RONDA 31 > TREMENDO CONCURSO DE MICRO RELATOS ARF > II EDICIÓN (29 chucruts, VOTACIONES hasta 21h, GALA 22:00)

Hola soy Tupac, el maestro sustituto de Elsa, espero que os portéis bien y os toméis la sopa, con la cuchara, gracias, gracias, gracias...

La frase de la semana es:




Para curiosear lo acontecido en episodios anteriores, no lo duden, aquí :

https://docs.google.com/document/d/1jB5odLgZy0AhOo0xPpbUOefot-Ps7D2nrKfKS25i7v4/edit?pref=2&pli=1

SR KUPAK:

EL CAMBIANTE UNIVERSO DEL SR STONER:

MANDAMIENTOS, REGLAS Y OBLIGACIONES:

Histérico de puntuaciones:

https://docs.google.com/spreadsheets/d/1H_nYaDi-PxRMfg19Ma2_6uc-XmZhS-hOnjNasizg4i4/edit#gid=0

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RONDA 31 - RELATOS A CONCURSO

01. El inquilino abdominal (edgar_rocker)
02. Hipocondríaco y sincero (Stoner)
03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe (Kupak)
04.   El alien majo (Rhonda)
05.  Un nabucodonosorcito en la corte de mis pantalones (sakalov)
06. Algunos lo llaman amor (manofsimplepleasures)
07. El farsante (en el nombre de mi hermano) (Criminal pentatónico)
08. Periscopio. (DON)
09. Westhill Manor (Eloy)  
10. Tedio (Felix the cat)
11. Vida en muerte (jomrt)
12. Guardar como... (Bofu)
13. Lo que necesitas es amor (tacitus)
14. Veneno para las hadas. (sapir)
15. Largo de aquí, Mefistófeles (Ellis)
16. Su voz negra (Perseide)
17. Llamadas Telefónicas. (Nomeko7)
18. Felicidad (Elsanbenito)
19. Tan cerca y tan lejos. (YOMIS)
20. Antiguo Testamento de la Religión Cetácea (metalbert)
21. Piense en ello (silver)
22. Esto es la hostia (mugu)
23. El casero. (Fresx)
24. Diarrea paradójica y la digestión cretense (CocH)
25. DE VEZ EN CUANDO (Peck)
26. Puertas de entrada (m señor)
27. Makech (borogis)
28. Astrágalo en el ánima, así estoy yo... (Sugar Bug)
29. El caso de Bill Dexter Jobs (DarthMercury)





01. El inquilino abdominal
En mi estómago se instala un inquilino,
que revolotea constantemente sin razón,
son mariposas que me hacen sentir anodino,
Y hora tras hora siento una profunda desazón.

Quisiera saber que es lo que siento,
tengo miedo de llamarlo amor.
Muy a mi pesar me causa desaliento,
desaliento por revivir ese viejo dolor.

En mi corazón se instala otro inquilino,
al que comúnmente llamo uso de razón,
me obliga a sentirme siempre intranquilo,
ojalá tener un antídoto para sanar mi pobre corazón.

Quisiera poder tener más valor,
para poder tomar las riendas de mi vida,
mas sólo encuentro un gran dolor,
que me produce ésta profunda herida,
que se haya en mi corazón.

02. Hipocondríaco y sincero
- En mi estómago se instala un inquilino que me quita el apetito, tampoco ayuda el nudo en la garganta. Y esta presión en el tórax apenas me deja respirar…  Será que el corazón no me cabe en el pecho. (Al menos, eso dicen). Tengo pie de atleta y codo de tenista y eso que no practico ningún deporte. La memoria me la prestó un pez y la vista un topo…
- ¿Algo más? Seguro que lo encuentras…
- Si, se me olvidaba, tengo horchata en las venas y los huevos cuadrados. ¡Ojo! Dicho por ti.
- Querido, ¿hay algo que no tengas?
- Si… No tengo pelos en la lengua.

03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe
En mi estómago se instala un inquilino, Ramón de la Cuerda, ocupa la 303, la vacante de Eustaquio (que el señor le tenga en su gloria). Su labor consistirá en patrullar el intestino, atento a cualquier incidencia, muy sencillo: del delgado al grueso, del grueso al delgado, cinco horas, lunes y jueves libres, vacaciones pagadas. Dos veces al día pan de molde, jamón de york, manchego semi-curado y vasito de vino. Ramón tampoco sabe que yo existo (no se lo creería aunque se lo explicase), nada de fotos, sin mensajes en la bandeja de entrada. Esta noche le he oído roncar con la tele puesta. Descansa, empiezas mañana.

04. El alien majo
En mi estómago se instala un inquilino. Culpa mía, por desobedecer a la capitana: “no abras la boca mientras exploras Raticulín, que los aliens son muy espabilados y te invaden en un periquete”. Voy, bostezo y ¡toma! Adentro que se ha metido. No he dicho nada a la capitana, porque me despediría. Hasta que el alien eclosione quedan tres meses… y todavía no tengo derecho a paro. Además, es muy majo. Hablamos muchísimo, aunque cada vez me pese más.

-Oye, siento haberte parasitado, pero ya sabes cómo es el instinto de la especie: para sobrevivir, necesitamos un anfitrión.

Ya le ha llegado el momento de nacer. El alien me pide que vaya a un hospital.

-Así tendrás una oportunidad.

Ambos sabemos que no, porque me reventará el abdomen y eso no tiene solución.

Mientras agonizo en el quirófano, despanzurrado, lo último que veo es a mi alien soltando una lágrima.

05. Un nabucodonosorcito en la corte de mis pantalones
En mi estómago se instala un inquilino, en mi garganta un filólogo clásico y en mi entrepierna una colonia de nabucodonosorcitos.  El inquilino de mi estómago sólo conoce una canción, Pavo real de El Puma, y la canta continuamente. Es bastante insoportable, así que pedí  opinión sobre la misma al filólogo de mi garganta:
—Odi et amo, fue su respuesta.
Por su parte a los nabucodonosorcitos no les parecía mal la canción, que era un temazo, afirmaron, y que por favor dejara de molestarles, que eso ni era intimidad ni era nada.
Buscando una salida, decidí aumentar la renta del inquilino a 5.000 euskodólares mensuales, una locura por un estómago como solución habitacional. Cuál fue mi sorpresa cuando éste la pagó sin rechistar.
—Cosas veredes, decretó el filólogo.
La canción sigue enloqueciéndome —numerao, oh, numerao—, pero con lo que me pagan puedo pasarme todo el día rascándome los nabucodonosorcitos.

06. Algunos lo llaman amor
En mi estómago se instala un inquilino, lo llevo notando hace rato, cuando aquella muchacha de ojos claros como el agua, pelo rojizo cual otoño y figura perfecta entró por la puerta. 
Algunos lo llaman amor, yo prefiero llamarlo inquilino. Cuando entra no sale hasta que un torrente de acontecimientos dolorosos se lo lleva. Nunca pregunta al pasar. No tiene llave. Se instala sin permiso y tienes dos opciones: convivir con él o echarlo a la fuerza.
Nuestros ojos se cruzan. Un mirada suya convertiría en piedra a la mismísima Medusa.
Decido acercarme a ella. Su belleza derrotaría un escuadrón de soldados romanos.
Hablamos. Sus palabras encantarían a todo filósofo.
Nos presentamos, nos damos dos besos. Su piel, ¡oh, su piel!, enamoraría a cualquier caballero con un solo roce.
En mi estómago se instala un inquilino. Algunos lo llaman amor, yo creo que me he pasado con el alcohol.

07. El farsante (en el nombre de mi hermano)
En mi estómago se instala un inquilino cuando pienso en los extraños acontecimientos acaecidos en las dos últimas semanas. La letra T fue la primera en aparecer en la pared de mi dormitorio, le siguieron la E, F, R, S, A, A y en último lugar la N. Pero entiendo que esta información no os servirá de nada sin un contexto donde situarla…

Hace veinte años nacimos yo y mi gemelo monocigótico. Siendo bebes, una tormenta sorprendió a mi tía mientras nos paseaba por el parque, un rayo nos fulminó y solo yo sobreviví. Incapaces de diferenciarnos, mis padres tiraron una moneda y decidieron que Jacob había sido el superviviente.

Los pensamientos acerca de lo que pasó aquel día son algo que llevo tratando de desterrar de mi cabeza toda la vida, pero después de revelaros este secreto comprenderéis que no me lo están poniendo nada fácil.

08. Periscopio.
Un inquilino se instala en mi estómago. Tiene un juego de lápices y un periscopio que asoma por el ombligo. El lugar, vacío más de una década, le parece bien. Ha colgado un cuadro, ha dispuesto una litera, mesa y silla; necesita poco. Escruta los días y los rostros, la forma de las nubes, los ángulos de las luces y las sombras. Lo anota todo, al detalle, en un cuaderno y antes de irse a dormir lee los apretados renglones del día en voz alta. Su voz pequeña sube hasta mi cabeza llena de piedras. Una mujer llora desconsolada en la parada del autobús. Los árboles están reverdeciendo y una manga de sol divide la calle en dos mitades. Un obrero panzudo fuma un puro sentado en un café. Y con cada lectura recuerdo cómo solía ser el mundo antes de que las piedras cegaran mi hambre.

09. Westhill Manor
En mi estómago se instala un inquilino. Sir Donald Rumsleigh, se llama, decapitado anteayer en la Batalla de Sedgemoor.
Y yo no podría sentirme más feliz, porque desde que Lady Rachel cumplió su condena, hace más de cincuenta años, mi cuerpo ha estado hueco. Apenas media docena de lechuzas en mi cabeza y otros tantos ratones en mi trasero, habitantes innobles y pasajeros.
Hasta que esta noche vuelvo a sentir esa magnífica emoción que proporciona un noble ectoplasma bajando quedamente los escalones de mi esófago, dispuesto a quedarse. ¡Ya baja, miradlo! ¿acaso no es apuesto? ¿habíais visto alguna vez llevar una cabeza bajo el brazo con tal donaire?
Dios, ¿se quedará? ¿hasta cuando? Imposible adivinarlo. Lo único que sé es que desde hoy tendré de nuevo una razón para abrir los postigos por la mañana. Y cada día, antes de medianoche, rezaré para que su condena sea eterna.

10. Tedio
En mi estómago se instala un inquilino. Es el mal del martes. Porque hoy es martes. Devoro programas de televisión producidos por infraseres y destinados a otros infraseres y a víctimas del mal del martes. Mis ojos se agotan de esperar un poco de luz cuando me asomo a la ventana, pero solo se despliega ante mi la vieja parodia de la vida. Me preparo un brebaje de mi invención y dejo caer unos versos en la pócima, versos de Vallejo, por supuesto. Apuro el trago y vuelvo al sofá, a estremecerme a gusto.
A ratos quito el volumen del televisor y escucho a mi estómago. Le digo palabras dulces pero envenenadas: el dolor me hace sentirme vivo. Nunca me contesta, me imagino que parpadea, asombrado y se deja arrullar.
Dentro de un rato cenaré algo ligero y me acostaré, despacio, meditando la estrategia para sobrevivir al mal del miércoles.

11. Vida en muerte
En mi estómago se instala un inquilino y me parece extraño que solo sea uno. Llevo tres meses enterrado y mis heridas putrefactas no han llamado hasta ahora ni a una triste lombriz. Y va ésta y decide que mi estómago es la mejor opción. No recuerdo el momento ni el lugar por el que entró. Debía estar durmiendo. La verdad es que preferiría se hubiese instalado en el cerebro y se lo comiera poco a poco, incluso que invitara a más lombrices para ver si así dejo ya de pensar. Estos soliloquios conmigo mismo no son nada sanos. El tiempo aquí es muy aburrido. Tal vez las lombrices y demás insectos come-cadáveres, han establecido un nuevo sistema de orden y cada uno tiene derecho exclusivo a un cuerpo, sin que los demás puedan molestar. Y aquí estoy, si no se come mi cerebro, hasta el fin de los fines.

12. Guardar como...
¡En mi estómago se instala un inquilino!, gritaba Laureano entre aspavientos y otras contorsiones afectadas.
¡Es algo atropellado y más feo que la impuntualidad!, garantizaba a una audiencia pasmada.
¡Por mi madre, qué gallardía y desenvoltura muestra! ¡No hay apetito que no pueda conquistar!, se desgañitaba Laureano.
¿Qué ven mis ojos? ¡Criatura traviesa donde las haya!, irrumpía entonces la portentosa voz de Gloria.
¡Corretea cuanto quieras, salado! ¡No puedes esconderte de mí!, pregonaba confiada.
¡La puerta hacia la felicidad está en la diferencia de presión!, aclamaba Gloria, cucharón en alto.
¡Los mejores buñuelos!, Laureaban.
¡Los mejores tramusos!, Glorificaban.

13. Lo que necesitas es amor
En mi estómago se instala un inquilino, un anillo de oro de veinte quilates.
Me llamo Desmond, tengo un puestecito en la plaza del mercado. Molly canta en la banda. Le dije que me gustaba su cara y ella me cogió de la mano. Definitivamente, soy un tipo que interpreta mal las señales. Hoy he ido con mi anillo de pedida y Molly se estaba dando el lote con otro. Un capullo que se hace llamar Sargento Pimienta y va de solitario
Veo que Molly viene hacia mí. No se me ocurre otra que tragarme el anillo que llevaba en la mano. Molly me mira con cara rara. Yo sonrío pese a todo. Decido romper la pegadiza canción de título tontuno que estaba escribiendo y largarme lejos. Sí, cruzaré el charco, me pondré botas y sombrero vaquero y compondré hits de música country. No llores más mi pobre corazón.

14. Veneno para las hadas.
En mi estómago se instala un inquilino. Tal es su potencia que parece un ser vivo. El dolor ha sido terrible pero por fin he conseguido terminarme la poción. Aquel día, volviendo de una cacería salvaje, me senté para descansar en un tronco caído en medio del bosque. Fue entonces cuando la contemplé por primera vez. Pasaban los días y no podía dejar de pensar en ella. Yo que había hechizado y enamorado a incontables mujeres mortales era ahora víctima del mismo embrujo.  Desde ese momento supe que mi destino estaba sellado. Y, gracias a esa poción, he renunciado a mi inmortalidad para poder amarla.

Solo ahora me doy cuenta de mi terrible error. Tras conseguir que haya perdido todo mi poder mediante engaños, ahora soy su prisionero. Y, tras contarme los motivos para su terrible venganza, sé que ya solo me esperan incontables días de tortura hasta la muerte.

15. Largo de aquí, Mefistófeles
En mi estómago se instala un inquilino que, progresivamente, está acabando con mi instinto sexual, como un rayo de sol que atraviesa un cristal, sin romperlo. No me apena en absoluto, es más, agradezco la liberación de ese cruel dictador que no me ha dejado vivir en paz durante tantos años. “No deseo recobrar la virilidad, no te empeñes. Si acaso, dame fortaleza en el hígado y en los pulmones que son los que me elevan el alma últimamente”.

16. Su voz negra
En mi estómago se instala un inquilino que me dice que beba que tiene sed y que me drogue que tiene hambre. Y quién soy yo para negarme. Yo, que nunca tuve amigos y los que tuve me traicionaron, que mi madre no me quiso y me abandonó para irse con su amante, que nunca he servido para nada y jamás he tenido un trabajo, que fui odiado por todos. Sé que lo que hago no está bien, pero el inquilino me ha prometido quedarse conmigo para siempre si le obedezco, y yo nunca he tenido a nadie. A veces me siento mal y me escondo, pero siempre me encuentra y su voz negra me grita desde dentro que beba más alcohol y esnife más cocaína, que aún tiene hambre y sed. Yo callo y obedezco, porque nunca nadie me ha querido, y el inquilino es todo lo que tengo.

17. Llamadas Telefónicas.
En mi estómago se aloja un inquilino cada vez que suena el teléfono. Parece que en cada tono asciende a través de mi estómago, de mi esófago y de mi garganta. Es pequeño y no lo es, quiero decir, es elástico. Sí, es moldeable y se adapta a cualquier cavidad. Es líquido, sí, eso quería decir. Es líquido y por eso cuando cojo el teléfono no soy capaz de decir nada. Aprieto bien los labios, me pongo casi colorado porque ni respiro. Me concentro en decir "hola" o "diga" y por eso ni me acuerdo de respirar por la nariz. Sí, quiero decir "diga" pero nada, el inquilino me lo impide. Ni siquiera escucho porque me concentro en decir "diga". El inquilino es líquido y al rato desciende por el lugar por el que vino (garganta, esófago, estómago). Entonces yo grito "diga", con el teléfono aún en la mano. "Diga"... Nadie contesta. Nadie dice "diga" al otro lado. El inquilino, pienso, el inquilino está de nuevo conmigo, al otro lado de la línea.

18. Felicidad
En mi estómago se instala un inquilino, por fin. Llevaba casi tres semanas esperando. Controles nivel 1  perfectos, revisiones de enzimas y antígenos al día. ¿Cómo sobrevivía la especie antes de convertirnos en geriátricos biológicos de los Nëbut?, ¿qué encontraban estimulante mis antepasados en sus vidas?,  ¿con qué propósito decían cuidar sus cuerpos y mentes? “Decían”, porque se supo pronto que no éramos del todo aptos para esta misión crucial y tuvo que diseñarse un protocolo de adaptación genética fascinante.
Según el informe a este Nëbut le encanta la vibración de la lectura en voz alta. Podré dedicarme a ella durante horas sin correr el riesgo de ser investigado ni recluido. Además, ser anfitrión permite acceder a servicios de ocio restringido y por supuesto, dejaré de trabajar en los yacimientos. No puedo ser más feliz.

19. Tan cerca y tan lejos.


En mi estómago se instala un inquilino por fin. Lo echaba de menos, varios meses esperandolo ansiosamente.
Menos mal que se fué el calor y llega el frío, los jerseys, las babuchas, los calefactores, los abrigos, las panas, las batas.
En mi estómago exterior, es decir, en mi barriga, es decir, en mi ombligo ya vive ese inquilino. Máximo placer me produce encontrarlo, amasarlo, formarlo y escucharlo.
Frizzzzzzz, gregregre, borumborumborum, ohhh que placer!!!  .
Mañana me pongo la camisa interior de borreguito y que nazca tu hermano.
Mientras, mis dedos van engurruñando al ser y lo extraigo de su capsula de piel. Te lanzo al vacio. Que descanses. Gracias por hacerme tan feliz.
La felicidad es una pelusa.

20. Antiguo Testamento de la Religión Cetácea
En mi estómago se instala un inquilino.
                                                    Ballena, 1:1-17

21. Piense en ello
En mi estómago se instala un inquilino, luego otro y otro más. A los pocos segundos son miles. Cumplirán su función de forma exquisita, eliminarán las células cancerígenas eficientemente en pocas semanas. Ese es el cometido de los nanorrobots creados por Lycus Corp. La empresa es ya, tres meses después de su salida a bolsa, el mayor activo del mercado. Pero todo tiene un precio, no sólo económico. Esos pequeños inquilinos jamás abandonarán a su anfitrión. Serán ocupas que, de forma sutil, se instalarán en su cerebro. Todo lo que pueda pensar al respecto es cierto. Si no puede seguramente haya probado ya las cápsulas de Lycus Corp. Como presidente de la compañía, lo sé pero me da igual. Mi único deseo es poder ver a mi hija unos años más. Espero que a alguien no le dé igual. Y no se engañen, los nanorrobots no fueron creados por humanos.

22. Esto es la hostia
En mi estómago se instala un  inquilino todos los domingos por la mañana. Cuando era un mocoso, mamá  insistía mucho en que masticara bien la comida, y así aprendí a contar. Claro que no hablamos de papillas ni de frutas en puré. Era un mocoso pero no tanto.
Un bocadillo de chorizo, por ejemplo. Pues bien, un buen mordisco y a contar: uno, dos, tres...sesenta. Ya puedes tragarlo, decía mamá solemne. Y así, mordisco tras mordisco, bocadillo tras bocadillo.
¿Y ahora? Vale, no es grande, es finita. Pero es dura, la jodida; hasta que no se humedece bien no hay manera de hacerla entrar. A veces se pega al paladar y lo paso mal.
Pero dice el señor cura, que masticarla es pecado mortal. Vaya por dios. Y ahí está toda la mañana de domingo, rodando por mi estómago como un inquilino aburrido esperando visita.

23. El casero.
En mi estómago se instala un inquilino al saber que han encontrado a Catrina. Por las noches, hora tras hora, camina en círculos, grita y araña las paredes. Al menos así, no pienso en ella. No es que la conociese mucho, pero me había acostumbrado a su aroma a decadencia y a sus medias con carreras. Tengo que vaciar su cuarto antes de ofrecérselo a alguna de las chicas de Joe. Fue él quien me lo dijo. –Su cabeza aún no ha aparecido–, me susurró al oído.

Amy ocupa ahora la habitación. Le gusta el té frío y las canciones más tristes de Billy Holiday. Sus voz calma al inquilino ruidoso de mis entrañas, pero despierta al monstruo que habita en mi cabeza. Por la noche, con la oreja pegada a la pared la oigo respirar. Mientras acaricio el rostro de Catrina me pregunto cómo olerá su cabello.

24. Diarrea paradójica y la digestión cretense
En mi estómago se instala un inquilino cada vez que miento. Mi nombre es Epiménides y cago verdades como puños.

25. DE VEZ EN CUANDO
En mi estómago se instala un inquilino y el casero de la entidad, que soy yo, tiene dudas sobre la estofa de este ejemplar; de ahí el estudio al que le someto desde hace tiempo. Demasiado ruidoso es y demasiado inquieto para haber ocupado,  sin autorización, el principal de mi cuerpo. No es la primera vez que lo hace y la estadística que llevo sobre su presencia, me está desvelando que tiene por costumbre ocupar la estancia cuando se encuentra vacía, así mismo compruebo con asombro que la saturación de la misma, sobre todo si es de legumbres,  también le satisface. Si hace frío o calor no es  relevante, aunque bien es cierto que en la época veraniega ciertas bebidas refrescantes hacen que esté más alterado que de costumbre.  Pero lo que más me indigna de su proceder es que salga siempre dando un violento portazo.

26. Puertas de entrada
- En mi estómago se instala un inquilino, su introducción se hizo por mi...llamémosle ano, me llamo Eugenio y soy adicto.
- Hola Eugenio- contestó el  resto del círculo.
- Yo era una persona apática hasta que llegó y ahora tengo una adicción tal que necesito ayuda.
- La adicción, Eugenio, viene causada por la necesidad que tiene de compañía y procreación, intentaremos enseñarte a darle voz pero no voto en tus decisiones. A controlar esa necesidad de introducir cosas en tu cuerpo por cualquier orificio y a intentar explicarte qué busca el inquilino con esas cosas que quiere introducir.
- Hola, yo soy Marisa e introduje el inquilo por la garganta directamente.

27. Makech
En mi estómago se instala un inquilino. Es Makech, el Escarabajo Púrpura que el demonio Astaroth me entregó, otorgándome el don de la invisibilidad y la maldición de la sangre. Su apetito es voraz y consume mi cuerpo hasta volverme transparente. Este extraordinario poder me ha permitido conocer los secretos de los hombres pero me debilita hasta el extremo, ya que Makech devora cualquier alimento que ingiero. Solo la sangre humana es capaz de saciar su hambre y devolver el rubor a mis mejillas, el color a mi piel y la fuerza a mis músculos.

28. Astrágalo en el ánima, así estoy yo...
En mi estómago se instala un inquilino, lleno de inquina, adicto a la quinina y al aceite de ricino. Imagino un minino en un camino donde un mimo mínimo anima con tino al asesino del intestino.
Y no atino.
El inquilino sibilino camina con una pátina de ánimo canino y el felino, como un mago, boca abajo en mi estómago vago, aja, por trabajo, un badajo bastante majo y aboga por la poda de lo que apoda apéndice. Y bien dice, y define, como félido: tumescente y henchido.
Y el inquilino, vírico y cínico, atípico como un rústico vestido de babuíno, ebrio de anestésico clínico, sufre, ciclotímico, episodios arrítmicos en ventrículos y aurículas.
Y se ausentan. El inquilino, el gato, el relato y un tal Torcuato. Y solo resta a la vista un desierto funambulista de piedras y aristas.
Y puntos de fuga.
Y lágrimas.
De sal dura.

29. El caso de Bill Dexter Jobs
En mi estómago se instala un inquilino que estruja mis entrañas haciendo temblar mis manos sobre el teclado. Me digo que sólo son nervios.
Llevo un mes trabajando como secretario personal de Bill Dexter Jobs, el célebre gurú tecnológico autor del best seller Deep Web Mysteriis. Nadie lo ha visto desde 2005, incluyéndome a mi. Tras treinta días recibiendo estrafalarias órdenes exclusivamente por mensajería instantánea y correo electrónico mi entusiasmo ha sido ennegrecido por la inquietud.
Hoy por fin contemplaré su cara. Acepto su videoconferencia. Bill Dexter Jobs tiene una mirada muerta, artificial, sin brillo en los ojos. “Por fin nos conocemos en el mundo... físico”. Mi cara, captada por la webcam, muta en una mueca de terror cuando la llamada se corta y veo en la pantalla una silueta pixelada tras mi nuca. Al girarme no hay nadie en la habitación. Sólo el helor y el hedor.

Maravilloso histerico de puntuaciones....

Me gusta la frase "A la espera de frase de la muerte...".

¡Impugno!

salakov escribió:¡Impugno!

Aceptado.

Qué frase más rara, ¿no? ¿O es que estamos esperando a la frase auténtica de Elsan?

Rhonda escribió:Qué frase más rara, ¿no? ¿O es que estamos esperando a la frase auténtica de Elsan?

Si, estamos esperando la frase autentica de elsan.

Dejo aquí mi huella digital para encontrar este mensaje en el futuro

Escuchando a Ry Cooder: Pull Up Some Dust & Sit Down

La culpa es del administrador.

Estupenda frase de Elsa y excelsa administración de Kupak

Propongo frase de training relat.

Me ha traído mi suegra un tupper de lentejas y, a mí, sus lentejas

Sugar Bug escribió:Propongo frase de training relat.

Me ha traído mi suegra un tupper de lentejas y, a mí,  sus lentejas

Con ese "y a mí" todo lo que venga detrás va a ser redundante.

Nomeko7 escribió:

Sugar Bug escribió:Propongo frase de training relat.

Me ha traído mi suegra un tupper de lentejas y, a mí,  sus lentejas

Con ese "y a mí" todo lo que venga detrás va a ser redundante.

No te dejes la coma tras la y

Y la frase dónde está?, que no la veo

Me comentan que salakov se ha ido al juzgado de guardia a poner una querella por la falta de frase a estas horas

Ya hay frase......la sabemos solo stoner y yo....un poco de ventaja para que edgar no se aleje mucho, cuando stoner tenga el relato kupi la pone para el resto......
Un abrazo.
:-)
m

Tenemos frase...

En mi estómago se instala un inquilino

..... a vaporizar esa calabaza amigos.

Esa frase... la tenia! La tenia! La use hace tiempo y ahora no la tengo!

Sugar Bug escribió:Esa frase... la tenia! La tenia! La use hace tiempo y ahora no la tengo!

Ah...

Da para saprogenias varias, es chachi si encontrás cómo... rumiando espero... sí.

Apuntado.

Darth y Boro van a sacar petróleo (¡espero!)

A mí me suena a gastroenteritis

Yo creo que es la ronda de Kupi.

Hola. Incursión precena para aclarar que la frase viene de los fantásticos Bourbon:

https://bourbon1.bandcamp.com/track/el-inquilino

A disfrutarla/os.

venga hombre

Stoner escribió:venga hombre

Apuntada frase.

Stoneheart escribió:

Yo creo que es la ronda de Kupi.

A mí las rondas con bichos se me dan mal... yo soy más de manchas y paseos por el boulevar.

Neska escribió:Apuntada frase.

Aupa neski

Ace Frehley

En mi estómago se instala un inquilino que Corea todas mis deposiciones musicales.

Bofu escribió:Ace Frehley-un

En mi estómago se instala un inquilino que Corea todas mis deposiciones musicales.

Fixed.

Van llegando los primeros relatos, bastante buenos, muy buenos, excelentes!!! así que aterrizad esos muslos y morded fuerte las escobas, hoy hay aquelarre.

01. El inquilino abdominal
En mi estómago se instala un inquilino,
que revolotea constantemente sin razón,
son mariposas que me hacen sentir anodino,
Y hora tras hora siento una profunda desazón.

Quisiera saber que es lo que siento,
tengo miedo de llamarlo amor.
Muy a mi pesar me causa desaliento,
desaliento por revivir ese viejo dolor.

En mi corazón se instala otro inquilino,
al que comúnmente llamo uso de razón,
me obliga a sentirme siempre intranquilo,
ojalá tener un antídoto para sanar mi pobre corazón.

Quisiera poder tener más valor,
para poder tomar las riendas de mi vida,
mas sólo encuentro un gran dolor,
que me produce ésta profunda herida,
que se haya en mi corazón.

02. Hipocondríaco y sincero
- En mi estómago se instala un inquilino que me quita el apetito, tampoco ayuda el nudo en la garganta. Y esta presión en el tórax apenas me deja respirar…  Será que el corazón no me cabe en el pecho. (Al menos, eso dicen). Tengo pie de atleta y codo de tenista y eso que no practico ningún deporte. La memoria me la prestó un pez y la vista un topo…
- ¿Algo más? Seguro que lo encuentras…
- Si, se me olvidaba, tengo horchata en las venas y los huevos cuadrados. ¡Ojo! Dicho por ti.
- Querido, ¿hay algo que no tengas?
- Si… No tengo pelos en la lengua.

03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe
En mi estómago se instala un inquilino, Ramón de la Cuerda, ocupa la 303, la vacante de Eustaquio (que el señor le tenga en su gloria). Su labor consistirá en patrullar el intestino, atento a cualquier incidencia, muy sencillo: del delgado al grueso, del grueso al delgado, cinco horas, lunes y jueves libres, vacaciones pagadas. Dos veces al día pan de molde, jamón de york, manchego semi-curado y vasito de vino. Ramón tampoco sabe que yo existo (no se lo creería aunque se lo explicase), nada de fotos, sin mensajes en la bandeja de entrada. Esta noche le he oído roncar con la tele puesta. Descansa, empiezas mañana.

Excelentes los tres primeros, sobre todo el 3

Sois buenos, cabrones

Admin. ejemplar, trabajando los domingos

Tremendo el tercero. Creo adivinar la autoría.

Yo a la espera de las musas. Se han puesto de acuerdo Iggy Pop y Parálisis Permanente para conseguir que mi cerebro sustituya "inquilino" por "pasajero" y al final la voy a espifiar.

tacitus escribió:Excelentes los tres primeros, sobre todo el 3

Sois buenos, cabrones

Admin. ejemplar, trabajando los domingos

Trabajando un domingo a las 06:00 am. Esto es profesionalidad.



Excelentes todos los relatos.

Chica de la curva ascendente!!!

Espero aluvión de historias decimonónicas, neo-realistas, alucinadas y... miscelanea.

Kupak escribió:01. El inquilino abdominal
En mi estómago se instala un inquilino,
que revolotea constantemente sin razón,
son mariposas que me hacen sentir anodino,
Y hora tras hora siento una profunda desazón.

Quisiera saber que es lo que siento,
tengo miedo de llamarlo amor.
Muy a mi pesar me causa desaliento,
desaliento por revivir ese viejo dolor.

En mi corazón se instala otro inquilino,
al que comúnmente llamo uso de razón,
me obliga a sentirme siempre intranquilo,
ojalá tener un antídoto para sanar mi pobre corazón.

Quisiera poder tener más valor,
para poder tomar las riendas de mi vida,
mas sólo encuentro un gran dolor,
que me produce ésta profunda herida,
que se haya en mi corazón.

Si por la forma.
No por la parguelada.

04. El alien majo

En mi estómago se instala un inquilino. Culpa mía, por desobedecer a la capitana: “no abras la boca mientras exploras Raticulín, que los aliens son muy espabilados y te invaden en un periquete”. Voy, bostezo y ¡toma! Adentro que se ha metido. No he dicho nada a la capitana, porque me despediría. Hasta que el alien eclosione quedan tres meses… y todavía no tengo derecho a paro. Además, es muy majo. Hablamos muchísimo, aunque cada vez me pese más.

-Oye, siento haberte parasitado, pero ya sabes cómo es el instinto de la especie: para sobrevivir, necesitamos un anfitrión.

Ya le ha llegado el momento de nacer. El alien me pide que vaya a un hospital.

-Así tendrás una oportunidad.

Ambos sabemos que no, porque me reventará el abdomen y eso no tiene solución.

Mientras agonizo en el quirófano, despanzurrado, lo último que veo es a mi alien soltando una lágrima.

Kupak escribió:02. Hipocondríaco y sincero
- En mi estómago se instala un inquilino que me quita el apetito, tampoco ayuda el nudo en la garganta. Y esta presión en el tórax apenas me deja respirar…  Será que el corazón no me cabe en el pecho. (Al menos, eso dicen). Tengo pie de atleta y codo de tenista y eso que no practico ningún deporte. La memoria me la prestó un pez y la vista un topo…
- ¿Algo más? Seguro que lo encuentras…
- Si, se me olvidaba, tengo horchata en las venas y los huevos cuadrados. ¡Ojo! Dicho por ti.
- Querido, ¿hay algo que no tengas?
- Si… No tengo pelos en la lengua.

Si por lo divertido.
No porque no entiendo un carajo.

Kupak escribió:03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe
En mi estómago se instala un inquilino, Ramón de la Cuerda, ocupa la 303, la vacante de Eustaquio (que el señor le tenga en su gloria). Su labor consistirá en patrullar el intestino, atento a cualquier incidencia, muy sencillo: del delgado al grueso, del grueso al delgado, cinco horas, lunes y jueves libres, vacaciones pagadas. Dos veces al día pan de molde, jamón de york, manchego semi-curado y vasito de vino. Ramón tampoco sabe que yo existo (no se lo creería aunque se lo explicase), nada de fotos, sin mensajes en la bandeja de entrada. Esta noche le he oído roncar con la tele puesta. Descansa, empiezas mañana.

Si por queso y vino.
No por el horroroso titulo.

¡¡¡Yomishow!!!

Kupak escribió:03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe
En mi estómago se instala un inquilino, Ramón de la Cuerda, ocupa la 303, la vacante de Eustaquio (que el señor le tenga en su gloria). Su labor consistirá en patrullar el intestino, atento a cualquier incidencia, muy sencillo: del delgado al grueso, del grueso al delgado, cinco horas, lunes y jueves libres, vacaciones pagadas. Dos veces al día pan de molde, jamón de york, manchego semi-curado y vasito de vino. Ramón tampoco sabe que yo existo (no se lo creería aunque se lo explicase), nada de fotos, sin mensajes en la bandeja de entrada. Esta noche le he oído roncar con la tele puesta. Descansa, empiezas mañana.

Super calité

Kupak escribió:04. El alien majo

En mi estómago se instala un inquilino. Culpa mía, por desobedecer a la capitana: “no abras la boca mientras exploras Raticulín, que los aliens son muy espabilados y te invaden en un periquete”. Voy, bostezo y ¡toma! Adentro que se ha metido. No he dicho nada a la capitana, porque me despediría. Hasta que el alien eclosione quedan tres meses… y todavía no tengo derecho a paro. Además, es muy majo. Hablamos muchísimo, aunque cada vez me pese más.

-Oye, siento haberte parasitado, pero ya sabes cómo es el instinto de la especie: para sobrevivir, necesitamos un anfitrión.

Ya le ha llegado el momento de nacer. El alien me pide que vaya a un hospital.

-Así tendrás una oportunidad.

Ambos sabemos que no, porque me reventará el abdomen y eso no tiene solución.

Mientras agonizo en el quirófano, despanzurrado, lo último que veo es a mi alien soltando una lágrima.

Si por E.T.
No por reventar abdomen.

Koikila escribió:

Kupak escribió:03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe
En mi estómago se instala un inquilino, Ramón de la Cuerda, ocupa la 303, la vacante de Eustaquio (que el señor le tenga en su gloria). Su labor consistirá en patrullar el intestino, atento a cualquier incidencia, muy sencillo: del delgado al grueso, del grueso al delgado, cinco horas, lunes y jueves libres, vacaciones pagadas. Dos veces al día pan de molde, jamón de york, manchego semi-curado y vasito de vino. Ramón tampoco sabe que yo existo (no se lo creería aunque se lo explicase), nada de fotos, sin mensajes en la bandeja de entrada. Esta noche le he oído roncar con la tele puesta. Descansa, empiezas mañana.

Super calité

Claro candidato a la victoria.

YOMISMO escribió:

Kupak escribió:03. Limits of the human mind in the quest to understand the multi-universe
En mi estómago se instala un inquilino, Ramón de la Cuerda, ocupa la 303, la vacante de Eustaquio (que el señor le tenga en su gloria). Su labor consistirá en patrullar el intestino, atento a cualquier incidencia, muy sencillo: del delgado al grueso, del grueso al delgado, cinco horas, lunes y jueves libres, vacaciones pagadas. Dos veces al día pan de molde, jamón de york, manchego semi-curado y vasito de vino. Ramón tampoco sabe que yo existo (no se lo creería aunque se lo explicase), nada de fotos, sin mensajes en la bandeja de entrada. Esta noche le he oído roncar con la tele puesta. Descansa, empiezas mañana.

Si por queso y vino.
No por el horroroso titulo.

Pero si el título es buenísimo! es tan friki como el propio relato

sapir escribió:¡¡¡Yomishow!!!

Bribar Yomishow!!!