RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
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Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
¿Están sucediendo fenómenos paranormales con los quotes o estoy flipando yo? Y luego los posts van mutando según se añaden y se quitan vídeos e inteligencias artificiales. Si va de hongos la cosa o la inteligencia artificial ha tomado el topic me lo creo.
Moderno- Mensajes : 6514
Fecha de inscripción : 28/11/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
- Spoiler:
1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
Última edición por Nomeko7 el Miér Ene 25 2023, 23:20, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Moderno escribió:¿Están sucediendo fenómenos paranormales con los quotes o estoy flipando yo? Y luego los posts van mutando según se añaden y se quitan vídeos e inteligencias artificiales. Si va de hongos la cosa o la inteligencia artificial ha tomado el topic me lo creo.
Lo único que vi es que están apareciendo relatos nuevos en mensajes anteriores a la fecha de publicación. Son como psicofonías del futuro. De gente que aún no ha nacido.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:Moderno escribió:¿Están sucediendo fenómenos paranormales con los quotes o estoy flipando yo? Y luego los posts van mutando según se añaden y se quitan vídeos e inteligencias artificiales. Si va de hongos la cosa o la inteligencia artificial ha tomado el topic me lo creo.
Lo único que vi es que están apareciendo relatos nuevos en mensajes anteriores a la fecha de publicación. Son como psicofonías del futuro. De gente que aún no ha nacido.
Y que están sonando temazos: La Prohibida, Antonio Vega, Krahe...
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7143
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Venís de administraciones modélicas y os está costando regresar a las imperfecciones.
salakov- Mensajes : 52117
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
salakov escribió:Venís de administraciones modélicas y os está costando regresar a las imperfecciones.
Asi es… pero tener las tuyas de transicion ayuda a aliviar el contraste…
Toro- Mensajes : 28430
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Oye, un poquito de por favor.Toro escribió:salakov escribió:Venís de administraciones modélicas y os está costando regresar a las imperfecciones.
Asi es… pero tener las tuyas de transicion ayuda a aliviar el contraste…
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:Oye, un poquito de por favor.Toro escribió:salakov escribió:Venís de administraciones modélicas y os está costando regresar a las imperfecciones.
Asi es… pero tener las tuyas de transicion ayuda a aliviar el contraste…
A veces la IA toma los mandos si hay demasiados hongos, ya lo sabeis
Toro- Mensajes : 28430
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Toro escribió:Nomeko7 escribió:Oye, un poquito de por favor.Toro escribió:salakov escribió:Venís de administraciones modélicas y os está costando regresar a las imperfecciones.
Asi es… pero tener las tuyas de transicion ayuda a aliviar el contraste…
A veces la IA toma los mandos si hay demasiados hongos, ya lo sabeis
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7143
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:Moderno escribió:¿Están sucediendo fenómenos paranormales con los quotes o estoy flipando yo? Y luego los posts van mutando según se añaden y se quitan vídeos e inteligencias artificiales. Si va de hongos la cosa o la inteligencia artificial ha tomado el topic me lo creo.
Lo único que vi es que están apareciendo relatos nuevos en mensajes anteriores a la fecha de publicación. Son como psicofonías del futuro. De gente que aún no ha nacido.
Esto me recuerda a cuando hacía psicofonías falsas con mi vecina.
Moderno- Mensajes : 6514
Fecha de inscripción : 28/11/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Os pilló Carmen Porter?Moderno escribió:Nomeko7 escribió:Moderno escribió:¿Están sucediendo fenómenos paranormales con los quotes o estoy flipando yo? Y luego los posts van mutando según se añaden y se quitan vídeos e inteligencias artificiales. Si va de hongos la cosa o la inteligencia artificial ha tomado el topic me lo creo.
Lo único que vi es que están apareciendo relatos nuevos en mensajes anteriores a la fecha de publicación. Son como psicofonías del futuro. De gente que aún no ha nacido.
Esto me recuerda a cuando hacía psicofonías falsas con mi vecina.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
Última edición por Nomeko7 el Miér Ene 25 2023, 09:45, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Dama de Shalott- Mensajes : 1033
Fecha de inscripción : 02/04/2022
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
- Spoiler:
1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
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9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
Última edición por Nomeko7 el Miér Ene 25 2023, 23:20, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
10. Calor de invierno
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
buah, tengo una idea horrible pero no se me ocurre nada más. frase muy abierta nomeko, así no se puede
Troy Mc Clure- Mensajes : 8195
Fecha de inscripción : 13/04/2016
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Dale, está administración es ideashorriblesfriendly.Troy Mc Clure escribió:buah, tengo una idea horrible pero no se me ocurre nada más. frase muy abierta nomeko, así no se puede
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Troy Mc Clure escribió:buah, tengo una idea horrible pero no se me ocurre nada más. frase muy abierta nomeko, así no se puede
Troy, sólo tienes que darle una vuelta...
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7143
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:
- Spoiler:
1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
10. Calor de invierno
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
Última edición por Toro el Miér Ene 25 2023, 23:17, editado 1 vez
Toro- Mensajes : 28430
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
- Spoiler:
- Toro escribió:Nomeko7 escribió:1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
10. Calor de invierno
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
Última edición por Nomeko7 el Miér Ene 25 2023, 23:20, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
salakov- Mensajes : 52117
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Vaya imágenes que genera la IAPE (Inteligencia artificial putamente enferma)
Zzzz- Mensajes : 14825
Fecha de inscripción : 22/09/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
11. Iguazú
En pleno invierno, en el mes de enero, Rosaura se despertó con la sensación de hastío de siempre. Salió de la cama y fue a preparar el desayuno. Miró con ojos tristes la pata de jamón que colgaba tras la puerta de la cocina; el paño sucio tirado sobre el mármol; la cafetera vacía; las bolsas de cuadritos del almuerzo de sus hijos; todo el cacharreo matinal... Pensó que si eran seis en casa cómo podía recaer en ella tanto trabajo. Volvió a mirar con angustia la pata de jamón y recordó a Carmen Maura en Qué he hecho yo para merecer esto. También pensó en su padre, que siempre le decía: Hija mía, tienes una carrera, nunca vas a necesitar a ningún hombre para nada.
En ese momento llamaron a la puerta. Rosaura, soy Afrodita, tú no eres feliz, cierra los ojos y pide un deseo. Al abrirlos estaba con Brad Pitt. ¡Tremendo Iguazú!
En pleno invierno, en el mes de enero, Rosaura se despertó con la sensación de hastío de siempre. Salió de la cama y fue a preparar el desayuno. Miró con ojos tristes la pata de jamón que colgaba tras la puerta de la cocina; el paño sucio tirado sobre el mármol; la cafetera vacía; las bolsas de cuadritos del almuerzo de sus hijos; todo el cacharreo matinal... Pensó que si eran seis en casa cómo podía recaer en ella tanto trabajo. Volvió a mirar con angustia la pata de jamón y recordó a Carmen Maura en Qué he hecho yo para merecer esto. También pensó en su padre, que siempre le decía: Hija mía, tienes una carrera, nunca vas a necesitar a ningún hombre para nada.
En ese momento llamaron a la puerta. Rosaura, soy Afrodita, tú no eres feliz, cierra los ojos y pide un deseo. Al abrirlos estaba con Brad Pitt. ¡Tremendo Iguazú!
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
salakov escribió:¿Ya es martes?
Es miércoles.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Ande quedó el trópico.
Zzzz- Mensajes : 14825
Fecha de inscripción : 22/09/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:
- Spoiler:
Toro escribió:Nomeko7 escribió:1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
10. Calor de invierno
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
11. Iguazú
En pleno invierno, en el mes de enero, Rosaura se despertó con la sensación de hastío de siempre. Salió de la cama y fue a preparar el desayuno. Miró con ojos tristes la pata de jamón que colgaba tras la puerta de la cocina; el paño sucio tirado sobre el mármol; la cafetera vacía; las bolsas de cuadritos del almuerzo de sus hijos; todo el cacharreo matinal... Pensó que si eran seis en casa cómo podía recaer en ella tanto trabajo. Volvió a mirar con angustia la pata de jamón y recordó a Carmen Maura en Qué he hecho yo para merecer esto. También pensó en su padre, que siempre le decía: Hija mía, tienes una carrera, nunca vas a necesitar a ningún hombre para nada.
En ese momento llamaron a la puerta. Rosaura, soy Afrodita, tú no eres feliz, cierra los ojos y pide un deseo. Al abrirlos estaba con Brad Pitt. ¡Tremendo Iguazú!
Toro- Mensajes : 28430
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Toro escribió:Nomeko7 escribió:
- Spoiler:
Toro escribió:Nomeko7 escribió:1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
10. Calor de invierno
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
11. Iguazú
En pleno invierno, en el mes de enero, Rosaura se despertó con la sensación de hastío de siempre. Salió de la cama y fue a preparar el desayuno. Miró con ojos tristes la pata de jamón que colgaba tras la puerta de la cocina; el paño sucio tirado sobre el mármol; la cafetera vacía; las bolsas de cuadritos del almuerzo de sus hijos; todo el cacharreo matinal... Pensó que si eran seis en casa cómo podía recaer en ella tanto trabajo. Volvió a mirar con angustia la pata de jamón y recordó a Carmen Maura en Qué he hecho yo para merecer esto. También pensó en su padre, que siempre le decía: Hija mía, tienes una carrera, nunca vas a necesitar a ningún hombre para nada.
En ese momento llamaron a la puerta. Rosaura, soy Afrodita, tú no eres feliz, cierra los ojos y pide un deseo. Al abrirlos estaba con Brad Pitt. ¡Tremendo Iguazú!
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
11 relatos. Nomekonfín.
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- Spoiler:
- Aceptaría Nomekomarka o Nomekondado.
salakov- Mensajes : 52117
Fecha de inscripción : 04/08/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
salakov escribió:11 relatos. Nomekonfín.
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- Spoiler:
Aceptaría Nomekomarka o Nomekondado.
Pues yo estaba pensando en Nomekonstanmásde13... eso si llegase a 13, claro...
Toro- Mensajes : 28430
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Exagerados... queda lo mejor del flas.
Zzzz- Mensajes : 14825
Fecha de inscripción : 22/09/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Seguramente lleguemos a 12. No descarto para nada incluso que lleguemos a 12+1.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Toro escribió:salakov escribió:11 relatos. Nomekonfín.
Me gusta.
- Spoiler:
Aceptaría Nomekomarka o Nomekondado.
Pues yo estaba pensando en Nomekonstanmásde13... eso si llegase a 13, claro...
Nomekoqueislostojones, propongo.
Eduardo Montenegro- Mensajes : 7143
Fecha de inscripción : 10/08/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
12. La misión
En pleno invierno, en el mes de enero, observo con Marc al mendigo del parque tratando de resguardarse del frío colocando escuetos cartones sobre su cuerpo en el banco.
—Es increíble, pobre gente, parecen hechos de otra madera —reflexioné en alto—, duros como soldados.
De repente cruzamos miradas. La mantuvo, impasible. Tras unos minutos se levantó viniendo directo hacia mí.
—Sé que lo sabes —me dijo.
—¿Perdón?—
—No sé quién eres pero lo veo en tu mirada, estas entrenado también.
—Sí… —intenté seguir el juego.
—No me delates, por favor, mi puesto está en juego. Los agentes especiales también vigilamos que todos estéis más seguros.
—Claro, tranquilo.
Con ojos vidriosos se volvió a su banco.
—Joder, está tronado —soltó Marc
—¿Y si es verdad?
—Si es verdad da absolutamente igual.
—¿Cómo va a dar igual?
—Pues porque, verdad o mentira, tú estarás totalmente vigilado igualmente y él dormirá cada noche bajo cartones. A veces la “verdad” está sobrevalorada.
En pleno invierno, en el mes de enero, observo con Marc al mendigo del parque tratando de resguardarse del frío colocando escuetos cartones sobre su cuerpo en el banco.
—Es increíble, pobre gente, parecen hechos de otra madera —reflexioné en alto—, duros como soldados.
De repente cruzamos miradas. La mantuvo, impasible. Tras unos minutos se levantó viniendo directo hacia mí.
—Sé que lo sabes —me dijo.
—¿Perdón?—
—No sé quién eres pero lo veo en tu mirada, estas entrenado también.
—Sí… —intenté seguir el juego.
—No me delates, por favor, mi puesto está en juego. Los agentes especiales también vigilamos que todos estéis más seguros.
—Claro, tranquilo.
Con ojos vidriosos se volvió a su banco.
—Joder, está tronado —soltó Marc
—¿Y si es verdad?
—Si es verdad da absolutamente igual.
—¿Cómo va a dar igual?
—Pues porque, verdad o mentira, tú estarás totalmente vigilado igualmente y él dormirá cada noche bajo cartones. A veces la “verdad” está sobrevalorada.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
A todo esto, ¿cuándo se cierra? Es para un amigo procrastinador.
Zzzz- Mensajes : 14825
Fecha de inscripción : 22/09/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Vamos viendo.Zzzz escribió:A todo esto, ¿cuándo se cierra? Es para un amigo procrastinador.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
13. Don erre que erre
En pleno invierno, en el mes de enero, recorría las heladas calles ataviado solo con tres calcetines: dos donde toca ponerlos y otro ahí, eso es, sujeto con una goma que se ciñe con fuerza a la base del pedúnculo.
Los primeros días nos escandalizó a todos, pero luego nos preocupaba más que cogiera una pulmonía. Aunque, total…
«Más frío me provoca tu indiferencia, Corín» clamaba a voz en grito. Algunos aspavientos hacen que, yo al menos, no pudiera sino celebrarlo con unas carcajadas.
Se proclamaba enamorado de Corín Tellado. No de su obra, sino de ella. Lo mismo da que le digas que esa señora ya tiene una edad y que no es como las mujeres que adornan las portadas de sus fotonovelas, que son las que lo hacen entrar en calor.
Solo mira las fotos, ni se molesta en leer ni una palabra. Si lo pilla Tabori...
En pleno invierno, en el mes de enero, recorría las heladas calles ataviado solo con tres calcetines: dos donde toca ponerlos y otro ahí, eso es, sujeto con una goma que se ciñe con fuerza a la base del pedúnculo.
Los primeros días nos escandalizó a todos, pero luego nos preocupaba más que cogiera una pulmonía. Aunque, total…
«Más frío me provoca tu indiferencia, Corín» clamaba a voz en grito. Algunos aspavientos hacen que, yo al menos, no pudiera sino celebrarlo con unas carcajadas.
Se proclamaba enamorado de Corín Tellado. No de su obra, sino de ella. Lo mismo da que le digas que esa señora ya tiene una edad y que no es como las mujeres que adornan las portadas de sus fotonovelas, que son las que lo hacen entrar en calor.
Solo mira las fotos, ni se molesta en leer ni una palabra. Si lo pilla Tabori...
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
14. Mientras araño el delgado hielo
En pleno invierno, en el mes de enero, niños como los que éramos tú y yo juegan sobre la capa de hielo que se forma sobre el lago sin saber que te ahogaste allí hace quince años.
Si te soy sincero, tampoco pienso a menudo en ello, y no soy más infeliz que cualquiera, pero en días como este soy capaz de reconocer la tormenta que se acerca, cuando mi cuerpo se mueve lento, como si caminara bajo el agua, y mi piel se empieza a volver azul: primero mis dedos, luego mi pecho, y así hasta mis labios. Es entonces cuando la tempestad regresa y yo intento escapar dando golpes, con mis manos azules, contra una capa de hielo, que en realidad es un espejo que nunca se rompe. Así, hasta que detrás del cristal, tus labios azules me hacen una mueca, parece que sonríen, y entiendo que todo está bien.
En pleno invierno, en el mes de enero, niños como los que éramos tú y yo juegan sobre la capa de hielo que se forma sobre el lago sin saber que te ahogaste allí hace quince años.
Si te soy sincero, tampoco pienso a menudo en ello, y no soy más infeliz que cualquiera, pero en días como este soy capaz de reconocer la tormenta que se acerca, cuando mi cuerpo se mueve lento, como si caminara bajo el agua, y mi piel se empieza a volver azul: primero mis dedos, luego mi pecho, y así hasta mis labios. Es entonces cuando la tempestad regresa y yo intento escapar dando golpes, con mis manos azules, contra una capa de hielo, que en realidad es un espejo que nunca se rompe. Así, hasta que detrás del cristal, tus labios azules me hacen una mueca, parece que sonríen, y entiendo que todo está bien.
Última edición por Nomeko7 el Miér Ene 25 2023, 23:24, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:Toro escribió:Nomeko7 escribió:
- Spoiler:
Toro escribió:Nomeko7 escribió:1. La caza
En pleno invierno, en el mes de enero, me adentré en el bosque, siguiendo las pisadas lentamente. Miré hacia las copas, algo se movió rápido entre las ramas. Alcé el arco y lancé la flecha. La bestia huyó saltando, agarrándose hábilmente de un tronco a otro. Corrí tras ella. De un salto me encaramé y escalé un tronco. Salté de árbol en árbol, persiguiéndola. Lancé la estrella ninja, que surcó el aire y la alcanzó, rozándole levemente. Se giró como una exhalación y se lanzó contra mí, hiriéndome en el brazo con sus garras.
En la ciudad, los habitantes desaparecían uno a uno cada invierno, cuando la bestia despertaba y saltaba de tejado en tejado en la noche. Al fin se detuvo, el océano se extendía tras ella. Se giró, mirándome amenazante.
Me imaginé volviendo a casa, con su cuerpo a mis hombros. Todos aplaudían, tras años de muerte. Salté contra ella y ambos caímos por el acantilado.
2. TamayuraEn pleno invierno, en el mes de enero, decidimos enfrentar el frío polar de nuestra ciudad con el calor de nuestros cuerpos. Desnudos sobre el gélido pavimento, parecemos peces abandonados a su suerte. Aleteamos en busca de ese recoveco ajeno donde guarecernos. El sexo derrite el suelo mientras la música susurra onírica en nuestras depravadas mentes. Pieles pálidas que se entrelazan ansiando el egoísta placer del que se refugia en un sentimiento de pertenencia. La ropa dispersa sobre la acera contigua muestra la urgencia de la poesía más terrenal. Es hermoso ver la tensión, el deseo, el ávido perfume de la pasión que nos conduce a la locura. Sientes como todo vale la pena cuando desaparece la persona para construir algo nuevo y único. Y después el silencio, y de nuevo el frío, ese que nos recuerda lo mediocres que somos cuando regresamos a lo predecible, a lo esperado, a eso que nos aburre cada segundo de nuestras vidas.
3. Las dos vidas de Antónov Denísovich
En pleno invierno, en el mes de enero, Antónov decidió abandonar mi libro; sobre el escritorio solo quedó un manuscrito ilegible lleno de espacios en blanco. Primero lo busqué por los montes circundantes, Antónov no temía al frío y yo sabía de primera mano de sus ansias de libertad. Una tormenta de nieve me sorprendió y vagué muchas horas hasta avistar una pequeña isba en mitad de la nada. Me asomé por la ventana y allí estaba Antónov, charlando animosamente y bebiendo vodka con un escritor que yo detestaba. Llamé e intercambiamos unas palabras:
—Te quería como un hijo...
—Me has hecho pasar un martirio de ochocientas páginas en una cárcel siberiana, ¡piérdete!
Después de eso no me fiaba de escribir otra novela rusa, probé otros trabajos pero acabé por hundirme y suicidarme.
Solemnemente de pie, Antónov y mi rival miran mi cuerpo yacente en el ataúd.
—Pobrecillo, ha sido víctima de su propio personaje.
4. La sublevación de Sonny
En pleno invierno,
en el mes de enero,
contrito, solitario y quedo
no me apetece ni quiero
escribir un cuaderno
sobre el puto Ablanedo.
5. La soledad del hinchaEn pleno invierno, en el mes de enero, W camina en la noche con el alma tan helada como el día, pues es un hombre a la deriva —su equipo acaba de perder por enésima vez contra el equipo de siempre, el pérfido merenguito—, cuando un sonido familiar lo conduce desde la intemperie del asfalto hasta la puerta de una tasca. Y allí entra, en una oscuridad pestilente de aceites inmemoriales y suelo de gambas fósiles. Junto a los aseos está la máquina tragaperras entonando su enervante melodía. W se palpa los bolsillos vacíos —se lo gastó todo en la entrada para el partido—, contempla la máquina con ojos dementes, y zarandeándola le pregunta: “¿quién soy, adónde voy, cuándo cojones les vamos a ganar?" La máquina, desde su inmovilidad de esfinge, le devuelve un parpadeo frutal: dos limones y una piña. Con los ojos llenos de lágrimas, W regresa a la fría noche.
6. Farolas
En pleno invierno, en el mes de enero, cuando paseo tarde por el barrio (este barrio envejecido y cansado de sí mismo), los vecinos que militan en el parque se han esfumado y no suelo cruzarme con nadie. En alguno de estos paseos me encojo de pronto porque una sombra me alcanza. Un segundo después sé que la sombra soy yo, que al cruzarme con haces de distintas farolas, proyecto en el suelo un caleidoscopio de yoes. Así que voy de requiebro en sobresalto, distraído mientras con algo de música que me pulveriza los tímpanos para ganarle a viento. Y otra vez un susto porque otra vez mi sombra. No hay nada alrededor que me amenace, nadie en la calle. Nada que pueda dañarme. Solo somos yo.
7. Balance personal
En pleno invierno, en el mes de enero, sitúan el día más triste del año, bautizado como Blue Monday. Sin embargo, ese nunca ha sido uno de mis peores días. Incluso, en 2017, fue el sexto mejor, cuando encontré veinte euros tirados en el portal y pillé unos pantalones en las terceras rebajas de Bershka —todavía los tengo—. Fue un capricho, normalmente compro ofertas por internet eligiendo el método de entrega menos rápido posible. Me ilusiona la expectativa, nunca los objetos en sí; una vez abro el paquete, me embarga una profunda tristeza y suelo devolverlo todo. Creo que eso explica que siete de mis diez días más infelices este año hayan sido domingos. Son tardes como hoy, en las que advierto que el anhelado fin de semana resulta tan carente de sentido como todo lo demás. Pero, a veces, olvido y entonces, estoy bien. Van a ser las doce, me voy a dormir. Mañana será otro día.
8. Luceros
En pleno invierno, en el mes de enero, un ciego pedía limosna bajo los soportales de una iglesia. «¡Unos ojos! ¡Por caridad, que alguien me entregue unos ojos!», solicitaba a voz en grito. Si algún feligrés arrojaba monedas sobre su regazo, él las devolvía con desprecio. «¡Guardaos el dinero de los hombres!», decía entre escupitajos. «¡Quiero luceros!». Un hombre rico se acercó y le ofreció diamantes con los que rellenar sus cuencas, él los rechazó. Luego un niño le ofreció unas canicas verdeazuladas, tómalas, con ellas he pasado buenos momentos, pero el ciego no quería juguetes. Vidrios perfectos, esferas de obsidiana, incluso vitriólicas nubes de turquesa le ofrendaron aquel día, pero él rehusó cada donación. Solamente un tremor de duda le asaltó cuando alguien puso sobre sus manos los testículos recién cortados de un fascista. «Son ojos de ángel, los amputé yo mismo», dijo el loco del pueblo. El ciego sintió su calidez, pero definitivamente también los rechazó.
9. Katiuskas
En pleno invierno, en el mes de enero, una noche de insomnio, cuando la luna inundó la habitación con su luz, se miró en el espejo para intentar ver más allá de la figura reflejada.
Se vio de niña, sintiendo caer las gotas de lluvia sobre los cabellos alborotados y feliz, saltando en los charcos con sus botas.
Después apareció una universitaria llena de ideales que se quería comer el mundo.
Fuera del espejo era una mujer vacía que había perdido por el camino su espíritu de lucha y rebeldía. Lloró hasta el amanecer.
Con una ducha fría y varias tazas de café soportó la jornada laboral.
A la salida del bufete decidió regresar a casa caminando y no tomar el metro. Llovía y el viento alborotaba su pelo. Al cruzar las vio en el escaparate. Sonrió y se prometió que no se iba a traicionar nunca más.
10. Calor de invierno
En pleno invierno, en el mes de enero, las nevadas dejaban incomunicado nuestro pueblo. Era entonces cuando, pertrechados con lo imprescindible, comenzábamos la hibernación en nuestra cabaña.
Leña, mantas, velas y abrazos nos procuraban calor; sopas, quesos, vinos y chocolate nos sustentaban; libros, lienzos, puzles y cuadernos entretenían nuestros ratos de vigilia.
Pero, sobre todo, nuestro lecho como centro del mundo, la suavidad de nuestros juegos de cama, la dulzura de nuestras caricias; nuestros interminables letargos, eternas horas de sueño, el placer de despertar para volver a adormecernos enroscados, de dormitar escuchando tus ronroneos. Debatíamos sobre si fuera sería día o noche, sin comprobarlo. O inventábamos cuentos inspirados en las sombras de la chimenea. Nunca tenían final, uno de los dos claudicaba ante el sueño, permitiendo al otro deleitarse ante la calidez de un rostro feliz.
Con el deshielo llegaba la sensación de haberlo provocado nosotros. Después, tediosos meses deseando nieve de otro invierno. Para volver a fundirnos.
11. Iguazú
En pleno invierno, en el mes de enero, Rosaura se despertó con la sensación de hastío de siempre. Salió de la cama y fue a preparar el desayuno. Miró con ojos tristes la pata de jamón que colgaba tras la puerta de la cocina; el paño sucio tirado sobre el mármol; la cafetera vacía; las bolsas de cuadritos del almuerzo de sus hijos; todo el cacharreo matinal... Pensó que si eran seis en casa cómo podía recaer en ella tanto trabajo. Volvió a mirar con angustia la pata de jamón y recordó a Carmen Maura en Qué he hecho yo para merecer esto. También pensó en su padre, que siempre le decía: Hija mía, tienes una carrera, nunca vas a necesitar a ningún hombre para nada.
En ese momento llamaron a la puerta. Rosaura, soy Afrodita, tú no eres feliz, cierra los ojos y pide un deseo. Al abrirlos estaba con Brad Pitt. ¡Tremendo Iguazú!
12. La misión
En pleno invierno, en el mes de enero, observo con Marc al mendigo del parque tratando de resguardarse del frío colocando escuetos cartones sobre su cuerpo en el banco.
—Es increíble, pobre gente, parecen hechos de otra madera —reflexioné en alto—, duros como soldados.
De repente cruzamos miradas. La mantuvo, impasible. Tras unos minutos se levantó viniendo directo hacia mí.
—Sé que lo sabes —me dijo.
—¿Perdón?—
—No sé quién eres pero lo veo en tu mirada, estas entrenado también.
—Sí… —intenté seguir el juego.
—No me delates, por favor, mi puesto está en juego. Los agentes especiales también vigilamos que todos estéis más seguros.
—Claro, tranquilo.
Con ojos vidriosos se volvió a su banco.
—Joder, está tronado —soltó Marc
—¿Y si es verdad?
—Si es verdad da absolutamente igual.
—¿Cómo va a dar igual?
—Pues porque, verdad o mentira, tú estarás totalmente vigilado igualmente y él dormirá cada noche bajo cartones. A veces la “verdad” está sobrevalorada.
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13. Don erre que erre
En pleno invierno, en el mes de enero, recorría las heladas calles ataviado solo con tres calcetines: dos donde toca ponerlos y otro ahí, eso es, sujeto con una goma que se ciñe con fuerza a la base del pedúnculo.
Los primeros días nos escandalizó a todos, pero luego nos preocupaba más que cogiera una pulmonía. Aunque, total…
«Más frío me provoca tu indiferencia, Corín» clamaba a voz en grito. Algunos aspavientos hacen que, yo al menos, no pudiera sino celebrarlo con unas carcajadas.
Se proclamaba enamorado de Corín Tellado. No de su obra, sino de ella. Lo mismo da que le digas que esa señora ya tiene una edad y que no es como las mujeres que adornan las portadas de sus fotonovelas, que son las que lo hacen entrar en calor.
Solo mira las fotos, ni se molesta en leer ni una palabra. Si lo pilla Tabori...
14. Mientras araño el delgado hielo
En pleno invierno, en el mes de enero, niños como los que éramos tú y yo juegan sobre la capa de hielo que se forma sobre el lago sin saber que te ahogaste allí hace quince años.
Si te soy sincero, tampoco pienso a menudo en ello, y no soy más infeliz que cualquiera, pero en días como este soy capaz de reconocer la tormenta que se acerca, cuando mi cuerpo se mueve lento, como si caminara bajo el agua, y mi piel se empieza a volver azul: primero mis dedos, luego mi pecho, y así hasta mis labios. Es entonces cuando la tempestad regresa y yo intento escapar dando golpes, con mis manos azules, contra una capa de hielo, que en realidad es un espejo que nunca se rompe. Así, hasta que detrás del cristal, tus labios azules me hacen una mueca, parece que sonríen, y entiendo que todo está bien.
15. 7 de enero
En pleno invierno, en el mes de enero, Ana estaba acostumbrada a ser la reina del mambo. La mayoría de la gente espera con ansiedad las navidades: nochebuena, nochevieja, reyes... Incluso los que odian la navidad tienen ganas de esas fechas porque pueden coger unos días de vacaciones. Sin embargo, Ana es diferente. Ella quiere que pasen las navidades, porque anhela el día después de Reyes (si no cae en domingo): su instante de gloria, su momento estelar.
Sin embargo, ese día ya no es como antes. Black Friday, Ciber Monday, mid season sale, chollos entregados por mensajero… Ana ya no abre los telediarios. Ahora los periodistas proyectan una pantalla con las ventas de Ali Express en el Singles Day.
De todas formas, Ana sigue fiel a la cita, a las 9 de la mañana en las rebajas de invierno de El Corte Inglés del Paseo de la Castellana
- Spoiler:
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16. Una tarde tranquila, para algunos.
En pleno invierno, en el mes de enero, estaba sentado en un banco del parque dando de comer a los pájaros famélicos unos trozos de pan duro y divirtiéndome viendo cómo peleaban por ellos, cuando un padre se sentó a mi lado con una niña en su sillita. Él, tranquilo, miraba a su hija que, sin calcetines ni zapatos gritaba sin parar: "mal padre, tengo frío, polisía". Él sacó los calcetines y los zapatos y le preguntó si los quería, ella dijo que sí y él sin perder la calma le dijo: "bien, volvamos a casa a vestirnos y volveremos a salir".
-
17. Friolero
En pleno invierno, en el mes de enero, decidí tachar uno de los eternos propósitos de año nuevo que nunca había cumplido. Y no fue por mi lamentable estado físico, sino más bien por salud, por salud financiera. El frío estaba siendo duro, los precios del gas en auge, y yo, en paro. Me apunté al gimnasio del barrio, me salía mejor ducharme allí que en casa. Al principio iba por eso, pero al estar la calefacción siempre puesta, decidí pasar más tiempo allí. Solo daba paseos, intentando pasar desapercibido, pero me fui animando a coger alguna pesa. Por un pequeño plus tenía barra libre de batidos de proteína. Así que además de ahorrar en gas y en comida, estaba mazado.
En el mes de mayo, ya desapuntado y medio fondón, esperaba al verano para que la factura del aire acondicionado superara el abono mensual de la piscina municipal.
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18. QUÉ GUSTO
En pleno invierno, en el mes de Enero y estamos a 22 grados.
-¡Niños! ¡Coged el traje de baño que nos vamos a la playa!
-¿A la playa, Lourdes? ¿Se te ha ido la olla?
-Tú, haz lo que te dé la gana. Yo, me largo.
La playa, desierta. Qué raro. El agua a 11 grados. Normal, qué esperas.
Los críos insufribles y yo, que mirando al mar y de pronto, entro en un túnel de contradicción.
22 grados en Enero, tres hijos a los que quiero y odio, este sol cegador que no calienta nada de nada, en paro pero agotada, los pies cerúleos...
Vueltas y vueltas al túnel.
No siento las piernas y parece que alguien grita tras de mí.
Bofetón de espuma blanca en la cara que me hace despertar y ver la orilla lejana y sentir el cuerpo tan entumecido, que ni moverlo puedo.
A la porra, me dejo llevar.
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19. Luz sonrió
En pleno invierno, en el mes de enero, la cálida brisa del atardecer acariciaba sus muslos desnudos en la tumbona, frente al mar. Los días transcurrían brillantes, los amaneceres se sucedían rosados y valientes sobre la vegetación espumeante y preñada de vida. En su anterior vida dominaba el gris. Gris era el cielo, gris el empedrado mojado y agrisadas las caras de la gente que acudía a su ventanilla. A veces le contaban sus problemas, a veces no, pero se adivinaban apilados tras los ojos mortecinos. Así había pasado muchos años, con algún destello de luz que se había ido apagando: la boda, los niños. Trazaba líneas rectas de su casa a su trabajo, del trabajo a casa, veía la televisión, a veces dormía, a veces no. Y entonces aquel hombre le propuso hacerlo. Después no podrás volver, ni comunicar más con nadie de tu familia, le dijo, y si sale mal, ya sabes… Luz sonrió.
Última edición por Nomeko7 el Jue Ene 26 2023, 19:38, editado 2 veces
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Hay relatos fantásticos esta ronda
Moderno- Mensajes : 6514
Fecha de inscripción : 28/11/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Así es.Moderno escribió:Hay relatos fantásticos esta ronda
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
15. 7 de enero
En pleno invierno, en el mes de enero, Ana estaba acostumbrada a ser la reina del mambo. La mayoría de la gente espera con ansiedad las navidades: nochebuena, nochevieja, reyes... Incluso los que odian la navidad tienen ganas de esas fechas porque pueden coger unos días de vacaciones. Sin embargo, Ana es diferente. Ella quiere que pasen las navidades, porque anhela el día después de Reyes (si no cae en domingo): su instante de gloria, su momento estelar.
Sin embago, ese día ya no es como antes. Black Friday, Ciber Monday, mid season sale, chollos entregados por mensajero… Ana ya no abre los telediarios. Ahora los periodistas proyectan una pantalla con las ventas de Ali Express en el Singles Day.
De todas formas, Ana sigue fiel a la cita, a las 9 de la mañana en las rebajas de invierno de El Corte Inglés del Paseo de la Castellana
- Spoiler:
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
16. Una tarde tranquila, para algunos.
En pleno invierno, en el mes de enero, estaba sentado en un banco del parque dando de comer a los pájaros famélicos unos trozos de pan duro y divirtiéndome viendo cómo peleaban por ellos, cuando un padre se sentó a mi lado con una niña en su sillita. Él, tranquilo, miraba a su hija que, sin calcetines ni zapatos gritaba sin parar: "mal padre, tengo frío, polisía". Él sacó los calcetines y los zapatos y le preguntó si los quería, ella dijo que sí y él sin perder la calma le dijo: "bien, volvamos a casa a vestirnos y volveremos a salir".
En pleno invierno, en el mes de enero, estaba sentado en un banco del parque dando de comer a los pájaros famélicos unos trozos de pan duro y divirtiéndome viendo cómo peleaban por ellos, cuando un padre se sentó a mi lado con una niña en su sillita. Él, tranquilo, miraba a su hija que, sin calcetines ni zapatos gritaba sin parar: "mal padre, tengo frío, polisía". Él sacó los calcetines y los zapatos y le preguntó si los quería, ella dijo que sí y él sin perder la calma le dijo: "bien, volvamos a casa a vestirnos y volveremos a salir".
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Pues tengo casi todo por decidir mañana. Menudo percal.
Moderno- Mensajes : 6514
Fecha de inscripción : 28/11/2015
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
La IA está jodiendo la página.
Zzzz- Mensajes : 14825
Fecha de inscripción : 22/09/2020
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Moderno escribió:Pues tengo casi todo por decidir mañana. Menudo percal.
Pues ya somos dos
Viva enero!!
Silke_- Mensajes : 5428
Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Zzzz escribió:La IA está jodiendo la página.
Al menos a mi en el movil si… editare todos los mensajes mios para ponerlos en spoiler.
Y de momento, lamentandolo mucho, para los relatos restantes, la IA queda apagada
Buscaremos nuevas aplicaciones IA para futuras rondas
Toro- Mensajes : 28430
Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Ya está todo en spoiler. Metedle caña a la AI.
Para rezagados, mañana cerraré sobre 11 o así.
Para rezagados, mañana cerraré sobre 11 o así.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
Nomeko7 escribió:Ya está todo en spoiler. Metedle caña a la AI.
Para rezagados, mañana cerraré sobre 11 o así.
yo con esto nunca he estado de acuerdo... el cierre fue siempre miércoles, ya que de esa manera, puedes leer todos los relatos tranquilamente el jueves bien temprano, meditar y votar...
es una hora prudente en la que todavía no estás dándole demasiada caña al curro...
en fin...
ni rezagados ni pollas...
a espabilar...
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
17. Friolero
En pleno invierno, en el mes de enero, decidí tachar uno de los eternos propósitos de año nuevo que nunca había cumplido. Y no fue por mi lamentable estado físico, sino más bien por salud, por salud financiera. El frío estaba siendo duro, los precios del gas en auge, y yo, en paro. Me apunté al gimnasio del barrio, me salía mejor ducharme allí que en casa. Al principio iba por eso, pero al estar la calefacción siempre puesta, decidí pasar más tiempo allí. Solo daba paseos, intentando pasar desapercibido, pero me fui animando a coger alguna pesa. Por un pequeño plus tenía barra libre de batidos de proteína. Así que además de ahorrar en gas y en comida, estaba mazado.
En el mes de mayo, ya desapuntado y medio fondón, esperaba al verano para que la factura del aire acondicionado superara el abono mensual de la piscina municipal.
En pleno invierno, en el mes de enero, decidí tachar uno de los eternos propósitos de año nuevo que nunca había cumplido. Y no fue por mi lamentable estado físico, sino más bien por salud, por salud financiera. El frío estaba siendo duro, los precios del gas en auge, y yo, en paro. Me apunté al gimnasio del barrio, me salía mejor ducharme allí que en casa. Al principio iba por eso, pero al estar la calefacción siempre puesta, decidí pasar más tiempo allí. Solo daba paseos, intentando pasar desapercibido, pero me fui animando a coger alguna pesa. Por un pequeño plus tenía barra libre de batidos de proteína. Así que además de ahorrar en gas y en comida, estaba mazado.
En el mes de mayo, ya desapuntado y medio fondón, esperaba al verano para que la factura del aire acondicionado superara el abono mensual de la piscina municipal.
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: RONDA 8.22 DEL INVERNAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA…. Mañana frase.
18. QUÉ GUSTO
En pleno invierno, en el mes de Enero y estamos a 22 grados.
-¡Niños! ¡Coged el traje de baño que nos vamos a la playa!
-¿A la playa, Lourdes? ¿Se te ha ido la olla?
-Tú, haz lo que te dé la gana. Yo, me largo.
La playa, desierta. Qué raro. El agua a 11 grados. Normal, qué esperas.
Los críos insufribles y yo, que mirando al mar y de pronto, entro en un túnel de contradicción.
22 grados en Enero, tres hijos a los que quiero y odio, este sol cegador que no calienta nada de nada, en paro pero agotada, los pies cerúleos...
Vueltas y vueltas al túnel.
No siento las piernas y parece que alguien grita tras de mí.
Bofetón de espuma blanca en la cara que me hace despertar y ver la orilla lejana y sentir el cuerpo tan entumecido, que ni moverlo puedo.
A la porra, me dejo llevar.
En pleno invierno, en el mes de Enero y estamos a 22 grados.
-¡Niños! ¡Coged el traje de baño que nos vamos a la playa!
-¿A la playa, Lourdes? ¿Se te ha ido la olla?
-Tú, haz lo que te dé la gana. Yo, me largo.
La playa, desierta. Qué raro. El agua a 11 grados. Normal, qué esperas.
Los críos insufribles y yo, que mirando al mar y de pronto, entro en un túnel de contradicción.
22 grados en Enero, tres hijos a los que quiero y odio, este sol cegador que no calienta nada de nada, en paro pero agotada, los pies cerúleos...
Vueltas y vueltas al túnel.
No siento las piernas y parece que alguien grita tras de mí.
Bofetón de espuma blanca en la cara que me hace despertar y ver la orilla lejana y sentir el cuerpo tan entumecido, que ni moverlo puedo.
A la porra, me dejo llevar.
Última edición por Nomeko7 el Jue Ene 26 2023, 09:52, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38137
Fecha de inscripción : 03/11/2011
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