Félix Bolaños García

¿Algo que decir de nuestro actual Ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática?

Rhonda, dime algo, intenta ser dialogante como Félix Bolaños.

BlueStarRider escribió:Rhonda, dime algo, intenta ser dialogante como Félix Bolaños.

Voy hablar yo por Rhonda. 

En homenaje a mi amiga Jandrabl. Eres grande. 

Hola, mi nombre es Ofra Adeline Stuart Mill. Soy modelo, actriz, escritora y sufridora a tiempo completo, porque hija, es que no nos dejan vivir. Esto es una lucha constante. El feminismo. 
Durante mi más tierna infancia crecí ajena a todo este movimiento no porque no existiera, sino porque fui educada bajo el marco de una sociedad que tiende (cada vez menos) a considerar al hombre como protagonista de la historia. De cualquier historia, incluso de la mía, de la tuya y la de Rose Dewitt Bukater. ¿Que no sabes quién es Rose Dewitt Bukater? Pues una chica que subió al Titanic en 1997 de la mano de James Cameron y que murió de amor. Bueno, ella vivió. Pero vivió para estar muerta por dentro durante toda su vida y ser criticada porque en la tabla cabían dos. Cabían dos pero él tuvo que morir porque tenía que ser el centro de la historia. ¿Cómo no iba a serlo? Ella era una mujer consentida y caprichosa, tenía que quedarse con la tabla. Así la definió Jack, “consentida y caprichosa. Una mujer difícil”. 
Tócate la peineta. Perdóname Rose por culparte siempre de la muerte de Jack, no le mataste, él simplemente quiso morir para dejarte mal ante la opinión pública. Después de aquel 1997 seguí creciendo hasta llegar a la adolescencia. Llegué muy espabilada pero ni aun así me daba cuenta de tantas cosas que tenía interiorizadas como normales porque era lo que me habían enseñado como correcto. Gracias a la vida, no creces sola y vas conociendo gente que te hace ver la vida de otra manera. Yo conocí por ejemplo a mi amiga Virginia. Virginia Woolf, por supuesto. 
De Virginia aprendí la importancia de tener una habitación propia. “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas”. Tanto le hice caso que ahora tengo dinero, cuatro habitaciones propias y tres baños. Me falta escribir alguna que otra novela, porque yo soy escritora porque estoy escribiendo esto. Pero no he escrito ninguna novela. No he escrito nunca nada, seamos sinceras. 
Cuando pienso en Virginia me entristece mucho su fallecimiento. Virginia padecía trastorno bipolar, acabando con su vida un 28 de marzo de 1941. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse donde se ahogó. Dios me libre de llenar mis bolsillos de piedras y lanzarme al Guadalquivir, porque sin padecer yo de trastornos, a veces… A veces acabo muy harta de todos vosotros. Como aquella tarde de un 1 de noviembre que un señoro me quiso explicar que el feminismo tenía su origen en el nazismo porque acababa en -ismo. ¿No te entran ganas de morirte? El día era muy propicio desde luego, un 1 de noviembre me hubiesen hecho Santa a mí. Porque ante esto, ¿qué haces tú? Pues querer meterte un adoquín en el jigo y hundirte hasta el fin. Qué importante fue para mí Virginia para tirar del hilo y descubrir que yo soy de por sí un movimiento político y social, que yo soy de por sí teoría y filosofía que postula la igualdad de derechos. Que yo soy parte del feminismo y que tú también puedes serlo si abres la mente un poco, que a veces es que no queremos verlo porque se está muy bien mirando para otro sitio. Pero mira aquí, mira ahí y sobre todo mira por ti. Por nosotras, por ser libres. Adiós.

Dama de Shalott escribió:

BlueStarRider escribió:Rhonda, dime algo, intenta ser dialogante como Félix Bolaños.

Voy hablar yo por Rhonda. 

En homenaje a mi amiga Jandrabl. Eres grande. 

Hola, mi nombre es Ofra Adeline Stuart Mill. Soy modelo, actriz, escritora y sufridora a tiempo completo, porque hija, es que no nos dejan vivir. Esto es una lucha constante. El feminismo. 
Durante mi más tierna infancia crecí ajena a todo este movimiento no porque no existiera, sino porque fui educada bajo el marco de una sociedad que tiende (cada vez menos) a considerar al hombre como protagonista de la historia. De cualquier historia, incluso de la mía, de la tuya y la de Rose Dewitt Bukater. ¿Que no sabes quién es Rose Dewitt Bukater? Pues una chica que subió al Titanic en 1997 de la mano de James Cameron y que murió de amor. Bueno, ella vivió. Pero vivió para estar muerta por dentro durante toda su vida y ser criticada porque en la tabla cabían dos. Cabían dos pero él tuvo que morir porque tenía que ser el centro de la historia. ¿Cómo no iba a serlo? Ella era una mujer consentida y caprichosa, tenía que quedarse con la tabla. Así la definió Jack, “consentida y caprichosa. Una mujer difícil”. 
Tócate la peineta. Perdóname Rose por culparte siempre de la muerte de Jack, no le mataste, él simplemente quiso morir para dejarte mal ante la opinión pública. Después de aquel 1997 seguí creciendo hasta llegar a la adolescencia. Llegué muy espabilada pero ni aun así me daba cuenta de tantas cosas que tenía interiorizadas como normales porque era lo que me habían enseñado como correcto. Gracias a la vida, no creces sola y vas conociendo gente que te hace ver la vida de otra manera. Yo conocí por ejemplo a mi amiga Virginia. Virginia Woolf, por supuesto. 
De Virginia aprendí la importancia de tener una habitación propia. “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas”. Tanto le hice caso que ahora tengo dinero, cuatro habitaciones propias y tres baños. Me falta escribir alguna que otra novela, porque yo soy escritora porque estoy escribiendo esto. Pero no he escrito ninguna novela. No he escrito nunca nada, seamos sinceras. 
Cuando pienso en Virginia me entristece mucho su fallecimiento. Virginia padecía trastorno bipolar, acabando con su vida un 28 de marzo de 1941. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse donde se ahogó. Dios me libre de llenar mis bolsillos de piedras y lanzarme al Guadalquivir, porque sin padecer yo de trastornos, a veces… A veces acabo muy harta de todos vosotros. Como aquella tarde de un 1 de noviembre que un señoro me quiso explicar que el feminismo tenía su origen en el nazismo porque acababa en -ismo. ¿No te entran ganas de morirte? El día era muy propicio desde luego, un 1 de noviembre me hubiesen hecho Santa a mí. Porque ante esto, ¿qué haces tú? Pues querer meterte un adoquín en el jigo y hundirte hasta el fin. Qué importante fue para mí Virginia para tirar del hilo y descubrir que yo soy de por sí un movimiento político y social, que yo soy de por sí teoría y filosofía que postula la igualdad de derechos. Que yo soy parte del feminismo y que tú también puedes serlo si abres la mente un poco, que a veces es que no queremos verlo porque se está muy bien mirando para otro sitio. Pero mira aquí, mira ahí y sobre todo mira por ti. Por nosotras, por ser libres. Adiós.

¿Hay película de eso?