RONDA 5.22 DEL FÚNEBRE CONCURSO DE MICRORRELATOS. ¡ADORAD AL BECERRO DE ORO!

Autista escribió:

Toro escribió:

Autista escribió:

Toro escribió:

Spoiler:

Es mi ronda, y hago lo que quiero.

Spoiler:

No no... si me parece admirable... peor es al erial que hay hoy sobre el hilo siendo semi-laborable

Son fechas raras. Yo es que estoy encerrado encasa con la familia y una colonia de virus variados que se nos ha mudado a casa. Los enanos están viendo una peli de Pokemon en el sofá, rodeados de una montaña de mocos, así que aquí ando pasando la tarde. . m señor debe de andar peor, de gripazo y tal. Navidades moqueadas.

m señor escribió:

Autista escribió:

Toro escribió:

Autista escribió:

Toro escribió:

Spoiler:

Es mi ronda, y hago lo que quiero.

Spoiler:

No no... si me parece admirable... peor es al erial que hay hoy sobre el hilo siendo semi-laborable

Son fechas raras. Yo es que estoy encerrado encasa con la familia y una colonia de virus variados que se nos ha mudado a casa. Los enanos están viendo una peli de Pokemon en el sofá, rodeados de una montaña de mocos, así que aquí ando pasando la tarde. . m señor debe de andar peor, de gripazo y tal. Navidades moqueadas.

Y con la sobrina aquí .......que está por educar....

m

Autista escribió:

Toro escribió:

Autista escribió:

Toro escribió:

Spoiler:

Es mi ronda, y hago lo que quiero.

Spoiler:

No no... si me parece admirable... peor es al erial que hay hoy sobre el hilo siendo semi-laborable

Son fechas raras. Yo es que estoy encerrado encasa con la familia y una colonia de virus variados que se nos ha mudado a casa. Los enanos están viendo una peli de Pokemon en el sofá, rodeados de una montaña de mocos, así que aquí ando pasando la tarde. . m señor debe de andar peor, de gripazo y tal. Navidades moqueadas.

Troy Mc Clure escribió:Joder, que es lunes. Ya verás el miércoles de resaca qué avalaaaAaaaaaaaancha de micros

Toro escribió:

Troy Mc Clure escribió:Joder, que es lunes. Ya verás el miércoles de resaca qué avalaaaAaaaaaaaancha de micros

Coño troy... tenia esperanzas de leerte habiendo quedado segundo

No te preocupes, te cubro, no se puede quedar asi la ronda de autista cerrando un magnifico año...

Stoneheart escribió:Joder...

Al final no sé si llegaremos al equis uve palito pero Autista conseguirá que me ponga un disco de jebi conceptual ochentero.

Autista escribió:

Toro escribió:

Troy Mc Clure escribió:Joder, que es lunes. Ya verás el miércoles de resaca qué avalaaaAaaaaaaaancha de micros

Coño troy... tenia esperanzas de leerte habiendo quedado segundo

No te preocupes, te cubro, no se puede quedar asi la ronda de autista cerrando un magnifico año...

Troy Mc Clure escribió:bueno toro, si quieres me puedes cubrir también. Pero con delicadeza

Van escribió:Autista es megalómano

Autista escribió:01.- Best “Peter” Seller

“Así murió el último de los tragucus” fue la frase final. Cerró de un golpe el portátil y rompió a llorar. Había terminado su primer libro, ya estaba hecho. Todo lo que había tenido que dejar atrás para sacar a los demonios de su cabeza se materializó por un momento: la ruptura con Ana, la soledad de estar rodeado de gente, el trabajo inane en la oficina… Todo aquello y más pasó por su cabeza a medida que las lágrimas impregnaban su rostro.
En aquella habitación de mala muerte en un hostal recóndito, todavía no sabía si aquellas lágrimas eran de liberación o de dolor.

Autista escribió:02.- Ones

Así murió el último de los tragucus. Hacía eucus que lo observaba atiborrarse de pasteles y demás chucherías. Yo estaba hasta los cojucus de advertirle. Le quería, vaya si le quería, habíamos sido hermanos de leche. Devoraba pilucus de viandas, montucus de emparedados de mortadela, y también cajas y cajas de turrucus. Hasta le habían salido sabañucus en las manos. Dábame pena el pobre, pero bien merecida tenía su muerte. El día de su entierro vinieron animadores con pompucus, se sirvieron canelucus, y hasta regalaron jamucus. Corrían mis lágrimas recordando al último de los tragucus: el RENOMBRADO y redondo amo de los terrucus, amante de los retortijucus y venerador de los grandes corazucus.

Desde entonces ya no soy el mismo. Todos los lunes visito su tumba y allí, de rodillas, lloro a borbotucus. Mi madre, siempre extrañada, me repite:

Hay que ver cómo te pucus.

Autista escribió:03.- Güelu Enol

—Así murió el último de los tragucus...
El güelu Enol comenzaba uno de sus cuentos: adivías, cuélebres y bichus variopintos poblaban su imaginación. Si algo no conocía, se lo inventaba.
—El mar arreciaba embravecido, pero el pequeño tragucu...
El aliento del güelu Enol olía a vino. A vino y pan y efluvios dionisiacos. A tradición oral y fondos de barra. A verdad, olía.
—Morirás, maldito pesadiellu. Y el tragucu clavó su estilete de plata en el costado...
A menudo el güelu Enol escupía al hablar, hisopándonos de saliva y emoción. Pero nadie se apartaba, ningún primo quería perder palabra.
—El veneno surcaba sus venas y el tragucu regresó a su viejo texu para morir...
No siempre tenían moraleja, pero a través de las leyendas del güelu Enol aprendimos a cimentar nuestro imaginario. Cuando eres niño, el güelu nos enseñó, la ficción ayuda a construir la realidad.
Ignoro cuándo olvidamos esto.

Autista escribió:04.-Los hermanos Traguco

Así murió el último de los tragucus, aferrado a una bufanda.
Los hermanos Traguco, llamados los ‘tragucus’, fueron los tres futbolistas: portero del Sporting, defensa del Oviedo y delantero del Avilés, respectivamente. Odiáronse como únicamente se pueden odiar tres hermanos y el fútbol les dio la excusa perfecta; no en balde es un deporte que repetidas veces ha demostrado sus bonanzas para odiar irracionalmente.
Cada enfrentamiento entre ellos se saldaba con lesiones y tarjetas rojas. Su único trato era sobre el verde y ahí daban rienda suelta a su inquina. Por eso los tragucus eran tan queridos por sus aficiones, porque suponían una extensión de sus propias aversiones.
Ni cuando se retiraron hicieron las paces. Cojos y maltrechos por los golpes compartidos, continuaron odiándose desde la grada.
Y tampoco la muerte supuso redención alguna. Mirad si no al último tragucu, solitario frente a dos tumbas, ondeando una absurda bufanda azul.

Autista escribió:5.- Profecía

Así murió el último de los tragucus, como vas a morir tú, Autista de los cojones, por poner esta frasecita.

Autista escribió:05.- M
Murió el ultimo tragucu.
Es mi eufemismo para los chupitos de orujo que me tomo para poder dormir.

Y esta vez me ha parecido atisbar la verdad:
Resulta que prefiero querer a alguien a que me quieran a mí.
Si alguien te quiere es una exigencia la que se te presenta,
si tú quieres a alguien nada se te exige a ti.

Pero si tú me dejaras volver a quererte me las arreglaría para que no se notase,
para no exigirte nada.
Ahora sé como te sentías.
Un bordillo es menos duro que esta situación.
Podemos volver a probar.
Las canciones ahora son diferentes.

Autista escribió:

06.- Los silfos que susurraban a los hombres

Así murió el último de los tragucus, desolado de tristeza esperando la llamada de un humano, pues la relación entre tragucus y humanos era simbiótica; también ellos nos necesitaban.
Sabíamos perfectamente como convocar a esta especie diminuta de silfos; tumbándonos al aire libre y contemplando las estrellas.
Entonces un tragucu acudía, y se sentaba en la oreja susurrándonos cuentos y fantasías. Así ejercitamos la imaginación y nacieron nuestros mitos y leyendas. Así pudimos ver en las estrellas leones y guerreros.
Nuestra oreja desarrolló una prominencia junto al orificio para que se sentaran y nos musitaran más cómodamente.
Todavía la llamamos «tragus» (o trago) en su honor.
Pero dejamos de mirar al cielo, empezamos a vivir mirando al suelo y preocupándonos en lugar de soñando. Olvidando a los tragucus.
Ya no están, pero ojalá la marca en nuestra oreja nos sirva para recordar que necesitamos liberar nuestra imaginación por el firmamento.

Autista escribió:07.- Hacia la extinción

Así murió el último de los tragucus. El último de una nutrida manada que cierto día decidió seguir la estela de un astro que surcó el cielo. Los tragucus, vertebrados de gran tonelaje, cuello ausente e hiperdesarrollado cerebro, anduvieron en larga travesía en busca del cuerpo celeste, al tiempo que se asentó en la expedición un debate en el que exponían diferentes teorías sobre el origen del hecho acontecido.
Una vez aposentados bajo la nube donde el ente había quedado prendido, ocuparon días y noches en trazar eternas elucubraciones sobre la estela que flameaba en vivos colores. No comían ni se procuraban descanso, y uno a uno fueron muriendo, víctimas del hambre y agotamiento, sin que acordasen un diagnóstico.
Quién sabe si cortos de miras, o de cuello, que no les permitió percatarse de que al otro lado de la nube permanecían encallados los travesaños y vela de una cometa.

Autista escribió:08.- Embrollos de un cuentista

Así murió el último de los tragucus, víctima de su fascinación por la belleza. Como la mariposa de Leonardo, diréis, no faltos de razón, pues si ella no percibió el peligro y voló hacia la oscuridad, el último tragucu ignoró el sino que aguardábale en la superficie del lago. Noches enteras permanecía horrorizado contemplando el reflejo de su espantoso rostro en el agua, junto al de la luna... Pensabais en Narciso, ¿tengo razón? El caso es que el tragucu no envejecía. Su fealdad perduraba inalterada, mas a cada tropelía cometida durante su disoluta existencia la imagen que el lago devolvía era más hermosa. Exacto, cual retrato de Dorian Gray. Sucedió que de tanto verse junto a aquella luna quedó prendado, y quiso alcanzarla con alas de cera y pluma. Igualito que Icaro. Cómo se fundió la cera en plena noche, quién sabe. Si viviera algún otro tragucu para preguntarle...

Autista escribió:09.- Siempre la misma historia

«Así murió el último de los tragucus», apostillaba mi abuela siempe que acogotaba un conejo. Invariablemente, yo preguntaba: «¿Quiénes eran los tragucus, abuela?». Hacía caso omiso mientras desollaba la comida del día siguiente, me miraba con ojos vidriados y me espetaba: «Hala, anda a cazar gamusinos para cenar, perillán».
Nunca supe quiénes eran los tragucus, menos aún los gamusinos; nunca pude cazar uno. Lo que sí aprendí es que los rojos no eran de ese color, al menos mi abuelo tenía pelo negro, ojos marrones y tez cetrina. Pero el señor cura siempre lo llamaba así: ¡Rojo!
No murió como el último tragucu, no se hubieran atrevido a acercarse tanto aquellos que le dispararon tras la tapia de las escuelas.
Aquella noche mi padre salió de caza: «No dejes ni uno», lloró mi abuela. «¿A por gamusinos?», pregunté. «Sí, hijo, hasta acabar con todos, como tu abuelo con los tragucus».

Autista escribió:10.- Estirpe

- Así murió el último de los tragucus, los enemigos pensaron que la estirpe se acabaría con su muerte, pero no contaron con las grandes guerreras tragucus, que entre las sombras y en silencio, conservaron todas las tradiciones, conjuros y el noble arte de la lucha tragucu.
Hoy enterramos a tu abuela, guerrera tragucu cuya herencia pasa directamente a ti, al ser la única nieta, todo lo que debes saber está en su baúl, solo tú podrás abrirlo al susurrarle un  nombre, tendrás que escuchar a tu corazón para dar con la palabra adecuada.
- Pero abuelo y si no sé ponerle un buen nombre.
- No te preocupes que por eso, tu abuela me eligió como pareja de vida.

Autista escribió:11.- Soledad

Así murió el último de los tragucus, enfrentándose a él. Su último tragucu, que es como llamaban en aquella región de Kyoto a los miedos, era la soledad. El más costoso fue el tragucu del compromiso, el cual lo aniquiló casándose con Ryo, pero su último tragucu la cogió de improvisto tras la muerte de su marido.

Ya había superado todos los tragucus salvo la soledad, pues nunca existió el tragucu de muerte, así que optó por adentrarse en el bosque con un cuchillo y su linterna únicamente. Pasadas varias horas, Fumiko notaba que su entorno estaba pendiente de ella, de que no estaba sola. Con ayuda de la linterna inspeccionó su alrededor sin encontrar nada aún sintiéndose observada. Fue entonces cuando sacó el cuchillo y se autodegolló, Durante cuatro milisegundos todo estaba oscuro y no había nada a su alrededor. Fumiko estaba sola y pudo morir en paz.

Autista escribió:12.- El poder de la madre

Así murió el último tragucu: anciano y tranquilo, tras una vida feliz y anodina. Nunca supo de su condición, y sus poderes, sin el entrenamiento, no llegaron a manifestarse. Sólo apariciones en sueños de criaturas extrañas, voces en su cabeza en idiomas ininteligibles, el trance agranatado que no podía evitar al mirar el fuego. Unas visitas al psicólogo, y desaparecieron tras la adolescencia.

Su madre sabía que se lo llevarían, así que prefirió desgarrarse por segunda vez en el propio hospital. Cambió las pulseras, y escondió su rostro mojado contra el bebé humano para no verlo alejarse por el pasillo, en brazos de su madre impostada. Cuando vinieron por él, no sospecharon.

Según las profecías, era el elegido para dominar el mundo, y los tragucus no evitaron en su entrenamiento ninguna de las tradiciones antiguas. El último día, contemplaron largamente el cuerpo inerme antes de inmolarse a su vez. Habían fracasado.

Toro escribió:Autista está bebiendo ya?