David Bowie ¨The Next Day¨ 2013. Disco del año?

Sean Flynn escribió:Así que puede que haya gira?

jcboystardust escribió:NOTICIAS FRESCAS;

Como muchos sabeis,Bowie fue el primer artista rock en tener web o "net",a mediados de los 90.
Esa web se mantenía por su club de fans europeos en Amsterdam,del que fui miembro.Incluso en 2006 en el aniversario del club,mayo,estuve por allí en la fiesta e incluso pude pinchar unos 20 minutitos.Sólo había otro español de Barcelona conmigo al que fui perdiendo la pista.
¡Qué reveses tiene el destino!!!!! La web se mantuvo abierta hasta hace UN AÑO!!!!.....aguantando casi 9 años desde su ataque y,creo yo,asumiendo finalmente que no iba a volver,la web desapareció.Yo dejé de recibir información,mails y demás hace casi 2 años.
Y ahora.........EL PUTO MILAGRO!!!!!
Bueno,lo que quería comunicaros a los fans y demás gente que le interese es que recibí hace 3 dias un correo de un amigo inglés que hice en aquella fiesta y por lo que cuenta.......ATENCIÓN!!!........debe conocer a gente cercana a Mike Garson(el gran teclista desde Aladinne Shane(donde se salió) y ha sido el músico más fiel y con continuidad desde entonces de nuestro David.
Al parecer,hay una pequeña luz de esperanza.
A parte del regalazo del disco,que como sabreis saldrá en marzo....(pienso comprar al menos 3 copias,ya que aún no se si ésto es real,que lo es) comentan que podría volver a los escenarios en un digamos,irregular tour,aunque pequeño y fuese en USA...y quizás,acompañado de su familia se atreviese a viajar a Francia o Alemania(lugares siempre fijos para él,a los que adora visitar)
No lo se,no lo se.....aunque fuse un mini tour USA,si es en verano,con vacaciones o en Semana Santa.....PIENSO IR,POR LOS CLAVOS DE CRISTO!!!
Osea,que....A AHORRAR TOCAN!!!!.............Sería una estupenda primera vez para pisar USA,con uno más de muchos motivos.
ESPEREMOS NOTICIAS..........Y HABER SI ALGÚN LOCO SE APUNTA.
Si viniese a Europa(lo dudo muchísimo) como en 2002,iría con el coche tras él.....cual fan trastornado....QUE LE VAMOS A HACER....
A CRUZAR LOS DEDOS.......................Y QUE EL SUEÑO VUELVA A HACERSE REALIDAD!!!!!!!!!!!!!!!!!

sonic buzzard escribió:

jcboystardust escribió:NOTICIAS FRESCAS;

Como muchos sabeis,Bowie fue el primer artista rock en tener web o "net",a mediados de los 90.
Esa web se mantenía por su club de fans europeos en Amsterdam,del que fui miembro.Incluso en 2006 en el aniversario del club,mayo,estuve por allí en la fiesta e incluso pude pinchar unos 20 minutitos.Sólo había otro español de Barcelona conmigo al que fui perdiendo la pista.
¡Qué reveses tiene el destino!!!!! La web se mantuvo abierta hasta hace UN AÑO!!!!.....aguantando casi 9 años desde su ataque y,creo yo,asumiendo finalmente que no iba a volver,la web desapareció.Yo dejé de recibir información,mails y demás hace casi 2 años.
Y ahora.........EL PUTO MILAGRO!!!!!
Bueno,lo que quería comunicaros a los fans y demás gente que le interese es que recibí hace 3 dias un correo de un amigo inglés que hice en aquella fiesta y por lo que cuenta.......ATENCIÓN!!!........debe conocer a gente cercana a Mike Garson(el gran teclista desde Aladinne Shane(donde se salió) y ha sido el músico más fiel y con continuidad desde entonces de nuestro David.
Al parecer,hay una pequeña luz de esperanza.
A parte del regalazo del disco,que como sabreis saldrá en marzo....(pienso comprar al menos 3 copias,ya que aún no se si ésto es real,que lo es) comentan que podría volver a los escenarios en un digamos,irregular tour,aunque pequeño y fuese en USA...y quizás,acompañado de su familia se atreviese a viajar a Francia o Alemania(lugares siempre fijos para él,a los que adora visitar)
No lo se,no lo se.....aunque fuse un mini tour USA,si es en verano,con vacaciones o en Semana Santa.....PIENSO IR,POR LOS CLAVOS DE CRISTO!!!
Osea,que....A AHORRAR TOCAN!!!!.............Sería una estupenda primera vez para pisar USA,con uno más de muchos motivos.
ESPEREMOS NOTICIAS..........Y HABER SI ALGÚN LOCO SE APUNTA.
Si viniese a Europa(lo dudo muchísimo) como en 2002,iría con el coche tras él.....cual fan trastornado....QUE LE VAMOS A HACER....
A CRUZAR LOS DEDOS.......................Y QUE EL SUEÑO VUELVA A HACERSE REALIDAD!!!!!!!!!!!!!!!!!

Pues a cruzar los dedos Jc!!!!

Entonces la web ha renacido de sus cenizas no?? Me alegro tio!

jcboystardust escribió:


Joder,las sorpresas q te depara Youtube................Bowie,gira 2002........en la que estuve en varios shows,pero me perdí ésta rareza

BOWIE VERSIONANDO A NEIL YOUNG CON EL BRUTAL I,LL BE WAITING FOR YOU............DEL PRIMER DISCAZO DE NEIL YOUNG,68.

Por cierto....................No djo de leer noticias de que no habra ni "mini-gira"

Boohan escribió:

jcboystardust escribió:


Joder,las sorpresas q te depara Youtube................Bowie,gira 2002........en la que estuve en varios shows,pero me perdí ésta rareza

BOWIE VERSIONANDO A NEIL YOUNG CON EL BRUTAL I,LL BE WAITING FOR YOU............DEL PRIMER DISCAZO DE NEIL YOUNG,68.

Por cierto....................No djo de leer noticias de que no habra ni "mini-gira"

Yo tampoco conocía esta versión! Gracias por postearla!

David Bowie y las patochadas de la industria

Cualquier fan de Frank Zappa que se precie sabe que David Bowie es gilipollas. Es un hecho incontestable. Porque resulta que, en los años 70, Zappa descubrió a Adrian Belew en un concierto de poca monta y decidió ficharlo para su banda. Poco tiempo después, Bowie se lo quitó a Zappa en sus propias narices. Le birló a Belew, algo que le sentó fatal a Zappa, que lo percibió como una traición, como una maniobra rastrera. La leyenda ya se recrea añadiendo que Zappa se encontró a ambos, a Bowie y a Belew, comiendo en un restaurante mientras negociaban el nuevo fichaje. Belew acabaría recalando, algunos años después, en King Crimson, y Zappa arremetería contra Bowie en su canción “Be in My Video”, un ataque a canciones como “Let’s Dance” o “China Girl” en la venía a dar su opinión: que Bowie sólo sabe hacer el idiota en videoclips chorras y poco más. Vamos, que es gilipollas.

Luego uno va comprobando que esta opinión, lejos de lo que podría parecer, está más o menos asentada. Porque hay más historias que lo confirman, como ésa de fichar a Steve Ray Vaughan para que tocara la guitarra en “Let’s Dance” y luego salir el propio Bowie en el videoclip guitarra en mano y con guantes blancos, lo que provocó que Vaughan lo enviara a la mierda. O el hecho de que le haya negado a Morrisey el permiso para usar una fotografía de ambos como portada de un single. Este último hecho ya es más reciente, sucedió hace pocas semanas. Historias y anecdotillas del folklore del rock que vuelven a tener vigencia tras el anuncio de la vuelta del “Duque blanco” (hay que ser cursi para adoptar ese apodo) al negocio. Y lo hace con un disco titulado The Next Day que verá la luz el próximo mes. Como anticipo, hace poco dio a conocer, por sorpresa, el vídeo de una de las canciones, “Where Are We Now?”

La estrategia es bien conocida: se retira al artista de los escenarios durante unos cuantos años. Se le aparta totalmente, ocultando cualquier aspecto de su situación actual, favoreciendo la aparición de rumores (que si está enfermo, que si se va a morir, que si deja la música) y alimentando, por lo tanto, un cierto interés morboso. De repente, el artista ha desaparecido totalmente, como si fuera Greta Garbo, la actriz que estuvo más de cincuenta años totalmente escondida, en paradero desconocido. Después y sin avisar, vuelve a salir con un disco para desmentir todos los rumores. Para entonces, ya todo el mundo quiere poseer a Bowie, quiere su disco, quiere verle en directo porque se ha generado la necesidad: como puede que Bowie enferme y se muera, igual estamos ante la última oportunidad de verle y hay que decir en el futuro que nosotros también estuvimos allí. De esta idea de “igual ésta es la última ocasión” llevan viviendo los Rolling Stones más de dos décadas.

A todo ello hay que añadirle un calendario perfectamente calculado de reediciones. Hay que conmemorar casi cada año la grabación de Ziggy Stardust. O este año hay que sacar un disco que celebre los 40 años transcurridos desde la publicación de Aladdin Sane. En 2003 ya se editó un doble álbum conmemorativo porque se cumplían 30 años. Dentro de otros diez, sacarán un blu-ray triple con nuevas demos, extras y pedorretas de las sesiones de grabación. Y así la rueda puede seguir girando porque tenemos un artista que cumple con todo el ritual marcado por la industria: por un lado, un tipo que saca discos nuevos, un creador que edita nuevo material. Da igual que lo nuevo sea un coñazo, como los discos de Bob Dylan de los últimos 15 años. Porque, por el otro lado, el artista es también un auténtico clásico del que se puede seguir sacando tajada. Además, se le pueden añadir más cosas a este revival de resurrección: que si una película de la BBC, que si una versión de Beck para anunciar coches, todo lo que se ocurra.

El problema es que esta estrategia de marketing funcionaba muy bien antes, pero ya es algo insuficiente. Porque antes había revistas “especializadas” y periodistas a sueldo de los grandes sellos que ponían por las nubes lo que había que vender en ese momento. Es lo que explica esa persistencia en intentar vender los nuevos discos de Dylan como obras importantes. Pero eso ya no cuela. Y no cuela porque cada vez hay menos revistas que encima van perdiendo relevancia. Tampoco quedan ya periodistas que sienten cátedra, y ya no tienen calado sus opiniones. Porque, en definitiva, ya ni existe industria musical. Ya no se venden discos, las tarifas publicitarias en los medios de comunicación son ridículas (incluso en los medios generalistas importantes) y cada vez se asiste menos a los conciertos, que había sido la última estrategia desesperada de una industria totalmente desnortada. Por no haber, no hay en la actualidad súpergrupos de esos que convocan multitudes a millones: el último fue U2.

En definitiva, que ahora da igual que seas Bowie y que salgas en la portada de Rolling Stone. Porque sí, se te hace mucho caso a tu vuelta a la música cuando lo anuncias pero, una semana después, ya ha desaparecido todo el interés. Te puedes encontrar hasta críticas negativas pero ni siquiera furibundas, sino hablando del artista como alguien desangelado, como diciendo que no vale la pena nada de lo que está sucediendo en la actualidad. Con todo, la estrategia sigue adelante, y ya han empezado los rumores para tantear el ambiente, para ver si habría demanda suficiente para una gira de conciertos. Eso sí, de haberla será para dejarse ver y punto. Hasta en eso ha perdido glamour la industria del rock: ni siquiera salen ya anécdotas como aquellas comidas secretas para robarse músicos unos a otros. Será porque Frank Zappa se fue y nos dejó aquí a todos los gilipollas.

http://www.lapaginadefinitiva.com/2013/02/16/david-bowie-y-las-patochadas-de-la-industria/

DoginthePark escribió:Gerry Leonard, guitarrista y director musical de la banda de Bowie, dice ahora que las posibilidades de gira son un 50% (¡!).

Traducción libre: "a veces estábamos tocando algo cojonudo y decía "esto quedará muy bien en directo" para sorpresa de todos. Otras ponía los ojos en blanco cuando escuchaba la palabra directo".

Leonard, además, insinúa que habrá un próximo disco, puesto que Bowie vuelve a estar en un estado muy prolífico. ¡¡¡Vivaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

http://www.rollingstone.com/music/news/david-bowie-guitarist-gerry-leonard-odds-of-a-tour-are-50-50-20130220

Phishead escribió:

David Bowie y las patochadas de la industria

Cualquier fan de Frank Zappa que se precie sabe que David Bowie es gilipollas. Es un hecho incontestable. Porque resulta que, en los años 70, Zappa descubrió a Adrian Belew en un concierto de poca monta y decidió ficharlo para su banda. Poco tiempo después, Bowie se lo quitó a Zappa en sus propias narices. Le birló a Belew, algo que le sentó fatal a Zappa, que lo percibió como una traición, como una maniobra rastrera. La leyenda ya se recrea añadiendo que Zappa se encontró a ambos, a Bowie y a Belew, comiendo en un restaurante mientras negociaban el nuevo fichaje. Belew acabaría recalando, algunos años después, en King Crimson, y Zappa arremetería contra Bowie en su canción “Be in My Video”, un ataque a canciones como “Let’s Dance” o “China Girl” en la venía a dar su opinión: que Bowie sólo sabe hacer el idiota en videoclips chorras y poco más. Vamos, que es gilipollas.

Luego uno va comprobando que esta opinión, lejos de lo que podría parecer, está más o menos asentada. Porque hay más historias que lo confirman, como ésa de fichar a Steve Ray Vaughan para que tocara la guitarra en “Let’s Dance” y luego salir el propio Bowie en el videoclip guitarra en mano y con guantes blancos, lo que provocó que Vaughan lo enviara a la mierda. O el hecho de que le haya negado a Morrisey el permiso para usar una fotografía de ambos como portada de un single. Este último hecho ya es más reciente, sucedió hace pocas semanas. Historias y anecdotillas del folklore del rock que vuelven a tener vigencia tras el anuncio de la vuelta del “Duque blanco” (hay que ser cursi para adoptar ese apodo) al negocio. Y lo hace con un disco titulado The Next Day que verá la luz el próximo mes. Como anticipo, hace poco dio a conocer, por sorpresa, el vídeo de una de las canciones, “Where Are We Now?”

La estrategia es bien conocida: se retira al artista de los escenarios durante unos cuantos años. Se le aparta totalmente, ocultando cualquier aspecto de su situación actual, favoreciendo la aparición de rumores (que si está enfermo, que si se va a morir, que si deja la música) y alimentando, por lo tanto, un cierto interés morboso. De repente, el artista ha desaparecido totalmente, como si fuera Greta Garbo, la actriz que estuvo más de cincuenta años totalmente escondida, en paradero desconocido. Después y sin avisar, vuelve a salir con un disco para desmentir todos los rumores. Para entonces, ya todo el mundo quiere poseer a Bowie, quiere su disco, quiere verle en directo porque se ha generado la necesidad: como puede que Bowie enferme y se muera, igual estamos ante la última oportunidad de verle y hay que decir en el futuro que nosotros también estuvimos allí. De esta idea de “igual ésta es la última ocasión” llevan viviendo los Rolling Stones más de dos décadas.

A todo ello hay que añadirle un calendario perfectamente calculado de reediciones. Hay que conmemorar casi cada año la grabación de Ziggy Stardust. O este año hay que sacar un disco que celebre los 40 años transcurridos desde la publicación de Aladdin Sane. En 2003 ya se editó un doble álbum conmemorativo porque se cumplían 30 años. Dentro de otros diez, sacarán un blu-ray triple con nuevas demos, extras y pedorretas de las sesiones de grabación. Y así la rueda puede seguir girando porque tenemos un artista que cumple con todo el ritual marcado por la industria: por un lado, un tipo que saca discos nuevos, un creador que edita nuevo material. Da igual que lo nuevo sea un coñazo, como los discos de Bob Dylan de los últimos 15 años. Porque, por el otro lado, el artista es también un auténtico clásico del que se puede seguir sacando tajada. Además, se le pueden añadir más cosas a este revival de resurrección: que si una película de la BBC, que si una versión de Beck para anunciar coches, todo lo que se ocurra.

El problema es que esta estrategia de marketing funcionaba muy bien antes, pero ya es algo insuficiente. Porque antes había revistas “especializadas” y periodistas a sueldo de los grandes sellos que ponían por las nubes lo que había que vender en ese momento. Es lo que explica esa persistencia en intentar vender los nuevos discos de Dylan como obras importantes. Pero eso ya no cuela. Y no cuela porque cada vez hay menos revistas que encima van perdiendo relevancia. Tampoco quedan ya periodistas que sienten cátedra, y ya no tienen calado sus opiniones. Porque, en definitiva, ya ni existe industria musical. Ya no se venden discos, las tarifas publicitarias en los medios de comunicación son ridículas (incluso en los medios generalistas importantes) y cada vez se asiste menos a los conciertos, que había sido la última estrategia desesperada de una industria totalmente desnortada. Por no haber, no hay en la actualidad súpergrupos de esos que convocan multitudes a millones: el último fue U2.

En definitiva, que ahora da igual que seas Bowie y que salgas en la portada de Rolling Stone. Porque sí, se te hace mucho caso a tu vuelta a la música cuando lo anuncias pero, una semana después, ya ha desaparecido todo el interés. Te puedes encontrar hasta críticas negativas pero ni siquiera furibundas, sino hablando del artista como alguien desangelado, como diciendo que no vale la pena nada de lo que está sucediendo en la actualidad. Con todo, la estrategia sigue adelante, y ya han empezado los rumores para tantear el ambiente, para ver si habría demanda suficiente para una gira de conciertos. Eso sí, de haberla será para dejarse ver y punto. Hasta en eso ha perdido glamour la industria del rock: ni siquiera salen ya anécdotas como aquellas comidas secretas para robarse músicos unos a otros. Será porque Frank Zappa se fue y nos dejó aquí a todos los gilipollas.

http://www.lapaginadefinitiva.com/2013/02/16/david-bowie-y-las-patochadas-de-la-industria/

RandolphCarter escribió:

Phishead escribió:

David Bowie y las patochadas de la industria

Cualquier fan de Frank Zappa que se precie sabe que David Bowie es gilipollas. Es un hecho incontestable. Porque resulta que, en los años 70, Zappa descubrió a Adrian Belew en un concierto de poca monta y decidió ficharlo para su banda. Poco tiempo después, Bowie se lo quitó a Zappa en sus propias narices. Le birló a Belew, algo que le sentó fatal a Zappa, que lo percibió como una traición, como una maniobra rastrera. La leyenda ya se recrea añadiendo que Zappa se encontró a ambos, a Bowie y a Belew, comiendo en un restaurante mientras negociaban el nuevo fichaje. Belew acabaría recalando, algunos años después, en King Crimson, y Zappa arremetería contra Bowie en su canción “Be in My Video”, un ataque a canciones como “Let’s Dance” o “China Girl” en la venía a dar su opinión: que Bowie sólo sabe hacer el idiota en videoclips chorras y poco más. Vamos, que es gilipollas.

Luego uno va comprobando que esta opinión, lejos de lo que podría parecer, está más o menos asentada. Porque hay más historias que lo confirman, como ésa de fichar a Steve Ray Vaughan para que tocara la guitarra en “Let’s Dance” y luego salir el propio Bowie en el videoclip guitarra en mano y con guantes blancos, lo que provocó que Vaughan lo enviara a la mierda. O el hecho de que le haya negado a Morrisey el permiso para usar una fotografía de ambos como portada de un single. Este último hecho ya es más reciente, sucedió hace pocas semanas. Historias y anecdotillas del folklore del rock que vuelven a tener vigencia tras el anuncio de la vuelta del “Duque blanco” (hay que ser cursi para adoptar ese apodo) al negocio. Y lo hace con un disco titulado The Next Day que verá la luz el próximo mes. Como anticipo, hace poco dio a conocer, por sorpresa, el vídeo de una de las canciones, “Where Are We Now?”

La estrategia es bien conocida: se retira al artista de los escenarios durante unos cuantos años. Se le aparta totalmente, ocultando cualquier aspecto de su situación actual, favoreciendo la aparición de rumores (que si está enfermo, que si se va a morir, que si deja la música) y alimentando, por lo tanto, un cierto interés morboso. De repente, el artista ha desaparecido totalmente, como si fuera Greta Garbo, la actriz que estuvo más de cincuenta años totalmente escondida, en paradero desconocido. Después y sin avisar, vuelve a salir con un disco para desmentir todos los rumores. Para entonces, ya todo el mundo quiere poseer a Bowie, quiere su disco, quiere verle en directo porque se ha generado la necesidad: como puede que Bowie enferme y se muera, igual estamos ante la última oportunidad de verle y hay que decir en el futuro que nosotros también estuvimos allí. De esta idea de “igual ésta es la última ocasión” llevan viviendo los Rolling Stones más de dos décadas.

A todo ello hay que añadirle un calendario perfectamente calculado de reediciones. Hay que conmemorar casi cada año la grabación de Ziggy Stardust. O este año hay que sacar un disco que celebre los 40 años transcurridos desde la publicación de Aladdin Sane. En 2003 ya se editó un doble álbum conmemorativo porque se cumplían 30 años. Dentro de otros diez, sacarán un blu-ray triple con nuevas demos, extras y pedorretas de las sesiones de grabación. Y así la rueda puede seguir girando porque tenemos un artista que cumple con todo el ritual marcado por la industria: por un lado, un tipo que saca discos nuevos, un creador que edita nuevo material. Da igual que lo nuevo sea un coñazo, como los discos de Bob Dylan de los últimos 15 años. Porque, por el otro lado, el artista es también un auténtico clásico del que se puede seguir sacando tajada. Además, se le pueden añadir más cosas a este revival de resurrección: que si una película de la BBC, que si una versión de Beck para anunciar coches, todo lo que se ocurra.

El problema es que esta estrategia de marketing funcionaba muy bien antes, pero ya es algo insuficiente. Porque antes había revistas “especializadas” y periodistas a sueldo de los grandes sellos que ponían por las nubes lo que había que vender en ese momento. Es lo que explica esa persistencia en intentar vender los nuevos discos de Dylan como obras importantes. Pero eso ya no cuela. Y no cuela porque cada vez hay menos revistas que encima van perdiendo relevancia. Tampoco quedan ya periodistas que sienten cátedra, y ya no tienen calado sus opiniones. Porque, en definitiva, ya ni existe industria musical. Ya no se venden discos, las tarifas publicitarias en los medios de comunicación son ridículas (incluso en los medios generalistas importantes) y cada vez se asiste menos a los conciertos, que había sido la última estrategia desesperada de una industria totalmente desnortada. Por no haber, no hay en la actualidad súpergrupos de esos que convocan multitudes a millones: el último fue U2.

En definitiva, que ahora da igual que seas Bowie y que salgas en la portada de Rolling Stone. Porque sí, se te hace mucho caso a tu vuelta a la música cuando lo anuncias pero, una semana después, ya ha desaparecido todo el interés. Te puedes encontrar hasta críticas negativas pero ni siquiera furibundas, sino hablando del artista como alguien desangelado, como diciendo que no vale la pena nada de lo que está sucediendo en la actualidad. Con todo, la estrategia sigue adelante, y ya han empezado los rumores para tantear el ambiente, para ver si habría demanda suficiente para una gira de conciertos. Eso sí, de haberla será para dejarse ver y punto. Hasta en eso ha perdido glamour la industria del rock: ni siquiera salen ya anécdotas como aquellas comidas secretas para robarse músicos unos a otros. Será porque Frank Zappa se fue y nos dejó aquí a todos los gilipollas.

http://www.lapaginadefinitiva.com/2013/02/16/david-bowie-y-las-patochadas-de-la-industria/

Tiene su gracia el texto, pero para mí no tiene mucho fundamento. Eso de retirarse de los escenarios durante años como estrategia de marketing me parece una estupidez, siempre sacarás más réditos con la maquinaria en marcha, no me jodas. Si Bowie lleva tanto tiempo apartado es porque le sale de las pelotas y punto: está forradísimo, aburrido del negocio musical, tiene otras inquietudes artísticas y lo más importante, ya no tiene que demostrarle nada a nadie. Ni siquiera a sí mismo.

No sé, me parece el típico redactado de un mindundi que busca martillear al ídolo con cualquier pretexto (hasta se mete con su apodo del duque blanco ) para hacerse notar e iluminarnos con LA VERDAD: Bowie es gilipollas. Pues vale chato, pero ese gilipollas ha parido algunos de los mejores discos de la historia mientras que a tí te va a recordar tu madre porque te ha parido. Y viva Zappa.

DarthMercury escribió:

RandolphCarter escribió:

Phishead escribió:

David Bowie y las patochadas de la industria

Cualquier fan de Frank Zappa que se precie sabe que David Bowie es gilipollas. Es un hecho incontestable. Porque resulta que, en los años 70, Zappa descubrió a Adrian Belew en un concierto de poca monta y decidió ficharlo para su banda. Poco tiempo después, Bowie se lo quitó a Zappa en sus propias narices. Le birló a Belew, algo que le sentó fatal a Zappa, que lo percibió como una traición, como una maniobra rastrera. La leyenda ya se recrea añadiendo que Zappa se encontró a ambos, a Bowie y a Belew, comiendo en un restaurante mientras negociaban el nuevo fichaje. Belew acabaría recalando, algunos años después, en King Crimson, y Zappa arremetería contra Bowie en su canción “Be in My Video”, un ataque a canciones como “Let’s Dance” o “China Girl” en la venía a dar su opinión: que Bowie sólo sabe hacer el idiota en videoclips chorras y poco más. Vamos, que es gilipollas.

Luego uno va comprobando que esta opinión, lejos de lo que podría parecer, está más o menos asentada. Porque hay más historias que lo confirman, como ésa de fichar a Steve Ray Vaughan para que tocara la guitarra en “Let’s Dance” y luego salir el propio Bowie en el videoclip guitarra en mano y con guantes blancos, lo que provocó que Vaughan lo enviara a la mierda. O el hecho de que le haya negado a Morrisey el permiso para usar una fotografía de ambos como portada de un single. Este último hecho ya es más reciente, sucedió hace pocas semanas. Historias y anecdotillas del folklore del rock que vuelven a tener vigencia tras el anuncio de la vuelta del “Duque blanco” (hay que ser cursi para adoptar ese apodo) al negocio. Y lo hace con un disco titulado The Next Day que verá la luz el próximo mes. Como anticipo, hace poco dio a conocer, por sorpresa, el vídeo de una de las canciones, “Where Are We Now?”

La estrategia es bien conocida: se retira al artista de los escenarios durante unos cuantos años. Se le aparta totalmente, ocultando cualquier aspecto de su situación actual, favoreciendo la aparición de rumores (que si está enfermo, que si se va a morir, que si deja la música) y alimentando, por lo tanto, un cierto interés morboso. De repente, el artista ha desaparecido totalmente, como si fuera Greta Garbo, la actriz que estuvo más de cincuenta años totalmente escondida, en paradero desconocido. Después y sin avisar, vuelve a salir con un disco para desmentir todos los rumores. Para entonces, ya todo el mundo quiere poseer a Bowie, quiere su disco, quiere verle en directo porque se ha generado la necesidad: como puede que Bowie enferme y se muera, igual estamos ante la última oportunidad de verle y hay que decir en el futuro que nosotros también estuvimos allí. De esta idea de “igual ésta es la última ocasión” llevan viviendo los Rolling Stones más de dos décadas.

A todo ello hay que añadirle un calendario perfectamente calculado de reediciones. Hay que conmemorar casi cada año la grabación de Ziggy Stardust. O este año hay que sacar un disco que celebre los 40 años transcurridos desde la publicación de Aladdin Sane. En 2003 ya se editó un doble álbum conmemorativo porque se cumplían 30 años. Dentro de otros diez, sacarán un blu-ray triple con nuevas demos, extras y pedorretas de las sesiones de grabación. Y así la rueda puede seguir girando porque tenemos un artista que cumple con todo el ritual marcado por la industria: por un lado, un tipo que saca discos nuevos, un creador que edita nuevo material. Da igual que lo nuevo sea un coñazo, como los discos de Bob Dylan de los últimos 15 años. Porque, por el otro lado, el artista es también un auténtico clásico del que se puede seguir sacando tajada. Además, se le pueden añadir más cosas a este revival de resurrección: que si una película de la BBC, que si una versión de Beck para anunciar coches, todo lo que se ocurra.

El problema es que esta estrategia de marketing funcionaba muy bien antes, pero ya es algo insuficiente. Porque antes había revistas “especializadas” y periodistas a sueldo de los grandes sellos que ponían por las nubes lo que había que vender en ese momento. Es lo que explica esa persistencia en intentar vender los nuevos discos de Dylan como obras importantes. Pero eso ya no cuela. Y no cuela porque cada vez hay menos revistas que encima van perdiendo relevancia. Tampoco quedan ya periodistas que sienten cátedra, y ya no tienen calado sus opiniones. Porque, en definitiva, ya ni existe industria musical. Ya no se venden discos, las tarifas publicitarias en los medios de comunicación son ridículas (incluso en los medios generalistas importantes) y cada vez se asiste menos a los conciertos, que había sido la última estrategia desesperada de una industria totalmente desnortada. Por no haber, no hay en la actualidad súpergrupos de esos que convocan multitudes a millones: el último fue U2.

En definitiva, que ahora da igual que seas Bowie y que salgas en la portada de Rolling Stone. Porque sí, se te hace mucho caso a tu vuelta a la música cuando lo anuncias pero, una semana después, ya ha desaparecido todo el interés. Te puedes encontrar hasta críticas negativas pero ni siquiera furibundas, sino hablando del artista como alguien desangelado, como diciendo que no vale la pena nada de lo que está sucediendo en la actualidad. Con todo, la estrategia sigue adelante, y ya han empezado los rumores para tantear el ambiente, para ver si habría demanda suficiente para una gira de conciertos. Eso sí, de haberla será para dejarse ver y punto. Hasta en eso ha perdido glamour la industria del rock: ni siquiera salen ya anécdotas como aquellas comidas secretas para robarse músicos unos a otros. Será porque Frank Zappa se fue y nos dejó aquí a todos los gilipollas.

http://www.lapaginadefinitiva.com/2013/02/16/david-bowie-y-las-patochadas-de-la-industria/

Tiene su gracia el texto, pero para mí no tiene mucho fundamento. Eso de retirarse de los escenarios durante años como estrategia de marketing me parece una estupidez, siempre sacarás más réditos con la maquinaria en marcha, no me jodas. Si Bowie lleva tanto tiempo apartado es porque le sale de las pelotas y punto: está forradísimo, aburrido del negocio musical, tiene otras inquietudes artísticas y lo más importante, ya no tiene que demostrarle nada a nadie. Ni siquiera a sí mismo.

No sé, me parece el típico redactado de un mindundi que busca martillear al ídolo con cualquier pretexto (hasta se mete con su apodo del duque blanco ) para hacerse notar e iluminarnos con LA VERDAD: Bowie es gilipollas. Pues vale chato, pero ese gilipollas ha parido algunos de los mejores discos de la historia mientras que a tí te va a recordar tu madre porque te ha parido. Y viva Zappa.

Que Bowie le robaba ideas hasta a su madre si le parecían buenas es más que sabido. Pero a estas alturas no creo que esté para calculados planes de márketing. Simplemente ha estado unos años disfrutando de su vida personal (normal también estando forrado, ¿no?) y ahora le apetece volver y ya está.

Y fijo que Bowie es el primero que sabe que tal como están las cosas sus discos no van a vender millones de copias, caray. Pero este hombre siempre ha conjugado dominio de la industria (la que ya no existe) con una visión artística de su obra. Y gilipollas o no a estas alturas no tiene nada que demostrar. Y menos al primero que suelta una parida-boutade en internet para hacerse el listo en plan 'a mi no me la dan con queso que aquí hay una estrategia de márketing detrás, que yo no soy tonto'. La verdad es que estar con eso a estas alturas de la película sí que está totalmente pasado.

wakam escribió:no habéis puesto el video, no?

Joseba escribió:

DarthMercury escribió:

RandolphCarter escribió:

Phishead escribió:

David Bowie y las patochadas de la industria

Cualquier fan de Frank Zappa que se precie sabe que David Bowie es gilipollas. Es un hecho incontestable. Porque resulta que, en los años 70, Zappa descubrió a Adrian Belew en un concierto de poca monta y decidió ficharlo para su banda. Poco tiempo después, Bowie se lo quitó a Zappa en sus propias narices. Le birló a Belew, algo que le sentó fatal a Zappa, que lo percibió como una traición, como una maniobra rastrera. La leyenda ya se recrea añadiendo que Zappa se encontró a ambos, a Bowie y a Belew, comiendo en un restaurante mientras negociaban el nuevo fichaje. Belew acabaría recalando, algunos años después, en King Crimson, y Zappa arremetería contra Bowie en su canción “Be in My Video”, un ataque a canciones como “Let’s Dance” o “China Girl” en la venía a dar su opinión: que Bowie sólo sabe hacer el idiota en videoclips chorras y poco más. Vamos, que es gilipollas.

Luego uno va comprobando que esta opinión, lejos de lo que podría parecer, está más o menos asentada. Porque hay más historias que lo confirman, como ésa de fichar a Steve Ray Vaughan para que tocara la guitarra en “Let’s Dance” y luego salir el propio Bowie en el videoclip guitarra en mano y con guantes blancos, lo que provocó que Vaughan lo enviara a la mierda. O el hecho de que le haya negado a Morrisey el permiso para usar una fotografía de ambos como portada de un single. Este último hecho ya es más reciente, sucedió hace pocas semanas. Historias y anecdotillas del folklore del rock que vuelven a tener vigencia tras el anuncio de la vuelta del “Duque blanco” (hay que ser cursi para adoptar ese apodo) al negocio. Y lo hace con un disco titulado The Next Day que verá la luz el próximo mes. Como anticipo, hace poco dio a conocer, por sorpresa, el vídeo de una de las canciones, “Where Are We Now?”

La estrategia es bien conocida: se retira al artista de los escenarios durante unos cuantos años. Se le aparta totalmente, ocultando cualquier aspecto de su situación actual, favoreciendo la aparición de rumores (que si está enfermo, que si se va a morir, que si deja la música) y alimentando, por lo tanto, un cierto interés morboso. De repente, el artista ha desaparecido totalmente, como si fuera Greta Garbo, la actriz que estuvo más de cincuenta años totalmente escondida, en paradero desconocido. Después y sin avisar, vuelve a salir con un disco para desmentir todos los rumores. Para entonces, ya todo el mundo quiere poseer a Bowie, quiere su disco, quiere verle en directo porque se ha generado la necesidad: como puede que Bowie enferme y se muera, igual estamos ante la última oportunidad de verle y hay que decir en el futuro que nosotros también estuvimos allí. De esta idea de “igual ésta es la última ocasión” llevan viviendo los Rolling Stones más de dos décadas.

A todo ello hay que añadirle un calendario perfectamente calculado de reediciones. Hay que conmemorar casi cada año la grabación de Ziggy Stardust. O este año hay que sacar un disco que celebre los 40 años transcurridos desde la publicación de Aladdin Sane. En 2003 ya se editó un doble álbum conmemorativo porque se cumplían 30 años. Dentro de otros diez, sacarán un blu-ray triple con nuevas demos, extras y pedorretas de las sesiones de grabación. Y así la rueda puede seguir girando porque tenemos un artista que cumple con todo el ritual marcado por la industria: por un lado, un tipo que saca discos nuevos, un creador que edita nuevo material. Da igual que lo nuevo sea un coñazo, como los discos de Bob Dylan de los últimos 15 años. Porque, por el otro lado, el artista es también un auténtico clásico del que se puede seguir sacando tajada. Además, se le pueden añadir más cosas a este revival de resurrección: que si una película de la BBC, que si una versión de Beck para anunciar coches, todo lo que se ocurra.

El problema es que esta estrategia de marketing funcionaba muy bien antes, pero ya es algo insuficiente. Porque antes había revistas “especializadas” y periodistas a sueldo de los grandes sellos que ponían por las nubes lo que había que vender en ese momento. Es lo que explica esa persistencia en intentar vender los nuevos discos de Dylan como obras importantes. Pero eso ya no cuela. Y no cuela porque cada vez hay menos revistas que encima van perdiendo relevancia. Tampoco quedan ya periodistas que sienten cátedra, y ya no tienen calado sus opiniones. Porque, en definitiva, ya ni existe industria musical. Ya no se venden discos, las tarifas publicitarias en los medios de comunicación son ridículas (incluso en los medios generalistas importantes) y cada vez se asiste menos a los conciertos, que había sido la última estrategia desesperada de una industria totalmente desnortada. Por no haber, no hay en la actualidad súpergrupos de esos que convocan multitudes a millones: el último fue U2.

En definitiva, que ahora da igual que seas Bowie y que salgas en la portada de Rolling Stone. Porque sí, se te hace mucho caso a tu vuelta a la música cuando lo anuncias pero, una semana después, ya ha desaparecido todo el interés. Te puedes encontrar hasta críticas negativas pero ni siquiera furibundas, sino hablando del artista como alguien desangelado, como diciendo que no vale la pena nada de lo que está sucediendo en la actualidad. Con todo, la estrategia sigue adelante, y ya han empezado los rumores para tantear el ambiente, para ver si habría demanda suficiente para una gira de conciertos. Eso sí, de haberla será para dejarse ver y punto. Hasta en eso ha perdido glamour la industria del rock: ni siquiera salen ya anécdotas como aquellas comidas secretas para robarse músicos unos a otros. Será porque Frank Zappa se fue y nos dejó aquí a todos los gilipollas.

http://www.lapaginadefinitiva.com/2013/02/16/david-bowie-y-las-patochadas-de-la-industria/

Tiene su gracia el texto, pero para mí no tiene mucho fundamento. Eso de retirarse de los escenarios durante años como estrategia de marketing me parece una estupidez, siempre sacarás más réditos con la maquinaria en marcha, no me jodas. Si Bowie lleva tanto tiempo apartado es porque le sale de las pelotas y punto: está forradísimo, aburrido del negocio musical, tiene otras inquietudes artísticas y lo más importante, ya no tiene que demostrarle nada a nadie. Ni siquiera a sí mismo.

No sé, me parece el típico redactado de un mindundi que busca martillear al ídolo con cualquier pretexto (hasta se mete con su apodo del duque blanco ) para hacerse notar e iluminarnos con LA VERDAD: Bowie es gilipollas. Pues vale chato, pero ese gilipollas ha parido algunos de los mejores discos de la historia mientras que a tí te va a recordar tu madre porque te ha parido. Y viva Zappa.

Que Bowie le robaba ideas hasta a su madre si le parecían buenas es más que sabido. Pero a estas alturas no creo que esté para calculados planes de márketing. Simplemente ha estado unos años disfrutando de su vida personal (normal también estando forrado, ¿no?) y ahora le apetece volver y ya está.

Y fijo que Bowie es el primero que sabe que tal como están las cosas sus discos no van a vender millones de copias, caray. Pero este hombre siempre ha conjugado dominio de la industria (la que ya no existe) con una visión artística de su obra. Y gilipollas o no a estas alturas no tiene nada que demostrar. Y menos al primero que suelta una parida-boutade en internet para hacerse el listo en plan 'a mi no me la dan con queso que aquí hay una estrategia de márketing detrás, que yo no soy tonto'. La verdad es que estar con eso a estas alturas de la película sí que está totalmente pasado.

Ya solo con haber dicho que los discos de Dylan de los últimos 15 años son un coñazo, el redactor deja claro quien es el verdadero gilipollas.

wakam escribió:no habéis puesto el video, no?

Attikus escribió:

wakam escribió:no habéis puesto el video, no?

Muy Lynch, no?

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wakam escribió:es que dirige Lynch, con seudónimo.

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wakam escribió:no habéis puesto el video, no?

elway escribió:El disco pintaza

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wakam escribió:por cierto...

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Evil Elvis escribió:Por donde empezar con la discografia de Bowie? Recomendaciones?

wakam escribió:Life on Mars posiblemente sea mi tema favorito de Bowie.

AladdinSane escribió:Tengo una gran debilidad por "Always crashing in the same car", del Low -qué discazo- y "Word on wing", del "Station to Station".

Evil Elvis escribió:Por donde empezar con la discografia de Bowie? Recomendaciones?