeth-. Se olvida de que todavía no he dado mi contestación. Voy a dársela sin pérdida de tiempo. Sírvase aceptar mis más expresivas gracias por el honor que me hace con su proposición, honor que reconozco plenamente, pero que no tengo más remedio que declinar.
-Antes de hablarle -replicó el señor Collins con un solemne ademán- sabía yo que la costumbre exige que una señorita rechace las insinuaciones del hombre a quien secretamente piensa aceptar cuando éste se dirige a ella por vez primera; e incluso se dan casos en que lo rechaza por segunda y hasta por tercera vez. De modo, pues, que no me siento descorazonado, ni mucho menos, por lo que usted acaba de decirme; tengo, a pesar de todo, la esperanza de conducirla al altar antes de mucho tiempo". (…)
-Pasaje perteneciente al capítulo diecinueve-
El Botones Sacarino- Mensajes : 75135
Fecha de inscripción : 15/10/2015
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Después de Trabajo sucio, Maldito desde la cuna y El amante de las cicatrices, que me fliparon, me está costando pillarle el rollo a este Volt...
Hunter- Mensajes : 9255
Fecha de inscripción : 30/10/2014
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Hunter escribió:
Después de Trabajo sucio, Maldito desde la cuna y El amante de las cicatrices, que me fliparon, me está costando pillarle el rollo a este Volt...
Pues fíjate, a mí, de los que he leído de los Dirty, es probablemente el que más me gustó. Creo que se llamaba "Humo" un relato bestial, se graba a fuego.
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
E.Corleone escribió:Hunter escribió:
Después de Trabajo sucio, Maldito desde la cuna y El amante de las cicatrices, que me fliparon, me está costando pillarle el rollo a este Volt...
Pues fíjate, a mí, de los que he leído de los Dirty, es probablemente el que más me gustó. Creo que se llamaba "Humo" un relato bestial, se graba a fuego.
Estoy con ese relato ahora mismo.
A mí el que más me ha gustado es Maldito desde la cuna, imagino que por el hecho de ser una historia real.
Es tremendamente crudo e impactante.
Hunter- Mensajes : 9255
Fecha de inscripción : 30/10/2014
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Hunter escribió:E.Corleone escribió:Hunter escribió:
Después de Trabajo sucio, Maldito desde la cuna y El amante de las cicatrices, que me fliparon, me está costando pillarle el rollo a este Volt...
Pues fíjate, a mí, de los que he leído de los Dirty, es probablemente el que más me gustó. Creo que se llamaba "Humo" un relato bestial, se graba a fuego.
Estoy con ese relato ahora mismo.
A mí el que más me ha gustado es Maldito desde la cuna, imagino que por el hecho de ser una historia real.
Es tremendamente crudo e impactante.
Creo que ya lo comentamos hace tiempo. Estoy dejando ese libro para un momento más tranquilo desde que me comentaste lo duro que resultaba.
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
E.Corleone escribió:Hunter escribió:E.Corleone escribió:Hunter escribió:
Después de Trabajo sucio, Maldito desde la cuna y El amante de las cicatrices, que me fliparon, me está costando pillarle el rollo a este Volt...
Pues fíjate, a mí, de los que he leído de los Dirty, es probablemente el que más me gustó. Creo que se llamaba "Humo" un relato bestial, se graba a fuego.
Estoy con ese relato ahora mismo.
A mí el que más me ha gustado es Maldito desde la cuna, imagino que por el hecho de ser una historia real.
Es tremendamente crudo e impactante.
Creo que ya lo comentamos hace tiempo. Estoy dejando ese libro para un momento más tranquilo desde que me comentaste lo duro que resultaba.
Sí, es verdad, no recordaba que habíamos hablado ya de él.
Acabé Humo y bastante bien, ahora, el siguiente, que se llama La Pacificadora, es brutal. Puro Fargo.
Hunter- Mensajes : 9255
Fecha de inscripción : 30/10/2014
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Pinta bien éste, me recuerda por el momento a La Carretera de Cormac McCarthy.
binladiya- Mensajes : 20002
Fecha de inscripción : 09/01/2012
Re: ¿Que estáis leyendo ahora?
Un ensayo construído desde la opinión y unas cuantas lecturas más o menos obvias. Tan pronto es psicoanalista como sociólogo, historiador o estadista. En algún momento tiene ideas sugerentes que te arrastran a seguirle el juego pero cada vez que toca un tema sobre el que se tiene un mínimo de conocimiento el libro se desmorona completamente. Es una caricatura constante, como esa Navarra de población 100% carlista o cosas tan ridículas como afirmar que la fractura entre Buenos Aires y el interior de Argentina se demuestra porque el tango 'Canción de Buenos Aires' se llame de Buenos Aires y no de La Plata o de Argentina. Éste seguro que cree en dios y exige al ateo aportar pruebas de su inexistencia...
Al final, uno se queda con la sensación de que lo que busca este libro es contribuir a la construcción de una generación literaria en la que el autor, obviamente se quiere incluir. Y se lee rápido porque el tema, en esta sociedad de facebook e instagram que mercadea con las identidades globales, apela a esa necesidad de descubrir nuestros orígenes más ancestrales. Carnaza.
albichuela- Mensajes : 5043
Fecha de inscripción : 20/10/2011
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