RONDA 10.2 DEL FLUVIAL CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL FORO AZKENA. GANADORES ELOY Y SALAKOV

La frase es

Apareció en el lecho del río



La frase sí cuenta para las 150 palabras

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN X EDICIÓN:

Aquí los relatos


1. Everlasting Love

Apareció en el lecho del río. Al principio era diminuto. Después me di cuenta de multiplicaba su tamaño cada hora. Al día siguiente pude verle los ojos y una diminuta, aunque afilada dentadura. El bosque del millón de árboles era tan extenso, que me acompañó en mi viaje a la ciudad de las mil torres. Ese era mi destino. Por el camino enfrentamos los más temibles monstruos, incluidas las plantas succionadoras —desolladoras natas—. Al cuarto día de viaje, mi compañero de aventuras ya era más grande que yo. Me protegía de arañas gigantes, de salvajes felinos y, por la noche, cubría mi cuerpo —brindándole calor—. A la semana, no quedaban especies por aniquilar. Mi amigo lo había devorado todo. Al noveno día divisé a lo lejos las grandes torres. Me sentía henchido de felicidad. Nunca sospeché que jamás arribaría. Mi amigo devoró mi cuerpo hasta el último hueso.

   

2. La fiebre del oro

«Apareció en el lecho del río, como ofreciéndose. Os juro que no había dejado nada sin cribar, ya lo creo. Entonces desde el agua algo escupió un haz de luz que me cegó un instante, sí señor. Me agaché, y estas manos recogieron la sortija que llevo al cuello».
Esta es la historia que durante dos semanas el viejo Peabody le contó a todo aquel que quiso escucharle. A la gente le extrañó no ver al viejo durante los primeros días, pero el río no espera, y pronto lo olvidaron. Poco después encontraron su cuerpo flotando río abajo. Un golpe de calor, dijeron. En su cuello ya no colgaba el precioso zafiro. Dicen que el río puso a prueba su codicia, que el destello azul de un seráfico efebo recién emergido, lo enloqueció. Dicen que la sortija aguarda paciente en el fondo; pero también dicen que el río no espera.

3. Ferias de 1940

Apareció en el lecho del río, a más de 2 kilómetros del pueblo. Unos metros más abajo, flotando inerte con el pecho reventado por una posta, yacía él. El domingo anterior, los feriantes ya recogían sus atracciones, tenderetes y lonas, cuando Martín, el hijo del churrero ambulante, quedó totalmente prendido de aquella adolescente de profundos ojos negros, que le sonreía inocentemente. Salieron a dar un paseo, lejos de los ojos curiosos de los vecinos, media hora fue suficiente para unir sus corazones, igual que la desembocadura del río que los vio morir, funde el agua dulce y salada. El padre, furtivo desde niño, venía de cazar al abrigo de la noche, y los encontró a la vuelta del molino, jadeantes los dos, por el mero roce de la piel. Todo acabó en un minuto, Martín reventado y ella estrangulada, sintiendo en su último aliento, olor de aguardiente casero.


4. Lopeveguiano

Apareció en el lecho del río el inventor de los nuevos tapones de botella. El inspector Hardaway se atusó el bigote ante el cadáver y pensó: «caray, una nueva víctima del Asesino de Hijosdeputa». La semana pasada habían encontrado acuchillado al inventor de las pajitas de cartón, que pasaba a engrosar una lista donde ya descansaban para siempre el inventor de los pantalones amarillos, el creador del autotune e Imanol Arias. El Asesino de Hijosdeputa se mostraba inusualmente activo y la prioridad era proteger a la Casa Real. El inspector Hardaway dio la orden de estar alerta, pero nadie pudo evitar que en la ignota provincia de Zaragoza, en la fábrica de Ámbar, apareciese una nueva víctima. Ahogado en una cubeta de cerveza, yacía bocabajo el creador de la Ámbar Montañesa: «Elaborada con mieles de Aragón y plantas aromáticas del Pirineo». Eso sabía a tomillo. Quien la probó lo sabe.



5. El tesoro

Apareció en el lecho del río. Parecía estar llamándole, esperando sólo por él. Los rayos del sol se reflejaban en su brillante superficie perfecta. ¿Cómo había podido alguien perderlo? Ni siquiera se quitó los zapatos para meterse en el río. El agua estaba turbia y apenas se veía nada, pero alrededor del anillo era limpia y cristalina, como si la joya estuviera envuelta en una burbuja de pureza. Avanzaba despacio, como hipnotizado, sin percatarse del sonido de ramas secas o huesos quebrándose bajo sus pies. Por fin su vida cobraba sentido.
Hundió la mano en el agua, vio letras arremolinándose en la banda dorada y oyó un susurro, murmurado por las hojas de los árboles: “Un anillo para atarlos a todos”. Joder, su puta madre. Lo lanzó tan lejos como pudo y se restregó las manos en los pantalones. ¡Quita, bicho, que esa historia me la sé!



6. Malas pulgas

Apareció en el lecho del rio el cadáver de lo que parecía un perro.
La mañana era condenadamente fría en los páramos de Dartmoor.
Lord Baskerville tenía cara de pocos amigos.
-Si, joder, es mi perro- dijo secamente- Avisad a Holmes.
Al cabo de un rato apareció Holmes, seguido un poco mas atrás por Watson
- Coño Watson, deja de seguirme, ¿es que no tienes vida? - espetó Holmes cuando Watson llegó a su altura- ¿Qué ha pasado aquí?
- Pues que el perro esta muerto, Holmes, o es que no lo ve - apuntó Watson
- Elemental, querido Watson.
- ¡Que gran queso!




7. Era de esperar

Apareció en el lecho del río varios kilómetros aguas abajo de la presa de Ruriavill. El nombre perdió la letra edel final en un intento, infructuoso, de que se olvidara su pasado francés. Lo que apareció en el río, atrapado entre las piedras del fondo en una zona de meandros donde el río Ruria perdía toda su furia, fue un cuerpo menudo en mal estado. Se corrió la voz de que era el cuerpo de Aloisius, el enano negro que hacía de reclamo, con su gran verga, en «El Gran Burdel de Ruriavill».
Cuentan que, una noche formando un trío, su enorme torpedo terminó horadando el ojete del comisario Campbell (antes, de los «boca torcida» de Argyll, ahora...). Su desaparición fue objeto de todo tipo rumores: voluntad propia, venganza, sacrificio ritual...
Enano, negro, putero, sin familia conocida y con semejante polla; a nadie extrañó que desapareciera.
¿Y a ti?


8. Alivio de luto

Apareció en el lecho del río. Y de qué forma, Carmen, con unas manchas de vino en la pechera que ni pasando diez horas en remojo se le habían ido. Qué hombre este, hasta muerto poniéndome en vergüenza, que al hacerle la autopsia, aunque bien claro estaba que se habría desnucado cayéndose del puente de la borrachera que traería, tuvieron que desvestirlo y llevaba unos calzoncillos raídos llenos de palominos, mira que le compré nuevos precisamente por si le pasaba algo y tenían que verle, pero nada, que le molestaba el tiro. Ahora ya se me va pasando pero he llorado horrores, después de todo han sido muchos años. Y lo peor es que fue culpa mía, que puse unas velas a san Marcelino rogándole que dejase de beber de una vez y aquí me tienes ahora, de viuda. Siempre me concede san Marcelino, igual tenía que haberme explicado mejor.


9. Todos los ríos llevan al mar

Apareció en el lecho del río el cadáver de la mujer flotando bocabajo, con un camisón blanco y la melena ondulando. Belinda miró alarmada a su amado.
—¿No se parece a tu ex?
—No, no es ella —dijo el príncipe Norberto.
Belinda se estremeció.
—Dime la verdad, sabes que me han hecho mucho daño.
A Belinda todos sus novios la habían traicionado, ya no confiaba en el amor. Hasta que apareció él. La miró a los ojos.
—Yo nunca te haría daño, ya lo hemos hablado.
Belinda asintió con lágrimas en los ojos. Tenía razón. Se conocían desde hacía años, habían ido muy despacio. Él siempre había sido bueno y galante, no hicieron nada hasta que estuvo segura. El anillo de diamantes refulgía en su dedo.
—Tienes razón —dijo abrazándole.
El golpe en la cabeza la dejó inconsciente, cayendo al río. La pila de cadáveres llegaba hasta el mar Egeo.



10. El primero

Apareció en el lecho del río tras cuatro días de batida. Todos los participantes de ella empezaron a sospechar, pues era un sitio por el cual se pasaba en diversas ocasiones al ser el punto de acceso desde la carretera que cruza el puente hacia el inicio del bosque. Nadie de los que peinaban la zona superior vio el cadáver del cura viajar río abajo. El runrún que comenzó a correr entre los presentes es que había sido colocado allí premeditadamente. Llegaron los forenses e iniciaron la exploración. Uno de ellos levantó la mano y le pidió que iluminara con la linterna dentro de la boca. Casi en la garganta había algún tipo de objeto. El forense introdujo su mano y sacó un minúsculo pergamino. Al desplegarlo pudieron leer en una nota: "SÓLO ES EL PRIMERO DE LOS QUE DEBEN CAER". Nadie osó a persignarse por si acaso.


11.El misterio de Arziva

Apareció en el lecho del río, esta mañana, en su tramo más ancho y profundo. Seco el cauce por la presa recién inaugurada, los habitantes de la vecina aldea de Arziva descienden sus márgenes, incrédulos. A ambos lados del canal, empedrado, se despliegan callejuelas y plazoletas, corrales y establos. Pero al poco, la sorpresa ante ese lugar sumergido muta en estupor: cada muro y adoquín son una réplica exacta de Arziva. Es su pueblo, casa por casa, ahí abajo.
El aire, enrarecido, no tardará en atacarles. El primero en combatirlo será el alguacil. Su boqueo sincopado y su respiración a través de las costillas, pronto será imitado por el resto. Ingrávidos, sonriendo ebrios de oxígeno, flotarán cada uno hacia su hogar, para nunca más saberse de ellos. Y cuando en una semana la presa colapse, en la Arziva de la colina sólo encontrarán piedras, barro y docenas de peces muertos.


12. La rumba del Carrión.

Apareció en el lecho del río Carrión el submarino S-81. Cargado de borrachos y todos palentinos. Nadie entiende cómo, tras ser entregado a la Armada en Cartagena, terminó surcando la meseta castellana. Dicen que estos hombres, todo campesinos y participantes en un crucero por el Mediterráneo, vieron el submarino flotando en el astillero y se lo echaron a hombros. Entre trayectos a pie y navegando por el Segura, Júcar, Tajo, Alberche, Adaja y Pisuerga, acabaron de nuevo en casa.

—Vaya mierda el crucero, Pepe. Menos mal que ya hemos llegado.


13. El informe deforme

Apareció en el lecho del río: un objeto con aspecto de piedra pero con textura de bocata de sardinas. Nada tiene que ver un hambre canina a la hora de la redacción del presente informe. Dicho objeto fue entregado a la forense porque nadie sabía qué hacer con él. Nada tiene que ver cierta fama de bocazas con la revelación anterior. La forense se hizo la longuis durante dos meses y finalmente redactó un documento asegurando que la estructura molecular del elemento era de origen desconocido. Pura invención suya, claramente. Nada tiene que ver haber sido rechazado trece veces por la susodicha. El comandante ha dado orden de no hablar con los periódicos, nada tiene que ver que su hijo dirija la televisión local.
Se han muerto todos los peces del río y ya nadie mira como beben, eso sí.


14. El ciudadano medio no se había dado cuenta.

Apareció en el lecho del río el cuerpo apuñalado de Caronte. Mientras se investigaba lo sucedido no podían cruzar Estigia los fallecidos por lo que el mundo empezó a llenarse de zombis, no muertos e incluso personas muertas en vida. Ante el exceso de personas muertas en el mundo real había que hacer algo hasta que pudiesen cruzar hasta el inframundo. Las series de televisión, las películas, los libros, hasta incluso el parlamento acabaron rebosando de no muertos pero el ciudadano medio seguía con su vida sin darse cuenta de lo sucedido.



15. Cuerpos de papel

Apareció en el lecho del rio un pez de papel. El anciano Daniel dio un pequeño respingo. En más de setenta años pescando allí nunca vio nada similar. Aseguró firme la caña y apoyando con dificultad puños en rodillas se incorporó del viejo taburete.
Con su habitual tremor, se agachó lentamente a tomarlo.
Acercó su lomo a escasos centímetros de sus gafas. Tenía escamas de papel escritas.
—Mmmiiigueeeel….
Tras pronunciarlo, la escama se desprendió y con giros juguetones llegó al agua, donde se hundió.
Tomás, Antonio, Javier… una a una, las escamas se iban desprendiendo y hundiendo. Hasta que pronunció “Rodolfo”. Una lágrima se le escapó viéndola caer al rio, como le pasó a su amigo del alma el año pasado al caer desde el puente.
Entonces comprendió, y con una fuerza que no había poseído aquel cuerpo desde hacía cincuenta años, se zambulló en el río de un salto.


16. Otro milagro de la primavera

Apareció en el lecho del río en invierno, justo cuando mi madre empezó a sentirse mal. La chica estaba desnuda. Todo su cuerpo era blanco, salvo sus labios y uñas, que eran de color morado.

Los días pasaron y mi madre empeoraba. Yo seguía bajando a ver a la chica, como si estuviera viéndome en secreto con alguien, hasta que decidí no volver nunca más por el miedo que daba: los bichos le salían de la boca y de los ojos, mientras su piel se iba pudriendo.

La siguiente primavera mi madre se estaba muriendo. Corrí por pura rabia al río sin darme cuenta de que me dirigía al encuentro con la chica, pero todo, de repente, había cambiado. Todo en ella era naturaleza: un precioso musgo verde se había pegado a sus huesos y unas bonitas flores amarillas y rojas brotaban de la boca y de los ojos.


17.La Santita

Apareció en el lecho del río. Unos zagales que cogían cangrejos la vieron acurrucada en el fondo y corrieron a buscar a los mayores.
Aunque era muy pequeña, hicieron falta cuatro hombres para sacarla, decían que pesaba como el mármol. La llevaron a la ermita y la dejaron sobre el altar. Se decidió esperar tres días antes de darle sepultura, por si alguno de los de río arriba venía a reclamarla. Era agosto y su cuerpo no aguantaría más.
Ni una sola mosca se acercó a ella, su carne se mantuvo tersa como la cera y emanaba un olor a espliego que nos llevábamos a casa, prendido a la ropa, y hacía que soñáramos sólo cosas buenas. Nunca la enterramos.
En un examen para el que no había estudiado nada, cerré los ojos y pensé con fuerza en la Santita; su piel de jazmín, sus largas pestañas, su sonrisa de niña muerta... Saqué un cinco raspado.


18. Anatomía de un tobillo izquierdo

Apareció en el lecho del río su pie izquierdo. Más concretamente un tercio de su maravillosa pierna libérrima. Era inconfundible. Su piel aceitunada era el envoltorio perfecto de aquel tobillo curvilíneo. Un cuerpo de guitarra robusto compuesto por un maléolo externo capaz de generar un solo de Slash en mis oídos. Aún conservaba esas venas azuladas que me enloquecían, filamentos yermos que repasaba como si fuesen braille. Hace escasas horas acariciaba con mis dedos su talón de Aquiles templado. La belleza del mundo concentrada en escasos treinta centímetros regados por el agua del arroyo. Su extremidad se perpetuaría en el tiempo como la Piedad de Miguel Ángel. Reservé su miembro en frío para ser encontrado. Sería el culmen de mi carrera. Felicidad plena conseguida con un mísero golpe de machete. El resto de estructuras corpóreas exangües las tiré a la basura, me molestaba que tal aberración se aferrase a mi obra maestra.


19. Extraordinario camino....

Apareció en el lecho del río con el culo lleno de musgo, su Ángel de la guarda estaba mirándolo con desprecio, le abofeteó, le arrojó una túnica.
Caminaron un buen rato y vieron una cabaña en el bosque, le señaló la puerta, que se abrió y tras ella salió un niño de unos dos años.
Comprendió que debía de ser el ángel de la guarda de ese chaval, se acercó con cuidado, le dio un guantazo cuando no miraba, el chaval se giró para buscar al ejecutor, le dio una colleja; el niño no dejó de llorar hasta que vino su madre.
Por la noche a la hora del rezo, al finalizar la oración, el ángel comenzó a propinarle tortazos al niño para que no se fugara por la ventana a cazar ranas. Iba a ser unos días difíciles.



20. La chica del meandro

Apareció en el lecho del río y nadie se atrevió a sacarla. Se veía impecable bajo el agua clara. Con su túnica y su corona de disfraz parecía una princesa.
Esperaron a que sus hermanos volvieran de pastorear en las montañas; habían enviado dos hombres a buscarlos pero sabían que tardarían.
Mientras, ella se hinchaba lentamente, la corriente aún estaba muy fría. En corrillos se discutía mucho más la pertinencia y la dificultad de sacarla de allí que la causa de la muerte. La fatalidad era menos accesible que la logística. Pasaron unos pocos días más. La orilla  en ese tramo se había convertido en centro de reunión y ella en esa virgen omnipresente que tanto necesitaban algunos vecinos: un testigo de sus desalientos. Peregrinaron decenas de otros pueblos.
Cuando volvieron sus hermanos y le dieron sepultura, las tardes se vaciaron de golpe y todo el mundo se quedó un poco más solo.


21. Precalentar

Apareció en el lecho del río, inmóvil pero consciente. No sabía cómo había llegado hasta allí, solo recordaba estar siguiendo el curso del río. Mareado, no consiguió moverse, le costaba cada vez más respirar.
Notó que alguien se acercaba, seguro que podrían llevarle a su hogar. Pero, en lugar de eso, le metieron en una nevera y le subieron a una furgoneta. Estaba tiritando y sin poder moverse, le llegaban palabras sueltas de la conversación antes de quedarse inconsciente: "Presa", "captura", "cena"...
Empezó a notar algo de calorcito, y olor a patata asada. Seguía inmóvil y sin poder comunicarse. Le pusieron en una bandeja, y enterraron su cuerpo en sal. Vio con horror cómo abrían la puerta de un horno... No tenía que haber seguido la corriente del río.
Cerraron la puerta mientras intentó aletear una última vez, en vano. Sus escamas empezaron a sudar y sus heridas a supurar.


22. Ni virgen, ni santa

Apareció en el lecho del río. De forma cilíndrica, poco más alta que una mano, la había tomado Fulgencio por una botellita de pócimas del boticario, pero al cogerla y sacarla del limo sintió su peso.  Era piedra, de intenso color verde, y figuraba una mujer sonriente. Sólo estaban talladas las facciones de la cara y el tocado, con forma de coliflor. El cuerpo era el propio cilindro, decorado con relieves abultados de espirales y filigranas. Fulgencio, asombrado, la llevó a la taberna, donde el maestro dictaminó que parecía de malaquita, fuera lo que fuese eso, y todos querían tocarla y opinar, hasta que llegó el cura. “Animales”, tronó, “es la Virgen, nuestra señora”. Todos callaron. Encargó una pequeña túnica, y la colocó en una hornacina, donde las beatas le rezan con devoción. Mientras tanto, río arriba, en su casa solariega, la marquesa sigue buscando su dildo.


23. Bailes de Aneris

Apareció en lecho del río, enredado en el sedal de Lucio. “Menudo ejemplar, el mayor salmón del Sella”, pensaba mientras recogía hilo. Cuando logró echarlo a tierra, no podía creerlo: era un extraño ser, con piernas, culo y pubis femeninos, torso y cabeza de trucha. Era una sirena, pero al revés. Aneris, pensó Lucio, que gustaba de resolver crucigramas. Perplejo, pero notando que respiraba, la llevó a su casa.

Aneris no podía hablar, ni hechizar al pescador con dulces cantos, pero al recuperarse sus gráciles piernas ejecutaron un baile entre aurresku y claqué que dejó hipnotizado a Lucio. ¡Qué gracia moviendo las piernas, qué arte meneando el culo! ¡Y qué par de agallas!

En el bar del pueblo nadie entendió por qué el solterón había dejado de ir. Decían haberle visto comprando medias de seda, y que se oían extraños taconeos nocturnos en su hórreo.

“Se habrá vuelto trucha”, sentenciaron.

PUEDEN USTEDES VOTAR AQUÍ

¿Puede ser “Apareció el lechón en el río”?

He estado hace poco con mi cuñado y se me ocurren historias buenísimas.

¿Puede ser un lecho grande?

Es que yo soy más de lechazo.

Apareció la leche en el río
y la vaca en casa de mi tío

Gloria Serra seal of approval.

Pili y Mili compitiendo, en riguroso directo

Eduardo Montenegro escribió:¿Puede ser un lecho grande?

Es que yo soy más de lechazo.

Lechazado

No voy a preguntar entonces si vale lecharazo, eso se lo dejo a Hank.

Eduardo Montenegro escribió:¿Puede ser un lecho grande?

Es que yo soy más de lechazo.

jajajaja

Zzzz escribió:No voy a preguntar entonces si vale lecharazo, eso se lo dejo a Hank.

a mí no me miréis...

Apareció el lecho en el río?
Ahí no sé tiran los colchones, cagüen diez!

FdC. Dale alegría a tu cuerpo.

Apareció en el lecho el Del Rio.

Macarena!

Canción dedicada a reg...

Spoiler:

Umm lechón

sapir escribió:Canción dedicada a reg...

Spoiler:

Menos mal que aqui canta alguien decente

RegSound escribió:

sapir escribió:Canción dedicada a reg...

Spoiler:

Menos mal que aqui canta alguien decente

Me gusta la frase.

Nomeko7 escribió:

Quíoputa el Lynch, nos la metió bien doblada el páharo

Pues ya tenemos al primero, un magnífico e inquietante relato

1. Everlasting Love

Apareció en el lecho del río. Al principio era diminuto. Después me di cuenta de multiplicaba su tamaño cada hora. Al día siguiente pude verle los ojos y una diminuta, aunque afilada dentadura. El bosque del millón de árboles era tan extenso, que me acompañó en mi viaje a la ciudad de las mil torres. Ese era mi destino. Por el camino enfrentamos los más temibles monstruos, incluidas las plantas succionadoras —desolladoras natas—. Al cuarto día de viaje, mi compañero de aventuras ya era más grande que yo. Me protegía de arañas gigantes, de salvajes felinos y, por la noche, cubría mi cuerpo —brindándole calor—. A la semana, no quedaban especies por aniquilar. Mi amigo lo había devorado todo. Al noveno día divisé a lo lejos las grandes torres. Me sentía henchido de felicidad. Nunca sospeché que jamás arribaría. Mi amigo devoró mi cuerpo hasta el último hueso.

Esmeralda escribió:
1. Everlasting Love

[justify]Apareció en el lecho del río. Al principio era diminuto. Después me di cuenta de multiplicaba su tamaño cada hora. Al día siguiente pude verle los ojos y una diminuta, aunque afilada dentadura. El bosque del millón de árboles era tan extenso, que me acompañó en mi viaje a la ciudad de las mil torres. Ese era mi destino. Por el camino enfrentamos los más temibles monstruos, incluidas las plantas succionadoras —desolladoras natas—. Al cuarto día de viaje, mi compañero de aventuras ya era más grande que yo. Me protegía de arañas gigantes, de salvajes felinos y, por la noche, cubría mi cuerpo —brindándole calor—. A la semana, no quedaban especies por aniquilar. Mi amigo lo había devorado todo. Al noveno día divisé a lo lejos las grandes torres. Me sentía henchido de felicidad. Nunca sospeché que jamás arribaría. Mi amigo devoró mi cuerpo hasta el último hueso.

Protesto! No empieza con la frase propuesta

Mimimimimi

Pues por fin estrenamos cabeceras de la X edición!!!


Eso sí, @m señor, me falta el campeón de caos de la edición....

Reglas:

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CLASIFICACIÓN X EDICIÓN:

FdC

Perdón por lo que he hecho

Apareció en el lecho del río un helecho. De hecho, el hecho es que quien había hecho el desecho había hecho un trecho deshecho por el despecho, y echo de menos su pecho.

Toro escribió:Pues por fin estrenamos cabeceras de la X edición!!!


Eso sí, @m señor, me falta el campeón de caos de la edición....

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN X EDICIÓN:

¡Árbitro, la hora!

Muchas gracias, Toro

Por fin he encontrado de donde sacar la inspiración esta semana....

https://hidrojing.com/wp-content/uploads/Bibliografia/17_Modelizacion%20matematica%20en%20lecho%20fijo%20de%20flujo%201D%20y%202D.pdf

Tanta montaña rusa te ha afectado al cerebro, amigo Toro.

Zzzz escribió:

Toro escribió:Pues por fin estrenamos cabeceras de la X edición!!!


Eso sí, @m señor, me falta el campeón de caos de la edición....

Reglas:

Accesorios varios:

CLASIFICACIÓN X EDICIÓN:

¡Árbitro, la hora!

Entre Esme y yo lideramos todas las clasificaciones. Stop the count!

Ver a Eloy por debajo en la clasificación seguro que no se vuelve a repetir

Zzzz escribió:Tanta montaña rusa te ha afectado al cerebro, amigo Toro.

Cuando vas? Todo listo?



Hacer montañas rusas es una de mis vocaciones frustradas...

Toro escribió:

Zzzz escribió:Tanta montaña rusa te ha afectado al cerebro, amigo Toro.

Cuando vas? Todo listo?



Hacer montañas rusas es una de mis vocaciones frustradas...

Qué va, al final el plan acabó frustrándose. El niño quería ir, la niña no y para colmo para las fechas que teníamos estaba todo carísimo, no sé qué pasaría el año pasado o que ha pasado este, pero un 250 % más caro este año. El próximo año lo tenemos que organizar mejor y no confiar en la suerte del pasado.


En cuanto a hacer montañas rusas, estás a tiempo, que eres un chaval. Incluso estás a tiempo de que te juzguen y cumplas condena.

Zzzz escribió:

Toro escribió:

Zzzz escribió:Tanta montaña rusa te ha afectado al cerebro, amigo Toro.

Cuando vas? Todo listo?



Hacer montañas rusas es una de mis vocaciones frustradas...

Qué va, al final el plan acabó frustrándose. El niño quería ir, la niña no y para colmo para las fechas que teníamos estaba todo carísimo, no sé qué pasaría el año pasado o que ha pasado este, pero un 250 % más caro este año. El próximo año lo tenemos que organizar mejor y no confiar en la suerte del pasado.


En cuanto a hacer montañas rusas, estás a tiempo, que eres un chaval. Incluso estás a tiempo de que te juzguen y cumplas condena.

Yo siempre reservo varias fechas, todas cancelables, en el momento más barato del año.

La última semana de septiembre vamos 3 personas 4 días de parque y 3 noches 400€... puedo avisarte el año que viene

La montaña rusa me pilla tarde, de momento sigo con robots que en algo se parecen

Toro escribió:

Zzzz escribió:

Toro escribió:

Zzzz escribió:Tanta montaña rusa te ha afectado al cerebro, amigo Toro.

Cuando vas? Todo listo?



Hacer montañas rusas es una de mis vocaciones frustradas...

Qué va, al final el plan acabó frustrándose. El niño quería ir, la niña no y para colmo para las fechas que teníamos estaba todo carísimo, no sé qué pasaría el año pasado o que ha pasado este, pero un 250 % más caro este año. El próximo año lo tenemos que organizar mejor y no confiar en la suerte del pasado.


En cuanto a hacer montañas rusas, estás a tiempo, que eres un chaval. Incluso estás a tiempo de que te juzguen y cumplas condena.

Yo siempre reservo varias fechas, todas cancelables, en el momento más barato del año.

La última semana de septiembre vamos 3 personas 4 días de parque y 3 noches 400€... puedo avisarte el año que viene

La montaña rusa me pilla tarde, de momento sigo con robots que en algo se parecen

Septiembre me viene molt malament, pero menudo chollo, joder. Yo estaba mirando una noche cuatro personas y nos íbamos a más de 600 euros cuando el año pasado fueron 240.

¡Vaya frase mala!

salakov escribió:¡Vaya frase mala!

A ver si así remontas

Otro gran relato baja por los rápidos

2. La fiebre del oro

«Apareció en el lecho del río, como ofreciéndose. Os juro que no había dejado nada sin cribar, ya lo creo. Entonces desde el agua algo escupió un haz de luz que me cegó un instante, sí señor. Me agaché, y estas manos recogieron la sortija que llevo al cuello».
Esta es la historia que durante dos semanas el viejo Peabody le contó a todo aquel que quiso escucharle. A la gente le extrañó no ver al viejo durante los primeros días, pero el río no espera, y pronto lo olvidaron. Poco después encontraron su cuerpo flotando río abajo. Un golpe de calor, dijeron. En su cuello ya no colgaba el precioso zafiro. Dicen que el río puso a prueba su codicia, que el destello azul de un seráfico efebo recién emergido, lo enloqueció. Dicen que la sortija aguarda paciente en el fondo; pero también dicen que el río no espera.

Que alguien me diga, por favor para no sentirme tan tarado, que tampoco puede evitar que al leer historias sobre el viejo peabody le transoporte a regreso al futuro y el viejo obsesionado con plantar pinos…

Toro escribió:Que alguien me diga, por favor para no sentirme tan tarado, que tampoco puede evitar que al leer historias sobre el viejo peabody le transoporte a regreso al futuro y el viejo obsesionado con plantar pinos…

estoy en tu equipo.

Todo lo que hace una alusión a regreso al futuro, por mínima que sea, me hace viajar en el DeLorean.

Condensador de fluzo, fluzeando.

Doy vueltas a la frase y no hay manera. Estas frases en las que cabe todo hacen que no me salga nada.

Pues siguen emergiendo estupendos relatos

3. Ferias de 1940

Apareció en el lecho del río, a más de 2 kilómetros del pueblo. Unos metros más abajo, flotando inerte con el pecho reventado por una posta, yacía él. El domingo anterior, los feriantes ya recogían sus atracciones, tenderetes y lonas, cuando Martín, el hijo del churrero ambulante, quedó totalmente prendido de aquella adolescente de profundos ojos negros, que le sonreía inocentemente. Salieron a dar un paseo, lejos de los ojos curiosos de los vecinos, media hora fue suficiente para unir sus corazones, igual que la desembocadura del río que los vio morir, funde el agua dulce y salada. El padre, furtivo desde niño, venía de cazar al abrigo de la noche, y los encontró a la vuelta del molino, jadeantes los dos, por el mero roce de la piel. Todo acabó en un minuto, Martín reventado y ella estrangulada, sintiendo en su último aliento, olor de aguardiente casero.

4. Lopeveguiano

Apareció en el lecho del río el inventor de los nuevos tapones de botella. El inspector Hardaway se atusó el bigote ante el cadáver y pensó: «caray, una nueva víctima del Asesino de Hijosdeputa». La semana pasada habían encontrado acuchillado al inventor de las pajitas de cartón, que pasaba a engrosar una lista donde ya descansaban para siempre el inventor de los pantalones amarillos, el creador del autotune e Imanol Arias. El Asesino de Hijosdeputa se mostraba inusualmente activo y la prioridad era proteger a la Casa Real. El inspector Hardaway dio la orden de estar alerta, pero nadie pudo evitar que en la ignota provincia de Zaragoza, en la fábrica de Ámbar, apareciese una nueva víctima. Ahogado en una cubeta de cerveza, yacía bocabajo el creador de la Ámbar Montañesa: «Elaborada con mieles de Aragón y plantas aromáticas del Pirineo». Eso sabía a tomillo. Quien la probó lo sabe.

Esmeralda escribió:4. Lopeveguiano

Apareció en el lecho del ría el inventor de los nuevos tapones de botella. El inspector Hardaway se atusó el bigote ante el cadáver y pensó: «caray, una nueva víctima del Asesino de Hijosdeputa». La semana pasada habían encontrado acuchillado al inventor de las pajitas de cartón, que pasaba a engrosar una lista donde ya descansaban para siempre el inventor de los pantalones amarillos, el creador del autotune e Imanol Arias. El Asesino de Hijosdeputa se mostraba inusualmente activo y la prioridad era proteger a la Casa Real. El inspector Hardaway dio la orden de estar alerta, pero nadie pudo evitar que en la ignota provincia de Zaragoza, en la fábrica de Ámbar, apareciese una nueva víctima. Ahogado en una cubeta de cerveza, yacía bocabajo el creador de la Ámbar Montañesa: «Elaborada con mieles de Aragón y plantas aromáticas del Pirineo». Eso sabía a tomillo. Quien la probó lo sabe.

Tiene un deje más vazquezmontalbaniano, aunque si tiene algo madrileño en su estilo. Anyway, este micro es de Lope, como decían los madrileños de antaño cuando algo les gustaba.

Esmeralda escribió:
3. Ferias de 1940

Apareció en el lecho del río, a más de 2 kilómetros del pueblo. Unos metros más abajo, flotando inerte con el pecho reventado por una posta, yacía él. El domingo anterior, los feriantes ya recogían sus atracciones, tenderetes y lonas, cuando Martín, el hijo del churrero ambulante, quedó totalmente prendido de aquella adolescente de profundos ojos negros, que le sonreía inocentemente. Salieron a dar un paseo, lejos de los ojos curiosos de los vecinos, media hora fue suficiente para unir sus corazones, igual que la desembocadura del río que los vio morir, funde el agua dulce y salada. El padre, furtivo desde niño, venía de cazar al abrigo de la noche, y los encontró a la vuelta del molino, jadeantes los dos, por el mero roce de la piel. Todo acabó en un minuto, Martín reventado y ella estrangulada, sintiendo en su último aliento, olor de aguardiente casero.

Muy buena historia, bien contada y escrita. Este podía haberse llamado lorquiano.