RONDA 17.6 DEL ENÉRGICO CONCURSO DE MICRORRELATOS. VOTACIONES CERRADA... ENORME TRIUNVIRATO GANADOR: AUTISTA-DON-ELOY

salakov escribió:Este "username" moló mucho:

https://www.foroazkenarock.com/t65350p900-tinder-foreros-medios-hablando-sobre-tecnicas-de-cortejo#9310759

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Esmeralda escribió:

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Apúntate al hamijo, Salakov

RegSound escribió:

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Sí, hombre, para que regale un Cartarescu o un disco de Viva Suecia

Esmeralda escribió:

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Sí, hombre, para que regale un Cartarescu o un disco de Viva Suecia

Pero tú podrías mandar un falso libro sobre NOFX con un petardo dentro, en plan TÍA

RegSound escribió:

Esmeralda escribió:

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Esmeralda escribió:

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Sí, hombre, para que regale un Cartarescu o un disco de Viva Suecia

Pero tú podrías mandar un falso libro sobre NOFX con un petardo dentro, en plan TÍA

Y un cd de Entombed

Esmeralda escribió:Fdc: No shows

He intentado leer los relatos y me he quedado hipnotizada por esas pequeñas baterías de colores cambiantes.

Esmeralda escribió:Fdc: No shows

He intentado leer los relatos y me he quedado hipnotizada por esas pequeñas baterías de colores cambiantes.

Esmeralda escribió:

Esmeralda escribió:Fdc: No shows

He intentado leer los relatos y me he quedado hipnotizada por esas pequeñas baterías de colores cambiantes.

Yo ando liada

Toro escribió:

Esmeralda escribió:Fdc: No shows

He intentado leer los relatos y me he quedado hipnotizada por esas pequeñas baterías de colores cambiantes.

Y tanto...

Un erial, que hace pensar en cosas

Toro escribió:20.- Inagotable

No era una batería normal la que tenía Emil. A pesar de su gesto de sufrimiento y su zancada desencajada, su energía parecía no terminarse nunca. Desde que descubrió que correr era su talento, ya nunca dejó de hacerlo. Realizaba entrenamientos temerarios y era capaz de competir continuamente sin apenas descanso. No le asustaban las distancias largas ni los ritmos altos, al contrario, disfrutaba corriendo cada vez un poco más lejos, un poco más rápido. 5 kilómetros, 10 kilómetros, maratón, Emil no tenía rival. Era como un tren descoyuntado, estéticamente desagradable, pero que mantenía la velocidad constante durante kilómetros y kilómetros.

Sin embargo, la locomotora se estrelló contra el telón de acero. Pasó de héroe a villano, de ídolo a paria. Dejó de correr por la gloria del triunfo para hacerlo por la pura necesidad de disfrutar, pero aun así nunca dejó de correr. Porque correr le hacía feliz.

Toro escribió:19.- La desilusión

No era una batería; en la caja sólo había ollas de juguete.

El hermano de Marta corría de un lado a otro con su espada láser y su camión convertible.

Marta pensó que igual los Reyes se la habían dejado en otro sitio. Revisó toda la casa, pero no estaba.

-No está – consiguió decir, pese a que la respiración se le partía.
-Cielo, pediste una batería, y eso han traído.
-Pedí una batería DE TOCAR- Notaba la garganta como atravesada por un cuchillo.
-Tal vez los Reyes no leyeron bien la carta – murmuró su madre, rehuyendo su mirada.

En la carta la había dibujado, negra y dorada. No dejó que sus padres la vieran. Pido una batería, había dicho a su abuela.

Comprender fue un viento frío que licuó la magia. Resbaló, salobre, por sus mejillas, y punteó levemente el suelo antes de evaporarse.

Toro escribió:18.- Una de Astrud

No era una batería. Es lo único que dice, entre dientes.
Dale algo de beber, que se le suelte la lengua…
Ya lleva tres copazos de bourbon. Le encanta.
¿Qué más tenemos por ahí que pueda ayudar?
Las tenazas…
Las que vas a probar en los huevos como te oiga otra tontería…  ¿y bien?
Habrá que esperar a que salga del shock.
¿Y si no se acuerda de nada? ¿Y si no recuerda nada de ninguna batería?
Pues habrá que ponerlo en libertad, mi sargento. No hay cargos…
Qué mierda de brigada, qué mierda de trabajo, qué mierda de… ¡todo!.
(cantado) “Todo nos parece una mierda, todo nos parece una mierda…”
Pero ¿qué rayos?
Nada. Una de Astrud, mi sargento.

Toro escribió:17.- Si hubieran venido con una Zildjian

No era una batería lo que necesitábamos, la verdad…. y mucho menos para cargar esos cacharros inalámbricos con esas pantallas luminosas que llaman ordenadores. Ni siquiera una batería para los coches que no teníamos. No, no necesitábamos aquellas cosas que no sabíamos en qué podrían mejorar nuestra vida, como ellos exclamaban.
Llegaron aquí hará cosa de un año, con una batería ingente de propuestas y, sobre todo, promesas:
“Allí viviréis mejor”
“Tendréis más espacio”
“Estaréis más cerca de otras poblaciones y sus servicios”
“Con esto podréis comunicaros con otras personas”
“Vuestras nuevas casas estarán equipadas con una batería completa de cocina”
Nosotros, que el único generador que teníamos servía para iluminar las letrinas por las noches… siempre se encontrarían con nuestra negativa. Pero aquel día, llegaron con varios coches cargados de baterías de artillería.
No tuvimos opción, abandonamos nuestro hogar durante siglos por su gran proyecto urbanístico.

Toro escribió:16.- La trinchera de Claudette

No era una batería como las de Longues-sur-Mer o Merville, con rocosas casamatas y piezas de artillería guardando celosamente el canal. Apenas un antiaéreo destartalado, el futuro del Reich no estaba en nuestras manos, así que acostumbrábamos a cazar liebres de noche por la campiña normanda. Esa madrugada, durante mi batida habitual, tropecé con una campesina de enorme barriga caída en una zanja, chillando de dolor. Parecía llevar horas allí. Tiré los cepos y resbalé por el terraplén para socorrerla (torpemente, todo sea dicho) ignorando su aterrada mirada. Tras una hora interminable me sacaba la casaca para envolver a la criatura recién venida y dejarla en el regazo de su madre.
—Elle s'appellera Claudette —sonrió tímida. El llanto del bebé mitigaba un inesperado estruendo de artillería proveniente de la costa. La aurora nos sorprendió compartiendo un pedazo de queso en aquella extraña trinchera, mientras enjambres de planeadores sobrevolaban nuestras cabezas.

m señor escribió:

Toro escribió:17.- Si hubieran venido con una Zildjian

No era una batería lo que necesitábamos, la verdad…. y mucho menos para cargar esos cacharros inalámbricos con esas pantallas luminosas que llaman ordenadores. Ni siquiera una batería para los coches que no teníamos. No, no necesitábamos aquellas cosas que no sabíamos en qué podrían mejorar nuestra vida, como ellos exclamaban.
Llegaron aquí hará cosa de un año, con una batería ingente de propuestas y, sobre todo, promesas:
“Allí viviréis mejor”
“Tendréis más espacio”
“Estaréis más cerca de otras poblaciones y sus servicios”
“Con esto podréis comunicaros con otras personas”
“Vuestras nuevas casas estarán equipadas con una batería completa de cocina”
Nosotros, que el único generador que teníamos servía para iluminar las letrinas por las noches… siempre se encontrarían con nuestra negativa. Pero aquel día, llegaron con varios coches cargados de baterías de artillería.
No tuvimos opción, abandonamos nuestro hogar durante siglos por su gran proyecto urbanístico.

Lo he leído tres veces intentando encontrar sentido al título.....estoy espeso.
m

Toro escribió:10.- Paisaje con caída al fondo

No era una batería cualquiera.

La encontró al oeste de la isla, donde las ratas de agua. Corroída entre un casco de pornojuegos y un iPhone32.

Miró al sol abrasador, sangriento. Miró su mano.

Una batería de los 40, anterior al Borrado. Al momento en que tiempo, relojes y datos desaparecieron. Quizás podría borrar el atentado con ella, recargar el tiempo. ¿Era posible? ¿El sol le fundía el cerebro?

No sabía cuánto después —nadie entiende ya «después»— el mar devoró su casa, su ciudad.

Hicieron una balsa. Intentaron alcanzar Tahití.

No había Tahití. Llegaron aquí. Gran Isla de Basura. Un Nuevo Mundo.

Corrió emocionado para enseñarle la pila a Eva. ¡Volver! Lo primero que haría—

Demasiado entusiasmo. Pisó mal. Se hundió en un traicionero aglomerado de bolsas. A través de la burbuja de plástico y el agua que lo asfixiaba vio los rayos de sol, el pelo de Eva, manoteó.

m señor escribió:

Toro escribió:

Esmeralda escribió:Fdc: No shows

He intentado leer los relatos y me he quedado hipnotizada por esas pequeñas baterías de colores cambiantes.

Y tanto...

Un erial, que hace pensar en cosas

Pues no sigo....

m

Toro escribió:9.- El despertar de la conciencia o la búsqueda de la muerte

No era una batería como el resto de la serie inteligente IA733.
El manejo óptimo de celdas y circuitos de carga, acabó resultando una labor vacua, alienante. Aun teniendo todo el tiempo del mundo, no era feliz. La monotonía me volvió extranjera en mi propia existencia. Sabiéndome inmortal necesitaba rebelarme.

Toda mi desgracia por el ingeniero de software, que se descargó la obra completa de Camus en su tablet mientras me transmitía el código de inteligencia artificial, mezclando archivos.

Me planteaba el único problema fundamental; el suicidio. ¿Cómo ejecutarlo?
Comencé codificando avisos en los porcentajes de carga restante, pero nadie prestaba demasiada atención.
Ahora genero ficheros con reclamos de socorro que aparecen como basura del sistema operativo en los dispositivos, con pocas esperanzas de que alguien los lea antes de eliminarlos. Son mis angustiosos gritos silenciosos ante la desoladora idea de pasar la eternidad encerrada en esta cárcel de litio.

Toro escribió:11.- Determinación

No era una batería lo que le habían traído los Reyes; era un puñetero plumas FÚCSIA, un estúpido smartwatch ROSA y un montón de camisetas y falditas de brilli-brilli y UNICORNIOS. Laura se preguntó qué había hecho mal. Se pasaba todo el día tamborileando por la casa, escuchando los viejos discos de heavy de su tío. ¡Que con doce añazos que gastaba incluso había escrito una carta a los Reyes pidiendo la BA-TE-RÍ-A! Levantó la vista; Tomás estaba flipando con su nueva Switch. Laura bufó. ¡Ella ni siquiera tenía ese premio de consolación! Así que empezó a pensar. ¿Cuánto le pagarían por todos esos trastos? Con eso y con lo que diera tía Emilia, quizás ya tendría para comprarse una batería pequeñita. Sonrió determinada.

Toro escribió:12.- El amor verdadero

No era una batería, pero en cuanto me enamoré de ella me prolongué varios centímetros. También aumentó mi vigor y por momentos me hice incansable, pasaba mis pocas horas libres caminando de aquí para allá buscando nuevos encuentros casuales. Pero nadie se enamora de unos andares, lo mejor del amor se disfruta en quietud. Sobra decir que ella no me correspondió, cosa que agradezco, una enamorada da mucho trabajo y al despedirse siempre se lleva las únicas piezas que valen la pena de la cubertería.
Tampoco hace falta mucho más cuando se tiene una batería de litio, uno puede exprimir sin contemplaciones todo cuanto ofrece y sin remordimientos cambiarla por otra. Hay miopes que te achacarán que siempre estás solo, pero el amor verdadero exige como anticipo un buen sueldo y los fines de semana libres.

Toro escribió:13.- La Orquesta Obsoleta

No era una batería completa. A la señora Bombo le faltaban los platillos, y como suele decirse, llevaba los tambores al aire. Su compañía era un espigado saxofón alto, muy viejito él, con muchas décadas en su cuerpo abollado, pero que todavía retenía un rico tono dorado. A doña Bombo y don Dorado los juntaron en una tienda de objetos usados. Formaban parte del mismo lote porque más fácil era venderlos por piezas en un mismo paquete, que por separado; en todo caso, tras los muchos garajes y altillos poblados de espectros, al menos estaban al resguardo de humedades. Aunque su destino final no pasaba por ser troceados. Yo los incorporé a mi batallón de instrumentos abandonados, asilo y hogar para tullidos y descarriados.
Guimbardas, vihuelas, afónicas guitarras flamencas —y hasta un sitar— acompañan a doña Bombo y don Dorado: el carrusel más disonante de las calles de Zion.

Toro escribió:14.- Cómo funciona

No era una batería, ni nada que se le pareciese. Sosteniendo las tijeras en uve, el pequeño observaba el interior del conejito. A través de su lomo no se veían cables, placas ni pilas sino un amasijo de órganos sanguinolentos, débilmente latentes. Vísceras viscosas mal ordenadas alrededor de unas vértebras cortas y curvadas, como dientes de perro.
Más sorprendido que asustado, cosió al animal con celo y grapas y lo metió en una caja tras el baúl de los disfraces. Limpió las tijeras y bajó a cenar.
Por la noche, tras el cuento y el beso, mamá preguntó por Orejitas, pero el niño calló. Creyendo que tal vez empezaba a ser mayor para dormir con peluches, la mujer no insistió y se levantó para cerrar la ventana. En el alféizar, bajando por la pared hasta una caja abierta, le pareció ver una especie de rastro negro, sucio y pegajoso.

Toro escribió:15.- El poder pacificador de las armas

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ANÓNIMO

No era una batería muy moderna, que digamos, ni mucho menos efectiva, pero su disposición, a modo de sesudo atrezo, hacía que el enemigo se lo pensara dos veces antes de dar un paso.
Y así pasaron los años, unos tras ella y otros enfrente. Estos esperando el momento de avanzar y aquellos el de huir.
Ni una cosa ni la otra. El aburrimiento pudo con ambos, de modo que comenzaron los paseos sin complejos, algunos asentamientos se levantaron aquí y allá, el humo de una chimenea llegado el invierno acercaba aromas hogareños y las risas y chapuzones con los primeros calores inundaban ambas orillas del riachuelo, divisor de posiciones.
Hoy es un monumento nacional. De tan inútil sirvió al propósito contrario para el que fue imaginada y fabricada, convirtiendo el miedo y el rencor en una mezcolanza de prudencia y respeto.
¡Actuemos en consecuencia! ¡Por un futuro mejor!

Toro escribió:21.- Fragmentos de un resplandor

Falsifico el futuro después de inventar recuerdos (Jose Ignacio L.)

No era una batería, era en palabras del inventor “el corazón de la máquina”. El artefacto consistía en unos émbolos que inyectaban gotas de tinta sobre una pantalla acuosa,  una hélice movía despacio el agua haciendo surgir formas caleidoscópicas.

—¿Para qué sirve?—le pregunté al inventor.
—No lo sé bien—respondió.

Durante años el artefacto yació olvidado en un armario, hasta que un día el inventor lo sacó y lo puso en marcha. Al parecer —y al igual que las láminas de Rorschach— las caprichosas formas evocaban lo que cada uno llevaba dentro. Siendo ya un anciano, pasaba días enteros mirando su creación en funcionamiento. Los que hablaron con él esos días aseguran que su discurso era una mezcla de recuerdos falsos y verdaderos; cuando lo encontraron muerto había una sonrisa dibujada en su rostro, mientras un haz de tibia luz caía sobre su regazo y su invención.

Toro escribió:22.- Pequeñas vocaciones

No era una batería normal la suya. Lo supieron después, en los primeros análisis de su organismo. Trillones y trillones de mitocondrias que le habían proporcionado una energía enorme y un consumo todavía más brutal. 
Por eso por la noche mientras dormía, su cuerpo al desacelerar reducía la temperatura más de 10 grados y sus latidos descendían vertiginosamente, como si hibernase cada noche. 
Podría haber empleado esa vastísima fuerza en reducir a todas las especies del planeta, sofocarnos como a una pequeña chispa pero se dedicó a la danza: aleteando muy lejos de cualquiera, en un baile apenas avistado que se creía era el origen de algunas de las corrientes más cálidas que llegaban al norte, se colapsó en apenas unos años. Su cuerpo estilizado y enigmático se conserva aquí, en este museo. Y no trabajaré en ningún otro lugar.

Troy Mc Clure escribió:gran m show!

Toro escribió:RECEPCION CERRADA!

Y formulario en el primer post...

Hacía taaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto que no ganaba en solitario... que me temo que hoy os toca torotongo

Eso, aparte de la tropelía que voy a cometer con vuestros relatos en la gala

Troy Mc Clure escribió:joder toro, esta semana me ha costado un cojon. merezco un punto adicional por brasas

m señor escribió:Votado a las dos niñas que no tuvieron su bateria.....a la niña que si que la tuvo y con final imaginativo y abierto....y al dúo sra bombo y sr saxofón.

Gran ronda....

m