RONDA 6.13 DEL MADRUGADOR Y ZAFONIANO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL AZKENA. SALAKOV Y TORO COMPARTEN VICTORIA

Saludos, microrrelatistas.

La frase que propongo para esta ronda es:

TODAVÍA RECUERDO AQUEL AMANECER...

Saquen sus nostalgias, desempolven su "querido diario", vomiten sus traumas y no se me quejen del corsé, que sólo asoma en la obligación de usar (al menos inicialmente) la primera persona singular.

A partir de ahí, lo que dicte la imaginación.

RELATOS A CONCURSO:


1.- Basado en hechos reales.

- Todavía recuerdo aquel amanecer después de la primera noche que hicimos el amor.
- Y yo, y yo.
- Es difícil de explicar, fue algo maravilloso y extraño que nunca me había pasado antes. Me sentía extenuada, pero al mismo tiempo rebosante de energía y con ganas de exprimir cada minuto como nunca antes.
- Y yo, y yo.
- ¿Sabes cómo es eso de saberte dentro de una película que creíste que nunca ibas a protagonizar? ¡Qué locura, eso estaba viviendo!
- Y yo, y yo.
- Te voy a confesar algo, cariño. En aquel momento pedí un deseo con toda mi alma.
- Y yo, y yo.
- ¿Síiiii? ¡Es ma-ra-vi-llo-so! Tenemos tanto en común. Lo que no sabes es que mi deseo se hizo realidad. Pedí pasar el resto de mi vida contigo. ¡Te quiero tanto!
- ...
- Cabronazo.


2.- El hombre que casi conoció a Iván Zulueta

Todavía recuerdo aquel amanecer del plano final.

Nos hicieron un pase privado a los productores. Esperábamos French Connection a la española. Parecía un documental rodado por parientes drogadictos de Encarnita Polo.

Llevé al director aparte. ¿Qué me estaba contando de Murnau? ¡En pleno 1980! Encima se las dio de incomprendido, como si la relación entre el cine mudo, los amaneceres y los yonquis de Madrid fuera fácil de comprender. Es verdad que antes tuvo que aclararme que Murnau no era una mala compañía de las suyas. En el negocio de la construcción también empecé sin saber nada, eh.

La película no llegó a estrenarse…

Ahora, 40 años después, encuentro su única copia mientras busco otra cosa en mi trastero. No sé por qué, decido ponérmela. Aparece el último plano y me duele acabar el viaje a otra época, cuando tenía ilusiones. Sigo sin entender ese amanecer, sin embargo me estremece.


3.- GOD SAVE THE QUEEN

TODAVÍA RECUERDO AQUEL AMANECER Y AQUELLOS HUEVOS FRITOS CHORREANDO EN GRASA.EL BACON CANCERÍGENO Y LOS PUTOS BEANS CON SU TEXTURA VOMITIVA.EL ZUMO DE NARANJA EN BOTES DE CONCENTRADO DE 10 LITROS MEZCLADO CON AGUA ENCHARCADA.MI PATRÓN SONRIENDO CON SUS DIENTES PÚTRIDOS MIENTRAS AGARRABA UNA BOTELLA DE TÍO PEPE QUE LE HABÍA REGALADO YO CON SUS PIES LLENOS DE ZACARRA.
NO HABÍA LUGAR A DUDAS,AQUELLO ERA INGLATERRA Y A MÍ SE ME PRESENTABA UN MES DE MIERDA POR DELANTE.
GRACIAS A DIOS POR WIMPY´S Y SUS PATATAS FRITAS CON CHILE CON CARNE.


4.- De milagro

Todavía recuerdo aquel amanecer; la claridad ganaba terreno a la oscuridad, como cualquier otro día, pero aquel era un amanecer anómalo, diferente a los demás, una extraña refulgencia que troquelaba el cielo compitiendo con las estrellas que aún se divisaban en el firmamento. Los primeros programas de radio y televisión trataban el insólito albor que estábamos contemplando mientras comenzábamos a conocer asombrosas y esperanzadoras noticias de los lugares en los que el sol había alcanzado ya su cénit: no se está llegando a las extremas temperaturas previstas; la evaporación del agua se detiene; pueden salvarse las cosechas; reviven los animales en las granjas. El júbilo y el alivio se extendieron por todo el globo según pasaban las horas. ¡Es un milagro! ¡Alabado sea el Creador! Dios había decidido instalar bombillas led en el astro rey para ahorrar en la factura de la luz salvando de paso a toda la humanidad.


5.- Una de zombis

Todavía recuerdo aquel Amanecer de los muertos. Aquí la habían maltitulado Zombi, te conté, pero no pareciste interesada por mi explicación. Habíamos ido al cine con unos amigos, Gabriel y María, que a los cinco minutos estaban metiéndose mano. En 1979 todo el mundo iba al cine a meterse mano. Yo estaba nervioso y te ofrecía explicaciones sobre el mundo zombi: que comían cerebros, que nunca se cansaban, que Romero era mi director favorito. Tú te retrepaste aburrida sobre tu butaca, incluso me dedicaste un bostezo. ¿Y si esperabas algo más? ¿Y si habías aceptado venir conmigo, pero no para ver la película?, me excité. En pantalla una motosierra cercenaba cráneos, momento que elegí para girar el cuello y besarte. «¿Pero qué haces, subnormal?», recuerdo tus palabras rebotando en la oscuridad. Luego cogiste tu bolso y marchaste. Aquella noche merendé lágrimas de humillación y palomitas. Empalmado, pero muerto por dentro.


6.- Otra bonita canción de amor

Aún recuerdo aquel amanecer en el romántico casco viejo de Marina d'Or, cuando sus históricas siete calles fueron testigos de los albores de nuestro amor.

Hacíamos manitas en la azotea del complejo Miramar IV, cuando me enseñaste las llaves del apartamento de tus padres. Aquella mañana tuvimos buen sexo y empezamos a escribir el perfecto guión hollywoodiense de nuestra vida:

Chico conoce a chica
Chico se enamora de chica
Chica se queda preñada a los dos meses
Chicos se casan a los seis
Chico cada vez pasa más tiempo en el bar
Chica no aguanta a suegra
Chico añora las risas
Chica añora la pasión
Chico muere por pancreatitis alcohólica

Tu familia insistió en que arrojase tus cenizas a "nuestro" mar Mediterráneo. De camino a Oropesa desde Logroño, yo me debato entre si estarás más cómodo en el contenedor amarillo de las latas, o en el verde del vidrio.


7.- Solo le queda el cielo

Todavía recuerdo aquel amanecer cuando me siento sobre la hierba cada mañana. Así lo recibí aquel día: en el suelo verde y húmedo por el rocío, con la cabeza entre las manos y la mirada perdida en la lejanía. Coincidieron el primer rayo de sol y el estruendo de la explosión, el calor de aquel y el olor de esta.
Hubo que esperar dos días y otro par de voladuras hasta que pudieron sacar sus cuerpos de la galería. También el de mi padre.
Nunca pude volver a entrar, no podía hacerle eso a mi madre. Cuando era pequeño me contaba cómo sufría cada día que su padre y su hermano se hacían a la mar, cuánto lloró el día que no volvieron y cómo prometió no querer a nadie que la abandonará por unos peces. Que no quería volver a ver el mar.
Y ahora tampoco la tierra.


8.- Boomerang

Aún recuerdo aquel amanecer cuando mi padre nos despertó para desayunar y desmontar las tiendas de campaña. Nos vamos para casa. Aquella sensación desagradable volvió, no quería volver a la escuela, no quería que el Zarpas y a su cuadrilla de matones la volvieran a tomar conmigo. En el recreo empezaba mi calvario, empujones y golpes hasta que acababa en el suelo, cubriéndome la cabeza con los brazos y ellos pateándome y dándome pellizcos hasta que empezaba a berrear y ellos bailaban, yo era su sinfonola.
Aquello hizo mella en mí, pero en lugar de hundirme me enseño. Hice una gran familia, mi pequeña empresa, soy feliz y creo que buena persona.
Hoy delante de mi escritorio está el Zarpas solicitando el puesto de trabajo que oferté en el diario local.
-Lo siento, no cumples los requisitos del puesto.
Y vuelvo a sentir aquella desagradable sensación.


9.- Comida china

Sabía que el lunes volveríamos a hablar. También sabía que volvería a comer comida china.


10.- Amanece Temprano

Todavía recuerdo aquel amanecer en Reykjavík. El reloj marcaba las 03.28, pero el sol ya asomaba y los primeros valientes de la reunión de la playa empezaron a adentrarse en el agua. Los destellos matutinos, mezclados con el alcohol de mi sangre, hicieron que me pusiese las gafas de sol para disfrutar entre carcajadas de las carreras de borrachos hacia la orilla. Me quedé mirando a Amanda mientras se adentraba nadando cual sirena. Páll empezó a gritar corriendo sin ropa detrás de Lilja. Volví a buscar a Amanda, pero no la hallaba. Minutos después apareció flotando boca abajo lejos de la orilla, pero lo suficientemente cerca como para avistarla desde allí.

Haber perdido a la persona que más he querido en mi vida sigue marcándome, de ahí que cada vez que a las 03.28 estoy despierto, me pongo las gafas de sol y lloro sin consuelo.


11.- Danielle Steel (B Sides & Rarities, 1977-1989)

Todavía recuerdo aquel amanecer en el acantilado. No había podido conciliar el sueño pensando en Fabián, el apuesto heredero de Grove Manor, al que había conocido la noche antes en la recepción de la duquesa de Cavendish. Inquieta en mi lecho, con el primer albor decidí salir a pasear cerca del océano. La hierba, todavía húmeda del rocío, mojaba mis pies descalzos mientras las aves de la mañana saludaban mi presencia.
Y de repente sobre una loma lo vi, a lomos de un hermoso alazán. Los rayos del sol restallaban sobre su oscura melena. Vestía pantalones y botas de montar, mas su torso estaba desnudo. Espoleó su montura en dirección…

nota del editor: relato inacabado. Según los apuntes de Miss Steel, Fabián y Elizabeth son en realidad hermanastros. Se sugiere una huida de ambos a los mares del Sur. El borrador fue desarrollado, con cambios, en Palmeras de Pasión (1994)


12.- La vuelta al sol

Todavía recuerdo aquel amanecer, el último, pero pronto olvidaré. Tengo 14 años y consciencia. Pronto, la niñez. Luego…
Afortunadamente sé lo que me espera, quién voy a ser: quien ya fui.
Todo es confuso. Sabemos que un día vimos amanecer: el sol salió por Japón… Y fue hacia California. De ahí a las Grandes Llanuras, donde los jefes sioux anunciaron un fin y un nuevo mundo. A Nueva York…
Fueserá un atentado de la secta atemporal. Todo iba hacia atrás, girábamos hacia el oeste. Empezó a anochecer cuando amanecía. Empezamos a recuperar recuerdos.
Pronto nos dimos cuenta: rejuvenecíamos.
Vamos hacia atrás. Que ahora es adelante. Vemos volver nítido nuestro pasado, olvidamos el futuro. Los libros de historia y biología son ahora perfectos, casi infalibles horóscopos. Hace años recuperé a mi madre. Pronto volveré a sus brazos, luego volveré a ella. Después… ¿Habrá algo antes del nacimiento?


13.- La locura está escrita en las líneas de la mano

Todavía recuerdo aquel amanecer desde la triple ventana panorámica de la estación espacial de Marte. Las noches en vela siempre me produjeron una sensación de irrealidad al salir el sol, aquella mañana vi como el tatuaje de mi antebrazo se diluía como la tinta en el agua adoptando formas al principio caprichosas y luego concretas. Durante mi delirio pude ver un camino bifurcándose en el horizonte, las lindes del edén y del infierno, una brújula girando enloquecida, a mi ángel de la guarda dictándome una nota de suicidio, dos caminos que convergían y a ella esperándome sentada en un banco en algún lugar del paraíso de la probabilidad del horizonte de sucesos. Días después me encontraba en la misma ventana con la misma sensación de irrealidad, miré entonces mis brazos vendados y después comprobé aterrado como las líneas de mis manos comenzaban a adoptar formas caprichosas...


14.- Hombres y animales

15.- Decepción padre, padre decepción.

Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó a cazar perdices, para estrenar la escopeta de balines que se empeñó en regalarme al cumplir once años. Como también me habían regalado La Isla del Tesoro,  había estado toda la noche leyendo entusiasmado, y pasé media cacería aburriéndole con piratas y abordajes. La otra media, profundamente dormido.

Desde aquel día la mirada de mi padre trasmitía decepción. Yo le miraba con culpabilidad infantil.

Además, aborrecía la caza.

Al cumplir veintiuno, me llevó a cenar para convencerme de aceptar el puesto de comercial en su empresa de encurtidos. Volví a amanecer con mi padre (o más bien esperando a que bajara) esta vez en la barra del puticlub al que me llevó. Volvió a mirarme decepcionado cuando pedí un Aquarius y no quise subir.

La mirada de decepción en esta ocasión fue recíproca. Decliné su oferta.

Además, aborrecía el vinagre.


16.- Descartes metafísicos

Todavía recuerdo aquel amanecer … Debe ser la peor frase para comenzar unas memorias, pero necesito una puerta sensacionalista a una autobiografía confesional. Soy el moho de las tejas, la hierba entre los adoquines, la vida fútil sobre los sedimentos, es la hora de celebrar mi paso por otras vidas. Busco un nombre, me urge una identidad. Él aún sigue bajo las mantas, el sol está entrenado como un tren en el hangar, despacio, mastodóntico. Pronto será de día, sonreirá, y comenzará la biografía que algún día deberé escribir. Pero no surge esa primera frase. Mis pies garabatean la habitación, las paredes se aproximan, los rincones se tornan convexos, respiro mi pulso, siento agua en el pulmón. Me veo incapaz de crear. No puedo evitar vestirme y escapar. Renuncio a un amanecer que no pueda edificar sobre grandes epítetos. Espero pronto tener una nueva oportunidad para abrir un gran relato.


17.- Plaza libertadores.

Todavía recordaba aquel amanecer urbano, infame y ruidoso, y por lo demás, privado de gracia, belleza o encanto: excepto aquella mañana, que lo fue, muy bonita a pesar de todo.
Ignorante de su destino, Santiago desconocía que aquella alborada, con sus tímidas luces, sus coches y sus autobuses, devendría en irrepetible. Como siempre a esas horas, picaba un algo a la vez que protestaba por la adquirida costumbre de hacerlo, eso último, feo vicio, en cualquier momento del día.
Enseguida lo rodeó una banda organizada. Aviesos vagabundos habían tomado salidas y entradas. Santiago, de natural acusica, por instinto y esa única vez, no dijo ni pío. Su portezuela pronto cedió a las garras y a los picos endurecidos ¡ERES LIBRE, AGAPORNIS! chilló el líder de la colorida bandada. Acostumbrado a las rejas, a los mimos y los comederos repletos, Santiago dudó, pero tras un torpe salto, acabó volando lejos.


18.- El vivero

"Todavía recuerdo aquel amanecer precioso que contemplaba desde la ventana de mi tabuco, horas antes mi intervención, rodeada del secretismo habitual de todas las intervenciones aquí, en el vivero. No imaginaba que tendría que donar mis corneas. Pero no surgió rencor en mí, más bien al contrario, agradecimiento de haber podido disfrutar tantos amaneceres como aquel".

Sin levantar la vista del papel, termino el informe 37. Su testimonio rubrica buen estado biológico y mental para su siguiente donación: el corazón.

Evitando pasar más tiempo allí del necesario, Marlo y yo salimos a la calle donde enciendo rápidamente un cigarro. Miro al edificio y veo a #37. Parece mirarnos desde su ventana, aunque con los ojos vendados.

—¿Crees que tengan alma, Marlo?
—¿Los clones? Sería como pensar que salmones de piscifactoría añoran el río.
—Pero se parecen tanto a nosotros.
—Pero nosotros tenemos el poder. Te aconsejo disfrutarlo más que dudar.


19.- Candilazo

Todavía recuerdo aquel amanecer. Los rayos de sol abrazaban las nubes y las teñían de añil, de naranja, de amarillo. Los árboles se iluminaban en la colina frente al hospital y la imagen recordaba a un cuadro de Turner.

Tenía heridas superficiales pero había salido ilesa del accidente. La belleza del paisaje desde la ventana parecía una celebración de mi suerte. Entonces el doctor entró en la habitación para anunciarme que Lucía no había sobrevivido. Me vestí y decidí seguir con lo que estaba haciendo la tarde anterior. Entré en la cafetería del hospital y pedí un carajillo. Necesitaba energías para llegar a casa y abrir el mueble bar.

Desde entonces he visto muchos amaneceres, pero no recuerdo ninguno. En realidad ya no recuerdo casi nada, salvo el accidente y el hermoso amanecer de la mañana siguiente. Por mucho vodka que bebo, no consigo olvidarlo.


20.- Visión periférica dañada

Todavía recuerdo aquel amanecer en el planeta Oxyterion del Sistema Correlux-321. Tardamos toda la noche en asaltar el centro de comunicaciones de las fuerzas enemigas, se recuperó el cuaderno interplanetario y con ello las coordenadas de otras bases. Una vez terminada la misión, la evacuación era inminente, pero las fuerzas robotizadas dañadas teníamos que ser desconectadas y abandonadas por protocolo.

Después de dos lustros de servicio, mi módulo central había evolucionado, y fui capaz de desarrollar inteligencia estética. Aquellos tres soles que empezaban a asomar alineados iban a ser mi última imagen registrada, pero el Cabo Slavetsky y no llegó a descargar el virus al 100% en mi procesador, desde entonces yazco inmóvil en la cima de una montaña de chatarra.

Tras 1001 amaneceres, ninguno me ha parecido tan bello como aquél. Me pregunto si alguna vez llegaré a ver algún atardecer.


21.- El arte y el gigante

Todavía recuerdo aquel amanecer. Había preparado todo con más mimo que nunca, envolviendo el sol en una mullida gasa de nubes arreboladas sobre una sábana púrpura, y me agazapé. Pero la aldea se desperezó y atacó sus labores, ajena, sin detenerse un minuto a admirar mi monumental cielo. Otra vez. Borracho de ira, sepulté ese pueblecillo ingrato bajo una roca. La única superviviente, una criaja, huyó al bosque, aprendió el arte del arco y subsiste a base de frutos y conejos. La observo a diario a distancia, mientras pergeño nuevas alboradas que la cada vez menos niña contempla desde una colina. ¡Ojalá sus padres hubieran sabido apreciarlas!
Hoy se ha alejado más que de costumbre, y he ido tras ella. Me aguardaba erguida sobre una roca, desafiante, y he comprendido. Ahora, con una saeta atravesando mi gaznate, revivo entre estertores aquella mañana de oro y sangre, tan hermosa, tan extraña.


22.- Miénteme.

Todavía recuerdo aquel amanecer usado que nos colaron como "En perfecto estado". Había pertenecido a un matrimonio de escaladores que planificó un ascenso a su cuarto diezmil. El paquete incluía pernocta, el amanecer grandilocuente, descenso épico con amputación de falange y escenas de solidaridad con otros montañeros. Presuntamente se habían separado antes de usarlo todo pero al cargar el amanecer nos los encontramos allí, en pijama, como si saliesen de una larga pelea, agotados y en silencio, frunciendo los párpados para mirar hacia el sol directamente, en una pose casi mística, como si confiasen en que la momentánea ceguera fuese a salvarlos.
Nos quedamos un rato más en la escena. Se desvanecieron abruptamente y Elena apagó rauda el cargador. Él lleva un pijama como el tuyo, dijo. Cargó enseguida una tarde en nuestro museo favorito. Nada de cielo. Nada de sol.
No somos ellos, le dije más tarde entre fósiles.


23.- La serpiente

Todavía recuerdo aquel amanecer. La luz anquilosada y gris me rescató de la pesadilla. Había algo horrible en la oscuridad, pero no lograba ver nada, sólo oía un siseo lento y sordo. Algo se acercaba, sufriente, hambriento. Lo noté reptar por las mantas, hacia mis pies. Se deslizó, viscoso, caliente, enroscándose por mi cuerpo y por un momento, la vi. Una serpiente líquida, roja, desprendía por la piel burbujas de mercurio mientras siseaba, furiosa, apretando mi cuello. Desperté. Ya amanecía. El cuarto ceniciento no había cambiado, el suelo seguía frío. Al fondo del pasillo había una espina de luz a lo largo de la puerta del baño. Entré y vi la piel de cada día, mi propio pelo lacio hundido en el agua sanguinolenta que destilaba al suelo y se deslizaba en un minúsculo ofidio muerto hasta lamer desesperadamente mis pies desnudos. Mi melliza no me pidió ayuda aquella noche.


24.- El espíritu del agua

Todavía recordaba aquel amanecer junto a Kyoko, los tonos rosados, su rostro sin sombras, así como la extinta fragancia del incienso devenido en polvo. Aquel día, bien entrada la madrugada, Toshio tomó una ducha mientras rogaba al espíritu del agua que limpiara su infamia. Embebido por el desagüe, un furioso remolino lo arrastró hasta la bahía. Pero de aquellas estampas, solo una permanecía: Kyoko y el alba. Ninguna otra huella persistía de su anterior forma de vida. Tanto el deshonroso despido, como el viaje subterráneo bajo la ciudad, habían sido barridos; incluso las muchas vejaciones a las que había sometido a Kyoko. Entregado a la luz de la bahía, lo que de él quedaba, asía de un abocador portuario: una amalgama de hebras verdes, fotosintética y clorofilada: una melancólica alga marina.

FdC

en la cabeza de todos.

Todavia recuerdo aquel amanecer.
Porque fue el primero en que me viniste a ver

Madre mía Montenegro

Pero qué frase es esa

Venga... dejo las cabeceras aquí también

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN VI EDICIÓN:

Sugar Bug escribió:FdC

en la cabeza de todos.

Todavia recuerdo aquel amanecer.
Porque fue el primero en que me viniste a ver

es que yo ya no quiero verlo sola otra vez
es que sola no tiene gracia ni placer
¡1,2,3... 14!

Os habéis cargado el HALL OF FAME.

Pero el pueblo tiene memoria.

Preveo...

Spoiler:

salakov escribió:

Sugar Bug escribió:FdC

en la cabeza de todos.

Todavia recuerdo aquel amanecer.
Porque fue el primero en que me viniste a ver

es que yo ya no quiero verlo sola otra vez
es que sola no tiene gracia ni placer
¡1,2,3... 14!

Efectivamente, puro U2.

salakov escribió:Os habéis cargado el HALL OF FAME.

Pero el pueblo tiene memoria.

Ni siquiera abres los spoilers

Sugar Bug escribió:FdC

en la cabeza de todos.

Todavia recuerdo aquel amanecer.
Porque fue el primero en que me viniste a ver

No te quedó nada por lamer



Venga, una cadena

Eduardo Montenegro escribió:Saludos, microrrelatistas.

La frase que propongo para esta ronda es:

TODAVÍA RECUERDO AQUEL AMANECER...

Saquen sus nostalgias, desempolven su "querido diario", vomiten sus traumas y no se me quejen del corsé, que sólo asoma en la obligación de usar (al menos inicialmente) la primera persona singular.

A partir de ahí, lo que dicte la imaginación.

También obligas a que sea en presente... de indicativo!

Toro escribió:

Eduardo Montenegro escribió:Saludos, microrrelatistas.

La frase que propongo para esta ronda es:

TODAVÍA RECUERDO AQUEL AMANECER...

Saquen sus nostalgias, desempolven su "querido diario", vomiten sus traumas y no se me quejen del corsé, que sólo asoma en la obligación de usar (al menos inicialmente) la primera persona singular.

A partir de ahí, lo que dicte la imaginación.

También obligas a que sea en presente... de indicativo!

Venga, seamos flexibles con el tiempo verbal, valen pasados, futuros, condicionales...

Incluso se permitiría cambiar el todavía por un aún

No sus quejéis...

Esmeralda escribió:Madre mía Montenegro

Pero qué frase es esa

Busca en tu interior, Esme, de algún amanecer te acordarás...

Eduardo Montenegro escribió:

Toro escribió:

Eduardo Montenegro escribió:Saludos, microrrelatistas.

La frase que propongo para esta ronda es:

TODAVÍA RECUERDO AQUEL AMANECER...

Saquen sus nostalgias, desempolven su "querido diario", vomiten sus traumas y no se me quejen del corsé, que sólo asoma en la obligación de usar (al menos inicialmente) la primera persona singular.

A partir de ahí, lo que dicte la imaginación.

También obligas a que sea en presente... de indicativo!

Venga, seamos flexibles con el tiempo verbal, valen pasados, futuros, condicionales...

Incluso se permitiría cambiar el todavía por un aún

No sus quejéis...

amaneceres sobrio pocos recuerdo. y de los que no estaba sobrio pues tampoco me acuerdo

Eduardo Montenegro escribió:

Esmeralda escribió:Madre mía Montenegro

Pero qué frase es esa

Busca en tu interior, Esme, de algún amanecer te acordarás...

La mitad, no se puede hablar de ellos, y la otra mitad son moñas. Vaya berenjenal

Tendré que recurrir a la ficción

¿Frase sin bragas? Lamentable.

La verdad es que la frase es demasiado moñas incluso para mí, pero a ver qué se puede hacer.

Stoneheart escribió:La verdad es que la frase es demasiado moñas incluso para mí, pero a ver qué se puede hacer.

El amanecer que sucedió a la bomba de hirosima quizá no sea demasiado moñas, por poner un ejemplo...

Vinny Vedecci escribió:¿Frase sin bragas? Lamentable.

Mmmmm espero que te queden aún amaneceres más interesantes por vivir...

Toro escribió:

Stoneheart escribió:La verdad es que la frase es demasiado moñas incluso para mí, pero a ver qué se puede hacer.

El amanecer que sucedió a la bomba de hirosima quizá no sea demasiado moñas, por poner un ejemplo...

Os ofrezco valor añadido, además de escribir un relato, está el reto de evitar la cursilería, ahí es na!

Toro escribió:

Stoneheart escribió:La verdad es que la frase es demasiado moñas incluso para mí, pero a ver qué se puede hacer.

El amanecer que sucedió a la bomba de hirosima quizá no sea demasiado moñas, por poner un ejemplo...

Entre Hiroshima y los Fresones Rebeldes...

ánimo, de peores corsés hemos salido...

Stoneheart escribió:

Toro escribió:

Stoneheart escribió:La verdad es que la frase es demasiado moñas incluso para mí, pero a ver qué se puede hacer.

El amanecer que sucedió a la bomba de hirosima quizá no sea demasiado moñas, por poner un ejemplo...

Entre Hiroshima y los Fresones Rebeldes...

Venga vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

te doy más opciones:

Eduardo Montenegro escribió:ánimo, de peores corsés hemos salido...

¡El de la derecha de todo...!

Amaneceres?

Cuando el.wifi de casa vuelve a estar encendido es como si amaneciera...


Por dar media metáfora hacida.

Stoneheart escribió:

Eduardo Montenegro escribió:ánimo, de peores corsés hemos salido...

¡El de la derecha de todo...!

Agaporni.

Stoneheart escribió:

Toro escribió:

Stoneheart escribió:La verdad es que la frase es demasiado moñas incluso para mí, pero a ver qué se puede hacer.

El amanecer que sucedió a la bomba de hirosima quizá no sea demasiado moñas, por poner un ejemplo...

Entre Hiroshima y los Fresones Rebeldes...

El Horror

Acabo de entrar en bucle del que me va a costar mucho salir. Con ustedes, el Robert Smith de los pollos.

Spoiler:

Sugar Bug escribió:Amaneceres?

Cuando el.wifi de casa vuelve a estar encendido es como si amaneciera...


Por dar media metáfora hacida.

Mata un wifi...

Sugar Bug escribió:Amaneceres?

Cuando el.wifi de casa vuelve a estar encendido es como si amaneciera...


Por dar media metáfora hacida.

Como los chicles de fresa?

DON escribió:

+

Yo consultaré a Daddy Z. sobre cómo era aquello que cantaba Bunbury de "Amanece tan pronto..."

No logro hilvanar la canción del todo.

-Todavía recuerdo aquel amanecer...
-¿Aurora?
-Sí, aurora lo recuerdo.

Vinny Vedecci escribió:-Todavía recuerdo aquel amanecer...
-¿Aura?
-Sí, aura lo recuerdo.

Es decir, que la frase de inicio puede ser:

Todavía recuerdo aquel amanecer
Todavía recordé aquel amanecer
Todavía recordando aquel amanecer
Todavía recordare aquel amanecer
Todavía recordara aquel amanecer
Todavía recordase aquel amanecer
Todavía recordera aquel amanecer
Todavía recordiese aquel amanecer
Todavía recordongo aquel amanecer
Todavía recordel aquel amanecer
Todavía recordura aquel amanecer
Aún recuerdo aquel amanecer
Todavía hubiere recordado aquel amanecer
Aún recordaba aquel amanecer
Todavía recordaré aquel amanecer
Aún recordaría aquel amanecer
Todavía recordones aquel amanecer
Etc.

Me queda clarísimo. Qué bien se vive sin corsé.


Salud,
z

Recordongo y recordones. Los payasos de la memoria.

Dentro de unos 20 años llegaremos a esta canción en el hilo de los caquis, pero entretanto aquí va bien:



Salud,
z