Cosas que no deben faltar en ningún búnker
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David Z.
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Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
DIA 22 RENACIMIENTO - CAÍDA
Pero la historia nos enseña que la Gloria que fue Grecia y la Grandeza que fue Roma son efímeras. El esplendor florentino y el Siglo de Oro han de llegar su fin. Todo pasa en el mundo. Así, tras tres días de intenso renacimiento, hemos acabado desatando una guerra un poco por aburrimiento, divididos en guelfos (los aristocráticos gatos, yo y uno de los niños, el del nombre raro) y gibelinos (la Sra. Z., la estatua de Osiris que ha cobrado vida y el otro crío, el que aún no sabemos cómo se llama).
Divididos en trincheras improvisadas con cartones de leche y latas oxidadas con las tapas afiladas en el suelo del salón, los gibelinos se han hecho fuertes en torno al frigorífico y el asedio de los guelfos no ha conseguido romper el cerco de basura. Hambruna, decadencia y la Peste (justo hemos tenido que ir a comer garbanzos antes de estallar la guerra) han asolado el Búnker hasta que una invasión de cucarachas ha decretado el Estado del Terror y una nueva Edad Oscura. Han tomado el Palacio de Berberechos, la Colina de Basura y los puntos estratégicos de la nevera y el horno. Ya podían haber tomado el gimnasio las muy putas. Hemos abierto los siete sellos y hemos visto a los cuatro jinetes del apocalipsis: Destrucción, Guerra, Arévalo y Sabina.
El renacimiento ha muerto, ¡viva el renacimiento! Sus ideas (concordia entre los hombres y los Dioses malignos de otra dimensión que vienen a subyugarnos, el arte como expresión gástrica, la filosofía como actividad consustancial a la siesta y una arquitectura pragmática que sirva al hombre y sus nuevas actividades post-apocalípticas: masacres, ejecuciones, purgas, misas negras y deporte) vivirán para siempre. Nuestro ejemplo será una luz en la oscuridad de los siglos.
Pero la historia nos enseña que la Gloria que fue Grecia y la Grandeza que fue Roma son efímeras. El esplendor florentino y el Siglo de Oro han de llegar su fin. Todo pasa en el mundo. Así, tras tres días de intenso renacimiento, hemos acabado desatando una guerra un poco por aburrimiento, divididos en guelfos (los aristocráticos gatos, yo y uno de los niños, el del nombre raro) y gibelinos (la Sra. Z., la estatua de Osiris que ha cobrado vida y el otro crío, el que aún no sabemos cómo se llama).
Divididos en trincheras improvisadas con cartones de leche y latas oxidadas con las tapas afiladas en el suelo del salón, los gibelinos se han hecho fuertes en torno al frigorífico y el asedio de los guelfos no ha conseguido romper el cerco de basura. Hambruna, decadencia y la Peste (justo hemos tenido que ir a comer garbanzos antes de estallar la guerra) han asolado el Búnker hasta que una invasión de cucarachas ha decretado el Estado del Terror y una nueva Edad Oscura. Han tomado el Palacio de Berberechos, la Colina de Basura y los puntos estratégicos de la nevera y el horno. Ya podían haber tomado el gimnasio las muy putas. Hemos abierto los siete sellos y hemos visto a los cuatro jinetes del apocalipsis: Destrucción, Guerra, Arévalo y Sabina.
El renacimiento ha muerto, ¡viva el renacimiento! Sus ideas (concordia entre los hombres y los Dioses malignos de otra dimensión que vienen a subyugarnos, el arte como expresión gástrica, la filosofía como actividad consustancial a la siesta y una arquitectura pragmática que sirva al hombre y sus nuevas actividades post-apocalípticas: masacres, ejecuciones, purgas, misas negras y deporte) vivirán para siempre. Nuestro ejemplo será una luz en la oscuridad de los siglos.
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Mandalas y bolis de colores para calmar la mente
tricko- Mensajes : 8207
Fecha de inscripción : 24/03/2008
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Ánimo Sr. Z. Hundida la caduda y decadente civilización es el momento de gozar como bárbaros. Cómase al gato y refocílese con la Sra. Z. O al revés. O qué se yo.
Pero deje la figura de Osiris tranquila que la cera de oído amarga al paladar. Me lo han contado.
Pero deje la figura de Osiris tranquila que la cera de oído amarga al paladar. Me lo han contado.
Koba- Mensajes : 2531
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Fijo que Z va a comisión con las conserveras.
Cada vez que entro en este hilo acabo abriendo unos mejillones de esos.
Cada vez que entro en este hilo acabo abriendo unos mejillones de esos.
Fridge- Mensajes : 7817
Fecha de inscripción : 22/02/2019
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Fridge escribió:Fijo que Z va a comisión con las conserveras.
Cada vez que entro en este hilo acabo abriendo unos mejillones de esos.
¡De oro, me estoy haciendo de oro!
Bueno, me pagan en latas, pero ¡ya reiré cuando llegue el apocalipsis zombie y las revenda en eBay!
Koba escribió:
Ánimo Sr. Z. Hundida la caduda y decadente civilización es el momento de gozar como bárbaros. Cómase al gato y refocílese con la Sra. Z. O al revés. O qué se yo.
Pero deje la figura de Osiris tranquila que la cera de oído amarga al paladar. Me lo han contado
¡Gracias, Sr. Koba! Se estiman sus amables palabras. Soy de la misma opinión y así se lo he hecho saber a la Sra. Z., pero me ha dicho que en efecto ella prefiere que me refocile con el gato. Veremos. Le tengo mucho respeto a Osiris, no se preocupe. Gracias por estar ahí.
Salud,
z
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Y un tema dominical, porque la guerra es muy de domingo, ¿no?
DIA 23: LA GUERRA ES UNA MIERDA
Quedaba un solo rollo de papel higiénico en todo el país. Un rollo que había pasado meses escondido y encerrado bajo llave en la cámara secreta de la caja fuerte de un sótano oculto bajo el Banco de Un País Que No Nombraremos Por No Hacer Publicidad.
El Rey llamó al Presidente.
—Quiero ese rollo.
—Su Majestad… El Rollo es todo lo que tenemos. Es la única esperanza del país.
—Mire, Presidente, le expondré la situación con claridad: la Princesa ha amanecido con diarrea.
—¡Santo Dios! ¿La heredera al trono?
—No, no, la otra.
—¡A Dios gracias!
—Hágase cargo, en cualquier caso, de la gravedad de la situación.
—Ahora mismo doy la orden.
Cinco agentes secretos disfrazados de chimpancés entraron al sótano secreto, mataron a todos los guardianes (eran sus órdenes), sedujeron y enamoraron a todos los perros guardianes (así lo especificaron sus instrucciones) y obligaron a todos los cajeros del banco a jugar al dominó (esto fue iniciativa propia). Al salir de allí, prendieron fuego a todo el edificio (esto ya por vicio) y se alejaron fumando un cigarrillo (mentolado, según las leyendas negras).
Pero al llegar a la entrada de Palacio tuvo lugar la emboscada, preparada desde hacía meses gracias a una filtración hecha por el secretario del cuñado de un amigo íntimo del primo del médico de la mujer del ayuda de cámara del Rey. En realidad, la diarrea había sido preparada para sacar el Último Rollo de su escondite secreto.
Cuando los agentes llamaron al telefonillo de Palacio con la vieja contraseña, “telepizza, ¿me abre, por favor?”, los insurrectos salieron de entre los árboles de cartón coloreado y de detrás de las colinas-biombo portátiles y cargaron contra los agentes del Rey.
¿Quiénes eran estos insurrectos? No era difícil de adivinar: taxistas. José Feliciano. El cuñado del bisnieto de Lucky Luciano. Luis Cobos. Quique San Francisco. Bertín Osborne. El Capitán Hispania. Marta Sánchez. Melendi. Santiago Abascal. Su caballo. En resumen, toda la élite intelectual del país se había rebelado contra la tiranía del Despotismo Higiénico.
Ya hacía meses que el país había caído en la anarquía. Cuando se agotaron las existencias, la gente empezó usando la mano. Luego la mano del vecino. Luego antiguas cajas de pizza. Los más desesperados se dieron a la barbarie, usando catálogos de Ikea o facturas del banco.
Una secta apocalíptica, los popularmente llamados Mierdistas (en realidad, Excrementistas del Séptimo Día en que El Mundo se Va a la Mierda), llamaba a limpiarse con ortigas rebozadas en salsa de chile habanero. La gente enloquecía. Algunos usaban gatos, usaban perros, se restregaban contra las farolas, se limpiaban con su propia abuela. ¡Algunos habrían deseado tener abuela para limpiarse! ¡Afortunados aquellos que perecieron ahogados en su propia mierda.
Corría la mierda por las calles. La Avenida de Alcalá se rebautizó como Avenida Alcantarilla. De igual manera se rebautizaron La Caga Baja, la Plaza del Cagao, el Barrio de Arguheces, la Plaza Caquilla, Plaza del Colon, el Parque del Retrete y los Jardines del Ñordo. Por la Cuesta de Cerdovia bajaban los niños en barco sobre el río de orines. De las Cuatro Torres colgaban chorrones de mierda como la cera de los cirios en una misa negra. Hordas de adictos malvendían a sus primogénitos por un poco de doble capa pura.
Pronto la Sociedad se dividió en dos: los Anarquistas creían que se podía cagar donde uno quisiera. Los Comunistas, que había que cagar todos en común, a ser posible de la mano. La lucha era fratricida, hermanos cagando sobre hermanos (manteniendo la distancia de seguridad), padres sobre hijos, hijos sobre nietos. Sólo los Estreñidos se mantenían neutrales, aguantando la respiración.
Entonces se rebeló el ejército. Los generales Boñíguez, Zurullo y Mojón, al mando de la Deyección Azul, firmaron una Deposición Urgente que centralizaba toda la diarrea del país en una única Montaña de Estiércol. Las regiones septentrionales se re-convirtieron en enormes cagaderos por Detrito Ley. Los tanques salieron a la calle a repartir periódicos viejos. Los soldados repartían hojas de hiedra. A quien se le descubría cagando ante una tapia, se le limpiaba ahí mismo, dejándole totalmente seco.
No sirvió de nada. En menos de dos meses habíamos llegado a la horrenda situación actual: todos los habitantes del país muertos o en el exilio, la economía colapsada, la Infanta con diarrea.
Fue entonces cuando ocurrió la Batalla de Palacio. Los Rebeldes se hicieron con el control del Último Rollo. Un truño perdido acabó con la vida del Rey. La intelectualidad había vencido.
Pusieron El Rollo a la venta en eBay. En diez días, alcanzó la suma de diez millones de antiguos maravedíes, unos cien mil gritones de euros al cambio, contando intereses y sumando decimales. La economía del país estaba salvada. Tampoco había ya pensionistas, parados ni contribuyentes. Un absoluto éxito del libre mercado.
Lo hemos leído en internet: tiene que ser verdad. Eso explicaría el silencio ahí fuera.
DIA 23: LA GUERRA ES UNA MIERDA
Quedaba un solo rollo de papel higiénico en todo el país. Un rollo que había pasado meses escondido y encerrado bajo llave en la cámara secreta de la caja fuerte de un sótano oculto bajo el Banco de Un País Que No Nombraremos Por No Hacer Publicidad.
El Rey llamó al Presidente.
—Quiero ese rollo.
—Su Majestad… El Rollo es todo lo que tenemos. Es la única esperanza del país.
—Mire, Presidente, le expondré la situación con claridad: la Princesa ha amanecido con diarrea.
—¡Santo Dios! ¿La heredera al trono?
—No, no, la otra.
—¡A Dios gracias!
—Hágase cargo, en cualquier caso, de la gravedad de la situación.
—Ahora mismo doy la orden.
Cinco agentes secretos disfrazados de chimpancés entraron al sótano secreto, mataron a todos los guardianes (eran sus órdenes), sedujeron y enamoraron a todos los perros guardianes (así lo especificaron sus instrucciones) y obligaron a todos los cajeros del banco a jugar al dominó (esto fue iniciativa propia). Al salir de allí, prendieron fuego a todo el edificio (esto ya por vicio) y se alejaron fumando un cigarrillo (mentolado, según las leyendas negras).
Pero al llegar a la entrada de Palacio tuvo lugar la emboscada, preparada desde hacía meses gracias a una filtración hecha por el secretario del cuñado de un amigo íntimo del primo del médico de la mujer del ayuda de cámara del Rey. En realidad, la diarrea había sido preparada para sacar el Último Rollo de su escondite secreto.
Cuando los agentes llamaron al telefonillo de Palacio con la vieja contraseña, “telepizza, ¿me abre, por favor?”, los insurrectos salieron de entre los árboles de cartón coloreado y de detrás de las colinas-biombo portátiles y cargaron contra los agentes del Rey.
¿Quiénes eran estos insurrectos? No era difícil de adivinar: taxistas. José Feliciano. El cuñado del bisnieto de Lucky Luciano. Luis Cobos. Quique San Francisco. Bertín Osborne. El Capitán Hispania. Marta Sánchez. Melendi. Santiago Abascal. Su caballo. En resumen, toda la élite intelectual del país se había rebelado contra la tiranía del Despotismo Higiénico.
Ya hacía meses que el país había caído en la anarquía. Cuando se agotaron las existencias, la gente empezó usando la mano. Luego la mano del vecino. Luego antiguas cajas de pizza. Los más desesperados se dieron a la barbarie, usando catálogos de Ikea o facturas del banco.
Una secta apocalíptica, los popularmente llamados Mierdistas (en realidad, Excrementistas del Séptimo Día en que El Mundo se Va a la Mierda), llamaba a limpiarse con ortigas rebozadas en salsa de chile habanero. La gente enloquecía. Algunos usaban gatos, usaban perros, se restregaban contra las farolas, se limpiaban con su propia abuela. ¡Algunos habrían deseado tener abuela para limpiarse! ¡Afortunados aquellos que perecieron ahogados en su propia mierda.
Corría la mierda por las calles. La Avenida de Alcalá se rebautizó como Avenida Alcantarilla. De igual manera se rebautizaron La Caga Baja, la Plaza del Cagao, el Barrio de Arguheces, la Plaza Caquilla, Plaza del Colon, el Parque del Retrete y los Jardines del Ñordo. Por la Cuesta de Cerdovia bajaban los niños en barco sobre el río de orines. De las Cuatro Torres colgaban chorrones de mierda como la cera de los cirios en una misa negra. Hordas de adictos malvendían a sus primogénitos por un poco de doble capa pura.
Pronto la Sociedad se dividió en dos: los Anarquistas creían que se podía cagar donde uno quisiera. Los Comunistas, que había que cagar todos en común, a ser posible de la mano. La lucha era fratricida, hermanos cagando sobre hermanos (manteniendo la distancia de seguridad), padres sobre hijos, hijos sobre nietos. Sólo los Estreñidos se mantenían neutrales, aguantando la respiración.
Entonces se rebeló el ejército. Los generales Boñíguez, Zurullo y Mojón, al mando de la Deyección Azul, firmaron una Deposición Urgente que centralizaba toda la diarrea del país en una única Montaña de Estiércol. Las regiones septentrionales se re-convirtieron en enormes cagaderos por Detrito Ley. Los tanques salieron a la calle a repartir periódicos viejos. Los soldados repartían hojas de hiedra. A quien se le descubría cagando ante una tapia, se le limpiaba ahí mismo, dejándole totalmente seco.
No sirvió de nada. En menos de dos meses habíamos llegado a la horrenda situación actual: todos los habitantes del país muertos o en el exilio, la economía colapsada, la Infanta con diarrea.
Fue entonces cuando ocurrió la Batalla de Palacio. Los Rebeldes se hicieron con el control del Último Rollo. Un truño perdido acabó con la vida del Rey. La intelectualidad había vencido.
Pusieron El Rollo a la venta en eBay. En diez días, alcanzó la suma de diez millones de antiguos maravedíes, unos cien mil gritones de euros al cambio, contando intereses y sumando decimales. La economía del país estaba salvada. Tampoco había ya pensionistas, parados ni contribuyentes. Un absoluto éxito del libre mercado.
Lo hemos leído en internet: tiene que ser verdad. Eso explicaría el silencio ahí fuera.
Última edición por David Z. el 28.04.20 18:00, editado 1 vez
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
¿Oiga? ¿Oiga?
Nada, el silencio.
Salud,
z
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
David Z. escribió:, un Pollock con tinta invisible,
dios, que maravilla! quiero uno ya!!!
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
David Z. escribió:
¿Oiga? ¿Oiga?
Nada, el silencio.
Salud,
z
cuando tiene usted razón, tiene usted razón.
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Azucarito, marchando un Pollock invisible por mensajería no euclidiana.
Vamos allá:
DIA 24: LA IMPRESORA 3D
Hoy la Sra. Z. ha lanzado, de manera casual, una pregunta trivial tras la comida (bocadillo de berberechos):
—¿Qué hace esa muñeca erótica desnuda de látex en el recibidor?
Silencio tenso.
—¿Cómo la has hecho?
—Yo… el caso es que… (trago saliva)
—¿Pero… y la cara? ¿Por qué Boris Johnson?
—Ehm… Mujer, el deseo sexual no atiende a razones…
Escenas entrañables como esta se repiten cada día en cada casa dotada de una Impresora 3D. Pues la impresora es uno de los elementos imprescindibles, junto al nido de ametralladoras, el botijo y la vota de vino, en todo búnker que se precie.
Antes del confinamiento la verdad es que la teníamos totalmente abandonada, cogiendo polvo bajo la cama junto a la ciclostática, los gatos, el elongador del pene, el scrabble y el niño rubio ese, pero ahora es un no parar. Cada día despertamos con una maravilla nueva. Literalmente. Ayer la Sra. Z. me trajo a la cama un desayuno todo hecho en 3D: su zumito de plástico naranja, su café con látex, su osobuco de látex, su copazo de whisky (en látex) y su torre de panqueques con sirope de arce y berberechos (en cartón). No había dios que lo comiera, pero la intención —y el acordarse de los berberechos— me llegó al alma.
Esta es solo la última maravilla. Aquí van algunas otras de nuestras creaciones en 3D, que tal vez te inspiren a tu vez, imaginario lector, a sentirte el Demiurgo de tu propio búnker:
—Dos fusiles de asalto, tamaño infantil. Uno con un Piolín y otro con La Sirenita en la culata.
—Una criatura mitológica mitad águila y mitad Beyoncé.
—Una estatua de Cthulhu, a tamaño real.
—Una flotilla de tanques.
—Una reproducción 1:1 del Pensador de Rodin sentado en el váter.
—Ciento cincuenta rollos de papel higiénico.
—Una estatuilla de José María Aznar felando a Darth Vader (algo que la sra. Z. llevaba años deseando buscando por rastros y mercadillos de segunda mano)
—Una jaula para los niños.
—La Pirámide de Keops en piezas de lego.
—Una réplica de la momia de Tutankamón (siempre me había hecho ilusión)
—Doscientos uniformes militares para cucarachas: cien del ejército prusiano del Káiser Guillermo, cien de las tropas napoleónicas. ¡Se acabó el aburrimiento nocturno!
—Una cajita de música en la que una pequeña réplica del Orfeón Donostiarra interpreta “Asturias, Patria Querida” durante 24 horas al día (ha durado dos, hasta que la Sra. Z. la ha metido en el horno y la ha dejado como una pizza cuatro quesos)
—Medio Orfeón Donostiarra (se ha acabado el látex para el otro medio, por suerte nos ha impreso a todos los barítonos. Los vecinos están que trinan).
—Un prototipo de mi nuevo coche, el Ford Hórreo (descartados ya proyectos atractivos pero inviables como el Mustang Txapela, el Toyota Gulag con gas incorporado e instrumentos de tortura en el maletero, el Renault Napoleón, el Seat Inquisición o el Chevrolet R’lyeh).
Es fácil sentirse un Dios. El único problema ahora es que tenemos el búnker algo lleno. Por ejemplo, hace dos días que no sabemos dónde andan los niños. Bah, ya aparecerán cuando tengan hambre.
Vamos allá:
DIA 24: LA IMPRESORA 3D
Hoy la Sra. Z. ha lanzado, de manera casual, una pregunta trivial tras la comida (bocadillo de berberechos):
—¿Qué hace esa muñeca erótica desnuda de látex en el recibidor?
Silencio tenso.
—¿Cómo la has hecho?
—Yo… el caso es que… (trago saliva)
—¿Pero… y la cara? ¿Por qué Boris Johnson?
—Ehm… Mujer, el deseo sexual no atiende a razones…
Escenas entrañables como esta se repiten cada día en cada casa dotada de una Impresora 3D. Pues la impresora es uno de los elementos imprescindibles, junto al nido de ametralladoras, el botijo y la vota de vino, en todo búnker que se precie.
Antes del confinamiento la verdad es que la teníamos totalmente abandonada, cogiendo polvo bajo la cama junto a la ciclostática, los gatos, el elongador del pene, el scrabble y el niño rubio ese, pero ahora es un no parar. Cada día despertamos con una maravilla nueva. Literalmente. Ayer la Sra. Z. me trajo a la cama un desayuno todo hecho en 3D: su zumito de plástico naranja, su café con látex, su osobuco de látex, su copazo de whisky (en látex) y su torre de panqueques con sirope de arce y berberechos (en cartón). No había dios que lo comiera, pero la intención —y el acordarse de los berberechos— me llegó al alma.
Esta es solo la última maravilla. Aquí van algunas otras de nuestras creaciones en 3D, que tal vez te inspiren a tu vez, imaginario lector, a sentirte el Demiurgo de tu propio búnker:
—Dos fusiles de asalto, tamaño infantil. Uno con un Piolín y otro con La Sirenita en la culata.
—Una criatura mitológica mitad águila y mitad Beyoncé.
—Una estatua de Cthulhu, a tamaño real.
—Una flotilla de tanques.
—Una reproducción 1:1 del Pensador de Rodin sentado en el váter.
—Ciento cincuenta rollos de papel higiénico.
—Una estatuilla de José María Aznar felando a Darth Vader (algo que la sra. Z. llevaba años deseando buscando por rastros y mercadillos de segunda mano)
—Una jaula para los niños.
—La Pirámide de Keops en piezas de lego.
—Una réplica de la momia de Tutankamón (siempre me había hecho ilusión)
—Doscientos uniformes militares para cucarachas: cien del ejército prusiano del Káiser Guillermo, cien de las tropas napoleónicas. ¡Se acabó el aburrimiento nocturno!
—Una cajita de música en la que una pequeña réplica del Orfeón Donostiarra interpreta “Asturias, Patria Querida” durante 24 horas al día (ha durado dos, hasta que la Sra. Z. la ha metido en el horno y la ha dejado como una pizza cuatro quesos)
—Medio Orfeón Donostiarra (se ha acabado el látex para el otro medio, por suerte nos ha impreso a todos los barítonos. Los vecinos están que trinan).
—Un prototipo de mi nuevo coche, el Ford Hórreo (descartados ya proyectos atractivos pero inviables como el Mustang Txapela, el Toyota Gulag con gas incorporado e instrumentos de tortura en el maletero, el Renault Napoleón, el Seat Inquisición o el Chevrolet R’lyeh).
Es fácil sentirse un Dios. El único problema ahora es que tenemos el búnker algo lleno. Por ejemplo, hace dos días que no sabemos dónde andan los niños. Bah, ya aparecerán cuando tengan hambre.
Última edición por David Z. el 02.05.20 8:28, editado 1 vez
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Ahora que veo al bueno de boro por aquí, lo noqueo con un double whammy, además algo muy de sábado, sabadete:
DIA 25 - SEXO: En la variedad está el gustito
Dice la Sra. Z que la vida conyugal puede volverse aburrida con la rutina. Que puede apagarse la chispa y que es necesario volver a encenderla.
En circunstancias normales esto ella lo solucionaba con el runner del 4º y yo con internet, pero, ah, vida irónica, el runner murió víctima de un insulto a traición (su corazón no pudo resistir que se menospreciara el nombre de sus Yumas) en la Guerra de los Balcones y ahora mismo está repartido entre varios congeladores del bloque. Le digo que busque la parte importante, como Isis hizo con Osiris, pero ella dice que vio cómo se la llevaba un perro en la boca.
Así que hay que buscar variedad. Vaya por Dios. Con lo cómodo que estaba yo leyendo aquí el Parerga y Paralipómena en bata. En fin, todo sea por el amor. Me pongo el picardías y me dirijo al tálamo conyugal. ¡Oh himen himeneo!
Bien dicen nuestros líderes políticos que estamos ante una nueva guerra. Certeramente compara el divino Homero la pasión romántica con la batalla. Acercándome a la Sra. Z justo después de la cena me vienen a la mente aquellos soldados franceses que descubrieron los ataques con gas en las trincheras del Somme. Pero, como ellos, valiente el ademán e impasible el rostro, me dirijo hacia un destino incierto mordiendo una bala y escupiendo fuego: llamando a voces a la muerte.
En el espantoso fragor de la batalla pierdo las gafas, me siento confuso, el sentido del olfato y el oído me fallan, no veo nada en la oscuridad: parece que todo va bien.
Pruebo la maniobra envolvente que tantos réditos le dio a Napoleón ante Josefina (según la biografía “Napoleón subido a un taburete”). Después es el momento de la blitzkrieg, con breves pero letales incursiones por el flanco menos sospechado, una técnica siempre efectiva que aprendí de Stalin (en su soneto “Me amarás o a Siberia irás”) y de los diarios secretos de Atila el Huno (“Díselo con rosas coloradas y con cabezas cortadas”).
Llega el momento siempre temido: yo vislumbro las trincheras enemigas mientras la Sra. Z se ha quedado algo atrás y corre peligro de no llegar a tiempo. Por eso procuro pensar en cosas que me distraigan del momento cumbre, como la primera vez que mi abuela me pilló masturbándome o cuando fui a la universidad desnudo y resultó que afortunadamente no era un sueño. Paso después a recitar la alineación del Deportivo Saneamientos Pereda de la temporada 73-74, el llamado Lavabo Mecánico: Petrústegui, Argorizíbar, Orcolópez, Sanchuste, el gran Ochotorebarrena, Azulejo, Lavabo, Frigopedro, Lucas, Marcos, San Juan, ya me he liado, no pienses en Mateo que entonces sí que no aguantas, vamos, Z, vamos que ya estamos, la Sra. Z siempre se pone política cuando se emociona: “¡Viva Mao! ¡Viva la revolución cultural! ¡Viva la apocatásis! ¡Arriba el concilio de Nicea!”
Trato de distraerla y ganar tiempo con variando posturas: probamos la 132 del Kamasutra, las bolas chinas, la careta de Fraga, el soplete, la máscara antigás y el bandoneón. Logramos contener unos segundos el fluir de lo inevitable.
Final, fatal, irremediablemente llega el momento místico, con la Sra. Z. citando a Santa Teresa de Jesús: “Cuando el dulce vibrador / me tiró y dejó rendida, / en los brazos del amor / mi alma quedó caída / Ojalá tuviera yo otra vida / Pero estoy con este señor”. Y con estos versos nos fundimos en uno, recitando yo suavemente en su oreja a Neruda (“Canto Genital”) y a Garcilaso (“en la concha de Venus amarrado…”).
Cuando todo ha terminado, fundidos en un abrazo cósmico, nos leemos nuestros pasajes favoritos de Bécquer y los haikus escondidos como mensajes secretos en las páginas impares del Mein Kampf.
Y por fin, ebrio de amor, le leo de memoria un pasaje de mi última obra, la Oda a Murcia:
Miré los muros de la mercería
si un tiempo verdes, ya todos bordados
en sus costuras ahora tricotados
por quien adorna ya bisutería.
Me fui al Alcampo: vi que ya no había
papel higiénico del reciclado,
ni de los calamares rebozados
que en mayonesa untó mi amor un día.
Entré en mi búnker: vi la sobrasada
untada en chilaquiles rojos,
mi suave desayuno, el menos fuerte.
Vencida ya la fecha en la fabada,
no hallé comida en que poner los ojos
que no fuese regüeldo en el que verte.
Vencida, arrebolada, la Sra. Z. Ronca ya a mi lado. El amor todo lo vence.
DIA 25 - SEXO: En la variedad está el gustito
Dice la Sra. Z que la vida conyugal puede volverse aburrida con la rutina. Que puede apagarse la chispa y que es necesario volver a encenderla.
En circunstancias normales esto ella lo solucionaba con el runner del 4º y yo con internet, pero, ah, vida irónica, el runner murió víctima de un insulto a traición (su corazón no pudo resistir que se menospreciara el nombre de sus Yumas) en la Guerra de los Balcones y ahora mismo está repartido entre varios congeladores del bloque. Le digo que busque la parte importante, como Isis hizo con Osiris, pero ella dice que vio cómo se la llevaba un perro en la boca.
Así que hay que buscar variedad. Vaya por Dios. Con lo cómodo que estaba yo leyendo aquí el Parerga y Paralipómena en bata. En fin, todo sea por el amor. Me pongo el picardías y me dirijo al tálamo conyugal. ¡Oh himen himeneo!
Bien dicen nuestros líderes políticos que estamos ante una nueva guerra. Certeramente compara el divino Homero la pasión romántica con la batalla. Acercándome a la Sra. Z justo después de la cena me vienen a la mente aquellos soldados franceses que descubrieron los ataques con gas en las trincheras del Somme. Pero, como ellos, valiente el ademán e impasible el rostro, me dirijo hacia un destino incierto mordiendo una bala y escupiendo fuego: llamando a voces a la muerte.
En el espantoso fragor de la batalla pierdo las gafas, me siento confuso, el sentido del olfato y el oído me fallan, no veo nada en la oscuridad: parece que todo va bien.
Pruebo la maniobra envolvente que tantos réditos le dio a Napoleón ante Josefina (según la biografía “Napoleón subido a un taburete”). Después es el momento de la blitzkrieg, con breves pero letales incursiones por el flanco menos sospechado, una técnica siempre efectiva que aprendí de Stalin (en su soneto “Me amarás o a Siberia irás”) y de los diarios secretos de Atila el Huno (“Díselo con rosas coloradas y con cabezas cortadas”).
Llega el momento siempre temido: yo vislumbro las trincheras enemigas mientras la Sra. Z se ha quedado algo atrás y corre peligro de no llegar a tiempo. Por eso procuro pensar en cosas que me distraigan del momento cumbre, como la primera vez que mi abuela me pilló masturbándome o cuando fui a la universidad desnudo y resultó que afortunadamente no era un sueño. Paso después a recitar la alineación del Deportivo Saneamientos Pereda de la temporada 73-74, el llamado Lavabo Mecánico: Petrústegui, Argorizíbar, Orcolópez, Sanchuste, el gran Ochotorebarrena, Azulejo, Lavabo, Frigopedro, Lucas, Marcos, San Juan, ya me he liado, no pienses en Mateo que entonces sí que no aguantas, vamos, Z, vamos que ya estamos, la Sra. Z siempre se pone política cuando se emociona: “¡Viva Mao! ¡Viva la revolución cultural! ¡Viva la apocatásis! ¡Arriba el concilio de Nicea!”
Trato de distraerla y ganar tiempo con variando posturas: probamos la 132 del Kamasutra, las bolas chinas, la careta de Fraga, el soplete, la máscara antigás y el bandoneón. Logramos contener unos segundos el fluir de lo inevitable.
Final, fatal, irremediablemente llega el momento místico, con la Sra. Z. citando a Santa Teresa de Jesús: “Cuando el dulce vibrador / me tiró y dejó rendida, / en los brazos del amor / mi alma quedó caída / Ojalá tuviera yo otra vida / Pero estoy con este señor”. Y con estos versos nos fundimos en uno, recitando yo suavemente en su oreja a Neruda (“Canto Genital”) y a Garcilaso (“en la concha de Venus amarrado…”).
Cuando todo ha terminado, fundidos en un abrazo cósmico, nos leemos nuestros pasajes favoritos de Bécquer y los haikus escondidos como mensajes secretos en las páginas impares del Mein Kampf.
Y por fin, ebrio de amor, le leo de memoria un pasaje de mi última obra, la Oda a Murcia:
Miré los muros de la mercería
si un tiempo verdes, ya todos bordados
en sus costuras ahora tricotados
por quien adorna ya bisutería.
Me fui al Alcampo: vi que ya no había
papel higiénico del reciclado,
ni de los calamares rebozados
que en mayonesa untó mi amor un día.
Entré en mi búnker: vi la sobrasada
untada en chilaquiles rojos,
mi suave desayuno, el menos fuerte.
Vencida ya la fecha en la fabada,
no hallé comida en que poner los ojos
que no fuese regüeldo en el que verte.
Vencida, arrebolada, la Sra. Z. Ronca ya a mi lado. El amor todo lo vence.
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
La hostia, Sr. Z, con sonetos y todo...
Esto es un crisol de géneros, como el Ingenioso Hidalgo...sonetos, épica (la insurrección de los excrementistas), églogas pastoriles... no falta de nada.
Esto es un crisol de géneros, como el Ingenioso Hidalgo...sonetos, épica (la insurrección de los excrementistas), églogas pastoriles... no falta de nada.
Koba- Mensajes : 2531
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Caffeine- Mensajes : 14217
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
No se puede ser más histórico que el Saneamientos Pereda.
Fridge- Mensajes : 7817
Fecha de inscripción : 22/02/2019
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Usté que me ve con buenos ojos, Koba. Muchas gracias por sus amabilísimas palabras, especialmente agradecidas en estos momentos de aislamiento y soledad.
Fridge, "histórico" es un término amable, sí : )
Apuntadas las "krititas" esas. De eso me puedo comer yo dos palés sin alterarme.
Salud,
z
Fridge, "histórico" es un término amable, sí : )
Apuntadas las "krititas" esas. De eso me puedo comer yo dos palés sin alterarme.
Salud,
z
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
DÍA 26: DIARREA MENTAL (UNA MIRADA JUNGIANA)
He hablado telepáticamente con un ex-psiquiatra amigo mío que tuvo que dejar la profesión por un nimio caso de canibalismo magnificado en exceso por los medios. La típica caza de brujas. En fin, él me ha resuelto la cuestión que acaso más preocupe al género humano en estos momentos:
¿Tendré papel higiénico mañana? ¿Qué hace la gente acumulándolo sin parar? ¿A qué se debe toda esta histeria?
La respuesta es sencilla. El deseo de posesión de papel higiénico obedece a una necesidad de control, de sentir, mientras uno abre el esfínter, que todo está preparado para cuando lo cierre, que ninguna sorpresa desagradable lo asaltará.
Es un miedo o pulsión subconsciente que viene de muy lejos, del las primeras décadas del paleolítico, cuando Isabel Preysler era apenas una niña, Keith Richards aún esnifaba polvos de talco y un jovenzuelo Rey Don Juan Carlos empezaba a perseguir neandertalas de buen ver por todo el pleistoceno. El Van Gogh del Cantábrico empezaba a experimentar con pigmentos naturales para dibujar pollas en las paredes de las cuevas (luego la censura y mojigatería magdaleniense obligaron a sustituirlas por manos y bisontes). El Partido Popular, entonces aún llamado Alianza Precámbrica, ya empezaba a traficar con huesos en B y a pagar las facturas de sus cavernas en negro (Altamira por ejemplo fue un pufazo que dejó a deber dos millones de cuernos de mamut al erario público). La Movida de Atapuerca empezaba a dejarnos bandas de renombre como Los Sílex, Lascas y Dinoramas o AC/DC.
Eran, en suma, días más sencillos. Pero también peligrosos. En aquella época el ir al baño no era lo que es hoy. El fondo de la cueva siempre olía a rayos, la ventilación era escasa y quién sabía qué oso, alimaña o concejal podía saltar de entre la oscuridad y sodomizarlo a uno mientras faenaba (no siempre con consentimiento previo).
Ir a las Letrinas Comunes era aún peor, las glaciaciones eran aún recientes y todo estaba mojado, resbalaba o se te helaba el pis al salir. No había revistas para hacer tiempo y distraerse, o si las había eran del año del T-Rex. Las novedades tardaban en llegar, ya podías buscar revistas y volúmenes de nuevas tecnologías como “Lascas, Hachas y Lanzas” o “La rueda: ¿Utopía o realidad?”, que siempre se las había llevado el macho alfa.
Pero lo peor era la ausencia de papel. El primer rollo de papel higiénico, rudimentario, consistía en dos piedras atadas con una ramita. Raspaba. La mejora llegó con el rollo de matojo de helecho, pero a veces te entraban parásitos o insectos.
Lo peor eran las sorpresas. Estabas ahí tranquilamente obrando y lo mismo te asaltaba un neandertal de la tribu vecina que te salía un mamut a cornearte salva sea la parte.
De aquellos interminables milenios de cagar rápido y apretando el culo nos queda, en la psique colectiva, el trauma de la inseguridad al defecar. La ausencia de papel se enmarca en este contexto. El hombre moderno cree que teniendo papel todo estará bien. Como la familia, los millones en el banco o el agente de policía amordazado y encadenado al radiador del sótano, el rollo proporciona una falsa sensación de seguridad. Tener en casa un palé entero de rollos lo hace a uno sentirse un Rey, sentirse adecuado para proteger y proveer a la familia, todo estará bien mientras haya papel.
Salvo que no haya qué comer, claro. Pero habiendo latas de mejillones, ese es un problema que no debe preocuparnos por ahora.
Ah, lo de la telepatía es sencillo: se toma una ramita de laurel, dos cucharaditas de sal, dos claras de huevo (la yema espesa el pensamiento) y un ramillete de vello púbico de sátiro o centauro (en el Lidl las tienen biológicas y de oferta, bastante mejores que las de la marca blanca del Mercadona). Se bate todo, se pone en el interior de un cuenquito de papel albal, y se pone este encima de la cabeza. Cuando el cuero cabelludo está ya bien humedecido, se puede abrir la comunicación. La tarifa de llamada es siempre local.
He hablado telepáticamente con un ex-psiquiatra amigo mío que tuvo que dejar la profesión por un nimio caso de canibalismo magnificado en exceso por los medios. La típica caza de brujas. En fin, él me ha resuelto la cuestión que acaso más preocupe al género humano en estos momentos:
¿Tendré papel higiénico mañana? ¿Qué hace la gente acumulándolo sin parar? ¿A qué se debe toda esta histeria?
La respuesta es sencilla. El deseo de posesión de papel higiénico obedece a una necesidad de control, de sentir, mientras uno abre el esfínter, que todo está preparado para cuando lo cierre, que ninguna sorpresa desagradable lo asaltará.
Es un miedo o pulsión subconsciente que viene de muy lejos, del las primeras décadas del paleolítico, cuando Isabel Preysler era apenas una niña, Keith Richards aún esnifaba polvos de talco y un jovenzuelo Rey Don Juan Carlos empezaba a perseguir neandertalas de buen ver por todo el pleistoceno. El Van Gogh del Cantábrico empezaba a experimentar con pigmentos naturales para dibujar pollas en las paredes de las cuevas (luego la censura y mojigatería magdaleniense obligaron a sustituirlas por manos y bisontes). El Partido Popular, entonces aún llamado Alianza Precámbrica, ya empezaba a traficar con huesos en B y a pagar las facturas de sus cavernas en negro (Altamira por ejemplo fue un pufazo que dejó a deber dos millones de cuernos de mamut al erario público). La Movida de Atapuerca empezaba a dejarnos bandas de renombre como Los Sílex, Lascas y Dinoramas o AC/DC.
Eran, en suma, días más sencillos. Pero también peligrosos. En aquella época el ir al baño no era lo que es hoy. El fondo de la cueva siempre olía a rayos, la ventilación era escasa y quién sabía qué oso, alimaña o concejal podía saltar de entre la oscuridad y sodomizarlo a uno mientras faenaba (no siempre con consentimiento previo).
Ir a las Letrinas Comunes era aún peor, las glaciaciones eran aún recientes y todo estaba mojado, resbalaba o se te helaba el pis al salir. No había revistas para hacer tiempo y distraerse, o si las había eran del año del T-Rex. Las novedades tardaban en llegar, ya podías buscar revistas y volúmenes de nuevas tecnologías como “Lascas, Hachas y Lanzas” o “La rueda: ¿Utopía o realidad?”, que siempre se las había llevado el macho alfa.
Pero lo peor era la ausencia de papel. El primer rollo de papel higiénico, rudimentario, consistía en dos piedras atadas con una ramita. Raspaba. La mejora llegó con el rollo de matojo de helecho, pero a veces te entraban parásitos o insectos.
Lo peor eran las sorpresas. Estabas ahí tranquilamente obrando y lo mismo te asaltaba un neandertal de la tribu vecina que te salía un mamut a cornearte salva sea la parte.
De aquellos interminables milenios de cagar rápido y apretando el culo nos queda, en la psique colectiva, el trauma de la inseguridad al defecar. La ausencia de papel se enmarca en este contexto. El hombre moderno cree que teniendo papel todo estará bien. Como la familia, los millones en el banco o el agente de policía amordazado y encadenado al radiador del sótano, el rollo proporciona una falsa sensación de seguridad. Tener en casa un palé entero de rollos lo hace a uno sentirse un Rey, sentirse adecuado para proteger y proveer a la familia, todo estará bien mientras haya papel.
Salvo que no haya qué comer, claro. Pero habiendo latas de mejillones, ese es un problema que no debe preocuparnos por ahora.
Ah, lo de la telepatía es sencillo: se toma una ramita de laurel, dos cucharaditas de sal, dos claras de huevo (la yema espesa el pensamiento) y un ramillete de vello púbico de sátiro o centauro (en el Lidl las tienen biológicas y de oferta, bastante mejores que las de la marca blanca del Mercadona). Se bate todo, se pone en el interior de un cuenquito de papel albal, y se pone este encima de la cabeza. Cuando el cuero cabelludo está ya bien humedecido, se puede abrir la comunicación. La tarifa de llamada es siempre local.
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
DÍA 27: LA CONSPIRACIÓN
Una mente independiente, un cerebro que se cuestiona, que procesa, que busca, coteja, interpreta y saca conclusiones: esa mente puede resolver cualquier problema. Sólo es cuestión de tiempo.
Me ha llevado 26 días, pero he llegado a conclusiones evidentes sobre la crisis y la pandemia que se desatan ahí fuera, y he llegado a preguntas incómodas. Los ofrezco aquí por si alguien quiere continuar la investigación y resolver las últimas incógnitas de un misterio ya prácticamente resuelto.
El virus lo crearon los chinos en un laboratorio de reproducción de murciélagos. La razón original era devolverle a España lo de la última gira de Luis Cobos en aquel país. Agentes infiltrados en la CIA, en el Club Bilderberg y en la sede secreta de la Iglesia Evangélica del Santo Prepucio en el Vaticano consiguieron combinar en una fórmula altamente volátil la receta de la Coca-Cola, una lengua de sapo cortada a la juliana, dos escamas de pangolín en su tinta y un reactor nuclear tierra-aire.
En el primer experimento el laboratorio estalló y desapareció. Lo hicieron otra vez. Le dieron a probar la receta a un murciélago y lo soltaron en Gotham. Lo repitieron todo pero esta vez añadieron una hoja de laurel. Ahora tenían en sus manos un virus letal.
Lo quisieron vender a Rusia, pero los murciélagos se morían de frío (o envenenados con polonio). Lo trataron de introducir en Murcia, pero los nativos los mataron a pedradas. Llegó entonces el Proyecto Mickey Mao.
Camuflados en el interior de una partida defectuosa de queso manchego auténtico de Wuhan, dos murciélagos chinos llegaron a Benidorm. Pillaron hotel en primera línea de playa. Se encaminaron a un casino. La pandemia estaba gestándose.
Nunca hay que subestimar a un murciélago comunista. Hitler lo hizo y perdió las llaves de su tanque. Osama lo hizo y hoy está muerto. Lady Di también lo hizo y le acabaron dedicando una canción de Elton John. Las consecuencias son imprevisibles pero siempre desastrosas.
En perfecto inglés, como es de ley en Benidorm, el murciélago bajo pasaporte falsificado a nombre de ‘Chócula’ pidió un mojito con berberechos (otra costumbre local). Aprovechó la confusión del camarero para descerrajarle dos mordiscos en el cuello. Su compañero, ‘Eddie Murci’, bloqueó la salida con sus alas y desorientó el radar de la policía. Salieron dejando un reguero de sangre, un camarero infectado, un arroz a la cubana a medio terminar y un dispensador de preservativos vacío y reventado en los baños.
Las consecuencias de lo narrado son evidentes para cualquiera y lo explican prácticamente todo sobre el momento presente. Pero quedan algunas dudas:
¿Por qué llevaba Eddie una loción bronceadora Made in Korea?
¿A qué bar fueron después? ¿Dónde tomaron la última?
¿Es cierto que el Conde estuvo relacionado con el tráfico ilegal de góticos, emos y blackmetaleros a las playas de Benidorm y Gandía?
¿Por qué se escuchó esa madrugada a Eddie y Conde cantar a coro el "Asturias Patria Querida" en un conocido local de alterne? ¿A quién no le conviene que salgan a la luz estas grabaciones?
¿Dónde comprar ahora preservativos en Benidorm?
¿Por qué China ha censurado la difusión de la lista de los Reyes Godos en todo su territorio?
¿Qué ganan Amazon y Netflix con todo esto? ¿Por qué en Netflix casualmente hace 10 días que todas las películas chinas se sirven con un filtro antivirus transmitido por ondas 5G?
¿Por qué Bill Gates nunca come nada con ajo? ¿Por qué duerme boca abajo?
¿Por qué el Club Bilderberg y los Illuminati permitieron la edición de “La Salchipapa”? ¿Qué buscaban con ello?
¿Estuvo Trump camuflado en el palco del concierto de Luis Cobos en el Palacio de Las Torturas de Shanghai? ¿O era realmente una calabaza podrida con una fregona encima, como afirma Pekín?
¿Es verdad que vistos al microscopio los virus tienen “Made in China” escrito en la parte inferior? ¿Cuál es la parte inferior de un virus?
No estoy diciendo que sea una conspiración, solo me hago eco de lo que dicen los expertos.
Me siento satisfecho de mi razonada investigación. La evidencia científica es incontestable. A no ser que… A no ser que esto sea exactamente lo que ellos quieren que piense. En cuyo caso todo sería mentira y el Conde y Eddie serían simples agentes de la CIA tomando unas vacaciones en Benidorm.
No puedo fiarme de nadie y sé que la Sra. Z. está en el ajo, porque ha empezado a proponer que hagamos una playa en el búnker para no tener que ver más la luz del sol y a bufar cuando pasa por delante del crucifijo invertido del baño. De los niños cualquiera se fía. ¿Y los gatos? Ayer juraría haber visto la sombra de Machito cobrar vida y abrir el mueble-bar para servirse un copazo, con la forma de Monserrat Caballé (conocida miembro de la Sociedad de Vampiros y Licántropos de Teruel y la Cuenca Mediterránea, y por si eso fuera poco, de la SGAE).
No podemos fiarnos de nadie, diario. Te voy a tener que quemar después de escribir esto. Quién sabe si yo mismo estoy en mi contra e inventándome todo esto para no aceptar el chip que me han implantado. MK Ultra, Gladiolos, Búnker del 3C, discos de U2. El abismo me pone ojitos y me hace un guiño.
Una mente independiente, un cerebro que se cuestiona, que procesa, que busca, coteja, interpreta y saca conclusiones: esa mente puede resolver cualquier problema. Sólo es cuestión de tiempo.
Me ha llevado 26 días, pero he llegado a conclusiones evidentes sobre la crisis y la pandemia que se desatan ahí fuera, y he llegado a preguntas incómodas. Los ofrezco aquí por si alguien quiere continuar la investigación y resolver las últimas incógnitas de un misterio ya prácticamente resuelto.
El virus lo crearon los chinos en un laboratorio de reproducción de murciélagos. La razón original era devolverle a España lo de la última gira de Luis Cobos en aquel país. Agentes infiltrados en la CIA, en el Club Bilderberg y en la sede secreta de la Iglesia Evangélica del Santo Prepucio en el Vaticano consiguieron combinar en una fórmula altamente volátil la receta de la Coca-Cola, una lengua de sapo cortada a la juliana, dos escamas de pangolín en su tinta y un reactor nuclear tierra-aire.
En el primer experimento el laboratorio estalló y desapareció. Lo hicieron otra vez. Le dieron a probar la receta a un murciélago y lo soltaron en Gotham. Lo repitieron todo pero esta vez añadieron una hoja de laurel. Ahora tenían en sus manos un virus letal.
Lo quisieron vender a Rusia, pero los murciélagos se morían de frío (o envenenados con polonio). Lo trataron de introducir en Murcia, pero los nativos los mataron a pedradas. Llegó entonces el Proyecto Mickey Mao.
Camuflados en el interior de una partida defectuosa de queso manchego auténtico de Wuhan, dos murciélagos chinos llegaron a Benidorm. Pillaron hotel en primera línea de playa. Se encaminaron a un casino. La pandemia estaba gestándose.
Nunca hay que subestimar a un murciélago comunista. Hitler lo hizo y perdió las llaves de su tanque. Osama lo hizo y hoy está muerto. Lady Di también lo hizo y le acabaron dedicando una canción de Elton John. Las consecuencias son imprevisibles pero siempre desastrosas.
En perfecto inglés, como es de ley en Benidorm, el murciélago bajo pasaporte falsificado a nombre de ‘Chócula’ pidió un mojito con berberechos (otra costumbre local). Aprovechó la confusión del camarero para descerrajarle dos mordiscos en el cuello. Su compañero, ‘Eddie Murci’, bloqueó la salida con sus alas y desorientó el radar de la policía. Salieron dejando un reguero de sangre, un camarero infectado, un arroz a la cubana a medio terminar y un dispensador de preservativos vacío y reventado en los baños.
Las consecuencias de lo narrado son evidentes para cualquiera y lo explican prácticamente todo sobre el momento presente. Pero quedan algunas dudas:
¿Por qué llevaba Eddie una loción bronceadora Made in Korea?
¿A qué bar fueron después? ¿Dónde tomaron la última?
¿Es cierto que el Conde estuvo relacionado con el tráfico ilegal de góticos, emos y blackmetaleros a las playas de Benidorm y Gandía?
¿Por qué se escuchó esa madrugada a Eddie y Conde cantar a coro el "Asturias Patria Querida" en un conocido local de alterne? ¿A quién no le conviene que salgan a la luz estas grabaciones?
¿Dónde comprar ahora preservativos en Benidorm?
¿Por qué China ha censurado la difusión de la lista de los Reyes Godos en todo su territorio?
¿Qué ganan Amazon y Netflix con todo esto? ¿Por qué en Netflix casualmente hace 10 días que todas las películas chinas se sirven con un filtro antivirus transmitido por ondas 5G?
¿Por qué Bill Gates nunca come nada con ajo? ¿Por qué duerme boca abajo?
¿Por qué el Club Bilderberg y los Illuminati permitieron la edición de “La Salchipapa”? ¿Qué buscaban con ello?
¿Estuvo Trump camuflado en el palco del concierto de Luis Cobos en el Palacio de Las Torturas de Shanghai? ¿O era realmente una calabaza podrida con una fregona encima, como afirma Pekín?
¿Es verdad que vistos al microscopio los virus tienen “Made in China” escrito en la parte inferior? ¿Cuál es la parte inferior de un virus?
No estoy diciendo que sea una conspiración, solo me hago eco de lo que dicen los expertos.
Me siento satisfecho de mi razonada investigación. La evidencia científica es incontestable. A no ser que… A no ser que esto sea exactamente lo que ellos quieren que piense. En cuyo caso todo sería mentira y el Conde y Eddie serían simples agentes de la CIA tomando unas vacaciones en Benidorm.
No puedo fiarme de nadie y sé que la Sra. Z. está en el ajo, porque ha empezado a proponer que hagamos una playa en el búnker para no tener que ver más la luz del sol y a bufar cuando pasa por delante del crucifijo invertido del baño. De los niños cualquiera se fía. ¿Y los gatos? Ayer juraría haber visto la sombra de Machito cobrar vida y abrir el mueble-bar para servirse un copazo, con la forma de Monserrat Caballé (conocida miembro de la Sociedad de Vampiros y Licántropos de Teruel y la Cuenca Mediterránea, y por si eso fuera poco, de la SGAE).
No podemos fiarnos de nadie, diario. Te voy a tener que quemar después de escribir esto. Quién sabe si yo mismo estoy en mi contra e inventándome todo esto para no aceptar el chip que me han implantado. MK Ultra, Gladiolos, Búnker del 3C, discos de U2. El abismo me pone ojitos y me hace un guiño.
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
DÍA 28: HIGIENE
Sin peinarme, sin lavarme la ropa, lavándome los dientes cada dos o tres días, duchándome una vez a la semana o semana y media y afeitándome una vez al mes: las primeras semanas en el búnker han transcurrido con absoluta normalidad.
Pero temo que en breve se inicie un relajo de costumbres. Hoy la sra. Z ha comentado:
—¿Estás invocando al Maligno?
—¿Yooo? ¡Qué va! ¡Estaba masturbándome nada más!
—¿Y ese olor?
En efecto, debo reconocer que emana de mí un leve pero innegable aroma reminiscente de la ceremonia de apareamiento del alce en primavera, del nacimiento de una rosa en un vertedero, del desinfectante bajo el que una habitación de motel todavía huele a sexo y asesinatos sin que se sepa bien qué ocurrió primero.
Las axilas quieren completar la sinfonía inacabada de Schubert. Mi aliento lo envidiaría Caruso. Las ingles me bailan “la salchipapa”. Mis besos son, según la Sra. Z., como una alcantarilla neoyorquina que dejara escapar un cocodrilo albino con diarrea. La caspa me cae por las cejas como copos de nieve en los abetos del Yukón. Hoy, al irme a poner los calcetines, han salido corriendo. Los pantalones se han encerrado en el sub-búnker hace dos días y se niegan a salir sin una promesa de amnistía. La Convención de Ginebra ha prohibido mis zapatos. La Haya estudia pedir la extradición de mis calzoncillos.
Así que la señora Z se ha puesto dura: “o te duchas esta semana, o no vuelves a levantar los brazos”. Los niños me han puesto una orden de alejamiento hasta 10 días después de ducharme, por cuarentena. Los gatos huyen de mí. El universo conspira para decirme algo.
Así que sí: el día menos pensado, agarro y me ducho. ¿Cómo será recibir el agua en la piel? Creo recordar que era bonito. Pero son tantos los recuerdos que morirán como mugre en la lluvia… Mi primer ejército de pelotillas de ombligo (sarracenos contra cristianos, ¡qué Lepanto hicimos en el tazón del desayuno!). Mi primera réplica de la torre de papel en cera de los oídos (se me rompió cuando alcanzaba los 4 metros de altura y los niños empezaron a hablar uno en ruso y el otro en bable). Mi colección de insectos fenecidos al acercarse a mi ropa interior, disecados y expuestos en un diorama replicando El nacimiento de Venus. La zarigüeya que hace tres días que me trae flores y me pregunta si quiero salir a cenar con ella. La mofeta que se alejó diciendo que desde las trincheras de Verdún no había olido nada semejante. El manatí que me pone morritos. El ramillete de tulipanes que se mustiaron en cuanto me acerqué a ellos. Las mascarillas que llevan los gatos desde anteayer. La colonia de batracios que hace dos días viven entre mis muslos. No tengo corazón para decirles adiós. Los buitres que rondan el búnker. El súcubo que apareció en medio del búnker un día que levanté los brazos, creyendo que lo estaba invocando con los sobacos. La reproducción de la Catedral de Burgos en restos de uñas, mugre y mocos. El cadáver de aquel águila imperial que cayó fulminada al pasar cerca de mí ayer.
Una nueva vida comienza mañana. O un día de estos. Tampoco hay que apresurarse.
Sin peinarme, sin lavarme la ropa, lavándome los dientes cada dos o tres días, duchándome una vez a la semana o semana y media y afeitándome una vez al mes: las primeras semanas en el búnker han transcurrido con absoluta normalidad.
Pero temo que en breve se inicie un relajo de costumbres. Hoy la sra. Z ha comentado:
—¿Estás invocando al Maligno?
—¿Yooo? ¡Qué va! ¡Estaba masturbándome nada más!
—¿Y ese olor?
En efecto, debo reconocer que emana de mí un leve pero innegable aroma reminiscente de la ceremonia de apareamiento del alce en primavera, del nacimiento de una rosa en un vertedero, del desinfectante bajo el que una habitación de motel todavía huele a sexo y asesinatos sin que se sepa bien qué ocurrió primero.
Las axilas quieren completar la sinfonía inacabada de Schubert. Mi aliento lo envidiaría Caruso. Las ingles me bailan “la salchipapa”. Mis besos son, según la Sra. Z., como una alcantarilla neoyorquina que dejara escapar un cocodrilo albino con diarrea. La caspa me cae por las cejas como copos de nieve en los abetos del Yukón. Hoy, al irme a poner los calcetines, han salido corriendo. Los pantalones se han encerrado en el sub-búnker hace dos días y se niegan a salir sin una promesa de amnistía. La Convención de Ginebra ha prohibido mis zapatos. La Haya estudia pedir la extradición de mis calzoncillos.
Así que la señora Z se ha puesto dura: “o te duchas esta semana, o no vuelves a levantar los brazos”. Los niños me han puesto una orden de alejamiento hasta 10 días después de ducharme, por cuarentena. Los gatos huyen de mí. El universo conspira para decirme algo.
Así que sí: el día menos pensado, agarro y me ducho. ¿Cómo será recibir el agua en la piel? Creo recordar que era bonito. Pero son tantos los recuerdos que morirán como mugre en la lluvia… Mi primer ejército de pelotillas de ombligo (sarracenos contra cristianos, ¡qué Lepanto hicimos en el tazón del desayuno!). Mi primera réplica de la torre de papel en cera de los oídos (se me rompió cuando alcanzaba los 4 metros de altura y los niños empezaron a hablar uno en ruso y el otro en bable). Mi colección de insectos fenecidos al acercarse a mi ropa interior, disecados y expuestos en un diorama replicando El nacimiento de Venus. La zarigüeya que hace tres días que me trae flores y me pregunta si quiero salir a cenar con ella. La mofeta que se alejó diciendo que desde las trincheras de Verdún no había olido nada semejante. El manatí que me pone morritos. El ramillete de tulipanes que se mustiaron en cuanto me acerqué a ellos. Las mascarillas que llevan los gatos desde anteayer. La colonia de batracios que hace dos días viven entre mis muslos. No tengo corazón para decirles adiós. Los buitres que rondan el búnker. El súcubo que apareció en medio del búnker un día que levanté los brazos, creyendo que lo estaba invocando con los sobacos. La reproducción de la Catedral de Burgos en restos de uñas, mugre y mocos. El cadáver de aquel águila imperial que cayó fulminada al pasar cerca de mí ayer.
Una nueva vida comienza mañana. O un día de estos. Tampoco hay que apresurarse.
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
David Z. escribió:DÍA 27: LA CONSPIRACIÓN¿Por qué se escuchó esa madrugada a Eddie y Conde cantar a coro el "Asturias Patria Querida" en un conocido local de alterne? ¿A quién no le conviene que salgan a la luz estas grabaciones?
Muy mal Sr. Z. No esperaba esto de Vd.
Cantar borracho el "Asturias patria querida" es un derecho fundamental de todo ser humano, sea persona o no. Haya nacido en Mieres o en Perth, Australia. Es lo que nos diferencia de los alemanes. Y de los animales también.
Estas son las cosas que arruinan un reportaje de investigación o una carrera política, Sr. Z. Detalles como este. Me voy a votar a Vox. Ahora vuelvo.
Koba- Mensajes : 2531
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Estimado Koba,
Yo no juzgo ni valoro, simplemente transmito la información recibida. Si mis contactos en la CIA mencionan esa canción, yo no puedo venir aquí y cambiarlo por el "Porrompompero" por mucho que quiera.
Cierto es que, cuando la información nos falla, cuando la realidad no coincide con nuestros prejuicios, solo nos queda lanzarnos a Vox. Ahí no puedo sino aplaudir.
Ojalá un día toda España, borracha y unida de la mano, cante el "Asturias..." Ahí me tendrá usted, desafinando más que nadie.
Le agradezco mucho la respuesta, empezaba a sentirme muy solo.
Salud,
z
Yo no juzgo ni valoro, simplemente transmito la información recibida. Si mis contactos en la CIA mencionan esa canción, yo no puedo venir aquí y cambiarlo por el "Porrompompero" por mucho que quiera.
Cierto es que, cuando la información nos falla, cuando la realidad no coincide con nuestros prejuicios, solo nos queda lanzarnos a Vox. Ahí no puedo sino aplaudir.
Ojalá un día toda España, borracha y unida de la mano, cante el "Asturias..." Ahí me tendrá usted, desafinando más que nadie.
Le agradezco mucho la respuesta, empezaba a sentirme muy solo.
Salud,
z
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
DÍA 29: EL URBUNKER
El número de mayo de Búnkeres y Trincheras viene cargado de artículos interesantes: “Las mejores plantas de interior”, “A quién comerse primero” o “Ruleta rusa para toda la familia”.
Pero sin duda la estrella (y portada, en lencería y maquillaje sensual pero sobrio) es Hitler, con el mega-reportaje “Adolf y Eva vistos por detrás”, donde nos enseñan su modesto pero coqueto habitáculo subterráneo. Una golosina para cualquier búnkerhead. Todos en este mundillo nos preguntamos ¿qué fotos había en la mesilla de noche? ¿Qué colores tenían las paredes del dormitorio? ¿Es verdad que Eva prefería el gris natural del hormigón pero Adolf quiso pintar el baño en rayas fucsia y amarillas? ¡Son tantas las preguntas que todos los bunkerófilos nos hemos hecho sobre la pareja más famosa del mundillo de esta hermosa parafilia!
Estas son algunos de los datos y curiosidades más destacables del artículo:
—Las paredes del salón estaban decoradas en franjas arco-iris con nubecitas de algodón y pequeños furbys con ojos de corazón diciendo “Ich wiebe dich!”
—Todas las superficies estaban recubiertas de manteles de ganchillo. Esto era un problema práctico especialmente en el piano y en el báter.
—El felpudo de entrada contenía la leyenda “El amor os hará libres”
—Se encontraron tres cajas de hilo dental (mentolado, limón y sobrasada).
—También diez cartones de Dromedario, “el cigarrillo ario”.
—Dos bidones de sauerkraut.
—Todas las plantas colgaban del techo en coquetos maceteros de macramé hechos por Adolf en sus ratos libres.
—La fonoteca contenía las obras completas de Georgie Dann (en “El Bimbó”, escrita a mano de puño y letra del Führer, esta frase: “DAS IST GUT!!”).
Se dice que el “Casatschok" contiene, en código, las instrucciones a sus Oberführer, Hauptsturmführer y Obersturmbannführer para la campaña de Rusia: “Petruska, toca la balalaika” significaría: "Walther von Brauchitsch, bombardea Stalingrado”.
—En el espejo de baño, una foto de Jesse Owens desnudo.
—Una colección de libros “El barco de Vapor” y “Teo”, entre los que se hallaban “Teo va a Auschwitz” y “Teo tiene sangre aria”. También el Die dicken Buch der Peteten.
—Cinco rollos de película de pornografía alemana. Una de perros con mujeres, otra de perros con perros, otra de mujeres con perros mujeres, otra de perros sin perros ni mujeres y una de Ricky Martin untándose un bote de nocilla.
—Tres juegos de mesa: el Risk, el Yahtzee y el Monopoly (edición nazi: calles del ghetto, calles de Stalingrado, vaya a Mauthausen sin pasar por la salida).
—El signal original del “In the Ghetto” cantado por el Príncipe Gitano.
—Una consola con lo último en videojuegos: SS Sonic, Mario Panzer, Call of Churchill, Fortnacth.
—Una réplica del palacio de Versalles hecha con palillos, otra del Reichstag en rollos de papel higiénico, junto a una caja de cerillas. Escala 1:1.
—El guión para el discurso de aceptación del Óscar al Mejor Invasor Extranjero.
—Los planos del sub-bunker por el que escapar a Argentina como “Adolfo Gil”.
—Dos cuadros de Chagall.ƒ
—Un pequeño libro de haikus escritos por el propio Adolfo, entre los que destacan algunos como estos:
Flores de fuego,
Tanques en la nieve…
¡Qué puto frío!
¿Sabes quién
Se ha dejado bigote?
¡Mi abuela!
—Y fragmentos de otro poema-ario, la Reichíada:
Canta, Musa, la cólera de Himmler…
¿Quién va a Treblinka,
me preguntas mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul
¿Quién va a Treblinka…
¿Y tú me lo preguntas?
¡A Treblinka vas tú!
Oberführer, no hay camino
Se hace camino al matar
Al matar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la tierra que nunca
Se ha de volver a sembrar.
La labor de investigación ha sido espectacular, puro periodismo a la antigua, de datos y hechos. La fuente principal, sin identificar, parece ser el bisnieto de un sobrino del ayudante de la abuela de una de las subsecretarias de Adolf y Eva. ¡Prácticamente de primera mano!
Y, con todo, el artículo no disipa algunas de las dudas y teorías de la conspiración más persistentes en torno a la leyenda del “Búnker de Berlín”:
—¿Fue construido el búnker sobre un cementerio indio?
—¿Es cierto que había un portal dimensional en el baño?
—¿Consiguió el Führer escapar por el retrete, dejando como señuelo el cadáver de Eva junto al de un koala con bigote falso?
—¿Por cuánto se subasta la réplica auténtica del Bunker en ebay?
—¿Es cierto que el búnker original se fue un día y fue visto unos años después bajo el suelo de Murcia?
Tal vez un día Búnkeres y Trincheras ahonde en estas cuestiones. Búnkeres y Trincheras, la revista de la Nueva Era. Pida su último número a la siguiente dirección: Búnker Z, Lugar No Identificado, 3 Interior Izquierda, Lunes. Se aceptan pagos en oro, primogénitos y criaturas disecadas. Envíos por telepatía, paloma mensajera o mensaje en botella.
El número de mayo de Búnkeres y Trincheras viene cargado de artículos interesantes: “Las mejores plantas de interior”, “A quién comerse primero” o “Ruleta rusa para toda la familia”.
Pero sin duda la estrella (y portada, en lencería y maquillaje sensual pero sobrio) es Hitler, con el mega-reportaje “Adolf y Eva vistos por detrás”, donde nos enseñan su modesto pero coqueto habitáculo subterráneo. Una golosina para cualquier búnkerhead. Todos en este mundillo nos preguntamos ¿qué fotos había en la mesilla de noche? ¿Qué colores tenían las paredes del dormitorio? ¿Es verdad que Eva prefería el gris natural del hormigón pero Adolf quiso pintar el baño en rayas fucsia y amarillas? ¡Son tantas las preguntas que todos los bunkerófilos nos hemos hecho sobre la pareja más famosa del mundillo de esta hermosa parafilia!
Estas son algunos de los datos y curiosidades más destacables del artículo:
—Las paredes del salón estaban decoradas en franjas arco-iris con nubecitas de algodón y pequeños furbys con ojos de corazón diciendo “Ich wiebe dich!”
—Todas las superficies estaban recubiertas de manteles de ganchillo. Esto era un problema práctico especialmente en el piano y en el báter.
—El felpudo de entrada contenía la leyenda “El amor os hará libres”
—Se encontraron tres cajas de hilo dental (mentolado, limón y sobrasada).
—También diez cartones de Dromedario, “el cigarrillo ario”.
—Dos bidones de sauerkraut.
—Todas las plantas colgaban del techo en coquetos maceteros de macramé hechos por Adolf en sus ratos libres.
—La fonoteca contenía las obras completas de Georgie Dann (en “El Bimbó”, escrita a mano de puño y letra del Führer, esta frase: “DAS IST GUT!!”).
Se dice que el “Casatschok" contiene, en código, las instrucciones a sus Oberführer, Hauptsturmführer y Obersturmbannführer para la campaña de Rusia: “Petruska, toca la balalaika” significaría: "Walther von Brauchitsch, bombardea Stalingrado”.
—En el espejo de baño, una foto de Jesse Owens desnudo.
—Una colección de libros “El barco de Vapor” y “Teo”, entre los que se hallaban “Teo va a Auschwitz” y “Teo tiene sangre aria”. También el Die dicken Buch der Peteten.
—Cinco rollos de película de pornografía alemana. Una de perros con mujeres, otra de perros con perros, otra de mujeres con perros mujeres, otra de perros sin perros ni mujeres y una de Ricky Martin untándose un bote de nocilla.
—Tres juegos de mesa: el Risk, el Yahtzee y el Monopoly (edición nazi: calles del ghetto, calles de Stalingrado, vaya a Mauthausen sin pasar por la salida).
—El signal original del “In the Ghetto” cantado por el Príncipe Gitano.
—Una consola con lo último en videojuegos: SS Sonic, Mario Panzer, Call of Churchill, Fortnacth.
—Una réplica del palacio de Versalles hecha con palillos, otra del Reichstag en rollos de papel higiénico, junto a una caja de cerillas. Escala 1:1.
—El guión para el discurso de aceptación del Óscar al Mejor Invasor Extranjero.
—Los planos del sub-bunker por el que escapar a Argentina como “Adolfo Gil”.
—Dos cuadros de Chagall.ƒ
—Un pequeño libro de haikus escritos por el propio Adolfo, entre los que destacan algunos como estos:
Flores de fuego,
Tanques en la nieve…
¡Qué puto frío!
¿Sabes quién
Se ha dejado bigote?
¡Mi abuela!
—Y fragmentos de otro poema-ario, la Reichíada:
Canta, Musa, la cólera de Himmler…
¿Quién va a Treblinka,
me preguntas mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul
¿Quién va a Treblinka…
¿Y tú me lo preguntas?
¡A Treblinka vas tú!
Oberführer, no hay camino
Se hace camino al matar
Al matar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la tierra que nunca
Se ha de volver a sembrar.
La labor de investigación ha sido espectacular, puro periodismo a la antigua, de datos y hechos. La fuente principal, sin identificar, parece ser el bisnieto de un sobrino del ayudante de la abuela de una de las subsecretarias de Adolf y Eva. ¡Prácticamente de primera mano!
Y, con todo, el artículo no disipa algunas de las dudas y teorías de la conspiración más persistentes en torno a la leyenda del “Búnker de Berlín”:
—¿Fue construido el búnker sobre un cementerio indio?
—¿Es cierto que había un portal dimensional en el baño?
—¿Consiguió el Führer escapar por el retrete, dejando como señuelo el cadáver de Eva junto al de un koala con bigote falso?
—¿Por cuánto se subasta la réplica auténtica del Bunker en ebay?
—¿Es cierto que el búnker original se fue un día y fue visto unos años después bajo el suelo de Murcia?
Tal vez un día Búnkeres y Trincheras ahonde en estas cuestiones. Búnkeres y Trincheras, la revista de la Nueva Era. Pida su último número a la siguiente dirección: Búnker Z, Lugar No Identificado, 3 Interior Izquierda, Lunes. Se aceptan pagos en oro, primogénitos y criaturas disecadas. Envíos por telepatía, paloma mensajera o mensaje en botella.
Última edición por David Z. el 25.05.20 21:15, editado 3 veces
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Todo esto me recuerda que una vez me comí un bocata de salchichón en un banco sobre el bunker de Hitler.
Pier- Mensajes : 26146
Fecha de inscripción : 03/03/2010
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
¿A modo de protesta? ¿De homenaje? ¿De cansancio?
No sabía que el búnker estaba localizado. Cuéntame más, hombre, no seas parco. ¿Tuviste alguna experiencia extrasensorial? ¿Notaste que te crecía el bigote? ¿Cuando llegaste a tu alojamiento, te miraste en el espejo y te viste un flequillo?
Salud,
z
No sabía que el búnker estaba localizado. Cuéntame más, hombre, no seas parco. ¿Tuviste alguna experiencia extrasensorial? ¿Notaste que te crecía el bigote? ¿Cuando llegaste a tu alojamiento, te miraste en el espejo y te viste un flequillo?
Salud,
z
Última edición por David Z. el 25.05.20 21:14, editado 1 vez
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Queremos saber.Pier escribió:Todo esto me recuerda que una vez me comí un bocata de salchichón en un banco sobre el bunker de Hitler.
Aunque no esté al nivel del árbol de navidad.
Stoneheart- Mensajes : 46153
Fecha de inscripción : 10/10/2011
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Stoneheart escribió:Queremos saber.Pier escribió:Todo esto me recuerda que una vez me comí un bocata de salchichón en un banco sobre el bunker de Hitler.
Aunque no esté al nivel del árbol de navidad.
No, no lo está.
David Z. escribió:¿A modo de protesta? ¿De homenaje? ¿De cansancio?
No sabía que el búnker estaba localizado. Cuéntame más, hombre, no seas parco. ¿Tuviste alguna experiencia extrasensorial? ¿Notaste que te crecía el bigote? ¿Cuando llegaste a tu alojamiento, te miraste en el espejo y te viste un flequillo?
Salud,
z
De hambre.
Habia ido a Berlin para ver el concierto de la gira de regreso de Faith No more. El colega que me acompañaba no era muy de visitar cosas así que yo me lance a recorrer Berlin. Tras echarle una ojeada a un museo/monumento al holocausto de los judíos vi una explanada/jardincillo con unos bancos (bueno unas estacas y maderas) muy apropiados para meterse entre pecho y espalda dicho bocata.
Ni me entere hasta que pasados unos años y mirando por donde caía el bunker, vamos, que si, esta localizado, me di cuenta que estuve literalmente sobre el con mi bocata. Chúpate esa, Adolf.
Pier- Mensajes : 26146
Fecha de inscripción : 03/03/2010
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Siempre me ha llamado la atención lo del agujero de Hitler. Mucha gente dice que se lo ha pasado sin darse cuenta. No digo nada, y lo digo todo...
Stoneheart- Mensajes : 46153
Fecha de inscripción : 10/10/2011
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Sr. Z, cuando las fases (lunares) permitan que salga al exterior creo que tengo un destino cercano y acogedor para Vd.
https://www.20minutos.es/noticia/2284931/0/belorado-burgos/trinchera-primera-guerra/tanque-muro-berlin/
https://www.20minutos.es/noticia/2284931/0/belorado-burgos/trinchera-primera-guerra/tanque-muro-berlin/
Koba- Mensajes : 2531
Fecha de inscripción : 06/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Se ve acogedor y espacioso, Koba. Gracias. ¿Habrá wifi ahí?
Aprovecho el momento para recordar que el gran Kupak nos ha puesto banda sonora en el búnker. Llevamos poniéndola en bucle una semana, los gatos están empezando a caminar por el techo. Banda sonora microtonal, nada menos, con un cacharro (el Piedroncio) creado por él mismo, un engendro adiabolado que nos viene como anillo al dedo y refleja a la perfección nuestra experiencia (microtonalismo, microbios, micropenes... conceptos esenciales en el búnker):
Salud,
z
Aprovecho el momento para recordar que el gran Kupak nos ha puesto banda sonora en el búnker. Llevamos poniéndola en bucle una semana, los gatos están empezando a caminar por el techo. Banda sonora microtonal, nada menos, con un cacharro (el Piedroncio) creado por él mismo, un engendro adiabolado que nos viene como anillo al dedo y refleja a la perfección nuestra experiencia (microtonalismo, microbios, micropenes... conceptos esenciales en el búnker):
Salud,
z
David Z.- Mensajes : 14683
Fecha de inscripción : 05/10/2017
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
David Z. escribió:Se ve acogedor y espacioso, Koba. Gracias. ¿Habrá wifi ahí?
Aprovecho el momento para recordar que el gran Kupak nos ha puesto banda sonora en el búnker. Llevamos poniéndola en bucle una semana, los gatos están empezando a caminar por el techo. Banda sonora microtonal, nada menos, con un cacharro (el Piedroncio) creado por él mismo, un engendro adiabolado que nos viene como anillo al dedo y refleja a la perfección nuestra experiencia (microtonalismo, microbios, micropenes... conceptos esenciales en el búnker):
- Spoiler:
Salud,
z
Stoneheart- Mensajes : 46153
Fecha de inscripción : 10/10/2011
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
El Piedroncio y cacerolas. Grabación de carolas en múltiples pistas. El triunfo de la humanidad si se unen esas dos cosas.
Starsailor- Mensajes : 7053
Fecha de inscripción : 19/07/2008
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Starsailor escribió:El Piedroncio y cacerolas. Grabación de carolas en múltiples pistas. El triunfo de la humanidad si se unen esas dos cosas.
Stoneheart- Mensajes : 46153
Fecha de inscripción : 10/10/2011
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Un par de pens con música, uno con los siete u ocho primeros discos de Yngwie Malmsteen, el otro mas ligero, cosas de Los Nikis, Melopea y tal
butanero- Mensajes : 5474
Fecha de inscripción : 10/07/2013
Re: Cosas que no deben faltar en ningún búnker
Stoneheart escribió:Starsailor escribió:El Piedroncio y cacerolas. Grabación de carolas en múltiples pistas. El triunfo de la humanidad si se unen esas dos cosas.
Ama el pecado, no al pecador...
Starsailor- Mensajes : 7053
Fecha de inscripción : 19/07/2008
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