Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
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Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
FdC
Había una vez un pajarito que estaba harto del trato que recibía su especie por parte de los humanos: se los comían, los mataban por el placer de quitarles la vida, los enjaulaban con la coartada del cariño… Así que decidió fundar un sindicato de pájaros. Y muy pronto los cielos se cubrieron de bandadas que exigían sus derechos. Los humanos veían como la ira de los pájaros iba creciendo: atacaban sus casas, sus cosechas, invadían los parques infantiles… Entonces, a un tal Hitchcock se le ocurrió que si no puedes vencer al enemigo lo mejor es unirte a él; o mejor, que él se una a ti. Hitchcock propuso a los pájaros formar parte de una película donde ellos serían los protagonistas, y los pájaros sucumbieron a lo que Hitchcock les ofrecía: fama y alpiste; y no les importó que ahora su rebeldía fuera pura ficción.
Había una vez un pajarito que estaba harto del trato que recibía su especie por parte de los humanos: se los comían, los mataban por el placer de quitarles la vida, los enjaulaban con la coartada del cariño… Así que decidió fundar un sindicato de pájaros. Y muy pronto los cielos se cubrieron de bandadas que exigían sus derechos. Los humanos veían como la ira de los pájaros iba creciendo: atacaban sus casas, sus cosechas, invadían los parques infantiles… Entonces, a un tal Hitchcock se le ocurrió que si no puedes vencer al enemigo lo mejor es unirte a él; o mejor, que él se una a ti. Hitchcock propuso a los pájaros formar parte de una película donde ellos serían los protagonistas, y los pájaros sucumbieron a lo que Hitchcock les ofrecía: fama y alpiste; y no les importó que ahora su rebeldía fuera pura ficción.
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
eloyso escribió:FdC
Había una vez un pajarito que estaba harto del trato que recibía su especie por parte de los humanos: se los comían, los mataban por el placer de quitarles la vida, los enjaulaban con la coartada del cariño… Así que decidió fundar un sindicato de pájaros. Y muy pronto los cielos se cubrieron de bandadas que exigían sus derechos. Los humanos veían como la ira de los pájaros iba creciendo: atacaban sus casas, sus cosechas, invadían los parques infantiles… Entonces, a un tal Hitchcock se le ocurrió que si no puedes vencer al enemigo lo mejor es unirte a él; o mejor, que él se una a ti. Hitchcock propuso a los pájaros formar parte de una película donde ellos serían los protagonistas, y los pájaros sucumbieron a lo que Hitchcock les ofrecía: fama y alpiste; y no les importó que ahora su rebeldía fuera pura ficción.
Buenísimo, joder.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7199
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Me estoy estresando, voy a empezar a hacer la criba para votar mañana.
Moderno- Mensajes : 6539
Fecha de inscripción : 28/11/2015
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7199
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Tengo que decir que en esta ronda me duele dejar a unos cuanos relatos sin votar. Así que supongo que tengo que felicitaros
Moderno- Mensajes : 6539
Fecha de inscripción : 28/11/2015
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Blanca voz. (Fuera de concurso de Literatos)
«Había una vez un pajarito». La vieja bárbara lo decía así, mientras sus manos hurgaban en la ropa hasta descubrir la entrepierna. «Un pajarito sin plumas. Un pajarito que no piaba». Mitad letanía, mitad sermón. Apartaban la vista los muchachos para eludir aquel rostro de ciruela seca y ojos hundidos. Los adustos muros secretaban pánico, y sudor. A veces la estaca encajada entre los dientes estallaba, o eran los mismos dientes los que se astillaban por la resistencia bruta. «Un pajarito que no comía». Antes del tajo, la consciencia se diluía; despertar del mal sueño era un muy breve alivio. Las manos se trababan lo primero en el constreñido vendaje, luego llegaba la conciencia de la oquedad restante. «Un pajarito que no volará». El colgajo en la porqueriza, alejado del cuerpo primigenio, trágicamente inerme y entre el estiercol, pasto de los gorrinos.
«Había una vez un pajarito». La vieja bárbara lo decía así, mientras sus manos hurgaban en la ropa hasta descubrir la entrepierna. «Un pajarito sin plumas. Un pajarito que no piaba». Mitad letanía, mitad sermón. Apartaban la vista los muchachos para eludir aquel rostro de ciruela seca y ojos hundidos. Los adustos muros secretaban pánico, y sudor. A veces la estaca encajada entre los dientes estallaba, o eran los mismos dientes los que se astillaban por la resistencia bruta. «Un pajarito que no comía». Antes del tajo, la consciencia se diluía; despertar del mal sueño era un muy breve alivio. Las manos se trababan lo primero en el constreñido vendaje, luego llegaba la conciencia de la oquedad restante. «Un pajarito que no volará». El colgajo en la porqueriza, alejado del cuerpo primigenio, trágicamente inerme y entre el estiercol, pasto de los gorrinos.
DON- Mensajes : 8828
Fecha de inscripción : 11/11/2015
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Hombre....lo dejan a huevo.Hank escribió:Toro escribió:11.- Fede Valverde
Había una vez un pajarito, el Pajarito Valverde. ¿Por qué le llamaban así?, me suda los cojones, lo googleáis, no me apetece escribir un relato sobre el Real Madriz. Hay días que es muy duro escribir de fútbol, joer. Puta vida.
ay ay ay ay
qué poquitas ideas...
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Cantar a Julio es sinónimo de triunfo....edu....estás a tiempo.Hank escribió:Toro escribió:12.- Un pajarito de exposición.
Había una vez un pajarito que si te acercabas lo suficiente le oías susurrar canciones de julio Iglesias para después deslizar que eras un público fornicable.
¡Vaya pico tenía!
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Calzadooooorrrrr.......y gracioso.Hank escribió:Toro escribió:13.- Noches de rumba
“Había una vez un pajarito” fue la primera película de Juanito Fernández Jiménez, el Cóndor de Baeza. Si Joselito era el Pequeño Ruiseñor por su prodigiosa voz, a Juanito le llamaban el Cóndor por el pedazo de pajarraco que tenía entre las piernas.
Durante la dictadura, el pueblo llano se encontraba sometido a la estricta moral del nacional-catolicismo, pero las élites manejaban un interesante surtido de contenidos pornográficos para animar los grises años de la autarquía. Maduritas, tríos, homo, zoofilia, temática variada y elencos que se renovaban continuamente, con Juanito como gran estrella. El Cóndor de Baeza era el único capaz de poner cachonda a la mismísima Carmen Polo, y en agradecimiento el Generalísimo le otorgó el Marquesado de Porralada.
Sin embargo, la llegada del destapé reventó el mercado del porno español. Juanito decidió probar suerte en Estados Unidos con una nueva identidad: John Holmes. El resto es historia.
ingenioso relato con remate/tributo al gran Holmes...
creo que solo por citar a John merece 3 puntos extras...
Bien
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Hank escribió:Toro escribió:14.- Un cuento zen
"Había una vez un pajarito"- evocó la voz de su madre.
"Un pajarito, no. Ojalá me coma cualquier pajarraco y acabe de una vez con este calvario" - suplicó.
Estaba hastiado. Ni un catedrático en Lexicografía podría dar con la palabra exacta para describir cómo se sentía por dentro aquel escarabajo pelotero.
No quería vivir si su destino se reducía a amontonar, ajeno a la fatiga, todo tipo de mierdas y defecaciones.
Quién se lo iba a decir a él, que durante toda su vida como humano, había rechazado la idea de la reencarnación y le había dedicado todo tipo de burlas e injurias, incluso aquella mañana que preparando la conferencia, murió por el desplome del techo del Departamento de Filosofía Oriental - reflexionaba suspirando mientras escucha un graznido aproximarse.
joder, este es deprimentemente hermoso... nivelón en esta ronda pajarera...
por cierto, en Dominicana, un pajaro es un maricón...
Hostia.....buenísimo....a mi me ha sacado una sonrisa....la vida es esas reflexiones....me veo...me veo
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
No es mi palo.....ni mi humor.Hank escribió:Toro escribió:15.- Volando voy, volando vengo.
“Había una vez un pajarito”. Así era como Elisa recordaba el inicio de aquel cuento que su abuela materna, Margarita, le contaba en su niñez para explicarle el misterio del alma que no alcanzaba a comprender en boca de los catequistas. Sin embargo, con las cándidas palabras de la abuelita era sencillo imaginar que un pajarito habitaba en nuestro interior aprisionado por la jaula que es nuestro cuerpo. A veces, incluso era capaz de oír su melodioso canto si concentraba todas sus fuerzas en tal empresa. Al evocar estos recuerdos, mientras esperaba delante del féretro de su abuela, a que el cura acabase con el rito, era inevitable no hacerlo con la nostalgia por aquel tiempo vestido por la ingenuidad de la corta edad. De lo que no tenía duda era de que, a partir de aquel día, siempre que oyese el canto de algún pajarito recordaría a su Margarita.
hermoso y sincero, aunque el Poeta Negro aceche de nuevo...
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Pajarito houdini que abre la.jaulaHank escribió:Toro escribió:16.- Un amor difícil
Había una vez un pajarito que no decía “pío pío”, sino “miau miau”, no porque se creyera un gato, sino porque estaba enamorado del felino de la casa donde ambos vivían. Sabía el pajarito que lo suyo, ese amor por el gato, era una anomalía, y que su amor nunca sería correspondido; que el gato, guiado por su instinto, solo lo quería para comérselo. Aun así, cada vez que el gato se acercaba a los barrotes de su jaula con los bigotes enhiestos y la lengua anhelante, el pajarito empezaba a aletear loco de contento y a trinar con frenesí, y se imaginaba en las fauces del amado, engullido, atravesando su angosta garganta hasta llegar al centro mismo del corazón. ¡El corazón! ¡Qué feliz se sentía entonces! Y así era, pura fantasía, hasta que un día, por fin, desbordado de amor, el pajarito abrió la jaula.
Humor.
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
m señor escribió:Cantar a Julio es sinónimo de triunfo....edu....estás a tiempo.Hank escribió:Toro escribió:12.- Un pajarito de exposición.
Había una vez un pajarito que si te acercabas lo suficiente le oías susurrar canciones de julio Iglesias para después deslizar que eras un público fornicable.
¡Vaya pico tenía!
m
Sabes que soy más de Vitorín. Así, sí.
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7199
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Pero victorin no es un facker y lo sabes......Eduardo Montenegro escribió:m señor escribió:Cantar a Julio es sinónimo de triunfo....edu....estás a tiempo.Hank escribió:Toro escribió:12.- Un pajarito de exposición.
Había una vez un pajarito que si te acercabas lo suficiente le oías susurrar canciones de julio Iglesias para después deslizar que eras un público fornicable.
¡Vaya pico tenía!
m
Sabes que soy más de Vitorín. Así, sí.
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Queremos de votar.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Llevaba noches durmiendo mal y me quedé frita antes de las once. Sintiéndolo mucho, no voy a llegar ni a chorrinano.
Stoneheart- Mensajes : 46096
Fecha de inscripción : 10/10/2011
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
1.- La aventura de vivir
Había una vez un pajarito que vivía feliz en el bosque. Volaba sobre los árboles y jugaba con sus amiguitos en el campo. Un día miró al cielo, decidió que quería conocer mundo y emprendió su viaje.
Voló hacia arriba, dirigiéndose en picado hacia el sol. Atravesó el espacio como un rayo, rodeado de estrellas. Divisó un planeta muy bonito y decidió visitarlo. Pero una nave espacial le interceptó.
Los señores malos lo ataron a una camilla, le hicieron horribles experimentos. El pajarito lloraba. Un día, sin más, le liberaron y volvió triste a la Tierra. Sus amiguitos del bosque le consolaron.
Un dragón terrible les atacó un día, incendiando el bosque con sus llamas. El pajarito lo miró fijamente. Con sus nuevos poderes, se lanzó contra él clavándole el pico en un ojo. El dragón rugió y cayó fulminado. Sus amiguitos aplaudieron, cuando un cazador le pegó un tiro.
Me ha gustado mucho hasta el cazador. El dragón se lo debería haber cargado previamente
2.- El Gran Cisne
Había una vez un pajarito que se convirtió en Zhar-Ptitsa. En un mundo de oscuridad y desasosiego, su plumaje iluminaba aislados poblados con el resplandor de sus mágicas plumas. Sin embargo, eran tantos los habitantes del planeta y tan dispersos estaban situados sus moradas, que a Iluminador —así le llamaban sus devotos— no le toco otra que comenzar a regalar cada una de sus plumas en sus acostumbradas visitas. Los pueblos más alejados fueron los primeros beneficiados. En algunos casos, llevaban años sumidos en la más profunda oscuridad. Cuando Iluminador arribaba a sus tierras, los ancianos recuperaban la fe y nacían diez veces más niños de lo habitual. El gran Zhar-Ptitsa vivió lo suficiente como para que cada rincón del Universo acabara iluminado con la eternidad lumínica de sus plumas. Se acabaron las penurias y todos los niños, desde entonces, fueron bautizados con el nombre de Iluminador.
Me gustan los relatos basados en seres mitológicos (lo he tenido que buscar en Google), pero no me gusta el remate de este. Creo que el autor se ha quedado sin espacio para lo que quería contar
3.- De los pequeños también se aprende
Había una vez un pajarito que todas las mañanas se posaba en el poyete de la ventana de Clara. Para ella era el mejor momento del día, siempre escuchaba el canto con una sonrisa mientras comenzaba a espabilarse. Clara quiso devolverle al pajarito algo de la felicidad que éste le aportaba y empezó a dejarle cajas de chinchetas que llenaba con agua y alpiste.
Una mañana no apareció y Clara se puso triste. Poco después su padre entró con Pajarito metido en una jaula para que estuviese siempre con ella, pues había observado lo feliz que la hacía, a lo que Clara le contestó que de ese modo quien no sería feliz era Pajarito. Su padre le dio la razón, por lo que salió al jardín y lo soltó. En ese momento se puso él también feliz por la lección que había recibido de Clara.
Bonito homenaje a Txoria Txori, me gusta.
4.- Langreo, 1949
Había una vez un pajarito en la entrada de la mina. Con él se adentraron en el vientre oscuro del grisú, en su esófago de hulla, en su estrato de brea en la noche. Alcanzaron el montacargas y el centinela alado comenzó a piar de contento. Buena señal si podía hinchar el alma de sus pulmones. Acompañados de sus trinos, descendieron hacia la galería. Allí comenzaron a descargar los picos contra las arterias de carbón. Pronto la negrura de su piel fue indistinguible de la opacidad de las paredes; dicen que el sudor de los mineros es de aceite y coque, y quizá no les falte razón. En ese momento, el pajarito dejó de cantar. Aproximaron el farol hacia la jaula y vieron al ave, inerte, panza arriba. Comenzaron a correr, pero no estaba escrito. El pozu cayó transfigurándolos en insectos en ámbar, en fósiles inmortales, en metano, en canción.
Salakov participó una vez en un concurso de relatos sobre la zona minera de Bizkaia, pero no con este micro. Fantástica la última frase.
5.- Twitter Parker
Había una vez un pajarito que vivía en una gran manzana. Estaba triste en su azotea porque no sabía volar y las urracas se reían de él. Pero hete aquí que aquella mañana no se quedó sin desayunar, pues una araña tan tambaleante como apetitosa no acertó a picarle antes de ser engullida. Su tripita se hinchó como nunca antes y pensó ilusionado que iba a poner su primer huevo, pero de su emplumado culito salió disparada una gran telaraña que lo propulsó hasta la punta del pararrayos. Nunca supo que aquel bichito venía de haber sido alcanzado por un rayo radioactivo en un laboratorio nuclear. Desde entonces surca los cielos balanceándose con agilidad de edificio en edificio, atrapando con sus olorosas redes a pajarracos malos y socorriendo a pajaritos buenos. Incluso llegó a conocer a Bruce, un fornido murciélago con aficiones similares; pero esa, amiguitos, ya es otra historia.
Muy bueno, gran crossover entre Marvel y DC
6.- Impureza
Había una vez un pajarito solitario de nombre Leonardo y que adornaba su terraza con frondosos tiestos, con farolillos, y con casitas para personas. Entre los humanos enjaulados, los había temperamentales, cantaban la siguiriya o el fandango, los que preferían mirarse en los espejos de cascabeles o columpiarse en el trapecio, y los que solo hablaban y comían y defecaban; no importaba, igualmente los quería. Pero a los talentosos, Leonardo los premiaba con trocitos de bizcocho.
Cuando el sol caía, el pajarito se servía un tecito con pastas y cargaba su pipa. Tragaba el humo despacio para luego dejarlo escapar melancólicamente por el entreabierto pico; abismado, Leonardo acompañaba con su mirada el voluble cardumen de personas que se daban cita allá arriba, en el cielo.… ¿Cómo sería el poder volar?
Excelente la descripción de la pajarería humana y buenísimo el remate final. Lo veo arriba.
7.- Todo lo que vuela...
Había una vez un pajarito que consiguió lo que antes ningún otro había logrado. Ni siquiera aquella paloma blanca que salía en La Biblia y que se la lio a la mujer del carpintero. Menudo elemento, la palomita.
A lo que íbamos, este pajarito consiguió llegar a colarse (física y químicamente) en el cerebro de todas las personas del planeta. Poco a poco, al merme. Y luego fue capaz de hacer que se crearan grupos y asociaciones unidos por intereses y emociones comunes. Todo el mundo tenía presente al pajarito y sus buenos consejos. Tener la cabeza llena de pájaros dejó de ser peyorativo y el chorlito empezó a ser muy respetado.
El pajarito se convirtió en líder político mundial y ahí se jodió todo. Dejó de interesarse por las emociones humanas, salió de sus cabezas y un buen día acabó en la cazuela de un cazador.
Y colorín, colorado...
El poder corrompe, y la corrupción lleva al castigo. En los cuentos.
8.- Shh
Había una vez un pajarito, de esos que cantan las intimidades. Este era el más cantarín de todos, el que más revoloteaba. Había oído que algo pasaba en casa de los Jiménez, su compañero de clase, y a pesar de estar alejado y de lo que pasaba últimamente en el pueblo, cogió su bici y se subió a una rama gruesa cercana a su ventana.
Observó que Javi parecía estar absorto dibujando en su cuarto. Oía gritos extraños, pero no conseguía ver nada. No veía el salón, donde bobinas de costura empezaron a soltar hilo. Largas líneas de colores, que así juntas no daban una imagen muy aterradora… Pero observar desde fuera cómo reptaban por el árbol sigilosamente sin que su presa fuera consciente, algo de miedo sí daba.
Si alguien vio cómo se fusionaron para crear la forma terrorífica que engulló al pajarito, nadie lo creería… aunque cantara.
buena fábula de terror, esta es de las que gustan por aquí. también lo veo arriba.
9.- Cuco
Érase una vez un pajarito que un día observó que tenía un huevo más grande, pero como era un petirrojo, desestimó ir al urólogo y siguió empollando con la dedicación de un opositor. Al cabo de unos días, él y su pareja, vieron emocionados emerger de aquel cascarón a su primogénito. Hermoso en tamaño, que no en aspecto, se les parecía como un huevo a una castaña, aunque una cuñada insistía en que había salido a aquella parte de la familia. El negruzco polluelo era insaciable por más que le embucharan a bichos, pero como el resto de huevos habían desaparecido misteriosamente, era pico único y lo malcriaron sin remedio. Pronto, duplicaba en tamaño a los lumbreras de sus padres, que siguieron alimentándolo a capricho sin notar nada sospechoso, hasta que un buen día voló del nido. «PÍOOOO, PÍOOOO» —se despidió—. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
no recordaba las costumbres de los cucos. Es apasionante la ornitologia
10.- El día del cazador
—Había una vez un pajarito…
¡Pum!
—Ya no.
—Había una vez dos pajaritos…
¡Pum! ¡Pum!
—Ya no.
—Había una vez tres pajaritos…
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
—Ya no.
—¿Por qué matas pajaritos? Uno de ellos era un ruiseñor.
—Porque había una vez un cazador que cazaba por placer y no por necesidad… ¡Pum!
—Ya no.
Después de tanto pájaro muerto, fantástico final
11.- Fede Valverde
Había una vez un pajarito, el Pajarito Valverde. ¿Por qué le llamaban así?, me suda los cojones, lo googleáis, no me apetece escribir un relato sobre el Real Madriz. Hay días que es muy duro escribir de fútbol, joer. Puta vida.
está que se sale el uruguayo este. Muy bien, sonny
12.- Un pajarito de exposición.
Había una vez un pajarito que si te acercabas lo suficiente le oías susurrar canciones de julio Iglesias para después deslizar que eras un público fornicable.
¡Vaya pico tenía!
Todo un pájaro, sin duda
13.- Noches de rumba
“Había una vez un pajarito” fue la primera película de Juanito Fernández Jiménez, el Cóndor de Baeza. Si Joselito era el Pequeño Ruiseñor por su prodigiosa voz, a Juanito le llamaban el Cóndor por el pedazo de pajarraco que tenía entre las piernas.
Durante la dictadura, el pueblo llano se encontraba sometido a la estricta moral del nacional-catolicismo, pero las élites manejaban un interesante surtido de contenidos pornográficos para animar los grises años de la autarquía. Maduritas, tríos, homo, zoofilia, temática variada y elencos que se renovaban continuamente, con Juanito como gran estrella. El Cóndor de Baeza era el único capaz de poner cachonda a la mismísima Carmen Polo, y en agradecimiento el Generalísimo le otorgó el Marquesado de Porralada.
Sin embargo, la llegada del destape reventó el mercado del porno español. Juanito decidió probar suerte en Estados Unidos con una nueva identidad: John Holmes. El resto es historia.
Un poco de calzador el pajarito y la inspiración de Boogie Nights, pero queda bien.
14.- Un cuento zen
"Había una vez un pajarito"- evocó la voz de su madre.
"Un pajarito, no. Ojalá me coma cualquier pajarraco y acabe de una vez con este calvario" - suplicó.
Estaba hastiado. Ni un catedrático en Lexicografía podría dar con la palabra exacta para describir cómo se sentía por dentro aquel escarabajo pelotero.
No quería vivir si su destino se reducía a amontonar, ajeno a la fatiga, todo tipo de mierdas y defecaciones.
Quién se lo iba a decir a él, que durante toda su vida como humano, había rechazado la idea de la reencarnación y le había dedicado todo tipo de burlas e injurias, incluso aquella mañana que preparando la conferencia, murió por el desplome del techo del Departamento de Filosofía Oriental - reflexionaba suspirando mientras escucha un graznido aproximarse.
Al final cumple su deseo. A ver en qué se reencarna después
15.- Volando voy, volando vengo.
“Había una vez un pajarito”. Así era como Elisa recordaba el inicio de aquel cuento que su abuela materna, Margarita, le contaba en su niñez para explicarle el misterio del alma que no alcanzaba a comprender en boca de los catequistas. Sin embargo, con las cándidas palabras de la abuelita era sencillo imaginar que un pajarito habitaba en nuestro interior aprisionado por la jaula que es nuestro cuerpo. A veces, incluso era capaz de oír su melodioso canto si concentraba todas sus fuerzas en tal empresa. Al evocar estos recuerdos, mientras esperaba delante del féretro de su abuela, a que el cura acabase con el rito, era inevitable no hacerlo con la nostalgia por aquel tiempo vestido por la ingenuidad de la corta edad. De lo que no tenía duda era de que, a partir de aquel día, siempre que oyese el canto de algún pajarito recordaría a su Margarita.
Precioso homenaje a la abuela. La mia se murió este verano, también tengo mis propios cantos de pajaritos que me recuerdan a ella.
16.- Un amor difícil
Había una vez un pajarito que no decía “pío pío”, sino “miau miau”, no porque se creyera un gato, sino porque estaba enamorado del felino de la casa donde ambos vivían. Sabía el pajarito que lo suyo, ese amor por el gato, era una anomalía, y que su amor nunca sería correspondido; que el gato, guiado por su instinto, solo lo quería para comérselo. Aun así, cada vez que el gato se acercaba a los barrotes de su jaula con los bigotes enhiestos y la lengua anhelante, el pajarito empezaba a aletear loco de contento y a trinar con frenesí, y se imaginaba en las fauces del amado, engullido, atravesando su angosta garganta hasta llegar al centro mismo del corazón. ¡El corazón! ¡Qué feliz se sentía entonces! Y así era, pura fantasía, hasta que un día, por fin, desbordado de amor, el pajarito abrió la jaula.
El amor triunfando. Excelente
Había una vez un pajarito que vivía feliz en el bosque. Volaba sobre los árboles y jugaba con sus amiguitos en el campo. Un día miró al cielo, decidió que quería conocer mundo y emprendió su viaje.
Voló hacia arriba, dirigiéndose en picado hacia el sol. Atravesó el espacio como un rayo, rodeado de estrellas. Divisó un planeta muy bonito y decidió visitarlo. Pero una nave espacial le interceptó.
Los señores malos lo ataron a una camilla, le hicieron horribles experimentos. El pajarito lloraba. Un día, sin más, le liberaron y volvió triste a la Tierra. Sus amiguitos del bosque le consolaron.
Un dragón terrible les atacó un día, incendiando el bosque con sus llamas. El pajarito lo miró fijamente. Con sus nuevos poderes, se lanzó contra él clavándole el pico en un ojo. El dragón rugió y cayó fulminado. Sus amiguitos aplaudieron, cuando un cazador le pegó un tiro.
Me ha gustado mucho hasta el cazador. El dragón se lo debería haber cargado previamente
2.- El Gran Cisne
Había una vez un pajarito que se convirtió en Zhar-Ptitsa. En un mundo de oscuridad y desasosiego, su plumaje iluminaba aislados poblados con el resplandor de sus mágicas plumas. Sin embargo, eran tantos los habitantes del planeta y tan dispersos estaban situados sus moradas, que a Iluminador —así le llamaban sus devotos— no le toco otra que comenzar a regalar cada una de sus plumas en sus acostumbradas visitas. Los pueblos más alejados fueron los primeros beneficiados. En algunos casos, llevaban años sumidos en la más profunda oscuridad. Cuando Iluminador arribaba a sus tierras, los ancianos recuperaban la fe y nacían diez veces más niños de lo habitual. El gran Zhar-Ptitsa vivió lo suficiente como para que cada rincón del Universo acabara iluminado con la eternidad lumínica de sus plumas. Se acabaron las penurias y todos los niños, desde entonces, fueron bautizados con el nombre de Iluminador.
Me gustan los relatos basados en seres mitológicos (lo he tenido que buscar en Google), pero no me gusta el remate de este. Creo que el autor se ha quedado sin espacio para lo que quería contar
3.- De los pequeños también se aprende
Había una vez un pajarito que todas las mañanas se posaba en el poyete de la ventana de Clara. Para ella era el mejor momento del día, siempre escuchaba el canto con una sonrisa mientras comenzaba a espabilarse. Clara quiso devolverle al pajarito algo de la felicidad que éste le aportaba y empezó a dejarle cajas de chinchetas que llenaba con agua y alpiste.
Una mañana no apareció y Clara se puso triste. Poco después su padre entró con Pajarito metido en una jaula para que estuviese siempre con ella, pues había observado lo feliz que la hacía, a lo que Clara le contestó que de ese modo quien no sería feliz era Pajarito. Su padre le dio la razón, por lo que salió al jardín y lo soltó. En ese momento se puso él también feliz por la lección que había recibido de Clara.
Bonito homenaje a Txoria Txori, me gusta.
4.- Langreo, 1949
Había una vez un pajarito en la entrada de la mina. Con él se adentraron en el vientre oscuro del grisú, en su esófago de hulla, en su estrato de brea en la noche. Alcanzaron el montacargas y el centinela alado comenzó a piar de contento. Buena señal si podía hinchar el alma de sus pulmones. Acompañados de sus trinos, descendieron hacia la galería. Allí comenzaron a descargar los picos contra las arterias de carbón. Pronto la negrura de su piel fue indistinguible de la opacidad de las paredes; dicen que el sudor de los mineros es de aceite y coque, y quizá no les falte razón. En ese momento, el pajarito dejó de cantar. Aproximaron el farol hacia la jaula y vieron al ave, inerte, panza arriba. Comenzaron a correr, pero no estaba escrito. El pozu cayó transfigurándolos en insectos en ámbar, en fósiles inmortales, en metano, en canción.
Salakov participó una vez en un concurso de relatos sobre la zona minera de Bizkaia, pero no con este micro. Fantástica la última frase.
5.- Twitter Parker
Había una vez un pajarito que vivía en una gran manzana. Estaba triste en su azotea porque no sabía volar y las urracas se reían de él. Pero hete aquí que aquella mañana no se quedó sin desayunar, pues una araña tan tambaleante como apetitosa no acertó a picarle antes de ser engullida. Su tripita se hinchó como nunca antes y pensó ilusionado que iba a poner su primer huevo, pero de su emplumado culito salió disparada una gran telaraña que lo propulsó hasta la punta del pararrayos. Nunca supo que aquel bichito venía de haber sido alcanzado por un rayo radioactivo en un laboratorio nuclear. Desde entonces surca los cielos balanceándose con agilidad de edificio en edificio, atrapando con sus olorosas redes a pajarracos malos y socorriendo a pajaritos buenos. Incluso llegó a conocer a Bruce, un fornido murciélago con aficiones similares; pero esa, amiguitos, ya es otra historia.
Muy bueno, gran crossover entre Marvel y DC
6.- Impureza
Había una vez un pajarito solitario de nombre Leonardo y que adornaba su terraza con frondosos tiestos, con farolillos, y con casitas para personas. Entre los humanos enjaulados, los había temperamentales, cantaban la siguiriya o el fandango, los que preferían mirarse en los espejos de cascabeles o columpiarse en el trapecio, y los que solo hablaban y comían y defecaban; no importaba, igualmente los quería. Pero a los talentosos, Leonardo los premiaba con trocitos de bizcocho.
Cuando el sol caía, el pajarito se servía un tecito con pastas y cargaba su pipa. Tragaba el humo despacio para luego dejarlo escapar melancólicamente por el entreabierto pico; abismado, Leonardo acompañaba con su mirada el voluble cardumen de personas que se daban cita allá arriba, en el cielo.… ¿Cómo sería el poder volar?
Excelente la descripción de la pajarería humana y buenísimo el remate final. Lo veo arriba.
7.- Todo lo que vuela...
Había una vez un pajarito que consiguió lo que antes ningún otro había logrado. Ni siquiera aquella paloma blanca que salía en La Biblia y que se la lio a la mujer del carpintero. Menudo elemento, la palomita.
A lo que íbamos, este pajarito consiguió llegar a colarse (física y químicamente) en el cerebro de todas las personas del planeta. Poco a poco, al merme. Y luego fue capaz de hacer que se crearan grupos y asociaciones unidos por intereses y emociones comunes. Todo el mundo tenía presente al pajarito y sus buenos consejos. Tener la cabeza llena de pájaros dejó de ser peyorativo y el chorlito empezó a ser muy respetado.
El pajarito se convirtió en líder político mundial y ahí se jodió todo. Dejó de interesarse por las emociones humanas, salió de sus cabezas y un buen día acabó en la cazuela de un cazador.
Y colorín, colorado...
El poder corrompe, y la corrupción lleva al castigo. En los cuentos.
8.- Shh
Había una vez un pajarito, de esos que cantan las intimidades. Este era el más cantarín de todos, el que más revoloteaba. Había oído que algo pasaba en casa de los Jiménez, su compañero de clase, y a pesar de estar alejado y de lo que pasaba últimamente en el pueblo, cogió su bici y se subió a una rama gruesa cercana a su ventana.
Observó que Javi parecía estar absorto dibujando en su cuarto. Oía gritos extraños, pero no conseguía ver nada. No veía el salón, donde bobinas de costura empezaron a soltar hilo. Largas líneas de colores, que así juntas no daban una imagen muy aterradora… Pero observar desde fuera cómo reptaban por el árbol sigilosamente sin que su presa fuera consciente, algo de miedo sí daba.
Si alguien vio cómo se fusionaron para crear la forma terrorífica que engulló al pajarito, nadie lo creería… aunque cantara.
buena fábula de terror, esta es de las que gustan por aquí. también lo veo arriba.
9.- Cuco
Érase una vez un pajarito que un día observó que tenía un huevo más grande, pero como era un petirrojo, desestimó ir al urólogo y siguió empollando con la dedicación de un opositor. Al cabo de unos días, él y su pareja, vieron emocionados emerger de aquel cascarón a su primogénito. Hermoso en tamaño, que no en aspecto, se les parecía como un huevo a una castaña, aunque una cuñada insistía en que había salido a aquella parte de la familia. El negruzco polluelo era insaciable por más que le embucharan a bichos, pero como el resto de huevos habían desaparecido misteriosamente, era pico único y lo malcriaron sin remedio. Pronto, duplicaba en tamaño a los lumbreras de sus padres, que siguieron alimentándolo a capricho sin notar nada sospechoso, hasta que un buen día voló del nido. «PÍOOOO, PÍOOOO» —se despidió—. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
no recordaba las costumbres de los cucos. Es apasionante la ornitologia
10.- El día del cazador
—Había una vez un pajarito…
¡Pum!
—Ya no.
—Había una vez dos pajaritos…
¡Pum! ¡Pum!
—Ya no.
—Había una vez tres pajaritos…
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
—Ya no.
—¿Por qué matas pajaritos? Uno de ellos era un ruiseñor.
—Porque había una vez un cazador que cazaba por placer y no por necesidad… ¡Pum!
—Ya no.
Después de tanto pájaro muerto, fantástico final
11.- Fede Valverde
Había una vez un pajarito, el Pajarito Valverde. ¿Por qué le llamaban así?, me suda los cojones, lo googleáis, no me apetece escribir un relato sobre el Real Madriz. Hay días que es muy duro escribir de fútbol, joer. Puta vida.
está que se sale el uruguayo este. Muy bien, sonny
12.- Un pajarito de exposición.
Había una vez un pajarito que si te acercabas lo suficiente le oías susurrar canciones de julio Iglesias para después deslizar que eras un público fornicable.
¡Vaya pico tenía!
Todo un pájaro, sin duda
13.- Noches de rumba
“Había una vez un pajarito” fue la primera película de Juanito Fernández Jiménez, el Cóndor de Baeza. Si Joselito era el Pequeño Ruiseñor por su prodigiosa voz, a Juanito le llamaban el Cóndor por el pedazo de pajarraco que tenía entre las piernas.
Durante la dictadura, el pueblo llano se encontraba sometido a la estricta moral del nacional-catolicismo, pero las élites manejaban un interesante surtido de contenidos pornográficos para animar los grises años de la autarquía. Maduritas, tríos, homo, zoofilia, temática variada y elencos que se renovaban continuamente, con Juanito como gran estrella. El Cóndor de Baeza era el único capaz de poner cachonda a la mismísima Carmen Polo, y en agradecimiento el Generalísimo le otorgó el Marquesado de Porralada.
Sin embargo, la llegada del destape reventó el mercado del porno español. Juanito decidió probar suerte en Estados Unidos con una nueva identidad: John Holmes. El resto es historia.
Un poco de calzador el pajarito y la inspiración de Boogie Nights, pero queda bien.
14.- Un cuento zen
"Había una vez un pajarito"- evocó la voz de su madre.
"Un pajarito, no. Ojalá me coma cualquier pajarraco y acabe de una vez con este calvario" - suplicó.
Estaba hastiado. Ni un catedrático en Lexicografía podría dar con la palabra exacta para describir cómo se sentía por dentro aquel escarabajo pelotero.
No quería vivir si su destino se reducía a amontonar, ajeno a la fatiga, todo tipo de mierdas y defecaciones.
Quién se lo iba a decir a él, que durante toda su vida como humano, había rechazado la idea de la reencarnación y le había dedicado todo tipo de burlas e injurias, incluso aquella mañana que preparando la conferencia, murió por el desplome del techo del Departamento de Filosofía Oriental - reflexionaba suspirando mientras escucha un graznido aproximarse.
Al final cumple su deseo. A ver en qué se reencarna después
15.- Volando voy, volando vengo.
“Había una vez un pajarito”. Así era como Elisa recordaba el inicio de aquel cuento que su abuela materna, Margarita, le contaba en su niñez para explicarle el misterio del alma que no alcanzaba a comprender en boca de los catequistas. Sin embargo, con las cándidas palabras de la abuelita era sencillo imaginar que un pajarito habitaba en nuestro interior aprisionado por la jaula que es nuestro cuerpo. A veces, incluso era capaz de oír su melodioso canto si concentraba todas sus fuerzas en tal empresa. Al evocar estos recuerdos, mientras esperaba delante del féretro de su abuela, a que el cura acabase con el rito, era inevitable no hacerlo con la nostalgia por aquel tiempo vestido por la ingenuidad de la corta edad. De lo que no tenía duda era de que, a partir de aquel día, siempre que oyese el canto de algún pajarito recordaría a su Margarita.
Precioso homenaje a la abuela. La mia se murió este verano, también tengo mis propios cantos de pajaritos que me recuerdan a ella.
16.- Un amor difícil
Había una vez un pajarito que no decía “pío pío”, sino “miau miau”, no porque se creyera un gato, sino porque estaba enamorado del felino de la casa donde ambos vivían. Sabía el pajarito que lo suyo, ese amor por el gato, era una anomalía, y que su amor nunca sería correspondido; que el gato, guiado por su instinto, solo lo quería para comérselo. Aun así, cada vez que el gato se acercaba a los barrotes de su jaula con los bigotes enhiestos y la lengua anhelante, el pajarito empezaba a aletear loco de contento y a trinar con frenesí, y se imaginaba en las fauces del amado, engullido, atravesando su angosta garganta hasta llegar al centro mismo del corazón. ¡El corazón! ¡Qué feliz se sentía entonces! Y así era, pura fantasía, hasta que un día, por fin, desbordado de amor, el pajarito abrió la jaula.
El amor triunfando. Excelente
Troy Mc Clure- Mensajes : 8195
Fecha de inscripción : 13/04/2016
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Salakov participó una vez en un concurso de relatos sobre la zona minera de Bizkaia, pero no con este micro. Fantástica la última frase.
______________________________
Esto es inexacto.
Gané un concurso de la zona minera de Bizkaia en el que años antes quedé segundo.
También gané uno de temática minera que convocaron en Trapaga.
Y me dieron un áccesit en uno de Asturias, el "Manuel Nevado Madrid".
Os comparto los dos que creo mejores.
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Esto es inexacto.
Gané un concurso de la zona minera de Bizkaia en el que años antes quedé segundo.
También gané uno de temática minera que convocaron en Trapaga.
Y me dieron un áccesit en uno de Asturias, el "Manuel Nevado Madrid".
Os comparto los dos que creo mejores.
- Spoiler:
A.P.
Un objeto destaca sobre los demás en el Museo de la Minería de Gallarta. Entre picos, mallas, vagonetas, cascos, genéfonos, candiles y uniformes, confundido entre decenas de herramientas y fotografías antiguas, se puede ver el Acta de defunción de un niño de nueve años. Alonso Palacios, el nombre de aquel niño. Alonso Palacios, rescato su nombre para salvarlo de esa segunda muerte que supone el olvido.
Nada sabemos de aquel niño y nada queremos inventar. Que era natural de Soria y falleció en la mina son los datos que facilita el museo. Acompañan su Acta de defunción con una cita al pie de Dolores Ibarruri, que también conoció lo que era el trabajo infantil en torno a la mina de Concha II.
Pero como no queremos fantasear con su vida, como no queremos realizar conjeturas en blanco y negro con aquello que resulta sencillo de imaginar —miseria, humedad y enfermedades respiratorias motivaban una tasa de mortalidad infantil del 250 por 1000, así acontecía la vida en la zona minera de Bizkaia durante aquella época—, prestemos pues atención al objeto. Fijemos nuestra mirada en el documento colgado sobre la pared: se trata de un sencillo papel escrito con trazo rápido, torcido, con letra de médico. Un sello ilegible certifica el fallecimiento, como dando validez a lo descrito en él. El tiempo lo ha amarilleado poniendo distancia entre nosotros y aquello que narra, pese a que apenas ha transcurrido un siglo. Resulta aterrador por su sencillez, por la cotidianeidad, por el formalismo burocrático.
Es inevitable detenerse ante el Acta de defunción de Alonso Palacios, un impreso que obliga a detenerse al visitante del museo. Provoca la reflexión. ¿Fue Alonso uno de tantos niños barrileros transportando vino y agua? ¿Vivió en un barracón comunal? ¿Conoció algún tipo de educación? ¿Supo lo que era jugar? ¿Su madre tuvo tiempo para llorarlo desde el lavadero de mineral? Las preguntas asaetan nuestra conciencia, pero nada interrumpe la continuidad de su muerte. Alonso murió hace un siglo y, como si la realidad se filtrara a través de una gasa, nuestra moralidad es contraria a admitir ese hecho. Ahuecamos las palmas en señal de oración, nos llevamos las manos a la boca con gesto de horror, la pátina ambarina de ese papel representando una escenografía cruel que nos negamos a aceptar. Alonso tenía nueve años, ¿cómo pudo morir en una mina? ¿Cuándo abandonó la infancia para convertirse en estadística? ¿En testimonio?
Son conocidas las causas que desembocaron en el fuerte movimiento obrero que a principios del siglo XX floreció en La Arboleda, Gallarta, Galdames, Trapaga, Sestao: los salarios infrahumanos, la obligatoriedad de comprar en las cantinas, la alta accidentalidad, la insalubridad que convergía en silicosis y polio. Médicos como el Doctor Areilza, sindicalistas como Facundo Perezagua y políticas como La Pasionaria concentran los grandes nombres y daguerrotipos de una época semiolvidada, pero a mí me gusta añadir el de Alonso Palacios, niño de nueve años que murió en una mina. El pasado restituye lo que fuimos. No estamos muertos si sabemos hacer de aquella nuestra rabia.
- Spoiler:
La porqueriza«Los mineros no tenían casa;
se albergaban en los barracones de los capataces,
en cubiles que los cerdos rechazarían.»
—Julián Zugazagoitia—
Es primavera, pero no lo parece. Es primavera, pero hace frío. Por las juntas de madera entra un aire que congela las almas de los presentes. Sobre las literas, encerrados bajo los sacos, aquellos que intentan dormir se aferran a las frazadas. El aire viaja por el barracón y silba como anticipando su aliento helado. Algunos tiritan.
—Tengo frío —se queja Vicente.
Diego arroja otra capa de ropa sobre su hermano. Un olor ácido emana de la misma, pero no importa. Diego intenta sepultar a Vicente bajo la tela y la mugre. Quizá si acumula suficiente, piensa, consiga dar a su hermano algo de calor. Quizá logre devolver a su rostro cierto color. La lengua lívida de Vicente repite:
—Tengo frío.
La frente de Vicente arde, nota al tacto. Su fiebre es altísima. Al fondo del barracón, algunos hombres beben. Ajenos a la pulmonía de su hermano, prosiguen con su vida. La agonía es un elemento cotidiano, lo mismo que la muerte. Al fin y al cabo, ¿qué puede importar a nadie la vida de un minero?
—Toma, come —Diego ofrece a Vicente un trozo de tasajo—. He comprado esto para ti. Para darte fuerzas.
Vicente se lleva a la boca el trozo de carne seca que se le acerca. Intenta masticar, pero apenas logra humedecer la pieza. Sus labios son dos apéndices dormidos, dos pedazos entristecidos de carne. Un gemido emana de su boca. Con un mohín de asco, rechaza la comida. Vicente lamenta el gesto, ese trozo de tasajo ha costado el equivalente a dos raciones de garbanzos. Y él tiene hambre. Como todos.
—Hermano —del amasijo bajo las mantas sale un hilo de voz—, ¿me harás un favor?
—Lo que quieras —responde Diego—. Tú dime.
Vicente hace una pausa. Acumula todo el aire que puede en los pulmones antes de soltar:
—Entiérrame en el pueblo, nada se me ha perdido aquí. Quiero dejar atrás este lugar.
Diego mira a su hermano pequeño. Tiene diecisiete años y está consumido. Sus pupilas son dos piedras oscuras, ojos de antracita, ojos negros de muerte. Regresar a su Extremadura natal, nada más pide. Nada más anhela. Vicente nunca se adaptó al clima húmedo del norte, a la persistente lluvia, a las tildes diagonales de agua salpicándoles día y noche. Desde que llegaran hace un par de años, él siempre odió estas minas a cielo abierto de La Arboleda.
—Pero ¿qué dices? —intenta animarle—. ¡Tú no vas a morir! Tú lo que tienes es que comer bien y pronto volverás a sentirte fuerte.
Vicente se arrebuja en su jergón y Diego recuerda. Víctima de la malnutrición, su hermano nunca fue muy robusto. Sin embargo, la mala calidad del rancho le hizo enflaquecer aún más. No tuvieron otra opción, estaban obligados a comprar en la cantina del capataz. ¡No hacerlo acarreaba el despido! Cada vez más débil, como una estantigua consumiéndose, su hermano fue perdiendo vitalidad ante sus ojos. Diego rememora los garbanzos agusanados, las patatas mohosas, el tocino podrido. No puede evitar sentir náuseas. También rabia.
—Lee —furtivo, un compañero ha pasado un panfleto a Diego.
Como quien comete un delito, Diego sostiene el papel entre las manos. Agrupación Socialista de Ortuella, está firmado. Llaman a la huelga general. A la agrupación obrera, llaman. Demandan la jornada de diez horas y denuncian el caciquismo de los capataces. Sin ambages, critican el trabajo a destajo y llaman mierda a la mierda. También convocan una manifestación para el día de hoy: 4 de mayo de 1890. Un ratón se escabulle por un agujero.
—¿Qué es eso? —interroga Vicente.
—Nada —Diego guarda el papel en el pantalón.
En su gesto subsiste una resignación, quizá una vergüenza. No es la primera vez que escucha de los socialistas, pero acercarse a ellos es meterse en problemas. Hace unas semanas despidieron a cinco, lo sabe bien. Estas montañas están edificadas sobre una jerarquía pertinaz. Aquí manda el que siempre ha mandado, intentar mover eso es pretender que la corriente de un río vaya en sentido contrario al mar.
—Agua —solicita Vicente entre jadeos.
Diego acerca a su hermano un vaso de agua y éste la escupe entre convulsiones. Una tos ferruginosa, llena de asperges rojizos, llena de ecos la estancia. Diego yergue a su hermano, que se asfixia sin remisión. La tos ha asustado a algunos que han abandonado el barracón. Por la calle se escuchan soflamas reivindicativas, cientos de gargantas gritando de despecho. Un corifeo de gritos encaminándose hacia Bilbao.
—¿Qué son esas voces? —inquiere Vicente entre espasmos.
—El primero de mayo —responde Diego—. Este año lo han aplazado al día cuatro.
—Desearía acompañarles —añade Vicente—. Realmente me gustaría mucho estar con ellos.
Estas serán sus últimas palabras. Con un movimiento exangüe, Vicente cae en brazos de su hermano. Un olor amoniacal inunda la habitación. Diego lo sostiene y le limpia la boca, que todavía guarda un resto de sangre. «Vicente», le llama; «Vicente», le acaricia; «Vicente» susurrando palabras llenas de cariño a sabiendas de que no responderá. Su hermano pequeño ha muerto y él le cierra los ojos. Al menos, pondera, que deje de ver esta miseria.
Diego alza los ojos hacia el cuartel que habitan, miasmas llorosas contemplando la mugre. Su mirada esconde todo el cansancio del mundo. Con fatigada repugnancia, dice:
—Ningún hombre debería vivir así. Esto es una porqueriza.
Por las paredes descienden columnas de moho. Ronchones de suciedad trazan meandros en los tablones de madera. El barracón se encuentra en absoluto silencio, todos han acudido a la manifestación. Diego contempla a su hermano, pálido y endurecido como un bibelot macabro. Quiere sentir pena, pero no puede. Su corazón sólo alberga rencor. Por su espina dorsal asciende un resentimiento imperecedero. Su puño se cierra con fuerza y maldice su destino de mineros, la dureza del trabajo, los montones de comida estropeada. Pero por encima de todo, maldice la codicia de los capataces.
—Malditos —musita—. Malditos sean.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido? Diego ha perdido la noción delante la carcasa vacía de su hermano. Las voces se apagaron hace rato, dejándolos solos. Vicente deseaba acompañar a los socialistas, sopesa Diego. Su último deseo fue ser uno más entre esos miles. Diego extrae el papel de su bolsillo y relee las frases que contiene, voluntades cargadas de esperanza. Sólo están luchando por unas condiciones de vida más dignas, por enfrentar el hambre. Quizá sean propósitos condenados al fracaso, concluye, pero no dejan de ser buenos propósitos.
Con la determinación de quien no tiene nada que perder, Diego se pone en camino. Como un ánima justiciera, desciende hasta el Valle de Trápaga y cruza las huertas lixiviadas de Elguero. Se mancha de barro mientras atraviesa la rivera pantanosa de los terrenos de Galindo, los cenagales de óxido. Sus dientes son de caimán, sus manos grandes como palas, bruñidas como el metal; manos de mina, ardientes, trabajadas.
Son las diez de la mañana cuando alcanza Sestao. Sobre el pueblo cae una pátina oscura, desdibujando los edificios, confiriendo al conjunto alma de daguerrotipo. Los artesonados de Sestao son siempre grises —gris metal, gris del cielo, gris de las nubes amenazando con fría lluvia gris— y esa mañana no es una excepción. El gris no es un color, es la ausencia del mismo, pondera Diego.
—Hola —saluda, y se une a la manifestación.
—Hola — en los ojos que devuelven el saludo asoma un arrojo recíproco.
Una marea humana se pone en marcha, miles de mineros caminan hacia Bilbao. El cielo se arrebola de rojo y miles de puños se conjuran contra el viento. Cuatro de mayo de mil ochocientos noventa. Una sinfonía de cánticos revolucionarios remonta la margen izquierda igual que un río que viaja en sentido contrario al mar.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
salakov escribió:Salakov participó una vez en un concurso de relatos sobre la zona minera de Bizkaia, pero no con este micro. Fantástica la última frase.
______________________________
Esto es inexacto.
Gané un concurso de la zona minera de Bizkaia en el que años antes quedé segundo.
También gané uno de temática minera que convocaron en Trapaga.
Y me dieron un áccesit en uno de Asturias, el "Manuel Nevado Madrid".
Os comparto los dos que creo mejores.
- Spoiler:
A.P.
Un objeto destaca sobre los demás en el Museo de la Minería de Gallarta. Entre picos, mallas, vagonetas, cascos, genéfonos, candiles y uniformes, confundido entre decenas de herramientas y fotografías antiguas, se puede ver el Acta de defunción de un niño de nueve años. Alonso Palacios, el nombre de aquel niño. Alonso Palacios, rescato su nombre para salvarlo de esa segunda muerte que supone el olvido.
Nada sabemos de aquel niño y nada queremos inventar. Que era natural de Soria y falleció en la mina son los datos que facilita el museo. Acompañan su Acta de defunción con una cita al pie de Dolores Ibarruri, que también conoció lo que era el trabajo infantil en torno a la mina de Concha II.
Pero como no queremos fantasear con su vida, como no queremos realizar conjeturas en blanco y negro con aquello que resulta sencillo de imaginar —miseria, humedad y enfermedades respiratorias motivaban una tasa de mortalidad infantil del 250 por 1000, así acontecía la vida en la zona minera de Bizkaia durante aquella época—, prestemos pues atención al objeto. Fijemos nuestra mirada en el documento colgado sobre la pared: se trata de un sencillo papel escrito con trazo rápido, torcido, con letra de médico. Un sello ilegible certifica el fallecimiento, como dando validez a lo descrito en él. El tiempo lo ha amarilleado poniendo distancia entre nosotros y aquello que narra, pese a que apenas ha transcurrido un siglo. Resulta aterrador por su sencillez, por la cotidianeidad, por el formalismo burocrático.
Es inevitable detenerse ante el Acta de defunción de Alonso Palacios, un impreso que obliga a detenerse al visitante del museo. Provoca la reflexión. ¿Fue Alonso uno de tantos niños barrileros transportando vino y agua? ¿Vivió en un barracón comunal? ¿Conoció algún tipo de educación? ¿Supo lo que era jugar? ¿Su madre tuvo tiempo para llorarlo desde el lavadero de mineral? Las preguntas asaetan nuestra conciencia, pero nada interrumpe la continuidad de su muerte. Alonso murió hace un siglo y, como si la realidad se filtrara a través de una gasa, nuestra moralidad es contraria a admitir ese hecho. Ahuecamos las palmas en señal de oración, nos llevamos las manos a la boca con gesto de horror, la pátina ambarina de ese papel representando una escenografía cruel que nos negamos a aceptar. Alonso tenía nueve años, ¿cómo pudo morir en una mina? ¿Cuándo abandonó la infancia para convertirse en estadística? ¿En testimonio?
Son conocidas las causas que desembocaron en el fuerte movimiento obrero que a principios del siglo XX floreció en La Arboleda, Gallarta, Galdames, Trapaga, Sestao: los salarios infrahumanos, la obligatoriedad de comprar en las cantinas, la alta accidentalidad, la insalubridad que convergía en silicosis y polio. Médicos como el Doctor Areilza, sindicalistas como Facundo Perezagua y políticas como La Pasionaria concentran los grandes nombres y daguerrotipos de una época semiolvidada, pero a mí me gusta añadir el de Alonso Palacios, niño de nueve años que murió en una mina. El pasado restituye lo que fuimos. No estamos muertos si sabemos hacer de aquella nuestra rabia.
- Spoiler:
La porqueriza«Los mineros no tenían casa;
se albergaban en los barracones de los capataces,
en cubiles que los cerdos rechazarían.»
—Julián Zugazagoitia—
Es primavera, pero no lo parece. Es primavera, pero hace frío. Por las juntas de madera entra un aire que congela las almas de los presentes. Sobre las literas, encerrados bajo los sacos, aquellos que intentan dormir se aferran a las frazadas. El aire viaja por el barracón y silba como anticipando su aliento helado. Algunos tiritan.
—Tengo frío —se queja Vicente.
Diego arroja otra capa de ropa sobre su hermano. Un olor ácido emana de la misma, pero no importa. Diego intenta sepultar a Vicente bajo la tela y la mugre. Quizá si acumula suficiente, piensa, consiga dar a su hermano algo de calor. Quizá logre devolver a su rostro cierto color. La lengua lívida de Vicente repite:
—Tengo frío.
La frente de Vicente arde, nota al tacto. Su fiebre es altísima. Al fondo del barracón, algunos hombres beben. Ajenos a la pulmonía de su hermano, prosiguen con su vida. La agonía es un elemento cotidiano, lo mismo que la muerte. Al fin y al cabo, ¿qué puede importar a nadie la vida de un minero?
—Toma, come —Diego ofrece a Vicente un trozo de tasajo—. He comprado esto para ti. Para darte fuerzas.
Vicente se lleva a la boca el trozo de carne seca que se le acerca. Intenta masticar, pero apenas logra humedecer la pieza. Sus labios son dos apéndices dormidos, dos pedazos entristecidos de carne. Un gemido emana de su boca. Con un mohín de asco, rechaza la comida. Vicente lamenta el gesto, ese trozo de tasajo ha costado el equivalente a dos raciones de garbanzos. Y él tiene hambre. Como todos.
—Hermano —del amasijo bajo las mantas sale un hilo de voz—, ¿me harás un favor?
—Lo que quieras —responde Diego—. Tú dime.
Vicente hace una pausa. Acumula todo el aire que puede en los pulmones antes de soltar:
—Entiérrame en el pueblo, nada se me ha perdido aquí. Quiero dejar atrás este lugar.
Diego mira a su hermano pequeño. Tiene diecisiete años y está consumido. Sus pupilas son dos piedras oscuras, ojos de antracita, ojos negros de muerte. Regresar a su Extremadura natal, nada más pide. Nada más anhela. Vicente nunca se adaptó al clima húmedo del norte, a la persistente lluvia, a las tildes diagonales de agua salpicándoles día y noche. Desde que llegaran hace un par de años, él siempre odió estas minas a cielo abierto de La Arboleda.
—Pero ¿qué dices? —intenta animarle—. ¡Tú no vas a morir! Tú lo que tienes es que comer bien y pronto volverás a sentirte fuerte.
Vicente se arrebuja en su jergón y Diego recuerda. Víctima de la malnutrición, su hermano nunca fue muy robusto. Sin embargo, la mala calidad del rancho le hizo enflaquecer aún más. No tuvieron otra opción, estaban obligados a comprar en la cantina del capataz. ¡No hacerlo acarreaba el despido! Cada vez más débil, como una estantigua consumiéndose, su hermano fue perdiendo vitalidad ante sus ojos. Diego rememora los garbanzos agusanados, las patatas mohosas, el tocino podrido. No puede evitar sentir náuseas. También rabia.
—Lee —furtivo, un compañero ha pasado un panfleto a Diego.
Como quien comete un delito, Diego sostiene el papel entre las manos. Agrupación Socialista de Ortuella, está firmado. Llaman a la huelga general. A la agrupación obrera, llaman. Demandan la jornada de diez horas y denuncian el caciquismo de los capataces. Sin ambages, critican el trabajo a destajo y llaman mierda a la mierda. También convocan una manifestación para el día de hoy: 4 de mayo de 1890. Un ratón se escabulle por un agujero.
—¿Qué es eso? —interroga Vicente.
—Nada —Diego guarda el papel en el pantalón.
En su gesto subsiste una resignación, quizá una vergüenza. No es la primera vez que escucha de los socialistas, pero acercarse a ellos es meterse en problemas. Hace unas semanas despidieron a cinco, lo sabe bien. Estas montañas están edificadas sobre una jerarquía pertinaz. Aquí manda el que siempre ha mandado, intentar mover eso es pretender que la corriente de un río vaya en sentido contrario al mar.
—Agua —solicita Vicente entre jadeos.
Diego acerca a su hermano un vaso de agua y éste la escupe entre convulsiones. Una tos ferruginosa, llena de asperges rojizos, llena de ecos la estancia. Diego yergue a su hermano, que se asfixia sin remisión. La tos ha asustado a algunos que han abandonado el barracón. Por la calle se escuchan soflamas reivindicativas, cientos de gargantas gritando de despecho. Un corifeo de gritos encaminándose hacia Bilbao.
—¿Qué son esas voces? —inquiere Vicente entre espasmos.
—El primero de mayo —responde Diego—. Este año lo han aplazado al día cuatro.
—Desearía acompañarles —añade Vicente—. Realmente me gustaría mucho estar con ellos.
Estas serán sus últimas palabras. Con un movimiento exangüe, Vicente cae en brazos de su hermano. Un olor amoniacal inunda la habitación. Diego lo sostiene y le limpia la boca, que todavía guarda un resto de sangre. «Vicente», le llama; «Vicente», le acaricia; «Vicente» susurrando palabras llenas de cariño a sabiendas de que no responderá. Su hermano pequeño ha muerto y él le cierra los ojos. Al menos, pondera, que deje de ver esta miseria.
Diego alza los ojos hacia el cuartel que habitan, miasmas llorosas contemplando la mugre. Su mirada esconde todo el cansancio del mundo. Con fatigada repugnancia, dice:
—Ningún hombre debería vivir así. Esto es una porqueriza.
Por las paredes descienden columnas de moho. Ronchones de suciedad trazan meandros en los tablones de madera. El barracón se encuentra en absoluto silencio, todos han acudido a la manifestación. Diego contempla a su hermano, pálido y endurecido como un bibelot macabro. Quiere sentir pena, pero no puede. Su corazón sólo alberga rencor. Por su espina dorsal asciende un resentimiento imperecedero. Su puño se cierra con fuerza y maldice su destino de mineros, la dureza del trabajo, los montones de comida estropeada. Pero por encima de todo, maldice la codicia de los capataces.
—Malditos —musita—. Malditos sean.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido? Diego ha perdido la noción delante la carcasa vacía de su hermano. Las voces se apagaron hace rato, dejándolos solos. Vicente deseaba acompañar a los socialistas, sopesa Diego. Su último deseo fue ser uno más entre esos miles. Diego extrae el papel de su bolsillo y relee las frases que contiene, voluntades cargadas de esperanza. Sólo están luchando por unas condiciones de vida más dignas, por enfrentar el hambre. Quizá sean propósitos condenados al fracaso, concluye, pero no dejan de ser buenos propósitos.
Con la determinación de quien no tiene nada que perder, Diego se pone en camino. Como un ánima justiciera, desciende hasta el Valle de Trápaga y cruza las huertas lixiviadas de Elguero. Se mancha de barro mientras atraviesa la rivera pantanosa de los terrenos de Galindo, los cenagales de óxido. Sus dientes son de caimán, sus manos grandes como palas, bruñidas como el metal; manos de mina, ardientes, trabajadas.
Son las diez de la mañana cuando alcanza Sestao. Sobre el pueblo cae una pátina oscura, desdibujando los edificios, confiriendo al conjunto alma de daguerrotipo. Los artesonados de Sestao son siempre grises —gris metal, gris del cielo, gris de las nubes amenazando con fría lluvia gris— y esa mañana no es una excepción. El gris no es un color, es la ausencia del mismo, pondera Diego.
—Hola —saluda, y se une a la manifestación.
—Hola — en los ojos que devuelven el saludo asoma un arrojo recíproco.
Una marea humana se pone en marcha, miles de mineros caminan hacia Bilbao. El cielo se arrebola de rojo y miles de puños se conjuran contra el viento. Cuatro de mayo de mil ochocientos noventa. Una sinfonía de cánticos revolucionarios remonta la margen izquierda igual que un río que viaja en sentido contrario al mar.
Yo recordaba el primero, muy chulo. El otro buenísmo también. Pero en el concurso participaste no?
Troy Mc Clure- Mensajes : 8195
Fecha de inscripción : 13/04/2016
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Troy Mc Clure escribió:salakov escribió:Salakov participó una vez en un concurso de relatos sobre la zona minera de Bizkaia, pero no con este micro. Fantástica la última frase.
______________________________
Esto es inexacto.
Gané un concurso de la zona minera de Bizkaia en el que años antes quedé segundo.
También gané uno de temática minera que convocaron en Trapaga.
Y me dieron un áccesit en uno de Asturias, el "Manuel Nevado Madrid".
Os comparto los dos que creo mejores.
- Spoiler:
A.P.
Un objeto destaca sobre los demás en el Museo de la Minería de Gallarta. Entre picos, mallas, vagonetas, cascos, genéfonos, candiles y uniformes, confundido entre decenas de herramientas y fotografías antiguas, se puede ver el Acta de defunción de un niño de nueve años. Alonso Palacios, el nombre de aquel niño. Alonso Palacios, rescato su nombre para salvarlo de esa segunda muerte que supone el olvido.
Nada sabemos de aquel niño y nada queremos inventar. Que era natural de Soria y falleció en la mina son los datos que facilita el museo. Acompañan su Acta de defunción con una cita al pie de Dolores Ibarruri, que también conoció lo que era el trabajo infantil en torno a la mina de Concha II.
Pero como no queremos fantasear con su vida, como no queremos realizar conjeturas en blanco y negro con aquello que resulta sencillo de imaginar —miseria, humedad y enfermedades respiratorias motivaban una tasa de mortalidad infantil del 250 por 1000, así acontecía la vida en la zona minera de Bizkaia durante aquella época—, prestemos pues atención al objeto. Fijemos nuestra mirada en el documento colgado sobre la pared: se trata de un sencillo papel escrito con trazo rápido, torcido, con letra de médico. Un sello ilegible certifica el fallecimiento, como dando validez a lo descrito en él. El tiempo lo ha amarilleado poniendo distancia entre nosotros y aquello que narra, pese a que apenas ha transcurrido un siglo. Resulta aterrador por su sencillez, por la cotidianeidad, por el formalismo burocrático.
Es inevitable detenerse ante el Acta de defunción de Alonso Palacios, un impreso que obliga a detenerse al visitante del museo. Provoca la reflexión. ¿Fue Alonso uno de tantos niños barrileros transportando vino y agua? ¿Vivió en un barracón comunal? ¿Conoció algún tipo de educación? ¿Supo lo que era jugar? ¿Su madre tuvo tiempo para llorarlo desde el lavadero de mineral? Las preguntas asaetan nuestra conciencia, pero nada interrumpe la continuidad de su muerte. Alonso murió hace un siglo y, como si la realidad se filtrara a través de una gasa, nuestra moralidad es contraria a admitir ese hecho. Ahuecamos las palmas en señal de oración, nos llevamos las manos a la boca con gesto de horror, la pátina ambarina de ese papel representando una escenografía cruel que nos negamos a aceptar. Alonso tenía nueve años, ¿cómo pudo morir en una mina? ¿Cuándo abandonó la infancia para convertirse en estadística? ¿En testimonio?
Son conocidas las causas que desembocaron en el fuerte movimiento obrero que a principios del siglo XX floreció en La Arboleda, Gallarta, Galdames, Trapaga, Sestao: los salarios infrahumanos, la obligatoriedad de comprar en las cantinas, la alta accidentalidad, la insalubridad que convergía en silicosis y polio. Médicos como el Doctor Areilza, sindicalistas como Facundo Perezagua y políticas como La Pasionaria concentran los grandes nombres y daguerrotipos de una época semiolvidada, pero a mí me gusta añadir el de Alonso Palacios, niño de nueve años que murió en una mina. El pasado restituye lo que fuimos. No estamos muertos si sabemos hacer de aquella nuestra rabia.
- Spoiler:
La porqueriza«Los mineros no tenían casa;
se albergaban en los barracones de los capataces,
en cubiles que los cerdos rechazarían.»
—Julián Zugazagoitia—
Es primavera, pero no lo parece. Es primavera, pero hace frío. Por las juntas de madera entra un aire que congela las almas de los presentes. Sobre las literas, encerrados bajo los sacos, aquellos que intentan dormir se aferran a las frazadas. El aire viaja por el barracón y silba como anticipando su aliento helado. Algunos tiritan.
—Tengo frío —se queja Vicente.
Diego arroja otra capa de ropa sobre su hermano. Un olor ácido emana de la misma, pero no importa. Diego intenta sepultar a Vicente bajo la tela y la mugre. Quizá si acumula suficiente, piensa, consiga dar a su hermano algo de calor. Quizá logre devolver a su rostro cierto color. La lengua lívida de Vicente repite:
—Tengo frío.
La frente de Vicente arde, nota al tacto. Su fiebre es altísima. Al fondo del barracón, algunos hombres beben. Ajenos a la pulmonía de su hermano, prosiguen con su vida. La agonía es un elemento cotidiano, lo mismo que la muerte. Al fin y al cabo, ¿qué puede importar a nadie la vida de un minero?
—Toma, come —Diego ofrece a Vicente un trozo de tasajo—. He comprado esto para ti. Para darte fuerzas.
Vicente se lleva a la boca el trozo de carne seca que se le acerca. Intenta masticar, pero apenas logra humedecer la pieza. Sus labios son dos apéndices dormidos, dos pedazos entristecidos de carne. Un gemido emana de su boca. Con un mohín de asco, rechaza la comida. Vicente lamenta el gesto, ese trozo de tasajo ha costado el equivalente a dos raciones de garbanzos. Y él tiene hambre. Como todos.
—Hermano —del amasijo bajo las mantas sale un hilo de voz—, ¿me harás un favor?
—Lo que quieras —responde Diego—. Tú dime.
Vicente hace una pausa. Acumula todo el aire que puede en los pulmones antes de soltar:
—Entiérrame en el pueblo, nada se me ha perdido aquí. Quiero dejar atrás este lugar.
Diego mira a su hermano pequeño. Tiene diecisiete años y está consumido. Sus pupilas son dos piedras oscuras, ojos de antracita, ojos negros de muerte. Regresar a su Extremadura natal, nada más pide. Nada más anhela. Vicente nunca se adaptó al clima húmedo del norte, a la persistente lluvia, a las tildes diagonales de agua salpicándoles día y noche. Desde que llegaran hace un par de años, él siempre odió estas minas a cielo abierto de La Arboleda.
—Pero ¿qué dices? —intenta animarle—. ¡Tú no vas a morir! Tú lo que tienes es que comer bien y pronto volverás a sentirte fuerte.
Vicente se arrebuja en su jergón y Diego recuerda. Víctima de la malnutrición, su hermano nunca fue muy robusto. Sin embargo, la mala calidad del rancho le hizo enflaquecer aún más. No tuvieron otra opción, estaban obligados a comprar en la cantina del capataz. ¡No hacerlo acarreaba el despido! Cada vez más débil, como una estantigua consumiéndose, su hermano fue perdiendo vitalidad ante sus ojos. Diego rememora los garbanzos agusanados, las patatas mohosas, el tocino podrido. No puede evitar sentir náuseas. También rabia.
—Lee —furtivo, un compañero ha pasado un panfleto a Diego.
Como quien comete un delito, Diego sostiene el papel entre las manos. Agrupación Socialista de Ortuella, está firmado. Llaman a la huelga general. A la agrupación obrera, llaman. Demandan la jornada de diez horas y denuncian el caciquismo de los capataces. Sin ambages, critican el trabajo a destajo y llaman mierda a la mierda. También convocan una manifestación para el día de hoy: 4 de mayo de 1890. Un ratón se escabulle por un agujero.
—¿Qué es eso? —interroga Vicente.
—Nada —Diego guarda el papel en el pantalón.
En su gesto subsiste una resignación, quizá una vergüenza. No es la primera vez que escucha de los socialistas, pero acercarse a ellos es meterse en problemas. Hace unas semanas despidieron a cinco, lo sabe bien. Estas montañas están edificadas sobre una jerarquía pertinaz. Aquí manda el que siempre ha mandado, intentar mover eso es pretender que la corriente de un río vaya en sentido contrario al mar.
—Agua —solicita Vicente entre jadeos.
Diego acerca a su hermano un vaso de agua y éste la escupe entre convulsiones. Una tos ferruginosa, llena de asperges rojizos, llena de ecos la estancia. Diego yergue a su hermano, que se asfixia sin remisión. La tos ha asustado a algunos que han abandonado el barracón. Por la calle se escuchan soflamas reivindicativas, cientos de gargantas gritando de despecho. Un corifeo de gritos encaminándose hacia Bilbao.
—¿Qué son esas voces? —inquiere Vicente entre espasmos.
—El primero de mayo —responde Diego—. Este año lo han aplazado al día cuatro.
—Desearía acompañarles —añade Vicente—. Realmente me gustaría mucho estar con ellos.
Estas serán sus últimas palabras. Con un movimiento exangüe, Vicente cae en brazos de su hermano. Un olor amoniacal inunda la habitación. Diego lo sostiene y le limpia la boca, que todavía guarda un resto de sangre. «Vicente», le llama; «Vicente», le acaricia; «Vicente» susurrando palabras llenas de cariño a sabiendas de que no responderá. Su hermano pequeño ha muerto y él le cierra los ojos. Al menos, pondera, que deje de ver esta miseria.
Diego alza los ojos hacia el cuartel que habitan, miasmas llorosas contemplando la mugre. Su mirada esconde todo el cansancio del mundo. Con fatigada repugnancia, dice:
—Ningún hombre debería vivir así. Esto es una porqueriza.
Por las paredes descienden columnas de moho. Ronchones de suciedad trazan meandros en los tablones de madera. El barracón se encuentra en absoluto silencio, todos han acudido a la manifestación. Diego contempla a su hermano, pálido y endurecido como un bibelot macabro. Quiere sentir pena, pero no puede. Su corazón sólo alberga rencor. Por su espina dorsal asciende un resentimiento imperecedero. Su puño se cierra con fuerza y maldice su destino de mineros, la dureza del trabajo, los montones de comida estropeada. Pero por encima de todo, maldice la codicia de los capataces.
—Malditos —musita—. Malditos sean.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido? Diego ha perdido la noción delante la carcasa vacía de su hermano. Las voces se apagaron hace rato, dejándolos solos. Vicente deseaba acompañar a los socialistas, sopesa Diego. Su último deseo fue ser uno más entre esos miles. Diego extrae el papel de su bolsillo y relee las frases que contiene, voluntades cargadas de esperanza. Sólo están luchando por unas condiciones de vida más dignas, por enfrentar el hambre. Quizá sean propósitos condenados al fracaso, concluye, pero no dejan de ser buenos propósitos.
Con la determinación de quien no tiene nada que perder, Diego se pone en camino. Como un ánima justiciera, desciende hasta el Valle de Trápaga y cruza las huertas lixiviadas de Elguero. Se mancha de barro mientras atraviesa la rivera pantanosa de los terrenos de Galindo, los cenagales de óxido. Sus dientes son de caimán, sus manos grandes como palas, bruñidas como el metal; manos de mina, ardientes, trabajadas.
Son las diez de la mañana cuando alcanza Sestao. Sobre el pueblo cae una pátina oscura, desdibujando los edificios, confiriendo al conjunto alma de daguerrotipo. Los artesonados de Sestao son siempre grises —gris metal, gris del cielo, gris de las nubes amenazando con fría lluvia gris— y esa mañana no es una excepción. El gris no es un color, es la ausencia del mismo, pondera Diego.
—Hola —saluda, y se une a la manifestación.
—Hola — en los ojos que devuelven el saludo asoma un arrojo recíproco.
Una marea humana se pone en marcha, miles de mineros caminan hacia Bilbao. El cielo se arrebola de rojo y miles de puños se conjuran contra el viento. Cuatro de mayo de mil ochocientos noventa. Una sinfonía de cánticos revolucionarios remonta la margen izquierda igual que un río que viaja en sentido contrario al mar.
Yo recordaba el primero, muy chulo. El otro buenísmo también. Pero en el concurso participaste no?
Sí, en el Certamen Dolores Ibarruri de Gallarta.
Y te he enviado (revisa tu bandeja de entrada) el relato que he escrito para el Osmundo Bilbao de este año. Son dos páginas. Me gustará saber tu opinión.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Cerrada recepción!!!!
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
17.- Ni pío
Había una vez un pajarito que no piaba. Sin gorjeo, al cuidador siempre le pasaba desapercibido y olvidaba saludarlo o acariciarle el plumaje como hacía con el resto. Pasaron los años y siguió sin piar. Un día quien saludó con un Hola, imbécil, fue él. Y el cuidador murió en el acto, bien provisto de su hipertensión y su desdén.
Había una vez un pajarito que no piaba. Sin gorjeo, al cuidador siempre le pasaba desapercibido y olvidaba saludarlo o acariciarle el plumaje como hacía con el resto. Pasaron los años y siguió sin piar. Un día quien saludó con un Hola, imbécil, fue él. Y el cuidador murió en el acto, bien provisto de su hipertensión y su desdén.
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Toro escribió:17.- Ni pío
Había una vez un pajarito que no piaba. Sin gorjeo, al cuidador siempre le pasaba desapercibido y olvidaba saludarlo o acariciarle el plumaje como hacía con el resto. Pasaron los años y siguió sin piar. Un día quien saludó con un Hola, imbécil, fue él. Y el cuidador murió en el acto, bien provisto de su hipertensión y su desdén.
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
18.- No alimenten las aves.
Había una vez un pajarito sobrealimentado que ocupaba el centro de la plazuela. Era muy grande. Era del tamaño de una escultura ecuestre con pedestal. Apenas si podía moverse. Ya no volaba. Le lanzaban hamburguesas dobles con queso porque a las bolsitas de maíz las despreciaba. Era una montaña de plumas. Los turistas peregrinaban para pasmarse ante el ave, a la que la plazoleta empezaba a quedarle pequeña. Por supuesto, floreció el comercio de camisetas y de bolsos, y un tatuador pintaba al bicho sin parar en muslos y antebrazos. Un buen día, sin desplumarse, el pajarito se zampó a un gallego desprevenido. Le retiraron el título de Ave Predilecta de La Villa, claro. Pero no todo fueron malas noticas; el pueblo volvió a conocer la fama, en esa ocasión por su Triple Burger de Pollo.
Había una vez un pajarito sobrealimentado que ocupaba el centro de la plazuela. Era muy grande. Era del tamaño de una escultura ecuestre con pedestal. Apenas si podía moverse. Ya no volaba. Le lanzaban hamburguesas dobles con queso porque a las bolsitas de maíz las despreciaba. Era una montaña de plumas. Los turistas peregrinaban para pasmarse ante el ave, a la que la plazoleta empezaba a quedarle pequeña. Por supuesto, floreció el comercio de camisetas y de bolsos, y un tatuador pintaba al bicho sin parar en muslos y antebrazos. Un buen día, sin desplumarse, el pajarito se zampó a un gallego desprevenido. Le retiraron el título de Ave Predilecta de La Villa, claro. Pero no todo fueron malas noticas; el pueblo volvió a conocer la fama, en esa ocasión por su Triple Burger de Pollo.
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
19.- Pajarito Elliot
Había una vez un pajarito que no sabía cantar. Era fiel público de los apasionados duelos entre Jilguero`s y Malvís Jr., hacía cola para escuchar a Las Miruellas y tenía un poster de C.Ruiseñor en su nido, pero de su propio pico sólo salían chirridos horrísonos, y todos sus amigos se reían de él desde pichones, así que enmudeció.
Pero un día, en un festival de pájaros cantores, conoció a una abubilla, que tocaba la guitarra, y a un pájaro carpintero, que tocaba la batería. “Canta con nosotros”, le dijeron, “No importa cómo lo hagas; nosotros tocaremos contigo”.
Y el pajarito cantó. Fatal. Pero descubrió que, efectivamente, eso era lo que menos importaba.
Había una vez un pajarito que no sabía cantar. Era fiel público de los apasionados duelos entre Jilguero`s y Malvís Jr., hacía cola para escuchar a Las Miruellas y tenía un poster de C.Ruiseñor en su nido, pero de su propio pico sólo salían chirridos horrísonos, y todos sus amigos se reían de él desde pichones, así que enmudeció.
Pero un día, en un festival de pájaros cantores, conoció a una abubilla, que tocaba la guitarra, y a un pájaro carpintero, que tocaba la batería. “Canta con nosotros”, le dijeron, “No importa cómo lo hagas; nosotros tocaremos contigo”.
Y el pajarito cantó. Fatal. Pero descubrió que, efectivamente, eso era lo que menos importaba.
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
20.- El anhelo universal
Había una vez un pajarito que pasaba las horas en su nido mirando al mar. Embelesado por la blanca espuma de las olas, los simpáticos chapuzones de los pingüinos y las acrobáticas danzas de los delfines, se había obsesionado con nadar.
—Olvídalo, hijo —repetía su mamá, mientras intentaba darle una lombriz—. Es imposible, y mírate, ya ni siquiera comes, debes cuidarte.
—Mamá, solo deseo poder sumergirme en el agua y sentirla buceando en ella —replicó retirando el pico—. Sin eso no seré feliz.
Con una súbita sacudida empujada por la inspiración, mamá resolvió:
—¡Venga! Vamos a intentarlo. Voy a pedirles que te ayuden.
Tras conversar un rato reunidos en la orilla, volvió al árbol.
—Hijo —dijo emocionada—, lo conseguiste. Lo van a hacer. Bueno, lo conseguiste si cumples su única condición.
—La que sea.
—Quieren que también prometas que ellos lograran lo que siempre han deseado para ser felices; volar.
Había una vez un pajarito que pasaba las horas en su nido mirando al mar. Embelesado por la blanca espuma de las olas, los simpáticos chapuzones de los pingüinos y las acrobáticas danzas de los delfines, se había obsesionado con nadar.
—Olvídalo, hijo —repetía su mamá, mientras intentaba darle una lombriz—. Es imposible, y mírate, ya ni siquiera comes, debes cuidarte.
—Mamá, solo deseo poder sumergirme en el agua y sentirla buceando en ella —replicó retirando el pico—. Sin eso no seré feliz.
Con una súbita sacudida empujada por la inspiración, mamá resolvió:
—¡Venga! Vamos a intentarlo. Voy a pedirles que te ayuden.
Tras conversar un rato reunidos en la orilla, volvió al árbol.
—Hijo —dijo emocionada—, lo conseguiste. Lo van a hacer. Bueno, lo conseguiste si cumples su única condición.
—La que sea.
—Quieren que también prometas que ellos lograran lo que siempre han deseado para ser felices; volar.
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Ahora si!!!
Ya están todos... preparando el formulario
(Como se nota la vuelta a la rutina, 20 relatazos, y eso que yo no vuelvo a la rutina hasta octubre )
Ya están todos... preparando el formulario
(Como se nota la vuelta a la rutina, 20 relatazos, y eso que yo no vuelvo a la rutina hasta octubre )
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Toro escribió:18.- No alimenten las aves.
Había una vez un pajarito sobrealimentado que ocupaba el centro de la plazuela. Era muy grande. Era del tamaño de una escultura ecuestre con pedestal. Apenas si podía moverse. Ya no volaba. Le lanzaban hamburguesas dobles con queso porque a las bolsitas de maíz las despreciaba. Era una montaña de plumas. Los turistas peregrinaban para pasmarse ante el ave, a la que la plazoleta empezaba a quedarle pequeña. Por supuesto, floreció el comercio de camisetas y de bolsos, y un tatuador pintaba al bicho sin parar en muslos y antebrazos. Un buen día, sin desplumarse, el pajarito se zampó a un gallego desprevenido. Le retiraron el título de Ave Predilecta de La Villa, claro. Pero no todo fueron malas noticas; el pueblo volvió a conocer la fama, en esa ocasión por su Triple Burger de Pollo.
surrealista to the max...
el final no llego a pillarlo...
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Toro escribió:19.- Pajarito Elliot
Había una vez un pajarito que no sabía cantar. Era fiel público de los apasionados duelos entre Jilguero`s y Malvís Jr., hacía cola para escuchar a Las Miruellas y tenía un poster de C.Ruiseñor en su nido, pero de su propio pico sólo salían chirridos horrísonos, y todos sus amigos se reían de él desde pichones, así que enmudeció.
Pero un día, en un festival de pájaros cantores, conoció a una abubilla, que tocaba la guitarra, y a un pájaro carpintero, que tocaba la batería. “Canta con nosotros”, le dijeron, “No importa cómo lo hagas; nosotros tocaremos contigo”.
Y el pajarito cantó. Fatal. Pero descubrió que, efectivamente, eso era lo que menos importaba.
precioso...
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Toro escribió:20.- El anhelo universal
Había una vez un pajarito que pasaba las horas en su nido mirando al mar. Embelesado por la blanca espuma de las olas, los simpáticos chapuzones de los pingüinos y las acrobáticas danzas de los delfines, se había obsesionado con nadar.
—Olvídalo, hijo —repetía su mamá, mientras intentaba darle una lombriz—. Es imposible, y mírate, ya ni siquiera comes, debes cuidarte.
—Mamá, solo deseo poder sumergirme en el agua y sentirla buceando en ella —replicó retirando el pico—. Sin eso no seré feliz.
Con una súbita sacudida empujada por la inspiración, mamá resolvió:
—¡Venga! Vamos a intentarlo. Voy a pedirles que te ayuden.
Tras conversar un rato reunidos en la orilla, volvió al árbol.
—Hijo —dijo emocionada—, lo conseguiste. Lo van a hacer. Bueno, lo conseguiste si cumples su única condición.
—La que sea.
—Quieren que también prometas que ellos lograran lo que siempre han deseado para ser felices; volar.
la infelicidad perpetua...
buen relato
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Pues ya está el formulario en primera página disponible!!!
Pero antes, siempre agradezco al acabar, pero los shows se agradecen cuando se agradecen, y a falta del maestro de gifs, aquí van!!!!
Pero antes, siempre agradezco al acabar, pero los shows se agradecen cuando se agradecen, y a falta del maestro de gifs, aquí van!!!!
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
qué bueno, gracias
¡a frotar!
¡a frotar!
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
20 relatos, fdc, gifs, shows, y de todo
Esmeralda- Forera del Año
- Mensajes : 18736
Fecha de inscripción : 21/02/2018
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Humor y muerte al captor....lo tiene.Hank escribió:Toro escribió:17.- Ni pío
Había una vez un pajarito que no piaba. Sin gorjeo, al cuidador siempre le pasaba desapercibido y olvidaba saludarlo o acariciarle el plumaje como hacía con el resto. Pasaron los años y siguió sin piar. Un día quien saludó con un Hola, imbécil, fue él. Y el cuidador murió en el acto, bien provisto de su hipertensión y su desdén.
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Yo creo que lo hicieron BurgerHank escribió:Toro escribió:18.- No alimenten las aves.
Había una vez un pajarito sobrealimentado que ocupaba el centro de la plazuela. Era muy grande. Era del tamaño de una escultura ecuestre con pedestal. Apenas si podía moverse. Ya no volaba. Le lanzaban hamburguesas dobles con queso porque a las bolsitas de maíz las despreciaba. Era una montaña de plumas. Los turistas peregrinaban para pasmarse ante el ave, a la que la plazoleta empezaba a quedarle pequeña. Por supuesto, floreció el comercio de camisetas y de bolsos, y un tatuador pintaba al bicho sin parar en muslos y antebrazos. Un buen día, sin desplumarse, el pajarito se zampó a un gallego desprevenido. Le retiraron el título de Ave Predilecta de La Villa, claro. Pero no todo fueron malas noticas; el pueblo volvió a conocer la fama, en esa ocasión por su Triple Burger de Pollo.
surrealista to the max...
el final no llego a pillarlo...
Se ha comido un gallego....que iba despistado y no ha preguntarle nada.....ojo.
m
Última edición por m señor el Jue 15 Sep 2022 - 10:41, editado 1 vez
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Esto es como la vida misma.....hoy me lían para berrear en un concierto.......y como voy liando siempre a la gente....luego no puedo decir que no......Hank escribió:Toro escribió:19.- Pajarito Elliot
Había una vez un pajarito que no sabía cantar. Era fiel público de los apasionados duelos entre Jilguero`s y Malvís Jr., hacía cola para escuchar a Las Miruellas y tenía un poster de C.Ruiseñor en su nido, pero de su propio pico sólo salían chirridos horrísonos, y todos sus amigos se reían de él desde pichones, así que enmudeció.
Pero un día, en un festival de pájaros cantores, conoció a una abubilla, que tocaba la guitarra, y a un pájaro carpintero, que tocaba la batería. “Canta con nosotros”, le dijeron, “No importa cómo lo hagas; nosotros tocaremos contigo”.
Y el pajarito cantó. Fatal. Pero descubrió que, efectivamente, eso era lo que menos importaba.
precioso...
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
m señor escribió:Yo creo que lo hicieron BurgerHank escribió:Toro escribió:18.- No alimenten las aves.
Había una vez un pajarito sobrealimentado que ocupaba el centro de la plazuela. Era muy grande. Era del tamaño de una escultura ecuestre con pedestal. Apenas si podía moverse. Ya no volaba. Le lanzaban hamburguesas dobles con queso porque a las bolsitas de maíz las despreciaba. Era una montaña de plumas. Los turistas peregrinaban para pasmarse ante el ave, a la que la plazoleta empezaba a quedarle pequeña. Por supuesto, floreció el comercio de camisetas y de bolsos, y un tatuador pintaba al bicho sin parar en muslos y antebrazos. Un buen día, sin desplumarse, el pajarito se zampó a un gallego desprevenido. Le retiraron el título de Ave Predilecta de La Villa, claro. Pero no todo fueron malas noticas; el pueblo volvió a conocer la fama, en esa ocasión por su Triple Burger de Pollo.
surrealista to the max...
el final no llego a pillarlo...
Se ha comido un gallego....que iba despistado y no ha preguntarle nada.....ojo.
m
no sé qué tienen contra los gallegos...
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Me deja con muchas dudas el relato......no hay humor....Hank escribió:Toro escribió:20.- El anhelo universal
Había una vez un pajarito que pasaba las horas en su nido mirando al mar. Embelesado por la blanca espuma de las olas, los simpáticos chapuzones de los pingüinos y las acrobáticas danzas de los delfines, se había obsesionado con nadar.
—Olvídalo, hijo —repetía su mamá, mientras intentaba darle una lombriz—. Es imposible, y mírate, ya ni siquiera comes, debes cuidarte.
—Mamá, solo deseo poder sumergirme en el agua y sentirla buceando en ella —replicó retirando el pico—. Sin eso no seré feliz.
Con una súbita sacudida empujada por la inspiración, mamá resolvió:
—¡Venga! Vamos a intentarlo. Voy a pedirles que te ayuden.
Tras conversar un rato reunidos en la orilla, volvió al árbol.
—Hijo —dijo emocionada—, lo conseguiste. Lo van a hacer. Bueno, lo conseguiste si cumples su única condición.
—La que sea.
—Quieren que también prometas que ellos lograran lo que siempre han deseado para ser felices; volar.
la infelicidad perpetua...
buen relato
m
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Creo que solo es contra los despistados.Hank escribió:m señor escribió:Yo creo que lo hicieron BurgerHank escribió:Toro escribió:18.- No alimenten las aves.
Había una vez un pajarito sobrealimentado que ocupaba el centro de la plazuela. Era muy grande. Era del tamaño de una escultura ecuestre con pedestal. Apenas si podía moverse. Ya no volaba. Le lanzaban hamburguesas dobles con queso porque a las bolsitas de maíz las despreciaba. Era una montaña de plumas. Los turistas peregrinaban para pasmarse ante el ave, a la que la plazoleta empezaba a quedarle pequeña. Por supuesto, floreció el comercio de camisetas y de bolsos, y un tatuador pintaba al bicho sin parar en muslos y antebrazos. Un buen día, sin desplumarse, el pajarito se zampó a un gallego desprevenido. Le retiraron el título de Ave Predilecta de La Villa, claro. Pero no todo fueron malas noticas; el pueblo volvió a conocer la fama, en esa ocasión por su Triple Burger de Pollo.
surrealista to the max...
el final no llego a pillarlo...
Se ha comido un gallego....que iba despistado y no ha preguntarle nada.....ojo.
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no sé qué tienen contra los gallegos...
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m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Voto fatal ejercido.
Me ha costado repartir los 1 porqye habia varios candidatos, buena ronda
Me ha costado repartir los 1 porqye habia varios candidatos, buena ronda
_________________
RegSound- Moderador
- Mensajes : 52026
Fecha de inscripción : 06/11/2017
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Todo.lo.que vuela....zen...ellliot y Parker.......esos no, pero casi.
Felicidades a los premiados.
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Felicidades a los premiados.
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- Spoiler:
- es broma eran esos
m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Me han quedado otros 4 de risa sin votar.....ains...que pena no tener doble nick.
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m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
yo visto el nivel me conformo con medio rosco...
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Por cierto.... la gala la oficiará el honorable Moderno.
Así que detalles como horarios y demás a él, que voy ahora mismo a pasarle bártulos e indicaciones necesarias.
Lo que no quita que en la ronda exista el torotongo de rigor, hay que aprovechar las pocas veces que se saborean las mieles del triunfo
Así que detalles como horarios y demás a él, que voy ahora mismo a pasarle bártulos e indicaciones necesarias.
Lo que no quita que en la ronda exista el torotongo de rigor, hay que aprovechar las pocas veces que se saborean las mieles del triunfo
Toro- Mensajes : 28471
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Votado fatal. El mejor me ha parecido el fdc de Eloyso Muy bueno
Robrocker- Mensajes : 838
Fecha de inscripción : 31/01/2018
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Laureolas para:
16.- Un amor difícil: precioso. Vota Amor. (3)
5.- Twitter Parker: original vuelta de tuerca, reconocible héroe. (2)
13.- Noches de rumba: por arriesgarte con ese otro pajarito y por rescatar del recuerdo a John Holmes. (1)
18.- No alimenten las aves: berlanguiano. (1)
Y el Premio Negro-Poeta de Tele5, Cesar Brandon Saria, va esta semana EX AEQUO para los trabajos 3.- De los pequeños también se aprende y 15.- Volando voy, volando vengo. ¿Vosotros sabéis que Rambo fue educado para comer cosas que harían vomitar a una cabra? Bien, pues Rambo no se comería esto; ni la cabra. Discípulos de Jorge Bucay, apóstoles de Anthony de Mello, apelar a la infancia con recursos cursis fue e-xac-ta-men-te para lo que fue creado este premio. Tómalo, tómalo, vuestro es y mío no.
16.- Un amor difícil: precioso. Vota Amor. (3)
5.- Twitter Parker: original vuelta de tuerca, reconocible héroe. (2)
13.- Noches de rumba: por arriesgarte con ese otro pajarito y por rescatar del recuerdo a John Holmes. (1)
18.- No alimenten las aves: berlanguiano. (1)
Y el Premio Negro-Poeta de Tele5, Cesar Brandon Saria, va esta semana EX AEQUO para los trabajos 3.- De los pequeños también se aprende y 15.- Volando voy, volando vengo. ¿Vosotros sabéis que Rambo fue educado para comer cosas que harían vomitar a una cabra? Bien, pues Rambo no se comería esto; ni la cabra. Discípulos de Jorge Bucay, apóstoles de Anthony de Mello, apelar a la infancia con recursos cursis fue e-xac-ta-men-te para lo que fue creado este premio. Tómalo, tómalo, vuestro es y mío no.
salakov- Mensajes : 52268
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Me ha dicho un pajarito a quién votar, y aún así he votado fatal...
quakto- Mensajes : 4970
Fecha de inscripción : 27/02/2014
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
Yo staré haciendo el punki en un escenario.....me pasaré tarde.
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m señor- Mensajes : 46746
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Ronda 8.5 del concurso de microrrelatos del foroazkena. Votaciones hasta 21:45.
importante que Esmeralda confirme que no se ha quedado ningún mensaje sin dar a "enviar"
Troy Mc Clure- Mensajes : 8195
Fecha de inscripción : 13/04/2016
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