Peores escenas sexuales jamás narradas
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Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
El final me ha hecho reír bastante, Robert, dulcemente cruel, no volvió a penetrarla
Koikila- Mensajes : 46209
Fecha de inscripción : 29/07/2009
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
De quién es, Salaka?
R'as Kal Bhul- Mensajes : 68770
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Elio Quiroga, referencia Pablo Batalla.
salakov- Mensajes : 52354
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Felix the cat- Mensajes : 1984
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
salakov escribió:Elio Quiroga, referencia Pablo Batalla.
R'as Kal Bhul- Mensajes : 68770
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
fundo1977 escribió:La versión cinematográfica del poema de Sonsoles.
Estoy en el mercado llorando de risa.
Pendejo- Mensajes : 50018
Fecha de inscripción : 29/03/2008
salakov- Mensajes : 52354
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
salakov escribió:Elio Quiroga, referencia Pablo Batalla.
He contado ya que una exnovia me hizo ver "Fotos" hace más de 20 años y aún sigo traumatizado?
Peli que gozó de su minuto de fama porque Turrantimo dijo que le había gustado.
Lo digo por la próxima vez que alguien salga con la disyuntiva Coen-Turrantimo y alguien salga por peteneras con Turrantimo porque los otros son unos gafapastas.
Yo mecagorntusmuertos, Turrantimo, en tus muertos y en tu cara de pan de Busdongo.
Qué trauma arrastro por tu puta culpa, caracartón
Requexu- Mensajes : 11377
Fecha de inscripción : 22/09/2010
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Requexu escribió:salakov escribió:Elio Quiroga, referencia Pablo Batalla.
He contado ya que una exnovia me hizo ver "Fotos" hace más de 20 años y aún sigo traumatizado?
Peli que gozó de su minuto de fama porque Turrantimo dijo que le había gustado.
Lo digo por la próxima vez que alguien salga con la disyuntiva Coen-Turrantimo y alguien salga por peteneras con Turrantimo porque los otros son unos gafapastas.
Yo mecagorntusmuertos, Turrantimo, en tus muertos y en tu cara de pan de Busdongo.
Qué trauma arrastro por tu puta culpa, caracartón
salakov- Mensajes : 52354
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
salakov escribió:Requexu escribió:salakov escribió:Elio Quiroga, referencia Pablo Batalla.
He contado ya que una exnovia me hizo ver "Fotos" hace más de 20 años y aún sigo traumatizado?
Peli que gozó de su minuto de fama porque Turrantimo dijo que le había gustado.
Lo digo por la próxima vez que alguien salga con la disyuntiva Coen-Turrantimo y alguien salga por peteneras con Turrantimo porque los otros son unos gafapastas.
Yo mecagorntusmuertos, Turrantimo, en tus muertos y en tu cara de pan de Busdongo.
Qué trauma arrastro por tu puta culpa, caracartón
Disfruta de la faceta "director de cine" de Elio Quiroga
Requexu- Mensajes : 11377
Fecha de inscripción : 22/09/2010
DeGuindos al Pavo- Mensajes : 11033
Fecha de inscripción : 28/07/2012
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Qué manejo de las onomatopeyas.
Ahora estoy cachondo.
Ahora estoy cachondo.
salakov- Mensajes : 52354
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
(…) Justo cuando me disponía a abandonar el edificio, los goznes de una puerta sonaron y una luz proveniente del interior de un hogar tiñó el rellano, me giré, podría tratarse de cualquiera.
El corazón me dio un vuelco, allí estaba. Descendió las escaleras de forma sensual, toda ella parecía refulgir, rebosante de sexualidad. Yo, embelesado, apenas pude mantener la boca cerrada. Cuando bajó el último escalón, nos quedamos el uno frente al otro, fue en ese instante, en el que nuestros ojos se fundieron, cuando el tiempo dejó de correr.
Los labios, nuestras lenguas, no pararon un instante. Ni una sola palabra fue dicha, para qué.
Cogí fuertemente sus manos, y las pegué contra la pared mientras no parábamos de besarnos, saciando parte de nuestro placer. Las lenguas danzaban frenéticamente. Consiguió liberar una de sus manos, y con suma pericia desabrochó el botón de mis pantalones. Mi sexo duro, de inmediato notó la calidez de sus dedos, aumentando aún más si cabía la erección. Para responder a su ataque, liberé su otra mano y me dispuse a sobar sus pechos prietos y no demasiado grandes.
Una sola mano me bastaba para masajear sus senos y a la par notar como sus pezones se hinchaban, ofreciendo cada vez mayor resistencia a la fricción.
Entonces me abrí paso entre su falda hasta llegar a su sexo; tan pronto como aparté sus bragas, introduje primero un dedo, el corazón, y luego el índice, ella dejó escapar un gemido, un leve susurro acompañado por un sutil mordisco a mi lóbulo izquierdo. Pude sentir todo su calor entre mis dedos, como cada vez que aceleraba el ritmo de mis sacudidas su vagina estaba más mojada, como mi pulgar, también ya húmedo, se deleitaba frotando, acariciando su clítoris latente.
Pero algo totalmente inesperado sucedió, aquella puerta que se había abierto una vez, volvió a hacerlo y de ella emergió una pequeña figura. Era su hija, que no podía dormirse y viendo que su madre no estaba aún en casa había salido a la escalera a buscarla.
(...) Cuando salió de nuevo, noté en su mirada algo malévolo. No dejé que acabara de bajar las escaleras y nos encontramos a mitad del recorrido. En seguida conocí el motivo de aquella perversa mirada, se había quitado las bragas, y situada un escalón por encima, levantándose la falda, me mostraba su dulce sexo rasurado. Como una bestia en celo, hundí mi rostro ante lo que pudiera considerarse la recompensa por tan paciente espera.
Mi lengua lamía con deleite todos los pliegues de aquella vagina, su sabor y olor, he de reconocerlo, me eran gratos. Ora succionaba su clítoris, ora endurecía la lengua para penetrarla, ora se deslizaba en círculos concéntricos sobre sus carnosos labios. Ella, aferrada a la barandilla, no paraba de gemir, y entre espasmo y espasmo correrse.
No sólo con mi lengua le daba placer, con la mano que me quedaba libre estimulaba su culo, introduciendo con delicadeza primero un dedo y luego otro. Creedme si os digo que se podían escuchar las corridas, y que de vez en cuando debía yo apartar mi rostro para no ahogarme, pero tras un par de segundos, inspiraba y volvía a la carga. Tras estos ejercicios de estimulación oral por mi parte, paramos un instante, ambos estábamos exhaustos.
(…) De rodillas frente a mí, se metió todo lo que le cupo en la boca y empezó a chupármela. De nuevo, alguien se interpuso en nuestra orgía, como un resorte, me subí como pude los pantalones, y evité in extremis que una pareja de vecinos que venían de la calle me vieran en tan deshonroso estado.
Ella se rio, y cuando los vecinos se montaron en el ascensor que teníamos justo al lado, volvió a bajarme los pantalones para continuar con la felación. Me agradó ver que ella también disfrutaba, joder, la tenía tan dura que creí que me iba a estallar.
Mientras su lengua sorbía mi glande, y notaba el amenazante pero al mismo tiempo excitante roce de sus dientes, mi mano acariciaba sus finos cabellos, acompañando aquel vaivén hedonista. De entre la comisura de sus labios se desprendía saliva que su mano recogía y volvía a ser llevada a aquel gran torno que era mi polla. En el momento de correrme, creo que la contrarié, pues mi inexperiencia y un sentido del decoro mal entendido, hicieron que la apartara. Una larga y cálida corrida, escapando de su ahora perfumada boca, acabó por posarse sobre mis desnudos muslos.
«Espera», me susurró, y tras incorporarse y dejándome allí de aquella guisa, grácilmente subió los escalones que distaban para llegar a la puerta de su piso.
(…) tras limpiarme, me sorprendió de nuevo, pues cuando yo ya daba por finiquitado nuestro tórrido affaire, me preguntó: «¿quieres follar?”»
En este tercer asalto, vencí la poca timidez que aún se aferraba en algún recóndito rincón de mi conciencia, y me mostré más desenvuelto y seguro que nunca. Hubo pocos besos. La puse a cuatro patas, en el suelo, frente al ascensor. Levanté su falda, y como un poseso empecé a lamerle la vulva y el ano. De espaldas, aquel culo de duros glúteos, abierto para mí, era como una enorme manzana prohibida que había sido creada, exclusivamente, para que yo la penetrara. Cuando consideré que ella ya estaba preparada para recibirme, poco a poco introduje mi capullo en aquel culo donde unos pocos pelos asomaban. El color de mi glande tornose purpureo, y ella no dejaba de emitir sordos gemidos de lamento, pero a medida que mi pene, sutilmente, iba adentrándose en su ser, percibí el cambio, el deleite se había apoderado de ellos, ahogándolos, hasta que finalmente de su boca sólo surgieron entrecortados suspiros y jadeos de placer.
Una vez superada esa primera barrera de dolor, fue todo mucho más fácil, la cadencia de mi movimiento pélvico fue en aumento, y mis dos manos, una en cada nalga, ejercían la presión justa para facilitar la penetración. ¡Era tan grata la sensación de sentir la palpitante calidez de su recto sobre la amplitud de mi miembro!
Sus manos, una y otra vez buscaban mi culo, clavando sus uñas con fuerza para evitar que yo me despegara. El portal, en su lúgubre oscuridad, se había convertido en un mausoleo pagano, dónde tan sólo se oían, amplificados, mi entrecortada respiración, sus gemidos y el golpeo seco de mi cuerpo sobre ella. Cuando llegó la hora de correrme, esta vez lo hice en su interior, mi blanca leche regó las entrañas de aquella maravillosa amante. Permanecí con mi miembro dentro unos segundos más, pues en el fondo de mi ser, sabía que aquella iba a ser la última vez que una parte de mí volvería a poseerla.
―Verano del 97― G.B.M.
El corazón me dio un vuelco, allí estaba. Descendió las escaleras de forma sensual, toda ella parecía refulgir, rebosante de sexualidad. Yo, embelesado, apenas pude mantener la boca cerrada. Cuando bajó el último escalón, nos quedamos el uno frente al otro, fue en ese instante, en el que nuestros ojos se fundieron, cuando el tiempo dejó de correr.
Los labios, nuestras lenguas, no pararon un instante. Ni una sola palabra fue dicha, para qué.
Cogí fuertemente sus manos, y las pegué contra la pared mientras no parábamos de besarnos, saciando parte de nuestro placer. Las lenguas danzaban frenéticamente. Consiguió liberar una de sus manos, y con suma pericia desabrochó el botón de mis pantalones. Mi sexo duro, de inmediato notó la calidez de sus dedos, aumentando aún más si cabía la erección. Para responder a su ataque, liberé su otra mano y me dispuse a sobar sus pechos prietos y no demasiado grandes.
Una sola mano me bastaba para masajear sus senos y a la par notar como sus pezones se hinchaban, ofreciendo cada vez mayor resistencia a la fricción.
Entonces me abrí paso entre su falda hasta llegar a su sexo; tan pronto como aparté sus bragas, introduje primero un dedo, el corazón, y luego el índice, ella dejó escapar un gemido, un leve susurro acompañado por un sutil mordisco a mi lóbulo izquierdo. Pude sentir todo su calor entre mis dedos, como cada vez que aceleraba el ritmo de mis sacudidas su vagina estaba más mojada, como mi pulgar, también ya húmedo, se deleitaba frotando, acariciando su clítoris latente.
Pero algo totalmente inesperado sucedió, aquella puerta que se había abierto una vez, volvió a hacerlo y de ella emergió una pequeña figura. Era su hija, que no podía dormirse y viendo que su madre no estaba aún en casa había salido a la escalera a buscarla.
(...) Cuando salió de nuevo, noté en su mirada algo malévolo. No dejé que acabara de bajar las escaleras y nos encontramos a mitad del recorrido. En seguida conocí el motivo de aquella perversa mirada, se había quitado las bragas, y situada un escalón por encima, levantándose la falda, me mostraba su dulce sexo rasurado. Como una bestia en celo, hundí mi rostro ante lo que pudiera considerarse la recompensa por tan paciente espera.
Mi lengua lamía con deleite todos los pliegues de aquella vagina, su sabor y olor, he de reconocerlo, me eran gratos. Ora succionaba su clítoris, ora endurecía la lengua para penetrarla, ora se deslizaba en círculos concéntricos sobre sus carnosos labios. Ella, aferrada a la barandilla, no paraba de gemir, y entre espasmo y espasmo correrse.
No sólo con mi lengua le daba placer, con la mano que me quedaba libre estimulaba su culo, introduciendo con delicadeza primero un dedo y luego otro. Creedme si os digo que se podían escuchar las corridas, y que de vez en cuando debía yo apartar mi rostro para no ahogarme, pero tras un par de segundos, inspiraba y volvía a la carga. Tras estos ejercicios de estimulación oral por mi parte, paramos un instante, ambos estábamos exhaustos.
(…) De rodillas frente a mí, se metió todo lo que le cupo en la boca y empezó a chupármela. De nuevo, alguien se interpuso en nuestra orgía, como un resorte, me subí como pude los pantalones, y evité in extremis que una pareja de vecinos que venían de la calle me vieran en tan deshonroso estado.
Ella se rio, y cuando los vecinos se montaron en el ascensor que teníamos justo al lado, volvió a bajarme los pantalones para continuar con la felación. Me agradó ver que ella también disfrutaba, joder, la tenía tan dura que creí que me iba a estallar.
Mientras su lengua sorbía mi glande, y notaba el amenazante pero al mismo tiempo excitante roce de sus dientes, mi mano acariciaba sus finos cabellos, acompañando aquel vaivén hedonista. De entre la comisura de sus labios se desprendía saliva que su mano recogía y volvía a ser llevada a aquel gran torno que era mi polla. En el momento de correrme, creo que la contrarié, pues mi inexperiencia y un sentido del decoro mal entendido, hicieron que la apartara. Una larga y cálida corrida, escapando de su ahora perfumada boca, acabó por posarse sobre mis desnudos muslos.
«Espera», me susurró, y tras incorporarse y dejándome allí de aquella guisa, grácilmente subió los escalones que distaban para llegar a la puerta de su piso.
(…) tras limpiarme, me sorprendió de nuevo, pues cuando yo ya daba por finiquitado nuestro tórrido affaire, me preguntó: «¿quieres follar?”»
En este tercer asalto, vencí la poca timidez que aún se aferraba en algún recóndito rincón de mi conciencia, y me mostré más desenvuelto y seguro que nunca. Hubo pocos besos. La puse a cuatro patas, en el suelo, frente al ascensor. Levanté su falda, y como un poseso empecé a lamerle la vulva y el ano. De espaldas, aquel culo de duros glúteos, abierto para mí, era como una enorme manzana prohibida que había sido creada, exclusivamente, para que yo la penetrara. Cuando consideré que ella ya estaba preparada para recibirme, poco a poco introduje mi capullo en aquel culo donde unos pocos pelos asomaban. El color de mi glande tornose purpureo, y ella no dejaba de emitir sordos gemidos de lamento, pero a medida que mi pene, sutilmente, iba adentrándose en su ser, percibí el cambio, el deleite se había apoderado de ellos, ahogándolos, hasta que finalmente de su boca sólo surgieron entrecortados suspiros y jadeos de placer.
Una vez superada esa primera barrera de dolor, fue todo mucho más fácil, la cadencia de mi movimiento pélvico fue en aumento, y mis dos manos, una en cada nalga, ejercían la presión justa para facilitar la penetración. ¡Era tan grata la sensación de sentir la palpitante calidez de su recto sobre la amplitud de mi miembro!
Sus manos, una y otra vez buscaban mi culo, clavando sus uñas con fuerza para evitar que yo me despegara. El portal, en su lúgubre oscuridad, se había convertido en un mausoleo pagano, dónde tan sólo se oían, amplificados, mi entrecortada respiración, sus gemidos y el golpeo seco de mi cuerpo sobre ella. Cuando llegó la hora de correrme, esta vez lo hice en su interior, mi blanca leche regó las entrañas de aquella maravillosa amante. Permanecí con mi miembro dentro unos segundos más, pues en el fondo de mi ser, sabía que aquella iba a ser la última vez que una parte de mí volvería a poseerla.
―Verano del 97― G.B.M.
Nuxe- Mensajes : 3499
Fecha de inscripción : 08/04/2021
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Requexu escribió:
¿Tiene audiolibro?
DuffMc- Mensajes : 11174
Fecha de inscripción : 21/10/2019
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Como el que mete la mano en unas natillas...
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
salakov- Mensajes : 52354
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Natillas y David Hasselhoff
Rikileaks- Mensajes : 83018
Fecha de inscripción : 17/01/2012
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
salakov escribió:Como el que mete la mano en unas natillas...
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
Se me ha revuelto el estómago leyendo solamente una frase.
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
salakov escribió:Como el que mete la mano en unas natillas...
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
Me cago en mi vida.
R'as Kal Bhul- Mensajes : 68770
Fecha de inscripción : 07/06/2008
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
R'as Kal Bhul escribió:salakov escribió:Como el que mete la mano en unas natillas...
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
Me cago en mi vida.
Vaya bajonazo.
FĐ- Mensajes : 20312
Fecha de inscripción : 10/09/2021
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Tequilas, bayeta y natillas.
Supera eso, Vince Neil.
Supera eso, Vince Neil.
Fridge- Mensajes : 7817
Fecha de inscripción : 22/02/2019
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
No me extraña que Borja sea gay, la verdad.
Nunca te lo perdonaré, Salakov, menuda basura. Borja y Laurita?
Nunca te lo perdonaré, Salakov, menuda basura. Borja y Laurita?
Koikila- Mensajes : 46209
Fecha de inscripción : 29/07/2009
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Esto no pone cachondo ni a uno que lleve cuarenta años en la trena. Sin embargo, como relato de terror, funciona.
Zzzz- Mensajes : 15121
Fecha de inscripción : 22/09/2020
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Los literatos novicios lo escriben mejor
DON- Mensajes : 8842
Fecha de inscripción : 11/11/2015
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Les da asco un coño y sin embargo ven un ojete y se les hace la boca agua...yo no entiendo nada.
Dani- Mensajes : 44294
Fecha de inscripción : 12/08/2010
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
R'as Kal Bhul escribió:salakov escribió:Como el que mete la mano en unas natillas...
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
Me cago en mi vida.
Que se supone que es esto?
DAVIDCOVERDALE- Mensajes : 16983
Fecha de inscripción : 07/07/2012
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Dani escribió:Les da asco un coño y sin embargo ven un ojete y se les hace la boca agua...yo no entiendo nada.
Dicen que quien prueba, no vuelve.
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Borjita, una paja y a dormir.
Nos ha pasado a todos.
Nos ha pasado a todos.
DuffMc- Mensajes : 11174
Fecha de inscripción : 21/10/2019
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
Tiene una mirada totalmente hipnótica.salakov escribió:
You know you want rumpy pumpy with The Hoff
You know you want rumpy pumpy with The Hoff
You know you want rumpy pumpy with The Hoff
You know....
jojomojo- Mensajes : 21008
Fecha de inscripción : 10/06/2012
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
salakov escribió:Como el que mete la mano en unas natillas...
Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da. Siguieron los besos con los dos cuerpos desnudos. A lo mejor sí podría gustarle una chica, ser normal como todo el mundo. Laurita besó el pene de Borja, era la primera vez. Después se lo metió en la boca torpemente. Él cerró los ojos, no le disgustó, tampoco sintió demasiado; los dientes de ella de vez en cuando le hacían daño. Él acariciaba la espalda de Laurita y se dejaba hacer. Ella seguía con su tarea, lo había visto en alguna película de esas que escondía su hermano, se hacía más o menos así. La gran duda que le asaltaba en aquel momento a Laurita era cuándo debía parar y pasar a otra cosa. Él todavía no había mirado con detenimiento el cuerpo de ella. Le llamó la atención la marca del bikini, la piel blanca haciendo el dibujo perfecto de la braga y el sujetador del traje de baño. Eso le hizo un poco de gracia. Ella por fin se detuvo cuando creyó que tenía que hacerlo y se tumbó boca arriba, él se dio cuenta de que era su turno. Tocó los pechos de Laurita con la palma de la mano como el que limpia el polvo con un paño, ella se incorporó para recurrir de nuevo a los besos, él posó su mano entre las piernas de Laurita y nada más rozarla la quitó de súbito, la humedad le provocó repelús, como el que mete la mano en unas natillas. Se puso nervioso, miró por primera vez el sexo de su amiga, rosa y brillante. Pensó en esa cavidad abierta y recordó cuando le explicaron que las chicas tenían la regla, se imaginó que de vez en cuando su amiga sangraba por ahí. No entendió cómo «aquel hueco» podía gustarle a alguien. Él fingió que se encontraba mal por los tequilas, Laurita creyó que la culpa había sido suya. Borja aquella noche, al llegar a casa, se masturbó dos veces casi seguidas pensando en David Hasselhoff.
—Delparaíso, Juan del Val—
Hostia puta, es un horror
Ya el principio no presagiaba nada bueno ("Laurita bebió muchos margaritas, él demasiado tequila. Sin darse cuenta, estaban en una cama de algún amigo de alguien, qué más da." ; es vergonzoso ) pero después incrementa el bochorno hasta unos niveles de vergüenza ajena que madre mía.
Jud- Moderadora
- Mensajes : 34055
Fecha de inscripción : 14/05/2016
Re: Peores escenas sexuales jamás narradas
En negro sobre blanco, o sobre píxel, para nombrar esas partes esquivas de la humana anatomía sin salir abochornado hay que ser muy buen literato, o un excelente narrador de historias. Sin ir más lejos, en este foro, más de uno habría resuelto con más acierto ese pasaje calenturiento.
La terminología médica no ayuda. Las natillas, menos todavía.
La terminología médica no ayuda. Las natillas, menos todavía.
DON- Mensajes : 8842
Fecha de inscripción : 11/11/2015
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