RONDA 9.45 DEL PALEOZOICO Y NANOTAURÍNICO CONCURSO DE MICRORRELATOS. GANADORES SALAKOV Y ZZZZ.

Zzzz escribió:Me como antes una ración de callos de los pies que de los otros.

Son un manjar. Los guisados, los de los pies sólo si tienes mucha hambre y mucha confianza de que sean de casa.

Ha venido mi hija de Ribadesella, ha estado con las amigas. Dicen que es un rollo   El último día se lo pasaron viendo la tele.

Hay cada callo por ahí...

Zzzz escribió:Me como antes una ración de callos de los pies que de los otros.

Menudo vicio tienes

Estaban buenísimos los callos

Salta al ruedo el quinto de la tarde. Olé.

5.- Palíndromo

El toro se llamaba prepucio porque hasta el rabo todo es toro.

Esmeralda escribió:

Zzzz escribió:Me como antes una ración de callos de los pies que de los otros.

Menudo vicio tienes

Estaban buenísimos los callos

Ni callos, ni rodaballo.

Seis toros, seis, tenemos ya.

Expertos en el Ordovícico, ni uno

6.- Haciendo ruidos

El toro se llamaba Juan Martínez porque odiaba a los toreros.

Un nuevo toro asoma por la puerta de la cuadra, vamos a ver cómo se llama.

7.- Alta mira

El toro se llamaba Acróstico porque tenia
Apuestos
Cuernos,
Robustos
Órganos
Sexuales,
Testa
Imponente,
Corazón
Ordovícico.

Lunes y sin relatos.

Sois Somos unos perezosos. Bajemos del árbol, que ya toca.

Por fin van llegando relatos.

Es lunes y se os nota trabajando mucho.

Mientras tanto, otros estamos al otro lado del túnel Ordovícico, y esto es lo que hay:

Tenemos el toro número ocho, que tiene los pelos del rabo como los del...

8.- Dolor cervical

El toro se llamaba Cabizbajo porque tenia una lesión en el cuello. Una mala estocada.

Llegan cosas Ordovícicas.

1.- Bagre inmutable

El experto en el Ordovícico entró en el túnel de no retorno. Le observaba apoltronado en el salón y tan solo veía a un hombre perteneciente a otra era. Mi marido no fue siempre así, el matrimonio lo convirtió en un siluro, un ser inanimado. De novios paseábamos agarrados de la mano y me acariciaba tiernamente la palma con su dedo corazón. Robábamos horas al sueño charlando de nuestros sueños que en aquellos años contaba con las dos manos. Añoro el aroma a tabaco en mi ropa cuando llegábamos de fiesta y el olor a sudor de sexo desenfrenado impregnado en las sábanas. Ahora me coloniza un olor a filete empanado y a lejía. Él mientras, perpetuado en el sofá, un trilobite que desconoce el uso del pelapatatas. Odio esa forma insidiosa de dirigirse hacia mí y su falsa amabilidad que deja como migajas a lo largo del camino.

2.- De qué te vale estudiar

El experto en el Ordovícico entró en el túnel, como cada martes, para hacer las comprobaciones rutinarias.
Que fuera experto en un período concreto de la prehistoria no es que le hubiera sido de mucha ayuda para conseguir aquel trabajo.
Revisar que todas las bombillas del túnel funcionasen correctamente podría hacerlo cualquiera.
Si su padre levantara la cabeza le diría -¡Te lo dije!

El caso es que ese día sintió una sensación extraña al entrar. Iba caminando y parecía como si el otro extremo le atrajera.
Siguió con su tediosa tarea, pero no dejaba de percibir algo diferente, que se hacía más fuerte a medida que se acercaba al final.
Le pareció percibir ciertos olores, como de whiskey y café, o de cerveza, quizá. Era una sensación de déjà vu, pero algo muy reciente.

Siguió andando hasta el final y cuando sus ojos se acostumbraron a la claridad, ya lo supo.
¡Joder! -chilló, ¡si estoy otra vez en IRLANDA!

borro

pero deja de desperdiciar tu talento, envíalo a concurso!!!

Pues lo incluyo, que la gente no lee con detenimiento, y de aquí a tres días ya no sé acuerdan de na.

9.- Ordovícicos a mí

El toro se llamaba Ordovícico porque así lo decidió el experto. Aunque no era cívico, no mató a Manolete.

Y llega el décimo. A ver si toca.

10.- Sevillano hasta la médula

El toro se llamaba Triana porque vivía en El Patio.

En los nanos hay mucho vicio. Ya decía yo que lo del toro iba a salir por ahí.

Tengo algo en la bandeja y mensajes sin responder, pero es que sigo al otro lado del túnel Ordovícico.

Ahora con la marea más alta, más cerca para el segundo chapuzón del día.

Tras el baño, unos relatos para acompañar a la cervecita en la terraza.

Qué buena vida, rediosss

3.- Amos no me jodas

El experto en el Ordovícico entró en el túnel habilitado entre el plató y la zona de espera. Carlos Sobera lo recibió con una sonrisa y tras un corto preámbulo dio paso al concurso.
Las primeras preguntas se sucedieron con rapidez. Las respuestas, tan firmes como acertadas.
Acertó la décima pregunta. Los 20.000 euros los tenía seguros. Euforia.
—Ya no me planto. O fallo o me llevo el millón.
Siguió acertando.
—La quince, o el millón o veinte mil —gritó Sobera—.
—¿A qué período precedió el Ordovícico?
—Al Cámbrico. Marcamos la B.
—Marcamos. ¿Seguro?
—Sí —que era experto, coño.
—La respuesta es…¡Incorrecta! Silúrico
—¡No!, —gritó rojo de ira. Cámbrico, Ordovícico, Silúrico.. Ese es el orden correcto. Los ojos se le salían de las Cuencas (Hola, Perales)
—Exacto —dijo Sobera—. Por eso el Ordovícico precede al Silúrico y no al Cámbrico. Sabe demasiado de geología y demasiado poco de lengua y gramática española. Se jodió el millón, amigo.

4.- Oscuridad

El experto en el Ordovícico entró en el túnel. Había sido reclamado como mayor experto a nivel mundial en dicho período geológico tras el asombroso yacimiento. La prensa y algunos científicos se agolpaban en la entrada. Juan entró, con la mano temblorosa, sujetando la linterna. Tenía que hacerlo solo, dada la delicadeza de las muestras.
En el interior se vio rodeado por la oscuridad. Tras cientos de metros dio con las rocas. Fascinado, hizo algunas fotos y las observó minuciosamente, aquel descubrimiento era revolucionario. Vio un resplandor al final del túnel y se giró. Había una salida al otro lado.
Llegó al fondo y se encontró en otro mundo, en otra época. Tras atravesar el túnel se encontró en el período Ordovícico. Lo observó todo con fascinación. Vio algunas piedras interesantes, pero tras varios minutos la emoción desapareció. Allí no había ningún animal, nada interesante. No había ni un bar, así que dio media vuelta y volvió al túnel.

El toro número once se sale de la plaza.

Vamos, que está salido.

11.- Bertín

El toro se llamaba Osborne porque entró en el túnel Ordovícico y se hizo una paja. Allí no había mujeres.

No me estáis poniendo musiquita Ordovícica ni nada, que poco dinámicos que estáis, os sienta fatal el calor. Porque la frase no será la culpable, no?

La gente en estas fechas se divide entre los que están tan a gusto de vacaciones rascándose el mondongo y los que estamos con la lengua fuera cubriendo las vacaciones de los que se rascan el mondongo. Malos tiempos para escribir en cualquiera de los casos.

La frase qué va a ser el problema. Sencilla como siempre.

Yo regreso mañana al trabajo, que es donde se escribe bien.

salakov escribió:Yo regreso mañana al trabajo, que es donde se escribe bien.

ElGonchi está en Benidorm, por la mañana refriéndose en la playa con los niños botándole encima y por la noche aprovechando cuando cae dormida su mujer para salir a ligar con alguna alemana septuagenaria. Si este hombre no encuentra inspiración sobre épocas prehistóricas allí no la encuentra nadie.

Zzzz escribió:

salakov escribió:Yo regreso mañana al trabajo, que es donde se escribe bien.

ElGonchi está en Benidorm, por la mañana refriéndose en la playa con los niños botándole encima y por la noche aprovechando cuando cae dormida su mujer para salir a ligar con alguna alemana septuagenaria. Si este hombre no encuentra inspiración sobre épocas prehistóricas allí no la encuentra nadie.

Relatos del ordovícico en primera persona.

Qué suertudo.

salakov escribió:

Zzzz escribió:

salakov escribió:Yo regreso mañana al trabajo, que es donde se escribe bien.

ElGonchi está en Benidorm, por la mañana refriéndose en la playa con los niños botándole encima y por la noche aprovechando cuando cae dormida su mujer para salir a ligar con alguna alemana septuagenaria. Si este hombre no encuentra inspiración sobre épocas prehistóricas allí no la encuentra nadie.

Relatos del ordovícico en primera persona.

Qué suertudo.

No se si suerte....Alemanas por Benidorm pocas, mas bien cangrejas inglesas a las que no te acercarías ni yendo borracho, como ellas...
de todas formas, ya estoy de vuelta, aunque sigo tocándome el mondongo una semana mas...

rebuscando en la arena de la playa me he encontrado un album entero dedicado al Ordovícico...¡esto sí es suerte!

ElGonchi escribió:

salakov escribió:

Zzzz escribió:

salakov escribió:Yo regreso mañana al trabajo, que es donde se escribe bien.

ElGonchi está en Benidorm, por la mañana refriéndose en la playa con los niños botándole encima y por la noche aprovechando cuando cae dormida su mujer para salir a ligar con alguna alemana septuagenaria. Si este hombre no encuentra inspiración sobre épocas prehistóricas allí no la encuentra nadie.

Relatos del ordovícico en primera persona.

Qué suertudo.

No se si suerte....Alemanas por Benidorm pocas, mas bien cangrejas inglesas a las que no te acercarías ni yendo borracho, como ellas...
de todas formas, ya estoy de vuelta, aunque sigo tocándome el mondongo una semana mas...

rebuscando en la arena de la playa me he encontrado un album entero dedicado al Ordovícico...¡esto sí es suerte!

Qué bueno que viniste, Gonchi. Disfruta de tus vacaciones esa semana que te queda. Manda a los niños a algún campamento y súbete al norte, aquí se está fresquito y tenemos un túnel Ordovícico con playas a cada lado. El paraíso.

Hoy trabajo.

Porca miseria

¡Pues a escribir!

Buenos días.

Sale un nuevo toro de su encierro.

12.- Este no es mi cuerpo

El toro se llamaba Zainón pero se hacía llamar Michi.

Y otro toro asoma, y se llama.

13.- El toro y la luna

El toro se llamaba porque quería encontrarse a sí mismo, y acabó enamorado de su única compañera durante la búsqueda.

También tenemos un relato Ordovícico para amenizar la mañana.

5.- Las Esfinges

El experto en el ordovícico entró en el túnel circular del tedio a la vez que su homólogo del silúrico llevaba la conversación hacia los mares epicontinentales del aburrimiento. A un lado, dibujando tirabuzones, la esposa de uno añoraba a un novio de juventud que sólo hablaba de fútbol en tanto que la otra, bostezando, ponderaba abrirse las venas con el cuchillo de la mantequilla. Quién sabe si impelidas por la desgana, quién sabe si estimuladas por una fuerza superior, las miradas de ambas se encontraron. Existía complicidad en aquellos ojos y bajo la mesa un pie viajó hasta una entrepierna. Unas rodillas se abrieron —«¡peces cartilaginosos!»— y debajo del mantel —«¡trilobites! ¡ammonites!»— una vulva se abrió como un molusco. Ajenos a la magia, aquellos hombres ensamblaban diálogos llenos de nada, mientras un pacto de camaradería, un vínculo, una promesa, se alzaba entre dos esfinges desdeñosas hacia unos compañeros vetustos, trasnochados, fósiles como los que les llenaban la boca.

Llega otro toro con buenos pitones, lógico al ser hijo de un gran semental y una madre muy astada.