RONDA 8.11 DEL SEMANAL CONCURSO DE MICRORRELATOS. GALA A LAS 22.30!!!

Eloy escribió:Bon dia i bona hora

Vamos allá con cuatro magníficos para llegar a la docena...

Eloy escribió:9.- Perra vida

Nunca había estado más de una semana sin morir como mínimo una vez; primero aquella helada recién nacido, el camión de bomberos, aquel carpanta que me cocinó a la brasa, el perdigonazo del tío Honorio, la tostadora en la bañera, la caída desde aquel tejado. Y ahora no puedo bajar del puto árbol. Pero bueno, aún me queda una. No, mierda, van siete ya...¡miau!

Eloy escribió:10.- Agitando recuerdos

Nunca había estado más de una semana sin ver caer la nieve sobre sus lugares favoritos. Embelesado, casi hechizado por el movimiento errátil de los copos, mi abuelo no dejaba de contemplarlos hasta que se posaba el último y amainaba la ventisca que él mismo había provocado. Entonces llegaba el sosiego a su alma, a su mirada, y recuperaba el ánimo para contarme historias fascinantes de sus viajes por Europa y su conquista de las Américas plagada de infortunios, pero también salpicada por los hados de bienandanzas y buenaventuras.
Sin duda debí visitarle más a menudo, escucharle más atento; supongo que le figuré eterno, como el abuelo de los Simpson. Sus ojos y su memoria fueron perdiendo transparencia, como su colección de bolas de nieve. Hoy las agito en soledad, pero ya sólo son esferas sumidas en neblina, con los copos apelmazados por el paso del tiempo, por el olvido.

Eloy escribió:11.- Con la muerte en los talones

Nunca había estado más de una semana sin ir al cine y, en el fondo, sabía que ya no iría con Laura.
No tendría tiempo para desentrañar el secreto de sus ojos ni para estar peligrosamente juntos.
Aunque no era el paciente inglés, convivía ahora con dolor y gloria en la cuarta planta.
Desde hacía dos años se había unido al club de la lucha; sin embargo, al final de la escapada no había grandes esperanzas.
Cuando el sexto sentido le hizo presentir que el ángel exterminador acechaba para darle el beso mortal, sintió vértigo.
Adivina quién viene esta noche. Solo el cielo lo sabe.
Mientras la ciudad duerme, el sueño eterno.

Eloy escribió:12.- Él lo merece

Nunca había estado más de una semana sin comer, y lo estaba pasando fatal. Pensaba que hacer una huelga de hambre daría visibilidad a su reivindicación, pero después de 7 días sin probar bocado, no había conseguido que ningún medio de comunicación se interesase por su protesta. El hambre se había vuelto insoportable, le dolía el estómago, le dolía la cabeza, no tenía fuerzas para nada pero tampoco podía dormir. Derrotado, se arrastró a la cocina y buscó en el armario. Empezó a abrir todas las latas que encontraba: edamame, maíz, soja, berberechos veganos, lo devoró todo. Empachado por el atracón y abatido por su fracaso, se sentó en el suelo con una lata de salsa de tomate. Entonces se le ocurrió una idea para su acción de protesta. Cogió la lata de tomate y la pancarta con su reclamación (Nobel Prize for Cartarescu NOW!) y se fue al museo.

salakov escribió:¿Ya es martes?

Sugar Bug escribió:

salakov escribió:¿Ya es martes?

falta media hora o así.

Eloy escribió:13.- Coctelería

Nunca había estado más de una semana sin ir a un concierto, y desde entonces llevo 3 años. Lo de la inteligencia artificial vino para quedarse. En el arte, pensamos que se quedaría solo a nivel de ilustraciones… Pero las discográficas vieron el filón y despidieron a todos sus artistas, solo quedaron unos cuantos productores que supieron qué elementos meter en la coctelera. Y no hablo solo de las grandes, los grupos pequeños también lo han sufrido. Que si una voz de Mercury por aquí, un riff zeppeliano por allá, sobre una base rítmica acedeciana… ¡Boom! Adiós músicos. Y la sociedad lo compró. Siguen existiendo los pases VIP en los conciertos virtuales, donde si pagas de más, puedes crear una canción ahí mismo.
Eso sí, como cada semana antes de que acabe el plazo, tecleo los ingredientes: nostalgia, miedo a lo desconocido, crítica a la sociedad, música y… ¡Boom!

Eloy escribió:14.- Las incomprendidas atenciones de Insulino Alarcón

«Nunca había estado más de una semana sin poder comer, apenas. Desde que nos conocimos, cada minuto alejado de ti es (no digas tortura, no lo digas) una tortura». Su mano tendida hacia mí, la palma decayendo lánguidamente. Ofrezco la mía y de tal guisa nos toma nota el camarero. «Sentir nuestros dedos entrelazados (no me soltarás ya, no), nuestros pulsos como uno solo (traed el vino, por Dios) ¿se puede ser más feliz?».
Llega el primer plato, yo solo pienso en no ahogarme entre tantas babas y encontrar una ruta de escape. Quizás por el baño…
Pero cuando pincha un rebozuelo de su guarnición y me acerca el tenedor poniendo morritos, todo plan queda anulado. «Una setita para mi (no será capaz) ratita». Luego, confusión. Mi abogado dice que le rompí la nariz de un zapatazo, pero que él alega que lo que le rompí es el corazón.

Hank escribió:

Eloy escribió:13.- Coctelería

Nunca había estado más de una semana sin ir a un concierto, y desde entonces llevo 3 años. Lo de la inteligencia artificial vino para quedarse. En el arte, pensamos que se quedaría solo a nivel de ilustraciones… Pero las discográficas vieron el filón y despidieron a todos sus artistas, solo quedaron unos cuantos productores que supieron qué elementos meter en la coctelera. Y no hablo solo de las grandes, los grupos pequeños también lo han sufrido. Que si una voz de Mercury por aquí, un riff zeppeliano por allá, sobre una base rítmica acedeciana… ¡Boom! Adiós músicos. Y la sociedad lo compró. Siguen existiendo los pases VIP en los conciertos virtuales, donde si pagas de más, puedes crear una canción ahí mismo.
Eso sí, como cada semana antes de que acabe el plazo, tecleo los ingredientes: nostalgia, miedo a lo desconocido, crítica a la sociedad, música y… ¡Boom!

a la mierda los streamings y semejantes patrañas... la música hay que sudarla...

espero que si sucede lo que tan bien explica el relato, yo ya esté bien muerto y mi colección de discos incinerada...

en cualquier caso, hay tiempo para todo tipo de música o producto, y hay tiempo para Harry Styles...

Toro escribió:

Hank escribió:

Eloy escribió:13.- Coctelería

Nunca había estado más de una semana sin ir a un concierto, y desde entonces llevo 3 años. Lo de la inteligencia artificial vino para quedarse. En el arte, pensamos que se quedaría solo a nivel de ilustraciones… Pero las discográficas vieron el filón y despidieron a todos sus artistas, solo quedaron unos cuantos productores que supieron qué elementos meter en la coctelera. Y no hablo solo de las grandes, los grupos pequeños también lo han sufrido. Que si una voz de Mercury por aquí, un riff zeppeliano por allá, sobre una base rítmica acedeciana… ¡Boom! Adiós músicos. Y la sociedad lo compró. Siguen existiendo los pases VIP en los conciertos virtuales, donde si pagas de más, puedes crear una canción ahí mismo.
Eso sí, como cada semana antes de que acabe el plazo, tecleo los ingredientes: nostalgia, miedo a lo desconocido, crítica a la sociedad, música y… ¡Boom!

a la mierda los streamings y semejantes patrañas... la música hay que sudarla...

espero que si sucede lo que tan bien explica el relato, yo ya esté bien muerto y mi colección de discos incinerada...

en cualquier caso, hay tiempo para todo tipo de música o producto, y hay tiempo para Harry Styles...

Pues la verdad... espero que no, porque yo no creo que pasen más de 10 años para algo así...

No necesariamente la desaparición de músicos, pero música por IA, incluso jam sessions, y conciertos en streaming, incluso golden circles virtuales... quizá me he quedado largo con 10...

salakov escribió:Oh, Hankie.

Te volviste un descreído.

Eloy escribió:15.- Esto podría ser un estúpido microrrelato de superhéroes

Nunca había estado más de una semana sin embutirse en el traje de superhéroe, pero ahora se halla postrado en una cama, en la décima planta de un hospital. Su traje de Supermán cuelga de una percha y parece más el gastado pijama de un adolescente que la segunda piel de un superhéroe. “Soy Clark Kent, choqué contra un dron de kryptonita cuando volaba por el cielo de Metrópolis”, les dijo a los doctores, que han decidido trasladarlo al pabellón de psiquiatría. Protesta: “no estoy loco, protejo la ciudad, exijo el alta médica”. Lo ignoran. Se enfurece, se escapa de la cama, corre hasta la ventana y se arroja al vacío. Los doctores, desde la misma ventana y estupefactos, lo contemplan poderoso a la vez que vulnerable con el infame camisón de hospital hinchado cual vela de barco y el culo al aire, volando alto, muy alto.

Eloy escribió:16.- La solución vino del cielo

Nunca había estado más de una semana en la tierra, me repugnaban mucho los humanos más allá de ese tiempo, sus manías, su desprecio para todo lo que no fuera ellos. Ni siquiera les quedaba mucho de esa pequeña esfera azul llena de chuches en la que nos gustaba pasar las vacaciones. Así que cuando hubo que probar un nuevo propulsor de planetas y dado el calor que hacía últimamente en la esfera, lo sacamos de órbita y el planeta perdió su hábitat en un momento.

Eloy escribió:17.- Condenada

Nunca había estado más de una semana sin cambiar la mesa de sitio, y comenzaba a notar el hormigueo, una suerte de comezón que emanaba de la rubia madera y le traspasaba la piel hasta martillear su cerebro. Siempre estaba incómoda, sobre todo cuando la ponía contra la pared del fondo (donde debía estar). Al sentarse frente a ella la sentía atrapada, percibía su agudo sufrimiento barnizado. Bajo la ventana no duró ni una hora, pues se abrasaba al sol, sin que nubes ni cortinas pudieran evitarlo. En el centro de la sala tampoco, pues todas las posiciones quedaban asimétricas con la pared, el sofá, la puerta, o tenía que moverla para pasar. La mesa parecía latir de impaciencia, necesitaba su sitio, lo señalaba. Tras arrimarla contra la puerta de la calle notó su profundo alivio, mezclado con el pesado convencimiento de que ya no la movería nunca más.

Eloy escribió:18.- Comprensión lectora

Nunca había estado más de una semana sin follar con él. Cayó en la cuenta al revisar las facturas del año. No porque pagase por hacerlo, sino porque siempre pagaba ella el hotel. Él viajaba desde el oeste cuatro horas y siempre traía algo caro para beber, así que ella corría con otros gastos.
Un tropiezo que se convierte en una rutina deliciosa, inesperada. Ninguno de los dos cuenta demasiado sobre su vida ahora pero sí se hablan con detalle quirúrgico sobre el pasado. Mientras fuman en la cama son conscientes de conocerse y, aún más liberador para dos adictos a la independencia, saben que se necesitan. Y lo dicen. Y lo celebran. Ahora lo comprenden, comprenden muchos de esos libros insondables y de esas historias crípticas y desgarradoras sobre la asfixia, la urgencia, la euforia y el dolor.
Ya han pasado dos semanas.

Eloy escribió:Bueno, pues cerramos ronda. Mil gracias a los/las participantes, mañana formulario y demás.

Bona nit

Eloy escribió:15.- Esto podría ser un estúpido microrrelato de superhéroes

Nunca había estado más de una semana sin embutirse en el traje de superhéroe, pero ahora se halla postrado en una cama, en la décima planta de un hospital. Su traje de Supermán cuelga de una percha y parece más el gastado pijama de un adolescente que la segunda piel de un superhéroe. “Soy Clark Kent, choqué contra un dron de kryptonita cuando volaba por el cielo de Metrópolis”, les dijo a los doctores, que han decidido trasladarlo al pabellón de psiquiatría. Protesta: “no estoy loco, protejo la ciudad, exijo el alta médica”. Lo ignoran. Se enfurece, se escapa de la cama, corre hasta la ventana y se arroja al vacío. Los doctores, desde la misma ventana y estupefactos, lo contemplan poderoso a la vez que vulnerable con el infame camisón de hospital hinchado cual vela de barco y el culo al aire, volando alto, muy alto.

m señor escribió:

Eloy escribió:15.- Esto podría ser un estúpido microrrelato de superhéroes

Nunca había estado más de una semana sin embutirse en el traje de superhéroe, pero ahora se halla postrado en una cama, en la décima planta de un hospital. Su traje de Supermán cuelga de una percha y parece más el gastado pijama de un adolescente que la segunda piel de un superhéroe. “Soy Clark Kent, choqué contra un dron de kryptonita cuando volaba por el cielo de Metrópolis”, les dijo a los doctores, que han decidido trasladarlo al pabellón de psiquiatría. Protesta: “no estoy loco, protejo la ciudad, exijo el alta médica”. Lo ignoran. Se enfurece, se escapa de la cama, corre hasta la ventana y se arroja al vacío. Los doctores, desde la misma ventana y estupefactos, lo contemplan poderoso a la vez que vulnerable con el infame camisón de hospital hinchado cual vela de barco y el culo al aire, volando alto, muy alto.

Tenemos ganador.

m

Hank escribió:

m señor escribió:

Eloy escribió:15.- Esto podría ser un estúpido microrrelato de superhéroes

Nunca había estado más de una semana sin embutirse en el traje de superhéroe, pero ahora se halla postrado en una cama, en la décima planta de un hospital. Su traje de Supermán cuelga de una percha y parece más el gastado pijama de un adolescente que la segunda piel de un superhéroe. “Soy Clark Kent, choqué contra un dron de kryptonita cuando volaba por el cielo de Metrópolis”, les dijo a los doctores, que han decidido trasladarlo al pabellón de psiquiatría. Protesta: “no estoy loco, protejo la ciudad, exijo el alta médica”. Lo ignoran. Se enfurece, se escapa de la cama, corre hasta la ventana y se arroja al vacío. Los doctores, desde la misma ventana y estupefactos, lo contemplan poderoso a la vez que vulnerable con el infame camisón de hospital hinchado cual vela de barco y el culo al aire, volando alto, muy alto.

Tenemos ganador.

m

jajajaja

Troy Mc Clure escribió:venga eloy, esto es como andar en bicicleta

a veces te caes

m señor escribió:

Hank escribió:

m señor escribió:

Eloy escribió:15.- Esto podría ser un estúpido microrrelato de superhéroes

Nunca había estado más de una semana sin embutirse en el traje de superhéroe, pero ahora se halla postrado en una cama, en la décima planta de un hospital. Su traje de Supermán cuelga de una percha y parece más el gastado pijama de un adolescente que la segunda piel de un superhéroe. “Soy Clark Kent, choqué contra un dron de kryptonita cuando volaba por el cielo de Metrópolis”, les dijo a los doctores, que han decidido trasladarlo al pabellón de psiquiatría. Protesta: “no estoy loco, protejo la ciudad, exijo el alta médica”. Lo ignoran. Se enfurece, se escapa de la cama, corre hasta la ventana y se arroja al vacío. Los doctores, desde la misma ventana y estupefactos, lo contemplan poderoso a la vez que vulnerable con el infame camisón de hospital hinchado cual vela de barco y el culo al aire, volando alto, muy alto.

Tenemos ganador.

m

jajajaja

Bailemos hank por la victoria.
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