Asco al trabajo(topic desahogo inside)

Sugerio escribió:Mira...hay uno de ellos para el cual el mail es una ventanica abierta que cada dos horas hay que mirar por si hay algo en negro, para imprimir lo que sea para el que entre de turno de mañana haga lo que a él no le salido de los huevazos hacer (vaya en su descargo que por lo menos para la carpeta de "reservas", lo tenemos amaestrado y mira que se hayan puesto en el sistema, eso sí...).

En fin...el caso es que por la mañanas nos podemos encontrar peticiones urgentes de clientes que ya no hay tiempo de resolver, gente alojada en el hotel pidiendo cosas, recordatorios inútiles de reservas que nos llegan por cuatriplicado, reservas sin tramitar o anuncios sobre herramientas milagrosas para alargar tu pene en ruso...eso sí, todo bellamente impreso y empacado en la carpeta de "reservas del día". Luego hay que cribar y de 30 folios te quedas con 4.

Y eso es así todos los días del año...menos uno, como en los cuentos de princesas.

Hay un sólo día al año que vamos con los huevos de corbata a currar y sabiendo que hay que revisar absolutamente todo lo que ha salido desde nuestro correo.

El día antes de sus vacaciones.

El día antes de pirarse, al tipo se le debe de encender un fusible que permanece en reposo el resto del año, y se dedica a contestar mails de la manera más random que os podáis imaginar, tirando de Google Translator y no dando ni una.

El primer año me sorprendió y me lo tomé a coña. pero los tres que vinieron detrás lo he comprobado, y oye, como un reloj. Como la típica iglesia perdida en el monte que la que el día del solsticio de verano entra un rayo de luz por un hueco del muro e ilumina el gepeto del la escultura del santo de turno y la peña hace romerías para ver el milagro...

Pues exactamente así.

Pero más que milagro, lo que te encuentras es barbaridad tras barbaridad...

Sugerio escribió:Acerca de los ninots...quiero aclarar a los que son recepcionistas de noche, que no me estoy metiendo con ellos.

Los nuestros no hacen nada (ni caja, ni reservas, uno de ellos ni cobra los check ins que pueda hacer porque se lo prohibimos después de incontables mañanas solventando cagadas,...)

Simplemente están.

De cuerpo presente.

Literalmente.

DAVIDCOVERDALE escribió:Tiene que vivir uno cada caso siendo recepcionista de un hotel, que da para serie de varias temporadas. Igual que de trabajodora de call center. Mi mujer estuvo varios años, en ONO, y era para flipar.
Siempre me acuerdo de una que me conto de una compañera, que estaba con una clienta al telefono, por un problema con la conexion a internet, o no se que, que le dice
- Cierre todas las ventanas
Y la mujer cerro las ventanas de la casa

Sugerio escribió:

John Constantine escribió:

A vosotros también se os quedan dormidos los seguratas? Estoy flipando.

Oh!

Gran tema!

En nuestro caso no son seguratas...son ninots que tenemos para despistar y que cobran el doble que tú por hacer bulto

Cuenta, cuenta, por favor...

o'tuerto escribió:Holis corazones desde el primer día después de las vacaciones.
Os contaría alguna anécdota pero tengo 437 e-mail s que atender.

KILLER escribió:Molaría que Eloy o Sugerio dejarán un día el foro abierto en el ordenador y Pin & King se atrevieran a contarnos algo ...

In Ñute escribió:
Joder. Aquí muchas veces paramos para cenar y poco más. Turnos rotatorios y nadie quiere las noches y eso que te ahorras tener a clientes y jefes detrás dando el coñazo que no sé quién es peor.

John Constantine escribió:En ese sentido, no me puedo quejar de la companyera que he tenido estas ultimas noches, zumbada de la arqueologia y obsesionada con las pistas que le va lanzando el universo. Hemos pasado los turnos buscando informacion y pistas sobre la posible ubicacion del grial en suelo escoces, investigando ruinas y abadias y leyendo mucho sobre templarios, los apostoles y su puta madre

BlueStarRider escribió:
Las historias de ese hotel hay que novelarlas

Eloy escribió:

KILLER escribió:Molaría que Eloy o Sugerio dejarán un día el foro abierto en el ordenador y Pin & King se atrevieran a contarnos algo ...

Justo anoche lo pensé.


¿He cerrado el foro?


Pero vamos hablamos de dos personajes que incluso dejándose este tópic abierto NO entenderían de qué estamos hablando.
Sus noches se dividen entre el Canal Barça uno, y el otro el Clan (lo que te encuentras cada mediodía cuando enciendes la tele de recepción mientras comes) y sus buenas cinco horitas de sueño antes de volver a casa y seguir sobando como osos hasta el mediodía. Poco más tienen que contar.

Joder que Kong antes de entrar a su turno se pide siempre el café en el restaurante, descafeinado!!! No vaya a desvelarse.
Si eso no es de ser un puto campeón, ya me diréis.


De hecho Suge puede corroborar el ambiente "a alcoba" que nota uno al entrar por la mañana en el despacho de recepción, especialmente en invierno.
Huele a siglo XVII. Pesado, denso, necesitado de ventilación urgente...

Eloy escribió:

BlueStarRider escribió:
Las historias de ese hotel hay que novelarlas

Luego si tengo un rato intentaré contar el caso de cliente más extremo que hemos tenido nunca.
El llamado Caso del Jesucristo Alemán (también conocido como el Incidente de la Toga)

butanero escribió:Estuve años en la hostelería y doy fe que existen holandeses repelentes de vomitar

Sugerio escribió:Bueno, va, que no se diga...

El otro día me llama un tipo diciendo que quería hacer una reserva, que está mirando la web, que ve que hay sitio, que le encanta todo, que se ha leído todos nuestros servicios y todo genial. Aún nos quedaban un par de apartamentos, y le digo que sin problema, y bueno, es lo mismo que lo haga en nuestra web o con nosotros, que adelante. Y me empieza a hacer una retahíla de preguntas a cada cual más mongola (que si a qué distancia estamos de tal sitio, que sí tenemos toallas, que si aceptamos niños, que si hacemos descuentos por algo, en fin...una turra de nivel 10 en medio de un día de curro del carajo y en un inglés Muzzy level)...todas meridianamente respondidas en nuestra web. Pero oye, que un cliente mienta como un bellaco no es algo nuevo. Osea que nada, le digo el precio, dime el nombre y tal.

Sí, amigos míos, el holandés mongolo había entrado en nuestras vidas.

Le hago la reserva y 10 minutos después me entra una por Booking con un nombre que me suena: Albertus Federicus Herodotus Van de su puta madre. El holandés mongolo. Va el tipo y hace una reserva en Booking inmediatamente después de hacerme la mía por teléfono. En fin...suspiro, cancelo la directa y paso a cobrar la suya.

Pago rechazado.

Estupendo. Reclamamos tarjeta. Nadie respira.

Al día siguiente me llama acojonado perdido, que viene esa tarde, que qué puede hacer, que su banco no le contesta (nos ha jodido) y que quiere la reserva y tal. Le digo que no se preocupe, que me paga al llegar y tal. Ok. Vengo a las 14, me dice. Le digo que vale, que aparque el coche si quiere, pero su apartamento estará listo a la hora de entrada oficial, las 17h, que estamos de curro hasta arriba y no le puedeo garantizar la entrada tan pronto, que no depende de mí y blablabla. Y me empieza a dar la chapa de que si viaje largo, que si sus críos, que si su mujer, que si su puta madre en bicicleta. Le digo que vale, que haré lo imposible por tener su apartamento a las 14 (eran las 10 de la mañana).

Ahora son las 16h. Ni rastro del holandés mongolo. Yo cagándome en todo porque alteré el orden de limpiezas para que entrase. En esto me llama. Que llegará tarde. Que uno de sus hijos se ha puesto enfermo y que llegará mas tarde. Que tienen que ir con el crío al hospital. Yo, joder, preocupado, diciéndole que si necesitaba algún tipo de ayuda o algo. Me dice que no...pero que quiere saber a cuanto está el apartamento del hospital. Tiro de Google y le digo que en coche (él venía en coche) está a 10 minutos. Me pregunta que en metro a cuanto. Yo le digo que a tres paradas, pero que si es urgente, que le merece la pena ir en taxi o en coche, porque tiene que andar casi 10 minutos desde la salida del metro. Cual fue su pregunta? Pues que cuanto costaba el taxi. Yo ya alucinando. Le digo que ni idea, que unos 10 euros...y el tipo me dice que es mucho, que andando cuanto tiempo es. Yo pensando..."pero a ver, mongolo, si lo que quieres es tener el tema controlado por si tu hijo se pone enfermo y hay que llevarlo al hospital, qué más dará!"-

En fin.

Vuelvo a mirar Google...y me cuelga. Así. Con un par. Clic. Yo con la boca abierta alucinando pepinillos. El tío encima se putea porque el taxi le parece caro...y me cuelga. Como si yo fuese el delegado sindical de los taxistas. Con un par.

En fin. Recojo la mandíbula del escritorio y sigo con lo mío.

Dos horas después aparece tan tranquilo por recepción para hacer el check in. Yo estaba ya con un pie en la puerta para salir para casa...pero le pregunté qué que tal su hijo, que era conmigo con quien estuvo hablando y que me quedé preocupado. Me dice "bien"...y suda de mi cara.

Flipando.

*(Dejo este espacio aquí para que complete Eloy, que fue el que se lo comió esa tarde la dosis de mongolismo neederlandés)*.

Al día siguiente, después de que Eloy me mandase un WhatsApp preguntando que si "mi amigo" tenía algún tipo de tara , no lo ví directamente  durante toda la tarde (pero sí vino el de mantenimiento a quejarse de él, preguntándome si era mongolo o algo que lo tuvo mareado con polleces toda la mañana) hasta última hora, 22:30, que me vino a pedir "sábanas" para la cama. Dí por hecho que uno de los críos se había meado o algo. Bajo al almacén, busca sábanas, coge sábanas, súbesela al mongolo...y no, que se explicó mal. Edredones. En plural .En su apartamento estaban los pingüinos bailando la conga. 32º fuera, 21º dentro...y quiere edredones. Con el crío enfermo. Apaga el aire, puto mongolo... En fin, vuelta a empezar, 20 minutos para arriba y para abajo y lío resuelto.

Ni las gracias. Cara de palo y puerta en las narices. Güonderful.

* Todo este episodio fue vivido conjuntamente con mi compañero de noche, uno de los ninots de los que os hemos hablado algunas veces, con lo cual la experiencia pasó de anecdotilla a experiencia religiosa...pero esa es otra historia...*

Al otro día, a primera hora de la mañana, me llega todo serio y me dice que su mujer se ha ido con el crío al hospital y que se había llevado su cartera. Que si necesitaba pagar algo como hacía, que claro, no tenía dinero. Yo, lo más cortésmente que pude, le dije que como si se la pica un pollo, que traducido era que a ver, yo no le podía dejar dinero de la caja, evidentemente, pero que si necesitaba algo muy urgente me lo dijese y que mediaba con quién fuese. El tipo, que no sé si me entendió bien (recordemos, Muzzy Level), empieza a quejarse que claro, que nadie acepta pagos con PayPal. Que lo intentó en la cafetería y que no se lo aceptaron (Captain Obvious), que joder, que eso no podía ser y tal. Me fijo que lleva un pedazo móvil...y me da por preguntarle si por un casual no puede pagar con el móvil (esta gente suele siempre tener habilitado ese pago). Se me queda mirando con los ojos junticos...y me dice que sí, pero que seguro que nadie acepta Mastercard aquí.

Clonc. Mandíbula al suelo.

No...nadie...

Le digo que vaya al bar y pruebe. Vuelve a los cinco minutos con un café (UN PUTO CAFÉ!!!) feliz como una perdiz.

A los 10 minutos entra la mujer por la puerta.

Mongolo.

Día siguiente. Día de check out. Me viene media hora antes con las tarjeticas y me dice que quiere hacer el check out. Le pregunto si ya está el apartamento vacío y se lo revisamos. Me dice que sí. Aviso a la gobernanta por el walkie que lo revise, me dice de pagar el parking (y va el hijoputa y me saca una tarjeta DE LA FUNDA DEL MÓVIL, ergo el otro día SÍ tenía tarjeta)...y en esto que me suena el walkie y me dicen que hay dos niños en el apartamento.

SU PUTA MADRE. Le vuelvo a preguntar si está vacío y le me dice que sí.

(Silencio incómodo)

Le pregunto si hay alguna persona bajta dentro y me dice que sí, claro, sus hijos, que su mujer se ha ido al hospital y que están sus hijos dentro.

REBUFO.

Le digo que vale, que suba, que me avise cuando esté vacío.

Pasa una hora.

Pasan dos.

No da señales.

Voy a llamar a la puerta para que salga de una puta vez (estamos a tope que te cagas y necesito el apartamento, vamos de culo de tiempo y antes de entregarlo al siguiente cliente hay que limpiarno a fondo, obviamente. Y tenemos hora límite, por supuesto).

Nada.

Abro la puerta, no vaya a ser que ser que se haya ahogado tomándose una magdalena o algo.

Nada.

Vacío.

Salgo cagándome en todo lo que se menea...y ahí está, en la terraza del bar, con la mujer y los críos y las maletas.

Y sus dos huevos panochos.


FIN

Y nada, amigos, hasta aquí las crónicas del holandés mongolo.

Espero que Eloy complete los vacíos de esta humilde narración...

Un saludo cordial.

PD: Estoy esperando su review en Booking como agua de mayo. Cuando llegue (si llega) me comprometo a pegarla aquí.

Alérgico a Sabaton escribió:

DAVIDCOVERDALE escribió:Tiene que vivir uno cada caso siendo recepcionista de un hotel, que da para serie de varias temporadas. Igual que de trabajodora de call center. Mi mujer estuvo varios años, en ONO, y era para flipar.
Siempre me acuerdo de una que me conto de una compañera, que estaba con una clienta al telefono, por un problema con la conexion a internet, o no se que, que le dice
- Cierre todas las ventanas
Y la mujer cerro las ventanas de la casa

Es gente de otra época. Yo conozco a una paisana a la que le dieron líquido para lavados vaginales y se los bebió. Luego se le quejaba al farmacéutico de que no le hacían nada, y por encima sabían fatal.

Koikila escribió:Madre mía... qué pesadilla!
Yo tengo a alguno de esos borrachines que se te queda mirando fijamente y lo mando rápidamente a su habitación, pero gracias a dios ninguno como ese, te juro que le pagamos para que se largue
Y lo de reservar por teléfono y que dos segundos después esa persona lo haga por booking está  a la orden del día

BlueStarRider escribió:Hostias con el Jesucristo de la Coca Cola, esas 70 botellas alineadas seguro que indicaban la fecha del apocalisis o algo así.  Menuda fauna ¿no tendréis un psiquiátrico cerca y la gente se confunde de dirección?

Jud escribió:

Boohan escribió:El patio de la hermana de Neymar      
Es acojonante que personas así encuentren pareja, lleguen a casarse e incluso formen familias.

Bueno, falta saber cómo era la mujer...

Eloy escribió:
La cosa es que a media mañana se había presentado una mujer con una reserva de booking a nombre de un tipo de Dresden. El tipo en cuestión -el huésped- la acompañaba. Y con él, varios fardos, mayormente bolsas de basura industriales. Se llamó al gerente para que le dijera que si no aceptamos mascotas menos íbamos a aceptar aquella cosa pero, en una decisión que todavía hoy no me explico, el jefe le dejó entrar.

freakedu escribió:

Koikila escribió:Madre mía... qué pesadilla!
Yo tengo a alguno de esos borrachines que se te queda mirando fijamente y lo mando rápidamente a su habitación, pero gracias a dios ninguno como ese, te juro que le pagamos para que se largue
Y lo de reservar por teléfono y que dos segundos después esa persona lo haga por booking está  a la orden del día

¿Y no podéis cobrarles dos veces por subnormales y que luego cancelen una y se quede el hotel con las tasas de cancelación o alguna cosa así? Que a una mala os pueden hacer una putada dejándoos medio hotel vacío porque ha habido reservas "fantasma".

Esmeralda escribió:

Alérgico a Sabaton escribió:

Esmeralda escribió:

Jud escribió:

Boohan escribió:El patio de la hermana de Neymar      
Es acojonante que personas así encuentren pareja, lleguen a casarse e incluso formen familias.

Bueno, falta saber cómo era la mujer...

Seguramente mongola

Los monguers se reproducen más. Van a tomar el mundo por medio de la reproducción masiva, como los chinos y el Opus.

Hace años que defiendo esa teoría. Los monguers dominarán el mundo y éste se someterá a sus exigencias.

Carnuz escribió:

Alérgico a Sabaton escribió:

Esmeralda escribió:

Alérgico a Sabaton escribió:

Esmeralda escribió:

Jud escribió:

Boohan escribió:El patio de la hermana de Neymar      
Es acojonante que personas así encuentren pareja, lleguen a casarse e incluso formen familias.

Bueno, falta saber cómo era la mujer...

Seguramente mongola

Los monguers se reproducen más. Van a tomar el mundo por medio de la reproducción masiva, como los chinos y el Opus.

Hace años que defiendo esa teoría. Los monguers dominarán el mundo y éste se someterá a sus exigencias.

En mi pueblo el 50% de los críos que nacen son hijos de monguers profundos, pero de los de que ves a la legua que no pueden ni quieren criar y educar a una criatura inculcándole unos valores mínimos, la otra mitad de gente normal y corriente. Menudas reuniones del AMPA que vamos a tener en unos añitos

Cada vez pienso mas que en la peli Idiocracia tenian razón xD lo único que nos cargaremos el mundo antes xD

Eloy escribió:sacó del bolsillo un puñado de billetes arrugados, roñosos, y los dejó sobre el mostrador. Al devolverle el cambio no quiso cogerlo de mi mano y señaló el mostrador. Le dejé los billetes encima de la mesa y entonces sí los recogió.

Sugerio escribió:

Eloy escribió:En realidad uno hace metro noventa y mucho, pesa quinientas arrobas y se mueve como la criatura de Frankenstein sobre la cubierta del Titanic.

El otro hace metro cincuenta por metro cincuenta y según si ha ido al barbero o no parece krusty o un pinhead de Todd Browning. 

De hecho si los sacaran como gigante y cabezudo por La Mercé, nadie vería nada extraño.

Pin & Kong.

Así los llamamos...

Si os fijáis en la conversación de WhatsApp que puso Eloy ayer con lo del holandés mongolo, sale uno de ellos haciendo un cameo...

Sugerio escribió:Mira...hay uno de ellos para el cual el mail es una ventanica abierta que cada dos horas hay que mirar por si hay algo en negro, para imprimir lo que sea para el que entre de turno de mañana haga lo que a él no le salido de los huevazos hacer (vaya en su descargo que por lo menos para la carpeta de "reservas", lo tenemos amaestrado y mira que se hayan puesto en el sistema, eso sí...).

En fin...el caso es que por la mañanas nos podemos encontrar peticiones urgentes de clientes que ya no hay tiempo de resolver, gente alojada en el hotel pidiendo cosas, recordatorios inútiles de reservas que nos llegan por cuatriplicado, reservas sin tramitar o anuncios sobre herramientas milagrosas para alargar tu pene en ruso...eso sí, todo bellamente impreso y empacado en la carpeta de "reservas del día". Luego hay que cribar y de 30 folios te quedas con 4.

Y eso es así todos los días del año...menos uno, como en los cuentos de princesas.

Hay un sólo día al año que vamos con los huevos de corbata a currar y sabiendo que hay que revisar absolutamente todo lo que ha salido desde nuestro correo.

El día antes de sus vacaciones.

El día antes de pirarse, al tipo se le debe de encender un fusible que permanece en reposo el resto del año, y se dedica a contestar mails de la manera más random que os podáis imaginar, tirando de Google Translator y no dando ni una.

El primer año me sorprendió y me lo tomé a coña. pero los tres que vinieron detrás lo he comprobado, y oye, como un reloj. Como la típica iglesia perdida en el monte que la que el día del solsticio de verano entra un rayo de luz por un hueco del muro e ilumina el gepeto del la escultura del santo de turno y la peña hace romerías para ver el milagro...

Pues exactamente así.

Pero más que milagro, lo que te encuentras es barbaridad tras barbaridad...

Perry go round escribió:

DAVIDCOVERDALE escribió:Tiene que vivir uno cada caso siendo recepcionista de un hotel, que da para serie de varias temporadas. Igual que de trabajodora de call center. Mi mujer estuvo varios años, en ONO, y era para flipar.
Siempre me acuerdo de una que me conto de una compañera, que estaba con una clienta al telefono, por un problema con la conexion a internet, o no se que, que le dice
- Cierre todas las ventanas
Y la mujer cerro las ventanas de la casa

Yo hice una mongolada de esas hace un par de semanas. Me he mudado a un sitio nuevo. Alquilo un piso. Quiero tener internet en casa. Contrato fibra óptica con la compañía X, que hacen una comprobación online de tu dirección antes de dejarte contratar. Me mandan el paquete por correo a los 3 días. Llego a casa, abro el paquete, voy a instalarlo. Leo las instrucciones, tengo que enchufar el aparato que me envían al "hub" de la compañía (adjuntan foto del aspecto del chisme). Busco por mi pared, no veo el chisme. Sólo hay un enchufe de líneas telefónicas/internet y no se corresponde con el de la foto, ni encaja con el cable que me envían.
Me desespero, llamo por teléfono, no me cogen, vuelvo a llamar, envío SMSs varios a las direcciones de la empresa, bajo a la estación de metro a pillar wifi y buscar las instrucciones de cómo contactar con la compañía por la web. No consigo ni hablar con nadie, ni encontrar solución en su web.
Al día siguiente, desde el trabajo, consigo conversar por el chat con el servicio técnico y solicito que me envíen una persona a casa para instalar el chisme ese o hacer lo que haya que hacer.
Viene a los 2 días el chaval. Le abro la puerta, va directo a la ventana, mueve la cortina, allí está sobre el alféizar el aparato en cuestión. Coge el cable, enchufa, comprueba que funciona y se va. Y yo me quedo pensando que soy idiota perdido 

BlueStarRider escribió:Hostias con el Jesucristo de la Coca Cola, esas 70 botellas alineadas seguro que indicaban la fecha del apocalisis o algo así.  Menuda fauna ¿no tendréis un psiquiátrico cerca y la gente se confunde de dirección?

Mr.lip escribió:

Eloy escribió:sacó del bolsillo un puñado de billetes arrugados, roñosos, y los dejó sobre el mostrador. Al devolverle el cambio no quiso cogerlo de mi mano y señaló el mostrador. Le dejé los billetes encima de la mesa y entonces sí los recogió.

Eso lo hacen los judíos cuando te piden prestadas unas tijeras.

bhgfan escribió:

BlueStarRider escribió:Hostias con el Jesucristo de la Coca Cola, esas 70 botellas alineadas seguro que indicaban la fecha del apocalisis o algo así.  Menuda fauna ¿no tendréis un psiquiátrico cerca y la gente se confunde de dirección?

Tienen el Camp Nou

Eloy escribió:

KILLER escribió:Molaría que Eloy o Sugerio dejarán un día el foro abierto en el ordenador y Pin & King se atrevieran a contarnos algo ...

Justo anoche lo pensé.


¿He cerrado el foro?


Pero vamos hablamos de dos personajes que incluso dejándose este tópic abierto entenderían de qué estamos hablando.
Sus noches se dividen entre el Canal Barça uno, y el otro el Clan (lo que te encuentras cada mediodía cuando enciendes la tele de recepción mientras comes) y sus buenas cinco horitas de sueño antes de volver a casa y seguir sobando como osos hasta el mediodía. Poco más tienen que contar.

Joder que Kong antes de entrar a su turno se pide siempre el café en el restaurante, descafeinado!!! No vaya a desvelarse.
Si eso no es de ser un puto campeón, ya me diréis.


De hecho Suge puede corroborar el ambiente "a alcoba" que nota uno al entrar por la mañana en el despacho de recepción, especialmente en invierno.
Huele a siglo XVII. Pesado, denso, necesitado de ventilación urgente...

Eloy escribió:

In Ñute escribió:
Joder. Aquí muchas veces paramos para cenar y poco más. Turnos rotatorios y nadie quiere las noches y eso que te ahorras tener a clientes y jefes detrás dando el coñazo que no sé quién es peor.

Os lo montáis mal.

Pin a partir de las dos de la mañana se encierra en el cuartito y si quieres despertarle, trae un gong plegable de casa.




Al poco de abrir, allá por 2012, entraron por la noche a robar al parking una cuadrilla de chorizos.
Por la mañana llegué y me dijo que un cliente le había dicho que le habían roto la ventana del coche y le habían robado.
Yo- ¿has bajado?
Pin- Sí
Yo- ¿Has mirado si habían robado alguno más?
Pin- No

Genius.

Mando abajo de inmediato al de mantenimiento, que acababa de entrar.
Informe: seis coches robaos.
Al revisar los videos más tarde, aquello parecía la gran juerga. Casi veinte minutos los tíos de coche a coche mientras Pin, en la intimidad de su cuartito (fuera de cámara), hinchaba un moco con la nariz y soñaba con la señorita yamabuki.

Eloy escribió:

freakedu escribió:

Koikila escribió:Madre mía... qué pesadilla!
Yo tengo a alguno de esos borrachines que se te queda mirando fijamente y lo mando rápidamente a su habitación, pero gracias a dios ninguno como ese, te juro que le pagamos para que se largue
Y lo de reservar por teléfono y que dos segundos después esa persona lo haga por booking está  a la orden del día

¿Y no podéis cobrarles dos veces por subnormales y que luego cancelen una y se quede el hotel con las tasas de cancelación o alguna cosa así? Que a una mala os pueden hacer una putada dejándoos medio hotel vacío porque ha habido reservas "fantasma".

No hace mucho vino una familia con dos reservas hechas un mes antes, para dos apartamentos de dos habitaciones cada uno.
Resulta que se habían confundido y solo querían uno.

Las dos reservas cobradas y no reembolsables desde un mes antes.

O la gente tiene mucha pasta o no mira la cuenta en su puta vida.

freakedu escribió:

Eloy escribió:

KILLER escribió:Molaría que Eloy o Sugerio dejarán un día el foro abierto en el ordenador y Pin & King se atrevieran a contarnos algo ...

Justo anoche lo pensé.


¿He cerrado el foro?


Pero vamos hablamos de dos personajes que incluso dejándose este tópic abierto entenderían de qué estamos hablando.
Sus noches se dividen entre el Canal Barça uno, y el otro el Clan (lo que te encuentras cada mediodía cuando enciendes la tele de recepción mientras comes) y sus buenas cinco horitas de sueño antes de volver a casa y seguir sobando como osos hasta el mediodía. Poco más tienen que contar.

Joder que Kong antes de entrar a su turno se pide siempre el café en el restaurante, descafeinado!!! No vaya a desvelarse.
Si eso no es de ser un puto campeón, ya me diréis.


De hecho Suge puede corroborar el ambiente "a alcoba" que nota uno al entrar por la mañana en el despacho de recepción, especialmente en invierno.
Huele a siglo XVII. Pesado, denso, necesitado de ventilación urgente...

Todo lo que hace lo veis con malos ojos, lo hace para demostrarte que viene despierto y alerta, que no necesita un chute de cafeina para cumplir en su puesto. El café es porque le gusta el sabor.

freakedu escribió:

Eloy escribió:

KILLER escribió:Molaría que Eloy o Sugerio dejarán un día el foro abierto en el ordenador y Pin & King se atrevieran a contarnos algo ...

Justo anoche lo pensé.


¿He cerrado el foro?


Pero vamos hablamos de dos personajes que incluso dejándose este tópic abierto entenderían de qué estamos hablando.
Sus noches se dividen entre el Canal Barça uno, y el otro el Clan (lo que te encuentras cada mediodía cuando enciendes la tele de recepción mientras comes) y sus buenas cinco horitas de sueño antes de volver a casa y seguir sobando como osos hasta el mediodía. Poco más tienen que contar.

Joder que Kong antes de entrar a su turno se pide siempre el café en el restaurante, descafeinado!!! No vaya a desvelarse.
Si eso no es de ser un puto campeón, ya me diréis.


De hecho Suge puede corroborar el ambiente "a alcoba" que nota uno al entrar por la mañana en el despacho de recepción, especialmente en invierno.
Huele a siglo XVII. Pesado, denso, necesitado de ventilación urgente...

Todo lo que hace lo veis con malos ojos, lo hace para demostrarte que viene despierto y alerta, que no necesita un chute de cafeina para cumplir en su puesto. El café es porque le gusta el sabor.

Eloy escribió:Año 2013, si la memoria no me folla. Llego un día al curro y la compañera me dice "¿sabes que tenemos alojado a un indigente?" Aunque solo llevábamos dos años y poco abiertos cosas como esta empezaban a no parecerme absurdas. De todos modos pensé que exageraba y le pedí más info.

La cosa es que a media mañana se había presentado una mujer con una reserva de booking a nombre de un tipo de Dresden. El tipo en cuestión -el huésped- la acompañaba. Y con él, varios fardos, mayormente bolsas de basura industriales. Se llamó al gerente para que le dijera que si no aceptamos mascotas menos íbamos a aceptar aquella cosa pero, en una decisión que todavía hoy no me explico, el jefe le dejó entrar.

Aquella misma tarde -y como haría cada día- salió sobre las seis. Al salir del ascensor vi a un tipo alto, desgarbado, con barba de profeta y greñas que dejarían a Ryan Adams como modelo de Llongueras. Ropas ajadas, mugrientas y llenas de lamparones. Y un hedor a vertedero absolutamente delirante. Cada tarde salía a la misma hora y volvía con una bolsa del super, se atrincheraba en su apartamento -con las persianas cerradas a cal y canto- y durante su estancia no supimos mucho más. Cada tarde que salía tenía que ir Fer, el de mantenimiento, con el bote de ambientador chifs chifs echando a su paso por todo el edificio. En más de una ocasión clientes esperando el ascensor se lo encontraron de frente al abrirse las puertas; recuerdo una familia que se giró hacia mi, preguntándome con la mirada por qué de repente Les Corts se había convertido en Mulholland Drive.

Pero el problema es que el tipo quiso alargar la estancia.
Y el tipo no hablaba.
Por gestos nos lo hizo entender, le dijimos el precio y sacó del bolsillo un puñado de billetes arrugados, roñosos, y los dejó sobre el mostrador. Al devolverle el cambio no quiso cogerlo de mi mano y señaló el mostrador. Le dejé los billetes encima de la mesa y entonces sí los recogió.
Esta extraña e incómoda operación se repitió dos veces más, tantas como veces alargó la estancia.


Pero en estas que, como no dejaba entrar a nadie al apartamento, el jefe se temió que una vez se largara aquello hubiera que clausurarlo para siempre, como una cripta, y me dijo que subiera a decirle que había que hacerle una limpieza a la guarida.
Y en esas que subo y le digo al de mantenimiento que me acompañe, que no me fiaba.
Doce de la mañana o por ahí. Llamo y nada. ring ring. Nada.

Abro la puerta, doy un paso dentro y me encuentro con el apartamento casi sin tocar (toda la mierda la debía tener en la habitación).
En la mesa de la entrada solo había un cuenco enorme lleno de pistachos (ni una cáscara vi) y una Biblia abierta.

Y sobre la encimera de la cocina, unas setenta botellas de Coca Cola vacías, alineadas perfectamente.

Nada más.

Le digo a Fer que entre (mi valentía es legendaria) y en cuanto este llega a medio apartamento se abre el dormitorio y sale como un rayo el alemán, en pelotas y envuelto con una de las sábanas haciendo una toga romana cuasi perfecta. Sin decir ni mu nos hace gestos con la mano de que nos larguemos ya.

Yo: Fer, retirada.


No volvimos a ir más que para dejarle toallas en la puerta y retirar las que dejaba allí (y obviamente incinerarlas), hasta el día que nos hizo entender que se largaba. Llenó el carro portamaletas hasta arriba de toda la mierda que acarreaba, incluyendo todas las botellas (el carro sonaba como las campañas de Santa María) y por primera vez escuché su voz para oírle decir "Taxi"

Con las ganas que tenía de sacármelo de encima llamé a la emisora y pensé qué clase de improperios me iba a dirigir el taxista al ver el cliente que le había conseguido. Por suerte vino un colgao que yo ya conocía y al que se le suda todo. Le dije que le habíamos devuelto 200 ñapos de fianza o sea que llevaba cash pa pagarle. Llenaron el taxi hasta arriba (incluso en el asiento del copiloto) y el mesías germano partió para siempre.

Poco después volvió a venir el taxista y le pregunté, y me dijo que lo había llevado primero a la estación, luego a dos hoteles hasta que en el tercero se quedó.

Unos meses después lo vi pululando, con su bolsa del super, pasado el puente de las vías en mi propia calle.
No lo saludé, la verdad.

freakedu escribió:

Eloy escribió:Año 2013, si la memoria no me folla. Llego un día al curro y la compañera me dice "¿sabes que tenemos alojado a un indigente?" Aunque solo llevábamos dos años y poco abiertos cosas como esta empezaban a no parecerme absurdas. De todos modos pensé que exageraba y le pedí más info.

La cosa es que a media mañana se había presentado una mujer con una reserva de booking a nombre de un tipo de Dresden. El tipo en cuestión -el huésped- la acompañaba. Y con él, varios fardos, mayormente bolsas de basura industriales. Se llamó al gerente para que le dijera que si no aceptamos mascotas menos íbamos a aceptar aquella cosa pero, en una decisión que todavía hoy no me explico, el jefe le dejó entrar.

Aquella misma tarde -y como haría cada día- salió sobre las seis. Al salir del ascensor vi a un tipo alto, desgarbado, con barba de profeta y greñas que dejarían a Ryan Adams como modelo de Llongueras. Ropas ajadas, mugrientas y llenas de lamparones. Y un hedor a vertedero absolutamente delirante. Cada tarde salía a la misma hora y volvía con una bolsa del super, se atrincheraba en su apartamento -con las persianas cerradas a cal y canto- y durante su estancia no supimos mucho más. Cada tarde que salía tenía que ir Fer, el de mantenimiento, con el bote de ambientador chifs chifs echando a su paso por todo el edificio. En más de una ocasión clientes esperando el ascensor se lo encontraron de frente al abrirse las puertas; recuerdo una familia que se giró hacia mi, preguntándome con la mirada por qué de repente Les Corts se había convertido en Mulholland Drive.

Pero el problema es que el tipo quiso alargar la estancia.
Y el tipo no hablaba.
Por gestos nos lo hizo entender, le dijimos el precio y sacó del bolsillo un puñado de billetes arrugados, roñosos, y los dejó sobre el mostrador. Al devolverle el cambio no quiso cogerlo de mi mano y señaló el mostrador. Le dejé los billetes encima de la mesa y entonces sí los recogió.
Esta extraña e incómoda operación se repitió dos veces más, tantas como veces alargó la estancia.


Pero en estas que, como no dejaba entrar a nadie al apartamento, el jefe se temió que una vez se largara aquello hubiera que clausurarlo para siempre, como una cripta, y me dijo que subiera a decirle que había que hacerle una limpieza a la guarida.
Y en esas que subo y le digo al de mantenimiento que me acompañe, que no me fiaba.
Doce de la mañana o por ahí. Llamo y nada. ring ring. Nada.

Abro la puerta, doy un paso dentro y me encuentro con el apartamento casi sin tocar (toda la mierda la debía tener en la habitación).
En la mesa de la entrada solo había un cuenco enorme lleno de pistachos (ni una cáscara vi) y una Biblia abierta.

Y sobre la encimera de la cocina, unas setenta botellas de Coca Cola vacías, alineadas perfectamente.

Nada más.

Le digo a Fer que entre (mi valentía es legendaria) y en cuanto este llega a medio apartamento se abre el dormitorio y sale como un rayo el alemán, en pelotas y envuelto con una de las sábanas haciendo una toga romana cuasi perfecta. Sin decir ni mu nos hace gestos con la mano de que nos larguemos ya.

Yo: Fer, retirada.


No volvimos a ir más que para dejarle toallas en la puerta y retirar las que dejaba allí (y obviamente incinerarlas), hasta el día que nos hizo entender que se largaba. Llenó el carro portamaletas hasta arriba de toda la mierda que acarreaba, incluyendo todas las botellas (el carro sonaba como las campañas de Santa María) y por primera vez escuché su voz para oírle decir "Taxi"

Con las ganas que tenía de sacármelo de encima llamé a la emisora y pensé qué clase de improperios me iba a dirigir el taxista al ver el cliente que le había conseguido. Por suerte vino un colgao que yo ya conocía y al que se le suda todo. Le dije que le habíamos devuelto 200 ñapos de fianza o sea que llevaba cash pa pagarle. Llenaron el taxi hasta arriba (incluso en el asiento del copiloto) y el mesías germano partió para siempre.

Poco después volvió a venir el taxista y le pregunté, y me dijo que lo había llevado primero a la estación, luego a dos hoteles hasta que en el tercero se quedó.

Unos meses después lo vi pululando, con su bolsa del super, pasado el puente de las vías en mi propia calle.
No lo saludé, la verdad.

Eloy escribió:Año 2013, si la memoria no me folla. Llego un día al curro y la compañera me dice "¿sabes que tenemos alojado a un indigente?" Aunque solo llevábamos dos años y poco abiertos cosas como esta empezaban a no parecerme absurdas. De todos modos pensé que exageraba y le pedí más info.

La cosa es que a media mañana se había presentado una mujer con una reserva de booking a nombre de un tipo de Dresden. El tipo en cuestión -el huésped- la acompañaba. Y con él, varios fardos, mayormente bolsas de basura industriales. Se llamó al gerente para que le dijera que si no aceptamos mascotas menos íbamos a aceptar aquella cosa pero, en una decisión que todavía hoy no me explico, el jefe le dejó entrar.

Aquella misma tarde -y como haría cada día- salió sobre las seis. Al salir del ascensor vi a un tipo alto, desgarbado, con barba de profeta y greñas que dejarían a Ryan Adams como modelo de Llongueras. Ropas ajadas, mugrientas y llenas de lamparones. Y un hedor a vertedero absolutamente delirante. Cada tarde salía a la misma hora y volvía con una bolsa del super, se atrincheraba en su apartamento -con las persianas cerradas a cal y canto- y durante su estancia no supimos mucho más. Cada tarde que salía tenía que ir Fer, el de mantenimiento, con el bote de ambientador chifs chifs echando a su paso por todo el edificio. En más de una ocasión clientes esperando el ascensor se lo encontraron de frente al abrirse las puertas; recuerdo una familia que se giró hacia mi, preguntándome con la mirada por qué de repente Les Corts se había convertido en Mulholland Drive.

Pero el problema es que el tipo quiso alargar la estancia.
Y el tipo no hablaba.
Por gestos nos lo hizo entender, le dijimos el precio y sacó del bolsillo un puñado de billetes arrugados, roñosos, y los dejó sobre el mostrador. Al devolverle el cambio no quiso cogerlo de mi mano y señaló el mostrador. Le dejé los billetes encima de la mesa y entonces sí los recogió.
Esta extraña e incómoda operación se repitió dos veces más, tantas como veces alargó la estancia.


Pero en estas que, como no dejaba entrar a nadie al apartamento, el jefe se temió que una vez se largara aquello hubiera que clausurarlo para siempre, como una cripta, y me dijo que subiera a decirle que había que hacerle una limpieza a la guarida.
Y en esas que subo y le digo al de mantenimiento que me acompañe, que no me fiaba.
Doce de la mañana o por ahí. Llamo y nada. ring ring. Nada.

Abro la puerta, doy un paso dentro y me encuentro con el apartamento casi sin tocar (toda la mierda la debía tener en la habitación).
En la mesa de la entrada solo había un cuenco enorme lleno de pistachos (ni una cáscara vi) y una Biblia abierta.

Y sobre la encimera de la cocina, unas setenta botellas de Coca Cola vacías, alineadas perfectamente.

Nada más.

Le digo a Fer que entre (mi valentía es legendaria) y en cuanto este llega a medio apartamento se abre el dormitorio y sale como un rayo el alemán, en pelotas y envuelto con una de las sábanas haciendo una toga romana cuasi perfecta. Sin decir ni mu nos hace gestos con la mano de que nos larguemos ya.

Yo: Fer, retirada.


No volvimos a ir más que para dejarle toallas en la puerta y retirar las que dejaba allí (y obviamente incinerarlas), hasta el día que nos hizo entender que se largaba. Llenó el carro portamaletas hasta arriba de toda la mierda que acarreaba, incluyendo todas las botellas (el carro sonaba como las campañas de Santa María) y por primera vez escuché su voz para oírle decir "Taxi"

Con las ganas que tenía de sacármelo de encima llamé a la emisora y pensé qué clase de improperios me iba a dirigir el taxista al ver el cliente que le había conseguido. Por suerte vino un colgao que yo ya conocía y al que se le suda todo. Le dije que le habíamos devuelto 200 ñapos de fianza o sea que llevaba cash pa pagarle. Llenaron el taxi hasta arriba (incluso en el asiento del copiloto) y el mesías germano partió para siempre.

Poco después volvió a venir el taxista y le pregunté, y me dijo que lo había llevado primero a la estación, luego a dos hoteles hasta que en el tercero se quedó.

Unos meses después lo vi pululando, con su bolsa del super, pasado el puente de las vías en mi propia calle.
No lo saludé, la verdad.

Autista escribió:

Eloy escribió:Año 2013, si la memoria no me folla. Llego un día al curro y la compañera me dice "¿sabes que tenemos alojado a un indigente?" Aunque solo llevábamos dos años y poco abiertos cosas como esta empezaban a no parecerme absurdas. De todos modos pensé que exageraba y le pedí más info.

La cosa es que a media mañana se había presentado una mujer con una reserva de booking a nombre de un tipo de Dresden. El tipo en cuestión -el huésped- la acompañaba. Y con él, varios fardos, mayormente bolsas de basura industriales. Se llamó al gerente para que le dijera que si no aceptamos mascotas menos íbamos a aceptar aquella cosa pero, en una decisión que todavía hoy no me explico, el jefe le dejó entrar.

Aquella misma tarde -y como haría cada día- salió sobre las seis. Al salir del ascensor vi a un tipo alto, desgarbado, con barba de profeta y greñas que dejarían a Ryan Adams como modelo de Llongueras. Ropas ajadas, mugrientas y llenas de lamparones. Y un hedor a vertedero absolutamente delirante. Cada tarde salía a la misma hora y volvía con una bolsa del super, se atrincheraba en su apartamento -con las persianas cerradas a cal y canto- y durante su estancia no supimos mucho más. Cada tarde que salía tenía que ir Fer, el de mantenimiento, con el bote de ambientador chifs chifs echando a su paso por todo el edificio. En más de una ocasión clientes esperando el ascensor se lo encontraron de frente al abrirse las puertas; recuerdo una familia que se giró hacia mi, preguntándome con la mirada por qué de repente Les Corts se había convertido en Mulholland Drive.

Pero el problema es que el tipo quiso alargar la estancia.
Y el tipo no hablaba.
Por gestos nos lo hizo entender, le dijimos el precio y sacó del bolsillo un puñado de billetes arrugados, roñosos, y los dejó sobre el mostrador. Al devolverle el cambio no quiso cogerlo de mi mano y señaló el mostrador. Le dejé los billetes encima de la mesa y entonces sí los recogió.
Esta extraña e incómoda operación se repitió dos veces más, tantas como veces alargó la estancia.


Pero en estas que, como no dejaba entrar a nadie al apartamento, el jefe se temió que una vez se largara aquello hubiera que clausurarlo para siempre, como una cripta, y me dijo que subiera a decirle que había que hacerle una limpieza a la guarida.
Y en esas que subo y le digo al de mantenimiento que me acompañe, que no me fiaba.
Doce de la mañana o por ahí. Llamo y nada. ring ring. Nada.

Abro la puerta, doy un paso dentro y me encuentro con el apartamento casi sin tocar (toda la mierda la debía tener en la habitación).
En la mesa de la entrada solo había un cuenco enorme lleno de pistachos (ni una cáscara vi) y una Biblia abierta.

Y sobre la encimera de la cocina, unas setenta botellas de Coca Cola vacías, alineadas perfectamente.

Nada más.

Le digo a Fer que entre (mi valentía es legendaria) y en cuanto este llega a medio apartamento se abre el dormitorio y sale como un rayo el alemán, en pelotas y envuelto con una de las sábanas haciendo una toga romana cuasi perfecta. Sin decir ni mu nos hace gestos con la mano de que nos larguemos ya.

Yo: Fer, retirada.


No volvimos a ir más que para dejarle toallas en la puerta y retirar las que dejaba allí (y obviamente incinerarlas), hasta el día que nos hizo entender que se largaba. Llenó el carro portamaletas hasta arriba de toda la mierda que acarreaba, incluyendo todas las botellas (el carro sonaba como las campañas de Santa María) y por primera vez escuché su voz para oírle decir "Taxi"

Con las ganas que tenía de sacármelo de encima llamé a la emisora y pensé qué clase de improperios me iba a dirigir el taxista al ver el cliente que le había conseguido. Por suerte vino un colgao que yo ya conocía y al que se le suda todo. Le dije que le habíamos devuelto 200 ñapos de fianza o sea que llevaba cash pa pagarle. Llenaron el taxi hasta arriba (incluso en el asiento del copiloto) y el mesías germano partió para siempre.

Poco después volvió a venir el taxista y le pregunté, y me dijo que lo había llevado primero a la estación, luego a dos hoteles hasta que en el tercero se quedó.

Unos meses después lo vi pululando, con su bolsa del super, pasado el puente de las vías en mi propia calle.
No lo saludé, la verdad.

Eso sí, como no hayas escrito relato esta semana vendremos a buscarte y te llevaremos de las orejas.