11 muertos y toque de queda en Chile
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Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
Koba escribió:zerismo escribió:Aquí más ordenado: https://www.abc.es/internacional/abci-pinera-pide-perdon-y-anuncia-reforma-pensiones-salud-salarios-y-tarifas-201910230452_noticia.html
Es lamentable que haya que liarla de esa manera para hacer que un gobierno reaccione. Luego querrán que no se debata sobre si la violencia en algunas protestas sirve para algo o es inútil. Saben los chinos que con caceroladas no se iba a presentar un plan así ni pa dios.
El otro día leí una frase de un periodista francés que decía algo así como que en todos los vaivenes de la historia los ricos han salido ganando, que sólo han perdido cuando les ha tocado correr por su vida.
Descorazonador.
Perdieron mucho con la peste del s XIV, por la falta de mano de obra. Los feudales que sobrevivieron tuvieron que pringar, y la plebe se hizo valer. Conclusión, a más población, más ricos.
Más descorazonador.
Jurek- Mensajes : 10695
Fecha de inscripción : 03/12/2015
psycho-sonic- Mensajes : 25996
Fecha de inscripción : 27/03/2008
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
Una cosa que hace mucha "gracia". El tratamiento "informativo".
En Hong Kong un chorro de tiempo de protestas y la dictadura china me parece que no ha causado ninguna victima mortal aún. Corregidme si me equivoco. El tratamiento informativo es claro. Chinos dictadores, manifestantes luchadores por la libertad (cargaditos ellos de banderas yankees.....anda, que casualidad, en mitad de una guerra comercial USA-China!!).
En Chile en 7 días más de 20 muertos (en la prensa mienten y dicen que son "solo" 5 o 6), gente desaparecida, allanamientos, toque de queda, torturas y agresiones sexuales. El tratamiento de la prensa es de blanqueo total. Es una democracia amiga, ya se sabe....asco.
En Hong Kong un chorro de tiempo de protestas y la dictadura china me parece que no ha causado ninguna victima mortal aún. Corregidme si me equivoco. El tratamiento informativo es claro. Chinos dictadores, manifestantes luchadores por la libertad (cargaditos ellos de banderas yankees.....anda, que casualidad, en mitad de una guerra comercial USA-China!!).
En Chile en 7 días más de 20 muertos (en la prensa mienten y dicen que son "solo" 5 o 6), gente desaparecida, allanamientos, toque de queda, torturas y agresiones sexuales. El tratamiento de la prensa es de blanqueo total. Es una democracia amiga, ya se sabe....asco.
psycho-sonic- Mensajes : 25996
Fecha de inscripción : 27/03/2008
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
Democracia puesta siempre desde fuera como ejemplo en lo económico.
Chomsky: “Era previsible tras 40 años de asalto neoliberal a la población»
Chomsky: “Era previsible tras 40 años de asalto neoliberal a la población»
Jurek- Mensajes : 10695
Fecha de inscripción : 03/12/2015
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
psycho-sonic escribió:Una cosa que hace mucha "gracia". El tratamiento "informativo".
En Hong Kong un chorro de tiempo de protestas y la dictadura china me parece que no ha causado ninguna victima mortal aún. Corregidme si me equivoco. El tratamiento informativo es claro. Chinos dictadores, manifestantes luchadores por la libertad (cargaditos ellos de banderas yankees.....anda, que casualidad, en mitad de una guerra comercial USA-China!!).
En Chile en 7 días más de 20 muertos (en la prensa mienten y dicen que son "solo" 5 o 6), gente desaparecida, allanamientos, toque de queda, torturas y agresiones sexuales. El tratamiento de la prensa es de blanqueo total. Es una democracia amiga, ya se sabe....asco.
Los de Hong Kong se están exponiendo a una asimilación cultural por parte de China, imposición del mandarín, censura y pérdida de derechos. Saben lo que les viene encima. Después de lo que ha pasado con los imgur (campos de reeducación, prohibición del idioma y de la cultura, separación de familias...) yo también saldría a protestar. Y Taiwan que se vaya preparando.
Koikila- Mensajes : 46209
Fecha de inscripción : 29/07/2009
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
Koikila escribió:psycho-sonic escribió:Una cosa que hace mucha "gracia". El tratamiento "informativo".
En Hong Kong un chorro de tiempo de protestas y la dictadura china me parece que no ha causado ninguna victima mortal aún. Corregidme si me equivoco. El tratamiento informativo es claro. Chinos dictadores, manifestantes luchadores por la libertad (cargaditos ellos de banderas yankees.....anda, que casualidad, en mitad de una guerra comercial USA-China!!).
En Chile en 7 días más de 20 muertos (en la prensa mienten y dicen que son "solo" 5 o 6), gente desaparecida, allanamientos, toque de queda, torturas y agresiones sexuales. El tratamiento de la prensa es de blanqueo total. Es una democracia amiga, ya se sabe....asco.
Los de Hong Kong se están exponiendo a una asimilación cultural por parte de China, imposición del mandarín, censura y pérdida de derechos. Saben lo que les viene encima. Después de lo que ha pasado con los imgur (campos de reeducación, prohibición del idioma y de la cultura, separación de familias...) yo también saldría a protestar. Y Taiwan que se vaya preparando.
O lo que hacen con los pertenecientes al Falun Gong. Demasiado poco se habla, ríete de los nazis.
https://www.vice.com/es_latam/article/qv7nqw/expertos-acusan-china-de-asesinar-personas-y-robar-organos
https://es.wikipedia.org/wiki/Falun_Gong#Extracción_de_órganos
Jurek- Mensajes : 10695
Fecha de inscripción : 03/12/2015
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
https://www.google.com/amp/s/www.mundodeportivo.com/futbol/athletic-bilbao/20191029/471272550822/athletic-bielsa-chilavert-leeds-united-mercedes-sosa.html%3ffacet=amp
karlos gasteiz- Mensajes : 56551
Fecha de inscripción : 24/06/2011
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
https://twitter.com/pablom_m/status/1204775613472681986
JE_DD- Mensajes : 26612
Fecha de inscripción : 08/03/2013
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
Magnífico comunicado de Raoul Vaneigem, publicado hace un par de días, sobre los Chalecos amarillos y la insurrección chilena, y contra este sistema que nos aplasta :
Unidad y diferencias en las insurrecciones de Francia y Chile : la revancha de la libertad
- Spoiler:
Francia ha ocupado y sigue ocupando un lugar especial en el imaginario colectivo de las revoluciones. Es el país donde por primera vez en la historia una revolución ha roto el inmovilismo y el oscurantismo que imponía el predominio de una economía basada esencialmente en la agricultura. Su victoria no significó el triunfo de la libertad, sólo marcó la victoria de una economía de libre comercio que, muy pronto, sofocó las aspiraciones a una verdadera libertad.
La verdadera libertad es la libertad vivida. Los filósofos de la Ilustración se habían dado cuenta de ello. Los Diderot, d'Holbach, Rousseau, Voltaire habían grabado esa evidencia en la memoria universal, y antes de ellos los principales pensadores del Renacimiento, Montaigne, La Boétie, Rabelais, Castellion (a quien se debe la frase «matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre»).
Aunque está presente en muchos países de Europa, la lucha por la libertad reviste en Francia una agudeza singular. Desde los siglos XI y XII las insurrecciones comunalistas se multiplican y se intensifican. Su objetivo es liberar a las ciudades de la tiranía de la clase aristocrática, cuyos ingresos provienen principalmente de los campesinos, de los siervos que trabajan sus tierras. Los nobles no tienen la intención de dejar escapar a su dominio a estos «municipios» que generan nuevas fuentes de ingresos. Artesanos, comerciantes, tejedores, pequeños productores son el fermento de un capitalismo naciente. Se enfrentan a la nobleza y al régimen feudal que obstaculizan su expansión.
Un rumor esparce su rastro de pólvora: «El aire de las ciudades nos hace libres. » Contribuirá a identificar a esta burguesía, cuyo nombre está tomado de burgo (ciudad), con un ideal de libertad, que es de hecho su ideología. Porque rápidamente resulta que esta burguesía ejerce a su vez una opresión sobre la clase de los trabajadores que explota despiadadamente, como atestigua el Lamento de las tejedoras de seda de Chrétien de Troyes (1135-1190).
Aunque la burguesía sigue creciendo en poder y oprimiendo a las clases trabajadoras, su lucha contra la arrogancia aristocrática mantiene — de buen grado o no — un espíritu de subversión y de reivindicación que perfora con temibles golpes el caparazón y las murallas del régimen de derecho divino, haciendo vacilar la ciudadela del poder aristocrático. Esto explica el carácter contradictorio de la revolución francesa de 1789: por una parte, el formidable auge de una libertad que se revela como el verdadero devenir de la humanidad; por otra parte, la terrible mistificación que consiste en reducir la libertad a la libre circulación de mercancías y personas, tratadas indistintamente como mercancías.
Después de decapitar a la monarquía de derecho divino, el libre comercio instaura una monarquía del lucro, aún más inhumana que el despotismo feudal. Girondines y jacobinos abren el camino a una forma de monarquismo desacralizado, a un bonapartismo en el que el progreso de la industrialización exige la esclavitud de la mayoría. En su línea se inscriben los dos regímenes que mejor ilustran la barbarie de nuestra historia: el nazismo, donde el hombre se convierte en puro objeto; el bolchevismo, donde, en nombre de la emancipación del hombre, el sueño comunista se convierte en pesadilla.
Entre la fascinación de estos dos extremos, el ideal político occidental perpetuó una forma edulcorada de jacobinismo que las conquistas de Napoleón habían implantado en toda Europa. Es una mezcla de burocracia tentacular y de teatro ciudadano donde progresismo y conservadurismo son objeto de una puesta en escena refinada al gusto del día. El pueblo insurgente ha de saber que si interrumpe el espectáculo entrando en él, sólo tendrá sitio como cadáver.
Ni dictadura absoluta ni expresión de la voluntad del pueblo, la rapacidad financiera ha engendrado un totalitarismo democrático.
Con la excepción de un gobierno efímero del pueblo por el pueblo, que la Comuna de París había intentado promover, el capitalismo nunca aflojó su control, sólo modernizó su dominio. Las luchas sociales han sido lo suficientemente eficaces para que los administradores de las ganancias arrojen algunas limosnas a los rebeldes pero insuficientes para que la amenaza de una erradicación total los haga temblar.
Al mismo tiempo que Robespierre hacía decapitar a Olympes de Gouges, que luchaba por los derechos de la mujer, la Revolución Francesa había promulgado en su famosa Declaración una versión formal de los Derechos humanos. El hecho de que estos derechos hayan sido y sigan siendo violados por la mayoría de los gobiernos les ha dado un espíritu de subversión que el Estado se ha apresurado en edulcorar e institucionalizar.
En la guerrilla llevada a cabo en Francia contra la ocupación nazi y sus numerosos colaboradores se constituye el Consejo de la Resistencia. Es el organismo encargado de dirigir y coordinar los diferentes movimientos insurgentes, incluidas todas las tendencias políticas. El Consejo está integrado por representantes de la prensa, los sindicatos y los partidos hostiles al gobierno de Vichy desde mediados de 1943. Su programa, adoptado en marzo de 1944, prevé un «plan de acción inmediato» (es decir, acciones de resistencia), pero incluye también una lista de reformas sociales y económicas que deben aplicarse tras la liberación del territorio.
No hay que engañarse. Estas reformas tienen por objeto evitar una conflagración revolucionaria, que es posible gracias al armamento de las facciones sediciosas. El Partido Comunista Francés se esforzó en romper las veleidades revolucionarias del pueblo armado y le entregará, para apaciguarlo, un conjunto de ventajas que se inscriben en la línea de la res publica surgida de la Primera República francesa. Esto constituyó para los franceses un «bien público» destinado a mejorar la existencia del mayor número posible de personas.
Estas medidas en materia de salud, de ayuda a la familia, de subsidios de desempleo, de protección de los trabajadores, de alimentación de calidad, de enseñanza para todas y todos, fueron adoptadas muy rápidamente por la mayoría de los países europeos. No existen ni en Chile ni en la mayor parte del mundo. Lo absurdo es que el Gobierno francés actual ve en esa ausencia, en ese vacío humanitario, un modelo a imitar, un objetivo a alcanzar, obedeciendo a las leyes mundiales del lucro.
Liquida los bienes sociales para revenderlos a los intereses privados, arruina los hospitales públicos, suprime los trenes, las escuelas, apoya la industria agroalimentaria que envenena los alimentos, desprecia a los ciudadanos imponiéndoles sus nocividades energéticas y burocráticas, incita a consumir más y más mientras aumenta el empobrecimiento. Sobre todo, aniquila las ganas y la alegría de vivir bajo el manto de una triste desesperación. El lucro marca en todas partes el ritmo macabro de una muerte rentabilizada.
Una respuesta inesperada vino espontáneamente tanto de Chile como de Francia. Es ahora un mismo pueblo que, más allá de las particularidades de la evolución histórica, se enfrenta a los mismos problemas, a las mismas cuestiones. Por lo demás, estos interrogantes que plantean la resistencia y la autoorganización insurreccionales, ¿acaso no se oyen propagarse por el mundo e interesar a los países más diversos?
En todas partes el pueblo toma conciencia de la vida que lleva en sí y de la muerte a la que lo condena el Estado, «el más frío de los monstruos fríos».
Mi percepción del movimiento de los Chalecos amarillos en Francia es una opinión personal. Es sólo un testimonio del que mi entusiasmo personal se ha apoderado. ¿Por qué? Porque no hay un día en el que, desde mi adolescencia, no haya aspirado a un cambio tan radical en el orden de las cosas. Cada una y cada uno es libre de buscar ente mis ideas para aprovechar lo que consideren pertinente y rechazar lo que no les conviene.
La aparición del movimiento informal y espontáneo de los Chalecos amarillos marcó el despertar de una conciencia a la vez social y existencial que no había salido de su letargo desde los acontecimientos de Mayo de 1968.
A pesar de haber fracasado en la ejecución del proyecto de autogestión de la vida cotidiana, la tendencia más radical del Movimiento de Ocupaciones de Mayo de 1968 podía sin embargo orgullecerse de haber contribuido a un auténtico cambio en las mentalidades y en los comportamientos. Una toma de conciencia, cuyos efectos apenas comienzan a concretarse hoy, ha marcado en la historia de la humanidad un punto de no retorno. Ha creado una situación que, a pesar de regresiones episódicas, no volverá nunca atrás; los hombres todavía no lo aceptan del todo, pero no hay una sola mujer que no esté convencida de ello.
El silencio de plomo conscientemente mantenido exige repetir incansablemente una verdad que el martillo de la mentira no rompe. La denuncia, por parte de los situacionistas, del estado de bienestar — del estado de bienestar consumista, de la felicidad vendida a temperamento — ha asestado un golpe mortal a virtudes y comportamientos impuestos desde milenios y que pasan por verdades inquebrantables : el poder jerárquico, el respeto a la autoridad, el patriarcado, el miedo y el desprecio a la mujer y a la naturaleza, la veneración al ejército, la obediencia religiosa e ideológica, la competencia, la competición, la depredación, el sacrificio, la necesidad del trabajo. Entonces surgió la idea de que la vida auténtica no podía confundirse con la supervivencia que reduce el destino de la mujer y del hombre al de una bestia de carga y una bestia de presa.
Esta radicalidad, se pensó que había desaparecido, barrida por las rivalidades internas, las luchas de poder, el sectarismo contestatario; se vio sofocada por el gobierno y por el Partido comunista, cuya última victoria fue esa, la de sofocar la rebelión. Sobre todo, la rebeldía fue devorada por la potente ola del consumismo triunfante, ese mismo consumismo que se está apagando ante la creciente pauperización.
Es necesario rendirle justicia a la colonización consumista: ha popularizado la desacralización de los valores antiguos más rápidamente que décadas de libre pensamiento. La farsa de una liberación, preconizada por el hedonismo de los supermercados, propagaba una abundancia y una diversidad de productos y de opciones que sólo tenían un inconveniente: el de pagar a la salida. De ahí nació un modelo de democracia en el que las ideologías se desvanecían en beneficio de candidatos cuya campaña promocional se llevaba a cabo con las técnicas publicitarias más eficientes. El clientelismo y el atractivo mórbido del poder terminaron por arruinar un pensamiento del que los gobiernos más recientes no temen en exhibir su aterradora decadencia.
¿En qué punto nos encontramos hoy? Francia nunca ha conocido un movimiento insurreccional tan persistente, tan innovador y tan festivo. Nunca se ha visto a tantas personas deshacerse de su individualismo, pasar por alto sus opciones religiosas, ideológicas, de carácter, rechazar a los jefes y a los dirigentes autoproclamados, rechazar el poder de los aparatos sindicales y políticos. Es un placer escuchar al Estado lamentar que los Chalecos amarillos no tengan responsables que puedan ser tomados por las orejas como conejos. El pueblo no lo ha olvidado: cada vez que una organización ha pretendido dirigir sus intereses, lo ha atrapado, lo ha engañado y lo ha aniquilado.
Las reivindicaciones corporativas han generado una ira que se ha generalizado porque, más allá de la barbarie represiva, del desprecio, de la provocación de un gobierno de estafadores, hacia lo que apuntan los Chalecos amarillos no es otra cosa que al sistema mundial que en nombre del beneficio saquea la vida y el planeta.
En la calle desfilan juntos conductores de tren, de autobús y de metro, abogados, basureros, bailarines de ópera, estudiantes, profesores, investigadores, forenses, una pequeña fracción de policías que rechazan la función de asesinos que sus jefes les asignan, los trabajadores de los sectores «gas y electricidad», los funcionarios encargados de los impuestos y las pequeñas y medianas empresas presa de la rapacidad de Hacienda, los bomberos, muy a menudo en primera línea en los enfrentamientos con los policías, los empleados de Radio France, el personal de los hospitales, donde los ahorros presupuestarios asesinan a pacientes demasiado pobres para pagar el hospital privado.
Vecinos que nunca se habían hablado se descubren redescubriendo la solidaridad. Al igual que en las operaciones de resistencia contra el nazismo, se asiste a un acoso sistemático de los «colaboradores». Los ministros, los notables y sus secuaces no abandonan sus guaridas sin correr el riesgo de sucumbir no bajo el fuego de armas mortíferas sino bajo los tomates del ridículo, de la burla y del humor corrosivo.
Se está produciendo una mutación en las insurrecciones nacionales e internacionales. A la fase de ira ciega, que se enfrenta directamente a la intransigencia del poder y de sus fuerzas armadas, debe suceder ahora una fase de ira lúcida capaz de socavar al Estado a la base. Se trata ahora de sustituir la legitimidad de la voluntad popular por la autoridad que el Estado usurpó por farsa electoral. Un Estado que hoy no es más que el instrumento de los intereses privados gestionados por las multinacionales.
Estamos presenciando un cambio de perspectiva formidable. La libertad finalmente devuelta a su autenticidad ha decidido aniquilar la economía de libre comercio, el cual se había inspirado antiguamente de ella de forma involuntaria y formal antes de estrangularla bajo el creciente peso de su tiranía económica. Es la revancha de la libertad vivida sobre las libertades del lucro.
La tierra de la que reivindicamos el libre disfrute no es una abstracción, no es una representación mítica. Es el lugar de nuestra existencia, es el pueblo, el barrio, la ciudad, la región donde luchamos contra un sistema económico y social que nos impide vivir en ella. Puesto que no tenemos nada más que esperar de las instancias estatales que la mentira y la porra, nos corresponde ahora «hacer nuestros asuntos» deshaciéndonos del mundo de los negocios.
Nos corresponde a nosotros sentar las bases sociales y existenciales de una sociedad que rompa el yugo de la destrucción rentabilizada. Tenemos la responsabilidad de invertir nuestra rabia y nuestra creatividad en comunas donde nuestra existencia se reinventa al calor de la generosidad y la solidaridad humanas. ¡No importa si se comete algún que otro error ! Es una tarea a largo plazo federar internacionalmente a un gran número de pequeñas comunidades que tengan la ventaja incomparable de actuar directamente en el entorno en el que están implantadas.
Dejemos de abordar nuestros problemas desde arriba. De las cumbres de la abstracción, sólo se vierten cifras que nos deshumanizan, nos transforman en objetos, nos reducen a mercancía. La política de masas siempre crea un caos que apela a la Orden Negra de la Muerte. Impidamos que el cielo de las ideas sea la negación de nuestras realidades vividas.
La verdad hace oír por doquier el canto de la vida. La dimensión humana es una calidad, no una cantidad. El individuo se convierte en colectivo cuando la poesía de uno solo irradia para todos.
Nuestro bien público es la tierra. Es nuestra verdadera patria y estamos decididos a expulsar a los invasores mercantiles que la mutilan, troceándola en cuotas de mercado. Nuestra libertad es una e indivisible.
Raoul Vaneigem
30 de enero de 2020
Versión original : https://lavoiedujaguar.net/Unite-et-differences-dans-les-insurrections-de-France-et-du-Chili
Un artículo de Iñaki Urdanibia sobre el incombustible Vaneigem : https://kaosenlared.net/el-incombustible-raoul-vaneigem/
Ven-seremos
Re: 11 muertos y toque de queda en Chile
Raoul Vaneigem acaba de difundir un nuevo manifiesto a favor de todas las insurrecciones que están apareciendo en todo el planeta :
Por la Comuna
- Spoiler:
Texto original : https://lavoiedujaguar.net/Pour-la-Commune
Una insurrección popular se propaga por el mundo. Se extiende a un número creciente de países. A pesar de las diferencias de condiciones, de motivaciones, de culturas y de mentalidades, todos tienen un punto en común: el pueblo ya no quiere un gobierno que pretenda imponerle su presencia y su autoridad. Es la lucha de los de abajo contra los de arriba.
Estamos en el inestable equilibrio del statu quo. El poder opresivo se mantiene firme, se niega a ceder un solo centímetro. Teme un cambio de rumbo. Este cambio está al alcance de la rebelión popular que burla al Estado y, con la firmeza de una justa cólera, afirma su determinación de proseguir sin descanso su lucha.
De inicio, el statu quo favorece al Estado y a sus patrocinadores. La intransigencia de los gobernantes tiene por objeto divulgar en la opinión pública la imagen de una fortaleza inamovible que nada conseguirá sacudir. Su propaganda agita el espectro de la desesperación que sigue atormentando la memoria de las revueltas perdidas. Apuestan por la fatiga, cuentan con el amargo « ¿ de qué sirve ?» para enviar al nicho los insurrectos. ¡Nuestros enemigos se equivocan dos veces!
La solidez del Estado es sólo superficial. Su poder de decisión es falso, está en manos de una potencia financiera mundial que poco a poco lo sustituye. Muchos ciudadanos franceses acusan a la Comisión Europea y la hacen responsable de sus desgracias. Se le reprocha que imponga a los gobiernos «democráticamente elegidos» restricciones presupuestarias que arruinan el sector público, empobrecen, matan. Es olvidar que las propias instancias europeas no son más que un instrumento de las mafias financieras internacionales. Ellas son nuestro verdadero enemigo, como lo reveló a los chilenos el asesino económico Milton Friedman. Sin embargo, por temibles que sigan siendo, los administradores de un mercado del que son a la vez dueños y esclavos están demostrando cada vez menos poder real y más poder ficticio, una autoridad cuya puesta en escena está destinada a fascinarnos como la serpiente fascina a su presa. Pero hemos demostrado que ya no somos presas y que estamos revocando la depredación. Ellos, en cambio, se dedican a guerras de vendedores viajantes. A la vez presas y depredadores, se agotan en rivalidades competitivas y se desgarran por un hueso donde pronto no quedará nada que roer. Porque el Estado y las instancias supranacionales se ven agobiadas por el derrumbe ineludible de un sistema en el que el dinero circula en círculos, sólo se reproduce a sí mismo, es sólo una forma virtual llamada a devorarse a sí misma, devorándolo todo a su paso.
Dirigentes cada vez más estúpidos, insurrectos cada vez más inteligentes. La quiebra rentabilizada del sistema mercantil no sólo provoca la destrucción de la tierra y de sus especies, sino que provoca un deterioro mental que, año tras año, debilita a los administradores del deterioro universal. Han sido incapaces de impedir que una formidable ola de insurrecciones rompa el asalto de sus empresas mortíferas. ¿Se preguntan cuál es el efecto de pasar del viejo mundo al nuevo? Se está produciendo lentamente ante sus ojos. Jefes de Estado y gobernantes van siendo ganados por la senescencia a medida que su nervio de la guerra se va esclerosando, mientras que la insurrección popular y la desobediencia civil demuestran día a día una inteligencia que la apertura hacia la vida no para de estimular.
Cuando la cúspide se pudre, los de abajo reviven. Los individuos autónomos muestran una creatividad que conduce la ofensiva desde dos ángulos. Mientras que los análisis críticos, las batallas jurídicas, los sabotajes, el acoso por medio del ridículo denuncian las estafas de un Olimpo de opereta, a la base se multiplican y se amplían asambleas locales y regionales directamente confrontadas con el problema de la generosidad humana en una sociedad del cálculo egoísta. Esta lucha a la vez plural y unitaria alimenta la resolución de los insurgentes, su determinación de «no abandonar nada». Aquí es donde la vida reivindica su prioridad absoluta sobre la economía del lucro.
La creación de nuevas condiciones de vida es una prioridad. La ruina de nuestros logros sociales y los dictados que el capitalismo y su democracia totalitaria nos imponen dan una idea del caos en el que pretende precipitarnos. Recordemos lo que pasó en Grecia. El gobierno griego de Tsipras a pesar del apoyo de una mayoría popular que le instaba a abandonar la Unión Europea, dio marcha atrás, tomó una decisión contraria a la voluntad popular. Cedió a un chantaje abiertamente declarado: « Si no aceptáis las medidas de austeridad que preconizamos, abandonaréis Europa, no dispondréis de dinero, no tendréis más dinero para pagar los salarios, mantener las escuelas, los transportes, los hospitales. ¡Después de nosotros, el diluvio! ». Tsipras tuvo que ceder porque nada preparaba a la sociedad griega para evitar el cataclismo programado. ¿No es inquietante que no aprendamos las lecciones de este desastre anunciado? ¿No debería dedicarse nuestra energía principalmente a sentar las bases de microsociedades capaces de responder a los desafíos del caos y de la devastación absurda viendo el anticipo que nos da la situación en el que se encuentran el sector hospitalario, alimentario y energético ?
El mayor peligro para nosotros es que faltemos de audacia. El peligro es no confiar en nuestras propias capacidades, subestimar nuestra inventiva. Esperar soluciones del Estado nos condena a vegetar en su cadáver podrido. No olvidar que la ley del lucro, que determina todas las leyes del sistema, consiste en recuperar con una mano lo que se ha dado con la otra. Hablar con el Estado es entrar en la boca del monstruo.
Lo que importa no es que lo golpeemos, sino que lo sustituyamos por un conjunto de microsociedades humanas en las que la libertad de vivir se esfuerce por experimentar las riquezas de su diversidad y armonizar sus opciones contradictorias.
La estafa del referéndum. En Francia, las insurrectas y los insurrectos exigen un referéndum de iniciativa ciudadana (RIC). El Gobierno no quiere oír hablar de ello, salvo bajo la forma de lo que denomina referéndum de iniciativa compartida (RIP), que obviamente controlaría. Al mismo tiempo, el mismo Gobierno muestra su desprecio por los referendúms al rechazar una petición de más de un millón de opositores a la venta de Aéroports de Paris (ADP) al sector privado. En Chile se prepara la misma estafa. El Gobierno propone sustituir la constitución de Pinochet recurriendo a la farsa electoral y a sus manipulaciones habituales. ¿El objetivo? Imponer a través de las instancias superiores una constitución que servirá para legalizar el dominio del capitalismo sobre los recursos del país. ¿No estamos cansados de asistir una vez más a este truco de prestidigitación que, en nombre del pueblo, confiere plenos poderes al mercado? ¿Cómo ratificar una constitución popular que no está, ni mucho menos, redactada directamente por el pueblo, por asambleas de barrios y aldeas?
La lucha por la calidad de la vida se burla de la dictadura de las cifras, de la medida, del número. La cifra es la medida del poder. Reina por la cantidad porque reina sobre objetos, sobre un cúmulo anónimo de mercancías. Hoy descubrimos una perspectiva inversa. La calidad anula la dictadura del número. La calidad de vida se ríe de las cuentas presupuestarias que la reducen a un elemento lucrativo. La calidad es la autenticidad vivida. Es como tal que puede marcar su interés hacia lo que la concierne y su desinterés por las guerras entre mafias globalizadas. Nuestro interés consiste en contrarrestar las consecuencias de esas guerras, cuyas víctimas siguen siendo los de abajo.
En sus aspectos más visibles, la guerrilla pacífica moviliza a cientos de miles de partidarios de la desobediencia civil. Aunque la bazofia mediática anuncia que los manifestantes se están agotando, que su número disminuye, ni Francia, ni Chile, ni Líbano, ni Sudán, ni Argelia, ni Irán ceden en el frente de las reivindicaciones. No se equivocan de enemigo, su voluntad no decae. El adversario es la máquina del lucro que destroza la vida, el combate es el de la vida que se niega a ser aplastada.
El fenómeno está creciendo y gana en profundidad, afectando las formas de pensamiento y comportamiento. Un número cada vez mayor de personas redescubre las alegrías de la solidaridad y toma conciencia de que la realidad vivida no tiene nada en común con la realidad contable, presupuestaria, estadística elaborada en las cúspides, que de hecho no son más que los callejones sin salida del mercado.
Ni gobernantes ni representantes autoproclamados. Además de los jefes, las asambleas autoorganizadas excluyen a los aparatos políticos y sindicales y a los que serían delegados por ellos. Los miembros de las asambleas están dispuestos, en cambio, a dialogar a título personal con todos los individuos, militantes y no militantes, independientemente de sus opiniones religiosas e ideológicas. En efecto, consideran que la lucha social por una sociedad más humana y más generosa prevalece sobre las representaciones del mundo que cada persona construye por su historia particular. Las asambleas no llaman a renunciar a las convicciones personales, sino a superarlas, es decir, a resituarlas en condiciones que permitan negarlas en su forma antigua y conservarlas en su forma nueva. Tolerancia hacia todas las ideas, intolerancia hacia todo acto inhumano.
La Comuna es el lugar de la vida recuperada. Es un ágora de libertad en la que todas las opiniones tienen la ventaja de expresarse, ser escuchadas y concretarse en decisiones colectivas. ¿Por qué? Porque de inicio reúne a un pequeño número de personas que se conocen o aprenden a conocerse. Tienen el privilegio de ocupar un terreno que les es familiar, donde están en mejores condiciones de intervenir con conocimiento de causa. Tienen la ventaja de estar en una proximidad a la que la federación de las comunas presta una distancia crítica, una conciencia afinada.
Cada municipio es la base de una multitud de entidades similares. Su federación formará un tejido social capaz de suplantar a un Estado que está deteriorando las condiciones de existencia. Es aquí, en el terreno de nuestra existencia cotidiana, donde nuestra creatividad tiene más posibilidades de derrotar al imperialismo estatal y mercantil. El ser humano siempre se ha doblado sin romperse. Se acabó lo de agachar la cabeza, se acabó el mundo donde, como lamentaba Chamfort, el corazón sólo tiene la opción de romperse o endurecerse.
El combate de la Comuna es el de la generosidad humana contra la dictadura del lucro. No toleraremos que el capitalismo global y el cálculo egoísta contaminen nuestro medio ambiente y nuestra conciencia humana. La ayuda a los más desfavorecidos depende de las asambleas populares, no de la fría jurisdicción estatal, y de sus partidarios xenófobos, racistas, sexistas. El impulso de la solidaridad lleva a una sensación irreprimible e insólita: la vida va tan rápido que ya no tenemos tiempo para morir. La insurrección es un bálsamo y una curación.
La mujer está a la vanguardia de la lucha por el ser humano. Ahí reside su unidad. Es una unidad reivindicativa que amenaza la tradición machista y el resurgimiento patriarcal. No es sorprendente de que el poder intente dividirla en categorías para enfrentarlas unas contra otras y «dividir para reinar». Tratar a la mujer como una abstracción permite que asuma papeles y funciones reservados en otros tiempos al patriarcado. El sentido humano no está presente con la misma intensidad en la policía, la torturadora, la comerciante, la militar, la mafiosa, la autócrata y en la insurrecta que lucha por una igual emancipación del hombre y de la mujer. Pero dondequiera que el núcleo de la humanidad no haya desaparecido del todo, ¿por qué no confiar en la vida para acabar con el carapacho opresivo?
La Comuna es nuestro territorio, nuestra existencia es legal. A esta legalidad natural, el Estado ha sustituido una legalidad que nada nos obliga a reconocer. ¿No ha caducado el contrato social por el que se comprometía, a cambio de gravámenes fiscales, a garantizarnos escuelas, hospitales, transportes, medios de subsistencia? A ello se añaden las medidas arbitrarias que atentan contra la dignidad humana y que su totalitarismo democrático está multiplicando. ¿No es evidente, pues, que estamos en la legalidad y que el Estado, de hecho, está en una ilegalidad que, desde el punto de vista de sus propias leyes, nos autoriza a desterrarlo ? Sin embargo, la estructura municipal que ha implantado sigue existiendo. Convierte al alcalde en un funcionario sometido a su autoridad. Atrapado entre la representación del Estado y la representación de la población local, navega entre la honestidad, la corrupción, la modestia del portavoz y la arrogancia del edil entronizado. ¿Cómo pueden las asambleas de autogestión coexistir, sin renegarse, en el marco de una organización municipal vinculada al Estado? A cada territorio en vías de liberación, sus propias formas de lucha.
¿Qué relación con el ayuntamiento tradicional? Nadie ignora que la experiencia de la democracia directa marca una ruptura con los métodos de votación que nos impone el ritual electoral. A diferencia de la votación organizada por el clientelismo político, el municipio es la emanación de asambleas de proximidad. Los problemas que abordan son problemas concretos que se plantean a la población de una aldea, de un barrio urbano y de la región circundante, donde su federación presta una visión global, mundial, de las decisiones adoptadas a nivel local. Provienen de un entorno en el que todos están involucrados y saben de lo que están hablando. Concretizan una práctica de vida, no una práctica de la ideología. El Ayuntamiento es una antena, no está a la escucha de los ciudadanos, sino del Estado que los gobierna. Para nosotros, la Comuna es un mundo llamado a erradicar la mundialización del lucro.
El tambor de la unidad resuena por doquier. ¿Qué unidad? Llamar a la unidad y a la convergencia de las luchas es tomar las cosas al revés. Las declaraciones abstractas, por muy generosas que pretendan ser, son engañosas. Toman el viejo camino de las buenas intenciones. La esperanza no cesa de tropezar de triunfalismo en derrotismo. ¿Vamos a alistarnos una vez más en esos frentes que supuestamente movilizan la energía de todos contra lo que se limita a llevar una de las máscaras de la opresión global? Durante la Revolución Española, Berneri lanzó esta advertencia: «Sólo la lucha anticapitalista puede oponerse al fascismo. La trampa del antifascismo significa el abandono de los principios de la revolución social. » Y añadía : «La revolución debe ganarse en el campo social y no en el militar. » ¿A qué se debe la fuerza poética de los Chalecos amarillos y las asambleas auto-organizadas? Al hecho de que pongan en primer plano problemas económicos, sociales y psicológicos a los que nadie escapa en estos tiempos de mutación (permacultura, prohibición de los pesticidas, bloqueo de los circuitos comerciales, erradicación de las nocividades petroquímicas y nucleares, exploración energética, revivificación del tejido rural y urbano, ruptura con el fetichismo del dinero, reconstrucción de la enseñanza, guerrilla llevada a cabo según el principio de «Nunca destruir a un hombre, pero nunca parar de destruir lo que lo deshumaniza »).
La verdadera unidad es la lucha por un vivir mejor.
La desobediencia civil es un derecho inalienable dondequiera que impere el derecho a oprimir. La redacción de una carta por las Comunas y sus asambleas podría garantizar sus principios y sentar las bases para la legalidad de una democracia cuya poesía práctica libere para siempre del dominio estatal y mercantil. ¡Abajo la república de los negocios! ¡Viva la república del sentido humano!
Texto enviado a título informativo y en forma de posible contribución a los debates sobre la comuna
Raoul Vaneigem
27 de febrero de 2020
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