Cosas que no deben faltar en ningún búnker

DÍA 6: EL SEXO

Parece que todavía es pronto, según la Sra. Z. Que hay mucho estrés.


DÍA 7: EL SEXO

Que deje de dar el coñazo.

DÍA 8: EL SEXO

Aparentemente soy un obseso. Y encima se comenta que estoy engordando. Me retiro, galán herido, a lamerme mis heridas (y el prepucio, si llegara) a mi rincón del búnker, con el rabo entre las piernas, a beberme mi propio orín con la bomba de reciclaje. ¡Apenas creerás que es orín!.

DÍA 9: LA GUERRA DE LOS BALCONES

Hoy, al ir a dormir, un ruido endemoniado ahí fuera, como de ametralladoras y horribles lamentos. He abierto un poco la escotilla del búnker y sacado el periscopio (cinco rollos de papel higiénico vacíos atados con chicle, mala visión lateral, perfecta visión frontal).
Resulta que los vecinos, al terminar de aplaudir en apoyo a los pangolines huérfanos abandonados en las carreteras de Galicia, se han enzarzado en una discusión en la cual el archiduque del 3-B, que volvía de comprar tabaco sin necesidad, ha sido asesinado de un certero latazo (pepinillos serbios en vinagre). La precaria estabilidad del patio interior ha estallado en mil pedazos y se ha declarado la Guerra de los Balcones. Los Sergios (4B y 5A derecha centro interior ático) han empezado la limpieza étnica y se han anexionado toda la tercera planta. Los más despiadados insultos hirientes se suceden desde balcones de francotiradores:
—¡Hijoputa!
—¡Cagon toa tu mare carva!
—¡Méteos el “Resistiré” por el culo, ‘esgraciaos!
—¡Como vuelvas a poner a Pablo Alborán en el balcón te rajo el cuello con el abrelatas!
—¡Al que se cague otra vez en mis geranios lo abro en canal!
—¡Como no deje de ladrar el puto perro ese lo enveneno con matarratas!
—¡Otra pandemia teníais que pasar!
—¡Dejad ya de hacer el gilipollas en los balconcitos, que tenéis una edad!

En suma, lo que era un patio vecinal con unas fronteras claras y definidas se ha balconizado atomizándose en al menos cinco territorios distintos (Primeria, Consejería, Reino de los Áticos, Principado del Segundo y Balcón Unificado Independiente del Cuarto). Se suceden los ataques fascistas con alevosía y canciones de Bertín Osborne. Un terrorista solitario aprovecha la confusión para tocar Sweet Child O’ Mine al ukelele. La situación es insostenible.

Los vecinos del ático han apelado a la Sociedad de Vecinos para que medie en el conflicto. La crisis es extremadamente delicada. Dos vecinos han muerto de sendos zapatazos, los cadáveres comienzan a oler, los supervivientes han propuesto una barbacoa, los de arriba se quejan del olor y el humo, se suceden los ataques con garbanzos secos desde improvisados nidos de tirahuitos y todos quieren llevar a la vieja del segundo ante el Tribunal de La Haya (o ante el garrote vil, hay divergencia de opiniones) por sus repetidos ataques traicioneros de Georgie Dann.
Yo me mantengo neutral y he izado la bandera blanca (un rollo de papel a media asta). No deseo la anexión de los Segundos, pero me gusta La Barbacoa.


DÍA 10: EL SEXO

Vuelva usted mañana.



Salud,
z

Papas york'eso

Tengo 20 bolsas.

David Z. escribió:Tengo 20 bolsas.

dos pistolas tengo.

Enorme el diario Z, enorme

Muchísimas gracias por tus palabras, querido Boro. Empezaba a sentirme un tanto solo... : ) Un tanto aislado...

Aquí va otra, especial para ti, ksmith, tacitus y piedritas:


DÍA 11 PRIMEROS ROCES

Es inevitable. Dos personas, dos niños, dos gatos, dos metros cuadrados: algo tiene que estallar en algún momento. Lo importante es mantener la calma en esos momentos (nota mental: no volver a apuntar a un niño con la pistola).

Empezó por una tontería: si abres otra lata de berberechos para el desayuno me tiro por la ventana. No hay ventana, mujer. Pues me bebo el zotal. ¿Y con qué limpio yo luego? Elige, Z: los berberechos o yo.

El liquidillo de las latas acompaña a mis lágrimas por el agujero del báter. No son los berberechos en sí, son los principios. Pero hay que saber elegir las batallas: yo no vuelvo a responder “¡mejillones!” a la pregunta “¿qué has untado en las tostadas?” y la Sra. Z. se compromete a no volver a gorrearme el satisfyer rugoso, o al menos a limpiarlo después y meterlo en su fundita de felpa. Ella no vuelve a comparar mis ronquidos con el canto de apareamiento de un rorcual y yo no vuelvo a referirme a sus etéreas ventosidades con el nombre de una célebre marca de taladros que ha rechazado la oportunidad publicitaria de insertar aquí su nombre. Pequeños compromisos.

Pero temo por el futuro, por la frágil barca de nuestra salud mental en este océano de pequeñas costumbres irritantes. Nuevos conflictos son inevitables. Convivir es medio sinvivir, dice el Tao (o tal vez una canción de Melendi).

¿Qué pasará cuando la Sra. Z. descubra la figurita de Osiris que estoy haciendo con la cera de los oídos y que escondo detrás de los geranios? ¿O cuando caiga en la cuenta de que hace dos días que estamos untando jabón en lugar de mantequilla (queda mantequilla, pero personalmente prefiero el jabón)? ¿Podrá perdonar estas pequeñas mentiras? ¿Se contentará con mi gesto de dejar de invocar a Cthulhu a la hora del vermú? Tal vez debería ofrecer un sacrificio a los dioses… Vuelvo a caer en la cuenta de lo gordos que están los gatos… Sangre de sobra para aplacar a cualquier ser superior…

—Qué haces con el gato y ese cuchillo?
—Nada, mujer, implorar la clemencia de los dioses.
—¿Y tienes que hacerlo sobre las sábanas que acabo de limpiar?
—Es que la mesa de la cocina está llena de cosas.
—Ya te dije que no pusieras ahí tu radiotransmisor de frecuencias interestelares. ¿Por cierto, cómo va el contacto con Sirio?
—Bien, dicen que mandarán pronto un técnico a rescatarnos.
—Eso te dijeron hace una semana.
—Mujer, habrá tráfico.
—¿En Sirio?
—¿No recuerdas cómo se congestionan los cinturones de asteroides en cuanto caen un par de pandemias?
—Pues como me manches las sábanas de sangre sacrifico yo a tu primogénito sobre tus discos de Luis Cobos.
—¡Mujer!
—Deja de cosificarme.
—¡No hagas locuras! ¿Acaso ignoras cómo se pone Azathot cuando escucha a Luis Cobos?
—Me importa una mierda. Guarda el cuchillo y deja de hacer el gilipollas o no cenas.

Me siento en la oscuridad y medito sobre la soledad inescrutable de la mente humana y los obstáculos que la convivencia pone al amor. ¿Qué oscuros secretos sobre la Sra. Z. voy a descubrir yo en estos días?

I feel so lonely
I feeeeel soooo lonely

Yo te leo
Y te banco

Gracias, tazz. Es bonito tener un lector : )

Un nuevo día, una nueva aurora.

DÍA 12: LA COSA

Hoy, durante el desayuno, la Sra. Z. ha tenido un poco de tos. Dos horas después, ha tosido uno de los niños, el que nunca me acuerdo de cómo se llama. Una hora más tarde he tosido yo. Inmediatamente después, ha tosido el gato. ¿Está el virus entre nosotros?

La comida ha sido tensa. Todos mirándonos unos a otros sin decir nada, a lo El bueno, el feo y el malo, con el gato en el papel principal, un cigarrillo humeando entre los bigotes. Todos esperando una nueva tos.

¿Qué ocurre si es el gato el contagiado? ¿Será suficiente sacrificarlo a Quetzalcoatl e implorar su clemencia? ¿Y dónde lo haríamos, dado que al sellar el búnker olvidé la piedra del altar sacrificial y el estuchito con el cuchillo ritual en la mesita del dormitorio?

¿Y si es un niño? Bueno, dice la Sra. Z. que si es así, la solución es fácil, solo hay que sacarlo disimuladamente por el balcón con cinco euros, un machete y un plano de la ciudad y que se busque la vida. Total, no es nada que no fuéramos a hacer de todas formas, solo adelantarlo unos 16 años.

Pero, ¿y si es la Sra. Z.? Entonces sí que no follo ya en lo que queda de año. ¿Y qué debo hacer con ella? ¿Encerrarla en el sarcófago que tengo preparado como sorpresa para su pirámide y darle comida por un agujerito con pajita? Uy, pues no me estoy poniendo cachondo… Esto de no poder salir…

Pasemos a un supuesto más aterrador: ¿Y si soy yo el infectado? ¿Y si estoy esparciendo gérmenes y virus sin pudor, como al volver de un Benicássim? ¿Puedo fiarme de mí mismo? Me miro en el espejo y no sé la respuesta. Y además tengo la nariz blanca. ¿Es un síntoma del virus? Me asalta la duda mientras me hago otra raya.

Sé que no estoy simplemente sucumbiendo a la paranoia porque hoy no me he fumado más de cuatro o cinco porros. Porque además alguien me ha robado cuatro onzas sin duda con la maléfica intención de envenarme. Es perfectamente lógico. Miro a mi alrededor durante la cena y solo veo bacilos flotantes, gérmenes e infección de nuestros fluidos. La Sra. Z. sigue aparentando normalidad absoluta, apariencia traicionada solo en los más pequeños detalles; la mascarilla, las cajas de clínex en los pies, el chándal de látex. El gato mantiene la distancia. ¿Quién tendrá La Cosa dentro?

Solo veo una solución digna: debemos rociar de gasolina el búnker e inmolarnos. Voy a proponérselo a la Sra. Z., a ver qué opina. Después de la cena, así, irlo tanteando entre la cháchara y el jijijajá.

si eres tu el infectadola solución es fácil. todos al balcón con diez euros y un plano de la ciudad.

David Z. escribió:Muchísimas gracias por tus palabras, querido Boro. Empezaba a sentirme un tanto solo... : ) Un tanto aislado...

Aquí va otra, especial para ti, ksmith, tacitus y piedritas:


DÍA 11 PRIMEROS ROCES

Es inevitable. Dos personas, dos niños, dos gatos, dos metros cuadrados: algo tiene que estallar en algún momento. Lo importante es mantener la calma en esos momentos (nota mental: no volver a apuntar a un niño con la pistola).

Empezó por una tontería: si abres otra lata de berberechos para el desayuno me tiro por la ventana. No hay ventana, mujer. Pues me bebo el zotal. ¿Y con qué limpio yo luego? Elige, Z: los berberechos o yo.

El liquidillo de las latas acompaña a mis lágrimas por el agujero del báter. No son los berberechos en sí, son los principios. Pero hay que saber elegir las batallas: yo no vuelvo a responder “¡mejillones!” a la pregunta “¿qué has untado en las tostadas?” y la Sra. Z. se compromete a no volver a gorrearme el satisfyer rugoso, o al menos a limpiarlo después y meterlo en su fundita de felpa. Ella no vuelve a comparar mis ronquidos con el canto de apareamiento de un rorcual y yo no vuelvo a referirme a sus etéreas ventosidades con el nombre de una célebre marca de taladros que ha rechazado la oportunidad publicitaria de insertar aquí su nombre. Pequeños compromisos.

Pero temo por el futuro, por la frágil barca de nuestra salud mental en este océano de pequeñas costumbres irritantes. Nuevos conflictos son inevitables. Convivir es medio sinvivir, dice el Tao (o tal vez una canción de Melendi).

¿Qué pasará cuando la Sra. Z. descubra la figurita de Osiris que estoy haciendo con la cera de los oídos y que escondo detrás de los geranios? ¿O cuando caiga en la cuenta de que hace dos días que estamos untando jabón en lugar de mantequilla (queda mantequilla, pero personalmente prefiero el jabón)? ¿Podrá perdonar estas pequeñas mentiras? ¿Se contentará con mi gesto de dejar de invocar a Cthulhu a la hora del vermú? Tal vez debería ofrecer un sacrificio a los dioses… Vuelvo a caer en la cuenta de lo gordos que están los gatos… Sangre de sobra para aplacar a cualquier ser superior…

—Qué haces con el gato y ese cuchillo?
—Nada, mujer, implorar la clemencia de los dioses.
—¿Y tienes que hacerlo sobre las sábanas que acabo de limpiar?
—Es que la mesa de la cocina está llena de cosas.
—Ya te dije que no pusieras ahí tu radiotransmisor de frecuencias interestelares. ¿Por cierto, cómo va el contacto con Sirio?
—Bien, dicen que mandarán pronto un técnico a rescatarnos.
—Eso te dijeron hace una semana.
—Mujer, habrá tráfico.
—¿En Sirio?
—¿No recuerdas cómo se congestionan los cinturones de asteroides en cuanto caen un par de pandemias?
—Pues como me manches las sábanas de sangre sacrifico yo a tu primogénito sobre tus discos de Luis Cobos.
—¡Mujer!
—Deja de cosificarme.
—¡No hagas locuras! ¿Acaso ignoras cómo se pone Azathot cuando escucha a Luis Cobos?
—Me importa una mierda. Guarda el cuchillo y deja de hacer el gilipollas o no cenas.

Me siento en la oscuridad y medito sobre la soledad inescrutable de la mente humana y los obstáculos que la convivencia pone al amor. ¿Qué oscuros secretos sobre la Sra. Z. voy a descubrir yo en estos días?

Había leído "la figurita de Oasis".

Gracias por la mención.

Grande Z.

Sugar Bug escribió:si eres tu el infectadola solución es fácil. todos al balcón con diez euros y un plano de la ciudad.

Stoneheart escribió:
Había leído "la figurita de Oasis".

Gracias a todos, compañeros, me animáis a continuar en estos momentos.

Salud,
z

DÍA 13: EN FORMA

Se dice, se comenta, se insinúa que estoy engordando. Que llevar una cortina a modo de toga no es “elegante”. Que ir rodando de la cocina al gimnasio del búnker no es aceptable. Que usar una sábana por calzoncillo no son formas. Que me ponga las pilas un poco o no follo de aquí a que haya un Kentucky Fried Chicken en Venus (lo he mirado en google y parece que va para largo).

Son leves indirectas, sutiles pero fácilmente captables por una mente alerta como la mía: “no cabes en la bañera, puto búfalo”, “Tienes el sex-apeal de un hipopótamo parapléjico”, “eres a mi deseo sexual lo que Hitler a la hermandad entre los pueblos”, “¿sabes nadar? Hay un concurso de manatíes en el Caribe”, “te adoro, mi querido cetáceo, rorcualito, cachalotito de mi vida”, o “tienes el alma de un poeta metida en el cuerpo de un cerdo”.  Insinuaciones imperceptibles que no generarían alarma en un cerebro menos receptivo. Pero son años de conocer a la Sra. Z. y para mí es un libro abierto.

Estas difamaciones me hieren el orgullo. Precisamente hoy, que he notado que si metía tripa casi alcanzaba a verme el prepucio (en el espejo, claro). Precisamente hoy, que al cocinar los jabalíes en el bidón ardiente del búnker he mostrado una gran contención al decidir dejar uno de los barreños de salsa barbacoa para mañana, por lo que pudiera pasar. Hoy, que tan orgulloso estaba de mi fuerza de voluntad por no terminarme el tercer bocadillito de chorizo con panceta en salsa de albóndigas. ¡Sic transit grasas mundi!

Yo, francamente, me veo bello. Dionisiaco. Imperial. Me siento insultado en mi dignidad y sorprendido de la superficialidad de la Sra Z. Intuyo que su diabólico plan es simplemente recuperar la cama de matrimonio donde apenas cabemos ya yo y el trapo atado a un palo con que me limpio.

Dice que está harta de dormir en el suelo solo porque yo no estoy dispuesto a dejar la caja de dónuts nocturna. Pero por otra parte quisiera volver a copular, algún día, en algún lugar, con algún mamífero. Así que dirijo mis heridos pasos hacia el gimnasio del búnker.

Lo llamamos gimnasio pero apenas es un humilde rinconcito improvisado con una bicicleta estática hecha de rollos de papel higiénico; un juego de mancuernas consistente en dos gatos con diez latas de garbanzos atadas al lomo; un ventilador para que se te mueva el pelo y parezca que corres; una caja de cartón pintada de negro en el suelo con un palo y un reloj atado a modo de cinta de correr con cronómetro; y la Colina Antigrasa, que es una pequeña montaña hecha de residuos que podemos subir y bajar: turulos, jeringuillas, munición vacía, pañales usados, excremento de gato y quién sabe qué otras criaturas, dos cajas de discos de Perales repetidos y un baúl con la ropa que ya no me cabe,  esto es, toda mi ropa anterior a la semana pasada.

Vamos, Z., puedes hacerlo. Se trata simplemente de no seguir ganando 20 kilos en 3 días. Es esto o dejar el post-desayuno y el pre-almuerzo. ¿Eso es lo que quieres? ¡Suda, hostia, suda!

Media hora después, sudoroso y satisfecho, pondero orgulloso mi nuevo récord personal: dos flexiones, una abdominal y media, dos sets de cuatro veces levantando las catcuernas y una subida a la primera meta volante de la Colina Antigrasa. Soy un hombre nuevo. Soy un Dios. Tal vez incluso podría volver a follar algún día sin sufrir un nuevo ataque cardíaco. Lanzo la cortina al aire con un grito triunfal, quedándome en pelotas, en mis gloriosas pelotas.

Al salir resbalo en el charco de sudor del suelo y pierdo la consciencia.

Bravo, Sr. Z! Muchas gracias por hacerme reír.

Catcuernas.

Grande Z!

Sr. Z: está Vd. en forma, si no física, mental. Bravo!

Gracias a todos, queridos, se aprecia mucho el feedback. Tenemos una nueva entrega, recientita.


DÍA 14: MISA

En días de zozobra, es más necesario que nunca mantener las tradiciones, las cosas que nos reconfortan y nos unen. Es por eso que hoy, domingo, hemos decidido volver a celebrar una misa negra. En familia. Como antaño. Como siempre. Lo nuesto.

—¿Cuchillo oxidado?
—¡Síp!
—¿”Satanismo para principiantes”?
—¡Tengo!
—¿Bolas chinas?
—Dos juegos.
—¿Bocadillo de tortilla?
—Con pimientitos.
—¿Pentagrama portátil?
—Helo aquí.
—¿Tanga de pinchos?
—Sí
—¿Macho cabrío?
—¡Dos semanas guardándolo en el altillo del búnker, solo para este momento!
—Ya decía yo que olía.
—¡Y creías que eran mis pies!
—Parecía plausible. En fin, ¿le has lavado bien el ano?
—Claro, mujer.
—Sabes que odio encontrarme ahí algo al ir a besarlo.
—Está impecable, querida. Podrías comer ahí torreznos.
—¿Están los niños vestidos de súcubos?
—Claro, míralos qué monada.
—¡Ooooh! No olvides tomarles una foto para el instagram.
—Hecho.
—¿Sangre de virgen?
—¿Vale de rata?
—¿Era de vida discreta?
—Un poco descocada… La encontré poniéndose la máscara de ojos de tu neceser y poniendo morritos para un selfie.
—¿Ya has mirado a ver si tiene himen?
—Mujer, me da cosica.
—Tú y tus remilgos. A una misa negra hay que venir mentalizado.
—Y en bolas.
—Y en bolas. En fin, ¿tienes la víctima sacrificial?
—Pues… Había pensado en un niño…
—¿Cuál de ellos?
—El que no nos acordamos del nombre.
—Ni se te ocurra.
—¿Un gato?
—No sé… Yo creo que el Príncipe de las Tinieblas necesita algo más digno que un gato…
—Pues no sé qué hacer… Como nos dejamos a tu padre ahí fuera…
—¿No hay algún vecino a mano?
—Puf, llevo dos semanas con la caña echada y no pica nadie.
—¿Qué has puesto de cebo?
—Un rollo de papel higiénico.
—¡Qué raro! ¿Se habrán muerto todos?
—A saber… La guerra de los Balcones ha sido horrible, por lo que dicen.
—Pues sabes de sobra que a Satanás le molesta mogollón que lo llamen para nada. Mira la última vez que lo invocaste por aquella tontería…
—Mujer, la seborrea no es ninguna tontería.
—¿Y qué te dio a cambio?
—No seas injusta, yo creo que lo de la calvicie no es causa de Lucifer…
—¿Y la halitosis?
—De los berberechos.
—¿Y el olor de pies?
—De no ducharme.
—¿Y la miopía?
—La tenía de antes.
—Mira, David, tú dí lo que quieras pero que el Príncipe de las Tinieblas se mosqueó contigo está más que claro.
—Eso sí… Ya nunca nos invita a Benidorm…
—Ni a su apartamentito en Gandía.
—Es un borde.
—Ah, ahora me lo dices. Llevo dos años diciéndote que invocáramos a Cthulhu y tú que nada, que no te apetecen calamares.
—Mujer, yo te propuse a Quetzalcoatl.
—Claro, y ponerme el salón perdido de plumas.
—En fin, ¿y si abro la puerta del búnker y salgo a por un vecino?
—No, ya voy yo que tú eres un manazas. Pásame el picardías.
—Mujer, que lo llevo puesto.
—Pues te lo quitas. No creerás que voy a seducir a un vecino en bolas. Hace falta un poco de erotismo, no ir ahí a lo bruto.
—Me voy a enfriar… ¿No te vale el tanga?
—No, que luego es un lío volvérselo a poner al gato.
—Bueeeno… ¡Toma!
—Hay que poner atención a los detalles, David. No se puede ir a seducir gente como vas tú, en pijama y pantuflas.
—Pues contigo me funcionó…
—Lo que te funcionó fue la droga.
—Sí, qué risas nos echamos.
—Ay, quién tuviera un poco de crack de aquél ahora…
—Pues igual Satanás, si le pedimos un poco…
—Ese un agarrao. Le pides una ficha de costo y te pide a cambio a tu primogénito, los derechos de tu primera novela y las llaves del coche.
—Pero pasa buen polen.
—Eso sí.
—En fin, subo. ¿Algún vecino en particular? ¿Qué tal la vieja del quinto?
—Meh. Oye, el del ático lleva una semana poniendo “Resistiré” a todo volumen.
—No se hable más. Ese hijo de puta muere hoy.
—Nos van a sacar a hombros los vecinos.
—Invocar a Satán y hacer un bien a la sociedad.
—¡Decían que era imposible!
—¡Hay domingos en que todo sale bien!
—Venga, pues date prisa que se enfría la rata.
—Pues sedúcela un poco más. Ya vuelvo.
—¡Y mira a ver si tiene un poco de sal también!
—Vale. Ponte mientras el DVD tutorial…

La Sra. Z. abandona el búnker mientras pongo el DVD, más para los niños que para nosotros:“La guarra de tu hija: Sacrificios Rituales, Arrancar corazones, Tortillas sin cebolla y Mensajes satánicos en las canciones de Alejandro Sanz”. Saco unas palomitas y me siento con los niños. Sí, sin duda son estas pequeñas actividades juntos las que unen a la familia.

¡Grande!

En su honor acabo de matar un gallo y echarme toda la sangre por encima mientras bailo con desenfreno I walk on guilded splinters

DÍA 15: QUINCE CONSEJOS BÁSICOS DE SUPERVIVENCIA

Son muchas las palomas mensajeras y señales de humo que recibo preguntándome por mis secretos para mantener la cordura en estas difíciles semanas. Es cierto que mis años de entrenamiento en un campo militar de las afueras de un aparcamiento en un McDonalds de Wisconsin, las vacaciones con mis padres y un invierno en Teruel me prepararon para sobrevivir en cualquier eventualidad. Pero no se necesita tener mi experto entrenamiento paramilitar para salir adelante y soportar la experiencia del confinamiento. En estos 15 días he aprendido mucho de mis propios errores. He aquí 15 trucos imprescindibles para mantener la cordura sin poder salir de casa:

1. No disparar contra el techo por aburrimiento.

2. No disparar contra los gatos por aburrimiento.

3. Leer cada día un capítulo de la Biblia, los Vedas o el Necronomicón.

4. Los detalles cuentan: es esencial tener pequeños gestos de amabilidad con los compañeros de búnker, como dejar de defecar en el salón o de introducirse cepillos de dientes por el recto por erótico que sea el resultado. Siempre se puede usar una escobilla del báter o un simple palito de chupachups con un estropajo suave (¡no de acero!) fijado con cinta aislante.

5. Pedir inmediatamente en Amazon el imprescindible volumen “De la Rata a la Mesa: 1001 recetas imprescindibles en tiempos de guerra”. De hecho yo tenía este libro de antes por mera curiosidad: uno nunca imagina la cantidad de platos sabrosos y nutritivos que se pueden cocinar con una rata (desde hamburguesas y albóndigas a ratatouille), una colonia de hormigas (migas) o el sabor que las arañas de los rincones darán a tus ensaladas.

6. Tener siempre a mano un bidón de mayonesa. Por previsión, por decencia.

7. Practicar la meditación (recomendables los libros de Ana Rosa Quintana, “Cómo meditar en pintalabios”, y Bertín Osborne, “Yo debí meditar con tu madre”).

8. Practicar yoga (recomendable el volumen “Yogui como un Oso: meditando e hibernando”, del Dr. Nick Riviera). El yoga libera la mente, estira los miembros y recupera la flexibilidad por si algún día no muy lejano uno tiene que recurrir a la autofelación. Después de solo una semana con el imprescindible método mencionado, no sólo llegué a un estado zen de consciencia sino que además llegué a chupármela un poco. Y ya nunca hubo vuelta atrás. La Sra. Z. y los niños me miran admirados, verdes de envidia.

9. No organizar misas negras por aburrimiento. Si te sientes hastiado de todo, Cthulhu o Lucifer son soluciones temporales y fáciles pero no te ayudarán a desarrollarte como persona. Lo mejor son los sudokus, el Scrabble y la ouija.

10. Leer y releer. En estos días he aprovechado para retomar clásicos como las “Cartas de amor de Hitler a su rabino”, el “La vida íntima de Idi Amin Dada”, “Kim Jong Il en la Aldea del Arce” y “De Auschwitz a Benicássim”, de Theodor Adorno. Aún tengo pendiente la relectura de los “Haikus” de Jiménez Losantos, el “Ulysses 2” de Hulk Hogan y el “Manual de Ética Aplicada a la Comunicación Imparcial” de Goebbels. Quiero empezar también obras que siempre he querido leer como el “La Bankia siempre gana” de Rodrigo Rato, los “Diarios de Cárcel” de Urdangarín y el “Osos, elefantes y amantes” de Juan Carlos I. Amén de las “Memorias” de Pajares y los “Madrigales de amor” musicados por Arévalo.

11. Escribir esa novela o esos poemas que uno ha querido escribir durante años. Mis “20 sonetos de alcohol y una resaca desesperada”, mi “El señor de los Ladrillos” o mi “La chica con el tatuaje del koala” no serían más que un proyecto de no ser por esta crisis.

12. Prepararse racional y serenamente para el Apocalipsis con una simple impresora 3D y planos para imprimirse diferentes subfusiles de asalto, un tanque unipersonal (un simple Seat León tuneado con torreta y ametralladora), un foso de cocodrilos y una muñeca hinchable: la mía con la cara de Leticia Sabater y los pechos de su hermano Fernando.

13. Contar con una bomba de reciclaje de orín para toda la familia y el libro “¡Beber pis puede ser divertido!”

14. El imprescindible manual “Planta nuclear casera para tontos”.

15. Canibalismo racional y planificado: Hacer un plan claro de orden en el que, llegado el momento de desabastecimiento total, hambruna general, simple aburrimiento o un juego de “Beso, atrevimiento o verdad” que se nos va de las manos, habremos de comernos los unos a los otros. Ni qué decir tiene que se puede empezar por las mascotas, si no se tienen remilgos o no se dispone de un familiar especialmente suculento.

Algunos de estos puntos pueden parecer extremos a primera vista pero todos son de eficacia probada. ¡El confinamiento no tiene por qué ser aburrido! Como nos enseña el milenario idioma chino, “crisis” es solo otra palabra para “oportunidad”: de mejorar como persona, leer y, por qué no, salir de esta experiencia con una nueva visión del universo y nuestro papel en él.

ole con ole...

Caffeine escribió:

Muy buenos pero prefiero los que tienen el toque picante.

jajajaja.

Por fin me he puesto al día con el diario.

Gigante Z.

Las referencas de los trucajes de las portadas de libros muy bien traídas, por cierto...

Muchísimas gracias, querido Boro. Sí, las referencias de los amables compañeros de confinamiento han dado en el clavo de mis gustos.

Vamos con una nueva entrega, de temática tópica:


DÍA 16: LA PROCESIÓN VA POR DENTRO

En casa Z. siempre hemos sido muy de Semana Santa: las procesiones, los pasos, las saetas, las ejecuciones sumarias, la sangre, los lamentos, las crucifixiones, los pinchos, la Inquisición, las torrijas, las torturas, las muestras de dolor… Todo muy erótico.

Y no vamos a dejar que un simple virus venza al Redentor. En esta casa se celebra la resurreción del mesías y punto. De hecho, se celebra la resurrección de varios mesías (Osiris, Zoroastro, Tammuz, Perséfone, Dioniso, Adonis, Odín, Ishtar o Jordi Hurtado, entre otros). Pero esta semana toca lo que toca.

—¿Tienes el kit “Resurrección para Principantes”?
—Con el agua bendita recién cambiada.
—¿Y la réplica del Santo Sudario?
—Recién lavada y planchada.
—¿Y el mueble Köfrahdía de Ikea?
—Recién montado, con sus rueditas, su paso de pino, su palio, su Mesías desmontable y su Imagen Santa.
—Pues en marcha.

Me descalzo, me cubro de espinas, me pongo la máscara erótica y el tanga con cilicio hacia dentro, y me meto bajo el paso. La Sra. Z. será la encargada de silbar la melodía de “Amarguras” acompañándose de una cacerola y de dirigirme por las diferentes estaciones: parada en la cocina para canto de saeta (uno de los niños improvisa sobre la melodía de “Volare”), marcha de la cocina al gimnasio para una breve misa oficiada por el gato vestido con una funda de almohada por casulla y un guante de cocina a modo de mitra, parada en el baño con silencio solemne y descanso de un minuto para evacuar (simbolizando la expulsión del diablo del cuerpo del hombre), cigarrito, porrito, lingotazo, seguimos, esta vez con la señora Z. dándome latigazos en la espalda (no es imprescindible pero se lo he pedido como favor: me ayuda a concentrarme), los niños tiran pétalos hechos con una máquina taladradora de papel y el contrato de la hipoteca, y al llegar a la quinta estación (el barreño-jacuzzi del recibidor, que simboliza el bautismo) la Sra. Z. se arranca espontáneamente con otra saeta:

Ya lo llevan
Ay ya lo llevan
Que lo acompañe
La fuerza…

No le quiero decir que se ha equivocado de letra y de mesías, ha debido ser la emoción. Simulo enjugarme una lágrima y continuamos. El otro niño, subido a una caja de zapatos, da bocinazos con la boca y nos insulta, “vamos, hijos de puta, que no tenemos todo el día… mierda de tradiciones… gentuza… ¡algunos trabajamos hoy, ¿sabéis?” Queremos representar así la normalidad, la cotidianidad de los tradicionales atascos de Viernes Santo.

Todo termina en el salón, frente al Altar Mayor de la Catedral de la Santa Televisión, que en ese momento está echando el Sálvame, como representación sin duda del mundo de los Muertos y los Condenados en el que el Redentor pasó tres días.

La Sra. Z., por cierto, ha echado las cuentas y dice que de viernes a domingo no van tres días te pongas como te pongas. Yo le digo que calle y no blasfeme, que no hay lugar en esta casa para la herejía. ¿Para el satanismo? Sin duda. Para los cultos inenarrables, por supuesto. Para el anatema y la excomunión, faltaría más. Pero no para la herejía.

Terminamos, en todo caso, celebrando la comunión con una galletita salada remojada en whisky. Puedo saborear a Cristo. A los niños, les damos un par de hostias. Se van a la cama llorando. Nos sentimos orgullosos de enseñarles el verdadero sentido de la religión. Finalmente, un polvete (porque “polvo eres y en polvo te convertirás”) y una raya (porque así lo indican San Jerónimo y los Santos Andy y Lucas)

Cuando todo ha acabado, crucificamos una cucaracha que hemos encontrado en la despensa y preparamos unas torrijas con una lata de mejillones fritos y rebozados en canela. Exactamente igual que cada año. No dejaremos que las condiciones nos arrebaten aquello que nos hace humanos.

David Z. escribió:...El otro niño, subido a una caja de zapatos, da bocinazos con la boca y nos insulta, “vamos, hijos de puta, que no tenemos todo el día… mierda de tradiciones… gentuza… ¡algunos trabajamos hoy, ¿sabéis?” Queremos representar así la normalidad, la cotidianidad de los tradicionales atascos de Viernes Santo...

...Terminamos, en todo caso, celebrando la comunión con una galletita salada remojada en whisky. Puedo saborear a Cristo. A los niños, les damos un par de hostias. Se van a la cama llorando....

...Cuando todo ha acabado, crucificamos una cucaracha que hemos encontrado en la despensa y preparamos unas torrijas con una lata de mejillones fritos y rebozados en canela. Exactamente igual que cada año. No dejaremos que las condiciones nos arrebaten aquello que nos hace humanos.

 Joder...

DÍA 17: LOS NIÑOS

Hoy la señora Z. se ha levantado de su tercera siesta con una observación:

—Hay que hacer algo con los niños.
—¿Qué niños?
—Los nuestros.
—¡Ah, sí! ¡Esos!
—Juan y el otro.
—Pablo, ¿no?
—No, no, nunca me acuerdo pero era otro nombre…
—Bueno, el otro. ¿Qué pasa con ellos?
—Que se aburren.
—No te jode, pues que se la pelen.
—Aún no saben.
—Pues yo más no puedo hacer por enseñarles.
—Ah, de eso quería hablarte también.
—¿Qué?
—Que tienes que hacerlo de otra forma.
—Pero mujer, es sano, es natural…
—Yo creo que no hay necesidad ninguna de subirse a la mesa de la cocina desnudo a pelársela mientras cenamos.
—Mujer, es señal de que me inspiras.
—Al menos límpiate las manos después para comer.
—Otra de tus normas burguesas…
—En fin, los niños, que me lías.
—¿No podemos ponerles otra peli?
—Yo creo que no quieren volver a ver toda la filmografía de Bergman.
—¿Y eso?
—Me parece que piensan que tres veces en una semana es suficiente. Creo que ver a la Muerte, al suicida y a la virgen asesinada los ha traumatizado un poco.
—Me los estás ablandando.
—Mira, el caso es que hay que jugar con ellos.
—¿Y eso quién lo dice?
—El Necronomicón.
—Mentira.
—Míralo aquí: “Ïa! Ïa! Y ayudarás a los niños a distraerse pues son la carne de cañón y su corazoncito de hoy es el sacrificio del futuro”.
—Coño, pues es verdad.
—Quién lo iba a pensar…
—¿Y pone alguna sugerencia?
—Claro, mira, aquí [pasa páginas]: jazmín con chotacabras, jilguero asado, jota aragonesa, juanetes, juegos, ¡aquí! “JUEGOS PARA NIÑOS”
—Déjame ver… "Tira la calavera"… "1, 2, 3, Al escondite en R’lyeh"… "El patio de Nyarlathothep"… "Cthulhu, media manga, mangaentera… ¡Ah, mira este!
—¿“Mascotas reversibles”? ¿Cómo va?
—Se conoce que necesitas un perro, gato, profundo, enano, reptil, arácnido o criatura abisal; dos niños, un machete, un paquete de bicarbonato, un pentagrama, dos esquinas no euclidianas, dos pilas de batería, maquillaje, una máscara S/M y un diccionario de lenguas muertas.
—Pues lo tenemos todo.
—“Se dibuja un pentagrama en un lugar poco iluminado del salón o el comedor, se dibuja un pentagrama en el suelo con un pintalabios, se agarra a los niños y el machete y se les deja solos con el diccionario, las pilas, el bicarbonato y el gato”.
—¿Y la máscara S/M?
—Para entretenernos nosotros mientras.
—¡Estos árabes locos piensan en todo!

En este momento aparece uno de los gatos por detrás de la alfombra sembrada de minas antipersona. La Sra. Z. y yo cruzamos una mirada cómplice.

—¡Machito! Bsbsbsbsbs…
—Gatito guapo… Ven, gatito guapo… Mira qué tengo…

En estos momentos de incertidumbre, no hay nada como la sensación de ser un buen padre y tratar de devolverle la sonrisa a un niño.

DÍA 18: EL RENACIMIENTO


Haciendo caso a los consejos de las autoridades y los memes de internet sobre aprovechar la cuarentena para crecer como personas, mejorar en nuestras habilidades y reencontrarnos con nuestro lugar en el cosmos, todo ello desde el sofá, la Sra. Z. y yo nos hemos aplicado con afán.

Hemos aprendido nuevos idiomas: swahili y tagalo yo, aunque la Sra. Z. dice que solo lo chapurreo y jamás sobreviviría en las calles de Suajilia y no digamos ya Tagalia; antiguo egipcio, runas élficas y jeroglíficos mayas ella: nunca se sabe lo que puede hacer falta cuando todo esto termine.

Hemos batido todas nuestras marcas en deportes y atletismo: masturbación (puedo optar con confianza a los campeonatos regionales), cien metros tumbados, lanzamiento de niño y triatlón (sofá, cama y mesa).
Hemos adquirido enormes habilidades nuevas: la Sra. Z. ha perfeccionado su técnica de macramé con una Rendición de Breda para la mesita en la que casi puedes hasta distinguir las lanzas. Yo ya puedo tocar el Para Elisa, con un dedo, en el ukelele.

En el sexo, estamos alcanzando nuevos niveles de consciencia: ahora, en mis páginas porno de confianza, al ver un cetáceo masturbarse o un gang-bang interespecies (marsupiales con mustélidos es mi búsqueda habitual y, según google, la del 90% de australianos), no veo cuerpos ya sino números verdes, unos y ceros bailando ante mí, una nueva visión del cosmos, un despertar a la vibración interestelar.

La Sra. Z. ha quemado ya el motor de 3 satisfyers. El día, espero que no muy lejano, en que pongamos en común todas nuestras nuevas habilidades (todavía no es momento, insiste ella), sin duda conseguiremos trascender lo corporal. No espero nada menos que el superorgasmo, el nirvana hecho flujo, la revelación del Nuevo Clítoris, la apertura de los chakras, el Polvo Interestelar, la Cópula Cósmica.

En las artes, gracias a pequeños tutoriales de YouTube, ya hemos aprendido a pintar como Picasso (a los cinco años), a esculpir pequeños capiteles corintios (tenemos uno para poner a cada gato, uno para cada niño, uno para la mesita del búnker, otro para poner la réplica en alabastro de Simeón el estilista en el recibidor y otro como base de la televisión) y a diseñar pequeñas pirámides y templos. Tenemos ya tres réplicas de templos a nuestros dioses favoritos: Afrodita, Nyarlathothep y Ahura-Mazda.

En la espiritualidad, hemos alcanzado nuevas cosmovisiones y estados metafísicos gracias a Zoroastro, a Buda, a Hermes Trismegisto y a Coto Matamoros. Hemos completado nuestra educación con los Números Dorados de Pitágoras, el Maleus Maleficarum, el Apocalipsis de San Juan y un número antiguo del TelePrograma. Hemos visto los mensajes ocultos y hemos abierto los sellos. La Sra. Z. ha tenido varias experiencias en las que su espíritu ha abandonado su cuerpo. Me desconciertan los ronquidos, pero ella insiste en que son consustanciales a todo abandono del envoltorio físico. Yo he visto ya las puertas de Sirio, la Barca de Ra y los testículos de Apis.

Nuestra agenda para la próxima semana está centrada en la Astrología (aprovechando que la casa de Acuario entra por Vallecas), la Metafísica, el Tai-Chi, el Yoga y el Ocultismo, con especial interés en resucitar un par de muertos del rellano que empiezan a oler, sobre todo uno que se quedó un par de libros que le prestamos, con ayuda del Necronomicón y los Sonetos de Antonio Gala.

En resumen, un nuevo Renacimiento ha comenzado en el Tercero B Interior Izquierda. Una era de luz y racionalidad y de crecimiento individual, en lo físico y lo espiritual, un nuevo amanecer. ¿Hablarán los libros de historia del Tercero B como hoy hablan de Florencia? ¿Será la Sra. Z. el Miguel Ángel, el Dante o el Leonardo Di Caprio de nuestro tiempo?

Hemos decidido dar un paso más y convertirnos en Mecenas. La Sra. Z. se ha otorgado el título de Duquesa de Florencia y Lavapiés y me ha encargado ya un retrato de ella como Isis, una estatua colosal de George Clooney, una ópera basada en el Resistiré incorporando algunos de los hallazgos armónicos y contrapuntales de Melendi y un Tratado sobre la Concordia entre los Balcones y el Entendimiento entre los Pisos que muestre influencia de Maquiavelo. Yo, metido en mi papel de nuevo Médici, he declarado una Nueva Era Artística en la que predominarán el amor entre especies, el sexo entre casados y los Tratados de Estética en Comic Sans. A los niños les hemos encargado un barquito de papel y una central térmica en estilo rococó. A los gatos, ahora llamados Ganesha y Yog-Sothoth, les hemos implorado su bendición en nuestras empresas artísticas.


Gracias a los memes de autoayuda, a los consejos en cadena de whatsap y a las óperas de Luis Cobos, imprescindibles en todo este viaje astral, hoy podemos mirar cara a cara al futuro.

DÍA 19: EL BOTIQUÍN

Hoy hemos caído en la cuenta de un terrible olvido, una falla enorme en un sistema que creíamos perfecto.

Nuestro búnker —modelo Führer de Ikea— lo tiene todo, todo lo que un búnker estándar puede desear: gimnasio, sauna, jacuzzi, barreño-piscina, foso de cocodrilos, nido de ametralladoras, sub-búnker y sub-sub-búnker con 200 kilos de papel higiénico, felpudo de bienvenida (“Bienvenidos a la Dictadura Independiente de mi Búnker”), hechizo contra carteros comerciales, inspectores de hacienda y suegros, Impresora 3D para cualquier eventualidad… ¿Todo? ¡No! ¡Hoy hemos descubierto que no tenemos un Botiquín de Emergencia!

Rápidamente, la Sra. Z. y yo vaciamos la maleta de los implementos S/M y juguetes eróticos —que están más a mano en realidad sobre la mesa del salón— y le pintamos una cruz (“¿gamada?” “¡hombre, no seas bestia!” “¿Griega?” “¡haz una equis ahí y déjate de gilipolleces!”) con pintalabios. Y ahora, ¿qué poner? ¿Cuáles son los artículos que resultarán de extrema necesidad y primeros auxilios en caso de catástrofe, de algún terremoto, maremoto (“¿un maremoto a 300 km del mar?” “¡Nunca se sabe!”), erupción volcánica, inundación o pandemia de cantantes melódicos?

—¿La colección de satisfyers?
—Hombre, con un par vale, mujer.
—¿Un par para mí?
—No, no, por cabeza.
—¿Contando a los niños?

—No, que usen el nuestro cuando terminemos.
—¿Cuántos rollos de papel higiénico?
—No sé… pongamos que estamos atrapados bajo los escombros unos tres días y hagamos cuentas…
—Vale, mmm… Cincuenta.
—Igual es momento para vestirte con pantalones de verdad y dejar el look Ramsés II.
—Mujer, con lo cómoda que es la moda desechable.
—Bien, tenemos papel, satisfyers…
—Pues ya estaría, ¿no?
—Hombre, yo creo que algo de comida…
—Ah, sí.
—Como agarres esas latas de mejillones te corto la mano.
—¿Pues qué metemos?
—Cosas nutritivas, que no caduquen y aporten energía y proteína.
—¿Nocilla?
—Venga. ¿Qué es esto? ¿Luis Cobos?
—Mujer, es imprescindible mantener la cordura…
—Pero ¿necesitas las obras completas?
—Es que no puedo elegir.
—Está bien, si tú metes eso, yo meto las cassettes de Arévalo.
—¡No veo el problema!
—Tres días bajo los escombros comiendo nocilla y escuchando a Arévalo…
—Me dan ganas de que llegue ya el apocalipsis.
—Y tanto. Qué vacaciones nos vamos a pegar.
—En fin, ¿algo más?
—No sé, ¿unas tiritas?
—Venga. Y algo de alcohol.
—Por supuesto, ya tengo diez botellas de whisky apartadas.
—Digo alcohol de curar.
—¡Ah! Pues venga, una de mezcal.
—¿Y los niños?
—Ya he probado, pero no caben.
—No, digo algo para ellos.
—Mujer, si es una emergencia y una cuestión de vida o muerte, yo creo que los niños no hacen falta…  
—La verdad es que estorbarían mogollón.
—Buf, si no puedo con ellos ya, imagina entre los escombros.
—En fin, ¿algo más?
—¿El ukelele?
—No, demasiado irritante, pon mejor el kazoo.
—Venga.
—Y la zambomba.
—Cómo no.
—Pues ya estaría…
—¡Un momento! ¿Y algo para implorar la clemencia de los dioses?
—Tienes razón. Mete una rata del salón para sacrificarla, un cuchillo y un par de velas negras.
—Hecho.
—Pues a sellarlo.

Cerramos el botiquín con llave y nos miramos orgullosos. Nos besamos. Qué romántico todo. Qué bien sienta estar preparado, ahora sí, para cualquier eventualidad por imprevisible que sea.

pole!

Eres a la vez pole y farolillo rojo, bichiazucarito. ¡Dobles gracias!

Rotundo éxito de crítica y público el de estas crónicas: sois pocos, pero escogidos y selectos.

Salud,
z, casi inasequible al desaliento

Enorme Z, puesto al día ya con las últimas entradas del diario. Risas a tutipleni.

Gracias, querido borogis. Vamos p'allá:


DIA 20 RENACIMIENTO - FULGOR

Han sido tres días de esplendor cultural. Nuestro modesto búnker ha vivido una eclosión, un big-bang cultural del que hablarán los periódicos del futuro (si es que hay periódicos, o futuro) como el “Renacimiento del Tercero B Interior Izquierda”. La cantidad de obras magnas producidas en literatura, música, filosofía, arquitectura y política es apabullante. Feo está el que lo digamos nosotros, pero tal vez supere a la Florencia del Siglo XIII, el Nueva York de los años 60 o la Movida Cantábrica del 20.000 a.C.

Hagamos un breve recuento:

—Arquitectura: reproducciones en palillo y lata de sardinas de la Catedral de Notre-Dame (después del fuego), el Faro de Alejandría (después del incendio) y el Puente de Calatrava en la Baja Antártida (recién construido). Este último se nos ha derrumbado y ha entrado en combustión espontánea a medio construir: ¡la fidelidad es asombrosa!

No todo ha sido mera copia. Partiendo de ahí hemos ido ideando nuevas estructuras para el mundo del mañana: Una Cúpula del Trueno en macramé y porexpán; un nuevo Foro de Decapitaciones y Desmembramientos; un Coliseo rococó; el Centro Integral de Tortura con sus paredes sin ventanas, esquinas no euclidianas y sótano sin fondo; una Pirámide Redonda; la futura sede de la Organización Interplanetaria (dos tubos de papel higiénico atados con goma); el Ministerio de Relaciones Pansexuales; la nueva tienda de Zara en el campamento C3 del Everest o la remodelada oficina de las Juventudes del PP en el Polígono Industrial de Guarromán (Jaén), con sus bóvedas, su cúpula, sus contrafuertes, cajas A, B y C, arquivoltas, nidos de ametralladoras y foso de cocodrilos (no incluidos)… Pero la joya de la corona, en cuanto a vanguardia y atrevimiento, tal vez sea el nuevo Palacio de Oriente hecho con una Iglú y dos botes de pimentón.

—Pintura: ¡Qué gloriosas alturas hemos alcanzado! ¡Y sin saber pintar! Una reproducción del Cristo de Borja, un Las Señoritas de Avignon con gatos que echan rayos por los ojos, un Autorretrato de Van Gogh Apurando Una Chusta, un cuadro en 3D de la Virgen del Pilar cerrando al dominó, unos Perros de Lladró Jugando al Póker en Las Vegas, una Rendición de Breda con ametralladoras en lugar de lanzas, una Última Cena con los apóstoles mandándose mensajes por twitter, el Caballero de la Mano en los Huevos, las Mininas (varios gatos vestidos de princesa), las Latas de Fabada Litoral (velado homenaje a Warhol), el Jardín de las Delicias en acuarela y macarrones pegados, un Pollock con tinta invisible, unos frescos para el ábside mayor del Mercadona, el Saturno devorando un bocadillo de panceta, el Jesucristo Dividiendo las Lonchas, un retrato de Aznar desnudo tumbado sobre sábanas de muselina y un Buda Mirando el Facebook… ¡Orgía de los sentidos! ¡Deleite de la vista!

Diríase que entre nuestro arte predomina la sencillez, la línea clara, el concepto sencillo. No queremos hablar de Rembdrandt, de Botticelli, de Vázquez ni de Vermeer, pero la influencia existe.

La Sra. Z., ebria de vanguardia y absenta, propone pintar cuadros en el aire, cuadros que sólo serán visibles como electromagnetismo y vibraciones ultravioleta en un mundo posnuclear. Dice que es un comentario irónico sobre la comercialización del arte en un contexto postcapitalista y que ha conseguido crear el producto perfecto que no puede ser prostituido ni vendido. Acto seguido ha caído redonda y se ha echado a roncar. ¡Un nuevo amanecer!

No he estado allí pero puedo atestiguar que Guarromán es una localidad 100% real.

Hombre, a ver si crees que estos diarios no llevan una profunda labor de investigación detrás.

Localizar coordenadas, establecer líneas geodésicas, cotejar bases de datos, comprobar el IBEX, el Dow Jones y el alineamiento de Mercurio en relación a la casa de Acuario... ¡Esta es la labor básica y mínima detrás de cada entrada!

Salud,
z

DIA 21: RENACIMIENTO - GLORIA

Seguimos realizando hallazgos artísticos dignos de otros tiempos, logros que sólo podrían surgir tras semanas de confinamiento ante el televisor, ese estimulador de cerebros y agitador de conciencias. Estos son nuestros éxitos en otros campos:

—Música: Las alturas que hemos alcanzado en este arte solo podrán juzgarlas civilizaciones posteriores y posiblemente no dotadas del sentido del oído. Pero, modestamente, creemos que un Enrique Iglesias, un Mozart o un Beethoven nos podrían mirar con admiración y hasta tal vez un puntito de envidia. Someramente:

*Don Giovanni orquestado para kazoo y flauta travesera.
*Aida en versión instrumental.
*Los Conciertos de Brandenburgo sustituyendo los instrumentos por gritos.
*Los Cuartetos de Cuerda de Beethoven interpretados con autotune.
*El Mesías de Handel con el libretto re-dedicado a Cthulhu:

¡Aleluya, porque el Señor Oscuro Omnipotente reinará, aleluya! El reino de otros mundos se ha convertido en el reino de Azathoth y sus colegas, Él reinará por siempre jamás ¡Aleluya! Rey de R’lyeh, Señor de Señores, aterrorizará por los siglos de los siglos, ¡Aleluya!.

En música popular, la Sra. Z. me encargó una revisión del Elvis in Memphis interpretado en danza contemporánea y escritura jeroglífica. Además estoy a punto de terminar mi versión del Dark Side of the Moon para mamíferos inferiores.

Nuestra ópera conceptual de dos horas basada en el Johnny B. Goode interpretado con latas de mejillones y puertas de frigorífico ya ha sustituido al Resistiré como pieza favorita entre 4 de cada 5 psicópatas, misántropos y concejales de nuestro bloque. Otras empresas (el Pet Sounds en lengua de signos, el Never Mind the Bollocks para cuarteto de cuerda y clavecín, el primero de los Ramones al arpa láser) aún no han alcanzado las expectativas puestas en ellas.

Atados a la silla, los gatos escuchan con atención. Atados a los gatos, los niños lloran de emoción.


—Literatura: sin duda nuestro fuerte, por feo que esté decirlo. Los Haikus del Gimnasio; los Sonetos a Idi Amin Dada de uno de los niños (el alto), la Bunkeríada, el Ulises visto por su psiquiatra, el Viaje al fin del Salón, el ¿Sueñan los mejillones con latas abiertas? (1.000 páginas en verso libre), los Tres Mosquiteros, el Señor de los Ladrillos, el Quijote en Benidorm, la Divina Comedia con Zombies, el Romeo y Julieta y Alfonso Ussía… Un no parar de obras magnas. Mi favorita tal vez sea la obra vanguardista de la Sra. Z. que describe 24 horas en la vida de un tenedor: el Diario de un Cubierto Adolescente. Versos de gran calidad como “¿Qué es la vida? / Una comida / Qué es la vida / digestión…”


Hemos culminado todo con un Manifiesto Artístico, el Bunkerismo:

1. El arte del búnker ha de ser esotérico.
2. O no.
3. Pero en general sí.
4. Salvo que no apetezca.
5. En cuyo caso ha de ser inclusivo.
6. El arte ha de permanecer oculto y cerrado herméticamente, sin relación con el exterior.
7. El búnker es seguridad, es miedo, es oscuridad y olor a cerrado: así queremos nuestro arte.
8. El mismo que el punto 6 pero sin leer las aes.
9. El mismo que el punto 4.
10. No hay punto 10.
Coda: ¡El bunkerismo es siempre igual a sí mismo!

Me ha recordado a esta maravilla:



La Portsmouth Sinfonía es una orquesta cuyos miembros no saben tocar sus respectivos instrumentos. Lo mejor es que colaboraron con Brian Eno.

Me encanta. De hecho puede ser la mejor apertura del Así habló Zaratustra que he oído. Parece Albert Ayler interpretándolo.

Pero me apena porque yo tenía esa misma idea que por supuesto creía en mi ignorancia que era única y revolucionaria: grabar canciones con músicos (o no, mejor) que jamás hubieran tocado antes ese instrumento. Cachis, siempre llega uno tarde a las mejores ideas.

Salud,
z

Sr. Z es Vd. un hacha.

ESTA ME PILLO POR SORPRESA... veremos la proxima