Mejores lecturas de 2018

el barón escribió:Estado de gracia, de Joy Williams.

el barón escribió:Parpadeo, de Theodore Roszak.
Hombres en el espacio, de Tom McCarthy.
Lincoln en el bardo, de George Saunders.
C, de Tom McCarthy.

favorite 77 escribió:

el barón escribió:Estado de gracia, de Joy Williams.

el barón escribió:El siguiente paso será ir a por los Cuentos escogidos.

Geme escribió:
Aflicción - Russell Banks
Cualquier otro día - Dennis Lehane
gb84 - David Peace
Wacthmen - Alan Moore
Taxi - Carlos Zanón
Furtivos - Tom Franklin
La ley de carter - Ted Lewis
Hombre y Que viene Valdez - Elmore Leonard
Petty -  Warren Zanes
El amante de las cicatrices - H. Crews
El orden del día - Eric Vuillard
SPQR - Mary Beard
C - Tom McCarthy
Amor malo y feroz -Larry Brown
El hombre de la dinamita - H. Mannkell

BillyBudd escribió:

Geme escribió:
Aflicción - Russell Banks
Cualquier otro día - Dennis Lehane
gb84 - David Peace
Wacthmen - Alan Moore
Taxi - Carlos Zanón
Furtivos - Tom Franklin
La ley de carter - Ted Lewis
Hombre y Que viene Valdez - Elmore Leonard
Petty -  Warren Zanes
El amante de las cicatrices - H. Crews
El orden del día - Eric Vuillard
SPQR - Mary Beard
C - Tom McCarthy
Amor malo y feroz -Larry Brown
El hombre de la dinamita - H. Mannkell

No veo en esa lista Luz de agosto...

Geme escribió:

BillyBudd escribió:

Geme escribió:
Aflicción - Russell Banks
Cualquier otro día - Dennis Lehane
gb84 - David Peace
Wacthmen - Alan Moore
Taxi - Carlos Zanón
Furtivos - Tom Franklin
La ley de carter - Ted Lewis
Hombre y Que viene Valdez - Elmore Leonard
Petty -  Warren Zanes
El amante de las cicatrices - H. Crews
El orden del día - Eric Vuillard
SPQR - Mary Beard
C - Tom McCarthy
Amor malo y feroz -Larry Brown
El hombre de la dinamita - H. Mannkell

No veo en esa lista Luz de agosto...

Cierto, un olvido imperdonable porque me gustó mucho el libro.

Barfly escribió: Más allá del incontestable talento estilístico de Gabriel Márquez y su impresionante pericia como narrador

Arturo Bandini escribió:Días Sin Final - Sebastian Barry

Barfly escribió:sendos camaradas de cuadriláteros y confesionarios han resultado providenciales en su labor divulgativa. Mis bendiciones y gratitudes, en fin, para ambos.

favorite 77 escribió:¿Tú sabías, Bucco, que lo que a Márquez le gustaba de verdad era el cine, que escribió guiones y que a lo que de verdad aspiraba era a dirigir películas?

favorite 77 escribió:No ha sido este un año especialmente memorable. Casi en todas las lecturas me ha acompañado en algún momento la incómoda sensación de que la experiencia estaba resultando decepcionante. Novelas consideradabas obras maestras me parecían, todo lo más, notables, novelas consideradas notables me parecían simplemente disfrutables o aceptables. He abandonado seis novelas este año, tres de ellas, literalmente, a la mitad. Es mi mejor marca personal desde que decidí comenzar a abandonar novelas, hábito muy saludable que os recomiendo a todos. Las novelas eran buenas en todos los casos pero por alguna razón no las estaba disfrutando. Quiero decir que sin duda el problema ha estado en mí, en mis erráticos hábitos de lectura, en mi falta de concentración, en mis expectativas, etc... La novela paradigmática de este fracaso mío ha sido Rayuela, que me proporcionó las que fueron sin duda las mejores páginas de literatura del año pero, por contra, también me abocó al tedio y me irritó en muchos momentos. Una novela única, pese a todo, cuyos mejores destellos me empujaron inmediatamente a leer Clases de literatura: Berkeley 1980, que, de nuevo, empezó muy bien para acabar aburriéndome.

Pero he logrado disfrutar con algunas novelas. La Trama Nupcial es, con toda probabilidad, mi lectura del año, la que más he disfrutado, la que más pegado me tuvo a sus páginas. Finalmente, al tercer intento, Eugenides ha firmado una novela redonda, en mi opinión. Espero con ansia la próxima, que debe de estar al caer. Otra novela que me apasionó, y de la que no esperaba tanto, fue El Animal Moribundo, de Roth, no sé si me influyó lo reciente de su fallecimiento, pero me pareció una novela excelsa, que en muchos momentos leí con el corazón en un puño. En el terreno de los escritores que adoro cuyas obras se me están agotando, hubo dos dianas, Lem, con Fiasco, que me dio quizás un poco menos de lo que esperaba (las expectativas eran exorbitadas) pero me dio mucho, y Steven Millhauser con Edwin Mullhouse: Vida Y Muerte De Un Escritor Americano 1943-1954 por Jeffrey Cartwright, una novela exhuberante y maravillosa, un debut portentoso. Ha sido también un año en el que he leído a muchas escritoras, muchas de ellas por primera vez. Elizabeth Strout me maravilló con Olive Kitteridge y Lucía Berlin con Manual Para Mujeres De La Limpieza. En menor medida, también lo hicieron Joyce Carol Oates y Anne Tyler con El Turista Accidental. Siri Hustvedt cuajó una novela maravillosa con Todo Cuanto Amé, pero por desgracia la lectura precedente de la maravillosa El Mundo Deslumbrante, de la cual la primera parece un ensayo, me enturbió un poco la experiencia. Sabía que la trilogía de Salterton era la menos inspirada de Davies, pero pese a todo yo la disfruté mucho, especialmente el segundo tomo, Levadura De Malicia. Y para acabar, un género que ha sido especialmente satisfactorio ha sido el de las memorias. Alexandria Marzano-Lesnevich, Vivian Gornick y Frank Conroy me han hecho pasar muy buenos ratos con Nada Más Real Que Un Cuerpo, Apegos Feroces y Stop-Time, respectivamente. Por contra, también este género me ha deparado la que probablemente sea la peor lectura del año, El Club De Los Mentirosos, de Mary Karr, o cómo errar el tono a la hora de relatar las desgracias propias echa por tierra el efecto dramático.

favorite 77 escribió:

Arturo Bandini escribió:Días Sin Final - Sebastian Barry

¿Qué me puedes decir de esta novela, Bandini? Una lástima, por cierto, que hayas abandonado goodreads, privándome así del seguimiento de tu dieta literaria.

Barfly escribió:La ausencia de una lectura verdaderamente descollante, un puñetazo al mentón, una vulgar display of power en toda regla es la única objeción que puedo hacer a un ano, por lo demás, bastante satisfactorio y regular en lo tocante a libros por mi parte, sin tampoco ningún descalabro verdaderamente pronunciado.

1º El Amor En Los Tiempos Del Cólera, de Gabriel García Márquez.
2º Johnny El Guapo, de John Godey.
3º En Lugar Seguro, de Wallace Stegner.
4º El Lobo Estepario, de Herman Hesse.
5º Una Mujer En Berlín, de Anónima.
6º El Cartero Siempre Llama Dos Veces, de James M. Cain
7º Los Detectives Salvajes, de Roberto Bolaño.
8º El Lamento De Portnoy, de Philip Roth.
9º El Umbral De La Noche, de Stephen King.
10º El Hombre Enterrado, de Ross Macdonald.

Resulta curioso, por lo demás, que mi póker de ases, distinguidos de los demás por una cierta diferencia, presenten a Motta y Stallone como grandes artífices. Bien en modo de obsequio a corazón abierto, ya sea en forma de préstamo y espuela, sendos camaradas de cuadriláteros y confesionarios han resultado providenciales en su labor divulgativa. Mis bendiciones y gratitudes, en fin, para ambos. Con ciertas dudas a la hora de repartir los puestos de honor, he decido aupar a lo más alto a El Amor En Los Tiempos Del Cólera. Más allá del incontestable talento estilístico de Gabriel Márquez y su impresionante pericia como narrador, conmueve especialmente su mirada romántica tan profundamente esperanzada, su desarmante fe en la capacidad del amor como herramienta para rumiar, perseverar, resistir y, en última instancia, trascender y volar. Es notablemente perjudicial en este caso, para el disfrute más completo, para la identificación más incondicional y sanguínea con la historia, instalarse en el ángulo cínico y descreído, y toda vez que yo allí tengo mi residencia habitual y mi actual certificado de empadronamiento, una cierta interferencia me ha lastrado levemente la experiencia. Pero ha sido un detalle menor; imposible no terminar, además de envidiándole, profundamente arrebatado por el infatigable Florentino Ariza y su perpetua cruzada sentimental.

Pisándole los talones, y aquí tal vez deba admitir la adjudicación de una pequeña dosis de entusiasmo por mis modestas expectativas y su encantador perfil bajo, concedo la plata a Johnny El Guapo, una amenísima, vibrante y extraordinariamente bien resuelta novela negra, con una hondura psicológica y analítica por momentos verdaderamente estimulante, y que si mis fans más irredentos recordáis protagonicé en la discreta, siendo generosos, adaptación cinematográfica de Walter Hill. Que no salga de aquí; en la revisión, tras leer el libro, me pareció un espanto, pero hay veces en las que cuesta bajar del todo la barbilla, como bien sabéis. Pelham Uno Dos Tres, en cambio, seguramente la obra más popular de su autor, John Godey, me pareció mucho más esquemática y arquetípica, muy inferior. Sin resultar tampoco del todo desdeñable, quizá mi gran decepción en este apartado de 2018.

En Lugar Seguro, de Wallace Stegner, rubrica el podio, con seguramente el ejercicio de despliegue narrativo más brillante y virtuoso de todos. Su afinidad con Stoner es evidente; en ambos casos la disección tan reposada y austera como profundamente sabia y penetrante de una vida y sus mil y una aristas es digna de admiración. Es difícil, desde la contención, hipnotizar más; es verdaderamente meritorio conocer con tanta clarividencia y minuciosidad el alma humana, sus pequeñas batallas de poder en las relaciones, sus humildes conquistas y claudicaciones, todo lo que, en fin, día tras día, configura nuestra suerte, nuestro rumbo en este estercolero. Por supuesto, y aunque aparentemente no pase nada, con la espada de Damocles mirándonos directa y permanentemente a los ojos. Y Stegner, con un sentido del desasosiego y la amenaza en sus descripciones verdaderamente llamativo, lo materializa impecablemente; si, engañosamente, no sucede nada es porque te lo ha sugerido todo.

Otra de las lecturas más destacables del recientemente ajusticiado ano es El Lobo Estepario, y que mejora mi estimación de este autor con respecto a Siddhartha, mi otro y único acercamiento a Herman Hesse hasta el momento. Quizá el recuerdo me traicione, pero la citada en primer lugar me ha parecido más sórdida, afilada e imaginativa. Aunque hacia el final tal vez desbarre y se embeba demasiado de sí misma, la verdad es que la experiencia de su lectura, de sus psicodélicos pasajes, de sus lúcidas y corrosivas reflexiones, es impagable. Como lo es la inmersión en Una Mujer En Berlín, obra anónima verdaderamente imprescindible para conocer el desamparo y las atrocidades que sufrieron las mujeres en esta ciudad durante la capitulación de Alemania en la II Guerra Mundial. Sin resultar quizá tan directa y enternecedora como No Hay Cielo Sobre Berlín, de Helga Schneider, novela autobiográfica de perfil muy semejante y que se ha quedado a las puertas de aparecer en este ranking, este pavoroso diario impresiona profundamente sobre todo por su terrible frialdad expositiva, por la ausencia del mínimo regodeo de sensibleria o autocompasión, por su radical corte de mangas a todo lo que tenga que ver con el maniqueísmo o el juicio moral sobre lo allí acontecido. Considerado un icono cultural del feminismo, mi pulgar arriba por este helador navajazo de realidad y abnegación.

M incursión por el noir ha vuelto a ser muy certera con El Cartero Siempre Llama Dos Veces y El Hombre Enterrado. Maravillosamente cruda y despiadada la primera; más cáustica y vitriólica la segunda, la verdad es que con este tipo de lecturas, con estos registros, estos tonos, resulta difícil renegar de mi hábitat natural, y que Florentino Ariza me disculpe. Esperaba algo más, debo decir, de Los Detectives Salvajes, aunque me ha madurado positivamente en la cabeza. Por momentos su dispersión me ha abrumado, pero me postro ante la capacidad de Bolaño de construir una telaraña de personajes tan inusual y delirante, de manejar un crisol de lenguajes, tonos y perspectivas tan camaleónico y exuberante. Con El Umbral De La Noche, en cambio, esperaba menos de mi primer acercamiento a la obra literaria de Stephen King. Una más que recomendable colección de relatos del famoso escritor, que en mi caso cuando abordaban lo sobrenatural me provocaban bastante indiferencia pero que cuando apelaban a las oscuridades y sinuosidades de lo mundano y terrenal (La Primavera De Fresa, El Hombre Que Amaba Las Flores...) me han perturbado bastante.

Y con El Lamento De Portnoy, la desternillante y enfermiza novela de Philip Roth, pongo punto y final a mis rescates. Maravillosa combinación de angst y depravación, de humor teñido de culpa, de autoflagelación judía. Jamás perdonaré a esos imprecisos designios del destino que nos han privado del puntual, balsámico e insustituible estreno anual de Woody Allen. Pero esto, sin borrar la afrenta, sin taponar la hemorragia, ha servido de pequeño consuelo. Aunque hoy por hoy un pequeño consuelo, tal vez, sea mucho. De pequeños consuelos, quizá, vivamos, resistamos. Que se lo pregunten a Stegner.