★ DAVID BOWIE - Discografía confitada ★ Tonight (1985) y Never let me down (1987). Un mal día lo tiene cualquiera.

Spoiler:

DumDumBoy escribió:

Vampa escribió:Let’s Dance – 14. Abril, 1983



“Tío… no puedes llamar a eso Let’s Dance”.

Algo así fue la reacción de Nile Rodgers cuando David Bowie le tocó unos acordes de su última composición. Parecería que eso es empezar con mal pie… millones de copias vendidas indican lo contrario.

Sobre como crear el éxito mas grande de tu carrera (en 5 pasos).


1) Changes

Let’s Dance es una historia de cambios en la carrera de Bowie, como viene siendo costumbre. Pero en este caso, el hilo de continuidad se rompe algo mas que entre las anteriores fases de Bowie. Por un lado, habían pasado 3 años desde su ultimo LP, que a su manera supuso una recapitulación de su carrera hasta la fecha (por mucho que a día de hoy esos tiempos nos parezcan normales, hasta entonces su ritmo había sido prácticamente de disco por año, casi nada). Por otro lado, el cambio estilístico esta vez sería mas notable: se deja de lado todo halo de outsider para abrazar el mainstream con los brazos abiertos. No es que realmente el éxito le fuera ajeno hasta entonces, pero por entendernos, cuando empieza a sonar en la emisora favorita de tus padres hablamos de otra cosa.

El porque de este golpe de timón empieza a encajar arrojando luz al periodo que separa ambos discos, y que ya adelanto Bokor en su excelente reseña. Por resumir,  de 1980 a 1983 Bowie tuvo una vida agitada: culminó el divorcio con su esposa Angie, rompiendo un turbulento matrimonio de 10 año. Mientras tanto, sus trifulcas familiares se acrecentaban, y Bowie se afincó en Suiza, probablemente buscando estabilidad junto a su hijo Zowie. Asimismo, esperaba pacientemente el vencimiento de sus obligaciones contractuales con su Manager deFries, así como el punto final a una amarga relación con RCA (para después fichar por EMI de manera estelar), lo cual no ocurriría hasta 1982. Mientras tanto la música quedo en un segundo plano, con excepciones puntuales como el EP de Baal (que se puede considerar un finiquito con RCA), y éxitos puntuales como Under Pressure junto a Queen. A su vez, aprovechó para empujar su carrera como actor, participando en películas como “El Ansia”. Un contexto no precisamente inocuo: empezaba a notarse un cambio y ya en entrevistas de la época Bowie afirmó estar cansado de la experimentación. Es revelador también como cuenta que durante el rodaje de “Merry Christmas Mr Lawrence”, su dieta musical consistió únicamente en casettes de R&B de su juventud, con clásicos como Elmore James o Albert King.

Asimismo, y de manera natural, durante estos años el mundo no se sentó a esperarle: muchas de las bandas de New Wave que salieron a principios de los 80, empezaban a cosechar cada vez mas éxito mientras él se quedaba atrás… con la ironía de que estos grupos bebían en gran medida de su propia influencia.

Asi pues, con todos estos ingredientes, llegamos a 1983 y a el momento elegido para volver al ruedo…  Bowie quería hacerlo por todo lo alto: quería un hit. Y para ello, tocaba hacer borrón y cuenta nueva… empezando por sus colaboradores.




2) Savoir faire

La historia de Nile Rodgers es inusual: en un primer vistazo pasaría por un arquetipo de hombre hecho a si mismo cumpliendo con el sueño americano, pero ya desde su infancia es algo atípica, y es que pocos hijos de heroinómanos hablarían de esa época con cariño además de marcarla como el Km 0 en su camino por la música. De tocar la guitarra casi por casualidad, pasó a formar parte de la banda del mítico Apollo tocando para gente de la talla de Aretha Franklin, para poco mas tarde alcanzar el éxito global con su banda Chic y finalmente reciclarse como productor dando sendos pelotazos con Sister Sledge o Diana Ross. Esta línea ascendente empezó a desinflarse cuando encadenó una serie de álbumes poco exitosos o directamente fallidos como el Koo Koo de Debbie Harry… y justo en ese momento, apareció su príncipe azul, o mejor dicho, su duque blanco.

Hay diferentes versiones de cómo fue su primer encuentro con Bowie en el after “The Continental” en Nueva York, pero la mas divertida dice que de fiesta, después de que Billy Idol vomitara a Rodgers en sus pies, éste se fijó en una esquina en la que se encontraba David Bowie, bebiendo solitariamente un zumo de naranja. Ni corto ni perezoso se acercó a hablar con él, y no tardaron en hacer migas, gracias a a su compartido gusto por el Jazz.

Poco después de este encuentro, Bowie le pidió que le fuera a visitar a Suiza, en lo que parece fue una audición encubierta. Fue ahí donde Bowie le presento la idea que tenía para Let’s Dance en una acústica de 12 cuerdas, pensando que tenía un éxito entre manos… y fue ahí fue donde Rodgers (poniendo sobre la mesa su autoridad en música Disco), le pidió permiso para arreglar el tema, si es que de verdad quería triunfar con eso.

A Bowie le pareció estupendo, y teniendo en cuenta que para su próximo LP planeaba renovar la alineación titular de su equipo (efectivamente, prescindió de sospechosos habituales como Tony Visconti y Carlos Alomar), no tuvo que pensárselo mucho para invitarle a bordo. Bowie sabía lo que quería, y acogió a Rodgers durante unos meses bajo su ala como su no-tan-joven Padawan, metiéndole de soslayo poco a poco las influencias que le interesaban para su próximo álbum (principalmente referencias de música negra a la manera que vimos Young Americans, pero lleno un paso mas atras: RnB clásico por aquí, influencias de Little Richard por alla, etc). Para cuando Rodgers quiso darse cuenta del juego, su entrenamiento estaba listo.




3) Texas Flood

En 1982, poco podían imaginar los asistentes del Mountreaux Jazz Festival la que se les venía, cuando se subió al escenario un todavía desconocido guitarrista de blues que trajeron desde Texas para la ocasión. Las expectativas de una agradable velada de Jazz se hicieron añicos cuando el guitarrista se desató en un show de sangre y fuego… y provocando los abucheos de una buena parte del público. El guitarrista hizo de tripas corazón, y no bajó la intensidad para terminar su concierto donde expuso todos sus trucos. Hablamos de Stevie Ray Vaughan, un joven bluesman eléctrico quien junto a su banda Double Trouble practicaba un estilo muy deudor de gente como… Albert King. Con este recibimiento, el intento de darse a conocer fuera de EEUU sonaba a fracaso, pero el azar tenía otros planes:  entre el público también se encontraba un tal David Bowie, quien haciendo caso de su gran intuición para reconocer talentos a las 6 cuerdas,  pidió reunirse con la banda tras el concierto. Aparte de proporcionarles cierta reafirmación tras ese concierto un tanto doloroso, Bowie manifestó su interés en trabajar con el guitarrista, aunque nadie se lo tomo en serio.

Sin embargo, mientras Stevie y su banda se encontraban en los estudios de Jackson Browne grabando lo que sería su primer disco (fruto de otro encuentro fortuito en Mountreaux), recibieron una llamada desde Nueva York requiriendo sus servicios: Bowie, el de Ziggy?  En serio? Curioso, porque por aquel entonces (y a pesar del encuentro en Suiza), Stevie no era un gran conocedor de la música de Bowie … Pero claro, quieres lanzar tu carrera y te llama el mismísimo… en fin, el de Ziggy, vale. ¿quién puede decir que NO?


ese momento en que te abuchean y te pones chulo


4) Dance the Blues

Una vez con todas las piezas sobre el tablero, el lugar elegido para grabar el nuevo disco fueron los míticos estudios Power Station de Nueva York, donde ya habían grabado antes Scary Monsters.

El proceso fue fácil, a juzgar por el hecho de que grabó y mezcló en tan solo 19 días… de los cuales hay que descontar aquellos en los que Nile Rodgers prefirió salir de fiesta. Bowie no tocó en este disco ningún instrumento limitándose a las labores de cantante, y la mayor parte del personal fueron contactos de Rodgers (como por ejemplo Tony Thomson, su batería en Chic y residente en The Power Station). Stevie Ray curiosamente no era una opción que a Rodgers inicialmente le convenciera, pero no tardó mucho en cambiar de opinión: Guitarra y ampli en limpio pero al 11, sin efectos, casi todo primeras tomas, y después de escuchar las composiciones únicamente un par de veces. Unas sesiones mágicas según los implicados. Pero es que claro, el material de base, no estaba mal tampoco precisamente.

El disco abre con Modern Love. La guitarra muteada de Rodgers resuena como si fuera un motor encendiendo todos sus cilindros hasta que entra la batería y arranca, para coger una velocidad crucero que ya no suelta hasta que termina. El sonido no podría ser mas característicamente ochentero, y sin embargo, detrás del mismo encontramos un piano que sus autores reconocen como un homenaje a Little Richard, así como el Bowie quizás mas enérgico de todo el disco, una sección de vientos y coros cortando con precisión de cirujano y un solo de saxo por Robert Aaron que grita rock n roll clásico por los cuatro costados. Dicha energía se transmite también en el video que sirvió de promo para el tour. pero todavía hay una capa mas detrás de esa especie de revivalismo sin pretensiones: la letra es una caída en el nihilismo de alguien que no es capaz de adaptarse a su tiempo y va descartando falsos dioses (el matrimonio, la religión, El trabajo…) hasta llegar de nuevo al punto de partida como el menor de los males (don’t believe in modern love… walks beside me). El contraste entre contenido oscuro con música festiva es una receta perfecta para las mejores canciones pop, y esta es de las mejores del disco. Con estas referencias parece poco casual que fuera el tema elegido por Greg Dulli para homenajear a Bowie, decantándose por el lado oscuro de la canción:




El siguiente tema es la primera versión del disco, China Girl. Fue originalemente llamada Boderline, y compuesta junto a Iggy Pop, en una noche de borrachera y con instrumentos de juguete y se publicó originalmente en The Idiot, aunque la versión de Bowie es seguramente la mas famosa de las dos (un éxito que dicho sea de paso, sirvió para aliviar económicamente a Iggy, gracias a los copiosos royalties). Hay diferentes interpretaciones sobre la temática de la canción: puede que trate sobre una amante asiática con la que Pop no se entendía, o una metáfora sobre drogas, o también vale el enfoque que le dio Bowie en un videoclip que sirvió de critica a el colonialismo/racismo moviéndose entre la ingenuidad y la mordacidad (y donde por cierto, acabo teniendo un romance con la actriz que aparece en el mismo). Sea como fuera, musicalmente encontramos unas interpretaciones de lujo con varios highlights: desde el riff de apertura de la mano de Rodgers que suena deliberadamente kitsch en un tono que sigue Bowie imitando por momentos un acento asiático, la genial línea de bajo que adaptó genialmente Carmine Rojas (alabada por el propio Iggy Pop), los fills llenos de Groove de Thomson y el memorable solo de Stevie Ray, quizás su mejor momento en el disco: lleno de sentimiento, con una dinámica que deja hueco para respirar, y melódico hasta el tarareo. Sencillamente memorable. La canción fue efectivamente un gran éxito que se quedó permanentemente en los sets de Bowie,  de la cual cabe recatar esta versión con una delicada intro de Mike Garson al piano y con una banda engrasadísima y en clave rockera. De levantarse y aplaudir:




La canción que da titulo al disco, Let’s Dance es seguramente la mas famosa. Quizás es´te sobreexpuesta (quien no la ha escuchado ya mil veces?), pero ahí todo funciona: desde la apertura a lo Beatles en “Twist & Shout”, el ritmo de guitarra de Rodgers  (con mención especial al delay productor Bob Clearmountain introdujo), la imponente llamada de Bowie al bailoteo desde la primera línea, los arreglos de vientos que fueron directamente copiados por Rodgers de una sintonía para la tele, hasta de nuevo un magnífco solo de Stevie Ray (el cual se aprecia mejor en la versión del disco, ya que en el video no sólo cortaron la canción sino que además sale Bowie haciendo como que es él quien toca… lo cual enfureció a Stevie. Recuerden: nunca le roben los solos a un Bluesman). De nuevo, detrás del hedonismo manifiesto del tema y de la leve critica social del videoclip, hay mas historia: un lamento velado o la petición de un amante compartir su vida con otra persona aunque sea imposible o efímero en el mejor de los casos… y claro también hay sitio para la ambigüedad característica de Bowie, con posibles referencias a Aleister Crowley (un poema suyo dice así: “Let us dance to the moon and sirius” que se parece sospechosamente a Let’s dance / under the serious moonlight”) y a su vez interpretaciones mas ligeras para lo mismo: según Rodgers, esa parte viene por su tendencia calificar los buenos grooves, vaya, como algo “serio”. Por desgracia, no hay grabaciones primigenias de la canción que arrojen luz sobre el asunto (aparte de una demo cuyo principal interés son los arreglos mas crudos), aunque quizás ésta grabación semiacustica del 96 recoja parte del origen melancólico del tema:




El siguiente tema del disco es Without You, una balada para la que Rodgers se trajo a su otra mitad en Chic para tocar el bajo como haría en tantos discos a su cargo, nada menos que Bernard Edwards. Se puede distinguir claramente su estilo al bajo, con ese tono mas nasal y tempo mas suelto. Por otro lado, Bowie ofrece una interpretación apoyada en el falsetto que añade fragilidad al tema y rematado con un solo bastante elegante de Stevie. El tema no pasa de ser una reiteración del título de la canción, y a falta de algún gancho mas potente (ya sea melódico o temático), la canción se queda en unas buenas interpretaciones pero un tanto insípida. Puede que no haya nada especialmente malo que decir de ella, pero tampoco nada especialmente bueno.

Llegamos a a uno de los puntos mas controvertidos del álbum, que no es otro que Ricochet. Un tema raro que destaca justo por eso mismo: su rareza. Imagina un African Nights pero sin dolores de cabeza. Diría que tiene ingredientes para ser un mal tema, y se le acaba pillando el punto; el problema, es que sencillamente termina de encajar en el disco. Como si a Kate Bush se le hubiera caído un tema de su disco The Dreaming, y Bowie lo hubiera recogido para hacer un guiño a su pasado mas “artie”.  Temáticamente vuelve a ese gusto por lo distópico, mientras que musicalmente nos presenta un ritmo asincopado que no dejó contento a nadie, hasta el punto de que es una canción nunca interpretada en directo, y que según el cantante de apoyo Frank Simms contiene las partes mas difíciles de grabar de todo el disco. Sin embargo hay también donde rascar, como la parte el final con unos coros mezclándose con una sección de vientos entrelazada en ese extraño ritmo y un solo de Stevie que es muestra de su versatilidad un poco mas allá del Blues. Resumiendo, no tanto un mal tema como un mal lugar.

De aquí pasamos a otra versión en el disco, Criminal World. En este caso, el tema elegido es de 1976 del grupo Metro, quienes practicaban un estilo glam mas afilado y cuyo disco homónimo es ciertamente interesante. Bowie no destacó por sus adaptaciones brillantes de temas ajenos (y no sería por no intentarlo), pero el resultado esta vez es una debilidad personal. El ritmo tan vacilón junto con con un Bowie al borde del susurro crea una atmósfera brumosa y un tanto turbia haciendo suya la canción; y su estribillo tan magnético se queda una caja de ritmos y dos chupas de distancia de unos Sisters of Mercy. Temáticamente, la canción jugaba con connotaciones sexuales y segundos sentidos en su versión original (la cual llego a ser censurada por la BBC), y es de nuevo una manera de volver a su lado mas afilado, aunque resulta curioso que alguien como Bowie cambiara algunos de los versos originales por otros decididamente “hetero” (Metro: I saw you kneeling at my brother's door / Bowie: You caught me kneeling at your sister's door ). No hay intención de polemizar con este detalle aunque si se quiere indagar, recomiendo una muy interesante discusión que surgió en un blog cuyo link dejo al final, donde se analizan de manera inteligente y divertida todas las canciones y discos de Bowie, una auténtica pasada. Personalmente, este punto lo encuentro interesante por la manera en la que incluso su sexualidad llego a formar parte del juego de máscaras: afirmó en 1983 que su bisexualidad había sido el mayor error de su vida, mientras que de manera mas reveladora dijo para Playboy en 1976: “It’s true – I’m a bisexual. But I can’t deny that I’ve used that fact very well”. Sencillamente, a veces es difícil saber si Bowie era sencillamente alguien con una facilidad asombrosa para dar titulares o si en el fondo nunca daba puntadas sin hilo.

Nos acercamos al final con Cat People (Putting out Fire). Una de las grandes tapadas del disco, a la sombra de los éxitos y punto de álgido de una cara B por debajo de la anterior. Se trata de nuevo de una revisión del tema que grabó con Giorgio Moroder para la película de mismo título. En aquella película la canción se usó solamente para los créditos finales, pero Quentin Tarantino le haría justicia años después explotando su potencial en Malditos Bastardos (donde además sus versos adquieren verdadero sentido en la historia de venganza de Shosanna). Este videoclip involuntario debería servir para enamorarse de la canción si no lo has hecho ya, aunque la versión para Let’s Dance toma un enfoque totalmente diferente. Prescinde de su crescendo inicial, para introducir desde su inicio un riff de Rodgers marca de la casa y que invita a mover los pies; y el desarrollo es también mas guitarrero, dejando la subida para el final el final con unos coros y un Stevie invocando al mismísimo infierno. Un tema que da gusto imaginarse en directo en una sala pequeña, con la banda sudando y en un entorno humeante. Ambas versiones tienen sus puntos fuertes y en mi opinión se miran a los ojos, aunque para no caer en el síndrome “maquetamejoritis” es recomendable subir el volumen para la versión de Let’s Dance al 10. Resultados garantizados, y si no le devolvemos su dinero.




El álbum tiene su cierre en Shake it. Por intenciones, se trata del tema que quizás mejor se adapte al concepto del álbum, en cuanto a canción bailable y sin pretensiones… pero le falta la chispa o las segundas lecturas de los demás temas, convirtiéndose justamente en el tema mas aburrido o que peor cumple dichas expectativas. Las interpretaciones musicales están a la altura una vez mas, pero en general resulta tan memorable como cualquier otra canción adhoc para yuppies de los 80. Por desgracia, un sabor de boca final algo amargo para acabar el disco, y que presagiaba lo que estaría por venir mas adelante. Por suerte, uno también puede pulsar el botón de stop en Cat people.


5) A Serious Moonlight



Después del disco, que se vendió como roscos y sonó en las emisoras de medio mundo, le siguió un Tour mundial que se llamó “Serious Moonlight”, el cual presentaba a un Bowie mas accesible y en un formato que lo encumbraba como estrella para todos los públicos. Estos baños de masas le reportaron pingües beneficios de alrededor de 30 millones de dólares, cantidad que casi se duplica junto a las ventas del disco. Bowie lo llegó a llamarlo su plan de pensiones, y aunque la intención era lograr independencia económica y artística… ay, las mieles del éxito fueron demasiado dulces. El éxito global le separó gradualmente de sus fans, y acabó acomodándose en una posición lejos del Bowie mas inquieto de su pasado.

Para la banda del tour volvió a contar con los servicios de Carlos Alomar, además de parte del personal que uso para la grabación del disco, como el baterista Tony Thomson. La idea inicialmente era también llevarse a Stevie de gira, pero las cosas no salieron como lo planeado. Durante los ensayos para previos al Tour, la cosa se fue agriando: problemas de drogas por parte de Vaughan, cláusulas ridículas por parte de Bowie (como prohibirle a Vaughan hablar de su música en entrevistas promocionales) y un largo etcétera de jugosas anécdotas que fueron deteriorando la relación y que sin duda harán los gustos de los mas curiosos. Sin embargo, el caballo de batalla principal fue un malentendido (o una promesa incumplida, según se mire): Bowie se llevo a Stevie tras decirle que él y su banda Double Trouble serían los teloneros de la gira… cosa que finalmente no ocurrió. Esta historia se tornó en un yo dije diego, tu dijiste digo, básicamente una batalla entre los diferentes managements hasta el último segundo…. literalmente. Cuando toda la banda estaba subiendo al autobús de la gira, varios músicos vieron atónitos por la ventana como el equipaje de Stevie era descargado para quedarse con él también en tierra. No fue una decisión espontánea: el management de Bowie tenía ya preparado el plan de contingencia, ya que en el aeropuerto esperaba el guitarrista de reemplazo, Earl Slick. A su vez, y a pesar de su inexperiencia en el show business, Stevie fue capaz de darle la vuelta a la situación vendiéndose, irónicamente, como el guitarrista que dijo NO a Bowie. Y el resto, como suelen decir, es historia.

Resulta curioso imaginar como hubiera sido un tour con estos dos colosos de la música, y por suerte queda un premio de consolación: las grabaciones del ensayo general que hubo en Dallas en 1983. El sonido no es muy bueno, pero en un puñado de canciones se ve el potencial que manejaban, como Breaking Glass, Life on Mars o una versión de White Heat White Light. Un maravilloso “what if” que se puede disfrutar aquí:




Como conclusión, uno puede pensar que Let’s Dance es el disco en el que Bowie se vendió y el trajo a un personaje de carisma dudoso, una especie de Gordon Gecko hipster con un revuelto de huevos por peinado. También se puede uno perder elucubrando sobre las diferentes formas que pudo haber tomado este disco, (y yo el primero, después de este repaso a versiones e intenciones). Sin embargo, me gusta pensar que todas las cosas que pudieron ser dan mas valor a las que finalmente fueron. O al menos ayudan a entenderlas. En este caso,  serían un álbum irregular pero con un puñado de temas para el recuerdo. Un álbum con un sonido que en su intento de sonar moderno ha quedado algo desfasado, pero cuya mirada al pasado sigue vigente. También es el principio de la decadencia. Pero a la vez es una alineación de estrellas como solo Bowie sabía hacer y que por momentos brilla con toda la intensidad de sus otras encarnaciones. Todo eso es Let’s Dance.

Y si hay suerte, lo mismo hasta te hace bailar.

FUENTES:

Fenomenal Vampa!!      

Quoteo para pasar la reseña a esta página que se quedaba la última de la otra

watts escribió:

Stoneheart escribió:

watts escribió:

DarthMercury escribió:

Stoneheart escribió:

watts escribió:

¿Esperando por Tonight?

DarthMercury escribió:

Stoneheart escribió:

watts escribió:

¿Esperando por Tonight?

Starsailor escribió:Yo lo siento, pero esa imagen que parece Guillermo Montesinos en Mujeres al borde de un ataque de nervios la sigo viendo la peor en años

Encima con lo que me gusta la más sobria que va de Heroes a Scary Monsters...

Pero es que...



También prefiero Let´s dance a Lodger, con lo que los años bárbaros que siempre solemos decir que van de Hunky dory a Scary monters podrían ampliarse hasta este disco sin problemas.

watts escribió:Yo creo que va a haber que buscar un voluntario si el que se apuntó sigue sin dar señales de vida por aquí...

watts escribió:Yo creo que va a haber que buscar un voluntario si el que se apuntó sigue sin dar señales de vida por aquí...

Vampa escribió:

watts escribió:Yo creo que va a haber que buscar un voluntario si el que se apuntó sigue sin dar señales de vida por aquí...

a ver si así...

Rhonda escribió:Aunque si el facha no da señal y me dais margen, puedo hacer la revisión de la dupla de la vergüencita

watts escribió:Yo no me atrevo a comentar nada. Lo escuché por primera vez en mi vida la semana pasada

Rhonda escribió:Stoneheart, para el miércoles o incluso el jueves, cómo iría? Piensa que es un dos por uno...

Stoneheart escribió:

Rhonda escribió:Stoneheart, para el miércoles o incluso el jueves, cómo iría? Piensa que es un dos por uno...

Perfecto, gracias!