Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
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Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Votare el primero que luego me quedo sin conexión. La última hornada no cambió mi parecer y sigo adelante con lo que decidí ayer.
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
m señor escribió:DarthMercury escribió:Nomeko7 escribió:Ellis escribió:Por ejemplo, habría estado divertida una discusión de taberna entre Celsius, Farenheit, Kelvin y Rankine. ..
Joer, es buena idea, sí.
Pero no lo digan... ¡háganlo leñe!
¡¡lo dice un top 5 del microrrelatismo!!....ojocuidao.
que no es cualquiera...
m
Estoy en la cabeza del pelotón forero a distancia de los escapados, también he tenido 0s y relatos de 2 o 3 puntos. Pero tengo la convicción de que una idea divertida como esa hay que tratar siempre de sacarla adelante. A veces sale bien y a veces no, pero es mejor eso que quedarse en la zona de confort. Sobre todo cuando se llevan ya 15 ediciones del concurso.
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"When I was a child, I never felt like a child...
I felt like an Emperor with a city to burn"
The Last Dinner Party - Caesar On A TV Screen
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Votare el primero que luego me quedo sin conexión. La última hornada no cambió mi parecer y sigo adelante con lo que decidí ayer.
Venga sean, que sabemos que esperas a mary lou....
m
m señor- Mensajes : 46642
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Mushoblues escribió:borogis escribió:
Sigo diciendo que falta uno de zoofilia, con amor claro: marranada y sensiblería. Junto con el factor animal sería el cóctel justo para llevarse la ronda, pero nada, ni puto caso. Se ve que nadie quiere administrar la próxima ronda.
Pues me ha venido a la cabeza una noticia real que leí hace varios años:
http://blogs.publico.es/strambotic/1990/12/follagallinas-rules/
Sería buena para un relato de esta ronda.
ojo al link /follagallinas-rules/
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Votare el primero que luego me quedo sin conexión. La última hornada no cambió mi parecer y sigo adelante con lo que decidí ayer.
¿El de los bomberos y qué otros dos?
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Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
1. A la hoguera
La temperatura no dejaba de aumentar: 35 grados.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
La multitud blande antorchas y gritan consignas.
El terreno es incómodo para mis extremidades, me provoca cortocircuitos en los pies.
Todos piensan que soy un monstruo y me insultan continuamente.
Temperatura: 40 grados.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
El fuego empieza a propagarse por la pira.
Busco entre la muchedumbre furiosa a mi Creador.
No está.
Temperatura: 48 grados.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
Empiezo a quemarme.
Se escuchan más improperios.
Todos me odian.
Diviso a la hija del Creador entre ellos.
Me observa con lágrimas en los ojos.
Le pregunto:
-¿Has hecho los deberes?
Asiente.
Bien.
Simulo que sonrío.
Temperatura en continuo ascenso.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
2. Hiperglucemia
La temperatura no dejaba de aumentar. El calor era inaguantable, aquello era un auténtico horno. Necesitaba un baño pero no el de María. Debería haberme refrescado con algo ligero como algún batido o un zumo de naranja... Pero no, aquella puta mañana Joaquín había decidido convertirme en caramelo para unos flanes. ¡Pues tendrá noticias mías en su próxima analítica!
3. La Decadencia de los Dioses
La temperatura no dejaba de aumentar, los sudores eran perversos, hasta decadentes, pero el fin del mundo estaba cerca y había que morir follando. Todos sus anhelos se vieron cumplidos, como en uno de esos sueños multicolores. Lo quería todo antes de sucumbir al apocalipsis más angustioso. Necesitaba sentir el latigazo sádico del sexo caleidoscópico. Tuvo pollas, muchas, y coños de mil sabores, e incluso sabotearon su ano con herramientas punzantes. El fuego calentaba su corazón, los flujos embadurnaban su existencia, mientras lamía clítoris, mientras devoraban su enorme miembro, mientras reventaban su culo de melómano empedernido. Justo antes de flotar en sangre densa y pegajosa, decenas de litros de semen, flujos vaginales y heces en forma de galletas, lo ahogaron en un placer infinito que incluso después de su desaparición, se percibió como eco de felicidad en toda la galaxia.
4. El corazón de la noche.
La temperatura no dejaba de aumentar. La noche era sofocante y la fiebre lo consumía. En la espesura resonaba la cadencia de los tambores que marcaban un ritmo ancestral. La jungla palpitaba con ellos creando un siniestro latido y con cada repetición la maldad penetraba un poco más en su interior. Un séquito de hombres picudos lo llevaron hacia el centro del poblado donde una larga fila de bueyes sacrificados yacían sin vida sobre un barrizal de arena y sangre. El hombre emplumado le hizo beberla, pero la vomitó y recibió un golpe seco que lo tumbó. El fuego de la enorme pira le quemaba la cara. Los hombres picudos lo levantaron y los tambores enmudecieron. Un segundo golpe abrió su pecho, que sonó igual que un viejo cascarón reseco al quebrarse. El corazón vivo regresó a la noche de los tiempos, mientras su alma se hundía en un abismo.
5. INSOMNIO
La temperatura no dejaba de aumentar, tu cuerpo dormido a mi lado me perturbaba, la calle estaba tranquila, la hora del gallo.
Mi mente no dejaba de revivir lo que instantes antes pasó en la piel.
La vibración de los cuerpos.
37 grados, entrelazados por las sábanas y no poder volver a tocarte, por miedo a despertarte.
Conozco el final de esta noche, lo rompe el amanecer y desplazo mi cuerpo, mutilado de sueño por las horas que quedan, hasta volver a salvo a posición horizontal.
Envidio la facilidad de tu sueño y mi torpeza para mantener el auge de nuestra pasión a lo largo de toda la noche y que se joda la mañana.
6. La cosecha
La temperatura no dejaba de aumentar. Era el efecto de yacer hacinados en aquel angosto compartimento en el que vivíamos desde que terminó el gran viaje. Repasé las instrucciones, se iba a seguir el procedimiento rutinario. Algunos decían que eran peligrosos, pero era una cuestión de supervivencia. Eran ellos o una nueva hambruna.
Atronó el gran zumbido. Por fin abandonábamos la desolada superficie de la cara exterior de ese yermo y pálido satélite que orbitaba en solitario el planeta elegido. Nos elevamos. Lo divisé por primera vez y me deslumbró. Nunca pude haber imaginado un planeta tan bello. Quién nos iba a decir que esas grandes superficies iluminadas estaban tan rebosantes de dulce néctar y de cálida ambrosía carmesí.
Mientras descendíamos consideré un privilegio poder contemplar esa imagen de esperanza con mis propias antenas.
La cosecha había comenzado.
7. ¡Dame fuerzas!
La temperatura no dejaba de aumentar entre nosotros. Ella estaba sentada justo enfrente, y era un auténtico bellezón. Tenía una cara muy linda, y un pelo largo y moreno que caía en bucles sobre un escote más que generoso.
Estaba claro que ese día yo era el centro de su atención, y alguien importante para ella:
Cantó las canciones que yo dije, sonrió cuando le expliqué la moraleja de una bonita historia, acababa las frases que yo empezaba con las palabras correctas, se arrodilló cuando yo se lo pedí, y comió delicadamente de mi mano…
Por eso, cuando la situación se estaba volviendo insostenible, y me sentía al borde de hacer un estropicio, no me quedó más remedio que decir: “Podéis ir en paz”
Ahora espero, que el Señor me dé fuerzas si vuelve el próximo Domingo.
8. El niño que hay en mí
La temperatura no dejaba de aumentar y los niños en la piscina surgieron como una plaga. Cientos, miles, millones de niños desparramados aquí y allá con sus toallas, sus gritos, sus cuerpos inacabados y las atronadoras melodías de sus teléfonos móviles.
¿Con cuál me identificaría? Observo discretamente y me encuentro con un niño de lorzas generosas, embutido en un bañador rojo, siempre con algo para comer: puede ser un helado de chocolate, una bolsa de patatas fritas o un bocata de longaniza… es lo de menos, si por algo se caracteriza este pequeño sujeto (pequeño en edad que no en volumen) es por su carácter depredador y omnívoro.
Sí, sin duda soy yo: a pie de piscina, observando impasible como se bañan sus amigos mientras da buena cuenta de sus viandas, sin importarle una mierda su colesterol, su nivel de azúcar y mucho menos ¡ay! su físico. Tremendo, ya digo.
9. Inuit.
La temperatura no dejaba de aumentar, así que esas navidades decidí regalarle un bikini a Panninguaq.
Fue una auténtica revolución. En apenas unas semanas todas las mujeres de Tasiilaq lucían orgullosas sus bikinis. Y los hombres felices, captaron toda nuestra atención y lograron una dedicación de la que casi nunca habían disfrutado.
Pero tanta felicidad no podía ser eterna: cuando volvió el frío no pudimos volver a nuestro anterior estilo de vida.
Por eso ahora vivimos en Belice.
10. El virginiano
La temperatura no dejaba de aumentar en el interior de su pantalón. Le gustaba ir a la panadería a primera hora de la mañana, compraba un bollo de pan recién hecho y se lo colocaba como los toreros el algodón. Brazos en jarras, Virginia, la panadera, se doblaba por la cintura golpeando con fuerza el mostrador con su frente. Una, dos y tres veces.
- Oh Virginia, ¿tú me saludas?
- Yo te lasudo virginiano.
Las carcajadas de ambos se escuchaban en todo el edificio.
-Cásate conmigo Virginia.
-¿quién pondrá el pan en la mesa?
-yooooooooooooo - gritaba "el virginiano" agarrando con fuerza el bollo de pan caliente.
Los aplausos de los curiosos que atestaban el local hacían subir aun más la temperatura.
El virginiano se suicidó el día que aquella panadería cerró sus puertas. Virginia se jubiló, él tenía 32 años.
11. Todo Es Posible Esta Noche
La temperatura no dejaba de aumentar y mi cuerpo no paraba de temblar. No tenía sentido. ¿Era fiebre? ¿Qué estaba pasando? Toda la noche en plena espiral. Sentía las manos muy grandes, la cama encogía por momentos y el techo estaba más y más cerca.
Tiene que ser la fiebre, no te preocupes, intenta centrarte, me repetía a mí mismo una y otra vez. Pero no funcionaba.
Esas manos cada vez más grandes. Me voy a caer de la cama en cualquier momento. Y el techo, casi puedo tocarlo, lo voy a atravesar, ya lo estoy atravesando. Parece una esponja. ¿Qué habrá al otro lado?
Nunca lo sabré. La temperatura deja de aumentar, mi cuerpo ya no tiembla tanto, siento algo fresco en la frente. Un paño húmedo. Ella está aquí a mi lado, como siempre. Sentada en la cama. No quiero que desaparezca.
12. El deshielo
La temperatura no dejaba de aumentar. La foca estaba sudando como nunca lo había hecho en su vida. Será el famoso cambio climático, pensó. Los pocos hielos que quedaban a su alrededor se habían derretido y no eran más que pequeños riachuelos que le mojaban las patas. La situación era tan insoportable que terminó por quitarse el disfraz y dimitir del ultramarinos. Ya encontraría otra forma de pagarse la carrera...
13. Milagros de turno de noche
La temperatura no dejaba de aumentar en el interior de mi saco escrotal. La excitación crecía exponencialmente según iba retirando la sábana que cubría su cuerpo. Me había jurado a mí mismo no volver a hacer esto, pero ya sentía el esperma a punto de ebullición y no pude evitar que fluyese abundantemente sobre sus mejillas, otrora sonrosadas, ahora pálidas e inertes. Devolver algo de calor a ese rostro fue como devolverle un poco de vida, durante breves instantes me sentí como Jesucristo realizando milagros de resurrección.
14. No te vayas.
La temperatura no dejaba de aumentar, se retorcía entre las sábanas, trataba de zafarse de ellas, pero fracasaba en cada intento. Escarbaba con sus pequeñas manos entre la pared tratando de alcanzar el interruptor, pensando que con la luz por fin desaparecerían las sombras, pero no conseguía atisbarlo. Se giró para coger su peluche favorito, el que le regaló ella, para lanzarlo contra el fantasma que se esconde en su armario, pero cuando se volvió a incorporar, sólo vio a mamá. “Duérmete niño, mamá se encargará de que los únicos fantasmas que habiten en tu habitación lo hagan en los cuentos” Pablo, aun caliente, respiró aliviado. Se tumbó a su lado, le cubrió con las sábanas, le hizo una pequeña caricia en la nariz y le besó en la frente. Sonrió al ver a su pequeño y volvió a volatizarse en la cada vez más oscura habitación.
15. Pellas
La temperatura no dejaba de aumentar, el truco que había aprendido en clase consistente en esnifar tiza para que subiera la fiebre funcionaba a la perfección. Ahora sólo quedaba llamar al Director para que buscase otro profesor sustituto que aguantara a esa panda de hijos de puta.
16. Constelaciones
La temperatura no dejaba de aumentar a cada pedalada y el sudor, satisfecho, convirtió espacio y tiempo en juegos de otra época. Volábamos a favor de la corriente que tapizaba el vello con sonrisas sentados en la estribera del deseo. Febriles en el éxtasis redibujamos la luna mientras comtemplábamos sin rubor que el simple roce de nuestras yemas crease luminarias más allá del sol, reunidas en el incendio todas las alegrías. Incondicionales, flora y fauna pernoctaron para desperezarse testigos de la escena. Nadie pudo comprender cómo conseguimos despegar del suelo las bicicletas buscándole un hogar al extratrerrestre que descansaba en nuestros brazos. Fue nuestro último Verano.
17. 10000 dólares
La temperatura no dejaba de aumentar. Herido, la sangre que le caía de la frente se le metía en los ojos. A cada bache de la carretera los billetes salían de la bolsa girando sobre sí mismos como pequeños remolinos huracanados. La temperatura no dejaba de aumentar. Las ventanillas rotas por los disparos daban paso a los copos blanquecinos y al gélido invierno del exterior. La temperatura no dejaba de aumentar. El jefe de seguridad del banco hacía tiempo que no golpeaba el maletero. Y la temperatura no dejaba de aumentar. La policía se acercaba poco a poco y Clyde, pie a fondo, con un ojo puesto sobre el retrovisor empañado por el frío y otro en el cuadro de mandos se maldecía a sí mismo: "la temperatura del motor no deja de aumentar".
18. INMIGRANTES
La temperatura no dejaba de aumentar a medida que se acercaba el verano y mis bisabuelos atravesaban el Atlántico en dirección a Barcelona. Al llegar se encontraron con un panorama muy distinto al que esperaban: una metrópolis inhóspita, ruidosa y contaminada. Aun así, se establecieron aquí y formaron una familia. Con el frío del invierno y mis abuelos ya adultos, regresaron a Argentina. Las nuevas generaciones nos hemos adaptado mejor al clima, al ruido y a la siempre difícil convivencia con las palomas. No importa que mis bisabuelos llegaran aquí siguiendo una corriente aérea equivocada, cuando en realidad querían volar a Africa, ni que se siga considerando a la Cotorra Argentina una "especie invasora". No podemos ni queremos regresar.
19. Braingels
La temperatura no dejaba de aumentar según avanzaban hacia San FRancISCO. El calor se mide en grados, la vida en años, la altura en centímetros y el peso en kilogramos. La LIBERTAD, entonces, se medía en velocidad, en carreteras, y su sonido era el que hacían las teclas de su vieja Olivetti al ser pulsadas por aquel LOCO (ta, ta, ta, ta, ...).
Yo también pienso en Dean Moriarty cuando TE miro; me amargo la existencia y fumo. NO escribo, bostezo, más tarde bebo, me emborracho, la llamo y LO hago muy rápido mientras ella LO hace muy despacio. Así, como ángeles desacompasados, sepultamos con nuestros gritos los ruidos que hacen tus LOCAS manos cuando escribes (ta, ta, ta, ta, ...) y destrozas mis LOCOS sueños. "Ahhhh!"
20. Godflesh
La temperatura no dejaba de aumentar y y yo permanecía frío como el hielo. La punta de acero había atravesado el corazón. En mis últimos instantes recordé lo que me dijo aquel hombre: "Buena persona, morirás acuchillado por un hijo de puta."
21. True Story
La temperatura no dejaba de aumentar en la sala de exámenes. Más de cien alumnos sudábamos con el último examen de carrera. Llevaba veinticuatro horas sin dormir, en casa de unos amigos estudiando juntos. Acalorado, cansado e incómodo en mi ropa de hace dos días, me quité las botas de ante mientras batallaba con sociología.
Ya enfrascado en la tercera pregunta, me di cuenta de que la punkie sentada a mi izquierda había llamado a la supervisora y le susurraba algo al oído. Acto seguido la supervisora se dirigió a mí para enunciar:
"¿Puedes ponerte las botas? Es que te huelen los pies"
Miré alrededor, esperando ver caras asqueadas y acusatorias, pero sólo vi cabezas agachadas. Abochornado, con la cara más roja que un tomate, me puse las botas e intenté seguir escribiendo con la vergüenza recorriendo mi cuerpo como rayos eléctricos.
No sé cómo, pero aprobé.
22. JUEGO
La temperatura no dejaba de aumentar en la botella pero esa tarde la llama, terca, se nos ahogaba en cada intento. Chonín y yo resolvimos añadir gasolina y salir pitando.
Según nuestros cálculos la botella-proyectil acabaría incrustándose en el nogal del otro lado del camino. Fracasar supondría pasar otra semana eterna "distrayendo" material del taller de Manuel.
Era ocho meses mayor que Chonín, así que prender la mecha era cosa mía.
Levanté la vista. Al final del camino, el hombre extraño del carretillo, que nos había pescado en la primera tentativa, seguía mirándome. Al pasar había dicho, muy serio:
- Chavales. Dejadlo.
Sacudí la cabeza. Encendí. Funcionó. En el último momento lancé el proyectil a la acequia.
Chonín me insultó hasta que aburrió. No abrí la boca. No supe cómo explicarle que tal vez nos hubiéramos salvado. Que tal vez aquel hombre nos había salvado. Y que estaba cagado de miedo.
23. RETALES
La temperatura no dejaba de aumentar en su mente cuando mostró la cuenta de ahorros de la vieja. Salió a hacer footing para perder esos kilos que le habian convertido en un verdadero oso.
Sudó mucho jugando al escondite con Copito aunque lo tuvo que dejar amarrado al oler a gasolina en su garaje.
Al entrar comprobó que seguía la cuna vacía y maldijo aquel maldito Lunes donde dejó sus botas verdes en la ventana.
Al día siguiente, la temperatura volvió a aumentar al ver a la profe de matematicas...que linda iba andando por el patio,soñó con bailar un vals agarrado a su cintura pero le pareció que éso sería ver el mundo al reves.
Metió la mano en el tambor de detergente y la temperatura no dejó de aumentar.[/quote]
24. Experimentos
La temperatura no dejaba de aumentar, y con ella el volumen del gas. ¡Los experimentos del viejo Jacques Charles están en lo cierto!
Desde que le hicieron miembro de la academia de las ciencias está demasiado ocupado dando charlas y acudiendo a eventos sociales. Han pasado casi dieciséis años y todavía no ha publicado nada. Es mi oportunidad de pasar a la historia de la física, ¡y sólo tengo 22 años!
Gracias al triunfo de la revolución tengo acceso a las imprentas de mis amigos burgueses; antes de fin de año tendré lista mi memoria. Si todo va bien, con los ingresos que reciba intentaré batir el récord de ascenso en globo aerostático que el propio Charles ostenta. ¿Qué son mil metros? Creo que se pueden alcanzar los cuatro mil fácilmente.
Querido diario, este año que entra promete ser histórico.
Joseph Louis Gay-Lussac. 8 de Diciembre de 1802.
25. Morir en primavera
La temperatura no dejaba de aumentar. Cada grado lo condenaba a una muerte inexorable: el hechizo que lo mantenía vivo se desmoronaba frente al calor. Primero le cayó la nariz y su creador vino raudo a ponérsela de nuevo. Enseguida empezó a sudar, adelgazando de forma alarmante, y el pequeño mago se desvivía trayendo materiales de distintos rincones para paliar la pérdida de masa. Poco a poco la materia prima empezó a escasear y ya no hubo vuelta atrás. Los brazos se cayeron cuando su cuerpo empezó a perder firmeza. Después de nuevo la nariz, luego los dientes negros que dibujaban su sonrisa de carbón, hasta que por último se le cayeron los ojos. Un operario del ayuntamiento recogió los restos y el sol acabó fundiendo lo que quedaba de su tronco. El pequeño mago lloró su pérdida un día, luego se le olvidó enseguida.
26. Let’s dance
La temperatura no dejaba de aumentar en nuestro pequeño comedor. Papá y mamá estaban embarcados en otra de sus acaloradas discusiones, para variar.
- ¡Claro! ¡Y lo próximo será apuntar a Paulita a boxeo! ¡Que no! ¡Que me niego a que mi hijo haga ballet! ¡Que me lo estás volviendo maricón!
-¡Tomás, eres un cazurro! ¡Al niño le encanta el ballet y va a hacer ballet! ¡Y que sepas que, si tiene que ser maricón, lo va a ser igual, bailando o sin bailar!
Se encerraron en la galería para poder seguir gritando sin que los oyéramos. La calma regresó al comedor, aunque el rumor de la batalla nos llegaba amortiguado.
Boté la pelota y miré a Lucas.
-Lucas; ¿tú eres maricón?
Mi hermano se encogió de hombros.
-Si lo dice mamá...
27. La vida moderna es
La temperatura no dejaba de aumentar, recostado sobre la almohada pensaba en las cosas que haría si no estuviese enfermo. Saldría a la calle, pasaría por la plaza donde jugaba de pequeño, me sentaría a echarme un cigarro enfrente del local donde ensayábamos....
Pero la realidad siempre se impone. Es curioso cómo cuando estoy enfermo quiero hacer todo lo que, cuando estoy sano, no hago.
Dentro de unos días se me pasará la gripe, y podré salir a la calle, etéreo, contando días sin pararme a disfrutarlos.
La vida moderna es...
28. Dulces dieciocho
La temperatura no dejaba de aumentar de forma paulatina, aunque nosotros no advirtiéramos cambio alguno. En poco más de dos minutos el agua debió pasar de 20ºC a 70ºC y, ante nuestra mirada inexperta, aparecieron unas pequeñas burbujas en el fondo. Nos inquietamos un instante. ¿Había llegado ya el momento? Como no estábamos seguros, decidimos esperar. Y fue un acierto. Apenas un minuto después, el agua empezaba a hervir y Julián, hecho un matojo de nervios, lanzaba de golpe todo el paquete de espaguetis dentro de la olla.
¿Será mucho un paquete entero para dos? ¡Ostras, la sal! ¿La espuma que sobresale ahora es normal? ¿Los espaguetis están hechos cuando se pegan o cuando no se pegan a la pared? Tendríamos que haber comprado algo de acompañamiento. ¿Se reirá mi madre si la llamo ahora para preguntar?
Era 1994. Y era nuestro segundo día en el piso de estudiantes.
29. San Lorenzo
La temperatura no dejaba de aumentar y en la misma medida crecía mi angustia. Sentado en una esquina del destartalado camastro, sudoroso, apuraba mi último cigarrillo mientras contemplaba con desesperación a través del ventanuco cómo el sol se elevaba sobre la ciudad. Sonaron nueve campanadas y comprendí que no había escapatoria posible. Pronto oí pasos en el pasillo, la celda se abrió y en el umbral de la puerta vi a mi verdugo armado con una pala y un cubo. Resignado, con la misma expresión que san Lorenzo cuando fue conducido a la parrilla, agarré mi mochila y arrastrando los pies seguí al niño hasta la playa en mi primer día de vacaciones en Peñíscola.
30. Punto Blanco
La temperatura no dejaba de aumentar entre las sábanas. Esos labios entreabiertos, la respiración agitada, unas interminables curvas, los pechos rebosando sus manos. Cómo la chupaba. Pero qué buena estaba. Se puso de rodillas, abriendo la puerta trasera para él. “Fuerte, más fuerte”, gritaba. A pesar de ser un enclenque, Benito le daba duro, la oía gritar de placer, pero ya no aguantaba más. Se iba a correr, ya le venía, se corría, se... despertó en pleno orgasmo, encogiéndose instintivamente para evitar un mayor estropicio. Menos mal que su madre le hacía llevar ropa interior debajo del pijama, pensó.
31. HASE CALOR
La temperatura no dejaba de aumentar. Me metí en El Corte Inglés, de puro asfixiado. Compré, de puro aburrido, un boli-lápiz. Me tropecé, de puro torpe, con Maricarmen Piñón, la buenorra del insti, que surgió tras las tetazas de una señora gorda con dos niños. La megafonía escupía “hase calor” de Calamardo Rodríguez. Pedí disculpas a Maricarmen, que ni me reconoció, de puro ajetreada. Decidí mangar algo. Estilo Michael Douglas en “un día de furia”. Algo caro e inútil, por supuesto (no lo hacía por codicia). Eso mismo le dije al vigilante jurado con una pashmina en mi bolsillo mientras él me conminaba a devolverla. Un comino me importa, grité, que me amenace con dar parte. La devuelvo por dignidad, que me sobra. Alguna gente miraba hacia mí meneando la cabeza. La que más la meneaba era Maricarmen Piñón, que esta vez me había reconocido.
32. Una batalla más
La temperatura no dejaba de aumentar y los diecisiete supervivientes de la última incursión a la superficie nos encontrábamos sumidos en pensamientos oscuros, exhaustos y en silencio.
Desde que los androides conquistasen el planeta, la resistencia habíamos ocupado las cloacas de las grandes ciudades pero, como era de esperar, esas malditas máquinas encontraron la manera de aniquilarnos en nuestro nuevo hábitat. Cada siete días, a través de las bocas de alcantarilla, lanzaban un tipo de gas que hacía aumentar la temperatura en 45 grados. Nos aniquilaban como a nuestros añorados pollos asados.
El último mes habían caído Tokio, Washington y Madrid. Sólo quedábamos nosotros, la resistencia berlinesa y, o encontrábamos una solución en los próximos quince minutos, o la raza humana se extinguiría para siempre. De pronto Heinz comenzó a reir de forma estridente, se levantó y corrió siguiendo la corriente de las aguas fecales.
- ¡Seguidme! todavía no hemos acabado...
33. 12 bomberos
La temperatura no dejaba de aumentar y ninguno de los bomberos ayudaba a enfriar aquel escenario casi infernal. Sus cascos, chaquetas y cinturones adornaban el suelo, junto con metros y metros de manguera roja serpenteante con la que únicamente se mojaban entre ellos, aumentando la pegajosa humedad del ambiente.
Yo solo me dedicaba a sacar fotografías desde todos los ángulos. Apoyados en el camión, portando hachas, extintores o subiendo por escaleras portátiles. Iban perdiendo la ropa poco a poco durante la batalla.
A los 20 minutos estaban todos empapados, y yo la primera. Terminé de mojar las bragas cuando apareció Mario, el protagonista de la foto de Junio, con una motosierra entre las manos como única prenda, sudoroso y manchado de hollín.
Qué abdominales, qué pecho, qué brazos… Dios bendiga los calendarios benéficos.
34. Observando la vida
La temperatura no dejaba de aumentar. Sentía un dolor tan intenso en mi cabeza que tuve que dejar varias veces lo que transportaba en el suelo para tomar un descanso.
Era como si con un soplete quisieran fundir mi cráneo.
Había oído hablar de ello, los viejos del lugar nos explicaban terribles historias de muerte y aniquilación en estas exactas circunstancias.
Temeroso, temblando a pesar del terrible calor, levanté la vista al cielo y un rayo cegador hizo que cayera casi fulminado al suelo. A rastras, intentando protegerme de esa luz infernal, me vi avanzando lentamente hacia la muerte.
Cuando creí tenerlo todo perdido escuché una voz gritar:
- Josito! A cenar!!
En ese momento el rayo desapareció, y con él el terrible calor. Todo fue muy rápido pero aún tuve tiempo de girar la cabeza y ver cómo ese enorme ojo que nunca olvidaré me echaba una última mirada.
35. El estigma y la paradoja
La temperatura no dejaba de aumentar en el estudio sin una explicación plausible. El joven pintor observó cómo en uno de sus óleos los edificios empezaban a convertirse en chorretones de pintura. Se acercó al lienzo, incrédulo, cuando surgió de la tela una garra en llamas que le prendió por la solapa. El mundo se consumió frente a sus ojos azules y millones de voces agónicas quedaron en paz.
En otro tiempo y lugar la policía inspeccionaba una cámara de acero que contenía restos humanos y un cuadro chamuscado.
- ¿Así que Frank Hütter murió probando ese trasto infernal?
- Según sus notas intentaba crear una especie de portal para limpiar su linaje de un supuesto monstruo.
- Pobre loco. ¿La obra era de un Hütter antepasado suyo?
- Su familia cambió de apellido hace décadas. El pintor se llamaba Adolf Hitler.
- ¿Adolf quién? No me suena de nada.
36. Cosmic egg
"La temperatura no dejaba de aumentar..." Otra vez aquella horrible canción. Como cada sábado, marcaba el momento en que decidía irse. Se despidió de sus amigos, o más bien compañeros nocturnos, y se fue a casa preguntándose como cada fin de semana por qué iba siempre a aquel antro insoportable con aquella gente tóxica. La conformidad y la costumbre pesaban demasiado y así estaba, haciéndose un huevo frito a las cuatro de la madrugada, harto de su vida. Debía cambiar, nunca lo había tenido tan claro. De repente sonó el móvil y leyó un Whatsapp de un número que no conocía: "ESPABILA DE UNA VEZ". Se quedó blanco pero sonrió. ¿Era eso una señal? ¿La vida le estaba dando el empujón que él nunca había sido capaz de hacer? Estaba emocionado. Volvió a sonar el móvil: "Perdón, soy Manu, que no puedo utilizar el otro número. Me tienes que pagar aún los puñeteros gramos del mes pasado”.
37. El mapa del tesoro
La temperatura no dejaba de aumentar en mi mano derecha. No tenía mal color, ni estaba hinchaba, pero cada vez sentía más calor. Descubrí que al moverla en una dirección concreta se calmaba. Comencé a caminar a mano alzada, como un idiota: si me equivocaba en un paso me cortocircuitaba un ardor insoportable, era peor que caminar a ciegas. Pendiente de mis pasos, descubrí que la dependienta de una floristería miraba con estupor la rareza de mis gestos, y por disimular compré una rosa. Pero el calor volvió y me llevó hacia el parque.
El otoño bañaba los senderos de hojas secas y rodeados de un manto de verdes y ocres los cisnes se movían elegantes en el agua. Junto al estanque, un banco. En el banco, la chica del metro a las mañanas. En mi mano alzada, una rosa. Y en dos bocas, una única sonrisa.
38. Liberación
La temperatura no dejaba de aumentar. Estaban desnudos y demacrados. Se abrazaban mientras lloraban y gritaban súplicas cuando alguien empezó a balbucear que en el exterior se distinguían disparos y el habla de un idioma extranjero. Algunas sonrisas de esperanza empezaron a aflorar en los escuálidos rostros de los cientos de presos hacinados. El 27 de enero de 1945 el ejército ruso liberó el campo de concentración de Auschwitz pero ningún miembro del mismo llegó a tiempo para desconectar el horno número 14.
39. Baby please don’t go
La temperatura no dejaba de aumentar
Mi bragueta a punto estallar
No creas que a este juego no se jugar
Soy experto, por delante y por detrás
Empujo
Reboto en ti
Insisto
No quiero salir
Lamer tu coño cada mañana
Manchar las sábanas tres veces por semana
Mi casa en tus tetas, la tuya, en mi almohada
¿Me amas? No insisto, tu boca está ocupada
Pinchazo
Silbido
El aire se escapa
Látex pegajoso
Nuestro amor se acaba
40. El Vagabundo
La temperatura no dejaba de aumentar. Era un calor que salía de mi interior y se volvía insoportable hasta que, como una liberación, empezaron a salir llamas de mi cuerpo. No recuerdo nada más, debí de perder el sentido. Cuando desperté y recobré la conciencia, me vi rodeado de gente muy extraña, un ruido ensordecedor, desconocidos artilugios, luces….
-Ya, ya,ya… Espere un momento, por favor. ¡Teniente! ¿Qué hacemos con el vagabundo?
- ¿Qué pasa con él?
- Dice que viene de 1859, no sé si está chalado o me vacila.
- A ver usted, empiece desde el principio.
- Me llamo Arthur Brown, trabajo en una fábrica de paños. Cuando volvía hacia mi casa empecé a sentirme mal. La temperatura no dejaba de aumentar…
41. La gran Matrioska
La temperatura no dejaba de aumentar. Las fuerzas especiales, vía intravenosa, habían atacado a las células rebeldes amotinadas, masacrando también a los civiles. Restos de leucocitos y plaquetas inocentes flotaban en el plasma. Reina el caos.
El destino de ese universo que conforma mi cuerpo está ahora en manos de una pequeña célula que burlando las barricadas ha escapado al torrente sanguíneo, se ha llevado los códigos. ¿Sabrá ella de las consecuencias de su decisión?, ¿entenderá de mi alma?, ¿iremos todos a parar a la misma nada?, ¿apagará quizás mi muerte prematura una sinapsis de algún ente de otro universo?.
42. Esperanza
La temperatura no dejaba de aumentar en el corazón de la ciudad mientras la gente, con prisas y agobiada, se movía rápidamente golpeándome continuamente. Cabizbajo, una vez más, me dirigía hacia mi aburrido puesto de trabajo en el cual tenía que fingir ser una persona que no soy y mostrar al público sonrisas vanas y falsas mientras en mi cabeza solo rondaba un pensamiento: ya quedaba menos. Quedaba un día menos para que llegase el día que tanto deseaba.
43. Orgasmatrón
La temperatura no dejaba de aumentar. Era ya la vigesimoséptima vez del día. Así aumentará tantas veces hasta llegar a su media de 50 diarios. 50 orgasmos cada puto día. 7 días a la semana. No eran la clase de orgasmos precedidos por, pongamos, la música de Marvin Gaye forrando sus orejas de terciopelo rojo con Barry White tratando de quitarle con delicadeza las braguitas 100% algodón. Eran orgasmos compulsivos, no buscados. Orgamos sin amor, orgasmos sin sexo, orgasmos sin intención, sin mirada, en blanco y negro. Secos y cortantes. Eran una mierda de orgasmos. Se trata de una enfermedad que no le saben explicar. Y es noticia. Su nombre, Amanda, preside el relato de sus desvelos en el Daily Mail. Lee algunos comentarios jocosos, se cabrea y la temperatura vuelve a aumentar, nunca deja de hacerlo. Son las 7:03 pm. Ya van 28.
44. Venecia sin ti
La temperatura no dejaba de aumentar y el negocio de las góndolas no era asunto baladí.
45. INCINERACION.
La temperatura no dejaba de aumentar, se sentía cómodo a pesar de estar tan encajado. No estaba en silencio, se oían chasquidos, la madera crujía. Solo pidió que, por favor, su anillo de bodas no se fundiera.
La temperatura no dejaba de aumentar: 35 grados.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
La multitud blande antorchas y gritan consignas.
El terreno es incómodo para mis extremidades, me provoca cortocircuitos en los pies.
Todos piensan que soy un monstruo y me insultan continuamente.
Temperatura: 40 grados.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
El fuego empieza a propagarse por la pira.
Busco entre la muchedumbre furiosa a mi Creador.
No está.
Temperatura: 48 grados.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
Empiezo a quemarme.
Se escuchan más improperios.
Todos me odian.
Diviso a la hija del Creador entre ellos.
Me observa con lágrimas en los ojos.
Le pregunto:
-¿Has hecho los deberes?
Asiente.
Bien.
Simulo que sonrío.
Temperatura en continuo ascenso.
Coordenadas 41° 46′ 0″ N, 2° 28′ 0″W
Altitud: 1.065 msnm
2. Hiperglucemia
La temperatura no dejaba de aumentar. El calor era inaguantable, aquello era un auténtico horno. Necesitaba un baño pero no el de María. Debería haberme refrescado con algo ligero como algún batido o un zumo de naranja... Pero no, aquella puta mañana Joaquín había decidido convertirme en caramelo para unos flanes. ¡Pues tendrá noticias mías en su próxima analítica!
3. La Decadencia de los Dioses
La temperatura no dejaba de aumentar, los sudores eran perversos, hasta decadentes, pero el fin del mundo estaba cerca y había que morir follando. Todos sus anhelos se vieron cumplidos, como en uno de esos sueños multicolores. Lo quería todo antes de sucumbir al apocalipsis más angustioso. Necesitaba sentir el latigazo sádico del sexo caleidoscópico. Tuvo pollas, muchas, y coños de mil sabores, e incluso sabotearon su ano con herramientas punzantes. El fuego calentaba su corazón, los flujos embadurnaban su existencia, mientras lamía clítoris, mientras devoraban su enorme miembro, mientras reventaban su culo de melómano empedernido. Justo antes de flotar en sangre densa y pegajosa, decenas de litros de semen, flujos vaginales y heces en forma de galletas, lo ahogaron en un placer infinito que incluso después de su desaparición, se percibió como eco de felicidad en toda la galaxia.
4. El corazón de la noche.
La temperatura no dejaba de aumentar. La noche era sofocante y la fiebre lo consumía. En la espesura resonaba la cadencia de los tambores que marcaban un ritmo ancestral. La jungla palpitaba con ellos creando un siniestro latido y con cada repetición la maldad penetraba un poco más en su interior. Un séquito de hombres picudos lo llevaron hacia el centro del poblado donde una larga fila de bueyes sacrificados yacían sin vida sobre un barrizal de arena y sangre. El hombre emplumado le hizo beberla, pero la vomitó y recibió un golpe seco que lo tumbó. El fuego de la enorme pira le quemaba la cara. Los hombres picudos lo levantaron y los tambores enmudecieron. Un segundo golpe abrió su pecho, que sonó igual que un viejo cascarón reseco al quebrarse. El corazón vivo regresó a la noche de los tiempos, mientras su alma se hundía en un abismo.
5. INSOMNIO
La temperatura no dejaba de aumentar, tu cuerpo dormido a mi lado me perturbaba, la calle estaba tranquila, la hora del gallo.
Mi mente no dejaba de revivir lo que instantes antes pasó en la piel.
La vibración de los cuerpos.
37 grados, entrelazados por las sábanas y no poder volver a tocarte, por miedo a despertarte.
Conozco el final de esta noche, lo rompe el amanecer y desplazo mi cuerpo, mutilado de sueño por las horas que quedan, hasta volver a salvo a posición horizontal.
Envidio la facilidad de tu sueño y mi torpeza para mantener el auge de nuestra pasión a lo largo de toda la noche y que se joda la mañana.
6. La cosecha
La temperatura no dejaba de aumentar. Era el efecto de yacer hacinados en aquel angosto compartimento en el que vivíamos desde que terminó el gran viaje. Repasé las instrucciones, se iba a seguir el procedimiento rutinario. Algunos decían que eran peligrosos, pero era una cuestión de supervivencia. Eran ellos o una nueva hambruna.
Atronó el gran zumbido. Por fin abandonábamos la desolada superficie de la cara exterior de ese yermo y pálido satélite que orbitaba en solitario el planeta elegido. Nos elevamos. Lo divisé por primera vez y me deslumbró. Nunca pude haber imaginado un planeta tan bello. Quién nos iba a decir que esas grandes superficies iluminadas estaban tan rebosantes de dulce néctar y de cálida ambrosía carmesí.
Mientras descendíamos consideré un privilegio poder contemplar esa imagen de esperanza con mis propias antenas.
La cosecha había comenzado.
7. ¡Dame fuerzas!
La temperatura no dejaba de aumentar entre nosotros. Ella estaba sentada justo enfrente, y era un auténtico bellezón. Tenía una cara muy linda, y un pelo largo y moreno que caía en bucles sobre un escote más que generoso.
Estaba claro que ese día yo era el centro de su atención, y alguien importante para ella:
Cantó las canciones que yo dije, sonrió cuando le expliqué la moraleja de una bonita historia, acababa las frases que yo empezaba con las palabras correctas, se arrodilló cuando yo se lo pedí, y comió delicadamente de mi mano…
Por eso, cuando la situación se estaba volviendo insostenible, y me sentía al borde de hacer un estropicio, no me quedó más remedio que decir: “Podéis ir en paz”
Ahora espero, que el Señor me dé fuerzas si vuelve el próximo Domingo.
8. El niño que hay en mí
La temperatura no dejaba de aumentar y los niños en la piscina surgieron como una plaga. Cientos, miles, millones de niños desparramados aquí y allá con sus toallas, sus gritos, sus cuerpos inacabados y las atronadoras melodías de sus teléfonos móviles.
¿Con cuál me identificaría? Observo discretamente y me encuentro con un niño de lorzas generosas, embutido en un bañador rojo, siempre con algo para comer: puede ser un helado de chocolate, una bolsa de patatas fritas o un bocata de longaniza… es lo de menos, si por algo se caracteriza este pequeño sujeto (pequeño en edad que no en volumen) es por su carácter depredador y omnívoro.
Sí, sin duda soy yo: a pie de piscina, observando impasible como se bañan sus amigos mientras da buena cuenta de sus viandas, sin importarle una mierda su colesterol, su nivel de azúcar y mucho menos ¡ay! su físico. Tremendo, ya digo.
9. Inuit.
La temperatura no dejaba de aumentar, así que esas navidades decidí regalarle un bikini a Panninguaq.
Fue una auténtica revolución. En apenas unas semanas todas las mujeres de Tasiilaq lucían orgullosas sus bikinis. Y los hombres felices, captaron toda nuestra atención y lograron una dedicación de la que casi nunca habían disfrutado.
Pero tanta felicidad no podía ser eterna: cuando volvió el frío no pudimos volver a nuestro anterior estilo de vida.
Por eso ahora vivimos en Belice.
10. El virginiano
La temperatura no dejaba de aumentar en el interior de su pantalón. Le gustaba ir a la panadería a primera hora de la mañana, compraba un bollo de pan recién hecho y se lo colocaba como los toreros el algodón. Brazos en jarras, Virginia, la panadera, se doblaba por la cintura golpeando con fuerza el mostrador con su frente. Una, dos y tres veces.
- Oh Virginia, ¿tú me saludas?
- Yo te lasudo virginiano.
Las carcajadas de ambos se escuchaban en todo el edificio.
-Cásate conmigo Virginia.
-¿quién pondrá el pan en la mesa?
-yooooooooooooo - gritaba "el virginiano" agarrando con fuerza el bollo de pan caliente.
Los aplausos de los curiosos que atestaban el local hacían subir aun más la temperatura.
El virginiano se suicidó el día que aquella panadería cerró sus puertas. Virginia se jubiló, él tenía 32 años.
11. Todo Es Posible Esta Noche
La temperatura no dejaba de aumentar y mi cuerpo no paraba de temblar. No tenía sentido. ¿Era fiebre? ¿Qué estaba pasando? Toda la noche en plena espiral. Sentía las manos muy grandes, la cama encogía por momentos y el techo estaba más y más cerca.
Tiene que ser la fiebre, no te preocupes, intenta centrarte, me repetía a mí mismo una y otra vez. Pero no funcionaba.
Esas manos cada vez más grandes. Me voy a caer de la cama en cualquier momento. Y el techo, casi puedo tocarlo, lo voy a atravesar, ya lo estoy atravesando. Parece una esponja. ¿Qué habrá al otro lado?
Nunca lo sabré. La temperatura deja de aumentar, mi cuerpo ya no tiembla tanto, siento algo fresco en la frente. Un paño húmedo. Ella está aquí a mi lado, como siempre. Sentada en la cama. No quiero que desaparezca.
12. El deshielo
La temperatura no dejaba de aumentar. La foca estaba sudando como nunca lo había hecho en su vida. Será el famoso cambio climático, pensó. Los pocos hielos que quedaban a su alrededor se habían derretido y no eran más que pequeños riachuelos que le mojaban las patas. La situación era tan insoportable que terminó por quitarse el disfraz y dimitir del ultramarinos. Ya encontraría otra forma de pagarse la carrera...
13. Milagros de turno de noche
La temperatura no dejaba de aumentar en el interior de mi saco escrotal. La excitación crecía exponencialmente según iba retirando la sábana que cubría su cuerpo. Me había jurado a mí mismo no volver a hacer esto, pero ya sentía el esperma a punto de ebullición y no pude evitar que fluyese abundantemente sobre sus mejillas, otrora sonrosadas, ahora pálidas e inertes. Devolver algo de calor a ese rostro fue como devolverle un poco de vida, durante breves instantes me sentí como Jesucristo realizando milagros de resurrección.
14. No te vayas.
La temperatura no dejaba de aumentar, se retorcía entre las sábanas, trataba de zafarse de ellas, pero fracasaba en cada intento. Escarbaba con sus pequeñas manos entre la pared tratando de alcanzar el interruptor, pensando que con la luz por fin desaparecerían las sombras, pero no conseguía atisbarlo. Se giró para coger su peluche favorito, el que le regaló ella, para lanzarlo contra el fantasma que se esconde en su armario, pero cuando se volvió a incorporar, sólo vio a mamá. “Duérmete niño, mamá se encargará de que los únicos fantasmas que habiten en tu habitación lo hagan en los cuentos” Pablo, aun caliente, respiró aliviado. Se tumbó a su lado, le cubrió con las sábanas, le hizo una pequeña caricia en la nariz y le besó en la frente. Sonrió al ver a su pequeño y volvió a volatizarse en la cada vez más oscura habitación.
15. Pellas
La temperatura no dejaba de aumentar, el truco que había aprendido en clase consistente en esnifar tiza para que subiera la fiebre funcionaba a la perfección. Ahora sólo quedaba llamar al Director para que buscase otro profesor sustituto que aguantara a esa panda de hijos de puta.
16. Constelaciones
La temperatura no dejaba de aumentar a cada pedalada y el sudor, satisfecho, convirtió espacio y tiempo en juegos de otra época. Volábamos a favor de la corriente que tapizaba el vello con sonrisas sentados en la estribera del deseo. Febriles en el éxtasis redibujamos la luna mientras comtemplábamos sin rubor que el simple roce de nuestras yemas crease luminarias más allá del sol, reunidas en el incendio todas las alegrías. Incondicionales, flora y fauna pernoctaron para desperezarse testigos de la escena. Nadie pudo comprender cómo conseguimos despegar del suelo las bicicletas buscándole un hogar al extratrerrestre que descansaba en nuestros brazos. Fue nuestro último Verano.
17. 10000 dólares
La temperatura no dejaba de aumentar. Herido, la sangre que le caía de la frente se le metía en los ojos. A cada bache de la carretera los billetes salían de la bolsa girando sobre sí mismos como pequeños remolinos huracanados. La temperatura no dejaba de aumentar. Las ventanillas rotas por los disparos daban paso a los copos blanquecinos y al gélido invierno del exterior. La temperatura no dejaba de aumentar. El jefe de seguridad del banco hacía tiempo que no golpeaba el maletero. Y la temperatura no dejaba de aumentar. La policía se acercaba poco a poco y Clyde, pie a fondo, con un ojo puesto sobre el retrovisor empañado por el frío y otro en el cuadro de mandos se maldecía a sí mismo: "la temperatura del motor no deja de aumentar".
18. INMIGRANTES
La temperatura no dejaba de aumentar a medida que se acercaba el verano y mis bisabuelos atravesaban el Atlántico en dirección a Barcelona. Al llegar se encontraron con un panorama muy distinto al que esperaban: una metrópolis inhóspita, ruidosa y contaminada. Aun así, se establecieron aquí y formaron una familia. Con el frío del invierno y mis abuelos ya adultos, regresaron a Argentina. Las nuevas generaciones nos hemos adaptado mejor al clima, al ruido y a la siempre difícil convivencia con las palomas. No importa que mis bisabuelos llegaran aquí siguiendo una corriente aérea equivocada, cuando en realidad querían volar a Africa, ni que se siga considerando a la Cotorra Argentina una "especie invasora". No podemos ni queremos regresar.
19. Braingels
La temperatura no dejaba de aumentar según avanzaban hacia San FRancISCO. El calor se mide en grados, la vida en años, la altura en centímetros y el peso en kilogramos. La LIBERTAD, entonces, se medía en velocidad, en carreteras, y su sonido era el que hacían las teclas de su vieja Olivetti al ser pulsadas por aquel LOCO (ta, ta, ta, ta, ...).
Yo también pienso en Dean Moriarty cuando TE miro; me amargo la existencia y fumo. NO escribo, bostezo, más tarde bebo, me emborracho, la llamo y LO hago muy rápido mientras ella LO hace muy despacio. Así, como ángeles desacompasados, sepultamos con nuestros gritos los ruidos que hacen tus LOCAS manos cuando escribes (ta, ta, ta, ta, ...) y destrozas mis LOCOS sueños. "Ahhhh!"
20. Godflesh
La temperatura no dejaba de aumentar y y yo permanecía frío como el hielo. La punta de acero había atravesado el corazón. En mis últimos instantes recordé lo que me dijo aquel hombre: "Buena persona, morirás acuchillado por un hijo de puta."
21. True Story
La temperatura no dejaba de aumentar en la sala de exámenes. Más de cien alumnos sudábamos con el último examen de carrera. Llevaba veinticuatro horas sin dormir, en casa de unos amigos estudiando juntos. Acalorado, cansado e incómodo en mi ropa de hace dos días, me quité las botas de ante mientras batallaba con sociología.
Ya enfrascado en la tercera pregunta, me di cuenta de que la punkie sentada a mi izquierda había llamado a la supervisora y le susurraba algo al oído. Acto seguido la supervisora se dirigió a mí para enunciar:
"¿Puedes ponerte las botas? Es que te huelen los pies"
Miré alrededor, esperando ver caras asqueadas y acusatorias, pero sólo vi cabezas agachadas. Abochornado, con la cara más roja que un tomate, me puse las botas e intenté seguir escribiendo con la vergüenza recorriendo mi cuerpo como rayos eléctricos.
No sé cómo, pero aprobé.
22. JUEGO
La temperatura no dejaba de aumentar en la botella pero esa tarde la llama, terca, se nos ahogaba en cada intento. Chonín y yo resolvimos añadir gasolina y salir pitando.
Según nuestros cálculos la botella-proyectil acabaría incrustándose en el nogal del otro lado del camino. Fracasar supondría pasar otra semana eterna "distrayendo" material del taller de Manuel.
Era ocho meses mayor que Chonín, así que prender la mecha era cosa mía.
Levanté la vista. Al final del camino, el hombre extraño del carretillo, que nos había pescado en la primera tentativa, seguía mirándome. Al pasar había dicho, muy serio:
- Chavales. Dejadlo.
Sacudí la cabeza. Encendí. Funcionó. En el último momento lancé el proyectil a la acequia.
Chonín me insultó hasta que aburrió. No abrí la boca. No supe cómo explicarle que tal vez nos hubiéramos salvado. Que tal vez aquel hombre nos había salvado. Y que estaba cagado de miedo.
23. RETALES
La temperatura no dejaba de aumentar en su mente cuando mostró la cuenta de ahorros de la vieja. Salió a hacer footing para perder esos kilos que le habian convertido en un verdadero oso.
Sudó mucho jugando al escondite con Copito aunque lo tuvo que dejar amarrado al oler a gasolina en su garaje.
Al entrar comprobó que seguía la cuna vacía y maldijo aquel maldito Lunes donde dejó sus botas verdes en la ventana.
Al día siguiente, la temperatura volvió a aumentar al ver a la profe de matematicas...que linda iba andando por el patio,soñó con bailar un vals agarrado a su cintura pero le pareció que éso sería ver el mundo al reves.
Metió la mano en el tambor de detergente y la temperatura no dejó de aumentar.[/quote]
24. Experimentos
La temperatura no dejaba de aumentar, y con ella el volumen del gas. ¡Los experimentos del viejo Jacques Charles están en lo cierto!
Desde que le hicieron miembro de la academia de las ciencias está demasiado ocupado dando charlas y acudiendo a eventos sociales. Han pasado casi dieciséis años y todavía no ha publicado nada. Es mi oportunidad de pasar a la historia de la física, ¡y sólo tengo 22 años!
Gracias al triunfo de la revolución tengo acceso a las imprentas de mis amigos burgueses; antes de fin de año tendré lista mi memoria. Si todo va bien, con los ingresos que reciba intentaré batir el récord de ascenso en globo aerostático que el propio Charles ostenta. ¿Qué son mil metros? Creo que se pueden alcanzar los cuatro mil fácilmente.
Querido diario, este año que entra promete ser histórico.
Joseph Louis Gay-Lussac. 8 de Diciembre de 1802.
25. Morir en primavera
La temperatura no dejaba de aumentar. Cada grado lo condenaba a una muerte inexorable: el hechizo que lo mantenía vivo se desmoronaba frente al calor. Primero le cayó la nariz y su creador vino raudo a ponérsela de nuevo. Enseguida empezó a sudar, adelgazando de forma alarmante, y el pequeño mago se desvivía trayendo materiales de distintos rincones para paliar la pérdida de masa. Poco a poco la materia prima empezó a escasear y ya no hubo vuelta atrás. Los brazos se cayeron cuando su cuerpo empezó a perder firmeza. Después de nuevo la nariz, luego los dientes negros que dibujaban su sonrisa de carbón, hasta que por último se le cayeron los ojos. Un operario del ayuntamiento recogió los restos y el sol acabó fundiendo lo que quedaba de su tronco. El pequeño mago lloró su pérdida un día, luego se le olvidó enseguida.
26. Let’s dance
La temperatura no dejaba de aumentar en nuestro pequeño comedor. Papá y mamá estaban embarcados en otra de sus acaloradas discusiones, para variar.
- ¡Claro! ¡Y lo próximo será apuntar a Paulita a boxeo! ¡Que no! ¡Que me niego a que mi hijo haga ballet! ¡Que me lo estás volviendo maricón!
-¡Tomás, eres un cazurro! ¡Al niño le encanta el ballet y va a hacer ballet! ¡Y que sepas que, si tiene que ser maricón, lo va a ser igual, bailando o sin bailar!
Se encerraron en la galería para poder seguir gritando sin que los oyéramos. La calma regresó al comedor, aunque el rumor de la batalla nos llegaba amortiguado.
Boté la pelota y miré a Lucas.
-Lucas; ¿tú eres maricón?
Mi hermano se encogió de hombros.
-Si lo dice mamá...
27. La vida moderna es
La temperatura no dejaba de aumentar, recostado sobre la almohada pensaba en las cosas que haría si no estuviese enfermo. Saldría a la calle, pasaría por la plaza donde jugaba de pequeño, me sentaría a echarme un cigarro enfrente del local donde ensayábamos....
Pero la realidad siempre se impone. Es curioso cómo cuando estoy enfermo quiero hacer todo lo que, cuando estoy sano, no hago.
Dentro de unos días se me pasará la gripe, y podré salir a la calle, etéreo, contando días sin pararme a disfrutarlos.
La vida moderna es...
28. Dulces dieciocho
La temperatura no dejaba de aumentar de forma paulatina, aunque nosotros no advirtiéramos cambio alguno. En poco más de dos minutos el agua debió pasar de 20ºC a 70ºC y, ante nuestra mirada inexperta, aparecieron unas pequeñas burbujas en el fondo. Nos inquietamos un instante. ¿Había llegado ya el momento? Como no estábamos seguros, decidimos esperar. Y fue un acierto. Apenas un minuto después, el agua empezaba a hervir y Julián, hecho un matojo de nervios, lanzaba de golpe todo el paquete de espaguetis dentro de la olla.
¿Será mucho un paquete entero para dos? ¡Ostras, la sal! ¿La espuma que sobresale ahora es normal? ¿Los espaguetis están hechos cuando se pegan o cuando no se pegan a la pared? Tendríamos que haber comprado algo de acompañamiento. ¿Se reirá mi madre si la llamo ahora para preguntar?
Era 1994. Y era nuestro segundo día en el piso de estudiantes.
29. San Lorenzo
La temperatura no dejaba de aumentar y en la misma medida crecía mi angustia. Sentado en una esquina del destartalado camastro, sudoroso, apuraba mi último cigarrillo mientras contemplaba con desesperación a través del ventanuco cómo el sol se elevaba sobre la ciudad. Sonaron nueve campanadas y comprendí que no había escapatoria posible. Pronto oí pasos en el pasillo, la celda se abrió y en el umbral de la puerta vi a mi verdugo armado con una pala y un cubo. Resignado, con la misma expresión que san Lorenzo cuando fue conducido a la parrilla, agarré mi mochila y arrastrando los pies seguí al niño hasta la playa en mi primer día de vacaciones en Peñíscola.
30. Punto Blanco
La temperatura no dejaba de aumentar entre las sábanas. Esos labios entreabiertos, la respiración agitada, unas interminables curvas, los pechos rebosando sus manos. Cómo la chupaba. Pero qué buena estaba. Se puso de rodillas, abriendo la puerta trasera para él. “Fuerte, más fuerte”, gritaba. A pesar de ser un enclenque, Benito le daba duro, la oía gritar de placer, pero ya no aguantaba más. Se iba a correr, ya le venía, se corría, se... despertó en pleno orgasmo, encogiéndose instintivamente para evitar un mayor estropicio. Menos mal que su madre le hacía llevar ropa interior debajo del pijama, pensó.
31. HASE CALOR
La temperatura no dejaba de aumentar. Me metí en El Corte Inglés, de puro asfixiado. Compré, de puro aburrido, un boli-lápiz. Me tropecé, de puro torpe, con Maricarmen Piñón, la buenorra del insti, que surgió tras las tetazas de una señora gorda con dos niños. La megafonía escupía “hase calor” de Calamardo Rodríguez. Pedí disculpas a Maricarmen, que ni me reconoció, de puro ajetreada. Decidí mangar algo. Estilo Michael Douglas en “un día de furia”. Algo caro e inútil, por supuesto (no lo hacía por codicia). Eso mismo le dije al vigilante jurado con una pashmina en mi bolsillo mientras él me conminaba a devolverla. Un comino me importa, grité, que me amenace con dar parte. La devuelvo por dignidad, que me sobra. Alguna gente miraba hacia mí meneando la cabeza. La que más la meneaba era Maricarmen Piñón, que esta vez me había reconocido.
32. Una batalla más
La temperatura no dejaba de aumentar y los diecisiete supervivientes de la última incursión a la superficie nos encontrábamos sumidos en pensamientos oscuros, exhaustos y en silencio.
Desde que los androides conquistasen el planeta, la resistencia habíamos ocupado las cloacas de las grandes ciudades pero, como era de esperar, esas malditas máquinas encontraron la manera de aniquilarnos en nuestro nuevo hábitat. Cada siete días, a través de las bocas de alcantarilla, lanzaban un tipo de gas que hacía aumentar la temperatura en 45 grados. Nos aniquilaban como a nuestros añorados pollos asados.
El último mes habían caído Tokio, Washington y Madrid. Sólo quedábamos nosotros, la resistencia berlinesa y, o encontrábamos una solución en los próximos quince minutos, o la raza humana se extinguiría para siempre. De pronto Heinz comenzó a reir de forma estridente, se levantó y corrió siguiendo la corriente de las aguas fecales.
- ¡Seguidme! todavía no hemos acabado...
33. 12 bomberos
La temperatura no dejaba de aumentar y ninguno de los bomberos ayudaba a enfriar aquel escenario casi infernal. Sus cascos, chaquetas y cinturones adornaban el suelo, junto con metros y metros de manguera roja serpenteante con la que únicamente se mojaban entre ellos, aumentando la pegajosa humedad del ambiente.
Yo solo me dedicaba a sacar fotografías desde todos los ángulos. Apoyados en el camión, portando hachas, extintores o subiendo por escaleras portátiles. Iban perdiendo la ropa poco a poco durante la batalla.
A los 20 minutos estaban todos empapados, y yo la primera. Terminé de mojar las bragas cuando apareció Mario, el protagonista de la foto de Junio, con una motosierra entre las manos como única prenda, sudoroso y manchado de hollín.
Qué abdominales, qué pecho, qué brazos… Dios bendiga los calendarios benéficos.
34. Observando la vida
La temperatura no dejaba de aumentar. Sentía un dolor tan intenso en mi cabeza que tuve que dejar varias veces lo que transportaba en el suelo para tomar un descanso.
Era como si con un soplete quisieran fundir mi cráneo.
Había oído hablar de ello, los viejos del lugar nos explicaban terribles historias de muerte y aniquilación en estas exactas circunstancias.
Temeroso, temblando a pesar del terrible calor, levanté la vista al cielo y un rayo cegador hizo que cayera casi fulminado al suelo. A rastras, intentando protegerme de esa luz infernal, me vi avanzando lentamente hacia la muerte.
Cuando creí tenerlo todo perdido escuché una voz gritar:
- Josito! A cenar!!
En ese momento el rayo desapareció, y con él el terrible calor. Todo fue muy rápido pero aún tuve tiempo de girar la cabeza y ver cómo ese enorme ojo que nunca olvidaré me echaba una última mirada.
35. El estigma y la paradoja
La temperatura no dejaba de aumentar en el estudio sin una explicación plausible. El joven pintor observó cómo en uno de sus óleos los edificios empezaban a convertirse en chorretones de pintura. Se acercó al lienzo, incrédulo, cuando surgió de la tela una garra en llamas que le prendió por la solapa. El mundo se consumió frente a sus ojos azules y millones de voces agónicas quedaron en paz.
En otro tiempo y lugar la policía inspeccionaba una cámara de acero que contenía restos humanos y un cuadro chamuscado.
- ¿Así que Frank Hütter murió probando ese trasto infernal?
- Según sus notas intentaba crear una especie de portal para limpiar su linaje de un supuesto monstruo.
- Pobre loco. ¿La obra era de un Hütter antepasado suyo?
- Su familia cambió de apellido hace décadas. El pintor se llamaba Adolf Hitler.
- ¿Adolf quién? No me suena de nada.
36. Cosmic egg
"La temperatura no dejaba de aumentar..." Otra vez aquella horrible canción. Como cada sábado, marcaba el momento en que decidía irse. Se despidió de sus amigos, o más bien compañeros nocturnos, y se fue a casa preguntándose como cada fin de semana por qué iba siempre a aquel antro insoportable con aquella gente tóxica. La conformidad y la costumbre pesaban demasiado y así estaba, haciéndose un huevo frito a las cuatro de la madrugada, harto de su vida. Debía cambiar, nunca lo había tenido tan claro. De repente sonó el móvil y leyó un Whatsapp de un número que no conocía: "ESPABILA DE UNA VEZ". Se quedó blanco pero sonrió. ¿Era eso una señal? ¿La vida le estaba dando el empujón que él nunca había sido capaz de hacer? Estaba emocionado. Volvió a sonar el móvil: "Perdón, soy Manu, que no puedo utilizar el otro número. Me tienes que pagar aún los puñeteros gramos del mes pasado”.
37. El mapa del tesoro
La temperatura no dejaba de aumentar en mi mano derecha. No tenía mal color, ni estaba hinchaba, pero cada vez sentía más calor. Descubrí que al moverla en una dirección concreta se calmaba. Comencé a caminar a mano alzada, como un idiota: si me equivocaba en un paso me cortocircuitaba un ardor insoportable, era peor que caminar a ciegas. Pendiente de mis pasos, descubrí que la dependienta de una floristería miraba con estupor la rareza de mis gestos, y por disimular compré una rosa. Pero el calor volvió y me llevó hacia el parque.
El otoño bañaba los senderos de hojas secas y rodeados de un manto de verdes y ocres los cisnes se movían elegantes en el agua. Junto al estanque, un banco. En el banco, la chica del metro a las mañanas. En mi mano alzada, una rosa. Y en dos bocas, una única sonrisa.
38. Liberación
La temperatura no dejaba de aumentar. Estaban desnudos y demacrados. Se abrazaban mientras lloraban y gritaban súplicas cuando alguien empezó a balbucear que en el exterior se distinguían disparos y el habla de un idioma extranjero. Algunas sonrisas de esperanza empezaron a aflorar en los escuálidos rostros de los cientos de presos hacinados. El 27 de enero de 1945 el ejército ruso liberó el campo de concentración de Auschwitz pero ningún miembro del mismo llegó a tiempo para desconectar el horno número 14.
39. Baby please don’t go
La temperatura no dejaba de aumentar
Mi bragueta a punto estallar
No creas que a este juego no se jugar
Soy experto, por delante y por detrás
Empujo
Reboto en ti
Insisto
No quiero salir
Lamer tu coño cada mañana
Manchar las sábanas tres veces por semana
Mi casa en tus tetas, la tuya, en mi almohada
¿Me amas? No insisto, tu boca está ocupada
Pinchazo
Silbido
El aire se escapa
Látex pegajoso
Nuestro amor se acaba
40. El Vagabundo
La temperatura no dejaba de aumentar. Era un calor que salía de mi interior y se volvía insoportable hasta que, como una liberación, empezaron a salir llamas de mi cuerpo. No recuerdo nada más, debí de perder el sentido. Cuando desperté y recobré la conciencia, me vi rodeado de gente muy extraña, un ruido ensordecedor, desconocidos artilugios, luces….
-Ya, ya,ya… Espere un momento, por favor. ¡Teniente! ¿Qué hacemos con el vagabundo?
- ¿Qué pasa con él?
- Dice que viene de 1859, no sé si está chalado o me vacila.
- A ver usted, empiece desde el principio.
- Me llamo Arthur Brown, trabajo en una fábrica de paños. Cuando volvía hacia mi casa empecé a sentirme mal. La temperatura no dejaba de aumentar…
41. La gran Matrioska
La temperatura no dejaba de aumentar. Las fuerzas especiales, vía intravenosa, habían atacado a las células rebeldes amotinadas, masacrando también a los civiles. Restos de leucocitos y plaquetas inocentes flotaban en el plasma. Reina el caos.
El destino de ese universo que conforma mi cuerpo está ahora en manos de una pequeña célula que burlando las barricadas ha escapado al torrente sanguíneo, se ha llevado los códigos. ¿Sabrá ella de las consecuencias de su decisión?, ¿entenderá de mi alma?, ¿iremos todos a parar a la misma nada?, ¿apagará quizás mi muerte prematura una sinapsis de algún ente de otro universo?.
42. Esperanza
La temperatura no dejaba de aumentar en el corazón de la ciudad mientras la gente, con prisas y agobiada, se movía rápidamente golpeándome continuamente. Cabizbajo, una vez más, me dirigía hacia mi aburrido puesto de trabajo en el cual tenía que fingir ser una persona que no soy y mostrar al público sonrisas vanas y falsas mientras en mi cabeza solo rondaba un pensamiento: ya quedaba menos. Quedaba un día menos para que llegase el día que tanto deseaba.
43. Orgasmatrón
La temperatura no dejaba de aumentar. Era ya la vigesimoséptima vez del día. Así aumentará tantas veces hasta llegar a su media de 50 diarios. 50 orgasmos cada puto día. 7 días a la semana. No eran la clase de orgasmos precedidos por, pongamos, la música de Marvin Gaye forrando sus orejas de terciopelo rojo con Barry White tratando de quitarle con delicadeza las braguitas 100% algodón. Eran orgasmos compulsivos, no buscados. Orgamos sin amor, orgasmos sin sexo, orgasmos sin intención, sin mirada, en blanco y negro. Secos y cortantes. Eran una mierda de orgasmos. Se trata de una enfermedad que no le saben explicar. Y es noticia. Su nombre, Amanda, preside el relato de sus desvelos en el Daily Mail. Lee algunos comentarios jocosos, se cabrea y la temperatura vuelve a aumentar, nunca deja de hacerlo. Son las 7:03 pm. Ya van 28.
44. Venecia sin ti
La temperatura no dejaba de aumentar y el negocio de las góndolas no era asunto baladí.
45. INCINERACION.
La temperatura no dejaba de aumentar, se sentía cómodo a pesar de estar tan encajado. No estaba en silencio, se oían chasquidos, la madera crujía. Solo pidió que, por favor, su anillo de bodas no se fundiera.
Última edición por Nomeko7 el Miér 25 Nov - 18:12, editado 1 vez
Nomeko7- Mensajes : 38132
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Si pudiese.. votaba ya. Rudi, me dejas?
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
m señor escribió:Ellis escribió:Por ejemplo, habría estado divertida una discusión de taberna entre Celsius, Farenheit, Kelvin y Rankine. ..
muy grande....si.
m
Una partida al mus...
Ellis- Mensajes : 12601
Fecha de inscripción : 20/07/2010
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
DarthMercury escribió:m señor escribió:DarthMercury escribió:Nomeko7 escribió:Ellis escribió:Por ejemplo, habría estado divertida una discusión de taberna entre Celsius, Farenheit, Kelvin y Rankine. ..
Joer, es buena idea, sí.
Pero no lo digan... ¡háganlo leñe!
¡¡lo dice un top 5 del microrrelatismo!!....ojocuidao.
que no es cualquiera...
m
Estoy en la cabeza del pelotón forero a distancia de los escapados, también he tenido 0s y relatos de 2 o 3 puntos. Pero tengo la convicción de que una idea divertida como esa hay que tratar siempre de sacarla adelante. A veces sale bien y a veces no, pero es mejor eso que quedarse en la zona de confort. Sobre todo cuando se llevan ya 15 ediciones del concurso.
La idea me parece una maravilla, a poco que estuviese plasmada con algo de gracia sería la bomba
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Si pudiese.. votaba ya. Rudi, me dejas?
Yo digo Sí.
Impugnarás tus propios votos.
Nomeko7- Mensajes : 38132
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Nomeko7 escribió:Parece que se ha rebajado el entusiasmo por Costelacionesm señor escribió:Sean escribió:Votare el primero que luego me quedo sin conexión. La última hornada no cambió mi parecer y sigo adelante con lo que decidí ayer.
Venga sean, que sabemos que esperas a mary lou....
m
Claro....aumenta Nº 6 la cosecha....¡¡¡como debe ser!!....
m
PD: pido perdón al autor/a de cosecha, esto le quitará votos, pero es que si no...es muy aburrido
m señor- Mensajes : 46642
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
DarthMercury escribió:Sean escribió:Votare el primero que luego me quedo sin conexión. La última hornada no cambió mi parecer y sigo adelante con lo que decidí ayer.
¿El de los bomberos y qué otros dos?
El panadero virgen y el niño que se corre en el pijama.
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Nomeko7 escribió:Sean escribió:Si pudiese.. votaba ya. Rudi, me dejas?
Yo digo Sí.
Impugnarás tus propios votos.
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Ellis escribió:m señor escribió:Ellis escribió:Por ejemplo, habría estado divertida una discusión de taberna entre Celsius, Farenheit, Kelvin y Rankine. ..
muy grande....si.
m
Una partida al mus...
¿puedo votar la partida de mus de ellis?.....aunque no esté en concurso y ni siquiera lo haya escrito?.....luego daría dos puntos a cosecha....y un punto a un experimento....
m
m señor- Mensajes : 46642
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Después de esta ronda, veremos si vale la pena seguir esforzándose o basta con escribir algo poético con un coño de por medio a lo Robe Iniesta. No se ha hablado nada de los relatos que voy a votar...
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Después de esta ronda, veremos si vale la pena seguir esforzándose o basta con escribir algo poético con un coño de por medio a lo Robe Iniesta. No se ha hablado nada de los relatos que voy a votar...
Escribir algo poético no es asunto baladí.
Nomeko7- Mensajes : 38132
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Después de esta ronda, veremos si vale la pena seguir esforzándose o basta con escribir algo poético con un coño de por medio a lo Robe Iniesta. No se ha hablado nada de los relatos que voy a votar...
habla tu...animo.
os voy a dejar un poco de publicidad...sé que no gusta mucho en el foro, pero con menos, a veces, de lo que hacéis por aqui, se escriben libros...
m
m señor- Mensajes : 46642
Fecha de inscripción : 27/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Tengo otros mas, aguantadme un poco hasta la hora... No se me pongan nerviosos y no empiecen a votar hasta que se de la salida. Gracias
rudicio- Mensajes : 5314
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Nomeko7 escribió:Sean escribió:Después de esta ronda, veremos si vale la pena seguir esforzándose o basta con escribir algo poético con un coño de por medio a lo Robe Iniesta. No se ha hablado nada de los relatos que voy a votar...
Escribir algo poético no es asunto baladí.
F- Mensajes : 19772
Fecha de inscripción : 24/02/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Nomeko7 escribió:Sean escribió:Después de esta ronda, veremos si vale la pena seguir esforzándose o basta con escribir algo poético con un coño de por medio a lo Robe Iniesta. No se ha hablado nada de los relatos que voy a votar...
Escribir algo poético no es asunto baladí.
¡Qué coño!
Criminal pentatónico- Mensajes : 7949
Fecha de inscripción : 09/09/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Ellis escribió:m señor escribió:Ellis escribió:Por ejemplo, habría estado divertida una discusión de taberna entre Celsius, Farenheit, Kelvin y Rankine. ..
muy grande....si.
m
Una partida al mus...
Envite de calor
La temperatura no dejaba de aumentar. Fahrenheit se subía por las paredes. Kelvin apenas se inmutó. Rankine, incapaz de tomarse las cosas en negativo, sonreía. Celsius se limitó a cerrar los ojos frente a los naipes y suspiró 'esto es sequía y no lo de Etiopía'.
_________________
"When I was a child, I never felt like a child...
I felt like an Emperor with a city to burn"
The Last Dinner Party - Caesar On A TV Screen
F- Mensajes : 19772
Fecha de inscripción : 24/02/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
DarthMercury escribió:Ellis escribió:m señor escribió:Ellis escribió:Por ejemplo, habría estado divertida una discusión de taberna entre Celsius, Farenheit, Kelvin y Rankine. ..
muy grande....si.
m
Una partida al mus...
Envite de calor
La temperatura no dejaba de aumentar. Fahrenheit se subía por las paredes. Kelvin apenas se inmutó. Rankine, incapaz de tomarse las cosas en negativo, sonreía. Celsius se limitó a cerrar los ojos frente a los naipes y suspiró 'esto es sequía y no lo de Etiopía'.
Fabuloso. Al nivel del de Tsipras/Prisas.
Nomeko7- Mensajes : 38132
Fecha de inscripción : 03/11/2011
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Bueno, voy a intentar subir el ultimo (espero). Si en un rato veis todos los relatos del primer hilo mezclados, votad lo que podais
rudicio- Mensajes : 5314
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Dos minutos aqui mirando el hilo y el perro va y ha zampado mi comida
jojomojo- Mensajes : 20979
Fecha de inscripción : 10/06/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
45. INCINERACION.
La temperatura no dejaba de aumentar, se sentía cómodo a pesar de estar tan encajado. No estaba en silencio, se oían chasquidos, la madera crujía. Solo pidió que, por favor, su anillo de bodas no se fundiera.
La temperatura no dejaba de aumentar, se sentía cómodo a pesar de estar tan encajado. No estaba en silencio, se oían chasquidos, la madera crujía. Solo pidió que, por favor, su anillo de bodas no se fundiera.
rudicio- Mensajes : 5314
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Bueno, creo que es el ultimo... Finalmente yo no voy a poder participar por problemas tecnicos, disculpen las molestias...
rudicio- Mensajes : 5314
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
rudicio escribió:Bueno, creo que es el ultimo... Finalmente yo no voy a poder participar por problemas tecnicos, disculpen las molestias...
Comprensible.
El malhadado día que gane, desaparezco en plan dioni
Godofredo- Mensajes : 145520
Fecha de inscripción : 25/03/2008
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
rudicio escribió:Bueno, creo que es el ultimo... Finalmente yo no voy a poder participar por problemas tecnicos, disculpen las molestias...
Te hago yo uno sobre la marcha:
La temperatura no dejaba de aumentar, Luis suarez marcaba el segundo gol, a pase de Busquets, el forero medio incapaz de contener la erección. De repente un mensaje en el topic "Minuto y Resultado (Sin Stoner)".
Efectivamente, era Stoner, llamando tronco al charrúa.
F- Mensajes : 19772
Fecha de inscripción : 24/02/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Se abren oficialmente las votaciones
rudicio- Mensajes : 5314
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
3p - San Lorenzo (el mejor de calle)
2p - No te vayas (me quedé con las ganas de puntuar uno de fantasmas en rondas anteriores y este está a la altura)
1p - Constelaciones (si no lo puntuaba, alguno me mata )
2p - No te vayas (me quedé con las ganas de puntuar uno de fantasmas en rondas anteriores y este está a la altura)
1p - Constelaciones (si no lo puntuaba, alguno me mata )
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Nº 4. El corazón de la noche
Nº 29. San Lorenzo
Nº 16. Constelaciones
Menciones
Nº 1. A la hoguera
Nº 9. Innuit
Nº 10. El virginiano
Nº 25. Morir en primavera
Nº.28 Dulces dieciocho
Nº 37 El mapa del tesoro
Nº 29. San Lorenzo
Nº 16. Constelaciones
Menciones
Nº 1. A la hoguera
Nº 9. Innuit
Nº 10. El virginiano
Nº 25. Morir en primavera
Nº.28 Dulces dieciocho
Nº 37 El mapa del tesoro
Última edición por Johnny Kashmir el Miér 25 Nov - 13:29, editado 1 vez
Johnny Kashmir- Mensajes : 62062
Fecha de inscripción : 01/05/2008
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
44. Venecia sin ti - 3 puntos (El mejor y más escueto, ojo)
10. El virginiano - 2 puntos (Era mi ganador hasta que salió el asunto baladí)
15. Pellas - 1 punto (Enorme, me encanta)
Menciones: 39. Baby please don’t go, 40. El Vagabundo
10. El virginiano - 2 puntos (Era mi ganador hasta que salió el asunto baladí)
15. Pellas - 1 punto (Enorme, me encanta)
Menciones: 39. Baby please don’t go, 40. El Vagabundo
F- Mensajes : 19772
Fecha de inscripción : 24/02/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
3 points 23. Retales. Me gusta el enlace y el homenaje que hace de los relatos ganadoras. Original y divertido.
2 points 8 El niño que hay en mi. Me ha hecho gracia.
1 point: 1. A la hoguera...Dijé que no iba a votar nada que no entendía, pues mentí. Me va el misterio. No lo entiendo, pero me intriga, y es algo diferente. Espero ansiosamente su explicación.
Menciones: Godflesh, me gusta la mala leche
El estigma y la paradoja. Interesante.
Ahora voy a cometer canicidio.
jojomojo- Mensajes : 20979
Fecha de inscripción : 10/06/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Hoy tenía tiempo:
3 puntos: 2. Hiperglucemia. Simpática idea. Me ha recordado a una que yo deseché de un mejillón al vapor, pero en clave de humor y muy bien resuelta con una gran frase final.
2 puntos: 26. Let's dance. Me gustan las historias familiares, de hecho he presentado ya varias. Tiene su ternura.
1 punto: 13. Milagros de turno de noche. Seguramente reciba pocos votos, porque sois buena gente, pero a mí un buen relato sórdido siempre me interesa.
Menciones:
7. ¡Dame fuerzas!: Bien, pero le falta la sordidez.
12. El deshielo. La gente que ejerce esos trabajos me produce una gran tristeza, sobre todo desde que vi en un supermercado a un pobre tipo de unos 30 años haciendo de hombre-donuts a cara descubierta. A juzgar por su expresión, no llevaba de todo bien la humillación.
15. Pellas. Clásico relato de inversión de papeles que funciona.
37. El mapa del tesoro. No es mi tipo, pero por algún motivo me ha gustado.
3 puntos: 2. Hiperglucemia. Simpática idea. Me ha recordado a una que yo deseché de un mejillón al vapor, pero en clave de humor y muy bien resuelta con una gran frase final.
2 puntos: 26. Let's dance. Me gustan las historias familiares, de hecho he presentado ya varias. Tiene su ternura.
1 punto: 13. Milagros de turno de noche. Seguramente reciba pocos votos, porque sois buena gente, pero a mí un buen relato sórdido siempre me interesa.
Menciones:
7. ¡Dame fuerzas!: Bien, pero le falta la sordidez.
12. El deshielo. La gente que ejerce esos trabajos me produce una gran tristeza, sobre todo desde que vi en un supermercado a un pobre tipo de unos 30 años haciendo de hombre-donuts a cara descubierta. A juzgar por su expresión, no llevaba de todo bien la humillación.
15. Pellas. Clásico relato de inversión de papeles que funciona.
37. El mapa del tesoro. No es mi tipo, pero por algún motivo me ha gustado.
atabal- Mensajes : 16693
Fecha de inscripción : 04/07/2008
F- Mensajes : 19772
Fecha de inscripción : 24/02/2012
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Puntos y menciones:
19)Braingels.......................3 puntos
27)La vida moderna es.........2 puntos
17)10000 dólares................1 punto
Meciones:
- Hase calor
- El virginiano
- El mapa del tesoro
19)Braingels.......................3 puntos
27)La vida moderna es.........2 puntos
17)10000 dólares................1 punto
Meciones:
- Hase calor
- El virginiano
- El mapa del tesoro
Alinoe- Mensajes : 8858
Fecha de inscripción : 17/10/2011
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Ya me extenderé en otro momento.
31. Hase calor ---------------> 3 pts
19. Braingels ------------------> 2pts
37. El mapa del tesoro ---> 1 pt
Menciones
17. 100000 dólares
25. Morir en primavera
26. Lets dance
28. Dulces dieciocho
29. San Lorenzo (Apuntito de darle el punto)
31. Hase calor ---------------> 3 pts
19. Braingels ------------------> 2pts
37. El mapa del tesoro ---> 1 pt
Menciones
17. 100000 dólares
25. Morir en primavera
26. Lets dance
28. Dulces dieciocho
29. San Lorenzo (Apuntito de darle el punto)
MrsCrowley- Mensajes : 5411
Fecha de inscripción : 15/02/2014
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
37. El mapa del tesoro - 3 puntos. Como comenté cuando se publicó me gustan mucho lso relatos que mezclan algún componente mágico con al vida cotidiana. Además está muy bien escrito.
24. Experimentos - 2 puntos. Según mi autoguía para votar relatos los que son de ciencia o científicos se han de llevar puntos. Pena que Ellis no tirara adelante con su idea de la partida de mus.
3. La decadencia de los dioses - 1 punto. Mi clásico punto al relato gamberro va esta vez para el culo de melómano empedernido Creo que con lo que me reí cuando lo leí un punto se le queda corto...
24. Experimentos - 2 puntos. Según mi autoguía para votar relatos los que son de ciencia o científicos se han de llevar puntos. Pena que Ellis no tirara adelante con su idea de la partida de mus.
3. La decadencia de los dioses - 1 punto. Mi clásico punto al relato gamberro va esta vez para el culo de melómano empedernido Creo que con lo que me reí cuando lo leí un punto se le queda corto...
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Parece que la cosa arranca bastante repartida...
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Muy mal Borogis. No votaste Constelaciones.
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
¿Estoy a tiempo de corregir un voto? ¿Sí, no?
Johnny Kashmir- Mensajes : 62062
Fecha de inscripción : 01/05/2008
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
No.preguntes y hazlo rápido
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Muy mal Borogis. No votaste Constelaciones.
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Kashmir le quitó un punto a Constelaciones :O
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
Sean escribió:Kashmir le quitó un punto a Constelaciones :O
No. Le sumé un punto a San Lorenzo.
Johnny Kashmir- Mensajes : 62062
Fecha de inscripción : 01/05/2008
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
nº3 La decadencia de los dioses - 3 puntos
nº14 Milagros del turno de noche - 2 puntos
nº33 12 Bomberos - 1 punto
Me han gustado mucho los breves bien solucionados. Venecia sin tí, Godflesh, Pellas e INCINERACIÓN.
También me han gustado San Lorenzo y ¡Dame fuerzas! por la imagen tan nítida que han descrito.
nº14 Milagros del turno de noche - 2 puntos
nº33 12 Bomberos - 1 punto
Me han gustado mucho los breves bien solucionados. Venecia sin tí, Godflesh, Pellas e INCINERACIÓN.
También me han gustado San Lorenzo y ¡Dame fuerzas! por la imagen tan nítida que han descrito.
sirconradburns- Mensajes : 2084
Fecha de inscripción : 18/02/2013
Sean- Mensajes : 30035
Fecha de inscripción : 14/04/2009
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
44. Venecia sin ti (3 puntos): O como hablar de cataclismos planetarios con síntesis y mejor humor. Brillante. Uno de esos relatos que me hacen sentir envidia porque no se me han ocurrido a mi.
1. A la hoguera (2 puntos): Aunque no sea perfecto la idea de intentar reproducir el proceso de pensamiento del androide sacrificado me gusta.
14. No te vayas (1 punto): No es muy original pero sí muy elegante y con sensibilidad bien entendida. Una bonita historia de fantasmas.
Siento en el alma no puntuar La Cosecha. Nada como matar a todos los humanos para empezar bien el día.
Destaco también los insólitos protagonistas en primera persona Hiperglucemia (azúcar) y Observando la Vida (un insecto), por la fascinante absurdidad que le dan a los relatos.
Y también está ahí Morir en Primavera, que me recuerda mi pinitos como Dr. Frankenstein en mi infancia, posiblemente es con el que más me identifico.
Inmigrantes se integra en la tradición literaria de flora y fauna del concurso.
La Decadencia de los Dioses es, de los numerosos relatos guarros, el que gana por goleada en lo suyo sin duda. No hace prisioneros y eso me gusta.
Experimentos es muy singular en su uso de la ciencia, pero le falta un algo espectacular.
El Vagabundo, Una Batalla Más y La Gran Matrioska (gran título) tienen buenas premisas pero les falta un cierre que se quede grabado.
El Mapa del Tesoro me parece el mejor en la categoría de relato potito... aunque prefiero la sutileza de No te vayas.
Liberación es demasiado cenizo para su propio bien, pero no se olvida, que no es poco.
1. A la hoguera (2 puntos): Aunque no sea perfecto la idea de intentar reproducir el proceso de pensamiento del androide sacrificado me gusta.
14. No te vayas (1 punto): No es muy original pero sí muy elegante y con sensibilidad bien entendida. Una bonita historia de fantasmas.
Siento en el alma no puntuar La Cosecha. Nada como matar a todos los humanos para empezar bien el día.
Destaco también los insólitos protagonistas en primera persona Hiperglucemia (azúcar) y Observando la Vida (un insecto), por la fascinante absurdidad que le dan a los relatos.
Y también está ahí Morir en Primavera, que me recuerda mi pinitos como Dr. Frankenstein en mi infancia, posiblemente es con el que más me identifico.
Inmigrantes se integra en la tradición literaria de flora y fauna del concurso.
La Decadencia de los Dioses es, de los numerosos relatos guarros, el que gana por goleada en lo suyo sin duda. No hace prisioneros y eso me gusta.
Experimentos es muy singular en su uso de la ciencia, pero le falta un algo espectacular.
El Vagabundo, Una Batalla Más y La Gran Matrioska (gran título) tienen buenas premisas pero les falta un cierre que se quede grabado.
El Mapa del Tesoro me parece el mejor en la categoría de relato potito... aunque prefiero la sutileza de No te vayas.
Liberación es demasiado cenizo para su propio bien, pero no se olvida, que no es poco.
_________________
"When I was a child, I never felt like a child...
I felt like an Emperor with a city to burn"
The Last Dinner Party - Caesar On A TV Screen
Re: Concurso de MICRORRELATOS Azkenero *Ronda 15* ....Pueden proceder a votar
18. INMIGRANTES ------------------- 3 puntos
03. La Decadencia de los Dioses ----- 2 puntos
04. El corazón de la noche.----------- 1 punto
Menciones:
19. Braingels
25. Morir en primavera
26. Let’s dance
31. HASE CALOR
03. La Decadencia de los Dioses ----- 2 puntos
04. El corazón de la noche.----------- 1 punto
Menciones:
19. Braingels
25. Morir en primavera
26. Let’s dance
31. HASE CALOR
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